BE FRIENDLY ELIZABETH SALIM Egresada de Diseño Industrial (LDI) Tecnológico de Monterrey Influencers, una conexión humana La nueva era de la teología digital ha llegado y forma parte de la estructura humana la 4ta revolución industrial. Nuestro smartphone se convirtió en una extensión de nuestro cuerpo. Desde las redes emergieron personas que reconfiguran nuestros deseos, nuestro consumo y hasta nuestra visión de la vida. Y éstos fueron llamados influencers. Likes y followers como un sistema de posicionamiento social y monetización de la imagen es el nuevo mercado de jóvenes, que a través de las redes nos venden un estilo de vida envidiable del influencer específico. Los hay de todo tipo: desde Street Style, Luxury, Fashion, Make up, comida, viajes, música. Es diversa la cantidad de personajes e intereses. Sin embargo no todo es tan perfecto como lo vemos. La exposición constante, aunque parezca divertida, en realidad canibaliza el sentido de la experiencia, tanto del mismo influencer como el de sus seguidores, puesto que no todos logran monetizar y convertir en ingresos su exposición en redes sociales. La idea de los influencers surgió como la exposición de un estilo de vida natural y asequible de personas reales recomendando productos y experiencias probados por ellos. En efecto, el contexto humano no prefabricado y genuino es lo que lo volvía valioso, pero con el paso del tiempo y su evolución natural, avanzó hacia la fabricación estratégica. Para su venta comercial se volvió una estrategia de marketing fundamentada en el control de consumo de nichos jóvenes. La idea de la perfección se ve reflejada en la ansiedad y depresión de una generación joven y las generaciones venideras, pues, entre más aspiracional es una imagen, es más atractiva y más difícil de alcanzar. Pero entre menos alcanzable, la frustración se incrementa. Finalmente terminamos comprando productos de consumo rápido conforme a nuestra realidad, que si bien aportan a la economía, modifican la percepción personal de cada individuo. Hoy en día el quererte a tí mismo es un acto de rebeldía ante una sociedad que te enseña a odiarte para que consumas más. Me gusta pensar en los microinfluencers e influencers digitales como Punks futuristas que vienen a derribar las ideas que nos venden de manera furtiva. Los microinfluencers son estas personas con sentido de liderazgo innato, que tienen la capacidad de influir en las personas no de manera masiva, sino de manera interpersonal, creando comunidades pequeñas, pero activas. Por último existen influencers digitales como Lil Miquela, que son animaciones donde se refleja el trabajo creativo de un equipo para darle vida a un personaje que conservan la visión del lifestyle, pero presentan belleza atípica que busca exponer la diversidad y de personas de todo el mundo. El éxito en este medio no debería basarse en la cantidad de followers y likes de los influencers, sino por la empatía que se logra en las marcas, basado en una visión genuina. PAG 06 MAYO <strong>2019</strong> www.juntosgacetamercantil.com
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