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Listín Diario 09-01-2022

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14<br />

2 THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY<br />

SÁBADO DOMINGO 8 DE 9 DE ENERO DE DE <strong>2022</strong><br />

Galos pierden la fe<br />

en la lucha anticovid<br />

E L M U N D O<br />

Este artículo es escrito por<br />

Norimitsu Onishi, Constant<br />

Méheut y Léontine Gallois.<br />

PARÍS — El trato era sencillo: vacúnese<br />

y recupere su vida normal.<br />

En un país con altos niveles de<br />

recelo respecto a las vacunas contra<br />

el covid y ciudadanos prestos a<br />

retar a la autoridad, el trato fue un<br />

éxito inesperado. Convirtió a Francia<br />

en uno de los países más vacunados<br />

de Europa, sofocó protestas<br />

de críticos del gobierno, y apuntaló<br />

la campaña de reelección del presidente<br />

Emmanuel Macron al tiempo<br />

que regresaba algo semejante a la<br />

vida normal regresaba.<br />

“Me dije, ‘estupendo, todo mundo<br />

se va a vacunar y, en tres meses,<br />

todos estaremos bien y recuperaremos<br />

nuestra libertad’”, señaló<br />

Marc Olissone, de 60 años, que<br />

estaba de visita en París desde el<br />

norte de Francia e inicialmente se<br />

Cansados de<br />

seguir las reglas y no<br />

tener “libertad”.<br />

resistió a recibir una vacuna. “Me<br />

vacuné porque ésa era la única manera<br />

que podía ir al cine o visitar a<br />

amigos en París.<br />

“Yo lo creí”, expresó Olissone,<br />

que trabaja en una funeraria. “Pero<br />

ya no lo creo”.<br />

Mientras la variante ómicron se<br />

extiende con rapidez por Francia,<br />

estropea el contrato social no escrito<br />

que subyace la lucha del gobierno<br />

contra el virus. Está creando una<br />

nueva urgencia en torno a las dosis<br />

de refuerzo, y elevando los obstáculos<br />

a obtener acceso a una normalidad<br />

que está resultando fugaz e<br />

ilusoria para muchos.<br />

Aunque los funcionarios de salud<br />

aún ven las vacunas como el<br />

camino para salir de la pandemia,<br />

su disponibilidad no ha puesto fin al<br />

flagelo con la rapidez esperada.<br />

Parece inevitable que eso complique<br />

la capacidad de los líderes a<br />

nivel mundial de asegurar que sus<br />

NANCY LEE Editora ejecutiva<br />

ALAN MATTINGLY Editor<br />

The New York Times International Weekly<br />

620 Eighth Avenue, New York, NY 10<strong>01</strong>8<br />

ciudadanos agotados obedezcan<br />

las reglas del covid. En Francia,<br />

Macron hizo una apuesta el año pasado<br />

a los poderes de las vacunas y<br />

un pase de salud que permitía a la<br />

gente comer y socializar en interiores<br />

con relativa seguridad.<br />

Aún cuando Francia superó los<br />

200 mil nuevos casos diarios a fines<br />

del mes pasado, el gobierno resistió<br />

la presión de médicos y científicos<br />

de imponer un toque de queda de<br />

Fin de Año o posponer el inicio de<br />

clases escolares en enero. El gobierno<br />

también ha reducido el lapso<br />

requerido entre la segunda dosis de<br />

la vacuna y el refuerzo de seis meses<br />

a tres.<br />

Stewart Chau, analista de la firma<br />

de sondeos Viavoice, dijo que el<br />

apoyo público al manejo del gobierno<br />

de la pandemia ha empezado a<br />

caer. “Este contrato social no funcionará<br />

si no hay resultados tangibles<br />

detrás de él”, aseveró.<br />

Hace un año, una encuesta de Ipsos<br />

entre adultos en 15 países halló<br />

que la confianza en una vacuna del<br />

covid-19 era más baja en Francia.<br />

Apenas el 40 por ciento de los franceses<br />

dijo que se vacunaría. Pero el<br />

gobierno siguió adelante.<br />

“Para nuestra protección y para<br />

nuestra unidad, debemos actuar<br />

para vacunar a todos los franceses”,<br />

dijo Macron en julio pasado,<br />

“porque ése es el único camino de<br />

regreso a una vida normal”.<br />

Vacúnese y obtenga un pase de<br />

salud era el mensaje. La política<br />

provocó protestas. Pero se calmaron<br />

cuando el gobierno logró un<br />

equilibrio ganador.<br />

Hoy, con un nivel de vacunación<br />

del 77 por ciento y una elección<br />

presidencial en abril, el gobierno<br />

apuesta a poder mantener ese<br />

equilibrio frente a ómicron. Además<br />

de aplicar los refuerzos más<br />

pronto, también toma medidas<br />

para reforzar los requisitos de elegibilidad<br />

del pase de salud al ya no<br />

permitir que la gente lo obtenga<br />

con pruebas negativas sino con<br />

evidencia de vacunación.<br />

Al revelar los nuevos términos<br />

del acuerdo, el primer ministro<br />

Jean Castex no hizo promesas de<br />

un regreso a la normalidad. “Todo<br />

esto se siente como una película sin<br />

fin”, dijo.<br />

ANDREA MANTOVANI PARA THE NEW YORK TIMES<br />

El apoyo a la gestión de Francia con respecto a la pandemia, al<br />

parecer, ha disminuido. Una calle parisina.<br />

INTERNATIONAL WEEKLY<br />

CONSULTAS EDITORIALES:<br />

nytweekly@nytimes.com<br />

CONSULTAS DE VENTAS Y PUBLICIDAD:<br />

nytweeklysales@nytimes.com<br />

ERIN SCHAFF/THE NEW YORK TIMES<br />

Altos oficiales militares han condenado el trato que ha dado el gobierno de Estados Unidos<br />

a los detenidos en la Bahía de Guantánamo, Cuba.<br />

En agosto de 1944, el soldado de<br />

primera clase Louis Cooperberg,<br />

médico del Ejército de Estados<br />

Unidos, escribió a su hermana<br />

Eleanor en Brooklyn sobre su experiencia<br />

atendiendo a soldados<br />

nazis heridos en la línea de frente.<br />

“Les doy el mismo cuidado, el<br />

mismo trato que a nuestros muchachos”,<br />

escribió Cooperberg.<br />

“Sin embargo, sé que estos mismos<br />

hombres han matado a mis<br />

primos, tías y tíos en Polonia, han<br />

torturado y matado sin remordimiento,<br />

y me desprecian porque<br />

soy judío. Pero los atiendo”.<br />

Los judíos bajo la ocupación nazi<br />

eran perseguidos y asesinados,<br />

y sin embargo Cooperberg atendió<br />

a todos como iguales. Este espíritu<br />

refleja lo mejor de los valores<br />

estadounidenses: reconocer<br />

la humanidad en todos, incluso<br />

en nuestros enemigos, y tratar a<br />

quienes están bajo nuestra custodia<br />

con dignidad y respeto.<br />

Vale la pena reflexionar sobre<br />

este espíritu 20 años después del<br />

11 de septiembre de 20<strong>01</strong>, uno de<br />

los días más oscuros en la historia<br />

de EE. UU. Al igual que Cooperberg,<br />

muchos estadounidenses<br />

brillaron intensamente después<br />

de esa oscuridad, uniéndose contra<br />

horrendos actos malévolos,<br />

afirmando lo que su país representa<br />

e igual de importante, lo<br />

que no representa.<br />

Después del 9/11, muchos otros<br />

se alejaron de esos valores. Por<br />

todo el mundo, agentes estadounidenses<br />

arrestaron a hombres<br />

con base en débiles acusaciones<br />

de actividad terrorista y los<br />

llevaron a escondidas a sitios<br />

clandestinos para años de tortura<br />

o —con el eufemismo legalmente<br />

aprobado— interrogatorios acentuados.<br />

Con el tiempo, muchos<br />

El teniente coronel Aaron J.<br />

Shepard, Juez de la Abogacía<br />

General de la Marina de los<br />

EE.UU., es un oficial militar<br />

y abogado. Se desempeña<br />

como abogado defensor en la<br />

Military Commissions Defense<br />

Organization. Las opiniones<br />

expresadas no reflejan las<br />

del Departamento de Defensa,<br />

el Gobierno de EE.UU. ni<br />

cualquiera de sus agencias. Envíe<br />

sus comentarios a<br />

intelligence@nytimes.com.<br />

INTELIGENCIA/AARON SHEPARD<br />

Las injusticias de Guantánamo<br />

arrestados terminaron en el centro<br />

de detención en la Bahía de<br />

Guantánamo, Cuba, establecido<br />

en enero de 2002.<br />

Los líderes estadounidenses<br />

han eximido con demasiada frecuencia<br />

las desviaciones morales<br />

en estos sitios oscuros, y en la<br />

prisión de Guantánamo, como<br />

que el fin justifica los medios. Pero<br />

incluso si uno dejara a un lado<br />

la inmoralidad o ilegalidad de los<br />

medios, los fines han demostrado<br />

ser ineficaces y contraproducentes,<br />

empujando a este país cada<br />

vez más por un camino de guerra<br />

eterna y pérdidas incalculables.<br />

Ccomo quedó enfatizado en una<br />

audiencia reciente en Guantánamo,<br />

no se puede ignorar la inmoralidad.<br />

Un hombre pakistaní<br />

llamado Majid Khan, quien cursó<br />

la preparatoria en Maryland,<br />

describió las brutales golpizas,<br />

la sodomía forzada y demás trato<br />

inhumano que dijo haber recibido<br />

de sus interrogadores: tubos cubiertos<br />

de salsa picante antes de<br />

ser insertados en sus cavidades<br />

nasales. Constantes ahogamientos<br />

simulados. Mangueras de<br />

jardín insertadas a la fuerza en<br />

su recto.<br />

Después de escuchar a Khan,<br />

un jurado de altos oficiales militares<br />

condenó el comportamiento<br />

de su Gobierno. El manejo de los<br />

detenidos, escribieron en una<br />

carta al tribunal, era una “mancha<br />

en la fibra moral de Estados<br />

Unidos” y “debería ser una fuente<br />

de vergüenza para el gobierno<br />

de Estados Unidos”. Reconocieron<br />

los delitos de Khan como un<br />

operativo de bajo nivel para Al<br />

Qaeda, pero hallaron que el trato<br />

hacia él era similar a la “tortura<br />

realizada por los regímenes más<br />

abusivos de la historia moderna”.<br />

Como abogado militar judío estadounidense<br />

asignado para defender<br />

a algunos de los hombres<br />

que EE. UU. retuvo en Guantánamo,<br />

siento un fuerte afinidad con<br />

Cooperberg. Después de todo, se<br />

presume que muchos de los individuos<br />

que represento han sido<br />

parte de Al Qaeda, una organización<br />

dedicada a atacar a Estados<br />

Unidos y judíos.<br />

Mis clientes no han expresado<br />

antisemitismo u odio hacia mí. Mi<br />

cliente principal presuntamente<br />

estuvo involucrado tangencialmente<br />

en un ataque en Indonesia,<br />

y sin embargo fue brutalmente<br />

torturado y tiene casi 20 años en<br />

prisión. Mis colegas y yo damos<br />

asistencia a estos hombres porque<br />

creemos que nuestro país debe<br />

responder al más alto nivel de<br />

decencia y de derechos humanos.<br />

Mi deber es defender a mis<br />

clientes, una misión que mi país<br />

y su Constitución exigen. Como<br />

judío, se me enseñó ver la humanidad<br />

en todas las personas,<br />

incluso en los enemigos. Como estadounidense<br />

me enseñaron que<br />

todos tienen ciertos derechos inviolables<br />

y las protecciones de los<br />

juicios justos, el debido proceso<br />

legal y la prohibición de castigos<br />

crueles e inusuales aplican.<br />

Quienes buscan derogar estos<br />

derechos, que ceden a la conveniencia<br />

política o ideológica,<br />

olvidan los principios básicos de<br />

lo que representa EE. UU. y lo que<br />

lo convirtió alguna vez en un faro<br />

de luz para quienes luchan en el<br />

mundo.<br />

La carta de Cooperberg advirtió<br />

que el verdadero enemigo es<br />

“cualquier pueblo que se proclama<br />

mejor que todos los demás,<br />

y luego se propone demostrarlo<br />

mediante asesinatos y engaños,<br />

y por la estupidez de los que nunca<br />

se molestaron en razonar por<br />

sí mismos”.<br />

Los estadounidenses tienen<br />

la opción de decidir cuál debería<br />

ser nuestro papel moral en el<br />

mundo. Podemos elegir un camino<br />

de inmoralidad y avenencia,<br />

eligiendo medios amorales y<br />

miopes para atacar a los que nos<br />

buscan hacer daño. Pero esas<br />

decisiones debilitan nuestras<br />

relaciones en el extranjero y<br />

nuestro núcleo moral en casa. O<br />

podemos optar por iluminar las<br />

oscuridades del mundo con nuestro<br />

ejemplo y reclamar la gracia<br />

y humanidad hallada en los mejores<br />

esfuerzos de los estadounidenses<br />

que nos han precedido.<br />

Si los estadounidenses eligen<br />

el segundo camino, debemos<br />

reconocer nuestros errores y<br />

demostrar que hemos aprendido<br />

de ellos. Lo ocurrido en Guantánamo<br />

es uno de esos errores.<br />

Veinte años después, es hora de<br />

que decidamos cómo reparar el<br />

daño. Pero creo que sé lo que Cooperberg<br />

indicaría.<br />

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