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Diario Co Latino
Opinión Miércoles 25 de marzo de 2020 11
40 aniversario martirial de San Romero de
América. Profeta que nos acompaña siempre,
con su legado de denuncia y esperanza
Alejandro Lening Díaz Gómez
En estas duras semanas, donde a las crisis
social y política que se ha instaurado en
nuestro país, se ha sumado la crisis de salud
sanitaria que ha entrado a la región, en el 40 aniversario
martirial de San Romero de América, queremos
retomar planteamientos proféticos y actuales de
nuestro pastor y mártir en cuanto a las preocupantes
condiciones de vida para la mayoría de salvadoreños.
Como es conocido y aceptado, nuestro sistema
de salud no reúne las condiciones para afrontar una
pandemia tan agresiva como el Coronavirus (CO-
VID-19), puesto que ya se encuentra colapsado con
falta de personal, equipos médicos, medicinas, hospitales
y centros de atención en municipios remotos de
nuestro país, que han sido cerrados en estos últimos
meses y, sobre todo, porque la dinámica de salud del
país ha sido la improvisación en medidas y acciones,
lo que demuestra todavía que el Estado no puede garantizar
una cobertura en salud y seguridad alimentaria
para las mayorías
En el caso de la soberanía alimentaria y el derecho
constitucional al agua, su reconocimiento constitucional
ha sido imposible por intereses de legisladores
que se niegan a aprobar las reformas constitucionales
y también leyes que protejan los recursos naturales
de nuestro país, puesto tienen presiones y participan
de intereses de estos poderes, manteniendo a la
alimentación y al agua como objetos mercantilizados,
y así otros derechos económicos y sociales de nuestro
país se abordan con esa nefasta óptica. Siendo imposible
con ello garantizar condiciones dignas de subsistencia
para el país, y menos ahora a las puestas de
una pandemia.
Mons. Romero señaló estas graves condiciones
cuando denunció en sus homilías la violencia estructural
en que se encuentra sumido nuestro país, convirtiéndose
tal como lo señala la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH) en un reconocido
crítico de la violencia y la injusticia y era percibido
como un enemigo peligroso en ciertos círculos civiles
y militares, denunciando que: “Las mayorías pobres
de nuestro país son oprimidas y reprimidas cotidianamente
por las estructuras económicas y políticas
de nuestro país. Entre nosotros siguen siendo verdad
las terribles palabras de los profetas de Israel. Existen
entre nosotros los que venden el justo por dinero y
al pobre por un par de sandalias; los que amontonan
violencia y despojo en sus palacios; los que aplastan a
los pobres; los que hacen que se acerque un reino de
tan
casa con casa y anexionan campo a campo hasta
ocupar todo el sitio y quedarse solos en el país”.
El asesinato de san Romero el 24 de marzo de
opresor, las injusticias e inequidades existentes y la
denuncia del reino de la violencia, que describió claramente
en sus homilías: “La violencia, el asesinato,
la tortura donde se quedan tantos muertos, el machetear
y tirar al mar, el botar gente: esto es el imperio del
Si bien, en los tiempos de sus pronunciamientos
no estaba tan en auge el tema ecológico, si sostuvo
posiciones en favor de la vida humana, denunciando
y relacionando el daño a la naturaleza (su uso abusivo)
o problema ecológico con la injusticia social
en nuestro país, señalando: “Ustedes saben que está
contaminado el aire, las aguas; todo cuanto tocamos y
vivimos; y a pesar de esa naturaleza que la vamos corrompiendo
cada vez más, y la necesitamos, no nos
damos cuenta que hay un compromiso con Dios: de
que esa naturaleza sea cuidada por el hombre. Talar
un árbol, botar el agua cuando hay tanta escasez de
agua; no tener cuidado con las chimeneas de los buses,
envenenando nuestro ambiente con esos humos
mefíticos; no tener cuidado dónde se queman las basuras;
todo eso es parte del gran problema ecológico...
Cuidemos, queridos hermanos salvadoreños, por
un sentido de religiosidad, que no se siga empobreciendo
y muriendo nuestra naturaleza. Es compromiso
de Dios que pide al hombre la colaboración” (Ho-
contra el consumismo extremo: “Queremos vivir el
lujo, queremos consumir como consumen todos y
nos estamos haciendo víctimas, esclavos” (Homilía 4
A estas alturas, es innegable que las pandemias actuales
tienen relación con la contaminación del ambiente,
especialmente el aire, experimentos biológicos
y el cambio climático, no en vano esta última pandemia
ha empezado en uno de los países más contaminados
del planeta y de este problema ecológico ya
nos hablaba san Romero hace más de 40 años.
El profetismo de nuestro pastor y santo es muy
rico, anunciando la verdad, justicia y fe en diferentes
temáticas y coyunturas, dándonos esperanza con
ello de revertir la realidad y construir una sociedad
lidad,
su trascendencia todavía no ha sido comprendida
en su verdadera dimensión por nuestra sociedad,
sus discursos y homilías nos pueden dar guía de
una sociedad mejor, una sola muestra de ello es que
en el año 2010 la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) adoptó el 24 de marzo como Día Internacional
del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones
Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad
de las Víctimas.
Por ello, a cuarenta años de su vil asesinato tene-
ria,
reconociendo sus posicionamientos que son muy
actuales y trabajar para que su crimen no quede en
logrado un poco de eso, la justicia y verdad con la
que predico ejemplo no ha llegado a su caso judicial,
Tanto el caso judicial de su asesinato, que ha ido
caminando lentamente, pero con nuevas pruebas
documentales y testimoniales muy importantes, así
como su caso en la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH), requieren la voluntad real
de las instituciones del Estado salvadoreño para investigar,
enjuiciar, sancionar a los responsables y entregar
la documentación militar y de otra índole que
nancistas
de este magnicidio.
Cuarenta años después de tan nefasto crimen, el
Estado salvadoreño y las instancias nacionales de investigación,
continúan incumpliendo sus deberes
en materia constitucional, jurídica, ética e histórica,
puesto no conocemos los avances de investigaciones
contra otros autores intelectuales en el caso; y todavía
no se cumplen a cabalidad las resoluciones correspondientes
del caso, provenientes de organismos internaciones
de derechos humanos, que poseen competencia
en nuestro país.
En estos momentos de crisis y convulsión social
y política, el mensaje de San Romero de América es
muy contundente y se vuelve más vigente que nunca,
para aplicarlo en todos los temas de país, ya que
seguimos viviendo y sufriendo la impunidad del pasado
con una nueva Ley de Amnistía, que genera impunidad
y viviendo en carne propia la injusticia social
estructural que cada vez más aumenta la brecha entre
ricos y pobres, haciendo difícil afrontar crisis sanitarias
como la que se vive actualmente en el mundo.
Debemos de ser conscientes que no todos los salvadoreños
se pueden quedar en su casa durante una
cuarentena, que existen los sin techo, los sin trabajo y
sin comida; muchos no pueden dejar de ganar lo que
día a día necesitan para sobrevivir junto a sus fami-
la indiferencia son el peor enemigo de una emergencia
sanitaria.
Por ello, san Romero, cuarenta años después nos
invita siempre ha luchar por la verdad, a tener esa
esperanza “que será pronto una realidad”, siempre
para “encontrar la salvación” a las crisis.
Conmemoremos su aniversario martirial tratando
de aplicar y replicar esos planteamientos de fe y esperanza,
superando la angustia y el miedo, si bien esta
semana no participaremos en sus caminatas y procesiones,
se realizarán actividades importantes a través
de las redes sociales.
Luchemos contra la desazón, porque san Romero
estará con nosotros en nuestros hogares, trabajos,
acompañando a los que afrontan esta crisis, junto a
los más desprotegidos, dándonos esa esperanza que
tanto hace falta a esta sociedad golpeada por la injusticia
social.