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Edicion 18 de enero de 2022

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8 Martes 18 de enero de 2022

Opinión

Diario Co Latino

Ética y Política

Santos para nuestros días

Presidente:

Director General:

Director Ejecutivo:

Jefa de Información:

Coordinadora de Prensa:

José M. Tojeira

El próximo 22 de enero

celebraremos la

beatificación de los

sacerdotes Rutilio Grande

y Cosme Spessotto,y los dos laicos

Manuel Solórzano y Nelson Rutilio

Lemus. Los cristianos podemos

decir con plena convicción que son

santos para nuestros días. Y los no

cristianos pueden ver en ellos a personas

ejemplares en el campo de la

solidaridad, de la conciencia humana

y de la fortaleza que nace de las convicciones

profundas.

Al final, son santos para nuestros

días porque fueron personas que supieron

vivir su vida con espíritu de

servicio, con fidelidad a sus ideas y

con capacidad de vivir los riesgos de

la vida con esperanza. No son personas

alejadas del mundo en que vivimos,

sino personas, cada una a su

modo, insertas en la historia y ofreciendo

en medio de ella luz para caminar

y fuerza solidaria para amar.

Reflexionar brevemente sobre ellos

resulta indispensable para quienes deseamos

un El Salvador más justo y

Publicación de la Sociedad Cooperativa de Empleados de Diario

Co Latino de R. L.

23 Avenida Sur No. 225 San Salvador

www.diariocolatino.com, facebook.com/diariocolatinoderl

@DiarioColatino

Nelson López

Francisco Elías Valencia

Antonio Valencia Fajardo

Gabriela Castellón Fajardo

Patricia Meza

Teléfonos: 2222-1009, 2271-0671, 2271,0971 Fax: 2271-0822

131 AÑOS INFORMÁNDOTE CON CREDIBILIDAD

más fraterno.

Rutilio se pasó una buena parte

de su vida dedicando su tiempo

a quienes se

preparaban en el Seminario San

José de la Montaña para sacerdotes.

Los animaba en sus estudios y trataba

de prepararlos para el servicio sacerdotal

que más tarde desempeñarían. Después

pasó a Aguilares, donde fue párroco.

Se encontró allí con un gran número

de campesinos en pobreza, con una proporción

alta de analfabetismo, con una

fe grande, pero desvinculada de sus responsabilidades

sociales. No despreció a

nadie. Al contrario, se unió a los más pobres

ayudándoles a descubrir sus capacidades,

su dignidad y sus derechos desde

la fe y desde el Evangelio.

Cuando los pobres se hicieron visibles

como fuerza social organizada, el odio a

la fe de Rutilio, que unía amor a Dios y

amor al pobre, se le echó encima. Lo mismo

le pasó a Cosme, preocupado siempre,

como buen Franciscano, por la productividad

agrícola y la adaptación de

cultivos para bien del campesinado pobre.

Los dos laicos que acompañaban a Rutilio

nos muestran el valor de los sencillos,

que

apoyan lo que sienten bueno, que

acompañan al que hace el bien, que respaldan

desde sus posibilidades al que sirve.

Dieron la vida con el mismo espíritu

con el que comulgaban, el espíritu de

Rutilio, que era también el Espíritu del

Señor Jesús. Y son santos para nuestros

días porque El Salvador continúa necesitando

personas que luchen en favor de la

erradicación de la pobreza y del reconocimiento

de los derechos de los débiles y

olvidados.

Cada uno desde su puesto en la vida

y sus posibilidades. Sin que nadie se

sienta más

porque hace más. Nelson y Manuel

son tan mártires como Rutilio y Cosme.

No son mártires por casualidad,

sino porque estaban en la misma línea

del Evangelio y del amor de Rutilio.

Desde la condición de niño y desde

la condición de anciano, ambos acompañaban

y

apoyaban desde sus posibilidades al

profeta de los pobres. Eran parte de

la profecía como lo son todos los que

acompañan a lo bueno, sirven, aman y

buscan con generosidad, sin presumir

de cachimbones, la justicia social y el

entendimiento fraterno.

Mártir significa testigo en griego,

y martirio testimonio. En el mundo

cristiano se acabó llamando mártires,

con la palabra griega, a los testigos del

Evangelio asesinados por ser fieles al

mensaje de Jesús. Hoy seguimos necesitando

testigos de honradez, de decencia,

de fidelidad a la propia conciencia,

de humanismo solidario y fraterno.

Testigos de la búsqueda permanente

del bien. En otras palabras, personas

preocupadas por el bien común y

la convivencia fraterna, construidos sobre

la igual dignidad de la persona humana.

Y necesitamos también que los cristianos

demos un mayor testimonio de

generosidad,

altruismo, amor al prójimo oprimido

y compromiso liberador de todo lo

que margina, excluye o rebaja la dignidad

humana. Nelson, Manuel, Cosme

y Rutilio son hoy, desde el Reino

de Dios, signos permanentes del camino

hacia Él.

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