Atemperada A Los Tiempos - Revista SOMOS Vol. 4 No. 1

¿Por qué las esperas? Porque Dios está
trabajando en nuestra fe y en nuestro carácter.
Alguien dijo que fe no es fe hasta que es lo único
que nos sostiene. Y es precisamente cuando la
dificultad es mayor, cuando hemos llegado al limite
de nuestras fuerzas, cuando hemos tratado todo y
estamos sin opciones, cuando Dios comienza su
obra poderosa en nosotros.
Frente a mí tengo una libreta desgastada por el
tiempo. En algunos lugares la tinta está corrida, pero
todavía se puede leer bien el contenido. Recorro
las páginas y el corazón me vuelve a latir con fuerza,
como si viviera otra vez cada experiencia narrada.
Oraciones, peticiones, ruegos de muchos años.
Clamores que salen del alma. Son páginas llenas
no solo de peticiones y clamores, cada uno con su
fecha, sino de contestaciones a esas peticiones,
cada una también con su fecha. ¡Cómo proveyó el
Señor para todo! De mil maneras diferentes.
Cada página está llena de alabanza,
agradecimiento, reconocimiento de la grandeza,
poder, amor y fidelidad de un Dios personal y Padre
celestial que no pierde de vista a sus hijos y que
está atento a su clamor. Un Dios que se complace
en bendecirnos. Aquel que no cambia el amor que
nos tiene. Siempre vendrá y nos ayudará.
El Ministerio de la Noche
Hay tiempos difíciles en la vida, períodos de
prueba y sufrimiento donde el alma agoniza y
el corazón se debate entre la desesperación, la
impotencia y la fe; donde aun la presencia de Dios
parece distante. San Juan de la Cruz se refirió a
esos tiempos como “la noche oscura del alma”,
el teólogo Henri Nouwen lo llamó “el ministerio de
la ausencia” y el escritor A. W. Tozer lo llamó “el
ministerio de la noche”. Por ese camino también
tuvimos que caminar nosotros.
Sin duda, cuando tenemos a Dios lo tenemos
todo, porque en las peores circunstancias y en
las pruebas más difíciles, cuando nos sentimos
totalmente impotentes, es ahí cuando la gracia,
el amor, la presencia, la paz, el gozo, la provisión y el
cuidado sobrenatural de Dios se hacen presentes.
¡Qué tranquilidad produce esto en el corazón!
Saber que nuestra seguridad no depende de las
circunstancias, el trabajo, la salud, el dinero, ni de
ninguna cosa que este mundo ofrezca. Todo eso puede
fallar, pero Dios no. En Él encontramos protección,
provisión, dirección, paz en medio del caos, esperanza
cuando todo parece fallar y fortaleza aun en medio
de la debilidad más grande. Él mismo es nuestro lugar
seguro.
Luisa Páez es directora de la Academia de Liderazgo
de la Iglesia y consejera matrimonial.
«Fuera de la cruz de Jesucristo,
no existe esperanza en este
mundo. Esa cruz y resurrección
que son la base del evangelio
es la única esperanza para la
humanidad. Adonde quiera que
vayas, pídele a Dios sabiduría en
cómo entrar en ese evangelio,
incluso en las situaciones más
difíciles de la vida».
-Ravi Zacharias
OCT/DIC 2020 SOMOS 27