Gen Multicolor número 5 - octubre 2021
-víctima de la corrección política, de laideología de género, de la dictadura queer, loque quieras- y va comiendo terreno políticopoco a poco.Después de que comenzara esta oleada deodio la comunidad LGTBI+ nos hemosactivado con más fuerza para reivindicarque no vamos a ceder nuestros espacios.¿Crees que estamos actuando desde laurgencia? ¿Hay otra posibilidad ante esteescenario? ¿Cuáles son los grandes retos,en tu opinión, a los que nos enfrentamos?¿Crees que nos hemos activado con másfuerza? Ojalá tengas razón, desde luego es unavisión llena de energía y optimismo que hacemás falta que nunca. Creo que hay una granperplejidad porque se está ejerciendo unaviolencia -física e institucional- contra cuerposque no esperábamos que fueran objeto deviolencia, por ejemplo cuerpos cis, por ejemplocuerpos blancos. Y es que ese es el gran reto,entender que ninguna violencia sobre ningúncuerpo es normal, y que toda violencia deberíaimpulsarnos orgánicamente de la mismamanera a salir a la calle, a la protesta y lareivindicación. El gran reto es la colectivizacióntransversal, es entender que siempre hay unafuera y un margen habitado por cuerpos quesufren violencias a los que quizá ni siquierahemos prestado atención. Hay activismos quellevan años avisándonos de que esta idea deprogreso unidireccional no era progreso, que noestábamos todas, que había gente que seguíafuera, precaria, invisibilizada, sobre la que seejercía una brutal violencia… si no se trabajaen esa dirección, hacia el afuera, hacia ampliarel margen para que quepan cada vez máscuerpos, invariablemente se trabaja en ladirección opuesta, es decir, se empequeñece elespacio de la ciudadanía y los derechos yquedarán, cada vez, más cuerpos fuera. Eso eslo que ha pasado y así funciona, el movimientono se detiene, que vaya hacia la ampliación dederechos y reconocimiento o hacia la reducciónes lo que, en gran medida, puede variar. No estanto un auge de la violencia, sino que laviolencia se ha extendido hacia cuerpos sobrelos que no esperábamos tal violencia.Para terminar, Víctor, este pasado mes deseptiembre desde De frente lanzábamos unacampaña de sensibilización yconcienciación con el objetivo de erradicarla LGBTIfobia. En ella aludimos a laresponsabilidad afectiva para intentaractivar esa sociedad que parece mantenerseal margen. Consideramos que los pequeñosgestos pueden marcar la diferencia -unamirada, una sonrisa, un comentario, etc.-¿Qué dirías tú a esas personas que semantienen neutrales? ¿Qué estamosdejando de hacer como sociedad para quelas personas que no se oponen a nuestrosderechos, tampoco se posicionen a nuestrofavor?Bueno, como te decía, creo que esfundamental, y que hay que empezar por unemisme. Yo también me he hecho esa pregunta,¿sabes? También he pensado, ¿cómo puedeser que esta persona, viendo lo que estápasando, no se posicione de mi lado de formacontundente? ¡Si eso es lo que necesito! ¡Es loque necesitamos![ 29 ]Esto es una campaña contra la LGTBIfobia
Bien, pues es ahí, en ese momento, cuandotenemos que hacernos la pregunta haciadentro: ¿respecto a qué realidades estoy yoactuando de la misma manera? ¿quéreivindicaciones paso por alto porque “no metocan” o “no son cosa mía”? Ese es el reto yesa es, en definitiva, la utopía queer: unainclinación solidaría y comunitaria, un mirarhacia afuera permanente para escucharnos ygenerar colectividad a través de una red dealianzas por objetivos y no por siglas oidentidades. El movimiento generamovimiento, y estoy convencido de que unejercicio solidario que trascienda laidentidad, la sigla, la categoría, generaráque la red sea cada vez mayor. Suenautópico, y lo es, pero la esperanza en latransformación colectiva a través de lainclinación solidaria es, quizá, lo único quenos queda.P O E M A R I OA M N E S I A C O L E C T I V A , K o l e k a P u t u m aP O R N o e l i a B u s t o A r r o j omnesia Colectiva prende fuego a todos losmandatos de autoridad sobre los cuerpos.Cuestiona los espacios en los que estos se venviolentados por las estructuras de poder, nosolo las propiamente sistémicas, sino tambiénfamiliares y culturales. La posición en que seencuentran las libertades de las disidencias -entendidas en un marco político y culturalamplio pero concreto- y el ansia de justicia ysanación, son algunas de las cuestiones queKoleka aborda con un estilo literario que teatraviesa las entrañas. Este poemario es unpunto de inflexión para la lectora en tanto aque desentierra los ejes de poder máscotidianos y los enfrenta con la vivencia enun cuerpo siempre disidente. Así, la crudezaliteraria, la cotidianidad del lenguaje empleadoy la rabia/sanación de sus versos hacen deAmnesia Colectiva una lectura necesaria paradesaprender y colectivizar el desarraigo quesufren los cuerpos disidentes, así como paraentender muchos de los pequeños gestos quecomportan el imaginario colectivo.[ 30 ]
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Bien, pues es ahí, en ese momento, cuando
tenemos que hacernos la pregunta hacia
dentro: ¿respecto a qué realidades estoy yo
actuando de la misma manera? ¿qué
reivindicaciones paso por alto porque “no me
tocan” o “no son cosa mía”? Ese es el reto y
esa es, en definitiva, la utopía queer: una
inclinación solidaría y comunitaria, un mirar
hacia afuera permanente para escucharnos y
generar colectividad a través de una red de
alianzas por objetivos y no por siglas o
identidades. El movimiento genera
movimiento, y estoy convencido de que un
ejercicio solidario que trascienda la
identidad, la sigla, la categoría, generará
que la red sea cada vez mayor. Suena
utópico, y lo es, pero la esperanza en la
transformación colectiva a través de la
inclinación solidaria es, quizá, lo único que
nos queda.
P O E M A R I O
A M N E S I A C O L E C T I V A , K o l e k a P u t u m a
P O R N o e l i a B u s t o A r r o j o
mnesia Colectiva prende fuego a todos los
mandatos de autoridad sobre los cuerpos.
Cuestiona los espacios en los que estos se ven
violentados por las estructuras de poder, no
solo las propiamente sistémicas, sino también
familiares y culturales. La posición en que se
encuentran las libertades de las disidencias -
entendidas en un marco político y cultural
amplio pero concreto- y el ansia de justicia y
sanación, son algunas de las cuestiones que
Koleka aborda con un estilo literario que te
atraviesa las entrañas. Este poemario es un
punto de inflexión para la lectora en tanto a
que desentierra los ejes de poder más
cotidianos y los enfrenta con la vivencia en
un cuerpo siempre disidente. Así, la crudeza
literaria, la cotidianidad del lenguaje empleado
y la rabia/sanación de sus versos hacen de
Amnesia Colectiva una lectura necesaria para
desaprender y colectivizar el desarraigo que
sufren los cuerpos disidentes, así como para
entender muchos de los pequeños gestos que
comportan el imaginario colectivo.
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