Revista RunningColombia digital Ed.27

(Homenaje)
El legado de
Álvaro Mejía
Álvaro Mejía dejó un legado imborrable, más allá de sus marcas. Tres generaciones de atletas
quisieron seguir sus pasos y muchos triunfaron con sus consejos.
Cualquier nota, homenaje o crónica
que se haga de Álvaro Mejía es imposible
hacerla sin nombrar algunas
de sus hazañas deportivas.
La primera victoria de un atleta colombiano
en la Media Maratón San Blas de Illiescas,
en Coamo (Puerto Rico), en 1966; la tripleta
de oro en los 1.500, los 5.000 y los 10.000
metros de los Juegos Bolivarianos de Quito
1965 y en los Juegos Centroamericanos y
del Caribe de San Juan 1966; el triunfo en
la preolimpiada de México 1966, frente a
los mejores del mundo, en los 5.000 y los
10.000 metros; el primer lugar en la Carrera
San Silvestre de Brasil, también en 1966, y
el triunfo en el Maratón de Boston, en 1971,
el único de un suramericano en 125 años
de historia, definitivamente marcaron un
hito en la historia del atletismo colombiano
y abrieron el camino para las futuras generaciones
de fondistas, no solo de Colombia,
sino de Suramérica.
Y tampoco se pueden dejar de lado sus
marcas, como quiera que fue el primer suramericano
en bajar la barrera de los 14 minutos
en los 5.000 metros planos, cuando
impuso el récord de 13:53,4, en San Sebastián
(España), en 1964; también el primero
en superar la barrera de las 2 horas y 20
minutos en la distancia de maratón, al lograr
igualmente el récord suramericano en
Burlingam (Estados Unidos), con 2:17:22,
en 1971, y ni hablar del récord suramericano
de los 10.000 metros, logrado en Bucaramanga,
con aquel 29:10,4, en 1966.
Y menos se pueden pasar por alto sus
tres participaciones olímpicas, en Tokio
1964, en los 5.000 metros; en México
1968, en los 10.000 metros, y en Munich
1972, en maratón. Más allá de las expectativas
y lo que se ha dicho de su competencia
en las justas de México 1968, el décimo
puesto en los 10.000 metros ha sido la
mejor participación histórica de un atleta
colombiano en las pruebas de fondo de
unos Juegos Olímpicos.
Entrenador de tres generaciones
Pero los mejores resultados de la historia
del fondismo en Colombia, no solo los
logró como atleta, sino como entrenador
de tres generaciones, desde Domingo Tibaduiza,
Víctor Mora y Jairo Correa, pasando
por William Roldán, Pedro Rojas y Carlos
Mario Grisales, hasta Juan Carlos Gutiérrez
y Alirio Carrasco.
Algunos de esos grandes triunfos de la
historia del atletismo colombiano, de tantos
que muchos han pasado por alto, los
consiguió con Carlos Mario Grisales, Juan
Carlos Gutiérrez y Alirio Carrasco, tres de
sus pupilos y con los que más tuvo contacto
hasta sus últimos días.
Con ellos se reunía por lo menos una vez
a la semana, de manera virtual, gracias a
que su hijo, Christopher, le habilitó el ‘Messenger’
de Facebook en un computador,
en una visita a Colombia, para los 75 años
de su padre, en 2015, porque nunca quiso
tener teléfono celular, ni era amigo de las
redes sociales.
De hecho, la tecnología hacía parte de esas
conversaciones. Le gustaba hablar también
de ciclismo, especialmente en la época de las
grandes carreras como el Tour de Francia, el
Giro de Italia y la Vuelta a España.
“Comentábamos y discutíamos las etapas
y los triunfos de los colombianos, pero
en una ocasión se interesó mucho cuando
le tocamos el tema del potenciómetro. -
‘¿qué es esa ‘huevonada’?’ – preguntó Álvaro-,
‘y cómo así que vatios para hacer de-
RunningColombia
8 2021