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Los viajes en el tiempo y el universo de Einstein

En el universo newtoniano, el viaje en el tiempo era una fantasía inconcebible. Sin embargo, en determinadas condiciones, en el universo de Einstein esta paradoja puede hacerse realidad. J. Richard Gott, astrofísico de la Universidad de Princeton y uno de los más destacados investigadores de esta materia, nos acompaña en un fascinante periplo hasta los límites más sorprendentes de la imaginación y la ciencia: ¿qué haríamos si dispusiéramos de una máquina del tiempo?, ¿nos lanzaríamos a un recorrido turístico por los siglos futuros?, ¿podríamos regresar al pasado y alterar el curso de la historia? J. Richard Gott comienza describiendo cómo algunas obras clásicas de ciencia-ficción —desde La máquina del tiempo de H. G. Wells hasta la serie televisiva Star Trek— anticiparon, con gran agudeza, algunas propuestas de la física contemporánea. Explica después que los viajes al futuro no sólo son teóricamente posibles, sino que ya han sucedido en la realidad (lo demuestran los astronautas que, de hecho envejecen menos que el resto de los humanos). Pero quizá los más sorprendente de este libro, tan apasionante como riguroso, radica en el hecho de que el estudio de los viajes en el tiempo puede aportar datos para una nueva teoría sobre el origen del universo.

En el universo newtoniano, el viaje en el tiempo era una fantasía
inconcebible. Sin embargo, en determinadas condiciones, en el universo de
Einstein esta paradoja puede hacerse realidad. J. Richard Gott, astrofísico
de la Universidad de Princeton y uno de los más destacados investigadores
de esta materia, nos acompaña en un fascinante periplo hasta los límites
más sorprendentes de la imaginación y la ciencia: ¿qué haríamos si
dispusiéramos de una máquina del tiempo?, ¿nos lanzaríamos a un
recorrido turístico por los siglos futuros?, ¿podríamos regresar al pasado y
alterar el curso de la historia?
J. Richard Gott comienza describiendo cómo algunas obras clásicas de
ciencia-ficción —desde La máquina del tiempo de H. G. Wells hasta la
serie televisiva Star Trek— anticiparon, con gran agudeza, algunas
propuestas de la física contemporánea. Explica después que los viajes al
futuro no sólo son teóricamente posibles, sino que ya han sucedido en la
realidad (lo demuestran los astronautas que, de hecho envejecen menos
que el resto de los humanos). Pero quizá los más sorprendente de este
libro, tan apasionante como riguroso, radica en el hecho de que el estudio
de los viajes en el tiempo puede aportar datos para una nueva teoría sobre
el origen del universo.

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En <strong>el</strong> <strong>universo</strong> newtoniano, <strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> era una fantasía<br />

inconcebible. Sin embargo, <strong>en</strong> <strong>de</strong>terminadas condiciones, <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong><br />

<strong>Einstein</strong> esta paradoja pue<strong>de</strong> hacerse realidad. J. Richard Gott, astrofísico<br />

<strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Princeton y uno <strong>de</strong> los más <strong>de</strong>stacados investigadores<br />

<strong>de</strong> esta materia, nos acompaña <strong>en</strong> un fascinante periplo hasta los límites<br />

más sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes <strong>de</strong> la imaginación y la ci<strong>en</strong>cia: ¿qué haríamos si<br />

dispusiéramos <strong>de</strong> una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>?, ¿nos lanzaríamos a un<br />

recorrido turístico por los siglos futuros?, ¿podríamos regresar al pasado y<br />

alterar <strong>el</strong> curso <strong>de</strong> la historia?<br />

J. Richard Gott comi<strong>en</strong>za <strong>de</strong>scribi<strong>en</strong>do cómo algunas obras clásicas <strong>de</strong><br />

ci<strong>en</strong>cia-ficción —<strong>de</strong>s<strong>de</strong> La máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>de</strong> H. G. W<strong>el</strong>ls hasta la<br />

serie t<strong>el</strong>evisiva Star Trek— anticiparon, con gran agu<strong>de</strong>za, algunas<br />

propuestas <strong>de</strong> la física contemporánea. Explica <strong>de</strong>spués que los <strong>viajes</strong> al<br />

futuro no sólo son teóricam<strong>en</strong>te posibles, sino que ya han sucedido <strong>en</strong> la<br />

realidad (lo <strong>de</strong>muestran los astronautas que, <strong>de</strong> hecho <strong>en</strong>vejec<strong>en</strong> m<strong>en</strong>os<br />

que <strong>el</strong> resto <strong>de</strong> los humanos). Pero quizá los más sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te <strong>de</strong> este<br />

libro, tan apasionante como riguroso, radica <strong>en</strong> <strong>el</strong> hecho <strong>de</strong> que <strong>el</strong> estudio<br />

<strong>de</strong> los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> pue<strong>de</strong> aportar datos para una nueva teoría sobre<br />

<strong>el</strong> orig<strong>en</strong> d<strong>el</strong> <strong>universo</strong>.<br />

J. Richard Gott<br />

<strong>Los</strong> <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> y <strong>el</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong><br />

ePub r1.0<br />

koothrapali 15.09.13<br />

Título original: Time trav<strong>el</strong> in <strong>Einstein</strong>’s Universe. The Physical<br />

possibilities of trav<strong>el</strong> through time.


J. Richard Gott, 2001<br />

Traducción: Luis Enrique <strong>de</strong> Juan<br />

Diseño <strong>de</strong> portada: orhi<br />

Editor digital: koothrapali<br />

ePub base r1.0<br />

Dedicado a mis padres, a mi esposa y a mi hija;<br />

mí pasado, pres<strong>en</strong>te y futuro.


AGRADECIMIENTOS<br />

Ante todo, quiero dar las gracias a mi <strong>en</strong>cantadora esposa Lucy por creer<br />

<strong>en</strong> mí. Lucy es una <strong>de</strong> las personas más int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>tes que conozco (fue<br />

summa cum lau<strong>de</strong> <strong>en</strong> Princeton), por lo que siempre t<strong>en</strong>go muy <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta<br />

sus consejos. En lo que se refiere a este libro, su experi<strong>en</strong>cia profesional<br />

como escritora y editora ha contribuido a mejorar la calidad d<strong>el</strong><br />

manuscrito.<br />

Doy las gracias también a mi hija Elizabeth, la mejor hija d<strong>el</strong> mundo.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> iluminar nuestras vidas, ha robado <strong>tiempo</strong> a su brillante carrera<br />

universitaria para echarme una mano, manejando a veces <strong>el</strong> ord<strong>en</strong>ador y,<br />

muy a m<strong>en</strong>udo, sugiri<strong>en</strong>do la forma gráfica más a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong> explicar<br />

ciertos conceptos físicos. Ella es la autora d<strong>el</strong> simpático y mofletudo<br />

transbordador espacial que empleé para mostrar (<strong>en</strong> la revista Time) cómo<br />

se podrían ro<strong>de</strong>ar dos cuerdas cósmicas, al igual que d<strong>el</strong> diminuto<br />

astronauta que <strong>en</strong>arbolaba una ban<strong>de</strong>ra mi<strong>en</strong>tras caía <strong>en</strong> <strong>el</strong> embudo que<br />

ilustraba las propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los agujeros negros (<strong>en</strong> The McNeil-Lehrer<br />

Newshour).<br />

Agra<strong>de</strong>zco a mis padres, Marjorie C. Gott y John Richard Gott hijo, su<br />

apoyo durante tantos años y a mi madre, <strong>en</strong> particular, <strong>el</strong> haberme llevado,<br />

sin <strong>de</strong>sfallecer, a incontables conv<strong>en</strong>ciones <strong>de</strong> la Liga Astronómica y<br />

exposiciones ci<strong>en</strong>tíficas durante mis años <strong>de</strong> colegial.<br />

Quisiera citas <strong>en</strong> especial a Laura van Dam, mi extraordinaria editora <strong>en</strong><br />

Houghton Miffiin, que fue la primera persona <strong>en</strong> proponerme que<br />

escribiera un libro sobre <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Su <strong>en</strong>tusiasmo, bu<strong>en</strong> criterio y<br />

tal<strong>en</strong>to editorial han hecho que trabajas con <strong>el</strong>la fuera un placer. También<br />

<strong>de</strong>bo m<strong>en</strong>cionas a Liz Duvall, Susanna Brougham y Lisa Diercks, por su<br />

<strong>de</strong>sinteresada ayuda durante <strong>el</strong> proceso <strong>de</strong> producción.<br />

Por haber convertido mis garabatos <strong>en</strong> bonitos dibujos y gráficos, doy las<br />

gracias a Joknu Boscarino y a Li-Xin Li, respectivam<strong>en</strong>te. Algunos <strong>de</strong> los


diagramas fueron creados con los programas Mathematica, Claris-Works o<br />

Design It! 3D.<br />

Charles All<strong>en</strong> (presid<strong>en</strong>te <strong>de</strong> la Liga Astronómica) y Neil <strong>de</strong> Grasse Tyson<br />

(director d<strong>el</strong> planetario Hayd<strong>en</strong>) leyeron <strong>el</strong> manuscrito completo. Sus<br />

com<strong>en</strong>tarios fueron es<strong>en</strong>ciales y, más aún, su amistad <strong>de</strong> tantos años.<br />

Jonathan Simon y Li-Xin Li leyeron algunos capítulos y me<br />

proporcionaron valiosas suger<strong>en</strong>cias. También fueron útiles las<br />

observaciones <strong>de</strong> Jeremy Goodman, Suketu Bhavsar, Deborah Freedman,<br />

Jim Gunn, Frank Summers, Douglas Heggie, Ed l<strong>en</strong>kins, Micha<strong>el</strong> Han,<br />

Matthew Headrick, hm Peebles, Bharat Ratra y Martin Rees.<br />

Estoy <strong>en</strong> <strong>de</strong>uda también con todos mis profesores (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi profesora <strong>de</strong><br />

matemáticas d<strong>el</strong> instituto, Ruth Pardon, hasta <strong>el</strong> director <strong>de</strong> mi tesis,<br />

Lyman Spitzer) y con mis numerosos colegas, <strong>en</strong>tre los que también se<br />

hallan mis alumnos. Debo <strong>de</strong>stacar aquí a Li-Xin Li, cuya aportación a la<br />

investigación <strong>de</strong>scrita <strong>en</strong> <strong>el</strong> capítulo 4 fue crucial. La figura 27 proce<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

nuestro artículo <strong>en</strong> <strong>el</strong> Physical Review <strong>de</strong> 1998 «¿Pue<strong>de</strong> <strong>el</strong> <strong>universo</strong><br />

crearse a sí mismo?». Me gustaría citar también a George Gamow, Charles<br />

Misner, Kip Thorne y John Whe<strong>el</strong>er, cuyos libros me han servido como<br />

fu<strong>en</strong>te <strong>de</strong> inspiración, también a Carl Sagan y, <strong>de</strong> nuevo, a Kip Thorne,<br />

cuyo interés por mi obra he apreciado mucho.<br />

Doy las gracias a Dorothy Schriver y a toda la g<strong>en</strong>te que he conocido <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

Sci<strong>en</strong>ce Service; a mi suegra, Virginia Pollard, y a los doctores William<br />

Barton y Alexan<strong>de</strong>r Vukasin. Mi lista <strong>de</strong> reconocimi<strong>en</strong>tos incluye también<br />

a los escritores ci<strong>en</strong>tíficos que han realizado exc<strong>el</strong><strong>en</strong>tes artículos a partir <strong>de</strong><br />

mis trabajos: Timothy Ferris, Micha<strong>el</strong> Lemonick, Sharon Begley, James<br />

Gleick, Malcolm Browne, Marcus Chown, Ellie Boettinger, Kitta<br />

MacPherson, Gero von Boehm, b<strong>el</strong> Ach<strong>en</strong>bach, Marcia Bartusiak,<br />

Mitch<strong>el</strong>l Waldrop y Rach<strong>el</strong> Silverman, Gracias a estos escritores muchas<br />

investigaciones ci<strong>en</strong>tíficas están al alcance <strong>de</strong> todos. Me gustaría que <strong>el</strong><br />

pres<strong>en</strong>te libro <strong>de</strong> algún modo también contribuyera a <strong>el</strong>lo.


Finalm<strong>en</strong>te, saludo con admiración a Albert <strong>Einstein</strong>, cuyas i<strong>de</strong>as aún<br />

supon<strong>en</strong> un reto.


PREFACIO<br />

<strong>Los</strong> hijos <strong>de</strong> mis vecinos están conv<strong>en</strong>cidos <strong>de</strong> que t<strong>en</strong>go una máquina d<strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> garaje. Hasta mis colegas se comportan a veces como si así<br />

fuera. En cierta ocasión, <strong>el</strong> astrofísico Tod Lauer me <strong>en</strong>vió una carta<br />

formal invitándome a dar una confer<strong>en</strong>cia sobre <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

Observatorio Nacional <strong>de</strong> Kitt Peak, Envió su invitación seis meses<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que yo hubiera dado la confer<strong>en</strong>cia. La carta <strong>de</strong>cía que<br />

supuestam<strong>en</strong>te yo no t<strong>en</strong>dría problemas <strong>en</strong> volver al pasado y realizar mi<br />

alocución puesto que yo era un experto <strong>en</strong> los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. En otra<br />

ocasión, <strong>en</strong> una conv<strong>en</strong>ción cosmológica <strong>en</strong> California aparecí visti<strong>en</strong>do<br />

una suda<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> color turquesa, que supuse resultaría a<strong>de</strong>cuada <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

dist<strong>en</strong>dido ambi<strong>en</strong>te californiano. Bob Kirshner, que por aqu<strong>el</strong> <strong>en</strong>tonces<br />

pert<strong>en</strong>ecía al Departam<strong>en</strong>to <strong>de</strong> Astronomía <strong>de</strong> Harvard, se acercó y me<br />

dijo: «Richard, llevas la “chaqueta d<strong>el</strong> futuro”; has <strong>de</strong>bido <strong>de</strong> conseguirla<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> futuro y traerla aquí, porque ese color ¡no ha sido inv<strong>en</strong>tado<br />

todavía!». Des<strong>de</strong> <strong>en</strong>tonces, siempre que doy confer<strong>en</strong>cias sobre <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> llevo esa suda<strong>de</strong>ra.<br />

El viaje a través d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> es ciertam<strong>en</strong>te uno <strong>de</strong> los temas más divertidos<br />

<strong>de</strong> la física, pero ti<strong>en</strong>e también su lado serio. Hay g<strong>en</strong>te que me ha llamado<br />

para informarse sobre los últimos avances <strong>en</strong> este campo con la int<strong>en</strong>ción<br />

<strong>de</strong> regresar al pasado y rescatar a un ser querido muerto <strong>en</strong> trágicas<br />

circunstancias. Mi actitud ante esas personas es <strong>de</strong> absoluto respeto. En<br />

parte he escrito este libro para tratar <strong>de</strong> contestar sus preguntas. Una <strong>de</strong> las<br />

razones por las que <strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> resulta tan fascinante es<br />

precisam<strong>en</strong>te <strong>el</strong> hecho <strong>de</strong> que sintamos <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> realizarlo.<br />

<strong>Los</strong> físicos que, como yo, investigamos sobre tales <strong>viajes</strong> no estamos <strong>en</strong> la<br />

actualidad a punto <strong>de</strong> pat<strong>en</strong>tar una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, ni mucho m<strong>en</strong>os,<br />

pero analizamos si su construcción sería posible, <strong>en</strong> principio, según las<br />

leyes <strong>de</strong> la física. El planteami<strong>en</strong>to ha atraído a algunas <strong>de</strong> las m<strong>en</strong>tes más<br />

preclaras: <strong>Einstein</strong> <strong>de</strong>mostró que <strong>el</strong> viaje hacia <strong>el</strong> futuro era posible, y con<br />

<strong>el</strong>lo inició la discusión. Tanto Kurt Göd<strong>el</strong> como Kip Thorne y Steph<strong>en</strong>


Hawking se han preguntado si era posible viajar al pasado. La respuesta a<br />

la cuestión nos proporcionaría a la vez nuevas i<strong>de</strong>as sobre cómo funciona<br />

<strong>el</strong> <strong>universo</strong> y posiblem<strong>en</strong>te, la clave <strong>de</strong> cómo com<strong>en</strong>zó.<br />

Este libro es un r<strong>el</strong>ato personal y no un tratado ci<strong>en</strong>tífico. El lector pue<strong>de</strong><br />

imaginarme como un guía que le ayuda a llegar hasta la cumbre d<strong>el</strong><br />

Everest. En ocasiones la asc<strong>en</strong>sión es ardua, y otras veces no tanto, pero<br />

me comprometo a subir por la ruta más fácil. Es un s<strong>en</strong><strong>de</strong>ro <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as que<br />

conozco bi<strong>en</strong> y parte d<strong>el</strong> cual yo mismo he allanado. A lo largo <strong>de</strong> este<br />

camino nos cruzaremos con los trabajos <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> mis colegas. He<br />

m<strong>en</strong>cionado a muchos <strong>de</strong> <strong>el</strong>los para que <strong>el</strong> lector t<strong>en</strong>ga una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> quiénes<br />

son los pioneros <strong>en</strong> estos terr<strong>en</strong>os. También he subrayado algunas<br />

contribuciones y, <strong>en</strong> cambio, <strong>de</strong> otras sólo he hecho una breve m<strong>en</strong>ción —<br />

<strong>en</strong> secu<strong>en</strong>cia no siempre cronológica—, según <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> que <strong>de</strong>sempeñan <strong>en</strong><br />

mi historia. Pido anticipadam<strong>en</strong>te disculpas a todos aqu<strong>el</strong>los cuyos trabajos<br />

no he m<strong>en</strong>cionado pero que, si<strong>en</strong>do también importantes, han seguido un<br />

camino difer<strong>en</strong>te hacia la cima.<br />

Com<strong>en</strong>zaremos nuestra av<strong>en</strong>tura <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> campam<strong>en</strong>to base: <strong>el</strong> propio<br />

sueño d<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> y las profecías <strong>de</strong> H. G. W<strong>el</strong>ls.<br />

EL SUEÑO DEL VIAJE EN EL TIEMPO<br />

El hombre… pue<strong>de</strong> asc<strong>en</strong><strong>de</strong>r <strong>en</strong> contra <strong>de</strong> la gravedad <strong>en</strong> un globo. ¿Por<br />

qué no esperar ser capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>t<strong>en</strong>er o ac<strong>el</strong>erar su viaje a través <strong>de</strong> la<br />

dim<strong>en</strong>sión <strong>tiempo</strong> o, incluso, virar y viajar <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido contrario?<br />

HG. W<strong>el</strong>ls<br />

La máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, 1895


¿Qué haría usted con una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>?<br />

Ninguna propuesta <strong>de</strong> la ci<strong>en</strong>cia-ficción ha fascinado tanto al ser humano<br />

como la <strong>de</strong> los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. ¿Qué haríamos si dispusiéramos <strong>de</strong> una<br />

máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>? Podríamos ir al futuro y hacer un recorrido turístico<br />

por <strong>el</strong> siglo XXXIII. Y también volver al pres<strong>en</strong>te con un remedio para <strong>el</strong><br />

cáncer.<br />

Podríamos regresar al pasado y rescatar a un ser querido, o asesinar a<br />

Hitler y evitar la segunda guerra mundial, o comprar un pasaje para <strong>el</strong><br />

Titanic y advertir a <strong>tiempo</strong> al capitán sobre los icebergs. Pero ¿y si <strong>el</strong><br />

capitán ignorase nuestro aviso, al igual que ignoró muchos otros, y <strong>el</strong><br />

transatlántico se hundiera a pesar <strong>de</strong> todo? En otras palabras, ¿<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> permite cambiar <strong>el</strong> pasado? La noción <strong>de</strong> viaje al pasado implica<br />

algunas paradojas. ¿Qué pasaría si <strong>en</strong> un viaje al pasado matáramos<br />

accid<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te a nuestra abu<strong>el</strong>a antes <strong>de</strong> que ésta diera a luz a nuestra<br />

madre?<br />

Aunque fuera imposible alterar <strong>el</strong> pasado, viajar hasta él seguiría<br />

resultando atractivo. Aunque no pudiéramos cambiar <strong>el</strong> curso conocido <strong>de</strong><br />

la historia, podríamos participar <strong>en</strong> él. Por ejemplo, sería posible<br />

retroce<strong>de</strong>r <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> y ayudar a los aliados a ganar la batalla <strong>de</strong> Midway<br />

<strong>en</strong> la segunda guerra mundial. A muchos les gusta reproducir las batallas<br />

<strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> Secesión; ¿qué suce<strong>de</strong>ría si fuera posible participar<br />

realm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> una <strong>de</strong> <strong>el</strong>las? Si <strong>el</strong>igiéramos una batalla ganada por nuestro<br />

bando, participaríamos <strong>en</strong> la apasionante experi<strong>en</strong>cia con la tranquilidad <strong>de</strong><br />

conocer <strong>el</strong> <strong>de</strong>s<strong>en</strong>lace. Incluso podría ocurrir que <strong>el</strong> curso <strong>de</strong> la batalla<br />

estuviera <strong>de</strong>terminado por la pres<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> esos turistas proced<strong>en</strong>tes d<strong>el</strong><br />

futuro. De hecho, hay qui<strong>en</strong> afirma que ciertos personajes históricos muy<br />

ad<strong>el</strong>antados a su época, como Leonardo da Vinci o Julio Verne, han sido<br />

viajeros d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.


Si nos <strong>de</strong>cidiéramos a viajar <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, podríamos <strong>el</strong>aborar un increíble<br />

itinerario. Sería posible coincidir con figuras <strong>de</strong> la talla <strong>de</strong> Buda, Mahoma<br />

o Moisés; podríamos comprobar <strong>el</strong> aspecto real <strong>de</strong> Cleopatra o asistir a la<br />

primera repres<strong>en</strong>tación d<strong>el</strong> Hamlet shakespeariano, o bi<strong>en</strong> colocamos <strong>en</strong><br />

cierto montículo <strong>de</strong> Dallas y verificar personalm<strong>en</strong>te si Oswald era <strong>el</strong><br />

único asesino. Podríamos pres<strong>en</strong>ciar <strong>el</strong> sermón <strong>de</strong> la montaña <strong>de</strong> Jesús<br />

(fumarlo, incluso), o recorrer los jardines colgantes <strong>de</strong> Babilonia. Las<br />

posibilida<strong>de</strong>s son infinitas.<br />

Al parecer po<strong>de</strong>mos movemos a voluntad <strong>en</strong> cualquier dirección d<strong>el</strong><br />

espacio, pero <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> somos como remeros in<strong>de</strong>f<strong>en</strong>sos a merced <strong>de</strong><br />

una po<strong>de</strong>rosa corri<strong>en</strong>te que nos empuja hacia <strong>el</strong> futuro a una v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong><br />

un segundo por segundo. A uno le gustaría a veces remar hacia d<strong>el</strong>ante e<br />

investigar las riberas d<strong>el</strong> futuro o, quizá, dar media vu<strong>el</strong>ta y bogar<br />

contracorri<strong>en</strong>te para visitar <strong>el</strong> pasado. La esperanza <strong>de</strong> que algún día<br />

dispongamos <strong>de</strong> esa libertad se ve al<strong>en</strong>tada por <strong>el</strong> hecho <strong>de</strong> que muchas<br />

cosas que antiguam<strong>en</strong>te se consi<strong>de</strong>raban imposibles son sucesos rutinarios<br />

hoy día. Cuando W<strong>el</strong>ls escribió La máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> 1895, mucha<br />

g<strong>en</strong>te p<strong>en</strong>saba que no era posible que existieran artefactos voladores más<br />

pesados que <strong>el</strong> aire. <strong>Los</strong> hermanos Wright <strong>de</strong>mostraron que muchos<br />

escépticos estaban equivocados. Luego otros dijeron que nunca se<br />

superaría la barrera d<strong>el</strong> sonido. Y fue Chuck Yeager qui<strong>en</strong> <strong>de</strong>mostró <strong>de</strong><br />

nuevo que lo que parecía imposible no lo era. <strong>Los</strong> <strong>viajes</strong> a la Luna<br />

pert<strong>en</strong>ecían al reino <strong>de</strong> la fantasía, hasta que <strong>el</strong> programa Ap<strong>el</strong>o los<br />

materializó. ¿Podría ocurrir algo similar con los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>?<br />

Actualm<strong>en</strong>te, <strong>el</strong> tema <strong>de</strong> los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> ha saltado <strong>de</strong> las páginas<br />

<strong>de</strong> la ci<strong>en</strong>cia-ficción a las <strong>de</strong> las revistas ci<strong>en</strong>tíficas, a medida que los<br />

físicos exploran si las leyes físicas los permit<strong>en</strong> e, incluso, si <strong>en</strong> <strong>el</strong>lo se<br />

hallaría la clave <strong>de</strong> cuál fue <strong>el</strong> orig<strong>en</strong> d<strong>el</strong> cosmos. En <strong>el</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong><br />

Newton, <strong>el</strong> viaje a través d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> era inconcebible; sin embargo, <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> se ha convertido <strong>en</strong> una posibilidad real. El viaje hacia <strong>el</strong><br />

futuro se sabe ya que es posible y ahora los físicos investigan también <strong>el</strong><br />

viaje al pasado. Para <strong>en</strong>t<strong>en</strong><strong>de</strong>r mejor <strong>el</strong> objeto <strong>de</strong> estudio actual <strong>de</strong> los


ci<strong>en</strong>tíficos será bu<strong>en</strong>o examinar los principales temas r<strong>el</strong>ativos a los <strong>viajes</strong><br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> la ci<strong>en</strong>cia-ficción, muchas <strong>de</strong> cuyas i<strong>de</strong>as fueron pioneras<br />

<strong>en</strong> este campo.<br />

La máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> y <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> como cuarta dim<strong>en</strong>sión<br />

La i<strong>de</strong>a d<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> cobró r<strong>el</strong>evancia gracias a la maravillosa<br />

nov<strong>el</strong>a <strong>de</strong> W<strong>el</strong>ls, cuyo aspecto más notable consiste <strong>en</strong> tratar al <strong>tiempo</strong><br />

como una cuarta dim<strong>en</strong>sión, por lo que se anticipó <strong>en</strong> diez años al<br />

concepto acuñado por <strong>Einstein</strong>.<br />

La nov<strong>el</strong>a comi<strong>en</strong>za cuando <strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> invita a sus amigos a<br />

examinar su nuevo inv<strong>en</strong>to: una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. El viajero les explica<br />

la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> esta manera:<br />

—Como todos uste<strong>de</strong>s sab<strong>en</strong>, una línea matemática, una línea <strong>de</strong> grosor<br />

nulo, no ti<strong>en</strong>e exist<strong>en</strong>cia real. Lo mismo ocurre con un plano matemático.<br />

Ambas cosas son meram<strong>en</strong>te abstracciones.<br />

—En efecto —asintió <strong>el</strong> psicólogo.<br />

—D<strong>el</strong> mismo modo, un cubo, que consta sólo <strong>de</strong> largo, ancho y alto,<br />

tampoco ti<strong>en</strong>e exist<strong>en</strong>cia real.<br />

—Aquí disi<strong>en</strong>to —dijo Filby—. Por supuesto que un cuerpo sólido pue<strong>de</strong><br />

existir. Todas las cosas reales…<br />

Aguar<strong>de</strong> un mom<strong>en</strong>to. ¿Pue<strong>de</strong> existir un cubo instantáneo?<br />

—No le <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do —admitió Filby.<br />

—¿Un cubo que no perdure un solo mom<strong>en</strong>to t<strong>en</strong>dría exist<strong>en</strong>cia real?


Filby quedó p<strong>en</strong>sativo.<br />

—Es obvio —prosiguió <strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>— que cualquier objeto real<br />

ha <strong>de</strong> ext<strong>en</strong><strong>de</strong>rse <strong>en</strong> cuatro direcciones; <strong>de</strong>be t<strong>en</strong>er longitud, altura, anchura<br />

y… duración. Exist<strong>en</strong> <strong>en</strong> realidad cuatro dim<strong>en</strong>siones: las tres espaciales y<br />

una cuarta, <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. T<strong>en</strong><strong>de</strong>mos a establecer una difer<strong>en</strong>cia artificial <strong>en</strong>tre<br />

las tres primeras y la última, <strong>de</strong>bido a que… nuestra consci<strong>en</strong>cia se mueve<br />

<strong>de</strong> forma intermit<strong>en</strong>te…, a lo largo <strong>de</strong> esa cuarta dim<strong>en</strong>sión, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong><br />

principio al fin <strong>de</strong> nuestras vidas.<br />

El viajero muestra <strong>en</strong>tonces a sus amigos un mod<strong>el</strong>o a escala <strong>de</strong> su<br />

inv<strong>en</strong>to: una estructura metálica con piezas <strong>de</strong> cuarzo y marfil. Una<br />

palanca sirve pan impulsarla hacia <strong>el</strong> futuro y otra para invertir <strong>el</strong> s<strong>en</strong>tido<br />

d<strong>el</strong> viaje. Invita a uno <strong>de</strong> los pres<strong>en</strong>tes a empujar la palanca d<strong>el</strong> futuro y <strong>el</strong><br />

artefacto <strong>de</strong>saparece instantáneam<strong>en</strong>te. ¿Adón<strong>de</strong> ha ido a parar? No se ha<br />

movido <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio, simplem<strong>en</strong>te ha pasado a otro <strong>tiempo</strong>, según explica<br />

<strong>el</strong> viajero. Sus amigos no terminan <strong>de</strong> creerle.<br />

A continuación, <strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> lleva a sus amigos al laboratorio que<br />

ti<strong>en</strong>e instalado <strong>en</strong> su casa y les pres<strong>en</strong>ta un mod<strong>el</strong>o a tamaño real, casi<br />

acabado. Una semana más tar<strong>de</strong>, una vez terminada la máquina, sube a<br />

bordo <strong>de</strong> <strong>el</strong>la y empr<strong>en</strong><strong>de</strong> una singular expedición al futuro.<br />

Para empezar, empuja suavem<strong>en</strong>te la palanca d<strong>el</strong> futuro. Luego aprieta la<br />

que hace <strong>de</strong> fr<strong>en</strong>o y echa un vistazo al laboratorio. Todo está igual.<br />

Entonces observa <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj: «Hace un mom<strong>en</strong>to, marcaba las diez y un<br />

minuto, más o m<strong>en</strong>os, y ahora señala… ¡las tres y media!». Vu<strong>el</strong>ve a<br />

accionar la palanca otra vez y contempla a su ama <strong>de</strong> llaves moviéndose a<br />

toda v<strong>el</strong>ocidad a través <strong>de</strong> la habitación. Entonces, empuja más a fondo la<br />

palanca. «Se hizo <strong>de</strong> noche como si hubieran apagado la luz y un mom<strong>en</strong>to<br />

<strong>de</strong>spués ya era un nuevo día…<br />

Des<strong>de</strong> ese mom<strong>en</strong>to, los días y las noches se sucedieron como <strong>el</strong> batir <strong>de</strong><br />

un ala oscura… Después, a medida que iba ganando v<strong>el</strong>ocidad, las noches


y los días se fundieron <strong>en</strong> una continua p<strong>en</strong>umbra… Vi <strong>en</strong>tonces <strong>en</strong>ormes<br />

edificios alzarse majestuosam<strong>en</strong>te y luego <strong>de</strong>saparecer como si fueran un<br />

sueño».<br />

En un mom<strong>en</strong>to dado, <strong>el</strong> viajero <strong>de</strong>ti<strong>en</strong>e la máquina. El dial indica que ha<br />

llegado al año 802.701. ¿Qué es lo que <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra? La especie humana se<br />

ha dividido <strong>en</strong> dos razas: una, embrutecida y vil, que vive bajo tierra —los<br />

Morlocks—, y otra, infantil y apacible, que habita <strong>en</strong> la superficie —los<br />

Eloi—. Entre los últimos, <strong>el</strong> viajero <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra una <strong>en</strong>cantadora jov<strong>en</strong>,<br />

llamada We<strong>en</strong>a, con la que <strong>en</strong>tabla amistad. Así <strong>de</strong>scubre, horrorizado, que<br />

los trogloditas <strong>de</strong> las profundida<strong>de</strong>s crían y recog<strong>en</strong> las criaturas <strong>de</strong> arriba<br />

como si fueran ganado… para comérs<strong>el</strong>as. Para empeorar las cosas, los<br />

Morlocks consigu<strong>en</strong> robarle la máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Cuando la recupera,<br />

salta a bordo y, para escapar, acciona al máximo la palanca d<strong>el</strong> futuro.<br />

Cuando finalm<strong>en</strong>te consigue controlar la máquina, se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> un<br />

futuro lejano. <strong>Los</strong> mamíferos se han extinguido y <strong>en</strong> la Tierra sólo quedan<br />

mariposas y una especie <strong>de</strong> cangrejos. Más ad<strong>el</strong>ante llega a explorar hasta<br />

treinta millones <strong>de</strong> años hacia <strong>el</strong> futuro, don<strong>de</strong> contempla un Sol rojo y<br />

moribundo y una vegetación d<strong>el</strong> tipo <strong>de</strong> los líqu<strong>en</strong>es; la única vida animal<br />

visible es una criatura con forma <strong>de</strong> globo dotada <strong>de</strong> t<strong>en</strong>táculos.<br />

El viajero regresa <strong>en</strong>tonces a su época, junto a sus amigos. Como prueba<br />

<strong>de</strong> la av<strong>en</strong>tura, muestra unas flores que We<strong>en</strong>a le había <strong>en</strong>tregado, <strong>de</strong> una<br />

clase <strong>de</strong>sconocida para qui<strong>en</strong>es le ro<strong>de</strong>an. Tras narrar sus peripecias, <strong>el</strong><br />

viajero parte <strong>de</strong> nuevo <strong>en</strong> su máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> y ya no retorna más. Uno<br />

<strong>de</strong> sus amigos se pregunta adón<strong>de</strong> habrá ido. ¿Regresaría al futuro o se<br />

hallaría, por <strong>el</strong> contrario, <strong>en</strong> alguna era prehistórica?<br />

El libro <strong>de</strong> H. G. W<strong>el</strong>ls fue verda<strong>de</strong>ram<strong>en</strong>te profético por consi<strong>de</strong>rar <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> como una cuarta dim<strong>en</strong>sión. <strong>Einstein</strong> utilizaría esta i<strong>de</strong>a <strong>en</strong> su<br />

teoría especial <strong>de</strong> la r<strong>el</strong>atividad <strong>de</strong> 1905, la cual <strong>de</strong>scribe cómo un<br />

observador estático y otro <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to mid<strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>de</strong> forma<br />

difer<strong>en</strong>te. La teoría <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>, <strong>de</strong>sarrollada por su profesor <strong>de</strong><br />

matemáticas Hermann Minkowski, <strong>de</strong>muestra que <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, <strong>en</strong> efecto,


pue<strong>de</strong> ser tratado matemáticam<strong>en</strong>te como una cuarta dim<strong>en</strong>sión. Nuestro<br />

<strong>universo</strong> es, por lo tanto, tetradim<strong>en</strong>sional. Decimos que la superficie <strong>de</strong> la<br />

Tierra es bidim<strong>en</strong>sional porque todo punto pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>te a <strong>el</strong>la pue<strong>de</strong> ser<br />

especificado mediante dos coord<strong>en</strong>adas, longitud y latitud. Para localizar<br />

un suceso <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>universo</strong> hac<strong>en</strong> falta cuatro coord<strong>en</strong>adas.<br />

Un ejemplo adaptado a partir <strong>de</strong> uno d<strong>el</strong> físico ruso George Gamow<br />

ilustrará mejor la i<strong>de</strong>a. Si <strong>de</strong>seo invitar a algui<strong>en</strong> a una fiesta, le <strong>de</strong>bo<br />

proporcionar cuatro coord<strong>en</strong>adas. Le diría, por ejemplo, que la fiesta será<br />

<strong>en</strong> la Calle 43, esquina con la Tercera Av<strong>en</strong>ida, <strong>en</strong> <strong>el</strong> piso 51 y la víspera<br />

<strong>de</strong> Año Nuevo. Las tres primeras coord<strong>en</strong>adas (Calle 43, Tercera Av<strong>en</strong>ida,<br />

piso 51) localizan la posición <strong>de</strong> la fiesta <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio. Pero también <strong>de</strong>bo<br />

indicar <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Las dos primeras coord<strong>en</strong>adas informan a mi invitado a<br />

qué punto <strong>de</strong> la superficie terrestre <strong>de</strong>be acudir; la tercera, la altura que<br />

<strong>de</strong>be alcanzar sobre ese punto, y la cuarta, <strong>en</strong> qué mom<strong>en</strong>to llegar. Cuatro<br />

coord<strong>en</strong>adas, cuatro dim<strong>en</strong>siones.<br />

Po<strong>de</strong>mos visualizar nuestro <strong>universo</strong> tetradim<strong>en</strong>sional utilizando un<br />

mod<strong>el</strong>o <strong>de</strong> tres dim<strong>en</strong>siones. La figura 1 muestra un mod<strong>el</strong>o así <strong>de</strong> nuestro<br />

sistema solar. <strong>Los</strong> ejes horizontales repres<strong>en</strong>tan dos <strong>de</strong> las dim<strong>en</strong>siones d<strong>el</strong><br />

espacio (por simplicidad, hemos <strong>de</strong>jado fuera la tercera dim<strong>en</strong>sión) y <strong>el</strong> eje<br />

vertical señala la dim<strong>en</strong>sión temporal. Hacia arriba está <strong>el</strong> futuro; hacia<br />

abajo, <strong>el</strong> pasado.<br />

FIGURA 1. El <strong>universo</strong> tetradim<strong>en</strong>sional.<br />

La primera vez que vi un mod<strong>el</strong>o como éste fue <strong>en</strong> <strong>el</strong> d<strong>el</strong>icioso libro <strong>de</strong><br />

Gamow Uno, dos, tres… Infinito, que leí cuando t<strong>en</strong>ía doce años. El<br />

dibujo hace que cambie nuestra perspectiva d<strong>el</strong> mundo. <strong>Los</strong> libros <strong>de</strong> texto<br />

pres<strong>en</strong>tan habitualm<strong>en</strong>te un diagrama bidim<strong>en</strong>sional d<strong>el</strong> sistema solar. El


Sol aparece como un disco circular y la Tierra, como un círculo más<br />

pequeño cerca <strong>de</strong> aquél. La órbita terrestre se repres<strong>en</strong>ta como una<br />

circunfer<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> puntos <strong>en</strong> la superficie plana d<strong>el</strong> diagrama. Este mod<strong>el</strong>o<br />

bidim<strong>en</strong>sional capta sólo un instante <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Pero supongamos que<br />

dispusiéramos <strong>de</strong> una p<strong>el</strong>ícula d<strong>el</strong> sistema solar que mostrara <strong>el</strong><br />

movimi<strong>en</strong>to giratorio <strong>de</strong> la Tierra alre<strong>de</strong>dor d<strong>el</strong> Sol. Cada fotograma <strong>de</strong> la<br />

p<strong>el</strong>ícula sería una imag<strong>en</strong> bidim<strong>en</strong>sional d<strong>el</strong> sistema solar, una instantánea<br />

tomada <strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to particular. Si cortamos la p<strong>el</strong>ícula <strong>en</strong> fotogramas<br />

individuales y los apilamos unos sobre otros, obt<strong>en</strong>dríamos una<br />

repres<strong>en</strong>tación a<strong>de</strong>cuada d<strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong>. <strong>Los</strong> sucesivos fotogramas<br />

muestran sucesos cada vez más tardíos. El instante <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> al que<br />

correspon<strong>de</strong> un fotograma concreto vi<strong>en</strong>e dado por su posición vertical <strong>en</strong><br />

la pila. El Sol aparece <strong>en</strong> <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> cada fotograma como un disco<br />

amarillo inmóvil. Así pues, <strong>en</strong> la pila, <strong>el</strong> Sol se convierte <strong>en</strong> una barra<br />

vertical amarilla que se exti<strong>en</strong><strong>de</strong> <strong>de</strong> abajo arriba, repres<strong>en</strong>tando <strong>el</strong> progreso<br />

d<strong>el</strong> astro rey <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> pasado al futuro. En cada fotograma, la Tierra es un<br />

pequeño punto azul que, conforme asc<strong>en</strong><strong>de</strong>mos <strong>en</strong> la pila, se halla <strong>en</strong> un<br />

punto distinto <strong>de</strong> su órbita. Por <strong>el</strong>lo, <strong>en</strong> la pila la Tierra se transforma <strong>en</strong><br />

una hélice azul que <strong>en</strong>vu<strong>el</strong>ve la barra amarilla d<strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro. El radio <strong>de</strong> la<br />

hélice es <strong>el</strong> <strong>de</strong> la órbita terrestre, ci<strong>en</strong>to cincu<strong>en</strong>ta millones <strong>de</strong> kilómetros,<br />

o como nos gusta <strong>de</strong>cir a los astrónomos, ocho minutos luz (puesto que la<br />

luz, que viaja a tresci<strong>en</strong>tos mil kilómetros por segundo, tarda ocho minutos<br />

<strong>en</strong> cruzar esa distancia). La distancia temporal que la hélice tarda <strong>en</strong><br />

completar una vu<strong>el</strong>ta es, por supuesto, un año (figura 1). Esa hélice es la<br />

línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong> la Tierra, su camino a través d<strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong>. Si<br />

fuésemos capaces <strong>de</strong> p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> cuatro dim<strong>en</strong>siones, veríamos que la Tierra<br />

no es simplem<strong>en</strong>te una esfera; <strong>en</strong> realidad es una hélice, un gigantesco<br />

trozo <strong>de</strong> espagueti girando <strong>en</strong> espiral, a lo largo d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la<br />

línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> d<strong>el</strong> Sol.<br />

Como <strong>de</strong>cía <strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, todos los objetos reales ti<strong>en</strong><strong>en</strong> cuatro<br />

dim<strong>en</strong>siones: longitud, anchura, altura y duración. <strong>Los</strong> objetos reales<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una ext<strong>en</strong>sión <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Tal vez midamos ci<strong>en</strong>to och<strong>en</strong>ta<br />

c<strong>en</strong>tímetros <strong>de</strong> altura, ses<strong>en</strong>ta <strong>de</strong> ancho y treinta <strong>de</strong> espesor y nuestra


duración sea <strong>de</strong> cincu<strong>en</strong>ta años. También poseemos una línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong>.<br />

Esa línea se inició con nuestro nacimi<strong>en</strong>to, serp<strong>en</strong>tea a través d<strong>el</strong> espacio y<br />

<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, <strong>en</strong>sartando todos los acontecimi<strong>en</strong>tos <strong>de</strong> nuestra vida, y<br />

terminará con nuestra muerte.<br />

Un viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> que visite <strong>el</strong> pasado es simplem<strong>en</strong>te algui<strong>en</strong> cuya<br />

línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> forma un bucle <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, cruzándose quizá con <strong>el</strong>la<br />

misma. Esto último permitiría que <strong>el</strong> viajero se estrechara la mano a sí<br />

mismo. La versión más vieja <strong>de</strong> éste <strong>en</strong>contraría a su yo más jov<strong>en</strong> y le<br />

diría: «¡Hola! Soy tu futuro yo. He viajado al pasado para saludarte»<br />

(figura 2). El sorpr<strong>en</strong>dido jov<strong>en</strong> replicaría: «¿De veras?», y continuaría su<br />

vida. Algún día, muchos años <strong>de</strong>spués, volvería a vivir <strong>el</strong> mismo suceso, se<br />

toparía con su yo más jov<strong>en</strong>, le estrecharía la mano y le diría: «¡Hola! Soy<br />

tu futuro yo. He viajado al pasado para saludarte».<br />

FIGURA 2. Encu<strong>en</strong>tro con un yo más jov<strong>en</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> pasado.<br />

Regreso al futuro y la paradoja <strong>de</strong> la abu<strong>el</strong>a<br />

Pero ¿qué ocurriría si <strong>el</strong> anciano viajero, <strong>en</strong> lugar <strong>de</strong> ser amigable con su<br />

yo más jov<strong>en</strong>, le asesinara? El viaje al pasado implica este tipo <strong>de</strong><br />

paradojas. Cuando me <strong>en</strong>trevistan para la t<strong>el</strong>evisión <strong>en</strong> r<strong>el</strong>ación con los<br />

<strong>viajes</strong> a través d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, la primera pregunta que me hac<strong>en</strong> es siempre<br />

ésta:<br />

«¿Qué pasaría si algui<strong>en</strong> viajara hacia atrás <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> y asesinara a su<br />

propia abu<strong>el</strong>a antes <strong>de</strong> que diera a luz a su madre?». El problema es obvio:<br />

algui<strong>en</strong> que mate a su abu<strong>el</strong>a e impida que su madre nazca, no llegaría a<br />

nacer; <strong>en</strong> tal caso, ese individuo inexist<strong>en</strong>te nunca podría viajar al pasado y<br />

asesinar a su propia abu<strong>el</strong>a. Muchos v<strong>en</strong> <strong>en</strong> este acertijo, conocido como la


«paradoja <strong>de</strong> la abu<strong>el</strong>a», una razón sufici<strong>en</strong>te como para <strong>de</strong>scartar los<br />

<strong>viajes</strong> al pasado.<br />

Un famoso ejemplo <strong>de</strong> historia <strong>de</strong> ci<strong>en</strong>cia-ficción que ha explotado esta<br />

i<strong>de</strong>a es la p<strong>el</strong>ícula <strong>de</strong> 1985 Regreso al futuro. El protagonista, interpretado<br />

por Micha<strong>el</strong> J. Fox, retroce<strong>de</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> hasta 1955 e interfiere<br />

involuntariam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>el</strong> noviazgo <strong>de</strong> sus padres. Esta intromisión g<strong>en</strong>era<br />

un conflicto: si sus padres no se un<strong>en</strong>, él nunca nacerá, con lo cual su<br />

exist<strong>en</strong>cia está <strong>en</strong> p<strong>el</strong>igro. Así pues, <strong>de</strong>be hacer lo posible para que sus<br />

futuros padres se <strong>en</strong>amor<strong>en</strong>. Las cosas no van muy bi<strong>en</strong> al principio; su<br />

madre empieza a <strong>en</strong>amorarse <strong>de</strong> él, <strong>el</strong> misterioso extranjero, <strong>en</strong> vez <strong>de</strong><br />

hacerlo <strong>de</strong> su padre (Freud, toma nota). Para unir a sus prog<strong>en</strong>itores, trama<br />

un complicado plan. Observa que, cuando actúa erróneam<strong>en</strong>te, las<br />

imág<strong>en</strong>es <strong>de</strong> sí mismo y <strong>de</strong> sus hermanos, plasmadas <strong>en</strong> una fotografía que<br />

lleva <strong>en</strong> la cartera, se <strong>de</strong>svanec<strong>en</strong>, Hay un mom<strong>en</strong>to concreto <strong>en</strong> <strong>el</strong> que se<br />

observa cómo su propia mano comi<strong>en</strong>za a difuminarse, Pue<strong>de</strong> ver a través<br />

<strong>de</strong> <strong>el</strong>la: está <strong>de</strong>sapareci<strong>en</strong>do. Comi<strong>en</strong>za a s<strong>en</strong>tirse débil. Al haber<br />

interrumpido <strong>el</strong> romance <strong>de</strong> sus padres, su exist<strong>en</strong>cia se diluye. Más tar<strong>de</strong>,<br />

cuando finalm<strong>en</strong>te su plan alcanza <strong>el</strong> éxito y sus padres se un<strong>en</strong>, se si<strong>en</strong>te<br />

mucho mejor y su mano vu<strong>el</strong>ve a la normalidad. Al mirar <strong>en</strong> su cartera, su<br />

propia imag<strong>en</strong> y la <strong>de</strong> sus hermanos han reaparecido.<br />

Una mano se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>svanecer <strong>en</strong> una historia <strong>de</strong> ficción pero, <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

mundo físico, los átomos no se <strong>de</strong>smaterializan <strong>de</strong> esa forma. Por otra<br />

parte, conforme a las premisas <strong>de</strong> la historia, <strong>el</strong> chico se va<br />

<strong>de</strong>smaterializando <strong>de</strong>bido a que, como viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, ha impedido que<br />

sus padres se <strong>en</strong>amor<strong>en</strong> y, por lo tanto, ha obstaculizado su propio<br />

nacimi<strong>en</strong>to. Pero si no ha nacido, su línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong>, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su v<strong>en</strong>ida al<br />

mundo hasta sus av<strong>en</strong>turas como viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, se esfumaría y no<br />

habría nadie que interfiriera <strong>en</strong> <strong>el</strong> noviazgo <strong>de</strong> sus padres, con lo cual su<br />

nacimi<strong>en</strong>to t<strong>en</strong>dría lugar, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo. Está claro que esta historia <strong>de</strong><br />

ficción no resu<strong>el</strong>ve tampoco la paradoja <strong>de</strong> la abu<strong>el</strong>a. Exist<strong>en</strong> soluciones<br />

físicam<strong>en</strong>te posibles para <strong>el</strong>la, pero los ci<strong>en</strong>tíficos están divididos sobre<br />

cuál <strong>de</strong> las dos aproximaciones sigui<strong>en</strong>tes es la correcta.


Cronopaisaje y la teoría <strong>de</strong> los <strong>universo</strong>s múltiples<br />

Examinemos <strong>en</strong> primer lugar la alternativa radical. Ti<strong>en</strong>e que ver con la<br />

mecánica cuántica, esa rama <strong>de</strong> la física <strong>de</strong>sarrollada a principios d<strong>el</strong> siglo<br />

XX para explicar <strong>el</strong> comportami<strong>en</strong>to <strong>de</strong> los átomos y las moléculas. La<br />

mecánica cuántica señala que las partículas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> naturaleza ondulatoria y<br />

que las ondas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> naturaleza corpuscular. Su tópico más <strong>de</strong>stacado es <strong>el</strong><br />

principio <strong>de</strong> incertidumbre <strong>de</strong> Heis<strong>en</strong>berg, por <strong>el</strong> cual no po<strong>de</strong>mos<br />

establecer simultáneam<strong>en</strong>te la posición y la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> una partícula con<br />

precisión arbitraria. Esta in<strong>de</strong>terminación, aunque <strong>de</strong>spreciable <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

mundo macroscópico, es trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tal a escala atómica. La mecánica<br />

cuántica explica <strong>el</strong> modo <strong>en</strong> que los átomos emit<strong>en</strong> o absorb<strong>en</strong> luz <strong>en</strong><br />

ciertas longitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> onda cuando los <strong>el</strong>ectrones saltan <strong>de</strong> un niv<strong>el</strong> <strong>de</strong><br />

<strong>en</strong>ergía a otro. La naturaleza ondulatoria <strong>de</strong> las partículas da lugar a<br />

f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os inusuales, tales como <strong>el</strong> d<strong>en</strong>ominado efecto tún<strong>el</strong> cuántico, por<br />

<strong>el</strong> cual un núcleo <strong>de</strong> h<strong>el</strong>io pue<strong>de</strong> saltar <strong>de</strong> rep<strong>en</strong>te <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un núcleo <strong>de</strong><br />

uranio y causar su <strong>de</strong>sintegración radiactiva. La resolución <strong>de</strong> las<br />

ecuaciones cuánticas <strong>de</strong> onda permite establecer la probabilidad <strong>de</strong><br />

<strong>en</strong>contrar una partícula <strong>en</strong> distintos lugares. En una <strong>de</strong> las interpretaciones,<br />

esta línea argum<strong>en</strong>tal conduce a la teoría <strong>de</strong> los <strong>universo</strong>s múltiples <strong>de</strong> la<br />

mecánica cuántica, según la cual existe un mundo paral<strong>el</strong>o por cada uno <strong>de</strong><br />

esos lugares <strong>en</strong> los que la partícula es <strong>de</strong>tectada. Muchos físicos opinan<br />

que esta interpretación es un añadido innecesario a la teoría, pero algunos<br />

<strong>de</strong> los que trabajan <strong>en</strong> las fronteras <strong>de</strong> la teoría cuántica se toman <strong>en</strong> serio<br />

la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> los <strong>universo</strong>s múltiples y sus consecu<strong>en</strong>cias.<br />

En este marco, <strong>el</strong> <strong>universo</strong> no cont<strong>en</strong>dría una única historia d<strong>el</strong> mundo,<br />

sino muchas <strong>en</strong> paral<strong>el</strong>o. Experim<strong>en</strong>tar una <strong>de</strong> esas historias, como <strong>en</strong> la<br />

práctica hacemos, es similar a viajar cuesta abajo <strong>en</strong> un tr<strong>en</strong> que va d<strong>el</strong><br />

pasado al futuro. A modo <strong>de</strong> pasajeros, contemplamos la sucesión <strong>de</strong> los<br />

acontecimi<strong>en</strong>tos como si fueran estaciones situadas a lo largo <strong>de</strong> la vía,<br />

<strong>de</strong>jamos atrás <strong>el</strong> Imperio romano, la segunda guerra mundial o a unos


hombres pisando la Luna. Pero <strong>el</strong> <strong>universo</strong> podría ser como un gigantesco<br />

patio <strong>de</strong> maniobras, con muchas vías <strong>en</strong>tr<strong>el</strong>azadas. Junto a la nuestra hay<br />

una vía <strong>en</strong> la que la segunda guerra mundial nunca tuvo lugar. El tr<strong>en</strong> está<br />

<strong>en</strong>contrando constantem<strong>en</strong>te cambios <strong>de</strong> vía <strong>en</strong> los que pue<strong>de</strong> tomar<br />

cualquiera <strong>de</strong> las bifurcaciones. Antes <strong>de</strong> la segunda guerra mundial pudo<br />

haber existido un mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> <strong>el</strong> que Hitler estuviera a punto <strong>de</strong> ser<br />

asesinado, lo que conduciría <strong>el</strong> tr<strong>en</strong> a la vía <strong>en</strong> la que dicha guerra no<br />

ocurrió. Según la teoría <strong>de</strong> los <strong>universo</strong>s múltiples, cada vez que se registra<br />

una observación o se toma una <strong>de</strong>cisión, se produce una bifurcación <strong>en</strong> la<br />

vía. No ti<strong>en</strong>e por qué tratarse <strong>de</strong> una observación o <strong>de</strong>cisión humana; hasta<br />

un <strong>el</strong>ectrón <strong>en</strong> un átomo, al cambiar <strong>de</strong> un niv<strong>el</strong> <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía a otro, pue<strong>de</strong><br />

dar orig<strong>en</strong> a una ramificación.<br />

Siempre <strong>en</strong> ese esc<strong>en</strong>ario, y según <strong>el</strong> físico David Deutsch, <strong>de</strong> la<br />

Universidad <strong>de</strong> Oxford, un viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> podría volver al pasado y<br />

matar a su abu<strong>el</strong>a cuando todavía era jov<strong>en</strong>. Esto haría que <strong>el</strong> <strong>universo</strong> se<br />

<strong>de</strong>sviara hacia una rama difer<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> la que habría un viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> y<br />

una abu<strong>el</strong>a muerta. El <strong>universo</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> que la abu<strong>el</strong>a vive y da a luz a una<br />

mujer que, a su vez, alumbra al viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> —<strong>el</strong> <strong>universo</strong> que<br />

recordamos— existiría aún; sería <strong>el</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong> proced<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong> viajero.<br />

Este simplem<strong>en</strong>te se habría movido a un <strong>universo</strong> distinto, don<strong>de</strong><br />

participaría <strong>en</strong> una historia difer<strong>en</strong>te.<br />

Todas estas i<strong>de</strong>as se hallan muy bi<strong>en</strong> ilustradas <strong>en</strong> la nov<strong>el</strong>a <strong>de</strong> ci<strong>en</strong>ciaficción<br />

<strong>de</strong> Gregory B<strong>en</strong>ford Cronopaisaje, ganadora d<strong>el</strong> Premio Nebula <strong>en</strong><br />

1980. La historia suce<strong>de</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> año 1998; su protagonista emplea un haz <strong>de</strong><br />

taquiones —una partícula hipotética cuya v<strong>el</strong>ocidad es superior a la <strong>de</strong> la<br />

luz— para <strong>en</strong>viar una señal a 1963 y advertir a los ci<strong>en</strong>tíficos sobre una<br />

catástrofe ecológica que hará que <strong>el</strong> mundo que<strong>de</strong> sumergido <strong>en</strong> 1998.<br />

La nov<strong>el</strong>a atrajo mi at<strong>en</strong>ción porque cita uno <strong>de</strong> mis artículos publicado <strong>en</strong><br />

1974. El protagonista lee ese artículo durante un viaje <strong>en</strong> avión <strong>en</strong> 1998 y<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> él la clave para la construcción <strong>de</strong> su transmisor <strong>de</strong> taquiones.<br />

En las palabras <strong>de</strong> B<strong>en</strong>ford, <strong>el</strong> héroe «revolvió su maletín <strong>en</strong> busca d<strong>el</strong>


artículo <strong>de</strong> Gott que Cathy le había conseguido. Ahí estaba: “Una<br />

cosmología <strong>de</strong> taquiones, <strong>de</strong> materia y antimateria, simétrica <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong>”. Todo un nuevo mundo por explorar. Y las soluciones <strong>de</strong> Gott se<br />

hallaban allí, iluminando la página» (¡ya me gustaría que todos mis<br />

artículos fueran tan esclarecedores como afirma B<strong>en</strong>ford!).<br />

La alarma es recibida a finales <strong>de</strong> 1963 y los ci<strong>en</strong>tíficos comi<strong>en</strong>zan a<br />

actuar conforme a <strong>el</strong>la. Conoc<strong>en</strong> la teoría <strong>de</strong> los <strong>universo</strong>s múltiples <strong>de</strong> la<br />

mecánica cuántica y, al exponer públicam<strong>en</strong>te su advert<strong>en</strong>cia sobre <strong>el</strong><br />

futuro <strong>de</strong>sastre ecológico, contribuy<strong>en</strong> a evitarlo haci<strong>en</strong>do que <strong>el</strong> <strong>universo</strong><br />

transcurra por un camino alternativo. Incid<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> ese <strong>universo</strong><br />

paral<strong>el</strong>o <strong>el</strong> presid<strong>en</strong>te K<strong>en</strong>nedy sólo resulta herido, <strong>en</strong> lugar <strong>de</strong> asesinado,<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> at<strong>en</strong>tado <strong>de</strong> Dallas.<br />

Por supuesto se trata sólo <strong>de</strong> una obra <strong>de</strong> ficción. ¿O no? Tal vez exista<br />

algún <strong>universo</strong> paral<strong>el</strong>o <strong>en</strong> <strong>el</strong> que todo suce<strong>de</strong> como <strong>de</strong>scribe <strong>el</strong> libro.<br />

¿Por qué hay g<strong>en</strong>te conv<strong>en</strong>cida <strong>de</strong> que existe un infinito número <strong>de</strong><br />

<strong>universo</strong>s paral<strong>el</strong>os que <strong>de</strong>sarrollan todas las historias posibles d<strong>el</strong> mundo,<br />

a pesar <strong>de</strong> que observemos realm<strong>en</strong>te sólo una <strong>de</strong> esas historias? El famoso<br />

físico d<strong>el</strong> Instituto Tecnológico <strong>de</strong> California (Caltech), Richard Feynman,<br />

<strong>de</strong>cía que, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, si quisiéramos calcular la probabilidad <strong>de</strong> obt<strong>en</strong>er<br />

cierto resultado, <strong>de</strong>beríamos consi<strong>de</strong>rar todas las posibles historias d<strong>el</strong><br />

mundo que podrían conducirnos hasta él. Así que, quizá, todas las historias<br />

d<strong>el</strong> mundo sean reales.<br />

A todo <strong>el</strong> que espere hallar algún día una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> que le<br />

permita volver al pasado y rescatar a un ser querido, lo más consolador que<br />

puedo <strong>de</strong>cirle es que, hasta don<strong>de</strong> hoy sabemos, sólo sería posible si la<br />

teoría <strong>de</strong> los <strong>universo</strong>s múltiples fuera correcta. En caso <strong>de</strong> ser así,<br />

<strong>en</strong>tonces existe un <strong>universo</strong> paral<strong>el</strong>o <strong>en</strong> <strong>el</strong> que su ser querido se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra<br />

bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> la actualidad. Simplem<strong>en</strong>te nosotros estamos <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>universo</strong><br />

equivocado.


Las alucinantes av<strong>en</strong>turas <strong>de</strong> Bill y Ted y la autoconsist<strong>en</strong>cia<br />

Examinaremos ahora la aproximación más conservadora a la paradoja <strong>de</strong><br />

la abu<strong>el</strong>a: los viajeros d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> no cambian <strong>el</strong> pasado porque siempre<br />

fueron parte <strong>de</strong> él. El <strong>universo</strong> que observamos es tetradim<strong>en</strong>sional, con<br />

las líneas <strong>de</strong> <strong>universo</strong> serp<strong>en</strong>teando a través <strong>de</strong> él. Alguna <strong>de</strong> <strong>el</strong>las pue<strong>de</strong><br />

doblarse hacia atrás y atravesar <strong>el</strong> mismo suceso dos veces; <strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> pue<strong>de</strong> estrecharle la mano a una versión anterior <strong>de</strong> él mismo; sin<br />

embargo, la solución ha <strong>de</strong> ser autoconsist<strong>en</strong>te. Este principio <strong>de</strong><br />

autoconsist<strong>en</strong>cia ha sido propuesto por los físicos Igor Novikov, <strong>de</strong> la<br />

Universidad <strong>de</strong> Cop<strong>en</strong>hague, Mp Thorne, <strong>de</strong> Caltech, y sus colaboradores.<br />

En este caso, <strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> pue<strong>de</strong> tomar té con su abu<strong>el</strong>a cuando<br />

era jov<strong>en</strong> pero no pue<strong>de</strong> matarla, <strong>en</strong> cuyo caso no habría nacido, y ya<br />

sabemos que sí lo hizo. Si pres<strong>en</strong>ciamos un suceso anterior, <strong>de</strong>berá<br />

<strong>de</strong>sarrollarse como la primera vez. P<strong>en</strong>semos que volvemos a ver la<br />

p<strong>el</strong>ícula Casablanca. Sabemos perfectam<strong>en</strong>te cómo va a terminar. No<br />

importa cuántas veces la veamos, Ingrid Bergman siempre toma ese avión.<br />

La contemplación <strong>de</strong> una esc<strong>en</strong>a por parte d<strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> sería<br />

similar. Estudiando la historia, podría saber qué va a suce<strong>de</strong>r, pero sería<br />

incapaz <strong>de</strong> alterarlo. Si regresara al pasado y viajara <strong>en</strong> <strong>el</strong> Titanic, no<br />

podría conv<strong>en</strong>cer al capitán <strong>de</strong> la p<strong>el</strong>igrosidad <strong>de</strong> los icebergs. ¿Por qué?<br />

Porque ya sabemos lo que sucedió, y eso no pue<strong>de</strong> cambiar. Si hubo algún<br />

viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> a bordo d<strong>el</strong> famoso barco, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no logró que <strong>el</strong><br />

capitán evitara la catástrofe. Y <strong>el</strong> nombre <strong>de</strong> ese viajero estaría <strong>en</strong> la lista<br />

<strong>de</strong> pasajeros que hoy conocemos.<br />

La autoconsist<strong>en</strong>cia parece contraria a la noción habitual <strong>de</strong> libre albedrío.<br />

Aunque nos parezca que lo ejercemos, po<strong>de</strong>r hacer lo que <strong>de</strong>seemos, <strong>el</strong><br />

viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> parece estar limitado <strong>en</strong> este s<strong>en</strong>tido. Es como si se le<br />

hurtara una capacidad humana es<strong>en</strong>cial. Pero consi<strong>de</strong>remos lo sigui<strong>en</strong>te:<br />

nunca somos libres <strong>de</strong> hacer algo que sea lógicam<strong>en</strong>te imposible; una<br />

importante puntualización anotada por <strong>el</strong> filósofo <strong>de</strong> Princeton David


Lewis <strong>en</strong> sus análisis sobre las paradojas <strong>de</strong> los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Podría<br />

<strong>de</strong>sear conv<strong>en</strong>irme <strong>de</strong> rep<strong>en</strong>te <strong>en</strong> un tomate más gran<strong>de</strong> que todo <strong>el</strong><br />

<strong>universo</strong> pero, hiciera lo que hiciera, no lo conseguiría. Asesinar a mi<br />

abu<strong>el</strong>a cuando era jov<strong>en</strong> durante una expedición <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> pue<strong>de</strong> ser<br />

una tarea igual <strong>de</strong> imposible. Si imaginamos <strong>el</strong> <strong>universo</strong> como un <strong>en</strong>te<br />

tetradim<strong>en</strong>sional con las líneas <strong>de</strong> <strong>universo</strong> <strong>en</strong>rolladas a todo lo largo <strong>de</strong> él<br />

como un montón <strong>de</strong> mangueras <strong>de</strong> jardín, está claro por qué. Esa <strong>en</strong>tidad<br />

tetradim<strong>en</strong>sional no cambia, es como una intrincada escultura. Para saber<br />

lo que se experim<strong>en</strong>ta al vivir <strong>en</strong> ese <strong>universo</strong> hay que examinar la línea<br />

correspondi<strong>en</strong>te a una persona <strong>en</strong> concreto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> principio hasta <strong>el</strong> final.<br />

Muchas nov<strong>el</strong>as <strong>de</strong> ci<strong>en</strong>cia-ficción sobre <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> han explorado<br />

<strong>el</strong> concepto <strong>de</strong> historia d<strong>el</strong> mundo autoconsist<strong>en</strong>te. La fantástica p<strong>el</strong>ícula<br />

<strong>de</strong> 1989 Las alucinantes av<strong>en</strong>turas <strong>de</strong> Bill y Ted nos divierte con ese tema.<br />

Bill y Ted son dos muchachos que int<strong>en</strong>tan formar un grupo <strong>de</strong> rock.<br />

Desgraciadam<strong>en</strong>te han susp<strong>en</strong>dido la asignatura <strong>de</strong> historia y, si no<br />

aprueban, Ted será <strong>en</strong>viado a una aca<strong>de</strong>mia militar <strong>en</strong> Alaska, con lo que<br />

<strong>el</strong> grupo quedará roto. Su única esperanza es obt<strong>en</strong>er un sobresali<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

próximo exam<strong>en</strong>, pero no sab<strong>en</strong> cómo hacerlo.<br />

Entonces llega un viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> (interpretado por George Carlin),<br />

proced<strong>en</strong>te d<strong>el</strong> año 2688. Al parecer, la música y las canciones creadas por<br />

<strong>el</strong> grupo <strong>de</strong> rock <strong>de</strong> Bill y Ted son los cimi<strong>en</strong>tos <strong>de</strong> una gran civilización<br />

futura. Las canciones incluy<strong>en</strong> textos tales como «Sé un tío legal» y «Pasa<br />

<strong>de</strong> mí». El viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> les ayuda <strong>en</strong> su trabajo <strong>de</strong> historia, <strong>de</strong> manera<br />

que <strong>el</strong> grupo <strong>de</strong> rock pue<strong>de</strong> continuar. Les proporciona una máquina d<strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> con aspecto <strong>de</strong> cabina t<strong>el</strong>efónica. Poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que <strong>el</strong> visitante<br />

d<strong>el</strong> futuro aparezca, Bill y Ted se topan con las versiones ligeram<strong>en</strong>te<br />

mayores <strong>de</strong> <strong>el</strong>los mismos, las cuales han regresado al pres<strong>en</strong>te. Es <strong>en</strong>tonces<br />

cuando los Bill y Ted más jóv<strong>en</strong>es ca<strong>en</strong> <strong>en</strong> la cu<strong>en</strong>ta <strong>de</strong> que su trabajo <strong>de</strong><br />

historia hará época y permitirá la continuidad <strong>de</strong> su grupo. Decid<strong>en</strong> viajar<br />

al pasado y reunir algunos personajes históricos para traerles a su exam<strong>en</strong>,<br />

y que por su espectacularidad la prueba fuera merecedora <strong>de</strong> un<br />

sobresali<strong>en</strong>te.


Continuando con la av<strong>en</strong>tura, contemplamos la misma esc<strong>en</strong>a repres<strong>en</strong>tada<br />

<strong>de</strong> nuevo, esta vez por los Bill y Ted <strong>de</strong> mayor edad. La esc<strong>en</strong>a se<br />

<strong>de</strong>sarrolla exactam<strong>en</strong>te igual que antes. No hay paradoja temporal alguna.<br />

Bill y Ted usan la máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> para reunir a Napoleón, Billy <strong>el</strong><br />

Niño, Freud, Beethov<strong>en</strong>, Sócrates, Juana <strong>de</strong> Arco, Lincoln y G<strong>en</strong>gis Kan.<br />

Les tra<strong>en</strong> a la California d<strong>el</strong> siglo XX y sobrevi<strong>en</strong>e <strong>el</strong> caos. <strong>Los</strong> personajes<br />

crean un gran revu<strong>el</strong>o <strong>en</strong> la zona comercial <strong>de</strong> San Dimas. Beethov<strong>en</strong><br />

reúne a su alre<strong>de</strong>dor a una exaltada multitud cuando toca <strong>el</strong> órgano<br />

<strong>el</strong>ectrónico <strong>en</strong> una ti<strong>en</strong>da <strong>de</strong> música. Juana <strong>de</strong> Arco es <strong>de</strong>t<strong>en</strong>ida tras asumir<br />

<strong>el</strong> mando <strong>en</strong> una clase <strong>de</strong> aeróbic y G<strong>en</strong>gis Kan <strong>de</strong>stroza una ti<strong>en</strong>da <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>portes tratando <strong>de</strong> probar como arma un bate <strong>de</strong> béisbol. Al final todos<br />

<strong>el</strong>los acaban <strong>en</strong>tre rejas. Mi<strong>en</strong>tras los acontecimi<strong>en</strong>tos se suced<strong>en</strong>, <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> corre para Bill y Ted, sólo les quedan unos minutos para su exam<strong>en</strong><br />

<strong>de</strong> historia.<br />

Afortunadam<strong>en</strong>te, Ted es <strong>el</strong> hijo d<strong>el</strong> sherif y recuerda que su padre t<strong>en</strong>ía<br />

las llaves <strong>de</strong> la cárc<strong>el</strong> antes <strong>de</strong> extraviarlas, un par <strong>de</strong> días atrás. Bill<br />

sugiere emplear la máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> y regresar a buscarlas, pero por<br />

<strong>de</strong>sgracia no dispon<strong>en</strong> d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> sufici<strong>en</strong>te para llegar hasta la máquina<br />

antes <strong>de</strong> que comi<strong>en</strong>ce <strong>el</strong> exam<strong>en</strong>. Entonces Ted ti<strong>en</strong>e una gran i<strong>de</strong>a. ¿Por<br />

qué no regresar al pasado y robar las llaves <strong>de</strong>spués d<strong>el</strong> exam<strong>en</strong>? De este<br />

modo las escon<strong>de</strong>rían <strong>en</strong> algún sitio cercano marcado con una señal. Bill<br />

busca <strong>en</strong>tonces junto a la supuesta señal y… ¡ahí están! Cog<strong>en</strong> las llaves,<br />

liberan a G<strong>en</strong>gis Kan y a los <strong>de</strong>más, <strong>de</strong>vu<strong>el</strong>v<strong>en</strong> las llaves al sorpr<strong>en</strong>dido<br />

padre <strong>de</strong> Ted y llegan al auditorio d<strong>el</strong> instituto con los personajes<br />

históricos justo a <strong>tiempo</strong> <strong>de</strong> hacer su pres<strong>en</strong>tación ante <strong>el</strong> asombrado<br />

público. Por supuesto consigu<strong>en</strong> un sobresali<strong>en</strong>te y la emerg<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

futuro <strong>de</strong> una espléndida civilización basada <strong>en</strong> <strong>el</strong> rock queda asegurada.<br />

<strong>Los</strong> muchachos <strong>de</strong>b<strong>en</strong> retroce<strong>de</strong>r aún <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, <strong>en</strong>contrar las llaves y<br />

escon<strong>de</strong>rlas <strong>en</strong> <strong>el</strong> punto señalado.<br />

¿Ejercieron Bill y Ted su libre albedrío? Así parece. Cuando, <strong>en</strong> <strong>el</strong> curso<br />

<strong>de</strong> sus av<strong>en</strong>turas, se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran con la versión más jov<strong>en</strong> <strong>de</strong> <strong>el</strong>los mismos


se preguntan por la conversación que t<strong>en</strong>drá lugar. No recuerdan lo que<br />

habían dicho, pero sigu<strong>en</strong> ad<strong>el</strong>ante con la reunión, que por supuesto se<br />

<strong>de</strong>sarrolla exactam<strong>en</strong>te igual que antes. Ellos siempre actúan librem<strong>en</strong>te,<br />

pero sus actos parec<strong>en</strong> estar pre<strong>de</strong>stinados: tras <strong>en</strong>contrar las llaves <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

sitio señalado, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que volver al pasado, robarlas y <strong>de</strong>jarlas <strong>en</strong> ese lugar.<br />

Aunque <strong>en</strong> ocasiones resultan muy complicadas, las historias<br />

autoconsist<strong>en</strong>tes como ésta son posibles y existe un bu<strong>en</strong> número <strong>de</strong> <strong>el</strong>las.<br />

La autoconsist<strong>en</strong>cia es la alternativa conservadora: po<strong>de</strong>mos visitar <strong>el</strong><br />

pasado, pero no po<strong>de</strong>mos alterarlo. Personalm<strong>en</strong>te consi<strong>de</strong>ro que este<br />

punto <strong>de</strong> vista es <strong>el</strong> más atractivo. Una bu<strong>en</strong>a razón es que llegar a<br />

soluciones autoconsist<strong>en</strong>tes —las cuales son, <strong>de</strong> hecho, numerosas—<br />

parece siempre posible a partir <strong>de</strong> un conjunto dado <strong>de</strong> condiciones <strong>de</strong><br />

partida, tal como sugirieron Thorne, Novikov y sus colaboradores <strong>en</strong> una<br />

serie <strong>de</strong> ing<strong>en</strong>iosos experim<strong>en</strong>tos con bolas <strong>de</strong> billar que viajaban hacia<br />

atrás <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Int<strong>en</strong>taron producir situaciones <strong>en</strong> las que una bola <strong>de</strong><br />

billar que viajaba <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> colisionaba con una versión anterior <strong>de</strong> <strong>el</strong>la<br />

misma, <strong>de</strong>sviando su trayectoria <strong>de</strong> modo que aquélla no podía <strong>en</strong>trar <strong>en</strong><br />

primera posición <strong>en</strong> la máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Pero <strong>en</strong>contraron siempre una<br />

solución autoconsist<strong>en</strong>te por la que la colisión era sólo un pequeño roce<br />

que no impedía que la bola <strong>en</strong>trara <strong>en</strong> la máquina, sino que la llevaba a<br />

otra trayectoria que casi la hacía evitar su versión anterior, dando por<br />

resultado ese pequeño choque <strong>en</strong> lugar <strong>de</strong> un impacto directo. Por más que<br />

hayan int<strong>en</strong>tado g<strong>en</strong>erar paradojas, los físicos siempre han sido capaces <strong>de</strong><br />

<strong>en</strong>contrar soluciones autoconsist<strong>en</strong>tes a partir <strong>de</strong> un supuesto inicial. Según<br />

Thorne y sus colegas, los partidarios d<strong>el</strong> <strong>en</strong>foque conservador pi<strong>en</strong>san que,<br />

incluso <strong>en</strong> <strong>el</strong> marco <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> los <strong>universo</strong>s múltiples, se <strong>de</strong>bería<br />

mant<strong>en</strong>er <strong>el</strong> principio <strong>de</strong> autoconsist<strong>en</strong>cia, todas las bifurcaciones t<strong>en</strong>drían<br />

que ser autoconsist<strong>en</strong>tes. De este modo podrían existir <strong>en</strong> paral<strong>el</strong>o muchas<br />

alternativas autoconsist<strong>en</strong>tes <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollarse un mismo suceso, algunas <strong>de</strong><br />

las cuales involucrarían viajeros d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. En cada <strong>universo</strong> paral<strong>el</strong>o<br />

suce<strong>de</strong>rían cosas distintas. En alguno, por ejemplo, <strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong><br />

toma <strong>el</strong> té con su jov<strong>en</strong> abu<strong>el</strong>a, mi<strong>en</strong>tras que, <strong>en</strong> otros, ambos beb<strong>en</strong>


limonada. Pero todas las vías serían autoconsist<strong>en</strong>tes y <strong>en</strong> ninguna <strong>de</strong> <strong>el</strong>las<br />

<strong>el</strong> viajero asesinaría a su abu<strong>el</strong>a. A todos les es imposible cambiar <strong>el</strong><br />

pasado que recuerdan.<br />

En algún lugar d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> y <strong>el</strong> concepto <strong>de</strong> jinn<br />

En cualquier caso, hasta las historias basadas <strong>en</strong> <strong>el</strong> concepto <strong>de</strong><br />

autoconsist<strong>en</strong>cia pued<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>tar aspectos curiosos. G<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te<br />

imaginamos la línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong> una persona o partícula serp<strong>en</strong>teando a<br />

través d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, con un principio y un final. Pero <strong>en</strong> un viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> sería posible que una partícula tuviera una línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong><br />

parecida a un hula hoop, una circunfer<strong>en</strong>cia sin extremos. Igor Novikov<br />

d<strong>en</strong>omina jinn a estas partículas. Como <strong>el</strong> g<strong>en</strong>io <strong>de</strong> Aladino (Novikov ha<br />

<strong>de</strong>rivado <strong>el</strong> término d<strong>el</strong> árabe jinni), parec<strong>en</strong> surgir por arte <strong>de</strong> magia. El<br />

r<strong>el</strong>oj que aparece <strong>en</strong> <strong>el</strong> filme En algún lugar d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, protagonizado <strong>en</strong><br />

1980 por Christopher Reeve y Jane Seymour, es un ejemplo.[1]<br />

La historia arranca <strong>en</strong> <strong>el</strong> año 1972. Christopher Reeve es un jov<strong>en</strong><br />

dramaturgo que es f<strong>el</strong>icitado <strong>en</strong> la noche <strong>de</strong> estr<strong>en</strong>o <strong>de</strong> su obra. De <strong>en</strong>tre<br />

los espectadores surge una anciana que se acerca y le <strong>en</strong>trega un r<strong>el</strong>oj <strong>de</strong><br />

oro. «Regresa a mí», dice <strong>en</strong>igmáticam<strong>en</strong>te la mujer antes <strong>de</strong> alejarse.<br />

Ocho años más tar<strong>de</strong>, <strong>en</strong> 1980, <strong>el</strong> escritor pasa sus vacaciones <strong>en</strong> <strong>el</strong> Grand<br />

Hot<strong>el</strong> <strong>de</strong> Mackinac Island, Michigan. Allí ve una antigua fotografía <strong>de</strong> una<br />

b<strong>el</strong>la jov<strong>en</strong> y se <strong>en</strong>amora inmediatam<strong>en</strong>te <strong>de</strong> <strong>el</strong>la. Pregunta al viejo<br />

recepcionista quién es la jov<strong>en</strong> y éste le respon<strong>de</strong> que se trata <strong>de</strong> Elise<br />

McK<strong>en</strong>na, una famosa actriz que actuó <strong>en</strong> <strong>el</strong> hot<strong>el</strong> <strong>en</strong> 1912. El escritor<br />

int<strong>en</strong>ta saber más sobre la mujer. En una visita a la biblioteca <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra un<br />

artículo <strong>de</strong> revista que conti<strong>en</strong>e la última fotografía que se tomó <strong>de</strong> <strong>el</strong>la.<br />

¡Es la misteriosa anciana que le <strong>en</strong>tregó <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj la noche d<strong>el</strong> estr<strong>en</strong>o! El<br />

escritor queda totalm<strong>en</strong>te confundido. Visita al autor <strong>de</strong> un libro sobre<br />

actrices famosas y averigua que Elise McK<strong>en</strong>na murió aqu<strong>el</strong>la misma<br />

noche. Asimismo, <strong>de</strong>scubre que <strong>el</strong>la apreciaba especialm<strong>en</strong>te un libro


sobre <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

El escritor busca <strong>en</strong>tonces al ci<strong>en</strong>tífico que redactó <strong>el</strong> libro, cuya teoría<br />

sobre los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> se basa <strong>en</strong> la autohipnosis. Según su<br />

hipótesis, si, por ejemplo, algui<strong>en</strong> va a un viejo hot<strong>el</strong>, viste con ropas <strong>de</strong><br />

época, hace un esfuerzo <strong>de</strong> imaginación y repite continuam<strong>en</strong>te <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong><br />

que <strong>de</strong>sea visitar, pue<strong>de</strong> verse trasladado al pasado. El ci<strong>en</strong>tífico lo int<strong>en</strong>tó<br />

una vez y se sintió transportado al pasado, pero la impresión duró sólo un<br />

mom<strong>en</strong>to y nunca pudo <strong>de</strong>mostrarlo.<br />

Ansioso por <strong>en</strong>sayar la técnica, <strong>el</strong> escritor regresa al hot<strong>el</strong> y examina los<br />

viejos libros <strong>de</strong> registro para saber <strong>el</strong> día exacto d<strong>el</strong> año 1912 <strong>en</strong> <strong>el</strong> que<br />

había llegado la jov<strong>en</strong> Elise McK<strong>en</strong>na. Encu<strong>en</strong>tra la página don<strong>de</strong> <strong>el</strong>la<br />

había firmado y, <strong>en</strong> <strong>el</strong> mismo libro, ¡su propia firma! Él había estado allí.<br />

Mimado por <strong>el</strong> <strong>de</strong>scubrimi<strong>en</strong>to, se viste con un traje <strong>de</strong> época y se pone <strong>el</strong><br />

r<strong>el</strong>oj <strong>de</strong> oro. Tras escon<strong>de</strong>r <strong>en</strong> <strong>el</strong> armario todos los objetos mo<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> la<br />

habitación que le podrían perturbar a la hora <strong>de</strong> conc<strong>en</strong>trarse <strong>en</strong> <strong>el</strong> pasado,<br />

se tumba <strong>en</strong> la cama d<strong>el</strong> hot<strong>el</strong>. Entonces comi<strong>en</strong>za a murmurar una y otra<br />

vez <strong>el</strong> día <strong>de</strong> 1912 que quiere visitar, hasta que cae <strong>en</strong> un profundo sueño.<br />

Se <strong>de</strong>spierta —como <strong>el</strong> lector ya habrá supuesto— ro<strong>de</strong>ado por la florida<br />

<strong>de</strong>coración <strong>de</strong> una habitación <strong>de</strong> hot<strong>el</strong> <strong>de</strong> 1912.<br />

No importa cómo pudo suce<strong>de</strong>r físicam<strong>en</strong>te. El jov<strong>en</strong> acu<strong>de</strong> a la recepción<br />

para registrarse a la hora exacta, las 9:18, que había visto <strong>en</strong> <strong>el</strong> libro d<strong>el</strong><br />

hot<strong>el</strong>. Se esmera <strong>en</strong> firmar correctam<strong>en</strong>te, porque teme que, <strong>de</strong> no hacerlo,<br />

se romperá <strong>el</strong> hechizo y <strong>de</strong>spertará <strong>de</strong> nuevo <strong>en</strong> 1980. Quiere cumplir <strong>el</strong><br />

pasado, no cambiarlo. Encu<strong>en</strong>tra a Miss McK<strong>en</strong>na, que actúa <strong>en</strong> <strong>el</strong> hot<strong>el</strong> y<br />

—como era <strong>de</strong> esperar— ambos se <strong>en</strong>amoran. De hecho, él está pres<strong>en</strong>te<br />

cuando le hac<strong>en</strong> la famosa fotografía; <strong>el</strong>la dirige su mirada hacia él justo<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que disparan la cámara. Tras una noche <strong>de</strong> amor,<br />

planean su futuro juntos. Ella mira la hora <strong>en</strong> <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj <strong>de</strong> oro y bromea<br />

sobre <strong>el</strong> traje que lleva <strong>el</strong> escritor, dici<strong>en</strong>do que ti<strong>en</strong>e más <strong>de</strong> quince años.<br />

El protesta alegrem<strong>en</strong>te argum<strong>en</strong>tando que ti<strong>en</strong>e gran<strong>de</strong>s bolsillos para<br />

guardar <strong>el</strong> dinero y, al hacerlo, mete la mano <strong>en</strong> <strong>el</strong>los y saca un p<strong>en</strong>ique. Se


da cu<strong>en</strong>ta <strong>en</strong>tonces <strong>de</strong> que la moneda lleva acuñada la fecha <strong>de</strong> 1979. ¡Ha<br />

cometido un error! De algún modo se ha <strong>de</strong>slizado una moneda mo<strong>de</strong>rna<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> bolsillo. Al ext<strong>en</strong><strong>de</strong>r la mano hacia la jov<strong>en</strong>, <strong>el</strong>la y toda la habitación<br />

se <strong>de</strong>svanec<strong>en</strong> rápidam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la distancia, <strong>en</strong>contrándose <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

hot<strong>el</strong> <strong>en</strong> 1980. Trata <strong>en</strong>tonces <strong>de</strong>sesperadam<strong>en</strong>te <strong>de</strong> repetir la fecha <strong>de</strong><br />

1912 una y otra vez, pero no funciona: ya no vu<strong>el</strong>ve a regresar. El<br />

<strong>de</strong>sgraciado jov<strong>en</strong> langui<strong>de</strong>ce y pronto muere con <strong>el</strong> corazón roto, tras lo<br />

cual es recibido por una jov<strong>en</strong> Miss McK<strong>en</strong>na —por supuesto— y ambos<br />

se v<strong>en</strong> ro<strong>de</strong>ados <strong>de</strong> una blanquísima luz. La música se int<strong>en</strong>sifica y los<br />

títulos <strong>de</strong> crédito empiezan a <strong>de</strong>sfilar.<br />

Aunque <strong>el</strong> mecanismo d<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> es poco verosímil, la historia<br />

<strong>en</strong> sí trata <strong>de</strong> ser autoconsist<strong>en</strong>te. No hay paradojas. El personaje <strong>de</strong><br />

Christopher Reeve no altera <strong>el</strong> pasado <strong>en</strong> absoluto; <strong>de</strong> hecho, lo<br />

cumplim<strong>en</strong>ta. Participa <strong>en</strong> dicho pasado haci<strong>en</strong>do que Miss McK<strong>en</strong>na se<br />

<strong>en</strong>amore <strong>de</strong> él, y le <strong>en</strong>trega <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj que <strong>el</strong>la, más tar<strong>de</strong> y ya anciana, le<br />

<strong>de</strong>vu<strong>el</strong>ve.<br />

Pero ¿<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> provi<strong>en</strong>e <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj? Se trata <strong>de</strong> un jinn, la anciana Miss<br />

McK<strong>en</strong>na se lo da al jov<strong>en</strong> escritor, qui<strong>en</strong> lo transporta al pasado, para<br />

<strong>en</strong>tregarlo a la misma mujer cuando era jov<strong>en</strong>. Ella lo guarda toda su vida<br />

hasta <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que se lo <strong>de</strong>vu<strong>el</strong>ve a él. Así pues ¿quién fabricó <strong>el</strong><br />

r<strong>el</strong>oj? Nadie. El r<strong>el</strong>oj nunca pasó por una fábrica <strong>de</strong> r<strong>el</strong>ojes. Su línea <strong>de</strong><br />

<strong>universo</strong> es circular. Novikov ha observado que, <strong>en</strong> <strong>el</strong> caso <strong>de</strong> un jinn<br />

macroscópico como éste, <strong>el</strong> mundo exterior siempre <strong>de</strong>be emplear <strong>en</strong>ergía<br />

para reparar cualquier <strong>de</strong>sgaste (<strong>en</strong>tropía) que acumule, <strong>de</strong> modo que se<br />

halle exactam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> su condición original al completar <strong>el</strong> bucle.<br />

Aunque posibles <strong>en</strong> la teoría, los jinn macroscópicos son muy<br />

improbables. La historia <strong>de</strong> En algún lugar d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> podría haberse<br />

<strong>de</strong>sarrollado <strong>en</strong> su totalidad sin <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj. Este resulta, a<strong>de</strong>más, un tanto<br />

inverosímil porque parece marcar correctam<strong>en</strong>te la hora. Sería más<br />

verosímil imaginar un r<strong>el</strong>oj estropeado, o quizás un clip que pasara hacia<br />

atrás y hacia d<strong>el</strong>ante <strong>en</strong>tre ambos protagonistas. ¡Pero es un r<strong>el</strong>oj que


funciona, nada m<strong>en</strong>os! Según la mecánica cuántica, si se dispone <strong>de</strong><br />

sufici<strong>en</strong>te <strong>en</strong>ergía, es posible hacer que aparezca espontáneam<strong>en</strong>te un<br />

objeto macroscópico (junto con las antipartículas asociadas, que ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

igual masa pero opuesta carga <strong>el</strong>éctrica), aunque es extremadam<strong>en</strong>te<br />

improbable. Admiti<strong>en</strong>do la exist<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> un jinn, sería m<strong>en</strong>os probable<br />

toparse con un r<strong>el</strong>oj que con un clip y más improbable todavía tropezar<br />

con éste que con un <strong>el</strong>ectrón. Cuanto más masivo y complejo sea <strong>el</strong> jinn<br />

macroscópico, más raro será.<br />

Novikov ha señalado que incluso la información que viaja a través <strong>de</strong> un<br />

bucle cerrado pue<strong>de</strong> constituir un jinn, aunque no haya ninguna partícula<br />

real que t<strong>en</strong>ga la línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> circular. Supongamos que viajo <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> hasta 1905 y le cu<strong>en</strong>to a <strong>Einstein</strong> todo sobre la r<strong>el</strong>atividad especial.<br />

<strong>Einstein</strong> podría <strong>en</strong>tonces publicarlo <strong>en</strong> su artículo <strong>de</strong> 1905. Pero yo<br />

conozco la r<strong>el</strong>atividad especial gracias a haber leído mucho <strong>de</strong>spués ese<br />

artículo. Dicho esc<strong>en</strong>ario es posible, pero altam<strong>en</strong>te improbable. En<br />

cualquier caso, los jinn sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do misteriosos.<br />

Vosotros, los zombies y la autocreación humana mediante <strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong><br />

Más intrigante es aún Vosotros, los zombies (1959), d<strong>el</strong> maestro <strong>de</strong> la<br />

ci<strong>en</strong>cia-ficción Robert Heinlein, una <strong>de</strong> las mejores nov<strong>el</strong>as sobre <strong>viajes</strong> <strong>en</strong><br />

<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> jamás escritas. Un jov<strong>en</strong> <strong>de</strong> veinticinco años se halla <strong>en</strong> un bar<br />

lam<strong>en</strong>tando su suerte; curiosam<strong>en</strong>te se llama a sí mismo «Madre Soltera».<br />

El jov<strong>en</strong> le cu<strong>en</strong>ta al barman su historia. Su vida ha sido muy dura. Nació<br />

mujer y se crió <strong>en</strong> un orfanato. De jov<strong>en</strong> tuvo r<strong>el</strong>aciones sexuales con un<br />

hombre que la abandonó. Quedó embarazada y <strong>de</strong>cidió t<strong>en</strong>er <strong>el</strong> niño.<br />

Llegado <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to, fue necesario practicarle una cesárea y dio a luz a<br />

una niña. Durante la operación, <strong>el</strong> médico observó que <strong>en</strong> <strong>el</strong> interior <strong>de</strong> su<br />

cuerpo había órganos masculinos y fem<strong>en</strong>inos, e intervino quirúrgicam<strong>en</strong>te<br />

para transformarla sin su cons<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> un varón. Ésta es la razón por


la que <strong>el</strong> protagonista se refiere a sí mismo como «Madre Soltera», Por<br />

otra parte, <strong>el</strong> bebé fue secuestrado <strong>en</strong> <strong>el</strong> hospital por un <strong>de</strong>sconocido.<br />

El barman interrumpe al jov<strong>en</strong>: «La matrona <strong>de</strong> su orfanato era Mrs.<br />

Fetherbridge, ¿verdad?… Su nombre cuando era mujer era Jane, ¿no? Y<br />

usted no me había contado esto hasta ahora, ¿no es cierto?». El barman<br />

pregunta <strong>en</strong>tonces a Madre Soltera si quiere <strong>en</strong>contrar al padre <strong>de</strong> su hija.<br />

El <strong>de</strong>sgraciado jov<strong>en</strong> acepta y es conducido por <strong>el</strong> barman a la parte trasera<br />

d<strong>el</strong> bar, don<strong>de</strong> hay una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Viajan siete años y nueve<br />

meses al pasado. El barman <strong>de</strong>ja allí al jov<strong>en</strong> y avanza nueve meses, justo<br />

a <strong>tiempo</strong> para raptar a un bebé llamado Jane. A continuación lleva a la niña<br />

dieciocho años atrás <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> y la <strong>de</strong>ja a la puerta <strong>de</strong> un orfanato.<br />

Después regresa junto al jov<strong>en</strong>, que acaba <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar embarazada a una<br />

muchacha llamada Jane. El barman conduce al jov<strong>en</strong> al futuro para que<br />

estudie host<strong>el</strong>ería. Al final, mi<strong>en</strong>tras <strong>el</strong> barman reflexiona sobre la<br />

av<strong>en</strong>tura, se mira una vieja cicatriz <strong>en</strong> <strong>el</strong> vi<strong>en</strong>tre y murmura: «Sé <strong>de</strong> dón<strong>de</strong><br />

v<strong>en</strong>go yo. Pero ¿<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> v<strong>en</strong>ís todos vosotros, los zombies?».<br />

El barman, que es Jane, ha retrocedido <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> para convertirse a la<br />

vez <strong>en</strong> su propia madre y <strong>en</strong> su propio padre. Su línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> es<br />

verda<strong>de</strong>ram<strong>en</strong>te compleja.[2] Comi<strong>en</strong>za si<strong>en</strong>do <strong>el</strong> bebé Jane, es llevado al<br />

pasado por un barman, crece <strong>en</strong> un orfanato, ti<strong>en</strong>e r<strong>el</strong>aciones sexuales con<br />

un hombre, da a luz una niña llamada Jane, cambia <strong>de</strong> sexo, acu<strong>de</strong> al bar a<br />

lam<strong>en</strong>tarse <strong>de</strong> su sino, viaja al pasado con un barman, hace <strong>el</strong> amor con<br />

una mujer llamada Jane y es conducido al futuro por dicho barman, don<strong>de</strong><br />

a su vez se convierte <strong>en</strong> barman que viaja al pasado para tramar la historia<br />

<strong>de</strong> nuevo. Se trata <strong>de</strong> un r<strong>el</strong>ato autoconsist<strong>en</strong>te, extraño y maravilloso a la<br />

vez.<br />

La i<strong>de</strong>a fue trasladada al orig<strong>en</strong> <strong>de</strong> las especies por B<strong>en</strong> Bova <strong>en</strong> su nov<strong>el</strong>a<br />

Orión, <strong>de</strong> 1984, <strong>en</strong> la que un viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> permite a los humanos d<strong>el</strong><br />

futuro regresar al pasado y crear la raza humana. En la nov<strong>el</strong>a, pues, la<br />

especie humana se crea a sí misma. De una forma similar veremos más<br />

ad<strong>el</strong>ante cómo <strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> la r<strong>el</strong>atividad g<strong>en</strong>eral pue<strong>de</strong>


permitir que <strong>el</strong> <strong>universo</strong> se origine a sí mismo.<br />

Contact y los agujeros <strong>de</strong> gusano<br />

En ocasiones la ci<strong>en</strong>cia-ficción provoca directam<strong>en</strong>te una investigación<br />

ci<strong>en</strong>tífica. En 1985, Carl Sagan estaba escribi<strong>en</strong>do una nov<strong>el</strong>a <strong>de</strong> ci<strong>en</strong>ciaficción<br />

titulada Contact (posteriorm<strong>en</strong>te llevada al cine <strong>en</strong> una p<strong>el</strong>ícula<br />

protagonizada por Jodie Foster). Sagan pret<strong>en</strong>día que su heroína cayera <strong>en</strong><br />

un pequeño agujero negro ubicado <strong>en</strong> la Tierra y saliera <strong>de</strong>spedida <strong>de</strong> otro<br />

agujero negro <strong>en</strong> un punto muy lejano d<strong>el</strong> espacio. Para <strong>el</strong>lo, pidió a su<br />

amigo <strong>el</strong> profesor Kip Thorne que comprobara si su hipótesis <strong>de</strong> ficción<br />

violaba alguna ley física. Thome replicó que lo que Sagan quería era un<br />

agujero <strong>de</strong> gusano —un tún<strong>el</strong> espaciotemporal— que conectara dos<br />

lugares. A raíz <strong>de</strong> <strong>el</strong>lo, Thorne se interesó por la física <strong>de</strong> los agujeros <strong>de</strong><br />

gusano y, junto con sus colegas, mostró cómo podrían ser usados para<br />

viajar al pasado.<br />

Sagan quería pres<strong>en</strong>tar, <strong>de</strong> un modo dramático, las profundas<br />

consecu<strong>en</strong>cias d<strong>el</strong> contacto con una civilización extraterrestre. En la<br />

p<strong>el</strong>ícula, Jodie Foster interpreta <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> <strong>de</strong> una investigadora d<strong>el</strong> equipo<br />

SETI (búsqueda <strong>de</strong> int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>cia extraterrestre) que <strong>de</strong>tecta una señal <strong>de</strong><br />

radio mi<strong>en</strong>tras examinaba la estr<strong>el</strong>la Vega. La protagonista comunica <strong>el</strong><br />

hecho a un colega australiano, qui<strong>en</strong> también <strong>de</strong>tecta la señal con su<br />

radiot<strong>el</strong>escopio. Tras la confirmación, su ayudante pregunta: «¿Y ahora, a<br />

quién se lo <strong>de</strong>cimos?». «A todo <strong>el</strong> mundo», replica Foster. En poco <strong>tiempo</strong><br />

se hallan implicados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la CNN hasta <strong>el</strong> presid<strong>en</strong>te <strong>de</strong> Estados Unidos.<br />

La señal parece correspon<strong>de</strong>r a una emisión <strong>de</strong> t<strong>el</strong>evisión, por lo que<br />

Foster la introduce <strong>en</strong> un monitor. Se trata <strong>de</strong> una secu<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la que<br />

Hitler ar<strong>en</strong>ga a una conc<strong>en</strong>tración <strong>de</strong> nazis. ¿Nazis <strong>en</strong> Vega? No, los<br />

ev<strong>en</strong>tuales habitantes <strong>de</strong> la estr<strong>el</strong>la se limitan a re<strong>en</strong>viar una señal <strong>de</strong><br />

t<strong>el</strong>evisión recibida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Tierra: una primera transmisión realizada <strong>en</strong><br />

1936. Vega está a veintiséis años luz, con lo que la señal <strong>de</strong> t<strong>el</strong>evisión —


que viaja a la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz— ha tardado ese <strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> alcanzar<br />

dicha estr<strong>el</strong>la. Cuando los veganos recibieron la transmisión, <strong>de</strong>dujeron la<br />

pres<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> vida int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>te <strong>en</strong> nuestro planeta (qué primera impresión<br />

más nefasta se <strong>de</strong>bieron <strong>de</strong> llevar). <strong>Los</strong> veganos imaginaron que<br />

reconoceríamos <strong>en</strong>seguida nuestra propia señal, lo que la hacía i<strong>de</strong>al para<br />

anunciarnos su propia pres<strong>en</strong>cia; así pues, la reprodujeron y la <strong>en</strong>viaron <strong>de</strong><br />

vu<strong>el</strong>ta. La respuesta tardó otros veintiséis años <strong>en</strong> llegar a la Tierra, <strong>en</strong><br />

1988. Entr<strong>el</strong>azadas con los fotogramas <strong>de</strong> la transmisión t<strong>el</strong>evisiva, se<br />

<strong>de</strong>tecta una segunda serie <strong>de</strong> imág<strong>en</strong>es que resultan ser un conjunto <strong>de</strong><br />

planos que, al parecer, <strong>de</strong>scrib<strong>en</strong> la construcción <strong>de</strong> una especie <strong>de</strong> nave<br />

espacial, una esfera capaz <strong>de</strong> alojar <strong>en</strong> su interior a una persona.<br />

¿Deb<strong>en</strong> construir <strong>el</strong> artefacto? La cuestión provoca un fuerte <strong>de</strong>bate: <strong>en</strong><br />

lugar <strong>de</strong> una nave espacial podría tratarse <strong>de</strong> una bomba capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir<br />

nuestro planeta. Finalm<strong>en</strong>te se supone que los extraterrestres ti<strong>en</strong><strong>en</strong> bu<strong>en</strong>as<br />

int<strong>en</strong>ciones y la nave es fabricada <strong>de</strong> acuerdo con los planos. Jodie Foster<br />

se convierte <strong>en</strong> la astronauta. Una vez <strong>en</strong> <strong>el</strong> interior, la puerta se cierra y…<br />

¡bang! Se crea un agujero <strong>de</strong> gusano que conecta directam<strong>en</strong>te con un<br />

lugar situado <strong>en</strong> las proximida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Vega. La nave cae a través d<strong>el</strong><br />

agujero y emerge cerca <strong>de</strong> esa estr<strong>el</strong>la. Foster contempla durante unos<br />

instantes <strong>el</strong> sistema est<strong>el</strong>ar vegano y, seguidam<strong>en</strong>te, es catapultada a través<br />

<strong>de</strong> otro agujero <strong>de</strong> gusano para dirigirse al <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> un <strong>en</strong>viado <strong>de</strong><br />

Vega que adopta la apari<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong> padre <strong>de</strong> la astronauta. El regreso a la<br />

Tierra se produce por <strong>el</strong> camino inverso; asombrada, Foster se da cu<strong>en</strong>ta<br />

<strong>de</strong> que ha retornado exactam<strong>en</strong>te al instante <strong>de</strong> partida. Cuando abandona<br />

la nave <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra a sus colegas preguntándose qué es lo que había fallado.<br />

Según Foster, <strong>el</strong> viaje había durado dieciocho horas, mi<strong>en</strong>tras que para los<br />

<strong>de</strong>más la nave nunca había partido. Muchos expertos se niegan a creer su<br />

r<strong>el</strong>ato. No obstante, al final <strong>de</strong> la p<strong>el</strong>ícula <strong>el</strong> consejero <strong>de</strong> seguridad<br />

presid<strong>en</strong>cial afirma haber observado algo: aunque la vi<strong>de</strong>ocámara que<br />

Foster llevaba acoplada no había registrado imag<strong>en</strong> alguna que pudiera<br />

corroborar su historia, sí había grabado exactam<strong>en</strong>te dieciocho horas <strong>de</strong><br />

señales espúreas. De este modo se da cu<strong>en</strong>ta <strong>de</strong> que <strong>el</strong>la estuvo realm<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> alguna parte, sin embargo <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> mant<strong>en</strong>er la evid<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> secreto.


Con la trama básica <strong>de</strong> su nov<strong>el</strong>a <strong>en</strong> la mano, Sagan le preguntó a Kip<br />

Thorne silos agujeros <strong>de</strong> gusano permitirían realm<strong>en</strong>te que la línea<br />

argum<strong>en</strong>tal fuera posible, aunque, por supuesto, se requiriera una<br />

tecnología <strong>en</strong>ormem<strong>en</strong>te avanzada. <strong>Los</strong> agujeros <strong>de</strong> gusano conectados a<br />

agujeros negros habían sido ya tema <strong>de</strong> discusión <strong>en</strong> la literatura ci<strong>en</strong>tífica.<br />

El problema consistía <strong>en</strong> que un agujero <strong>de</strong> gusano se evaporaba tan<br />

<strong>de</strong>prisa que nunca habría <strong>tiempo</strong> sufici<strong>en</strong>te para que una nave espacial<br />

pudiera recorrerlo <strong>de</strong> un extremo a otro sin resultar aplastada. Mp y sus<br />

colegas i<strong>de</strong>aron <strong>en</strong>tonces un modo físicam<strong>en</strong>te lógico <strong>de</strong> mant<strong>en</strong>er <strong>el</strong><br />

agujero abierto mediante materia «exótica» (<strong>en</strong> términos profanos, materia<br />

que pesa m<strong>en</strong>os que la nada) para po<strong>de</strong>r viajar a través <strong>de</strong> él sin perecer<br />

triturado. Fue así como hicieron un fascinante <strong>de</strong>scubrimi<strong>en</strong>to: una manera<br />

<strong>de</strong> manipular los dos extremos d<strong>el</strong> agujero <strong>de</strong> gusano que permitía al<br />

personaje <strong>en</strong>carnado por Jodie Foster no sólo regresar al mom<strong>en</strong>to exacto<br />

<strong>de</strong> partida, sino incluso volver más atrás. Se trataba, pues, <strong>de</strong> una máquina<br />

d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> que permitía viajar al pasado. Thorne y sus colegas publicaron<br />

sus investigaciones <strong>en</strong> la importante revista Physical Review Letters, <strong>en</strong><br />

1988, y con <strong>el</strong>lo <strong>de</strong>spertaron un nuevo interés por los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

Star Trek y <strong>el</strong> motor <strong>de</strong> distorsión<br />

Otro ejemplo <strong>de</strong> ficción ci<strong>en</strong>tífica que estimula una investigación real<br />

provi<strong>en</strong>e <strong>de</strong> Star Trek, serie que ha producido innumerables historias<br />

basadas <strong>en</strong> los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Star Trek transcurre <strong>en</strong> <strong>el</strong> siglo XXIII y<br />

r<strong>el</strong>ata las av<strong>en</strong>turas <strong>de</strong> la tripulación <strong>de</strong> La nave Enterprise. Serie t<strong>el</strong>evisiva<br />

<strong>en</strong> su orig<strong>en</strong>, dio lugar a varias p<strong>el</strong>ículas <strong>de</strong> éxito y a algunos t<strong>el</strong>efilmes<br />

<strong>de</strong>rivados, por lo que se convirtió <strong>en</strong> todo un clásico. El creador <strong>de</strong> la serie,<br />

G<strong>en</strong>e Rodd<strong>en</strong>berry, <strong>de</strong>seaba narrar una historia <strong>de</strong> <strong>viajes</strong> interest<strong>el</strong>ares <strong>en</strong><br />

los que <strong>el</strong> Enterprise visitaba un sistema est<strong>el</strong>ar cada semana, para <strong>de</strong>spués<br />

regresar al Cuart<strong>el</strong> G<strong>en</strong>eral <strong>de</strong> la Flota Est<strong>el</strong>ar e informar <strong>de</strong> sus<br />

exploraciones, todo <strong>el</strong>lo a lo largo <strong>de</strong> un periodo <strong>de</strong> cinco años. Para que la<br />

nave pudiera moverse a una v<strong>el</strong>ocidad muy superior a la <strong>de</strong> la luz, G<strong>en</strong>e


utilizó <strong>el</strong> concepto <strong>de</strong> motor <strong>de</strong> distorsión. De algún modo, <strong>el</strong> espacio<br />

alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la nave se curvaba o <strong>de</strong>formaba, lo cual le permitiría a ésta<br />

saltar <strong>de</strong> una estr<strong>el</strong>la a otra fácilm<strong>en</strong>te. En la época <strong>en</strong> que nació la serie<br />

(mediados <strong>de</strong> los ses<strong>en</strong>ta), la mayoría <strong>de</strong> los físicos se hubiera burlado <strong>de</strong><br />

la i<strong>de</strong>a tachándola <strong>de</strong> mera fantasía. Hasta que Migu<strong>el</strong> Alcubierre, un<br />

físico mexicano, <strong>de</strong>cidió comprobar si la cuestión podía funcionar<br />

conforme a las reglas <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> la gravitación <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>. Podía, <strong>en</strong><br />

efecto, pero requería la pres<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> alguna clase <strong>de</strong> materia exótica (como<br />

<strong>en</strong> los agujeros <strong>de</strong> gusano <strong>de</strong> Thorne). La solución <strong>de</strong> Alcubierre,<br />

publicada <strong>en</strong> 1994, no implicaba los <strong>viajes</strong> al pasado, pero especulaba con<br />

la posibilidad <strong>de</strong> que se pudiera acce<strong>de</strong>r a él mediante un motor <strong>de</strong><br />

distorsión. Dos años <strong>de</strong>spués, un artículo d<strong>el</strong> físico All<strong>en</strong> E. Everett<br />

indicaba cómo lograrlo utilizando dos motores <strong>de</strong> distorsión <strong>en</strong> cascada.<br />

Es curioso <strong>el</strong> hecho <strong>de</strong> que los guionistas <strong>de</strong> Star Trek parecieran saber,<br />

instintivam<strong>en</strong>te, que <strong>el</strong> motor <strong>de</strong> distorsión podría ser empleado para viajar<br />

al pasado, y así incorporaron la i<strong>de</strong>a a muchos <strong>de</strong> sus episodios. Una <strong>de</strong> las<br />

mejores historias <strong>de</strong> este tipo ti<strong>en</strong>e lugar <strong>en</strong> <strong>el</strong> filme Star Trek IV Misión:<br />

salvar la Tierra. En <strong>el</strong> siglo XXIII se produce una crisis cuando una nave<br />

extraterrestre gigante am<strong>en</strong>aza con lanzar un pot<strong>en</strong>te rayo que <strong>de</strong>struirá la<br />

Tierra. La nave <strong>en</strong>vía una señal: se trata d<strong>el</strong> canto <strong>de</strong> un rorcual. <strong>Los</strong><br />

extraterrestres adviert<strong>en</strong> a los humanos <strong>de</strong> que <strong>de</strong>struirán <strong>el</strong> planeta si no<br />

recib<strong>en</strong> la respuesta a<strong>de</strong>cuada por parte <strong>de</strong> otro rorcual. Por <strong>de</strong>sgracia, los<br />

rorcuales se han extinguido <strong>en</strong> <strong>el</strong> siglo XXIII y no queda ninguno que<br />

pueda respon<strong>de</strong>r a la señal. Solución: emplear <strong>el</strong> motor <strong>de</strong> distorsión para<br />

viajar hasta <strong>el</strong> siglo XX, época <strong>en</strong> la que estos cetáceos existían, capturar<br />

una pareja <strong>de</strong> <strong>el</strong>los y transportarlos al siglo XXIII para que emitan la<br />

respuesta que los extraterrestres esperan, conjurando así <strong>el</strong> p<strong>el</strong>igro.<br />

Como vemos, la ci<strong>en</strong>cia-ficción a m<strong>en</strong>udo hace p<strong>en</strong>sar a los ci<strong>en</strong>tíficos.<br />

El ajedrez y las leyes <strong>de</strong> la física


¿Por qué los físicos como yo se interesan por los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>? No<br />

se <strong>de</strong>be a que esperemos pat<strong>en</strong>tar una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> un futuro<br />

próximo, sino a que <strong>de</strong>seamos explorar las fronteras <strong>de</strong> las leyes físicas.<br />

Las paradojas asociadas a los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> supon<strong>en</strong> todo un reto. A<br />

m<strong>en</strong>udo, tales paradojas no son sino un indicio <strong>de</strong> que algo importante <strong>en</strong><br />

la física está esperando a ser <strong>de</strong>scubierto.<br />

<strong>Einstein</strong> resolvió algunas <strong>de</strong> las paradojas que existían <strong>en</strong> la época con su<br />

teoría especial <strong>de</strong> la r<strong>el</strong>atividad. El físico Albert Mich<strong>el</strong>son y <strong>el</strong> químico<br />

Edward Morley habían realizado un b<strong>el</strong>lo experim<strong>en</strong>to <strong>en</strong> 1887 que<br />

<strong>de</strong>mostraba que la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz era exactam<strong>en</strong>te la misma, por<br />

distinta que fuese la dirección <strong>de</strong> propagación <strong>en</strong> <strong>el</strong> laboratorio, Pero este<br />

f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o sólo podía explicarse si la Tierra fuera estacionaria, y todos los<br />

ci<strong>en</strong>tíficos sabían que nuestro planeta gira alre<strong>de</strong>dor d<strong>el</strong> Sol. Se trataba,<br />

pues, <strong>de</strong> una paradoja.<br />

<strong>Einstein</strong> la resolvió mediante su teoría especial <strong>de</strong> la r<strong>el</strong>atividad que, como<br />

veremos, <strong>de</strong>rribó la concepción newtoniana d<strong>el</strong> espacio y <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. La<br />

bomba atómica <strong>de</strong>mostró <strong>de</strong> forma <strong>el</strong>ocu<strong>en</strong>te que la teoría funciona, y<br />

confirmó la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> su ecuación fundam<strong>en</strong>tal, E = mc2, <strong>en</strong> <strong>el</strong> s<strong>en</strong>tido <strong>de</strong><br />

que una pequeña porción <strong>de</strong> masa pue<strong>de</strong> ser transformada <strong>en</strong> una ing<strong>en</strong>te<br />

cantidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía.<br />

La mecánica cuántica, un campo que <strong>de</strong>spertaba sus dudas al propio<br />

<strong>Einstein</strong>, pero que hoy los físicos aceptan ampliam<strong>en</strong>te, posee sus propias<br />

paradojas. [3] Aun así, la mecánica cuántica funciona. Pue<strong>de</strong> pre<strong>de</strong>cir las<br />

probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> obt<strong>en</strong>er distintos resultados <strong>en</strong> un experim<strong>en</strong>to. A priori,<br />

parece obvio que si sumamos las probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> obt<strong>en</strong>er todos los<br />

resultados posibles <strong>de</strong> un experim<strong>en</strong>to dado <strong>de</strong>beríamos obt<strong>en</strong>er un total<br />

d<strong>el</strong> 100%. Pero David Boulware, <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Washington,<br />

trabajando sobre una solución r<strong>el</strong>ativa a <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> que <strong>de</strong>scubrí,<br />

<strong>de</strong>mostró que las partículas jinn impid<strong>en</strong> que ese total alcance <strong>el</strong> 100%. Mi<br />

antiguo alumno Jonathan Simon resolvió esta paradoja afirmando que se<br />

pue<strong>de</strong> simplem<strong>en</strong>te multiplicar las probabilida<strong>de</strong>s cuánticas por un factor


<strong>de</strong> corrección, con lo que se obti<strong>en</strong>e <strong>de</strong> nuevo <strong>el</strong> 100%. La investigación<br />

condujo a Simon y a sus colegas a apoyar <strong>el</strong> concepto <strong>de</strong> las múltiples<br />

historias <strong>de</strong> Feynman, ya que este <strong>en</strong>foque <strong>de</strong> la mecánica cuántica<br />

proporciona respuestas únicas. Steph<strong>en</strong> Hawking p<strong>en</strong>saba <strong>de</strong> otra manera.<br />

[4] Si ciertos <strong>en</strong>foques <strong>de</strong> la mecánica cuántica son lo sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />

flexibles como para permitir trabajar incluso <strong>en</strong> las regiones asociadas a<br />

los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, <strong>de</strong>berían ser consi<strong>de</strong>rados más fundam<strong>en</strong>tales. Esta<br />

es la razón por la que las investigaciones sobre los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> son<br />

especialm<strong>en</strong>te interesantes: podrían conducirnos a una nueva física.<br />

En cierta ocasión, Richard Feynman com<strong>en</strong>tó que <strong>de</strong>scubir las leyes físicas<br />

es como tratar <strong>de</strong> apr<strong>en</strong><strong>de</strong>r las reglas d<strong>el</strong> ajedrez a base <strong>de</strong> observar<br />

partidas. Observamos que los alfiles permanec<strong>en</strong> siempre <strong>en</strong> casillas d<strong>el</strong><br />

mismo color y lo anotamos como una ley d<strong>el</strong> ajedrez. Después<br />

<strong>de</strong>scubrimos una ley mejor: los alfiles se muev<strong>en</strong> <strong>en</strong> diagonal. Como las<br />

casillas <strong>en</strong> diagonal son siempre d<strong>el</strong> mismo color, esto explica la primera<br />

observación. Esta nueva ley es una mejora, es más simple y, a la vez,<br />

explica más cosas. En física, <strong>el</strong> <strong>de</strong>scubrimi<strong>en</strong>to <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> la<br />

gravitación <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> tras conocer la teoría <strong>de</strong> Newton repres<strong>en</strong>ta un<br />

hecho similar. La observación <strong>de</strong> que las piezas no cambian su id<strong>en</strong>tidad a<br />

lo largo <strong>de</strong> la partida equivaldría al <strong>de</strong>scubrimi<strong>en</strong>to <strong>de</strong> las leyes <strong>de</strong><br />

conservación <strong>de</strong> la masa y la <strong>en</strong>ergía.<br />

Alguna vez observamos que <strong>en</strong> una partida un peón alcanza <strong>el</strong> otro<br />

extremo d<strong>el</strong> tablero y se convierte <strong>en</strong> una reina. Po<strong>de</strong>mos p<strong>en</strong>sar: «Un<br />

mom<strong>en</strong>to. Esto viola las leyes d<strong>el</strong> ajedrez. Las piezas no pued<strong>en</strong> cambiar<br />

su id<strong>en</strong>tidad». Por supuesto, la jugada no viola las leyes; lo que ocurre es<br />

que nunca habíamos visto una partida que llegara a alcanzar esa posición.<br />

En la investigación acerca <strong>de</strong> <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> exploramos situaciones<br />

extremas <strong>en</strong> las que <strong>el</strong> espacio y <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> se <strong>de</strong>forman <strong>de</strong> manera nada<br />

habitual. El que las posibles soluciones viol<strong>en</strong> quizás <strong>el</strong> «s<strong>en</strong>tido común»<br />

las hace aún más fascinantes.<br />

De la misma manera, la mecánica cuántica y la r<strong>el</strong>atividad especial


transgred<strong>en</strong> cre<strong>en</strong>cias d<strong>el</strong> s<strong>en</strong>tido común y, no obstante, sus predicciones<br />

han sido confirmadas por muchos experim<strong>en</strong>tos. La mecánica cuántica<br />

contradice nuestras expectativas <strong>de</strong> la vida diaria porque estamos<br />

acostumbrados a tratar con objetos tan gran<strong>de</strong>s y masivos que los efectos<br />

<strong>de</strong> la mecánica cuántica sobre éstos son mínimos. Jamás hemos visto a<br />

nuestro automóvil experim<strong>en</strong>tar <strong>el</strong> «efecto tún<strong>el</strong>» y salir <strong>de</strong> un garaje<br />

cerrado. Nunca nos hemos <strong>en</strong>contrado <strong>el</strong> coche aparcado <strong>de</strong> pronto <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

césped <strong>de</strong> fuera. Si algui<strong>en</strong> afirmara que este suceso podría ocurrir (con<br />

una probabilidad pequeña, pero finita), diríamos —si viviéramos antes d<strong>el</strong><br />

siglo XX— que las leyes <strong>de</strong> la física no permit<strong>en</strong> esos f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os, sin<br />

embargo se ha <strong>de</strong>mostrado que <strong>el</strong>lo suce<strong>de</strong> a escala subatómica; un núcleo<br />

<strong>de</strong> h<strong>el</strong>io pue<strong>de</strong> salir <strong>de</strong>spedido <strong>de</strong> un núcleo <strong>de</strong> uranio precisam<strong>en</strong>te <strong>de</strong> esa<br />

manera, mediante <strong>el</strong> efecto tún<strong>el</strong>, tal como observó George. Gamow. El<br />

efecto tún<strong>el</strong> cuántico parece extraño porque <strong>en</strong> nuestro mundo habitual <strong>de</strong><br />

objetos masivos y gran<strong>de</strong>s los efectos cuánticos son prácticam<strong>en</strong>te<br />

inapreciables. Gamow escribió un conocido libro para subrayar esta i<strong>de</strong>a<br />

titulado Mr Tompkins <strong>en</strong> <strong>el</strong> país <strong>de</strong> las maravillas (actualm<strong>en</strong>te reeditado<br />

con <strong>el</strong> estrambótico título <strong>de</strong> Mr Tompkins <strong>en</strong> bolsillo), La obra <strong>de</strong>scribe<br />

cómo veríamos <strong>el</strong> mundo si la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz fuera <strong>de</strong> sólo dieciséis<br />

kilómetros por hora y si los efectos cuánticos fues<strong>en</strong> importantes a escala<br />

cotidiana. <strong>Los</strong> cazadores t<strong>en</strong>drían que disparar a tigres borrosos que no<br />

podrían ser ubicados exactam<strong>en</strong>te y siempre andaríamos extraviando <strong>el</strong><br />

coche cuando se le ocurriera experim<strong>en</strong>tar <strong>el</strong> efecto tún<strong>el</strong> y salir <strong>de</strong> nuestro<br />

garaje (por no hablar <strong>de</strong> las llaves <strong>de</strong> ese mismo coche, que incluso hoy día<br />

per<strong>de</strong>mos con tanta facilidad). Si estuviéramos acostumbrados a<br />

experim<strong>en</strong>tar esta clase <strong>de</strong> situaciones, no nos parecerían extrañas.<br />

El viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> parece raro porque no estamos habituados a ver<br />

viajeros d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, Pero si los contemplásemos todos los días, no nos<br />

sorpr<strong>en</strong><strong>de</strong>ría <strong>en</strong>contrar a un hombre que fuera su propia madre y su propio<br />

padre. Confirmar si <strong>en</strong> principio tales <strong>viajes</strong> pued<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er lugar<br />

posiblem<strong>en</strong>te nos dé nuevas pistas acerca <strong>de</strong> cómo funciona <strong>el</strong> <strong>universo</strong> e,<br />

incluso, d<strong>el</strong> modo <strong>en</strong> que vino a parar aquí.


EL VIAJE AL FUTURO<br />

Un viaje <strong>de</strong> miles <strong>de</strong> kilómetros comi<strong>en</strong>za siempre con un primer paso.<br />

Lao-Tse<br />

El viaje al futuro es posible<br />

¿Le gustaría visitar la Tierra d<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> mil años? <strong>Einstein</strong> nos <strong>en</strong>señó cómo<br />

hacerlo. Sólo t<strong>en</strong>emos que subir a una nave espacial, viajar hasta una<br />

estr<strong>el</strong>la que se halle a una distancia algo inferior a quini<strong>en</strong>tos años luz y<br />

regresar a nuestro planeta, moviéndonos <strong>en</strong> ambos trayectos a una<br />

v<strong>el</strong>ocidad igual al 99,995% <strong>de</strong> la <strong>de</strong> la luz. Cuando estemos <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta, la<br />

Tierra será mil años más vieja, pero nosotros sólo habremos <strong>en</strong>vejecido<br />

diez años. Tal v<strong>el</strong>ocidad es posible; <strong>en</strong> nuestro ac<strong>el</strong>erador <strong>de</strong> partículas<br />

más pot<strong>en</strong>te conseguimos que los protones viaj<strong>en</strong> aún más <strong>de</strong>prisa (<strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

Fermilab, <strong>el</strong> récord actual está <strong>en</strong> <strong>el</strong> 99,999946% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz).<br />

Sabemos ya que los agoreros d<strong>el</strong> pasado se equivocaron al referirse a las<br />

máquinas voladoras más pesadas que <strong>el</strong> aire y a la barrera d<strong>el</strong> sonido.<br />

Deberían haber reflexionado un poco más. Como ya observó Leonardo da<br />

Vinci, los pájaros vu<strong>el</strong>an a pesar <strong>de</strong> ser más pesados que <strong>el</strong> aire, por lo que<br />

conseguir hacer volar una máquina <strong>de</strong> esas características <strong>de</strong>bía ser, <strong>en</strong><br />

principio, posible. De igual modo, al restallar un látigo, <strong>el</strong> chasquido que<br />

escuchamos es <strong>el</strong> pequeño bang ultrasónico que se produce cuando <strong>el</strong><br />

extremo <strong>de</strong> aquél franquea la barrera d<strong>el</strong> sonido. Por supuesto que la punta<br />

d<strong>el</strong> látigo ti<strong>en</strong>e un tamaño muy inferior al <strong>de</strong> un avión, pero <strong>el</strong> mismo<br />

chasquido basta para <strong>de</strong>mostrar que es posible superar la v<strong>el</strong>ocidad d<strong>el</strong><br />

sonido. Así pues, la NASA <strong>de</strong>bería tomar nota: si po<strong>de</strong>mos ac<strong>el</strong>erar<br />

protones hasta un 99,995% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, algún día podremos


hacer lo mismo con un astronauta. Es sólo una cuestión <strong>de</strong> coste. <strong>Los</strong><br />

protones pesan poco, por lo que ac<strong>el</strong>erarlos hasta una v<strong>el</strong>ocidad <strong>el</strong>evada es<br />

r<strong>el</strong>ativam<strong>en</strong>te barato. Pero como un ser humano pesa alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> cuar<strong>en</strong>ta<br />

y siete mil cuatrillones <strong>de</strong> veces más, ac<strong>el</strong>erar a una persona sería<br />

muchísimo más costoso ya sólo <strong>en</strong> términos <strong>en</strong>ergéticos.<br />

Es obvio que <strong>el</strong> viaje a una v<strong>el</strong>ocidad cercana a la <strong>de</strong> la luz <strong>de</strong>bería ser<br />

planificado minuciosam<strong>en</strong>te para evitar someter al cuerpo humano a<br />

esfuerzos excesivos. Por ejemplo, si quisiéramos evitar ac<strong>el</strong>eraciones<br />

extremas, cabría simplem<strong>en</strong>te limitar a 1 giga (la ac<strong>el</strong>eración <strong>de</strong> la<br />

gravedad <strong>en</strong> la Tierra) la ac<strong>el</strong>eración que aplicáramos al astronauta. De<br />

esta manera, a medida que <strong>el</strong> cohete ganara v<strong>el</strong>ocidad, <strong>el</strong> viajero quedaría<br />

presionado contra <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o <strong>de</strong> tal modo que su cuerpo s<strong>en</strong>tiría <strong>el</strong> mismo<br />

peso que <strong>en</strong> la Tierra, con lo que <strong>el</strong> viaje resultaría muy cómodo. El<br />

astronauta <strong>en</strong>vejecería seis años y tres semanas durante <strong>el</strong> proceso <strong>de</strong><br />

ac<strong>el</strong>eración hasta <strong>el</strong> 99,9992% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

que se hallaría a dosci<strong>en</strong>tos cincu<strong>en</strong>ta años luz <strong>de</strong> la Tierra. Entonces, haría<br />

girar 180 grados <strong>el</strong> cohete para que <strong>el</strong> empuje lo fr<strong>en</strong>ara. Tras otros seis<br />

años y tres semanas, <strong>el</strong> cohete habría reducido su v<strong>el</strong>ocidad a cero y<br />

viajado dosci<strong>en</strong>tos cincu<strong>en</strong>ta años luz más. El astronauta habría llegado<br />

hasta la estr<strong>el</strong>la situada a quini<strong>en</strong>tos años luz y <strong>en</strong>vejecido un total <strong>de</strong> doce<br />

años y seis semanas, Repiti<strong>en</strong>do <strong>el</strong> proceso para regresar se <strong>en</strong>contraría<br />

con una Tierra mil años más vieja, mi<strong>en</strong>tras que él habría <strong>en</strong>vejecido<br />

ap<strong>en</strong>as veinticinco años.<br />

Veamos un posible esc<strong>en</strong>ario para un viaje <strong>de</strong> estas características. La<br />

cápsula tripulada podría pesar, por ejemplo, cincu<strong>en</strong>ta ton<strong>el</strong>adas, y su<br />

cohete multietapa, cargado con <strong>el</strong> combustible materia-antimateria más<br />

efici<strong>en</strong>te posible, t<strong>en</strong>dría un peso superior a cuatro mil veces <strong>el</strong> <strong>de</strong> un<br />

Saturno V Éste es <strong>el</strong> modo <strong>en</strong> que un combustible materia-antimateria<br />

funcionaría: por cada partícula <strong>de</strong> materia (protón, neutrón o <strong>el</strong>ectrón)<br />

existe una partícula equival<strong>en</strong>te <strong>de</strong> antimateria (antiprotón, antineutrón o<br />

positrón). Si juntamos una partícula <strong>de</strong> materia con la correspondi<strong>en</strong>te <strong>de</strong><br />

antimateria, ambas se aniquilan mutuam<strong>en</strong>te produci<strong>en</strong>do <strong>en</strong>ergía pura, por


lo g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> la forma <strong>de</strong> fotones <strong>de</strong> rayos gamma. En la parte trasera d<strong>el</strong><br />

cohete habría un <strong>en</strong>orme espejo, una especie <strong>de</strong> v<strong>el</strong>a <strong>de</strong> luz. Para lanzar la<br />

cápsula <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Tierra, un láser gigante ubicado <strong>en</strong> nuestro sistema solar<br />

dispararía su haz sobre <strong>el</strong> espejo, que ac<strong>el</strong>eraría la nave hacia <strong>el</strong> exterior <strong>de</strong><br />

nuestro sistema durante la primera cuarta parte d<strong>el</strong> viaje. A continuación,<br />

<strong>el</strong> cohete alejaría la nave <strong>de</strong> la Tierra hasta alcanzar <strong>el</strong> 99,9992% <strong>de</strong> la<br />

v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> <strong>el</strong> que <strong>el</strong> astronauta invertiría su<br />

ori<strong>en</strong>tación para que los rayos gamma (g<strong>en</strong>erados <strong>de</strong> la mutua aniquilación<br />

<strong>en</strong>tre materia y antimateria) fr<strong>en</strong>aran la nave tras otros dosci<strong>en</strong>tos<br />

cincu<strong>en</strong>ta años luz. Acto seguido, <strong>el</strong> motor <strong>de</strong> materia y antimateria<br />

volvería a ac<strong>el</strong>erarla <strong>en</strong> <strong>el</strong> viaje <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta. Finalm<strong>en</strong>te, <strong>el</strong> astronauta<br />

<strong>de</strong>splegaría otro espejo y <strong>el</strong> láser situado <strong>en</strong> nuestro sistema solar apuntaría<br />

hacia él y fr<strong>en</strong>aría la nave a su llegada <strong>de</strong> forma eficaz. El proyecto<br />

requeriría láseres situados <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio mucho más pot<strong>en</strong>tes que<br />

cualquiera <strong>de</strong> los exist<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la actualidad. Por otra parte, hoy día sólo<br />

po<strong>de</strong>mos crear antimateria <strong>de</strong> átomo <strong>en</strong> átomo; por lo que <strong>de</strong>beríamos ser<br />

capaces <strong>de</strong> fabricarla y almac<strong>en</strong>arla masivam<strong>en</strong>te <strong>de</strong> un modo seguro.<br />

También <strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>sarrollar tecnologías para refrigerar los motores y<br />

evitar que se fundieran. La nave necesitaría un blindaje contra los átomos<br />

interest<strong>el</strong>ares y <strong>el</strong> impacto <strong>de</strong> las radiaciones. Nos <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taríamos a<br />

importantes problemas <strong>de</strong> ing<strong>en</strong>iería. No sería fácil, pero ci<strong>en</strong>tíficam<strong>en</strong>te<br />

es posible que una persona visite <strong>el</strong> futuro.<br />

El <strong>tiempo</strong> y la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz <strong>en</strong> las teorías <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong><br />

La predicción <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> <strong>de</strong> que los objetos <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong>vejec<strong>en</strong> más<br />

<strong>de</strong>spacio ha sido confirmada por los experim<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> múltiples ocasiones.<br />

Una <strong>de</strong> las primeras <strong>de</strong>mostraciones estuvo r<strong>el</strong>acionada con la<br />

<strong>de</strong>sintegración <strong>de</strong> los muones rápidos. Descubiertos <strong>en</strong> 1937, los muones<br />

son partículas <strong>el</strong>em<strong>en</strong>tales con una masa aproximadam<strong>en</strong>te igual a la<br />

décima parte <strong>de</strong> la <strong>de</strong> un protón. <strong>Los</strong> muones son inestables; se <strong>de</strong>sintegran<br />

<strong>en</strong> partículas <strong>el</strong>em<strong>en</strong>tales más ligeras. Si observamos un puñado <strong>de</strong>


muones <strong>en</strong> <strong>el</strong> laboratorio, comprobamos que sólo queda la mitad al cabo<br />

<strong>de</strong> unas dos millonésimas <strong>de</strong> segundo. Sin embargo, los muones originados<br />

por los rayos cósmicos que incid<strong>en</strong> sobre la alta atmósfera, los cuales<br />

viajan cercanos a la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, no se <strong>de</strong>sintegran tan rápido <strong>en</strong> su<br />

trayectoria hacia la superficie terrestre como los originados <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

laboratorio, lo que concuerda con las predicciones <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>. En 1971,<br />

los físicos Joe Haf<strong>el</strong>e y Richard Keating <strong>de</strong>mostraron la exist<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong><br />

retardo <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> <strong>en</strong> los objetos <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to mediante r<strong>el</strong>ojes<br />

atómicos muy precisos que introdujeron <strong>en</strong> un avión que dio la vu<strong>el</strong>ta al<br />

mundo <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido este, un trayecto <strong>en</strong> <strong>el</strong> que se suma la v<strong>el</strong>ocidad d<strong>el</strong><br />

avión a la <strong>de</strong> rotación <strong>de</strong> la Tierra. Haf<strong>el</strong>e y Keating constataron al<br />

concluir <strong>el</strong> viaje que los r<strong>el</strong>ojes embarcados se habían retrasado<br />

ligeram<strong>en</strong>te —59 nanosegundos— respecto a los que habían quedado <strong>en</strong><br />

tierra, una observación totalm<strong>en</strong>te acor<strong>de</strong> con las predicciones <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong><br />

(<strong>de</strong>bido a la rotación <strong>de</strong> la Tierra, <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o también se mueve, pero no tan<br />

<strong>de</strong>prisa, <strong>Los</strong> r<strong>el</strong>ojes d<strong>el</strong> su<strong>el</strong>o se retrasan m<strong>en</strong>os que los d<strong>el</strong> avión).<br />

<strong>Einstein</strong> com<strong>en</strong>zó a p<strong>en</strong>sar sobre la naturaleza d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> y su r<strong>el</strong>ación con<br />

la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz cuando todavía era un adolesc<strong>en</strong>te. Se imaginaba a sí<br />

mismo a mediodía, alejándose a la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz d<strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj <strong>de</strong> la torre<br />

<strong>de</strong> su ciudad; <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj le parecía parado porque viajaba junto a la luz que<br />

reflejaba su esfera mostrando las doce <strong>en</strong> punto. ¿Se <strong>de</strong>ti<strong>en</strong>e, realm<strong>en</strong>te, <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> para algui<strong>en</strong> que se mueva a la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz? <strong>Einstein</strong><br />

concebía <strong>el</strong> rayo <strong>de</strong> luz con <strong>el</strong> que volaba <strong>en</strong> paral<strong>el</strong>o como una especie <strong>de</strong><br />

onda estacionaria <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía <strong>el</strong>ectromagnética, ya que no había<br />

movimi<strong>en</strong>to r<strong>el</strong>ativo <strong>en</strong>tre ambos. Pero una onda <strong>de</strong> este tipo violaba la<br />

teoría d<strong>el</strong> <strong>el</strong>ectromagnetismo que Maxw<strong>el</strong>l había establecido. Algo no<br />

<strong>en</strong>cajaba. <strong>Einstein</strong> hizo estas reflexiones <strong>en</strong> 1896, cuando sólo t<strong>en</strong>ía<br />

diecisiete años. Transcurrirían nueve más hasta que diera con la solución,<br />

una solución que supuso una auténtica revolución <strong>en</strong> la física y <strong>en</strong> nuestra<br />

concepción d<strong>el</strong> espacio y <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

Cuando <strong>Einstein</strong> t<strong>en</strong>ía cuatro años, su padre le mostró una brújula. Al niño<br />

le pareció un milagro y esto motivó su interés por la ci<strong>en</strong>cia. Entre los


doce y los dieciséis años, <strong>el</strong> futuro g<strong>en</strong>io apr<strong>en</strong>dió por su cu<strong>en</strong>ta geometría<br />

euclí<strong>de</strong>a y cálculo integral y difer<strong>en</strong>cial. Era un muchacho brillante y, más<br />

importante aún, con i<strong>de</strong>as propias, que pronto quedó cautivado por la<br />

teoría d<strong>el</strong> <strong>el</strong>ectromagnetismo, <strong>de</strong> James Clerk Maxw<strong>el</strong>l, la teoría ci<strong>en</strong>tífica<br />

más apasionante <strong>de</strong> la época. Una teoría a la que echaremos un vistazo<br />

rápido, pues supone la base sobre la que <strong>Einstein</strong> edificó la suya.<br />

La teoría d<strong>el</strong> <strong>el</strong>ectromagnetismo <strong>de</strong> Maxw<strong>el</strong>l<br />

<strong>Los</strong> ci<strong>en</strong>tíficos conocían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía <strong>tiempo</strong> la exist<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> dos tipos <strong>de</strong><br />

carga <strong>el</strong>éctrica, positiva y negativa. Por ejemplo, los protones ti<strong>en</strong><strong>en</strong> carga<br />

positiva y los <strong>el</strong>ectrones, negativa. Las cargas positiva y negativa se atra<strong>en</strong><br />

mutuam<strong>en</strong>te, mi<strong>en</strong>tras que las d<strong>el</strong> mismo tipo se rep<strong>el</strong><strong>en</strong>. A<strong>de</strong>más, los<br />

ci<strong>en</strong>tíficos sabían que las cargas pued<strong>en</strong> ser estáticas o hallarse <strong>en</strong><br />

movimi<strong>en</strong>to. Las cargas estáticas produc<strong>en</strong> interacciones <strong>el</strong>éctricas d<strong>el</strong> tipo<br />

<strong>de</strong> las que observamos <strong>en</strong> la llamada <strong>el</strong>ectricidad estática. Las cargas <strong>en</strong><br />

movimi<strong>en</strong>to no sólo g<strong>en</strong>eran estos efectos, sino que también produc<strong>en</strong><br />

interacciones magnéticas, como cuando las cargas que se muev<strong>en</strong> a lo<br />

largo <strong>de</strong> un cable dan lugar a un <strong>el</strong>ectroimán.<br />

Maxw<strong>el</strong>l <strong>de</strong>sarrolló un conjunto <strong>de</strong> cuatro ecuaciones que gobiernan <strong>el</strong><br />

<strong>el</strong>ectromagnetismo. En esas ecuaciones existe una constante, c, que<br />

<strong>de</strong>scribe las int<strong>en</strong>sida<strong>de</strong>s r<strong>el</strong>ativas <strong>de</strong> las fuerzas <strong>el</strong>éctrica y magnética<br />

<strong>en</strong>tre partículas cargadas. Maxw<strong>el</strong>l i<strong>de</strong>ó un ing<strong>en</strong>ioso dispositivo para<br />

medir c. En un lado había dos placas paral<strong>el</strong>as, una cargada positivam<strong>en</strong>te<br />

y la otra, negativam<strong>en</strong>te, que se atraían <strong>de</strong>bido a la fuerza <strong>el</strong>éctrica que<br />

existía <strong>en</strong>tre <strong>el</strong>las. En <strong>el</strong> lado opuesto había dos bobinas <strong>de</strong> hilo conductor<br />

a través <strong>de</strong> las cuales se hacía fluir una corri<strong>en</strong>te, con lo que aquéllas se<br />

atraían por efecto <strong>de</strong> la fuerza magnética. Maxw<strong>el</strong>l equilibró la fuerza<br />

magnética fr<strong>en</strong>te a la fuerza <strong>el</strong>éctrica que había <strong>en</strong>tre las placas con <strong>el</strong><br />

objetivo <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar la proporción exist<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre ambas y, por<br />

consigui<strong>en</strong>te, <strong>el</strong> valor <strong>de</strong> c; cuyo resultado fue <strong>de</strong> tresci<strong>en</strong>tos mil


kilómetros por segundo, aproximadam<strong>en</strong>te.<br />

Maxw<strong>el</strong>l pronto hallaría una extraordinaria solución para sus ecuaciones:<br />

una onda <strong>el</strong>ectromagnética, una combinación <strong>de</strong> campos <strong>el</strong>éctricos y<br />

magnéticos, viajando a través d<strong>el</strong> vacío a la v<strong>el</strong>ocidad c, la cual id<strong>en</strong>tificó<br />

como la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, una magnitud que los astrónomos ya habían<br />

medido <strong>en</strong> aqu<strong>el</strong>la época.<br />

Ya <strong>en</strong> <strong>el</strong> año 1676, <strong>el</strong> astrónomo danés Olaus Roemer había observado<br />

meticulosam<strong>en</strong>te los satélites —lunas— <strong>de</strong> Júpiter. Tras comprobar que<br />

orbitaban alre<strong>de</strong>dor d<strong>el</strong> planeta como las manecillas <strong>de</strong> un sofisticado<br />

r<strong>el</strong>oj, Roemer constató que cuando la Tierra se hallaba <strong>en</strong> su punto más<br />

cercano a Júpiter, ese «r<strong>el</strong>oj» parecía ad<strong>el</strong>antar ocho minutos, mi<strong>en</strong>tras que<br />

cuando se hallaba <strong>en</strong> <strong>el</strong> punto más lejano (<strong>en</strong> <strong>el</strong> extremo opuesto <strong>de</strong> su<br />

órbita), <strong>el</strong> «r<strong>el</strong>oj» parecía retrasar los mismos ocho minutos. La difer<strong>en</strong>cia<br />

<strong>en</strong>tre los dos resultados estaba motivada por los dieciséis minutos más que<br />

<strong>de</strong>bía recorrer la luz para alcanzar la Tierra cuando ambos planetas estaban<br />

situados <strong>en</strong> su posición más alejada, atravesando una distancia extra —<strong>el</strong><br />

diámetro <strong>de</strong> la órbita terrestre— que ya había sido <strong>de</strong>terminada <strong>en</strong>tonces<br />

mediante técnicas <strong>de</strong> medición astronómica. Roemer llegó a la conclusión<br />

<strong>de</strong> que la luz se movía a dosci<strong>en</strong>tos set<strong>en</strong>ta mil kilómetros por segundo.<br />

En 1728, <strong>el</strong> astrónomo inglés James Bradley midió la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz<br />

empleando <strong>el</strong> mismo efecto que hace que la lluvia que cae verticalm<strong>en</strong>te<br />

parezca hacerlo <strong>de</strong> manera oblicua cuando es observada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un vehículo<br />

<strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to. A partir <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sviaciones ligeram<strong>en</strong>te cambiantes <strong>de</strong> la<br />

luz <strong>de</strong> las estr<strong>el</strong>las, observadas a lo largo <strong>de</strong> un año a medida que la Tierra<br />

ro<strong>de</strong>a <strong>el</strong> Sol, Bradley <strong>de</strong>dujo que la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz era unas diez mil<br />

veces mayor que la <strong>de</strong> la Tierra <strong>en</strong> su órbita, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> unos tresci<strong>en</strong>tos<br />

mil kilómetros por segundo.<br />

Así pues, Maxw<strong>el</strong>l conocía la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, y cuando <strong>en</strong> 1873<br />

calculó la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> sus ondas <strong>el</strong>ectromagnéticas y observó que<br />

viajaban a tresci<strong>en</strong>tos mil kilómetros por segundo, concluyó que la luz


t<strong>en</strong>ía que ser una onda <strong>el</strong>ectromagnética. [5] Se trataba <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los<br />

mayores <strong>de</strong>scubrimi<strong>en</strong>tos <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la ci<strong>en</strong>cia. Maxw<strong>el</strong>l también<br />

<strong>de</strong>dujo que las ondas <strong>el</strong>ectromagnéticas podían t<strong>en</strong>er difer<strong>en</strong>tes longitu<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> onda y predijo que algunas <strong>de</strong> éstas podrían ser más cortas o más largas<br />

que las correspondi<strong>en</strong>tes a la luz visible. Entre las primeras se hallarían los<br />

rayos gamma, los rayos X y los ultravioleta, mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong>tre las<br />

segundas estarían la radiación infrarroja, las microondas y las ondas <strong>de</strong><br />

radio. Inspirado directam<strong>en</strong>te por los resultados <strong>de</strong> Maxw<strong>el</strong>l, <strong>en</strong> 1888<br />

Heinrich Hertz logró transmitir y recibir ondas <strong>de</strong> radio, lo que constituyó<br />

la base <strong>de</strong> este inv<strong>en</strong>to.<br />

La teoría especial <strong>de</strong> la r<strong>el</strong>atividad <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong><br />

La obra <strong>de</strong> Maxw<strong>el</strong>l fascinaba a <strong>Einstein</strong>, pero sus ecuaciones<br />

contra<strong>de</strong>cían <strong>el</strong> aspecto que él había previsto para aqu<strong>el</strong> rayo <strong>de</strong> luz junto<br />

al que se imaginaba viajando a la misma v<strong>el</strong>ocidad. En su visión, la onda<br />

<strong>el</strong>ectromagnética parecía estacionaria respecto a él, una onda estática con<br />

crestas y valles como surcos <strong>en</strong> un campo arado. Las ecuaciones <strong>de</strong><br />

Maxw<strong>el</strong>l no permitían ese f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o estático <strong>en</strong> <strong>el</strong> vacío, así que algo<br />

estaba equivocado.<br />

<strong>Einstein</strong> se dio cu<strong>en</strong>ta <strong>de</strong> algo más, Supongamos que <strong>de</strong>splazamos<br />

rápidam<strong>en</strong>te una partícula cargada ante un imán inmóvil. Según Maxw<strong>el</strong>l,<br />

la carga <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to se vería ac<strong>el</strong>erada por una fuerza magnética.<br />

Dejemos quieta la carga y movamos ahora <strong>el</strong> imán. Conforme a las<br />

ecuaciones <strong>de</strong> Maxw<strong>el</strong>l, <strong>el</strong> campo magnético variable producido por <strong>el</strong><br />

imán <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to crearía un campo <strong>el</strong>éctrico, produci<strong>en</strong>do una<br />

ac<strong>el</strong>eración <strong>en</strong> la carga <strong>de</strong>bido a una fuerza <strong>el</strong>éctrica. La física involucrada<br />

<strong>en</strong> cada caso sería totalm<strong>en</strong>te distinta y, sin embargo, la ac<strong>el</strong>eración<br />

resultante sobre la partícula cargada sería idéntica <strong>en</strong> ambos. <strong>Einstein</strong> tuvo<br />

<strong>en</strong>tonces una i<strong>de</strong>a audaz. P<strong>en</strong>só que la física t<strong>en</strong>ía que ser la misma <strong>en</strong><br />

ambos casos, puesto que la única r<strong>el</strong>ación <strong>en</strong>tre la partícula cargada y <strong>el</strong>


imán resultaba ser la v<strong>el</strong>ocidad r<strong>el</strong>ativa <strong>de</strong> uno con respecto al otro.<br />

En la historia <strong>de</strong> la ci<strong>en</strong>cia, muchos gran<strong>de</strong>s avances se han producido<br />

cuando algui<strong>en</strong> se ha percatado <strong>de</strong> que dos situaciones que hasta <strong>en</strong>tonces<br />

se creían difer<strong>en</strong>tes son <strong>en</strong> realidad la misma. Aristót<strong>el</strong>es p<strong>en</strong>saba que la<br />

gravedad afectaba a la Tierra haci<strong>en</strong>do que los objetos cayeran hacia <strong>el</strong>la,<br />

pero que eran otras las fuerzas que operaban <strong>en</strong> los ci<strong>el</strong>os y hacían que los<br />

planetas se movieran y la Luna girara alre<strong>de</strong>dor d<strong>el</strong> nuestro. Sin embargo,<br />

Newton compr<strong>en</strong>dió que la fuerza que hacía caer a una manzana era la<br />

misma que mant<strong>en</strong>ía a la Luna <strong>en</strong> su órbita. Se dio cu<strong>en</strong>ta <strong>de</strong> que la Luna<br />

estaba «cay<strong>en</strong>do» continuam<strong>en</strong>te hacia la Tierra, pues la trayectoria <strong>en</strong><br />

línea recta que nuestro satélite hubiera seguido <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio <strong>en</strong> caso<br />

contrario se hubiera visto continuam<strong>en</strong>te curvada para formar un círculo.<br />

Una i<strong>de</strong>a que <strong>en</strong> absoluto era obvia.<br />

Había otra cosa sobre la luz que resultaba muy peculiar. Supongamos que<br />

la Tierra se moviera a través d<strong>el</strong> espacio a 100.000 kilómetros por<br />

segundo. Un rayo <strong>de</strong> luz que nos ad<strong>el</strong>antara viajando <strong>en</strong> <strong>el</strong> mismo s<strong>en</strong>tido<br />

que <strong>el</strong>la, ¿se alejaría <strong>de</strong> nosotros a sólo 200.000 kilómetros por segundo<br />

(es <strong>de</strong>cir, 300.000 m<strong>en</strong>os 100.000)? Y si <strong>el</strong> rayo viajara <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido opuesto,<br />

¿lo veríamos alejarse a 400.000 kilómetros por segundo (es <strong>de</strong>cir, 300.000<br />

más 100.000)? El hecho es que la luz se aleja siempre <strong>de</strong> la Tierra a la<br />

misma v<strong>el</strong>ocidad, con in<strong>de</strong>p<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong> s<strong>en</strong>tido <strong>en</strong> <strong>el</strong> que viaje. En 1887,<br />

<strong>el</strong> físico Albert Mich<strong>el</strong>son, d<strong>el</strong> Instituto Case <strong>de</strong> Ci<strong>en</strong>cias Aplicadas <strong>de</strong><br />

Clev<strong>el</strong>and, y <strong>el</strong> químico Edward Morley, <strong>de</strong> la vecina Westem Reserve<br />

University, comprobaron este extremo dividi<strong>en</strong>do un haz <strong>de</strong> luz, <strong>de</strong> modo<br />

que una mitad fuera hacia <strong>el</strong> norte y la otra, hacia <strong>el</strong> este. S<strong>en</strong>dos espejos<br />

reflejaban <strong>de</strong>spués cada uno <strong>de</strong> los haces, <strong>de</strong>volviéndolos al punto <strong>de</strong><br />

orig<strong>en</strong>. Mich<strong>el</strong>son y Morley p<strong>en</strong>saron que si la luz se <strong>de</strong>splazaba a través<br />

d<strong>el</strong> espacio a 300.000 kilómetros por segundo y su aparato se movía,<br />

también <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio, a 30 kilómetros por segundo (la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la<br />

Tierra <strong>en</strong> su órbita alre<strong>de</strong>dor d<strong>el</strong> Sol), la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz respecto a su<br />

aparato sería <strong>de</strong> 300.000 kilómetros por segundo más/m<strong>en</strong>os 30 kilómetros<br />

por segundo, <strong>de</strong>p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do <strong>de</strong> si <strong>el</strong> haz viajaba <strong>en</strong> paral<strong>el</strong>o o <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido


contrario al movimi<strong>en</strong>to <strong>de</strong> la Tierra. Estimaron que <strong>el</strong> haz <strong>de</strong> luz que iba y<br />

v<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> la dirección paral<strong>el</strong>a a la d<strong>el</strong> movimi<strong>en</strong>to <strong>de</strong> la Tierra <strong>de</strong>bía llegar<br />

retrasado con respecto al que hacía <strong>el</strong> recorrido <strong>en</strong> una dirección<br />

perp<strong>en</strong>dicular; sin embargo, su experim<strong>en</strong>to mostró <strong>de</strong> manera muy precisa<br />

que los dos haces llegaban siempre a la vez.<br />

Es fácil imaginar la <strong>en</strong>orme sorpresa para ambos ci<strong>en</strong>tíficos. Después <strong>de</strong><br />

confirmar la precisión <strong>de</strong> su aparato, se preguntaron si la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la<br />

Tierra alre<strong>de</strong>dor d<strong>el</strong> Sol <strong>en</strong> <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to <strong>de</strong> hacer <strong>el</strong> experim<strong>en</strong>to podría<br />

haberse visto canc<strong>el</strong>ada por algún movimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido contrario d<strong>el</strong><br />

sistema solar <strong>en</strong> su conjunto. Motivo por <strong>el</strong> cual repitieron la prueba seis<br />

meses más tar<strong>de</strong>, cuando la Tierra se estaba movi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido opuesto<br />

<strong>en</strong> su órbita alre<strong>de</strong>dor d<strong>el</strong> Sol. Según su hipótesis, <strong>en</strong> la segunda ocasión<br />

<strong>de</strong>berían estar moviéndose a través d<strong>el</strong> espacio a ses<strong>en</strong>ta kilómetros por<br />

segundo, pero los resultados fueron idénticos.<br />

Con toda esta valiosa información <strong>en</strong> sus manos, <strong>en</strong> 1905 <strong>Einstein</strong> formulé<br />

dos sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes postulados: primero, los efectos <strong>de</strong> las leyes físicas<br />

<strong>de</strong>b<strong>en</strong> resultar iguales para cualquier observador sujeto a movimi<strong>en</strong>to<br />

uniforme (viajando a v<strong>el</strong>ocidad constante a lo largo <strong>de</strong> una dirección<br />

constante, sin que existan giros), y segundo, la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

vacío ti<strong>en</strong>e que ser la misma para cualquier observador <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to<br />

uniforme.<br />

De <strong>en</strong>trada, los postulados parec<strong>en</strong> contra<strong>de</strong>cir <strong>el</strong> s<strong>en</strong>tido común, ¿cómo<br />

pue<strong>de</strong> un rayo <strong>de</strong> luz alejarse <strong>de</strong> dos observadores a la misma v<strong>el</strong>ocidad si<br />

estos observadores se muev<strong>en</strong> uno respecto a otro? Sin embargo, <strong>Einstein</strong><br />

<strong>de</strong>mostró muchos teoremas basados <strong>en</strong> esos dos postulados y los<br />

numerosos experim<strong>en</strong>tos realizados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>en</strong>tonces han confirmado su<br />

vali<strong>de</strong>z.<br />

<strong>Einstein</strong> probó sus teoremas i<strong>de</strong>ando diversos e ing<strong>en</strong>iosos experim<strong>en</strong>tos<br />

m<strong>en</strong>tales. D<strong>en</strong>ominó sus trabajos «teoría especial <strong>de</strong> la r<strong>el</strong>atividad»,<br />

especial porque estaba restringida a observadores <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to


uniforme, y r<strong>el</strong>atividad porque mostraba que sólo cu<strong>en</strong>tan los movimi<strong>en</strong>tos<br />

r<strong>el</strong>ativos.<br />

Hagamos una pausa para admirar la <strong>en</strong>orme originalidad <strong>de</strong> la propuesta<br />

einsteiniana. Nunca antes algui<strong>en</strong> había hecho algo similar <strong>en</strong> la ci<strong>en</strong>cia.<br />

¿Cómo llegó <strong>Einstein</strong> a sus conclusiones? Sin duda algo tuvo que ver su<br />

rever<strong>en</strong>cia por lo que él llamaba <strong>el</strong> «sagrado» libro <strong>de</strong> geometría, un<br />

volum<strong>en</strong> que llegó a sus manos cuando t<strong>en</strong>ía doce años. El libro <strong>de</strong>scribía<br />

cómo <strong>el</strong> matemático griego Eucli<strong>de</strong>s había observado que se podían<br />

<strong>de</strong>mostrar numerosos teoremas notables a partir <strong>de</strong> unos postulados que<br />

<strong>de</strong>fin<strong>en</strong> puntos y líneas y las r<strong>el</strong>aciones <strong>en</strong>tre ambos. A <strong>Einstein</strong> le produjo<br />

una gran impresión esa metodología: se trataba simplem<strong>en</strong>te <strong>de</strong> adoptar un<br />

par <strong>de</strong> postulados y ver qué se podía <strong>de</strong>mostrar con <strong>el</strong>los. Si nuestro<br />

razonami<strong>en</strong>to es sólido y nuestros postulados son ciertos, todos nuestros<br />

teoremas <strong>de</strong>berán resultar ciertos también. Pero ¿por qué <strong>Einstein</strong> adopté<br />

esos dos postulados <strong>en</strong> concreto?<br />

Sabía que la teoría <strong>de</strong> la gravitación <strong>de</strong> Newton respondía al primer<br />

postulado. Según dicha teoría, la fuerza <strong>de</strong> gravitación <strong>en</strong>tre dos objetos<br />

<strong>de</strong>p<strong>en</strong><strong>de</strong> <strong>de</strong> las masas <strong>de</strong> ambos y <strong>de</strong> la distancia que los separa, pero no <strong>de</strong><br />

la v<strong>el</strong>ocidad a la que se estén movi<strong>en</strong>do estos objetos. Newton asumía la<br />

exist<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> un estado <strong>de</strong> reposo, pero no hay modo alguno <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar,<br />

mediante un experim<strong>en</strong>to gravitatorio, si <strong>el</strong> sistema solar está <strong>en</strong> reposo o<br />

no, por ejemplo. Según las leyes newtonianas, los planetas ro<strong>de</strong>arían <strong>el</strong> Sol<br />

<strong>de</strong> igual modo tanto si <strong>el</strong> sistema solar fuera estacionario —se hallara <strong>en</strong><br />

reposo— como si estuviera <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to rápido uniforme. <strong>Einstein</strong> <strong>de</strong>cía<br />

que, como no pue<strong>de</strong> ser medido, ese estado único <strong>de</strong> reposo simplem<strong>en</strong>te<br />

no existe. Cualquier observador que se <strong>de</strong>splace con movimi<strong>en</strong>to uniforme<br />

pue<strong>de</strong> afirmar con todo <strong>de</strong>recho que su situación es estática. [6] Y si la<br />

gravitación no pue<strong>de</strong> establecer un estado único <strong>de</strong> reposo, p<strong>en</strong>saba<br />

<strong>Einstein</strong>, ¿por qué iba a ser distinto para <strong>el</strong> <strong>el</strong>ectromagnetismo? Basándose<br />

<strong>en</strong> su razonami<strong>en</strong>to sobre la partícula cargada y <strong>el</strong> imán, <strong>Einstein</strong> concluyó<br />

que lo único que contaba era la v<strong>el</strong>ocidad r<strong>el</strong>ativa <strong>en</strong>tre ambos. A partir <strong>de</strong><br />

la interacción <strong>en</strong>tre imán y partícula, nadie podría <strong>de</strong>cidir cuál <strong>de</strong> los dos


se hallaba «<strong>en</strong> reposo».<br />

<strong>Einstein</strong> basó su segundo postulado <strong>en</strong> <strong>el</strong> hecho <strong>de</strong> que las ecuaciones <strong>de</strong><br />

Maxw<strong>el</strong>l predic<strong>en</strong> que, <strong>en</strong> <strong>el</strong> vacío, las ondas <strong>el</strong>ectromagnéticas se<br />

propagan a tresci<strong>en</strong>tos mil kilómetros por segundo. Si estuviéramos «<strong>en</strong><br />

reposo», la luz nos rebasaría a esa v<strong>el</strong>ocidad. Si viéramos pasar un rayo <strong>de</strong><br />

luz a cualquier otra v<strong>el</strong>ocidad, sería la evid<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> que no nos hallamos<br />

«<strong>en</strong> reposo» (<strong>de</strong> hecho, Mich<strong>el</strong>son y Morley trataron <strong>de</strong> utilizar esta i<strong>de</strong>a<br />

para <strong>de</strong>mostrar que la Tierra no se halla «<strong>en</strong> reposo», pero su experim<strong>en</strong>to<br />

fallé). <strong>Einstein</strong> p<strong>en</strong>só que todo observador sometido a movimi<strong>en</strong>to<br />

uniforme <strong>de</strong>bería po<strong>de</strong>r consi<strong>de</strong>rarse a sí mismo «<strong>en</strong> reposo» y, por lo<br />

tanto, ver pasar <strong>el</strong> rayo <strong>de</strong> luz a tresci<strong>en</strong>tos mil kilómetros por segundo. El<br />

segundo postulado einst<strong>en</strong>iano significa que un observador que viaje a una<br />

alta v<strong>el</strong>ocidad y realice <strong>el</strong> experim<strong>en</strong>to <strong>de</strong> Mich<strong>el</strong>son-Morley fracasará <strong>en</strong><br />

<strong>el</strong> int<strong>en</strong>to, Preguntado años <strong>de</strong>spués, <strong>Einstein</strong> admitió haber t<strong>en</strong>ido<br />

conocimi<strong>en</strong>to d<strong>el</strong> famoso experim<strong>en</strong>to <strong>en</strong> 1905, pero afirmaba que no<br />

había ejercido excesiva influ<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> sus razonami<strong>en</strong>tos; él había asumido,<br />

simplem<strong>en</strong>te, que todo int<strong>en</strong>to <strong>en</strong> ese s<strong>en</strong>tido fracasaría. En cualquier caso,<br />

hoy po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que <strong>el</strong> experim<strong>en</strong>to <strong>de</strong> Mich<strong>el</strong>son-Morley quizá<br />

constituyó la prueba más concluy<strong>en</strong>te <strong>de</strong> que <strong>el</strong> segundo postulado <strong>de</strong><br />

<strong>Einstein</strong> era correcto.<br />

<strong>Einstein</strong> compr<strong>en</strong>dió que la luz podía parecer que viajaba siempre a la<br />

misma v<strong>el</strong>ocidad para observadores que se movieran a distintas<br />

v<strong>el</strong>ocida<strong>de</strong>s r<strong>el</strong>ativas sólo si sus r<strong>el</strong>ojes e instrum<strong>en</strong>tos <strong>de</strong> medida diferían.<br />

Si un astronauta que viajara a una gran v<strong>el</strong>ocidad tuviese reglas y r<strong>el</strong>ojes<br />

difer<strong>en</strong>tes <strong>de</strong> los míos, tal vez al medir la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> un rayo <strong>de</strong> luz<br />

ambos obt<strong>en</strong>dríamos un valor <strong>de</strong> tresci<strong>en</strong>tos mil kilómetros por segundo.<br />

Isaac Newton había imaginado un <strong>tiempo</strong> universal sobre <strong>el</strong> que todos los<br />

observadores estaban <strong>de</strong> acuerdo y por <strong>el</strong> cual <strong>el</strong> tictac <strong>de</strong> un r<strong>el</strong>oj <strong>en</strong><br />

movimi<strong>en</strong>to era igual <strong>de</strong> rápido que <strong>el</strong> <strong>de</strong> uno estacionario. Podríamos<br />

ilustrar <strong>el</strong> concepto newtoniano d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> mediante una secu<strong>en</strong>cia clásica<br />

<strong>de</strong> las p<strong>el</strong>ículas <strong>de</strong> acción. Antes <strong>de</strong> com<strong>en</strong>zar la misión, <strong>el</strong> jefe d<strong>el</strong>


comando reúne a todos los miembros d<strong>el</strong> grupo y dice algo así como:<br />

«Sincronicemos nuestros r<strong>el</strong>ojes. En este mom<strong>en</strong>to son las 14:10». Todos<br />

ajustan sus r<strong>el</strong>ojes exactam<strong>en</strong>te a las 14:10 y, a continuación, se separan,<br />

confiando <strong>en</strong> la i<strong>de</strong>a newtoniana <strong>de</strong> que, aunque cada miembro d<strong>el</strong><br />

comando recorra un camino muy difer<strong>en</strong>te y a una v<strong>el</strong>ocidad distinta (por<br />

tierra, mar o aire), todos alcanzarán <strong>el</strong> objetivo al mismo <strong>tiempo</strong>. Sin<br />

embargo, si uno <strong>de</strong> <strong>el</strong>los viajara <strong>en</strong> una nave espacial a una v<strong>el</strong>ocidad<br />

cercana a la <strong>de</strong> la luz, la misión p<strong>el</strong>igraría. <strong>Los</strong> r<strong>el</strong>ojes <strong>de</strong> una nave que se<br />

mueva respecto a nosotros a gran v<strong>el</strong>ocidad no pued<strong>en</strong> ser sincronizados<br />

con los nuestros. Según <strong>Einstein</strong>, <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> universal no existe. El <strong>tiempo</strong><br />

es distinto para cada observador. Este principio abre la puerta a los <strong>viajes</strong><br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

¿Por qué un r<strong>el</strong>oj <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to avanza más <strong>de</strong>spacio?<br />

Uno <strong>de</strong> los primeros teoremas <strong>de</strong>rivados por <strong>Einstein</strong> <strong>de</strong> sus dos<br />

postulados vi<strong>en</strong>e a <strong>de</strong>cir que si un astronauta nos rebasara a gran<br />

v<strong>el</strong>ocidad, veríamos que sus r<strong>el</strong>ojes avanzan más <strong>de</strong>spacio que los<br />

nuestros. <strong>Einstein</strong> <strong>de</strong>mostró <strong>el</strong> teorema mediante un ing<strong>en</strong>ioso experim<strong>en</strong>to<br />

m<strong>en</strong>tal: imaginó un r<strong>el</strong>oj muy simple, <strong>en</strong> <strong>el</strong> que un rayo <strong>de</strong> luz rebota <strong>en</strong>tre<br />

dos espejos. El r<strong>el</strong>oj hace «tic» cada vez que <strong>el</strong> rayo alcanza uno <strong>de</strong> <strong>el</strong>los.<br />

Como la luz viaja a tresci<strong>en</strong>tos mil kilómetros por segundo, tardaría<br />

aproximadam<strong>en</strong>te 1 nanosegundo (una milmillonésima <strong>de</strong> segundo) <strong>en</strong><br />

recorrer 30,48 c<strong>en</strong>tímetros. Si separamos los espejos algo m<strong>en</strong>os <strong>de</strong> 1<br />

metro, nuestro r<strong>el</strong>oj <strong>de</strong> luz haría un tic cada 3 nanosegundos (figura 3).<br />

Supongamos ahora que nos ad<strong>el</strong>anta un cohete volando a una v<strong>el</strong>ocidad<br />

equival<strong>en</strong>te al 80% <strong>de</strong> la <strong>de</strong> la luz. A bordo va un astronauta con un r<strong>el</strong>oj<br />

<strong>de</strong> luz <strong>de</strong> dim<strong>en</strong>siones idénticas a las d<strong>el</strong> nuestro. [7]<br />

Si al pasar <strong>el</strong> astronauta observamos su r<strong>el</strong>oj, veremos rebotar su rayo <strong>de</strong><br />

luz arriba y abajo, <strong>de</strong>scribi<strong>en</strong>do una trayectoria <strong>en</strong> zigzag conforme los dos<br />

espejos se <strong>de</strong>splazan <strong>de</strong> izquierda a <strong>de</strong>recha (figura 3). Cuando <strong>el</strong> rayo <strong>de</strong>


luz va <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> espejo inferior al superior, nos parece que viaja <strong>en</strong> diagonal<br />

hacia arriba a la <strong>de</strong>recha, ya que, al alcanzar <strong>el</strong> espejo superior, éste se<br />

halla más a la <strong>de</strong>recha <strong>de</strong> don<strong>de</strong> estaba <strong>en</strong> <strong>el</strong> instante inicial. Cuando <strong>el</strong><br />

rayo va hacia <strong>el</strong> espejo inferior, parece moverse <strong>en</strong> diagonal hacia abajo a<br />

la <strong>de</strong>recha por la misma causa. Si medimos la longitud <strong>de</strong> estas<br />

trayectorias diagonales, es evid<strong>en</strong>te que <strong>el</strong> resultado supera los 0,9 metros.<br />

Como, forzosam<strong>en</strong>te, la luz viaja para todos a 0,3 metros por nanosegundo<br />

(tal como afirma <strong>el</strong> segundo postulado), <strong>el</strong> intervalo <strong>en</strong>tre tics <strong>en</strong> <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj<br />

d<strong>el</strong> astronauta es, para nosotros, superior a 3 nanosegundos.<br />

FIGURA 3. Diversos r<strong>el</strong>ojes <strong>de</strong> luz<br />

¿Cuánto atrasa <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj d<strong>el</strong> astronauta? Po<strong>de</strong>mos calcularlo. Si <strong>el</strong> astronauta<br />

viaja al 80% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz con respecto a nosotros, la distancia<br />

<strong>en</strong> diagonal que recorre la luz <strong>en</strong>tre un espejo y otro resulta ser 1,5 metros.<br />

Po<strong>de</strong>mos construir un triángulo rectángulo cuyos lados midan 1,5, 1,2 y<br />

0,9 metros. <strong>Los</strong> antiguos egipcios ya conocían esto. El lado horizontal<br />

t<strong>en</strong>dría 1,2 metros, <strong>el</strong> vertical, 0,9 y <strong>el</strong> diagonal, 1,5. Mi<strong>en</strong>tras <strong>el</strong> rayo <strong>de</strong><br />

luz viaja <strong>en</strong> diagonal hacia arriba recorri<strong>en</strong>do 1,5 metros, <strong>el</strong> espejo inferior,<br />

moviéndose al 80% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, se <strong>de</strong>splazará<br />

horizontalm<strong>en</strong>te a la <strong>de</strong>recha una distancia <strong>de</strong> 1,2 metros exactam<strong>en</strong>te.<br />

Como la luz recorre 0,3 metros cada nanosegundo, transcurr<strong>en</strong> 5<br />

nanosegundos <strong>en</strong>tre cada tic d<strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj d<strong>el</strong> astronauta. Después <strong>de</strong> 15<br />

nanosegundos, habremos observado 3 tics <strong>en</strong> su r<strong>el</strong>oj. Pero, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

esos mismos 15 nanosegundos, habremos observado 5 <strong>en</strong> <strong>el</strong> nuestro. Por<br />

cada 5 tics <strong>de</strong> nuestro r<strong>el</strong>oj, <strong>el</strong> suyo sólo efectúa 3. Así pues, su r<strong>el</strong>oj va<br />

más <strong>de</strong>spacio que <strong>el</strong> nuestro.<br />

Ahora vi<strong>en</strong>e lo más notable. El astronauta podría usar los latidos <strong>de</strong> su


corazón como una especie <strong>de</strong> r<strong>el</strong>oj. Sus espejos <strong>en</strong> paral<strong>el</strong>o (con un rayo <strong>de</strong><br />

luz rebotando <strong>en</strong>tre <strong>el</strong>los) y su corazón son simplem<strong>en</strong>te dos r<strong>el</strong>ojes <strong>en</strong><br />

reposo <strong>el</strong> uno respecto al otro, por lo que existirá una r<strong>el</strong>ación fija <strong>en</strong>tre sus<br />

respectivos ritmos. Cuando observamos que <strong>el</strong> astronauta se <strong>de</strong>splaza<br />

respecto a nosotros al 80% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, no sólo vemos que su<br />

r<strong>el</strong>oj <strong>de</strong> luz hace tres tics por cada cinco d<strong>el</strong> nuestro, su corazón late<br />

también más <strong>de</strong>spacio <strong>en</strong> la misma proporción; razón por la cual<br />

<strong>en</strong>vejecerá más l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te que nosotros. Cuando hayamos <strong>en</strong>vejecido<br />

cinco años, veremos que él sólo habrá <strong>en</strong>vejecido tres. <strong>Los</strong> r<strong>el</strong>ojes<br />

biológicos y los r<strong>el</strong>ojes <strong>de</strong> luz necesariam<strong>en</strong>te atrasan d<strong>el</strong> mismo modo; <strong>en</strong><br />

caso contrario, <strong>el</strong> astronauta podría <strong>de</strong>ducir que es él qui<strong>en</strong> se está<br />

movi<strong>en</strong>do, lo cual violaría <strong>el</strong> primer postulado.<br />

Estos efectos se hac<strong>en</strong> más espectaculares a medida que la v<strong>el</strong>ocidad d<strong>el</strong><br />

astronauta se aproxima a la <strong>de</strong> la luz. El resultado <strong>de</strong>p<strong>en</strong><strong>de</strong> d<strong>el</strong> coci<strong>en</strong>te<br />

v/c, don<strong>de</strong> v es la v<strong>el</strong>ocidad d<strong>el</strong> astronauta con respecto a nosotros y c es la<br />

v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz. ¿Recuerda <strong>el</strong> lector las clases <strong>de</strong> geometría <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

colegio? Uno <strong>de</strong> los tópicos fundam<strong>en</strong>tales era <strong>el</strong> teorema <strong>de</strong> Pitágoras: <strong>en</strong><br />

un triángulo rectángulo, la suma <strong>de</strong> los cuadrados <strong>de</strong> los catetos (los lados<br />

vertical y horizontal) es igual al cuadrado <strong>de</strong> la hipot<strong>en</strong>usa (<strong>el</strong> lado <strong>en</strong><br />

diagonal). Al <strong>tiempo</strong> que la luz se mueve 0,3 metros <strong>en</strong> diagonal, <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj<br />

d<strong>el</strong> astronauta se <strong>de</strong>splaza a la <strong>de</strong>recha una distancia igual a 0,3 metros<br />

multiplicado por <strong>el</strong> coci<strong>en</strong>te (v/c), creando dos lados <strong>de</strong> un triángulo<br />

rectángulo. Si la hipot<strong>en</strong>usa fuera igual a 0,3 metros y <strong>el</strong> cateto horizontal<br />

(v/c) metros, según <strong>el</strong> teorema <strong>de</strong> Pitágoras, <strong>el</strong> cateto vertical valdría [0,3 −<br />

(v/c)2]1/2 [8] (<strong>el</strong>evando al cuadrado la raíz cuadrada <strong>de</strong> [0,3 − (v/c)2] se<br />

obti<strong>en</strong>e [0,3 − (v/c)2]; si a <strong>el</strong>lo le sumamos (v/c)2 obt<strong>en</strong>emos 0,3, la<br />

hipot<strong>en</strong>usa). El recorrido vertical que vemos hacer al rayo <strong>de</strong> luz hacia <strong>el</strong><br />

espejo superior no es, por consigui<strong>en</strong>te, 0,3 metros, sino 0,3 metros<br />

multiplicado por [0,3 − (v/c)2]1/2. Como <strong>el</strong> rayo <strong>de</strong>be asc<strong>en</strong><strong>de</strong>r 0,9 metros<br />

antes <strong>de</strong> que veamos hacer tic al r<strong>el</strong>oj d<strong>el</strong> astronauta, <strong>el</strong> ritmo <strong>de</strong> este<br />

último será [0,3 − (v/c)2]1/2 veces <strong>el</strong> d<strong>el</strong> nuestro. Si <strong>el</strong> astronauta pasa<br />

junto a nosotros al 99,995% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, observaremos que su<br />

r<strong>el</strong>oj marcha ci<strong>en</strong> veces más <strong>de</strong>spacio. Cuando hayan transcurrido mil años


<strong>en</strong> la Tierra, qui<strong>en</strong>es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong>la observ<strong>en</strong> al astronauta verán que ¡sólo ha<br />

<strong>en</strong>vejecido diez!<br />

El viaje al futuro es posible por <strong>el</strong> hecho <strong>de</strong> que los observadores que se<br />

muev<strong>en</strong> unos respecto a otros ti<strong>en</strong><strong>en</strong> percepciones distintas d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

Estos observadores pued<strong>en</strong> dis<strong>en</strong>tir incluso sobre la simultaneidad <strong>de</strong> los<br />

sucesos; un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o que <strong>de</strong>sempeñará un importante pap<strong>el</strong> a la hora <strong>de</strong><br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong><strong>de</strong>r cómo podría materializarse <strong>el</strong> viaje al pasado.<br />

Imaginemos que un astronauta pasa junto a nosotros al 80% <strong>de</strong> la<br />

v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz y que observamos que su nave tarda 22,5<br />

nanosegundos <strong>en</strong> pasar <strong>de</strong> izquierda a <strong>de</strong>recha. A la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> 0,24<br />

metros por nanosegundo, <strong>en</strong> ese <strong>tiempo</strong> se <strong>de</strong>splaza 5,4 metros respecto a<br />

nosotros, por lo que diremos que su nave ti<strong>en</strong>e una longitud <strong>de</strong> 5,4 metros.<br />

Como vemos que <strong>el</strong> tripulante está s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> la nave,<br />

afirmaremos que se halla a 2,7 metros d<strong>el</strong> extremo d<strong>el</strong>antero <strong>de</strong> ésta y a<br />

otros tantos <strong>de</strong> la cola. El astronauta <strong>en</strong>vía dos señales luminosas a s<strong>en</strong>dos<br />

espejos ubicados <strong>en</strong> los extremos <strong>de</strong> la nave. La luz se refleja <strong>en</strong> <strong>el</strong>los y <strong>el</strong><br />

astronauta recibe las dos señales <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta al mismo <strong>tiempo</strong>. Como los<br />

espejos se hallan equidistantes <strong>de</strong> él y la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz ha <strong>de</strong> ser<br />

tresci<strong>en</strong>tos mil kilómetros por segundo cuando él la mi<strong>de</strong>, <strong>el</strong> astronauta<br />

afirmará que las señales luminosas alcanzan simultáneam<strong>en</strong>te los dos<br />

espejos. Para nosotros, la señal luminosa <strong>en</strong>viada hacia la cola <strong>de</strong> la nave<br />

tarda 5 nanosegundos <strong>en</strong> llegar allí. En ese <strong>tiempo</strong>, la señal viaja 1,5<br />

metros hacia la izquierda y la nave (que se mueve a 4/5 partes <strong>de</strong> la<br />

v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz) se <strong>de</strong>splaza 1,2 metros hacia la <strong>de</strong>recha, completando<br />

<strong>en</strong>tre ambas la distancia <strong>de</strong> 2,7 metros.<br />

Pero ¿qué ocurre con la señal que <strong>el</strong> astronauta <strong>en</strong>vía hacia <strong>el</strong> morro <strong>de</strong> la<br />

nave? Debe alcanzar <strong>el</strong> espejo d<strong>el</strong>antero, que ti<strong>en</strong><strong>de</strong> a huir <strong>de</strong> <strong>el</strong>la.<br />

Observaremos que la luz tarda <strong>en</strong> alcanzarlo 45 nanosegundos<br />

exactam<strong>en</strong>te. El morro se halla inicialm<strong>en</strong>te a 2,7 metros d<strong>el</strong> punto <strong>de</strong><br />

partida <strong>de</strong> la señal. Durante 45 nanosegundos, la luz recorre 13,5 metros,<br />

mi<strong>en</strong>tras <strong>el</strong> morro <strong>de</strong> la nave avanza <strong>el</strong> 80% <strong>de</strong> esa distancia, es <strong>de</strong>cir, 10,8


metros, con lo que los 2,7 metros <strong>de</strong> partida se comp<strong>en</strong>san. Así pues,<br />

observamos que la señal que <strong>el</strong> astronauta <strong>en</strong>vía hacia atrás tarda <strong>en</strong> llegar<br />

a su <strong>de</strong>stino sólo 5 nanosegundos, mi<strong>en</strong>tras que la que <strong>en</strong>vía hacia d<strong>el</strong>ante<br />

tarda cuar<strong>en</strong>ta y cinco. Para nosotros, la señal <strong>en</strong>viada hacia atrás alcanza<br />

su espejo antes que la <strong>en</strong>viada hacia d<strong>el</strong>ante.<br />

Cuando la señal luminosa llega al espejo posterior, es reflejada y vu<strong>el</strong>ve<br />

hacia <strong>el</strong> astronauta. ¿Cuánto tardaría <strong>en</strong> regresar, según nosotros? En este<br />

caso, <strong>el</strong> astronauta lleva una v<strong>en</strong>taja <strong>de</strong> 2,7 metros y ti<strong>en</strong><strong>de</strong> a alejarse, por<br />

lo que, conforme al razonami<strong>en</strong>to <strong>de</strong> antes, <strong>el</strong> recorrido <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta tardaría<br />

45 nanosegundos. Vemos, pues, cómo la señal viaja hacia atrás, se refleja<br />

y alcanza al astronauta <strong>de</strong> nuevo tras 5 más 45, es <strong>de</strong>cir, un total <strong>de</strong> 50<br />

nanosegundos. ¿Qué hay <strong>de</strong> la señal <strong>en</strong>viada hacia d<strong>el</strong>ante? Sólo le hac<strong>en</strong><br />

falta 5 nanosegundos para regresar al astronauta, puesto que, tras<br />

reflejarse, la luz recorre 1,5 metros mi<strong>en</strong>tras aquél avanza otros cuatro a su<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro. De nuevo <strong>el</strong> recorrido total dura 50 nanosegundos.<br />

Observaremos, pues, que los rayos <strong>de</strong> luz retoman al astronauta a la vez,<br />

exactam<strong>en</strong>te igual que él. Pero él percibe que los rayos alcanzan<br />

simultáneam<strong>en</strong>te los espejos anterior y posterior, ya que se halla <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

c<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> la nave y se consi<strong>de</strong>ra <strong>en</strong> reposo. Nunca coincidiremos <strong>en</strong> si la<br />

llegada <strong>de</strong> la señal a cada uno <strong>de</strong> los espejos se produjo simultáneam<strong>en</strong>te o<br />

no. La cuestión no radica <strong>en</strong> quién <strong>de</strong> nosotros está equivocado, sino <strong>en</strong><br />

que cada uno ti<strong>en</strong>e su propio marco <strong>de</strong> refer<strong>en</strong>cia.<br />

Hay otro punto notable aún. Hemos dicho que <strong>el</strong> astronauta «recupera» las<br />

señales luminosas al cabo <strong>de</strong> 50 nanosegundos. Pero sabemos que se está<br />

movi<strong>en</strong>do al 80% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, con lo que sus r<strong>el</strong>ojes<br />

marcharán al 60% d<strong>el</strong> ritmo al que avanzan los nuestros y le dirán que sólo<br />

han transcurrido 30 nanosegundos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que <strong>en</strong>vió las señales hasta que<br />

las recibió <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta. Él se consi<strong>de</strong>ra <strong>en</strong> reposo y sabe que la luz viaja a 0,3<br />

metros por nanosegundo, con lo que le parecerá que aquélla tarda 15<br />

nanosegundos <strong>en</strong> alcanzar cualquiera <strong>de</strong> los dos espejos y otro tanto <strong>en</strong><br />

regresar; <strong>de</strong> este modo llegará a la conclusión <strong>de</strong> que <strong>el</strong> morro y la cola <strong>de</strong>


su nave se hallan a 4,5 metros cada uno <strong>de</strong> don<strong>de</strong> él se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra y <strong>de</strong> que<br />

la nave, por lo tanto, ti<strong>en</strong>e 9 metros <strong>de</strong> longitud. Pero recor<strong>de</strong>mos que<br />

habíamos medido esa longitud y, para nosotros, <strong>el</strong> resultado era <strong>de</strong> 5,4<br />

metros. Así pues, afirmaremos que su nave ti<strong>en</strong>e sólo <strong>el</strong> 60% <strong>de</strong> la<br />

longitud que él mi<strong>de</strong>. Se trata d<strong>el</strong> mismo factor que indica cuán l<strong>en</strong>to va su<br />

r<strong>el</strong>oj respecto al nuestro. Las varas <strong>de</strong> medir que <strong>el</strong> astronauta transporte<br />

<strong>en</strong> una dirección paral<strong>el</strong>a a su trayectoria nos parecerán comprimidas. Si<br />

no fuera así, los r<strong>el</strong>ojes <strong>de</strong> luz transportados por este mismo astronauta <strong>en</strong><br />

posición paral<strong>el</strong>a o perp<strong>en</strong>dicular a dicha trayectoria marcharían a ritmo<br />

difer<strong>en</strong>te, y él podría concluir que se halla <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to, lo cual va <strong>en</strong><br />

contra d<strong>el</strong> primer postulado.<br />

La discusión preced<strong>en</strong>te estaba dirigida al hemisferio izquierdo d<strong>el</strong> cerebro<br />

d<strong>el</strong> lector (<strong>el</strong> <strong>de</strong> las tareas logicoverbales). Hagamos trabajar ahora al<br />

hemisferio <strong>de</strong>recho (<strong>el</strong> <strong>de</strong> las visuales y espaciales). La figura 4 repres<strong>en</strong>ta<br />

<strong>el</strong> diagrama espaciotemporal d<strong>el</strong> esc<strong>en</strong>ario anterior. La línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong><br />

d<strong>el</strong> astronauta y las d<strong>el</strong> morro y la cola <strong>de</strong> su nave son las que aparec<strong>en</strong><br />

inclinadas a la <strong>de</strong>recha. Tomemos una regla, mant<strong>en</strong>gámosla horizontal y<br />

hagamos un barrido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la parte inferior a la superior d<strong>el</strong> diagrama. Las<br />

intersecciones <strong>de</strong> las líneas <strong>de</strong> <strong>universo</strong> con la regla repres<strong>en</strong>tarán <strong>el</strong> modo<br />

<strong>en</strong> que la esc<strong>en</strong>a ti<strong>en</strong>e lugar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestro punto <strong>de</strong> vista. Observemos<br />

cómo <strong>el</strong> astronauta y su nave se muev<strong>en</strong> <strong>de</strong> izquierda a <strong>de</strong>recha a medida<br />

que movemos l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te la regla hacia arriba. <strong>Los</strong> rayos <strong>de</strong> luz que <strong>el</strong><br />

astronauta <strong>en</strong>vía hacia <strong>el</strong> morro y la cola <strong>de</strong> la nave y luego recibe <strong>de</strong><br />

vu<strong>el</strong>ta son líneas inclinadas 45 grados, puesto que viajan a 0,3 metros por<br />

nanosegundo. La llegada d<strong>el</strong> rayo <strong>de</strong> luz a la cola <strong>de</strong> la nave (<strong>el</strong> suceso A)<br />

ocurre, para nosotros, antes que la llegada d<strong>el</strong> rayo <strong>de</strong> luz al morro (<strong>el</strong><br />

suceso B). Pero para <strong>el</strong> astronauta, que se consi<strong>de</strong>ra <strong>en</strong> reposo, ambos<br />

sucesos son simultáneos y se produc<strong>en</strong> a los 15 nanosegundos <strong>de</strong> <strong>tiempo</strong><br />

<strong>de</strong> la nave, como indican los pequeños r<strong>el</strong>ojes y la línea inclinada <strong>de</strong> trazos<br />

(con la etiqueta 15 ns TN, que los une).


FIGURA 4. Distintas percepciones d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>: astronauta y observador<br />

terrestre.<br />

En la misma figura se muestra un experim<strong>en</strong>to equival<strong>en</strong>te, realizado por<br />

un observador terrestre. La línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong> este observador asci<strong>en</strong><strong>de</strong><br />

<strong>en</strong> vertical, ya que permanece inmóvil respecto a nosotros cuando<br />

movemos la regla hacia arriba. La línea que une los r<strong>el</strong>ojes terrestres, que<br />

repres<strong>en</strong>ta 15 nanosegundos <strong>de</strong> <strong>tiempo</strong> terrestre (y etiquetada como 15 ns<br />

TT), es horizontal pues se halla <strong>en</strong> reposo respecto a nosotros.<br />

El espacio<strong>tiempo</strong> es como una barra <strong>de</strong> pan. Si corto <strong>el</strong> pan<br />

horizontalm<strong>en</strong>te, t<strong>en</strong>dré rodajas que repres<strong>en</strong>tan difer<strong>en</strong>tes instantes <strong>de</strong><br />

<strong>tiempo</strong> terrestre. Dos sucesos serán simultáneos si se hallan <strong>en</strong> la misma<br />

rebanada. Pero un astronauta <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to cortará <strong>el</strong> pan <strong>de</strong> otra manera,<br />

inclinando <strong>el</strong> cuchillo. <strong>Los</strong> sucesos que estén <strong>en</strong> una misma rodaja<br />

inclinada serán simultáneos para él. Esto explica también por qué <strong>el</strong><br />

astronauta y nosotros discrepamos sobre la longitud <strong>de</strong> la nave.<br />

Simplem<strong>en</strong>te estamos cortando su línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> tetradim<strong>en</strong>sional <strong>de</strong><br />

manera difer<strong>en</strong>te. Es como si nos preguntásemos por <strong>el</strong> grosor <strong>de</strong> un<br />

tronco <strong>de</strong> árbol. Visto <strong>en</strong> dirección radial, t<strong>en</strong>dremos una respuesta, pero si<br />

lo miramos bajo un cierto ángulo, obt<strong>en</strong>dremos otra.<br />

Es <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> <strong>el</strong> que usted pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir cuál <strong>de</strong> sus dos hemisferios<br />

predomina. Si es como la mayoría <strong>de</strong> la g<strong>en</strong>te, prevalecerá su hemisferio<br />

izquierdo y <strong>en</strong>contrará la <strong>de</strong>scripción verbal más convinc<strong>en</strong>te que <strong>el</strong><br />

diagrama espaciotemporal, que su<strong>el</strong>e resultar infrecu<strong>en</strong>te y extraño. Lo he<br />

incluido para cont<strong>en</strong>tar a los que, como yo, están dominados por <strong>el</strong><br />

hemisferio <strong>de</strong>recho. Vi <strong>el</strong> diagrama por primera vez <strong>en</strong> un libro <strong>de</strong> Max<br />

Born —Premio Nob<strong>el</strong> y abu<strong>el</strong>o <strong>de</strong> la cantante Olivia Newton-John—<br />

cuando estaba <strong>en</strong> octavo. Fue toda una rev<strong>el</strong>ación para mí.<br />

Si un astronauta atravesara <strong>el</strong> sistema solar al 99,995% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong>


la luz, observaríamos que <strong>el</strong> ritmo <strong>de</strong> sus r<strong>el</strong>ojes es la c<strong>en</strong>tésima parte d<strong>el</strong><br />

<strong>de</strong> los nuestros y que la longitud <strong>de</strong> su nave se ve reducida <strong>en</strong> <strong>el</strong> mismo<br />

factor. Supongamos que se dirige a la estr<strong>el</strong>la Bet<strong>el</strong>geuse, a unos<br />

quini<strong>en</strong>tos años luz <strong>de</strong> la Tierra. Como viaja casi a la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz,<br />

según nuestras cu<strong>en</strong>tas tardaría <strong>en</strong> llegar algo más <strong>de</strong> quini<strong>en</strong>tos años, pero<br />

como sus r<strong>el</strong>ojes avanzan mucho más <strong>de</strong>spacio que los nuestros, le<br />

veríamos <strong>en</strong>vejecer sólo cinco años durante <strong>el</strong> viaje. Cuando llegue a<br />

Bet<strong>el</strong>geuse será sólo cinco años mayor que cuando pasó por aquí.<br />

Pero ¿qué es lo que experim<strong>en</strong>ta <strong>el</strong> astronauta? Él se consi<strong>de</strong>ra <strong>en</strong> reposo.<br />

Ve que <strong>el</strong> Sol y Bet<strong>el</strong>geuse se muev<strong>en</strong> respecto a él al 99,995% <strong>de</strong> la<br />

v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, con lo que, al medir la separación <strong>en</strong>tre ambas<br />

estr<strong>el</strong>las, obti<strong>en</strong>e sólo cinco años luz (la c<strong>en</strong>tésima parte <strong>de</strong> la distancia que<br />

medimos nosotros). El Sol y Bet<strong>el</strong>geuse son como <strong>el</strong> morro y la cola <strong>de</strong><br />

una «nave» que pasa junto a él a una v<strong>el</strong>ocidad próxima a la <strong>de</strong> la luz. Al<br />

medir su longitud, ésta resulta ser cinco años luz. Es <strong>de</strong>cir, la cola <strong>de</strong> la<br />

«nave» —Bet<strong>el</strong>geuse— pasa ante él unos cinco años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberlo<br />

hecho <strong>el</strong> Sol, con lo que al llegar a su <strong>de</strong>stino es sólo cinco años más viejo,<br />

tal como estaba previsto.<br />

Curiosam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> los experim<strong>en</strong>tos m<strong>en</strong>tales <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> no había g<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />

la Tierra que observara a un astronauta viajando <strong>en</strong> una nave espacial; <strong>en</strong><br />

lugar <strong>de</strong> <strong>el</strong>lo, <strong>el</strong> gran físico analizaba <strong>el</strong> caso <strong>de</strong> un observador situado <strong>en</strong><br />

una estación <strong>de</strong> ferrocarril que compara sus anotaciones con otro ubicado<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> un tr<strong>en</strong> que se mueve rápidam<strong>en</strong>te. <strong>Einstein</strong> empleaba un<br />

tr<strong>en</strong> porque era <strong>el</strong> vehículo más rápido <strong>de</strong> los exist<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> 1905.<br />

¿Por qué una nave espacial no pue<strong>de</strong> viajar más <strong>de</strong>prisa que la luz?<br />

Si una nave se nos acercara a una v<strong>el</strong>ocidad mayor que la <strong>de</strong> la luz, una<br />

señal luminosa <strong>en</strong>viada hacia d<strong>el</strong>ante por <strong>el</strong> astronauta nunca alcanzaría <strong>el</strong><br />

morro d<strong>el</strong> aparato: éste se mueve más <strong>de</strong>prisa y, a<strong>de</strong>más, le lleva v<strong>en</strong>taja.


Cualquier atleta sabe que es imposible alcanzar a otro que corre más<br />

rápido y que lleva una distancia <strong>de</strong> v<strong>en</strong>taja inicial. Lo observado por <strong>el</strong><br />

astronauta sería muy peculiar: tomaría una linterna y la dirigiría hacia la<br />

parte d<strong>el</strong>antera <strong>de</strong> la nave, pero nunca llegaría a ver cómo ésta se ilumina.<br />

Esto no es lo que vería un observador <strong>en</strong> reposo, por lo tanto <strong>el</strong> astronauta<br />

sabría que se está movi<strong>en</strong>do, lo cual contradice <strong>el</strong> primer postulado.<br />

Así pues, nada pue<strong>de</strong> viajar más rápido que la luz. <strong>Einstein</strong> había<br />

<strong>de</strong>scubierto un límite <strong>de</strong> v<strong>el</strong>ocidad <strong>en</strong> <strong>el</strong> cosmos: la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz.<br />

Forma parte d<strong>el</strong> tejido d<strong>el</strong> <strong>universo</strong>, subyace <strong>en</strong> las ecuaciones <strong>de</strong> la<br />

<strong>el</strong>ectrodinámica. Este límite <strong>de</strong> v<strong>el</strong>ocidad provi<strong>en</strong>e directam<strong>en</strong>te <strong>de</strong> los dos<br />

postulados <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>, que damos por válidos ante la gran cantidad <strong>de</strong><br />

resultados <strong>de</strong>rivados que se han verificado. En los ac<strong>el</strong>eradores <strong>de</strong><br />

partículas más pot<strong>en</strong>tes, don<strong>de</strong> po<strong>de</strong>mos increm<strong>en</strong>tar a voluntad la<br />

v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> los protones, conseguimos que cada vez vayan más <strong>de</strong>prisa,<br />

aproximándose más y más a la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, pero sin alcanzarla<br />

nunca (exactam<strong>en</strong>te como <strong>Einstein</strong> predijo).<br />

E = mc2 es otro resultado que <strong>Einstein</strong> <strong>de</strong>mostró a partir <strong>de</strong> sus dos<br />

postulados (E repres<strong>en</strong>ta la <strong>en</strong>ergía, m, la masa y c es <strong>el</strong> cuadrado <strong>de</strong> la<br />

v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz). Ni que <strong>de</strong>cir ti<strong>en</strong>e que la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz es una<br />

magnitud <strong>en</strong>orme —y su cuadrado, mucho más—, con lo que la pérdida <strong>de</strong><br />

una mínima cantidad <strong>de</strong> masa produce la liberación <strong>de</strong> una gigantesca<br />

cantidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía. Cuando la bomba atómica hace explosión, una<br />

pequeña cantidad <strong>de</strong> masa es transformada <strong>en</strong> una ing<strong>en</strong>te cantidad <strong>de</strong><br />

<strong>en</strong>ergía. La bomba atómica funciona, luego los postulados parec<strong>en</strong> ciertos.<br />

Por <strong>el</strong>lo no es fácil que veamos a un astronauta viajar a una v<strong>el</strong>ocidad<br />

superior a la <strong>de</strong> la luz.<br />

Un <strong>universo</strong> <strong>de</strong> cuatro (o más) dim<strong>en</strong>siones<br />

Nuestro <strong>universo</strong> es tetradim<strong>en</strong>sional: exist<strong>en</strong> tres dim<strong>en</strong>siones espaciales


y una temporal. H. G. W<strong>el</strong>ls p<strong>en</strong>saba que la dim<strong>en</strong>sión <strong>tiempo</strong> era<br />

exactam<strong>en</strong>te igual a cualquiera <strong>de</strong> las dim<strong>en</strong>siones espaciales, pero se<br />

equivocaba. Hay una difer<strong>en</strong>cia crucial <strong>en</strong>tre <strong>el</strong>las. Resulta que,<br />

matemáticam<strong>en</strong>te, la dim<strong>en</strong>sión <strong>tiempo</strong> lleva asociada un signo m<strong>en</strong>os.<br />

Este pequeño signo marca la difer<strong>en</strong>cia: separa <strong>el</strong> futuro d<strong>el</strong> pasado,<br />

permite la causalidad <strong>en</strong> nuestro mundo y dificulta viajar librem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong>. Así que para explorar la i<strong>de</strong>a d<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, es necesario<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong><strong>de</strong>r <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> vi<strong>en</strong>e ese signo m<strong>en</strong>os, lo cual requiere consi<strong>de</strong>rar, a su<br />

vez, <strong>en</strong> qué coincidirán los observadores <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to, ya que habrá<br />

muchos otros aspectos <strong>en</strong> los que no estarán <strong>de</strong> acuerdo.<br />

En primer lugar, para comparar separaciones <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio y separaciones<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> usaremos unida<strong>de</strong>s <strong>en</strong> cuyo marco la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz sea<br />

igual a 1. <strong>Los</strong> años luz y los años son unida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> esta clase, La luz viaja a<br />

una v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> 1 año luz por año. Podríamos usar igualm<strong>en</strong>te pies y<br />

nanosegundos, ya que la luz recorre 1 pie <strong>en</strong> 1 nanosegundo. La <strong>de</strong> la luz<br />

es una v<strong>el</strong>ocidad «mágica», una v<strong>el</strong>ocidad sobre la que todos pued<strong>en</strong><br />

ponerse <strong>de</strong> acuerdo, así que será i<strong>de</strong>al para comparar las separaciones <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

espacio y <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

Consi<strong>de</strong>remos <strong>el</strong> ejemplo ya conocido. Un astronauta pasa ante nosotros al<br />

80% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz. Envía señales luminosas hacia la parte<br />

anterior y posterior <strong>de</strong> su nave, don<strong>de</strong> un par <strong>de</strong> espejos las reflejan,<br />

<strong>en</strong>viándolas <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta hacia él. Observamos que <strong>el</strong> <strong>en</strong>vío y la recepción <strong>de</strong><br />

estas señales son dos sucesos separados 40 pies <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio y 50<br />

nanosegundos <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Mi<strong>en</strong>tras tanto, <strong>el</strong> astronauta, que se percibe a<br />

sí mismo <strong>en</strong> reposo, ve dos sucesos separados 0 pies <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio y 30<br />

nanosegundos <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, según marcan sus r<strong>el</strong>ojes. Está claro, pues, que<br />

discrepamos sobre la separación <strong>en</strong>tre los dos sucesos, tanto <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio<br />

como <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

Pero po<strong>de</strong>mos estar <strong>de</strong> acuerdo sobre <strong>el</strong> cuadrado <strong>de</strong> la separación <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

espacio m<strong>en</strong>os <strong>el</strong> cuadrado <strong>de</strong> la separación <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Si tomamos <strong>el</strong><br />

cuadrado <strong>de</strong> la separación <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio que nosotros medimos (<strong>en</strong> pies) y


le restamos <strong>el</strong> cuadrado <strong>de</strong> la separación <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> que medimos<br />

nosotros también (<strong>en</strong> nanosegundos), t<strong>en</strong>dremos 402 − 502 = 1.600 −<br />

2.500 = −900. Si él toma <strong>el</strong> cuadrado <strong>de</strong> la separación que mi<strong>de</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

espacio (<strong>en</strong> metros) y le resta <strong>el</strong> cuadrado <strong>de</strong> la separación que mi<strong>de</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> (<strong>en</strong> nanosegundos), obti<strong>en</strong>e 02 − 302 = −900.<br />

Ambos obt<strong>en</strong>emos <strong>el</strong> mismo resultado. Cuando la cantidad sea negativa,<br />

diremos que los dos sucesos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una separación tipo <strong>tiempo</strong>: los sucesos<br />

pres<strong>en</strong>tan una mayor separación <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> que <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio, por lo que<br />

<strong>el</strong> resultado es negativo. Cuando la cantidad sea positiva, diremos que los<br />

dos sucesos pres<strong>en</strong>tan una separación tipo espacio: su separación <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

espacio es mayor que <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Finalm<strong>en</strong>te, cuando la cantidad sea<br />

cero, diremos que los sucesos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una separación tipo luz: pued<strong>en</strong> estar<br />

conectados por un rayo <strong>de</strong> luz. Tanto <strong>el</strong> astronauta como yo estaríamos <strong>de</strong><br />

acuerdo <strong>en</strong> que los dos sucesos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> la misma separación <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio y<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>; podríamos diferir, no obstante, <strong>en</strong> cuántos pies y<br />

nanosegundos los separan (yo podría <strong>de</strong>cir que 5 y él, que 15), pero<br />

coincidiríamos <strong>en</strong> que ambas magnitu<strong>de</strong>s son iguales. Esto se explica<br />

porque según <strong>el</strong> segundo postulado einst<strong>en</strong>iano, los dos <strong>de</strong>bemos observar<br />

<strong>el</strong> rayo <strong>de</strong> luz que une esos dos sucesos viajando a una v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> 1 pie<br />

por nanosegundo. Todos los observadores estarán <strong>de</strong> acuerdo, pues, <strong>en</strong> «<strong>el</strong><br />

cuadrado <strong>de</strong> la separación <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio m<strong>en</strong>os <strong>el</strong> cuadrado <strong>de</strong> la<br />

separación <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>», por más que difieran sus r<strong>el</strong>ojes y sus varas <strong>de</strong><br />

medir, con tal <strong>de</strong> que conv<strong>en</strong>gan que la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz vale 1 <strong>en</strong> esas<br />

unida<strong>de</strong>s.[9] El signo m<strong>en</strong>os asegura que todos los observadores estén <strong>de</strong><br />

acuerdo <strong>en</strong> dicha v<strong>el</strong>ocidad.<br />

Supongamos que nos invitan a una fiesta d<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> cinco años <strong>en</strong> Alfa<br />

C<strong>en</strong>tauro, que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra a cuatro años luz <strong>de</strong> la Tierra, y que po<strong>de</strong>mos ir<br />

<strong>en</strong> una nave espacial que viaja al 80% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz.[10] Todos<br />

los observadores estarían <strong>de</strong> acuerdo <strong>en</strong> que la fiesta se halla <strong>en</strong> <strong>el</strong> «futuro»<br />

respecto a nuestra situación, pues po<strong>de</strong>mos hacer planes sobre cómo asistir<br />

a <strong>el</strong>la. La fiesta está separada <strong>de</strong> nuestro «aquí-y-ahora» una distancia <strong>de</strong><br />

cuatro años luz <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio y cinco años <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Por lo tanto,


empleando años luz y años como unida<strong>de</strong>s, <strong>el</strong> cuadrado <strong>de</strong> la separación <strong>en</strong><br />

<strong>el</strong> espacio m<strong>en</strong>os <strong>el</strong> cuadrado <strong>de</strong> la separación <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> sería: 42 − 52<br />

= 16 − 25 = −9. La fiesta ti<strong>en</strong>e una separación tipo <strong>tiempo</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestro<br />

aquí-y-ahora. Cualquier par <strong>de</strong> sucesos <strong>de</strong> esta clase pue<strong>de</strong> ser conectado<br />

mediante una nave espacial que viaje <strong>en</strong>tre <strong>el</strong>los.<br />

Pero un concierto que se c<strong>el</strong>ebre <strong>en</strong> Alfa C<strong>en</strong>tauro d<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> tres años es<br />

un suceso al que no podríamos asistir, puesto que no po<strong>de</strong>mos viajar más<br />

rápido que la luz. El concierto ti<strong>en</strong>e una separación tipo espacio <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

nuestro aquí-y-ahora (se halla <strong>en</strong> nuestro pres<strong>en</strong>te). El cuadrado <strong>de</strong> su<br />

separación <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio m<strong>en</strong>os <strong>el</strong> <strong>de</strong> su separación <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> es<br />

positivo: 42 − 32 = 16 − 9 = 7. Un observador que viajara al 75% <strong>de</strong> la<br />

v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz rumbo a Alfa C<strong>en</strong>tauro afirmaría que nuestro pres<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> la Tierra y <strong>el</strong> concierto <strong>de</strong> Alfa C<strong>en</strong>tauro son sucesos simultáneos. No le<br />

sorpr<strong>en</strong><strong>de</strong>ría que no pudiéramos asistir. ¿Cómo íbamos a hacerlo si, según<br />

él, las dos cosas ocurr<strong>en</strong> al mismo <strong>tiempo</strong>?<br />

Consi<strong>de</strong>remos ahora un congreso c<strong>el</strong>ebrado <strong>en</strong> Alfa C<strong>en</strong>tauro hace seis<br />

años. El suceso está <strong>en</strong> nuestro «pasado». Un astronauta podría haber<br />

asistido a dicho congreso y <strong>en</strong>contrarse tomando café con nosotros <strong>en</strong> este<br />

mom<strong>en</strong>to; podría haber regresado a la Tierra a dos terceras partes <strong>de</strong> la<br />

v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz (<strong>el</strong> congreso y nuestro aquí-y-ahora pres<strong>en</strong>tan una<br />

separación tipo <strong>tiempo</strong>, por lo que <strong>el</strong> astronauta pue<strong>de</strong> visitar este aquí-yahora<br />

tras haber participado <strong>en</strong> él. El congreso se halla, pues, <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

«pasado» <strong>de</strong> don<strong>de</strong> nos <strong>en</strong>contramos actualm<strong>en</strong>te). De este modo po<strong>de</strong>mos<br />

dividir nuestro <strong>universo</strong> tetradim<strong>en</strong>sional <strong>en</strong> tres regiones: <strong>el</strong> pasado, <strong>el</strong><br />

pres<strong>en</strong>te y <strong>el</strong> futuro.<br />

Repres<strong>en</strong>taremos esto <strong>en</strong> un diagrama tridim<strong>en</strong>sional que muestre dos<br />

dim<strong>en</strong>siones espaciales <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido horizontal y la dim<strong>en</strong>sión <strong>tiempo</strong>, <strong>en</strong><br />

s<strong>en</strong>tido vertical, con <strong>el</strong> futuro arriba y <strong>el</strong> pasado abajo (figura 5). Como<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestro punto <strong>de</strong> vista percibimos <strong>el</strong> Sol como si estuviera <strong>en</strong><br />

reposo, repres<strong>en</strong>taremos la trayectoria d<strong>el</strong> Sol a través d<strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong><br />

como una línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> vertical. La estr<strong>el</strong>la Alfa C<strong>en</strong>tauro es otra línea


<strong>de</strong> <strong>universo</strong> vertical, separada cuatro años luz. El diagrama muestra las<br />

ondas <strong>de</strong> luz que emitimos —digamos, a efectos <strong>de</strong> la ilustración, <strong>en</strong> 2001<br />

— viajando hacia <strong>el</strong> futuro y trazando lo que se d<strong>en</strong>omina cono <strong>de</strong> luz<br />

futuro. Como Steph<strong>en</strong> Hawking ha señalado, esas ondas luminosas se<br />

propagan como ondas circulares <strong>en</strong> la superficie d<strong>el</strong> agua a la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong><br />

1 año luz por año. Si queremos ver cuál es <strong>el</strong> aspecto d<strong>el</strong> <strong>universo</strong> <strong>en</strong> un<br />

mom<strong>en</strong>to concreto, bastará con cortar una rebanada horizontal <strong>en</strong> nuestro<br />

diagrama tridim<strong>en</strong>sional y echarle un vistazo. Un corte horizontal<br />

producirá una sección circular <strong>en</strong> <strong>el</strong> cono <strong>de</strong> luz futuro. En un instante<br />

<strong>de</strong>terminado, las ondas <strong>de</strong> luz emitidas parecerán un círculo alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong><br />

nosotros. Si efectuamos <strong>el</strong> corte más tar<strong>de</strong>, <strong>el</strong> círculo será mayor. Hacia<br />

arriba, <strong>el</strong> diámetro d<strong>el</strong> cono <strong>de</strong> luz crece in<strong>de</strong>finidam<strong>en</strong>te. Como la luz se<br />

mueve hacia fuera <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido horizontal una unidad (un año luz) por cada<br />

unidad temporal que avanza hacia arriba (un año), <strong>el</strong> cono ti<strong>en</strong>e un ángulo<br />

<strong>de</strong> 45 grados <strong>en</strong> <strong>el</strong> diagrama. La línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong> Alfa C<strong>en</strong>tauro<br />

atraviesa <strong>el</strong> cono <strong>de</strong> luz (<strong>en</strong> <strong>el</strong> año 2005, concretam<strong>en</strong>te). Po<strong>de</strong>mos <strong>en</strong>viar<br />

una señal a cualquier suceso que esté situado d<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong> cono <strong>de</strong> luz futuro.<br />

La fiesta <strong>en</strong> Alfa C<strong>en</strong>tauro d<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> 5 años, contados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 2001 (por lo<br />

tanto <strong>en</strong> <strong>el</strong> año 2006), está <strong>en</strong> <strong>el</strong> interior <strong>de</strong> dicho cono: <strong>el</strong> suceso pert<strong>en</strong>ece<br />

a nuestro futuro. Es posible participar <strong>en</strong> aqu<strong>el</strong>los que estén d<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong><br />

cono <strong>de</strong> luz futuro.<br />

FIGURA 5. Conos <strong>de</strong> luz pasado y futuro.<br />

El diagrama muestra también <strong>el</strong> cono <strong>de</strong> luz pasado, un cono que se<br />

contrae hasta llegar a nuestro aquí-y-ahora. <strong>Los</strong> sucesos que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong><br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> cono <strong>de</strong> luz pasado son sucesos que po<strong>de</strong>mos ver hoy. El cono <strong>de</strong> luz<br />

pasado cruza la línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong> Alfa C<strong>en</strong>tauro hace cuatro años (<strong>en</strong><br />

nuestro caso, <strong>en</strong> 1997). <strong>Los</strong> rayos <strong>de</strong> luz emitidos por la estr<strong>el</strong>la <strong>en</strong> esa<br />

fecha llegan aquí <strong>en</strong> 2001. Cuando hoy observamos Alfa C<strong>en</strong>tauro, la


vemos tal como era hace cuatro años. Cuanto más lejos miremos, más atrás<br />

veremos <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Nuestra panorámica actual d<strong>el</strong> <strong>universo</strong> es<br />

justam<strong>en</strong>te <strong>el</strong> cono <strong>de</strong> luz pasado. Todo lo que se halle d<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> este cono<br />

forma parte <strong>de</strong> nuestro «pasado»; abarca sucesos que podríamos haber<br />

pres<strong>en</strong>ciado (por ejemplo, <strong>el</strong> congreso <strong>de</strong> Alfa C<strong>en</strong>tauro <strong>en</strong> 1995; tras<br />

asistir a él, aún podríamos haber t<strong>en</strong>ido <strong>tiempo</strong> <strong>de</strong> alcanzar nuestra<br />

posición actual <strong>en</strong> la Tierra <strong>en</strong> <strong>el</strong> año 2001). Como la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> vacío es la máxima posible <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>universo</strong>, ningún suceso exterior al<br />

cono <strong>de</strong> luz pasado ha podido haber t<strong>en</strong>ido influ<strong>en</strong>cia alguna sobre<br />

nosotros hasta ahora. Entre <strong>el</strong> cono <strong>de</strong> luz futuro y <strong>el</strong> cono <strong>de</strong> luz pasado se<br />

halla <strong>el</strong> «pres<strong>en</strong>te». Incluye los sucesos que algui<strong>en</strong> que viaje <strong>en</strong> una<br />

ev<strong>en</strong>tual nave espacial pue<strong>de</strong> p<strong>en</strong>sar que son simultáneos con nuestro aquíy-ahora.<br />

Ese concierto <strong>en</strong> Alfa C<strong>en</strong>tauro <strong>en</strong> 2004 está <strong>en</strong> nuestro<br />

«pres<strong>en</strong>te». Aunque nosotros, situados <strong>en</strong> la Tierra <strong>en</strong> 2001, p<strong>en</strong>semos que<br />

es un acontecimi<strong>en</strong>to aún por v<strong>en</strong>ir, otros observadores pi<strong>en</strong>san que está<br />

sucedi<strong>en</strong>do a la vez que nuestro aquí-y-ahora, e incluso algunos (los que<br />

viajan <strong>en</strong> las naves más rápidas) afirman que ha t<strong>en</strong>ido lugar antes que ese<br />

aquí-y-ahora nuestro. El suceso pert<strong>en</strong>ece, pues, a nuestro «pres<strong>en</strong>te».<br />

Obsérvese que <strong>el</strong> «futuro» y <strong>el</strong> «pasado» —como las mita<strong>de</strong>s superior e<br />

inferior <strong>de</strong> un r<strong>el</strong>oj <strong>de</strong> ar<strong>en</strong>a— son dos regiones separadas cuyo único<br />

punto <strong>en</strong> común es nuestro «aquí-y-ahora». El «pres<strong>en</strong>te» ro<strong>de</strong>a esos dos<br />

conos y es una región única conectada. Todos los observadores están <strong>de</strong><br />

acuerdo sobre qué sucesos pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a cada región (<strong>el</strong> pasado, pres<strong>en</strong>te y<br />

futuro d<strong>el</strong> suceso «aquí-y-ahora») porque todos <strong>el</strong>los v<strong>en</strong> viajar la luz a la<br />

misma v<strong>el</strong>ocidad y coincid<strong>en</strong> al <strong>de</strong>cidir a qué lado <strong>de</strong> cada cono <strong>de</strong> luz se<br />

halla un suceso dado.<br />

Como no po<strong>de</strong>mos movemos a una v<strong>el</strong>ocidad superior a la <strong>de</strong> la luz,<br />

nuestra línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> futura <strong>de</strong>berá caer necesariam<strong>en</strong>te d<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong><br />

cono <strong>de</strong> luz futuro, y su ángulo respecto a la vertical (<strong>el</strong> eje d<strong>el</strong> cono)<br />

nunca podrá superar los 45 grados. Esa línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong>, al igual que la <strong>de</strong><br />

la Tierra con forma <strong>de</strong> hélice <strong>en</strong> la figura 1, siempre continuará hacia <strong>el</strong><br />

futuro, lo cual nos impediría girar hacia <strong>el</strong> pasado como <strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> <strong>de</strong> la figura 2. Toda línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> que pret<strong>en</strong>da <strong>de</strong>scribir <strong>en</strong> <strong>el</strong>


espacio<strong>tiempo</strong> un círculo <strong>de</strong> ese tipo <strong>de</strong>be adoptar <strong>en</strong> algún mom<strong>en</strong>to un<br />

ángulo superior a 45 grados respecto a la vertical. El viaje al pasado<br />

implica, por lo tanto, superar <strong>en</strong> algún mom<strong>en</strong>to la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, lo<br />

cual no está permitido por la r<strong>el</strong>atividad especial (más ad<strong>el</strong>ante, cuando<br />

analicemos los <strong>viajes</strong> al pasado, discutiremos un modo <strong>de</strong> sortear esta<br />

dificultad apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te insuperable).


Planilandia y Linealandia<br />

No está nada mal que dispongamos <strong>de</strong> tres dim<strong>en</strong>siones espaciales y una<br />

temporal. Podríamos, por ejemplo, haber ido a parar a un <strong>universo</strong> que<br />

tuviera sólo dos dim<strong>en</strong>siones <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio y una <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Así sería <strong>el</strong><br />

mundo <strong>de</strong> Planilandia, <strong>de</strong>scrito por Edwin Abbott <strong>en</strong> un precioso libro<br />

editado <strong>en</strong> 1880 y actualizado <strong>de</strong>spués por A. Dewdney <strong>en</strong> su obra<br />

Planiverso. Las criaturas <strong>de</strong> Planilandia sólo se pued<strong>en</strong> mover <strong>en</strong> dos<br />

dim<strong>en</strong>siones espaciales, «arriba-abajo» e «izquierda-<strong>de</strong>recha».[11] Un<br />

planilandés t<strong>en</strong>dría una visión <strong>de</strong> la vida muy difer<strong>en</strong>te <strong>de</strong> la nuestra.<br />

Poseería boca y estómago, pero ningún conducto alim<strong>en</strong>tario que<br />

atravesara todo su cuerpo o, <strong>en</strong> caso contrario, ¡se rompería <strong>en</strong> dos<br />

pedazos! (figura 6). <strong>Los</strong> planilan<strong>de</strong>ses t<strong>en</strong>drían que digerir la comida y<br />

luego vomitar los residuos, como observó Hawking <strong>en</strong> su Historia d<strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong>. Un planilandés podría ver mediante un ojo circular dotado <strong>de</strong><br />

retina y leer un periódico que consistiera <strong>en</strong> una línea con una especie <strong>de</strong><br />

código Morse (puntos y rayas impresos). Podría t<strong>en</strong>er una casa con puerta<br />

y v<strong>en</strong>tana e, incluso, una piscina <strong>en</strong> <strong>el</strong> jardín, pero <strong>de</strong>bería trepar al tejado<br />

para llegar a ese jardín y arrojarse <strong>de</strong> espaldas para acostárse <strong>en</strong> la cama.<br />

La vida <strong>en</strong> un <strong>universo</strong> con dos dim<strong>en</strong>siones espaciales y una temporal<br />

sería mucho más limitada que <strong>en</strong> <strong>el</strong> nuestro.<br />

Un mundo con una única dim<strong>en</strong>sión espacial y otra temporal —<br />

Linealandia— sería aún más simple. <strong>Los</strong> seres <strong>de</strong> Linealandia serían<br />

segm<strong>en</strong>tos <strong>de</strong> línea (véase la parte inferior <strong>de</strong> la figura 6; para hacerlos<br />

visibles, hemos dibujado a los linealan<strong>de</strong>ses con trazo más grueso; <strong>en</strong><br />

realidad, tanto la línea como sus habitantes t<strong>en</strong>drían grosor nulo).[12]<br />

Podría haber un rey y una reina <strong>en</strong> Linealandia. El rey podría estar, por<br />

ejemplo, a la <strong>de</strong>recha <strong>de</strong> la reina. Si hubiera un príncipe y una princesa<br />

estarían, respectivam<strong>en</strong>te, a la <strong>de</strong>recha d<strong>el</strong> rey y a la izquierda <strong>de</strong> la reina.<br />

Si ésta se <strong>en</strong>contrara a nuestra izquierda, siempre permanecería allí, nunca<br />

podría ro<strong>de</strong>amos para situarse a nuestra <strong>de</strong>recha. En Linealandia, izquierda<br />

y <strong>de</strong>recha repres<strong>en</strong>tan una separación absoluta, como la que existe <strong>en</strong>tre<br />

pasado y futuro.


FIGURA 6. Planilandia y Linealandia.<br />

¿Cuántas dim<strong>en</strong>siones?<br />

La razón por la que exist<strong>en</strong> tres dim<strong>en</strong>siones espaciales y una temporal<br />

pue<strong>de</strong> prov<strong>en</strong>ir d<strong>el</strong> modo <strong>en</strong> <strong>el</strong> que opera la gravedad. Para <strong>Einstein</strong>, la<br />

gravedad nace la curvatura provocada por la masa <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong>.<br />

Cuando g<strong>en</strong>eralizamos la teoría einsteiniana <strong>de</strong> la gravitación a<br />

espacio<strong>tiempo</strong>s <strong>de</strong> varias dim<strong>en</strong>siones, constatamos que los objetos<br />

masivos <strong>de</strong> Planilandia no se atra<strong>en</strong> unos a otros; no existe atracción<br />

gravitatoria a distancia (nada haría que <strong>el</strong> agua <strong>de</strong> la piscina <strong>de</strong> nuestro<br />

planilandés se mantuviera <strong>en</strong> su sitio). De modo que los objetos gran<strong>de</strong>s no<br />

se <strong>en</strong>samblarían a <strong>el</strong>los mismos y la vida int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>te no se podría<br />

<strong>de</strong>sarrollar (por supuesto, la vida int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>te <strong>en</strong> Linealandia resultaría<br />

también imposible). Pero con tres dim<strong>en</strong>siones espaciales y una dim<strong>en</strong>sión<br />

temporal, los planetas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> órbitas estables alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> sus soles. Si<br />

hubiera más <strong>de</strong> tres dim<strong>en</strong>siones espaciales con una sola dim<strong>en</strong>sión<br />

temporal, dichas órbitas se volverían inestables, lo que, <strong>de</strong> nuevo, daría<br />

lugar a condiciones <strong>de</strong>sfavorables para la vida int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>te.<br />

Supongamos que hubiera dos dim<strong>en</strong>siones temporales. Por ejemplo, la<br />

antigua cultura indíg<strong>en</strong>a australiana habla <strong>de</strong> un segundo <strong>tiempo</strong>: <strong>el</strong><br />

«<strong>tiempo</strong> d<strong>el</strong> sueño». Si existiera, <strong>el</strong> <strong>universo</strong> sería p<strong>en</strong>tadim<strong>en</strong>sional. La<br />

magnitud sobre la que los observadores <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to estarían <strong>de</strong> acuerdo<br />

sería <strong>en</strong>tonces la suma <strong>de</strong> los cuadrados <strong>de</strong> las separaciones <strong>en</strong> las tres<br />

dim<strong>en</strong>siones espaciales, m<strong>en</strong>os <strong>el</strong> cuadrado <strong>de</strong> la separación temporal<br />

ordinaria, m<strong>en</strong>os <strong>el</strong> cuadrado <strong>de</strong> la separación <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> d<strong>el</strong> sueño[13]<br />

(<strong>el</strong> término r<strong>el</strong>ativo a ese otro <strong>tiempo</strong> iría precedido también <strong>de</strong> un signo<br />

m<strong>en</strong>os). Como <strong>el</strong> signo <strong>de</strong> los términos asociados a ambas dim<strong>en</strong>siones<br />

temporales es <strong>el</strong> mismo, podríamos girar <strong>en</strong> <strong>el</strong> plano <strong>tiempo</strong> ordinario-


<strong>tiempo</strong> d<strong>el</strong> sueño d<strong>el</strong> mismo modo que lo hacemos <strong>en</strong> <strong>el</strong> plano formado<br />

por las dim<strong>en</strong>siones izquierda-<strong>de</strong>recha y d<strong>el</strong>ante-<strong>de</strong>trás. Esto facilitaría <strong>el</strong><br />

viaje al pasado. Podríamos visitar un suceso <strong>en</strong> nuestro pasado sólo con<br />

viajar —es <strong>de</strong>cir, hacer que nuestra línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> efectuara un bucle—<br />

<strong>en</strong> la dirección d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> d<strong>el</strong> sueño (sin superar <strong>en</strong> ningún mom<strong>en</strong>to la<br />

v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz). Si <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> es unidim<strong>en</strong>sional, sólo podremos<br />

avanzar hacia d<strong>el</strong>ante, como una hormiga sobre un hilo, pero si hubiera<br />

dos dim<strong>en</strong>siones temporales (<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> ordinario y <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> d<strong>el</strong> sueño),<br />

podríamos dar la vu<strong>el</strong>ta <strong>en</strong> <strong>el</strong> piano que forman y visitar cualquier lugar<br />

d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, como una hormiga sobre una hoja <strong>de</strong> pap<strong>el</strong>. La causalidad<br />

normal no existiría <strong>en</strong> un mundo así. Según parece, no vivimos <strong>en</strong> esa<br />

clase <strong>de</strong> mundo.<br />

Aunque…, aguard<strong>en</strong> un instante. Nuestro <strong>universo</strong> pue<strong>de</strong> t<strong>en</strong>er más<br />

dim<strong>en</strong>siones <strong>de</strong> las que p<strong>en</strong>samos <strong>en</strong> un primer mom<strong>en</strong>to. En 1919,<br />

Theodor Kaluza <strong>de</strong>scubrió que al g<strong>en</strong>eralizar la teoría <strong>de</strong> la gravitación <strong>de</strong><br />

<strong>Einstein</strong> a un <strong>universo</strong> <strong>de</strong> cuatro dim<strong>en</strong>siones espaciales y una dim<strong>en</strong>sión<br />

temporal, se obt<strong>en</strong>ía la gravedad einsteiniana normal más las ecuaciones<br />

<strong>de</strong> Maxw<strong>el</strong>l <strong>de</strong> la <strong>el</strong>ectrodinámica, corregidas según la teoría especial <strong>de</strong> la<br />

r<strong>el</strong>atividad. El <strong>el</strong>ectromagnetismo simplem<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>dría su causa <strong>en</strong> la<br />

acción <strong>de</strong> la gravedad <strong>en</strong> una dim<strong>en</strong>sión espacial extra, Como nadie ve esa<br />

dim<strong>en</strong>sión adicional por ninguna parte, la i<strong>de</strong>a pareció <strong>de</strong>scab<strong>el</strong>lada <strong>en</strong> su<br />

día. No obstante, <strong>en</strong> 1926 Oskar Klein (<strong>el</strong> matemático que inv<strong>en</strong>tó la<br />

bot<strong>el</strong>la que lleva su nombre, una versión tridim<strong>en</strong>sional <strong>de</strong> la cinta <strong>de</strong><br />

Moebius) tuvo una i<strong>de</strong>a: la dim<strong>en</strong>sión adicional podría estar arrollada<br />

como <strong>el</strong> contorno <strong>de</strong> una pajita para sorber refrescos.<br />

Una pajita para beber refrescos ti<strong>en</strong>e una superficie bidim<strong>en</strong>sional;<br />

po<strong>de</strong>mos fabricar una cortando una tira <strong>de</strong> pap<strong>el</strong> y pegando los bor<strong>de</strong>s<br />

largos para obt<strong>en</strong>er un cilindro estrecho. Para ubicar un punto <strong>en</strong> la pajita<br />

hac<strong>en</strong> falta dos coord<strong>en</strong>adas: la posición vertical a lo Jargo <strong>de</strong> la pajita y la<br />

posición angular sobre la circunfer<strong>en</strong>cia. Las criaturas que vivieran sobre<br />

una superficie así habitarían <strong>en</strong> realidad <strong>en</strong> una Planilandia bidim<strong>en</strong>sional,<br />

pero si la circunfer<strong>en</strong>cia fuera lo sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te pequeña, su <strong>universo</strong>


parecería más bi<strong>en</strong> Linealandia. Klein sugirió que la cuarta dim<strong>en</strong>sión<br />

espacial podría estar arrollada como la circunfer<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> una pajita <strong>de</strong><br />

sorber refrescos, <strong>en</strong> la que su perímetro sería tan reducido (8 × 10−31<br />

c<strong>en</strong>tímetros) que no podríamos apreciarla.<br />

En este <strong>universo</strong> las partículas con carga negativa, como <strong>el</strong> <strong>el</strong>ectrón,<br />

circularían alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la pajita <strong>en</strong> <strong>el</strong> s<strong>en</strong>tido <strong>de</strong> las agujas d<strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj,<br />

mi<strong>en</strong>tras que las <strong>de</strong> carga positiva, como <strong>el</strong> protón, lo harían <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido<br />

contrario. Las partículas neutras (como <strong>el</strong> neutrón) no ro<strong>de</strong>arían la pajita.<br />

La naturaleza ondulatoria <strong>de</strong> las partículas sólo permitiría ro<strong>de</strong>ar la<br />

diminuta circunfer<strong>en</strong>cia a un número <strong>en</strong>tero (1, 2, 3, 4, etcétera) <strong>de</strong><br />

longitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> onda, con lo que las cargas <strong>el</strong>éctricas serían múltiplos <strong>de</strong> una<br />

carga fundam<strong>en</strong>tal, la d<strong>el</strong> protón y <strong>el</strong> <strong>el</strong>ectrón. La teoría <strong>de</strong> Kaluza-Klein<br />

unificaba así las fuerzas <strong>de</strong> la gravedad y <strong>el</strong> <strong>el</strong>ectromagnetismo, y las<br />

explicaba <strong>en</strong> <strong>el</strong> marco <strong>de</strong> un espacio<strong>tiempo</strong> curvo, lo que repres<strong>en</strong>tó un<br />

importante paso hacia <strong>el</strong> objetivo anh<strong>el</strong>ado por <strong>Einstein</strong> <strong>de</strong> una gran teoría<br />

d<strong>el</strong> campo unificado que explicara todas las fuerzas d<strong>el</strong> <strong>universo</strong>. Pero la<br />

teoría no proporcionaba nuevas predicciones <strong>de</strong> efectos que pudieran ser<br />

verificados experim<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te, motivo por <strong>el</strong> cual quedó <strong>en</strong> vía muerta.<br />

Reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, sin embargo, la teoría <strong>de</strong> supercuerdas ha resucitado la<br />

i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> las dim<strong>en</strong>siones adicionales. La teoría propone que las partículas<br />

fundam<strong>en</strong>tales, como los <strong>el</strong>ectrones y los quarks, son <strong>en</strong> realidad<br />

diminutos bucles <strong>de</strong> cuerdas con un perímetro <strong>en</strong> <strong>el</strong> marg<strong>en</strong> <strong>de</strong> los 10-33<br />

c<strong>en</strong>tímetros. La teoría <strong>de</strong> supercuerdas sugiere que nuestro <strong>universo</strong> ti<strong>en</strong>e<br />

<strong>en</strong> realidad once dim<strong>en</strong>siones: una dim<strong>en</strong>sión temporal y tres dim<strong>en</strong>siones<br />

espaciales, todas <strong>el</strong>las macroscópicas, junto con siete dim<strong>en</strong>siones<br />

espaciales hechas un ovillo <strong>de</strong> 10-33 c<strong>en</strong>tímetros <strong>de</strong> circunfer<strong>en</strong>cia. Una <strong>de</strong><br />

las dim<strong>en</strong>siones adicionales podría explicar la <strong>el</strong>ectrodinámica —como <strong>en</strong><br />

la teoría <strong>de</strong> Kaluza-Klein— y las otras explicarían las fuerzas nucleares<br />

débil y fuerte, responsables <strong>de</strong> ciertos tipos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sintegración radiactiva y<br />

<strong>de</strong> mant<strong>en</strong>er unido <strong>el</strong> núcleo atómico. Al igual que toda posición a lo largo<br />

<strong>de</strong> la dim<strong>en</strong>sión vertical <strong>de</strong> la pajita <strong>de</strong> refresco no es un punto, sino un<br />

pequeño círculo, <strong>en</strong> nuestro <strong>universo</strong> todo punto d<strong>el</strong> espacio sería <strong>en</strong>


ealidad un diminuto y complejo espacio heptadim<strong>en</strong>sional <strong>de</strong> 10-33<br />

c<strong>en</strong>tímetros <strong>de</strong> circunfer<strong>en</strong>cia. La forma exacta <strong>de</strong> este espacio —ya sea<br />

una esfera, un donut o una rosquilla hiperdim<strong>en</strong>sional— <strong>de</strong>terminaría la<br />

naturaleza <strong>de</strong> la física <strong>de</strong> partículas que observamos.<br />

En <strong>el</strong> <strong>universo</strong> primitivo, nuestras familiares tres dim<strong>en</strong>siones espaciales<br />

también podrían haber sido microscópicas. Des<strong>de</strong> <strong>en</strong>tonces se habrían<br />

expandido <strong>en</strong>ormem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> tamaño y continuarían haciéndolo aún, lo que<br />

explicaría la expansión d<strong>el</strong> <strong>universo</strong> que observamos. ¿Por qué se<br />

expandieron sólo tres dim<strong>en</strong>siones espaciales y las <strong>de</strong>más continuaron<br />

si<strong>en</strong>do diminutas? Como explica Brian Gre<strong>en</strong>e <strong>en</strong> su libro El <strong>universo</strong><br />

<strong>el</strong>egante, <strong>de</strong> 1999, <strong>el</strong> físico <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Brown, Robert<br />

Brand<strong>en</strong>berger, y <strong>el</strong> físico <strong>de</strong> Harvard, Cumrun Vda, sugirieron que las<br />

dim<strong>en</strong>siones arrolladas sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do pequeñas porque las <strong>en</strong>vu<strong>el</strong>v<strong>en</strong><br />

bucles <strong>de</strong> cuerdas (a modo <strong>de</strong> gomas <strong>el</strong>ásticas alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> una pajita <strong>de</strong><br />

refrescos). Brand<strong>en</strong>berger y Vda han propuesto esc<strong>en</strong>arios <strong>en</strong> los que las<br />

colisiones <strong>en</strong>tre bucles <strong>de</strong> cuerdas «<strong>de</strong>sempaquetarían» habitualm<strong>en</strong>te tres<br />

dim<strong>en</strong>siones espaciales, lo que permitiría su expansión a gran escala. Si <strong>el</strong><br />

número <strong>de</strong> dim<strong>en</strong>siones expandidas fuera m<strong>en</strong>or o mayor que tres, esto<br />

daría lugar a Linealandia, Planilandia o a <strong>universo</strong>s macroscópicos <strong>de</strong><br />

cuatro a diez dim<strong>en</strong>siones, cada uno con leyes físicas microscópicas<br />

difer<strong>en</strong>tes.<br />

Ante un conjunto <strong>de</strong> <strong>universo</strong>s así, <strong>de</strong>bemos p<strong>en</strong>sar que nos hallamos <strong>en</strong><br />

uno don<strong>de</strong> la vida int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>te pue<strong>de</strong> florecer, d<strong>el</strong> mismo modo que<br />

ocupamos un planeta habitable, cuando la mayoría <strong>de</strong> <strong>el</strong>los no lo son. Este<br />

razonami<strong>en</strong>to, que <strong>el</strong> físico británico Brandon Carter d<strong>en</strong>ominó principio<br />

antrópico fuerte, es un argum<strong>en</strong>to autoconsist<strong>en</strong>te. Admiti<strong>en</strong>do que somos<br />

observadores int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>tes, las leyes físicas <strong>de</strong> nuestro <strong>universo</strong> al m<strong>en</strong>os<br />

<strong>de</strong>b<strong>en</strong> permitir que los observadores int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>tes se <strong>de</strong>sarroll<strong>en</strong>. Como<br />

observadores <strong>de</strong> esa clase, nos hallaríamos <strong>de</strong> forma natural <strong>en</strong> un <strong>universo</strong><br />

con tres dim<strong>en</strong>siones espaciales, lo cual no impi<strong>de</strong> que Linealandia,<br />

Planilandia u otros <strong>universo</strong>s hiperdim<strong>en</strong>sionales existan también <strong>en</strong><br />

alguna parte.


Se ha especulado incluso sobre la posibilidad <strong>de</strong> que una <strong>de</strong> esas<br />

dim<strong>en</strong>siones extra propuestas por la teoría <strong>de</strong> supercuerdas pudiera ser <strong>de</strong><br />

tipo temporal, como <strong>el</strong> citado <strong>tiempo</strong> d<strong>el</strong> sueño. ¿Qué aspecto t<strong>en</strong>dría una<br />

dim<strong>en</strong>sión temporal circular adicional? Si nos <strong>de</strong>sviáramos hacia la<br />

dim<strong>en</strong>sión d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> d<strong>el</strong> sueño, regresaríamos continuam<strong>en</strong>te al instante<br />

<strong>de</strong> partida, como <strong>el</strong> personaje interpretado por Bill Murray <strong>en</strong> la p<strong>el</strong>ícula<br />

Atrapado <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, <strong>de</strong> 1993, que vivía una y otra vez <strong>el</strong> mismo día. El<br />

plano <strong>tiempo</strong> ordinario-<strong>tiempo</strong> d<strong>el</strong> sueño se parece a una pajita: <strong>el</strong> primero<br />

transcurriría a lo largo <strong>de</strong> <strong>el</strong>la y <strong>el</strong> segundo lo haría a su alre<strong>de</strong>dor. La<br />

circunfer<strong>en</strong>cia correspondi<strong>en</strong>te al <strong>tiempo</strong> d<strong>el</strong> sueño t<strong>en</strong>dría unos 5 × 10−44<br />

segundos. Así como una hormiga que caminara a lo largo <strong>de</strong> la pajita<br />

podría hacer un giro <strong>en</strong> U gracias a la dim<strong>en</strong>sión más estrecha <strong>de</strong> la<br />

superficie sobre la que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra, una partícula <strong>el</strong>em<strong>en</strong>tal podría<br />

realizar un giro <strong>en</strong> U <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> ordinario y volver al pasado,<br />

aprovechando la dim<strong>en</strong>sión <strong>tiempo</strong> d<strong>el</strong> sueño para dar la vu<strong>el</strong>ta. De hecho,<br />

y como veremos más ad<strong>el</strong>ante, cabría concebir un positrón como un<br />

<strong>el</strong>ectrón viajando hacia atrás <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. En la p<strong>el</strong>ícula Frequ<strong>en</strong>cy (2000)<br />

se supone que éste es <strong>el</strong> mecanismo que emplea <strong>el</strong> protagonista para <strong>en</strong>viar<br />

señales —<strong>en</strong> este caso, fotones <strong>de</strong> ondas <strong>de</strong> radio— al pasado y salvar a su<br />

padre. Incluso <strong>el</strong> físico Brian Gre<strong>en</strong>e aparece fugazm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>el</strong> filme,<br />

subrayando con su carneo la física que subyace <strong>en</strong> <strong>el</strong> argum<strong>en</strong>to. No<br />

obstante, es preciso subrayar que la i<strong>de</strong>a por la que una <strong>de</strong> las dim<strong>en</strong>siones<br />

arrolladas adicionales pueda ser <strong>de</strong> tipo temporal (una especie <strong>de</strong> <strong>tiempo</strong><br />

d<strong>el</strong> sueño) no es precisam<strong>en</strong>te la más aceptada.<br />

En su formulación estándar, la teoría <strong>de</strong> supercuerdas sugiere que podría<br />

haber distintos <strong>universo</strong>s con un difer<strong>en</strong>te número (hasta diez) <strong>de</strong><br />

dim<strong>en</strong>siones espaciales macroscópicas, pero afirma que, <strong>en</strong> cualquier caso,<br />

existiría una sola dim<strong>en</strong>sión temporal, una dim<strong>en</strong>sión que ost<strong>en</strong>ta una<br />

marca que la difer<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> las <strong>de</strong>más: <strong>el</strong> signo m<strong>en</strong>os. Así pues, <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong><br />

parece ser especial <strong>en</strong> las leyes <strong>de</strong> la física y, como observó <strong>Einstein</strong>,<br />

especialm<strong>en</strong>te paradójico.


La paradoja <strong>de</strong> las gem<strong>el</strong>as<br />

En <strong>el</strong> espacio, la distancia más corta <strong>en</strong>tre dos puntos es la línea recta, Si al<br />

acudir a una fiesta nos <strong>de</strong>sviamos para visitar a un amigo, <strong>el</strong><br />

cu<strong>en</strong>takilómetros registrará un recorrido mayor que si hubiéramos ido a<br />

aquélla directam<strong>en</strong>te. Pero <strong>de</strong>bido a ese signo m<strong>en</strong>os asociado a la<br />

dim<strong>en</strong>sión temporal, la situación es distinta cuando viajamos <strong>en</strong>tre dos<br />

sucesos separados <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Si nos invitan a una fiesta <strong>en</strong> la Tierra<br />

d<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> diez años, <strong>el</strong> camino más directo para acudir a <strong>el</strong>la —es <strong>de</strong>cir,<br />

limitarnos a permanecer <strong>en</strong> nuestro planeta y esperar— es <strong>el</strong> que consume<br />

más tics <strong>en</strong> nuestro r<strong>el</strong>oj, diez años concretam<strong>en</strong>te. Si, <strong>en</strong> cambio,<br />

<strong>de</strong>cidimos darnos una vu<strong>el</strong>ta por Alfa C<strong>en</strong>tauro y regresar a la Tierra justo<br />

para la fiesta, moveremos nuestro r<strong>el</strong>oj <strong>de</strong> luz hacia atrás y hacia d<strong>el</strong>ante<br />

(al ir y al volver <strong>de</strong> la estr<strong>el</strong>la), reduci<strong>en</strong>do la distancia que sus rayos <strong>de</strong> luz<br />

<strong>de</strong>b<strong>en</strong> recorrer, con lo que necesitará m<strong>en</strong>os tics para cubrirla. Como <strong>el</strong><br />

espacio y <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> ti<strong>en</strong><strong>en</strong> signos opuestos, la distancia adicional recorrida<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio significa un m<strong>en</strong>or <strong>tiempo</strong> transcurrido <strong>en</strong> nuestro r<strong>el</strong>oj.<br />

Envejecemos m<strong>en</strong>os. Esto conduce a la famosa «paradoja <strong>de</strong> las gem<strong>el</strong>as»,<br />

un factor clave <strong>en</strong> los <strong>viajes</strong> al futuro.<br />

Supongamos dos hermanas gem<strong>el</strong>as, Terra y Astra. Terra permanece <strong>en</strong> la<br />

Tierra. Astra viaja <strong>en</strong> una nave espacial al 80% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz<br />

hasta Alfa C<strong>en</strong>tauro. Como la estr<strong>el</strong>la se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra a cuatro años luz <strong>de</strong><br />

distancia, <strong>el</strong> viaje <strong>de</strong> Astra durará cinco años. Terra verá cómo <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj <strong>de</strong><br />

Astra avanza más <strong>de</strong>spacio —<strong>el</strong> 60% d<strong>el</strong> ritmo al que marcha <strong>el</strong> suyo—,<br />

con lo que Astra sólo <strong>en</strong>vejecerá tres años durante <strong>el</strong> viaje. Astra da la<br />

vu<strong>el</strong>ta tras ro<strong>de</strong>ar Alfa C<strong>en</strong>tauro y regresa a la Tierra al 80% <strong>de</strong> la<br />

v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, según las medidas realizadas por los observadores<br />

ubicados <strong>en</strong> nuestro planeta. El viaje <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta también dura cinco años<br />

terrestres, por lo tanto Terra es diez años más vieja cuando Astra llega a<br />

casa. Durante dicho viaje, Terra ve <strong>de</strong> nuevo que <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj <strong>de</strong> su hermana<br />

anda más <strong>de</strong>spacio. Cuando, por fin, ambas se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran Terra ha<br />

<strong>en</strong>vejecido diez años y, sin embargo, Astra sólo ha <strong>en</strong>vejecido seis. Astra<br />

ha viajado cuatro años hacia <strong>el</strong> futuro.


Esta es la paradoja: Astra podría argum<strong>en</strong>tar que, según sus observaciones,<br />

fue Terra y no <strong>el</strong>la qui<strong>en</strong> se movió al 80% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, por lo<br />

que esperaba que su hermana fuera la más jov<strong>en</strong> cuando se <strong>en</strong>contraran <strong>de</strong><br />

nuevo.<br />

Y éste es <strong>el</strong> fallo <strong>en</strong> <strong>el</strong> argum<strong>en</strong>to: las dos hermanas no han t<strong>en</strong>ido<br />

experi<strong>en</strong>cias equival<strong>en</strong>tes. Terra, la que permanece <strong>en</strong> la Tierra, es un<br />

observador que se mueve a v<strong>el</strong>ocidad constante sin cambiar <strong>de</strong> dirección<br />

(si <strong>de</strong>spreciamos la minúscula v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la Tierra alre<strong>de</strong>dor d<strong>el</strong> Sol).<br />

Terra es, por lo tanto, un observador que satisface <strong>el</strong> primer postulado <strong>de</strong><br />

<strong>Einstein</strong>. Pero Astra no es un observador que se mueve a v<strong>el</strong>ocidad<br />

constante sin cambiar <strong>de</strong> dirección. Para dar la vu<strong>el</strong>ta cuando llega a Alfa<br />

C<strong>en</strong>tauro, <strong>de</strong>be reducir su v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> 80% <strong>de</strong> la <strong>de</strong> la luz a cero y,<br />

luego, ac<strong>el</strong>erar otra vez <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido opuesto. La línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong> Astra<br />

es curva, mi<strong>en</strong>tras que la <strong>de</strong> su hermana Terra es recta. Astra, un<br />

observador que experim<strong>en</strong>ta ac<strong>el</strong>eración positiva y negativa (fr<strong>en</strong>ado), no<br />

cumple <strong>el</strong> primer postulado <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>. Cuando Astra fr<strong>en</strong>a hasta<br />

<strong>de</strong>t<strong>en</strong>erse e invierte su dirección <strong>en</strong> Alfa C<strong>en</strong>tauro, todas sus pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cias<br />

sal<strong>en</strong> <strong>de</strong>spedidas contra la parte d<strong>el</strong>antera <strong>de</strong> la nave y más <strong>de</strong> una se hace<br />

añicos (<strong>de</strong> hecho, la ac<strong>el</strong>eración sería tan viol<strong>en</strong>ta que, <strong>en</strong> la práctica, la<br />

propia Astra podría perecer <strong>en</strong> <strong>el</strong> int<strong>en</strong>to; pero a efectos <strong>de</strong> nuestra<br />

argum<strong>en</strong>tación, supondremos que es una mujer lo bastante fuerte como<br />

para soportar la experi<strong>en</strong>cia). Astra es pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te consci<strong>en</strong>te <strong>de</strong> haber<br />

girado.<br />

Cuando Astra se aleja <strong>de</strong> la Tierra al 80% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, antes<br />

<strong>de</strong> dar la vu<strong>el</strong>ta, pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse <strong>en</strong> reposo. Es cierto que vería <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj<br />

<strong>de</strong> Terra avanzando más <strong>de</strong>spacio que <strong>el</strong> suyo; cuando llega a Alfa<br />

C<strong>en</strong>tauro 3 años <strong>de</strong>spués, pi<strong>en</strong>sa que Terra habrá <strong>en</strong>vejecido sólo 1,8 años<br />

<strong>en</strong> nuestro planeta. Astra estima que su llegada a Alfa C<strong>en</strong>tauro y los 1,8<br />

años más <strong>de</strong> su hermana son sucesos simultáneos conectados por una<br />

«rebanada <strong>en</strong> diagonal» a través d<strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong>. La rodaja está<br />

inclinada porque Astra se mueve (al igual que <strong>en</strong> la figura 4 la línea<br />

d<strong>en</strong>ominada 15 ns TN está inclinada <strong>de</strong>bido al movimi<strong>en</strong>to d<strong>el</strong> astronauta).


Recor<strong>de</strong>mos que Terra y Astra dis<strong>en</strong>tirán sobre si los rayos <strong>de</strong> luz que<br />

Astra emite llegan simultáneam<strong>en</strong>te o no a los extremos <strong>de</strong> su nave.<br />

Aunque discreparán con mayor motivo sobre la simultaneidad <strong>de</strong><br />

acontecimi<strong>en</strong>tos mucho más separados. De manera que, antes <strong>de</strong> que Astra<br />

llegue a Alfa C<strong>en</strong>tauro, tanto <strong>el</strong>la como Terra p<strong>en</strong>sarán que su hermana ha<br />

<strong>en</strong>vejecido m<strong>en</strong>os.<br />

Pero ahora Astra invierte <strong>el</strong> s<strong>en</strong>tido <strong>de</strong> su movimi<strong>en</strong>to y comi<strong>en</strong>za a<br />

rebanar <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> con una inclinación difer<strong>en</strong>te. Cuando se mueve<br />

al 80% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz hacia la Tierra, pi<strong>en</strong>sa que su salida <strong>de</strong><br />

Alfa C<strong>en</strong>tauro se produce al mismo <strong>tiempo</strong> que la perman<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> Terra <strong>en</strong><br />

la Tierra durante 8,2 años, contados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su partida. En <strong>el</strong> viaje <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta,<br />

a v<strong>el</strong>ocidad constante, Astra percibiría que T<strong>en</strong> a <strong>en</strong>vejece 1,8 años más,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los 8,2 hasta los 10. Durante este periodo, Astra <strong>en</strong>vejece otros tres<br />

años, lo que da un total <strong>de</strong> seis al llegar a casa. Astra observa que Terra es<br />

diez años mayor que cuando partió, mi<strong>en</strong>tras que <strong>el</strong>la ha <strong>en</strong>vejecido sólo<br />

seis años. No hay paradoja alguna, simplem<strong>en</strong>te la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Astra sobre qué<br />

sucesos están ocurri<strong>en</strong>do simultáneam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la Tierra cambia <strong>de</strong> forma<br />

radical cuando da la vu<strong>el</strong>ta <strong>en</strong> Alfa C<strong>en</strong>tauro. Astra ac<strong>el</strong>era, Terra no.<br />

Astra gira, Terra no lo hace.<br />

El r<strong>el</strong>oj <strong>de</strong> la gem<strong>el</strong>a que se aparta <strong>de</strong> su camino —la que ac<strong>el</strong>era— es <strong>el</strong><br />

que consume m<strong>en</strong>os tics, En este caso, <strong>el</strong> camino recto, <strong>el</strong> que adopta<br />

Terra, es <strong>el</strong> equivocado. La gem<strong>el</strong>a que se complica la vida <strong>en</strong>vejece<br />

m<strong>en</strong>os. Casi equivale a <strong>de</strong>cir que «<strong>el</strong> ejercicio es bu<strong>en</strong>o para la salud». El<br />

r<strong>el</strong>oj <strong>de</strong> luz <strong>de</strong> Astra va hacia atrás y hacia d<strong>el</strong>ante, por lo que reduce la<br />

distancia que sus rayos <strong>de</strong> luz recorr<strong>en</strong> y hace que avance m<strong>en</strong>os.<br />

La r<strong>el</strong>atividad especial produce muchos resultados que <strong>en</strong> principio<br />

parec<strong>en</strong> paradójicos, pero cuyo análisis cuidadoso <strong>de</strong>muestra que las<br />

paradojas son susceptibles <strong>de</strong> ser resu<strong>el</strong>tas. En este caso, cuando las<br />

hermanas se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>de</strong> nuevo, ambas aceptan que es Astra qui<strong>en</strong> ha<br />

<strong>en</strong>vejecido m<strong>en</strong>os. El <strong>universo</strong> <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> no es tan lógico como uno<br />

espera a primera vista, pero es <strong>el</strong> <strong>universo</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> que vivimos.


La paradoja <strong>de</strong> las gem<strong>el</strong>as nos permite viajar al futuro.<br />

Una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> doméstica<br />

En la nov<strong>el</strong>a <strong>de</strong> H. G. W<strong>el</strong>ls La máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, <strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong><br />

no se sube a una nave espacial y sale disparado hacia las estr<strong>el</strong>las; viaja al<br />

futuro sólo con s<strong>en</strong>tarse <strong>en</strong> un dispositivo que a tal efecto ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> casa.<br />

Esta clase <strong>de</strong> máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> es también posible. En primer lugar,<br />

<strong>de</strong>sm<strong>en</strong>uzaríamos <strong>el</strong> planeta Júpiter y emplearíamos su masa para construir<br />

a nuestro alre<strong>de</strong>dor una cápsula esférica increíblem<strong>en</strong>te d<strong>en</strong>sa y cuyo<br />

diámetro fuera sólo un poco más gran<strong>de</strong> que <strong>el</strong> diámetro crítico para <strong>el</strong> que<br />

esa materia colapsaría formando un agujero negro (una cápsula que<br />

cont<strong>en</strong>ga la masa <strong>de</strong> Júpiter sólo precisaba un diámetro ligeram<strong>en</strong>te<br />

superior a 5,64 metros; un tamaño i<strong>de</strong>al para alojarnos d<strong>en</strong>tro). Newton<br />

hizo ver que <strong>en</strong> <strong>el</strong> interior <strong>de</strong> una cápsula esférica <strong>de</strong> materia no se<br />

producirían efectos gravitatorios, algo que parece ser cierto también <strong>en</strong> la<br />

teoría <strong>de</strong> la gravitación einsteiniana. Las fuerzas <strong>de</strong>bidas a las difer<strong>en</strong>tes<br />

porciones <strong>de</strong> masa que uniformem<strong>en</strong>te nos ro<strong>de</strong>an actuarían <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tidos<br />

contrarios, por lo que se canc<strong>el</strong>arían mutuam<strong>en</strong>te y darían una ‘resultante<br />

nula. Debido a <strong>el</strong>lo, aunque la cápsula <strong>en</strong> sí sea <strong>en</strong>ormem<strong>en</strong>te masiva, una<br />

vez d<strong>en</strong>tro no nos afectaría fuerza gravitatoria alguna. Si permaneciéramos<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> exterior, cerca <strong>de</strong> la cápsula esférica, nos <strong>de</strong>strozarían las fuerzas <strong>de</strong><br />

marea gravitatorias que g<strong>en</strong>era. En <strong>el</strong> interior <strong>de</strong> la cápsula, <strong>en</strong> cambio,<br />

estaríamos a salvo. Según la teoría <strong>de</strong> la gravitación <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>, esas<br />

fuerzas <strong>de</strong> marca son producidas por una curvatura o <strong>de</strong>formación d<strong>el</strong><br />

espacio<strong>tiempo</strong>.<br />

Fuera <strong>de</strong> nuestra máquina, <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> estaría trem<strong>en</strong>dam<strong>en</strong>te<br />

curvado, pero <strong>en</strong> su interior —don<strong>de</strong> no existe fuerza alguna— <strong>el</strong><br />

espacio<strong>tiempo</strong> sería plano (figura 7; <strong>en</strong> <strong>el</strong> diagrama sólo se muestran dos<br />

<strong>de</strong> las tres dim<strong>en</strong>siones espaciales [curvadas]; por <strong>el</strong>lo, la cápsula esférica<br />

que nos ro<strong>de</strong>a aparece como un círculo). Para introducirnos <strong>en</strong> nuestra


máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> sin perecer aplastados <strong>de</strong>beríamos com<strong>en</strong>zar<br />

construy<strong>en</strong>do, poco a poco <strong>en</strong> torno a nosotros, una cápsula esférica muy<br />

gran<strong>de</strong>, d<strong>el</strong> tamaño aproximado <strong>de</strong> Júpiter, a fin <strong>de</strong> minimizar las fuerzas<br />

<strong>de</strong> marea que nos podrían afectar durante <strong>el</strong> proceso. Después t<strong>en</strong>dríamos<br />

que ajustar las fuerzas que actúan sobre la cápsula para conseguir que se<br />

comprimiera l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te a nuestro alre<strong>de</strong>dor.<br />

¿Cómo podría transportarnos al futuro esa máquina? <strong>Einstein</strong> afirmó <strong>en</strong><br />

1905 que los fotones (partículas <strong>de</strong> luz) pose<strong>en</strong> <strong>en</strong>ergías inversam<strong>en</strong>te<br />

proporcionales a su longitud <strong>de</strong> onda: los fotones <strong>de</strong> onda corta (como los<br />

<strong>de</strong> los rayos X) conti<strong>en</strong><strong>en</strong> una gran cantidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía, mi<strong>en</strong>tras que los<br />

<strong>de</strong> onda larga (como los <strong>de</strong> las ondas <strong>de</strong> radio) transportan muy poca.<br />

D<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> nuestra cápsula somos como un niño atrapado <strong>en</strong> <strong>el</strong> fondo <strong>de</strong> un<br />

pozo (obsérvese la figura <strong>de</strong> nuevo). Imaginemos que colocamos un<br />

pesado anillo <strong>de</strong> metal sobre una lámina <strong>de</strong> goma flexible. El anillo<br />

<strong>de</strong>formará la lámina hasta producir algo similar a la figura 7. Las hormigas<br />

caminarían sin problemas por <strong>el</strong> círculo <strong>de</strong> goma plano <strong>en</strong>cerrado <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

anillo, pero si quisieran escapar t<strong>en</strong>drían que gastar cierta <strong>en</strong>ergía <strong>en</strong> trepar<br />

por la superficie curvada <strong>de</strong> fuera. D<strong>el</strong> mismo modo, estaríamos seguros<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> fondo <strong>de</strong> nuestro «pozo gravitatorio», pero <strong>el</strong> <strong>de</strong>splazarse a cierta<br />

distancia fuera <strong>de</strong> la cápsula requeriría una gran cantidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía<br />

porque t<strong>en</strong>dríamos que luchar directam<strong>en</strong>te contra la atracción gravitatoria<br />

que aquélla ejerce.<br />

FIGURA 7. Máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> para visitar <strong>el</strong> futuro.<br />

Si emitimos un fotón d<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> la cápsula y lo hacemos salir al exterior a<br />

través <strong>de</strong> una v<strong>en</strong>tana, per<strong>de</strong>rá <strong>en</strong>ergía a medida que «escala» <strong>el</strong> pozo<br />

gravitatorio. <strong>Los</strong> observadores distantes verán que <strong>el</strong> fotón ti<strong>en</strong>e m<strong>en</strong>os<br />

<strong>en</strong>ergía y, por lo tanto, y según <strong>el</strong> artículo <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> <strong>de</strong> 1905, una


longitud <strong>de</strong> onda mayor cuando lo <strong>de</strong>tect<strong>en</strong>. El fotón ha experim<strong>en</strong>tado un<br />

corrimi<strong>en</strong>to hacia <strong>el</strong> rojo, su espectro se ha <strong>de</strong>splazado hacia <strong>el</strong> extremo<br />

correspondi<strong>en</strong>te a las longitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> onda más largas. Supongamos que<br />

t<strong>en</strong>emos un r<strong>el</strong>oj con un circuito <strong>el</strong>éctrico que oscila mil millones <strong>de</strong> veces<br />

por segundo. La onda <strong>el</strong>ectromagnética que g<strong>en</strong>era t<strong>en</strong>drá una frecu<strong>en</strong>cia<br />

<strong>de</strong> 1 gigahertzio (mil millones <strong>de</strong> ciclos por segundo). Viajando a una<br />

v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> 0,3 metros por nanosegundo, la onda ti<strong>en</strong>e una longitud <strong>de</strong><br />

onda <strong>de</strong> 0,3 metros. Cada longitud <strong>de</strong> onda emitida por <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj es un «tic»<br />

y <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj hace tic una vez por nanosegundo. Pero cuando esa onda<br />

<strong>el</strong>ectromagnética viaja hacia fuera, <strong>de</strong>be avanzar contra la fuerza <strong>de</strong><br />

gravedad que hay <strong>en</strong> <strong>el</strong> exterior d<strong>el</strong> pozo gravitatorio, producida por la<br />

cápsula esférica. Ese avance consume <strong>en</strong>ergía; así pues, todo fotón o<br />

paquete <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía <strong>el</strong>ectromagnética <strong>de</strong>be per<strong>de</strong>r <strong>en</strong>ergía <strong>en</strong> su viaje hacia<br />

<strong>el</strong> exterior. Si la cápsula ti<strong>en</strong>e un diámetro <strong>de</strong> sólo un 6,67% mayor que <strong>el</strong><br />

necesario para formar un agujero negro (6 metros, <strong>en</strong> nuestro caso), cada<br />

fotón per<strong>de</strong>rá las tres cuartas partes <strong>de</strong> su <strong>en</strong>ergía <strong>en</strong> <strong>el</strong> viaje. <strong>Los</strong><br />

observadores distantes recibirán fotones únicam<strong>en</strong>te con la cuarta parte <strong>de</strong><br />

la <strong>en</strong>ergía que t<strong>en</strong>ían cuando fueron emitidos. Un fotón con la cuarta parte<br />

<strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía ti<strong>en</strong>e una longitud <strong>de</strong> onda 4 veces mayor, lo cual significa que<br />

esos observadores verían pasar fotones con una longitud <strong>de</strong> onda <strong>de</strong> 1,2<br />

metros. Como los fotones viajan a la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz —0,3 metros por<br />

nanosegundo—, cada longitud <strong>de</strong> onda supondría 4 nanosegundos. <strong>Los</strong><br />

observadores distantes <strong>de</strong>tectarían ondas <strong>el</strong>ectromagnéticas oscilando a<br />

razón <strong>de</strong> un ciclo cada 4 nanosegundos o, lo que es lo mismo, verían que <strong>el</strong><br />

r<strong>el</strong>oj d<strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> hace un «tic» cada 4 nanosegundos (va cuatro<br />

veces más l<strong>en</strong>to <strong>de</strong> lo que experim<strong>en</strong>ta <strong>el</strong> viajero). En consecu<strong>en</strong>cia, le<br />

verían <strong>en</strong>vejecer a éste cuatro veces más <strong>de</strong>spacio <strong>de</strong> lo normal. Tras<br />

observar al viajero durante dosci<strong>en</strong>tos años, sólo le verían cincu<strong>en</strong>ta años<br />

más viejo.<br />

¿Qué observaría <strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>? <strong>Los</strong> fotones emitidos por los<br />

observadores distantes se precipitarían hacia la cápsula, por lo que<br />

adquiriría <strong>en</strong>ergía <strong>en</strong> su recorrido como un objeto al caer. Cuando los<br />

fotones atraviesan las v<strong>en</strong>tanas <strong>de</strong> la cápsula, conti<strong>en</strong><strong>en</strong> cuatro veces más


<strong>en</strong>ergía que la que t<strong>en</strong>ían cuando fueron emitidos. Si esos fotones t<strong>en</strong>ían<br />

inicialm<strong>en</strong>te una longitud <strong>de</strong> onda <strong>de</strong> 0,3 metros, <strong>el</strong> viajero los recibiría<br />

con un cuarto <strong>de</strong> 0,3 metros <strong>de</strong> longitud <strong>de</strong> onda. En lugar <strong>de</strong> la oscilación<br />

<strong>de</strong> 1 ciclo por nanosegundo original, registraría 4 ciclos <strong>en</strong> <strong>el</strong> mismo<br />

<strong>tiempo</strong>. El viajero, por tanto, percibiría que <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj <strong>de</strong> los observadores<br />

distantes funciona cuatro veces más rápido que <strong>el</strong> suyo, y ante sus ojos<br />

Vería pasar la historia d<strong>el</strong> <strong>universo</strong> cuatro veces más <strong>de</strong>prisa <strong>de</strong> lo normal,<br />

como una p<strong>el</strong>ícula a cámara rápida. Las noticias <strong>de</strong> mediodía se emitirían<br />

cada seis horas.<br />

Tanto <strong>el</strong> viajero como los observadores distantes estarían <strong>de</strong> acuerdo <strong>en</strong><br />

que <strong>el</strong> primero <strong>en</strong>vejece cuatro veces más <strong>de</strong>spacio que los segundos. Tal<br />

como indicó <strong>el</strong> astrónomo Thomas Gold, <strong>de</strong> Corn<strong>el</strong>l, <strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong><br />

y los observadores distantes <strong>en</strong>vejec<strong>en</strong> <strong>de</strong> forma distinta porque sus<br />

situaciones no son simétricas: <strong>el</strong> viajero está <strong>en</strong> <strong>el</strong> fondo <strong>de</strong> un pozo<br />

gravitatorio y <strong>el</strong>los no.<br />

La perspectiva d<strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> sería como la <strong>de</strong>scrita por H. G.<br />

W<strong>el</strong>ls. Vería que una v<strong>el</strong>a fuera <strong>de</strong> la cápsula se consume muy <strong>de</strong>prisa,<br />

pero su llama le parecería blanquiazul <strong>en</strong> lugar <strong>de</strong> rojiza, ya que los<br />

fotones que <strong>en</strong>tran <strong>en</strong> su máquina están <strong>de</strong>splazados hacia <strong>el</strong> azul, <strong>el</strong><br />

extremo d<strong>el</strong> espectro correspondi<strong>en</strong>te a las longitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> onda más cortas.<br />

De hecho, muchos <strong>de</strong> los fotones emitidos por la llama experim<strong>en</strong>tarían un<br />

corrimi<strong>en</strong>to hacia la región ultravioleta.<br />

Tras <strong>en</strong>vejecer cincu<strong>en</strong>ta años, <strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> podría expandir la<br />

cápsula esférica que le ro<strong>de</strong>a y luego <strong>de</strong>smant<strong>el</strong>arla. Saldría <strong>de</strong> su máquina<br />

d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> sólo cincu<strong>en</strong>ta años mayor, pero a su alre<strong>de</strong>dor habrían<br />

transcurrido dosci<strong>en</strong>tos.<br />

(Nótese que una máquina <strong>de</strong> este tipo fabricada con dos masas solares y<br />

con 12,6 kilómetros <strong>de</strong> diámetro sería más fácil <strong>de</strong> comprimir y, por<br />

consigui<strong>en</strong>te, más práctica a la hora <strong>de</strong> construirla).


Si quisiéramos viajar al futuro todavía más <strong>de</strong>prisa, bastaría con contraer<br />

nuestra esfera ligeram<strong>en</strong>te, llevándola más cerca aún d<strong>el</strong> tamaño crítico<br />

para <strong>el</strong> que se forma un agujero negro. Pero existe un límite. El problema,<br />

según explicaban los físicos Alan Lightman, Bill Press, Richard Price y<br />

Saul Teukolsky <strong>en</strong> su libro <strong>de</strong> 1975 sobre la r<strong>el</strong>atividad, es que, incluso<br />

con <strong>el</strong> material más robusto posible, existe un límite para <strong>el</strong> tamaño que<br />

pue<strong>de</strong> adoptar una cápsula autosoportada sin que colapse: la cápsula ha <strong>de</strong><br />

t<strong>en</strong>er un diámetro al m<strong>en</strong>os un 4% superior al requerido para formar un<br />

agujero negro. En este caso, <strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>en</strong>vejecería cinco veces<br />

más <strong>de</strong>spacio que los <strong>de</strong> fuera. Así pues, la v<strong>el</strong>ocidad máxima a la que un<br />

viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> podría trasladarse al futuro <strong>en</strong> este tipo <strong>de</strong> máquina sería<br />

<strong>de</strong> cinco años por año, y no <strong>de</strong>bería acercarse <strong>de</strong>masiado a esta v<strong>el</strong>ocidad<br />

límite, porque si la cápsula colapsara, crearía un agujero negro. La cápsula<br />

se comprimiría inexorablem<strong>en</strong>te hasta alcanzar un tamaño inferior al <strong>de</strong> un<br />

núcleo atómico, triturando a sus ocupantes. Esta clase <strong>de</strong> máquina d<strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> no está mal si no pret<strong>en</strong><strong>de</strong>mos ir más allá <strong>de</strong> nuestro sistema solar o<br />

si sólo queremos curiosear <strong>el</strong> mundo d<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> un par <strong>de</strong> siglos y estamos<br />

dispuestos a gastar cincu<strong>en</strong>ta años <strong>en</strong> <strong>el</strong> empeño.<br />

La repulsión <strong>el</strong>ectrostática <strong>en</strong>tre cargas d<strong>el</strong> mismo signo podría sost<strong>en</strong>er<br />

una cápsula <strong>de</strong> materia cerca d<strong>el</strong> radio crítico, lo que permitiría un viaje al<br />

futuro más rápido, pero la masa necesaria t<strong>en</strong>dría que ser <strong>en</strong>orme, más <strong>de</strong><br />

veinte millones <strong>de</strong> masas solares (<strong>en</strong> caso contrario, los gigantescos<br />

campos <strong>el</strong>éctricos que se producirían fuera <strong>de</strong> la esfera crearían parejas<br />

<strong>el</strong>ectrón-positrón que dr<strong>en</strong>arían rápidam<strong>en</strong>te la carga, precipitando <strong>el</strong><br />

colapso). Lo malo es que no podríamos situar una cápsula tan masiva <strong>en</strong><br />

nuestro sistema solar sin hacer estragos. D<strong>el</strong> mismo modo, <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong><br />

transcurriría l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te para nosotros si nos limitásemos a flotar cerca <strong>de</strong><br />

un agujero negro; pero éste <strong>de</strong>bería ser <strong>en</strong>orme para que pudiéramos<br />

sobrevivir (poco a<strong>de</strong>cuado, <strong>de</strong> nuevo, para po<strong>de</strong>rlo ubicar d<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong><br />

sistema solar).<br />

La verdad es que po<strong>de</strong>mos visitar <strong>el</strong> futuro sin movemos <strong>de</strong> casa, pero es<br />

mucho más fácil hacerlo viajando por <strong>el</strong> espacio.


Viajeros d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> la actualidad<br />

El Tao Te-King, atribuido a Lao-Tse, dice que «un viaje <strong>de</strong> miles <strong>de</strong><br />

kilómetros comi<strong>en</strong>za siempre con un primer paso». El primer vu<strong>el</strong>o <strong>de</strong> los<br />

hermanos Wright fue <strong>de</strong> ap<strong>en</strong>as cuar<strong>en</strong>ta metros. La primera transmisión<br />

<strong>de</strong> radio se limitó a cruzar una habitación. Deberíamos damos cu<strong>en</strong>ta <strong>de</strong><br />

que ya hay viajeros d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>en</strong>tre nosotros. El primer paso está dado.<br />

<strong>Los</strong> astronautas experim<strong>en</strong>tan <strong>el</strong> efecto <strong>de</strong> <strong>en</strong>vejecer un poco m<strong>en</strong>os que <strong>el</strong><br />

resto <strong>de</strong> nosotros. Como <strong>el</strong> cosmonauta ruso Sergei Av<strong>de</strong>yev estuvo <strong>en</strong><br />

órbita un total <strong>de</strong> 748 días durante sus tres <strong>viajes</strong> espaciales, es alre<strong>de</strong>dor<br />

<strong>de</strong> un cincu<strong>en</strong>tavo <strong>de</strong> segundo más jov<strong>en</strong> que si hubiera permanecido <strong>en</strong> la<br />

Tierra todo <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Esto es consecu<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> la interacción <strong>en</strong>tre dos<br />

efectos. En primer lugar, un r<strong>el</strong>oj <strong>en</strong> reposo con respecto a la Tierra, pero<br />

situado a la altura <strong>de</strong> la estación orbital Mir, avanzaría ligeram<strong>en</strong>te más<br />

<strong>de</strong>prisa que uno que se hallara sobre la superficie terrestre. El hecho se<br />

<strong>de</strong>be a que la Mir se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra más arriba <strong>en</strong> <strong>el</strong> pozo gravitatorio que es la<br />

Tierra. Pero <strong>el</strong> segundo y más importante efecto ti<strong>en</strong>e su explicación <strong>en</strong><br />

que <strong>el</strong> astronauta ha estado viajando a más <strong>de</strong> veintiocho mil kilómetros<br />

por hora y, por <strong>el</strong>lo, su r<strong>el</strong>oj ha funcionado más <strong>de</strong>spacio que si hubiera<br />

permanecido estacionario respecto a la superficie terrestre. Su v<strong>el</strong>ocidad<br />

orbital fue <strong>el</strong> 0,00254% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad orbital <strong>de</strong> la luz; <strong>el</strong> retraso <strong>en</strong> su<br />

r<strong>el</strong>oj fue muy pequeño, pero real.<br />

Av<strong>de</strong>yev es nuestro más importante viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> hasta la fecha.<br />

Otros astronautas han viajado también al futuro. Por ejemplo, Story<br />

Musgrave, que participó <strong>en</strong> la reparación d<strong>el</strong> t<strong>el</strong>escopio espacial Hubble,<br />

pasó un total <strong>de</strong> 53,4 días <strong>en</strong> órbita, con lo que es más <strong>de</strong> un milisegundo<br />

más jov<strong>en</strong> que si se hubiera quedado <strong>en</strong> casa. <strong>Los</strong> astronautas que fueron a<br />

la Luna viajaron aún más <strong>de</strong>prisa que Av<strong>de</strong>yev, pero sus <strong>viajes</strong> duraron<br />

pocos días, por lo que <strong>el</strong> efecto total <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> fue m<strong>en</strong>or. Av<strong>de</strong>yev ha<br />

viajado al futuro unos 0,02 segundos. No es mucho, pero es un paso. Un


viaje <strong>de</strong> miles <strong>de</strong> años comi<strong>en</strong>za siempre con una fracción <strong>de</strong> segundo.


EL VIAJE AL PASADO<br />

Érase una jov<strong>en</strong>, cuyo nombre es Ruth, que corría más que la propia luz;<br />

un bu<strong>en</strong> día partió r<strong>el</strong>ativam<strong>en</strong>te y volvió <strong>el</strong> día <strong>de</strong> antes <strong>en</strong> vez d<strong>el</strong><br />

sigui<strong>en</strong>te.<br />

A. H. R. Buller


Po<strong>de</strong>mos ver <strong>el</strong> pasado<br />

Si sólo queremos ver <strong>el</strong> pasado <strong>en</strong> lugar <strong>de</strong> visitarlo, <strong>el</strong> asunto es s<strong>en</strong>cillo:<br />

lo estamos haci<strong>en</strong>do todos los días <strong>de</strong>bido a que la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz es<br />

finita. Si observamos Alfa C<strong>en</strong>tauro, que está a cuatro años luz <strong>de</strong><br />

nosotros, no la vemos como es hoy, sino como era hace cuatro años. De la<br />

estr<strong>el</strong>la Sirio, a nueve años luz <strong>de</strong> la Tierra, contemplamos <strong>el</strong> brillo que<br />

t<strong>en</strong>ía hace nueve años. Cuando observamos la galaxia <strong>de</strong> Andrómeda, que<br />

se halla a dos millones <strong>de</strong> años luz, la vemos como era hace dos millones<br />

<strong>de</strong> años, época <strong>en</strong> la que la especie «abu<strong>el</strong>a» <strong>de</strong> la nuestra, <strong>el</strong> Homo<br />

habilis, poblaba la Tierra. Contemplamos <strong>el</strong> lejano cúmulo <strong>de</strong> galaxias<br />

Coma tal cual era hace tresci<strong>en</strong>tos cincu<strong>en</strong>ta millones <strong>de</strong> años, cuando los<br />

anfibios empezaban a arrastrarse fuera <strong>de</strong> los océanos terrestres. El cuásar<br />

3C273 está a más <strong>de</strong> dos mil millones <strong>de</strong> años luz <strong>de</strong> nosotros; lo vemos<br />

como era cuando la forma <strong>de</strong> vida más compleja <strong>en</strong> nuestro planeta era una<br />

bacteria. (<strong>Los</strong> cuásares son objetos brillantes cuya <strong>en</strong>ergía se <strong>de</strong>be<br />

probablem<strong>en</strong>te a la caída <strong>de</strong> gas d<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> agujeros negros gigantes<br />

ubicados <strong>en</strong> <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> algunas galaxias). Mis colegas <strong>de</strong> Princeton,<br />

Micha<strong>el</strong> Strauss y. Xiao-Hui Fan, han <strong>de</strong>scubierto reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te un cuásar<br />

muy lejano, situado a más <strong>de</strong> doce mil millones <strong>de</strong> años luz <strong>de</strong> la Tierra.<br />

Cuanto más lejos miremos, más atrás <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> veremos. <strong>Los</strong> premios<br />

Nob<strong>el</strong> Asno P<strong>en</strong>zias y Bob Wilson son los ci<strong>en</strong>tíficos que han ido más<br />

lejos escudriñando <strong>el</strong> pasado. Descubrieron la radiación cósmica <strong>de</strong> fondo,<br />

constituida por fotones <strong>en</strong> la banda <strong>de</strong> las microondas que nos bombar<strong>de</strong>an<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> todas las direcciones d<strong>el</strong> espacio y que son un residuo <strong>de</strong> la más<br />

temprana infancia d<strong>el</strong> <strong>universo</strong>. Esos fotones llegan directam<strong>en</strong>te a<br />

nosotros <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace trece mil millones <strong>de</strong> años, cuando <strong>el</strong> <strong>universo</strong> t<strong>en</strong>ía<br />

tan sólo tresci<strong>en</strong>tos mil años. Nuestros t<strong>el</strong>escopios son, <strong>en</strong> cierto s<strong>en</strong>tido,<br />

máquinas d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> que permit<strong>en</strong> a los astrónomos conocer qué aspecto<br />

t<strong>en</strong>ía <strong>el</strong> <strong>universo</strong> <strong>en</strong> difer<strong>en</strong>tes épocas. Cuando un astrónomo observa una<br />

galaxia <strong>en</strong> proceso <strong>de</strong> formación es como si un paleontólogo pudiera<br />

contemplar hoy la vida real <strong>de</strong> los dinosaurios. Una supernova que estalle<br />

<strong>en</strong> una lejana galaxia aparecerá <strong>en</strong> <strong>el</strong> periódico <strong>de</strong> hoy, cuando su luz nos


alcanza, aunque <strong>el</strong> suceso haya t<strong>en</strong>ido lugar antes <strong>de</strong> que se inv<strong>en</strong>tara la<br />

escritura.<br />

Pero también podríamos <strong>de</strong>sear ver sucesos pasados ocurridos <strong>en</strong> la Tierra.<br />

Incluso eso es posible. ¿Quiere usted verse a sí mismo <strong>en</strong> <strong>el</strong> pasado?<br />

Colóquese a 1,5 metros <strong>de</strong> un espejo. La imag<strong>en</strong> que ve <strong>de</strong> sí mismo no es<br />

usted mismo ahora, sino usted hace 10 nanosegundos. Viajando a 0,3<br />

metros por nanosegundo, la luz tarda 5 nanosegundos <strong>en</strong> ir <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su<br />

cuerpo al espejo y otros tantos <strong>en</strong> regresar, Así pues, cuando nos miramos<br />

<strong>en</strong> un espejo, <strong>en</strong> realidad estamos vi<strong>en</strong>do una versión ligeram<strong>en</strong>te más<br />

jov<strong>en</strong> <strong>de</strong> nosotros mismos. Empleando luz visible, ¿cuál es la mayor<br />

distanciá hacia <strong>el</strong> pasado que po<strong>de</strong>mos observar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Tierra? <strong>Los</strong><br />

astronautas d<strong>el</strong> proyecto Apolo <strong>de</strong>jaron algunos reflectores <strong>de</strong> esquina <strong>en</strong><br />

la Luna. Un reflector <strong>de</strong> esquina consta <strong>de</strong> tres espejos unidos <strong>de</strong> modo que<br />

form<strong>en</strong> ángulos rectos dos a dos, como <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o y las dos pare<strong>de</strong>s <strong>en</strong> un<br />

rincón <strong>de</strong> una habitación. Si se dirige un haz <strong>de</strong> luz hacia un reflector <strong>de</strong><br />

esquina, <strong>el</strong> haz se reflejará sucesivam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los tres espejos y regresará<br />

exactam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la dirección <strong>en</strong> la que llegó (<strong>en</strong> los catadióptricos <strong>de</strong> las<br />

bicicletas se emplean diminutos dispositivos <strong>de</strong> este tipo, que consigu<strong>en</strong><br />

<strong>de</strong>volver la luz <strong>en</strong> la dirección <strong>de</strong> la que prov<strong>en</strong>ía). Así pues, hoy día los<br />

ci<strong>en</strong>tíficos <strong>de</strong> la Tierra pued<strong>en</strong> hacer rebotar rayos láser <strong>en</strong> los<br />

catadióptricos <strong>de</strong> la Luna y recuperarlos <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta. Nuestro satélite se<br />

halla, <strong>en</strong> promedio, a unos tresci<strong>en</strong>tos nov<strong>en</strong>ta mil kilómetros <strong>de</strong> distancia,<br />

lo que equivale a 1,3 segundos luz, <strong>de</strong> modo que <strong>el</strong> viaje <strong>de</strong> ida y vu<strong>el</strong>ta<br />

dura 2,6 segundos. Cuando esos ci<strong>en</strong>tíficos observan <strong>el</strong> retomo <strong>de</strong> la señal<br />

láser <strong>en</strong> sus t<strong>el</strong>escopios, están pres<strong>en</strong>ciando un suceso, <strong>el</strong> <strong>en</strong>vío <strong>de</strong> un pulso<br />

<strong>de</strong> luz láser, que tuvo lugar <strong>en</strong> la Tierra 2,6 segundos antes. Están, por lo<br />

tanto, contemplando <strong>el</strong> pasado terrestre.<br />

Aunque no podamos «ver» las ondas <strong>de</strong> radio, éstas también nos permit<strong>en</strong><br />

contactar con <strong>el</strong> pasado. El radiot<strong>el</strong>escopio Goldstone <strong>de</strong> California hizo<br />

rebotar una señal <strong>de</strong> radar <strong>en</strong> los anillos <strong>de</strong> Saturno. La duración total d<strong>el</strong><br />

viaje para la señal fue <strong>de</strong> 2,4 horas. Cuando fue recibida <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta, los<br />

astrónomos estaban <strong>en</strong> realidad <strong>de</strong>tectando su emisión <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Tierra 2,4


horas antes.<br />

Supongamos que quisiéramos observar la Tierra tal como era hace un año,<br />

Bastaría con situar un <strong>en</strong>orme reflector <strong>de</strong> esquina a medio año luz <strong>de</strong><br />

nosotros y dirigir hacia él un pot<strong>en</strong>te t<strong>el</strong>escopio. <strong>Los</strong> satélites espías<br />

situados a más <strong>de</strong> tresci<strong>en</strong>tos kilómetros <strong>de</strong> altura pued<strong>en</strong> distinguir las<br />

matrículas <strong>de</strong> los coches que circulan por las calles. Des<strong>de</strong> tresci<strong>en</strong>tos<br />

kilómetros <strong>de</strong> distancia, un t<strong>el</strong>escopio <strong>de</strong> 1,8 metros <strong>de</strong> diámetro pue<strong>de</strong><br />

difer<strong>en</strong>ciar objetos m<strong>en</strong>ores <strong>de</strong> 8 c<strong>en</strong>tímetros, lo que constituye la mejor<br />

resolución posible <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> espacio <strong>de</strong>bido a la refracción variable <strong>de</strong> la<br />

atmósfera terrestre. Con un t<strong>el</strong>escopio así, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tresci<strong>en</strong>tos kilómetros <strong>de</strong><br />

distancia podríamos reconocer a nuestra estr<strong>el</strong>la <strong>de</strong> rock favorita <strong>en</strong> medio<br />

<strong>de</strong> un estadio abarrotado. Si hiciéramos <strong>el</strong> t<strong>el</strong>escopio diez veces más<br />

gran<strong>de</strong>, podríamos ver la misma esc<strong>en</strong>a con igual claridad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una<br />

distancia diez veces mayor. El t<strong>el</strong>escopio capturará al mismo ritmo los<br />

fotones proced<strong>en</strong>tes <strong>de</strong> dicho suceso, con lo que dispondremos <strong>de</strong> una vista<br />

igual <strong>de</strong> nítida. Supongamos ahora que <strong>en</strong> <strong>el</strong> punto a<strong>de</strong>cuado <strong>de</strong> nuestro<br />

sistema solar construimos un <strong>en</strong>orme t<strong>el</strong>escopio con un diámetro cuar<strong>en</strong>ta<br />

veces superior al d<strong>el</strong> Sol y que lo ori<strong>en</strong>tamos hacia nuestro reflector <strong>de</strong><br />

esquina gigante, ubicado a medio año luz <strong>de</strong> la Tierra; dispondríamos<br />

<strong>en</strong>tonces <strong>de</strong> una vista, con una calidad similar, <strong>de</strong> un concierto <strong>de</strong> rock que<br />

tuvo lugar hace un año <strong>en</strong> nuestro planeta. Sin duda sería un proyecto muy<br />

costoso, al m<strong>en</strong>os unos 1031 dólares, si tomamos como refer<strong>en</strong>cia <strong>el</strong> coste<br />

d<strong>el</strong> t<strong>el</strong>escopio espacial Hubble.<br />

En <strong>el</strong> espacio exist<strong>en</strong> ya reflectores que, teóricam<strong>en</strong>te, podrían <strong>de</strong>volvemos<br />

fotones proced<strong>en</strong>tes d<strong>el</strong> pasado terrestre: los agujeros negros. La luz que<br />

<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> un agujero negro no sale jamás <strong>de</strong>bido a la inm<strong>en</strong>sa fuerza <strong>de</strong><br />

gravedad, pero la luz que viaja <strong>en</strong> sus inmediaciones podría curvarse 180<br />

grados y regresar a la Tierra. El agujero negro Cisne X-1, cuya masa es<br />

probablem<strong>en</strong>te siete veces la <strong>de</strong> nuestro Sol, se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra a ocho mil años<br />

luz <strong>de</strong> distancia. En principio, un fotón emitido <strong>en</strong> la Tierra <strong>en</strong> <strong>el</strong> año<br />

14.000 a. C. podría haber viajado hasta ese agujero negro y, tras haberlo<br />

ro<strong>de</strong>ado haci<strong>en</strong>do un giro <strong>en</strong> U, haber <strong>en</strong>filado la Tierra para regresar a <strong>el</strong>la


justam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>el</strong> año 2000. Esto proporcionaría una vista d<strong>el</strong> mundo <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

año 14.000 a. C. Desgraciadam<strong>en</strong>te <strong>el</strong> agujero negro es muy pequeño, por<br />

lo que la fracción <strong>de</strong> todos los fotones emitidos por la Tierra que llegan<br />

hasta él es diminuta y la <strong>de</strong> los que realm<strong>en</strong>te regresan, más diminuta aún.<br />

Si hacemos números, llegamos a la conclusión <strong>de</strong> que es probable que ni<br />

un solo fotón <strong>de</strong> los emitidos por nuestro planeta haya regresado tras<br />

alcanzar Cisne X-1 <strong>en</strong> toda la historia <strong>de</strong> ambos astros.<br />

Otra posibilidad <strong>de</strong> contemplar nuestro propio pasado, sugerida por <strong>el</strong><br />

físico ruso Andrei Sajarov, está basada <strong>en</strong> la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que <strong>el</strong> <strong>universo</strong> podría<br />

estar curvado sobre sí mismo <strong>de</strong> alguna forma peculiar. Haci<strong>en</strong>do un símil,<br />

una hoja plana <strong>de</strong> pap<strong>el</strong> obe<strong>de</strong>ce a los principios <strong>de</strong> la geometría euclí<strong>de</strong>a,<br />

pero po<strong>de</strong>mos arrollarla y pegar dos <strong>de</strong> sus bor<strong>de</strong>s para crear un cilindro.<br />

Si fuésemos un planilandés que habitara <strong>en</strong> ese cilindro, podríamos<br />

continuar p<strong>en</strong>sando que vivimos sobre una superficie plana porque la suma<br />

<strong>de</strong> los ángulos <strong>de</strong> un triángulo seguiría si<strong>en</strong>do 180 grados. Pero si<br />

caminásemos a lo largo <strong>de</strong> una circunfer<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong> cilindro, sin cambiar <strong>de</strong><br />

dirección, regresaríamos al punto <strong>de</strong> partida. Sería como uno <strong>de</strong> esos<br />

vi<strong>de</strong>ojuegos <strong>en</strong> los que cuando una nave espacial <strong>de</strong>saparece por <strong>el</strong> lado<br />

izquierdo <strong>de</strong> la pantalla, vu<strong>el</strong>ve a reaparecer inmediatam<strong>en</strong>te por <strong>el</strong><br />

<strong>de</strong>recho. El <strong>universo</strong> podría ser una versión tridim<strong>en</strong>sional <strong>de</strong> ese<br />

f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o, un recinto gigante dispuesto <strong>de</strong> tal modo que si int<strong>en</strong>tásemos<br />

escapar <strong>de</strong> él por la parte superior, apareceríamos <strong>en</strong> la inferior; si lo<br />

hiciéramos por la izquierda, apareceríamos por la <strong>de</strong>recha, y si nos<br />

«saliésemos» por atrás, iríamos a parar a la zona d<strong>el</strong>antera. La luz que<br />

viajara <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestra galaxia hacia <strong>el</strong> fr<strong>en</strong>te reaparecería por <strong>de</strong>trás y<br />

continuaría viajando hacia d<strong>el</strong>ante hasta llegar otra vez al punto <strong>de</strong> partida,<br />

tras haber dado la vu<strong>el</strong>ta completa al <strong>universo</strong>. En un <strong>universo</strong> así, la luz<br />

daría vu<strong>el</strong>tas <strong>en</strong> tres dim<strong>en</strong>siones una y otra vez, pres<strong>en</strong>tando muchas<br />

imág<strong>en</strong>es <strong>de</strong> nuestra galaxia. Esas imág<strong>en</strong>es múltiples estarían situadas <strong>en</strong><br />

los nodos <strong>de</strong> una red (como <strong>el</strong> pez <strong>en</strong> <strong>el</strong> grabado <strong>de</strong> Escher Profundidad;<br />

figura 8). T<strong>en</strong>dríamos la impresión <strong>de</strong> vivir <strong>en</strong> un <strong>universo</strong> infinito<br />

formado por muchas copias d<strong>el</strong> recinto básico, apiladas <strong>en</strong> tres<br />

dim<strong>en</strong>siones como cont<strong>en</strong>edores <strong>en</strong> un inm<strong>en</strong>so almacén. La imag<strong>en</strong> más


próxima <strong>de</strong> nuestra galaxia se hallaría a una distancia igual a la dim<strong>en</strong>sión<br />

más corta d<strong>el</strong> recinto.<br />

FIGURA 8. Profundidad (1955), <strong>de</strong> MC. Escher.<br />

En un <strong>universo</strong> cerrado sobre sí mismo —la izquierda «pegada» a la<br />

<strong>de</strong>recha, la parte superior a la inferior, y la trasera a la d<strong>el</strong>antera—<br />

observaríamos imág<strong>en</strong>es múltiples.<br />

En 1980 investigué estos mod<strong>el</strong>os <strong>de</strong> <strong>universo</strong>, y establecí ciertos límites<br />

<strong>en</strong> lo r<strong>el</strong>ativo a la distancia a la que podría hallarse la imag<strong>en</strong> más cercana<br />

<strong>de</strong> nuestra galaxia. Observaciones reci<strong>en</strong>tes han permitido afinar esos<br />

límites. Al parecer, si <strong>el</strong> <strong>universo</strong> estuviera cerrado sobre sí mismo <strong>de</strong> esa<br />

curiosa manera, la imag<strong>en</strong> más próxima <strong>de</strong> nuestra galaxia estaría,<br />

probablem<strong>en</strong>te, a unos cinco mil millones <strong>de</strong> años luz <strong>de</strong> nosotros, como<br />

mínimo. Si así fuera y pudiéramos id<strong>en</strong>tificar nuestra galaxia <strong>en</strong>tre los<br />

miles <strong>de</strong> millones exist<strong>en</strong>tes, cabría verla <strong>en</strong> una época —hace cinco mil<br />

millones <strong>de</strong> años— <strong>en</strong> la que ni siquiera se había formado la Tierra.<br />

Neil Cornish, <strong>de</strong> la Universidad d<strong>el</strong> Estado <strong>de</strong> Montana, Gl<strong>en</strong>n Starkman,<br />

<strong>de</strong> la Case Westem Reserve University, y David Sperg<strong>el</strong>, mi colega <strong>de</strong><br />

Princeton, han señalado reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te que dicha posibilidad podría ser<br />

comprobada mediante observaciones <strong>de</strong> la radiación cósmica <strong>de</strong> fondo.<br />

<strong>Los</strong> fotones <strong>en</strong> la banda <strong>de</strong> las microondas que la constituy<strong>en</strong> provi<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>de</strong><br />

una «cáscara» esférica que ti<strong>en</strong>e un radio <strong>de</strong> trece mil millones <strong>de</strong> años luz,<br />

lo más lejos que po<strong>de</strong>mos ver hoy día. Si <strong>el</strong> <strong>universo</strong> fuese <strong>en</strong> realidad un<br />

recinto <strong>de</strong> dim<strong>en</strong>siones más pequeñas, ese radio <strong>de</strong> trece mil millones <strong>de</strong><br />

años luz «se saldría» por la parte superior d<strong>el</strong> recinto y volvería a <strong>en</strong>trar<br />

por la inferior, haci<strong>en</strong>do que la esfera se intersecara. La intersección <strong>de</strong> dos<br />

esferas es siempre un círculo; <strong>en</strong> este caso, la esfera <strong>de</strong> la radiación <strong>de</strong>


fondo reingresaría <strong>en</strong> <strong>el</strong> recinto y se intersecaría <strong>el</strong>la misma <strong>en</strong> pares <strong>de</strong><br />

círculos. Así pues, <strong>en</strong> <strong>el</strong> mapa <strong>de</strong> las fluctuaciones d<strong>el</strong> fondo <strong>de</strong><br />

microondas <strong>de</strong>berían aparecer parejas <strong>de</strong> círculos idénticos. Este patrón<br />

sería fácilm<strong>en</strong>te reconocible, <strong>de</strong> manera estadística, <strong>en</strong> un mapa <strong>de</strong>tallado y<br />

completo <strong>de</strong> la radiación cósmica <strong>de</strong> fondo como <strong>el</strong> que obt<strong>en</strong>drá <strong>el</strong> satélite<br />

MA, Microwave Anisotropy Probe (<strong>de</strong>tector <strong>de</strong> anisotropía <strong>en</strong><br />

microondas). Si observáramos esa clase <strong>de</strong> círculos <strong>en</strong> la radiación <strong>de</strong><br />

fondo, sabríamos dón<strong>de</strong> <strong>en</strong>contrar la imag<strong>en</strong> más próxima <strong>de</strong> nuestra<br />

galaxia. Bastaría con buscar los dos círculos idénticos más gran<strong>de</strong>s y<br />

<strong>en</strong>focar hacia <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro exacto <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> <strong>el</strong>los. Si la imag<strong>en</strong> más cercana <strong>de</strong><br />

nuestra galaxia está a m<strong>en</strong>os <strong>de</strong> trece mil millones <strong>de</strong> años luz, la<br />

podríamos ver. Debemos advertir, <strong>en</strong> cualquier caso, que estas topologías<br />

cerradas sobre <strong>el</strong>las mismas no son precisam<strong>en</strong>te simples, con lo que nadie<br />

<strong>de</strong>bería sorpr<strong>en</strong><strong>de</strong>rse por no <strong>en</strong>contrar círculos gem<strong>el</strong>os sobre <strong>el</strong> fondo <strong>de</strong><br />

microondas. Sin embargo, <strong>en</strong> caso <strong>de</strong> <strong>en</strong>contrarlos sería apasionante<br />

porque t<strong>en</strong>dríamos la oportunidad <strong>de</strong> contemplar nuestra propia galaxia <strong>en</strong><br />

un pasado lejano, y todos los gran<strong>de</strong>s t<strong>el</strong>escopios d<strong>el</strong> mundo <strong>en</strong>focarían <strong>en</strong><br />

esa dirección.<br />

Un espacio<strong>tiempo</strong> curvo hace posible <strong>el</strong> viaje al pasado<br />

Supongamos que, <strong>en</strong> vez <strong>de</strong> limitarnos a contemplar <strong>el</strong> pasado,<br />

quisiéramos viajar a él. Según la teoría especial <strong>de</strong> la r<strong>el</strong>atividad, cuanto<br />

más <strong>de</strong>prisa nos movamos, acercándonos a la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, más<br />

<strong>de</strong>spacio avanzarán nuestros r<strong>el</strong>ojes. Si pudiéramos alcanzar la v<strong>el</strong>ocidad<br />

<strong>de</strong> la luz, nuestros r<strong>el</strong>ojes se <strong>de</strong>t<strong>en</strong>drían. Y si pudiéramos superarla, <strong>en</strong><br />

principio podríamos ir hacia atrás <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, como la «jov<strong>en</strong> llamada<br />

Ruth».<br />

Desgraciadam<strong>en</strong>te no po<strong>de</strong>mos movernos más <strong>de</strong>prisa que la luz; la<br />

r<strong>el</strong>atividad especial <strong>de</strong>muestra que la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz es un límite<br />

absoluto <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>universo</strong> para nuestra nave espacial. Pero según la teoría <strong>de</strong>


la gravitación <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> —conocida como r<strong>el</strong>atividad g<strong>en</strong>eral—, bajo<br />

ciertas condiciones, <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> pue<strong>de</strong> curvarse <strong>de</strong> tal modo que<br />

aparezcan atajos, lo que permitiría ad<strong>el</strong>antar a un rayo <strong>de</strong> luz y regresar al<br />

pasado.<br />

Por ejemplo, Kip Thorne y sus colaboradores han propuesto la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

tomar un atajo que lleve hacia atrás al pasado a gran v<strong>el</strong>ocidad a través <strong>de</strong><br />

un agujero <strong>de</strong> gusano: un tún<strong>el</strong> teórico que atraviesa <strong>en</strong> línea recta un área<br />

<strong>en</strong> la que <strong>el</strong> espacio se curva. Tomando un atajo así podríamos llegar a<br />

nuestro <strong>de</strong>stino antes que un rayo <strong>de</strong> luz que cruzara <strong>el</strong> espacio curvado.<br />

En ese caso, al llegar, si mirásemos hacia <strong>el</strong> punto <strong>de</strong> partida a través <strong>de</strong><br />

dicho espacio, nos veríamos a nosotros mismos preparándonos para salir.<br />

De hecho, si quisiéramos, podríamos incluso regresar al pasado y ver<br />

cómo nos marchábamos. La r<strong>el</strong>atividad g<strong>en</strong>eral permite esc<strong>en</strong>arios<br />

bastante <strong>en</strong>revesados: como salir <strong>de</strong> viaje y volver al mom<strong>en</strong>to y lugar <strong>de</strong><br />

don<strong>de</strong> salimos, justo a <strong>tiempo</strong> <strong>de</strong> estrechar nuestra propia mano a modo <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>spedida (posibilidad que ya se com<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> <strong>el</strong> capítulo 1).<br />

En cierto modo ya somos viajeros d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>; viajamos hacia <strong>el</strong> futuro a<br />

una v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> un segundo por segundo. El espacio<strong>tiempo</strong> pue<strong>de</strong> ser<br />

visualizado como una hoja <strong>de</strong> pap<strong>el</strong> <strong>en</strong> la que <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> señala la dirección<br />

vertical y <strong>el</strong> espacio, la horizontal; nuestra línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> estaría<br />

repres<strong>en</strong>tada por una línea recta que va <strong>de</strong> abajo arriba, avanzando siempre<br />

hacia <strong>el</strong> futuro (figura 9).[14] Pero la teoría <strong>de</strong> la gravitación <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong><br />

dice que <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> pue<strong>de</strong> curvarse. Supongamos que doblamos la<br />

parte superior <strong>de</strong> la hoja (<strong>el</strong> futuro) hacia abajo y la pegamos a la parte<br />

inferior (<strong>el</strong> pasado), construy<strong>en</strong>do un cilindro (figura 9). Ahora, nuestra<br />

línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> regresa al punto <strong>de</strong> partida, ro<strong>de</strong>ando <strong>el</strong> cilindro, aunque<br />

localm<strong>en</strong>te siga pareci<strong>en</strong>do avanzar <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. La línea completaría lo<br />

que se d<strong>en</strong>omina una curva cerrada tipo <strong>tiempo</strong>. Es algo parecido a lo que<br />

hicieron Magallanes y sus hombres cuando, viajando siempre hacia <strong>el</strong><br />

oeste, completaron una vu<strong>el</strong>ta al mundo y regresaron a Sevilla, ciudad <strong>de</strong><br />

don<strong>de</strong> partieron (algo imposible <strong>de</strong> realizar si la Tierra hubiera sido plana).<br />

Si <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> fuera curvo, un viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> podría toparse


consigo mismo <strong>en</strong> un suceso <strong>de</strong> su propio pasado aunque, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su punto<br />

<strong>de</strong> vista, hubiera viajado hacia <strong>el</strong> futuro todo <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

FIGURA 9. Líneas <strong>de</strong> <strong>universo</strong> <strong>en</strong> espacio<strong>tiempo</strong>s planos y curvo<br />

¿Por qué <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> es curvo?<br />

Una famosa historia sobre <strong>Einstein</strong> (tal vez apócrifa) <strong>de</strong>scribe una ocasión<br />

<strong>en</strong> la que <strong>en</strong>tabló conversación con un tipo <strong>en</strong> <strong>el</strong> Instituto <strong>de</strong> Estudios<br />

Avanzados <strong>de</strong> Princeton. Durante la charla, <strong>el</strong> hombre extrajo <strong>de</strong> rep<strong>en</strong>te<br />

un librito d<strong>el</strong> bolsillo <strong>de</strong> su abrigo y escribió algo. «¿Qué es eso?», le<br />

preguntó <strong>Einstein</strong>. «Oh», respondió su interlocutor, «es un cua<strong>de</strong>rno que<br />

siempre llevo conmigo. Así, cada vez que se me ocurre una bu<strong>en</strong>a i<strong>de</strong>a, la<br />

anoto antes <strong>de</strong> que se me olvi<strong>de</strong>». «Nunca me hizo falta algo así», replicó<br />

<strong>Einstein</strong>. «En mi vida sólo he t<strong>en</strong>ido tres bu<strong>en</strong>as i<strong>de</strong>as».<br />

Una <strong>de</strong> <strong>el</strong>las se le ocurrió <strong>en</strong> 1907, que más tar<strong>de</strong> calificaría como «la i<strong>de</strong>a<br />

más f<strong>el</strong>iz» <strong>de</strong> su vida. <strong>Einstein</strong> cayó <strong>en</strong> la cu<strong>en</strong>ta <strong>de</strong> que un observador <strong>en</strong><br />

la Tierra y otro <strong>en</strong> una nave espacial sometida a ac<strong>el</strong>eración<br />

experim<strong>en</strong>tarían las mismas s<strong>en</strong>saciones. Veamos por qué. Galileo afirmó<br />

que un observador que <strong>de</strong>jara caer dos bolas <strong>de</strong> difer<strong>en</strong>te masa las vería<br />

golpear <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o al mismo <strong>tiempo</strong>. Si un observador que viajase <strong>en</strong> una<br />

nave sometida a ac<strong>el</strong>eración <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio interest<strong>el</strong>ar realizara <strong>el</strong> mismo<br />

experim<strong>en</strong>to, <strong>en</strong> principio estas bolas flotarían inmóviles <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio,<br />

pero como la nave estaría ac<strong>el</strong>erando, <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o las alcanzaría, golpeándolas<br />

a la vez. Ambos observadores contemplarían, pues, <strong>el</strong> mismo f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o<br />

(causado por la gravedad <strong>en</strong> <strong>el</strong> primer caso y por un su<strong>el</strong>o ac<strong>el</strong>erado y sin<br />

gravitación alguna <strong>en</strong> <strong>el</strong> segundo). <strong>Einstein</strong> se atrevió a proponer <strong>en</strong>tonces<br />

algo muy audaz: si las dos situaciones parecían la misma, t<strong>en</strong>ían que ser la<br />

misma. La gravedad no era más que un marco <strong>de</strong> refer<strong>en</strong>cia ac<strong>el</strong>erado, D<strong>el</strong>


mismo modo, <strong>Einstein</strong> apuntó que si subiéramos a un asc<strong>en</strong>sor y se<br />

rompiera <strong>el</strong> cable, tanto nosotros como cualquier objeto a nuestro<br />

alre<strong>de</strong>dor caeríamos a la misma v<strong>el</strong>ocidad hacia la Tierra (acudimos <strong>de</strong><br />

nuevo a Galileo: los objetos <strong>de</strong> masas difer<strong>en</strong>tes ca<strong>en</strong> todos a la misma<br />

v<strong>el</strong>ocidad). ¿Qué observaríamos d<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong> asc<strong>en</strong>sor <strong>en</strong> caída libre?<br />

Cualquier objeto que soltáramos flotaría a nuestro lado, puesto que<br />

estamos cay<strong>en</strong>do a la misma v<strong>el</strong>ocidad todos juntos. Es exactam<strong>en</strong>te lo<br />

mismo que veríamos si nos halláramos <strong>en</strong> una nave que flotara <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

espacio. Todos los objetos <strong>de</strong> su interior, incluidos nosotros, careceríamos<br />

<strong>de</strong> peso. Si <strong>el</strong> lector <strong>de</strong>sea experim<strong>en</strong>tar la ingravi<strong>de</strong>z, todo lo que ti<strong>en</strong>e<br />

que hacer es subirse a un asc<strong>en</strong>sor y cortar <strong>el</strong> cable (<strong>el</strong> método funciona<br />

estup<strong>en</strong>dam<strong>en</strong>te, por supuesto, hasta que <strong>el</strong> asc<strong>en</strong>sor llega al su<strong>el</strong>o).<br />

La afirmación <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> <strong>de</strong> que gravedad y ac<strong>el</strong>eración son una misma<br />

cosa —lo que <strong>el</strong> gran físico d<strong>en</strong>ominó principio <strong>de</strong> equival<strong>en</strong>cia— estaba<br />

influida, sin duda, por su anterior éxito al equiparar <strong>el</strong> esc<strong>en</strong>ario integrado<br />

por un imán fijo y una carga móvil con <strong>el</strong> creado por una carga<br />

estacionaria y un imán <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to. Pero si la gravedad y <strong>el</strong><br />

movimi<strong>en</strong>to ac<strong>el</strong>erado eran lo mismo, <strong>en</strong>tonces la gravedad no era otra<br />

cosa que un movimi<strong>en</strong>to ac<strong>el</strong>erado. La superficie <strong>de</strong> la Tierra estaba,<br />

simplem<strong>en</strong>te, ac<strong>el</strong>erándose hacia arriba; esto explicaba por qué una bola<br />

pesada y otra ligera, al <strong>de</strong>jarlas caer, golpeaban <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o a la vez. Cuando<br />

soltamos las bolas, se limitan a flotar, ingrávidas; <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o (la Tierra) es <strong>el</strong><br />

que las golpea al subir. Toda una revolución <strong>en</strong> la forma <strong>de</strong> ver <strong>el</strong> mundo.<br />

Ahora sería <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to <strong>de</strong> explicar cómo la superficie terrestre ac<strong>el</strong>era<br />

hacia arriba (separándose d<strong>el</strong> núcleo) sin que la Tierra aum<strong>en</strong>te su<br />

volum<strong>en</strong> como un globo. La única manera <strong>de</strong> que la afirmación t<strong>en</strong>ga<br />

s<strong>en</strong>tido es consi<strong>de</strong>rando que <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> es curvo.<br />

Según <strong>Einstein</strong>, la masa y la <strong>en</strong>ergía hac<strong>en</strong> que <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> se curve.<br />

Le llevó ocho años <strong>de</strong> duro trabajo obt<strong>en</strong>er las ecuaciones que gobiernan<br />

este esc<strong>en</strong>ario. Tuvo que apr<strong>en</strong><strong>de</strong>r la abstrusa geometría <strong>de</strong> los espacios<br />

curvos hiperdim<strong>en</strong>sionales y <strong>el</strong> manejo d<strong>el</strong> t<strong>en</strong>sor <strong>de</strong> curvatura <strong>de</strong> Riemann


(un monstruo matemático <strong>de</strong> dosci<strong>en</strong>tos cincu<strong>en</strong>ta y seis compon<strong>en</strong>tes que<br />

establece <strong>el</strong> modo <strong>en</strong> que <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> pue<strong>de</strong> curvarse). Era una<br />

matemática muy difícil y <strong>Einstein</strong> siguió muchas pistas falsas.<br />

Sin embargo no se rindió. Su fe <strong>en</strong> la i<strong>de</strong>a era gran<strong>de</strong> y t<strong>en</strong>ía algunos<br />

competidores. En una confer<strong>en</strong>cia que ofreció <strong>en</strong> <strong>el</strong> verano <strong>de</strong> 1915, don<strong>de</strong><br />

<strong>Einstein</strong> <strong>de</strong>scribía <strong>el</strong> concepto y sus dificulta<strong>de</strong>s matemáticas, <strong>en</strong>tre los<br />

asist<strong>en</strong>tes se hallaba <strong>el</strong> gran matemático alemán David Hilbert. Este se<br />

puso manos a la obra para tratar <strong>de</strong> resolver <strong>el</strong> problema por su cu<strong>en</strong>ta.<br />

Encontró las ecuaciones correctas mediante una sofisticada técnica<br />

matemática que <strong>Einstein</strong> <strong>de</strong>sconocía. Casi simultáneam<strong>en</strong>te, <strong>Einstein</strong> llegó<br />

a las mismas ecuaciones por su cu<strong>en</strong>ta. Existe cierta controversia sobre<br />

cuál <strong>de</strong> los dos ci<strong>en</strong>tíficos pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> primer lugar las ecuaciones <strong>en</strong> su<br />

forma final, una disputa que actualm<strong>en</strong>te, al parecer, está resu<strong>el</strong>ta a favor<br />

<strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>. <strong>Los</strong> términos <strong>de</strong> esas ecuaciones eran complejos objetos<br />

matemáticos d<strong>en</strong>ominados t<strong>en</strong>sores, pero las ecuaciones <strong>en</strong> sí eran<br />

hermosas y simples. Si <strong>el</strong> lector <strong>de</strong>sea conocer su «aspecto», se expon<strong>en</strong> a<br />

continuación. Son diez ecuaciones in<strong>de</strong>p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes que se resum<strong>en</strong> <strong>en</strong> una<br />

sola: Ruv − 1/2guvR = 8 ≠ Tuv.[15] El lado izquierdo <strong>de</strong> la ecuación<br />

indica <strong>de</strong> qué modo está curvado <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> un punto concreto,<br />

mi<strong>en</strong>tras que <strong>el</strong> <strong>de</strong>recho se refiere a la d<strong>en</strong>sidad, presión, t<strong>en</strong>sión, flujo<br />

<strong>en</strong>ergético y d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> mom<strong>en</strong>to <strong>de</strong> la masa-<strong>en</strong>ergía <strong>en</strong> dicho punto, los<br />

cuales hac<strong>en</strong> que <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> se curve. <strong>Einstein</strong> había <strong>de</strong>mostrado<br />

que la masa pue<strong>de</strong> ser transformada <strong>en</strong> <strong>en</strong>ergía y viceversa, pero también<br />

que la suma <strong>de</strong> la cantidad total <strong>de</strong> masa (multiplicada por c2) más la<br />

cantidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía es constante. Las ecuaciones <strong>de</strong> la r<strong>el</strong>atividad g<strong>en</strong>eral<br />

implicaban que la ley <strong>de</strong> la conservación <strong>de</strong> la masa-<strong>en</strong>ergía (no se obti<strong>en</strong>e<br />

masa o <strong>en</strong>ergía a partir <strong>de</strong> la nada) era automáticam<strong>en</strong>te válida <strong>en</strong><br />

cualquier región d<strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong>, por diminuta que fuera. A<strong>de</strong>más, las<br />

ecuaciones se aproximaban a las leyes <strong>de</strong> Newton <strong>en</strong> aqu<strong>el</strong>los casos <strong>en</strong> los<br />

que <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> fuera casi plano.<br />

La obt<strong>en</strong>ción <strong>de</strong> las ecuaciones <strong>de</strong> la gravitación por parte <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>, con<br />

la teoría <strong>de</strong> Newton como único anteced<strong>en</strong>te, ti<strong>en</strong>e tanta significación


como si Maxw<strong>el</strong>l hubiera obt<strong>en</strong>ido todas las ecuaciones d<strong>el</strong><br />

<strong>el</strong>ectromagnetismo conoci<strong>en</strong>do sólo las leyes <strong>de</strong> la <strong>el</strong>ectricidad estática.<br />

Maxw<strong>el</strong>l disponía <strong>de</strong> muchas pistas: conocía los campos <strong>el</strong>ectromagnéticos<br />

y algunas ecuaciones r<strong>el</strong>acionadas con <strong>el</strong>los. No obstante, <strong>Einstein</strong> partía<br />

casi <strong>de</strong> cero y la matemática implicada era mucho más difícil. Siguió<br />

ad<strong>el</strong>ante, sin <strong>de</strong>sanimarse, probando difer<strong>en</strong>tes i<strong>de</strong>as hasta dar con la<br />

a<strong>de</strong>cuada. <strong>Einstein</strong> com<strong>en</strong>taba acerca <strong>de</strong> sus investigaciones: «Pero esos<br />

años <strong>de</strong> ansiosa búsqueda <strong>en</strong> la oscuridad, <strong>de</strong> int<strong>en</strong>so anh<strong>el</strong>o, <strong>en</strong> los que se<br />

alternan confianza y <strong>de</strong>sánimo hasta finalm<strong>en</strong>te emerger bajo la luz… Sólo<br />

aqu<strong>el</strong>los que lo hayan experim<strong>en</strong>tado pued<strong>en</strong> compr<strong>en</strong><strong>de</strong>rlo»[16] (uno <strong>de</strong><br />

éstos sería <strong>el</strong> matemático <strong>de</strong> Princeton Andrew Wiles, que logró <strong>de</strong>mostrar<br />

<strong>el</strong> último teorema <strong>de</strong> Fermat —un <strong>en</strong>igma matemático que permanecía sin<br />

resolver <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> siglo XVII— tras siete años <strong>de</strong> esfuerzo).<br />

Cuando <strong>Einstein</strong> obtuvo finalm<strong>en</strong>te las ecuaciones conectas, resultó que la<br />

teoría exponía algunas predicciones notables. En la teoría <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>, los<br />

planetas se movían a lo largo <strong>de</strong> geodésicas, las trayectorias más cortas<br />

posibles <strong>en</strong> un espacio curvo. Para captar la i<strong>de</strong>a, p<strong>en</strong>semos <strong>en</strong> un avión <strong>de</strong><br />

pasajeros volando a lo largo <strong>de</strong> un círculo máximo (una geodésica) <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

Nueva York a Tokio. El avión siempre viaja <strong>en</strong> línea recta, <strong>el</strong> piloto no<br />

necesita mover para nada <strong>el</strong> timón aunque la ruta sea curva. Po<strong>de</strong>mos<br />

visualizar esta ruta a lo largo <strong>de</strong> un círculo máximo tomando un globo<br />

terráqueo y ext<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do una cuerda <strong>en</strong>tre las dos ciuda<strong>de</strong>s. La cuerda <strong>de</strong>be<br />

estar tirante, lo más recta posible, con lo que pasará al norte <strong>de</strong> Alaska. Si<br />

ahora trazamos la trayectoria sobre un mapa Mercator <strong>de</strong> la Tierra,<br />

resultará una curva. De manera similar, la línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong> la Tierra<br />

ti<strong>en</strong>e forma <strong>de</strong> hélice <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong>, ro<strong>de</strong>ando una y otra vez la d<strong>el</strong><br />

Sol (véase <strong>de</strong> nuevo la figura 1). Aun así, la línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> terrestre es<br />

lo más recta que pue<strong>de</strong> ser <strong>en</strong> <strong>el</strong> s<strong>en</strong>o <strong>de</strong> la geometría que la masa d<strong>el</strong> Sol<br />

crea, <strong>de</strong>formando <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> a su alre<strong>de</strong>dor.<br />

La teoría <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> explicaba con exactitud una peculiaridad muy<br />

conocida <strong>de</strong> la órbita <strong>de</strong> Mercurio que hasta <strong>en</strong>tonces era famosa por su<br />

discrepancia con la teoría <strong>de</strong> la gravitación <strong>de</strong> Newton. La dirección d<strong>el</strong>


eje mayor <strong>de</strong> la órbita <strong>el</strong>íptica <strong>de</strong> Mercurio alre<strong>de</strong>dor d<strong>el</strong> Sol experim<strong>en</strong>ta<br />

un l<strong>en</strong>to <strong>de</strong>splazami<strong>en</strong>to (precesión) <strong>de</strong> unos cuar<strong>en</strong>ta y tres segundos <strong>de</strong><br />

arco por siglo (un segundo <strong>de</strong> arco equivale a 1/3.600 grados). Cuando<br />

<strong>Einstein</strong> calculó la geodésica correspondi<strong>en</strong>te a dicha órbita, <strong>en</strong>contró<br />

exactam<strong>en</strong>te una torsión <strong>de</strong> cuar<strong>en</strong>ta y tres segundos <strong>de</strong> arco por siglo.<br />

¡Eureka! El gran físico se hallaba tan excitado al concluir sus cálculos que,<br />

según confesaría <strong>de</strong>spués, llegó a sufrir palpitaciones.<br />

<strong>Einstein</strong> hizo otra predicción: los rayos <strong>de</strong> luz se curvan al pasar cerca d<strong>el</strong><br />

Sol. Para comprobar este efecto bastaba con tomar una fotografía <strong>de</strong> las<br />

estr<strong>el</strong>las próximas al Sol durante un eclipse total —única circunstancia <strong>en</strong><br />

la que pued<strong>en</strong> ser observadas— y compararla con otra <strong>de</strong> la misma región<br />

d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o tomada seis meses antes, cuando <strong>el</strong> astro solar se halla <strong>en</strong> <strong>el</strong> lado<br />

opuesto. Las dos imág<strong>en</strong>es <strong>de</strong>bían t<strong>en</strong>er un aspecto ligeram<strong>en</strong>te distinto a<br />

causa <strong>de</strong> la fuerte curvatura que sufrirían los rayos <strong>de</strong> luz proced<strong>en</strong>tes <strong>de</strong><br />

las citadas estr<strong>el</strong>las al pasar junto al Sol durante <strong>el</strong> eclipse. La teoría <strong>de</strong><br />

<strong>Einstein</strong> pre<strong>de</strong>cía una <strong>de</strong>flexión <strong>de</strong> 1,75 segundos <strong>de</strong> arco para los rayos <strong>de</strong><br />

luz próximos a los bor<strong>de</strong>s d<strong>el</strong> Sol, <strong>el</strong> doble <strong>de</strong> la prevista por la teoría <strong>de</strong><br />

Newton si los fotones (a modo <strong>de</strong> proyectiles ultrarrápidos) fues<strong>en</strong> atraídos<br />

por <strong>el</strong> Sol como lo son los planetas (la aus<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> <strong>de</strong>flexión también<br />

estaría justificada bajo la teoría <strong>de</strong> Newton, pues los fotones viajarían <strong>en</strong><br />

línea recta si no les afectara la gravedad. La teoría <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> requería una<br />

<strong>de</strong>flexión <strong>en</strong> cualquier caso porque <strong>en</strong> <strong>el</strong>la los fotones viajaban ya <strong>en</strong> las<br />

trayectorias más rectas posibles <strong>en</strong> una geometría curva). El eclipse total<br />

<strong>de</strong> Sol previsto para <strong>el</strong> 29 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1919 era una oportunidad i<strong>de</strong>al para<br />

someter a prueba la teoría. Si la luz que pasaba cerca d<strong>el</strong> Sol era <strong>de</strong>sviada<br />

1,75 segundos <strong>de</strong> arco, <strong>Einstein</strong> t<strong>en</strong>dría razón; si la <strong>de</strong>flexión era nula o <strong>de</strong><br />

0,875 segundos, <strong>el</strong> v<strong>en</strong>cedor sería Newton.<br />

Se organizaron s<strong>en</strong>das expediciones ci<strong>en</strong>tíficas a dos lugares distintos <strong>en</strong><br />

los que <strong>el</strong> eclipse sería visible: Sobral, <strong>en</strong> Brasil, e Isla d<strong>el</strong> Príncipe, <strong>en</strong> la<br />

costa <strong>de</strong> Africa. Según narra Abraham Pais, biógrafo <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>, los<br />

resultados fueron anunciados <strong>en</strong> la sesión conjunta c<strong>el</strong>ebrada por la Real<br />

Sociedad Británica y la Real Sociedad Astronómica <strong>el</strong> 6 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong>


1919. La medida realizada por la expedición <strong>de</strong> Sobral fue <strong>de</strong> 1,98 ± 0,30<br />

segundos <strong>de</strong> arco, y la obt<strong>en</strong>ida por <strong>el</strong> equipo <strong>de</strong> Isla d<strong>el</strong> Príncipe <strong>de</strong> 1,61 ±<br />

0,30. Ambas concordaban con <strong>el</strong> valor anticipado por <strong>Einstein</strong> <strong>de</strong> 1,75<br />

segundos <strong>de</strong> arco, consi<strong>de</strong>rando la incertidumbre <strong>de</strong> las medidas (± 0,30<br />

segundos <strong>de</strong> arco), y discrepaban con los valores newtonianos. El Premio<br />

Nob<strong>el</strong> J. J. Thomson —<strong>de</strong>scubridor d<strong>el</strong> <strong>el</strong>ectrón—, que presidía la<br />

asamblea, s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ció tras escuchar los informes: «Este es <strong>el</strong> más importante<br />

resultado r<strong>el</strong>ativo a la teoría <strong>de</strong> la gravitación que se haya obt<strong>en</strong>ido <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

los días <strong>de</strong> Newton y parece oportuno que su anuncio t<strong>en</strong>ga lugar <strong>en</strong> una<br />

reunión <strong>de</strong> esta Sociedad tan estrecham<strong>en</strong>te vinculada a él… El hecho<br />

[pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rado] uno <strong>de</strong> los mayores logros d<strong>el</strong> p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to<br />

humano». Al día sigui<strong>en</strong>te, <strong>el</strong> London Times informaba <strong>de</strong> la noticia con <strong>el</strong><br />

titular REVOLUCIÓN EN LA CIENCIA. El New York Times se hacía<br />

eco dos días más tar<strong>de</strong>. <strong>Einstein</strong> acababa <strong>de</strong> poner <strong>el</strong> mundo <strong>de</strong> la física a<br />

sus pies.<br />

El <strong>universo</strong> <strong>de</strong> Göd<strong>el</strong><br />

Des<strong>de</strong> que <strong>Einstein</strong> pres<strong>en</strong>tara sus ecuaciones <strong>de</strong> la gravitación <strong>en</strong> 1915,<br />

mucha g<strong>en</strong>te ha buscado «soluciones» para <strong>el</strong>las. En <strong>el</strong> l<strong>en</strong>guaje <strong>de</strong> los<br />

físicos, una solución <strong>de</strong>be proporcionar una <strong>de</strong>scripción matemática <strong>de</strong> la<br />

geometría involucrada —qué aspecto t<strong>en</strong>dría <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong>— y la<br />

distribución <strong>de</strong> masa y <strong>en</strong>ergía necesarias para g<strong>en</strong>erarla. Muchas <strong>de</strong> esas<br />

soluciones pres<strong>en</strong>tan propieda<strong>de</strong>s notables. Una <strong>de</strong> las más extraordinarias<br />

se <strong>de</strong>be a un brillante colega <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> Instituto <strong>de</strong> Estudios<br />

Avanzados <strong>de</strong> Princeton, <strong>el</strong> matemático Kurt Göd<strong>el</strong>, qui<strong>en</strong> la pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong><br />

1949. La solución permite <strong>el</strong> viaje al pasado.[17]<br />

La singular solución <strong>de</strong> las ecuaciones <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> propuesta por Göd<strong>el</strong> es<br />

un <strong>universo</strong> que ni se expan<strong>de</strong> ni se contrae, sino que gira. Dejemos <strong>de</strong><br />

p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>universo</strong> por un mom<strong>en</strong>to y observémonos. Nuestro oído<br />

interno nos dice si estamos girando o no, y si damos vu<strong>el</strong>tas rápidam<strong>en</strong>te,


nos mareamos. Cuando giramos, un fluido alojado <strong>en</strong> <strong>el</strong> oído se <strong>de</strong>splaza<br />

hacia <strong>el</strong> exterior d<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> los conductos semicirculares, proporcionando al<br />

cerebro información contradictoria sobre la dirección vertical. Nuestro<br />

cerebro queda confuso y sobrevi<strong>en</strong>e <strong>el</strong> mareo. D<strong>el</strong> mismo modo po<strong>de</strong>mos<br />

<strong>de</strong>cir que la habitación <strong>en</strong> la que nos <strong>en</strong>contramos no está girando<br />

rápidam<strong>en</strong>te si observamos que nuestro cuerpo se halla <strong>en</strong> reposo respecto<br />

a <strong>el</strong>la y no nos s<strong>en</strong>timos mareados. Si algui<strong>en</strong> nos raptara y nos <strong>de</strong>jara<br />

abandonados <strong>en</strong> la habitación <strong>de</strong> la risa <strong>de</strong> un parque <strong>de</strong> atracciones,<br />

ubicada sobre un tiovivo que diera vu<strong>el</strong>tas muy rápido, sabríamos que la<br />

habitación está girando porque, si permanecemos quietos respecto a <strong>el</strong>la,<br />

acabaremos mareados. La única manera <strong>de</strong> evitarlo sería das vu<strong>el</strong>tas <strong>en</strong><br />

s<strong>en</strong>tido opuesto para contrarrestar <strong>el</strong> giro (<strong>en</strong> principio, si nuestro oído<br />

interno fuera mucho más s<strong>en</strong>sible, podríamos <strong>de</strong>tectar la rotación <strong>de</strong> la<br />

Tierra; pero ésta va <strong>de</strong>masiado <strong>de</strong>spacio para que podamos hacerlo).<br />

Volvamos al <strong>universo</strong> <strong>de</strong> Göd<strong>el</strong>. En tal <strong>universo</strong>, un observador sin<br />

síntomas <strong>de</strong> mareo —y que, por lo tanto, no estaría girando— vería <strong>el</strong><br />

mundo <strong>en</strong>tero dar vu<strong>el</strong>tas a su alre<strong>de</strong>dor y, por consigui<strong>en</strong>te, concluiría que<br />

<strong>el</strong> <strong>universo</strong> se halla <strong>en</strong> rotación. A<strong>de</strong>más, <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong> Göd<strong>el</strong> las<br />

distancias <strong>en</strong>tre las galaxias no cambian con <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, como si fueran<br />

platos <strong>en</strong> una mesa giratoria gigante. Un observador no mareado podría<br />

<strong>en</strong>tonces suponer que las galaxias sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te distantes se muev<strong>en</strong><br />

más <strong>de</strong>prisa que la luz, al recorrer gigantescas circunfer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> torno a<br />

él. Esto no contravi<strong>en</strong>e los resultados <strong>de</strong> la r<strong>el</strong>atividad especial, pues ésta<br />

se limita a afirmar que la v<strong>el</strong>ocidad r<strong>el</strong>ativa <strong>de</strong> las galaxias cuyas<br />

trayectorias se cruzan no pue<strong>de</strong> superar la <strong>de</strong> la luz. Las galaxias <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>universo</strong> <strong>de</strong> Göd<strong>el</strong> nunca se cruzan unas con otras, se limitan a permanecer<br />

a distancia fija unas <strong>de</strong> otras (podríamos ver también <strong>el</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong> Göd<strong>el</strong><br />

como si fuera estático y sin rotación, con tal <strong>de</strong> que esos observadores que<br />

se consi<strong>de</strong>ran «no mareados» estuvieran girando como <strong>de</strong>rviches respecto<br />

al <strong>universo</strong> <strong>en</strong> su conjunto).<br />

Un fotón emitido <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong> Göd<strong>el</strong> trataría <strong>de</strong> avanzar <strong>en</strong> línea<br />

recta; no obstante, dado que <strong>el</strong> <strong>universo</strong> está girando, trazaría <strong>en</strong> realidad


una amplia cuna como un bumerán. El <strong>universo</strong> <strong>de</strong> Göd<strong>el</strong> ti<strong>en</strong>e una<br />

propiedad más curiosa aún. Si <strong>de</strong>járamos nuestra galaxia e hiciésemos un<br />

corto viaje, regresaríamos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> nuestra partida. Pero si <strong>el</strong> viaje es<br />

sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te largo y transcurre a una v<strong>el</strong>ocidad cercana, aunque<br />

inferior, a la <strong>de</strong> la luz, podríamos volver a casa <strong>en</strong> <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to <strong>de</strong> partir, o<br />

incluso antes. Como la luz sigue trayectorias curvas, d<strong>el</strong> tipo <strong>de</strong> la <strong>de</strong> un<br />

bumerán, podríamos ac<strong>el</strong>erar continuam<strong>en</strong>te nuestra nave espacial <strong>de</strong> tal<br />

modo que atajara la majestuosa trayectoria <strong>de</strong> un rayo <strong>de</strong> luz y lo<br />

ad<strong>el</strong>antara. Si lleváramos a cabo esta experi<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> un viaje lo bastante<br />

largo, podríamos volver a casa <strong>el</strong> día anterior, como la jov<strong>en</strong> Ruth. Göd<strong>el</strong><br />

fue lo sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>te como para no sólo compr<strong>en</strong><strong>de</strong>r la teoría<br />

<strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> sino también para llevarla hasta un nuevo terr<strong>en</strong>o, <strong>el</strong> <strong>de</strong> los<br />

<strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

Aun así, nuestras observaciones nos dic<strong>en</strong> que, apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, no vivimos<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>universo</strong> propuesto por Göd<strong>el</strong>, Vemos que las galaxias se muev<strong>en</strong><br />

unas respecto a otras: <strong>el</strong> <strong>universo</strong> se expan<strong>de</strong>. Con todas las órbitas <strong>de</strong> los<br />

planetas, asteroi<strong>de</strong>s y cometas, <strong>el</strong> sistema solar constituye un giróscopo<br />

gigante y cabe <strong>de</strong>terminar que las galaxias lejanas no giran respecto a él.<br />

Por otra parte, si <strong>el</strong> <strong>universo</strong> tuviera una rotación significativa, la<br />

temperatura <strong>de</strong> la radiación <strong>de</strong> fondo variaría <strong>de</strong> una forma sistemática <strong>en</strong><br />

<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, algo que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, no suce<strong>de</strong>. En cualquier caso, la solución<br />

<strong>de</strong> Göd<strong>el</strong> es muy importante, porque mostró que <strong>el</strong> viaje al pasado es, <strong>en</strong><br />

principio, posible <strong>en</strong> <strong>el</strong> marco <strong>de</strong> la gravitación einsteiniana. Y si hay una<br />

solución que pres<strong>en</strong>ta esta propiedad, podría haber otras.<br />

Cuerdas cósmicas<br />

Vamos a examinar otra solución exacta <strong>de</strong> las ecuaciones <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>: la<br />

que <strong>de</strong>scribe la geometría <strong>de</strong> las cuerdas cósmicas. El término se refiere a<br />

hebras <strong>de</strong> material <strong>de</strong> alta d<strong>en</strong>sidad, residuos d<strong>el</strong> <strong>universo</strong> primitivo que<br />

aparec<strong>en</strong> <strong>en</strong> muchas <strong>de</strong> las teorías que tratan <strong>de</strong> unificar las diversas


fuerzas d<strong>el</strong> <strong>universo</strong> (y, por lo tanto, <strong>de</strong> explicar todas las leyes físicas).<br />

Debido a la cantidad <strong>de</strong> propuestas que asum<strong>en</strong> la pot<strong>en</strong>cial exist<strong>en</strong>cia <strong>de</strong><br />

esas cuerdas cósmicas, no nos <strong>de</strong>bería sorpr<strong>en</strong><strong>de</strong>r <strong>de</strong>masiado que algún día<br />

las lleguemos a <strong>de</strong>scubrir realm<strong>en</strong>te. ¡Y sería tan apasionante dar con <strong>el</strong>las!<br />

Una <strong>de</strong> las candidatas más importantes a «teoría d<strong>el</strong> todo» es la teoría <strong>de</strong><br />

supercuerdas, la cual, como se m<strong>en</strong>cionaba <strong>en</strong> <strong>el</strong> capítulo 2, sugiere que<br />

hasta las partículas <strong>el</strong>em<strong>en</strong>tales como los <strong>el</strong>ectrones son <strong>en</strong> realidad<br />

diminutos bucles <strong>de</strong> cuerdas. Las supercuerdas teóricam<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong><strong>en</strong> grosor<br />

nulo y forman bucles cerrados microscópicos, mi<strong>en</strong>tras que las cuerdas<br />

cósmicas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un espesor muy pequeño (pero no nulo) y pued<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er<br />

una longitud <strong>de</strong> millones <strong>de</strong> años luz o incluso mayor.<br />

Las cuerdas cósmicas no pose<strong>en</strong> extremos, por lo que, <strong>en</strong> un <strong>universo</strong><br />

infinito, o son <strong>de</strong> longitud infinita o adoptan la forma <strong>de</strong> bucles cerrados.<br />

Son como fi<strong>de</strong>os interminables o como espaguetis <strong>en</strong> forma <strong>de</strong> «O». <strong>Los</strong><br />

físicos que predijeron la exist<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> cuerdas cósmicas esperan <strong>en</strong>contrar<br />

ambas varieda<strong>de</strong>s, pero anticipan que la mayor parte <strong>de</strong> la masa estará <strong>en</strong><br />

la forma <strong>de</strong> cuerdas infinitam<strong>en</strong>te largas. <strong>Los</strong> ci<strong>en</strong>tíficos supon<strong>en</strong> que las<br />

cuerdas cósmicas <strong>de</strong>b<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er un grosor m<strong>en</strong>or que <strong>el</strong> <strong>de</strong> un núcleo<br />

atómico y una masa <strong>de</strong> unos diez mil billones <strong>de</strong> ton<strong>el</strong>adas por c<strong>en</strong>tímetro.<br />

Las cuerdas se hallan también bajo t<strong>en</strong>sión, como gomas <strong>el</strong>ásticas<br />

estiradas, lo que hace que con <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> se <strong>en</strong><strong>de</strong>rec<strong>en</strong> y restall<strong>en</strong> a<br />

v<strong>el</strong>ocida<strong>de</strong>s que, típicam<strong>en</strong>te, estarían por <strong>en</strong>cima <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong> la<br />

v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz.<br />

Si las cuerdas cósmicas son tan masivas, <strong>de</strong>berían curvar <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong><br />

a su alre<strong>de</strong>dor. Pero ¿cómo? Alex Vil<strong>en</strong>kin, <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Tufts,<br />

<strong>en</strong>contró una solución aproximada <strong>de</strong> las ecuaciones <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> para una<br />

cuerda cósmica recta e infinitam<strong>en</strong>te larga, solución que es válida si<br />

suponemos que la geometría d<strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la cuerda es<br />

aproximadam<strong>en</strong>te plano. Según la solución <strong>de</strong> Vil<strong>en</strong>kin, las «rebanadas» a<br />

través <strong>de</strong> la cuerda t<strong>en</strong>drían la forma <strong>de</strong> conos <strong>en</strong> lugar <strong>de</strong> hojas <strong>de</strong> pap<strong>el</strong>.<br />

Esto me proporcionó una pista sobre cómo sería la solución exacta y cuál<br />

sería su aspecto. Años antes, <strong>en</strong> 1984, mi alumno Mark Alpert y yo


habíamos estudiado <strong>el</strong> funcionami<strong>en</strong>to <strong>de</strong> la r<strong>el</strong>atividad g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong><br />

Planilandia, con dos dim<strong>en</strong>siones espaciales. Encontramos que, para un<br />

cuerpo masivo, había una solución exacta cuya geometría exterior t<strong>en</strong>ía<br />

una forma cónica. Otros dos grupos <strong>de</strong> físicos —Stanley Deser, Roman<br />

Jackiw y Gerard ’t Hooft, por una parte, y Stev<strong>en</strong> Giddings, J. Abbott y<br />

Kar<strong>el</strong> Kuchar, por otra— llegaron a conclusiones similares y las<br />

publicaron <strong>el</strong> mismo año. Al parecer, un físico polaco, A. Staruszkiewicz,<br />

había explorado <strong>el</strong> tópico <strong>de</strong> forma pr<strong>el</strong>iminar veinte años antes. Según mi<br />

hipótesis, añadi<strong>en</strong>do una tercera dim<strong>en</strong>sión vertical a nuestra solución para<br />

Planilandia se obt<strong>en</strong>dría una solución exacta para una cuerda cósmica.<br />

Situé mi hipótesis sobre la forma d<strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> lado izquierdo <strong>de</strong><br />

las ecuaciones <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> para ver si obt<strong>en</strong>ía la t<strong>en</strong>sión y d<strong>en</strong>sidad<br />

conectas para la cuerda <strong>en</strong> <strong>el</strong> lado <strong>de</strong>recho. Esto me exigió resolver las<br />

ecuaciones tanto d<strong>en</strong>tro como fuera <strong>de</strong> la cuerda (las ecuaciones <strong>de</strong><br />

<strong>Einstein</strong> se han <strong>de</strong> cumplir <strong>en</strong> todas partes). Funcionó; t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> mis manos<br />

una solución exacta.<br />

William Hiscock, <strong>de</strong> la Universidad d<strong>el</strong> estado <strong>de</strong> Montana, <strong>en</strong>contró la<br />

misma solución <strong>de</strong> manera in<strong>de</strong>p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te.[18] Yo la publiqué <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

Astrophysical Journal y él, <strong>en</strong> la Physical Review; hoy día, la solución se<br />

nos atribuye a los dos conjuntam<strong>en</strong>te (con posterioridad, <strong>el</strong> físico francés<br />

Bernard Linet le añadió ciertos <strong>de</strong>talles y <strong>el</strong> físico americano David<br />

Garfinkle aportó unas dosis <strong>de</strong> física <strong>de</strong> partículas). Tras investigar a través<br />

<strong>de</strong> la literatura física, Linet <strong>de</strong>scubrió que esta geometría había sido<br />

propuesta <strong>en</strong> 1959 por L. Mar<strong>de</strong>r, d<strong>el</strong> Departam<strong>en</strong>to <strong>de</strong> Matemáticas <strong>de</strong> la<br />

Universidad <strong>de</strong> Exeter, qui<strong>en</strong> la veía como una mera solución matemática<br />

a las ecuaciones <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>, sin suponer que podía ser aplicada a las<br />

cuerdas cósmicas. De hecho, <strong>el</strong> trabajo <strong>de</strong> Mar<strong>de</strong>r apareció antes <strong>de</strong> que<br />

tales cuerdas hubieran sido sugeridas siquiera y la propuesta estaba casi<br />

olvidada, lo cual <strong>de</strong>muestra que <strong>de</strong>bemos prestar at<strong>en</strong>ción a los<br />

espacio<strong>tiempo</strong>s que result<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er b<strong>el</strong>las formas; a m<strong>en</strong>udo acaban si<strong>en</strong>do<br />

físicam<strong>en</strong>te r<strong>el</strong>evantes.


He aquí cómo visualizar nuestra solución para la geometría d<strong>el</strong><br />

espacio<strong>tiempo</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> una cuerda cósmica recta e infinitam<strong>en</strong>te larga.<br />

Supongamos que la cuerda es vertical. En este caso, parecería lógico<br />

esperar que un plano horizontal que la cortara tuviera <strong>el</strong> aspecto <strong>de</strong> una boj<br />

a plana <strong>de</strong> pap<strong>el</strong> <strong>en</strong> la que la cuerda fuese un punto <strong>en</strong> <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> la<br />

página. Sin embargo, nuestra conclusión fue que dicho plano parece una<br />

pizza a la que le falta una porción. Cuando explico este tema <strong>en</strong> mis clases<br />

<strong>de</strong> r<strong>el</strong>atividad <strong>en</strong> Princeton, su<strong>el</strong>o <strong>en</strong>cargar pizza para toda la clase, a fin <strong>de</strong><br />

ilustrar mejor <strong>el</strong> concepto, aunque si <strong>el</strong> lector no dispone <strong>de</strong> una pizza,<br />

pue<strong>de</strong> fabricar una <strong>de</strong> pap<strong>el</strong>. En primer lugar, <strong>de</strong>be copiar la figura 10 y<br />

recortar y <strong>el</strong>iminar la porción indicada. Luego ha <strong>de</strong> aproximar los dos<br />

bor<strong>de</strong>s rectos d<strong>el</strong> trozo que falta y unirlos con cinta adhesiva. El recortable<br />

plano <strong>de</strong> pap<strong>el</strong> se ha transformado <strong>en</strong> un cono, Otra alternativa sería partir<br />

<strong>de</strong> un cono <strong>de</strong> pap<strong>el</strong> ya hecho, cortarlo <strong>en</strong> línea recta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> bor<strong>de</strong> hasta<br />

<strong>el</strong> vértice y ext<strong>en</strong><strong>de</strong>rlo sobre una mesa; t<strong>en</strong>dríamos también una especie <strong>de</strong><br />

pizza que ti<strong>en</strong>e una porción <strong>de</strong> m<strong>en</strong>os. La geometría d<strong>el</strong> espacio que ro<strong>de</strong>a<br />

una cuerda cósmica ti<strong>en</strong>e forma <strong>de</strong> cono. La cuerda se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

vértice, <strong>en</strong> <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> la pizza. Coloquemos un lápiz vertical sobre <strong>el</strong><br />

punto id<strong>en</strong>tificado con la palabra «cuerda» (como si fuera una ant<strong>en</strong>a <strong>en</strong> la<br />

cima <strong>de</strong> una montaña). El lápiz sería la cuerda y <strong>el</strong> cono —esa especie <strong>de</strong><br />

pizza incompleta— constituiría <strong>el</strong> aspecto que t<strong>en</strong>dría un plano horizontal<br />

<strong>de</strong> espacio<strong>tiempo</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> aquélla.<br />

FIGURA 10. Espacio alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> una cuerda cósmica.<br />

Obsérvese que la longitud <strong>de</strong> una circunfer<strong>en</strong>cia (<strong>el</strong> bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la pizza)<br />

alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la cuerda cósmica ya no vale 2πR (don<strong>de</strong> R es su radio),<br />

como indica la geometría euclí<strong>de</strong>a, sino ese mismo valor m<strong>en</strong>os la porción<br />

que falta. Como los bor<strong>de</strong>s <strong>de</strong> dicha porción están unidos, po<strong>de</strong>mos<br />

recorrer la circunfer<strong>en</strong>cia más <strong>de</strong>prisa <strong>de</strong> lo que lo haríamos normalm<strong>en</strong>te.


La dim<strong>en</strong>sión angular d<strong>el</strong> trozo que falta es proporcional a la masa por<br />

unidad <strong>de</strong> longitud <strong>de</strong> la cuerda cósmica. Cuanto mayor sea ésta, más<br />

gran<strong>de</strong> será <strong>el</strong> trozo y, por lo tanto, más escarpada la p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te d<strong>el</strong> cono.<br />

Para la masa estimada <strong>de</strong> diez mil billones <strong>de</strong> ton<strong>el</strong>adas por c<strong>en</strong>tímetro, la<br />

porción aus<strong>en</strong>te repres<strong>en</strong>ta un ángulo <strong>de</strong> 3,8 segundos <strong>de</strong> arco. Se trata <strong>de</strong><br />

una porción minúscula; <strong>en</strong> la pizza ¡sólo faltaría una parte <strong>en</strong> tresci<strong>en</strong>tas<br />

cuar<strong>en</strong>ta mil! Pero aunque esta distorsión espacial no sea gran<strong>de</strong>, se pue<strong>de</strong><br />

medir.<br />

Supongamos que hubiera una cuerda cósmica a medio camino, más o<br />

m<strong>en</strong>os, <strong>en</strong>tre nosotros y un cuásar lejano (conocemos cuásares situados<br />

hasta a doce mil millones <strong>de</strong> años luz <strong>de</strong> la Tierra). Cortemos la cinta<br />

adhesiva <strong>de</strong> nuestro cono, dividi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> dos <strong>el</strong> punto que repres<strong>en</strong>ta <strong>el</strong><br />

cuásar. De este modo, cada mitad d<strong>el</strong> punto aparecerá <strong>en</strong> uno <strong>de</strong> los bor<strong>de</strong>s<br />

rectos d<strong>el</strong> «trozo <strong>de</strong> pizza» aus<strong>en</strong>te. Obsérv<strong>en</strong>se las líneas rectas que van<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> las imág<strong>en</strong>es d<strong>el</strong> cuásar a la Tierra (figura 10). Son las<br />

trayectorias que sigue la luz <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> cónico. Cada una <strong>de</strong> las<br />

imág<strong>en</strong>es d<strong>el</strong> cuásar está conectada a la Tierra por <strong>el</strong> camino más corto.<br />

<strong>Los</strong> rayos <strong>de</strong> luz viajarán hacia la Tierra sigui<strong>en</strong>do esos caminos rectos, lo<br />

que significa que la luz d<strong>el</strong> cuásar llegará a nuestro planeta por dos<br />

direcciones ligeram<strong>en</strong>te distintas. En consecu<strong>en</strong>cia, un observador <strong>en</strong> la<br />

Tierra verá dos imág<strong>en</strong>es d<strong>el</strong> cuásar lejano, una a cada lado <strong>de</strong> la cuerda<br />

cósmica. La imag<strong>en</strong> 1 aparecerá a la izquierda <strong>de</strong> la cuerda y la imag<strong>en</strong> 2,<br />

a la <strong>de</strong>recha. Ambas se hallarán <strong>en</strong> las direcciones correspondi<strong>en</strong>tes a los<br />

dos caminos rectos (id<strong>en</strong>tificados como 1 y 2 <strong>en</strong> la figura). La separación<br />

angular <strong>de</strong> las dos imág<strong>en</strong>es <strong>en</strong> <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, vistas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Tierra, será<br />

aproximadam<strong>en</strong>te <strong>de</strong> la mitad d<strong>el</strong> tamaño angular <strong>de</strong> la porción aus<strong>en</strong>te, es<br />

<strong>de</strong>cir, 1,9 segundos <strong>de</strong> arco. Lo que <strong>el</strong> lector acaba <strong>de</strong> visualizar sólo es <strong>el</strong><br />

principio <strong>de</strong> la l<strong>en</strong>te gravitatoria, <strong>el</strong> efecto por <strong>el</strong> que los rayos <strong>de</strong> luz son<br />

<strong>de</strong>sviados por la geometría d<strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong>.<br />

El f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o nos permite empr<strong>en</strong><strong>de</strong>r la búsqueda <strong>de</strong> cuerdas cósmicas.<br />

Una cuerda, por supuesto, sería <strong>de</strong>masiado d<strong>el</strong>gada para verla físicam<strong>en</strong>te,<br />

pero se podría <strong>de</strong>tectar su exist<strong>en</strong>cia buscando dobles imág<strong>en</strong>es <strong>en</strong> los


cuásares <strong>de</strong> fondo, Las parejas <strong>de</strong> cuásares <strong>de</strong> espectro y brillo idénticos<br />

serían similares a unos pares <strong>de</strong> botones <strong>en</strong> un traje cruzado; <strong>en</strong>sartando<br />

todas <strong>el</strong>las por <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro <strong>de</strong>bería haber una cuerda cósmica. La<br />

radioastronomía aportada la confirmación final. <strong>Los</strong> radiot<strong>el</strong>escopios<br />

pued<strong>en</strong> trazar mapas d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o <strong>en</strong> la banda <strong>de</strong> las frecu<strong>en</strong>cias <strong>de</strong> radio.<br />

Puesto que esperamos que una cuerda se mueva rápidam<strong>en</strong>te, los fotones<br />

proced<strong>en</strong>tes <strong>de</strong> la radiación cósmica <strong>de</strong> fondo a ambos lados <strong>de</strong> <strong>el</strong>la<br />

<strong>de</strong>berían experim<strong>en</strong>tar corrimi<strong>en</strong>tos hacia <strong>el</strong> rojo o <strong>el</strong> azul conforme viajan<br />

a uno y otro lado <strong>de</strong> la cuerda <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to. Un mapa radio preciso<br />

mostraría la cuerda serp<strong>en</strong>teando <strong>en</strong> <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, como si fuera una línea que<br />

separa una región ligeram<strong>en</strong>te más cali<strong>en</strong>te <strong>de</strong> otra más fría. El<br />

<strong>de</strong>scubrimi<strong>en</strong>to <strong>de</strong> una cuerda cósmica sería <strong>de</strong> una <strong>en</strong>orme trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia.<br />

No sólo proporcionaría nuevas pistas sobre <strong>el</strong> <strong>universo</strong> primitivo, sino que<br />

daría alas a qui<strong>en</strong>es confían <strong>en</strong> hallar una «teoría d<strong>el</strong> todo».<br />

Un punto importante: cuando vemos dos imág<strong>en</strong>es <strong>de</strong> un cuásar lejano, las<br />

distancias que nos separan <strong>de</strong> <strong>el</strong>las a lo largo <strong>de</strong> los dos caminos pued<strong>en</strong><br />

diferir algo. En la figura 10, por ejemplo, si hacemos uso <strong>de</strong> una regla<br />

<strong>de</strong>scubriremos que las dos lineas rectas que un<strong>en</strong> la Tierra a las dos<br />

imág<strong>en</strong>es d<strong>el</strong> cuásar ti<strong>en</strong><strong>en</strong> distinta longitud. La <strong>de</strong> abajo es más corta.<br />

Como la luz viaja siempre a tresci<strong>en</strong>tos mil kilómetros por segundo, si un<br />

camino es más corto que <strong>el</strong> otro, una señal luminosa proced<strong>en</strong>te d<strong>el</strong> cuásar<br />

que utilice <strong>el</strong> camino <strong>de</strong> abajo llegará antes.<br />

Un efecto parecido ti<strong>en</strong>e lugar cuando los rayos <strong>de</strong> luz se curvan al pasar<br />

por los lados opuestos <strong>de</strong> una galaxia masiva. Un grupo <strong>de</strong> trabajo dirigido<br />

por mis colegas <strong>de</strong> Princeton Ed Tumer, Tomislav Kundio y Wes Colley<br />

(<strong>en</strong> <strong>el</strong> que he t<strong>en</strong>ido <strong>el</strong> honor <strong>de</strong> participar) ha observado <strong>el</strong> cuásar 0957<br />

bajo una l<strong>en</strong>te gravitatoria, constatando dos imág<strong>en</strong>es, A y B, a ambos<br />

lados <strong>de</strong> una galaxia <strong>de</strong> ese tipo. El brillo d<strong>el</strong> cuásar varía apreciablem<strong>en</strong>te<br />

con <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Registramos una brusca disminución <strong>en</strong> <strong>el</strong> brillo <strong>de</strong> la<br />

imag<strong>en</strong> A y, dada la geometría d<strong>el</strong> f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o, predijimos que v<strong>en</strong>dría<br />

seguida <strong>de</strong> una reducción similar <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>de</strong> la imag<strong>en</strong> B, cuya luz<br />

suponíamos nos llegaba algo más tar<strong>de</strong>. Publicamos nuestra predicción y


continuamos observando; cuatroci<strong>en</strong>tos diecisiete días <strong>de</strong>spués se produjo<br />

la disminución <strong>de</strong> brillo que esperábamos. El intervalo era una fracción<br />

infinitesimal <strong>de</strong> la duración total d<strong>el</strong> viaje, unos ocho mil noveci<strong>en</strong>tos<br />

millones <strong>de</strong> años.<br />

El hecho <strong>de</strong>mostraba que es posible v<strong>en</strong>cer a un rayo <strong>de</strong> luz <strong>en</strong> una carrera.<br />

El rayo A supera al rayo B tomando un atajo <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong>. Una<br />

nave espacial que viajara al 99,9999999999% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz a<br />

través d<strong>el</strong> camino A iría más <strong>de</strong>spacio que un fotón que recorriera <strong>el</strong><br />

camino B y, aun así, llegaría cuatroci<strong>en</strong>tos catorce días antes que él.<br />

Si las cuerdas cósmicas exist<strong>en</strong>, podríamos viajar <strong>en</strong> una nave espacial y<br />

ad<strong>el</strong>antar a un rayo <strong>de</strong> luz tomando <strong>el</strong> más corto <strong>de</strong> los dos caminos<br />

posibles alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> una <strong>de</strong> <strong>el</strong>las. La puerta d<strong>el</strong> viaje al pasado<br />

com<strong>en</strong>zaba, pues, a <strong>en</strong>treabrirse.<br />

Cuerdas cósmicas y <strong>viajes</strong> al pasado<br />

Mi i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> para viajar al pasado se basa <strong>en</strong> una<br />

solución exacta <strong>de</strong> las ecuaciones <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> que publiqué <strong>en</strong> 1991. He<br />

aquí <strong>el</strong> esc<strong>en</strong>ario. En primer lugar, imaginemos dos cuerdas cósmicas<br />

rectas e infinitam<strong>en</strong>te largas, como si fueran dos mástiles paral<strong>el</strong>os.<br />

Curiosam<strong>en</strong>te no se atra<strong>en</strong> gravitatoriam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre sí, simplem<strong>en</strong>te<br />

permanec<strong>en</strong> inmóviles. Esto se <strong>de</strong>be a que, aunque ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una d<strong>en</strong>sidad<br />

<strong>en</strong>orme, se hallan también bajo t<strong>en</strong>sión, como si fueran gomas <strong>el</strong>ásticas<br />

tirantes. Esa t<strong>en</strong>sión, que actúa sobre ambas, es producida por una presión<br />

negativa, o succión, <strong>en</strong> <strong>el</strong> interior <strong>de</strong> la cuerda. El efecto gravitatorio<br />

repulsivo <strong>de</strong> esta presión negativa contrarresta exactam<strong>en</strong>te la atracción<br />

gravitatoria que se produce por la masa que conti<strong>en</strong>e la cuerda. Así pues, si<br />

colocamos las dos cuerdas cósmicas una junto a otra y <strong>en</strong> reposo, se<br />

quedarán <strong>en</strong> la misma posición.


Para visualizar la sección que resulta <strong>de</strong> cortar <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong><br />

perp<strong>en</strong>dicularm<strong>en</strong>te a las dos cuerdas, <strong>el</strong> lector pue<strong>de</strong> copiar la figura 11 y<br />

recortar su perfil según se indica. En <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> hay dos puntos que<br />

repres<strong>en</strong>tan las cuerdas cósmicas pero, como <strong>en</strong> <strong>el</strong> ejemplo <strong>de</strong> la pizza,<br />

faltan dos porciones cuyo vértice se halla justam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>el</strong>los. Si<br />

colocamos un par <strong>de</strong> lápices verticales sobre los puntos id<strong>en</strong>tificados como<br />

cuerda 1 y cuerda 2, las «cuerdas» serán una especie <strong>de</strong> mástiles<br />

perp<strong>en</strong>diculares al pap<strong>el</strong> y la figura mostrará una sección horizontal <strong>de</strong> la<br />

geometría d<strong>el</strong> <strong>en</strong>torno. A continuación <strong>de</strong>bemos unir mediante cinta<br />

adhesiva los dos bor<strong>de</strong>s <strong>en</strong> y <strong>de</strong> la parte superior y luego hacer otro tanto<br />

los <strong>de</strong> la y inferior. El espacio<strong>tiempo</strong> que resulte parecerá un barco <strong>de</strong><br />

pap<strong>el</strong>.<br />

Imaginemos ahora dos planetas, A y B, a izquierda y <strong>de</strong>recha <strong>de</strong> las<br />

cuerdas. Supongamos que nos hallamos <strong>en</strong> <strong>el</strong> planeta A y <strong>de</strong>seamos visitar<br />

<strong>el</strong> planeta B. Podríamos hacerlo viajando directam<strong>en</strong>te a dicho planeta a lo<br />

largo d<strong>el</strong> camino 2, que pasa <strong>en</strong>tre las dos cuerdas cósmicas. Ésa es la<br />

trayectoria geodésica —un camino recto posible <strong>en</strong>tre los planetas A y B<br />

—. Pero existe otro camino recto <strong>en</strong>tre A y B, <strong>el</strong> camino 1, que pasa por<br />

<strong>en</strong>cima <strong>de</strong> la cuerda cósmica 1. Si medimos con cuidado, veremos que la<br />

distancia total <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> planeta A hasta <strong>el</strong> planeta B a lo largo d<strong>el</strong> camino 1<br />

es ligeram<strong>en</strong>te más corta que la correspondi<strong>en</strong>te al camino 2, <strong>de</strong>bido a la<br />

porción que falta. El camino 1 es un atajo <strong>en</strong>tre ambos planetas. Si<br />

<strong>en</strong>viamos un rayo <strong>de</strong> luz <strong>de</strong> A a B a través d<strong>el</strong> camino 2, podríamos tomar<br />

nuestra nave espacial —que viaja al 99,999999% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz<br />

— y ad<strong>el</strong>antar a dicho rayo mediante <strong>el</strong> camino 1 (ro<strong>de</strong>ando la cuerda 1).<br />

Cuando lleguemos al planeta B, <strong>el</strong> rayo <strong>de</strong> luz que muestra nuestra partida<br />

no habrá llegado todavía. Si miramos hacia <strong>el</strong> planeta A a través d<strong>el</strong><br />

camino 2, nos veremos a nosotros mismos preparándonos para salir <strong>de</strong><br />

viaje.<br />

Interesante, ¿no? Quizá si nos damos prisa, aún t<strong>en</strong>gamos <strong>tiempo</strong> <strong>de</strong><br />

regresar y vemos partir. De hecho, existe un observador (que llamaremos<br />

Cosmo) viajando rápidam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> una nave espacial a lo largo d<strong>el</strong> camino 2


<strong>de</strong>s<strong>de</strong> A hacia B, que pi<strong>en</strong>sa que nuestra partida <strong>de</strong> A y nuestra llegada a B<br />

son sucesos simultáneos. ¿Por qué? Porque al haber ad<strong>el</strong>antado al rayo <strong>de</strong><br />

luz que viaja por <strong>el</strong> camino 2, nuestra partida y nuestra llegada son dos<br />

sucesos separados a lo largo <strong>de</strong> ese camino por más años luz <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio<br />

que años <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Como esto da lugar a una separación tipo espacio,<br />

Cosmo ve dichos sucesos como si tuvieran una separación <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio,<br />

pero ninguna separación <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

Llegados aquí, me di cu<strong>en</strong>ta <strong>de</strong> que se podía dividir exactam<strong>en</strong>te <strong>el</strong><br />

espacio<strong>tiempo</strong> <strong>de</strong> la figura 11 mediante un corte preciso a lo largo d<strong>el</strong><br />

camino 2 (imagínese <strong>el</strong> tajo seco <strong>de</strong> una cuchilla <strong>de</strong> carnicero). Si lo<br />

hacemos <strong>en</strong> nuestro mod<strong>el</strong>o, <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> quedará separado <strong>en</strong> dos<br />

mita<strong>de</strong>s: la superior, que conti<strong>en</strong>e la cuerda 1, y la inferior, que conti<strong>en</strong>e la<br />

cuerda 2. Como <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> estático <strong>en</strong> su conjunto podría ser<br />

extraído <strong>de</strong> un espacio<strong>tiempo</strong> plano <strong>el</strong>iminando simplem<strong>en</strong>te dos<br />

porciones, la frontera (<strong>el</strong> corte <strong>de</strong> la cuchilla) <strong>en</strong>tre las dos mita<strong>de</strong>s d<strong>el</strong><br />

espacio<strong>tiempo</strong> también es plano. La frontera no ti<strong>en</strong>e una curvatura<br />

intrínseca y no está <strong>de</strong>formada. En otras palabras, la mitad superior <strong>de</strong> la<br />

figura 11 pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>slizarse hacia la <strong>de</strong>recha a gran v<strong>el</strong>ocidad (aunque<br />

m<strong>en</strong>or que la <strong>de</strong> la luz) y la inferior, <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido opuesto y a una v<strong>el</strong>ocidad<br />

igualm<strong>en</strong>te <strong>el</strong>evada, sin que los bor<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ambas <strong>de</strong>j<strong>en</strong> <strong>de</strong> ajustar<br />

perfectam<strong>en</strong>te <strong>el</strong> uno con <strong>el</strong> otro conforme se muev<strong>en</strong>. Haci<strong>en</strong>do uso <strong>de</strong><br />

esta i<strong>de</strong>a, <strong>el</strong>aboré una geometría <strong>en</strong> la que la cuerda 1 se mueve<br />

rápidam<strong>en</strong>te hacia la <strong>de</strong>recha, la cuerda 2 hace lo propio hacia la izquierda<br />

y las dos mita<strong>de</strong>s d<strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> se ajustan perfectam<strong>en</strong>te la una a la<br />

otra. De este modo, las ecuaciones <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> se cumpl<strong>en</strong> exactam<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />

ambas mita<strong>de</strong>s y a lo largo <strong>de</strong> la frontera <strong>en</strong>tre <strong>el</strong>las. Para estar seguros <strong>de</strong><br />

que nuestro amigo Cosmo no resulta partido <strong>en</strong> dos durante <strong>el</strong> proceso,<br />

imaginémosle un poco más arriba <strong>de</strong> esa frontera, ligeram<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la parte<br />

superior, <strong>de</strong> modo que se mueva hacia la <strong>de</strong>recha al igual que la cuerda 1.<br />

De hecho, moveremos la mitad superior d<strong>el</strong> diagrama a la v<strong>el</strong>ocidad exacta<br />

necesaria para comp<strong>en</strong>sar la v<strong>el</strong>ocidad inicial <strong>de</strong> Cosmo y conseguir que se<br />

halle <strong>en</strong> reposo.


FIGURA 11. Espacio alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> dos cuerdas cósmicas.<br />

Imaginemos ahora a Cosmo <strong>en</strong> reposo <strong>en</strong> <strong>el</strong> camino 2, <strong>en</strong> un punto<br />

intermedio <strong>en</strong>tre los planetas A y B. Nuestro amigo ve la cuerda 1<br />

moviéndose hacia la <strong>de</strong>recha a una v<strong>el</strong>ocidad cercana a la <strong>de</strong> la luz y la<br />

cuerda 2 haci<strong>en</strong>do lo mismo hacia la izquierda. Si viajamos <strong>en</strong>tonces <strong>en</strong>tre<br />

ambos planetas tomando <strong>el</strong> atajo que ro<strong>de</strong>a la cuerda 1, Cosmo verá<br />

nuestra partida d<strong>el</strong> planeta A a mediodía y nuestra llegada al planeta B,<br />

también a mediodía. Lo hemos conseguido viajando <strong>en</strong> contra d<strong>el</strong><br />

movimi<strong>en</strong>to <strong>de</strong> la cuerda 1 y usando <strong>el</strong> camino 1 (figura 12). Como la<br />

cuerda 2 se mueve <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido opuesto, po<strong>de</strong>mos repetir <strong>el</strong> truco al regresar<br />

al planeta A, viajando por <strong>el</strong> camino 3 y moviéndonos <strong>en</strong> contra <strong>de</strong> la<br />

cuerda 2. Así pues, según las observaciones <strong>de</strong> Cosmo, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>jar <strong>el</strong><br />

planeta B a mediodía y estar <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta <strong>en</strong> <strong>el</strong> planeta A también a mediodía.<br />

Como Cosmo pi<strong>en</strong>sa que nuestra partida <strong>de</strong> A y nuestra llegada a ese<br />

punto han ocurrido <strong>en</strong> <strong>el</strong> mismo lugar (<strong>el</strong> planeta A) y <strong>en</strong> <strong>el</strong> mismo<br />

mom<strong>en</strong>to (a mediodía), para él son un suceso único.<br />

FIGURA 12. Viajando a un suceso d<strong>el</strong> pasado.<br />

¿Cómo veríamos nosotros <strong>el</strong> viaje? Se parecería a la historia <strong>de</strong>scrita <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

capítulo 1. Cuando lleguemos al aeropuerto d<strong>el</strong> planeta A a mediodía, una<br />

versión algo mayor <strong>de</strong> nosotros mismos nos estrechará la mano y nos dirá:<br />

«Hola. He ro<strong>de</strong>ado las cuerdas una vez». Nosotros replicaremos:<br />

«¿De veras?». Entonces subiremos a nuestra nave espacial y volaremos<br />

hacia <strong>el</strong> planeta B, ro<strong>de</strong>ando, a través d<strong>el</strong> camino 1, la cuerda 1 que vi<strong>en</strong>e


ápidam<strong>en</strong>te hacia nosotros. Luego regresaremos al planeta A por <strong>el</strong><br />

camino 3, ro<strong>de</strong>ando ahora la cuerda 2 que se nos acerca rápidam<strong>en</strong>te. Al<br />

llegar a mediodía a nuestro planeta <strong>en</strong>contraremos a nuestro yo más jov<strong>en</strong><br />

a punto <strong>de</strong> partir, le estrecharemos la mano y le diremos: «Hola. He<br />

ro<strong>de</strong>ado las cuerdas una vez». Habremos llevado a cabo un viaje a través<br />

d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> a un suceso <strong>de</strong> nuestro pasado.<br />

La solución <strong>de</strong> la cuerda cósmica <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to es lo sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong>revesada como para permitirnos viajar <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido contrario alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong><br />

las dos cuerdas móviles, avanzando siempre hacia <strong>el</strong> futuro, y seguir<br />

llegando a casa <strong>en</strong> <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to <strong>de</strong> partir. Esto sólo es posible porque <strong>el</strong><br />

espacio<strong>tiempo</strong> es curvo y no obe<strong>de</strong>ce las leyes <strong>de</strong> la geometría euclí<strong>de</strong>a.<br />

La situación siempre me ha recordado <strong>el</strong> grabado <strong>de</strong> Escher Subi<strong>en</strong>do y<br />

bajando, que repres<strong>en</strong>ta a un grupo <strong>de</strong> monjes sobre una escalera <strong>en</strong> lo alto<br />

d<strong>el</strong> monasterio (figura 13). <strong>Los</strong> monjes que marchan <strong>en</strong> <strong>el</strong> s<strong>en</strong>tido <strong>de</strong> las<br />

agujas d<strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj siempre están subi<strong>en</strong>do; cada escalón está más arriba que<br />

<strong>el</strong> anterior. Pero cuando han dado la vu<strong>el</strong>ta completa al patio se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> punto <strong>de</strong> partida. Normalm<strong>en</strong>te, una escalera <strong>de</strong> este tipo sería una<br />

hélice que no se cortaría a sí misma, pero Escher ha conseguido <strong>el</strong> milagro<br />

mediante un truco <strong>de</strong> perspectiva. Para <strong>de</strong>scubrirlo, obsérvese que la<br />

escalera dobla cuatro veces <strong>en</strong> ángulo recto alre<strong>de</strong>dor d<strong>el</strong> patio, lo que<br />

implica que éste <strong>de</strong>bería ser rectangular; sin embargo, la parte superior<br />

izquierda es mucho más corta que la inferior <strong>de</strong>recha. El patio <strong>de</strong> Escher<br />

no respon<strong>de</strong> a las leyes <strong>de</strong> la geometría euclí<strong>de</strong>a, según las cuales los lados<br />

opuestos <strong>de</strong> un rectángulo ti<strong>en</strong><strong>en</strong> igual longitud. Lo que Escher consigue<br />

mediante un truco <strong>de</strong> perspectiva, las cuerdas cósmicas lo logran curvando<br />

la geometría d<strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong>.<br />

FIGURA 13. Subi<strong>en</strong>do y bajando (1960), <strong>de</strong> MC. Escher.


Para permitir <strong>el</strong> viaje al pasado, las cuerdas cósmicas con una masa por<br />

unidad <strong>de</strong> longitud <strong>de</strong> diez mil billones <strong>de</strong> ton<strong>el</strong>adas por c<strong>en</strong>tímetro han <strong>de</strong><br />

moverse <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tidos opuestos al 99,999999996% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz<br />

como mínimo.[19] En <strong>el</strong> <strong>universo</strong> se han observado protones <strong>de</strong> alta<br />

<strong>en</strong>ergía moviéndose así <strong>de</strong> <strong>de</strong>prisa, por lo que cabe <strong>de</strong>ducir que tales<br />

v<strong>el</strong>ocida<strong>de</strong>s son posibles.<br />

Cuando hallé esta solución, mi <strong>en</strong>tusiasmo fue gran<strong>de</strong>. Empleaba<br />

solam<strong>en</strong>te materia con d<strong>en</strong>sidad positiva, moviéndose a una v<strong>el</strong>ocidad<br />

inferior a la <strong>de</strong> la luz. Las soluciones basadas <strong>en</strong> agujeros <strong>de</strong> gusano, por <strong>el</strong><br />

contrario, requier<strong>en</strong> materiales más exóticos (masa con d<strong>en</strong>sidad negativa,<br />

es <strong>de</strong>cir, algo que pese m<strong>en</strong>os que la nada). Comprobé la solución unas<br />

cuantas veces, la llevé al pap<strong>el</strong> y la <strong>en</strong>vié al Physical Review Letters, una<br />

<strong>de</strong> las publicaciones más ágiles d<strong>el</strong> mundo. No se lo dije a nadie y esperé<br />

los com<strong>en</strong>tarios <strong>de</strong> los críticos. Me llegaron dos informes que aprobaban<br />

mi trabajo y sugerían sólo un par <strong>de</strong> adiciones m<strong>en</strong>ores. Finalm<strong>en</strong>te, <strong>el</strong><br />

artículo apareció <strong>el</strong> 4 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1991. Fui al Instituto <strong>de</strong> Estudios<br />

Avanzados —<strong>el</strong> antiguo lugar <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>— para hacerme con<br />

una copia d<strong>el</strong> artículo <strong>de</strong> la revista, aprovechando que <strong>el</strong> Instituto su<strong>el</strong>e<br />

recibir los ejemplares uno o dos días antes que la biblioteca <strong>de</strong> la<br />

Universidad <strong>de</strong> Princeton. Tomé la copia para mostrárs<strong>el</strong>a a John Whe<strong>el</strong>er,<br />

<strong>el</strong> físico <strong>de</strong> Princeton que inv<strong>en</strong>tó <strong>el</strong> término agujero negro. Resultó que<br />

Kip Thome había acudido a Princeton para dar una confer<strong>en</strong>cia aqu<strong>el</strong><br />

mismo día sobre su investigación <strong>en</strong> tomo a los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong><br />

mediante agujeros <strong>de</strong> gusano, por lo que le <strong>en</strong>señé también la copia a él.<br />

En las p<strong>el</strong>ículas, los ci<strong>en</strong>tíficos siempre cu<strong>en</strong>tan sus <strong>de</strong>scubrimi<strong>en</strong>tos a<br />

otros ci<strong>en</strong>tíficos garabateando ecuaciones <strong>en</strong> una pizarra. Yo, <strong>en</strong> cambio,<br />

lo hice a base <strong>de</strong> recortables.<br />

Aqu<strong>el</strong> día, al término <strong>de</strong> su confer<strong>en</strong>cia, Thorne m<strong>en</strong>cionó mi nuevo<br />

resultado. En los pasillos y cafeterías <strong>de</strong> los <strong>de</strong>partam<strong>en</strong>tos ci<strong>en</strong>tíficos, las<br />

i<strong>de</strong>as y los artículos <strong>de</strong> investigación se somet<strong>en</strong> continuam<strong>en</strong>te a<br />

discusión y <strong>de</strong>bate. Aunque se admitía que mi artículo repres<strong>en</strong>taba una<br />

solución notable <strong>de</strong> las ecuaciones <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>, se produjo <strong>el</strong> lógico


evu<strong>el</strong>o, pues algunos escépticos dudaban sobre la posibilidad <strong>de</strong> que<br />

alguna vez se llevaran a cabo los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> nuestro <strong>universo</strong>.<br />

Alex Vil<strong>en</strong>kin, <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Tufts, me invitó a dirigirme al grupo<br />

r<strong>el</strong>ativista <strong>de</strong> Tufts-Harvard-MIT <strong>en</strong> Boston. Para mi satisfacción, <strong>en</strong> la<br />

sala había muchos ci<strong>en</strong>tíficos emin<strong>en</strong>tes. Estaba Bill Press, <strong>de</strong> Harvard, y<br />

Alan Guth había traído a sus colegas d<strong>el</strong> MIT Edward Farhi y Sean<br />

Carroll.<br />

El mismo día apareció <strong>en</strong> la revista Time un artículo <strong>de</strong> Micha<strong>el</strong> Lemonick<br />

sobre mis investigaciones. Incluía una foto mía <strong>en</strong> la que sost<strong>en</strong>ía dos<br />

cuerdas y las pasaba alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> una nave espacial <strong>de</strong> juguete que mi hija<br />

<strong>de</strong> siete años me había prestado. Años atrás, había aparecido <strong>en</strong> Newsweek<br />

con una cuerda <strong>en</strong> la mano con <strong>el</strong> objetivo <strong>de</strong> ilustrar la solución <strong>de</strong> una<br />

única cuerda. Esto explica <strong>el</strong> hecho, por otra parte curioso, <strong>de</strong> que haya<br />

una foto mía <strong>en</strong> Newsweek sujetando una cuerda y otra <strong>en</strong> Time<br />

sost<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do dos.<br />

Guth y sus dos colegas d<strong>el</strong> MIT hallarían posteriorm<strong>en</strong>te algunas<br />

propieda<strong>de</strong>s interesantes <strong>de</strong> mi solución, <strong>en</strong>tre las cuales está <strong>el</strong> hecho <strong>de</strong><br />

que, <strong>en</strong> <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to <strong>de</strong> regresar al planeta A, la nave espacial habría girado<br />

360 grados y adquirido un impulso adicional <strong>de</strong> v<strong>el</strong>ocidad.[20]<br />

Kip Thorne tuvo noticia <strong>de</strong> mi solución <strong>en</strong> Caltech cuando uno <strong>de</strong> sus<br />

alumnos, Curt Cutler, <strong>en</strong>contró una propiedad aún más intrigante. Cutler se<br />

propuso comprobar si cualquier suceso <strong>de</strong> mi espacio<strong>tiempo</strong> podía ser<br />

visitado dos veces por un viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Todos los sucesos que un<br />

viajero podría visitar <strong>en</strong> dos ocasiones, como nuestra partida d<strong>el</strong> planeta A,<br />

pert<strong>en</strong>ecerían a una región geométrica que permite los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

Todo suceso al que ningún viajero pudiera regresar jamás pert<strong>en</strong>ecería a<br />

una región <strong>en</strong> la que <strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> no es posible. Cutler <strong>en</strong>contró<br />

que mi espacio<strong>tiempo</strong> incluía ambos tipos <strong>de</strong> zona: una región alre<strong>de</strong>dor<br />

<strong>de</strong> las cuerdas, <strong>en</strong> la que <strong>el</strong> viaje al pasado es posible, ro<strong>de</strong>a otra región<br />

con forma <strong>de</strong> r<strong>el</strong>oj <strong>de</strong> ar<strong>en</strong>a, <strong>en</strong> la que <strong>el</strong> viaje al pasado es imposible<br />

(figura 14). En este diagrama espaciotemporal se repres<strong>en</strong>tan


horizontalm<strong>en</strong>te dos dim<strong>en</strong>siones espaciales, mi<strong>en</strong>tras que <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong><br />

aparece <strong>en</strong> <strong>el</strong> eje vertical, con <strong>el</strong> futuro hacia arriba. La cuerda 1 se mueve<br />

hacia la <strong>de</strong>recha con <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>; su línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> es una recta inclinada<br />

hacia arriba a la <strong>de</strong>recha. Cuanto más hacia <strong>el</strong> futuro, más a la <strong>de</strong>recha se<br />

<strong>en</strong>contrará la cuerda. La cuerda 2, que se mueve <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido opuesto, ti<strong>en</strong>e<br />

una línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> inclinada hacia arriba a la izquierda. En <strong>el</strong> pasado<br />

lejano (la parte inferior <strong>de</strong> la imag<strong>en</strong>), la cuerda 1 estaba a la izquierda <strong>de</strong><br />

la cuerda 2. Ambas se cruzan <strong>en</strong> <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro y, <strong>en</strong> un futuro lejano, la cuerda<br />

1 se hallará a la <strong>de</strong>recha <strong>de</strong> la cuerda 2. La superficie que separa la región<br />

don<strong>de</strong> <strong>el</strong> viaje al pasado es posible <strong>de</strong> la región don<strong>de</strong> no lo es se parece a<br />

un diábolo y es d<strong>en</strong>ominada horizonte <strong>de</strong> Cauchy (<strong>en</strong> honor d<strong>el</strong><br />

matemático francés d<strong>el</strong> siglo XIX Augustin-Louis Cauchy, qui<strong>en</strong><br />

<strong>de</strong>sarrolló una parte fundam<strong>en</strong>tal <strong>de</strong> la matemática asociada). <strong>Los</strong> sucesos<br />

que se sitúan d<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> la región con forma <strong>de</strong> r<strong>el</strong>oj <strong>de</strong> ar<strong>en</strong>a no pued<strong>en</strong> ser<br />

visitados <strong>de</strong> nuevo. <strong>Los</strong> sucesos que se hallan fuera, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las<br />

cuerdas, podrían ser visitados otra vez por un viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

FIGURA 14. La región d<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> dos cuerdas<br />

cósmicas.<br />

Nuestra línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> —la d<strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>— también aparece<br />

repres<strong>en</strong>tada. Comi<strong>en</strong>za <strong>en</strong> la parte inferior <strong>de</strong>recha d<strong>el</strong> diagrama, cuando<br />

aún estamos <strong>en</strong> <strong>el</strong> planeta A. La línea asci<strong>en</strong><strong>de</strong> <strong>en</strong> vertical, ya que no nos<br />

movemos <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio, sino sólo hacia d<strong>el</strong>ante <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Entonces<br />

partimos y ro<strong>de</strong>amos las cuerdas: <strong>el</strong> bucle circular horizontal. Cuando<br />

regresamos al planeta A, <strong>de</strong>cimos: «Hola. He ro<strong>de</strong>ado las cuerdas una<br />

vez». Tras <strong>el</strong>lo, nos quedamos simplem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>el</strong> planeta y nuestra línea <strong>de</strong><br />

<strong>universo</strong> continúa <strong>en</strong> vertical hacia arriba. El suceso por <strong>el</strong> cual nos<br />

<strong>en</strong>contramos y nos saludamos a nosotros mismos se halla <strong>en</strong> la región d<strong>el</strong><br />

viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Curiosam<strong>en</strong>te, <strong>el</strong> horizonte <strong>de</strong> Cauchy con forma <strong>de</strong>


<strong>el</strong>oj <strong>de</strong> ar<strong>en</strong>a limita dicha región tanto <strong>en</strong> <strong>el</strong> pasado como <strong>en</strong> <strong>el</strong> futuro.<br />

Obsérvese que nuestra línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> vi<strong>en</strong>e <strong>de</strong> abajo, <strong>de</strong> un pasado<br />

lejano pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>te a la región <strong>en</strong> la que <strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> no es<br />

posible. En ese pasado lejano, las dos cuerdas cósmicas están tan<br />

separadas que a un viajero que partiera d<strong>el</strong> planeta A le llevaría tanto<br />

<strong>tiempo</strong> ro<strong>de</strong>arlas que regresaría siempre <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su partida. Cuando las<br />

cuerdas se aproximan lo sufici<strong>en</strong>te y nuestra línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> traspasa <strong>el</strong><br />

horizonte <strong>de</strong> Cauchy y p<strong>en</strong>etra <strong>en</strong> la región d<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, se hace<br />

<strong>de</strong> pronto posible regresar y estrechar la mano a un yo más jov<strong>en</strong>. Se ha<br />

creado una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> y, durante un cierto periodo, nuestra línea<br />

<strong>de</strong> <strong>universo</strong> permanecerá <strong>en</strong> la región <strong>en</strong> la que cabe hacer uso <strong>de</strong> <strong>el</strong>la.<br />

Finalm<strong>en</strong>te, dicha línea atravesará <strong>de</strong> nuevo la superficie límite y la<br />

posibilidad <strong>de</strong> viajar <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> se esfumará para nosotros. La máquina<br />

d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> habrá <strong>de</strong>saparecido. Las cuerdas volverán a estar tan separadas<br />

que, siempre que las ro<strong>de</strong>emos, retomaremos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> nuestra partida.<br />

El viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> es posible sólo <strong>en</strong> <strong>el</strong> intervalo <strong>de</strong> exist<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> la<br />

máquina.<br />

Esto respon<strong>de</strong> a la famosa cuestión <strong>de</strong> Steph<strong>en</strong> Hawking <strong>de</strong> por qué no nos<br />

han invadido los turistas d<strong>el</strong> futuro. Se <strong>de</strong>be, simplem<strong>en</strong>te, a que nadie ha<br />

construido una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> todavía. Dicho <strong>de</strong> otra manera, si se<br />

construyera una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> año 3000, algui<strong>en</strong> podría hacer<br />

uso <strong>de</strong> <strong>el</strong>la para ir <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> año 3002 hasta <strong>el</strong> año 3001, pero nunca podría<br />

regresar a 2001, ya que <strong>el</strong> año es anterior al <strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong> la<br />

máquina. Las máquinas d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> como la mía —basadas <strong>en</strong> cuerdas<br />

cósmicas— o la <strong>de</strong> Kip Thome —basadas <strong>en</strong> agujeros <strong>de</strong> gusano—, que<br />

implican una torsión d<strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong>, incluy<strong>en</strong> regiones<br />

espaciotemporales <strong>en</strong> las que <strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> no es posible. Si hasta la<br />

fecha no se ha fabricado ninguna máquina <strong>de</strong> esa clase, qui<strong>en</strong>es hoy día<br />

nos hallemos <strong>en</strong> la Tierra no podremos visitar nuestro pasado. Por otra<br />

parte, todos los sucesos <strong>de</strong> los que t<strong>en</strong>emos noticia se hallan d<strong>en</strong>tro <strong>de</strong><br />

nuestro cono <strong>de</strong> luz pasado, antes también <strong>de</strong> la región d<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong>. Así pues, no hubo viajeros d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> que pres<strong>en</strong>ciaran <strong>el</strong><br />

asesinato <strong>de</strong> K<strong>en</strong>nedy <strong>en</strong> 1963. Y al igual que ese importante suceso,


también nosotros pert<strong>en</strong>ecemos a un espacio<strong>tiempo</strong> anterior al <strong>de</strong> la<br />

creación <strong>de</strong> la primera máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, por lo que ningún viajero d<strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> pue<strong>de</strong> visitarnos. No obstante, los trabajos <strong>de</strong> Cutler muestran que,<br />

aunque los observadores examin<strong>en</strong> cuidadosam<strong>en</strong>te su propio pasado y no<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong> <strong>en</strong> él evid<strong>en</strong>cia alguna <strong>de</strong> la exist<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> viajeros d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>,<br />

<strong>el</strong> hecho no les permite concluir que nunca se cruzarán con <strong>el</strong>los <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

futuro. En cualquier mom<strong>en</strong>to, un observador podría cruzar un horizonte<br />

<strong>de</strong> Cauchy y <strong>en</strong>contrarse <strong>de</strong> rep<strong>en</strong>te <strong>en</strong> una región don<strong>de</strong> los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> son posibles y <strong>en</strong> la que los viajeros d<strong>el</strong> futuro hicieran su<br />

inesperada aparición.<br />

Bucles <strong>de</strong> cuerdas cósmicas y agujeros negros<br />

Supongamos que queremos construir una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> basada <strong>en</strong><br />

cuerdas cósmicas, pero no t<strong>en</strong>emos la suerte <strong>de</strong> <strong>en</strong>contrar <strong>en</strong> nuestro<br />

<strong>universo</strong> dos cuerdas cósmicas infinitam<strong>en</strong>te largas cruzándose a la<br />

v<strong>el</strong>ocidad requerida. A lo mejor lo que hallamos es un gran bucle formado<br />

por una cuerda cósmica. Este bucle seda como una banda <strong>el</strong>ástica<br />

gigantesca y oscilante, sometida a una t<strong>en</strong>sión tan gran<strong>de</strong> que podría<br />

cerrarse <strong>de</strong> golpe <strong>en</strong> cualquier mom<strong>en</strong>to. Una supercivilización podría<br />

manipular gravitatoriam<strong>en</strong>te un bucle <strong>de</strong> esa clase haci<strong>en</strong>do volar naves<br />

espaciales masivas cerca <strong>de</strong> él hasta que adquiriera la rotación a<strong>de</strong>cuada y<br />

adoptara la forma oportuna. Si <strong>el</strong> bucle original tuviera ya la configuración<br />

correcta —un perfil rectangular ligeram<strong>en</strong>te doblado, como <strong>el</strong> bastidor <strong>de</strong><br />

una tumbona <strong>de</strong> jardín—, colapsaría y, al hacerlo, dos tramos rectos d<strong>el</strong><br />

bucle pasarían uno junto a otro a la v<strong>el</strong>ocidad sufici<strong>en</strong>te para crear una<br />

máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

Un bucle <strong>de</strong> cuerda cósmica lo bastante gran<strong>de</strong> como para permitirnos<br />

ro<strong>de</strong>arlo una vez y viajar hacia atrás <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> un año <strong>de</strong>bería t<strong>en</strong>er más<br />

<strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong> la masa-<strong>en</strong>ergía <strong>de</strong> una galaxia. Pero existe un problema<br />

más grave aún: un bucle así <strong>de</strong> masivo se haría tan compacto al colapsar


que habría una alta probabilidad <strong>de</strong> que formara un agujero negro.<br />

Un agujero negro es una trampa cósmica: po<strong>de</strong>mos <strong>en</strong>trar, pero no<br />

po<strong>de</strong>mos salir. Normalm<strong>en</strong>te, cuando lanzamos una p<strong>el</strong>ota al aire, acaba<br />

cay<strong>en</strong>do al su<strong>el</strong>o. Pero, si la lanzamos a una v<strong>el</strong>ocidad superior a los<br />

cuar<strong>en</strong>ta mil kilómetros por hora —la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> escape <strong>de</strong> la Tierra—,<br />

no regresará. <strong>Los</strong> astronautas que viajan a la Luna <strong>de</strong>b<strong>en</strong> alcanzar esa<br />

v<strong>el</strong>ocidad. La v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> escape es la clave para <strong>en</strong>t<strong>en</strong><strong>de</strong>r los agujeros<br />

negros. Si pudiéramos comprimir la masa <strong>de</strong> la Tierra hasta conseguir que<br />

tuviese un tamaño más pequeño, su v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> escape crecería. Si<br />

llegara a medir tan sólo 5,6 c<strong>en</strong>tímetros, su v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> escape se haría<br />

mayor que la <strong>de</strong> la luz, pero como no hay nada que pueda moverse a<br />

mayor v<strong>el</strong>ocidad, nada podría escapar <strong>de</strong> nuestra Tierra comprimida;<br />

nuestro planeta se habría convertido <strong>en</strong> un agujero negro. En esta<br />

situación, la gravedad haría que la Tierra continuara colapsándose hasta<br />

formar una singularidad: un punto <strong>de</strong> d<strong>en</strong>sidad y curvatura infinitas. En<br />

realidad, los efectos cuánticos limitarían la d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> la singularidad a<br />

unos 5 × 1093 gramos por c<strong>en</strong>tímetro cúbico, pero aun así sería más<br />

pequeña que un núcleo atómico. Alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> esa diminuta singularidad<br />

habría sólo espacio curvado y vacío y, <strong>en</strong>globando todo, un horizonte <strong>de</strong><br />

sucesos esférico. Todo lo que suceda <strong>en</strong> <strong>el</strong> interior <strong>de</strong> esa esfera <strong>de</strong> 5,6<br />

c<strong>en</strong>tímetros permanecerá oculto para cualquier observador externo, pues la<br />

luz emitida <strong>en</strong> su interior es incapaz <strong>de</strong> escapar. (El tamaño d<strong>el</strong> horizonte<br />

<strong>de</strong> sucesos <strong>de</strong> un agujero negro <strong>de</strong>p<strong>en</strong><strong>de</strong> <strong>de</strong> su masa. Un agujero negro con<br />

una masa tres mil millones <strong>de</strong> veces la <strong>de</strong> nuestro Sol, tal como <strong>el</strong><br />

observado por <strong>el</strong> t<strong>el</strong>escopio espacial Hubble <strong>en</strong> <strong>el</strong> núcleo <strong>de</strong> la galaxia<br />

M87, ti<strong>en</strong>e un horizonte <strong>de</strong> sucesos <strong>de</strong> cincu<strong>en</strong>ta y seis mil millones <strong>de</strong><br />

kilómetros <strong>de</strong> circunfer<strong>en</strong>cia, unas cincu<strong>en</strong>ta y dos horas luz).<br />

Supongamos que un profesor <strong>de</strong> universidad quisiera investigar un agujero<br />

negro no giratorio <strong>de</strong> tres mil millones <strong>de</strong> masas solares. El profesor podría<br />

quedarse a salvo fuera d<strong>el</strong> agujero negro, a 34,2 días luz <strong>de</strong> distancia, y<br />

<strong>en</strong>viar d<strong>en</strong>tro a su alumno ayudante. A medida que <strong>el</strong> infortunado auxiliar<br />

va p<strong>en</strong>etrando, transmite vía radio sus observaciones. Su m<strong>en</strong>saje es: «¡Las


cosas están y<strong>en</strong>do mal!». El ayudante transmite la palabra «y<strong>en</strong>do» justo al<br />

cruzar <strong>el</strong> horizonte <strong>de</strong> sucesos; hasta ese mom<strong>en</strong>to no ha ocurrido nada<br />

malo. Al ayudante le lleva dieciocho meses alcanzar dicho horizonte,<br />

según su r<strong>el</strong>oj, y no observa nada anormal al cruzarlo. Ninguna señal le<br />

advierte d<strong>el</strong> p<strong>el</strong>igro. Pero, una vez lo atraviesa, inicia un viaje sin retorno.<br />

Ya no importa lo que haga porque es atraído inexorablem<strong>en</strong>te hacia la<br />

singularidad que hay <strong>en</strong> <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong> agujero negro. El espacio<strong>tiempo</strong> <strong>en</strong><br />

su interior se halla tan curvado que la singularidad se adueña por completo<br />

d<strong>el</strong> futuro d<strong>el</strong> pobre auxiliar, a qui<strong>en</strong> le es tan imposible evitarla como a<br />

nosotros <strong>el</strong>udir <strong>el</strong> próximo martes. Si al caer, sus pies se hallan más<br />

próximos <strong>de</strong>] c<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong> agujero negro que su cabeza, serán atraídos al<br />

interior con mayor fuerza que ésta, con lo que su cuerpo sufrirá un<br />

alargami<strong>en</strong>to semejante al <strong>de</strong> un potro <strong>de</strong> tortura. Por otra parte, los<br />

hombros se irán juntando como si los estrujaran <strong>en</strong> una donc<strong>el</strong>la <strong>de</strong> hierro<br />

pues t<strong>en</strong><strong>de</strong>rán a caer <strong>en</strong> línea recta hacia <strong>el</strong> agujero. Las fuerzas <strong>de</strong> marea<br />

que le estiran y aplastan se int<strong>en</strong>sificarán cada vez más. Cuando esté más<br />

cerca <strong>de</strong> la singularidad, la curvatura casi infinita d<strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> hará<br />

que su cuerpo se alargue como si fuera un trozo <strong>de</strong> espagueti. Finalm<strong>en</strong>te,<br />

lo que que<strong>de</strong> <strong>de</strong> él acabará <strong>en</strong> <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> la singularidad. El agujero negro<br />

habrá añadido a su masa la <strong>de</strong> un pobre alumno ayudante. En <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj <strong>de</strong> la<br />

víctima habrán transcurrido 5,5 horas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que cruzara <strong>el</strong> horizonte <strong>de</strong><br />

sucesos hasta t<strong>en</strong>er <strong>el</strong> dudoso honor <strong>de</strong> integrarse <strong>en</strong> una singularidad.<br />

Mi<strong>en</strong>tras tanto, los fotones que formaban parte d<strong>el</strong> m<strong>en</strong>saje <strong>en</strong>viado al<br />

profesor han recorrido su camino hacia <strong>el</strong> exterior La palabra «cosas»,<br />

emitida fuera d<strong>el</strong> agujero negro, es recibida <strong>de</strong> inmediato. La palabra<br />

«están», <strong>en</strong>viada al bor<strong>de</strong> d<strong>el</strong> horizonte <strong>de</strong> sucesos, pue<strong>de</strong> tardar miles <strong>de</strong><br />

años <strong>en</strong> escapar <strong>de</strong> él. La palabra «y<strong>en</strong>do», emitida justo al cruzar dicho<br />

horizonte, viaja hacia fuera a la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz, por supuesto, pero,<br />

como si tratan <strong>de</strong> asc<strong>en</strong><strong>de</strong>r por una escalera mecánica <strong>de</strong> bajada, no<br />

avanza. La palabra queda atrapada <strong>en</strong> <strong>el</strong> horizonte <strong>de</strong> sucesos. Por último,<br />

la palabra «mal», transmitida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> interior d<strong>el</strong> agujero negro<br />

inmediatam<strong>en</strong>te antes <strong>de</strong> la lam<strong>en</strong>table muerte d<strong>el</strong> ayudante, se comporta<br />

como algui<strong>en</strong> que int<strong>en</strong>ta subir por una escalera mecánica que <strong>de</strong>sci<strong>en</strong><strong>de</strong> a


toda v<strong>el</strong>ocidad. Aunque asci<strong>en</strong>da, la señal es inexorablem<strong>en</strong>te atraída hacia<br />

abajo, cada vez más rápido, hasta ser finalm<strong>en</strong>te absorbida por la<br />

singularidad, como <strong>el</strong> <strong>de</strong>sgraciado ayudante. El m<strong>en</strong>saje que recibe <strong>el</strong><br />

profesor es algo así como: «Las cosas e…s…t…á…n…»<br />

Nunca llegará a saber qué le ocurrió a su ayudante una vez superado <strong>el</strong><br />

horizonte <strong>de</strong> sucesos d<strong>el</strong> agujero negro. Por eso se llama así: no es posible<br />

ver más allá. Si <strong>el</strong> profesor <strong>de</strong>cidiera ir <strong>en</strong> busca <strong>de</strong> su ayudante,<br />

p<strong>en</strong>etrando <strong>en</strong> <strong>el</strong> agujero negro, se <strong>en</strong>contraría con la señal «y<strong>en</strong>do» al<br />

cruzar <strong>el</strong> horizonte <strong>de</strong> sucesos —ahí seguiría, por supuesto— y, a medida<br />

que cayera hacia la singularidad, la vería pasar exactam<strong>en</strong>te a la v<strong>el</strong>ocidad<br />

<strong>de</strong> la luz, tal como requiere la r<strong>el</strong>atividad especial.<br />

Ahora que <strong>el</strong> lector conoce los p<strong>el</strong>igros <strong>de</strong> ser ayudante <strong>de</strong> un profesor <strong>de</strong><br />

astrofísica empeñado <strong>en</strong> investigar agujeros negros, analicemos lo que esto<br />

significa <strong>en</strong> <strong>el</strong> contexto <strong>de</strong> mi máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> basada <strong>en</strong> un bucle <strong>de</strong><br />

cuerda cósmica. Como indicaba <strong>en</strong> mi artículo <strong>de</strong>dicado a las cuerdas<br />

cósmicas <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to, publicado <strong>en</strong> <strong>el</strong> Physical Review Letters, justo<br />

cuando <strong>el</strong> bucle <strong>en</strong> proceso <strong>de</strong> colapsarse alcanza la v<strong>el</strong>ocidad crítica que<br />

hace posible <strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, su perímetro es tan pequeño que, <strong>de</strong>bido<br />

a su masa, existe <strong>el</strong> riesgo <strong>de</strong> que <strong>el</strong> bucle se convierta <strong>en</strong> un agujero<br />

negro. Aquí he utilizado un criterio d<strong>en</strong>ominado «conjetura d<strong>el</strong> aro»,<br />

propuesto por <strong>el</strong> físico Kip Thorne. Thorne argum<strong>en</strong>taba que si<br />

comprimiéramos un pedazo <strong>de</strong> masa lo sufici<strong>en</strong>te como para que su<br />

circunfer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> cualquier dirección resultara inferior a la d<strong>el</strong> horizonte<br />

<strong>de</strong> sucesos <strong>de</strong> un agujero negro que tuviera la misma masa, <strong>el</strong> pedazo<br />

siempre colapsaría, formando espontáneam<strong>en</strong>te un agujero negro. No está<br />

<strong>de</strong>mostrado que así sea, pero se trata <strong>de</strong> un bu<strong>en</strong> argum<strong>en</strong>to y no se ha<br />

<strong>en</strong>contrado hasta la fecha ninguna excepción a la conjetura <strong>de</strong> Thorne.<br />

Debido a la forma <strong>en</strong> que los dos tramos rectos se cruzan, <strong>el</strong> bucle <strong>de</strong><br />

cuerda posee cierto mom<strong>en</strong>to angular, con lo que se formaría un agujero<br />

negro giratorio. Si, según lo previsto, se formara dicho agujero, todas las<br />

pot<strong>en</strong>ciales regiones <strong>de</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> quedarían atrapadas <strong>en</strong> su<br />

interior. He aquí tres posibles consecu<strong>en</strong>cias <strong>de</strong> <strong>el</strong>lo para un aspirante a


viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>:<br />

1. Caer <strong>en</strong> <strong>el</strong> agujero negro giratorio y ser aniquilado (<strong>de</strong>struido por la<br />

curvatura casi infinita d<strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong>) antes <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r hacer cualquier<br />

viaje al pasado.<br />

2. Caer <strong>en</strong> <strong>el</strong> agujero negro giratorio y viajar hacia atrás <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, pero<br />

ser incapaz <strong>de</strong> regresar al exterior y contárs<strong>el</strong>o a los amigos. Más tar<strong>de</strong>, <strong>el</strong><br />

viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> sería aniquilado por la curvatura casi infinita d<strong>el</strong><br />

espacio<strong>tiempo</strong>.<br />

3. Caer <strong>en</strong> <strong>el</strong> agujero negro giratorio, viajar al pasado y luego emerger <strong>en</strong><br />

un <strong>universo</strong> difer<strong>en</strong>te. Tal vez sería lo más afortunado, aunque <strong>el</strong> viajero<br />

nunca pudiera presumir <strong>de</strong> su hazaña.<br />

En 1999, los físicos Sör<strong>en</strong> Holst, <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Estocolmo, y Hans-<br />

Jürg<strong>en</strong> Matschull, <strong>de</strong> la Universidad Johann Gut<strong>en</strong>berg, situada <strong>en</strong> la<br />

ciudad alemana <strong>de</strong> Mainz, <strong>de</strong>scubrieron una solución exacta <strong>de</strong> las<br />

ecuaciones <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> <strong>en</strong> un esc<strong>en</strong>ario <strong>de</strong> dim<strong>en</strong>siones reducidas —<br />

Planilandia—, <strong>en</strong> <strong>el</strong> marco <strong>de</strong> la cual t<strong>en</strong>dría lugar la tercera alternativa.<br />

Podría construirse una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> d<strong>el</strong> tipo que propuse, oculta <strong>en</strong><br />

<strong>el</strong> interior <strong>de</strong> un agujero negro giratorio, y un planilandés podría viajar al<br />

pasado d<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> dicho agujero y emerger <strong>de</strong>spués <strong>en</strong> un <strong>universo</strong><br />

difer<strong>en</strong>te.<br />

Si <strong>de</strong>seáramos construir una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> —a pesar <strong>de</strong> que nunca<br />

podríamos presumir <strong>de</strong> nuestra hazaña— que nos permitiera ro<strong>de</strong>ar <strong>el</strong><br />

bucle una vez y viajar un año al pasado, necesitaríamos ese <strong>en</strong>orme bucle<br />

<strong>de</strong> cuerda cósmica con una masa mayor que la mitad <strong>de</strong> la <strong>de</strong> nuestra<br />

galaxia. Supongamos que nuestra supercivilización manipula <strong>el</strong> bucle<br />

hasta que adopte una geometría aproximadam<strong>en</strong>te rectangular y <strong>en</strong> ligera<br />

rotación, cuyos lados horizontales ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una longitud <strong>de</strong> unos cincu<strong>en</strong>ta y<br />

cuatro mil años luz y cuyos lados verticales son <strong>de</strong> 0,01 años luz <strong>de</strong> altura.<br />

El rectángulo se contraerá a medida que los tramos verticales se atraigan <strong>el</strong>


uno al otro, lo que hará que simultáneam<strong>en</strong>te se alargu<strong>en</strong>. Cuando<br />

veintisiete mil años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> iniciar <strong>el</strong> proceso, los lados verticales<br />

t<strong>en</strong>gan medio año luz <strong>de</strong> altura, los segm<strong>en</strong>tos horizontales —ahora <strong>de</strong><br />

sólo unos 3 metros <strong>de</strong> largo— los juntarán por arriba y por abajo. <strong>Los</strong> dos<br />

tramos verticales, r<strong>el</strong>ativam<strong>en</strong>te rectos, se aproximarán y pasarán <strong>el</strong> uno<br />

junto al otro —a sólo 3 metros <strong>de</strong> distancia—, moviéndose a una v<strong>el</strong>ocidad<br />

superior al 99,999999996% <strong>de</strong> la <strong>de</strong> la luz. Si siguiéramos a uno <strong>de</strong> esos<br />

tramos rectos a su misma v<strong>el</strong>ocidad, sólo <strong>en</strong>vejeceríamos tres meses<br />

durante <strong>el</strong> viaje <strong>de</strong> veintisiete mil años.<br />

En <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que los lados verticales se cruzan, si ocurre la segunda<br />

alternativa, podremos ro<strong>de</strong>ar los dos segm<strong>en</strong>tos <strong>de</strong> cuerda cósmica y viajar<br />

un año al pasado. Pero será <strong>en</strong>tonces cuando estaremos d<strong>en</strong>tro ya d<strong>el</strong><br />

horizonte <strong>de</strong> sucesos d<strong>el</strong> agujero negro que se formará cuando <strong>el</strong> bucle<br />

colapse d<strong>el</strong> todo, por lo que nunca regresaremos.<br />

Para huir <strong>de</strong> la singularidad, podríamos int<strong>en</strong>tar viajar más hacia <strong>el</strong> pasado<br />

una vez d<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong> agujero negro. Supongamos que ro<strong>de</strong>amos las cuerdas<br />

once veces antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarlo. ¿Qué aspecto t<strong>en</strong>dría <strong>el</strong> viaje para nosotros?<br />

Cuando llegamos la primera vez, nada más pasar una cuerda al lado <strong>de</strong> la<br />

otra, veremos once versiones más viejas <strong>de</strong> nosotros mismos esperando<br />

vemos partir. La primera <strong>de</strong> <strong>el</strong>las, que parece un año mayor que nosotros,<br />

dice: «Hola. He ro<strong>de</strong>ado las cuerdas una vez»; la segunda, que parece dos<br />

años mayor, dice: «Hola. He ro<strong>de</strong>ado las cuerdas dos veces», y así<br />

sucesivam<strong>en</strong>te. Tras ser saludados once veces, ro<strong>de</strong>aremos las cuerdas, y<br />

al regresar seremos nosotros qui<strong>en</strong>es salu<strong>de</strong>mos. Continuaremos dando<br />

vu<strong>el</strong>tas a las cuerdas hasta completar la undécima y <strong>de</strong>cir: «Hola. He<br />

ro<strong>de</strong>ado las cuerdas once veces». Entonces, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ser consci<strong>en</strong>tes <strong>de</strong><br />

que aqu<strong>el</strong>lo no pue<strong>de</strong> seguir así para siempre —no hay sitio <strong>en</strong> <strong>el</strong> agujero<br />

negro para un número infinito <strong>de</strong> copias <strong>de</strong> nosotros mismos—, y<br />

asumi<strong>en</strong>do que no vamos a regresar jamás, <strong>de</strong>jaremos <strong>de</strong> ro<strong>de</strong>ar las<br />

cuerdas y nos <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taremos al inexorable futuro <strong>de</strong> la singularidad.<br />

El resultado me recuerda un interesante paral<strong>el</strong>ismo. Mucho antes <strong>de</strong> la


publicación <strong>de</strong> mi artículo, <strong>el</strong> físico británico Brandon Carter había<br />

investigado la geometría interna <strong>de</strong> un agujero negro giratorio simple no<br />

sometido a perturbación, tal como <strong>el</strong> que se podría formar por <strong>el</strong> colapso<br />

<strong>de</strong> una estr<strong>el</strong>la giratoria. En este caso, la singularidad no’ sería un punto,<br />

sino un pequeño anillo que conduce a otros <strong>universo</strong>s, según las<br />

ecuaciones <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>. Si viajásemos al interior <strong>de</strong> un agujero negro<br />

giratorio <strong>de</strong> este tipo, podríamos saltar a través d<strong>el</strong> anillo e ir a parar a otro<br />

<strong>universo</strong>. Si evitáramos pasar a través <strong>de</strong> ese anillo, también emergeríamos<br />

<strong>en</strong> otro <strong>universo</strong>, distinto d<strong>el</strong> anterior. Sería como disponer <strong>de</strong> un asc<strong>en</strong>sor<br />

que sólo va <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido asc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te. Nos subimos a él y las puertas se<br />

cierran tras nosotros; nunca volveremos a ver a nuestros amigos <strong>de</strong> la<br />

planta baja. Po<strong>de</strong>mos observar toda la historia futura d<strong>el</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong> esa<br />

planta baja a medida que subimos al <strong>universo</strong> <strong>de</strong> la segunda planta.<br />

Po<strong>de</strong>mos salir d<strong>el</strong> asc<strong>en</strong>sor y visitar ese nuevo <strong>universo</strong>; será distinto d<strong>el</strong><br />

<strong>de</strong> partida. Si montamos <strong>de</strong> nuevo <strong>en</strong> <strong>el</strong> asc<strong>en</strong>sor —si volvemos al interior<br />

d<strong>el</strong> agujero negro—, podremos visitar <strong>el</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong> la tercera planta, y así<br />

sucesivam<strong>en</strong>te. En principio, cabría visitar un número infinito <strong>de</strong> <strong>universo</strong>s<br />

difer<strong>en</strong>tes.<br />

Pero Carter <strong>de</strong>scubrió algo más (investigar estas soluciones es como<br />

<strong>el</strong>aborar una colcha <strong>de</strong> tipo patchwork: vamos cosi<strong>en</strong>do las piezas,<br />

sigui<strong>en</strong>do un patrón, sin saber cuál será <strong>el</strong> resultado final). D<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong><br />

agujero negro giratorio, cerca <strong>de</strong> la singularidad, <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> está tan<br />

<strong>de</strong>formado que podríamos pasar a través d<strong>el</strong> anillo y volar a su alre<strong>de</strong>dor,<br />

paral<strong>el</strong>os a la circunfer<strong>en</strong>cia, consigui<strong>en</strong>do viajar hacia atrás <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

Existiría, pues, una región d<strong>el</strong> viaje atrapada d<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong> agujero negro; otra<br />

manera más <strong>de</strong> viajar <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> según las ecuaciones <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>.<br />

<strong>Los</strong> fotones que cayeran <strong>en</strong> <strong>el</strong> agujero negro, proced<strong>en</strong>tes <strong>de</strong> nuestro<br />

<strong>universo</strong>, se cargarían <strong>de</strong> mucha <strong>en</strong>ergía y <strong>en</strong> todo caso sufrirían un fuerte<br />

corrimi<strong>en</strong>to hacia <strong>el</strong> azul. Tropezaríamos con esos fotones —que podrían<br />

incluso aniquilamos— al <strong>en</strong>filar la singularidad para pasar a través d<strong>el</strong><br />

anillo. En teoría, los fotones que p<strong>en</strong>etr<strong>en</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> agujero negro <strong>en</strong> un futuro<br />

infinitam<strong>en</strong>te lejano podrían ser <strong>de</strong>splazados infinitam<strong>en</strong>te hacia <strong>el</strong> azul,


creando su propia singularidad y bloqueando nuestro acceso a la región d<strong>el</strong><br />

viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. No obstante, los trabajos <strong>de</strong> los físicos Amos Ori, <strong>de</strong><br />

Caltech, y Lior Burko, d<strong>el</strong> Instituto Tecnológico Technion <strong>de</strong> Isra<strong>el</strong>,<br />

indican que <strong>el</strong> paso a través <strong>de</strong> esa singularidad para alcanzar la región d<strong>el</strong><br />

viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> pue<strong>de</strong> ser posible, a pesar <strong>de</strong> todo, ya que la<br />

singularidad creada por los fotones <strong>en</strong>trantes sería débil. En primer lugar,<br />

cabe esperar que todos los infinitos <strong>en</strong> la curvatura qued<strong>en</strong> «suavizados»<br />

por los efectos cuánticos, <strong>de</strong> modo que aquélla se limite a crecer hasta un<br />

valor muy alto, pero finito (d<strong>en</strong>ominamos a esto un «cuasi-infinito»)… En<br />

segundo lugar, <strong>el</strong> crecimi<strong>en</strong>to <strong>de</strong> la curvatura sería tan rápido que las<br />

fuerzas <strong>de</strong> marca asociadas podrían no <strong>de</strong>struimos; dicho <strong>de</strong> forma<br />

s<strong>en</strong>cilla, no habría <strong>tiempo</strong> para que nuestra cabeza se separara <strong>de</strong> nuestros<br />

pies durante <strong>el</strong> tránsito.[21] Sería como atravesar corri<strong>en</strong>do una habitación<br />

<strong>en</strong> llamas: sufriríamos un fuerte calor, tal vez alguna quemadura, pero<br />

sobreviviríamos. Para conocer los <strong>de</strong>talles exactos d<strong>el</strong> proceso,<br />

necesitaríamos una teoría <strong>de</strong> la gravitación cuántica, algo que todavía no<br />

ha sido <strong>de</strong>scubierto. Tal como indica Kip Thorne <strong>en</strong> Agujeros negros y<br />

distorsiones d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, un astronauta «sobreviviría, prácticam<strong>en</strong>te<br />

in<strong>de</strong>mne, hasta <strong>el</strong> bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la singularidad probabilística <strong>de</strong> la gravitación<br />

cuántica. Sólo <strong>en</strong> dicho bor<strong>de</strong>, al <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tarse cara a cara con las leyes <strong>de</strong> la<br />

gravitación cuántica, <strong>el</strong> astronauta sería aniquilado, y ni siquiera po<strong>de</strong>mos<br />

estar completam<strong>en</strong>te seguros <strong>de</strong> que así fuera, pues <strong>en</strong> realidad no<br />

compr<strong>en</strong><strong>de</strong>mos d<strong>el</strong> todo las leyes <strong>de</strong> la gravitación cuántica y sus<br />

consecu<strong>en</strong>cias».[22]<br />

Existe aún otra posibilidad <strong>de</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. En 1976, <strong>el</strong> físico Frank<br />

Tipler, pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>te a la Universidad <strong>de</strong> Tulane, <strong>en</strong>contró que, dado un<br />

cilindro <strong>de</strong> altura infinita que gire a una v<strong>el</strong>ocidad cercana a la <strong>de</strong> la luz <strong>en</strong><br />

su superficie, podríamos viajar hacia atrás <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> volando a su<br />

alre<strong>de</strong>dor. La solución recuerda un poco la mía, con las dos cuerdas<br />

cósmicas pasando la una junto a la otra.<br />

Tipler, y posteriorm<strong>en</strong>te Hawking, <strong>de</strong>mostraron ciertos teoremas que<br />

sugier<strong>en</strong> que, <strong>en</strong> ciertos casos, crearíamos singularida<strong>de</strong>s al tratar <strong>de</strong>


construir una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> una región finita <strong>en</strong> la que dicha<br />

máquina no existiera previam<strong>en</strong>te (Tipler argum<strong>en</strong>taba que, aunque <strong>el</strong><br />

<strong>universo</strong> tal vez sea infinito, los seres humanos sólo po<strong>de</strong>mos aspirar a<br />

controlar una región finita <strong>de</strong> él). Tipler sabía que, para crear una máquina<br />

d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> don<strong>de</strong> no hubiera ninguna con anterioridad, <strong>de</strong>bemos cruzar un<br />

horizonte <strong>de</strong> Cauchy al acce<strong>de</strong>r a la región d<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. El físico<br />

estudiaba <strong>en</strong>tonces qué aspecto t<strong>en</strong>dría la estructura <strong>de</strong> ese horizonte si la<br />

d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> la masa-<strong>en</strong>ergía no fuese nunca negativa. Si <strong>el</strong> horizonte <strong>de</strong><br />

Cauchy se exti<strong>en</strong><strong>de</strong> hasta <strong>el</strong> infinito, no hay problema alguno. Pero si <strong>el</strong><br />

horizonte es finito, Tipler observó que <strong>en</strong> su pasado ha <strong>de</strong> haber una<br />

singularidad, <strong>de</strong> la cual provi<strong>en</strong>e. De este modo, al cruzar <strong>el</strong> horizonte <strong>de</strong><br />

Cauchy y mirar hacia <strong>el</strong> pasado, veríamos esa singularidad. En principio se<br />

p<strong>en</strong>saba que ésta podría expulsar toda clase <strong>de</strong> partículas <strong>el</strong>em<strong>en</strong>tales<br />

capaces <strong>de</strong> aniquilamos, pero <strong>el</strong> argum<strong>en</strong>to ti<strong>en</strong>e una vía <strong>de</strong> escape: hay<br />

una singularidad que ya observamos al escudriñar nuestro pasado y que no<br />

nos causa problema alguno: <strong>el</strong> big bang, la singularidad que dio orig<strong>en</strong> al<br />

<strong>universo</strong>.[23] Así pues, contemplar una singularidad no ti<strong>en</strong>e por qué ser<br />

fatal.<br />

Pero contemplar una singularidad es sólo un problema más. Si sólo hubiera<br />

materia normal <strong>de</strong> d<strong>en</strong>sidad positiva <strong>en</strong> juego (todo aqu<strong>el</strong>lo que estamos<br />

habituados a ver, como protones, neutrones, <strong>el</strong>ectrones y radiación<br />

<strong>el</strong>ectromagnética), <strong>el</strong> horizonte <strong>de</strong> Cauchy se comportaría <strong>de</strong> forma<br />

inestable. Es <strong>de</strong>cir, cualquier onda perturbadora que circulara a lo largo <strong>de</strong><br />

él crecería <strong>en</strong> int<strong>en</strong>sidad hasta que las condiciones se hicieran totalm<strong>en</strong>te<br />

impre<strong>de</strong>cibles. Una supercivilización podría sacar partido <strong>de</strong> esa<br />

inestabilidad. Por ejemplo, un lápiz colocado <strong>de</strong> punta sobre la palma <strong>de</strong> la<br />

mano es inestable pero, si somos lo sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te hábiles y rápidos<br />

movi<strong>en</strong>do la mano hacia los lados, po<strong>de</strong>mos conseguir que se mant<strong>en</strong>ga<br />

vertical. El diseño <strong>de</strong> algunos aviones mo<strong>de</strong>rnos los hace<br />

int<strong>en</strong>cionadam<strong>en</strong>te inestables <strong>en</strong> vu<strong>el</strong>o para increm<strong>en</strong>tar su<br />

maniobrabilidad, confiando al ord<strong>en</strong>ador <strong>de</strong> a bordo la gestión activa <strong>de</strong><br />

esa inestabilidad. En <strong>el</strong> caso <strong>de</strong> un agujero negro, sería difícil <strong>de</strong> lograr <strong>en</strong><br />

la práctica. Si se diera una inestabilidad, la singularidad podría bloquear <strong>el</strong>


paso d<strong>el</strong> viajero d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> a través d<strong>el</strong> horizonte <strong>de</strong> Cauchy. Ya no vería<br />

una singularidad a lo lejos, sino que se daría materialm<strong>en</strong>te <strong>de</strong> bruces con<br />

<strong>el</strong>la. Como se m<strong>en</strong>cionaba anteriorm<strong>en</strong>te, para saber si nuestro astronauta<br />

sobreviviría a ese «paso por la habitación <strong>en</strong> llamas», necesitamos una<br />

teoría <strong>de</strong> la gravitación cuántica. En cualquier caso, <strong>el</strong> viaje parece<br />

ciertam<strong>en</strong>te p<strong>el</strong>igroso.<br />

Pero todavía exist<strong>en</strong> otras alternativas para construir máquinas d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>,<br />

y algunas <strong>de</strong> <strong>el</strong>las obvian esas dificulta<strong>de</strong>s.


Agujeros <strong>de</strong> gusano<br />

En 1988, Kip Thorne y sus colegas <strong>de</strong> Caltech Mike Morris y Ulvi<br />

Yurtsever mostraron la manera <strong>de</strong> realizar <strong>viajes</strong> al pasado por medio <strong>de</strong><br />

agujeros <strong>de</strong> gusano. Como vimos <strong>en</strong> <strong>el</strong> primer capítulo, los agujeros <strong>de</strong><br />

gusano son tún<strong>el</strong>es que conectan dos regiones distantes d<strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong>.<br />

P<strong>en</strong>semos <strong>en</strong> <strong>el</strong> agujero que un gusano hace <strong>en</strong> una manzana; <strong>el</strong> gusano<br />

pue<strong>de</strong> ir más <strong>de</strong>prisa <strong>de</strong> un lado a otro a través d<strong>el</strong> agujero que<br />

arrastrándose sobre la superficie curva exterior. Podría existir un agujero<br />

<strong>de</strong> gusano que tuviera una boca cerca <strong>de</strong> la Tierra y la otra junto a Alfa<br />

C<strong>en</strong>tauro (véase <strong>el</strong> diagrama <strong>en</strong> la figura 15). De este modo, habría dos<br />

formas <strong>de</strong> viajar a un planeta <strong>en</strong> la vecindad <strong>de</strong> dicha estr<strong>el</strong>la: 1) tomar la<br />

ruta larga normal, que se exti<strong>en</strong><strong>de</strong> 4 años luz <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio ordinario, o 2)<br />

saltar a través d<strong>el</strong> agujero <strong>de</strong> gusano, lo que quizá repres<strong>en</strong>taría un viaje <strong>de</strong><br />

ap<strong>en</strong>as 10 metros.<br />

FIGURA 15. Geometrías <strong>de</strong> un agujero <strong>de</strong> gusano y un motor <strong>de</strong><br />

distorsión.<br />

¿Qué aspecto t<strong>en</strong>dría ese agujero <strong>de</strong> gusano? Un, agujero negro se parece a<br />

una gran bola <strong>de</strong> color negro mate <strong>de</strong> un juego <strong>de</strong> bolos (si saltamos d<strong>en</strong>tro<br />

<strong>de</strong> <strong>el</strong>la, nunca regresaremos), pero <strong>el</strong> agujero <strong>de</strong> gusano (suponi<strong>en</strong>do que <strong>el</strong><br />

tún<strong>el</strong> sea corto) se asemeja más bi<strong>en</strong> a una <strong>de</strong> esas bolas plateadas que<br />

cu<strong>el</strong>gan <strong>de</strong> un árbol <strong>de</strong> Navidad y que reflejan todo <strong>el</strong> <strong>en</strong>torno que las<br />

ro<strong>de</strong>a. Sin embargo, no sería la habitación y <strong>el</strong> propio árbol lo que<br />

veríamos reproducido <strong>en</strong> <strong>el</strong>la, sino los alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> Alfa C<strong>en</strong>tauro. Si<br />

saltamos al interior <strong>de</strong> esa bola iremos a parar, como Alicia <strong>en</strong> <strong>el</strong> país <strong>de</strong><br />

las maravillas, a un lugar completam<strong>en</strong>te distinto, a un jardín <strong>de</strong> un planeta<br />

próximo a Alfa C<strong>en</strong>tauro, tal vez. Una vez allí, si contemplamos <strong>de</strong> nuevo<br />

la bola veremos nuestro lugar <strong>de</strong> partida. El agujero <strong>de</strong> gusano constituye


una puerta <strong>de</strong> doble s<strong>en</strong>tido. Un notable grabado <strong>de</strong> Escher (figura 16)<br />

muestra <strong>el</strong> aspecto que t<strong>en</strong>dría la «boca» <strong>de</strong> un agujero <strong>de</strong> gusano situado<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio profundo, si la boca contraria se hallara <strong>en</strong> una habitación <strong>de</strong><br />

la Tierra (cuando observamos la boca esférica <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio profundo, no<br />

contemplamos <strong>el</strong> producto <strong>de</strong> un reflejo; <strong>en</strong> lugar <strong>de</strong> <strong>el</strong>lo, estamos vi<strong>en</strong>do a<br />

través d<strong>el</strong> corto tún<strong>el</strong> una imag<strong>en</strong> distorsionada <strong>de</strong> la habitación don<strong>de</strong> se<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>el</strong> otro extremo d<strong>el</strong> agujero). Escher realizó <strong>el</strong> dibujo <strong>en</strong> 1921,<br />

mucho antes <strong>de</strong> que Thorne y sus colegas com<strong>en</strong>zaran a hablar <strong>de</strong> agujeros<br />

<strong>de</strong> gusano.<br />

FIGURA 16. La esfera (1921), <strong>de</strong> MC, Escher.<br />

Aspecto que t<strong>en</strong>dría la boca <strong>de</strong> un agujero <strong>de</strong> gusano.<br />

Un rayo <strong>de</strong> luz tarda alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> cuatro años <strong>en</strong> alcanzar Alfa C<strong>en</strong>tauro<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Tierra si viaja a través d<strong>el</strong> espacio ordinario, pero po<strong>de</strong>mos<br />

ad<strong>el</strong>antarnos a él si tomamos <strong>el</strong> atajo d<strong>el</strong> agujero <strong>de</strong> gusano. Como <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

caso <strong>de</strong> las cuerdas cósmicas, siempre que podamos ad<strong>el</strong>antar a un rayo <strong>de</strong><br />

luz mediante un atajo, <strong>el</strong> viaje al pasado es posible.<br />

Si <strong>en</strong>contrásemos un agujero <strong>de</strong> gusano Tierra-Alfa C<strong>en</strong>tauro, podríamos<br />

zambullirnos <strong>en</strong> él <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la. Tierra, pongamos <strong>en</strong> <strong>el</strong> año 3000, y emerger<br />

<strong>en</strong> Alfa C<strong>en</strong>tauro. Pero ¿cuándo? No apareceríamos <strong>en</strong> <strong>el</strong> año 3000, sino,<br />

quizás, <strong>en</strong> 2990. Asimismo, si emergiéramos <strong>en</strong> <strong>el</strong> año 2990 <strong>en</strong> Alfa<br />

C<strong>en</strong>tauro, podríamos regresar a la Tierra al 99,5% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz<br />

y llegar a <strong>el</strong>la unos cuatro años más tar<strong>de</strong>, <strong>en</strong> 2994. Es <strong>de</strong>cir, estaríamos <strong>de</strong><br />

vu<strong>el</strong>ta seis años antes <strong>de</strong> nuestra partida. Podríamos hacer <strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> la<br />

Tierra durante esos seis años y acudir a nuestra propia partida <strong>en</strong> <strong>el</strong> año<br />

3000. Habríamos realizado un viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> a un suceso <strong>de</strong> nuestro<br />

propio pasado.


Supongamos, por <strong>el</strong> contrario, que las dos bocas estuvieran sincronizadas<br />

(como Alfa C<strong>en</strong>tauro y la Tierra no se muev<strong>en</strong> a gran v<strong>el</strong>ocidad la una<br />

respecto a la otra, los observadores situados <strong>en</strong> ambos lugares podrían<br />

sincronizar sus r<strong>el</strong>ojes y ponerse <strong>de</strong> acuerdo sobre <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>). Al<br />

zambullirnos <strong>en</strong> <strong>el</strong> agujero <strong>de</strong> gusano <strong>el</strong> 1 <strong>de</strong> <strong>en</strong>ero <strong>de</strong> 3000, emergeríamos<br />

<strong>en</strong> Alfa C<strong>en</strong>tauro exactam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la misma fecha. En este caso no habría<br />

viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Thorne y sus colegas afirmaron que las dos bocas<br />

podrían ser <strong>de</strong>sincronizadas arrastrando <strong>en</strong> círculo la boca ubicada <strong>en</strong> la<br />

Tierra a una v<strong>el</strong>ocidad próxima a la <strong>de</strong> la luz. Esto podría lograrse<br />

acercando una nave espacial <strong>de</strong> masa a dicha boca y <strong>de</strong>jando simplem<strong>en</strong>te<br />

que ésta «cayera» por gravedad hacia la nave. Cuando la nave com<strong>en</strong>zase<br />

a ac<strong>el</strong>erar, la boca d<strong>el</strong> agujero <strong>de</strong> gusano la seguiría como un cachorrillo.<br />

De esta forma sería preciso que la boca se moviera a v<strong>el</strong>ocida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> hasta<br />

<strong>el</strong> 99,5% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz. Com<strong>en</strong>zando <strong>el</strong> 1 <strong>de</strong> <strong>en</strong>ero <strong>de</strong> 3000, si<br />

nos llevásemos la boca d<strong>el</strong> agujero hasta un punto situado a 2,5 años luz <strong>de</strong><br />

aquí y la trajéramos <strong>de</strong> regreso, todo <strong>el</strong>lo al 99,5% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la<br />

luz, los observadores <strong>de</strong> la Tierra verían que ese viaje <strong>de</strong> ida y vu<strong>el</strong>ta <strong>de</strong><br />

cinco años luz <strong>de</strong> recorrido habría durado unos cinco años; la boca estaría<br />

otra vez <strong>en</strong> <strong>el</strong> mismo sitio <strong>el</strong> 10 <strong>de</strong> <strong>en</strong>ero <strong>de</strong> 3005.<br />

Imaginemos a un astronauta dotado <strong>de</strong> un r<strong>el</strong>oj y s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> la mitad d<strong>el</strong><br />

tún<strong>el</strong> d<strong>el</strong> agujero <strong>de</strong> gusano. <strong>Los</strong> observadores <strong>de</strong> la Tierra verían que ese<br />

r<strong>el</strong>oj va muy <strong>de</strong>spacio (diez veces más l<strong>en</strong>to que <strong>el</strong> <strong>de</strong> <strong>el</strong>los, dado que v<strong>en</strong><br />

<strong>el</strong> ir y v<strong>en</strong>ir d<strong>el</strong> astronauta, junto con la boca, al 99,5% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong><br />

la luz. En este punto es necesario recordar que la r<strong>el</strong>atividad especial<br />

señala que los r<strong>el</strong>ojes <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to avanzan más <strong>de</strong>spacio. Un r<strong>el</strong>oj que<br />

se mueva al 99,5% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz <strong>en</strong> un viaje <strong>de</strong> ida y vu<strong>el</strong>ta<br />

como ése, marcharía diez veces más <strong>de</strong>spacio que uno que se hallara <strong>en</strong> la<br />

Tierra, <strong>de</strong>bido a que <strong>el</strong> factor <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> [1 – (v/c)2]1/2 valdría 0,1 <strong>en</strong> este<br />

caso. Cuando <strong>el</strong> agujero <strong>de</strong> gusano regresa a la Tierra, <strong>el</strong> astronauta ha<br />

<strong>en</strong>vejecido sólo medio año <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la partida —es <strong>de</strong>cir, 5 años dividido por<br />

10—. Mi<strong>en</strong>tras tanto, la boca d<strong>el</strong> agujero cercana a Alfa C<strong>en</strong>tauro no se ha<br />

movido, ya que nada ha tirado <strong>de</strong> <strong>el</strong>la. Por otra parte, la longitud d<strong>el</strong> tún<strong>el</strong><br />

no se altera <strong>en</strong> todo <strong>el</strong> viaje, siempre mi<strong>de</strong> 3 metros. Como la masa y la


<strong>en</strong>ergía d<strong>el</strong> tún<strong>el</strong> no cambian, las ecuaciones <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> nos dic<strong>en</strong> que su<br />

geometría tampoco lo hará. T<strong>en</strong>drá siempre la misma longitud; sólo<br />

cambiarán los lugares que interconecta. Aguardamos hasta que la boca d<strong>el</strong><br />

agujero <strong>de</strong> gusano próxima a la Tierra regrese —es <strong>el</strong> 19 <strong>de</strong> <strong>en</strong>ero <strong>de</strong> 3005<br />

<strong>en</strong> la Tierra— y saltamos a su interior. Al recorrer 1,5 metros,<br />

<strong>en</strong>contramos al astronauta. Habrá <strong>en</strong>vejecido sólo 6 meses durante <strong>el</strong> viaje,<br />

por lo que su r<strong>el</strong>oj marcará <strong>el</strong> 1 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 3000. Si avanzamos 1,5 metros<br />

más emergeremos junto a Alfa C<strong>en</strong>tauro, don<strong>de</strong> también es <strong>el</strong> 1 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong><br />

3000. ¿Por qué? Porque, visto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la estr<strong>el</strong>la, <strong>el</strong> astronauta no se ha<br />

movido y su r<strong>el</strong>oj, que ha avanzado 6 meses <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> comi<strong>en</strong>zo, sigue<br />

sincronizado con los r<strong>el</strong>ojes <strong>de</strong> aquélla. Tras aparecer junto a Alfa<br />

C<strong>en</strong>tauro <strong>el</strong> 1 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 3000, si tomamos una nave espacial que viaje al<br />

99,5% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz por <strong>el</strong> espacio ordinario, po<strong>de</strong>mos hacer <strong>el</strong><br />

camino <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta <strong>en</strong> poco más <strong>de</strong> cuatro años y llegar a la Tierra <strong>el</strong> 8 <strong>de</strong><br />

julio <strong>de</strong> 3004. Regresaríamos casi 6 meses antes <strong>de</strong> nuestra partida.<br />

Bastaría con esperar paci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te hasta <strong>el</strong> 1 <strong>de</strong> <strong>en</strong>ero <strong>de</strong> 3005 y <strong>en</strong>tonces<br />

podríamos <strong>de</strong>cimos adiós a nosotros mismos; <strong>de</strong> nuevo estaríamos<br />

visitando un suceso <strong>de</strong> nuestro pasado.<br />

En este caso, al igual que <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>de</strong> las cuerdas cósmicas <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to,<br />

hay un mom<strong>en</strong>to antes d<strong>el</strong> cual <strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> es imposible. Si<br />

viviéramos <strong>en</strong> la Tierra <strong>en</strong> <strong>el</strong> año 3005, podríamos usar la máquina d<strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> para visitar la Tierra <strong>en</strong> <strong>el</strong> año 3004, pero no <strong>en</strong> <strong>el</strong> año 2001,<br />

porque pert<strong>en</strong>ece a una época anterior a la <strong>de</strong> la exist<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> la máquina.<br />

Nadie que se halle <strong>en</strong> la Tierra <strong>en</strong> <strong>el</strong> año 2001 podrá ver viajero d<strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong>, pero qui<strong>en</strong> se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre <strong>en</strong> nuestro planeta <strong>en</strong> <strong>el</strong> año 3004 se<br />

podría tropezar perfectam<strong>en</strong>te con alguno. Una vez las bocas d<strong>el</strong> agujero<br />

<strong>de</strong> gusano han sido sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te <strong>de</strong>sincronizadas, <strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong><br />

es posible. Más tar<strong>de</strong>, <strong>en</strong> <strong>el</strong> año 3500 tal vez, si procediéramos a mover la<br />

boca d<strong>el</strong> agujero que hay <strong>en</strong> <strong>el</strong> lado <strong>de</strong> Alfa C<strong>en</strong>tauro, podríamos volver a<br />

sincronizar las bocas, lo que cerraría la época <strong>de</strong> los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

De este modo <strong>de</strong>struiríamos la máquina que construimos. Sólo se pue<strong>de</strong><br />

utilizar mi<strong>en</strong>tras existe.


Hace falta material exótico para mant<strong>en</strong>er abierto un agujero <strong>de</strong> gusano, lo<br />

que permite que un viajero pueda atravesarlo. <strong>Los</strong> rayos <strong>de</strong> luz que<br />

converg<strong>en</strong> <strong>en</strong> la boca cercana a la Tierra pasan a través d<strong>el</strong> agujero y se<br />

difund<strong>en</strong> al salir por la <strong>de</strong> Alfa C<strong>en</strong>tauro. Esto se <strong>de</strong>be a los efectos<br />

repulsivos originados por la materia con d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía negativa, una<br />

sustancia a la que t<strong>en</strong>dríamos que añadirle <strong>en</strong>ergía para conseguir que ésta<br />

vu<strong>el</strong>va a ser cero. Sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te exist<strong>en</strong> efectos cuánticos que<br />

produc<strong>en</strong>, <strong>de</strong> forma real, una d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía negativa. Por <strong>el</strong>lo,<br />

Thorne y sus colaboradores confían <strong>en</strong> que una supercivilización futura<br />

pueda hacer uso <strong>de</strong> tales efectos para mant<strong>en</strong>er abierto un agujero <strong>de</strong><br />

gusano. Otro problema por resolver es cómo situar las bocas <strong>de</strong> un agujero<br />

<strong>de</strong> gusano <strong>en</strong> los lugares <strong>de</strong>seados. Tal vez existan ya agujeros <strong>de</strong> gusano<br />

microscópicos, <strong>de</strong> 10-33 c<strong>en</strong>tímetros <strong>de</strong> longitud, que conect<strong>en</strong> muchos<br />

lugares y <strong>tiempo</strong>s <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong>. Una supuesta supercivilización<br />

podría ser capaz <strong>de</strong> aum<strong>en</strong>tar <strong>el</strong> tamaño <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> <strong>el</strong>los hasta lograr que<br />

una nave espacial pasara a través <strong>de</strong> él.<br />

Dado que los agujeros <strong>de</strong> gusano se manti<strong>en</strong><strong>en</strong> abiertos gracias a la materia<br />

<strong>de</strong> d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía negativa, son estables, evitan las singularida<strong>de</strong>s que<br />

implica <strong>el</strong> teorema <strong>de</strong> Tipler y pued<strong>en</strong> dar lugar a una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong><br />

sin <strong>el</strong> riesgo <strong>de</strong> formar un agujero negro. No obstante, sigu<strong>en</strong> estando<br />

sujetos a efectos cuánticos que pued<strong>en</strong> perturbar su funcionami<strong>en</strong>to, algo<br />

<strong>de</strong> lo que volveremos a hablar <strong>en</strong> <strong>el</strong> capítulo 4.<br />

El motor <strong>de</strong> distorsión<br />

El agujero <strong>de</strong> gusano ti<strong>en</strong>e una alternativa gem<strong>el</strong>a: <strong>el</strong> motor <strong>de</strong> distorsión.<br />

En Star Trek, la tripulación <strong>de</strong> la nave Enterprise utilizaba un motor <strong>de</strong><br />

distorsión para alterar <strong>el</strong> espacio, a fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r viajar <strong>en</strong>tre las estr<strong>el</strong>las a<br />

v<strong>el</strong>ocida<strong>de</strong>s superiores a la <strong>de</strong> la luz.[24] El físico mexicano Migu<strong>el</strong><br />

Alcubierre se tomó la i<strong>de</strong>a <strong>en</strong> serio y mostró cómo podría funcionar un<br />

motor <strong>de</strong> distorsión, para lo cual empleó lo principios <strong>de</strong> la r<strong>el</strong>atividad


g<strong>en</strong>eral. En este caso, tomaríamos un camino <strong>de</strong> cuatro años luz <strong>en</strong>tre la<br />

Tierra y Alfa C<strong>en</strong>tauro y curvaríamos ese espacio <strong>de</strong> tal modo que la<br />

distancia <strong>en</strong>tre ambas a través d<strong>el</strong> «canal» resultante sería <strong>de</strong> sólo diez<br />

metros.<br />

El método se podría visualizar <strong>de</strong> la manera sigui<strong>en</strong>te:<br />

Imaginemos que somos una hormiga que vive sobre la mesa d<strong>el</strong> jardín y<br />

que <strong>de</strong>seamos visitar a otra hormiga que vive <strong>en</strong> la parte inferior d<strong>el</strong><br />

tablero.[25] Para <strong>en</strong>contrarnos con nuestra amiga, podríamos caminar<br />

medio metro hasta <strong>el</strong> bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la mesa, bajar un par <strong>de</strong> c<strong>en</strong>tímetros por <strong>el</strong><br />

canto y, finalm<strong>en</strong>te, correr otro medio metro cabeza abajo. La distancia<br />

total recorrida sería 1 metro y 2 c<strong>en</strong>tímetros. También podríamos taladrar<br />

<strong>el</strong> tablero y escabullimos por <strong>el</strong> orificio, que t<strong>en</strong>dría 2 c<strong>en</strong>tímetros <strong>de</strong> largo<br />

(un auténtico agujero <strong>de</strong> gusano). Una tercera forma <strong>de</strong> alcanzar la cara<br />

inferior d<strong>el</strong> tablero sería tomar un serrucho y practicar una h<strong>en</strong>didura <strong>de</strong><br />

medio metro <strong>de</strong> longitud <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> bor<strong>de</strong> hasta <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong> tablero, don<strong>de</strong><br />

nos hallamos. De este modo, recorri<strong>en</strong>do sólo 2 c<strong>en</strong>tímetros —esta vez por<br />

<strong>el</strong> fondo <strong>de</strong> la h<strong>en</strong>didura— podríamos visitar a nuestra amiga. A las otras<br />

hormigas que <strong>de</strong>ambulan por <strong>el</strong> tablero la mesa les seguiría pareci<strong>en</strong>do la<br />

misma, siempre que no se acerqu<strong>en</strong> <strong>de</strong>masiado a la línea <strong>de</strong> corte. Si <strong>el</strong><br />

material <strong>de</strong> la mesa fuera <strong>de</strong> goma blanda, podría ser <strong>de</strong>formada para<br />

producir la h<strong>en</strong>didura sin necesidad <strong>de</strong> cortar; bastaría con presionar<br />

fuertem<strong>en</strong>te <strong>el</strong> bor<strong>de</strong> d<strong>el</strong> tablero <strong>de</strong> goma hasta hacerlo retroce<strong>de</strong>r medio<br />

metro hacia <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro. Sin cambiar la topología <strong>de</strong> la mesa (no hemos<br />

practicado agujero alguno), habríamos alterado la forma d<strong>el</strong> tablero<br />

curvándolo. Este es <strong>el</strong> mecanismo d<strong>el</strong> motor <strong>de</strong> distorsión.<br />

Si observamos la figura 15, notaremos la similitud <strong>en</strong>tre la geometría d<strong>el</strong><br />

agujero <strong>de</strong> gusano (arriba) y la d<strong>el</strong> motor <strong>de</strong> distorsión (abajo). Para<br />

g<strong>en</strong>erar la geometría asociada a un canal <strong>de</strong> distorsión <strong>en</strong>tre la Tierra y<br />

Alfa C<strong>en</strong>tauro, Alcubierre <strong>en</strong>contró que se requiere tanto materia ordinaria<br />

con d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía positiva como materia exótica con d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong><br />

<strong>en</strong>ergía negativa. Con su solución, un camino tubular curvado <strong>en</strong> <strong>el</strong>


espacio<strong>tiempo</strong> nos conduciría rápidam<strong>en</strong>te a Alfa C<strong>en</strong>tauro, y otra<br />

<strong>de</strong>formación similar nos <strong>de</strong>volvería a la Tierra, también rápidam<strong>en</strong>te.<br />

Podríamos ir a Alfa C<strong>en</strong>tauro y estar <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta <strong>en</strong> la Tierra ese mismo día a<br />

<strong>tiempo</strong> para almorzar. El propio Alcubierre indicaba que, puesto que su<br />

motor <strong>de</strong> distorsión permitía ad<strong>el</strong>antar a un rayo <strong>de</strong> luz, futuros<br />

refinami<strong>en</strong>tos podrían llevar a una solución que permitiera <strong>el</strong> viaje al<br />

pasado, aunque no sugería cómo. Poco <strong>de</strong>spués, basándose <strong>en</strong> un<br />

argum<strong>en</strong>to similar al que he utilizado para las cuerdas cósmicas, All<strong>en</strong><br />

Everett, <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Tufts, mostró <strong>el</strong> modo <strong>de</strong> viajar al pasado<br />

mediante dos canales <strong>de</strong> distorsión móviles.[26]<br />

Parece, pues, que G<strong>en</strong>e Rodd<strong>en</strong>berry, <strong>el</strong> creador <strong>de</strong> Star Trek, no andaba<br />

muy <strong>de</strong>scaminado al incluir <strong>en</strong> la serie todos esos episodios <strong>de</strong> <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong>. Sin embargo, <strong>el</strong> físico ruso Sergei Krasnikov <strong>de</strong>mostró por<br />

<strong>de</strong>sgracia que, <strong>en</strong> la práctica, <strong>el</strong> motor <strong>de</strong> distorsión d<strong>el</strong> Enterprise no<br />

permitiría abrir un camino hacia un lugar arbitrario, como suce<strong>de</strong> <strong>en</strong> la<br />

serie. El camino t<strong>en</strong>dría que ser previam<strong>en</strong>te trazado por naves que<br />

avanzaran más <strong>de</strong>spacio que la luz. El Enterprise se asemejaría más a un<br />

tr<strong>en</strong> viajando a lo largo <strong>de</strong> raíles preexist<strong>en</strong>tes que a un todo terr<strong>en</strong>o<br />

moviéndose a voluntad. Una supercivilización futura tal vez podría t<strong>en</strong><strong>de</strong>r<br />

canales <strong>de</strong> distorsión <strong>en</strong>tre estr<strong>el</strong>las para que las naves viajas<strong>en</strong> a través <strong>de</strong><br />

<strong>el</strong>los como si <strong>de</strong> ferrocarriles galácticos se tratara, o bi<strong>en</strong> establecer<br />

conexiones basadas <strong>en</strong> agujeros <strong>de</strong> gusano. Una red <strong>de</strong> canales <strong>de</strong><br />

distorsión sería quizá más fácil <strong>de</strong> crear, pues sólo es necesario alterar <strong>el</strong><br />

espacio exist<strong>en</strong>te <strong>en</strong> lugar <strong>de</strong> establecer nuevos agujeros que conect<strong>en</strong><br />

regiones distantes.


Inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes d<strong>el</strong> viaje al pasado<br />

Como todos los métodos propuestos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> sus inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes,<br />

consi<strong>de</strong>remos una i<strong>de</strong>a más para comunicarnos con <strong>el</strong> pasado: los<br />

taquiones, unas hipotéticas partículas que se muev<strong>en</strong> a una v<strong>el</strong>ocidad<br />

superior a la <strong>de</strong> la luz.<br />

Pero bu<strong>en</strong>o, ¿no habíamos quedado <strong>en</strong> que nada pue<strong>de</strong> viajar más <strong>de</strong>prisa<br />

que <strong>el</strong>la?[27] Es cierto, las partículas normales como esas <strong>de</strong> las que<br />

estamos hechos (protones, neutrones y <strong>el</strong>ectrones) han <strong>de</strong> moverse más<br />

<strong>de</strong>spacio que la luz; <strong>en</strong> caso contrario, violaríamos <strong>el</strong> postulado <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong><br />

<strong>de</strong> que todos los observadores <strong>de</strong>b<strong>en</strong> po<strong>de</strong>r consi<strong>de</strong>rarse a <strong>el</strong>los mismos <strong>en</strong><br />

reposo. Y los fotones siempre viajan a la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz a través d<strong>el</strong><br />

vacío.<br />

Pero imaginemos, como hicieron los físicos S. Tanaka, O. M. P. Bilaniuk,<br />

V. K. Deshpan<strong>de</strong> y E. C. G. Sudarshan a comi<strong>en</strong>zos <strong>de</strong> los años ses<strong>en</strong>ta,<br />

una partícula que viajara siempre más <strong>de</strong>prisa que la luz. El físico<br />

estadounid<strong>en</strong>se Gerald Feinberg la d<strong>en</strong>ominó taquión, d<strong>el</strong> griego tachys,<br />

que significa «v<strong>el</strong>oz». Dado que los taquiones pued<strong>en</strong> ad<strong>el</strong>antar a los rayos<br />

<strong>de</strong> luz tanto a la ida como a la vu<strong>el</strong>ta, con la ayuda <strong>de</strong> un astronauta amigo<br />

podríamos utilizar taquiones para <strong>en</strong>viar una señal a nuestro propio<br />

pasado. Esa era la i<strong>de</strong>a básica que Gregory B<strong>en</strong>ford <strong>de</strong>sarrollaba <strong>en</strong> su<br />

r<strong>el</strong>ato <strong>de</strong> ci<strong>en</strong>cia-ficción Cronopaisaje, <strong>de</strong> 1980. ¿Funcionaría <strong>en</strong> la<br />

realidad?<br />

<strong>Los</strong> taquiones pued<strong>en</strong> ser compatibles con la r<strong>el</strong>atividad especial, pero <strong>en</strong><br />

las ecuaciones <strong>de</strong> la r<strong>el</strong>atividad g<strong>en</strong>eral dan lugar a dilemas. Un taquión<br />

t<strong>en</strong>dría que verse acompañado <strong>de</strong> ondas gravitatorias al igual que un avión<br />

que supera la v<strong>el</strong>ocidad d<strong>el</strong> sonido produce un estampido sónico.[28]<br />

En 1974, utilizando conjuntam<strong>en</strong>te un resultado obt<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> 1972 por F.<br />

C. Jones y mi propia solución <strong>de</strong> las ecuaciones <strong>de</strong> campo <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> para<br />

un taquión <strong>en</strong> un contexto difer<strong>en</strong>te, llegué a la conclusión <strong>de</strong> que un


taquión <strong>de</strong>bería emitir un cono <strong>de</strong> radiación gravitatoria como si <strong>de</strong>jara una<br />

est<strong>el</strong>a tras él. La emisión haría que <strong>el</strong> taquión perdiera <strong>en</strong>ergía y, <strong>de</strong>bido a<br />

la peculiar naturaleza <strong>de</strong> la partícula, se ac<strong>el</strong>erara, alcanzando v<strong>el</strong>ocida<strong>de</strong>s<br />

aún más altas. Sigui<strong>en</strong>do <strong>el</strong> punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> Jones, la línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong><br />

d<strong>el</strong> taquión a través d<strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> adoptaría la forma <strong>de</strong> un amplio<br />

arco. Contemplaríamos las dos ramas asc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes d<strong>el</strong> arco como un<br />

taquión y un antitaquión aproximándose <strong>el</strong> uno al otro a una v<strong>el</strong>ocidad<br />

superior a la <strong>de</strong> la luz, moviéndose cada vez más <strong>de</strong>prisa a medida que se<br />

acercaran, hasta finalm<strong>en</strong>te alcanzar una v<strong>el</strong>ocidad infinita al colisionar y<br />

aniquilarse mutuam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> lo alto d<strong>el</strong> arco. Debido a esa curvatura <strong>en</strong> su<br />

línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong>, los taquiones estarían la mayor parte d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong><br />

moviéndose a una v<strong>el</strong>ocidad ap<strong>en</strong>as superior a la <strong>de</strong> la luz, con lo que no<br />

podrían ser empleados para <strong>en</strong>viar <strong>en</strong>ergía o información más <strong>de</strong>prisa que<br />

la luz más allá <strong>de</strong> una distancia microscópica.[29]<br />

Una última propuesta para viajar al pasado hace uso <strong>de</strong> las antipartículas.<br />

Cierta noche, John Whe<strong>el</strong>er, <strong>de</strong> Princeton, t<strong>el</strong>efoneó a Richard Feynman y<br />

le espetó: «Ya sé por qué todos los <strong>el</strong>ectrones ti<strong>en</strong><strong>en</strong> la misma masa. ¡Son<br />

todos <strong>el</strong> mismo <strong>el</strong>ectrón!». La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Whe<strong>el</strong>er era que un positrón (la<br />

«antipartícula» —partícula <strong>de</strong> idéntica masa y carga opuesta— que forma<br />

pareja con <strong>el</strong> <strong>el</strong>ectrón) podía ser contemplado como un <strong>el</strong>ectrón viajando<br />

hacia atrás <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Para <strong>en</strong>t<strong>en</strong><strong>de</strong>r <strong>el</strong> concepto, imaginémonos<br />

trazando una gran letra N mayúscula <strong>en</strong> un diagrama espaciotemporal <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

que <strong>el</strong> futuro está arriba, <strong>el</strong> pasado, abajo y <strong>el</strong> espacio es horizontal.<br />

Com<strong>en</strong>zando abajo a la izquierda, nos moveríamos hacia arriba a lo largo<br />

d<strong>el</strong> primer trazo <strong>de</strong> la N para repres<strong>en</strong>tar un <strong>el</strong>ectrón <strong>de</strong>splazándose hacia<br />

<strong>el</strong> futuro. Luego bajaríamos <strong>en</strong> diagonal, trazando <strong>el</strong> camino <strong>de</strong> un positrón<br />

como si fuera un <strong>el</strong>ectrón viajando hacia atrás <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Por último,<br />

asc<strong>en</strong><strong>de</strong>ríamos <strong>de</strong> nuevo; sería <strong>el</strong> <strong>el</strong>ectrón otra vez. Esta línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong><br />

<strong>en</strong> forma <strong>de</strong> N se comporta <strong>de</strong> la manera sigui<strong>en</strong>te: si <strong>de</strong>slizamos poco a<br />

poco una regla <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la parte inferior <strong>de</strong> la N hacia arriba, vemos un


<strong>el</strong>ectrón inmóvil a la izquierda y la creación <strong>de</strong> un par <strong>el</strong>ectrón-positrón a<br />

la <strong>de</strong>recha; <strong>el</strong> positrón se mueve <strong>de</strong> <strong>de</strong>recha a izquierda hasta <strong>en</strong>contrarse<br />

con <strong>el</strong> <strong>el</strong>ectrón <strong>de</strong> este lado, mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> <strong>el</strong> que ambos se aniquilan<br />

mutuam<strong>en</strong>te, Podríamos, por supuesto, interpretas la N como si<br />

repres<strong>en</strong>tara tres partículas —dos <strong>el</strong>ectrones y un positrón— moviéndose<br />

hacia d<strong>el</strong>ante <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Whe<strong>el</strong>er p<strong>en</strong>saba que todos los <strong>el</strong>ectrones d<strong>el</strong><br />

<strong>universo</strong> podrían formar parte <strong>de</strong> una larguísima línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> que<br />

zigzagueara ad<strong>el</strong>ante y atrás <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> muchas veces. Cada «zig» se<br />

manifestaría como un <strong>el</strong>ectrón, y cada «zag», como un positrón. <strong>Los</strong><br />

ángulos <strong>en</strong>tre zigs y zags correspon<strong>de</strong>rían a la creación o aniquilación <strong>de</strong><br />

un par <strong>el</strong>ectrón-positrón.<br />

Para que la i<strong>de</strong>a funcione, <strong>el</strong> número <strong>de</strong> positrones y <strong>el</strong>ectrones <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>universo</strong> <strong>de</strong>bería ser aproximadam<strong>en</strong>te <strong>el</strong> mismo <strong>en</strong> todo mom<strong>en</strong>to. Por<br />

<strong>de</strong>sgracia, parece que <strong>en</strong> la actualidad hay muchos más <strong>el</strong>ectrones que<br />

positrones. En cualquier caso, la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que los positrones puedan ser<br />

consi<strong>de</strong>rados <strong>el</strong>ectrones viajando hacia atrás <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> al parecer es<br />

válida y fue utilizada por Feynman <strong>en</strong> sus diagramas para la<br />

<strong>el</strong>ectrodinámica cuántica (<strong>en</strong> <strong>el</strong> marco <strong>de</strong> unos trabajos que le hicieron<br />

merecedor d<strong>el</strong> Premio Nob<strong>el</strong>).<br />

Sería necesario una sucesión <strong>de</strong> acontecimi<strong>en</strong>tos muy poco probables para<br />

que <strong>el</strong> método permitiera viajar al pasado y, asimismo, que nuestra línea <strong>de</strong><br />

<strong>universo</strong> adoptara la forma <strong>de</strong> N. En primer lugar, cerca <strong>de</strong> nosotros y<br />

mediante la <strong>en</strong>ergía <strong>de</strong> varios miles <strong>de</strong> bombas H, <strong>de</strong>beríamos crear un par<br />

«yo/anti-yo» altam<strong>en</strong>te organizado. Esos dos sosias nuestros —<strong>el</strong> «antiyo»,<br />

que repres<strong>en</strong>taría nuestro «zag» hacia atrás <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, y nuestro<br />

otro «yo», que repres<strong>en</strong>taría nuestro retomo al s<strong>en</strong>tido normal d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong><br />

— t<strong>en</strong>drían que reproducirnos exactam<strong>en</strong>te a niv<strong>el</strong> atómico. El «anti-yo»<br />

t<strong>en</strong>dría que v<strong>en</strong>ir a nuestro <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro. Parece extremadam<strong>en</strong>te difícil<br />

lograr que cada partícula d<strong>el</strong> «anti-yo» se canc<strong>el</strong>e con la correspondi<strong>en</strong>te<br />

partícula nuestra, <strong>de</strong> forma que la <strong>en</strong>ergía liberada no disperse nuestras<br />

estructuras corporales antes <strong>de</strong> que la aniquilación se complete. Por <strong>el</strong>lo, si<br />

algún día vemos que una versión antimaterial <strong>de</strong> nosotros mismos se nos


acerca efusivam<strong>en</strong>te, más vale que nos lo p<strong>en</strong>semos dos veces antes <strong>de</strong><br />

darle un abrazo.<br />

El viaje al pasado parece, como mínimo, difícil; así pues, no recomi<strong>en</strong>do al<br />

lector que se dé prisa <strong>en</strong> ir a la ag<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> <strong>viajes</strong>. Se requerirían<br />

condiciones extremas para int<strong>en</strong>tar un proyecto <strong>de</strong> esta clase. Una máquina<br />

d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> para visitar <strong>el</strong> pasado no es algo que podríamos construir <strong>en</strong><br />

nuestro propio garaje, como <strong>el</strong> primer ord<strong>en</strong>ador personal <strong>de</strong> la historia.<br />

Como ya ha manifestado Kip Thorne, sólo estaría al alcance <strong>de</strong> una<br />

supercivilización futura.<br />

Pero los físicos se afanan <strong>en</strong> explorar las posibilida<strong>de</strong>s d<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong>, <strong>en</strong> principio, por una bu<strong>en</strong>a razón: como ya hemos indicado, es<br />

importante estudiar los límites <strong>de</strong> las leyes físicas bajo condiciones<br />

extremas. <strong>Los</strong> físicos insist<strong>en</strong> <strong>en</strong> <strong>de</strong>stacar (especialm<strong>en</strong>te cuando necesitan<br />

dinero para construir un nuevo ac<strong>el</strong>erador <strong>de</strong> partículas) que <strong>el</strong> propio<br />

<strong>universo</strong> <strong>en</strong> sus oríg<strong>en</strong>es era un ac<strong>el</strong>erador <strong>de</strong> esta clase. Al comi<strong>en</strong>zo <strong>de</strong><br />

su carrera ci<strong>en</strong>tífica, Steph<strong>en</strong> Hawking se percató <strong>de</strong> que ciertos teoremas<br />

r<strong>el</strong>ativos a las singularida<strong>de</strong>s que exist<strong>en</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> los agujeros<br />

negros podrían ser aplicables al <strong>universo</strong> primitivo. A través <strong>de</strong> los<br />

estudios <strong>de</strong> las mo<strong>de</strong>rnas cosmologías inflacionarias llegamos a la<br />

conclusión <strong>de</strong> que <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>universo</strong> primitivo tuvo que haber horizontes <strong>de</strong><br />

sucesos como los <strong>de</strong> los agujeros negros, los cuales nos separarían <strong>de</strong><br />

regiones distantes, para siempre fuera <strong>de</strong> nuestro alcance. Un mejor<br />

conocimi<strong>en</strong>to <strong>de</strong> los parámetros físicos asociados a los agujeros negros nos<br />

podría ayudar a <strong>en</strong>t<strong>en</strong><strong>de</strong>r lo que sucedió <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>universo</strong> primitivo.<br />

Una lógica similar es aplicable a las máquinas d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Para comprobar<br />

si las leyes físicas permit<strong>en</strong> viajar al pasado, es imprescindible explorar<br />

situaciones extremas. Un lugar natural para una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> sería<br />

<strong>el</strong> interior <strong>de</strong> un agujero negro. La curvatura espaciotemporal era asimismo<br />

extrema <strong>en</strong> los comi<strong>en</strong>zos d<strong>el</strong> <strong>universo</strong>; ¿existió también allí una máquina<br />

d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>? Si así fue, esto podría explicar su orig<strong>en</strong>.


EL VIAJE EN EL TIEMPO Y EL ORIGEN DEL UNIVERSO<br />

Como quiera que <strong>el</strong> <strong>universo</strong> haya surgido —quizá se haya creado a sí<br />

mismo o quizá no—, <strong>el</strong> único que baja los ojos para contemplarlo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo<br />

más alto, es <strong>el</strong> único que lo sabe o, tal vez, tampoco.


El Rig Veda<br />

Una carta <strong>de</strong> Li-Xin Li<br />

Un día recibí una carta <strong>en</strong> mi <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> Princeton. Era <strong>de</strong> Li-Xin Li, un<br />

estudiante chino que se hallaba interesado <strong>en</strong> v<strong>en</strong>ir a la Universidad <strong>de</strong><br />

Princeton para hacer <strong>el</strong> doctorado <strong>en</strong> astrofísica y trabajar conmigo <strong>en</strong> los<br />

<strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Incluía uno <strong>de</strong> mis artículos sobre <strong>el</strong> tema. Es<br />

frecu<strong>en</strong>te que los alumnos aspirantes <strong>en</strong>ví<strong>en</strong> cartas o adjunt<strong>en</strong> artículos.<br />

Habitualm<strong>en</strong>te, me limito a remitirlos al <strong>de</strong>partam<strong>en</strong>to <strong>de</strong> graduados para<br />

que sean t<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> las reuniones <strong>de</strong> admisión. Pero este caso era<br />

difer<strong>en</strong>te, pues <strong>el</strong> artículo <strong>de</strong> Li-Xin Li me resultaba muy familiar. Lo<br />

había leído y me pareció especialm<strong>en</strong>te grato cuando fue publicado <strong>en</strong> la<br />

Physical Review, Trataba sobre un problema expuesto por Steph<strong>en</strong><br />

Hawking: los efectos cuánticos siempre conspirarían para impedir <strong>el</strong> viaje<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. El ejemplo concreto se refería al viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> mediante<br />

un agujero <strong>de</strong> gusano; las ondas que circularan <strong>en</strong>tre las dos bocas d<strong>el</strong><br />

agujero podrían <strong>de</strong>sarrollar una d<strong>en</strong>sidad infinita —una singularidad— <strong>en</strong><br />

<strong>el</strong> estado cuántico, cerrando la máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> antes <strong>de</strong> que com<strong>en</strong>zara<br />

a operar. Li-Xin Li proponía una ing<strong>en</strong>iosa solución, que consistía <strong>en</strong><br />

colocar una esfera reflectante <strong>en</strong>tre las dos bocas para reflejar las ondas y<br />

<strong>de</strong>t<strong>en</strong>er así la acumulación infinita <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía. Nunca había recibido un<br />

artículo tan trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te <strong>de</strong> un aspirante a alumno. Demostraba que Li era<br />

una <strong>de</strong> las escasas diez personas <strong>en</strong> <strong>el</strong> mundo capaces <strong>de</strong> realizar esos<br />

complejos cálculos cuánticos y, más importante aún, que era algui<strong>en</strong> con<br />

i<strong>de</strong>as originales y, por si fuera poco, estaba interesado <strong>en</strong> los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong>.<br />

Vinieron a mi memoria ciertas historias que había escuchado cuando hacía<br />

mis estudios <strong>de</strong> posdoctorado <strong>en</strong> la Universidad <strong>de</strong> Cambridge, <strong>en</strong> 1975,<br />

acerca <strong>de</strong> la carta que <strong>el</strong> profesor G. H. Hardy recibió <strong>de</strong> un jov<strong>en</strong> indio<br />

llamado S. Ramanujan. En <strong>el</strong> sobre había algunos notables teoremas que <strong>el</strong>


emit<strong>en</strong>te había logrado <strong>de</strong>mostrar. Un amigo <strong>de</strong> Hardy me contó la<br />

anécdota, <strong>el</strong> famoso matemático J. E. Littlewood, qui<strong>en</strong> a sus nov<strong>en</strong>ta años<br />

era nuestro <strong>de</strong>cano <strong>en</strong> <strong>el</strong> Trinity College, un lugar fascinante don<strong>de</strong> es<br />

posible atravesar <strong>el</strong> corredor <strong>en</strong> <strong>el</strong> que <strong>el</strong> jov<strong>en</strong> Isaac Newton daba<br />

palmadas al compás d<strong>el</strong> eco que <strong>de</strong>volvía <strong>el</strong> fondo para medir la v<strong>el</strong>ocidad<br />

d<strong>el</strong> sonido. La c<strong>en</strong>a se sirve todas las noches <strong>en</strong> <strong>el</strong> Gran Salón y al concluir<br />

los socios se retiran escaleras arriba a beber oporto, fumar habanos y<br />

pasarse la tabaquera; una experi<strong>en</strong>cia que verda<strong>de</strong>ram<strong>en</strong>te no es muy<br />

distinta <strong>de</strong> la <strong>de</strong> ser transportado al pasado por una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

[30]<br />

<strong>Los</strong> veteranos <strong>en</strong>treti<strong>en</strong><strong>en</strong> a sus colegas más jóv<strong>en</strong>es con historias sobre la<br />

g<strong>en</strong>te d<strong>el</strong> Trinity, <strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es se contaron personajes como Lord Alfred<br />

T<strong>en</strong>nyson, Lord Byron y James Clerk Maxw<strong>el</strong>l. Cuando era estudiante,<br />

Byron solía <strong>de</strong>jar su oso domesticado, atado a la fu<strong>en</strong>te d<strong>el</strong> patio. Newton<br />

permaneció fuera d<strong>el</strong> Trinity durante los años <strong>de</strong> la peste, periodo <strong>en</strong> <strong>el</strong> que<br />

<strong>de</strong>sarrolló <strong>el</strong> cálculo y aplicó <strong>el</strong> concepto <strong>de</strong> la gravitación a la órbita <strong>de</strong> la<br />

Luna.<br />

Hardy había mostrado la carta <strong>de</strong> Ramanujan a Littlewood, diciéndole que<br />

aqu<strong>el</strong>los teoremas t<strong>en</strong>ían que proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> un matemático <strong>de</strong> primera fila.<br />

De ese modo, Ramanujan fue invitado a asistir al Trinity College. Juntos,<br />

Hardy y Ramanujan <strong>el</strong>aboraron uno <strong>de</strong> los teoremas más notables <strong>de</strong> la<br />

teoría <strong>de</strong> números: la fórmula para estimar con precisión <strong>el</strong> número <strong>de</strong><br />

formas distintas mediante las que es posible obt<strong>en</strong>er una suma dada. En<br />

cierta ocasión <strong>en</strong> la que Ramanujan se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong>fermo, Hardy fue a<br />

visitarlo y, casualm<strong>en</strong>te, le com<strong>en</strong>tó: «He v<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> taxi. Por cierto, que<br />

t<strong>en</strong>ía un número muy estúpido: 1.729». «Qué va a ser estúpido», replicó<br />

Ramanujan. «Se trata <strong>de</strong> un número muy interesante: es <strong>el</strong> más pequeño<br />

que pue<strong>de</strong> ser expresado <strong>de</strong> dos maneras distintas como suma <strong>de</strong> dos<br />

cubos». En efecto, 1.729 = 13 + 123 = 103 + 93 Asombroso, ¿no?<br />

Cuando vi la carta <strong>de</strong> Li-Xin Li, me pregunté si algui<strong>en</strong> podría ser igual <strong>de</strong><br />

extraordinario. En mis muchos años como miembro d<strong>el</strong> jurado <strong>de</strong> los


concursos <strong>de</strong> tal<strong>en</strong>tos ci<strong>en</strong>tíficos <strong>de</strong> Westinghouse e Int<strong>el</strong> —las<br />

competiciones ci<strong>en</strong>tíficas para estudiantes <strong>de</strong> instituto más antiguas y<br />

prestigiosas d<strong>el</strong> país— llegué a la conclusión <strong>de</strong> que <strong>el</strong> mejor indicador d<strong>el</strong><br />

futuro éxito <strong>en</strong> la ci<strong>en</strong>cia es haber llevado a cabo una bu<strong>en</strong>a investigación<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> pasado, mucho mejor que las calificaciones SAT, los títulos o las<br />

cartas <strong>de</strong> recom<strong>en</strong>dación. Me pareció que Li-Xin Li era una gran promesa.<br />

Le recom<strong>en</strong>dé con absoluta convicción a mis colegas y, finalm<strong>en</strong>te, fue<br />

admitido <strong>en</strong> <strong>el</strong> Departam<strong>en</strong>to <strong>de</strong> Astrofísica <strong>de</strong> Princeton.<br />

T<strong>en</strong>ía una bu<strong>en</strong>a i<strong>de</strong>a que proponerle como materia <strong>de</strong> trabajo: la forma <strong>en</strong><br />

que se podría utilizar <strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> para explicar <strong>el</strong> orig<strong>en</strong> d<strong>el</strong><br />

<strong>universo</strong>. Pero para <strong>el</strong>lo era necesario resolver previam<strong>en</strong>te una importante<br />

cuestión: <strong>en</strong>contrar un estado cuántico para <strong>el</strong> <strong>universo</strong> primitivo <strong>en</strong> <strong>el</strong> que<br />

<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> fuera posible.<br />

Li-Xin Li llegó con varios meses <strong>de</strong> ad<strong>el</strong>anto y, aunque aún no había sido<br />

inscrito formalm<strong>en</strong>te como estudiante, no había razón para que no<br />

com<strong>en</strong>zara a trabajar. Por otra parte, cuando uno investiga algo realm<strong>en</strong>te<br />

importante, parece razonable mant<strong>en</strong>er cierta reserva hasta haber obt<strong>en</strong>ido<br />

algún resultado. Li-Xin Li y yo nos <strong>en</strong>contrábamos una vez por semana<br />

para comer y no le contábamos a nadie sobre qué estábamos trabajando.<br />

Aquéllos fueron unos <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tros memorables. Probamos varios<br />

restaurantes locales hasta recalar <strong>en</strong> <strong>el</strong> Orchid Pavilion. En una <strong>de</strong> las<br />

primeras comidas, mi<strong>en</strong>tras discutíamos apasionadam<strong>en</strong>te sobre nuestra<br />

teoría acerca d<strong>el</strong> orig<strong>en</strong> d<strong>el</strong> <strong>universo</strong>, nos topamos con una galletita <strong>de</strong> la<br />

suerte que <strong>de</strong>cía: «Confía <strong>en</strong> tu intuición. El <strong>universo</strong> guía tu vida». Nos<br />

pareció un bu<strong>en</strong> presagio.<br />

Vacíos y protección <strong>de</strong> la cronología<br />

Para contar <strong>el</strong> resto <strong>de</strong> esta historia necesito hablarle al lector <strong>de</strong> los<br />

difer<strong>en</strong>tes tipos <strong>de</strong> vacío, pues ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un pap<strong>el</strong> clave <strong>en</strong> los trabajos que


<strong>de</strong>sarrollamos juntos. No se trata d<strong>el</strong> vacío que produce una aspiradora,<br />

sino <strong>el</strong> que resulta cuando <strong>de</strong> un recinto cerrado sacamos a la g<strong>en</strong>te, los<br />

muebles, <strong>el</strong> aire y hasta las partículas <strong>el</strong>em<strong>en</strong>tales, fotones incluidos. Se<br />

supone que <strong>el</strong> vacío normal ti<strong>en</strong>e d<strong>en</strong>sidad y presión nulas. Pero la<br />

mecánica cuántica nos dice que un espacio vacío no ti<strong>en</strong>e por qué ser<br />

siempre un vacío con d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía nula. En 1948, <strong>el</strong> físico holandés<br />

H<strong>en</strong>drik Casimir observó que si colocamos dos placas conductoras muy<br />

juntas, <strong>el</strong> espacio <strong>en</strong>tre <strong>el</strong>las constituye un vacío con d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía<br />

negativa, es <strong>de</strong>cir, la cantidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía por c<strong>en</strong>tímetro cúbico es,<br />

realm<strong>en</strong>te, inferior a cero. T<strong>en</strong>dríamos que añadir <strong>en</strong>ergía al sistema para<br />

que ésta fuera nula. La figura 17 repres<strong>en</strong>ta <strong>el</strong> vacío <strong>de</strong> Casimir junto a<br />

otros tipos <strong>de</strong> vacío. En todos <strong>el</strong>los, la d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía está<br />

simbolizada por una esfera. Las esferas con sombreado claro repres<strong>en</strong>tan<br />

d<strong>en</strong>sida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía negativas, mi<strong>en</strong>tras que las <strong>de</strong> color oscuro<br />

repres<strong>en</strong>tan d<strong>en</strong>sida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía positivas. La presión <strong>en</strong> las distintas<br />

direcciones está indicada mediante flechas. Una flecha oscura apuntando<br />

hacia fuera repres<strong>en</strong>ta una presión positiva, como la <strong>de</strong> los neumáticos <strong>de</strong><br />

un coche. Una flecha clara apuntando hacia d<strong>en</strong>tro simboliza una presión<br />

negativa, o succión. El vacío <strong>de</strong> Casimir pres<strong>en</strong>ta una presión positiva <strong>en</strong><br />

las direcciones paral<strong>el</strong>as a las superficies <strong>de</strong> las placas y una <strong>el</strong>evada<br />

presión negativa <strong>en</strong> la dirección perp<strong>en</strong>dicular a <strong>el</strong>las, la cual ti<strong>en</strong><strong>de</strong> a<br />

succionar una contra otra. Esta fuerza ha sido medida <strong>en</strong> laboratorio (<strong>en</strong><br />

primer lugar por parte <strong>de</strong> M. J. Sparnaay, <strong>en</strong> 1958, y <strong>de</strong> forma más precisa<br />

por S. K. Lamoreaux, <strong>en</strong> 1997). Así pues, sabemos que <strong>el</strong> vacío <strong>de</strong> Casimir<br />

existe. Cuanto más cerca estén las placas una <strong>de</strong> otra, más negativa será la<br />

d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio <strong>en</strong>tre <strong>el</strong>las.<br />

FIGURA 17. Difer<strong>en</strong>tes tipos <strong>de</strong> vacío.<br />

La materia con d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía negativa es algo muy especial. Abre la


puerta a soluciones <strong>en</strong> la r<strong>el</strong>atividad g<strong>en</strong>eral que van <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los agujeros <strong>de</strong><br />

gusano a los motores <strong>de</strong> distorsión. De hecho, Morris, Thome y Yurtsever<br />

han diseñado un agujero <strong>de</strong> gusano que aprovecha <strong>el</strong> efecto Casimir para<br />

mant<strong>en</strong>er <strong>el</strong> tún<strong>el</strong> abierto. Para que funcione, este tún<strong>el</strong> ha <strong>de</strong> t<strong>en</strong>er una<br />

circunfer<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> mil millones <strong>de</strong> kilómetros. Cada una <strong>de</strong> las bocas<br />

<strong>de</strong>bería estar cubierta por una placa <strong>de</strong> Casimir esférica, <strong>el</strong>éctricam<strong>en</strong>te<br />

cargada. Las placas t<strong>en</strong>drían que estar separadas tan sólo 10-10<br />

c<strong>en</strong>tímetros a través <strong>de</strong> un corto tún<strong>el</strong> que conectara ambas bocas (lo que<br />

concuerda con un límite <strong>en</strong>contrado por L. H. Ford y Thomas A. Roman<br />

para los agujeros <strong>de</strong> gusano, según <strong>el</strong> cual la materia con d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong><br />

<strong>en</strong>ergía negativa ha <strong>de</strong> estar confinada <strong>en</strong> una capa muy fina d<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong><br />

tún<strong>el</strong> d<strong>el</strong> agujero). Des<strong>de</strong> luego, la construcción <strong>de</strong> un agujero <strong>de</strong> gusano<br />

así sería una colosal obra <strong>de</strong> ing<strong>en</strong>iería. La masa total <strong>en</strong> juego es<br />

dosci<strong>en</strong>tos millones <strong>de</strong> veces la d<strong>el</strong> Sol. <strong>Los</strong> astronautas que <strong>de</strong>searan<br />

pasar a través d<strong>el</strong> agujero <strong>de</strong> gusano t<strong>en</strong>drían que evitar ser calcinados por<br />

la radiación, <strong>de</strong>splazada hacia <strong>el</strong> azul, que estaría incidi<strong>en</strong>do sobre las<br />

placas y <strong>de</strong>berían abrir una trampilla <strong>en</strong> cada una <strong>de</strong> éstas, a su <strong>de</strong>bido<br />

<strong>tiempo</strong>, para cruzarlas. No es un asunto nada fácil, pero al m<strong>en</strong>os <strong>el</strong> vacío<br />

<strong>de</strong> Casimir crea esa posibilidad.[31]<br />

<strong>Los</strong> vacíos son también importantes para las cuerdas cósmicas. En <strong>el</strong><br />

interior <strong>de</strong> una cuerda cósmica <strong>de</strong>be existir un estado <strong>de</strong> vacío con una<br />

d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía positiva y una presión negativa <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido longitudinal<br />

(figura 17), lo que crea esa t<strong>en</strong>sión a lo largo <strong>de</strong> la cuerda que la convierte<br />

<strong>en</strong> algo parecido a una banda <strong>el</strong>ástica. D<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> una cuerda cósmica, por<br />

tanto, hay un estado muy peculiar <strong>de</strong> vacío <strong>de</strong> alta <strong>en</strong>ergía.[32]<br />

<strong>Los</strong> estados <strong>de</strong> vacío <strong>de</strong>sempeñan otro pap<strong>el</strong> fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> la<br />

investigación sobre los <strong>viajes</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>; un pap<strong>el</strong> que también aparece<br />

<strong>en</strong> los estudios sobre <strong>el</strong> <strong>universo</strong> primitivo. Steph<strong>en</strong> Hawking p<strong>en</strong>saba que<br />

<strong>el</strong> estado <strong>de</strong> vacío podía estallar al int<strong>en</strong>tar <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> una máquina d<strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong>, alterando la geometría d<strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong>, creando una<br />

singularidad y malogrando nuestro ansiado viaje al pasado. Las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong><br />

Hawking sobre este tema se basan <strong>en</strong> lo que podría suce<strong>de</strong>r <strong>en</strong> un espacio


<strong>de</strong> Misner, un espacio<strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> que originalm<strong>en</strong>te no existe máquina<br />

d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> alguna, pero que <strong>de</strong>sarrolla a la larga una región <strong>de</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong>. Dicha región está separada <strong>de</strong> la que no permite dicho viaje por un<br />

horizonte <strong>de</strong> Cauchy, igual que <strong>en</strong> mi solución basada <strong>en</strong> cuerdas<br />

cósmicas. Po<strong>de</strong>mos imaginar <strong>el</strong> espacio <strong>de</strong> Misner como una habitación<br />

infinita limitada por una pared frontal y una pared trasera. Nosotros<br />

viviríamos <strong>en</strong>tre las dos pare<strong>de</strong>s. Hay una puerta <strong>en</strong> cada una. Al salir por<br />

la puerta d<strong>el</strong>antera <strong>en</strong>traríamos inmediatam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la misma habitación<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la puerta trasera. El espacio <strong>de</strong> Misner está, por lo tanto, arrollado<br />

sobre sí mismo como un cilindro: las pare<strong>de</strong>s d<strong>el</strong>antera y trasera son <strong>en</strong><br />

realidad las dos caras <strong>de</strong> un mismo tabique.<br />

Si esta clase <strong>de</strong> espacio nos produce claustrofobia, las cosas pued<strong>en</strong> ser<br />

aún peores. Notamos que las dos pare<strong>de</strong>s se están acercando la una a la<br />

otra. De hecho, se muev<strong>en</strong> a una v<strong>el</strong>ocidad constante y chocarán <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

futuro, pongamos, <strong>en</strong> una hora. Es como estar atrapados <strong>en</strong> <strong>el</strong> compactador<br />

<strong>de</strong> basura <strong>de</strong> La Guerra <strong>de</strong> las Galaxias (las pare<strong>de</strong>s se aproximan<br />

inexorablem<strong>en</strong>te y nosotros nos hallamos <strong>en</strong> medio). Sin embargo, <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

espacio <strong>de</strong> Misner es posible escapar. Basta con salir por la puerta<br />

d<strong>el</strong>antera; como ya sabemos, volveremos a <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> la misma habitación<br />

por la puerta <strong>de</strong> atrás. Ahora saldremos <strong>de</strong> nuevo por la puerta d<strong>el</strong>antera y<br />

así una y otra vez. Como la distancia <strong>en</strong>tre las pare<strong>de</strong>s se va haci<strong>en</strong>do más<br />

pequeña, cada vez que atravesemos la habitación ganaremos v<strong>el</strong>ocidad con<br />

respecto a <strong>el</strong>la; <strong>de</strong> este modo pasaremos por la habitación una y otra vez,<br />

cada vez más <strong>de</strong>prisa. En poco <strong>tiempo</strong>, la pared d<strong>el</strong>antera se nos acercará<br />

casi a la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz. Como la habitación <strong>en</strong>tera se mueve más y<br />

más rápido respecto a nosotros, según la r<strong>el</strong>atividad especial cada vez nos<br />

resultará más estrecha. Por otra parte, las pare<strong>de</strong>s están realm<strong>en</strong>te más<br />

cerca <strong>en</strong>tre sí <strong>en</strong> cada ocasión. La combinación <strong>de</strong> ambos efectos hará que<br />

atravesemos la habitación un número infinito <strong>de</strong> veces <strong>en</strong> un <strong>tiempo</strong> finito,<br />

medido por nuestro r<strong>el</strong>oj. ¿Adón<strong>de</strong> iremos a parar? Pues a una región <strong>de</strong><br />

viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, tras cruzar un horizonte <strong>de</strong> Cauchy. Ya no estaremos ni<br />

<strong>en</strong> nuestra habitación ni <strong>en</strong> <strong>el</strong> estado <strong>de</strong> Kansas, sino <strong>en</strong> un espacio<strong>tiempo</strong><br />

muy peculiar. La nueva región se parecerá a una hoja <strong>de</strong> pap<strong>el</strong> <strong>en</strong> la que <strong>el</strong>


pasado se halla abajo y <strong>el</strong> futuro, <strong>en</strong> la parte superior, y la cual habremos<br />

arrollado y pegado sus bor<strong>de</strong>s, como <strong>en</strong> la figura 9. Podremos visitar los<br />

mismos sucesos repetidam<strong>en</strong>te. El espacio <strong>de</strong> Misner es, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, un<br />

tanto extraño, pero <strong>el</strong> cálculo <strong>de</strong> lo que <strong>en</strong> él suce<strong>de</strong> es r<strong>el</strong>ativam<strong>en</strong>te<br />

s<strong>en</strong>cillo. A m<strong>en</strong>udo se toma como arquetipo <strong>de</strong> un espacio<strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> que<br />

se crea una máquina d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> (como <strong>en</strong> los casos <strong>de</strong> los agujeros <strong>de</strong><br />

gusano y las cuerdas cósmicas).<br />

<strong>Los</strong> físicos William Hiscock y Deborah Konkowski, <strong>de</strong> la Universidad d<strong>el</strong><br />

estado <strong>de</strong> Montana, calcularon <strong>el</strong> tipo <strong>de</strong> yací o que sería aplicable a un<br />

espacio <strong>de</strong> Misner. Partieron d<strong>el</strong> estado cuántico correspondi<strong>en</strong>te al vacío<br />

normal y analizaron lo que pasaría si <strong>el</strong> recinto don<strong>de</strong> se halla aquél fuera<br />

<strong>en</strong>rollado y sus pare<strong>de</strong>s d<strong>el</strong>antera y trasera, pegadas la una a la otra.<br />

Resulta que las pare<strong>de</strong>s actuarían <strong>en</strong>tonces como placas <strong>de</strong> Casimir<br />

paral<strong>el</strong>as, por lo que Hiscock y Konkowski <strong>en</strong>contraron que d<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong><br />

recinto existiría un vacío <strong>de</strong> Casimir con d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía negativa.<br />

Como ya hemos visto, si salimos <strong>de</strong> un recinto así por la parte d<strong>el</strong>antera<br />

<strong>en</strong>traríamos automáticam<strong>en</strong>te por la parte posterior. Y, conforme<br />

atravesamos <strong>el</strong> recinto una y otra vez, éste se hace progresivam<strong>en</strong>te más<br />

angosto. La distancia <strong>en</strong>tre ambas pare<strong>de</strong>s —<strong>el</strong> perímetro d<strong>el</strong> cilindro— es<br />

cada vez más pequeña. Cuanto más cerca está una pared <strong>de</strong> otra, más<br />

d<strong>el</strong>gado es <strong>el</strong> cilindro y más negativa se hace la d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía d<strong>el</strong><br />

vacío. Finalm<strong>en</strong>te, justo antes <strong>de</strong> que saltemos a la región d<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong>, dicha d<strong>en</strong>sidad crece expon<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te hasta convertirse <strong>en</strong> un<br />

infinito negativo; lo cual produce una curvatura infinita d<strong>el</strong> espacio —una<br />

singularidad—, lo que a su vez podría impedir nuestro acceso a la región<br />

d<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>.<br />

Este hallazgo animó a Steph<strong>en</strong> Hawking a proponer su conjetura <strong>de</strong> la<br />

protección <strong>de</strong> la cronología: <strong>el</strong> hecho <strong>de</strong> que las leyes físicas parezcan<br />

siempre conspirar para impedir <strong>el</strong> viaje al pasado. Si <strong>el</strong> vacío cuántico<br />

crece expon<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> todos los casos, breando una singularidad<br />

cuando estamos a punto <strong>de</strong> <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> una región d<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, y a<br />

<strong>el</strong>lo se un<strong>en</strong> otros efectos in<strong>de</strong>seables anteriorm<strong>en</strong>te m<strong>en</strong>cionados, esa


clase <strong>de</strong> regiones nunca serían accesibles para nosotros.<br />

Decidí reexaminar los cálculos <strong>de</strong> Hiscock y Konkowski, confiando <strong>en</strong> que<br />

podría haber alguna forma <strong>de</strong> superar esas dificulta<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> la misma<br />

manera que <strong>el</strong> <strong>de</strong>scubrimi<strong>en</strong>to por parte <strong>de</strong> Steph<strong>en</strong> Hawking <strong>de</strong> la<br />

radiación que lleva su nombre resolvió ciertos problemas <strong>de</strong> crecimi<strong>en</strong>to<br />

expon<strong>en</strong>cial d<strong>el</strong> vacío <strong>en</strong> las proximida<strong>de</strong>s d<strong>el</strong> horizonte <strong>de</strong> sucesos <strong>de</strong> un<br />

agujero negro.<br />

Le pedí a Li-Xin Li que calculara <strong>el</strong> estado <strong>de</strong> vacío <strong>en</strong> un espacio<strong>tiempo</strong><br />

más simple que incluyera <strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, al que d<strong>en</strong>ominé<br />

espacio<strong>tiempo</strong> <strong>de</strong> la marmota. En la p<strong>el</strong>ícula Atrapado <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>,<br />

m<strong>en</strong>cionada <strong>en</strong> <strong>el</strong> capítulo 2, <strong>el</strong> personaje interpretado por Bill Murray<br />

revivía una y otra vez <strong>el</strong> mismo día, que resultaba ser <strong>el</strong> Día <strong>de</strong> la marmota<br />

(<strong>el</strong> 2 <strong>de</strong> febrero). Todas las noches se acostaba y dormía hasta que sonaba<br />

<strong>el</strong> <strong>de</strong>spertador a las 6:00. Para su consternación, <strong>de</strong>scubría reiteradam<strong>en</strong>te<br />

que eran las seis <strong>de</strong> la mañana d<strong>el</strong> Día <strong>de</strong> la marmota y que volvía a estar<br />

don<strong>de</strong> había com<strong>en</strong>zado. El espacio<strong>tiempo</strong> <strong>de</strong> la marmota resulta<br />

simplem<strong>en</strong>te <strong>de</strong> «pegar» las 6:00 d<strong>el</strong> martes con las 6:00 d<strong>el</strong> miércoles,<br />

formando un cilindro (figura 9). En ese espacio<strong>tiempo</strong>, cuando llegamos a<br />

las 6:00 d<strong>el</strong> miércoles nos hallamos <strong>de</strong> nuevo <strong>en</strong> las 6:00 d<strong>el</strong> martes.<br />

Nuestra línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> es una hélice que va ro<strong>de</strong>ando <strong>el</strong> cilindro a<br />

medida que revivimos, una y otra vez, <strong>el</strong> mismo día. Si viviéramos och<strong>en</strong>ta<br />

años (29.220 días), nuestra línea <strong>de</strong> <strong>universo</strong> ro<strong>de</strong>aría <strong>el</strong> cilindro 29.220<br />

veces y, a medida que <strong>en</strong>vejeciéramos, nos <strong>en</strong>contraríamos con 29.219<br />

copias <strong>de</strong> nosotros mismos que abarcarían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un bebé hasta un<br />

respetable anciano.<br />

En ese esc<strong>en</strong>ario espaciotemporal podríamos jugar al fútbol contra<br />

nosotros mismos; <strong>de</strong> hecho, se podrían asumir todas las posiciones <strong>de</strong><br />

ambos equipos y ser, a la vez, los espectadores. Podríamos ir al estadio,<br />

jugar la primera parte con un equipo, volver hacia atrás <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, jugar<br />

la segunda con <strong>el</strong> contrario y regresar aún muchas veces y s<strong>en</strong>tarnos <strong>en</strong> las<br />

gradas a pres<strong>en</strong>ciar <strong>el</strong> partido, y <strong>en</strong> un asi<strong>en</strong>to distinto cada vez. Nos


parecería una sucesión normal <strong>de</strong> días, pero estaríamos pres<strong>en</strong>ciando los<br />

mismos acontecimi<strong>en</strong>tos repetidam<strong>en</strong>te. El partido t<strong>en</strong>dría siempre <strong>el</strong><br />

mismo resultado: <strong>en</strong> realidad sería un único partido.[33]<br />

Li-Xin Li halló que un vacío normal que <strong>en</strong>volviera <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong><br />

cilíndrico <strong>de</strong> la marmota t<strong>en</strong>dría una d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía y una presión<br />

positivas (figura 17). La d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía y la presión serían pequeñas<br />

y, por lo tanto, no alterarían <strong>de</strong>masiado la geometría. No t<strong>en</strong>dría lugar un<br />

crecimi<strong>en</strong>to expon<strong>en</strong>cial <strong>de</strong> la d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía. Ningún estallido<br />

cuántico d<strong>el</strong> vacío interferiría <strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>en</strong> las situaciones <strong>en</strong> las<br />

que dicho viaje siempre ha estado pres<strong>en</strong>te. En <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> <strong>de</strong> la<br />

marmota, <strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> está disponible <strong>en</strong> todas partes; todo suceso<br />

pue<strong>de</strong> ser visitado <strong>de</strong> nuevo. No hay un horizonte <strong>de</strong> Cauchy que separe<br />

una región d<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>de</strong> otra <strong>en</strong> la que dicho viaje no es<br />

posible. Aun así, <strong>el</strong> vacío que Li-Xin Li <strong>en</strong>contró <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> <strong>de</strong> la<br />

marmota era muy similar al que Hiscock y Konkowski habían hallado <strong>en</strong><br />

la región d<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> d<strong>el</strong> espacio <strong>de</strong> Misner.<br />

Le pedí <strong>en</strong>tonces a Li-Xin Li que calculara <strong>el</strong> vacío normal <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio<br />

<strong>de</strong> Misner, tal como habían hecho Hiscock y Konkowski.[34] Obtuvo los<br />

mismos resultados que <strong>el</strong>los. ¿Había allí alguna solución <strong>de</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

<strong>tiempo</strong> que pudiera funcionar?<br />

En nuestra sigui<strong>en</strong>te comida juntos, Li-Xin Li afirmó:<br />

«T<strong>en</strong>go la respuesta». Había observado que, <strong>en</strong> una geometría dada, hay<br />

más <strong>de</strong> un estado <strong>de</strong> vacío posible, y <strong>en</strong> lugar <strong>de</strong> partir d<strong>el</strong> vacío normal,<br />

com<strong>en</strong>zó sus cálculos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> d<strong>en</strong>ominado vacío <strong>de</strong> Rindler.<br />

El vacío <strong>de</strong> Rindler es <strong>el</strong> estado <strong>de</strong> vacío medido por observadores<br />

ac<strong>el</strong>erados.[35]. Para <strong>en</strong>t<strong>en</strong><strong>de</strong>rlo, <strong>de</strong>bemos saber ante todo que un<br />

astronauta que haga funcionar los motores <strong>de</strong> su nave espacial,<br />

ac<strong>el</strong>erándola <strong>en</strong> <strong>el</strong> s<strong>en</strong>o <strong>de</strong> un vacío normal, <strong>de</strong>tecta fotones. Esa radiación<br />

térmica se d<strong>en</strong>omina radiación <strong>de</strong> Unruh, una radiación que no es visible si


no se está ac<strong>el</strong>erado. ¿De dón<strong>de</strong> vi<strong>en</strong><strong>en</strong> esos fotones? Su <strong>en</strong>ergía proce<strong>de</strong><br />

d<strong>el</strong> vacío normal; es algo así como cuando algui<strong>en</strong> ll<strong>en</strong>a su bolsillo con<br />

dinero real tomando un préstamo y contray<strong>en</strong>do una <strong>de</strong>uda, La <strong>en</strong>ergía que<br />

<strong>el</strong> astronauta «toma prestada» d<strong>el</strong> vacío le hace observar un vacío con una<br />

d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía inferior a cero, un estado <strong>de</strong> vacío llamado vacío <strong>de</strong><br />

Rindler. El vacío <strong>de</strong> Rindler ti<strong>en</strong>e una d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía y una presión<br />

negativas (figura 17), que contrarrestan exactam<strong>en</strong>te la d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong><br />

<strong>en</strong>ergía y presión positivas <strong>de</strong> la radiación <strong>de</strong> Unruh observada por <strong>el</strong><br />

mismo astronauta. De este modo, la d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía total y la presión<br />

total son nulas, tal como correspon<strong>de</strong> al estado <strong>de</strong> vacío normal que<br />

mediría un observador no ac<strong>el</strong>erado como nosotros. El astronauta <strong>de</strong>tecta<br />

fotones, nosotros no. Dis<strong>en</strong>tfremos sobre la clase <strong>de</strong> vacío que nos ro<strong>de</strong>a y<br />

si hay fotones pres<strong>en</strong>tes o no, pero ambos estaremos <strong>de</strong> acuerdo acerca <strong>de</strong><br />

la d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía total. El vacío normal que vemos nosotros equivale<br />

al vacío <strong>de</strong> Rindler que él observa sumado a la radiación <strong>de</strong> Unruh, sólo<br />

<strong>de</strong>tectada por él. Si <strong>el</strong> observador ac<strong>el</strong>erado no apreciara radiación alguna,<br />

concluiría que la d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía es realm<strong>en</strong>te inferior a cero y que se<br />

halla <strong>en</strong> un <strong>universo</strong> con un vacío <strong>de</strong> Rindler puro. El vacío <strong>de</strong> Rindler es<br />

bi<strong>en</strong> conocido (al m<strong>en</strong>os, para los físicos) a la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir <strong>el</strong> estado<br />

<strong>de</strong> vacío para observadores ac<strong>el</strong>erados (para <strong>de</strong>talles adicionales acerca <strong>de</strong><br />

este tipo <strong>de</strong> vacío, véase <strong>el</strong> apartado Notas).<br />

Un vacío <strong>de</strong> Rindler <strong>en</strong> la región d<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> da lugar a una<br />

d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía y a una presión negativas. Pero como <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong><br />

está arrollado <strong>en</strong> la dirección <strong>tiempo</strong>, se añad<strong>en</strong> a <strong>el</strong>lo una d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong><br />

<strong>en</strong>ergía y una presión positivas (tal como ocurría <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio<strong>tiempo</strong> <strong>de</strong> la<br />

marmota). Con los parámetros a<strong>de</strong>cuados, ambos efectos casi se canc<strong>el</strong>an<br />

mutuam<strong>en</strong>te, <strong>de</strong>jando un vacío con d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía y presión nulas,<br />

como <strong>el</strong> vacío normal. Para que así sea, las pare<strong>de</strong>s d<strong>el</strong>antera y trasera d<strong>el</strong><br />

espacio <strong>de</strong> Misner <strong>de</strong>b<strong>en</strong> acercarse la una a la otra al 99,9993% <strong>de</strong> la<br />

v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz.<br />

Se trataba <strong>de</strong> una hermosa solución. Li y yo nos dimos un apretón <strong>de</strong><br />

manos. Ese vacío arrollado <strong>de</strong> Rindler t<strong>en</strong>ía d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong> <strong>en</strong>ergía y presión


nulas a todo lo largo d<strong>el</strong> espacio <strong>de</strong> Misner —tanto <strong>en</strong> la región d<strong>el</strong> viaje<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> como <strong>en</strong> la que <strong>el</strong> viaje no es posible— y resolvía, por lo<br />

tanto, las ecuaciones <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> <strong>de</strong> man<strong>en</strong> exacta.[36] Era una solución<br />

autoconsist<strong>en</strong>te: la geometría, que incluía <strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>, g<strong>en</strong>eraba <strong>el</strong><br />

vacío cuántico a<strong>de</strong>cuado y ese estado <strong>de</strong> vacío, mediante las ecuaciones <strong>de</strong><br />

<strong>Einstein</strong>, producía a su vez la geometría <strong>de</strong> partida. La solución constituía<br />

un contraejemplo <strong>de</strong> peso a la conjetura <strong>de</strong> la protección <strong>de</strong> la cronología,<br />

ya que se refería al propio ejemplo que había llevado a formularla.<br />

Enseguida <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimos los dos que la solución podía ser adaptada para<br />

producir un estado <strong>de</strong> vacío autoconsist<strong>en</strong>te con <strong>de</strong>stino al mod<strong>el</strong>o <strong>de</strong><br />

<strong>universo</strong> primitivo con viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> incluido <strong>en</strong> <strong>el</strong> que estábamos<br />

trabajando. El paso sigui<strong>en</strong>te era <strong>de</strong>mostrarlo. Y lo hicimos. Completar<br />

nuestro artículo sobre cosmología podía llevar meses, así que <strong>de</strong>cidimos<br />

escribir un artículo aparte sobre <strong>el</strong> espacio <strong>de</strong> Misner y <strong>en</strong>viarlo <strong>en</strong>seguida<br />

al Physical Review Letters. Li-Xin Li figuraba como primer autor, pues<br />

era él qui<strong>en</strong> había hecho <strong>el</strong> <strong>de</strong>scubrimi<strong>en</strong>to <strong>de</strong>cisivo.[37] Enviamos <strong>el</strong> texto<br />

<strong>el</strong> 5 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1997, añadi<strong>en</strong>do una frase críptica <strong>en</strong> la que<br />

afirmábamos disponer también <strong>de</strong> una solución autoconsist<strong>en</strong>te para un<br />

tipo <strong>de</strong> espacio que podría ser aplicable a una solución para <strong>el</strong> <strong>universo</strong><br />

primitivo que implicaba <strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Confiábamos <strong>en</strong> que la frase<br />

estableciera nuestra prioridad sobre la i<strong>de</strong>a, sin <strong>de</strong>sv<strong>el</strong>arla todavía.<br />

Mi<strong>en</strong>tras tanto, trabajaríamos fr<strong>en</strong>éticam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> completar los cálculos<br />

para nuestro artículo sobre la creación d<strong>el</strong> <strong>universo</strong>.<br />

En <strong>el</strong> ejemplar <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> Classical and Quantum Gravity apareció<br />

un nuevo artículo <strong>de</strong> Micha<strong>el</strong> J. Cassidy, alumno <strong>de</strong> Steph<strong>en</strong> Hawking, <strong>en</strong><br />

<strong>el</strong> que se <strong>de</strong>mostraba que t<strong>en</strong>ía que existir un estado <strong>de</strong> vacío para <strong>el</strong><br />

espacio <strong>de</strong> Misner que tuviera d<strong>en</strong>sidad y presión nulas <strong>en</strong> todos los<br />

puntos. Cassidy había llegado a esta conclusión razonando sobre <strong>el</strong> vacío<br />

exist<strong>en</strong>te alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> una cuerda cósmica. No sabía <strong>de</strong> qué estado se<br />

trataba; simplem<strong>en</strong>te afirmaba que t<strong>en</strong>ía necesariam<strong>en</strong>te que existir y ser<br />

difer<strong>en</strong>te d<strong>el</strong> que habían usado Hiscock y Konkowski. Por otra parte, <strong>el</strong><br />

estado aparecía cuando las pare<strong>de</strong>s d<strong>el</strong>antera y trasera se aproximaban


<strong>en</strong>tre <strong>el</strong>las al 99,9993% <strong>de</strong> la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong> la luz. ¡El estado cuántico <strong>de</strong><br />

vacío cuya exist<strong>en</strong>cia <strong>de</strong>f<strong>en</strong>día Cassidy era claram<strong>en</strong>te <strong>el</strong> que nosotros<br />

habíamos hallado! Y se nos había ad<strong>el</strong>antado al publicarlo. Nos pareció<br />

que era sólo cuestión <strong>de</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>el</strong> que algui<strong>en</strong> más <strong>en</strong>contrara nuestra<br />

solución, así que colocamos inmediatam<strong>en</strong>te nuestro artículo sobre <strong>el</strong><br />

espacio <strong>de</strong> Misner <strong>en</strong> la web <strong>de</strong>stinada a borradores <strong>de</strong> astrofísica<br />

(www.lanl.gov/archive/astro-ph), don<strong>de</strong> todo <strong>el</strong> mundo pudiera leerlo.<br />

Luego, redoblamos nuestros esfuerzos para t<strong>en</strong>er terminado <strong>el</strong> artículo <strong>de</strong><br />

cosmología lo antes posible (sólo <strong>de</strong>scansamos <strong>el</strong> día <strong>de</strong> Navidad). Lo<br />

pres<strong>en</strong>tamos vía Internet al Physical Review, <strong>en</strong>viándolo por correo<br />

<strong>el</strong>ectrónico justo al acabar <strong>el</strong> año, <strong>el</strong> 30 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1997. Nuestro<br />

artículo sobre <strong>el</strong> espacio <strong>de</strong> Misner fue publicado <strong>en</strong> Physical Review<br />

Letters <strong>el</strong> 6 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1998 y nuestro artículo <strong>de</strong> cosmología —titulado<br />

«¿Pue<strong>de</strong> <strong>el</strong> Universo crearse a sí mismo?»— apareció <strong>el</strong> 29 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong><br />

1998 <strong>en</strong> la versión <strong>el</strong>ectrónica d<strong>el</strong> Physical Review, y <strong>el</strong> 15 <strong>de</strong> julio d<strong>el</strong><br />

mismo año <strong>en</strong> la versión <strong>en</strong> pap<strong>el</strong>.[38] En nuestro artículo <strong>de</strong> cosmología<br />

utilizábamos la i<strong>de</strong>a d<strong>el</strong> viaje <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> para abordar una <strong>de</strong> las<br />

cuestiones más antiguas y misteriosas <strong>de</strong> la cosmología: la <strong>de</strong> la causa<br />

primera.<br />

La cuestión <strong>de</strong> la causa primera<br />

El dilema <strong>de</strong> la causa primera ha inquietado a filósofos y ci<strong>en</strong>tíficos <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

hace dos mil años. Las causas preced<strong>en</strong> a los efectos. Si <strong>de</strong>signamos una<br />

primera causa para <strong>el</strong> <strong>universo</strong>, un escéptico siempre podrá preguntar: «¿Y<br />

qué es lo que dio orig<strong>en</strong> a eso? ¿Qué sucedió con anterioridad?». Para<br />

Aristót<strong>el</strong>es <strong>el</strong> <strong>universo</strong> existía eternam<strong>en</strong>te, hacia <strong>el</strong> pasado y hacia <strong>el</strong><br />

futuro, con lo que no había lugar a esas <strong>en</strong>gorrosas preguntas. Ese mod<strong>el</strong>o<br />

ha atraído también a muchos ci<strong>en</strong>tíficos mo<strong>de</strong>rnos. Newton imaginaba un<br />

<strong>universo</strong> infinito <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio (<strong>en</strong> caso contrario, p<strong>en</strong>saba, colapsaría <strong>en</strong><br />

una única masa) y eterno <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>tiempo</strong>. Cuando <strong>Einstein</strong> <strong>de</strong>sarrolló la<br />

r<strong>el</strong>atividad g<strong>en</strong>eral y la aplicó a la cosmología, su primer mod<strong>el</strong>o


cosmológico fue <strong>el</strong> <strong>universo</strong> estático <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>, <strong>el</strong> cual perduraba<br />

eternam<strong>en</strong>te, sin principio ni final.<br />

En <strong>el</strong> <strong>universo</strong> estático <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>, <strong>el</strong> volum<strong>en</strong> d<strong>el</strong> espacio era finito, ya<br />

que éste se curvaba sobre sí mismo. Po<strong>de</strong>mos tratar <strong>de</strong> <strong>en</strong>t<strong>en</strong><strong>de</strong>rlo<br />

examinando una situación análoga: la superficie <strong>de</strong> la Tierra, que también<br />

se curva sobre sí misma. La superficie terrestre ti<strong>en</strong>e un área finita, pero<br />

carece <strong>de</strong> bor<strong>de</strong> alguno. Colón <strong>de</strong>mostró que navegando siempre hacia <strong>el</strong><br />

oeste, nunca llegábamos al «bor<strong>de</strong>» <strong>de</strong> nuestro planeta, y Balboa <strong>de</strong>mostró,<br />

por su parte, que mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do un mismo rumbo, lo ro<strong>de</strong>ábamos y<br />

regresábamos al punto <strong>de</strong> partida.<br />

La superficie <strong>de</strong> una esfera es un objeto bidim<strong>en</strong>sional; para fijar una<br />

posición <strong>en</strong> <strong>el</strong>la bastan dos coord<strong>en</strong>adas: latitud y longitud. Imaginemos un<br />

planilandés que viviera <strong>en</strong> una superficie así. No le estaría permitido<br />

abandonar tal superficie, pero podría <strong>de</strong>scubrir que <strong>el</strong> lugar don<strong>de</strong> resi<strong>de</strong> es<br />

una esfera y no un piano al observar que, cuando viaja <strong>en</strong> línea recta,<br />

retorna al punto <strong>de</strong> partida. Si dispusiera <strong>de</strong> instrum<strong>en</strong>tos <strong>de</strong> medida,<br />

constataría que la suma <strong>de</strong> los ángulos <strong>de</strong> un triángulo es mayor <strong>de</strong> 180<br />

grados. En otras palabras, su mundo no obe<strong>de</strong>cería las leyes <strong>de</strong> la<br />

geometría euclí<strong>de</strong>a. El planilandés podría incluso construir un triángulo<br />

con los tres ángulos rectos trazando una línea recta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> polo norte a un<br />

punto d<strong>el</strong> ecuador, recorri<strong>en</strong>do un cuarto <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta a lo largo <strong>de</strong> éste y<br />

regresando finalm<strong>en</strong>te a dicho polo. Nunca se podría trazar un triángulo así<br />

<strong>en</strong> una superficie plana, Nuestro planilandés <strong>de</strong>scubriría, pues, que <strong>en</strong><br />

lugar <strong>de</strong> Planilandia vive <strong>en</strong> Esferilandia (D. Burger utilizó este argum<strong>en</strong>to<br />

<strong>en</strong> un r<strong>el</strong>ato con ese título). De manera similar, un linealandés<br />

unidim<strong>en</strong>sional <strong>de</strong>scubriría estar vivi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> Circulolandia <strong>en</strong> vez <strong>de</strong> <strong>en</strong><br />

Linealandia si viajando siempre hacia la <strong>de</strong>recha observan que regresaba al<br />

punto <strong>de</strong> partida.<br />

Un círculo es una versión unidim<strong>en</strong>sional <strong>de</strong> una esfera. A veces, los<br />

matemáticos lo d<strong>en</strong>ominan uno-esfera. Una superficie esférica ordinaria,<br />

tal como la <strong>de</strong> una pompa <strong>de</strong> jabón, es llamada dos-esfera, ya que es


idim<strong>en</strong>sional. En <strong>el</strong> <strong>universo</strong> estático <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>, la geometría d<strong>el</strong><br />

espacio es una tres-esfera, <strong>el</strong> equival<strong>en</strong>te tridim<strong>en</strong>sional <strong>de</strong> la dos-esfera.<br />

<strong>Los</strong> habitantes <strong>de</strong> una tres-esfera viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> un espacio tridim<strong>en</strong>sional que se<br />

curva sobre sí mismo. En <strong>el</strong> s<strong>en</strong>o <strong>de</strong> un espacio <strong>de</strong> esta clase, si viajamos<br />

siempre hacia d<strong>el</strong>ante <strong>en</strong> una nave espacial, regresaremos finalm<strong>en</strong>te al<br />

planeta d<strong>el</strong> que hemos partido —llegando por la parte <strong>de</strong> atrás—, pues lo<br />

que creemos una línea recta es <strong>en</strong> realidad una circunfer<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> longitud<br />

finita. Si salimos <strong>de</strong> la Tierra hacia la <strong>de</strong>recha, acabaremos retornando a<br />

<strong>el</strong>la por la izquierda, y si saliéramos hacia arriba, regresaríamos por abajo.<br />

No importa <strong>en</strong> qué dirección partamos, regresaremos al punto <strong>de</strong> partida<br />

tras haber recorrido una distancia igual a la longitud <strong>de</strong> la circunfer<strong>en</strong>cia<br />

<strong>de</strong> la tres-esfera. Esa tres-esfera podría ser muy gran<strong>de</strong> y t<strong>en</strong>er quizás una<br />

circunfer<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> diez mil millones <strong>de</strong> años luz. Viajando a una v<strong>el</strong>ocidad<br />

m<strong>en</strong>or que la <strong>de</strong> la luz, tardaríamos más <strong>de</strong> diez mil millones <strong>de</strong> años <strong>en</strong><br />

ro<strong>de</strong>as <strong>el</strong> <strong>universo</strong> y volver a casa.<br />

La figura 18 muestra un diagrama espaciotemporal d<strong>el</strong> <strong>universo</strong> estático <strong>de</strong><br />

<strong>Einstein</strong>. Pres<strong>en</strong>ta sólo una <strong>de</strong> las tres dim<strong>en</strong>siones espaciales más la<br />

dim<strong>en</strong>sión temporal. El <strong>universo</strong> estático <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong> se asemeja a la<br />

superficie <strong>de</strong> un cilindro, El <strong>tiempo</strong> fluye hacia arriba <strong>en</strong> dirección al<br />

futuro y la dim<strong>en</strong>sión espacial repres<strong>en</strong>tada ro<strong>de</strong>a una circunfer<strong>en</strong>cia. Para<br />

saber qué aspecto ti<strong>en</strong>e <strong>el</strong> <strong>universo</strong> <strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to dado basta con realizar<br />

un corte horizontal al cilindro: obt<strong>en</strong>dremos un círculo. Ese círculo<br />

repres<strong>en</strong>ta un círculo máximo <strong>de</strong> la tres-esfera. Para obt<strong>en</strong>er una p<strong>el</strong>ícula<br />

<strong>de</strong> la evolución d<strong>el</strong> <strong>universo</strong> a lo largo d<strong>el</strong> <strong>tiempo</strong> iríamos <strong>de</strong>splazando ese<br />

corte hacia arriba. Veríamos que <strong>el</strong> tamaño d<strong>el</strong> círculo permanece<br />

constante: <strong>el</strong> <strong>universo</strong> triesférico es estático; ni se expan<strong>de</strong> ni se contrae, su<br />

circunfer<strong>en</strong>cia es siempre la misma. El cilindro se exti<strong>en</strong><strong>de</strong><br />

in<strong>de</strong>finidam<strong>en</strong>te hacia <strong>el</strong> pasado y hacia <strong>el</strong> futuro. Como p<strong>en</strong>saba<br />

Aristót<strong>el</strong>es, dicho <strong>universo</strong> nunca fue creó y jamás se <strong>de</strong>struirá, se limita a<br />

existir eternam<strong>en</strong>te.


FIGURA 18. El <strong>universo</strong> estático <strong>de</strong> <strong>Einstein</strong>.<br />

Pero a difer<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong> Newton, <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>universo</strong> estático <strong>de</strong><br />

<strong>Einstein</strong> <strong>el</strong> espacio se cierra sobre sí mismo y es finito. Sólo la superficie<br />

d<strong>el</strong> cilindro es real. No existe nada fuera d<strong>el</strong> cilindro ni tampoco <strong>en</strong> su<br />

interior. Las líneas <strong>de</strong> <strong>universo</strong> <strong>de</strong> las galaxias (y este <strong>universo</strong> ti<strong>en</strong>e un<br />

número finito <strong>de</strong> <strong>el</strong>las) son esas líneas rectas que van <strong>de</strong> abajo arriba a lo<br />

largo d<strong>el</strong> cilindro. Las galaxias permanec<strong>en</strong> a distancia constante unas <strong>de</strong><br />

otras. Si <strong>de</strong>terminamos la distancia <strong>en</strong>tre dos galaxias <strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to dado<br />

y repetimos la medición algún <strong>tiempo</strong> <strong>de</strong>spués, <strong>el</strong> resultado será idéntico<br />

<strong>en</strong> ambos casos. Obsérvese que ninguna galaxia <strong>en</strong> concreto ocupa una<br />

posición especial. Al igual que todos los puntos <strong>de</strong> la superficie <strong>de</strong> una<br />

esfera son equival<strong>en</strong>tes, los <strong>de</strong> una tres-esfera también lo son. No hay<br />

ninguna galaxia que pueda consi<strong>de</strong>rarse <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro.<br />

Para crear este mod<strong>el</strong>o, <strong>Einstein</strong> tuvo que alterar sus ecuaciones <strong>de</strong> la<br />

r<strong>el</strong>atividad g<strong>en</strong>eral. En su teoría, las estr<strong>el</strong>las se atraían unas a otras y,<br />

aunque se partiera <strong>de</strong> un <strong>universo</strong> <strong>en</strong> reposo, éste com<strong>en</strong>zaría a colapsar<br />

inmediatam<strong>en</strong>te. Un mod<strong>el</strong>o estático como <strong>el</strong> propuesto por Isaac Newton<br />

no era viable. Newton argum<strong>en</strong>taba que <strong>en</strong> un <strong>universo</strong> infinito, aunque las<br />

estr<strong>el</strong>las se atrajeran unas a otras, cada una <strong>de</strong> <strong>el</strong>las t<strong>en</strong>dría <strong>el</strong> mismo<br />

número <strong>de</strong> estr<strong>el</strong>las tirando <strong>en</strong> distintas direcciones, con lo que, <strong>en</strong><br />

<strong>de</strong>finitiva, se quedaría <strong>en</strong> su sitio (ni Newton ni <strong>Einstein</strong> conocían las<br />

galaxias, pero <strong>el</strong> razonami<strong>en</strong>to sería <strong>el</strong> mismo <strong>en</strong> cualquier caso). El<br />

argum<strong>en</strong>to, cuestionado <strong>en</strong> la actualidad, resultaba aceptable <strong>en</strong> <strong>el</strong> marco<br />

<strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> Newton —dado que <strong>en</strong> <strong>el</strong>la existían los conceptos <strong>de</strong><br />

espacio absoluto y <strong>tiempo</strong> absoluto—, pero no era aplicable <strong>en</strong> <strong>el</strong> caso <strong>de</strong><br />

<strong>Einstein</strong>, Las ecuaciones einsteinianas mostraban claram<strong>en</strong>te que un<br />

<strong>universo</strong> estático infinito que contuviera estr<strong>el</strong>las (y galaxias) existi<strong>en</strong>do<br />

eternam<strong>en</strong>te, como proponía Newton, no era posible. De hecho, no era<br />

viable mod<strong>el</strong>o estático alguno, <strong>Einstein</strong> tuvo que añadir un término nuevo<br