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La Placeta de Lorca nº88 - Diciembre 2021

Navidad, Navidad, dulce Navidad...Ya llegó la fecha más entrañable del año, al menos eso dicen. Nosotros traemos un especial con poesía navideña, porque los versos son una gran forma de expresar sentimientos; con toda la programación para estos días y con un resumen de buenas noticias, sólo buenas noticias, a cargo de representantes políticos, empresariales, sociales y culturales. También hay una lista de deseos para el año 2022 y por supuesto, un homenaje a los belenistas. Más allá de las páginas navideñas entrevistamos a la escritora infantil Noelia Salas y conocemos más a fondo la escuela juvenil de trovo. Nuestra portada la firma Ciro Darso, director de Arte de Estudio Creativo 'La Pecera'. Los deportes los dedicamos a Flechas Rosas y nuestras secciones habituales siguen hablando de Lorca. Como dice nuestra felicitación navideña: Navidad, querer y que te quieran. Poco más.

Navidad, Navidad, dulce Navidad...Ya llegó la fecha más entrañable del año, al menos eso dicen. Nosotros traemos un especial con poesía navideña, porque los versos son una gran forma de expresar sentimientos; con toda la programación para estos días y con un resumen de buenas noticias, sólo buenas noticias, a cargo de representantes políticos, empresariales, sociales y culturales. También hay una lista de deseos para el año 2022 y por supuesto, un homenaje a los belenistas. Más allá de las páginas navideñas entrevistamos a la escritora infantil Noelia Salas y conocemos más a fondo la escuela juvenil de trovo. Nuestra portada la firma Ciro Darso, director de Arte de Estudio Creativo 'La Pecera'. Los deportes los dedicamos a Flechas Rosas y nuestras secciones habituales siguen hablando de Lorca. Como dice nuestra felicitación navideña: Navidad, querer y que te quieran. Poco más.

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mayo hasta fin de octubre de cada año la celebración de dichos

mercados sea en el sitio y plazuela del mercado viejo [a espaldas

de la colegial] y desde el primero de noviembre hasta último

de abril se efectúe en la plaza mayor». En la segunda

década del siglo XVIII, y durante varios años, también quedó

instalada aquí la feria por no poder realizarse en el plano de

las Huertas donde se desarrollaba habitualmente. En el siglo

XIX, cuando llegaba el calor, se trasladaba este mercado de los

jueves a la alameda del cuartel [actual Constitución], lo que

motivó la protesta de los comerciantes establecidos en la plaza

mayor y calles adyacentes por el perjuicio que les ocasionaba.

José Sala Just, en su libro Lorca. 1895-1936, relata que los

bajos de los edificios que forman la plaza «se hallaban totalmente

ocupados por comercios. Los soportales del Carrerón,

subida a la iglesia de San Patricio por esta parte, estaban ocupados

por el célebre Caparrós, horchatería en verano donde

los trasnochadores apagaban su sed veraniega con las clásicas

palomas, y taberna en invierno; la sastrería del maestro Ginés;

la Sociedad el ‘Trueno’, punto de reunión de los más típicos

personajes de este medio siglo». En los soportales de las salas

capitulares también se emplazaba por aquel tiempo el comercio

de tejidos Hijos de Juan J. Lillo.

La fotografía, un negativo en nitrato de celulosa de 10 x

15 cm emulsionado con gelatina y sales de plata, muestra un

día de mercado en la plaza, que también se extendía por calles

anejas. Puede tratarse del mercado de Pascua de Navidad que

se celebraba en diciembre o primeros días de enero. Lugar

concurrido, vemos algún toldo al fondo, vendedores con sus

productos ‒frutas, verduras, cereales, aves…‒ en cestas, telas

y sacos colocados en el suelo, mujeres envueltas en pañolones

de abrigo y rústicas mantellinas, campesinos de rostro curtido

tocados con gorras y bufandas, guardias urbanos ataviados

con cascos y capas deambulando entre los puestos, niños

que corretean y juegan, bancos en derredor con asientos de

madera, dos solitarias farolas de líneas modernistas… Como

refiere de nuevo Sala Just: «los mercados semanales de los

jueves cobraban inusitada importancia en las vísperas de

Pascua. La plaza del Ayuntamiento, el mercado, sombreada

por los corpulentos álamos que entonces la circundaban, estaba

ocupada en esta época del año por los numerosos puestos

de castañas y cascaruja, cuyos sacos apilados, formando

un laberinto de entrecalles, hacían por las noches las delicias

de los chicos, que encontraban en ellas el lugar adecuado para

sus juegos infantiles».

Eso sí, en esta «señorial plaza, templo y asilo de la andante

mercadería», con su suelo de tierra apisonada, no

vemos pavos, ni belenes de barro, y tampoco sabemos si

había, como evocaba nuestro célebre escritor Miguel Gimeno

Castellar en el semanario Tontolín en 1919, «las más variadas

golosinas: ricos turrones, las nueces de Nerpio, las doradas

naranjas de Sierra Cabrera, de fina y lustrosa piel; la dulcísima

miel de la Alcarria en vidriadas orcitas de enyesada boca».

Pese al frío que parece hace ese día, la animación, el bullicio

y las voces de compradores y vendedores dominarían la atmósfera

de este espacio emblemático y vital de la ciudad. Una

plaza bella, monumental, importante, símbolo de un urbanismo

racional y armonioso, conformada con la impronta de

siglos, que quiere seguir siendo un foro para la ciudadanía.

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