Atemperada A Los Tiempos - Revista SOMOS Vol. 4 No. 1
Revista Oficial de LaAlianza Distrito de Puerto Rico
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"ESTAD QUIETOS, Y CONOCED<br />
YO SOY DIOS"<br />
En estos días Dios nos ha quitado a todos la<br />
ilusión de control que tanto nos caracteriza.<br />
Y con impaciencia todos estamos tratando<br />
de recuperarla, aun abrigando las mejores<br />
intenciones; entre estas ministrar o ayudar a otros. <strong>No</strong><br />
podemos quedarnos quietos. Parece que ni siquiera<br />
para quedarnos quietos podemos dejar de movernos.<br />
Nuestro miedo nos empuja a realizar frívolos esfuerzos<br />
por tener alguna sensación de control, con lo que<br />
intentamos opacar profundas inseguridades.<br />
El falso “Yo”, que no es sino la máscara que utilizamos<br />
en nuestros fútiles intentos por salvarnos a nosotros<br />
mismos, aflora cuando nos abruma el estrés o el peligro.<br />
Es decir, cuando nos sentimos amenazados, buscamos<br />
ponernos a salvo de la única manera en la que sabemos<br />
hacerlo: hablando mucho, moviéndonos mucho,<br />
entreteniéndonos o comiendo demasiado, trabajando<br />
en exceso, preocupándonos a mansalva, estando<br />
excesivamente a la defensiva o criticándolo todo, y<br />
proyectando la postura de un sabelotodo.<br />
<strong>No</strong> me malentienda; siempre estamos intentando<br />
salvarnos a nosotros mismos. La única diferencia es<br />
que en las crisis el falso “Yo” está en esteroides o en<br />
temporada alta. Y, créanme, no queremos eso. Es triste,<br />
pero tendemos a subestimar la intención de Dios al<br />
llamarnos a estar quietos durante una crisis. Muchas<br />
veces nos resignamos a la crisis como una incomodidad<br />
temporera que debemos soportar y no como un medio<br />
para un fin realmente valioso, con nuestro “estarnos<br />
quietos” teniendo un rol esencial en ello. Toda crisis<br />
expone nuestra triste condición: prisa, miedo, esclavitud,<br />
inseguridad, infelicidad, soledad y mucho más.<br />
<strong>No</strong> aguantamos el silencio, así que abrazamos el ruido.<br />
<strong>No</strong> sabemos estar solos, pero eso no quiere decir<br />
que sepamos estar juntos. Y por no saber estar solos<br />
echamos a perder nuestros pobres intentos de vivir<br />
juntos. Es igual con el silencio; debido a que lo evadimos,<br />
no sabemos qué, cuándo ni cómo hablar. Aquellos que<br />
lideran —en cualquier capacidad— tienden a pensar<br />
mucho en términos de “la tarea a la mano” y poco en<br />
“la mano en la tarea”; o sea, en la persona que son<br />
al liderar. Pero prestar atención a su propio mundo<br />
interior tiene que ir primero, tanto para hacer las cosas<br />
correctamente como para hacer las cosas correctas,<br />
especialmente porque hacer lo correcto muchas veces<br />
implicará decepcionar a otros.<br />
Aunque nos cueste creerlo, liderar tiene mucho que ver<br />
con decepcionar a otros, en particular a otros líderes. En<br />
Marcos 1:36-39 Jesús decepciona a una multitud que<br />
lo buscaba, porque él sabía bien a qué habían venido.<br />
Él nunca lideró por encuestas ni por presión externa<br />
alguna, sino a partir de la más profunda intimidad con su<br />
Padre. El verso anterior lee así: “De madrugada, cuando<br />
todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y salió de la<br />
ciudad para ir a orar a un lugar solitario” (Marcos 1:35).<br />
En Mateo 26:6-11, Jesús decepciona a sus propios<br />
discípulos cuando estos regañaban a una mujer por<br />
hacer algo que él estimó más bien como muy oportuno y<br />
digno de alabar. De hecho, al leer los Evangelios emerge<br />
cierto patrón que se hace evidente: Jesús les enseñó<br />
mucho decepcionándoles. Hay que estar hecho de<br />
cierto material para liderar así y para hacer discípulos así;<br />
viendo y haciendo lo que otros no harían, muchas veces<br />
cuando menos lo esperan. Les propongo que esto tiene<br />
mucho que ver con la intencionalidad de Jesús para<br />
estar quieto y a solas en la presencia de Dios.<br />
Cuando el Espíritu dirigió a Jesús a su propia cuarentena<br />
en el desierto, él de manera voluntaria dejó al mundo<br />
OCT/DIC 2020 <strong>SOMOS</strong> 21