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Tranquilizó a los del centro operativo<br />
diciendo que <strong>la</strong> combustión había<br />
sido perfecta—. Todo luce muy bien.<br />
Collins, desde el Columbia, pudiera<br />
verificar que no hubiera desperfectos<br />
y cerciorarse de que todo estaba<br />
en orden. El ML, de 7 metros de alto,<br />
estaba compuesto de 2 partes: <strong>la</strong> de<br />
descenso —que consistía, en esencia,<br />
de un motor cohete y 4 tanques de<br />
combustible con 4 patas— y <strong>la</strong> de ascenso,<br />
una mezc<strong>la</strong> de depósitos, cajas<br />
y antenas alrededor de <strong>la</strong> cabina presurizada<br />
con dos diminutas p<strong>la</strong>zas y,<br />
debajo, otro motor cohete.<br />
EL EAGLE SURGIÓ DE ATRÁS DE LA LUNA,<br />
DESPLAZÁNDOSE A UNOS 6,400 KM POR HORA.<br />
“ESTAMOS LEVANTANDO POLVO”<br />
Para entonces <strong>la</strong> nave estaba dando<br />
una vuelta a <strong>la</strong> Luna cada 2 horas. Esa<br />
noche, desde <strong>la</strong> cápsu<strong>la</strong>, el equipo<br />
transmitió en vivo durante 35 minutos.<br />
Luego, hubo otra combustión<br />
para descender a una órbita más baja<br />
y estable de entre 100 y 122 kilómetros.<br />
Neil Armstrong y Edwin “Buzz”<br />
Aldrin, quienes alunizarían, revisaron<br />
el ML. Después, todos intentaron conciliar<br />
el sueño. Al día siguiente, tras<br />
haber viajado tan lejos, intentarían<br />
conquistar su objetivo.<br />
En <strong>la</strong> mañana, Armstrong y Aldrin,<br />
ataviados con trajes para actividades<br />
extravehicu<strong>la</strong>res, batal<strong>la</strong>ron para entrar<br />
al ML. Collins, quien permanecería<br />
en el módulo de mando, accionó<br />
un interruptor que abrió los retenedores<br />
de enganche y soltó al ML para<br />
que se alejara lentamente. Armstrong<br />
detonó unos pernos explosivos que<br />
desengancharon el tren de aterrizaje<br />
del ML, al que l<strong>la</strong>maron Eagle [Águi<strong>la</strong>].<br />
Sintieron un tirón. Mientras se desplegaban<br />
<strong>la</strong>s patas sonó un clic.<br />
El Eagle y el módulo de mando,<br />
apodado Columbia, vo<strong>la</strong>ban juntos.<br />
Armstrong rotó su nave a fin de que<br />
No había asientos en el ML, así que<br />
los pasajeros iban de pie, hombro con<br />
hombro, anc<strong>la</strong>dos a <strong>la</strong> cabina; tenían<br />
una variedad de controles, medidores<br />
e interruptores ante ellos.<br />
En el Control de <strong>la</strong> Misión apareció<br />
un punto en el radar, al <strong>la</strong>do derecho<br />
del mapa de <strong>la</strong> Luna, 15 minutos después<br />
de <strong>la</strong> maniobra. Era el Columbia,<br />
que emergía del <strong>la</strong>do más alejado del<br />
astro en una órbita superior a <strong>la</strong> del<br />
Eagle. Minutos más tarde surgió este,<br />
a unos 6,400 kilómetros por hora. Se<br />
restableció el contacto.<br />
—¿Cómo va todo? —preguntaron<br />
desde Tierra.<br />
—El Eagle tiene a<strong>la</strong>s —respondió el<br />
comandante Armstrong.<br />
Este pilotó el ML de forma que su<br />
motor cohete apuntara hacia el frente.<br />
Encendió el impulsor de descenso durante<br />
28.5 segundos, lo que desaceleró