CONTENIDOENTREVISTA THE FLY FACTORY.3ESCAPE AT DANNEMORA.14ENTREVISTA GUADALUPE PLATA.17LA TIERRA DE GARY CLARK JR.23JOHN GARCIA AND THE BAND OF GOLD.25HERIDAS ABIERTAS.27ROMA: TEDIOSA GENIALIDAD.28EL RICÓN DE PAULIE.28EL RINCÓN DEL BLUES.29SONIC SOUND31A VISTA DE PÁJARO.33ENTREVISTA LOS FARELLI.35NOVEDADES.39LIBROS.40EN CONCIERTO.43MALDITO TOWNES VAN ZANDT.45ENTREVISTA THE CUBICAL.49Staff Rock Bottom Magazine.Jefe de redacción, Edición y diseño: Javistone.NOVEDADES.Staff Técnico: Javistone, Jesús Sánchez, Cristina Rodríguez.Colaboradores: Cristina Rodríguez, Txema Mañeru, J. F. León, Dolphin Riot, Ignacio Reyo, Pájaro,39Adolfo Alcócer, Jorge Borondo, Guillermo Alvah.Contacto: javistone@javistone.comRock Bottom Magazine no tiene fines lucrativos ni comerciales.35371
EditorialPRIMEROOÍDOS INQUIETOSY LA LIBERTAD CREATIVAMe pide el capo Javistone que me marque este mes la editorial de esta maravillosa aventura queiniciamos hace ya más de un año. Tema libre, apostilla, cuando le pregunto de qué quiere que hable.Libertad, que bonita palabra. La libertad se hace grande poniéndola de manifiesto, pasando de ser unmero concepto idílico a toda una manifestación de personalidad. Pensando en ello, y precisamenteahora que he escrito unos renglones sobre “Roma”, de Alfonso Cuarón, caigo en la cuenta de cuántollaman la atención las manifestaciones de talento en los que la libertad, el individualismo, e incluso loíntimo, van por delante de otras consideraciones formales.Cuando me puse a pensar sobre cómo darle forma a mi opinión sobre “Roma”, me vino a la mente otrofenómeno personalísimo que ha propiciado, al igual que la cinta de Cuarón, centenares de debatesencendidos entre detractores y defensores. Me refiero al fenómeno Rosalía, cuya combustión en losúltimos tiempos ha sido alimentada por la gasolina del enfrentamiento entre quienes la aman y quienesla detestan.Tomarse la libertad personal de crear algo diferente, en estos tiempos en los que la granlupa crítica se extiende desde el terreno de la erudición hasta el de la ignominia, comporta ciertosriesgos que enfrentan a los autores con su obra de una manera directa. Y no deja de ser valiente, enestos días, dirigir tu producto al gran público a sabiendas de que es posible que hasta tu vecina delquinto se postule como feroz crítica de tu trabajo.Cada vez que intuyo la controversia, me puede el morbo, lo reconozco. Acudo a webs, redes sociales,buceo entre hashtags y me empapo de enconamiento exacerbado. A veces, las más, le sumo unabuena dosis de masoquismo al ejercicio, ya que, como en los casos que he referido, me centro enobras que normalmente me han gustado, pero de las que intuyo un aroma transgresor que sé quegenera debate. Y volviendo a la libertad, me resulta muy atractivo que un tipo dedique más de doshoras a glosar su (en realidad) aburrida infancia, o que una chica recién salida de la pubertad seacapaz de ponerse por montera un género tan purista como es el flamenco, mezclándolo con Dios sabequé clase de sonidos urbanos de última generación. A partir de ahí, las reacciones no vienen sino ademostrar que estamos ante trabajos esencialmente libres, y arriesgados.Ya pasó Rosalía por estas páginas, mediante las cuales RBM demostró su adhesión a la causa. Enestos últimos días, con los Oscar a las espaldas, debatíamos Javi y yo acerca de las cualidades dela peli mexicana; en realidad, todo debate sano y respetuoso hecho desde un criterio mínimamentefundamentado resulta enriquecedor, necesario. Todo lo contrario a lo que ocurre ahí afuera, dondeel insulto, la agresividad, y el epíteto descalificador son moneda de cambio. Y volviendo a la libertad,conocemos su doble filo a raíz de la democratización de la opinión pública a través de las redessociales, ring habitual de estas disputas: internet nos hizo libres, a la vez que sacó lo peor de nosotros.Libertad o libertinaje, como ustedes quieran, fue lo que cimentó también la leyenda de una banda que,Netflix mediante, vuelve al primer plano del debate en estos tiempos. Me refiero a Mötley Crüe, quehicieron de la depravación un arte. Hace ya muchos años pude leer “The Dirt” y “The heroine diaries”,dos libros en los que se aventaban las miserias más extravagantes de un grupo que había facturadoinmensos discos de poderoso hard rock. Tal vez la leyenda hubiera subsistido sin morbo, pero esteelemento resultó absolutamente necesario para elevarlos a los altares del imaginario rockero de losaños del Sunset Strip, el Jack Daniels y la heroína. En ese sentido, los Crüe fueron cuatro individuospeligrosamente libres, adolescentes salidos de un agujero y que descubrieron a base de hostias lafama, el sexo, las drogas y sus respectivos infiernos. Esperamos con ansia la película que Netflix hapreparado recorriendo aquellos días; si el resultado resulta la mitad de amargo que lo que plasmabael libro en que se basa, la experiencia promete ser fuerte. Hablaremos de ello en el próximo RBM.Mientras tanto, disfruten con nosotros de su libertad lectora.Jesús Sánchezhttps://rockbottommagazine.wordpress.com2