Gen Multicolor número 5 - octubre 2021

comunicacion.isabella
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29.10.2021 Views

pública. Parecía que por un lado sedespolitizaba completamente y por otro seconvertía de nuevo en cajón de sastre dondecabía todo lo malo, como una amenazaabstracta que se instrumentalizó mucho desdealgunos sectores políticos sin pensar en eldaño que estaban haciendo. Beatriz Gimenodijo en twitter que lo queer era el nuevoVenezuela, en el sentido de que se estabautilizando como comodín, como amenaza parademonizar el discurso político de otro partido,sin que en realidad le importen a nadie de esepartido los cuerpos y las vidas queer como nole importan nada a la derecha el pueblovenezolano cuando lo nombra para atacar aotras fuerzas políticas. Al final se queda todo enruido desinformador, y lo queer regresaba aese punto de partida, a lo que fue, al insultogenérico que comentábamos antes. Es unpunto de partida distinto, porque tenemosmemoria, y las posibilidades tienen que partirprecisamente de ahí, de una memoria críticaque nos aliente a reflexionar sobre qué parte deresponsabilidad es nuestra y qué queremosproyectar a partir de ahora.Cuestionabas, ya en mayo de 2019 -20Minutos-, en 1 de cada 10, cómo iba amodificar el escenario político y cultural lallegada del fascismo y cómo afectaría a lasreivindicaciones queer, transfeministas,antirracistas, en resumen a los habitantesdel margen. Dos años después ¿Cuáles deesas urgencias impuestas no hemoslogrado evitar?Pues fíjate, más que urgencias en la agenda -que también-, creo que lo más problemático esque han impuesto un tipo de lenguaje, unaforma de comunicación, en el que ya estamosinmerses, que ha dinamitado las posibilidadesde consenso. Ese es el juego del fascismo.Crear un nosotros/ellos implacable, disfrazarsede víctima y atacar. No cabe el consenso o laconvivencia. Es cierto que hemos escuchadocosas que no estábamos habituados aescuchar en espacios políticos, como que lahomosexualidad es algo curable, por ejemplo, oque los menores extranjeros son el epicentrode la peligrosidad, el enemigo, y esto se haintroducido como posibilidad porque hemossido equidistantes o, más bien, porquellevamos siéndolo demasiado tiempo. Ahoranos parece ridículo -y deviene extremadamenteagotador- tener que regresar a defender puntosque creíamos superados por la Historia, pero laHistoria no funciona así, no es lineal niunidireccional.[ 27 ]Esto es una campaña contra la LGTBIfobia

Ese es el juego del fascismo. Crear un nosotros/ellos implacable,disfrazarse de víctima y atacar. No cabe el consenso o laconvivencia.El problema en este caso es que se ha dejadoque ideologías reaccionarias camparan a susanchas por el espacio público como “unaopción más”, y se nos ha querido decir que esoy no otra cosa era el progreso o los valoresdemocráticos. Como si dijéramos “mire usted,yo soy tan-tan demócrata que equiparo a unapersona racializada con una persona racistaporque eso es la democracia, que todas lasvoces tengan presencia, y luego ya decidimoslo que queremos. Parece absurdo, pero eso eslo que ha pasado. Nos han hecho creer que serequidistantes era ser democráticos, y losdiscursos antidemocráticos que pretendenquebrar la convivencia e imponer lasumpremacía -racial y sexual- se hanintroducido como una opción más, obviamentedisfrazada de otra cosa, y ahora empezamos aver las consecuencias.Durante las pasadas elecciones a lacomunidad de Madrid, muchos advertimosel peligro que suponía la reducción de unade sus candidatas a una serie de memes ycómo ese discurso, lejos de evidenciarla, lallegaba a convertir en un icono pop. Hablasen tu libro en el capítulo la increíbleusurpación. contra todo lo que fluye -fascismo vs queer- del riesgo de convertir elfascismo en algo fetichizado. ¿Quéelementos tiene el fascismo para que nosprovoque esta, casi, necesidad?No, no, no es necesario en absoluto. Esto quecomentas está en relación con lo que te decíaantes del lenguaje que se ha introducido comoinevitable, y que forma parte del juego fascista.Por un lado si compartimos memes queridiculizan una frase o una actitud que ha dichoun fascista, corremos el riesgo de pensar que loque ha pasado es el meme, la imagen, y noprestamos la atención adecuada a lo quecontiene, que es algo cargado de enormegravedad política. Si compartir un meme es loque hacemos, quiero decir, lo único quehacemos, puede hacernos sentirmomentáneamente bien porque, bueno, nosreímos de ello, y no parece tan grave. Elproblema es que eso no es una movilizaciónreal contra la violencia, que sigue avanzando,puede de hecho que sea contraproducenteporque contribuye a leerlo como un fenómenoinocuo. En el libro explico que el fascismofunciona, como dijo Litell, contra todo lo quefluye. El fascismo reclama una pureza como lasque hemos mencionado, una pureza racial ysexual, por ejemplo, y frente a ella lo mestizo,lo fluido o lo que contraríe el patrón de purezaque proclame, será señalado como peligrosopara el propio sistema fascista y corregido o, ensu extremo, exterminado. El sistema fascistacomienza, como decía Jean Genet, imponiendosu teatro -su drama-, es decir, su lenguaje. Unjuego de contrarios absolutos, denosotros/ellos, usurpa el lugar de la víctima...[ 28 ]

Ese es el juego del fascismo. Crear un nosotros/ellos implacable,

disfrazarse de víctima y atacar. No cabe el consenso o la

convivencia.

El problema en este caso es que se ha dejado

que ideologías reaccionarias camparan a sus

anchas por el espacio público como “una

opción más”, y se nos ha querido decir que eso

y no otra cosa era el progreso o los valores

democráticos. Como si dijéramos “mire usted,

yo soy tan-tan demócrata que equiparo a una

persona racializada con una persona racista

porque eso es la democracia, que todas las

voces tengan presencia, y luego ya decidimos

lo que queremos. Parece absurdo, pero eso es

lo que ha pasado. Nos han hecho creer que ser

equidistantes era ser democráticos, y los

discursos antidemocráticos que pretenden

quebrar la convivencia e imponer la

sumpremacía -racial y sexual- se han

introducido como una opción más, obviamente

disfrazada de otra cosa, y ahora empezamos a

ver las consecuencias.

Durante las pasadas elecciones a la

comunidad de Madrid, muchos advertimos

el peligro que suponía la reducción de una

de sus candidatas a una serie de memes y

cómo ese discurso, lejos de evidenciarla, la

llegaba a convertir en un icono pop. Hablas

en tu libro en el capítulo la increíble

usurpación. contra todo lo que fluye -

fascismo vs queer- del riesgo de convertir el

fascismo en algo fetichizado. ¿Qué

elementos tiene el fascismo para que nos

provoque esta, casi, necesidad?

No, no, no es necesario en absoluto. Esto que

comentas está en relación con lo que te decía

antes del lenguaje que se ha introducido como

inevitable, y que forma parte del juego fascista.

Por un lado si compartimos memes que

ridiculizan una frase o una actitud que ha dicho

un fascista, corremos el riesgo de pensar que lo

que ha pasado es el meme, la imagen, y no

prestamos la atención adecuada a lo que

contiene, que es algo cargado de enorme

gravedad política. Si compartir un meme es lo

que hacemos, quiero decir, lo único que

hacemos, puede hacernos sentir

momentáneamente bien porque, bueno, nos

reímos de ello, y no parece tan grave. El

problema es que eso no es una movilización

real contra la violencia, que sigue avanzando,

puede de hecho que sea contraproducente

porque contribuye a leerlo como un fenómeno

inocuo. En el libro explico que el fascismo

funciona, como dijo Litell, contra todo lo que

fluye. El fascismo reclama una pureza como las

que hemos mencionado, una pureza racial y

sexual, por ejemplo, y frente a ella lo mestizo,

lo fluido o lo que contraríe el patrón de pureza

que proclame, será señalado como peligroso

para el propio sistema fascista y corregido o, en

su extremo, exterminado. El sistema fascista

comienza, como decía Jean Genet, imponiendo

su teatro -su drama-, es decir, su lenguaje. Un

juego de contrarios absolutos, de

nosotros/ellos, usurpa el lugar de la víctima...

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