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Revista PACHAS - Edición 03 de Junio 2021

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Después de eso llegó un paquete a la oficina,

contenía otra nota que decía: “Nos vemos

donde apunta el sol” pero el paquete también

contenía una foto de una pintura renacentista.

El detective Smith es muy sagaz por lo que

le encantan los acertijos, investigó dónde

se ubicaba esa pintura, tardó varias horas

buscando la información hasta que pudo

localizarla y fueron inmediatamente al

lugar, quedaba en un museo de arte a las

afueras de la ciudad junto a las ruinas de la

iglesia mayor. Cuando llegaron al museo

empezaron a buscar pistas, pero no encontraban

aun nada que ayudara a resolver el caso,

luego de tanto buscar Philip se sentó agotado

en una silla del pasillo frente a la sala de

exposición y empezó a ver la pintura más

detenidamente desde varias perspectivas y

posiciones hasta que por fin notó que se

escondía una silueta muy similar a la estatua

ubicada en el centro de la ciudad.

Cuando llegaron al sitio encontraron otra

nota que decía: “03:30”, se dieron cuenta

que algo pasaba a esa hora así que esperaron,

observaron y vieron que el dedo índice de

la estatua apuntaba a una roca gigante al

filo del cerro, corrieron hacia la roca y se

percataron que tenía una escotilla, cuando

abrieron la roca falsa y su escotilla encontraron

a una persona atada y aún viva con una

máscara de Leonardo Davinci, procedieron

a quitársela y oh sorpresa era un repartidor

de pizza.

Luego de eso lo llevaron a la estación de

policía, pero él no sabía lo que pasaba ni

por qué estaba detenido, la actitud del

repartidor de pizza le pareció sospechoso

al Smith, pero Philip le dijo que él era quien

estaba en el lugar que indicaban las pistas,

después de eso el detective Smith fue a la roca

donde encontró una cámara de seguridad, se

la llevó y analizó la cinta una y otra vez,

encontrando una persona con máscara

cubriendo totalmente el rostro para evitar

ser identificado, estaba hipnotizando al

repartidor de pizza. Se dirigió a la estación

de policía a decir que el repetidor era

inocente, era una víctima del suceso dejándolo

libre pero vinculado al caso.

Después de eso Smith llegó a su casa a leer

y a tomar una copa de vino, cuando sonó el

timbre y se paró a abrir la puerta, era un

paquete que en su interior contenía una

carta bomba, corrió a refugiarse en un

lugar secreto que tenía tras la biblioteca del

estudio. Esperó un largo tiempo y se dio

cuenta que no pasaba nada, salió a ver qué

sucedía y notó que la carta bomba era falsa.

El detective se enfureció porque lo tomaron

como tonto, tomó una última copa de vino

y se fue a dormir, pero no pudo conciliar el

sueño porque estaba muy pensativo. A la

mañana siguiente el detective Smith fue a

la oficina haciendo todo de manera habitual,

en cambio Philip volvió sin motivo alguno a

otra escena del crimen con otro cuerpo,

pero muy similar al caso anterior y dijo que

era el repartidor de pizza. Philip le ayudó a

escribir el reporte a su compañera Martina

Cooper quien ese día estaba de turno, en el

reporte quedó registrado que el cuerpo fue

hallado fuera del circo, el nuevo finado

tenía los labios azules y un disparo en la

frente calibre 9 milímetros, así transcurrió

el día.

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