El Telon enero-marzo-abril
EDICIÓN #58 ENERO-MARZO-ABRIL - VIII TEMPORADA ǀ 2019 - 2020 ǀ WWW.TEATROSANCHEZAGUILAR.ORG
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OPINIÓN
EL TELÓN | 33
A L M A R G E N
Kritikós
La función de la crítica teatral
Por: María de Lourdes Falconi Puig
Escritora y dramaturga
L
a figura del crítico se me viene a
la cabeza como la imagen de una
persona seria, austera, más bien
de sexo masculino; lo veo delgado,
espigado, de facciones largas y
aguzadas: nariz larga, dedos largos
y huesudos, boca alargada de labios finos y
comisuras hacia abajo; piel olivácea. Su mirada
punzante está enmarcada por unas profundas
ojeras grises, y es probable que use lentes de
marco negro que hace juego con su vestimenta.
El color de sus ojos no importa, nunca se ven.
Solo se siente esa mirada…
Por supuesto que estoy dando rienda suelta a
un imaginario estereotipado de lo que sería la
apariencia de un crítico, cualquiera que este sea,
independientemente de su materia de estudio
(literatura, cine, teatro o cualquier otro arte o
disciplina), ya que, de manera generalizada,
el crítico no ha tenido “buena publicidad”,
por decirlo de alguna manera; sobre todo en
sociedades donde no ha habido la cultura de
una abundante producción artística, de cualquier
orden, y con ella la manifestación del ejercicio de
la crítica y su respectivo aporte.
Entonces, empezamos por zafarnos de las ideas
preconcebidas para poder reconocer que la
crítica, y de manera específica la crítica teatral
que es de la que queremos comentar, se trata
de una actividad realizada por profesionales,
tanto hombres como mujeres, seriamente
comprometidos con su tarea.
La palabra crítico, en su raíz etimológica, proviene
del griego kritikós que significa discernimiento.
Crítico es la persona que es capaz de discernir,
analizar, separar, examinar, valorar, y va más allá de
una apreciación personal o subjetiva. Su análisis
deberá sostenerse en argumentos respaldados
por fundamentos teóricos y técnicos, y en una
vasta experiencia directa con cada uno de los
elementos constitutivos de esta manifestación
artística.
La crítica teatral es parte del proceso de
comunicación del teatro, es una mirada distinta
y complementaria que enriquece la valoración
de la obra; constituye una retroalimentación
necesaria para los creadores implicados (actores
y actrices, directores, productores, dramaturgos…),
así como una guía orientadora para el público en
general, tanto para el que ya vio la obra, como
para aquel que aún no la ha visto y se deja
inquietar y convocar para asistir al teatro. En
este sentido, el crítico hace la función de puente
conector entre la obra y un público potencial. La
función del crítico no será la de “traducir”, pues
el teatro no necesita ser explicado; cada quien, al
exponerse al hecho escénico, se dejará afectar de
manera particular.
En este sentido, el crítico trabajará como aliado,
no como enemigo: se espera de su labor un
aporte valioso, propositivo y constructivo, siempre
a favor del desarrollo, mejora y crecimiento de
los individuos, grupos o compañías teatrales.
Esto quiere decir que su análisis ha de ser
ecuánime y equilibrado, destacando tanto las
fortalezas de la obra como sus debilidades, pero
siempre de manera sesuda y respetuosa, con
argumentos sostenibles. No se trata de hacer
una apología de la pieza pero tampoco una
dilapidación de manera burda e irresponsable.
Necesitamos que quienes ejerzan la crítica teatral
sean profesionales serios. Siendo así, la crítica
encontrará menos resistencia y completará el
círculo del proceso comunicacional del teatro.
Considero que es favorable que el crítico o la
crítica se deje conocer mostrando su identidad al
firmar sus aportaciones. Los seudónimos tienen
mejores aplicaciones.
Vale distinguir que no es lo mismo reseña
informativa que crítica teatral. Lo primero lo
puede hacer un profesional de la comunicación; y
lo segundo, un profesional del teatro. Otro aporte
importante de la crítica teatral es su función de
registro al documentar los espectáculos, que
como todos sabemos, son efímeros.
Realizar una crítica seria no es un trabajo
improvisado; se requiere de estudios,
conocimiento y haber tenido experiencias
cercanas con el teatro, sus procesos y dinámicas,
además de desarrollar la capacidad para tomar
distancia y poder analizar, reflexionar y evaluar
con la mayor objetividad posible lo observado en
la escena.
Bienvenida la crítica lúcida.