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Revista TODA | Edición 77 – 2019

Revista cultural donde podrás encontrar información exclusiva de arte, eventos, personalidades y mucho más.

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CLAUDIA ROSCIANI

Desacelerar para vivir,

trabajar y crear

SARA BERÓN

«Trato de conectar arte

con espiritualidad»

SOBRE LOS CUERPOS

«Queremos hacer algo

distinto sobre el escenario»

NOEMÍ CANDELLERO

Con la fuerza del viento

del Norte

LINDA ESPANTOSO

TORRES

Costuras que unen fronteras

INÉS MASSINO

y AZUCENA OLMOS

Madres que marchan

rabia que arde

ENRIQUE

MAMMARELLA

«La experiencia educativa tiene que

ser transformadora»

Ar. $150



Que nos dejen vivir

Preludio

Nadie nunca ve nada. Una sirena que se abre paso en el tumulto de lo que se agita sin descanso. Una foto con letras llamativas

y un rostro en el centro que circula pivoteando de red en red a difundir. Alguien que no puede contenerse frente a un escritorio

frío y gris que rechaza la demanda. Una hornalla que se apaga porque no hay olla que tenga algo para cocinar. Quien espera la

llegada del amor que le dijo que pasaba en un rato y el puño cerrado se le hunde en la mejilla mientras se oscurece el espacio que

los vio nacer. Un rosario de «no tengo» hilados por los portazos que suenan en caras sucias de hambre y de mirar adentro de

las bolsas de basura. Unos disparos, unos gritos y unas corridas. Los que recobran la vista acuden porque, a pesar de todo, la

solidaridad parece no faltar.

El Silencio

Nadie nunca escucha nada. Declaraciones que se diluyen en el aire de oficinas ficticias que juegan a ser lo que no harán. Pasillos

que se escuchan huecos y sin sentido mientras hay quienes se esconden tras puertas sin cerradura. Las responsabilidades

saltan de nombre a nombre, de cuerpo a cuerpo, como despavoridas pulgas que necesitan alimento. Se multiplican los teléfonos

ocupados y los contestadores son los únicos que saben lo que tienen que decir. Las comunicaciones se preocupan en ser primicia

de una historia de red social para que el índice de audiencia medible alcance un nuevo récord porque es lo que vende. Los que se

permiten a escuchar algo, empiezan a pedir porque, a pesar de todo, no está muerto quien pelea.

El estallido

Cuando parece que algo se mueve, empieza. Primero una madre sin consuelo –las mujeres saben que es lo que tienen que hacer

cuando nada les queda–, luego un vecino que arma tembloroso un cartel, después lo público del barrio y sus veredas y las

puertas que empiezan a abrirse lentamente. Alguien que no sabe de diseño pero entiende lo que genera el amor, lo que duele el

amor, lo que salva el amor, hace un afiche para que circule por redes sociales y marque el itinerario entramado de una red. Y ahí

un paso, otro, una mano, otra, un pañuelo al viento, otros, una pancarta con un nombre y otras con distintos nombres, un llanto,

y varios otros, un canto y cientos otros. Se llenan las calles, se visten colores, se agitan ventanas y se despejan cielos. La plaza

está en llamas, las baldosas tiemblan. La plaza está viva, late a un ritmo inesperado: la necesidad de gritar.

Que nos dejen vivir

Lo que de verdad cambia es la rutina. Los días y las noches ya no son los mismos de cuando estabas. La casa se hizo más grande,

la mesa te espera y la cena en tu serie preferida. Alguien siempre se equivoca y te pronuncia por tu nombre, ése que más sonó

en la radio y en la tele y con el que más veces te escribieron en negrita. No cerraste ese día tu cuenta de facebook y te siguen

enviando solicitud de amistad. Nos paran en la calle para abrazarnos mientras la justicia duerme la siesta con la baba que se le

cae sobre tu expediente. Pero una fuerza incompleta se apoderó de nosotros, unas ganas de contarlo todo para que no vuelva a

ocurrir, como un vientito que sopla de la laguna, tibio y lunar que viene a calmarnos.

«Que nos dejen vivir» resuena como un eco el canto, «que nos dejen vivir» decimos para que nos escuchen, «que nos dejen

vivir» pedimos para que se sepa la verdad, «que nos dejen vivir» escribo para poder continuar.

Ezequiel Perelló

Toda Santa Fe - Edición Nº 77 - Octubre 2019

Santiago del Estero 3166/L. 28 - Tel: 0342 - 4560686

www. todasantafe.com.ar - info@todasantafe.com.ar

toda santa fe todasantafe toda santa fe @revistatoda

Editor Responsable: Marcelo Jorge

mjorge@todasantafe.com.ar

Coordinación General: Ezequiel Perelló

eperello@todasantafe.com.ar

Departamento Comercial: Viviana Quiroga

comercial@todasantafe.com.ar

Dirección Periodística: Carmen Úbeda

Asesoramiento en Artes Plásticas:

Lucía Schmidhalter

Diseño Visual: Rodrigo Goldsack (dgcv)

disenio@todasantafe.com.ar

Corrección: Analía Drago

Foto Tapa: Ignacio Platini

Foto Contratapa: Leonardo Gregoret

Colaboran en esta edición:

Fernando Marchi Schmidt, Belén Bustamante,

Natalia Pandolfo, Guillermo Capoya,

Mariano Peralta, Gustavo Wedertz,

Carla Zorzón, Ediciones UNL,

Mariana Gerosa, Hernán Lestussi,

Camila Gómez, Cynthia Figueroa, Estanislao

Giménez Corte, Cecilia Páez y Paola Starder.

Premio a la Excelencia 2018 como:

«Mejor Revista Cultural Santafesina».

Premio Máscara 2016 como:

«Mejor Revista Cultural Santafesina».

Pre-prensa e impresión:

latingráfica - www.latingrafica.com.ar

Empresa Certificada en ISO 9001:2015

Publicación de distribución mensual


08

12

Sara Berón

Claudia

Rosciani

20

30

Enrique

Mammarella

Noemí

Candellero

46INÉS

MASSINO

y AZUCENA

OLMOS

36Linda

Espantoso

Torres

+sum

Letras y sonidos 06

Interiorismo 16

Porfolio 26

Sobre los cuerpos 42

El Gesto 52

Inspiraciones 54

Coleccionables 55



letras y sonidos

[MÚSICA]

[MÚSICA]

Título: Caravana

Autxr: Wos

Valentín Oliva, conocido artísticamente como Wos, es un

rapero, freestyler argentino. Es conocido por ser el actual

campeón en el torneo internacional de Red Bull Batalla de

los Gallos. De chico le gustaba tirar rimas con sus amigos

de la escuela, en un barrio de Chacarita. Esa pasión lo llevó

a participar en batallas de freestyle en 2016 y resultó ganador

en eventos como El Quinto Escalón, luego campeón

argentino y vencedor en la Freestyle Master Series, o FMS

como es conocida en Youtube. Todo eso lo llevó hasta el

reconocimiento del Senado de la Nación en 2018, donde

recibió la mención de Honor por su compromiso con el

arte y la cultura. Después del acto, agarró el micrófono y

lanzó unas rimas increíbles. Caravana es el primer trabajo

discográfico de Wos, va por múltiples géneros que pasan

desde el hip hop, rap hasta el rock. Siempre con un discurso

muy marcado, en este primer disco muestra diferentes

facetas musicales y el principio de una etapa artística muy

fuerte apostando a lo independiente. Los temas de Wos

vienen pisando fuerte y ganando cada vez más fans y eso

lo ubica, con sólo 23 años, entre los músicos con mayor

crecimiento en los últimos tiempos. Sus canciones representan

a toda una generación con sus temáticas.

[ L E C T U R A ]

Título: Trabajo nocturno –poemas completos

Autxr: Juan Manuel Inchauspe

La poesía misma, sí, la palabra. La preocupación por

lograr una sintaxis poética rigurosa, legítima, porque

la poesía, como el cine, como la pintura, es un lenguaje

propio en sí mismo, permite decir cosas que sólo de esa

forma, en esa forma, pueden ser dichas; yo pienso que

en la poesía la palabra tiende a desarrollar toda su capacidad

y energía: en la poesía el lenguaje es forma, gesto,

color. De esta manera, el lenguaje permite registrar los

cambios y expresar cosas que no pueden ser dichas de

otra manera, y permite hacerlo con absoluta libertad. Lo

que yo pretendo a través del poema es lograr ese estado

inefable de libertad...

Título: El sonido de una gota

Autxr: María Artés Lamorena

Melody María Artés Lamorena nació en Sevilla y se crió

en el Pueblo Cordobés de Lucena donde aprendió a amar

la música desde muy pequeña. La mejor virtud para esta

joven artista es su voz y su versatilidad. Se defiende

igualmente en su arte supremo, el flamenco, en la copla

y en otros estilos como el pop y la fusión. Se define como

una cantante de flamenco pop. El sonido de una gota es un

sorprendente trabajo de María Artés, su tercer disco de

estudio. En él se descubre a una artista más madura en

lo musical y en lo vocal, con un cuidado equilibrio entre la

fusión del pop español y americano con reminiscencias

latinas y étnicas. En redes sociales causa auténtico furor.

Miles de seguidores se agolpan para escuchar y leer

todo lo que María tiene que decir. Sus videos musicales

reciben millones de visitas. «A veces una gota puede salir

de un sentimiento y, levemente, llegar a nuestra boca

para sanarnos…»

[MÚSICA]

[ L E C T U R A ]

Título: Espino: Una mirada

Autxr: Domingo Sahda

Sahda ha comprendido bien estas cosas, ahondándolas

con segura percepción y, a la vez, con generosa amplitud.

Por eso en su estudio se equilibran el rigor del

juicio estético y el afecto de una simpatía humana que,

en nuestro amigo, se ofrecía y se ocultaba como en el

parpadeo de los astros o la deriva de las constelaciones.

[José Luis Vittori]

Título: Black Anima

Autxr: Lacuna Coil

Lacuna Coil es una banda italiana de metal gótico formada

en Milán, Lombardía en 1994. Actualmente son considerados

como una de las bandas de heavy metal más influyentes

en Italia, así como una de las bandas italianas con

mayor éxito en el extranjero y de las más influyentes en

el metal gótico. Los liderados por Andrea Ferro y Cristina

Scabbia parieron uno de los discos más fundamentales

para el género en la década pasada con Comalies (2002,

el que es para muchos su mejor disco), y desde entonces

esos sonidos que bebían tanto del Gothic Metal fueron

mutando hacia una propuesta más accesible y radial, que

los encontró dentro de los terrenos del Metal Alternativo.

Black Anima es el noveno álbum de estudio de la banda. Con

una producción moderna y cristalina, soberbias performances

de sus dos vocalistas y una banda bien aceitada, es

un disco que no se prolonga innecesariamente, todo está

ajustado para entretener y movilizar en el tiempo justo.

[ L E C T U R A ]

Título: Otras lenguas

Autxr: Inés Aráoz

El lector, la lectora, que se introduzca en Otras lenguas

debe saber que se sumerge en un espacio de belleza. Este

es un libro de doble poesía: la de los textos y la de las imágenes.

Cada poema es una joya engarzada en una obra de

arte y, cada fotografía, una pintura que se introduce dentro

del poema, mostrando su naturaleza abstracta y, a su

vez, los múltiples y escurridizos significados del universo.

Rugosidades, veladuras, signos, asperezas, líneas, dialogan

con lenguas diferentes –incluidas como propias–,

con zonas insondables, pendientes que se deslizan hacia

la piedra y la palabra. Inés Araóz y Mercedes Roffé se aúnan

para vibrar en la misma sinfonía, donde un corazón de

lengua corre por la hondonada desde lo alto pixelando un

mundo que hay que traducir, pero, sobre todo, gozar desde

el centro inagotable de su misterio.

6 #77 - 2019


Destacado del mes

[ L E C T U R A ]

Título: Piedra de luz

Autxr: Hugo Echague

Este segundo poemario de Hugo Echagüe propone, desde su

nombre, su principio, la inquietantemente diferencia entre

materia y energía, y también su semejanza, alojada en la

conjunción. La piedra, que puede devenir en brillo galáctico

como el diamante, cuyo atributo es su valor exponencial, se

une y se separa cual oxímoron de la luz. ¡Di, amante! Parece

desafiar el yo lírico. Sabemos por el sabio Einstein que la luz

es al mismo tiempo materia y energía. Y por Hugo volvemos

a la certeza de que la poesía es capaz de enunciar la unión

y separación de los amantes, de los contrarios, hospedar

lo improbable del ser y del acontecer, hacer lugar poético a

la contradictio in adjecto. Convivencia sustantiva, retórica y

alegórica, entonces. Es precisamente lo que sucede en estas

galaxias del verbo, esta Piedra de Luz, que extrema la estética

de la sencillez para el armado y la disolución. Sus recorridos

insistentes en el ir y venir, andar, amar, penar, detenerse,

transcurren hospedados en un ritmo de acordes, acuerdos

y desacuerdos, como en una pieza de jazz. Entre los azogues

sin reflejos y los sueños despiertos, oníricos destellos de

vigilia plena, los tonos esperan al poeta en el verso, en las rimas

internas, en las sutiles referencias a poetas y poemas...

[Susana Romano Sued]

[MÚSICA]

Título: La Dôtu Lado

Autxr: Coladera

La Dôtu Lado es el segundo proyecto musical transatlántico

de Coladera, un sonido exquisito y aventurero que

agrega diversas capas sobre las ricas tradiciones de sus

principales impulsores: los cantantes y guitarristas Vitor

Santana, de Belo Horizonte (Brasil), y el portugués João

Pires. El álbum reúne una serie de colaboraciones de tres

universos musicales (Brasil, Portugal y Cabo Verde) que

honran los ritmos lusófonos.

[ L E C T U R A ]

Título:

Biografías y sociedad.

Métodos y perspectivas

Ediciones UNL

Biografías y sociedad. Métodos y perspectivas es una obra coeditada entre Eudeba y Ediciones

UNL en el marco de la Colección Cátedra. El libro, que está dirigido por Ernesto

Meccia y cuenta con 21 autores, presenta una variedad de métodos de investigación biográfica

para trabajar en el aula universitaria.

De esta manera, escriben autores que desarrollan distintas estrategias metodológicas.

Es una obra que se propone decir cosas para que se hagan cosas: presenta métodos y

técnicas que luego se muestran en investigaciones concretas. Así, es un producto destinado

a quienes realizan tesis. La investigación biográfica –señala Ernesto Meccia– procura

hacer justicia a la presencia que muchas veces ha resultado incómoda a la investigación

social.

El estudiante con el que dialoga el libro –dice en el prólogo Juan I. Pirovani– aparece tratado

con gran reconocimiento intelectual: no se le presenta un recetario rígido para hacer

investigación, sino que se lo invita constantemente a considerar aspectos históricos

y a analizar los fundamentos teóricos de la investigación biográfica, sin abandonar un

talante eminentemente didáctico que resulta ajeno al mero lucimiento intelectual como

fin en sí mismo.

Pirovani destaca «la colaboración intergeneracional e interinstitucional» en las que se

basa el libro porque «el director de la obra ha convocado a participar en ella a investigadoras

e investigadores de distintas generaciones y pertenencias institucionales que

presentan un conjunto muy potente de textos dedicados a dos de los tipos de investigación

biográfica de la tipología propuesta».

Ernesto Meccia es doctor en Ciencias Sociales, magíster en Investigación en Ciencias Sociales

y licenciado en Sociología. Es profesor regular de grado y posgrado en la UBA y en

la UNL. Se interesa por las metodologías cualitativas, las dinámicas de la discriminación y

el interaccionismo simbólico. Fue secretario académico de la carrera de Sociología en la

UBA, y es miembro del Departamento de Sociología de la FHUC de la UNL.

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retratos y perfiles

8 #77 - 2019


TRAZOS Y TEXTURAS

«Trato de conectar arte

con espiritualidad»

Lleva la mitad de su vida trabajando en la producción de pinturas que formaron parte de importantes

exposiciones a nivel nacional e internacional. El arraigo a su tierra no le impidió

viajar por el mundo con ojos bien despiertos. Con un pie en Santa Fe y otro en su Rincón natal,

vive planificando el reencuentro con los suyos. La instantaneidad cedida por la tecnología,

posibilita burlar las distancias y así conocer un poco más de quien se descubrió a sí misma

entre lienzos y pinceles.

Texto: Carla Zorzón

Fotos: Camila Gómez

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trazos y texturas

«La decisión de ser una artista fue muy complicada»,

dice, rodeada por sus obras en su

casa, al recordar el momento en el que entró

a la Mantovani, hace tres décadas atrás, para

iniciar su formación que le marcaría un antes

y un después en su carrera. Hacer lo que se

ama es difícil; triunfar en ello aún más. «Mi locura

es dibujar y pintar desde que tengo uso

de razón», advierte. Sara Berón es una artista

nacida en Santa Fe, en 1947, pero se considera

una artista santafesina-rinconera.

Sara Berón y Elías Guastavino se conocieron

cuando ella tenía 20 años y él 37. Fueron durante

4 años novios en secreto «para que no

fluya el chusmerío», hasta que él le propuso

casamiento y formaron una pareja tradicional.

Se mudaron juntos y tuvieron 8 hijos. «La

maternidad fue un viaje increíble, tan maravilloso.

Durante años me dediqué a las tareas

del hogar y al cuidado de mis hijos: criar es

también crear», relata y continúa: «Soy de las

mujeres que sostienen que hay que hacer una

cosa bien y no dos mal. Así que cuando la más

Sara encontró en el arte abstracto un modo de ser y de

narrar los diversos estados espirituales y artísticos,

que son vivenciales, experimentales y profundos.

chica cumplió 6 años empecé a estudiar de noche.

Primero, terminé la escuela secundaria, y

después, comencé a formarme como artista».

Se graduó en la Escuela Provincial de Bellas

Artes «Prof. Juan Mantovani», como Técnica

Superior de Artes Visuales. En sus comienzos,

alternaba su vocación artística con el oficio de

tallerista. Pudo mostrar su arte en la Casa de la

Cultura, Museo Municipal y Provincial de Bellas

Artes en Santa Fe, como así también en galerías

de Buenos Aires y en la VI y VII edición de

la Bienal de Arte Contemporáneo de Florencia,

Italia, entre otras. Regresó a Santa Fe tras haber

estado durante 12 años entre Buenos Aires

y el otro lado del océano.

Su pintura posee una fuerte carga de geometría

sensible, símbolos bíblicos e íconos de las

etnias americanas. Sara encontró en el arte

abstracto un modo de ser y de narrar los diversos

estados espirituales y artísticos, que

son vivenciales, experimentales y profundos.

«Hija de cazadores, pescadores y empleados

públicos, crecí en mi Rincón observando y admirando

las obras realizadas por los grandes

10 #77 - 2019


«El arte no es una puerta

o un paso, es una experiencia

espiritual, una

conexión legítima y natural,

consciente de mis

antepasados y mi convicción

religiosa.»

maestros paisajistas. Desde chica me gustó

romper y hacer algo extraordinario. La pintura

abstracta disuelve la realidad y la transforma

en el lienzo en un escenario de ensueño.»

Sara pertenece a una generación de artistas

que están movilizados por la voluntad de expresión

y el amor al arte. «No todos los que

aprendían el oficio tenían la fortuna u oportunidad

de aprender del mejor, Roberto Favaretto

Forner. Hasta el día de hoy respeto la

técnica que adquirí a través de la generosa

enseñanza», asevera con una sonrisa.

Desde sus comienzos sus obras se centraron

en la pintura, abordando la misma a través

de múltiples estilos, que van desde el retrato

como género, autorretrato como subgénero,

hasta la incansable búsqueda de la expresión

y la espiritualidad a través de la abstracción.

«El arte no es una puerta o un paso, es una

experiencia espiritual, una conexión legítima

y natural, consciente de mis antepasados y mi

convicción religiosa», resume.

Una vez más, fiel a sus raíces, describe el vínculo

estrecho que tiene con su ciudad natal,

«Rincón es parte de mi historia. Mucho de los

disparadores de mis obras pasan por el recuerdo

a esas tierras. Me encanta el contacto

con mi ciudad, el río virgen, la cercanía con mi

familia; Rincón es el contacto con una parte de

mí. Siempre voy y vengo porque vivo con la

sensación de que una parte de mi, mi familia,

mi historia y mi contención quedaron allá y eso

es algo que no se puede reemplazar».

El consejo a un o una novata de una promotora

de la enseñanza pública, como Berón es: «Que

aprendan y se nutran de todos los estilos. Que

nunca paren de crear, que traten de hacer lo

que otros no hacen, con pasión y que no olviden

el compartir con la familia, se los dice una madre

orgullosa de tener a su lado a sus 8 hijos y nietos.»

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retratos y perfiles

12 #77 - 2019


Literatura

A pocos días de la salida de su segunda novela, El Equívoco (Ed. Letra Viva), conversamos con la autora

sobre el hecho de trabajar con el lenguaje. Un arte que aborda tanto desde su condición de escritora,

precoz y constante, como desde su profesión de psicóloga.

Texto: Mariano Peralta

Fotos: Ignacio Platini

13


Literatura

TS —¿Cómo fueron tus primeros encuentros

con la literatura? Entiendo que precoces, pero

además, si me permitís el término, eficaces:

ganar concursos, organizar con éxito actividades

que exceden el sólo hecho de escribir.

CR —Desde muy chica me gustó leer y escribir.

Además de la escritura íntima de registros

cotidianos, disfruté mucho del intercambio de

cartas por correo. Al día de hoy conservo cajas

llenas de cartas en sobres con estampillas

de distintos lugares. Eran tiempos en que se

escribía fundamentalmente a mano y eso permitía

reconocer al remitente por su caligrafía,

además de por sus palabras. A los 14 años comencé

a participar en un taller literario y así

me enteré de un certamen latinoamericano

de la Fundación Givre al que envié un cuento

que resultó ganador, junto a otros cuentos de

autores de distintos países. Los premios se

entregaban en Buenos Aires y yo era la más

joven, todos los demás eran adultos. Recibí

el premio de manos de Sábato. Ésta fue una

experiencia que me marcó profundamente.

Seguí escribiendo, siempre, y a veces enviaba

cuentos o poemas a concursos y resulté premiada

en varios de ellos.

En la línea de los premios se inscribe también la

publicación de La Correspondencia, su primera

novela, que en 2008 ganó el Leoncio Gianello.

Esta obra fue reeditada en 2015 por Editorial

De l’aire, tras el auge del grupo Milhojas, una

iniciativa de Claudia que, a través de un grupo

de facebook, motorizó que miles de personas

de todo el país regalaran libros, enviándolos

por correo o entregándolos en mano.

TS —Hace cuatro años, cuando comenzaste

Milhojas, intuías o sabías que pondría en la

superficie de una red social, tan relacionadas

con nuestros tiempos, la vigencia del libro y

hasta permitiría ver cierto fetiche en relación

a este objeto.

CR —Cuando lo empecé, la única intuición que

tuve fue que iba a resultar divertido. Fue después

que pude leer las marcas de lo que estaba

en ese inicio, porque eran las marcas de cosas

que estaban en mí: los carteros tocando miles

de puertas y siendo recibidos con alegría,

las estampillas, los sobres, los libros elegidos

para alguien que los estaba esperando, los

comentarios entre lectores, los encuentros

milhojeros, la resolución de los conflictos que

iban apareciendo en un grupo que tenía miles

de integrantes de todo el país. En medio de tanta

nada, de una virtualidad arrasadora, Milhojas

fue el recupero de algo del cuerpo, como si

lo recuperáramos de entre miles de perfiles de

facebook que llevaban nuestro nombre. En ese

sentido no creo que el libro funcionara como

objeto fetiche, sino que, al ser algo que tiene

peso, olor, forma tangible, algo valioso que

vino de otro, devino en signo de existencia de

ese otro y, por lo tanto, de la propia también.

TS —En relación con esto, ¿cómo ves hoy las

posibilidades que ofrecen los formatos digitales

para difundir la propia y otras escrituras?

La inmediatez, la fugacidad, la abundancia...

CR —Los formatos digitales son excelentes

para difundir. Facilitadores de esa difusión. Lo

que sucede es que hay algo de lo fácil, lo inmediato

y lo masivo que dificulta ciertos procesos

14 #77 - 2019


que requieren otras temporalidades. Me interesa

señalar que difundir y difuso comparten

etimología. Considero que los formatos digitales

ligados a los rasgos que mencionás de

inmediatez, fugacidad y abundancia, tornan

«difusa» la llegada y el porvenir de las escrituras

entre los potenciales lectores.

TS —¿Cuáles son los principales puntos de

contacto entre tu profesión de psicóloga y la

escritura?

CR —El principal punto de contacto es que en

ambas se trabaja con el lenguaje. Y el tipo de

trabajo que se hace con el lenguaje exige, en

ambas, distinguir el sujeto del enunciado –lo

que se dice– del sujeto de la enunciación –la

posición de quien dice–, desabrochar el significante

de un significado unívoco, lo que es en

definitiva un trabajo de destinación, un trabajo

antidestino. Algo de esto aparece en el epígrafe

con que doy apertura a la novela El equívoco.

Pertenece al psicoanalista Claude Rabant, de

su libro Inventar lo real y dice: «El destino, muy

a menudo, no se debe más que a un error de

interpretación.»

TS —¿Y cómo se da eso en tu proceso creativo?

¿Cómo conjugás la tarea de trasladar al

texto una idea, un pálpito, con la vorágine que

implican el trabajo y, además, la familia?

CR —Lo creativo se me presenta como «sin

proceso». Puedo hacer un recupero de esa

noción a posteriori: decir cómo fue, más que

cómo es. En general, son largos periodos de

sobrevolar una idea, olvidarla, recuperar algo

que se parece a lo olvidado pero es ya otra

cosa, instantes de lucidez plena y marca en el

papel, tiempo, otras líneas sobre otro papel,

el intento de encontrar los diversos papeles

en que anoté las distintas ideas, lamentar no

haber colocado fecha y no haber aprovechado

las clases de caligrafía en la escuela; de tanto

en tanto, tengo algún largo rato para hacer con

esas cosas algo más consistente, mostrarlo,

revisión, amor. Todas esas etapas coexisten

con el trabajo y la familia y lo que hace de ellas

un proceso es el amor. Amo cada una de estas

instancias, y como también amo a mi familia y

mi trabajo, algo de ese proceso queda anudado

a lo cotidiano y hace de eso un efecto anti vorágine.

Hace falta desacelerar para vivir, para

trabajar y para crear, y el amor es una buena

manera de acotar la vorágine. Porque el amor

no traga, saborea.

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retratos y perfiles

16 #77 - 2019


interiorismo

Mid Century

fantásticos

De líneas sobrias, una estudiada geometrización que prima en todos los diseños y una

estética de rasgos futuristas, fue el preludio del llamado «postmodernismo» que nos

acompañó hasta mediados de los ’90.

El modernismo de principios de siglo XX tuvo un

gran desarrollo en distintos lugares de mundo;

crece, se extiende, se desarrolla y sigue evolucionando

hasta llegar a los años 50. El Mid

Century Modern, movimiento aplicado a la

arquitectura, interiorismo y productos de diseño,

se focalizó en acabados mucho más sencillos

pero de alta sofisticación. La valoración

de los metales como el cobre o los dorados, el

uso de la madera en su máximo esplendor de

belleza y la presencia de las líneas orgánicas

en muchos de sus mobiliarios. Pocos detalles,

pero con una gran cuota de funcionalidad.

Líneas sobrias de una estudiada geometrización

que prima en todos los diseños y una estética

de rasgos futuristas, fue el preludio del

llamado «postmodernismo» que nos acompañó

hasta mediados de los ’90; aportó color

Texto: Gustavo Wedertz

Locación: Amarras Center

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interiorismo

Tips de la estética

• Formas sencillas y líneas limpias.

• No a detalles innecesarios, sólo acentos

precisos.

• Se aplican elementos mecanicistas

de la producción industrial.

• Prevalece la naturaleza, adaptando

la vivienda a ella y utilizando elementos

materiales naturales como la

madera y el mármol.

• Elegancia sutil, pues aun siendo formas

simples, se elaboran diseños

con elegancia.

• Geometrización del diseño.

• Fluidez entre los diferentes espacios

de la casa.

• Colores sobrios, pero de marcada

presencia. Los grises son el soporte.

y vanguardismo al sueño americano, llenó de

tecnologías las cocinas de las viviendas y brilló

en su máximo esplendor de la mano del cine.

Por tanto, toda esta tendencia que hoy vemos

en diseño de espacios, que viene creciendo de

manera paulatina, no es más que una consecuencia

lógica, ya que esta estética tiene su

origen en el escandinavo de principios de siglo,

y deviene hoy en una coherente transición a

las modas de los últimos años.

Como ejemplo, en esta oportunidad, mostramos

un departamento de un dormitorio, cuyo diseño

se ha inspirando en este estilo que viene irrumpiendo

en todas las ferias de diseño, no en forma

pura, al contrario, combinándose con otros,

encontrando puntos de conexión y equilibrio.

La labor del diseño parte de una paleta de

colores puntual que si bien tiene tonalidades

apasteladas, no deja de marcar su presencia.

La búsqueda de sencillez, que no entiende de

exuberancia ni de opulencia, impone líneas

depuradas y trazos limpios, apenas adornos y

complementos.

El contundente vínculo de este estilo con la

naturaleza propone a la madera como uno de

sus materiales protagonistas. Presente sobre

todo en el mobiliario, es habitual que se respete

su acabado original. Los muebles bajan en

altura, sus patas son más cortas y con cierta

inclinación oblicua, o simplemente voladizos.

También los revestimientos sobre los muros

adquieren importancia con este material noble

y bello. En este caso se utilizaron melaminas

simil madera que hoy nos ayudan a cuidar el

medio ambiente. Los materiales simil mármol

sintetizados también son parte de esta elección

estilística, aportando belleza, contundencia

y, fundamentalmente, sofisticación;

mesadas, mesas bajas y revestimientos que

aportan toda la fuerza de lo natural.

La toma de partido del espacio principal gira en

torno a un sillón de líneas curvas que acompaña

el muro vidriado propuesto por la arquitectura.

El sector de comedor se resolvió con una

gran mesada alta y banquetas que vinculan el

sector de estar con el de cocinar.

La pasión por las geometrías, una de las reglas

de este estilo, caracteriza algunos muebles y

también se ve reflejada en textiles, ya sean almohadones

o la importante alfombra de diseño

y fabricación exclusiva que preside el living.

Diseños grandes y la precaución de no saturar

visualmente el espacio.

Esta tendencia atesora muchas piezas icónicas

del diseño de vanguardia. Arquitectos y

diseñadores de la época adoptaron la esencia

de este movimiento y la plasmaron en piezas

únicas que se han convertido en un clásico del

diseño. En este caso, un acento de color lima es

la poltrona Womb, del diseñador Eero Sarinen.

Si la madera está muy presente en el mobiliario,

el metal se impone en las lámparas y en

las estructuras de algunos muebles, ya sea en

acabado dorado, cobrizo o blanco.

Gustavo Wedertz interiorismo

Te 3424215727

Facebook, Instagram

No hay que desvincular este movimiento con

la época en la que surge, y a mediados del

siglo XX la producción industrial influye en la

concepción del mobiliario, imponiéndose una

estética mecanicista que aún hoy en día se impone

con real actualidad.

Una transición necesaria en esta rueda del diseño,

donde siempre todo es un devenir como

el río de Heráclito, sólo que cada vez a esa

rueda la vemos girar con mayor rapidez. Esto

impone tomar decisiones, las modas pasan

pero nuestras casas perduran en el tiempo y

nosotros contamos la historia.

18 #77 - 2019



retratos y perfiles

20 #77 - 2019


retratos y perfiles

«La experiencia educativa tiene que ser transformadora»

Desde su juventud es defensor y hacedor de la educación pública. Podríamos decir que es hijo de una Universidad Nacional del

Litoral que lo vio crecer hasta llegar a convertirse, en este momento histórico, en el Rector anfitrión de los primeros cien años.

Sin Embargo, Enrique se adelantó al decir que la UNL es el hijo que antecede a los tres que tiene. Un hijo que le llevó mucho trabajo

y al que, asegura, le dedicó y le sigue dedicando más tiempo que a los otros.

Texto: Belén Bustamante

Fotos: Ignacio Platini

Estilismo: Mariana Gerosa

21


retratos y perfiles

La Manzana Histórica es testigo de la celebración

del centenario de la Universidad Nacional

del Litoral. En la semana aniversario, con el

debate presidencial en el centro de la escena,

el edificio lució su puesta en valor trabajada a

lo largo de más de un año. Allí, con vestigios de

la obra aún latentes, Enrique Mammarella me

recibe en una oficina enorme en la que predominan

la madera, los libros y el mármol. Su

despacho está en un rincón, acomodado entre

puertas y repleto de papeles. Al costado,

un living con sillones que parecen cómodos

se ubica junto a la ventana a través de la cual,

cuenta, entra una cálida luz solar. No es su segundo

hogar, sino en el que pasa más horas del

día. Llega alrededor de las siete y media de la

mañana y se va cuando terminan las actividades

programadas. Nos ubicamos en una mesa

grande y amplia y comenzamos a dialogar.

TS —¿Ser Rector de la UNL en el año de su Centenario

viene a coronar su extensa carrera

dentro de esta misma Universidad?

EM —Son muy pocas las personas que tuvieron

la oportunidad de llegar aquí electas a

través de la Asamblea Universitaria y eso implica

una responsabilidad muy grande. Vengo

de ocho años de ser decano y muchos años de

trabajo en la Universidad. Empecé temprano,

en la Escuela Industrial Superior, hice mi carrera

universitaria y mi doctorado y también

fui docente. Son muchos años y uno va siendo

parte de esa Universidad que va construyendo

comenzando por la militancia estudiantil, pasando

por la responsabilidad en los claustros

y los espacios del cogobierno universitario.

De allí es que cada uno nos hemos ido dando

cuenta de lo que representa ser universitario

del litoral: ser partícipes en la construcción de

una realidad desde el lugar donde nos toque

estar. A mí no sólo me toca conducir los festejos

de los primeros cien años sino también

conducir el tránsito y el pensamiento de los

primeros años de los próximos cien, así que el

desafío es aún mayor para seguir sosteniendo

a la Universidad en la altura a la que la han

conducido los rectores que me precedieron.

Debemos pensar con claridad en ese futuro

que no sabemos cómo será pero que tenemos

que construir, siendo responsables de que las

cosas pasen.

TS —Quienes pensaron la Universidad lo hicieron

con la educación pública como pilar de desarrollo

de un país, una misión que los inspira

hasta hoy.

EM —A principios de siglo se piensaba una

Universidad grande, con facultades a 600 km.

coordinadas desde Santa Fe. Dos de ellas estaban

ubicadas en la ciudad, tres en Rosario, una

en Paraná y una en Corrientes. En esa época,

pensar una universidad regional era pensar

en un nuevo modelo que venía a proponer una

nueva lógica que no sólo tenía que ver con la

idea de formar profesionales sino con el avance

de la educación como desarrollo de la región.

La sociedad santafesina pedía algo más

que la nacionalización de una universidad y

22 #77 - 2019


tener esa claridad conceptual de pensar y desarrollar

este tipo de universidad, que los profesores

pudieran viajar o quedarse a vivir en

esos territorios para crear masa crítica fue y

es una misión muy fuerte para la universidad.

Ese pensamiento inicial fue diferenciador, de

un país grande que no fue y en el que la educación

era muy importante. Desde su inicio,

la universidad está acostumbrada a gestas

históricas relacionadas con la democracia, el

desarrollo, la investigación y la sociedad. Hoy

nos está faltando que las políticas de gobierno

vuelvan a posicionar a la educación como clave

para el crecimiento.

«Debemos pensar con claridad en ese futuro que no

sabemos cómo será pero que tenemos que construir,

siendo responsables de que las cosas pasen.»

23


retratos y perfiles

TS —¿Qué importancia tiene la articulación de

la Universidad con los gobiernos de turno?

EM —Tiene que ver con aprovechar lo que se

tiene en la región y depende de cada uno de

los gobiernos. Muchas veces desde ellos no

nace una articulación que también debemos

fomentar a través de las universidades, porque

no sólo tenemos la responsabilidad de

formar profesionales que estén capacitados

técnicamente sino que necesitamos que estén

capacitados para entender que, como ciudadanos,

son responsables de la transformación

de nuestro país. Todo lo que producimos

en la universidad, que a nivel de investigación

es muy importante, tiene que ser transferido

a la sociedad y también a los gobiernos para

comenzar a ser parte de las políticas públicas.

TS —¿Cómo se piensan los próximos cien años

de la UNL?

EM —La universidad se planifica en periodos de

diez años, que trascienden los de gobierno de

un rector porque entendemos que son las políticas

de Estado las que hacen que las instituciones

puedan crecer. Estamos proyectando lo

que será el plan de los próximos diez, tomando

algunos temas que creemos que son de trascendencia.

Sin dudas que la inclusión es muy

importante para nosotros; también lo es entender

el desarrollo de las nuevas juventudes

y estar a la altura de lo que se nos piden tanto

los millennials como la gente que está formada

en otro paradigma; aggiornar a nuestras carreras

a los nuevos lenguajes y estructuras;

trabajar fuertemente en nuestra graduación

y en que los tiempos de estadía sean más adecuados;

favorecer que las investigaciones lleguen

a la sociedad y, a través de la extensión,

interiorizarnos en saberes no formales que se

construyen culturalmente en la sociedad para

traerlos a la Universidad. También debemos

fomentar todo lo que tiene que ver con el desarrollo

y la economía, porque tenemos que formar

profesionales que cambien el paradigma

que nos ha venido rigiendo hasta ahora y nos

ayude a pensar en la solución a los problemas

coyunturales que llevan más de un siglo. Resolverlos

implica diálogo y un cambio en la lógica

de un conocimiento que ya no es más individual

sino colaborativo. Podemos dar saltos grandes

si todos trabajamos con un mismo objetivo.

TS —En plena evolución, ¿hay tradiciones que

se conservan?

EM —La mayor fuerza de la tradición está en

lo simbólico que representa el sello mayor de

la universidad –que nosotros llamamos el efebo–

y lleva el lema de «la luz que nunca se agota».

Esa necesidad de llevar la educación libre

a todos los niveles ha estado desde el principio

con los cursos para obreros, la extensión universitaria,

la creación de los medios de comunicación,

la educación a distancia y el tratar de

llegar hasta el último rincón con la educación,

entendiendo que es la herramienta transformadora

que conduce a la libertad.

24 #77 - 2019


«Cada una de esas experiencias

tiene que ser transformadora

como práctica diferenciada...»

TS —Hay propuestas educativas para todos los

niveles, sin distinción de edades ni formación.

EM —Son los frutos de un crecimiento que nunca

se detuvo. Tenemos un jardín, una escuela

primaria, tres escuelas secundarias, diez facultades,

dos centros universitarios, una sede

universitaria, carreras de posgrado y también

cursos de oficios. Cada una de esas experiencias

tiene que ser transformadora como práctica

diferenciada y debe luego volcarse hacia

la sociedad como una forma de ser.

TS —Imagino que estarán ansiosos de que el

primer debate Presidencial se realice en esta

Casa…

EM —Las responsabilidades son grandes. Que

la UNL sea un lugar que se entienda, como universidad

pública, como un lugar de debate de

ideas, pluralidad y ecuanimidad es nuestro orgullo

como universitarios del interior, ya que

podría haber ocurrido en cualquier otra provincia

o espacio. Trabajamos mucho y seguimos

haciéndolo para asumirlo con responsabilidad.

La nuestra será la cuarta Universidad

en el país en pasar la barrera de los cien años

y puede contar hechos importantes como dos

Reformas de la Constitución, la organización

del primer Debate Presidencial y un Rectorado

convertido en manzana histórica.

TS —Podríamos cerrar diciendo que es hijo de una

Universidad que lo vio crecer y hoy lo encuentra

como anfitrión del festejo de sus cien años.

EM —Yo diría que la UNL es el hijo que nació primero

que los otros tres que tengo. En sus pasillos

crecí y me desarrollé como profesional y

como persona. Es el hijo al que más le he dedicado

tiempo y trabajo, incluso sigue siendo así

porque paso aquí la mayor parte de mis días y

tampoco me tomo muchos descansos de mi actividad

porque necesito estar y saber cada cosa

pasa… (se le llenan los ojos de lágrimas, y respira

para seguir con el relato). Por suerte tengo

una familia que me ha acompañado, comprende

lo que significa para mí y también lo comparte.

25


porfolio

01 02

03

04 05

06

07

MUESTRA «Mundos posibles» de Liliana Pantanali

en Espacio TODA

08

01- Rodolfo Fausto y Sra. , Liliana Pantanali y Telmo Rodríguez

02- Alcides Martínez, Liliana Pantanali, María Azul Pegassano y Diego Lauria

03- Marcelo Jorge, Liliana Pantanli y Fernando Marchi Schmidt

04- Liliana Pantanali y María Azul Pegassano

05- Silvia Trybus y Liliana Pantanali

06- Gustavo Wedertz, Liliana Pantanali, Marta Goyri, Lucía Schmidhalter,

Mauro Barrionuevo y Maximiliano Maignien

07- Dolly Ziemsky, Susana Oiga, Olga Rodríguez, Liliana Monsonis Pons, Liliana

Pantanali, Ana Garmendia, María Susana Pegassano, Mónica Bertuzzi

y Buyi Rodrigo

08- Liliana y Rubén Pantanali

Fotos: Estudio Fotográfico Mario Platini

26 #77 - 2019


XXIII Salón Primavera en el MMAV – «Sor Josefa Díaz y Clucellas»

En el acto se llevó a cabo la ceremonia de premiación de las y los ganadores del

certamen artístico que organizan el Gobierno de la Ciudad y la Asociación de Artistas

Plásticos Santafesinos (AAPS), con el apoyo de Cerveza Santa Fe.

Edisto Martín Hernández fue distinguido con el Premio Adquisición «Municipalidad

de la Ciudad de Santa Fe» por el conjunto de sus obras «Domadores de bestias

III» y «Domadores de bestias IV»; elegidas de forma unánime por el Jurado que

integraron José Bastías, en representación de la Asociación de Artistas Plásticos

Santafesinos; María Carolina Porral, por la Municipalidad de la Ciudad de

Santa Fe y Martín Bustamante, como Jurado Externo.

27


porfolio

Radio Arte edición Primavera 2019 en LT 9

Destacados artistas plásticos santafesinos participaron de la muestra,

además de autoridades de la emisora y público en general, con transmisión

exclusiva en «Un Cacho de noche» con Cacho Galé.

El evento contó con la participación de la Asociación de Artistas Plásticos

Santafesinos (AAPS) y la cantante Itatí Barrionuevo. La locutora de LT9,

Adriana Bassi, comenzó la transmisión como es habitual en todas las muestras

y agradeció a todos los presentes por la posibilidad de participar de una

nueva edición del evento que ya se convirtió en un clásico de la radio.

El presidente del Directorio de Onda 9 S.A., Ricardo Dupuy, también agradeció

la participación de los artistas y entregó un recordatorio por los 92 años

de la AAPS.

28 #77 - 2019


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retratos y perfiles

30 #77 - 2019


retratos y perfiles

Con la fuerza

del viento del Norte

Los aires en movimiento arrastran partículas de esas fronteras lejanas donde nacen, quizás en un soplo ligero, tal vez como

un remolino incipiente y, a medida que avanzan, se nutren de los territorios que atraviesan. Van mudando la intensidad, el ímpetu,

pero sostienen esa vocación movediza que los llevan a atravesar las grietas de la realidad y cruzarlas con un silbido que

remueve, siempre, los sentidos.

Texto: Fernando Marchi Schmidt

Fotos: Leonardo Gregoret

Maquillaje: Mariana Gerosa

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retratos y perfiles

En la llanura gringa de la provincia, en el centro

rural de la cuenca donde la leche se ordeñaba

antes de que despuntara el día y la luz se pusiese

en movimiento, con la fuerza artesanal

de las manos y los mugidos prendidos a la memoria

emotiva, Noemí llegó al mundo. Tal vez

porque esa inmensidad le bautizó las retinas y

porque la humildad de padre y madre la criaron

con la templanza y la constancia como signos,

el destino se le rindió a los pies para que ella

hiciese con él lo que se propusiera. «Nací en

un hogar humilde, en el norte santafesino. Mi

escuela primaria fue de campo, con una única

maestra para todos los grados. Después de

una hora de cabalgata se llegaba a clases. A la

secundaria la hice en un pueblo. En ese tiempo

me iba dando cuenta de que la única forma de

avanzar era estudiando, preparándome con

conocimientos para enfrentar mi vida. Muchos

años después le encuentro razón a Tomás Bulat

cuando asegura que para quien nace pobre,

estudiar significa el mayor acto de rebeldía

contra el sistema.»

Y de esa tierra casi mítica y fundacional salió

Noemí al tiempo que abandonaba, también, la

adolescencia, para llegar a una ciudad que se

convertiría en la segunda parte de su vida. La

medicina era un sueño privativo: la carrera en

ese entonces no existía en Santa Fe y, en esas

posibilidades paralelas que se van tejiendo,

descubrió la Bioquímica como pasión y profesión.

Sus años inmediatos transcurrieron

asomados al círculo mágico del microscopio,

a la luz de una lente ampliadora de realidad

donde formas extrañas comulgaban con luces

y movimientos en una suerte de magia. Sentada,

hoy, a una mesa frente a un café humeante

y los torrentes de claridad que entran por la

ventana, recuerda: «Mi familia no estaba en

condiciones de costearme un estudio. Hice la

carrera en ocho años. Los primeros cuatro

trabajé para una familia, en su casa, y a la otra

mitad la hice mientras me desempeñaba en un

comedor tradicional santafesino.»

Para Noemí, la Universidad Nacional del Litoral

se constituyó como bisagra, como inflexión

entre lo que había sido hasta ese momento y

todo lo que estaba llamada a ser a partir de su

«Mi familia no estaba en condiciones de costearme un estudio. Hice la carrera en

ocho años. Los primeros cuatro trabajé para una familia, en su casa, y a la otra

mitad la hice mientras me desempeñaba en un comedor tradicional santafesino.»

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«Siempre las miradas a través

de una lente me atraparon, el microscopio

era mi aparato favorito

dentro del laboratorio, desde

niña las cámaras fotográficas me

inquietaban y obsesionaban...»

formación académica: «Siempre mi facultad

me apoyó, primero becada, luego acomodándome

horarios para poder cursar mis prácticas.

Di 38 años de mi vida a la bioquímica,

trabajé en el norte de la ciudad, en barriadas

muy humildes en esas épocas. Tuve un grupo

de compañeros médicos ejemplares, hacíamos

medicina de primer nivel, trabajábamos en

equipo, podíamos aplicar nuestros ideales con

respeto a lo social y a lo humano». Así, mientras

desplegaba una intensa actividad profesional,

la joven mujer, en su realización personal

lograba fundar familia junto a su esposo y

sus hijos. En la crianza puso esa semilla que sus

propios padres habían sembrado en ella, allá en

el campo: la de la constancia como motor para

transformar las aspiraciones en realidad.

De las ensoñaciones infantiles le quedó, como

en el fondo intenso de una infusión endulzada

que se concentra en la taza, el sabor de la

creatividad esperando el turno. Y el momento

llegó, tiempo atrás, desde el entusiasmo y una

máquina: «Siempre las miradas a través de una

lente me atraparon, el microscopio era mi aparato

favorito dentro del laboratorio, desde niña

las cámaras fotográficas me inquietaban y obsesionaban.

En el último tiempo de mi vida profesional

activa comencé a estudiar y en 2018

me recibí. Mientras, participé de muestras colectivas

y de una individual en el espacio TODA,

que terminó por volverse itinerante y que llevo

a distintos lugares. Disfruto mucho poder mostrarla

y recibir comentarios me reconforta.»

33


retratos y perfiles

Colgadas de las paredes inmaculadas algunas

fotografías llevan el sello distintivo de Noemí,

son retratos que captan la psicología de la persona

observada, el gesto preciso, la mueca

sutil, o paisajes que estallan en un colorido a escala

a su imagen y semejanza, en algún lugar del

mundo al que ella llega para explorar y conquistar,

como es su costumbre. Le gusta desdibujarse

tras una cámara, volverse invisible para

visibilizar lo que capta con la lente, le apasionan

los oficios, el detalle de los comportamientos

humanos, los usos y costumbres, tan distintos

según sea la latitud que pisa, y en ese mundo

reciente al que ha ingresado encuentra nuevos

modos de explorar las ganas y los alcances:

«Sigo estudiando, estoy haciendo una diplomatura

en fotografía social en la Universidad de

Buenos Aires, y sigo unida a la UNL a través de

la secretaría de Bienestar Social haciendo talleres.

Estamos preparando una muestra colectiva

en conmemoración al centenario.»

Siempre las ansias de Noemí han sido colectivas:

las forjó en el seno de su familia fundacional,

las afianzó en los vínculos de su

preparación académica, las fortaleció en la

construcción de su propia familia, las reivindicó

en las relaciones laborales y las nutre, hoy,

en el conjunto creativo que constituye junto a

otros fotógrafos. La diferencia de Noemí con

tantas otras personas de la multitud es que ella

ha sabido tener siempre claro su objetivo: «Mi

mirada a través del tiempo fue cambiando. Ya

no es detrás de una lente de microscopio donde

lo que buscaba era encontrar lo necesario

para llegar a un diagnóstico. Ahora es disfrutando

de esta etapa, atrás de una lente de cámara.

Mi mirada está en todo aquello que conmueve

e impacta en mi alma y en mi corazón».

La fuerza del viento del Norte toma un declive

del aire para entrar por la venta. Trae algún

rastro del campo para dejarlo sobre la mesa

con fotos y café, para tener la certeza de que

Noemí ha llegado adonde ha querido sin perder

un soplo de su tenacidad natal.

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Historias de vida

Linda nació en Perú pero insiste en que es venezolana: su país de origen está entretejido con los

peores recuerdos de infancia. A los diez minutos de la mayoría de edad cargó en su mochila el peso

de ser indocumentada y remó a ciegas en Maracaibo, entre la ilegalidad y la milagrosa ayuda de

desconocidos. Una hija con discapacidad fue la prueba más fuerte que le puso su dios, a quien venera.

Hace unos años llegó a la Argentina siguiendo a un amor.

Texto: Natalia Pandolfo

Fotos: Horacio Antonio Grillo


Historias de vida

Quizás de eso se trate: de caminar con algún

rumbo. Y en los recodos, armar nidos que inviten

a volver al final de cada día. Quizás se trate

de coser los retazos que dejan algunas infancias

para armar vidas mejores.

Linda es costurera pero quiso ser médica: su

mamá le dijo que eso no eran cosas de mujer, le

puso una aguja en una mano y un hilo en la otra

y la mandó al mundo.

Su mamá no es mamá sino Manuela, una identidad

que ella pudo reconstruir después de años

de aprender a perdonar. Su infancia en Lima,

Perú, fue de golpes, de hacerse cargo como si

fuera madre de sus hermanos pequeños, de

violencias varias. Su infancia fue el sueño de

ser médica y la certeza de que jamás.

Linda –que es Adelinda Espantoso Torres y es

mamá de Ninfa, Emmanuelle y Valentina– metió

en una bolsa su infancia de cruces, la ató en un

palo y puso la mira en Venezuela como tierra

prometida que alguna vez le permitiría cruzar

el pasamano hacia el gran sueño americano.

«Te tenés que casar, así tenés la ciudadanía», le

decían sus compadres y comadres de la calle.

Ella las pasaba feas: no tenía dónde estar ni qué

comer. «Pero tenía dos manos. Mis manos me

salvaron siempre, junto con un montón de gente

que encontré por el camino, en los lugares

más insólitos, y que me ayudó sin conocerme.

Esto es lo increíble: una persona te ayuda sin

saber quién sos, sin saber siquiera si va a volver

a verte. Es casi milagroso», dice. Y que no

le importaba nada salvo estar lejos de esa casa

peruana del horror. Maracaibo fue el parche

que remendó su vida descosida de ausencias.

Ninfa es muy elegante. Esbelta, bonita, larga.

Sus épocas de crisis hacen intervalos con una

vida más o menos tranquila: tiene una discapacidad

intelectual severa que cada tanto le

provoca episodios violentos.

La decisión de internarla para que viva en un

hogar donde puedan contenerla se tomó hace

poco y todavía duele. «Jamás me imaginé en la

situación de tener que tomar una determinación

de ese tipo», llora la mamá cuando cuenta.

Pero asume que allí está bien, con profesionales

que saben cómo abordar el cuadro. Y que

ella ya no podía más.

«Había que casarse y me casé», evoca de su

sueño venezolano. Y que no estaba enamorada:

sabía que su norte era crecer, hacerse una

carrera como modista, vivir de lo que hacía.

Rafael era un chico bueno, cinco años menor

que ella, que empezó como facilitador de documentos

y terminó como marido cama adentro.

«Al principio fue todo muy bien. Él era un muy

buen herrero y yo empezaba a comprarme mis

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máquinas y a sumar costureras. Yo aprendí

su oficio y él el mío: nos complementábamos

cuando hacía falta. No estaba enamorada,

pero estaba tranquila, y eso para mí era el

paraíso», cuenta hoy desde su casa sabalera,

ubicada frente al Club Colón.

Pasó el tiempo, buscaron ser papás, nació Ninfa.

Todo parecía tomar sentido. Hasta que apareció

en su horizonte una palabra desconocida

hasta entonces: Ninfa tenía meningitis.

La salvaron de la muerte pero no de las secuelas.

Linda habla de eso y llora, llora desgarrada

como si aún sus ojos vieran convulsionar a ese

cuerpo recién salido de su cuerpo.

Dice que es imposible transmitir el dolor de

ese día. Y que desde ese momento se dio

cuenta de que estaba sola: Rafael opinó que

era mejor correrse –y se fue corriendo detrás

de alguna pollera.

Ninfa fue el desafío más complejo de la vida

de Linda. Fue el viaje sin papeles, el horizonte

siempre esquivo. Fue andar a ciegas entre

médicos, hospitales, estudios miles.

Linda asumió que esa era su responsabilidad:

se apoyó en amigos y amigas, compadres y

comadres, y siguió caminando.

La vida de Linda volvió a ser oscura. Atendía a

su hija: los tratamientos, las complicaciones,

la demanda permanente y absoluta. Se ocupaba

de parar la olla con su labor. Y rezaba: siempre

rezó, reza y rezará, porque considera que

todas las cosas que le pasan son pruebas que

dios manda a quien está en condiciones de

aguantarlas.

Si hay pelea hay reconciliación: Rafael volvió

un día arrepentido, dispuesto a aceptar el reto

y hacerse cargo de su hija. Por un momento

pareció que el sol volvía a regalar algún filtro,

a pesar de todo.

«Pero tenía dos manos. Mis manos me salvaron siempre, junto

con un montón de gente que encontré por el camino, en los lugares

más insólitos, y que me ayudó sin conocerme. Esto es lo increíble:

una persona te ayuda sin saber quién sos, sin saber siquiera si va

a volver a verte. Es casi milagroso.»

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Historias de vida

«Quisiera alguna vez poder

armar algo, una fundación,

un espacio para todas esas

mamás que andan por allí

con sus hijos e hijas con discapacidad.

En estos años he

visto de todo...»

Ninfa tenía seis años cuando Linda quedó nuevamente

embarazada. Fue un balde de agua

fría: Rafael se volvió a sentir desbordado y

huyó. Así es la escena: Linda en su máquina,

su bebé en la panza, su niña y su cuadro dando

vueltas, su vida otra vez rasgada.

Cómo hizo, ni ella se lo explica. La respuesta

es Dios, insiste. La cuestión es que los críos

crecieron y ella estuvo ahí para darles lo que

hiciera falta. El tiempo pasó.

Sus comadres empezaron a decirle que la

veían sola, que necesitaba algún amor. Ella

veía la vaca y lloraba, pero se dejó armar una

cuenta de messenger para conectarse con

gente desconocida. «No pierdo nada», pensó,

ella que ya había perdido tanto.

Empezó a chatear con Javier, un santafesino

que trabajaba en Prosegur y a quien llegó a

amar tanto como la virtualidad habilita. Hablaron,

llegaron a conocerse, avanzaron.

Hasta que un día, Linda aterrizó en Ezeiza con

Ninfa y Emmanuelle. Aquí nacería su argentinita,

Valentina, que hoy cursa su sexto grado.

En el Centenario cose, atiende a las vecinas,

sabe que su hija está en buenas manos porque

el estado la ayudó. Cose y sueña: «Quisiera

alguna vez poder armar algo, una fundación,

un espacio para todas esas mamás que andan

por allí con sus hijos e hijas con discapacidad.

En estos años he visto de todo. Argentina me

abrió sus puertas y he conocido personas

maravillosas. Vi mamás que dejan el pellejo

por estos hijos. Y también vi mamás que ya

no podían más, que abandonaban en el camino

porque estaban exhaustas. Sería maravilloso

poder ayudarlas», cuenta.

Hoy su horizonte son sus hijos, insiste. Imagina

mundos mejores y sabe que está en sus manos

abrirles la puerta. No teme poner sus pies en

tierra nueva.

40 #77 - 2019


41


Acordes y sonetos

42 #77 - 2019


Acordes y sonetos

Con la música presente desde la infancia, y como parte fundamental de su

formación desde las aulas del CREI, Sobre Los Cuerpos es, en esencia, un grupo

de jóvenes que alternan su vida juvenil con ensayos periódicos y bosquejos

de canciones. Entre papeles de ingreso a la facultad, apuntes de la secundaria

y pulseras de viaje de egresados, recorren sus influencias, sus deseos y su

visión de la música desde una generación sin prejuicios ni etiquetas.

Texto: Hernán Lestussi

Fotos: Diego Gentinetta y Guillermo Vogt

43


Acordes y sonetos

En 2018, una noche de bandas cualquiera, diciembre

descarga su calor húmedo en la ciudad.

Entre humo y barullo de risas mixturado

con estrofas sonando por estridentes parlantes,

Juli Cuneo, Mili Farioli, Valen Yoverno

y Lucho Paoloantonio alternan, en diferentes

momentos, su participación por el escenario

del lugar. De la nada surge el encuentro que lo

es todo: coinciden juntos en el plano elevado,

punto de toda la atención del público, y comienzan

a latir como una sola unidad, conformada

por los cuatro. «Somos todos alumnos del CREI

y nos conocemos desde ahí. Habíamos tenido

experiencias por separado pero, a partir del

momento en que coincidimos, decidimos armar

la banda. Desde entonces nos juntamos

todos los miércoles a ensayar», cuentan los

jóvenes de entre 17 y 18 años.

Desde ese inicio –casual, tímido y químico a la

vez– los purretes se convencieron del poder

ejercido en ellos y los demás por esa unión

de individualidades musicales, que parieron

a la banda: «Si bien teníamos presentaciones

sobre escenarios con la escuela, ahora es

diferente: lo disfrutamos más, es lo nuestro,

lo que nos gusta hacer. Nos conocemos, nos

miramos y ya sabemos lo que cada uno siente.

Además de ser unos amigos tocando, queremos

hacer el mejor show y que salga todo

bien: que a la gente le guste, salte y se cope.»

«Somos todos alumnos del CREI y nos conocemos desde ahí.

Habíamos tenido experiencias por separado pero, a partir del

momento en que coincidimos, decidimos armar la banda. Desde

entonces nos juntamos todos los miércoles a ensayar.»

44 #77 - 2019


Esa relación simbiótica que fluye en vivo entre

los integrantes, también sucede debajo de las

tablas, durante los procesos de composición:

«Tenemos varias canciones que hemos escrito

juntos durante este año, y cada uno agrega

su parte. Por ejemplo, Lucho viene y pone

una frase que estuvo pensando en la semana,

y después entre todos vamos agregando algo

para armar una canción.»

El rock alternativo es la bandera que eligen al

momento de agrupar sus creaciones musicales.

Aunque las etiquetas identificadoras son

una cosa que la banda no pretende establecer

con demasiada rigurosidad: «No nos encasillamos

en un solo género, escuchamos bandas

con distintos estilos. Lo bueno es no tener uno

definido porque no hay límite, podés hacer lo

que te interesa en el momento. No decimos

“hasta acá llegamos y no hacemos otro género

que no sea éste». En cada palabra captada por

el grabador aflora el discurso de una juventud

con desprejuicio hacia lo nuevo, lo atrevido, lo

diferente. Incluso aquello que algunos aún no

pueden –o no quieren– comprender: «El trap

y el rap son estilos que nos gustaría fusionar,

así como varios representantes del género ya

fusionan sus rimas a una base instrumental

propia de una banda de rock.»

Algo que Sobre los Cuerpos expresa amorosamente

en sus acordes, es la influencia de

«El trap y el rap son estilos que

nos gustaría fusionar, así como

varios representantes del género

ya fusionan sus rimas a

una base instrumental propia

de una banda de rock.»

la poesía cantada de Spinetta: «Todos escuchamos

un poco del Flaco y nos centramos en

traerlo a nuestra música, se logra sentir en

nuestras canciones». Más acá en la historia

de la música, Eruca Sativa, y Usted Señálemelo,

son otras bandas que marcan el estilo del

repertorio, inclusive en las listas de temas con

las que suben al escenario, pueden verse covers

de esas bandas. Lula y Marilina Bertoldi,

así como también Sig Ragga, son los faros autóctonos

que guían y gustan a Valen, Mili, Juli

y Lucho, en el proceso de crear su impronta.

La banda es dueña de un presente enérgico,

signado por la tendencia autogestiva de crear

espacios propios para la juventud músical

de Santa Fe: «Empezamos a generar movidas

muy fuertes, para que las bandas nuevas

puedan presentarse por primera vez y poder

empezar a conocerse –ejemplos de eso son La

Jam y el Emerger Festival–. Notamos que no

hay muchas bandas integradas por menores

de 21 años». Saben en primera persona lo difícil

que es ser persistentes en cuanto a ensayos y

todo el movimiento que los mismos implican, y

si se suma la complicación de conseguir algún

lugar para tocar, muchos proyectos jóvenes

naufragan antes de salir del puerto.

Al hablar del futuro, por otra parte, dejan ver los

sueños que quieren transformar en realidad:

«En el verano esperamos poder grabar nuestro

primer material. También, seguir tocando y que

la escena santafesina nos empiece a conocer,

aumentando la calidad de lo que hacemos. Nos

gusta hacer algo distinto sobre el escenario,

agregar ese toque donde no sólo haya músicos

parados con buena onda, sino también performances

que involucren artistas de diversas

ramas, para sentir y hacer sentir al público

sensaciones únicas, una experiencia completa

de la mano con la música que transforme una

presentación en algo inolvidable». Quieren una

vida que se estreche a la música, para algunos

como medio de vida, para otros, tal vez, como

actividad secundaria, pero por sobre todas las

cosas, «disfrutándola juntos, como banda».


46 #77 - 2019


Historias de vida

Inés Massino y Azucena Olmos son las mamás de Julio Cabal y Maxi Olmos,

dos de las 76 personas asesinadas en el departamento La Capital

en sólo 280 días. Piden ser atendidas por los responsables de Seguridad:

«Cuando uno comete un error hay que pedir disculpas, decir me

equivoqué. Esconderse, para mí, es lo peor, tienen que dar la cara.»

Texto: Guillermo Capoya

Fotos: Melina Dougaluk y Camila Gómez

47


Historias de vida

Una noche se encontraron en la explanada de

un edificio público. Y vieron las caras de sus

hijos en cientos de carteles. Qué hacemos acá,

pensaron, aguantando el dolor. Y ahí, de pie,

aunque las piernas tiemblen, Azucena Olmos

e Inés Massino estaban haciendo lo que otros,

tantos otros, no hacen: reclamar, investigar,

pedir una y otra vez que los testigos se despabilen

y hablen y cuenten qué pasó. Quiénes,

cómo, por qué, mataron a sus hijos.

Cuando esta revista salga a la calle quizás ya

haya aparecido el automovilista que clavó los

frenos en la intersección de los pasajes Pasteur

y Larramendi, cuando la moto de Maxi

Olmos estaba en el piso y sus matadores desoyeron

los gritos de los vecinos. Cuando esta

nota salga a la calle quizás las autoridades de

Seguridad se hayan comunicado con Azucena

e Inés. Cuando esta revista salga a la calle

quizás el mundo sea un poco más justo, como

soñaba Julio Cabal. Pero hasta la tarde en la

que se realizó esta entrevista, ninguno de esos

«quizás» se concretaron.

—En estos días ustedes hablaron con diferentes

legisladores, comunicadores, marcharon

una y otra vez. Sin embargo, ¿quiénes consideran

que aún no las oyó?

—El ministro de Seguridad, Pullaro –señala

Inés Massino, madre del Julio Cabal, que fue

asesinado en un intento de robo el 17 de septiembre

a las 13.30, en un comercio ubicado en

pleno centro santafesino–. Creo que él (Maximiliano

Pullaro) tendría que venir a conversar

con nosotras que, de alguna manera, representamos

el hartazgo de la gente. El gobernador

debería haber salido a hablar un poco más

en serio de las cuestiones de seguridad. Te juro

que si nos hubiera acompañado en la marcha

me hubiera parecido muy bueno. Cuando uno

comete un error hay que pedir disculpas, decir

me equivoqué. Esconderse, para mí, es lo peor,

tienen que dar la cara.»

—A mí no me llamó nadie –Afirma Azucena,

mientras hace un repaso de lo que deja la violencia

en Santa Fe–. Cuando ayer estábamos

marchando en la legislatura, estaba la mamá y

la tía de un chico que murió en un accidente de

tránsito; la esposa de un policía injustamente

encarcelado por denunciar narcos; la mamá de

Lucas, un chico que mataron y ella sabe todo,

presenta pruebas de lo que pasó y no le dan

bolilla. También estaba la mamá de una chica

que mataron en la Estación Mitre, un femicidio.

Era un delirio, éramos un mundo de injusticias,

todas con causas diferentes, pero todas con

hijos muertos por la violencia y el delito.

Hay alguien que vio todo

Si bien por el asesinato de Julio hubo un detenido,

gracias a testigos e imágenes de cámaras

de seguridad, en el caso de Maxi Olmos todavía

no se pudo detener a los autores del asesinato

ocurrido el 19 de septiembre, luego de que

dos personas a bordo de una motocicleta lo

persiguieran para robarle la Honda Tornado

que conducía. En la intersección de los pasajes

Larramendi y Pasteur un auto frenó cuando la

moto de Maxi derrapó: «Hay un auto que tuvo

que frenar, esa persona vio cosas. Esa persona

vio quiénes fueron los que lo mataron a mi

hijo. Sólo pido como madre: Yo necesito jus-

48 #77 - 2019


ticia para mi hijo. El que iba en ese auto es un

testigo clave, hay alguien en Santa Fe que fue

clave para ver qué pasó con mi hijo. Hace poco

detuvieron a una banda que robaba motos, no

lo pueden vincular con lo de Maxi porque no hay

testigos. Tampoco apareció nunca más la moto

de mi hijo.»

Por ellos

Por razones diferentes, tanto Inés como Azucena

tuvieron que poner blanco sobre negro

sobre versiones atolondradas de algunos periodistas

o para despegarse del reclamo simplista

y vacío de mano dura. Ambas madres

tuvieron que salir a explicar «que mi hijo creía

en que éramos todos iguales, que los pibes necesitan

oportunidades, que estudió psicología

para entender a las personas, para ayudar, que

le encantaba Megadeth», en el caso de Julio.

Que Maxi era «más bueno que el pan, que se

rompía el alma trabajando, que vivía con una

sonrisa, fue el mejor promedio en la escuela,

el mejor compañero, que jugaba a la pelota en

Sportivo Guadalupe. Y proyectaba junto con su

pareja tener un hijo.»

—¿Cómo siguen adelante?

Inés —Por ellos. Ahora voy a empezar otro camino,

yo no sé por dónde empezar pero algo

voy a hacer, y pronto. No sé si lo haremos juntas

con las otras mamás, o quien se quiera sumar,

pero en Santa Fe tenemos que hacer algo.

Me da mucha bronca tener que suplir el rol del

Estado porque el Estado no actúa.

49


Historias de vida

Me parece espantoso pedir que se despabilen.

Hay gente que no hace lo que tiene que hacer.

Por qué si yo hago lo que tengo que hacer y mi

hijo estaba haciendo lo que tenía que hacer y

el hijo de Azucena estaba haciendo lo que tenía

que hacer, tenemos que hacer nosotras el rol

de los idiotas a los que les pagamos el sueldo

para que al final no hagan nada. Es tanto lo que

hay que cambiar y estoy tan enojada. Algo tiene

que cambiar, algo vamos a hacer. Porque

nuestros hijos no se merecían esto, no se lo

merecían. Nosotras tampoco nos merecíamos

estar este lugar. Nunca hubiera querido estar

en este lugar de mierda en el que estoy porque

a un tipo se le ocurrió salir a matar.

Estas dos mujeres que hoy se apuntalan, se cuidan,

se abrazan, no se conocían hasta hace unos

días atrás. «No nos une el amor sino el espanto»,

parafrasea Inés. «Nos une el dolor de haber

perdido un hijo», dice Azucena y añade: «Nuestros

hijos eran grandes personas. No se conocieron

entre sí y nosotros no nos conocíamos,

pero ahora sí sabemos. Ahora sí los conocemos.

Sabemos que eran chicos trabajadores, sanos,

mi hijo tenía 25 años y su esposa está devastada.

Tengo un dolor tan grande, una bronca».

Cientos, miles

Azucena e Inés son dos madres entre cientos

de familias que quedan destruidas a causa de

la violencia, el delito y la falta de justicia. En lo

que va del 2019, hasta el 7 de octubre, hubo 76

homicidios en el departamento La Capital.

Cinco días después de la entrevista se hizo una

marcha más a la Legislatura. Los familiares

llegan con las pancartas enrolladas de a dos,

de a tres. Poco a poco se arriman, se juntan. En

30 minutos algunas de ellas se sentarán con un

grupo de legisladores: «Acá estamos para que

nos den explicaciones», dice Inés.

El cartel amarillo tapa el pecho de un niño: «Pido

Justicia por mi papá, Leo Pérez», dice. Las otras

pancartas y carteles coinciden con un pedido:

JUSTICIA. Los nombres de personas que murieron

en diferentes circunstancias, siempre

violentas son: Lucas Pirovano, Tomás Licitra,

Mauro Navarro, Francisco Sueldo, Vanesa Castillo,

Natalia Guadalupe Catán, también está el

nombre de Diego Román. Todos fueron víctimas

de una serie de inoperancias, de situaciones que

se podían evitar, de violencia desmedida. No hay

especialistas tratando de resolver el cómo y los

porqués. Hay carteles, hay pedidos, hay rabia.

Un policía sale de una puerta lateral de la legislatura

y explica cómo será el ingreso de

algunas de las madres. Pide que entren sin los

carteles. Repasa un listado de nombres que

tendrán permitido el acceso a la reunión. El

resto de los hijos, padres, hermanos, novios,

novias, amigos, quedan afuera, bajo el sol de

una siesta calurosa. Pero que importa el calor,

si lo que arde es la rabia de que nada cambia.

50 #77 - 2019



FOTO EXTRAÍDA DE: https://time.com/5693356/iowa-science-teacher-greta-thunberg-facebook-comment/

52 #77 - 2019


Ecología

El gesto

Texto: Mariano Peralta

Alrededor de la joven sueca Greta Thunberg y

su llamado a detener el cambio climático giran

las más variadas opiniones. Un recorrido por

las redes y la prensa nos adentra en infinitos

ejercicios por desmenuzar los orígenes de

Greta, por encerrarla en su condición de pertenencia

a un país del primer mundo, por señalar

los límites de su lucha y hasta por denunciar

su lisa y llana funcionalidad con el sistema que

quiere modificar. Toda crítica es válida y, si es

sincera, enriquece, pero un mínimo ejercicio

de quien señala es situarse honestamente en

el lugar desde el que lo hace. Lo mismo corre

para la ponderación. De allí que, sin ánimo

personalista, precise decir quién soy antes de

hablar de Greta.

Cursé la secundaria en la escuela Pizarro,

de la ciudad argentina de Santa Fe, un punto

más bien sureño de Latinoamérica. A los 15

años participaba del centro de estudiantes,

que presidiría durante dos períodos antes de

egresar como Técnico Químico. Provengo de

una familia politizada de clase media barrial,

de allí que se me diera fácil y me agradara

participar de un espacio colectivo, de representación;

que pudiera hacer valer los conocimientos

y la experiencia, más un legado de mis

padres que una construcción propia, en esa

temprana etapa de la vida.

No proseguiré con los detalles de mi trayectoria

posterior, ya que quiero detenerme en esa

edad y en esa condición: un adolescente politizado

del tercer mundo, heredero de una incomodidad

con la injusticia del sistema, pero lo

suficientemente integrado como para no vivirla

en carne propia. Para traerlo a la actualidad,

mucho más cerca de Greta Thunberg que de un

pibito que hace malabares en un semáforo o un

gurí entrerriano con cáncer pasando sus (ojalá

que no últimos) días en el Garrahan.

Ese pibe que fui, antecedente del adulto que intento

ser, no tuvo el gesto. Con esto me refiero

a que ese pibe hizo lo que tenía que hacer. Canalizó

sus deseos, su rebeldía y la de algunas

otras personas, pero aceptó ir en los estribos

del sistema. Nunca se bajó, nunca dijo basta.

Greta sí lo tuvo y no puedo saber si ese gesto fue

facilitado por seguridades sociales y económicas

de las que carecemos en el tercer mundo;

si previamente fue motorizada por intereses

que la exceden (tal vez, sí, posteriormente).

Lo que puedo saber es que Greta dijo basta y

dejó de ir a la escuela los viernes. El motivo de

su huelga fue un elefante que nos pasa por la

cara hace años y como sociedad decidimos ignorar

o desdeñar: el desastre medioambiental

provocado por un sistema cuyo último fin es

maximizar y concentrar ganancias.

Claro que Greta no es la primera ambientalista,

que no es la persona con más conocimiento

acerca del tema, que no es una víctima directa

del glifosato, del aumento del nivel del mar, la

sequía o las inundaciones, los tiros y el fuego

del agronegocio expansivo o el extractivismo.

Sin embargo, puede ser éste el motivo por el que

pudo instalar su discurso en un futuro global, una

noción que suele ser una entelequia para la mayoría

de quienes transcurrimos con la urgencia

impuesta por nuestro modo de vida. Puede ser

algo ingenua su postura, pero más ingenuo es

creer que quienes llevaron el mundo a este punto

están proyectando un futuro que favorezca a la

mayoría de la humanidad o a la vida en el planeta.

Por el adolescente que fui, pero fundamentalmente

por el que no fui, me sumo con humildad

a esta ola de debates que inauguró una pibita

sueca cuyo gesto fue excedido, imitado, complejizado

por millones de jóvenes en todo el

mundo. Recuerdo bien que me gustaba no ser

subestimado a esa edad, que confiaran en mí

y aceptaran mi porfía. Honrar a esta pibada es

una forma de redimirnos por lo que todavía no

pudimos y continuar en la construcción de un

sistema que sea justo para quienes lo integran

y para el entorno en el que se desenvuelve. Un

sistema que, a las claras, deberá ser muy distinto

al que tenemos.

53


retratos y perfiles

Oceánica

Inspiraciones

Yo vi en vos esa noche

en mi pieza todo el mar

salir de tu mirada diáfana

y entrar en mí atravesándome

como la daga aquélla que contó el bardo

torrente desatado

y en tu habla ahogada en sal

escuché al unísono todos

los océanos que imaginamos

inventada música nuestra

que estalló las paredes y los vidrios

fuerza indómita

aluvional masa volumen

que pasó por vos sólo

para salir proyectada

soberbia sombra azul

disparada a cuatro nortes

arrastrando todo a su paso

en el sueño hondo que compartimos

antes agitados y después leves

devenidos uno en el revuelo

mayúscula marea ondulante

de las aguas de tormenta al

viento que ya cede

Yo vi esa vez en vos

estupefacto todo el mar

que pude soñar para mí

pero me fui

Yo veo en vos

ahora que te encuentro

tantos años después

el mar todavía bravo

en tu mirada

oceánica

que me observa

desde la hondura de los tiempos

aun preguntándose por qué

Lo que inspira Estanislao

María Susana Ibáñez (escritora) dice en el prólogo: «Los poemas

de Oceánica navegan el límite entre la expansividad exploratoria del

ensayista y el destello apasionado del poeta, entre la argumentación

cuidada y la imagen novedosa. Traen del ensayo la recurrencia de algunos

temas, las enumeraciones, la composición por expansión en

espirales más y más veloces que culminan en la frase precisa».

Texto: Estanislao Giménez Corte

Poemario: Oceánica. Poemas aparecidos

Editorial: Universidad Católica de Santa Fe, 2019

Fotos: Pablo Aguirre

Yo vi todo el mar en vos

furioso amanecido

perturbadora belleza

en los vientos y en la calma

pero igual

me fui

acaso temeroso de la inmensidad

indigno de tanto

corriente en retirada

que lleva impresos

en el cuerpo maltrecho

para siempre

tus ojos de agua

colmado el pecho

la piel humedecida

54 #77 - 2019


ELSA AQUINO

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Trayectoria: formación en diferentes talleres y técnicas, Analia Sagardoy, Fernando Polito, Hamano Ryuho, Valeria Frois, Estela Rosso, Marta

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trabajar y crear

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SOBRE LOS CUERPOS

«Queremos hacer algo distinto

sobre el escenario»

NOEMÍ

CANDELLERO

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«La experiencia educativa tiene

que ser transformadora»

LINDA ESPANTOSO

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Costuras que unen fronteras

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Madres que marchan

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