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INESA-REVISTA

º2 EDICÓN

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que supone que el empresariado asume

compromisos como un ciudadano corporativo,

apoyando y respaldando al Estado en tarea de interés

común y patrimonial, la conservación forestal, de

su biodiversidad y de la capacidad que existe en los

bosques nublados en precipitar la neblina en agua

que se infiltra o se escurre, alimentando las fuentes

de suministro humano tanto superficial como

subterráneo, los cuales no sólo son importantes

para la vida civil, sino que también para la industria,

la manufactura y la transformación, siendo las

empresas industriales, las que reportan mayor

consumo, pero también mayores descargas de

aguas servidas, el involucramiento de las empresas

socialmente responsables, en un enfoque de gestión

del agua, no sólo del uso eficiente a lo interno,

para evitar pérdidas y despilfarros innecesarios,

sino que en la conservación de la cuenca (gestión

empresarial del agua con enfoques de cuencas), ha

enfrentado como principal desafío la sostenibilidad

de las iniciativas, para que sus aportes no tengan

que ser a perpetuidad. Es así como surge el modelo

de crear Fondos fiduciarios para la conservación del

agua, en donde los aportes de empresas, del sector

público y de donantes individuales, son utilizados,

únicamente los rendimientos de capital, por lo que

el financiamiento para la conservación se vuelve

un mecanismo sostenible, en donde la autoridad

competente del Estado pueda verse acompañado

por la corresponsabilidad ciudadana y empresarial.

La Zona de Reserva del Merendón (ZRM), se ubica en

Honduras, en la Sierra del mismo nombre, siendo

parte de la segunda cuenca más grande del país, la del

Río Chamelecón que drena desde la región occidental

del país, hacia el Caribe. La ZRM se encuentra

ubicada en una zona escarpada con elevaciones de

los 200 a los 2,000 msnm, impactado por diversos

fenómenos tropicales como los vientos alisios, las

brisas marinas, el anticiclón de las Bermudas, los

frentes fríos o polares, las tormentas, depresiones

tropicales y huracanes, formadas producto del

impacto de los fenómenos ENOAS en su variante la

Niña; y NPGO en su variante de El Niño Modoki, la

misma montaña genera un movimiento y gradiente

de humedad, expresado como brisas de montaña.

A pesar de encontrarse en suelos ácidos y con pocos

nutrientes, producto de su geología consistentes en

rocas metamórficas y sedimentos marinos elevados,

el reciclado de nutrientes, ha permitido sostener

9 zonas ecosistémicas, según la clasificación de

la UNESCO, lo cual incluye bosques de coníferas,

bosques latifoliados, matorrales, pastizales,

bosques nublados, bosque muy lluvioso tropical,

bosque seco tropical, todos ellos con un equilibrio

ecológico, expresado en una alta biodiversidad,

algunas especies endémicas de la zona.

La ZRM, está ubicada próxima a la ciudad de San

Pedro Sula, colonia humana que está fortalecida,

primero por la economía de enclave bananero

norteamericano y posteriormente, por el desarrollo

del capitalismo industrial, ambos en el siglo XX y

profundizados en el siglo XXI, hoy la ciudad tiene un

desarrollo económico agrícola e industrial, con una

población de 1,210,000 habitantes, cuyo crecimiento

presiona por el suministro del recurso agua de la

ZRM, pero también aprovechando ésta como un

mecanismo para el control de inundaciones, que en

2020, fue impactada por las tormentas tropicales/

huracanes Iota y Eta.

La relación de la ciudad con la reserva data de 1917,

en donde la Municipalidad de San Pedro Sula, hizo

compra de terrenos para la protección de algunas

microcuencas, para 1984 se había creado la División

Municipal de Agua (DIMA) con objeto de administrar

el servicio de agua y que parte del cobro, permitiera

la gestión local presupuestaria de la conservación.

Dada la importancia de la ciudad y la necesidad

de proteger la zona, esta fue declarada Zona de

Reserva del Merendón por el Congreso Nacional,

mediante Decreto No. 46-1990 (Congreso Nacional,

1990), lo cual le da mayores potestades a DIMA en

la conservación de las cuencas, sin embargo, por

influjo del modelo neoliberal, se comienza a finales

de los años 90´s en un proceso de concesionamiento

del servicio.

En 2001 se adjudica mediante contrato de concesión,

el servicio de agua y alcantarillado a la empresa de

capital Italiano Aguas de San Pedro (ASP), con un

contrato de 30 años, con posibilidad de ampliar

el servicio 10 años más, el contrato establece un

canon fijo y otro variable del cobro de la tarifa, sin

embargo, no se incluye un cobro por pago de servicios

ecosistémicos. La concesión mejoró la provisión

del servicio, los sampedranos hoy disponen del

suministro de agua de manera regular y con calidad

potable aceptable.

Sin embargo, subsisten problemas que no están

siendo atendidos, como el crecimiento poblacional

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