La Placeta de Lorca nº88 - Diciembre 2021

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Esto ha hecho que los grandes espacios expositivos se replanteen su
uso para poder albergar otras actividades o eventos adaptándose en
un ejercicio de resiliencia al nuevo paradigma. Por otra parte, muchos
artistas han lanzado retos virales mediante redes sociales para
seguir en contacto con la creación y el público. Como podemos ver
aquí lo importante no es quejarse, sino aceptar, adaptarse y crecer.
-Fotografía, escultura y pintura. ¿A partes iguales o se inclina
más por alguna? ¿Qué le aportan cada una de ellas?
-A nivel práctico y dinámico la fotografía está más presente en mi
vida, pero a nivel emocional la pintura gana. La escultura la trabajo
en su gran mayoría a tal escala que de momento la mayor parte está
solo reflejada en documentos, puede que algún día broten de ellos y
comiencen a inundar las calles de ciudades como la nuestra.
Centrándome en la fotografía podría decirte que existen dos líneas
que me gustan y que son muy diferentes. Por un lado está la agilidad
y contacto con las personas, el moverme y hablar, conocer a quien
fotografío en cualquier sesión o evento; y por otro lado está la quietud
de la observación del entorno sobretodo para la fotografía de
arquitectura, que también es una disciplina en la que me gusta recrearme.
La fotografía en su conjunto me permite observar, y en esa
capacidad de observación que el tiempo me ha dado es donde encuentro
el momento que quiero capturar, es un dialogo con el tiempo
donde quien escucha, encuentra. Y finalmente de la pintura qué te
puedo decir, últimamente trabajo más la obra digital porque me permite
generar obras en cualquier momento y lugar, pero es algo que
jamás sustituirá a la experiencia de sentir un lienzo o una tabla ante
mí. Cuando empiezo a sentir como fluyen las pinceladas sobre un
soporte ‘real’ es una experiencia que trasciende, las vibraciones, los
sonidos, la interacción de la materia, el movimiento, alejarse, acercarse,
sentir. Podría decir muchas cosas, pero quien pintó lo sabe.
-Dicen los que analizan el futuro que con el mundo automatizado
y la inteligencia artificial a pleno rendimiento solo sobrevivirán
las profesiones basadas en emociones, las artísticas,
porque de momento los robots no tienen capacidad de sentir
como el ser humano. ¿Cómo lo ve? ¿Dará la sociedad entonces
más valor a lo que hacéis los artistas? ¿En qué estado diría que
se encuentra el arte en el contexto social, por ejemplo en Lorca?
-Esta es una pregunta complicada. Si algo tiene este mundo en que
vivimos es la capacidad innata de ser a la misma vez terriblemente
bello por naturaleza y terriblemente aterrador si nos dejamos llevar
por el flautista. El futuro no sé lo que nos deparará, pero sí sería importante
que tomásemos conciencia de aquello y aquellos que nos
rodean. La tecnología nos ha permitido tener lo que queramos en la
puerta de casa en 24 horas con un par de clics cuando posiblemente
la mitad de todas esas cosas las podríamos haber conseguido en
nuestra propia ciudad fomentando la abundancia en nuestro entorno.
Estamos inmersos en una corriente frenética de ofertas, consumo
e inmediatez que nos tiene algo aletargados. A consecuencia
de este ritmo el valor del arte en la sociedad se encuentra diluido en
la fugacidad. Las personas, por ejemplo, consumen en redes sociales
una cantidad ingente de imágenes entre las que se encuentran obras
de gran valor pero que por estar en medio de ese vórtice incesante
de información pasan directamente al olvido. Por ello es una labor
importantísima poner en valor el arte, que sea accesible y permitirle
que cuente la historia que quiera contar. Sinceramente, si el valor
del arte depende de un mundo más automatizado y robotizado, yo
apuesto por un mundo más humanizado. El que quiera entender que
entienda. Y en cuanto a nivel local, bueno, yo llevo dos años y medio
en Lorca tras mi vuelta, y pensaba que la situación estaría mejor,
pero estoy trabajando en ello. La verdad es que me encuentro a
mucha gente con ganas de hacer diversas cosas y dar movimiento a
la ciudad, pero no a nivel artístico. Así que desde aquí me gustaría
hacer un llamamiento a cualquier artista de Lorca o persona con inquietudes
artísticas para que se ponga en contacto conmigo y desarrollar
ideas que ronden por nuestras cabezas e intercambiar
puntos de vista para crear sinergias.
-Hace arte y aplica ese arte a marcas y a proyectos comerciales.
¿Qué aporta el al mensaje publicitario?
-El arte a la publicidad aporta valor. Y es fascinante porque es un
valor añadido, es algo que hace de ese producto algo especial. Y
no sería relevante sino fuese porque muchos clientes aparentemente
no le dan valor pero a todos les gusta. Y me explico, cuando
alguien nos plantea cualquier proyecto, nuestro nivel de compromiso
en el estudio es máximo, tan alto que lo sentimos como
nuestro rápidamente, lo que conlleva una gran dedicación; y lo
que ocurre muchas veces es que los clientes quieren cosas, a
veces sin saber muy bien porqué o para qué pero las quieren, porque
lo han visto no se donde, o porque le han hablado de ello.
Nuestro principal compromiso como profesionales es conocer si
esa persona necesita realmente lo que está pidiendo y crear una
conciencia de lo que se necesita realmente para posteriormente
darle forma. Ahí es cuando el Arte del que hablábamos coge
mayor valor y fuerza y que no todo el mundo está dispuesto a
pagar. Porque para decir bien las cosas y que lleguen donde queremos,
necesitamos conocer el arte de la literatura, para poder
construir belleza en nuestro entorno precisamos de la arquitectura
sí o sí y para poder plasmar las ideas visualmente tal como
requerimos, necesitamos conocer de la pintura, el diseño y la fotografía.
Todo este conocimiento, y mucho más que me dejo en
el tintero, lo tenemos en el Estudio Creativo La Pecera y tiene un
gran valor. Un valor que para aquel que sabe apreciarlo, no sabe
cómo pagar.