The Red Bulletin Mayo 2019

En una piscina privada en Canary Wharf, en Londres, el
Adam Peaty se desplaza por el agua como un torpedo
humano. Para la mayoría de los nadadores, el pecho es
una brazada relajada para las playas y en las fiestas
en albercas, pero Peaty hizo del estilo un arma. Sus
pies talla 12 y sus piernas hiperflexibles azotan como
hélices giratorias mientras que sus bíceps de 38 cm y
sus 117 cm de pecho bombean el agua alrededor de
su cuerpo con una potencia implacable y mecanizada.
De cerca, es un espectáculo devastador de agresión
atlética. Pero la fortaleza física de Peaty tiene
como contraparte una estrategia mental igualmente
potente: identificar tu mejor talento y llevarlo a nuevos
límites. Es por eso que su brazo izquierdo tiene
tatuadas imágenes de un león rugiendo y Poseidón,
dios griego del mar: símbolos de guerrero que
representan su cacería valiente de dominio mundial
e inmortalidad deportiva.
Peaty es el Usain Bolt del mundo de la natación:
un talento superhumano cuyos récords redefinen los
límites del potencial humano. El campeón olímpico
de 100 m de nado de pecho y ganador de cinco
títulos mundiales ya rompió cuatro veces el récord
mundial de 100 m de pecho, la más reciente, en el
Campeonato Europeo, en agosto, cuando obtuvo
un sorprendente nuevo tiempo récord de 57.10 s. En
los últimos tres años ha ganado en tiempo más que
los demás atletas han logrado en los últimos nueve.
Sorprendentemente, los márgenes de triunfo de
Peaty son dos veces los de Bolt en su mejor momento
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