Veintiseis
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Esta obra está protegida por los derechos de la propiedad intelectual.<br />
Se reservan todos los derechos sobre la obra y su contenido,<br />
incluso en versiones reducidas o resumidas.<br />
©Alberto de Figueiredo<br />
©Ricardo Sánchez<br />
©Mystica<br />
Calle San Mateo 19<br />
28004 Madrid<br />
richuergo@gmail.com<br />
ISBN: 978-84-948429-2-4<br />
Depósito legal: M-28943-2019
26<br />
Alberto de Figueiredo<br />
Escrito, editado y diseñado por:<br />
Ricardo Sánchez<br />
Ilustrado por:<br />
Eden Herrera<br />
Diseño de portada:<br />
Elena Blanco<br />
Corregido por:<br />
Hugo Maximiliano<br />
Victor Noir<br />
Eduardo Coffman<br />
MYSTICA<br />
libros de magia
Dedicatoria<br />
Para Arturo de Ascanio, quien permanecerá siempre en mis recuerdos<br />
con cariño y con nostalgia.<br />
Para Juan Tamariz, gracias por tanta generosidad y por ser tan<br />
accesible y cercano.<br />
Para Gabi Pareras, por no ser sólo un maestro, sino un amigo<br />
sincero.<br />
Este libro está dedicado a los tres, que me habéis enseñado muchas<br />
cosas más allá de la magia. Gracias desde lo más profundo de<br />
mi corazón.
Contenido<br />
<br />
Magia de escenario<br />
Trucajes y el límite del engaño 22<br />
La baraja humana 31<br />
Cuerda y Tijera 43<br />
Misión Imposible 61<br />
Pompones a cuatro manos 73<br />
El viaje de los espectadores85<br />
Magia infantil<br />
Géneros y especialidades 98<br />
Los pañuelos y la caja 109<br />
Cubos locos 121<br />
Viajeras para niños 133<br />
Magia de cerca<br />
Sobre magia y concursos 142<br />
El Ocho Americano 149<br />
Rutina de una moneda 167<br />
Homenaje a Tony Toon 179<br />
Cartomagia<br />
Sobre la práctica y el ensayo 202<br />
Predecir y transponer 215<br />
Del revés 225<br />
El edificio 235<br />
La carta a la cajita 245<br />
Entre tus manos 257<br />
Las cartas viajeras 265<br />
La carta antagonista 279<br />
Coincidencia de dos 289<br />
Memorización de la baraja 297<br />
La agenda impromptu 309<br />
Instrucciones (para realizar un milagro) 319
Prólogo<br />
Por Raúl Laguna<br />
La vida, a veces, te hace regalos, y conocer a Alberto, en la<br />
S.E.I. de Madrid, fue uno de esos grandes regalos que no te<br />
esperas. Nuestros años de amistad y el título de este segundo<br />
volumen se funden en un mismo numero: 26.<br />
Para mi es muy fácil hablar de Alberto porque llevamos más<br />
de la mitad de nuestras vidas siendo amigos. Es muy fácil porque<br />
nos conocemos a la perfección. Es muy fácil hablar de una<br />
persona que ama y vive por y para la magia. Es muy fácil hablar<br />
de una persona que es inconformista, que no se deja deslumbrar<br />
por lo fácil y busca con constancia y dedicación lo que<br />
le hace diferente. Insisto, es muy fácil hablar de Alberto. Lo<br />
difícil es hablar de la trayectoria de uno de los mejores magos<br />
de España. Una trayectoria llena de generosidad y humildad,<br />
de profesionalidad y estudio, de entusiasmo y exigencia; en definitiva,<br />
una carrera exitosa fruto de un gran trabajo y una gran<br />
pasión por la magia desde sus comienzos.<br />
11<br />
Hablamos de un artista versátil, que ha sabido adaptarse<br />
perfectamente a cada momento y a cada situación durante todos<br />
estos años. Alberto tiene un sentido innato del espectáculo,<br />
lo lleva en la sangre, en su ADN, y desconoce por completo lo<br />
que significa la “zona de confort”. Ha sabido crear y mejorar<br />
sus juegos y espectáculos a base de constancia, de escuchar, de<br />
dejarse aconsejar… evitando acomodarse y arriesgando sin ningún<br />
tipo de vértigo, sin red.<br />
Recuerdo perfectamente, como si fuera ayer, cuando empezamos<br />
a realizar nuestras primeras actuaciones en un local llamado<br />
Luarca, donde Alberto y mi querido y admirado Ricardo<br />
Rodríguez formaban pareja artística. Ya, desde esas primeras<br />
actuaciones, Alberto sabía elegir con maestría los efectos que se<br />
adaptaban como un guante a su personalidad. Una personalidad<br />
arrolladora y una simpatía fuera de lo común que siempre<br />
ha llevado por bandera, no solo en el escenario, sino en su día
a día.<br />
Poco después llegaron los centros comerciales de la mano de<br />
nuestro amigo Carlos Lamas, por aquel entonces presidente de<br />
la SEI. Todos los magos que formábamos parte del espectáculo<br />
interpretábamos un personaje. Alberto hacía el papel de Tahúr,<br />
donde mostraba a los visitantes su ya potente arsenal mágico.<br />
Su versión de los cubiletes, del suit apparition y del incauto<br />
tramposo, eran algunos de los juegos que realizaba a la perfección<br />
en cada uno de los pases que se sucedían a lo largo del día.<br />
Estas fueron grandes oportunidades para almacenar tablas con<br />
el público y rodar nuevo material.<br />
12<br />
Toda esa experiencia acumulada durante los primeros años<br />
le sirvió para sentirse como pez en el agua cuando empezaron<br />
las actuaciones en pubs, convenciones, fiestas privadas… Pero,<br />
como se suele decir, lo mejor estaba aún por llegar: su primer<br />
libro, la televisión, sus diferentes espectáculos teatrales, conferencias,<br />
DVDs, presentador de festivales, más libros, premios<br />
y reconocimientos, The Magic Factory (su escuela de magia<br />
junto a Daniel de Benito)… Desde entonces, y hasta el día de<br />
hoy, he tenido la suerte de vivir toda su carrera y de disfrutar<br />
de sus éxitos, que son los míos. Porque, como dije al principio,<br />
hace ya veintiséis años que somos amigos, hermanos.<br />
Como podréis imaginar, con Alberto he compartido y vivido<br />
muchas cosas durante todo este tiempo. Es mi mejor amigo.<br />
Alberto representa la palabra amistad y gracias a él he crecido<br />
como persona y como mago. Ha estado y estará en todos los<br />
momentos más importantes de mi vida: mi boda, el nacimiento<br />
de mis hijos (será en pocos meses el padrino de uno de ellos)…<br />
Hemos compartido actuaciones, camerinos, risas, cenas, cumpleaños,<br />
partidas en la terraza, fiestas, días y días de piscina en<br />
Monteclaro, hemos visto ganar a la selección, compartido viajes<br />
inolvidables, mundiales de magia, telepatutías… y también<br />
algún que otro momento triste.<br />
¡Y seguimos compartiendo todo eso y mucho más! Compar-
timos veintiséis años de carrera, compartimos veintiséis años<br />
de magia y a partir de ahora, compartimos 26, su nuevo libro.<br />
Gracias de corazón por regalarme este prólogo. Es todo un lujo<br />
y un enorme privilegio.<br />
26 esta a punto de ver la luz y sus páginas rezuman el material<br />
que Alberto ha estado realizando desde sus inicios hasta<br />
hoy. Estoy seguro de que será una auténtica “Misión imposible”<br />
no empezar a leer sus páginas. En ellas, encontrareis juegos<br />
mimados al máximo, con una construcción increíble y llenos<br />
de detalles. He estado presente en el nacimiento de muchos<br />
de ellos, el resto los he conocido con pocos meses de vida, he<br />
visto cómo han ido creciendo y evolucionando con el paso del<br />
tiempo, y si tuviera que seleccionar uno de entre tantos y tan<br />
buenos efectos (cuerda y tijera, la baraja humana, viajeras, la<br />
agenda)… me resultaría muy complicado. Pese a la dificultad<br />
de elegir mi favorito, todos ellos podría catalogarlos como “Alberto<br />
en estado puro”, porque todos ellos tienen algo que él<br />
hace a las mil maravillas: combinar humor, participación, ritmo<br />
y efecto mágico… añadiendo a la mezcla su elegancia y un<br />
toque gamberro marca de la casa.<br />
Junto a este material profesional Alberto ha incluido una<br />
serie de entrevistas en las que comparte su visión personal sobre<br />
diferentes aspectos de nuestro arte. Todas son cachitos de vida,<br />
escritas desde la experiencia y cargadas de momentos vividos en<br />
primera persona.<br />
Queridos amigos, os dejo que disfrutéis con este libro lleno<br />
hasta los tuétanos de buena magia. Alberto nos brinda en cada<br />
página los juegos que llevan a su lado toda la vida y que ha<br />
realizado en sus shows todos estos años. Métodos ingeniosos,<br />
charlas originales y estructuras perfectas, son el resultado de<br />
muchas horas de estudio y ensayo, que ahora comparte con<br />
todos nosotros. 26 es un regalo que no puede esperar más para<br />
ser abierto y que lleva el sello inconfundible de Alberto de Figueiredo.<br />
Moratalaz, Julio de 2019<br />
13
Introducción<br />
… Nos vemos en 26.<br />
Cuando me puse a recopilar material para conmemorar mis<br />
veinticinco años de profesional, en seguida descubrí que sería<br />
imposible que cupiera todo en un solo libro, de manera que<br />
sabía que este momento llegaría, el momento de tener que escribir<br />
la introducción a este segundo volumen. Si en aquel libro<br />
decidí hacer un resumen, a nivel profesional, de mis veinticinco<br />
años de carrera, es de recibo que ahora, que soy un año más<br />
viejo, haga lo mismo relatando lo ocurrido desde que salió 25<br />
hasta el día de hoy. Me limitaré a mencionar las cosas que, por<br />
un motivo u otro, me parecen más reseñables, con la esperanza<br />
que de algo de todo esto te pueda ayudar a explorar nuevos<br />
caminos.<br />
Comenzaré la narración el 22 de septiembre de 2018, día<br />
que salió a la luz mi cuarto libro: 25. La presentación tuvo lugar<br />
en el festival Magialdia, en la ciudad de Vitoria. Me acompañaron<br />
Ricardo Sánchez, escritor de la obra, y Luis Alberto<br />
Iglesias (Luigi), encargado de las entrevistas. Mientras yo<br />
realizaba algunos juegos del libro, ellos se ocuparon de decir<br />
infinidad de parabienes sobre mi trabajo, haciéndome morir de<br />
vergüenza con tanta alabanza. Al terminar la presentación, me<br />
llevé una gran decepción al escuchar un aplauso que yo sentí<br />
que apenas duraba un instante; esa amarga sensación se convirtió<br />
en uno de los momentos más emocionantes de mi carrera<br />
al ver cómo el auditorio se transformaba en una avalancha de<br />
gente corriendo hacia la mesa donde se vendía el libro. Una<br />
forma maravillosa de hacerme sentir honrado por tantos años<br />
de esfuerzo y dedicación a nuestro arte.<br />
Ese mes de septiembre lo completé yendo a actuar para una<br />
empresa a Verona (Italia). Todo esto de los viajes queda muy<br />
bien en las redes sociales, pero en mi caso a veces preferiría no<br />
viajar tanto. A lo largo del año acumulo muchos kilómetros<br />
a mis espaldas que terminan por pasar factura. Lo que es in-<br />
15
negable es que estas actuaciones me han dado la oportunidad<br />
de conocer muchas personas y lugares maravillosos de todo el<br />
mundo.<br />
En octubre presenté la conferencia sobre mi nuevo libro en<br />
la S.E.I. de Madrid. Antes del verano había hecho un preestreno<br />
en Córdoba, donde siempre me sacan a hombros (Pepe<br />
Peña y Franky Magic son mis adorados porteadores). Quizás<br />
ese éxito me hizo salir demasiado confiado y, pese a “jugar en<br />
casa”, me fui con un sabor agridulce, siendo la peor conferencia<br />
que recuerdo haber dado en mi carrera. Estas cosas pasan y hay<br />
que saber aceptarlas y aprender de ellas.<br />
16<br />
A final de mes tenía que irme tres semanas a Shanghai para<br />
hacer una gira por varios teatros de la ciudad. China es un lugar<br />
maravilloso para actuar y el público reacciona fabulosamente<br />
bien a mi trabajo. Sin embargo, en ese momento me encontraba<br />
con bastante estrés y realmente cansado. El milagro se<br />
produjo cuando, a dos días de coger el avión, mi representante<br />
en China me escribió para decirme que había un problema con<br />
el Ayuntamiento de Shanghai y que, sintiéndolo mucho, tenía<br />
que cancelar mi gira pagándome el sesenta por ciento del contrato<br />
(el cual solo existía de palabra). La felicidad más absoluta<br />
me embargó de la cabeza a los pies. Me quedé las tres semanas<br />
en Madrid disfrutando de las primeras vacaciones pagadas de<br />
mi vida.<br />
El mes de noviembre lo tenía reservado para dar conferencias<br />
de 25 en varios lugares del país. Tenía las pilas recargadas<br />
tras el descanso y pude quitarme la espinita de la presentación<br />
en la S.E.I. de Madrid. Dar charlas para magos es realmente entretenido<br />
y lo disfruto enormemente, si bien es cierto que desde<br />
un punto de vista económico no es algo demasiado rentable.<br />
Las sociedades pagan lo que buenamente pueden y como yo no<br />
llevo nada para vender, a parte del libro, el mayor beneficio lo<br />
recibo al encontrarme con el reconocimiento por mi trabajo de<br />
otros magos. ¡Algo que sienta de maravilla!
Diciembre suele ser un mes de mucho trabajo, especialmente<br />
actuando en convenciones de empresa. Con la llegada de la<br />
crisis este tipo de actuaciones se redujo de manera drástica. Por<br />
suerte, aún no llegando al nivel de entonces, a día de hoy las<br />
actuaciones para empresa siguen siendo mi principal fuente de<br />
ingresos y el mes de diciembre es el más importante del año en<br />
este sentido. Convenciones aparte, en diciembre también tuve<br />
la suerte de actuar en dos escenarios de renombre: el teatro Phillips<br />
Gran Vía, a través de la Fundación Abracadabra de Magos<br />
Solidarios, y el teatro Jovellanos de Gijón, donde presenté seis<br />
galas organizadas por José Armas. Que la magia llegue a escenarios<br />
como estos realza nuestro arte y lo dignifica, alejándolo de<br />
la imagen errónea que algunas personas tienen de él.<br />
Llegó enero y empecé el año teniendo que inaugurar la programación<br />
de magia del Soho Teatro en Madrid. Los programadores,<br />
Armando Gómez y Miguel Gómez, me pidieron que<br />
estrenara la sala con mi espectáculo Magicomedy. Todo se complicó<br />
cuando esa semana me atacó con fuerza un brote de gripe<br />
y el día de la actuación, con todas las entradas vendidas, cogí<br />
una faringitis que apenas me permitía hablar. Solución: cortisona<br />
en vena, micrófono a toda potencia, no dejar de beber agua<br />
durante la actuación y quitarle a los juegos toda la música de<br />
fondo para no tener qué hablar por encima de ella. Resultado<br />
final: logré sacar adelante el estreno dignamente.<br />
17<br />
En febrero formé parte de la Gala de magia de cerca del Festival<br />
Internacional de Magia de Madrid en el Circo Price, que<br />
cada año dirige Jorge Blass. Seis actuaciones fantásticas en un<br />
marco incomparable. No estoy muy a favor de la magia de cerca<br />
realizada para que los espectadores tengan que verla en una<br />
pantalla. En mi opinión, toda la magia debe ser vista en directo<br />
y nosotros tenemos que adaptar nuestro material al número de<br />
asistentes. Por ello decidí hacer magia de salón, cosa con la que<br />
Jorge estuvo encantado y creo que el público también.<br />
Marzo empezó de maravilla, pudiendo realizar Las cartas sobre<br />
la mesa. Disfruto muchísimo con este show y desde que en
Madrid contamos con el Teatro Encantado y con Grada Mágica,<br />
perfectas para hacer magia de cerca, cada vez que tengo un<br />
hueco aprovecho para trabajar en ellas.<br />
También actué en casa de un cliente al que tengo un cariño<br />
especial ya que llevo trabajando para él más de diez años.<br />
Normalmente me contrata para hacer un espectáculo de salón<br />
para todos los invitados, acabando, en ocasiones, con algo de<br />
magia de cerca. En esta ocasión organizó exclusivamente una<br />
sesión sentando a sus invitados en torno a un tapete. Me parece<br />
interesante comprobar cómo, a base de ir añadiendo pequeñas<br />
pinceladas, mi cliente terminó por descubrir lo especial que<br />
resulta la magia de cerca para los espectadores.<br />
18<br />
A lo que más tiempo dedico durante el año es a ser el director<br />
de The Magic Factory, no solo dando clases casi a diario,<br />
sino también eligiendo el material, grabando los vídeos,<br />
añadiéndolos a la aplicación y organizando, junto a Daniel de<br />
Benito, el calendario escolar semana a semana.<br />
Además doy muchas clases particulares a magos que necesitan<br />
una tutoría más específica. Cuál fue mi sorpresa al enterarme<br />
de que durante dos semanas del mes de abril tendría que<br />
enseñar a un alumno que venía desde Colombia para aprender<br />
magia conmigo. Mas allá de sentirme obviamente alagado, me<br />
parece digno de mención que alguien haga un esfuerzo económico<br />
tan grande para intentar profundizar en su aprendizaje.<br />
En mayo hice el viaje más largo de mi vida, teniendo que<br />
volar a Australia, donde estaba contratado para actuar en una<br />
feria de muestras en Melbourne realizando magia de cerca a la<br />
gente que se acercaba al stand. Hacía bastante tiempo que no<br />
llevaba a cabo este tipo de actuación y nunca es fácil abordar<br />
a la gente que no tiene en mente ver juegos de magia, además<br />
el público australiano resultó ser frío y distante. Aún cuando<br />
estaban disfrutando con mi trabajo, costaba muchísimo lograr<br />
que se acercaran, prefiriendo observar la magia desde la distancia.<br />
Fueron tres días algo complicados. Por suerte de ahí volé
a Sidney, donde tenía que actuar para gente convocada a una<br />
presentación de la misma empresa y todo resultó ser mucho<br />
más sencillo. No tiene nada que ver el público cuando va invitado<br />
a un evento que cuando cree que le vas a vender algo. Pese<br />
a todos los altibajos la experiencia mereció la pena y además la<br />
foto con el koala quedó de maravilla en mi Instagram :P.<br />
Nada más volver del viaje actué en la comunión de la hija<br />
de un cliente importante. Hace muchos años que dejé de hacer<br />
comuniones, pero este era un caso especial. Si sueles actuar en<br />
comuniones para un público familiar, te aconsejo que durante<br />
la actuación anuncies que, al acabar el show, te sentarás en una<br />
mesa para regalarle un rato de magia de cerca a todo el que se<br />
quiera sentar contigo. Esa media hora extra, donde los adultos<br />
se quedan entusiasmados, es muy buen momento para dar<br />
muchas tarjetas y mostrar un registro distinto que te llevará a<br />
actuar en casas particulares y en fiestas de empresa.<br />
19<br />
Junio fue un mes de mucho trabajo con actuaciones de todo<br />
tipo (empresa, teatro, galas…), pero dos cosas hicieron que fuera<br />
un mes especial: por un lado uno de mis alumnos, Luisval,<br />
presentó en Grada Mágica su nuevo espectáculo Mago en tres<br />
actos, un show en el que llevábamos trabajando más de un año.<br />
Crear y dirigir un espectáculo para otra persona ha sido una<br />
experiencia del todo gratificante y debo añadir que gracias a su<br />
esfuerzo y dedicación, quedé muy contento con el resultado.<br />
La segunda cosa especial fue pertenecer al jurado del Congreso<br />
Nacional de Murcia. Nunca me ha gustado concursar,<br />
pero siempre he disfrutado viendo los concursos en los congresos<br />
de magia. Ser jurado resultó ser para mí toda una revelación.<br />
Tenía muchas reticencias con la idea y, sin embargo,<br />
disfruté mucho con la experiencia.<br />
Empecé el mes de julio siendo maestro de ceremonias en un<br />
kick off de empresa (presentación de objetivos para trabajadores<br />
de la compañía). Este tipo de actuación siempre presenta<br />
un reto para mí, ya que a menudo implica preparar material
específico para la marca. Por suerte a mí me encantan los retos.<br />
El resto del mes se lo dediqué por completo a mi escuela,<br />
montando las galas de fin de curso en el Teatro Encantado,<br />
donde las dos actuaciones salieron a pedir de boca (no puedo<br />
estar más orgulloso de mis alumnos). También, como cada año<br />
a estas alturas, organizamos la fiesta de fin de curso y siempre<br />
preparo una charla sobre algún tema. Esta vez se me ocurrió<br />
hacer un taller de globoflexia. Llevaba una década sin hacer<br />
ninguna figura más allá del perrito (que utilizo a menudo en<br />
un número de escenario), pero me llevé una grata sorpresa al<br />
descubrir que me acordaba perfectamente de todo lo que había<br />
aprendido tanto tiempo atrás. Él que tuvo, retuvo.<br />
20<br />
¿Y agosto? Pues desde hace años tengo la sana costumbre de<br />
tomarme el mes completo de vacaciones, y aunque me tocará<br />
revisar este libro unas cuantas veces antes de mandarlo a imprenta,<br />
hacerlo debajo de una sombrilla no es trabajar.<br />
Hasta aquí este recorrido por un año completo en mi vida<br />
laboral. Como habrás observado trato de exprimir al máximo<br />
las actividades relacionadas con la magia. Debo añadir que para<br />
poder hacer todo esto cuento con la ayuda del que es mi mano<br />
derecha desde hace unos años: Víctor Vitia. Quede aquí reflejada<br />
mi más sincera gratitud.<br />
Me considero un auténtico privilegiado por llevar veintiséis<br />
años dedicado a la que es mi pasión. Soy mago, y estoy muy<br />
orgulloso de serlo.<br />
Espero que disfrutes con la lectura de 26. Gracias por estar<br />
siempre ahí.<br />
Menorca, 2 de agosto de 2019
Magia de escenario<br />
Trucajes y el límite del engaño<br />
La baraja humana<br />
Cuerda y tijera<br />
Misión imposible<br />
Pompones a cuatro manos<br />
El viaje de los espectadores
Trucajes y<br />
el límite del engaño<br />
En esta entrevista y las que siguen Luis Alberto Iglesias invita a<br />
Alberto de Figueiredo a compartir su punto de vista sobre distintos<br />
aspectos de la magia.
Luigi: ¿Alberto, te consideras un mago purista? ¿Evitas los<br />
gimmicks, trucajes y accesorios para favorecer los métodos que<br />
solo precisan una baraja o monedas ordinarias?<br />
Alberto: No, en absoluto. Recuerdo una ocasión en la que<br />
Arturo nos contó, enfadadísimo, que un chico había sido eliminado<br />
de un campeonato por haber usado cartas de doble<br />
cara; aquel chico era Gabi Pareras. El jurado ni siquiera lo había<br />
intuido, pero más tarde se enteró del secreto y decidió eliminarlo.<br />
Arturo montó en cólera. Quizá por eso nunca volvió a<br />
aceptar ser miembro de un jurado, no lo sé… El caso es que<br />
aquello pasó…<br />
Yo creo que es totalmente lícito usar cualquier tipo de trucaje<br />
a nuestro alcance, aunque siempre hay un límite. Me explico.<br />
Ese límite no está en los accesorios trucados, sino en que el<br />
espectador tenga ante sus ojos toda la información. Para mí,<br />
cualquier cosa que ocurra o haya ocurrido “fuera de cámara”,<br />
fuera del plano de la visión de los espectadores, es trampa.<br />
Luigi: Precisamente a eso quería llegar. Los magos contamos<br />
con un arsenal creciente e ingeniosísimo de cartas de doble<br />
cara, de doble dorso, cascarillas, etc. Pero parece que el auge de<br />
la magia hecha y concebida para viralizar vídeos en redes sociales<br />
ha llevado a algunos a rebasar el umbral de lo permisible.<br />
¿Qué opinas?<br />
Alberto: Eso no es nuevo. El uso de compinches es antiquísimo.<br />
Para mí, son modas que van y vienen. Cuando nosotros<br />
empezamos, era algo que se evitaba; ahora, ha regresado. ¿Cuál<br />
es mi opinión? Pues que es nefasto. Mira, antes me preguntaban<br />
muy a menudo por el célebre mago enmascarado que<br />
destripaba los secretos en televisión. ¿Te acuerdas?<br />
Luigi: Sí claro.<br />
Alberto: Siempre he pensado que esa clase de cosas no hacen<br />
tanto daño como se piensa. Hoy, YouTube está lleno de juegos<br />
de magia destripados al alcance de cualquiera, pero quien ve
uno de esos vídeos, lo hace por curiosidad, y el que ve diez, ese,<br />
tiene interés y, por tanto, bienvenido sea.<br />
Luigi: Bien, pero, usar compinches durante la grabación de<br />
un efecto o trucos de postproducción… Ese tipo de engaños,<br />
¿qué te parecen?<br />
24<br />
Alberto: Ahí quiero llegar. Que se expongan secretos de magia<br />
no me parece que haga daño, pero que se usen compinches<br />
perjudica muchísimo. Yo siempre lo explico igual. A ver, si mañana<br />
te enteras de que Rafa Nadal ha jugado al tenis dopado<br />
durante toda su carrera (algo parecido sucedió con el ciclista<br />
Lance Armstrong, ¿recuerdas?) el mito se derrumba. Si te gusta<br />
mucho Raphael y te cuentan que en sus discos no era él quien<br />
cantaba (por ejemplo, como pasó a finales de los ochenta con<br />
el dúo Milli Vanilli), la decepción sería tremenda. Pues con la<br />
magia ocurre lo mismo. Un mago no puede hacer ciertas cosas,<br />
y me refiero a cosas que el público entiende que no debe hacer,<br />
como usar compinches. De lo contrario, vayámonos al cine a<br />
ver la última de los Vengadores, que nos encanta pese a saber<br />
que todo es truco de cámara. ¿Me entiendes? En la magia eso<br />
no debe ocurrir. No puede haber truco de cámara, no puede<br />
haber un compinche, porque entonces estamos abusando de la<br />
buena fe del espectador. El espectador cree que lo que va a ver<br />
durante el espectáculo es real, auténtico.<br />
Por muchas bolas que tires al aire para elegir a un falso espectador,<br />
por ingenioso que sea tu método para introducir al compinche,<br />
algo falla cuando los magos dedicamos nuestro ingenio<br />
a encontrar un método perfecto para elegir a un compinche.<br />
Mira, antes no me pasaba, pero ahora con frecuencia me<br />
preguntan: “pero eso es un compinche, ¿no?”, y creo que es<br />
porque hay un runrún en el oído del espectador, rumores sobre<br />
tal o cual mago que llena teatros usando compinches. Me parece<br />
que es terrible para la magia.<br />
Luigi: O sea, que no todo vale para ofrecer un buen espectáculo<br />
y llenar un teatro. Porque entre los propios magos hay
quienes responden: “sí pero, ahí lo tienes, llenando el teatro<br />
semana tras semana”.<br />
Alberto: Pero es que, entonces, ¿para qué quieres ser mago?<br />
¿Para qué estudiamos magia? Un actor de teatro que interpretase<br />
a un mago lo haría mejor que muchos de nosotros. Mira, el<br />
mejor número de hipnosis que he visto jamás lo hizo Leo Bassi<br />
durante un espectáculo en el que, después, explicaba que los<br />
dos espectadores que lo ayudaban eran realmente compinches.<br />
El número era extraordinario, pero el tipo al final tenía el valor<br />
de decir: “gracias, señores, pero esto es con compinches”. Qué<br />
desilusión, qué pena, vale, pero yo prefiero saber la verdad a<br />
que me hayas engañado y me vaya a casa con un engaño que<br />
me indignaría conocer.<br />
La magia no puede traspasar esa frontera. Lo que digo sobre<br />
los compinches también lo aplico al pre-show. ¡Es que se han<br />
ganado mundiales de magia con pre-show! No, mira, tienes<br />
diez minutos para hacer un número de concurso, y todo lo que<br />
ocurra tiene que verse ahí. El método tiene que estar a la vista<br />
del espectador y el jurado debe saber si lo que está viendo es<br />
real o si hay cosas que han ocurrido antes de poner en marcha<br />
el reloj.<br />
25<br />
En este libro hay un juego (“La baraja humana”) que nació<br />
de una idea que tuve hace años para la que se me ocurrió una<br />
solución ingeniosísima con un compinche. Pues no. Como no<br />
podía ser así, tardé cuatro años hasta encontrar una solución<br />
aceptable. En Veinticinco hay un juego titulado “Caja, candado<br />
y página” que proviene de otro que yo había leído basado<br />
en pre-show. Hay que devanarse los sesos para encontrar una<br />
manera de hacerlo que sea real, que sea válida.<br />
Luigi: Vale, entonces, entiendo que para ti existe un engaño<br />
legítimo y otro que no lo es. ¿Cuáles son los límites de ese engaño<br />
legítimo?<br />
Alberto: Por resumir, el engaño legítimo es aquel en que<br />
el espectador está viendo todo lo que hay. Si hago un viaje de
monedas de mano a mano con una cascarilla, el espectador ve<br />
la cascarilla aunque no sea capaz de discernir que esa moneda<br />
tiene otra en su interior. Eso es legítimo. Si en un espectáculo<br />
en teatro hay pre-show, el espectador no sabe que media hora<br />
antes de que se abriese el telón el mago se acercó a una persona<br />
y le dijo “mira una carta y, cuando luego te pregunte por ella,<br />
nómbrala”. Para mí eso no es legítimo.<br />
Luigi: O sea, que el espectador debe tener todas las piezas<br />
del rompecabezas.<br />
26<br />
Alberto: Claro. El otro día vi en televisión el espectáculo<br />
de un mago muy famoso. Hacía llegar un trozo de papel a un<br />
espectador sentado entre el público. El espectador escribía algo<br />
y devolvía el papel, que pasaba de mano en mano hasta llegar<br />
al mago. Pero un espectador de la primera fila cambiaba el<br />
papel por otro y se lo entregaba al mago. Nadie imagina que<br />
ese espectador es en realidad un ayudante. Bien, pero eso tiene<br />
que ocurrir en el escenario. Y el mago debe arriesgarse a que<br />
alguien piense: “¡Uy! Ese ayudante quizá le ha cambiado el papel”.<br />
¡Perfecto! El espectador tenía ante sí todos los elementos y<br />
ha descubierto al ayudante o sospechado su intervención. Pero<br />
sentado en la platea no lo puedes sospechar. Tienes la guardia<br />
baja porque crees que ese espectador es como tú, una persona<br />
que ha pagado su entrada para ver el espectáculo.<br />
Para mí, la condición de legitimidad es que el espectador<br />
esté viendo todo lo que interviene en el engaño; cualquier cosa<br />
que se salga de ese marco de referencia es trampa.<br />
Luigi: ¿Dirías que los magos han perdido confianza en los<br />
métodos clásicos o propios de la magia? Te lo pregunto porque<br />
recuerdo que, en sus especiales de magia en televisión de los<br />
años ochenta, David Copperfield hacía hincapié en que todo<br />
lo que el espectador veía desde su casa era lo mismo que el público<br />
del teatro estaba viendo. Insistía en ello precisamente para<br />
que se descartase el uso de compinches. ¿Acaso hemos pasado a<br />
pensar que nuestros métodos ya no son suficientemente buenos
para el público actual y por eso es necesario recurrir a compinches<br />
u otro tipo de trampas ilegítimas?<br />
Alberto: Es una muy buena reflexión. Yo no creo que sea<br />
una falta de confianza en nuestros métodos, sino que cada vez<br />
queremos más. Siempre he creído que la televisión no es un<br />
buen medio para la magia. Por eso, para adecuar la magia a la<br />
televisión nos planteamos presentar imposibles absolutos. Por<br />
ejemplo, un efecto de carta ambiciosa no cumple los estándares<br />
del imposible televisivo, no daría para un vídeo viral ni entraría<br />
en los programas de zapping. Sin embargo, un tipo que desaparece<br />
del estudio de televisión y reaparece caminando por<br />
Manhattan sí los cumple. ¿Y cómo consigues eso? Pues, claro,<br />
saltándote todas las reglas.<br />
Lo que presentaba Tamariz en el programa de televisión<br />
¡Chan-ta-ta-chán! valía para televisión. René Lavand salió tres<br />
veces en el programa. De esto hace ya veinticinco años. Pues<br />
bien, aún hoy todo el mundo recuerda al señor manco argentino<br />
que repetía eso de “no se puede hacer más lento”. ¡Todo el<br />
mundo lo recuerda! ¿Y qué hizo? Un “Agua y aceite” con tres<br />
cartas. Pero lo hizo muy bien, claro. Ahora suplimos nuestras<br />
carencias con compinches, trucos de cámara y trampas fuera<br />
de plano. Queremos lograr el imposible haciendo lo que no<br />
podemos hacer.<br />
27<br />
Luigi: ¿Y no crees que quizá sea simplemente una forma de<br />
crear magia para un propósito y un medio muy concretos? A<br />
saber, producir piezas para redes sociales que te conviertan en el<br />
mago más popular del planeta. Quizá, llevados por ese afán de<br />
notoriedad ideamos efectos aptos para ser disfrutados y compartidos<br />
desde la pantalla de un teléfono. Magia con fines casi<br />
exclusivamente promocionales. Pero, claro, el mago no se da<br />
cuenta de que es contraproducente, puesto que la gente acudirá<br />
en masa al teatro esperando ver esos efectos… y el mago no los<br />
puede hacer.<br />
Alberto: La magia que suelo ver en redes sociales son efectos
con cien ángulos malos donde un tipo coloca su cámara y graba<br />
justo desde el ángulo bueno. Para mí eso no es trampa, porque<br />
el espectador está delante de ti, aunque al otro lado de la pantalla.<br />
Eso es magia auténtica. Probablemente ese efecto no lo vas<br />
a poder hacer en tu vida real, de acuerdo, pero para mí es magia<br />
lícita. Estás haciendo todo delante de la cámara y, por ejemplo,<br />
no estás sacando una mano fuera del plano, robar una carga y<br />
hacer aparecer agua en tus manos, por decir algo.<br />
Luigi: Salirte de la pantalla sería ilícito.<br />
28<br />
Alberto: Sí, para mí, sí. Algún mago responderá: “pero es<br />
como si cargases del regazo”. Cierto, llevar la mano al regazo<br />
es parecido a sacarla de la pantalla, vale… Los límites no son<br />
nítidos y podemos discutirlos.<br />
Pensemos en esos vídeos virales basados en trucos de edición<br />
que un tipo aparece, luego desaparece, se transforma o<br />
le pasan cosas imposibles. Ni siquiera tratan de que el público<br />
tome todo aquello por magia. Todos saben que son trucos de<br />
edición, y eso es perfectamente válido. Es válido porque se sabe<br />
que no es magia. Mientras tú no intentes hacer creer que ese<br />
señor es un mago que no ha usado trucos de edición de vídeo,<br />
no tengo nada que objetar.<br />
Luigi: ¿Estamos acostumbrando al espectador a esperar cosas<br />
imposibles de hacer en las circunstancias de una actuación<br />
real?<br />
Alberto: Sin duda, y es contraproducente. Estoy cansado de<br />
actuar en un sitio y que alguien me diga: “Bueno, es que el otro<br />
día Dynamo hizo tal o cual”. Pero, ¡¿cómo que Dynamo?! ¡Lo<br />
que hizo Dynamo es mentira, es falso! ¿Eso contra quién va?<br />
¡Pues contra nosotros!<br />
Luigi: Entonces, ¿ha surgido un nuevo tipo de mago que<br />
solo puede hacer magia en esas circunstancias? Creo que todos<br />
conocemos casos en que magos famosos por sus vídeos en redes<br />
sociales han sido invitados a congresos y han resultado ser ma-
los y aburridos. Fuera del marco controlado de su dormitorio y<br />
su cámara resulta evidente que carece de ese montón de habilidades<br />
que hacen a un mago completo: una buena presentación,<br />
carisma, ritmo escénico...<br />
Alberto: Se me ocurren muchísimos nombres, pero no creo<br />
que estén engañando a nadie. Al fin y al cabo, ellos hacen esos<br />
vídeos y la gente los aprecia por eso. No tienen nada que ver<br />
con los compinches, el pre-show o los trucos de edición. Eso sí<br />
que hace daño a nuestro arte, y mucho.<br />
Luigi: Alberto, imagina que un adolescente tiene por ídolos<br />
a esa clase de magos. Cree que la magia consiste en eso y aspira<br />
a hacer ese tipo de efectos y otros similares. ¿Qué le dirías?<br />
Alberto: Mira, es que has dado en el clavo. No hace muchos<br />
años, cuando el Mago Pop empezó a triunfar, asistí a un<br />
congreso y un chico se me acercó y me dijo que quería cenar<br />
conmigo. Yo no lo conocía. El caso es que durante la cena le<br />
pregunté qué tipo de magia hacía y me explicó que él hacía un<br />
juego en que pasaba esto y aquello… “¿Pero ese juego no es<br />
uno que hace el mago Pop?”, respondí. Y me dijo que sí. “¿Pero<br />
lo haces igual?”. Otro sí. “¿Y usas una chica que en teoría es del<br />
público pero en realidad es tu ayudante?”. “Sí, yo hago lo mismo”.<br />
Y me lo decía como si fuera lo más natural del mundo. Y<br />
ahí está el problema, que el mago más famoso haga eso y sea la<br />
referencia de los jóvenes que están aprendiendo.<br />
29<br />
Luigi: Y que no reparen en que esa clase de trampas no son<br />
legítimas.<br />
Alberto: ¡Claro! Si lo hace ese señor y triunfa, ¡¿cómo no<br />
va a ser legítimo?! ¿Qué le diría a ese chico? Pues que eso no se<br />
puede hacer, ni más ni menos.<br />
Luigi: Muchos magos ahora se inician solos, sin profesores,<br />
con descargas o vídeos en YouTube, sin ese mentor que les diga<br />
“Cuidado, esto no se debe hacer. Esto es un desprecio al arte de<br />
la magia y por aquí no vayas”. No tenemos quién nos advierta
y, por tanto, cualquier método es bueno. ¿Puede estar ocurriendo<br />
algo parecido?<br />
Alberto: Posiblemente. YouTube y todas esas cosas tienen su<br />
parte buena y su parte mala. Una parte mala es esa. A mi escuela<br />
de magia llegan muchísimos jóvenes. Yo les pregunto: “¿Qué<br />
nivel tienes?”. Y me dicen: “Yo ya tengo nivel como para, por<br />
lo menos, estar en nivel tres…”. Y no tienen ni idea. Sí, tienen<br />
cierta destreza técnica. Llegan haciendo empalmes y algunas<br />
cosas bárbaras, pero ignoran qué es la magia y son incapaces de<br />
presentar un juego bien hecho. Pero eso es normal y tiene que<br />
ver con la facilidad con la que aprendemos.<br />
Luigi: Y la forma en que se aprende ahora en solitario.<br />
30<br />
Alberto: Pero cuando tú y yo empezamos, ¿no empezamos<br />
también aprendiendo empalmes? Yo, sí.<br />
Luigi: Pero teníamos libros y sociedades mágicas. Era distinto.<br />
Alberto: Sí, sí, es verdad, pero al segundo día de llegar a la<br />
SEI ya aprendí a empalmar cartas.<br />
Luigi: Había gente que te decía: “Así, sí. Así, no”.<br />
Alberto: Eso es.