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REVISTA ENTORNO UNIVERSITARIO NUM 53

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muy filoso. 11 El rastro municipal de San Luisito sirvió a la

ciudad durante 39 años. El rastro se encontraba al poniente de

la colonia Independencia, por las calles Aldama y prolongación

Porfirio Díaz.

En el actual Mercado Campesino se respira el ambiente de los antiguos degolladeros

que existieron en la ciudad.

aseo y limpieza de las casillas (puntos de venta) y de los

vehículos destinados al transporte de la carne. El pago por

degüello de animales en el rastro era la principal fuente

de ingresos municipales. En 1901 fueron sacrificadas 13, 623

reses, 48,260 cabezas de ganado menor y 9, 419 cerdos que

significaron para el municipio de Monterrey una entrada de

47,384 pesos. En ese entonces la capital regiomontana tenía

una población de 61, 552 habitantes en la cabecera municipal, sin

contar los 10, 698 habitantes correspondientes a los ranchos,

haciendas y congregaciones comprendidas en su demarcación

municipal. 10

El edificio del rastro resultó muy perjudicado por la inundación

de 1909, durante un corto tiempo se improvisó como matadero el

edificio del recientemente construido Mercado Juárez. El sistema

de drenaje quedó destruido y los deshechos eran arrojados al

río Santa Catarina. En 1922 el rastro de la ciudad no contaba

con drenaje, los desperdicios seguían descargándose en el río

Santa Catarina. El hedor de la sangre descompuesta era

insoportable en las márgenes sur y norte del río, se decía que

el rastro era un antro de porquería. Las quejas de los habitantes

del sector se sucedieron durante dos décadas y tuvieron efecto

hasta 1928, cuando se hicieron las obras de reinstalación del

servicio de drenaje.

El testimonio de los introductores de ganado, Vidal Garza

González y Victoriano Treviño, nos refiere cómo se trabajaba

en el rastro. Se sacrificaba el ganado en forma completamente

rudimentaria y, por lo mismo, el personal era muy numeroso,

se ocupaban vaqueros, matanceros y tajeadores. Los vaqueros

estaban encargados de lazar los animales, conduciéndolos “a

punta de caballo” al lugar del sacrificio, donde los animales

eran atados y el matancero les picaba en el suelo, después

eran arrastrados a otro lugar para su destazamiento por los

tajeadores. Con el tiempo se suprimieron los vaqueros o lazadores,

se encontró la forma de “descabellar” las reses desde un tablado

por medio de una larga pica provista en un extremo de un cuchillo

El nuevo Rastro Municipal (colonia del Norte)

En 1931 se iniciaron las obras para la construcción del nuevo

rastro de la ciudad y en 1933 el alcalde de la ciudad, el ingeniero

Plutarco Elías Calles, inauguró las nuevas instalaciones en

un terreno de 60, 000 metros cuadrados que incluía corrales

de encierro para sacrificio al día siguiente y corrales de

depósito para sacrificio no inmediato. El rastro estaba ubicado

en la colonia del Norte, entre las calles Servicio Postal por el

norte, Zuazua y Arista por los lados, y Bocanegra por la parte

posterior .. 12

En 1958, durante el gobierno de Raúl Rangel Frías y la alcaldía

de Rafael González Montemayor se inauguraron las obras de

ampliación del rastro de la ciudad, que consistieron en añadirle

un cuarto de refrigeración y la dotación de básculas de gancho

y plancha en el centro de exhibición. El presidente de la Unión

de Introductores de Ganado, Ricardo Morales, dijo que eran

mejores que las instalaciones del Distrito Federal y en adelante

Monterrey comería la carne más limpia y más gorda de

México. Más moderado, el Gerente del Centro Patronal de

Nuevo Léon, José P. Saldaña declaró:

Se trata de una obra formal, que reúne ahora todas las

condiciones de higiene y seguridad suficientes para unos

diez años más, considerando el rápido crecimiento de la

ciudad, la obra garantiza la salud de los habitantes y es

digna de aplausos de los regiomontanos. 13

El pronóstico del cronista de Monterrey resultó acertado, para

1968 se planteó la construcción de un nuevo rastro, el alcalde

César Lazo Hinojosa propuso su construcción en terrenos del

municipio de Escobedo, a lo que se opusieron los introductores

de ganado, proponiendo su construcción en el mismo lugar

donde se ubicaba el rastro actual. Los introductores de ganado

argumentaban que el área del rastro se ubicaba en una zona

industrial alejada de la ciudad y ya contaba con los servicios

indispensables para su operación: redes de agua potable,

drenaje sanitario, gas natural, energía eléctrica y espuela del

ferrocarril para traslado del ganado. En 1972 se inicio

la construcción del nuevo rastro en terrenos del municipio de

Escobedo, que llevaría el nombre de Rastro Metropolitano.

Sin embargo, en 1974 los introductores de ganado persistían

en su rechazo al nuevo rastro y amenazaron con la construcción de un

pequeño rastro de jurisdicción federal, ahora esgrimían como

argumento la distancia del establecimiento, lo que elevaría

los costos de producción y, en consecuencia, el precio de la carne.

El conflicto de los introductores de ganado con el alcalde

Leopoldo González se elevó de tono hasta el extremo de

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