42Ventana al ayerProfesión solemne de una monja mercedaria.Pedro Menchón, hacia 1925Archivo Municipal de Lorca. Fondo Fotográfico Menchón-Rodrigo
43Texto: PapagenoEn el coro, espacio esencial del convento, una monja mercedaria haceprofesión solemne o de perpetuidad a la vida consagrada, en lo queconstituye una de las ceremonias más emotivas de la liturgia católica.Estos votos son un compromiso entre el religioso y la congregación, yse relaciona con el desposorio místico de Cristo. Como señalan lasConstituciones y las Reglas de San Agustín, por las que se rige estaorden, «se reputará como digno de la profesión solemne aquel que porespacio de tres años, desde que emitió sus votos simples, hubiere dadoclaras muestras de virtud y de capacidad». Durante la ceremonia, lamonja promete pobreza, castidad, obediencia y clausura, votos fundamentalesde la vida religiosa, y recibe el velo negro. Las monjas de velonegro o de coro son el primer nivel jerárquico del claustro, dedicadasúnica y exclusivamente al oficio divino y al servicio del coro, a la oracióny a la vida contemplativa, con voz y voto en la deliberaciones conventuales;las de velo blanco o «de medio velo», alternan el rezo y el corocon actividades auxiliares y laborales al servicio de la congregación.El acto de fe se celebra en el coro bajo, espacio de intercesión entrela comunidad y la sociedad y en el que se desarrolla una parte importantede la vida contemplativa, donde las monjas cantan, comulgan,asisten a misa y toman los hábitos. La profesa, en primer plano, estáarrodillada sobre un reclinatorio, ante un libro de la liturgia de lashoras. Viste hábito blanco con el escudo de la orden, velo negro, coronade flores en la cabeza, signo de consagración a Cristo, y una palma enla mano como símbolo de castidad. A la izquierda hay una vela encendidaque representa la luz de Cristo. Un velo blanco cubre el reclinatorioexornado con flores blancas –lirios y azucenas– alusivas a lapureza. Hábito, velo negro, corona, palma, anillo y vela son signos dela virtud que mostró la Virgen y de la salvación de Cristo. Al fondovemos a las demás religiosas de la congregación, y, en una hornacina,adornada con elementos rococó, una imagen moderna de la Virgen dela Merced. La estancia está iluminada por la luz natural que penetrapor los grandes ventanales de la derecha y contribuye a crear una atmósferacasi atemporal que invita al recogimiento y a la meditación.El convento Madre de Dios de Consolación de la Real Orden deNuestra Señora de la Merced en la calle Zapatería, conocido popularmentecomo de las monjas de arriba, fue fundado en 1515 por el arcipresteMontesino del Puerto en virtud de su testamento de 1512,donde dejaba sus bienes para ese fin. La primera prelada fue su hermana,Teresa Fernández del Puerto. Por tanto, son ya más de 500 añoslos que se encuentran entre nosotros estas religiosas, en lo que suponeuna larga trayectoria de relación humana y espiritual con nuestra ciudad.En la década de los años 20 del siglo pasado el convento estabaintegrado por veinte religiosas. Cinco eran naturales de Guipúzcoa,Vizcaya y Navarra, nueve de Huércal Overa y Vélez Rubio, en Almería,tres de Alicante, Madrid y Zaragoza, y tres de Lorca: Consolación MotaMiras, M.ª Ramona Marín Llamas y Dolores Martínez Millana. Su comendadoraera entonces sor Úrsula de Santa Bárbara Aguirreoa. El 15de abril de 1923 hizo su profesión solemne sor Natividad de JesúsParra, de Huércal, de 21 años, y el 21 de diciembre de 1925 la lorquinasor Amada de Jesús Martínez, de 23, que tal vez sea la representadaen la fotografía.