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Mensaje 11 ENE 2005

Mensaje del martes, 11 Enero de 2005 http://mariadelasantafe.org.ar

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El GRUPO DE ORACIÓN

de la Santísima Virgen María

Mensajes de María y Jesús.

MARTES 11

DE ENERO DE 2005

Me dice la Santísima Virgen:

Hijo míos: Benditos y amados hijos míos. Os

doy gracias, a cada uno de vosotros. Os

agradezco porque estáis con la Madre.

¡Porque abrid las puertas de par en par! A las

palabras de ésta Madre.

¡Hijitos míos! Necesito como Madre de

vosotros, de vuestra oración. Necesito,

hijitos míos, de total cola-boración. La

batalla, la gran batalla ha comenzado y ésta

Madre necesita de todos sus hijos. ¡De todos

sus hijos! Necesita la perseverancia, de cada

uno de sus hijos, en el mundo entero.

La tarea es ardua, el enemigo ha ga-nado

mucho terreno. ¡Y todos mis hijos! deben

estar en su puesto de batalla. ¡Todos Mis

hijos! Deben estar verdaderamente dispuestos

y preparados, para esta gran y feroz

batalla.

Pero recordad, como lo he dicho en Fátima y

acá lo os vuelvo a anunciar. Al final, Mi

Inmaculado Corazón triunfará. Aunque hoy

veáis. Aunque hoy sintáis. Aunque hoy

percibáis, tantas, tantas calamidades. Recordad,

recordad, mis promesas de Madre.

¡A todos mis hijos allá! ¡A todos mis hijos!

En los cuatro puntos de la tierra, para que no

queden dormidos. ¡Para que no queden mis

hijos a la espera! Si no, ¡Qué sea el momento!

¡Qué sea justo el momento! para emprender

la marcha.

Es importante y pido. ¡Pido que éste Mi

Mensaje! Sea conocido en el mundo entero. ¡

Sea difundido a todos mis hijos! A todos por

igual, pues la Madre, habla a todos sus hijos

por igual. Y ésta Madre, no hace distinción

entre sus hijos. No hace separación, entre sus

hijos. Son los hijos. ¡Son los hijos! Los que

tantas veces crean, las divisiones y las

separaciones.

¡Hijitos! ¡Hijitos! Cuántas espinas hay en Mi

Inmaculado Corazón. ¡Cuántas e innumerables

espinas! Y la cau-sa, la causa terrible de

tantos pecados, que mis hijos comenten. La

total y desenfrenada vida, que mis hijos

llevan. La carrera alocada y desmesurada,

que corren mis hijos hacia el abismo. Y mis

lágrimas no cesan de derramarse. Porque veo

que muchas almas, son arrastradas y

seducidas tan hábilmente por el enemigo.

Son arrastradas y seducidas totalmente hacia

el abismo.

El que pueda entender, que entienda.

Recordad. ¡Recordad hijitos míos! lo que

habéis recibido. Lo que se ha puesto en

vuestras manos. Lo que verdaderamente

habéis recibido. No queden pues archivadas

mis palabras. No pongan pues mis hijos

barreras. Porque las barreras, las barreras

serán corridas por el amor de la Madre. ¡Por

qué ésta Madre avanza! Y llega hacia todos

sus hijos.

Que Mis palabras sean meditadas. ¡Qué hoy

sean comprendidas! ¡Ya Basta pues de


holgazanería! ¡Ya basta pues! De desgano.

¡Ya basta pues! De indiferencia. ¡Ya basta

pues! De falta de respeto, hacia éstas Mis

Palabras y tan sagradas. A ésta palabras

sagradas.

Entended, meditad. Verdaderamente

meditad Mis palabras.

¡Hijitos! Os amo a todos. ¡Hijitos! Os amo a

todos. ¡Hijitos! Os amo a todos. ¡Vivid como

hermanos! ¡Tened compasión y misericordia!

Con cada uno de vuestros hermanos.

¡Sed verdaderamente hermanos! ¡Sed

verdaderamente hermanos! Porque así, así

verdaderamente confortáis y aliviáis las

espinas de Mi Inmaculado Corazón.

Que sean meditadas mis palabras.

Profundamente, que no queden en el olvido.

Que sean meditadas, lo que habéis recibido

en abundancia, en abundancia habéis

recibido. Se os ha dado a vosotros. ¡A ésta

ciudad! A este país santo, se os ha dado una

porción generosa, abundante de sobremanera.

¡No permitáis! ¡No permitáis! Que los

lobos agazapados en la maleza, agazapados,

con una función, con una función importantísima.

No permitáis que destruyan y

avancen sobre cada uno de mis hijos, que

están verdaderamente, tan cerca de Mi

Inmaculado Corazón. Los lobos, los lobos

agazapados, son aquellos, aquellos que

dirigen, aquellos que tienen en sus manos

una autoridad política. Que hoy dicen, sí, a

Dios y luego crean, firman y decretan,

verdaderamente leyes contra la vida.

Recordad mis palabras, meditadlas.

Profundísimamente. ¡Defended! ¡Defended!

¡Defended! Lo que ésta Madre a puesto en

vuestras manos. ¡A todos! A los que estáis

aquí, a los que no han podido llegad y a cada

uno de mis hijos predilectos, los sacerdotes.

Meditad, Meditad, Meditad, Mis Palabras.

¡Cuánto sufre! ¡Cuánto llora! Mi Santísima

Madre y Madre de todos vosotros. Cuánto

sufre, cuánto llora, por el mundo entero.

¡Cuántos hijos! se niegan a escuchar.

¡Cuántos hermanos míos! Se niegan a vivir

en la gracia, a vivir en la verdad, a vivir en la

caridad. Erran en el mundo entero, Mi

Divina Misericordia, porque ahora, en éstos

tiempos, es el tiempo de Mi Misericordia.

Llegará pues, el tiempo de Mi Justicia.

Que los hombre. ¡Qué toda la humanidad!

Descubra la insondable riqueza, de Mi

Divina Misericordia. Que la humanidad

descubra el camino, correcto y verdadero,

que lleva a la vida eterna, Mi Cuerpo y Mi

Sangre. Que la humanidad, busque, busque

el camino correcto. El camino del amor. El

camino de la gracia. El camino de la paz. Las

almas, los corazones, ya no deben vivir

alocadamente, despiadadamente, envilecida

mente. ¡Ya no debéis vivir! en el fango del

pecado, de la inmoralidad. De la total

perversión.

¡Hoy es tiempo! ¡Hoy es día! De que volváis a

la verdad, de que volváis a la auténtica

verdad. Que Mis palabras sean meditadas

profundamente. Que Mis palabras sean

conocidas en el mundo entero. Que Mis

palabras no queden archivadas, en un cajón,

en un armario, en un escritorio, en un sobre,

en una caja, Que Mis Palabras sean dadas, a

todos los hombres.

Meditad, Meditad, Meditad, Mis Palabras.

Leed: Marcos C 15, v 9 al 12

Os Bendigo en el Nombre del Padre y del

Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Me dice Jesús:

Hermanos míos: Benditos y amados hermanos

míos. Estoy con vosotros. Os entrego mi

amor, Mi Divina Misericordia. Os doy mi

luz, para iluminar vuestro corazón, para

iluminar vuestro camino.

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