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Rock Bottom Magazine Número 8

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El rincón del blues

Por Dolphin Riot

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Robert Johnson es el músico más misterioso del siglo XX. Su vida y su muerte constituyen un enigma

indescifrable que sigue alimentando ríos de tinta setenta años después. Cuenta la leyenda que el rey del

Delta del Mississippi vendió su alma al diablo en un cruce de caminos, así consiguió que su alargada

sombra aún proteja del sol a los músicos de blues. Muchos han intentado encontrar la verdad pero no es

tarea fácil desmitificar al autor de “Sweet Home Chicago”. Una constante es atribuirle mentores y uno de

los más citados es Son House. Podemos encontrar muchas referencias a House como el hombre que enseñó

a Robert Johnson, de hecho, en 1974 salió a la venta un LP con el siguiente nombre: “The Real Delta Blues

(14 Songs From The Man Who Taught Robert Johnson)”, recogiendo una grabación realizada por Son House a

principios de los 60.

Eddie ‘Son’ House Jr. aseguraba

que “no creía en nada que no fuera

la iglesia”, no en vano nació y

creció en una. A pesar de ser hijo

y sobrino de músicos, temía que la

guitarra fuera un instrumento del

diablo y se enfurecía cuando veía

a un hombre interpretando blues.

Ese sentimiento lo mantuvo libre

de pecado y guió sus pasos desde

su nacimiento en 1902 hasta un

sábado cualquiera de 1927. “Vi a

un tipo llamado Willie Wilson y a

otro llamado Reuben Lacy tocando

en las afueras de Clarksdale, me

detuve porque estaban rodeados

de mucha gente. Willie Wilson tenía

algo en el dedo, como una pequeña

botella de medicinas que arrastraba

por el mástil, produciendo un

chirrido. Desde ese momento quise

tocar como él. Compré una guitarra

rota y con solo cinco cuerdas por un

dólar y medio”. En aquel momento

House no veía la diferencia entre

esa guitarra y una nueva. Fue el

propio Wilson quien la reparó, le

puso la sexta cuerda, le consiguió

un bottleneck (cortando la parte

más estrecha de una botella, para

introducir el dedo, deslizarlo sobre

el mástil y conseguir el sonido que

le atrajo hacia el blues) y se la afinó

en sol abierto para que le fuese más

fácil empezar. A las dos semanas

ya sabía tocar una canción que le

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