La Placeta de Lorca nº88 - Diciembre 2021
Navidad, Navidad, dulce Navidad...Ya llegó la fecha más entrañable del año, al menos eso dicen. Nosotros traemos un especial con poesía navideña, porque los versos son una gran forma de expresar sentimientos; con toda la programación para estos días y con un resumen de buenas noticias, sólo buenas noticias, a cargo de representantes políticos, empresariales, sociales y culturales. También hay una lista de deseos para el año 2022 y por supuesto, un homenaje a los belenistas. Más allá de las páginas navideñas entrevistamos a la escritora infantil Noelia Salas y conocemos más a fondo la escuela juvenil de trovo. Nuestra portada la firma Ciro Darso, director de Arte de Estudio Creativo 'La Pecera'. Los deportes los dedicamos a Flechas Rosas y nuestras secciones habituales siguen hablando de Lorca. Como dice nuestra felicitación navideña: Navidad, querer y que te quieran. Poco más.
Navidad, Navidad, dulce Navidad...Ya llegó la fecha más entrañable del año, al menos eso dicen. Nosotros traemos un especial con poesía navideña, porque los versos son una gran forma de expresar sentimientos; con toda la programación para estos días y con un resumen de buenas noticias, sólo buenas noticias, a cargo de representantes políticos, empresariales, sociales y culturales. También hay una lista de deseos para el año 2022 y por supuesto, un homenaje a los belenistas. Más allá de las páginas navideñas entrevistamos a la escritora infantil Noelia Salas y conocemos más a fondo la escuela juvenil de trovo. Nuestra portada la firma Ciro Darso, director de Arte de Estudio Creativo 'La Pecera'. Los deportes los dedicamos a Flechas Rosas y nuestras secciones habituales siguen hablando de Lorca. Como dice nuestra felicitación navideña: Navidad, querer y que te quieran. Poco más.
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
71
de la
José Quiñonero Hernández
29
proporción
30
quieto parao
pie de pava (en un)
pingo, dar pingos
privao, vá (estar)
pronóstico / pernóstico
proporción
quieto parao
reato
rascacia(s)
Acérquense conmigo y vean cómo la
nena de la casa, el ojico derecho de la familia,
en las frías noches de invierno, al
amor de la lumbre, va cosiendo y bordando
con puntillas, vainicas y jaretones
juegos de cama, mantelerías, pañitos, camisones
y chambras, ayudada de su
madre. Mientras enseñan, orgullosas, el
arca que guarda el tesoro del ajuar a los
familiares y allegados de la casa, la madre
y las hermanas están pensando, ya que
van pasando los años, que una buena
proporción para la zagala sería ese mozo
tan pincho que a todas les hace ojico por
su buena presencia y trato agradable;
aunque el padre y los tíos ven mejor proporción
en el vecino de al lado, que no
tiene tanta gracia, pero sí recibirá una herencia
considerable de tierras y el haberío
necesario para cultivarlas, lo que
permitiría a ambas familias juntar las haciendas.
Andando el tiempo, en el baile o
en las fiestas del lugar el uno o el otro se
le acercará y, finalmente, comenzarán a
hablarse porque él habrá visto también
en moza tan hacendosa y con tanto ajuar
una buena proporción.
Quizá no se encuentre un mandato más expeditivo
y categórico que este “quieto
parao”, que ordena y manda, con una redundancia
incontestable, no moverse, no
hacer nada. Dicho casi siempre en tono exclamativo
y ayudándose de la palma de
una o de las dos manos puestas por delante
en forma de parapeto, es la forma
más expeditiva de frenar las ansias o el ímpetu
de aquel que hace o dice cosas impertinentes
en nuestra presencia, para
obligarle a detenerse y, sobre todo, a bajar
los humos y a reflexionar sobre la razón de
sus prisas y atrevimientos. Siempre es momento
de que mamá le diga “quieto parao”
al nene que da la lata corriendo y saltando
cuando hay visita, y nosotros a nuestro
amigo imprudente que nos agobia con sus
peticiones o reproches, y la novia al pretendiente
que, a las primeras de cambio,
quiere poner la mano donde no debe. Así
que esta fórmula mágica no solo es un
mandato, sino también un reproche que
no admite réplica, un toque de atención
que amansa al más pintado, dejando en
evidencia sus hechos o dichos poco o nada
oportunos.