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WILKO

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Se trata de un proyecto que ha reunido en el espacio La Tabacalera a más de 20 artistas de<br />

cinco países diferentes que exhiben sus obras unidos bajo un mismo nombre “Artivismo”. Una<br />

reacción del arte ante las transformaciones y la asfixia del medio ambiente a consecuencia de<br />

la especulación y la falta de políticas ecologícas. Arte y Activismo.<br />

Uno de ellos, Wilko von Prittwitz, Profesor de la Universidad Nacional Educación a Distancia,<br />

Dr. en Sociologia y autor de numerosos estudios sobre el dinero oxidable (su tesis sobre “Las<br />

monedas sociales históricas españolas” concreta y afina su uso en nuestro país).<br />

En sus propias palabras:, “una moneda que se depreciaría con el tiempo, en intervalos<br />

programados, en la que los usuarios irían descontando porciones. Esta moneda se conoce con<br />

el nombre de moneda oxidable o dinero con interés negativo. Se le añadió un valor<br />

amortizable al mismo dinero, una cuota de descuento de un porcentaje en decremento del<br />

valor inicial. Su objetivo era el de evitar el acaparamiento de dinero con una demora similar a<br />

la de los costos de transporte de las mercancías. Así se evitaba que unos pocos ricos<br />

acumularan el dinero y obtuvieran una ventaja económica esperando las fluctuaciones del<br />

mercado y, en consecuencia, comprando más barato e incluso generando dichas fluctuaciones<br />

al aumentar artificialmente los precios, es decir, especulando.<br />

(…)La mayoría de estas monedas estaban basadas en las teorías de efectivo, al cual se adhería<br />

un sello o se establecía un valor inicial en decremento, que se especificaba en los<br />

Ayuntamientos; o bien en una tabla al dorso del billete para su paulatina depreciación”.<br />

Dentro de la sala vamos deambulando a la vez que escrutamos cada una de las piezas cargadas<br />

de significado y desasosiego. El mosaico hecho de recortes de prensa de economía que lleva<br />

dibujada enormes chimeneas negras con humo aún más oscuro y, desde luego, tóxico. Obra<br />

del Premio Nacional de Grabado, Miguel de Unamuno Vera.<br />

Ahí vemos a Wilko, en un rincón del espacio haciendo de maestro de ceremonias. Aparece<br />

sonriente invitando a algo parecido al juego ¿diversión o toma de conciencia? La alegría de<br />

poder participar en algo que no entendemos pero que nos involucra desde el primer instante<br />

en su explicación.<br />

Intuimos mirando las paredes que es sobre el dinero y su poder. Ahí nos sitúa momentos antes<br />

de su intervención frente a billetes y monedas y de noticias económicas. Billetes tachados y<br />

firmados por el “artivista”. La invitación, silla y mesa incluida es a transformar esos billetes, a<br />

participar del cambio que supone su oxidación. Que el portador de ese billete tenga la<br />

experiencia de poder intervenir en su valor. Transformarlos. Muchos billetes están en un<br />

rincón del espacio enmarcados en cuadros, ya están tachados y por tanto sublimados. Quizás<br />

ocultos bajo colores y escrituras, pero sobretodo detenidos. Vemos que están cautivos y<br />

encerrados en el marco que los delimita. Parece manifestar que si no salen de ahí no harán<br />

daño ni podrán reforzar el efecto perverso de su flujo al servicio de quienes acumulan.<br />

Y Wilko llega, toma unos billetes y los rompe ante nuestra mirada; al sonido del rasgueo le<br />

acompaña el comienzo de un suspiro de los presentes. Es una ejecución. Los trozos, como<br />

briznas de ramas en llamas ascienden y caen mientras, paralizados, pensamos en lo que se


pudiera haber hecho con el valor de cambio que les representa y se perdió. Nuestros brazos<br />

hubieran rescatado esos pedazos y lo habrían recompuesto para materializar esos fines<br />

cuando de repente llegan al suelo sin socorro. No parecían ser tan frágiles antes. Moneda de<br />

papel, moneda de deseo, moneda de conflicto eterno. Pavesas sin viento.<br />

En tono susurrante Wilko recita a Quevedo: “poderoso caballero es Don Dinero”. Se trata de<br />

un poema célebre que acompaña a un ritual, una oxidación en voz alta y de cuerpo presente.<br />

Si fuera un exorcismo sería menos divertido pero no más rotundo, Wilko los ha condenado<br />

con su intervención ya al olvido. Quedan esos mismos pedazos en el suelo mientras el<br />

visitante, atento a las palabras del poeta, los pisa y repara en los nuevos billetes que ya se van<br />

transformado.<br />

El “Artivista” reivindica con su performance el dinamismo en que se ha de mover toda<br />

moneda, si se detiene condena a privaciones al que no lo posee. Todo lo que ya ha estudiado<br />

sobre la moneda oxidable creada para redirigir la economía en época de crisis.<br />

“El dinero tendría que ser cómo una manzana, si no te la comes se pudre”, explica divertido<br />

desde la pequeña mesa que deja para todo el que quiera formar parte de esa transformación.<br />

Nos queda esa actividad en la conciencia de poder cambiar las cosas. No es por casualidad que<br />

el símbolo más cargado de contenido sea un billete, el dinero, sobre lo que se nos hace<br />

atrevernos a cuestionar y re‐crear su significado. En definitiva, transformar la economía desde<br />

nuestra capacidad que empezamos a reconocer.<br />

Fermina Iglesias<br />

13 de diciembre 2019

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