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SEPTIEMBRE 2021

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Modelos de personas dedicadas al

servicio de Dios en su vida laical tenemos

muchos. En la Biblia está la valiente reina

Esther, que intercedió ante su marido, el

rey, por la salvación del pueblo judío. Y

en el Nuevo Testamento la encantadora

pareja de Aquila y Priscila, ese matrimonio

que tanto ayudaron a san Pablo en sus

misiones apostólicas. Ya en el Medievo están

los esposos San Isidro Labrador y Santa María

de la Cabeza, madrileños devotos, trabajadores,

caritativos y entregados al cuidado de su hijo Illán.

O el ejemplo de abnegación y oración sufriente y callada de las madres y

esposas santa Mónica y santa Rita, que sus lágrimas y súplicas, consiguieron

del Señor la conversión de sus hijos y esposos. También tenemos al humilde

indio san Juan Diego, viudo y atento al cuidado de su tío, se vio agraciado

con la aparición de la Virgen de Guadalupe en México. Y si hemos de acudir a

tiempos más recientes tenemos el matrimonio de Luis Martín y Celia Guerin,

padres de la Doctora de la Iglesia santa Teresa de Liseux, o el jovencísimo

Carlos Auctis, recientemente beatificado por el Papa Francisco,

4.- VOCACIÓN A LA VIDA SACERDOTAL

El segundo estado de vida u opción vocacional para el

cristiano es la vocación sacerdotal. Éstos son llamados por

Cristo a servir al Pueblo de Dios mediante tres funciones, en

comunión con su obispo, y que son: enseñar, santificar y regir.

Enseñan la Palabra de Dios, al igual que “el escriba que

se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al

dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo”

(Mt 13,52). Así, el sacerdote “proclama la Palabra, insiste a

tiempo y a destiempo, reprende, corrige, exhorta con mucha

paciencia y deseo de enseñar” (2Tim 4,2). También cumplen

su oficio de santificar cuando administran los sacramentos,

especialmente el de la Eucaristía y la Confesión, sabiendo

que con lo segundo “a quienes les perdonéis los pecados les

quedan perdonados” (Jn 20,23) y con lo primero “todas las

veces que coméis de este pan y bebéis de este cáliz, anunciáis

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