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Memoria XXVIII Congreso Mexicano de Psicologia 2021

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AVANCES CIENTÍFICOS EN PSICOLOGÍA

Y SU APORTACIÓN A LA NUEVA

REALIDAD SOCIAL

NOVIEMBRE 2021


Esparza del Villar Oscar Armando

Carrillo Saucedo Irene Concepción

Castro Valles Alberto

Vidaña Gaytán María Elena

González Valles María Nieves

Olivas Ávila José Alonso

Montañez Alvarado Priscila

Austria Corrales Fernando

Limeta Meléndez Jesús

Bañuelos Márquez Ana María

Bermúdez Ornelas Graciela

Bonaparte Madrigal Marco Antonio

Butto Zarzar Cristianne María

Cheng Chao González María Patricia

Contreras Ramírez María del Socorro

Coreno Rodríguez Víctor Manuel

Cuevas Abad Martha

Del Pozo Mejía Manuel Bernardino

Del Río Portilla Irma Yolanda

Díaz Meza José Luis

Durán Hernández Pilar

Escobar Hernández Rogelio

Estrada Carmona Sinuhé

Flores Galaz Mirta

Frías Armenta Martha

Frola Angulo Aida

Fulgencio Juárez Mónica

Gallardo Pineda Sarahi Rebeca

García Méndez Mirna

García Reyes Liliana

García Vigil María Hortensia

García Villanueva Jorge

Gómez Hernández Hugo Leonardo

González Celis-Rangel Ana Luisa

Gónzalez Fuentes Marcela Beatriz

González Lomelí Daniel

González Zepeda Adriana Patricia

Gutiérrez Lara Mariana

López Parra María Sughey

Lozano Gutiérrez Azucena

Mendez Chavero Elizabeth

Meza Cano José Manuel

Morales Garduño Cecilia

Morales Rodríguez Marisol

Orduña Trujillo Oscar Vladimir

Oropeza Tena Roberto

Ortiz Moncada Gerardo

Pérez Aranda Gabriela Isabel

Pineda García Gisela

Plascencia González Martín

Ramírez Hernández Laura Inés

Ramiro Sánchez María Teresa

Rivera Aragón Sofía

Sánchez Carrasco Livia

Sánchez Contreras Guillermo

Sánchez Ruiz José Gabriel

Sanz Martín Araceli

Sapién López Salvador

Tec Peniche Manuel Jesús

Torres Chávez Alvaro Florencio

Trejo Morales Martha Patricia

Vargas Nuñez Blanca Inés

Velázquez Jurado Héctor Rafael

Villeda Villafaña Gabriel Martín

Zacatelco Ramírez Fabiola

Rojas Russell Mario Enrique

Pacheco Chávez Virginia

Sánchez Castillo Hugo

Sanz Martín Araceli

Carlos Sierra Juan

Vega Pérez Lizbeth


M E M O R I A

i n e x t e n s o

AVANCES CIENTÍFICOS EN PSICOLOGÍA

Y SU APORTACIÓN A LA NUEVA

REALIDAD SOCIAL

Modalidad

Virtual vía plataforma ZOOM


AVANCES CIENTÍFICOS EN PSICOLOGÍA

Y SU APORTACIÓN A LA NUEVA

REALIDAD SOCIAL

Organizado por la Sociedad Mexicana de Psicología, A.C.

Comité Organizador

Presidente del Comité Organizador del XXVIII CMP

Dr. Alejandro Zalce-Aceves

Presidente y Coordinador General del Programa Científico del XXVIII CMP

Mtro. Raymundo Calderon Sanchez

Administración del XXVIII CMP

Lic. Pedro Méndez Chavero

Logística y Responsables de Comunicación del XXVIII CMP

Mtro. Miguel Angel Flores Mendoza

Psic. Marco Antonio Pérez Casimiro


ÍNDICE

Conferencias Plenarias

1

Conferencias Magistrales

5

Presentaciones Simposio

29

Presentaciones Orales

47

Presentaciones Cartel

145



Conferencias Plenarias

1

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021


Conferencia Plenaria

Globalización y psicología: entre grandes problemas y algunas oportunidades

Dr. Germán Antonio Gutiérrez Dominguez

Conferencia Plenaria

Los efectos de la conducta en el cambio climático

Dr. Alejandro Zalce Aceves

Instituto del Intelecto S. C.

Cuando la especie humana evoluciona a Homo Sapiens, hace 300,000 años, se convierte en el animal mas

dañino para el planeta, debido a que su necesidad de alimentarse y reproducirse lo llevó a buscar una forma de

asentarse, cuando esto sucedió, se sintió poseedor del espacio-territorio. Cabe destacar que hace 170,000 años

se comenzó a usar la ropa. Y hace 90,000 años se documenta la primer salida del Homo neanderthal de África,

y el primer intercambio genético con el Homo sapiens, y sus primeros asentamientos en Oriente Medio. Y es

apartir de este evento que los cambios biopsicosociales de la especie han conituando.

El compotamiento humano es integrado a través del cerebro, cuya actividad principal es economizar bioenergía

y sintetizar información. Grinberg, J. (1991) Desarrolla la ieoría sintérgica para explicar la forma en la que el

cerebro puede transformar su actividad en experiencias sensibles. Buscando conceptualizar un esquema que

explique la creación de la experiencia. Postula que la Consciencia es el medio para lograr que se de la percatación

y creación de las cosas. Evidencia de ello es el proceso sensoperceptual.

En este sentido, el trabajo de la retina es traducir las ondas de luz que viajan a 300,000 kilómtros por segundo,

que chocan contra el objeto para generar una imagen. La imagen de un árbol, el cual es diferente en cada

individuo, es una creación del cerebro, porque en realidad lo que se ve de un objeto son pautas consensuales

que pertenecen a la especie. De tal manera que la realidad perceptual es distitna y común en cada persona.

Las necesidades humanas son únicas en cuanto a especie, no son comunes, ni compartidas para otras especies.

Esto implica que se requieren recursos únicos y específicos para crear la realidad, además que el sentido de

la existencia, lo que se entiende desde una visión filosófica como “el ser” en el que se está Consciente de

“quién soy”, “qué necesito”, “cómo me siento”, da un sentido de empoderamiento en relación al ambiente y su

interrelación con las otras especies. Este empoderamiento se ha ido transformando en una manera de contro

y posesión que le da una falsa lectura de poder manipular a su libre albedrío cualquier materia con la que se

interrelacione, interactúe o no con ésta.

Cuando se dan los asentamientos se comienzan a tener diversas necesidades, desde diferentes formas de

vestimenta, y adecuada con el clima, hasta estrategias diversas de construir un espacio privado llamado “casa”.

Esto también ha generado que mecanismos emocionales de supervivencia, como es el miedo, se modifiquen,

alertando al sistema sobre peligros que eran inexistentes, por ejemplo, el temor a ser despojado de su casa.

En este sentido, el miedo visto como un mecanismo de defensa para preservar la vida, puede ser expresado

desde un temblor en las manos, hasta llegar a la guerrar. De hecho, el miedo a la necesidad, es un motivador

importante, ya que involucra al sistema en su totalidad. Por ejemplo, la necesidad de agua puede generar

pánico en una comunidad y ocasionar movilizaciones y actos violentos, como fue el caso de la noticia publicada

en un diario capitalino, en el que se hacía referencia a esta situación:

“En la Ciudad de México el desabasto de agua se ha venido exacerbando desde la construcción del Gran Canal

de Desagüe, en 1900 y amenaza con colapsar la urbe ante la demanda de una población cada vez mayor, que

no sólo drena las reservas, sino que destruye los cimientos que sostienen la capital. La superficie de la ciudad

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021

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pasó de abarcar 80 kilómetros cuadrados en los años cuarenta a 7mil 954 kilómetros sesenta años más tarde,

tomando en cuenta las zonas conurbadas.

El desarrollo de la ciudad ahogó la atmósfera con dióxido de carbono, que induce al calor; esto ha acabado casi

en su totalidad con los lagos originales y ha mermado los acuíferos subterráneos, por lo que del valle, donde

antes hubo agua en abundancia, ahora se importan miles de millones de litros de lugares remotos” (Diario

Reforma, febrero del 2017).

El miedo ocasiona que las personas cambien su conducta, perdiendo el interés en los otros, así como su empatía

comportándose como depredadoras por objetos que en realidad no necesitarían. De tal manera, que la seguridad

del “ser” está basada en la posibilidad de dejar de necesitar, sin embargo, todos los organismos vivos seguirán

necesitando algo, esta condición redundante y poco significativa no provee bienestar a las personas, y menos a

las otras especies, pero sí promueve la destrucción desmedida de los ecosistemas.

Una vez establecido un sistema en el que se cubren ciertas necesidades básicas, el ser humano comienza a

buscar el “control”, de lo que lo rodea y con lo que intercatúa, y se interrelaciona, y es en este punto en donde

se comienaza a perder en la falsa creencia de poder que le da hacer lo que quiere, sin rendir cuentas a nadie.

El control provee al ser humano de una falsa creencia de tranquilidad, si yo sé qué, cuándo, cómo y por qué,

entonces podré estar tranquilo. Sin embargo, el control tiene fuertes implicaciones para las otras especies

porque les impide su libre funcionamiento, generando una tensión y estrés ambiental que deprime a varias

especies, algunas incluso se extinguieron (Clayton, 2015).

La pérdida de biodiversidad global es una crisis ambiental crítica, sin embargo, la falta de datos espaciales

sobre las amenazas a la biodiversidad ha obstaculizado las estrategias de conservación. La teoría ambientalista

predice que es más probable que ocurran disminuciones abruptas de la biodiversidad cuando la disponibilidad

de hábitat se reduce a niveles muy bajos en el paisaje (10-30%).

Alternativamente, la evidencia reciente indica que la biodiversidad se conserva mejor minimizando la intrusión

humana en paisajes intactos y relativamente no fragmentados. La deforestación aumentó sustancialmente

las probabilidades de que una especie se clasificara como amenazada, que se sometiera recientemente a una

categoría de amenaza más alta y que exhiba poblaciones en declive. Se ha demostrado que estos riesgos eran

desproporcionadamente altos en paisajes relativamente intactos; incluso una deforestación mínima ha tenido

graves consecuencias para la biodiversidad de vertebrados (Betts, Wolf, Ripple, y cols 2017).

La incertidumbre es un estado del pensamiento que forma parte de la dinámica que se establece con el control,

y de ésta se derivan emociones y patrones de conducta. El algoritmo que sustenta la dinámica es:

H = -( p1 log p1 + p2 log p2 + . . . + pn log pn )

Y utilizaron la ecuación que permite la valoración de los contenidos de información de la forma siguiente:

I = log N I : cantidad de información contenida en un conjunto de elementos.

I = - log pi N : número de elementos totales.

H = - £pi log pi H : suma ponderada de la información por elemento debida a la variedad (Zalce, 2005).

Ante la presencia de incertidumbre la conducta de la especie humana se modifica, y puede incluso ser errática

e impredesible, con una alta probablidad de generen conflictos sociales.

Un ejemplo de esto son los casi 100,000 personas que han desaparecido en México, provocando en sus

familiares una sensación constante de incertidumbre, hasta el punto de suspender sus actividades profesionales

y personales por no poder retomar el control de sus emociones (New York Times, 2020).

La conducta de la especie está programada para seguir necesitando y controlando sin la posibilidad de voltear

a ver a las otras especies desde un punto vista de equidad e integral, ostentándose la clasificación de mamífero

superior y Homo Sapiens, degradando a cualquier otra especie en el planeta a una condición inferior.

Evidencia de lo anterior es la matanza de lobos en el estado Idaho, en Estados Unidos, la cual fue autorizada por

el gobierno y sus pobladores, con tal de impedir que se comieran el ganado, sin entender que al decrementar o

extinguir esta especie, el número de venados se incrementaría, y estos consumen pastizal y árboles, provocando

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021


un cambio radical en la deforestación de ese lugar, y por consiguiente contribuyendo a los efectos negativos del

cambio climático (Main, 2021).

Cualquier especie que esté o se sienta amenazada generará un efecto negativo en el resto de las especies y de

los ecosistemas, e incluso podría llegar a modificar su estructura genética con la finalidad de adaptarse (Main,

2021).

En conclusión, la consciencia ecológica no es suficiente, sin la reflexión acerca del uso los recursos, alteraciones

biológicas, ya que cualquier cambio en la infraestructura, por minúscula que sea, impactará en las otras hasta

llegar a modificar un hábit o una especie, por lo tanto, se debe de tomar en consideración una postura de

“igualdad de epecie”, autocuiado y consciencia de sí mismo, para poder preservar este planeta en equilibrio de

biodiversidad.

Referencias

Clayton, S., P. Devine-Wright, P., Stern, P., Whitmarsh, L., Carrico, A., Steg, L., Swim, J., & Bonnes, M. (2015)

Psychological research and global climate change. Nature climate change. 5, pp 640-646.

Cruz, L. J. (2021) A review of west African monsoon penetration during Green Sahara periods; implications for

human evolution and dispersals over the last three million years. Oxford Open Climate Change, 1(1): kgab011.

Main, D., (2021) New Idaho law allows killing up to 90 percent of state`s wolves. National Geographic, pag 7-8.

Grinberg-Zylberbaum, J.; Cueli, J.; Riefkohl, A.; Szydio, D. (1981). Correlatos electrofisiológicos de la comunicación

humana. Enseñanza e Investigación en Psicología, 7(2), 14.

Grinberg-Zylberbaum, J.; Ramos, J. (1987). Petterns of interhemispheric correlation during human commuication.

International Jounal of Neurosciences. 36(1-2), 41-54.

Grinberg-Zylberbaum, J. (1990) “La teoría sintérgica”. Instituto para el estudio de la consciencia, México.

Shannon, C. E.; Weaver, W. (1963). “The Mathematical Theory of Communication”. Univ. Of Illinois. Press, Urbana,

Ill.

Zalce, A. (2005) “Estudio de la originalidad y sus correlatos electrofisiológicos. Tesis Universidad Nacional

Autónoma de México.

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021

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Conferencias Magistrales

5

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021


La ansiedad, los ansiolíticos y la memoria

Dr. César Casasola Castro

Resumen

Los individuos se enfrentan a condiciones ambientales que implican amenazas frecuentes a su integridad

homeostática, emocional y de sobrevivencia. Un ejemplo de ello son las pandemias virales, de sobrepeso y de

violencia que actualmente enfrenta la sociedad. La exposición a tales condiciones contribuye contundentemente

a vulnerar la salud mental de los individuos, así como al desarrollo de entidades cínicas como los trastornos de la

ansiedad, del estrés, el insomnio, entre otros. Estos trastornos implican un estado de sobreexcitación neuronal

y de sobreactivación de los circuitos neuronales vinculados.

Durante las últimas décadas, las benzodiazepinas se han convertido en los psicofármacos más prescritos y

más consumidos. Su acción terapéutica como relajantes musculares, hipnóticos, ansiolíticos, anticonvulsivos,

sedantes y coadyuvantes en el tratamiento de la abstinencia de alcohol, además de su relativa baja toxicidad y

alta eficacia, han contribuido a su prescripción generalizada, pero también a su sobreprescripción y abuso.

Uno de los efectos adversos más desatacado de las benzodiacepinas es un efecto amnésico, útil en la práctica

anestésica pero no en la funcionalidad cotidiana de los individuos. Es referencia frecuente en el tratamiento con

benzodiacepinas el desarrollo de una amnesia anterógrada, así como deficiencias en la consolidación y en la

evocación de memoria episódica, incluso se ha referido un aumento en el riesgo de desarrollar demencia tras

su uso crónico.

Es muy importante considerar los efectos amnésicos a corto y largo plazo de estas moléculas, así como las

implicaciones de su uso excesivo o de su abuso. Adicionalmente, es muy importante considerar los efectos

del tratamiento con benzodiacepinas durante las etapas avanzadas de la vida o durante los trastornos

neurocognoscitivos.

Indicadores de salud mental y de estigma a la enfermedad mental en Ciudad Juárez Chihuahua

Dr. Alberto Castro Valles, María Nieves González Valles, María Elena Vidaña Gaytán y Jorge Ramón Lozano

Martínez

Cuerpo Académico UACJ35 Psicología, Educación y Salud

Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

Mesa de investigación de la Red de Organizaciones Dedicadas a la Prevención y Atención y Prevención de

Trastornos Mentales, Neurológicos y por abuso de Sustancias ROTMENAS

Introducción

Los impactos sociales de las enfermedades mentales tienden a aumentar debido a problemas como la pobreza,

violencia, aumento de adicciones y envejecimiento de la población. La prevalencia de trastornos mentales

se ha estimado en un 30% en México. La salud mental es un fenómeno complejo determinado por múltiples

factores biológicos, psicológicos, sociales y ambientales. Reconociendo a la salud mental como el “bienestar

que una persona experimenta como resultado de su buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos,

afectivos y conductuales, y en última instancia el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales para la

convivencia, el trabajo y la recreación” (OMS, 2011). Entre las enfermedades mentales más comunes se incluyen

padecimientos como la depresión, la ansiedad, la epilepsia, las demencias, la esquizofrenia, y los trastornos del

desarrollo en la infancia. Sin embargo, se han observado índices cada vez mayores de obsesión–compulsión,

enfermedades neuropsiquiátricas y conducta antisocial.

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021

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La salud es una necesidad básica del ser humano que gobiernos, comunidades, familias y personas se preocupan

por conservar y mantener niveles óptimos o “saludables”. La autonomía que gozan algunas organizaciones

civiles permite visualizar la capacidad de proyectar e iniciar acciones conjuntas para formular propósitos y

estrategias según las condiciones socioculturales que permitan mejorar la calidad de vida. La calidad de vida

implica una serie de componentes, tanto objetivos materiales como la salud, la alimentación, la educación, el

trabajo, la vivienda, la seguridad social, los vestidos, el ocio y los derechos humanos, como subjetivos -bienestar

psicológico y social, intimidad, la expresión emocional, la seguridad percibida, la productividad personal.

Factores determinantes de salud mental han sido la pobreza, falta de oportunidades laborales, problemas

familiares y desajuste social. La mala nutrición, carencia de servicios básicos, marginalidad, acceso limitado a

los servicios educativos y de salud, repercuten directamente en las condiciones de vida. Según la Secretaria de

Salud, se estima que por lo menos una quinta parte de la población mexicana padecen en el curso de su vida de

algún trastorno mental: cuatro millones de adultos presentan depresión; medio millón padece esquizofrenia,

un millón de personas tienen epilepsia y la demencia la padecen el diez por ciento de los mayores de 65 años;

en una tendencia creciente de estos padecimientos, en los próximos diez años la demanda de servicios de salud

mental en México constituirá una de las principales presiones para el sistema de salud (SS, 2016).

El país atraviesa por una acelerada transición demográfica que influye en el cambio del perfil epidemiológico,

por lo que se espera que fenómenos como la depresión, la demencia, así como el consumo descontrolado de

alcohol y otras sustancias adictivas se vean incrementados. El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e

Informática estimó la prevalencia de intentos de suicidio y suicidios consumados, el abuso y dependencia al

alcohol y nuevas drogas en jóvenes, la depresión entre las mujeres con mayor prevalencia. Sin embargo, se espera

que en el futuro próximo la carga de los trastornos mentales aumentará debido a la exposición a la violencia y la

inseguridad social (INEGI, 2015). Los índices de uso de servicios para el tratamiento de los trastornos afectivos

son bajos logrando hasta el 15% en México. El 42% de las personas aquejadas por trastornos de ansiedad o

afectivos reportaron haber hablado de sus problemas con un médico general, pero sin un seguimiento adecuado

con especialistas, principalmente relacionadas con la creencia de que el tratamiento al que se tiene acceso no

es bueno para manejar un problema mental (58% de los hombres y 68% de las mujeres); que el acceso es difícil

(16 y 22% respectivamente), así como la falta de información (8 y 14%). Barreras relacionadas con el bajo nivel

de escolaridad e ingresos de las familias (IMSS, 2013).

La evaluación de los factores de salud mental ha sido una característica clave de las medidas diagnósticas que

permitan plantear estrategias de atención y prevención. La mayoría de los indicadores se han referido a indagar

sobre (1) el funcionamiento físico, que incluye el cuidado personal, el desempeño de actividades físicas y de

roles; (2) los síntomas físicos relacionados con la enfermedad o su tratamiento. (3) Los factores psicológicos,

que aglutinen desde el estado emocional -por ejemplo, la ansiedad y la depresión- hasta el funcionamiento

cognoscitivo, y (4) los aspectos sociales, como las relaciones sociales de la persona con los demás.

Para mejorar la calidad de vida se requiere mayor participación de los propios pacientes en los servicios de salud

mental, así como en las decisiones y la planificación del tratamiento. Siendo importante evaluar la satisfacción

del paciente con la atención prestada por los dispositivos socio asistenciales permitió ver la necesidad de

mejorar su autonomía y autodeterminación. Así, el uso de diseños de evaluación longitudinales, cuantitativos y

cualitativos es preponderante para identificar el estado que guarda la salud mental y sus servicios de atención

en una comunidad determinada. Para realizar diagnósticos generales se han utilizado escalas de filtraje inicial

como primera fase del diagnóstico general principalmente en Estados Unidos, Francia, Portugal, Alemania, Italia

y España.

Los trastornos de salud mental, en especial los síndromes esquizofrénicos, se encuentran entre los más

discapacitantes y generan costos sanitarios y sociales cuantiosos, contribuyendo en gran medida a una carga

creciente mundial atribuible a la enfermedad en los países de ingresos medios (Fonseca et al., 2013; Charlson

et al., 2018b; Fischer y Buchanan, 2019). El trastorno afecta el desempeño educativo y laboral (WHO, 2018), y

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021


ocasiona sufrimiento psicológico individual, familiar y social (Tizón et al., 2008). Además, este grupo de trastornos

aumenta el riesgo de fallecer 12 o 15 años antes en comparación con la población en general (Fonseca et al.,

2013; WHO, 2018), y de morir por cualquier causa el doble o triple a una edad más temprana en las personas con

esta condición (McGrath et al., 2008) por enfermedades cardiovasculares, metabólicas e infecciosas asociadas

(OMS, 2008). Por lo tanto, la esquizofrenia es el trastorno psicótico que tiene el peor pronóstico debido al

deterioro que acarrea a las funciones psicológicas en todas las dimensiones de la vida del ser humano (Cano

et al., 2007), generando un grado importante de disfunción social acompañado de ausencia de motivación y

deficiencias cognitivas graves (Aguilar-Valles, 2011).

La esquizofrenia es un trastorno mental grave se caracteriza por distorsiones del pensamiento, de las percepciones,

del lenguaje, de las emociones, de la conducta en general y de la conciencia de sí mismo. Las personas con esta

condición experimentan gran variedad de síntomas como alucinaciones en las que escuchan, ven o perciben algo

que no existe; delirios a partir de creencias erróneas o sospechas persistentes que los miembros de su cultura

no comparten; pensamiento lento y empobrecido, apatía o desconexión emocional observable en la expresión

facial y el lenguaje corporal a lo que se suma un discurso incoherente o no pertinente con murmuraciones y risas

para sí mismo, dando lugar a conducta extravagante manifestada como vagabundeo con aspecto desaliñado y el

abandono total del aseo personal (OMS, 2018), acompañado de retraimiento social y desinterés por su entorno

(Cano et al., 2007). Otros síntomas negativos incluyen afectividad reducida, anhedonia y déficits motivacionales

(Walker et al., en Aguilar-Valles, 2011), así como otros de índole cognitivo con deficiencias en casi todos los

dominios de funcionamiento afectando las tareas mentales más sencillas de procesamiento de información

hasta otras más complejas (Aguilar-Valles, 2011).

La evidencia empírica sugiere que la esquizofrenia es el resultado de diversos factores de riesgo, entre ellos los

genéticos determinan de modo más contundente la aparición de la enfermedad (Aguilar-Valles, 2011), pues

pacientes con esquizofrenia tienen antecedentes de padres con el trastorno, o bien, los progenitores tienen una

edad avanzada (Artigue y Tizón, 2014). Otro factor de riesgo se da por alteraciones en el desarrollo del sistema

nervioso central (Aguilar-Valles, 2011), problemas perinatales, malnutrición, infecciones, problemas de salud

en la primera infancia con dificultades de lenguaje y cognitivas, y la pertenencia a bajo nivel socioeconómico

(Tizón et al., 2008). El diagnóstico de esquizofrenia ha sido asociado también la alteración de vínculos con las

figuras paternas, factores estresantes y problemas de aprendizaje y relacionales durante la infancia (Artigue y

Tizón, 2014). Incluso otras condiciones como los niveles de urbanización y la migración se han relacionado con

el incremento en la incidencia y prevalencia de la esquizofrenia (McGrath et al., 2008).

La aparición del trastorno suele darse en infancia, la adolescencia tardía o adultez temprana (Fischer y Buchanan,

2019). Algunos reportes indican que la esquizofrenia es más frecuente en hombres que en mujeres, en una

proporción de 1.4 a 1 respectivamente (McGrath et al., 2008), diagnosticándose alrededor de los 25 años en las

mujeres, y en los hombres a los 18 años con un peor pronóstico (Fischer y Buchanan, 2019). Sin embargo, un

estudio sistemático realizado con datos de 195 países del mundo ha revelado que no existieron diferencias en

prevalencias por sexo (Charlson et al., 2018a).

En términos generales, trastornos psicóticos como la esquizofrenia, psicoafectivo, bipolar o el inducido por

sustancias se han estimado del 2% al 3% de la población general (Perälä et al., 2007, en Fonseca et al., 2013).

Respecto del trastorno esquizofrénico, en 2005 Benitez et al. reportaban prevalencias en la población adulta

entre 0.5% y 1.5% con una incidencia anual en una proporción de .05 a 5 por cada 100 000 habitantes. Hallazgos

de investigaciones en Estados Unidos han señalado prevalencias en adultos mayores que oscilan entre 0.2% y

5.7%, cifras que llegan a elevarse entre 10% y 21% en residentes en hogares de cuidado para ancianos (Angulo-

Cruz et al., 2008). En población general, en 2010 la prevalencia mundial estimada fue de 0.28% (Witheford et

al, 2015), y en 2011 se estimaron prevalencias del 1% de la población a nivel mundial (Aguilar-Valles, 2011). En

2013 Fonseca et al., reportaban que a nivel mundial la incidencia media se estimaba en 4 personas por cada

1000, correspondientes a 15.2 por cada 100 000 habitantes (McGrath et al., 2008). Mas tarde, en 2017 se

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021

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reportaban 20 millones de habitantes en el mundo con el diagnóstico de esquizofrenia, correspondientes de

0.2 a 0.4 (Ritchie y Roser, 2018), mientras que en 2018 la OMS señalaba que a nivel mundial la esquizofrenia

afectaba a más de 21 millones de personas. En 2019 los reportes indican que la prevalencia es del 1% en el

mundo (Fischer y Buchanan, 2019). Por su parte, Charlson et al., (2018a) han reportado datos de 195 países del

mundo que señalan un aumento sostenido en la prevalencia que va de 13.1 millones observados en 1990, a 20.9

millones en 2016.

Si bien es cierto que los datos indican que en México se ha mantenido una tasa sostenida de la esquizofrenia,

pues en 1990 se estimaba que el trastorno estaba presente en el 0.21% de la población, prevalencia que se

mantuvo en 2017 (Ritchie y Roser, 2018), se ha indicado que la dificultad de acceso a servicios de pacientes

que presentaron un primer episodio psicótico ha sido influyente en el desarrollo de la esquizofrenia (Cano et

al., 2007). En ese sentido, la respuesta a las demandas de salud mental es insuficiente en México, pues datos

de 2001 y 2002 recabados por la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica señalan que solo uno de cada

10 habitantes con un trastorno mental recibió atención psiquiátrica (Madrigal de León, 2016). Actualmente

los expertos reconocen que miles de habitantes con trastornos mentales no reciben atención y tratamiento

oportunos por la falta de equipamiento y de recursos humanos (Aguilar, 2018), pues en 2018 se calcularon 3.71

psiquiatras por cada 100 000 habitantes en el país, que además no se encuentran distribuidos en el territorio

nacional, pues el 60% de esos profesionales de la salud se concentran en la Ciudad de México, a razón de 22.6

por cada 100 000; en Jalisco con 6.44 por cada 100 000; y en Nuevo León con 6.17 por cada 100 000. El caso del

estado de -Chihuahua resulta alarmante con .51 psiquiatras por cada 100 000 habitantes (Heinze et al, 2019).

Método

En una perspectiva cuantitativa con un estudio descriptivo transversal, se propuso un instrumento de cribaje

construido por indicadores de salud mental considerando escalas validadas en el ámbito de la psicometría ante

la mesa de investigación de la Red de Organizaciones Dedicadas a la Prevención y Atención y Prevención de

Trastornos Mentales, Neurológicos y por abuso de Sustancias ROTMENAS por parte del Cuerpo Académico

UACJ35 Psicología, Educación y Salud de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez como parte de los

trabajos con el propósito de generar diagnósticos pertinentes en la comunidad. Entre 2017 y 2018 del periodo

de prepandemia por el COVID-19. Los instrumentos de salud mental para población adulta y para la infantil

constaron de 50 reactivos dicotómicos tomados de la escala de ansiedad de Goldberg y del MMPI para cada

población posibilitando la identificación de indicadores de ansiedad, depresión, desviación psicopática,

psicastenia, esquizofrenia, paranoia, ideación suicida y acceso a servicios de salud mental. Asimismo, para

infantes se identificaron ítems para déficit de atención, hiperactividad, negativismo desafiante, disocial,

ansiedad generalizada, estrés postraumático, depresión, estrés psicosocial e ideación suicida. El instrumento

de estigma se construyeron 41 reactivos para identificar cuatro dimensiones: restricción social, ideología,

benevolencia y autoritarismo. Los reactivos e instrumentos se validaron en la mesa de la ROTMENAS con la

participación de académicos de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y de la Universidad de El Paso Texas

E.U., así como de profesionistas expertos de las instituciones de salud mental de la comunidad. Se aplicaron en

565 adultos y 646 niños/adolescentes, los cuestionarios de salud mental y 559 adultos para el cuestionario de

estigma de la salud mental, distribuidos mediante muestreo estratificado en las zonas de bienestar de Ciudad

Juárez proporcionadas por el Instituto Municipal de Planeación de Ciudad Juárez, con un consentimiento

informado y asistido de anonimato y confidencialidad de los datos. Se acudió a los centros comerciales, escuelas,

iglesias y casas habitación solicitando la colaboración voluntaria para responder el instrumento. Los datos se

analizaron mediante el programa estadístico computacional SPSS y se entregaron los resultados en la mesa de

investigación de la Red Rotmenas coordinada por la Comisión de Salud Mexicoestadounidense. Así mismo, se

presentó un informe detallado con infografías y una conferencia donde asistieron organismos y secretarías de

los tres órdenes de gobierno, asociaciones civiles, académicas, incluso contando con la presencia del alcalde

municipal. Cada actor recibió el informe por escrito y se generaron reflexiones y comentarios que validaron los

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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resultados. El estudio es relevante para considerar un seguimiento postpandemia y posibilitar comparaciones

de los indicadores de salud mental pre-pospandemia.

Resultados

En población adulta, el instrumento arrojó elementos confiables en Alpha de Cronbach de .868 con un 44%

del total de varianza explicada en 7 factores con adecuado ajuste de modelo. El 33% de la población presentó

indicadores significativos de ansiedad, principalmente de zonas de bienestar muy bajas. 32% de la población

no presenta indicadores de ansiedad, principalmente de zonas muy altas. Los indicadores de ansiedad fueron

independientes de la edad, del nivel educativo, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar, pero en

mujeres, de estado civil soltero, se reportó mayor ansiedad. 10% de la población tiene indicadores significativos

de depresión, principalmente de zonas muy bajas y altas. 64% de la población no presenta indicadores de

depresión, principalmente de zonas bajas. Los indicadores de depresión fueron independientes de la edad, del

nivel educativo, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar, pero fue mayor en mujeres, en los

niveles de preparatoria y universitarios, de estado civil soltero, principalmente de zonas muy bajas y medias.

20% de la población tiene indicadores significativos de obsesividad compulsiva, principalmente de zonas muy

bajas y medias. 64% de la población no presenta indicadores de obsesividad compulsiva, principalmente

de zonas altas. Los indicadores de obsesividad compulsiva fueron independientes de la edad, del sexo y del

ejercicio de alguna religión, pero fue mayor en el estado civil soltero, los niveles educativos de preparatoria y

universitarios, principalmente de zonas muy bajas y medias. 36% de la población tiene indicadores significativos

de desviación psicopática, principalmente de zonas medias y bajas. 27% de la población no presenta indicadores

de desviación psicopática, principalmente de zonas muy altas. Los indicadores de desviación psicopática fueron

independientes de la edad, del sexo, del estado civil, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar,

pero fue mayor en los niveles educativos de preparatoria y universitarios.

El 6% de la población tiene indicadores significativos de esquizofrenia, principalmente de zonas medias. 84% de

la población no presenta indicadores de esquizofrenia, principalmente de zonas bajas y altas. Los indicadores

de esquizofrenia fueron independientes de la edad, del sexo y del ejercicio de alguna religión, pero fue mayor

en el estado civil viudo y soltero, en los niveles educativos de preparatoria y primaria o menos, principalmente

en zonas muy bajas y medias. 0.5% de la población tiene indicadores significativos de paranoia. 97% de la

población no presenta indicadores de paranoia. Los indicadores de paranoia fueron independientes de la edad,

del sexo, del nivel educativo, del estado civil, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar. 1.1% de

la población tiene indicadores significativos de ideación suicida. 94% de la población no presenta indicadores

de ideación suicida. Los indicadores de ideación suicida fueron independientes de la edad, del sexo, del nivel

educativo y del ejercicio de alguna religión. Pero fue reportada en personas con estado civil viudo y soltero,

y de la zona de bienestar muy alta y media. El 20% de la población ha solicitado o acudido a un tratamiento

psicológico/psiquiátrico. Pero a medida que aumenta la edad, principalmente de religión católica/cristiana, de

zonas bajas y medias, es menor la recepción de algún tratamiento psicológico o psiquiátrico.

Para la población infantil, el instrumento arrojo elementos confiables en Alpha Cronbach de .868 con el 53%

de varianza explicada en 11 factores con ajuste modelar adecuado. El 15.6% de la población infantil tiene

indicadores significativos de déficit de atención. 50% de la población infantil no presenta indicadores de déficit

de atención. Los indicadores de déficit de atención fueron independientes del sexo, del tipo de escuela (públicaprivada),

del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar, Pero fue mayor en varones, de 7 a 10 años

disminuyendo a medida que avanza la edad, en educación primaria. 8.8% de la población infantil tiene indicadores

significativos de DAH. 56% de la población infantil no presenta indicadores de DAH. Los indicadores de déficit

de atención con hiperactividad no obtuvieron diferencias significativas por variables sociodemográficas. 11%

de la población infantil tiene indicadores significativos del trastorno negativista desafiante. 64% de la población

infantil no presenta indicadores de negativismo desafiante. Los indicadores de negativismo desafiante fueron

independientes del sexo, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar, Pero fue mayor a medida

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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que avanza la edad, el nivel educativo, en preparatorias privadas, que trabajan. 12.8% de la población infantil

tiene indicadores significativos de trastorno disocial. 70% de la población infantil no presenta indicadores de

trastorno disocial. Los indicadores de trastorno disocial fueron independientes del ejercicio de alguna religión

y de la zona de bienestar, Pero fue mayor en varones, a medida que avanza la edad 11 años, el nivel educativo,

en preparatorias privadas, que trabajan como comerciantes, y que viven solos.

El 7% de la población infantil tiene indicadores moderados de uso de sustancias. 93% de la población infantil

no presenta indicadores de uso de sustancias. Los indicadores de uso de sustancias fueron independientes del

ejercicio de alguna religión. pero fue mayor en varones, a medida que avanza la edad 11 años, el nivel educativo,

en preparatorias privadas, que trabajan como comerciantes, que viven solos y en zona de bienestar media. 50%

de la población infantil tiene indicadores significativos de ansiedad generalizada. 50% de la población infantil no

presenta indicadores de ansiedad generalizada. Los indicadores de ansiedad generalizada fueron independientes

del nivel educativo, del tipo de escuela pública-privada, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar.

Pero fue mayor en mujeres, entre 10 y 17 años. 19% de la población infantil tiene indicadores significativos

de estrés postraumático. 60% de la población infantil no presenta indicadores de estrés postraumático. Los

indicadores de estrés postraumático fueron independientes del sexo, de la edad, del ejercicio de alguna religión,

Pero fue mayor en los niveles primaria y bachillerato, de escuelas públicas y de zonas de bienestar altas y muy

bajas. 22% de la población infantil tiene indicadores significativos de depresión. 54% de la población infantil no

presenta indicadores de depresión. Los indicadores de depresión fueron independientes del nivel educativo,

del tipo de escuela pública-privada, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar, Pero fue mayor en

mujeres entre 10 y 16 años.

El 19% de la población infantil tiene indicadores significativos de esquizofrenia. 56% de la población infantil

no presenta indicadores de esquizofrenia. Los indicadores de esquizofrenia fueron independientes de la edad,

del nivel educativo, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar, Pero fue mayor en mujeres, en

escuelas privadas. 5.7% de la población infantil tiene indicadores significativos de estrés psicosocial. 82% de la

población infantil no presenta indicadores de estrés psicosocial. Los indicadores de estrés psicosocial fueron

independientes de la edad, del nivel educativo, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar. Pero

fue mayor en mujeres. 4% de la población infantil tiene indicadores significativos de ideación suicida. 88% de

la población infantil no presenta indicadores de ideación suicida. Los indicadores de ideación suicida fueron

independientes de la edad, del nivel educativo, del tipo de escuela pública-privada, del ejercicio de alguna

religión y de la zona de bienestar, Pero fue mayor en mujeres.

En cuanto al estigma hacia la salud mental en adultos, el instrumento arrojó confiablidad aceptable en Alpha

de Cronbach de .920 con el 41% de varianza explicada en 4 factores con adecuado ajuste de modelo. El 5% de

la población tiene opiniones acerca de las personas con enfermedad mental con intolerancia, principalmente

de zonas altas y muy altas. 65% de la población considera ideas de tolerancia principalmente de zonas medias

y bajas. Las ideas de tolerancia son independientes del sexo y estado civil, pero en personas jóvenes entre

18 y 30 años, sin religión y a medida que aumenta el nivel educativo principalmente de zona baja aumenta la

percepción de intolerancia hacia los enfermos mentales. 87% de la población considera actitudes de exclusión

principalmente de zonas medias y bajas. 7% de la población tiene actitudes inclusión hacia los pacientes con

enfermedad mental, principalmente de zonas altas y muy altas. La percepción de exclusión hacia los enfermos

mentales es independiente del sexo, estado civil, religión y nivel educativo, pero es mayor en jóvenes 18 a 40

años, principalmente si se pertenece a zonas medias y bajas. 8% de la población evalúa como peligro para la

sociedad y sugiere hospitalización, principalmente de zonas muy altas y altas. 68% de la población no percibe

peligro para sociedad principalmente de zonas medias y bajas. La percepción de peligro para la sociedad es

mayor en jóvenes 18-30 años, en mujeres, del estado civil soltero, a medida que aumenta el nivel educativo, sin

ejercicio de alguna religión, principalmente de zonas medias. 68% de la población tiene actitudes y creencias

relacionadas con el aislamiento de las personas con enfermedad mental. 8% de la población tiene actitudes y

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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creencias relacionadas con la inserción a la comunidad y sociedad en general, principalmente de zonas muy bajas

y bajas. La percepción de inserción a la sociedad es independiente del sexo, del estado civil, del nivel educativo,

pero es mayor en personas jóvenes entre 18 y 35 años, sin ejercicio de alguna religión, principalmente de zonas

muy bajas.

Conclusiones

La población adulta juarense mantiene hasta en un 4.8% indicadores significativos de gravedad en salud mental,

principalmente de zonas de bienestar medias, muy altas y muy bajas. El 42.2% de la población obtuvo indicadores

moderados de gravedad en salud mental de zonas muy bajas, 53% de la población no presenta indicadores de

gravedad en salud mental de zonas bajas y muy altas. Los indicadores generales de gravedad en salud mental

fueron independientes de la edad y del ejercicio de alguna religión, Fue mayor en mujeres, estado civil soltero,

del nivel educativo de preparatoria y universitarios y de la zona de bienestar media.

El 8% de la población infantil tiene indicadores significativos de gravedad en salud mental, 50% de la población

infantil presenta indicadores moderados y el 42% de la población infantil no presenta indicadores de gravedad

en salud mental. Los indicadores de gravedad en salud mental fueron independientes de la edad, del nivel

educativo y del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar. Pero fue mayor en mujeres, y en escuelas

privadas.

En la población adulta juarense, a medida que sea mayor la tolerancia sin idealizar a los enfermos mentales como

inferiores (estigma) con menor percepción de peligro, es mayor la actitud-creencia de inserción social con menor

inclusión de las personas con enfermedad mental. Estigma identificado: Se toleran los enfermos mentales con

distanciamiento afectivo, siempre y cuando se mantengan controlados-hospitalizados con aislamiento social

restrictivo.

El estudio posibilita la comprensión de la presencia de los indicadores de salud mental en Ciudad Juárez

Chihuahua en el periodo de prepandemia 2017-2018, considerando un contexto de violencia masiva-social con

hasta un centenar de homicidios dolosos por diez años consecutivos. El seguimiento comparativo de estos

indicadores de salud mental en el periodo postpandemia será pertinente para considerar el impacto de las

condiciones de salud publica de prevención de contagios del virus SARS-CoV2 aunado al contexto de violencia.

Referencias

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Importancia de la Invarianza de la para la realización de estudios transculturales utilizando instrumentos de

autoinforme: caso de un instrumento para medir el duelo pandémico en 10 países latinoamericanos

Dr. Tomas Caycho Rodríguez

La investigación sobre el impacto de la pandemia de la COVID-19 sobre indicadores de salud mental ha

sido importante en el último año. Sin embargo, una problemática que se presenta de forma constante es la

variabilidad de los constructos psicológicos para el estudio transcultural, ocasionando que las investigaciones

que permitirirían el intercambio puntual de ideas entre expertos se pueda ver afectado.

Con la creciente globalización, el interés en los estudios que examinan constructos psicológicos a través de

culturas se ha incrementado. Sin embargo, para obtener comparaciones interculturales válidas de la medición,

se debe establecer la invariancia de la medición para las escalas que evalúan diferentes constructos.

El presente trabajo tiene como objetivo brindar aportes generales sobre la invarianza de la medición y su

importancia en los estudios transculturales, con el interés primordial de sembrar inquietud y una plataforma

para consolidad mediciones fiables.

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Asimetría Cerebral en Zurdos

Dra. I. Yolanda del Río Portilla

La lateralidad manual ha sido considerada la principal evidencia conductual de lateralización del sistema

nervioso central y de asimetría hemisférica funcional en los seres humanos, de tal forma que el hemisferio

cerebral contralateral a la mano preferente es aquel que controla el movimiento y en muchos casos el ojo o el

oído también contralateral. La asimetría cerebral la podemos ver desde la perspectiva anatómica, el cerebro

humano presenta una división en dos hemisferios, están especializados para diferentes procesos cognitivos.

Se han estudiado las diferencias entre el hemisferio izquierdo y derecho, incluyendo asimetría hemisférica

funcional; asimetría hemisférica funcional es una característica de la organización cerebral y plantea la posible

especialización de un hemisferio para una función cognitiva específica.

La frecuencia de uso de mano izquierda oscila entre el 4% a 16% de la población en diferentes culturas; aun que

sean anglosajones o latinos. Si consideran diferentes características entre una persona zurda y diestra. Pero

que pasa a nivel cerebral, la información o la forma de procesamiento de esta es diferente. Desde tiempos muy

remotos se a tratado de estudiar y de conocer. En los estudios de investigación hay controversias debido a que

no se establece los porcentajes o conductas que se realizan preferentemente con una mano u otra. Por lo que

hay acuerdos al respecto.

Por tal motivo, hemos investigado a zurdos que realicen más de un 80 % sus actividades manuales con la mano

izquierda y viceversa. En un estudio observamos la mano dominante: zurdos mayor actividad intrahemisférica

y menor actividad interhemisférica. Mano no dominante: menor actividad intra en la corteza contralateral en

los diestros y menor actividad interhemisférica de áreas corticales en zurdos. En otro estudio, en el que se les

registró la actividad cerebral durante la realización de diferentes tareas visoespaciales y en reposo. Encontrando

diferencias principalmente en estado de reposo al realizar la tarea de atención visoespacial previa a la respuesta

se observó que dichas diferencias se eliminan; al realizar otra tarea se observan diferencias principalmente

en el acoplamiento temporal. Posiblemente sea el tipo de tareas, o identificar las tareas que puede ser el

procesamiento cerebral diferente o igual entre diestros y zurdos. Observar con tareas simples el procesamiento

o estudiar la gama del espectro de preferencias manual para poder identificar en qué momento o conducta el

proceso cerebral puede difiere o es igual; y solamente es los aspectos motores que diferencian a esta población.

Implicaciones del aislamiento social de la pandemia actual sobre el ciclo de sueño vigilia y el estado

de ánimo.

Dra. Pilar Durán

El sueño es un indicador de integridad funcional, además de estar involucrado en múltiples funciones como el

desarrollo del sistema nervioso, los procesos de aprendizaje y memoria, la estabilidad emocional y el sistema

inmune entre muchos otros. En estos momentos de pandemia de COVID-19, el ciclo de sueño y vigilia también se

ha visto alterado, manifestándose como un foco de alerta en la salud pública. Por lo que es necesario atender y

manejar de manera apropiada los trastornos del sueño durante esta crisis. La pandemia de COVID-19 (provocada

por el virus SARS-Cov2) y el confinamiento social impuesto en todo el mundo han producido una importante

carga de estrés, ansiedad y preocupación por la salud y el miedo a infectarse, problemas laborales y económicos

e incertidumbre sobre el futuro. La incidencia de alteraciones del sueño también ha aumentado drásticamente

durante este período. Además del estrés y la ansiedad, es probable que otros dos factores contribuyan a

aumentar las alteraciones del sueño durante esta crisis. En primer lugar, las alteraciones de nuestras rutinas

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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diarias, como levantarse en un momento específico, asistir a trabajar, comer, hacer ejercicio y participar en

actividades sociales y de ocio en momentos relativamente fijos: estas actividades son sincronizadores sociales

importantes para la expresión de nuestros ciclos de sueño y vigilia armonizados con el tiempo de día (luz) y

noche (oscuridad). Es probable que las alteraciones de estos sincronizadores, combinadas con una exposición

reducida a la luz del día, también esencial para mantener nuestro reloj biológico sincronizado, interrumpan el

sueño y alteren los ritmos circadianos de muchas de nuestras funciones. El sueño juega un papel fundamental

para la salud mental y física, y la duración y la calidad del sueño adecuadas son esenciales para hacer frente a

eventos importantes de la vida como la pandemia de COVID-19. Es fundamental atender, desde todos los flancos:

médico, psicológico, psiquiátrico y de educación, en salud pública este tema, en particular para mantener a la

población bien informada sobre la importancia del sueño y su impacto en el estado de salud en general pero

inmunológico en particular así como dar a conocer las prácticas de sueño saludables y prevenir o minimizar los

resultados adversos a largo plazo.

Una mirada reflexiva a formación del profesional de la psicología

Mgtr. Ana María E. Florez León.

Licenciada en Psicología, Maestría en Educación con énfasis en didáctica Maestría en Psicología Social.

Sub-Secretaria Unión Centroamericana de Colegios y Asociaciones de Psicología Representante de la

Asociación Panameña de Psicólogos ante la UCCAP

Resumen:

La llegada del Covid -19 en el 2020 trastoco a nivel mundial la vida de las personas, el impacto económico que

ello generó y continúa generando incomodidad, inseguridad y cambios frecuentes en función al control de la

enfermedad y recuperarnos como lo hacemos hasta ahora de manera lenta y progresiva.

Acorde a diferentes estudios de organizaciones mundiales las afectaciones en la Educación han sido devastadoras,

las brechas, desigualdades se ven en todos los niveles y aunque a través de la historia la universidad como

institución social ha podido salir adelante y fortalecida (UNESCO, 2021), es importante recalcar la necesidad de

reflexionar en el profesional que se está formando y si responde a las necesidades y exigencias actuales.

Ante la realidad que vivimos como grupo de profesionales sentimos la necesidad profunda reflexionar antes

las autoridades educativas, profesionales, organizaciones que nos representan nuestra preocupación en la

formación de las próximas generaciones.

El objetivo fundamental de este trabajo es trasmitir algunos de los temas que nos preocupan en la formación

de profesional de la psicología tales como: la identidad profesional-valorización, competencias, ética-ejercicioprincipios,

conocimiento y aplicación de la virtualidad (la digital en nuestras vidas), práctica interna-externa

(investigación), accesibilidad a todos , el gremio y su importancia.

Referencias

Florez, A. (2018). Identidad Profesional de los psicólogos a través de su ejercicio profesional en la República de

Panamá. Proyecto final por el título de Maestria en Psicología Social en la Universidad Latina de Panamá.

Moreno, Z. (2015). La formación del psicólogo en el Perú. Obtenido de https://docplayer.es/10425543-Laformacion-del-psicologo-en-el-peru.html

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formativo. IBERO. Mexico: rlee. Obtenido de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=27063237017

UNESCO. (27 de MAYO de 2021). COVID-19: SU IMPACTO EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR Y EN LOS ODS. UNESCO.

Obtenido de https://www.iesalc.unesco.org/2021/06/01/covid-19-su-impacto-en-la-educacion-superior-y-en-

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los-ods/.

La mediación de conflictos en México, una opción laboral para el psicólogo

Blas S. Jasso Hinojosa.

Los medios alternos son redimensionados jurídica y filosóficamente al ser concebidos como un derecho

humano. La tesis 2020851 publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, es enfática en dicha

percepción: “la justicia alternativa constituye un derecho humano de rango constitucional”. Lo anterior también

es sustentado por la reforma al artículo 17º de la CPEUM publicada en el DOF el 18 de junio del 2018, donde el

acceso a una justicia expedita y eficaz pondera los medios alternos como “una opción al proceso jurisdiccional,

para fomentar la cultura del diálogo, el respeto por el otro, la agilidad y eficacia”.

La tesis 2006554 de esta entidad judicial federal, versa en particular sobre la legislación en el Estado de Jalisco

y los medios alternos de solución de controversias, descollando el soporte jurídico que nos remite a dos

recomendaciones internacionales. La primera referencia es la Convención Americana sobre Derechos Humanos

donde en su artículo 8º señala las garantías individuales irrenunciables para recibir justicia, que, aunque no

precisa a los medios alternos, es posible deducirlos de una lectura hermenéutica jurídica y bajo la perspectiva ad

hominem, de procurar la interpretación de mayor beneficio. La segunda referencia está en el Pacto Internacional

de Derechos Civiles y Políticos en su artículo 14º, que habla de las condiciones al impartir justicia tales como

igualdad, presunción de inocencia, disponer del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su

defensa y a comunicarse con un defensor de su elección.

La mediación, como un modelo alternativo de la justicia tradicional, termina el monopolio del Estado para dirimir

controversias entre particulares, como una vía que reduce el tiempo, gastos y produce mayor satisfacción de

las partes en pugna, bajo la pauta de la cultura de paz. Por ello, no es exagerado sugerir que la mediación es

uno de los caminos que con mayor prolijo debemos cuidar para conseguir escenarios deseables de convivencia

fraternal. La mediación ofrece más bondades que dificultades, es más fácilmente asequible a todo tipo de

personas, que seguramente preferirían más acordar que guerrear. Si en nuestra acepción de paz no excluimos

vocablos como negociación, conciliación, arbitraje, acuerdos, diálogo, soluciones pacíficas justas, entonces

la mediación es un eje axial en las políticas modernas a rescatar para arribar a la paz. La mediación es una

opción válida y merece que los profesionales que se dedican a ejercerla, pregonen, toquen puertas, sensibilicen,

exhorten, persuadan, gestionen, en suma, preponderar como inherente, que el discrepar conlleve el resolver, y

ese solucionar, inspirados en la filosofía de la cultura de paz.

Todos los gobiernos y actores sociales –como suposición- coinciden en una sociedad justa, próspera, culta,

saludable, feliz y pacífica. ¿Por qué?, teniendo la mediación disponible, ¿no se aprovecha? Si no existiera

esta norma, estaríamos sugiriendo iniciativas semejantes para su cristalización, hoy, tenemos textos vigentes

de la mediación, inadvertidos y desdeñados aún por los propios abogados, tribunales e instancias oficiales.

Consecuentemente, una tarea primordial es su difusión en todos los nichos de público posibles, todas

edades, profesiones y niveles escolares. Urge que la sociedad disponga de técnicas y herramientas que un día

seguramente necesitará, para disipar controversias. Saberes que permitan desde temprana edad, métodos

dialógicos civilizados, que conforme adquiramos experiencia, depuremos dichos mecanismos.

Este conocimiento es imprescindible en la formación académica de cualquier carrera, en el ejercicio de cualquier

profesión y oficio, en relaciones interpersonales, familiares, laborales. Si valoramos la mediación como una

habilidad humana, este mundo podría tener mejor futuro. Serían generaciones contrastantes contra las que

iríamos purgando de poco en poco, habría más racionales con mentalidades y recursos pacíficos, que quienes

osen cimbrar para mal la paz social.

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La investigación en Atención Plena Compasiva en México: una propuesta alternativa.

Dra. Ana Moreno Coutiño

Facultad de Psicología, UNAM

Los tratamientos cognitivo-conductuales son los tratamientos psicológicos más utilizados para atender la

mayoría de los trastornos psicológicos en el mundo. Sin embargo, existe controversia en torno a su efecticacia

a largo plazo (Barth J, Munder T, Gerger H, Nüesch E, Trelle S, Znoj H, et al. ,2013; Glenn CR, Franklin JC, Nock

MK, 2014; Wampold BE, Flückiger C, Del Re AC, Yulish NE, Frost ND, Pace BT, et al.,2017) y las recaídas se han

relacionado con factores emocionales como el estrés y los afectos negativos, particularmente las sintomatología

depresivas y ansiosas (Baker, Brandon y Chassin, 2004; Correa-Fernández et al., 2012).

Las intervenciones en atención plena corresponden a las llamadas terapias contextuales o cognitivo-conductuales

de tercera generación. Este tipo de intervenciones se centran en el entrenamiento de la mente vía la meditación.

Mediante esta técnica, se busca que las personas no se identifiquen con sus pensamientos, sensaciones o

emociones ni se enganchen en patrones negativos de comportamiento.

La primera y más difundida definición occidental de la atención plena es la de atender intencionalmente la

experiencia propia, momento a momento, aceptándola y sin juzgarla (Kabat-Zinn, 2005).

Las terapias basadas en atención plena tienen como principios terapéuticos el ser particularmente

adaptables al contexto, abandonando la lucha contra los síntomas y consideran aspectos fundamentales de la

experiencia humana como: Espiritualidad (sistema de creencias); Trascendencia; Generosidad; Ecuanimidad;

Interdependencia e Impermanencia.

Mediante la práctica constante de estas técnicas, se fortalece la atención sostenida, la capacidad de cambiar

voluntariamente el foco de atención y la inhibición del procesamiento habitual secundario. De igual manera, se

logra el desarrollo de las funciones ejecutivas altas tales como la metacognición consistente en un cambio de

perspectiva, dónde el sujeto es capaz de “observarse”, la flexibilidad (cognitiva, emocional y conductual) dónde

el sujeto ya no se funde en apegos/hábitos (contraria a los patrones rígidos de respuesta), y la aceptación, con

la que se logra experimentar los eventos plenamente tal y como son, sin defensas (Shapiro et al., 2006).

Entre los cambios neuroplásticos relacionados con la práctica de la atención plena se encuentran el incremento

de la materia gris en las áreas del cerebro involucradas en aprendizaje, memoria, atención y regulación de

las emociones; la mejora en la conectividad cerebral (intra e ínter hemisférica); una mayor coherencia entre

hemisferios; un incremento en la sincronía (sensación-pensamiento-emoción-acción), así como la relajación

del sistema nervioso periférico y la activación del sistema nervioso central (Creswell, Way, Eisenberger, &

Lieberman, 2007; Kilpatrick et al., 2011).

El principio de compasión en la terapia de atención plena es uno de sus principales componentes y su estudio

inicia por reconocer el estrés/sufrimiento/malestar de todos los seres y generar la aspiración de ayudarlos

a liberarse de éste, basándose en el respeto por el otro y la convicción de que “los demás” tienen el mismo

derecho que nosotros de ser felices y vivir en paz. La compasión parte del entendimiento de que todos los

seres son intrínsicamente bondadosos. Un aspecto importante de ésta es que considera las cualidades de las

intenciónes y la ética de la acciónes llevadas a cabo por las personas.

La compasión no requiere ser desarrollada: se observa como una característica intrínseca a la experiencia de los

seres sintientes. Es considerada más que una emoción debido a que no distorsiona la percepción de la realidad.

Las emociones, como por ejemplo, la empatía, entendida como el resonar con el sentir del otro, sí lo hacen y

además son fluctuantes (van y vienen).

El constructo de compasión cuenta con un componente afectivo, que engloba los sentimientos de amor

bondadoso, calidez, benevolencia y motivación pro sociales, y un componente cognitivo que contempla la

perspectiva observacional de los pensamientos (metacognición).

Una vez reconocida y cultivada, la compasión se convierte en una característica duradera en la persona, facilitándole

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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una nueva perspectiva de la realidad y permitiéndole tener un entendimiento de la perspectiva de los otros.

La práctica regular de la atención plena compasiva tiene efectos psicológicos importantes tales como el hecho de

que el practicante puede tomar control de sus emociones sin dejarse llevar por los deseos y hábitos; comprende

que todos los fenómenos son interdependientes; acepta la transitoriedad e interdependencia de los fenómenos

y logra tomar perspectiva de sus procesos mentales.

Esta práctica también provoca cambios a nivel fisiológico, fortaleciendo el sistema inmunológico y favoreciendo

la regulación del sistema endócrino y nervioso (central y periférico).

El equipo de trabajo del laboratorio de atención plena compasiva de la Facultad de Psicología de la UNAM ha

acuñado una definición de la atención plena compasiva, entendiéndola como: “la conciencia que surge a través

de prestar atención propositivamente al momento presente, sin juzgar la experiencia y generando acciones

motivadas en la aspiración de liberarnos a nosotros mismos y a los demás del estrés/sufrimiento/malestar”.

El tratamiento de Atención Plena Compasiva en Salud (Moreno, A. y Paquini, E., en prensa) desarrollado por este

mismo equipo consta de los siguientes 8 módulos:

I. Introducción a la atención plena y compasión (más psicoeducación de acuerdo al trastorno)

II. Bases de la atención plena compasiva

III. La realidad sobre el sufrimiento/malestar/estrés

IV. Características de la realidad

V. Práctica de la atención plena compasiva en la vida cotidiana

VI. Comunicación atenta y compasiva

VII. Acciones que favorecen el bienestar

VIII. La atención plena compasiva aplicada a la vida cotidiana

Hasta el momento, en este laboratorio se han desarrollado las siguientes investigaciones: Asma, calidad de

vida y nivel de cortisol. Hospital General de México; Tratamiento en pacientes con obesidad y trastorno de

atracón. Hospital Gea González; Evaluación del dolor subjetivo en pacientes con artritis reumatoide. Hospital

General Gea González; Mujeres embarazadas con sintomatología ansiosa. Hospital General Gea González;

Tratamiento contra el tabaquismo. Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER); Tratamiento a

usuarios de Crack como droga de impacto. CAIS Torres de Potrero; Riesgo de uso de sustancias en jóvenes de

una clínica pública de atención a adicciones del Edo. Mex. Implementación de la capacitación de terapeutas

en Atención Plena Compasiva. Facultad de Psicología de la UNAM; Ansiedad, consumo de sustancias, miedo

escénico, interpretación musical y compasión en estudiantes de la licenciatura en Música (cuerdas). Escuela

Nacional de Música; Desgaste ocupacional, compasión y expresión corporal en mujeres obreras en la ciudad de

Saltillo Coah. Facultad de Psicología UAC y Facultad de Psicología, UNAM.

A continuación, y a manera de ejemplo, se reseñan algunos de los resultados de estas intervenciones:

El estudio de asma y rinitis alérgica no controlada se realizó con dos grupos de 15 pacientes, un grupo recibió

tratamiento en atención plena compasiva (APC) y otro en terapia cognitivo conductual (TCC). Los instrumentos

utilizados fueron el inventario de ansiedad de Beck, el test de control del asma y el cuestionario respiratorio

Saint George.

Entre los resultados se encontraron efectos positivos significativos al finalizar ambos tratamientos sobre la

sintomatología ansiosa, la calidad de vida y la regulación de los ciclos de cortisol diurno. La intervencion con

APC mostró a los tres meses de seguimiento mejoras en la sintomatología ansiosa, el control del asma y calidad

de vida.

En el estudio con pacientes con obesidad mórbida se evaluó la sintomatología depresiva y trastorno por

atracón en pacientes candidatos a cirugía bariátrica. Se trató de un estudio piloto con 3 pacientes en modalidad

individual. Los instrumentos psicométricos utilizados fueron el inventario de depresión de Beck, el inventario

de conducta de atracón e ingesta emocional y el inventario de calidad de vida y salud. Se calculó el tamaño del

efecto mediante el índice NAP (Nonoverlap of all pairs), encontrandose un tamaño del efecto de moderado a

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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grande (NAP=.75-1) para la sintomatología depresiva y la conducta de atracón. Además, se registraron mejoras

en las áreas de calidad de vida en cuanto a aislamiento, percepción corporal y calidad de vida general.

En el estudio atención plena compasiva contra el tabaquismo participaron 62 pacientes de ambos géneros,

con una media de edad de 48 años, una media de consumo de 17 cigarros por 31 años. Se compararon dos

condiciones de tratamiento, APC y TCC, y con ambas se logró la abstinencia. Sin embargo, el tratamiento APC

resultó más efectivo para el logro de la abstinencia (84% vs 58% respectivamente), además con la intervención

en APC se logró menor malestar emocional post tratamiento y seis meses después. Las principales variables

involucradas en el proceso de cambio en la intervención basada en APC fueron: Craving, ansiedad, depresión,

afecto negativo estado, afecto negativo rasgo y atención plena.

Por otro lado, la intervención mediante atencion plena compasiva para la dependencia de sustancias con crack

como droga de impacto, se trató también de un estudio comparativo de la abstinencia entre la intervención

común de TCC y la de APC. En este estudio participaron 20 hombres con una media de edad de 32 años. Se

encontró que tanto el tratamiento de APC como el de TCC fueron eficaces en la diminución del consumo de

sustancias psicoactivas. De manera adicional se registraron diferencias significativas en la reducción de la felicidad

fluctuante, y las sintomatologías ansiosa y depresiva, así como diferencias significativas en el incremento de la

felicidad duradera al igual que en la compasión. Siendo en ambos casos la intervención en APC más eficaz. A los

tres meses de seguimiento de la intervención se encontró un número significativamente mayor de pacientes en

abstinencia en el grupo de APC.

En el tratamiento basado en atención plena compasiva para adolescentes con riesgo de consumo de sustancias

participaron 45 estudiantes, de ambos géneros, de primer grado de secundaria del municipio de Nezahualcóyotl,

con promedio de edad de 11.5 años y se compararon tres condiciones experimentales: atención plena compasiva

(APC), habilidades para la vida (HV), sin intervención (Control). Los instrumentos utilizados fueron el POSIT

(Problem oriented screening instrument), la escala de depresión del center for epidemiologic Studies (CES-D-R) y

el autorreporte de ansiedad para adolescentes (AAA). En cuanto a la sintomatología ansiosa que se encontraron

diferencias significativas entre el grupo APC y el grupo Control en la evaluación post-test [F(44,2)= 3.158 p<0.1].

Mientras que en la sintomatología depresiva se encontraron diferencias significativas entre el grupo APC y

los grupos Control y HV en la evaluación post-test [F(44,2)= 5.820 p<0.05]. Estos resultados indicaron que la

intervención en APC fue superior a las otras dos condiciones.

A partir de la evidencia recabada se espera continuar realizando más estudios con poblaciones clínicas diversas

para continuar recabando evidencias sobre la ecectividad de las intervenciones basadas en atención plena

compasiva.

Referencias

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2004;55:463-91.

Barth J, Munder T, Gerger H, Nüesch E, Trelle S, Znoj H, Jüni P, Cuijpers P. Comparative efficacy of seven

psychotherapeutic interventions for patients with depression: a network meta-analysis. PLoS Med.

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Creswell JD, Way BM, Eisenberger NI, Lieberman MD. Neural correlates of dispositional mindfulness during

affect labeling. Psychosom Med. 2007 Jul-Aug;69(6):560-5.

Glenn CR, Franklin JC, Nock MK. Evidence-based psychosocial treatments for self-injurious thoughts and

behaviors in youth. J Clin Child Adolesc Psychol. 2015;44(1):1-29. doi: 10.1080/15374416.2014.945211. Epub

2014 Sep 25. PMID: 25256034; PMCID: PMC4557625.

Kabat-Zinn J Coming to Our Senses: Healing Ourselves and the World through Mindfulness. 2005. New York: Hyperion.

Kilpatrick LA, Suyenobu BY, Smith SR, Bueller JA, Goodman T, Creswell JD, Tillisch K, Mayer EA, Naliboff BD.

Impact of Mindfulness-Based Stress Reduction training on intrinsic brain connectivity. Neuroimage. 2011 May

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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Moreno AB, Paquini, EM. Tratamiento basado en Atención Plena Compasiva para la Salud (en prensa). Facultad

de Psicología, UNAM. 2023.

Shapiro SL, Carlson LE, Astin JA, Freedman B. Mechanisms of mindfulness. J Clin Psychol. 2006 Mar;62(3):373-

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Wampold BE, Flückiger C, Del Re AC, Yulish NE, Frost ND, Pace BT, Goldberg SB, Miller SD, Baardseth TP, Laska

KM, Hilsenroth MJ. In pursuit of truth: A critical examination of meta-analyses of cognitive behavior therapy.

Psychother Res. 2017 Jan;27(1):14-32.

Estrategias de intervención psicológica en crisis múltiples, experiencia Nicaragua.

Dr. Roberto Ordoñez

En abril de 2018, estalla en Nicaragua una serie de protestas ciudadanas, producto de la inconformidad de un

sector de la población ante las gestiones del presidente Ortega. La respuesta del mandatario fue una fuerte

represión, que trajo consigo eventos catalogados como traumatizantes y que dejaron como resultado, 328

muertos y 88.000 exiliados, según datos presentados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

La crisis sociopolítica, se extendió incluso hasta la fecha, debilitando la economía nacional, aumentado el

desempleo y la migración. Por otra parte, en abril del 2020, el gobierno anuncia la primera persona que resulta

positivo a la prueba de COVID -19, misma que fallece una semana después del comunicado, desde entonces la

curva de propagación incrementa, un mal manejo de la crisis sanitaria y desinformación oficial, son factores

agravantes del problema.

En noviembre del mismo año, dos huracanes Eta categoría 4 e IOTA en categoría 5, impactan en la Costa Caribe

de Nicaragua, dejando una estela de muertes, perdidas económicas y vivencias traumáticas en la población.

Las situaciones superan la capacidad de respuesta gubernamental y organizaciones psicológicas deben coadyuvar

para hacer frente a estas crisis múltiples, ejecutando una serie de acciones que van desde un rápido aprendizaje

de la intervención de PAP a distancia, aprovechamientos de medios de comunicación para la psi coeducación,

hasta la ejecución de estrategias propias de la psicología del desastre respetando las indicaciones de seguridad

frente a la pandemia.

Durante la crisis sociopolítica la Asociación Nicaragüense para el Desarrollo de la Psicología, ANDEPSI y la

Sociedad Interamericana de Psicología, SIP, elaboraron un programa formativo y facilitador de herramientas y

estrategias de intervención, que buscó llegar a la víctima directa e indirecta y a su vez apoyar en el auto cuido y

crecimiento profesional de las y los psicólogos implicados. Su ejecución se planteó en cinco etapas: formación

del grupo, diseño de programa, capacitación, aplicación y multiplicación del conocimiento. Asimismo, se ofreció

atención psicoterapéutica para los psicólogos implicados en la atención directa, de parte de los integrantes del

GT Violencia-resiliencia.

De cara a la pandemia se efectuaron intervenciones por tele psicología, campañas informativas y educativas

desde los medios de comunicación y traducción de dichos mensajes a lenguas misquitas y creoles, que son

propias de algunas regiones de la Costa Caribe.

Con la llegada de los huracanes, se atendió con estrategias de intervención comunitaria post huracán en zonas

fuertemente afectadas y se brindó asesoría a grupos de psicólogos que intervinieron durante el paso de los

huracanes.

De noviembre 2020 a febrero 2021, las estrategias fueron diversificadas y ejecutadas de manera simultánea para

el abordaje de todas las crisis. Dando como resultados, aparte de grandes beneficios para quienes recibieron el

apoyo, mucho aprendizaje para el equipo, la sistematización de buenas prácticas y lecciones aprendidas.

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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Sobre ilusiones, certezas y retos pendientes en percepción visual

Dr. German Palafox Palafox

Uno de los problemas centrales de la psicología científica se refiere al hecho de ¿cómo conocemos? se plasma

claramente en la alegoría de la caverna de Platón, pues a través de ella se debate el papel de las impresiones

sensoriales, de la memoria y de la razón para cimentar nuestro conocimiento y llegar a la verdad. Los sentidos

nos engañan, nos juegan trucos e ilusiones, es el dictum platónico: una ilusión no puede ser una fuente confiable

de conocimiento.

Sin embargo, el estudio de las ilusiones ha sido una de las principales herramientas para entender como

percibimos y conocemos el mundo a través de la visión.

En un sentido amplio, el mundo visual que experimentamos es ilusorio: no corresponde a la información

sensorial que recibimos.

En los últimos 60 años hemos presenciado grandes avances en el conocimiento de la neuroanatomía funcional

del sistema visual, de las capacidades y límites perceptuales determinados psicofísicamente, de los trastornos

de la visión, de la percepción visual comparada y sobre todo, de los requerimientos computacionales para que

la visión sea posible.

El presente trabajo, describe de manera general algunos de los avances sobre lo que sabemos con cierta certeza

(¡o qué creemos saber!), acerca de como percibimos el mundo visualmente, así como un par de retos prácticos

y teóricos pendientes.

La Cultura de Paz y su vínculo con la Salud Mental y Emocional

Delia Pérez Guerrero

¿Qué tiene qué ver la salud mental con la paz? Aparentemente son dos vocablos y ámbitos distintos, pero

su relación es primordial y más enfática en estos tiempos. Van aparejados uno con el otro, son indisociables

en lo teórico y práctico. Una persona sin estabilidad emocional no posee paz interior y, por ende, tampoco

para con su entorno y allegados. Una persona que emana paz verbal, física y espiritual, consecuentemente su

tranquilidad emocional será mejor y mucho más notoria a la de alguien que padece conflicto; la paz es interior y

a la vez exterior, bidireccional, no de una sola vía, no es posible estar en paz consigo mismo y mal con los demás

o viceversa. En un supuesto lógico o ideal, recibes lo que das. Por las palabras y actitudes es reconocible quien

goza de paz y salud emocional, según el adagio bíblico “por sus hechos los conoceréis” y conforme a la evidencia

tácita exigida por técnicos y científicos, paz y salud mental van intrínsecamente coligadas. Veamos lo que dicen

tres entidades autoridad en la materia:

De acuerdo a los criterios que marca de manera puntual la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud

mental es “un estado de bienestar en el que el individuo se da cuenta de sus propias habilidades, puede hacer

frente al estrés normal de la vida, puede trabajar de manera productiva y fructífera, y es capaz de hacer una

contribución a su comunidad”.

La UNESCO afirma, la educación para la salud y el bienestar debe ser de calidad, es su cimiento fundamental.

Para llevar una vida productiva y saludable cada individuo debe poseer los conocimientos necesarios para la

prevención de enfermedades y patologías. Por diferentes ángulos y perspectivas, la cultura de paz se encuentra

estrechamente ligada a las teorías de la salud de las emociones y de la mente en las personas. Las posturas de

las neurociencias en el tema de la paz, se encuentran completamente relacionadas a la producción de sustancias

que nos generan placer y bienestar.

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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El Instituto de Salud del Estado de México afirma que la salud emocional, es el equilibrio donde nos sentimos

bien con nosotros mismos y con los demás. Es el complemento para una vida activa y sana. Consiste en aprender

a reconocer nuestras emociones y desarrollar un comportamiento que permita expresarlas. El manejo adecuado

de emociones y sentimientos es parte fundamental de la salud emocional.

Por tanto, la cultura de paz implica mayor trascendencia de lo que parece, ya que lograr una paz mental, conlleva

a la salud que repercute en la emoción de las personas y en su mejoramiento bioquímico en su organismo. Se

constata desde diferentes perspectivas y en especial, desde enfoques psicológicos, que “aquello que no explota,

implota”, es decir, aquellas emociones que no se manifiestan, en particular las negativas, encuentran una

repercusión directa y seria en el organismo y en el estado emocional de las personas, trayendo consecuencias

en sus relaciones sociales y familiares.

En las ideaciones suicidas aparecen una serie de síntomas relacionados a la falta de expresión de las emociones

y los mecanismos para canalizarlas adecuadamente. Los actos de violencia son actos que finalmente llegan a

revertirse hacia las personas en algún momento de su vida. Si partimos de la idea que la cultura de paz es generar

comportamientos que rechazan la violencia, se entiende entonces que los comportamientos al no ser de tipo

genéticos, estos se pueden aprender, desaprender y volverse a reaprender de manera más sana y bondadosa.

“La persona no es la conducta”, significa que la persona tiene comportamientos que se pueden modelar de tal

forma que generen tranquilidad y estabilidad emocional.

Citaremos un ejemplo que viene al caso: hoy ante esta crisis sanitaria, vemos por todos lados aparentes sujetos

autonombrados como “motivadores profesionales” que le hacen creer a las personas que, repitiendo frases

“positivas” o divulgando discursos “esperanzadores”, cambiarán su vida como por arte de magia. El declarar per

se no cura, el hacer por el camino indicado, sí. Claro, detrás de estos individuos siempre hay actos tendientes

en aprovecharse de la necesidad emocional de las personas. Son diferentes las “técnicas” de ayuda rápida

emocional y sin sustento profesional que se ofrecen, cuando en realidad los verdaderos logros en la vida son

retos y valores, resultado de una serie de estrategias planificadas, profesionales, sustentadas en protocolos

científicos, en donde los resultados son más que satisfactorios.

La Cultura de paz cuenta con perspectivas epistemológicas, antropológicas y políticas, tendientes a darle

un sentido científico, unidas a la educación emocional, la mediación, las artes, las disciplinas holísticas y las

humanas, la meditación, la psicología positiva y la psicoterapia Gestalt entre otros conocimientos. Paz y salud

emocional, dos ámbitos de urgente aplicación social, donde los juristas, psicólogos y científicos, principalmente,

deben sentarse a debatir, concretar y dejar de hablar estos temas por separado.

La Atención Psicológica a Distancia en Salud 1

Dr. J.J Sánchez Sosa

Facultad de Psicología, UNAM

La pandemia de COVID-19 generó una rápida transición en la que reuniones, conferencias y consultas de salud

requieren hacerse a distancia y los especialistas en ciencias del comportamiento y sus usuarios no son excepción

a esta necesidad. La atención a distancia, especialmente en la interfaz salud-conducta busca facilitar acceso

a los servicios requeridos. El reto consiste en no sacrificar efectos clínicos o preventivos eficaces, ni calidad

metodológica en la investigación.

1 Resumen in extenso de la Conferencia Magistral en el XXVIII Congreso Mexicano de Psicología, noviembre de 2021. El presente trabajo

fue posible gracias al financiamiento del programa PAPIME de la UNAM: PE-314319. El autor agradece los comentarios de la Dra. Angélica Riveros a

una versión preliminar del manuscrito.

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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Durante las cuarentenas, muchas personas se sienten abrumadas, ansiosas y desarrollan deterioro emocional y

adaptativo, por lo que la continuidad de la atención resulta esencial. Los expertos en ciencias del comportamiento

que atienden la salud mental requieren sopesar cuidadosamente sus opciones para brindar atención a distancia

a sus usuarios actuales o nuevos.

Más de 20 años de investigación respaldan la eficacia de las intervenciones basadas en investigación científica

y evidencia clínica, cuidadosamente administradas a distancia, incluso por teléfono. Mucho antes de que las

videoconferencias fueran una opción, diversos profesionales de la salud se conectaban con los usuarios por

teléfono y les proporcionaban intervención basada en evidencia y recolectaban datos de investigación relevantes

Una revisión de 13 estudios reveló reducciones significativas en síntomas de ansiedad y depresión con tratamiento

administrado por teléfono (Coughtrey y Pistrang, 2018). Estos hallazgos se extienden a poblaciones de pacientes

con trastornos médicos y adultos mayores. Estos tipos de usuarios pueden tener menos familiaridad y acceso a

videoconferencias y a menudo corren un mayor riesgo de contraer COVID-19, por lo que la opción a distancia en

general y la telefónica son opciones a examinarse y adoptarse.

Estudios que comparan la “tele-terapia” con la presencial, revelan que los pacientes en tele-terapia completan

un mayor número de sesiones antes de abandonar el trabajo terapéutico (Hernández-Tejada y otros, 2014).

Una fuerte alianza terapéutica, la prevención de recaídas y la mejora de conductas de autocuidado de la salud

también se han logrado con éxito mediante intervención telefónica (Baker et al., 2018).

En otro contexto, el acceso a los servicios de internet, y quizá en menor medida a los telefónicos, implican una

cuestión de equidad sanitaria y justicia social. Muchos usuarios y algunos profesionales no tienen acceso ni

capacidad para utilizar teléfonos celulares con video o internet, suficiente “banda ancha” o conexiones de fibra

óptica. Esto es especialmente cierto en grupos de población vulnerables a los que prestan servicios los expertos

en comportamiento, entre otros: adultos mayores, personas con discapacidad, habitantes de zonas rurales y

personas con ingresos económicos bajos.

Para que la atención de salud mental a distancia sea una herramienta óptima se requiere equilibrar los avances

en tecnología, con viabilidad, comodidad y competencia propias al implementarla. Las personas expertas en la

interfaz salud-conducta requieren estar capacitadas para ayudar a otros a adaptarse y cambiar el comportamiento.

El presente es un momento crítico y oportuno para ampliar nuestra capacidad de satisfacer las necesidades de

los usuarios, con nuevas estrategias.

La recolección de datos en línea es una tarea medular, tanto para un servicio eficaz como para hacer investigación

aplicada sólida en tele-salud. En este contexto hay tipos de estudios mejor adaptados tales como lo que

exploran el impacto psicológico del Covid-19 en la salud mental. Varios estudios evalúan las respuestas de

los participantes ante reactivos presentados en computadora, otros diseñan, desarrollan o adaptan y validan

escalas e instrumentos de medición.

También hay estudios piloto para examinar la viabilidad de intervenciones y documentar ventajas para la

investigación. Algunas ventajas incluyen que no se requiere interacción presencial entre el participante y el

investigador para evitar posibles contagios; permite ahorrar recursos al profesional (tiempo, dinero, uso de

espacios físicos, etc.) pero también al usuario; la recolección de datos y experimentación virtual ocurre cuando

es necesaria o conveniente y hay más capacidad de captación y reclutamiento de participantes.

Ventajas adicionales documentadas incluyen menor dificultad para participar, flexibilidad y comodidad para

participantes, disminución de errores humanos y de sesgos del investigador por recolectarse los datos de

manera automática. También es posible recopilar datos complejos como tiempos de respuesta, conductas en

entrevistas, etc. Cuando hay video se incluyen variables como expresiones faciales, corporales o exploración de

la proxémica.

Sin embargo, si la interacción sólo es automática como en el caso de intervenciones administradas por plataformas

con opciones y árboles de decisión lógica hay mayor probabilidad de que los participantes cometan errores por

la imposibilidad para aclarar dudas o entender instrucciones. También se dificulta o se imposibilita verificar si las

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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respuestas son “reales” u “honestas”, y si los participantes realmente se ajustan a las características del estudio

(criterios de inclusión) o para replicar condiciones y hay mayor probabilidad de respuestas incompletas o tareas

inconclusas. Estas son otras condiciones que pueden hacer preferible el contacto telefónico.

Para superar estas desventajas se requiere hacer ejercicios de predicción para problemas de comprensión

de consentimientos informados y materiales de apoyo y tener presente que no toda la población tiene las

habilidades para el manejo de medios electrónicos digitales.

Cuando hay limitaciones para el acceso a instrumentos y tecnología digital o destrezas para su uso hay riesgo de

tener que trabajar sólo con poblaciones con medios electrónicos más costosos, lo cual también sería un contexto

natural para optar por la atención telefónica. Esta opción requiere buena investigación aplicada expresamente

sobre la comunicación sólo audiofónica como objeto de estudio aunque, afortunadamente, los individuos, las

familias y las comunidades tienen buena experiencia natural en el uso e interpretación de la comunicación

verbal, aún en ausencia de señales visuales.

Esta experiencia se ha desarrollado probablemente desde hace tantas décadas como han transcurrido desde

la invención del teléfono a fines del siglo XIX y se agrega nuestra propia experiencia cuando hablamos por

teléfono. También surge de la observación cotidiana de la conducta verbal y expresiva de personas que hablan

con quien está al otro extremo de la línea telefónica a la cual no podemos escuchar ni ver. En efecto, nos hemos

familiarizado con el significado emocional, cognitivo e instrumental de reacciones que observamos en nosotros

mismos y en otras personas durante llamadas telefónicas. Cuando ubicamos esas expresiones en nuestro

contexto cultural, los aspectos psicológicos de ese comportamiento requieren relativamente poca inferencia y

por tanto se convierten en variables relevantes para registrar y abordar el funcionamiento psicológico de quien

acepta nuestra ayuda profesional. A esas señales se agrega la propia descripción verbal sobre los componentes

emocionales, cognitivas e instrumentales que da la persona.

Aunque al trabajar sin imagen se pierde parte de la información tal como la expresión facial y el tono corporal,

su ausencia se ha ido sistemáticamente reemplazando con numerosas señales adicionales a la congruencia

entre el contenido y la expresión verbal. Esto representó un desafío fascinante para la psicología clínica desde

mediados del siglo pasado cuando se publicaron los primeros estudios sobre intervenciones terapéuticas

por teléfono (Lester, 1972; Teegen, et al., 1972; Thomas, 1964). El desafío consistió en cómo operacionalizar

variables comportamentales relevantes sin ver a una persona.

De manera gradual, y con el avance de servicios a distancia, se fue detectando el valor informativo de señales

relevantes y de significado detectable para su uso clínico, entre otros, la intensidad de la voz, el ritmo del

habla, el tono de voz, la frecuencia y duración de silencios ante contenidos verbales específicos, la latencia ante

contenidos dados por quien hace la terapia, el ritmo e intensidad de la respiración, y espasmos como los propios

del sollozo o la risa. Lo anterior se agrega a otras señales tales como la congruencia entre un tono emocional

surgido del conjunto de las señales mencionadas y su contenido verbal. Es de destacarse que la configuración

final con ya con sentido clínico surge del conjunto articulado de todas esas señales, incluyendo las del terapeuta.

La Tele-atención requiere, adicionalmente, por sus características, cuidados éticos adicionales a los que

generalmente se toman en cuenta y que están contenidos tanto en los códigos vigentes como en la normatividad

aplicable como la de la Ley de Salud Mental, especialmente en tiempos de crisis como los impuestos por la

pandemia de covid-19. Existen, entre otros, cuatro grupos de requerimientos de la práctica profesional al

satisfacer estas necesidades de servicio.

1. Apoyarse en un Comité de Ética para facilitar satisfacer necesidades de usuarios, pacientes, supervisados y

estudiantes.

2. Obtener formación y apoyo con los nuevos recursos para desarrollar y ampliar las competencias como

especialistas en comportamiento, de acuerdo con el principio ético de "Mantener la competencia". Es importante

procurar ampliar nuestra red contactando colegas expertos a quienes consultar y que puedan supervisar nuestro

trabajo profesional o nuestro estado personal.

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021

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3. Considerar la canalización (referencia a otros colegas o profesionales) ante la sensación de carencias en

nuestras competencias, falta de acceso a tecnología y necesidades concretas de los usuarios que no podemos

satisfacer. Estas son razones medulares para referirlos con colegas más aptos en tele-servicio. Necesitamos

evaluar las necesidades de cada consultante, a la luz de nuestras propias capacidades profesionales y canalizar a

otros que presten los servicios necesarios, de conformidad con la norma “Terminación del servicio o la terapia”.

4. Cuídarse. Es importante no olvidar que es un mandato ético cuidarte a ti misma(o).

Es necesario autoevaluarse, apoyarse en colegas cuando haga falta y tomarse el tiempo para “desconectarse”

de noticias repetitivas u otros estresores. Lo anterior para recuperar estados emocionales adecuados, tomar

buenas decisiones e implementar intervenciones clínicas eficaces, basadas en investigación científica y evidencia

clínica, especialmente ante la incertidumbre de esta época sin precedentes. Necesitamos autocuidado y hacer

de conectarnos con nuestra comunidad de colegas una buena costumbre.

Se presentan brevemente en la conferencia, ejemplos reales, recientes del trabajo a distancia de nuestros

colegas y egresados en el contexto de pacientes con insuficiencia cardiaca, deterioro en cuidadores de pacientes

terminales y atención psicológica a personal de salud.

Referencias

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Coughtrey, E. & Pistrang, N. (2018). The effectiveness of telephone- delivered psychological therapies for

depression and anxiety: A systematic review. Journal of Telemedicine and Telecare, 24(2), 65-74. https://doi.

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Hernandez-Tejada, M.A., Zoller, J.S., Ruggiero, K.J., Kazley, A.S. & Acierno, R. (2014). Early treatment withdrawal

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Varker, T., Brand, R. M., Ward, J., Terhaag, S., & Phelps, A. (2019). Efficacy of synchronous telepsychology

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rapid evidence assessment. Psychological Services, 16(4), 621–635. https://doi.org/10.1037/ser0000239

Gestión de los factores de riesgo psicosocial en el trabajo (NOM-035) desde la Psicología de la Salud y de las

Organizaciones. Retos, roles y oportunidades 1 .

Dr. Miguel Alejandro Villavicencio Carranza

Especial y mayor interés, tanto en los factores de riesgo psicosocial como en la promoción del entorno

organizacional benéfico, se muestra en el ámbito empresarial de manera naciente, principalmente debido a

la entrada en vigor de la Norma Oficial Mexicana NOM-035-STPS-2018, de implementación obligatoria y cuyo

objetivo es establecer los elementos para identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial, así

como para promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo.

Aunque el estudio de los factores de riesgo psicosocial puede parecer reciente, las investigaciones acerca del

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021


impacto y los efectos que diversos factores relacionados con el trabajo tienen sobre los trabajadores, son

remotas. Por citar un ejemplo, en el antiguo Egipto y en el período griego y romano fueron señalados ciertos

tipos de problemas de salud causados por el trabajo (Japan Human Factors and Ergonomics Society, s.f.).

Igualmente, deben ser consideradas las investigaciones realizadas por Bernardino Ramazzini, considerado

el Padre de la Medicina Ocupacional, a finales de los años 1600, quien abarcó tanto el diagnóstico como la

implementación de acciones de prevención de problemas de salud presentados por los empleados debido a la

exposición a ciertas substancias, así como los que se derivaron de mantener una postura corporal inadecuada,

levantar objetos diversos (levantar cargas) y realizar movimientos repetitivos, prolongados, violentos e irregulares

durante el desempeño de las actividades laborales.

Otros autores aportaron conocimiento a este campo de manera posterior a Ramazzini, entre ellos Jastrzębowski

quien en 1857 acuñó el término “Ergonomía”, y Joteyko quien en 1919 publicó en “The Science of Labour and Its

Organization” sus análisis sobre la medición de la fatiga laboral y los principios de la gestión científica del trabajo

(Japan Human Factors and Ergonomics Society, s.f.).

Otros estudios pioneros que deben ser mencionados y pertenecen al campo de la Psicología son los realizados

por Elton Mayo, Psicólogo australiano, los cuales tuvieron lugar hace casi 100 años (Smith, 1998).

Así, desde hace aproximadamente 100 años, han tenido lugar diversas investigaciones generadas tanto desde

el área de la Psicología de la Salud como de la Psicología de las Organizaciones, las cuales han contribuido a

reconocer la importancia de diagnosticar, diseñar e implementar intervenciones ad-hoc, basadas en evidencia

científica, que permitan no solo conservar, incrementar o recuperar la salud y la calidad de vida de las personas

sino de las organizaciones o empresas como entidades. A partir de ello es posible para las empresas lograr sus

objetivos, aumentar su desempeño y alcanzar mayores niveles de productividad, lo que les habilita para ser

competitivos.

De acuerdo con la OIT (1986), los factores psicosociales en el trabajo consisten en interacciones entre el trabajo,

su medio ambiente, la satisfacción en el trabajo y las condiciones de su organización, por una parte, y por la

otra, las capacidades del trabajador, sus necesidades, su cultura y su situación personal fuera del trabajo, todo

lo cual, a través de percepciones y experiencias, pueden influir en la salud y en el rendimiento y la satisfacción

en el trabajo. En cuanto a los factores de riesgo psicosociales, el mismo organismo señala que son aquellas

características de las condiciones de trabajo que afectan a la salud de las personas a través de mecanismos

psicológicos y fisiológicos a los que se llama estrés (OIT, 2013).

Al respecto, las características que se han identificado a lo largo de las distintas investigaciones como factores

de riesgo psicosocial en el trabajo son numerosas, por ejemplo: el control o la autonomía sobre el contenido

de las tareas y sobre el tiempo de trabajo (incluyendo el tiempo de descanso); la aplicación de habilidades y

conocimientos en el desempeño de las actividades laborales; el sentido de pertenencia; el nivel de exigencia

psicológica; el trato y el apoyo de compañeros y superiores; las recompensas y el reconocimiento del esfuerzo

y el desempeño; el salario en función del nivel de puesto y las responsabilidades asignadas; la violencia, los

conflictos en el trabajo y la interferencia trabajo – familia; la satisfacción y la percepción al respecto de la

permanencia y la continuidad en el trabajo/empresa; la gestión, por parte de la empresa, de la seguridad y los

riesgos percibidos por los empleados; las condiciones ambientales; el trabajo en equipo; el compañerismo; la

infraestructura y los recursos materiales/tecnológicos con los que cuenta el empleado; el estilo de liderazgo y

de comunicación, entre otros.

Cabe mencionar que desde la Psicología Industrial/Organizacional, varias de estas características han sido

tradicionalmente diagnosticadas bajo la categoría de “clima organizacional” y se sabe que forman parte de la

cultura laboral. Aunque a partir de esa óptica no necesariamente han sido consideradas como factores de riesgo

psicosocial, los estudios demuestran consistentemente y con diversas intensidades, el efecto que tienen en

múltiples variables organizacionales, tales como el ausentismo, la rotación de personal, el nivel de desempeño

individual y grupal, la satisfacción laboral, la satisfacción del cliente y, en general, los resultados globales

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021

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obtenidos, es decir, a nivel de organización o empresa.

El conocimiento que brinda el área de la salud demuestra y permite comprender que distintas consecuencias

de la exposición de los empleados a este tipo de riesgos pueden ser presentadas por los individuos, todas

ellas pertenecientes al ”estrés laboral”, el cual de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo está

determinado por la organización donde trabaja el empleado, el diseño del trabajo y las relaciones laborales y se

produce cuando las demandas del trabajo no se ajustan o superan las capacidades, los recursos o necesidades

del trabajador, o cuando los conocimientos o habilidades de un trabajador o de un grupo para hacer frente a los

requerimientos del contexto laboral y las tareas, no se ajustan a las expectativas de la cultura organizacional de

la empresa (OIT, 2012) .

El estrés laboral afecta negativamente a los empleados, en diversa intensidad, en los siguiente niveles: en el

cognitivo, las personas pueden presentar falta de concentración o dificultad para la toma decisiones, ideas

recurrentes, distorsiones cognitivas, olvidos frecuentes, afectaciones en la memoria a corto plazo, incapacidad

para reconocer sus propias habilidades y recursos, entre otros; en el emocional, se manifiesta ansiedad,

depresión, trastornos psicosomáticos o apatía, falta de control emocional, menor tolerancia a la frustración,

por mencionar algunos; en el fisiológico, se presentan alteraciones de los sistemas cardiovascular, respiratorio,

gastrointestinal, inmunitario, endocrino y muscular; a nivel conductual, puede iniciar o incrementarse el abuso

de alcohol, tabaco u otras substancias estimulantes ya sea legales o ilegales, cambio en las conductas habituales

y saludables, diminución en la capacidad para interactuar de manera asertiva o apropiada, entre otras.

La importancia de prevenir y eliminar el estrés a nivel individual y en el trabajo es evidente. A nivel internacional,

algunos países adoptaron medidas para gestionar los factores de riesgo psicosocial hace varias décadas. En

México, la expedición de la NOM- 035 a finales del año 2018, fue un acierto y puede ser una acción que favorezca

no sólo las condiciones del trabajo y la calidad de vida de los empleados, sino un impulsor de la competitividad

nacional.

Sin embargo, varios aspectos deben tenerse en cuenta al respecto de la gestión de los factores de riesgo

psicosocial y la implementación de la NOM-035-STPS-2018, si el verdadero propósito es cumplir con el objetivo

establecido en dicha Norma y alcanzar los máximos beneficios que puede brindar. En primer lugar, las carencias

que en relación con las propiedades psicométricas presenta la guía de referencia III de la NOM- 035, con la cual

se identifican los factores de riesgo psicosocial y sus niveles. En segundo, la perspectiva que muestra la NOM-035

sobre la manera en que se gestionan dichos factores y se promueve un entorno laboral favorable. En tercero, como

consecuencia lógica de la obligatoriedad en la implementación de la NOM-035-STPS- 2018, el naciente interés

que también se ha despertado en personas físicas y morales que ofrecen servicios de asesoría o consultoría,

proveedores de servicios que muestran un mayor énfasis en el mero cumplimiento de las disposiciones mínimas

contenidas en la NOM-035, sin mayor énfasis hacia la apropiada gestión de los factores de riesgo psicosocial

en el trabajo, la prevención ni la atención del estrés laboral. En cuarto, la cultura empresarial mexicana que

prevalece. En quinto, pero no por ello menos importante, la cultura alrededor del ejercicio profesional de los

psicólogos de la salud y de las organizaciones.

Sobre este quinto aspecto resulta de vital importancia reflexionar y actuar, entre otros, en:

• El rol de los Psicólogos de las Organizaciones y de la Salud en el contexto empresarial-organizacional

mexicano.

• El fomento al trabajo conjunto de los profesionales de la Psicología de la Salud y de la Psicología

Organizacional/Industrial.

• El rol de las asociaciones profesionales de psicólogos y su vínculo con otras, principalmente de profesiones

afines.

• El papel que las entidades responsables de la formación académica tienen.

• El papel de las entidades o áreas que realizan investigación aplicada.

• El vínculo academia - asociaciones profesionales – empresa.

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021


Por consiguiente, serán señalados y discutidos con amplitud durante la conferencia los cinco aspectos

mencionados, esto con el propósito de identificar y superar los retos que actualmente se presentan en distintos

niveles, clarificar los roles que desde la Psicología de la Salud y la Psicología de las Organizaciones se deben

ejercer y, finalmente, valorar y aprovechar las oportunidades que aparecen alrededor de la NOM-035.

REFERENCIAS

Japan Human Factors and Ergonomics Society. (s. f.). What is Ergonomics. https://www.ergonomics.jp/e_

index/e_outline.html

Organización Internacional del Trabajo. (1986). Factores psicosociales en el trabajo: Naturaleza, incidencia y

prevención. Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra.

• - (2012). SOLVE: Integrating health promotion into workplace OSH policies – Trainer’s guide. Geneva:

International Labour Office.

• - (2013). Género, salud y seguridad en el trabajo. Hoja informativa 3. Equipo Técnico de Trabajo Decente

de la OIT para América Central, Haití, Panamá y República Dominicana.

Pope, M. H. (2004). Bernardino Ramazzini: The Father of Occupational Medicine. Spine, 29(20), 2335–2338.

doi:10.1097/01.brs.0000142437.70429.a8

Smith, J.H. (1998). The Enduring Legacy of Elton Mayo. Human Relations, 51(3), 221–249. doi:

10.1177/001872679805100302

Norma Oficial Mexicana NOM-035-STPS-2018, Factores de riesgo psicosocial en el trabajo – Identificación,

análisis y prevención. Secretaría del Trabajo y Previsión Social. https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codi

go=5541828&fecha=23/10/2018

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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Presentaciones Simposio

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Simposio

Factores de riesgo y factores protectores asociados a la salud mental en jóvenes y adolescentes.

Dra. Mónica Fulgencio Juárez.

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Recientemente ha habido un mayor interés por la salud durante la adolescencia, gracias a esto existe un

mayor conocimiento acerca de las causas de la morbilidad y mortalidad de este grupo, así como del tipo de

investigaciones e intervenciones que se deben dirigir a los adolescentes (Bustreo y Chestnov, 2013; OMS, 2019).

Los adolescentes representan aproximadamente una sexta parte de la población mundial (OMS, 2019). En el

estado de Michoacán de Ocampo, los adolescentes constituyen el 46% del total de la población. Este grupo de

edad, en general, tiene buena salud, pero presentan un alto índice de mortalidad prematura y las principales

causas están relacionadas con lesiones y accidentes por violencia o imprudencia. Se calcula que en 2015

murieron 1,2 millones de adolescentes, es decir, más de 3000 al día, en su mayoría por causas prevenibles o

tratables; las lesiones por accidentes de tránsito fueron la principal causa de mortalidad en 2015; la mitad de

todos los trastornos de salud mental en la edad adulta empiezan a manifestarse a los 14 años, pero la mayoría

de los casos no se detectan ni son tratados; y cada año se registran en el mundo 44 nacimientos por cada 1000

chicas de 15 a 19 años.

Debido a esta situación, la OMS publicó en 2017, un informe sobre la aplicación mundial de medidas aceleradas

en favor de la salud de los adolescentes "Global Accelerated Action for the Health of Adolescents". Este informe

confirma los hallazgos reportados por diferentes investigadores en el sentido de que los principales problemas

detectados son: el uso de sustancias, problemas de salud mental, violencia, nutrición y conductas sexuales de

riesgo.

La adolescencia es una etapa que se define como la transición entre la infancia y la edad adulta (Crone y Dahl,

2012; OMS, 2019). Varios autores coinciden en que ocurre entre los 10 y los 19 años, con el inicio de la pubertad;

por lo que se caracteriza por cambios dramáticos en los niveles hormonales (Blakemore, Burnett, y Dahl, 2010;

Crone y Dahl, 2012).

Es una de las etapas de transición más importantes en la vida, pues se presentan una gran cantidad de cambios

físicos y un crecimiento a un ritmo acelerado, que únicamente se compara con el desarrollo que ocurre en el

primer año de vida (OMS, 2019). Además del desarrollo físico, en este periodo se logra la maduración cognitiva y

social, se presentan cambios drásticos en los niveles hormonales, como un aumento importante en la secreción

de andrógenos suprarrenales, esteroides gonadales y hormona del crecimiento (Berger, 2007; Blakemore,

Burnett, y Dahl, 2010).

Dentro de los cambios biológicos que ocurren se encuentran: un crecimiento físico rápido; la diferenciación

sexual con modificaciones en la estructura facial, la voz y las características corporales; cambios metabólicos;

alteraciones en el sueño y en la regulación circadiana; así como una amplia gama de cambios sociales, de

comportamiento y emocionales (Berger, 2007; Crone y Dahl, 2012).

Así mismo, la adolescencia representa un periodo crítico de desarrollo pues se caracteriza por cambios en la

estructura del cerebro y en su funcionamiento; particularmente en regiones de la corteza que están involucradas

con procesos cognitivos superiores como la memoria, cuya capacidad puede aumentar. Las conexiones nerviosas

y las vías de conexión en el cerebro cambian para adaptarse a las necesidades del ambiente (Fuhrmann, Knoll y

Blakemore, 2015; Spear, 2013). La materia gris comienza a disminuir y adelgazarse, lo cual se asocia al progreso

de las habilidades cognitivas o de razonamiento. Este proceso puede reflejar una organización más eficiente del

cerebro, pues se eliminan las conexiones redundantes y se aumenta la velocidad de la transmisión eléctrica a

través de los axones debido a la mielinización (Blakemore et al., 2010).

Debido a que las conexiones de las áreas cerebrales asociadas con las emociones apenas están madurando,

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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los adolescentes pueden ser más vulnerables a desarrollar trastornos del estado de ánimo como depresión

o ansiedad (Andersen y Teicher, 2008; Berger, 2007). Además, se ha demostrado que existen factores que

ponen en riesgo al adolescente como el consumo de drogas y alcohol, la desnutrición, la pobreza, el estrés,

una interacción negativa con los padres y el aislamiento social (Blakemore et al., 2010; Johnson, et al., 2016;

Putwain, 2007; Qu et al., 2015).

También se ha encontrado que existen factores protectores como las habilidades sociales, la resiliencia, las

interacciones positivas con otras personas y especialmente con los padres, así como el involucramiento de los

padres en la vida del adolescente (Henderson, 2015; Tan, Lee, Dahl et al., 2014; Qu et al., 2015). Al parecer

la relación positiva entre padres e hijos se asocia de manera importante con una reducción de problemas de

conducta como uso de drogas y alcohol, conducta antisocial y conductas sexuales de riesgo (Jessor, et al., 2003;

Qu et al., 2015).

Debido a lo anterior, los trabajos presentados en este simposio pretenden proporcionar información respecto

a los factores de riesgo y factores protectores que se presentan en la muestra estudiada de adolescentes de

Morelia, Michoacán; para desarrollar intervenciones dirigidas a mejorar sus condiciones de salud mental.

Relación entre ideación suicida y ambiente familiar en adolescentes.

Lic. Sandra Esperanza Reséndiz Pérez, Lic. Jorge Arturo Morales Silva, Mtra. Ireri Paleo Garnica,

Dra. Mónica Fulgencio Juárez y Dr. Roberto Oropeza Tena.

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Descriptores: Ideación suicida, Depresión, Ambiente familiar, Adolescencia, Padres.

El suicidio es un fenómeno preocupante, en la actualidad la tasa de muerte por suicidio ha incrementado INEGI,

2018 y el 75 de estas muertes se registran en adolescentes de 15 a 29 años, generando un problema de salud

pública Organización Panamericana de la Salud OPS 2014, actualmente en Michoacán en año 2010 al 2019, los

casos de suicidio incrementaron de 151 casos a 373 de acuerdo con los datos de la Fiscalía General del Estado en

el año 20192020 se registro en promedio una muerte por suicidio al día Caporal 2020, el suicidio en adolescentes

ha generado una gran preocupación, es importante mencionar que la ideación suicida es una fase de suma

importancia, ya que en esta fase nos da pautas para la prevención del acto suicida. Esta investigación tuvo como

objetivo identificar la relación entre ideación suicida y ambiente familiar en adolescentes de educación media

básica.

Método

Participantes

Se trabajó con una muestra de 2068 estudiantes, la cual se obtuvo a partir de un muestreo por conglomerados

probabilístico multietápico para su selección se tomaron en cuenta los registros oficiales de la Secretaría de

Educación del estado que indica que hay 37572 estudiantes registrados en la zona urbana de Morelia. Los

participantes tenían un rango de edad de 11 a 17 x 13.37 DE 0.98, 51.5 fueron mujeres y 48.5 hombres.

Instrumentos

Para llevar a cabo la evaluación se utilizó el General Health Questionnaire de Goldberg 1972, en su versión al

castellano y la Escala de Ambiente Familiar de Villatoro Villatoro, et al., 1997.

Procedimiento

Se estableció el contacto con las autoridades de las secundarias elegidas aleatoriamente por zona, para

explicarles los objetivo, alcances e importancia de la investigación, una vez dada su aprobación se brindó un

consentimiento informado a cada uno de los estudiantes, la evaluación de los estudiantes se realizó en los

salones de clases de manera estandarizada. Se capacitó a 30 evaluadores para realizar la aplicación siguiendo un

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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formato estandarizado, en cada grupo se contó con 3 o 4 evaluadores, uno dirigió la evaluación y los restantes

se encargaron del control y la supervisión del grupo. El protocolo de investigación se realizó considerando el

Reglamento de la Ley General de Salud, la Norma Oficial Mexicana NOM012SSA32012 que establece los criterios

para la ejecución de proyectos de investigación para la salud en seres humanos.

Resultados

Los hallazgos encontrados fueron que de 2068 estudiantes, 614 presentan depresión grave con ideación

suicida, mientras que 1364 no presentan esta psicopatología y 90 no completaron esta subescala. En cuanto

a la comparación entre hombres y mujeres en relación a la ideación suicida, se encontraron diferencias

estadísticamente significativas, se observa un mayor promedio de ideación suicida en mujeres 3.45, comparado

con el grupo de hombres 2.27. en la correlación entre ideación suicida y ambiente familiar se encontró una

correlación positiva baja r.367, p .01 entre la variable ideación suicida y hostilidad y rechazo, una correlacion

negativa r.373, p .01 entre la variable ideación suicida y comunicación del hijo hacia el padre, una correlación

negativa entre la variable ideación suicida y apoyo paterno r .373, p .01 se encontraron resultados significativos

pero bajos, para las variables ideación suicida y comunicación de los padres hacia el hijo r .201, p.01 y para las

variables ideación suicida y apoyo cotidiano del hijo r .269, p.01.

De acuerdo con los resultados, se observó que hay una relación entre las puntuaciones de depresión severa

e ideación suicida con distintas dimensiones del ambiente familiar se observó que los adolescentes que

presentaron puntuaciones altas en las variables de comunicación muestran menos síntomas depresivos, por lo

que los padres deben buscar establecer una adecuada comunicación a través de estrategias que les permitan

estar cerca y al pendiente de los hijos con el objetivo de establecer una relación social de calidad. En cuanto a

la comparación entre sexos, es más probable que la ideación suicida se presente en mujeres que en hombres,

debido a que se a identificado que los hombres tienden a recibir más ayuda de los padres cuando presentan

alguna problemática.

A través de estos datos recabados se concluye que existe relación entre la ideación suicida y el ambiente

familiar, los adolescentes que perciben hostilidad y rechazo en su ambiente familiar pueden presentan rasgos

de ideación suicida, en cambio los adolescentes que perciben una adecuada comunicación y apoyo por parte de

los padres presentan niveles bajos de ideación suicida. Al llevar a cabo la comparación entre sexos se encontró

que las mujeres presentan una mayor tendencia a la depresión severa e ideación suicida en comparación con

los hombres.

El fenómeno suicida debe de ser visto de manera integral, ya que no solo se encuentran las decisiones de los

individuos, sino también las condiciones de vida en las cuales se desarrollan, debido a esto, es de importancia

desarrollar formas de identificación de población en riesgo y profundizar en los patrones que se presentan en

los intentos suicidas de los adolescentes.

Referencias

Caporal, I. 2020. Coordinación de comunicación social. Síntesis informativa. Congreso de Michoacán de Ocampo.

httpcongresomich.gob.mxfilePRIMERASPLANAS10sept2020.pdf

Goldberg, D. P. 1972.The detection of psyschiatric illness by questionnaire. Institute of Psychiatry. Oxford

University

Instituto Nacional de Estadística y Geografía. 2018. Mujeres y Hombres en México 2018. httpcedoc.inmujeres.

gob.mxdocumentosdownloadMHM2018.pdf

Organización Panamericana de la Salud. 2014. Mortalidad por suicidio en las Américas. Informe regional.

Washington, D.C. httpswww.paho.orghqdmdocuments2014PAHOMortalidadporsuicidiofinal.pdf

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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Conductas alimentarias de riesgo y salud mental en adolescentes.

Mtra. Ireri Atzimba Paleo Garnica, Dra. Mónica Fulgencio Juárez y Dr. Roberto Oropeza Tena.

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Descriptores: Anorexia, Bulimia, Conductas alimentarias de riesgo, Salud mental, Adolescentes.

La preocupación por el peso y el culto que se le ha dado al ser delgado han influido en que exista un cambio

de la conducta alimentaria. Como resultado se han dado alteraciones que han provocado los Trastornos de

la Conducta Alimentaria TCA y las Conductas Alimentarias de Riesgo CAR en donde los patrones de ingestión

alimentaria se ven distorsionados. Se ha olvidado la importancia de tener un buen balance entre ingestión

y gasto de energía, puesto que la gente se somete a dietas restrictivas con la intención de perder peso por

cuestiones estéticas y no para la obtención de una adecuada salud física y mental Saucedo y Unikel, 2010.

Las CAR, son un ejemplo de conductas disfuncionales en la alimentación, son definidas por Saucedo y Unikel

2010, como conductas y actitudes asociadas con el deseo de conseguir o mantener una figura corporal delgada,

conductas disfuncionales similares a las que se presentan en los TCA, que incluyen aspectos tanto físicos como

mentales pero que se presentan con menor frecuencia e intensidad. Por lo tanto, no logran cubrir los criterios

diagnósticos, pero pueden ser precursoras de dichos trastornos. Entre las más frecuentes se encuentran el

seguimiento de dietas, uso de laxantes, diuréticos, anfetaminas, anorexigénicos o enemas, realización excesiva

de ejercicio y el vómito inducido Unikel et al., 2017.

Los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2006 mostraron una prevalencia de CAR del

0.9 en mujeres y 0.4 en hombres en 2012 alcanzaron el 1.9 en mujeres y 0.8 en hombres y en 2018, fue de

1.9 en mujeres y 0.7 en hombres estos datos indican un aumento, así como la presencia de estas conductas

especialmente en las mujeres. Entre los adolescentes de 14 a 19 años, la prevalencia de tener un trastorno es

de 1.8 superior a 0.6 estimado para el grupo de 1013 años.

Debido al incremento en estas conductas, el objetivo de la presente investigación fue conocer las conductas

alimentarias de riesgo en los adolescentes, así como conocer su relación con la salud mental.

Método

Participantes

Se trabajó con una muestra de 282 universitarios de nuevo ingreso, 55.3 del turno matutino y 44.7 del vespertino,

con relación al sexo fueron 18.9 hombres y 79.4 mujeres, con un rango de edad de 1821 años. Los participantes

fueron elegidos con base en un muestreo no probabilístico intencional.

Instrumentos

Se utilizaron como instrumentos un apartado de datos sociodemográficos En la primera hoja de los instrumentos

que se aplicaron, se incluyó la ficha de identificación de los alumnos, se le preguntó sexo, fecha de nacimiento,

estado civil y su colonia. También se pidieron datos de los padres como el nivel de estudios, ocupación y

estado civil, para identificar las conductas alimentarias de riesgo se utilizó el Cuestionario Breve de Conductas

Alimentarias de Riesgo CBCAR, para población mexicana, Unikel, Bojorquez y Carreno, 2004, el instrumento

evalúa con 10 reactivos la frecuencia de las conductas relacionadas con el deseo de adelgazar en los últimos tres

meses, mientras que para evaluar la salud mental se utilizó el General Health Questionnaire de Goldberg 1972,

en su versión al castellano Romero y MedinaMora, 1984, es un cuestionario autoadministrado que consta de 28

ítems agrupados en cuatro subescalas de 7 ítems cada una síntomas somáticos, ansiedad e insomnio, disfunción

social y depresión grave.

Procedimiento

La investigación se realizó utilizando un diseño no experimental de tipo descriptivo. Las evaluaciones se

realizaron de forma grupal, en las instalaciones del plantel educativo, de acuerdo con un formato de aplicación

estandarizado.

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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Resultados

Con relación a los resultados, del total de la muestra el 28.4 mencionan que no desayunan, mientras que el 69.9

refieren que sí, respecto al número de comidas en su mayoría realizan 3 comidas 57.8, pero el 31.2 realiza solo

una comida, y el 10.6 5 comidas.

Los resultados mostraron que las conductas de riesgo más frecuentes entre los alumnos fueron la preocupación

por engordar 34.4 y la ingesta excesiva de alimentos 41.8 y en menor porcentaje al consumo de laxantes 0.8 o

diuréticos 1.4.

Del total de participantes, se seleccionaron los casos utilizando el punto de corte para conductas alimentarias

de riesgo siendo 10 puntos, del total de participantes el 7.5 presentaron riesgo para desarrollar un trastorno de

la conducta alimentaria.

Con base en estos resultados se realizó un análisis de correlación rho de Spearman entre las conductas

alimentarias de riesgo y el cuestionario de salud mental, se encontraron correlación entre la puntuación total

de las conductas alimentarias de riesgo y la subescala de disfunción social rho. 478 y la subescala restricción de

la CBCAR y subescala la depresión severa del cuestionario de salud mental rho .511.

Se concluye que hace necesario implementar estrategias de salud pública centradas en la prevención de los

trastornos de la conducta alimentaria con la detección de las conductas alimentarias de riesgo en los adolescentes

tardíos, especialmente en las mujeres en el grupo de edad de 1419 años, ya que el presentar estas conductas

pueden traer consigo problemas asociados como la depresión y disfunción social.

Referencias

Instituto Nacional de Salud Pública Internet. Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 201819.

Resultados Nacionales. Disponible en httpsensanut.insp.mxencuestasensanut2018informes.php

Romero M. MedinaMora M. 1978. Validez de una versión del cuestionario general de Salud, para detectar

psicopatología en estudiantes universitarios. Salud Mental, 10 3, 9091.

Saucedo, T., y Unikel, C. 2010. Conductas alimentarias de riesgo, interiorización del ideal estético de delgadez e

índice de masa corporal en estudiantes hidalguenses de preparatoria y licenciatura de una institución privada.

Salud Mental, 33, 1119.

Unikel C., Díaz de León, C. y Rivera, J. 2017. Conductas alimentarias de riesgo y factores de riesgo asociados

Desarrollo y validación de instrumentos de medición. Universidad Autónoma Metropolitana. México.

Unikel, C, Bojorquez, I, Carreno, S. 2004. Validación de un cuestionario breve para medir conductas alimentarias

de riesgo. Salud Publica, 466, 509515.

Relación entre ambiente familiar y conductas sexuales de riesgo en adolescentes.

Dra. Mónica Fulgencio Juárez, Mtra. Ireri Atzimba Paleo Garnica, Lic. Yocelín Gómez Benítez y

Dr. Roberto Oropeza Tena.

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Descriptores: Conductas sexuales de riesgo, Ambiente familiar, Adolescentes, Embarazo, Padres.

La adolescencia se caracteriza por ser una etapa de grandes cambios cognitivos, sociales, emocionales, es una

etapa en donde el adolescente busca su identidad convirtiéndose en una persona vulnerable y susceptible al

cambio repentino en su forma de ser, actuar, pensar y esto afectará su proyecto de vida Hidalgo, Redondo y

Castellano, 2012.

Los adolescentes a nivel mundial están expuestos a cambios derivados de la globalización y el uso masivo del

internet, este medio es utilizado por los jóvenes para conseguir información sobre sexo que no siempre resulta

ser verídica, implica que la curiosidad por experimentar nuevas sensaciones y el periodo de desarrollo en el

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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que se encuentran lo conviertan en una edad proclive para adquirir conductas sexuales de riesgo, ya que se

ha observado en el mundo una disminución paulatina en inicio de la primera relación sexual, de 1419 años,

una inicio en las relaciones sexuales más temprana implica una mayor exposición a riesgos Mendoza, Claros, y

Peñaranda, 2018.

De acuerdo con los reportes de la Organización Mundial de la Salud 2018, las conductas sexuales de riesgo en la

adolescencia se presentan en todo el mundo. En países desarrollados y en vías de desarrollo resulta alarmante

la disminución de edad para el inicio de la primera relación sexual. En España la edad promedio es de 17 años y

el 7 de la población de adolescentes refiere que las iniciaron antes de los 15 años, en Chile la edad de inicio se

reporta en 16 años y en México entre los 14 y 16 años.

Corona y Funes 2015 mencionaron que las conductas sexuales de riesgo no solo generan un daño a la salud en

general, sino que también compromete la salud sexual y reproductiva a la cual los jóvenes deben tener acceso,

esto puede ocasionar que ellos vivan de manera no favorable su vida sexual y a su vez, puede impactar en su

desarrollo a futuro.

La práctica de sexo sin protección, el tener sexo bajo efecto de sustancias, el frecuentar múltiples parejas o tener

sexo con desconocidos, no solo puede ocasionar embarazos no deseados, sino el contagio de enfermedades de

transmisión sexual que si no son tratadas a tiempo pueden llevar complicaciones a largo plazo De la Rubia y

Garza, 2016.

Los padres que tienen hijos adolescentes se enfrentan a una serie de situaciones complejas como resultado

surgen los conflictos y disminuye la comunicación entre los miembros Pérez, Apupalo y Creagh, 2018. El

ambiente en el que se desarrolla el adolescente es de suma importancia, ya que las características positivas o

por el contrario negativas de la relación padrehijo puede inhibir o potencializar las conductas sexuales de riesgo

en los adolescentes Valenzuela, Ibarra, Zubarew y Correa, 2013.

Por lo tanto, el objetivo de esta investigación es identificar si existe relación entre el ambiente familiar y las

conductas sexuales de riesgo en adolescentes así como describir las principales conductas sexuales de riesgo

que se presentan.

La muestra quedó constituida por 282 universitarios de primer semestre de la ciudad de Morelia, Michoacán

55.3 del turno matutino y 44.7 del vespertino, con relación al sexo fueron 18.9 hombres y 79.4 mujeres, los

cuales fueron seleccionados mediante un muestreo no aleatorio intencional.

Para medir la Conducta Sexual de Riesgo se utilizaron dos instrumentos, Experiencia Sexual Ingledew Ferguson,

2007, Actividades Íntimas y Comportamiento Sexual Marín, Gómez, Coyle Kirby, 2001 además se aplicó la Escala

de Ambiente Familiar Villatoro et al., 1997.

De acuerdo con los resultados, los motivos principales para no tener relaciones sexuales fueron no tener un

bebé 66 y el presentar una enfermedad de transmisión sexual 66. El principal motivo para sí tener relaciones

sexuales fue el amar a su pareja 61 y el satisfacer los propios deseos sexuales 58. Del total de la muestra el 56.7

ya había tenido su primera relación sexual, en donde la edad de inicio fue entre 12 y 21 años. Con relación a los

participantes sexualmente activosn160, estos mencionaron tener un promedio de 2 parejas sexuales. El 11 tuvo

relaciones sexuales sin protección debido al consumo de consumo de drogas. Del total de personas sexualmente

activas, 58 participantes reportaron al menos haber tenido una pareja con la cual tuvieron relaciones sexuales

sin protección y 29 haberlo tenido con 2 parejas. Respecto a la correlación entre las conductas sexuales de

riesgo y el ambiente familiar, se encontró una asociación lineal positiva baja entre el índice de conducta sexual

de riesgo y la edad r.284 p 0.01 y una correlación positiva baja entre el índice de conducta sexual de riesgo y la

subescala de hostilidad y rechazo r .134 p 0.05.

Por lo tanto, resulta de suma importancia el conocer la edad de inicio de la primera relación sexual, conocer

las prácticas sexuales de los adolescentes para identificar áreas de oportunidad para la prevención y aumentar

la difusión de información correcta del uso de anticonceptivos, beneficios y riesgos del inicio de relaciones

sexuales a temprana edad.

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021


Referencias

Corona, F. y Funes, F. 2015. Abordaje de la sexualidad en la adolescencia. Revista Médica Clínica Las Condes,

261, 7480.

De la Rubia, M., y Garza D. 2018. Validación Local de una Escala de Conductas Sexuales de Riesgo en Adolescentes

Escolarizados Mexicanos. Revista Internacional De Psicología, 1502, 156. httpsdoi.org10.3367018181023.

v15i02.22

Hidalgo M., Redondo, A. y Castellano, G. 2012. Medicina de la adolescencia. Atención integral. Majadahonda.

Mendoza, L., Claros, D., y Peñaranda, B. 2018. Actividad sexual temprana y embarazo en la adolescencia estado

del arte. Revista Chilena de Obstetricia y ginecología, 81 3, 243 253.

Organización Mundial de la Salud. Infecciones de transmisión sexual. 2018. Organización Mundial de la Salud. en

línea. httpswww.who.intesnewsroomfactsheetsdetailsexuallytransmittedinfectionsstis.

Pérez, y Apupalo, M. y Creagh, I. 2018. Funcionamiento familiar y conducta sexual de riesgo en adolescentes de

la comunidad de Yanayacu. Revista habana ciencias médicas, 12 5, 789799.

Valenzuela, T., Ibarra, M., Zubarew, T. y Correa L. 2013. Prevención de conductas de riesgo en el Adolescente

rol de familia, Index Enfermería, 2212, 5054.

Consumo de drogas en adolescentes y diferencias por sexo.

Dr. Roberto Oropeza Tena, Mtra. Ireri Atzimba Paleo Garnica y Dra. Mónica Fulgencio Juárez.

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Descriptores: Consumo de drogas, Adolescentes, Factores de riesgo, Salud mental, Sustancias adictivas.

El consumo de drogas de estudiantes en México y en el mundo es un problema de salud pública importante,

debido a todas las consecuencias negativas que conlleva en diferentes áreas salud, familiar, social, escolar o

laboral.

En nuestro país ha habido diversas encuestas analizando el consumo de drogas de estudiantes. En ellas se

ha identificado que la población estudiantil ha tenido cambios en la preferencia por distintas sustancias. Por

ejemplo, dentro de las drogas ilegales, antes de la década de 1970 la mariguana estaba en primer lugar, durante

la década de 1970 y 1980, este lugar lo ocuparon los opiáceos, y a partir de 1990 la mariguana volvió a estar en

primer lugar Villatoro et al., 2016.

Una fuente relativamente reciente sobre información de consumo de drogas legales e ilegales en adolescentes

de secundaria y bachillerato en México es la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes ENCODE,

INPRF 2014. Esta encuesta refiere que respecto al consumo alguna vez en la vida de tabaco, lo consumió el 34 de

la pobación hombres 34 y mujeres 26.8, alcohol 40.7 y el consumo excesivo fue de 8.6, mariguana 22 hombres

y 17.2 mujeres, cocaína hombres 6.6 y mujeres 4.6, crack 3 hombres y 2 mujeres, alucinógenos 4.7 hombres y

3.4 mujeres y en el último mes 1.4 y 1.1 respectivamente, y finalmente heroína 0.9 mujeres y 0.5 hombres y en

el último mes 0.8 en ambos sexos.

El objetivo de este trabajo fue identificar las diferencias entre el consumo de drogas legales e ilegales en

estudiantes de secundarias públicas y privadas en Morelia, Michoacán.

Método

Se realizó una investigación cuyo diseño fue no experimental correlacional.

Participantes

Participaron 2068 estudiantes de secundaria, con un muestreo por conglomerados probabilístico multietápico,

52 mujeres y 48 hombres, 31 de primer semestre, 23.7 de segundo y 44.7 de tercero, con un rango de edad que

iba de 12 a 16 años promedio 13.37, DE 0.979.

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021

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Instrumento

Prueba de Detección de Consumo de Alcohol, Tabaco y Sustancias ASSIST. Incluye ocho preguntas con una

escala de respuesta tipo Guttman para cada una de las drogas clasificadas Tabaco, alcohol, cannabis, cocaína,

anfetaminas, inhalantes, sedantes o pastillas para dormir, alucinógenos, opiáceos y una opción para especificar

si alguna droga no aparece. La puntuación final se obtiene por medio de la suma de las puntuaciones de las

preguntas dos a la siete. Presenta consistencia interna aceptable obtenida por Alfa de Cronbach a 0.87, y una

estimación aceptables por constructo tabaco, a 0.83 alcohol, a 0.76 y Marihuana a 0.73 Tiburcio et al., 2016

Procedimiento

Se realizó una visita al director de las secundarias elegidas aleatoriamente por zona, para explicarles el objetivo,

los alcances e importancia de la investigación. Una vez dada su aprobación se brindó un consentimiento

informado a cada uno de los participantes, indicando que el consentimiento debía ser firmado por los padres o

tutores legales y ser presentarlo el día de la aplicación para poder participar.

La evaluación se realizó en los salones de clases de acuerdo con el horario programado por las autoridades, con

un procedimiento estandarizado. El tiempo aproximado para contestar fue de 15 minutos.

Consideraciones éticas

Se solicitó al estudiantado que dieran su consentimiento informado además, se solicitó que sus padres firmaran

un formato de asentimiento de participación, donde se explicaba el objetivo de la investigación y en qué

consistiría la participación de sus hijos. Esta investigación no implicó riesgo físico o mental, los datos obtenidos

se manejaron con total confidencialidad, manteniendo siempre el anonimato de las personas participantes. En

caso de dudas o aclaraciones de los derechos como participantes se brindó el teléfono y correo electrónico de

la investigadora responsable con quien podían acudir. Las autoridades de los centros educativos revisaron las

evaluaciones y otorgaron las facilidades para llevar a cabo el estudio en las instalaciones escolares.

Plan de análisis

Se utilizó la prueba X2 para identificar las diferencias en el nivel de consumo de drogas entre hombres y mujeres.

Resultados

Los resultados mostraron que el tabaco es la sustancia que más consumen los estudiantes hombres y mujeres,

seguida del alcohol, el cannabis, los sedantes, la cocaína, los alucinógenos, los inhalables, las anfetaminas y

los opiáceos. En las sustancias donde tienen problemas graves de consumo es el alcohol y la cannabis, aunque

hay más mujeres afortunadamente muy pocas que tienen problemas fuertes con los sedantes, la cocaína, los

alucinógenos, los inhalables, las anfetaminas y los opiáceos. La prueba X2 no mostró diferencias entre hombres

y mujeres en el consumo de alcohol, tabaco, sedantes y cocaína. Se encontraron diferencias en el consumo de

cannabis, alucinógenos, inhalables, anfetaminas y opiáceos, En todos los casos, los hombres consumían más

que las mujeres.

Discusión

Se encontró que tanto hombres como mujeres consumen sustancias legales como ilegales. Es necesario contar

con intervenciones preventivas eficaces para ayudar a evitar el consumo de drogas en estudiantes hombres y

mujeres de secundaria.

Referencias

INPRFM 2014. Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes 2014 Reporte de Drogas. INPRFM.

Tiburcio, S. M., RoseteMohedano, M. G., Natera, R. G., Martínez, V. N. A., Carreño, G. S. y Pérez, C. D. 2016. Validez

y confiabilidad de la prueba de detección de consumo de alcohol, tabaco y sustancias ASSIST en estudiantes

universitarios. Adicciones, 281, 1927.

Villatoro et al. 2016. El consumo de drogas en estudiantes de México tendencias y magnitud del problema. Salud

Mental, 394, 193203.

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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Ambiente familiar y estrés, ansiedad y depresión en adolescentes.

Mtra. Ireri Atzimba Paleo Garnica, Mtra. Susana Nava Andrade, Dra. Mónica Fulgencio Juárez y

Dr. Roberto Oropeza Tena.

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Descriptores: Estrés, Ansiedad, Depresión, Salud mental, Adolescentes.

La adolescencia es una etapa que se caracteriza por cambios neurobiológicos y hormonales dramáticos. Durante

esta etapa se mejora la capacidad para planificar, reflexionar, analizar y decidir, debido a la maduración de la

corteza prefrontal Crone y Dahl, 2012. Sin embargo, los adolescentes, presentan una mayor predisposición a

actividades de riesgo y un menor control de impulsos ya que el sistema límbico alcanza la maduración final antes

que la corteza prefrontal, que se encarga de la regulación emocional Fuhrmann et al., 2015.

Debido a que las conexiones de las áreas cerebrales asociadas con las emociones apenas están madurando,

los adolescentes pueden ser más vulnerables a desarrollar trastornos del estado de ánimo como depresión

o ansiedad Andersen y Teicher, 2008. Se ha encontrado que el estrés crónico es un factor medio ambiental

crítico en el desarrollo del desorden de depresión mayor. Los eventos de vida estresantes estimulan la síntesis

y liberación de glucocorticoides, que ejercen efectos dañinos sobre tejidos como el hipocampo, hipotálamo,

hipófisis y amígdala e inducen a la hiperactividad del eje HHA, considerado como un importante mecanismo

molecular que subyace a la patología del desorden de depresión mayor Zhu et al., 2014. Así mismo, las situaciones

prolongadas de estrés pueden contribuir a la ansiedad crónica, generando mayor vulnerabilidad para desarrollar

estados psicopatológicos Korte, 2001.

Por otro lado, se ha encontrado que la relación con los padres puede actuar como un factor protector cuando

se tienen interacciones positivas con los hijos Henderson, 2015 Qu et al., 2015. Pero, pueden representar

un factor de riesgo cuando los padres e hijos tienen interacciones negativas Johnson, et al., 2016. Dada la

importancia de analizar el papel que juegan los padres en la salud mental de los adolescentes, el objetivo de la

investigación fue corroborar la asociación entre la interacción que tienen los adolescentes con sus padres y los

niveles de estrés, ansiedad y depresión.

Método

Participantes

Se trabajó con 2,068 estudiantes de educación media básica de la zona urbana de Morelia, con un rango de edad

de 11 a 17 x 13.37 DE 0.98, 51.5 mujeres y 48.5 hombres, elegidos mediante un muestreo probabilístico por

conglomerados.

Instrumentos

Se aplicó la Escala de Estrés Percibido Cohen, Kamarck y Mermelstein, 1983, en su versión adaptada a México

por González y Landero 2007, cuenta con un alfa de Cronbach de .83 al realizar el análisis factorial exploratorio

el valor KMO fue aceptable .87.

El Cuestionario de Salud General de Goldberg, cuenta con un índice de confiabilidad de .92 con el método de

mitades y de .77 con el método de testretest. Respecto a su validez, para identificar a los casos que presentan

alguna patología o no, se realizaron pruebas de especificidad y sensibilidad y se encontraron valores de 87 y la

de sensibilidad de 91.4 De los Ríos, Barrios, Ávila, 2004.

La Escala de Ambiente Familiar de los adolescentes que está integrada por 43 ítems con una confiabilidad de .95,

los resultados del análisis factorial arrojaron 5 factores hostilidad y rechazo, comunicación del hijo, apoyo de los

padres, comunicación de los padres y apoyo cotidiano del hijo Villatoro et al., 1997.

Procedimiento

Las evaluaciones se realizaron en las instalaciones de las planteles educativos, se capacitó a 30 evaluadores

para realizar la aplicación siguiendo un formato estandarizado, en cada grupo se contó con 3 o 4 evaluadores,

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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uno dirigió la evaluación y los restantes se encargaron del control y la supervisión del grupo. Se obtuvo el

consentimiento de los padres y de los estudiantes. El protocolo de investigación se realizó considerando el

Reglamento de la Ley General de Salud, la Norma Oficial Mexicana NOM012SSA32012 que establece los criterios

para la ejecución de proyectos de investigación para la salud en seres humanos.

Resultados

Se encontró una relación positiva entre el estrés subjetivo y ansiedad r.534 p.001, entre estrés subjetivo y

depresión r.579 p.001, entre ansiedad y depresión r.606 p.001 así mismo, se observó una asociación entre el

rechazo que el adolescente percibe por parte de los padres y el nivel de estrés r.365 p.001 ansiedad r.239 p.001

y depresión r.367 p.001.

Al realizar una comparación en función del sexo, se obtuvieron diferencias significativas, identificando que las

mujeres obtuvieron puntuaciones más altas que los hombres en depresión, ansiedad y estrés. Así mismo, se

observó un alto porcentaje de prevalencia de los trastornos en la muestra evaluada 78.4 obtuvo un puntaje de

estrés alto, 56.1 presentó ansiedad y el 34 depresión severa.

Discusión

Por un lado, los resultados señalan una alta prevalencia de estrés, ansiedad y depresión en los adolescentes

evaluados, así como una asociación entre estas variables y la relación con los padres. En términos generales,

se observa que una relación negativa entre padres e hijos propicia la presentación de este tipo de trastornos,

mientras que la relación positiva actúa como un factor de protección. Estos hallazgos son importantes pues

han permitido realizar un diagnóstico con la población estudiada a fin de realizar intervenciones dirigidas a

desarrollar habilidades socioemocionales en los adolescentes como parte de una segunda fase del proyecto de

investigación que se lleva a cabo.

Referencias

Andersen, S. L., Teicher, M. H. 2008. Stress, sensitive periods and maturational events in adolescent depression.

Trends in Neurosciences, 314, 183191. doi10.1016j.tins.2008.01.004

Crone, E. A., Dahl, R. E. 2012. Understanding adolescence as a period of socialaffective engagement and goal

flexibility. Nature Reviews Neuroscience, 139, 636650. doi10.1038nrn3313

Fuhrmann, D., Knoll, L. J., Blakemore, S.J. 2015. Adolescence as a Sensitive Period of Brain Development. Trends

in Cognitive Sciences, 1910, 558566. doi10.1016j.tics.2015.07.008

Korte, S. 2001. Corticosteroids in relation to fear, anxiety and psychopathology. Neuroscience y Biobehavioral

Reviews, 252, 11742.

Zhu, L. J., Liu, M. Y., Li, H., Liu, X., Chen, C., Han, Z., Wu, H. Y., Jing, X., Zhou, H. H., Suh, H., Zhu, D. Y. y Zhou, Q.

G. 2014 The Different Roles of Glucocorticoids in the Hippocampus and Hypothalamus in Chronic StressInduced

HPA Axis Hyperactivity. PLoS ONE 95 e97689. doi10.1371journal.pone.0097689

Simposio

La formación universitaria desde la perspectiva transdisciplinaria: una realidad posible.

Dra. Alejandra Valencia Cruz.

Facultad de Psicología, UNAM.

Los principios de la Transdisciplinariedad plantean que las problemáticas de relevancia social son complejas

y pueden conocerse desde distintos niveles de realidad, pero es mejor abordarlas y atenderlas desde la

complementariedad y el diálogo transdisciplinario entre dichos niveles. Ello implica que la persona que

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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participa de esta perspectiva debe tener un conocimiento profundo de su disciplina y sus alcances, así como

una disposición para romper fronteras y para establecer un diálogo entre los distintos saberes. Si bien, para

transitar a la transdisciplinariedad se necesitaría concluir una formación disciplinar, es posible sensibilizar a

los estudiantes desde los primeros semestres de la licenciatura y promover en ellos habilidades y actitudes de

tolerancia, apertura, trabajo en equipo y pensamiento sistémico, necesarias para la transdisciplinariedad. Este

es el caso de la Facultad de Psicología de la UNAM, en donde se han realizado ajustes curriculares incorporando

las asignaturas Transdisciplina I y II en los semestres básicos de la licenciatura.

El presente simposio presenta cuatro ponencias en las que se describen experiencias de los ajustes mencionados,

las cuales han sido fruto del trabajo docente colegiado. En la primera se describe un diagnóstico de la

producción de tesis de investigación e intervención relacionadas con la transdisciplinariedad en la Facultad y

la Universidad, como indicador de la presencia de la práctica en la institución, como marco de referencia para

formación del estudiantado. La segunda ponencia trata sobre la experiencia docente en la impartición de las

asignaturas señaladas. La tercera muestra el diseño instruccional desarrollado por nuestro grupo de profesoras

para promover competencias transdisciplinares en estudiantes de segundo y tercer semestre. Finalmente, la

cuarta da cuenta de nuestros esfuerzos para desarrollar herramientas de evaluación de las competencias en los

estudiantes, para dar seguimiento a los efectos de nuestra intervención.

Diagnóstico de recursos documentales sobre competencias transdisciplinares en la educación superior.

Dra. Carime Hagg Hagg, Dra. Alejandra Valencia Cruz, Lic. Ligia Colmenares Vázquez,

Mtra. Alejandra Cruz Cruz, Psic. Estefanía Amaro San Agustín y Psic. Isis Yoalit Oropeza Ledezma.

Facultad de Psicología, UNAM

Descriptores: estudiantes universitarios, educación , enseñanza de la Transdisciplina, textos profesionales,

documentos recepcionales.

La visión transdisciplinar en la educación superior cobra cada vez más importancia, tomando en cuenta que

los futuros profesionales enfrentarán una realidad cada vez más compleja y requieren herramientas que les

permitan enfrentar retos, trabajar de manera colegiada y resolver problemáticas diversas en todos los ámbitos

de la vida y la sociedad. En este sentido, es necesario abandonar la visión disciplinar en las aulas universitarias

y proponer estas temáticas para promover el trabajo colegiado y un desarrollo profesional más integral. La

mayoría de las universidades en el mundo están organizadas de esta manera y la UNAM no es la excepción.

Las Facultades y Escuelas promueven el conocimiento profundo de la disciplina que abordan y se llega a altos

niveles de especialización que en muchos casos son útiles pero que dejan de lado el conocimiento más global e

integral y la visión de la colaboración entre las disciplinas. Estas habilidades, tienen que ver con el pensamiento

sistémico y complejo de la realidad, la apertura a diferentes puntos de vista, el manejo de conflictos, el trabajo

en equipo, la iniciativa y afrontar la incertidumbre Margery, 2010. En el ejercicio profesional, los futuros

egresados deberían tener las herramientas para su desempeño exitoso con esta visión inter y transdisciplinar

promovida desde las aulas universitarias. Para lograr este propósito, sería necesario contar con producción

académica de calidad que resulte la fuente de información primaria para el trabajo docente. En el caso particular

de la Facultad de Psicología de la UNAM, se tienen 2 asignaturas referidas a temáticas transdisciplinares y que

deberían tener el respaldo de textos que cumplan este propósito. En el presente trabajo, se ha determinado

medir el éxito en esta propuesta de dos maneras diferentes por un lado, revisando la producción documental

de textos académicos disponibles y por otro, la naturaleza de los documentos recepcionales de los egresados de

la UNAM. Se pretendió conocer en qué medida se cuenta con recursos suficientes para las actividades docentes

y cómo es que se refleja esto en las aulas y en los textos de titulación y graduación. Sin embargo, después

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021

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de realizar una búsqueda documental en ECOES, utilizando los motores de búsqueda de las competencias

disciplinares ya mencionadas, se ha descubierto que son muy limitados los materiales publicados y que resultan

útiles para estos fines. El estado del arte refleja un reducido número de recursos bibliográficos que ponen en

evidencia la falta de documentación sobre el tema en la educación superior. Esta información es un primer

diagnóstico de la situación profesional y que tiene algunas consecuencias importantes en el ejercicio docente

y el desempeño profesional de los egresados de las universidades. Cambiar la visión de las y los docentes es

difícil, sobre todo si su desempeño profesional ha sido meramente disciplinar o si han realizado sus labores en

una única entidad académica universitaria. Más difícil aún será si no cuentan con los recursos para orientar su

cátedra hacia el trabajo colegiado. Por otra parte, y como resultado de esta limitación y de las pocas disciplinas

que tienen este abordaje temático, se realizó también una búsqueda de los documentos recepcionales de pre

y posgrado en la UNAM a través de la base de datos TESIUNAM y se descubrió que muy pocos reportan tener

esta perspectiva. Se tomaron en cuenta los trabajos recepcionales que tuvieran palabras como interdisciplina o

transdisciplina en el título, se establecieron parámetros de inclusión y exclusión que debieran guiar la búsqueda

en estas bases de datos y se filtraron los que los cumplieran. Además, se revisaron los resúmenes e índices de

los trabajos para conocer la forma de abordar los problemas de investigación y la metodología que se utilizó y

no solamente excluir textos que no incluyeran estos criterios en el título. En este sentido, también se encontró

un número muy reducido de tesis con este abordaje. La gran mayoría de ellas son de posgrado y de áreas que

por su propia naturaleza responden a la necesidad de interactuar entre dos o más disciplinas. Los resultados

tan limitados, quizá se deban a la organización disciplinar de las universidades en general y de la UNAM en

particular. Pero más importante que esto resulta la visión de las y los docentes, las y los directores de Tesis y las

y los investigadores que no promueven el trabajo inter o transdisciplinario con el estudiantado. Es imperativo

diseñar más actividades académicas orientadas a promover esta visión que debiera convertirse en un enfoque

institucional en las universidades por los beneficios que se obtendrían en la formación de profesionales capaces

de enfrentar un mundo complejo.

La perspectiva del profesorado para la implementación del currículum orientado al trabajo transdisciplinar.

Mtra. Alejandra Cruz Cruz, Dra. Carime Hagg Hagg, Dra. Alejandra Valencia Cruz, Lic. Ligia Colmenares Vázquez,

Psic. Guillermo Emmanuel Camacho Flores y Psic. Brenda Vanessa Mayorga Colunga.

Facultad de Psicología, UNAM.

Descriptores: profesores universitarios, grupo focal, enseñanza de la Transdisciplina, Transdisciplina,

currículum.

En la actualidad, es de interés, y no sólo en la comunidad científica y académica, el repensar transdisciplinariamente

los problemas sociales que se han originado como productos de la complejidad, gran crecimiento del conocimiento

científico acumulado e interdependencia de la realidad social y natural de nuestro mundo Nicolescu 1996.

Existen algunos intentos por mostrar las ventajas de la educación profesional saliendo del enfoque tradicional

en nuestro país de formar profesionales con un paradigma unidisciplinar, ya que los egresados enfrentarán

realidades o un grado superior de estudios en los que ese paradigma no alcanza para vislumbrar su actuación

con éxito Colmenares, Valencia, Hagg y Cruz, 2021. Sin embargo, en la formación educativa superior aún domina

la organización por departamentos, disciplinas y facultades, lo cual se refleja en la enseñanza y retrasa el

reconocimiento de los futuros profesionales de la necesidad de la inter y la transdisciplinariedad, que requiere

esta perspectiva. Por tal motivo y para el caso particular de la enseñanza de la Psicología, adquiere especial

interés para las Instituciones de Educación Superior que ofertan programas en el área, el desarrollar e impulsar

la formación de competencias hacia el trabajo transdisciplinar, en tanto sea reconocida como parte del perfil

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021


profesional del psicólogo actual.

En el caso de la Facultad de Psicología de la UNAM, el Plan de Estudios de la Licenciatura en Psicología contiene dos

asignaturas Transdisciplina I y Transdisciplina II, cuyos objetivos giran en torno a la sensibilización del profesional

en formación hacia la perspectiva transdisciplinaria. A pesar de la existencia de estas asignaturas, pocos son

los profesores que se involucran en dichos objetivos, incluso se muestran renuentes, poco colaboradores y

distantes a la visión del trabajo transdisciplinar. La literatura es insuficiente al respecto sin embargo, si esta

tendencia continúa es probable que los estudiantes muestren rezago al egresar de sus estudios universitarios.

En esta problemática en particular, la metodología cualitativa, específicamente los grupos focales, posibilitarían

una discusión cuidadosamente diseñada para obtener las percepciones sobre una particular área de interés en

un grupo reducido de participantes Krueger, 1991, en Reyes s.f..

Algunas investigaciones han señalado que el predominio de la visión unidisciplinar es producto de las prácticas,

cultura pedagógica y resistencias del cuerpo docente, aunque éstas a su vez derivan tanto de la transmisión

generacional, como de la organización institucional y administrativa. Para profundizar en esta línea de

investigación, el presente estudio tuvo el objetivo de explorar la percepción de los docentes que imparten las

asignaturas de Transdisciplina I y II de la Licenciatura en Psicología acerca de las prácticas docentes, actitudes

hacia la transdisciplina, la valoración institucional, su relación con las actividades de enseñanza que guían sus

conductas, y sus productos o actitudes frente al ejercicio profesional del psicólogo. Para la recolección de datos

se implementó una entrevista de grupo focal, vía zoom, en la que participaron siete docentes que han impartido

las asignaturas de Transdisciplina I y II, por lo menos dos años consecutivos en la Licenciatura en Psicología dos

docentes moderadoras dos académicas y siete estudiantes, cuyo rol fue el de observadores Martínez, 2011. El

grupo focal se llevó a cabo mediante la integración de una guía que retoma las características de la docencia

transdisciplinar Artidiello, Córdoba y Arboleda, 2017 Margery, 2010 Espinosa, 2011 Alles, 2002. La sesión tuvo

una duración de dos horas, se grabó y transcribió, posteriormente. El personal que transcribió el material

audiovisual contó con una capacitación sobre metodología cualitativa, análisis de contenido y utilización del

software Atlas ti. Las aportaciones de los docentes se categorizaron para su análisis mediante el software Atlas

ti, versión 8. Las categorías describen las disposiciones y resistencias a trabajar de manera colegiada con otros

profesionales, las necesidades de recursos y capacitación, las experiencias impartiendo las asignaturas de

Transdisciplina I y II, las actitudes percibidas en sus estudiantes, entre otras dimensiones.

Este trabajo permite comprender la perspectiva del profesorado como agente de cambio, así como plantear las

necesidades y pasos a seguir para favorecer una visión más transdisciplinaria en los estudiantes universitarios.

El desarrollo y aplicación de las competencias transdisciplinarias cobra una relevancia mayúscula en el sentido

del apoyo que éstas van a reflejar posteriormente en las y los estudiantes.

Asimismo, contribuye en los esfuerzos para documentar y divulgar los esfuerzos realizados para el tránsito

de lo disciplinar a la transdisciplinariedad, sobre los modelos y estrategias de enseñanza para la formación

transdisciplinar, el perfil del docente en competencias transdisciplinares, las competencias hacia la formación

en el proceso transdisciplinar y la sensibilización a los discentes hacia una perspectiva completa y con visión

hacia la transdisciplinariedad Espinosa, 2011.

Este trabajo nos mostró la visión de los profesores hacia la enseñanza de la transdisciplina a los estudiantes

universitarios, en los que se evidencia la necesidad de abandonar la simplicidad y la disciplinariedad por la

búsqueda de una estrategia que logre la vinculación de múltiples actores y disciplinas, a favor de la construcción

de conocimientos más amplios, hacia la intervención y transformación del contexto Angulo, Salas de González

y Vargas, 2017.

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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Secuencia didáctica para la enseñanza de habilidades transdisciplinares en estudiantes universitarios.

Dra. Alejandra Valencia Cruz, Lic. Ligia Colmenares Vázauez, Mtra. Alejandra Cruz Cruz, Dra. Carime Hagg Hagg,

Psic. Gustavo Alexis Victoria Jiménez y Psic. Bruno Paredes Jurado.

Facultad de Psicolgía, UNAM.

Descriptores: secuencia didáctica, actitudes transdisciplinarias, habilidades transdisciplinarias, estudiantes

universitarios, transdisciplina.

De acuerdo con Espinosa 2011, la formación en el proceso transdisciplinar no debe hacerse bajo un modelo de

expertise y de transmisión sino bajo un modelo reflexivo, en donde más que la experiencia formal de un curso

transdisciplinar se sensibilice a los alumnos hacia una perspectiva más planetaria de la praxis del ser humano

en el mundo.

Para el desarrollo de la secuencia didáctica, se hizo una revisión de la literatura concerniente al tema de las

competencias transdisciplinares tanto en docentes como en alumnos, así como de las estrategias o experiencias

sobre enseñanzaaprendizaje con enfoque transdisciplinar. A pesar de que la literatura es escasa, se pudo recopilar

un conjunto de competencias y estrategias para incorporarlas a la secuencia didáctica. Cabe mencionar que en

la bibliografía revisada las competencias no están definidas, por lo que fue necesario elaborar las definiciones

tanto conceptual como operacionalmente.

En la literatura revisada se plantea que la docencia transdisciplinar debe ser integradora, democrática, inclusiva,

crítica y ética Artidiello, Córdova y Arboleda , 2017, además de estar articulada desde la visión y planificación

de las acciones instruccionales, el rol del docente, el rol del discente, el clima de aprendizaje, la organización,

las estrategias didácticas, los recursos, materiales y actividades, hasta las formas de evaluación Cabrera, 2010.

Respecto a las competencias de los estudiantes, se tomó como base el modelo de Margery 2010, quien las

clasifica en cognitivas, afectivas y conductuales. Las primeras refieren a los procesos que tienen como finalidad

preferente comprender, evaluar y generar información, tomar decisiones y solucionar problemas. En ese sentido,

incluye a las competencias del Pensamiento sistémico y el aprendizaje autorregulado. Las afectivas, hacen

referencia a enfrentar y resolver conflictos de manera pacífica, mantener buenas relaciones interpersonales,

comunicar asertivamente los sentimientos e ideas, tomar decisiones responsables, evitar conductas de riesgo,

entre otras. Y las conductuales remiten a aquellas habilidades y comportamientos adaptativos, la iniciativa y el

trabajo en equipo.

Una vez identificadas y definidas las competencias transdisciplinares, tanto para docentes como estudiantes, el

siguiente paso fue plantear una serie de actividades que favorecieran su puesta en práctica en una secuencia

didáctica, la cual contempla dos objetivos formativos, tiempos, temas a revisar, competencias a desarrollar en el

alumno, tareas y actividades a realizar, indicadores de las competencias del alumno, así como las competencias

docentes presentes. Cada elemento está alineado a los siguientes objetivos

A. Objetivo formativo Sensibilización a la perspectiva transdisciplinaria.

Este objetivo abarca 7 sesiones de un total de 16, en las cuales se tratan temas relacionados con la perspectiva

transdisciplinar y la vinculación de la psicología con otras disciplinas. Las competencias para promover

en el alumno son el pensamiento sistémico, la apertura a la experiencia, el aprendizaje autorregulado, la

adaptación y comunicación asertiva, competencias que se consideran relevantes para la sensibilización a la

perspectiva transdisciplinar. Las tareas y actividades para tal fin comprenden la realización y análisis de lecturas,

reelaboración, transferencia y aplicación de los conocimientos adquiridos, sesiones de discusión y reflexión, así

como la asistencia a conferencias de expertos en el campo transdisciplinar. El docente promueve y favorece

esta sensibilización mediante la apertura a la experiencia, el pensamiento complejo, el aprendizaje situado y la

innovación. El estudiante debe mostrar comprensión de la perspectiva transdisciplinaria y actitudes de apertura

a la experiencia, adaptación y comunicación asertiva, además de aprendizaje autorregulado.

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021


B. Objetivo formativo Inmersión al trabajo transdisciplinario.

Comprende 9 de las 16 sesiones. A lo largo de estas sesiones los estudiantes elaboran una propuesta de abordaje

de una problemática desde un enfoque transdisciplinario. Su realización es en equipo e implica integrar a un

profesionista de otra disciplina al trabajo que se llevará a cabo. Las competencias para promover son trabajo en

equipo organización, comunicación, identificación del propio estilo de trabajo, compromiso y confianza en el otro,

solución de conflictos empatía, comunicación asertiva y negociación e iniciativa. Las tareas y actividades de este

objetivo comprenden la definición del tema y problemática a investigar, exposiciones parciales de los avances

del proyecto en las cuales se presentan la perspectiva de cada disciplina la de la psicología y la de otra disciplina

que se considere según la problemática planteada y su integración, una presentación final ante un público en

donde se hace una heteroevaluación y coevaluación, finalmente, cada estudiante hace una autoevaluación

sobre sus aprendizajes. El estudiante debe mostrar su capacidad de trabajo en equipo, resolución de conflictos,

iniciativa y pensamiento crítico.

En estos dos objetivos, las competencias actitudinales del docente comprenden la promoción del pensamiento

crítico, el liderazgo democrático, la empatía, la actitud inclusiva, el compromiso social, la integridad y la

resolución de conflictos.

La secuencia didáctica descrita se ha implementado en la asignatura Transdisciplina I en tres grupos semestrales

y un intensivo de la materia de Transdisciplina I en el semestre 20202 y en cuatro grupos de Transdisciplina II en

el semestre 20211. De esta forma, se han generado las condiciones para aplicar tanto actividades de aprendizaje

como situaciones de evaluación paralelas, cuya efectividad para la sensibilización y la práctica de habilidades

transdisciplinarias ha resultado exitosa. Para la primer asignatura, la presentación del trabajo final es al interior

del grupo en el que se cursa segundo semestre, para la segunda tercer semestre, se hace en el marco del Foro

Perspectivas Transdisciplinarias desde la Psicología, de esta manera, se incrementa el nivel de demanda de las

habilidades a promover.

Cabe destacar que estas estrategias se desarrollaron de manera colegiada con la colaboración de las docentes

responsables de los grupos mencionados. Esto es un elemento muy valioso porque muestra a los estudiantes el

resultado del trabajo en equipo y les modela la forma en la que profesionales expertas en distintos campos de la

Psicología pueden tener un fin común, enriquecido y con aportaciones de todas las áreas. Se ha trabajado para

hacer evidente esto con los estudiantes a través de diferentes actividades como son la visita de las docentes y

compañeros a otros grupos, la revisión de los trabajos que los demás publican, la participación en actividades

conjuntas entre los grupos, entre otras.

Autoevaluación y Coevaluación de habilidades transdisciplinares herramientas y resultados preliminares.

Lic. Ligia Colmenares Vázquez, Mtra. Alejandra Cruz Cruz, Dra. Carime Hagg Hagg, Dra. Alejandra Valencia

Cruz, Psic. Noelia Stephania Lucero Villegas y Psic. Daniela Carbajal Rodríguez.

Facultad de Psicología, UNAM.

Descriptores: habilidades transdisciplinarias, estudiantes universitarios, rúbrica, autoevaluación, coevaluación.

Frente al reto de la enseñanza de habilidades transdisciplinarias en la universidad, no basta dar información

o grandes discursos. Es necesario que las reflexiones tengan sentido para el estudiantado y generar espacios

y experiencias de aprendizaje que les permitan ejercitar y mejorar en la práctica, sus habilidades y actitudes

de tolerancia, apertura, trabajo en equipo y pensamiento sistémico, las cuales serán la base necesaria para

eventualmente establecer diálogos transdisciplinares y trascender los límites de su disciplina. En este sentido, a

través de la secuencia didáctica que se presentó, intentamos favorecer que las y los estudiantes experimenten

que la transdisciplina no es sólo un discurso, sino una transformación personal y colectiva hacia el trabajo

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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colaborativo y la comprensión de la complejidad.

Para dar seguimiento a dichas habilidades, valorar cómo comienzan los estudiantes y cómo terminan después

de transitar la secuencia didáctica en dos niveles diferentes escalonados, hemos trabajado en el desarrollo de

herramientas de autoevaluación y coevaluación que complementen la heteroevaluación docente tradicional.

De esta manera, podremos contar con tres perspectivas relevantes para conocer la efectividad de los esfuerzos

formativos y también detectar necesidades que desde la perspectiva estudiantil requieran atenderse.

El objetivo de la autoevaluación es conocer las experiencias previas y la autopercepción de sus habilidades

de inicio, con el fin de garantizar que nuestros planteamientos respondan a las necesidades formativas que

ellos consideran relevantes, así como para saber si desde su perspectiva, los retos que se están planteando

para el curso, son viables e inducen su crecimiento profesional. Adicionalmente, la autoevaluación permite

que el estudiante sea responsable de su aprendizaje y desarrolle estrategias de autocontrol y autovaloración.

Por ello, se construyó la Escala de habilidades transdisciplinares. Se elaboraron 81 reactivos que consideraban

17 habilidades, los cuales en un primer análisis psicométrico se redujeron a 30 reactivos agrupados en ocho

habilidades Pensamiento sistémico, Comunicación asertiva, Negociación, Tolerancia a la frustración, Trabajo en

equipo, Identificación del propio estilo de trabajo, Compromiso y Confianza en el otro. Los reactivos estaban

en formato tipo Likert, con cinco opciones de respuesta 1 Nunca, 2 Casi nunca, 3 A veces, 4 Casi siempre, 5

Siempre. Se hizo una prueba del instrumento con una muestra de 31 estudiantes de la asignatura Transdisciplina

I 87.1, mujeres, entre 18 y 22 años, tomando una medida al inicio del ciclo 20212 y otra al final. Los resultados

mostraron que el instrumento global y todas las subescalas mostraron un alfa de Cronbach superiores a .70, lo

cual indica una buena consistencia interna. Asimismo, la medida posterior a la secuencia didáctica muestra un

ligero incremento en todas las escalas con respecto a la inicial, salvo en la de compromiso, en donde los puntajes

se mantienen altos desde el inicio. Una prueba T de Wilcoxon muestra que sin embargo, el incremento sólo

es significativo en las subescalas de Tolerancia a la frustración z 2.16, p .030 e Identificación del propio estilo

de trabajo z 2.77, p.000. Parece que en el pretest se sobreestiman las habilidades, y en el postest se expresan

estimaciones más conservadoras, posiblemente porque durante el curso se precisan conceptos y definiciones

operacionales al respecto.

Por su parte, la covaluación o evaluación entre pares permite al alumnado incluirse en el proceso evaluativo,

participar de las decisiones y comprometerse con su aprendizaje de manera más autónoma. Evaluar implica

habilidades profesionales complementarias como el manejo de instrumentos y la retroalimentación constructiva

hacia otros trabajos. Y recibir evaluación horizontal, resalta el carácter formativo de la evaluación, generando un

espacio de confianza para poner a prueba sus habilidades y conocimientos, recibir retroalimentación y asumir la

responsabilidad de sus logros y áreas de oportunidad. Para ello, en el contexto de la secuencia didáctica en las

materias de Transdisciplina, se diseñó una rúbrica para la coevaluación del producto final de la experiencia de

inmersión. En discusiones colegiadas de las docentes participantes, se definieron las cualidades del desempeño

de los estudiantes que podrían evaluarse por coevaluación 1 el manejo correcto y la aplicación del concepto

de transdisciplinariedad, 2 la habilidad de trabajo en equipo, 3 la habilidad de comunicación de problemas y

propuestas de solución y 4 la inclusión de todos los elementos solicitados en el proyecto. Los cuatro criterios

se evaluaban en tres niveles de logro insuficiente, parcial y logrado. Se incluyeron dos preguntas abiertas que

solicitaban retroalimentación sobre aspectos positivos y áreas de oportunidad del trabajo evaluado.

Los resultados muestran que la mayoría de los alumnos evaluadores reportaron que los trabajos cumplen los

criterios, y son mínimos los casos en los que los carteles o la exposición, resultaron insuficientes. En cuanto

a las habilidades de retroalimentación de los evaluadores, se analizó la configuración de las respuestas a las

preguntas abiertas con relación a su nivel de complejidad. Tres jueces clasificaron por separado las respuestas

en niveles básico Juicio sin justificación, opinión sin justificación o comentarios sobre la forma, intermedio

Descripción, repetición o enumeración de aspectos, sin evaluación justificada y sin propuesta o satisfactorio Al

menos dos de los siguientes análisis, evaluación justificada o propuesta. Se encontró que aun con la guía de la

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rúbrica, la mayoría de las respuestas son de nivel básico. Sin embargo, sí aparecen algunas respuestas de nivel

intermedio y de nivel satisfactorio.

En conjunto, se observa que se cumplen los objetivos formativos de la secuencia didáctica y de los procesos

de auto y coevaluación. Cuando los estudiantes conocen previamente los criterios de evaluación, y participan

en un espacio de confianza y respeto, visualizan las metas por alcanzar y lo que deben hacer para lograrlo. La

autoevaluación y la coevaluación les permiten estructurar opiniones fundamentadas y precisa acerca de los

trabajos propios y de otros, pero es importante continuar trabajando en la sensibilización y en la formación en

habilidades de evaluación y reporte, y que no sean ejercicios que se hagan una sola vez, sino que se vuelvan

prácticas cotidianas y constantes a lo largo de las secuencias didácticas.

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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Presentaciones Orales

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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Estrés ante el riesgo de contagiarse de covid-19, en adultos mayores de 49 años.

Dra. Lilia Susana Carmona García, Dr. Jesús Humberto Burciaga Robles y Dra. Nadia Vega Villanueva.

Universidad Autónoma de Cuidad Juárez

Descriptores: COVID-19, Estrés, Riesgo, Contagio, Adulto maduro.

La organización de la Salud (OMS), declaró como Pandemia global, el brote de coronavirus COVID-19 el 11 de

marzo de 2020, todo cambió para los habitantes del planeta, se trastocó la vida cotidiana y las actividades

de las personas en todo el mundo y las sociedades en cada país, se ha vivido una situación por demás crítica,

evidenciando que se trata de una crisis global sin precedentes.

Se trata de una enfermedad que pone en riesgo a las personas, sin distinción de sexo, edad, escolaridad,

ocupación, religión y nivel socioeconómico, e infecta indistintamente a personas con altos valores morales como

a quienes son desapegados a ellos. No obstante, existe una población que la OMS ha determinado con grado de

mayor vulnerabilidad y ellos son los adultos mayores o de la tercera edad; los distintos medios de comunicación

desde el inicio de la pandemia, han enfatizado la cantidad de adultos mayores que han fallecido en todos los

países y la vulnerabilidad en la que se encuentran ante el COVID-19, vulnerabilidad, basada en enfermedades

crónicas que cursa un alto porcentaje de esta población como Hipertensión, diabetes, problemas circulatorios

y más aún respiratorios. muchos países han tomado el aislamiento social como una medida para cuidar a esta

población, unos en los asilos y otros en sus propias casas, En nuestro entorno a una gran cantidad de personas

se les han aislado en sus propios hogares con el fin de mantenerlos lejos del contagio y así evitar un desenlace

fatal, por lo tanto su vida se ha visto más afectada que la de sus hijos, dado el grado de distanciamiento social y

la paralización de sus actividades fuera del hogar, situación, que si bien es una buena medida sanitaria, por otro

parte puede ser generadora por sí misma, de estrés, ansiedad o depresión dada la importancia que para esta

generación tiene la convivencia humana presencial en los diferentes ambientes de su cotidianidad.

La información constante sobre la cantidad de personas que mueren día a día en nuestro entorno y el mundo

entero, la posibilidad del contagio son elementos que al ser parte de una fórmula, aumentan el estrés de

cualquier ser humano y aún más de áquel que le sume como tercer elemento, la privación social, que si bien

ya está sabido que causa alteraciones emocionales en quien la vive, más aún quien vivió toda una vida creando

redes sociales a su alrededor.

Precursores de estudio del estrés como Lazaruz y Folkman (1984), sostienen que es una relación dinámica

particular entre el individuo y su entorno, que es evaluado por el sujeto, como amenazante o desbordante de

sus recursos y que pone en peligro su bienestar. Por su parte, Selye, agrega que existen cambios biológicos

inespecíficos inducidos en el organismo como respuesta, ante una situación particular (Citado en Lázarus y

Folkman,1984). El Estrés, en variadas ocasiones, nos mantiene alertas, despiertos y puede actuar como un

motivador y un impulsor en el proceso de resolver problemas, emociones como el enojo o la desesperación

comparten entre si la función de preservar la vida y hace que el ser humano se movilice para defenderse de lo

que percibe como amenaza; el miedo y la ansiedad ayudan a enfocarnos hacia las posibles fuentes de amenaza

o daño, sobre cómo manejar el estrés contener el miedo, la ansiedad o la depresión de manera positiva, resulta

una necesidad en este momento y aprender a usarlos a favor de si mismo, fortalecerá al individuo (Valero-

Cedeño N. J., Vélez-Cuenca M. F., Duran-Mojica A.A. y Torres-Portillo, 2020).

El objetivo del presente estudio es explorar el nivel de estrés que presentan las personas adultas maduras (de

50 y más), ante la posibilidad de contagiarse del COVID-19, antes de ser vacunadas.

Diseño. Estudio cuantitativo, no experimental, de campo, descriptivo, de corte transeccional. Participaron

voluntariamente y bajo su consentimiento, 368 adultos hombres y mujeres con 50 años cumplidos del estado

de Chihuahua, sin exclusión de variables sociodemográficas. Instrumento, Escala de estrés ante el COVID-19 de

Taylor, Landry, Paluszek, Fergus, McKay y Asmundson (2020), que consta de 36 reactivos en 5 escalas traducidas

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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para este estudio, método traducción, retraducción.

Resultados. Edad, de 51 a 80 años, media de 58 años y 50 edad con mayor recurrencia; el 70% mujeres y 30%

hombres; 66% son casados, 75% católicos y el 77% reportan tener mucha fe en Dios. Se encontró que el 10.5%

de la población reportó no presentar estrés ante la posibilidad de ser contagiado por el COVID-19 , el 46%

maneja un grado medio de estrés considerado positivo, que le permite estar atento y tomar medidas adecuadas

a favor de su salud, el 32% se encuentra en un nivel moderado de estrés, apareciendo síntomas orgánicos ante

la posibilidad del contagio y el 11.5% presenta niveles altos de Estrés, considerado ésto como un problema de

salud, dado que en este nivel, las personas no tienen recursos adaptativos para librarse de él sin apoyo médico

o psicológico, dada la edad, aumenta su vulnerabilidad.

Indicadores de salud mental y de estigma en Ciudad Juárez Chihuahua.

Dr. Alberto Castro Valles, Dra. María Nieves González Valles,

Dra. María Elena Vidaña Gaytán y Dr. Jorge Ramon Lozano Martínez,

Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

Red Binacional ROTMENAS Comisión Mexico Estadounidense de Salud.

Descriptores: Salud mental, Ciudad Juarez, Indicadores.

Introducción

Los impactos sociales de las enfermedades mentales tienden a aumentar debido a problemas como la pobreza,

violencia, aumento de adicciones y envejecimiento de la población. La prevalencia de trastornos mentales

se ha estimado en un 30% en México. La salud mental es un fenómeno complejo determinado por múltiples

factores biológicos, psicológicos, sociales y ambientales. Reconociendo a la salud mental como el “bienestar

que una persona experimenta como resultado de su buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos,

afectivos y conductuales, y en última instancia el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales para la

convivencia, el trabajo y la recreación” (OMS, 2011). Entre las enfermedades mentales más comunes se incluyen

padecimientos como la depresión, la ansiedad, la epilepsia, las demencias, la esquizofrenia, y los trastornos del

desarrollo en la infancia. Sin embargo, se han observado índices cada vez mayores de obsesión–compulsión,

enfermedades neuropsiquiátricas y conducta antisocial.

La salud es una necesidad básica del ser humano que gobiernos, comunidades, familias y personas se preocupan

por conservar y mantener niveles óptimos o “saludables”. La autonomía que gozan algunas organizaciones

civiles permite visualizar la capacidad de proyectar e iniciar acciones conjuntas para formular propósitos y

estrategias según las condiciones socioculturales que permitan mejorar la calidad de vida. La calidad de vida

implica una serie de componentes, tanto objetivos materiales como la salud, la alimentación, la educación, el

trabajo, la vivienda, la seguridad social, los vestidos, el ocio y los derechos humanos, como subjetivos -bienestar

psicológico y social, intimidad, la expresión emocional, la seguridad percibida, la productividad personal.

Factores determinantes de salud mental han sido la pobreza, falta de oportunidades laborales, problemas

familiares y desajuste social. La mala nutrición, carencia de servicios básicos, marginalidad, acceso limitado a

los servicios educativos y de salud, repercuten directamente en las condiciones de vida. Según la Secretaria de

Salud, se estima que por lo menos una quinta parte de la población mexicana padecen en el curso de su vida de

algún trastorno mental: cuatro millones de adultos presentan depresión; medio millón padece esquizofrenia,

un millón de personas tienen epilepsia y la demencia la padecen el diez por ciento de los mayores de 65 años;

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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en una tendencia creciente de estos padecimientos, en los próximos diez años la demanda de servicios de salud

mental en México constituirá una de las principales presiones para el sistema de salud (SS, 2016).

Los índices de uso de servicios para el tratamiento de los trastornos afectivos son bajos logrando hasta el 15%

en México. El 42% de las personas aquejadas por trastornos de ansiedad o afectivos reportaron haber hablado

de sus problemas con un médico general, pero sin un seguimiento adecuado con especialistas, principalmente

relacionadas con la creencia de que el tratamiento al que se tiene acceso no es bueno para manejar un problema

mental (58% de los hombres y 68% de las mujeres); que el acceso es difícil (16 y 22% respectivamente), así como

la falta de información (8 y 14%). Barreras relacionadas con el bajo nivel de escolaridad e ingresos de las familias

(IMSS, 2013).

Método

En una perspectiva cuantitativa con un estudio descriptivo transversal, se propuso un instrumento de cribaje

construido por indicadores de salud mental considerando escalas validadas en el ámbito de la psicometría ante

la mesa de investigación de la Red de Organizaciones Dedicadas a la Prevención y Atención y Prevención de

Trastornos Mentales, Neurológicos y por abuso de Sustancias ROTMENAS por parte del Cuerpo Académico

UACJ35 Psicología, Educación y Salud de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez como parte de los

trabajos con el propósito de generar diagnósticos pertinentes en la comunidad. Entre 2017 y 2018 del periodo

de prepandemia por el COVID-19. Los instrumentos de salud mental para población adulta y para la infantil

constaron de 50 reactivos dicotómicos tomados de la escala de ansiedad de Goldberg y del MMPI para cada

población posibilitando la identificación de indicadores de ansiedad, depresión, desviación psicopática,

psicastenia, esquizofrenia, paranoia, ideación suicida y acceso a servicios de salud mental. Asimismo, para

infantes se identificaron ítems para déficit de atención, hiperactividad, negativismo desafiante, disocial,

ansiedad generalizada, estrés postraumático, depresión, estrés psicosocial e ideación suicida. El instrumento

de estigma se construyeron 41 reactivos para identificar cuatro dimensiones: restricción social, ideología,

benevolencia y autoritarismo. Los reactivos e instrumentos se validaron en la mesa de la ROTMENAS con la

participación de académicos de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y de la Universidad de El Paso Texas

E.U., así como de profesionistas expertos de las instituciones de salud mental de la comunidad. Se aplicaron en

565 adultos y 646 niños/adolescentes, los cuestionarios de salud mental y 559 adultos para el cuestionario de

estigma de la salud mental, distribuidos mediante muestreo estratificado en las zonas de bienestar de Ciudad

Juárez proporcionadas por el Instituto Municipal de Planeación de Ciudad Juárez, con un consentimiento

informado y asistido de anonimato y confidencialidad de los datos. Se acudió a los centros comerciales, escuelas,

iglesias y casas habitación solicitando la colaboración voluntaria para responder el instrumento. Los datos se

analizaron mediante el programa estadístico computacional SPSS y se entregaron los resultados en la mesa de

investigación de la Red Rotmenas coordinada por la Comisión de Salud Mexicoestadounidense. Así mismo, se

presentó un informe detallado con infografías y una conferencia donde asistieron organismos y secretarías de

los tres órdenes de gobierno, asociaciones civiles, académicas, incluso contando con la presencia del alcalde

municipal. Cada actor recibió el informe por escrito y se generaron reflexiones y comentarios que validaron los

resultados. El estudio es relevante para considerar un seguimiento postpandemia y posibilitar comparaciones

de los indicadores de salud mental pre-pospandemia.

Resultados

En población adulta, el instrumento arrojó elementos confiables a=.868 con un 44% del total de varianza

explicada en 7 factores con adecuado ajuste de modelo. El 33% de la población presentó indicadores significativos

de ansiedad, 10% de depresión. 20% de obsesividad compulsiva. 36% de desviación psicopática. El 6% de la

población presentó indicadores significativos de esquizofrenia. 0.5% de paranoia. 1.1% de ideación suicida. El

20% de la población ha solicitado o acudido a un tratamiento psicológico/psiquiátrico. Para la población infantil,

el instrumento arrojó elementos confiables en a=.868 con el 53% de varianza explicada en 11 factores con ajuste

modelar adecuado. El 15.6% de la población infantil presentó indicadores significativos de déficit de atención.

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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50% de déficit de atención. 8.8% de TDAH. 11% del trastorno negativista desafiante. 12.8% de trastorno disocial.

El 7% indicadores moderados de uso de sustancias. 50% de ansiedad generalizada. 19% de estrés postraumático.

22% de depresión. El 19% de esquizofrenia. 5.7% de estrés psicosocial. 4% de ideación suicida. En cuanto al

estigma hacia la salud mental en adultos, el instrumento arrojó confiablidad aceptable en a=.920 con el 41% de

varianza explicada en 4 factores con adecuado ajuste de modelo. El 5% de la población tiene opiniones acerca

de las personas con enfermedad mental con intolerancia, principalmente de zonas altas y muy altas. 65% de

la población considera ideas de tolerancia principalmente de zonas medias y bajas. Las ideas de tolerancia son

independientes del sexo y estado civil, pero en personas jóvenes entre 18 y 30 años, sin religión y a medida que

aumenta el nivel educativo principalmente de zona baja aumenta la percepción de intolerancia hacia los enfermos

mentales. 87% de la población considera actitudes de exclusión principalmente de zonas medias y bajas. 7% de

la población tiene actitudes inclusión hacia los pacientes con enfermedad mental, principalmente de zonas altas

y muy altas. La percepción de exclusión hacia los enfermos mentales es independiente del sexo, estado civil,

religión y nivel educativo, pero es mayor en jóvenes 18 a 40 años, principalmente si se pertenece a zonas medias

y bajas. 8% de la población evalúa como peligro para la sociedad y sugiere hospitalización, principalmente de

zonas muy altas y altas. 68% de la población no percibe peligro para sociedad principalmente de zonas medias

y bajas. La percepción de peligro para la sociedad es mayor en jóvenes 18-30 años, en mujeres, del estado civil

soltero, a medida que aumenta el nivel educativo, sin ejercicio de alguna religión, principalmente de zonas

medias. 68% de la población tiene actitudes y creencias relacionadas con el aislamiento de las personas con

enfermedad mental. 8% de la población tiene actitudes y creencias relacionadas con la inserción a la comunidad

y sociedad en general, principalmente de zonas muy bajas y bajas. La percepción de inserción a la sociedad es

independiente del sexo, del estado civil, del nivel educativo, pero es mayor en personas jóvenes entre 18 y 35

años, sin ejercicio de alguna religión, principalmente de zonas muy bajas.

Conclusiones

La población adulta juarense mantiene hasta en un 4.8% indicadores significativos de gravedad en salud

mental, principalmente de zonas de bienestar medias, muy altas y muy bajas. El 42.2% de la población obtuvo

indicadores moderados de gravedad en salud mental de zonas muy bajas, 53% de la población no presenta

indicadores de gravedad en salud mental de zonas bajas y muy altas. Los indicadores generales de gravedad

en salud mental fueron independientes de la edad y del ejercicio de alguna religión, Fue mayor en mujeres,

estado civil soltero, del nivel educativo de preparatoria y universitarios y de la zona de bienestar media. El 8%

de la población infantil tiene indicadores significativos de gravedad en salud mental, 50% de la población infantil

presenta indicadores moderados y el 42% de la población infantil no presenta indicadores de gravedad en salud

mental. Los indicadores de gravedad en salud mental fueron independientes de la edad, del nivel educativo y

del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar. Pero fue mayor en mujeres, y en escuelas privadas. En

la población adulta juarense, a medida que sea mayor la tolerancia sin idealizar a los enfermos mentales como

inferiores (estigma) con menor percepción de peligro, es mayor la actitud-creencia de inserción social con menor

inclusión de las personas con enfermedad mental. Estigma identificado: Se toleran los enfermos mentales con

distanciamiento afectivo, siempre y cuando se mantengan controlados-hospitalizados con aislamiento social

restrictivo. El estudio posibilita la comprensión de la presencia de los indicadores de salud mental en Ciudad

Juárez Chihuahua en el periodo de prepandemia 2017-2018, considerando un contexto de violencia masivasocial

con hasta un centenar de homicidios dolosos por diez años consecutivos. El seguimiento comparativo de

estos indicadores de salud mental en el periodo postpandemia será pertinente para considerar el impacto de las

condiciones de salud pública de prevención de contagios del virus SARS-CoV2 aunado al contexto de violencia.

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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Interacciones cuidador-niño y alimetación: sistema categorial y manual del observador.

Mtro. Assol Cortés Moreno, Mtra. Lucero Cruz Díaz y Mtro. Rosendo Hernández Castro.

FES Iztacala UNAM.

Descriptores: Sistema de categorías, Desnutrición infantil, Interacciones adulto-niño, Manual, Categorías

conductuales.

La investigación sobre las prácticas parentales de alimentación se realiza principalmente desde dos abordajes

metodológicos: a través de informes de la propia conducta y/o la conducta de un tercero o mediante el empleo

de estrategias observacionales. En la edad de ablactación o alimentación complementaria predomina el empleo

de cuestionarios dirigidos al cuidador principal, enfocándose a los aspectos relacionados con las actitudes,

creencias, percepciones y preocupaciones de los padres sobre las prácticas parentales de alimentación y el peso

del menor(Hughes et al., 2012), así como en su apreciación sobre su dominio en la tarea de crianza (Fries, van

der Horst, Moding, Hughes, & Johnson, 2019). Son más escasos los estudios que se aproximan al fenómeno

haciendo uso de la observación sistemática, donde la atención se dirige hacia las acciones de los cuidadores

mientras alimentan al niño y su efecto en la conducta de consumo del menor, ya sea en contextos hospitalarios

(Piazza et al., 2003) o en situaciones cotidianas donde se evalúa el grado de responsividad del cuidador y los

problemas que puede presentar el niño a la hora de comer (Ramsay, 2004; van Dijk, Hunnius, & van Geert, 2012;

Wright, Parkinson, & Drewett, 2006).

Las principales fuentes de error de medición de los cuestionarios radican en los sesgos derivados de la deseabilidad

social al momento de responder; de la diferencia que existe entre la conducta del cuidador y la percepción de

este sobre su comportamiento, o del descuido al responder por cansancio o falta de interés (Fries, et al., 2019).

Por el lado de la observación sistemática, a pesar de tener la posibilidad de contar con mayor validez ecológica

y predictiva para enriquecer el entendimiento de las interacciones y su contexto (Aspland & Gardner, 2003),

los errores de medición derivan de probables inferencias subjetivas del observador sobre los motivos de las

acciones del individuo observado al asignar las categorías correspondientes. Este sesgo generalmente se debe

a la dificultad de contar con datos de un solo contexto o puede generarse por las expectativas del codificador

cuando conoce los objetivos del estudio (Fries et al., 2019; Harris & Lahey, 1982). La forma de superar algunas

de estas limitaciones es procurar la mayor objetividad y claridad posibles del sistema de observación. Esto

puede lograrse en la medida en que las categorías conductuales cuentan con definiciones operacionales y el

dominio de cada una de ellas no muestra traslapes con las demás. Adicionalmente, es recomendable contar

con un protocolo sistematizado de la conducta a observar, que incluya criterios claros de codificación. Con base

en estas consideraciones, el propósito de este trabajo fue elaborar un sistema de categorías de observación

de las interacciones cuidador-niño en situaciones de alimentación válido y confiable para identificar patrones

asociados al consumo del niño en edad de ablactación, así como la estructura del manual de codificación para

el observador que facilitara el entrenamiento de los codificadores.

Método

Participantes

Participaron ocho pasantes de la carrera de psicología como observadores y cinco Doctoras en psicología como

juezas expertas.

Se emplearon los videos de 28 díadas madre-hijo, balanceadas por sexo del niño, estado de nutrición (eutrófico,

riesgo de desnutrición o desnutrición), edad (grupos de edad en meses de 6-10, 11-15, 16-20 y 21-30). Los

videos se seleccionarán del acervo de registros provenientes de los estudios anteriores.

Aparatos y Materiales

Equipo de cómputo para realizar las codificaciones de los registros en video. Software especializado para análisis

observacional The Observer XT (Noldus, 1989).

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021

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Diferentes sistemas de categorías para el análisis de las interacciones cuidador-infante en situaciones de

alimentación, desarrollados en estudios anteriores (Cortés-Moreno & Méndez-Lozano, 2012; Cortés, Romero,

Hernández, & Hernández, 2004) . También se hizo una revisión en la literatura del área de diversos catálogos de

categorías conductuales con objetivos similares.

Procedimiento

Construcción del sistema de categorías.

Se realizó un análisis de los sistemas de categorías y los resultados obtenidos con cada uno de ellos para recuperar

las categorías que mostraron más sensibilidad a las diferencias de estilos interactivos. De esta selección, se

realizó una primera propuesta y se revisaron las definiciones operacionales.

Elaboración del manual

Se definió el catálogo de categorías, se eligieron segmentos de video con ejemplos de cada categoría y se

elaboraron las reglas de decisión. Posteriormente se incorporó a estos elementos las instrucciones para el

empleo del software observacional y se elaboró el manual de observación siguiendo los lineamientos propuestos

por Yoder & Symons (2010) y tomando como modelo el manual para el Sistema de Codificación de la Interacción

Diádica Padre-Niño DPICS (Eyberg & Robinson, 2000), realizado en el ámbito de estudio del desarrollo social

del niño. El catálogo de categorías y manual de observación se sometió a la opinión de cinco juezas expertas en

análisis de interacciones y se realizaron los ajustes derivados de sus observaciones.

Entrenamiento a observadores, obtención de confiabilidad.

A la par del avance de la primera etapa se entrenó a los observadores en el empleo del programa y del manual en

su primera versión. Una vez terminado el documento codificaron distintos videos para el cálculo de confiabilidad.

Resultados

El sistema de categorías para el análisis de las interacciones cuidador-niño en situaciones de alimentación

quedó conformado por tres dimensiones o clases conductuales: Compañía/Orientación, Presentación/Consumo

y Verbalizaciones del adulto/Verbalizaciones del niño. El total de categorías para la conducta del cuidador en las

tres dimensiones en de 23 con tres modificadores y para el niño es de 21 con cuatro modificadores. Además del

catálogo de categorías la versión definitiva del manual de observación incorpora entre dos y cuatro ejemplos

por cada categoría con vínculos a segmentos de video.

Se incorporaron las opiniones de las juezas quienes evaluaron la claridad de las definiciones, los ejemplos, así

como la exhaustividad y exclusividad de las categorías dentro de cada dimensión.

Los observadores entrenados alcanzaron confiabilidad por pares con valores del índice Kappa de Cohen entre

.71 y .96 comparando segundo a segundo las tres dimensiones de la conducta de ambos participantes. Estos

valores se lograron con la codificación de tres videos.

Discusión

Se logró el objetivo de contar con un sistema de categorías para el análisis de las interacciones cuidador-niño en

situaciones de alimentación y un manual para los observadores que facilitara su entrenamiento. El proceso de

elaboración de estos instrumentos fue complicado debido al trabajo a distancia para la codificación de videos,

sin embargo, el manual contribuyó a la mejor comprensión del sentido las categorías y a una codificación

más objetiva. Cabe mencionar que en estudios anteriores el entrenamiento requería entre ocho y diez videos

codificados para alcanzar un índice de confiabilidad aceptable. Suponemos que fue de gran ayuda la incorporación

de reglas de decisión más completas y organizadas, así como la incorporación de los video ejemplos. Falta por

determinarse la validez predictiva del sistema de categorías, pero existe el antecedente que con taxonomías

conductuales similares ha sido posible identificar patrones asociados a estados de nutrición diferenciales entre

los niños en edad de alimentación complementaria y sus cuidadores (Cortés-Moreno & Méndez-Lozano, 2012;

Cortés et al., 2004).

Investigación realizada gracias al Programa UNAM DGAPA-PAPIIT IN309420.

Referencias

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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Escala de conducta prosocial para adultos.

Lic. Marco Antonio De La Cruz Perez*, Dra. Sofía Rivera Aragón*, Dr. Tonatiuh García Campos**,

Dr. Adrían Medina Liberty*, Dr. Rolando Díaz Loving*, Dra. Angelica Romero Palencia***.

*Universidad Nacional Autónoma de México, **Universidad de Guanajuato, ***Universidad La Salle Pachuca.

Descriptores: Altruismo, Empatía, Positivo, Prosocialidad, Voluntariado.

La conducta prosocial favorece el bienestar personal (Aknin, Whillans, Norton, & Dunn, 2019), las relaciones

interpersonales positivas (Palomar & Victorio, 2018), disminuye la agresión (Redondo, Rueda & Amado, 2013) y

promueve el apoyo a los desfavorecidos (Grant & Dutton, 2012). Debido a las implicaciones positivas del actuar

prosocial es necesario contar con instrumentos adecuados para evaluarla (Eisenberg & Spinrad, 2014).

La definición más aceptada conceptúa la conducta prosocial como toda acción voluntaria para beneficiar a otros

(Eisenberg, Spinrad, & Knafo, 2015) y aunque el elemento clave es la promoción del bienestar ajeno, la definición

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no aclara qué acciones pueden ser consideradas prosociales. Por esta falta de especificidad es necesario

delimitar los comportamientos prosociales (Gebauer, Riketta, Broemer & Maio, 2008), cuya manifestación y

valoración está en función del contexto sociocultural (Eisenberg, Spinrad & Knafo-Noam, 2015) y las metas

sociales particulares del grupo de edad (Greener & Crick, 1999).

Los instrumentos que evalúan la conducta prosocial son muy diversos en los elementos que incorporan,

principalmente están dirigidos hacia niños (Ladd & Profilet, 1996) y adolescentes (Balabanian & Lemos, 2018).

Por otro lado, aquellas escalas enfocadas en adultos están dirigidas a estudiantes (Auné, Abal & Attoresi, 2016)

o evalúan motivaciones y situaciones subyacentes del actuar prosocial (Carlo & Randall, 2002).

Por lo tanto, el propósito del presente estudio fue desarrollar una escala de autoinforme para evaluar la

conducta prosocial en adultos y obtener sus propiedades psicométricas (dimensiones, validez, validez predictiva

y confiabilidad).

Por medio de un muestreo no probabilístico accidental participaron 761 personas adultas de la Ciudad de México

y el Estado de México, con edades entre 18 a 75 años (M = 29.22, DE = 12.51). El instrumento de conducta

prosocial fue generado a partir de los resultados de un estudio exploratorio previo (De La Cruz & Rivera-Aragón,

2021). Para obtener la validez predictiva fue empleada la escala de Apreciación y Sensibilización Emocional

(Díaz-Loving et al., 1986), que evalúa la empatía disposicional. Para el análisis psicométrico se siguieron los

pasos propuestos por Nunnally y Bernstein (1995) y Reyes-Lagunes y García-y-Barragán (2008). Para el análisis

de validez predictiva se realizaron análisis de regresión múltiple con el método de pasos sucesivos.

La escala quedó compuesta por 22 reactivos distribuidos en 4 factores (voluntariado, ayuda instrumental, ayuda

emocional y donación), con un alfa de Cronbach total de .89 y 45.8% de varianza explicada. Respecto a la validez

predictiva, las regresiones resultaron significativas entre ambas escalas y con valores de varianza explicada

entre 10.7% y 27.8%.

Los resultados muestran que la escala es adecuada para evaluar de manera válida y confiable la conducta

prosocial en adultos de población abierta de la ciudad de México. Las dimensiones resultantes, con congruentes

con la investigación previa y la configuración es propia de la etapa adulta. Respecto al vuluntariado (Participación

voluntaria y planificada en organizaciones o grupos que buscan beneficiar a los necesitados) y la donación

(Entrega voluntaria de recursos materiales o humanos para el beneficio de los demás), son comportamientos

prosociales que son mas propicios de los adultos puesto que poseen una mayor cantidad de recursos materiales

y económicos (Penner, 2000). Con relación a la ayuda emocional (Acciones que brindan apoyo verbal, atención

y compañía hacia quienes tienen un problema) e instrumental (Conductas que proporcionan asistencia física o

material a quienes lo necesitan), son acciones más propias de sociedades colectivistas en las que se valoran más

la expresión de conductas serviciales (Palacios & Martínez, 2017) y reciprocas que fomenten el compromiso en

las relaciones interpersonales (Mullen & Skitka, 2009).

El empleo de una escala de empatía para obtener evidencia de validez predictiva tiene gran relevancia, puesto

que la investigación antecedente muestra que es un elemento fundamental para el actuar prosocial (Caprara,

Alessandri & Eisenberg, 2012; Nook, Ong, Morrelli, Mitchel & Zaki, 2016; Richaud & Mesurado, 2016).

La principal limitación del estudio es la falta de un análisis factorial confirmatorio que proporcione mayor

evidencia de la validez del instrumento, por lo que en próximos estudios será realizado.

En conclusión, el instrumento resulto congruente con los antecedentes teóricos, así mismo coincide en cierta

medida con otras escalas de conducta prosocial (Auné et al., 2019; Balabanian & Lemos, 2018; Méndez et al.,

2015; Carlo & Randall, 2002). Sin embargo, aunque hay similitudes, el aporte del presente estudio fue obtener

un instrumento con sensibilidad cultural para evaluar la conducta prosocial en población abierta de la ciudad de

México, es decir, es una escala que toma en cuenta la naturaleza social e idiosincrática de la conducta prosocial

(House, Kanngiesser, Barrett et al., 2020; Penner, Dovidio, Pilavin & Schroeder, 2005).

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Actitudes de Endeudamiento. Jóvenes Universitarios.

Dra. Rosalia de la Vega Guzmán, Karina Ruíz García.

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Descriptores: Actitudes de endeudamiento, Universitarios, Psicología económica.

Las circunstancias sociales, económicas y de salud actuales presentan altos indices de pobreza, desempleo,

desigualdad y efectos por la pandemia por Covid-19 con repercusiones en poblaciones vulnerables, sobre todo

en la región de America Latina y el Caribe, (Fondo Monetario Internacional, FMI, 2021a; Naciones Unidas, 2021ª;

2021b; 2021c). Con respecto a Mexico, estas condiciones han incrementado los índices de endeudamiento, una

muestra de ello es el aumento en el acceso a créditos personales con tasas de interes muy altas (Banco de México,

2021). Ante esto, el estudio de las conductas de endeudamiento cobra relevancia desde la perspectiva de la

Psicología Económica, ya que los fenómenos económicos se entrelazan con aspectos psicológicos (Denegri et al.,

2017; Mansilla, et al., 2016; Van Raaij, 1981).Tomando en cuenta lo anterior, podriamos definir a las actitudes

hacia el endeudamiento como la evitación o aceptación del estado de endeudamiento como una forma de

acceso habitual a bienes y servicios deseados por medio del crédito, con implicaciones en la vida de las personas

(Denegri, 2016; Denegri et al., 2017). Algunas investigaciones aseguran la influencia de las actitudes sobre el

manejo y uso del dinero, compras y consumo, ahorro e inversión, gastos y niveles de endeudamiento (Braun-

Santos, Mendes-Da-Silva, Flores, Norvilitis et al, 2016; Gerhard, de Paula Sousa, Lopes, Araujo y Peñaloza, 2015;

Gerrans, Speelman, y Campitelli, 2014), en especial se ha demostrado la estrecha relación entre las actitudes de

endeudamiento y el bienestar psicológico con consecuencias en los niveles de estrés (Clayton, Liñares-Zegarra

y Wilson, 2015; Kyriopoulos et al, 2016; Shen, Sam y Jones, 2014), por lo tanto, cuando hay reducción en el

nivel de deuda el bienestar financiero puede aumentar (Norvilitis, 2014). Por otra parte, se ha identificado que

en jóvenes, las actitudes hacia el crédito se asocian positivamente con la escolaridad, el número de tarjetas de

crédito y el conocimiento sobre el crédito (Lachance, 2012). Estos antecedentes, demuestran la relevancia de

las actitudes y comportamientos económicos y sus consecuencias en la salud, en el bienestar, en lo económico

y social, lo cual justifica la atención que la Psicologia Económica le asigna a ello (Van Raaij, 1981).

En virtud de lo anterior el presente estudio tuvo como propósito identificar las actitudes de endeudamiento

respecto al género en estudiantes universitarios del área de la salud.

Método

Se empleó un diseño no experimental de tipo transversal, descriptivo (Hernández, Fernández & Baptista, 2014).

Participantes

Se realizó un muestreo probabilístico por conveniencia, considerando estudiantes de Psicología de una

Universidad pública. La muestra participante fue de N= 147, de los cuales n=73 son mujeres (49.7%) y n=74 son

hombres (50.3%), con un promedio de 20.76 años (DE = 1.91).

Instrumentos

Se aplicó un ficha de identificación con datos sociodemográficos.

Para evaluar las actitudes hacia el endeudamiento se utilizó la Escala de Actitud hacia el endeudamiento (EAE)

(Denegri, et al., 2012; validada en población Mexicana por Zariñana, 2018), compuesta de 7 ítems conformando

dos factores: actitud austera con 4 ítems (6, 7, 8, 9; ?= .72) y actitud hedonista contemplando 3 ítems (1, 2,

11; ?= .59) (Zariñana, 2018), con antecedentes de AFC de la escala (GFI = 0.97, RMSEA = 0.56, otros índices de

ajuste sobre 0.92; Zariñana, 2018). Tiene un formato tipo Likert con cuatro opciones de respuesta: (1) muy en

desacuerdo, (2) en desacuerdo, (3) de acuerdo y (4) muy de acuerdo.

Procedimiento

Se obtuvo el consentimiento informado de los participantes (APA, 2016). Las encuestas se aplicaron en forma

grupal e individual, con una duración aproximada de 20 minutos. Los datos recabados se procesaron y codificaron

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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con el software SPSS versión 20, ejecutando análisis descriptivos (análisis de frecuencias, medias, desviaciones

estándar).

Resultados

Para dar cumplimiento al objetivo del presente estudio se examinaron las actitudes de endeudamiento de la

muestra total y por género de los estudiantes universitarios y se observa una media general de 3.59 (DE=.48)

para la dimensión Austera, con un promedio de 3.66 (DE=.33) en las mujeres y de 3.52 (DE=.58) en los hombres.

Respecto a la dimensión Hedonista resultó una media general de 2.20 (DE=.50), en las mujeres de 2.25 (DE=.48)

y en los hombres de 2.15 (DE=.52). Se muestra que no existen diferencias estadisticamente significativas entre

hombre y mujeres en la actitud austera (t=-1.86, gl=145, p=.06), ni tampoco lo hay en la actitud hedonista (t=-

1.22, gl=145, p=.22).

Discusión y conclusiones

La presente investigación tuvo el propósito de identificar las actitudes de endeudamiento en estudiantes

universitarios del área de la salud, el cual se cumplió y permite poner a discusión los resultados obtenidos.

Refiriéndonos a las actitudes hacia el endeudamiento, la población estudiada se manifiesta con mayor

prevalencia en la actitud austera respecto de la actitud hedonista, estos resultados son consistentes con otras

investigaciones con universitarios que también refieren una tendencia hacia la austeridad, esto hace suponer

que la edad y las limitaciones económicas de la etapa estudiantil impiden o limitan el acceso a tarjetas de

crédito y recursos suficientes, lo cual reduce las posibilidades de endeudamiento a su corta edad (Braun-Santos,

Mendes-Da-Silva, Flores, Norvilitis et al, 2016; Denegri et al., 2017; Gerhard et al, 2015; Gerrans et al, 2014;

Kyriopoulos et al, 2016; Mansilla et al., 2016).

Por otra parte, en esta población no se dieron diferencias en las actitudes auteras y hedonistas respecto al

género, lo cual difiere de otras investigaciones (Braun-Santos, Mendes-Da-Silva, Flores, Norvilitis et al, 2016;

Denegri et al., 2017). Ante esta evidencia, se identifica la importancia y necesidad de intervenir con educación

económica y financiera (AE) oportunamente para fomentar la alfabetización socioeconómica y la reflexión sobre

las conductas de endeudamiento, sobre las decisiones en el manejo y administración del dinero y muchas otras

actitudes y comportamientos económicos perjudiciales, que atendidos en una etapa temprana favorecerá al

futuro de los jóvenes universitarios (Angulo, 2014, Cornejo, Umaña, Guiñez, Muñoz, Mardones, 2017; Denegri

et al., 2014; Denegri et al., 2016).

Con respecto a las limitaciones del estudio, cabe mencionar que fue dificil encontrar más evidencia empírica

sobre el tema con población mexicana.

Por consiguiente, una de las apotaciones del estudio, es que aporta evidencia a los estudios del comportamiento

económico desde la perspectiva de la PE en México.

Para próximas investigaciones, se sugiere acrecentar la muestra y mantener el equilibrio en la condición de

género, asi como estudiar otras variables del comportamiento económico, entre ellas, las actitudes de consumo

y compra y bienestar psicológico, para tener un mayor acercamiento al fenomeno del comportamiento

socioeconómico en universitarios.

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Psicoterapia de Premisas en el tratamiento de la conducta adictiva.

Mtro. Diego De Luna Muñoz.

Instituto de Educación de Aguascalientes.

Descriptores: Adicciones, Psicoterapia, Sistémico, Tratamiento, Premisas.

La psicoterapia de premisas es un modelo terapéutico basado en los aprendizajes nodales de un ser humano

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llamado deuteroaprendizaje (Bateson, 1991), los cuales se describen como los aspectos primarios, secundarios

y terciarios que un hombre va aprendiendo a lo largo de su vida. La psicoterapia de premisas es una adaptación

de la terapia sistémica, debido a que ésta misma no bastó como explicación fenomenológica de lo psicológico,

por lo que se fortaleció y nutrió de diferentes investigaciones como Caballero (2014), Bateson (1991), Taylor

(2002), Kyle Kenneth (1982), Minuchin (1984), Luhmann (1992), entre otros, robusteciendo su aplicabilidad

y su efectividad. En el tratamiento efectivo de conductas adictivas una opción viable es la Psicoterapia de

premisas, ya que toma en cuenta los diferentes factores que posibilitan el comportamiento adictivo y analiza

la forma en que los seres humanos se van adaptando a su ambiente, dicha adaptación puede ser de manera

desviada (Taylor, S. 2002). Así mismo incluye una postura holística en la que se considera que el sujeto busca

la homeostasis para seguir conservando una estabilidad, volviendo a recaer en esta conducta adictiva debido

a los aprendizajes básicos que van reafirmando su patología. Aunado a lo anterior el comportamiento adictivo

dentro del presente modelo apunta a una comprensión sistemática de los aprendizajes inculcados por la familia

que rodea al individuo que presenta comportamiento adictivo, ya que se ha demostrado que uno o varios

miembros de la misma generan una retroalimentación negativa, lo cual mantiene el sistema funcional. Por

lo que resulta evidente que la modificación de dicho comportamiento además de incluir un cambio personal,

deberá presentarse un cambio en el sistema de relaciones de la familia (Minuchin, S. 1984)

El presente trabajo es un diseño de caso único, que se llevó a cabo en tres fases, 1) fase pretest, 2) intervención

y 3) postest. Los criterios de inclusión para selección de la muestra son los siguientes: a) Contar con los criterios

de consumo de sustancias marcados por el DSM-IV-TR (2003), b) Formar parte del plantel educativo, ya sea

trabajador, alumno o padre de familia, c) Que cumpla con el proceso de canalización por parte del departamento

de trabajo social, con su firma de consentimiento para la terapia. El instrumento utilizado para la medición

de la fase 1 y 3 consistió en una lista de indicadores en los que se incluyen los 7 items necesarios para el

diagnóstico en el apartado de trastorno de dependencia a sustancias según el DSM-IV-TR (2003), en el cual

se puntuaba cada uno de los que presentaba el paciente, obteniendo así el total de indicadores al inicio del

tratamiento y comparándolo con la aplicación al final del tratamiento. Dichos ítems son fundamentales ya que

son considerados la variable dependiente de la intervención y su cambio será el efecto de la intervención que es

la variable independiente. La terapia consistió en 30 sesiones con una duración aproximada de 60 minutos cada

una, el proceso se dividió en 3 fases: 1) evaluación 3 sesiones, 2) intervención y mantenimiento 26 sesiones y 3)

Cierre 1 sesión. Las actividades principales fueron: a) el reconocer aspectos fundamentales del aprendizaje que el

paciente rechaza a través de las sesiones individuales, b) el paciente reclama a su familia todo el aprendizaje que

la hace consumir droga en forma de fantasía dirigida. c) Las tareas del paciente irán modificando la percepción

de su entorno dependiendo del grado de avance de las sesiones. d) El paciente valorará los avances que se

tienen constantemente a través de la identificación de su necesidad de consumir sustancias adictivas.

Las características del paciente son: mujer de 46 años de edad, casada, con 4 hijos, el mayor de 24, otra de 20

años finada, un hijo de 18 años y el ultimo que tiene 14, el cual es alumno de la escuela secundaria. La paciente

es de clase media baja, cuenta con 5 intentos de suicidio y de ser internada en 3 ocasiones en instituciones de

salud mental.

Los criterios del DSM-IV-TR (2003) relacionados con el consumo de sustancias que se evaluaron en el pretest,

son los que se evaluaron en la fase de postest, en donde se encontró que cada uno de ITEMS disminuyeron

y algunos desparecieron, además de la expresión de la paciente de no recurrir al consumo de sustancias,

mostrando cambios notables en todos los indicadores del comportamiento adictivo. Así mismo, la ausencia de

signos de síndrome de abstinencia, afirma que no existe deseo de volver a ingerir, además de la disminución

de indicadores de ansiedad. Aunado a lo anterior se logró fortalecer diferentes elementos asociados con la

autoestima y sus relaciones sociales, ya que fueron fundamentales en el proceso de intervención.

Se llevó a cabo en la fase de intervención el reconocimiento de aprendizajes que le llevaban a mantenerse siempre

ansiosa y con un estrés considerable que no podía manejar, así como lo describía Taylor (2002); refiriéndonos

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al paciente, ella vivía siempre descalificada por parte de su familia, y así se fue desarrollando dentro de sus

componentes fundamentales de carácter sistémico, orientado a formarla como una persona (Kenneth, 1986),

volviéndola dependiente de sustancias para huir de su entorno y su familia. Para la psicoterapia de premisas,

entra en la comprensión de los aprendizajes nodales (Bateson, 1991) que manifestaba el paciente a la hora

de traer los recuerdos de su pasado y conforme se llevaba las sesiones de intervención y se reclamaban los

aspectos fundamentales que le causaba su pasado al presente; en un principio manifestaba dolor a la hora

de recordar y reclamar a las figuras que le enseñaban la descalificación y el antivalor que describía su familia,

sin embargo, se mostraba progresivamente los avances conforme avanzaban las sesiones de intervención,

reduciendo paulatinamente su ansiedad conforme se perdía valor emocional a esos recuerdos. De acuerdo con

la epistemología sistémica y las adaptaciones pertinentes que se hicieron a la información recabada, sirvió para

fortalecer la psicoterapia de premisas, la llevo a obtener por completo la propuesta inicial de esta investigación,

dado que la información en donde se basa es la psicoterapia sistémica que inicia Bertalanfy (1976) y se apoya

de investigaciones referentes a los aspectos relevantes de la crianza y la educación y de cómo van moldeando la

mente de una forma sistémica, además del apoyo de tareas y el seguimiento que se llevó.

Los aprendizajes nodales que adquiere el sujeto hace que se adapte de una forma negativa a un entorno muy

demandante, además agregando la educación de los padres esto lleva a que adquiera conductas buscando la

homeostasis (Taylor, 2002), para poder lidiar con el estrés que no está preparado para manejar, favoreciendo

que recurra al consumo de sustancias. La psicoterapia de premisas lleva al paciente a la extinción de esta

búsqueda de la sustancia para encontrar su homeostasis, ya que su detonante principal son sus aprendizajes de

vida y la forma de ver el mundo. Este modelo de terapia es innovador por observar la complejidad de la persona

(Morin, 1990) y la efectividad que se tiene a la hora de realizar un tratamiento como es el de intervenir con un

paciente con conducta adictiva, debido a que en la psicoterapia sistémica de segunda generación se incluye al

psicoterapeuta como parte del sistema de terapia familiar y junto con esta, la psicoterapia de premisas agrega un

numero de variables a considerar que puede influenciar al sujeto en su estado mental y su estructura (Caballero,

2014).

Modernidad sedentaria: impacto en estrés, ansiedad, autoconcepto y autoestima en confinamiento.

Lic. Ekaterina Del Conde Schnaider*, Lic. Cinthya Vanessa López Sánchez**

y Dr. Pedro Wolfgang Velasco Matus*.

*Universidad Iberoamericana, **Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México

Descriptores: Sedentarismo, Estrés, Ansiedad, Autoconcepto, Autoestima.

Introducción

El sedentarismo se asocia con una gran cantidad de defunciones al año dada su alta prevalencia y relación

con la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles, y se reconoce como una problemática de salud

pública mundial (Alfonso-Mora et al., 2013). Es definido por Varela et al. (2011) como menos de 30 minutos

de movimiento diario, mientras que ejercicio físico hace referencia a movimientos pensados y orientados para

estar en forma y gozar de buena salud (Márquez et al., 2006).

Cualquier tipo de actividad física promueve la tolerancia al estrés, entendido como el conjunto de respuestas

experimentadas cuando las demandas del medio exceden recursos personales (Moral & Cázares, 2014), así como

la adopción de hábitos protectores de la salud, reduciendo el riesgo percibido de enfermar que genera efectos

tranquilizantes, antidepresivos y sensación de bienestar. También mejoran procesos sociales y regula ciclos del

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sueño, preventivos para la ansiedad (Barbosa & Urrea, 2018), definida como manifestaciones físicas y mentales

relacionadas con la anticipación de peligros futuros e inciertos (Sierra, Ortega & Zubeidat, 2003). Realizar

actividad física activa el sistema nervioso simpático, liberando noradrenalina y dopamina, neurotransmisores

que reducen el estrés y disminuyen estados de ansiedad (Salazar et al., 2016).

De acuerdo a Gómez et al. (2012) el ejercicio físico fomenta la capacidad de concentración y la actitud participativa

en los jóvenes, proporcionando una sensación de control y de estabilidad emocional en la personalidad,

caracterizada por el optimismo y la flexibilidad mental, que a su vez incrementa el autoconcepto, una realidad

de origen multidimensional compuesta por cuatro elementos: social, físico, emocional e intelectual (Moral-

García et al. 2018), y la autoestima, un sentimiento de valor personal que puede ser positivo o negativo (Moral

& Cázares, 2014). Esto incrementa la calidad de vida del individuo activo, ya que se afecta positivamente su

percepción de capacidad y nivel de independencia, como la toma de decisiones, autonomía física y percepción

de salud (Moral-García et al. 2018). La presencia de estrés en las exigencias cotidianas (Moreno Collazos et

al., 2014), la ansiedad generada por el aislamiento (Huarcaya-Victoria, 2020) y el directo impacto a hábitos

protectores de la salud (Barbosa & Urrea, 2018) son algunas de las consecuencias del sedentarismo.

La pandemia por COVID-19 trajo cambios cotidianos e incertidumbre alrededor del mundo. En México se

adoptaron el confinamiento y medidas de sana distancia, provocando síntomas de estrés postraumático,

enojo, confusión, miedo, dolor, ansiedad e insomnio (Fernández et al., 2020). La disminución de los niveles de

actividad física y aumento del comportamiento sedente fue una reacción inevitable del aislamiento social y las

condiciones de confinamiento (Celis-Morales et al., 2020). La vida actual presenta gran innovación tecnológica,

falta de tiempo recreativo tanto por obligaciones académicas y laborales (Moreno Collazos et al., 2014), así

como presencia de estrés en las exigencias cotidianas y los cambios en los horarios de alimentación y el sueño.

Así, el objetivo del presente trabajo fue identificar las consecuencias del sedentarismo sobre la salud física y

mental (estrés, ansiedad, autoestima, autoconcepto) en adultos jóvenes mexicanos entre 18 y 25 años.

Método

Tipo de estudio y de diseño

Cuantitativo, de campo, no experimental, descriptivo-correlacional, y transversal.

Participantes

Participaron a través de un muestreo no probabilístico 237 personas voluntarias: 93 fueron hombres, 141 mujeres

y tres personas que no mencionaron su sexo. El rango de edad fue de 18 a 25 años (M = 21.3; DE = 1.98). La

mayoría de los participantes fueron estudiantes (59.1%) y estudiantes que trabajan (26.2%). Las horas invertidas

en actividad física semanalmente se distribuyeron de la siguiente manera: No realiza ejercicio físico (Grupo A,

12.7%), Menos de una hora (Grupo B, 8.4%), 1-2 horas (Grupo C, 16.5%), 2-3 horas (Grupo D, 13.9%), 3-4 horas

(Grupo E, 14.8%), 4-5 horas (Grupo F, 13.9%), 5 o más horas (Grupo G, 19.8%). La mayoría realiza ejercicio por

cuidado de la salud (38.8%) y cuidado físico 27%, realizándose en casa (64.6%) y en un establecimiento (18.1%).

Instrumentos

Escala de estrés percibido (EEP) (Cohen et al, 1983). Se conforma de 14 ítems que miden el grado de molestia o

preocupación de los participantes por controlar sus problemas. Tiene un formato tipo Likert de cinco respuestas

(0: Nunca a 4: Muy a menudo).

Inventario de ansiedad rasgo-estado (IDARE) (Spielberger et al, 1975). Consiste en dos subescalas de 20 ítems

cada una, las cuales miden la propensión a la ansiedad y la tendencia del participante a reaccionar ante estímulos

amenazantes. Se utilizó únicamente la escala Estado con formato de respuesta tipo Likert (1: No, 2: Un poco, 3:

Bastante, 4:Mucho).

Escala de autoestima de Rosenberg (Rosenberg, 1965). Consiste en 10 reactivos que se distribuyen en dos

dimensiones (autoestima positiva y autoestima negativa) con formato de respuesta tipo Likert (1: Muy en

desacuerdo a 4: Muy de acuerdo).

Listado de Adjetivos para la Evaluación del Autoconcepto en adolescentes y adultos (LAEA) (Garaigordobil, 2011).

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Está constituido por 57 adjetivos contestando a la consigna “Soy una persona...” para medir el autoconcepto

global asociado a cuatro dimensiones: Autoconcepto físico, emocional, intelectual y social. Utiliza un formato de

respuesta tipo Likert (0: Nada a 4: Mucho).

Todos los instrumentos cuentan con propiedades psicométricas adecuadas para la población mexicana.

Procedimiento

El levantamiento de datos se realizó durante la pandemia por COVID-19 (mayo-agosto 2021) mediante una

encuesta electrónica en Formularios de Google®. Ésta fue distribuida a través de medios como WhatsApp,

Facebook e Instagram. La investigación se hizo bajo estricta adherencia a la Declaración Universal de Derechos

Humanos (1948) y al Código Ético del Psicólogo (2007), garantizando a los involucrados la confidencialidad

de sus datos y anonimato, asegurando que estos serían únicamente utilizados para fines estadísticos y de

investigación. Toda participación fue voluntaria, y en promedio los participantes tardaron alrededor de 10

minutos en completar el formulario.

Resultados

Para cumplir con el objetivo del estudio, en un primer lugar se llevó a cabo un análisis de correlación productomomento

de Pearson entre las variables del estudio. Las correlaciones (p<0.05) entre Estrés percibido y las

variables Autoestima (r= -0.668) y Autoconcepto total (r= -o.499) fueron negativas y moderadas. Por otro lado,

la correlación entre Ansiedad y Autoconcepto total fue positiva y baja (r= 0.252), mientras que la correlación con

Autoestima total fue baja y positiva (r= 0.157).

Un análisis de varianza simple permitió comparar las variables entre los diferentes grupos. El análisis mostró

diferencias estadísticamente significativas en las variables de: Estrés [F(6,230)=3.77; p<0.001], Autoestima total

[F(6,230)=3.77; p<0.001] y Autoconcepto total [F(6,230)=4.46; p<.001]. El análisis de varianza no fue significativo

para Ansiedad-Estado [F(6,230)=1.49; p=0.181].

A través de un análisis Post-hoc de Tukey (p<0.05) se encontraron las siguientes diferencias. Para el caso de

Estrés, el Grupo A (no realizan ejercicio) obtuvo el promedio más alto (M=3.08; DE=0.53), mientras que el más

bajo fue el Grupo G (5 o más horas a la semana) (M=2.63; DE=0.42); para el caso de Autoestima total, el promedio

más alto fue el Grupo F (4 a 5 horas a la semana) (M=2.34; DE=0.32) y el más bajo en el Grupo B (menos de una

hora) (M=2.73; DE=0.65) y Autoconcepto total, siendo el Grupo G (M=4.09; DE=0.43) el promedio más alto y el

menor el Grupo B (M=3.46; DE=0.54).

Discusión

La disminución del uso de fuerza física para actividades cotidianas y ejercicio físico ocasionada por la vida

urbana, así como las limitaciones del contexto sanitario actual son algunas de las razones que han repercutido

directamente en la salud física y mental de la población adulta joven.

Tomando en cuenta que la mayoría de la muestra se dedica a estudiar y en algunos casos también a trabajar,

no resulta sorprendente que aquellos jóvenes sedentarios presentaron mayores niveles de estrés, dado que

las demandas que su medio les exige los imposibilita de mantenerse activos físicamente, generando un estado

persistente del mismo que a su vez los involucra obsesivamente en sus actividades (Moral & Cázares, 2014). Por

otra parte, aquella población que realiza más de 5 horas de ejercicio semanalmente presentó los niveles más

bajos de estrés, esto podría deberse a la liberación de noradrenalina y dopamina, efecto de la regulación del

sistema nervioso simpático (Salazar et al., 2016), que generan un sentimiento de bienestar, a la par de promover

efectos tranquilizantes y antidepresivos (Barbosa & Urrea, 2018).

Un resultado interesante arrojado por el estudio indicó que los mayores estados de ansiedad se presentan en

el grupo que realiza de 4 a 5 horas de actividad física a la semana. Pese a que este resultado podría resultar

controversial, es importante involucrar la variable competitiva. Diversos deportes exigen aplicar rutinas estrictas

para mejorar el rendimiento y los resultados de cada persona, llevando esta actitud a estados de ansiedad como

resultado de grados de disciplina y exigencia mayores (Guerra et al., 2017).

Gran parte de los beneficios de la actividad física se pueden ver de forma integral en el individuo, como lo muestra

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el estudio, donde el grupo que realiza de 4 a 5 horas semanales presenta los niveles más altos de autoestima y

autoconcepto. Sus beneficios se extienden al campo físico, social y psicológico, que a su vez mejoran la calidad

de vida por incrementar su nivel de independencia, empoderando a la toma de decisiones, la autonomía física

y su percepción de la salud (Moral-García et al., 2018). Mismas razones por las que resulta consistente que los

grupos con menor autoestima y autoconcepto sean aquellos que realizan menos de una hora de actividad física

a la semana.

El ejercicio físico se considera un hábito protector de la salud al aumentar la sensación de bienestar y en

consecuencia, reduciendo el estrés, es por eso que aquellos jóvenes que presentaron menores niveles de

estrés a su vez tuvieron niveles más altos de autoestima y autoconcepto (Barbosa & Urrea, 2018). Uno de los

efectos directos del ejercicio físico es la disminución de riesgo a enfermar, impactando directamente en el

autoconcepto, esto debido a que la persona que lo realiza se siente más sana y en control de su cuerpo (Gómez

et al., 2012), y por lo tanto favoreciendo una autoestima más alta al asociar positivamente dichas capacidades.

Otro efecto del ejercicio físico es el mejoramiento en los procesos de socialización, un aspecto que tiene que

ver con el autoconcepto social. En el contexto pandémico este factor podría estar reduciendo los niveles de

estrés que la incertidumbre del covid, así como las medidas de confinamiento podrían estar generando al

promover actividades que inhiben a las personas de tener procesos sociales. Esto explicaría los niveles altos

de autoconcepto y autoestima en aquellos jóvenes que invierten más tiempo en actividades físicas, que en sí

mismas podrían estar sujetas a procesos de socialización.

Es importante reconocer que la existencia de las respuestas de ansiedad resultan útiles para la resolución de

situaciones que para el organismo pueden resultar amenazantes y que al enfrentarlas, pueden tener un efecto

directo en la manera en que una persona se reconoce (autoconcepto) y valora (autoestima) (Moral-García et al.

2018). Para futuras investigaciones se recomendaría identificar la direccionalidad de las variables para evaluar la

predicción de una con la otra. En el caso de la ansiedad, otro tipo de factores del ambiente podrían afectar a las

personas, como podría ser la situación pandémica que atraviesa a la sociedad, por ejemplo al verse alterados los

ciclos del sueño como efecto de las adecuaciones de las actividades al medio virtual (Fernández et al. 2020), así

como la cantidad de horas que la población pasa en posición sedente llevando a cabo sus actividades académicas

y laborales (Celis-Morales et al., 2020).

Experiencias de identidad y expresión de género en personas trans* de Campeche.

Dr. Sinuhé Estrada Carmona y Dra. Gabriela Isabel Pérez Aranda.

Universidad Autónoma de Campeche.

Descriptores: Identidad de género, Expresión de género, Ciudadania sexual, Transgénero, Campeche.

A partir del siglo XVIII, dos ejes construyen la nueva subjetividad política moderna: la ciudadanía y los derechos

humanos. Sólo aquel que posea o adquiera el estatuto de ciudadano es perceptible de ser considerado humano.

Desde el momento en que la noción de «ciudadanía» aparece en el pensamiento político moderno como

categoría central para definir la nueva subjetividad moderna, hay sujetos que quedan fuera de tal definición

(Balza, 2009:231). La ciudadanía sexual y lo trans* son categorías que interactúan para dar contexto político,

social y económico a sujetos y colectivos en la lucha por existir y ser reconocidos por el Estado. El estudio de

la sexualidad no es tarea sencilla, considerando que el concepto en sí es complejo de definir. Sin embargo,

apegándose a la idea de sexualidad de la Organización Mundial de la Salud se puede entender como: “un aspecto

central del ser humano que está presente a lo largo de su vida. Abarca el sexo, las identidades y los roles de género,

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la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. Se siente y se expresa a través de

pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, comportamientos, prácticas, roles y relaciones.

Si bien la sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no todas ellas se experimentan o expresan siempre.

La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos,

culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales” (OMS, 2006:5). Dicha conceptualización trasciende

el orden de lo biológico y lo psicológico, incorporado aspectos que se entrelazan con la idea de ciudadanía.

Ser ciudadano, implica tener derechos políticos, sociales, económicos, culturales y acceso a las tecnologías de

comunicación e información. Pero, paradójicamente, su declaración en el discurso jurídico y en su contraparte,

los derechos civiles, políticos y sociales, demuestra que no se concretan estos derechos en acciones claras

para toda la población (Enríquez y Martínez, 2016). Algunas consecuencias del sistema esencialista binario

del sexo/genero cis-heteronormativo a partir del cual se construye la identidad jurídica y la ciudadanía los ha

documentado la Asociación Mundial para la Salud Sexual y la Organización Panamericana de la Salud (WAS y OPS,

2009) como violencia cultural y estructural hacia la diversidad sexual y de género, tales como: Patologización,

criminalización e invisibilización del comportamiento sexual no normativo; Desvinculación de los programas

de educación sexual con los comportamientos sexuales no normativos; Educación sexual heteronormativa, cisnormativa,

binaria, coito-céntrica, monógama; Criminalización de estilos familiares como la poligamia donde

los adultos en uniones polígamas consensuales (y sus hijos) carecen de acceso a sus derechos; Criminalización

y control segregado del trabajo sexual; Utilización por parte del Estado y sus agentes de abuso verbal, acoso,

violencia, la violación de la integridad física y el asesinato o la pena capital para castigar a hombres, mujeres,

niños y niñas que infringen las normas culturales de conducta sexual. Por ejemplo, la pena de muerte puede ser

impuesta y se impone por una convicción de homosexualidad en los países que se rigen por la ley islámica; la

revictimización por parte de los profesionales de salud que trabajan en unidades de medicina forense, quienes

violan la integridad física de las personas detenidas por sospecha de actividad homosexual, al efectuar exámenes

anales forzados y repetidos con la finalidad de determinar su culpa; la colusión entre los profesionales de salud

y la policía, en la vigilancia policial rigurosa y ruda con procesos penales o tratamiento médico forzado para las

personas descubiertas en actividades homosexuales; la utilización de procedimientos quirúrgicos y tratamientos

hormonales no supervisados por especialistas del Estado para las personas intersexuales y transexuales. Para la

ONU (2016) la discriminación de lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transgénero, transexuales, intersexuales y

queer (LGBTTTIQ+) no sólo perjudica a las personas, también reduce las ganancias de las empresas y cuesta a los

países miles de millones de dólares en pérdidas, al reducir su rendimiento económico. Cada vez que una persona

de la comunidad LGBTTTIQ es acosada o expulsada de su empleo, no sólo se comete una injusticia contra un

ser humano, sino que también se pierde una oportunidad para consolidar una economía más productiva. En el

contexto del sureste mexicano el acceso y ejercicio de derechos de sujetos que viven discordancia de género

es altamente limitado ya que las legislaciones de Campeche y Yucatán no han reconocido ni aprobado las leyes

y reglamentos necesarios para garantizar el derecho a la identidad de género y sus consecuencias jurídicas.

En este sentido, aunque el Estado de Campeche en comparación con Yucatán, cuenta con una legislación más

incluyente en temas de diversidad sexual, aún queda pendiente en ambos estados lo referente a las personas

tras, incluidas las infancias y adolescencias como sujetos de derechos (Antonio, 2017; Ojeda, 2020; Fernández,

2020). Objetivo: El propósito del presente trabajo es analizar las vivencias del ejercicio del derecho a la identidad

y expresión de género en personas trans* y sus implicaciones en la idea de ciudadanía sexual en Estado de

Campeche, México. Metodología: recolectamos las historias de vida a partir de entrevistas semiestructuradas y

utilizando la técnica de fotobiografía dirigida de 8 personas trans*. Resultados: 5 categorías y 19 subcategorías se

codificaron, las cuales permitieron identificar que las dificultades y oportunidades para el ejercicio del derecho

a la identidad y a la expresión de género que se reproducen principalmente en contextos educativos, familiares

y laborales contribuyendo a escenarios de excusiones sociales a lo largo de la vida, por otra parte, la inclusión y

la pertenencia siguen siendo un desafío del ámbito legal, económico y político. Los códigos con mayor densidad

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narrativa fueron el de autonomía y agencia, el de inclusión y pertenencia, el código de autoidentificación y el

código de exclusión y violencias. La autoidentificación está vinculada con las prácticas de autonomía y agencia,

de inclusión y pertenencia y de diversidad y disidencia. Es decir, hay una conciencia de no vivirse bajo el régimen

de la cis-ciudadanía, apropiarse de esta diferencia y ejercer decisiones para existir de alguna manera. Dos

formas existir son las estrategias de sobrevivencia y la transición, principalmente asociados al contexto de las

redes y colectivos sociales virtuales. Los procesos de transición están muy vinculados a la autonomía y agencia

y a la integridad corporal y la salud sexual mediados por el aspecto de los costos económicos y materiales. Las

prácticas de exclusión y violencia se presentan principalmente en el contexto escolar, familiar y laboral, en

contraparte las prácticas de sobrevivencia se dan en esos mismos contextos. Las practicas sexo-afectivas se

experimentan en relación con la autoidentificación en el contexto de las relaciones de pareja.

En el análisis de las entrevistas el ejercicio del derecho a la identidad y la expresión de género/sexual esta

matizada por contrastes entre la inclusión, la pertenencia, la autonomía y la agencia con la autodefinición, las

estrategias de sobrevivencia, la exclusión y las violencias que se viven en contextos específicos como el escolar,

familiar, laboral, con la pareja y en las redes sociales.

Los principales y preliminares hallazgos son seis:

1. La llave de acceso al ejercicio de todos los derechos es el acta de nacimiento

2. Para obtener un acta de nacimiento acorde a la identidad de género se estereotipa, patologiza y

medicaliza la identidad y la expresión de género.

3. Aun teniendo un acta de nacimiento acorde a la identidad y expresión de género las personas trans*

viven discriminación, violencias y exclusión en ámbitos económicos, políticos y laborales.

4. Los contextos más significativos para la inclusión, la pertenencia, la agencia y la autonomía son el familiar,

el escolar y el laboral.

5. Las diferencias generacionales están marcando un devenir histórico virtualizado en redes sociales

orientado a la desbinarización, pero no necesariamente a la des-esencialización ni decolonización de la identidad

y la expresión de género.

6. Los procesos de transición y las prácticas sexo/afectivas están matizadas por estrategias de sobrevivencia

en contextos específicos.

Estos hallazgos cuestionan el estatus de cis-ciudadanía como norma jurídica constitucional y problematizan

sus efectos marginalizando, segregando y excluyendo los colectivos disidentes sexuales y de expresión de

género en el Estado de Campeche. No bastará con una ley de identidad de género, pero es un paso hacia la

construcción de la justicia sexual y de género que propicie contextos saludables para la vivencia y expresión de

las trans*identidades como trans*ciudadanías legitimas y válidas desde la infancia.

Conclusiones: La identidad y la expresión de género como un derecho que al no ser garantizado por el Estado

coloca en situación de vulnerabilidad a colectivos de la diversidad sexual y de género, en la actualidad el sistema

legal binario está siendo rebasado dadas las trans*identidades emergentes no binarias por lo que se está

abriendo la desafiante oportunidad de desnaturalizar, desesencializar y tal vez desbinarizar las identidades y

expresiones de género desde el activismo y la academia. Lo anterior implica la necesidad de legislar políticas

públicas que estén orientadas a la inclusión de sujetos cuya variabilidad de género no se ajuste al modelo cishetero-normativo.

Lo cual, para los estados del sureste de México todavía es un rezago político que sitúa a las

personas en alta vulnerabilidad, exclusión social, económica y política.

Referencias

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American and Caribbean Studies / Revista Europea De Estudios Latinoamericanos Y Del Caribe, 104, 69-88.

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& M. Dos Santos, Diferencia sexual e deconstruÇão de subjetividade em perspectiva, Belo Horizonte, DPlacido

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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(págs. 165-186.)

Fernández, J. (25 de junio de 2020). Recorrido histórico de los Derechos LGBTTTIQ+ en Yucatán. Facebook

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Lee-Badgett, M. (2014). The Economic Cost of Stigma and the Exclusion of LGBT People. Banco Mundial.

Recuperado el 10 de agosto de 2019, de https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/21515

Ojeda, A. (17 de agosto de 2020). Conversatorio de Igualdad Sustantiva Yucatán sobre adolescencias e infancias

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de 2019, de https://www.paho.org/es/documentos/salud-sexual-para-milenio-declaracion-documentotecnico-2009

Resiliencia y adherencia al tratamiento en personas que viven con VIH/SIDA.

Dr. Sinuhé Estrada Carmona y Dra. Gabriela Isabel Pérez Aranda.

Universidad Autónoma de Campeche.

Descriptores: Resiliencia, Adherencia, VIH, SIDA, Tratamiento.

El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) infecta a las células del sistema inmunitario, alterando o

anulando su función, la infección produce un deterioro progresivo del sistema inmunitario, con la consiguiente

"inmunodeficiencia" (OMS, 208), esta es una enfermedad compleja, de proceso multifactorial, que puede ser

mejor entendida dentro de un modelo biopsicosocial. Las personas que viven con el VIH deben lidiar con un

conjunto de estresores fisiológicos, socioculturales, económicos y psicológicos que en conjunto constituyen

una amenaza potencial a su salud física y mental (Carrobles y Remor, 2003). Por su parte, el Síndrome de

Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) es una enfermedad infecciosa producida por el (VIH), término que se aplica

a los estadios más avanzados de la infección por VIH y se define por la presencia de alguna de las más de 20

infecciones oportunistas o de cánceres relacionados con el VIH (OMS, 2018), hasta la fecha se registran más de

24 millones de muertos por SIDA en el mundo (herrera y Campero, 2002).

La epidemia de VIH/SIDA en México ha representado un verdadero reto para el sistema de salud del país. En la

actualidad, se han dado grandes avances para lograr el abasto de medicamentos a la población con VIH, pero

sigue habiendo diversos factores que limitan su efectividad y la atención integral de los pacientes (Sierra, 2006).

El tratamiento de los pacientes con VIH /SIDA, conocido como TARAA, tiene mejores resultados en la presencia

de adherencia al tratamiento (Alvis, et al. 2009), y una baja resiliencia, está relacionada con dificultades en los

mecanismos para manejar el estigma social y el prejuicio; una disfunción en la protección y en el afrontamiento

del estrés, la depresión, la ansiedad, los traumas y afectaciones en su nivel de proceso de adaptación (Cameron,

Ungar y Liebenberg, 2007).

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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De esta manera, Alvis, et al, (2009) encontraron que el tratamiento antirretroviral altamente activo (TARAA),

mejora de manera importante el pronóstico de esta enfermedad, reduciendo la incidencia de las infecciones

oportunistas y la mortalidad y la frecuencia de hospitalizaciones, sin embargo, los mismos describen que la

disminución de adherencia al TARAA se ha mantenido desconociéndose su progresión en los últimos años y se

ha convertido en un problema de salud pública, a pesar de contar con la efectividad clínica y recursos para su

tratamiento; no se logra aumentar significativamente el porcentaje de su adherencia, lo cual es indispensable

para garantizar la efectividad de los fármacos; de lo contrario, habrá un aumento de ingresos hospitalarios y un

fracaso terapéutico, generando resistencia a estos medicamentos.

La definición de adherencia al tratamiento, proporcionada por la Organización Mundial de la Salud (2018)

describe el cumplimiento del tratamiento; es decir, tomar la medicación de acuerdo con la dosificación del

programa prescrito; y la persistencia, tomar la medicación a lo largo del tiempo.

Por otro parte, Cameron, Ungar & Liebenberg (2007) definen la resiliencia como factores individuales, familiares

y sociales para la superación de las situaciones desfavorables , y mencionan que una baja resiliencia está

relacionada con dificultades en los mecanismos para manejar el estigma social y el prejuicio; lo anterior toma

vital importancia considerando lo mencionado por Fisher (2008) quien describe que el inicio tardío de TARAA

es uno de los retos importantes que limitan la eficacia del tratamiento y es común en México siendo el miedo

a la estigmatización un factor que influye en la decisión de hacerse la prueba del VIH o eludirla, incluso si la

persona se percibe a ella misma en situación de riesgo (Nogueda, Caro, Cabretree, y Vazques, 2015). Fernández

y García (2012) hallaron en sus investigaciones que la resiliencia permite enfrentar situaciones adversas de

factores: intelectuales, intrapsíquicos e interpersonales. Además, señala que los componentes para desarrollar

la resiliencia necesaria para sobrevivir son: la espiritualidad, las redes de apoyo y el optimismo, de la misma

forma, Connor & Davidson (2003) asocian la espiritualidad a la resiliencia.

Sobre las redes de apoyo Vilató, Martín & Pérez (2015) encontró en una población de personas con VIH que

la familia es la principal fuente de apoyo, así lo percibió el 90,5% de sus encuestados. Mientras que el 47,5%

consideró que los profesionales de la salud también son una fuente de apoyo. Así mismo, Pacheco & Reyes

(2015) menciona que un nivel alto de resiliencia está relacionado con las conexiones familiares de los pacientes

con VIH. Por otra parte, Vera & Estrada, (2017) concluyen en su trabajo que el rechazo de los amigos, el no

encontrar trabajo o no estudiar por la enfermedad, puede traer consecuencias graves para la situación del

paciente y su familia.

Investigaciones previas han asociado la resiliencia con la adherencia o factores relacionados a está, Fernández,

Crespo, Cáceres & Rodríguez, (2012) hallaron que las puntuaciones altas de resiliencia son significativas asociadas

a variables como la percepción de afrontamiento y percepción de autoeficacia.

Por lo cual, es de vital relevancia conocer cómo se presentan variables asociadas con un mejor pronóstico de la

enfermedad de VIH y SIDA, la adherencia al tratamiento y la resiliencia, con lo cual se pueda iniciar una discusión

en torno a factores de vulnerabilidad.

Objetivo: Analizar la relación entre la resiliencia y la adherencia al tratamiento de personas que viven con VIH/

SIDA.

Material y Métodos: El estudio fue cuantitativo, no experimental y de cohorte transversal, con un alcance

correlacional. La muestra fue de 380 participantes. Se utilizó la escala de Resiliencia de Connor-Davidson (CD-

RISC) y la escala de Morisky Medication Adherence Scale (MMAS-4). Los datos se analizaron por medio del

programa Análisis Estadístico en las Ciencias Sociales (SPSS) v25, a través de la prueba de correlación “r” de

Pearson y un análisis regresión logística binaria.

Resultados: Se identificó una relación estadísticamente significativa entre (<.05) la resiliencia y la adherencia al

tratamiento en los participantes, de la misma forma, la adaptabilidad-redes de apoyo predice en un 43.3% la

resiliencia.

Conclusiones: La resiliencia y las redes de apoyo son factores de relevancia en la atención del VIH/SIDA que

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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deben seguir estudiándose en futuras investigaciones.

Alvis, O., De Coll, L., Chumbimune, L., Diaz, C., Diaz, J. y Reyes, M. (2009). Factores asociados a la no adherencia

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021

68


Cooperación y trabajo en equipo en personal que trabaja con grupos vulnerables.

Dra. María Inés Gómez del Campo del Paso, Mtra. Lucía María Dolores Zúñiga Ayala

y Dra. Belem Medina Pacheco.

UMSNH.

Descriptores: cooperación, trabajo en equipo, cuidador, población vulnerable, habilidades prosociales.

Introducción.

Para cumplir con la misión y los objetivos de cualquier organización se requiere plantear objetivos tácticos que

además sean acordes con los objetivos individuales de los colaboradores. Si una organización toma en cuenta lo

anterior aunado a una adecuada descripción de funciones, actividades y responsabilidades que cada miembro

asumirá con el firme propósito de beneficiarse y beneficiar a los demás, entonces tendrá una alta probabilidad

de generar una actitud cooperativa que facilite el éxito de las metas planteadas. Nos referimos a las conductas

prosociales definidas como todas aquellas acciones que realizan las personas en beneficio de otras, sin esperar

algo a cambio e incluso, en ocasiones, suponiendo un riesgo para quienes la ejercen (Escobar, 2009).

La actitud Prosocial se refiere a cualquier comportamiento que beneficia a otros o que tiene consecuencias

sociales positivas. Toma muchas formas, incluyendo las conductas de ayuda, cooperación y solidaridad. Algunas

de las actitudes prosociales son: manejo de sentimientos, empatía, la comunicación asertiva, la cooperación y

el trabajo en equipo, manejo del estrés, que son en las que se basan este curso (Sánchez, Oliva, Parra, 2006)

Lograr que una organización sea exitosa requiere que cada integrante reconozca la trascendencia que tiene el

cumplimiento de su deber en los otros y a su vez también asuma que el cumplir adecuadamente es una de las

fuentes fundamentales para mantener las interacciones positivas. Estas condiciones son las que aprecian las

instituciones que fundamentan su riqueza en el valor de la cooperación (Barroso, 2007).

Evans y Wolf (2005) al estudiar el éxito de Linux y Toyota llegan a la conclusión de que la colaboración es

un imperio en donde los grandes esfuerzos grupales son el producto de ambientes diseñados para producir

transacciones abundantes y baratas, producto de la cooperación que atraviesa las barreras organizacionales.

El trabajo en equipo es otro elemento importante para la organización y está estrechamente a la conceptualización

que se tenga sobre la cooperación.

El trabajo en equipo implica la realización de una tarea específica por medio de un grupo de personas que

tienen una meta en común, con roles previamente establecidos, generalmente existe un líder. Dos factores

importantes son la unión y empatía entre los integrantes, ya que será necesario aceptar y comprender a los

otros para aprovechar y apoyar las distintas ideas que vayan naciendo en el desarrollo de la tarea. La capacidad

de trabajo en equipo está relacionada coñla calidad de las interacciones que establecemos con los demás y para

lograr buenos resultados se requiere de habilidades sociales como la colaboración y la comunicación efectiva.

Lumenta, Sendlhofer, Pregartner, Hart, Tiefenbacher, Kamolz y Brunner, (2019) presentan la importancia del

trabajo en equipo, la toma de decisiones y la comunicación en el ambiente laboral, ya que cada una de estas

representa una parte importante en la ejecución de las tareas asignadas ya que cuando se trabaja en equipo

se aseguran diferentes tipos de conocimientos que cada uno puede aportar, mejorando sus habilidades, su

rendimiento.

Método.

Este trabajo forma parte de un proyecto sobre Desarrollo de Habilidades Prosociales en cuidadores no

familiares de Adultos Mayores y personas con Capacidades Diferentes. El cual se realizó en 4 instituciones, tres

de ellas gubernamentales y 1 privada, todas de la ciudad de Morelia. Dos son asilos de ancianos, uno público y

otro privado, de las otras una brinda atención a adultos mayores como estancia diurna y otra a personas con

capacidades especiales.

En el citado proyecto se realizó con una metodología mixta a partir de un diagnóstico a través de grupos focales

y cuestionarios autoaplicados sobre los factores psicosociales de riesgo y posteriormente se realizaron talleres

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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psicoeducativos específicos para las necesidades de cada institución.

Para este trabajo se tomaron exclusivamente los datos del diagnóstico correspondientes a la forma como los

trabajadores perciben la cooperación y el trabajo en equipo dentro de su institución. Los datos se tomaron

durante los grupos focales de dos instituciones: la estancia diurna y el centro para personas con capacidades

especiales. Ya que estos se realizaron de forma conjunta, por petición de las autoridades de ambas instituciones.

En total asistieron 20 participantes, con una edad promedio de 39 años y una antigüedad de 6 a 19 años de

servicio en la institución.

Las preguntas del grupo focal fueron: ¿Cómo definen la cooperacióñ ¿Cómo definen el trabajo en equipó En mi

institución el trabajo en equipo es…, y por último, ¿qué me gustaría mejorar o cambiar del trabajo en equipo en

mi institucióñ

Para el análisis de las respuestas se utilizó el análisis de contenido simple.

Cabe aclarar que todos los participantes firmaron un consentimiento informado respecto al proyecto de

investigación y que se omiten los datos personales para guardar la confidencialidad de los participantes.

Resultados

En cuanto a la cooperación se formaron 3 grupos considerando su adscripción y las definiciones que dieron

fueron las siguientes: Grupo 1 Estancia Diurna del Adulto Mayor la definió como la manera de apoyo y

fomentar la unidad y empatía por los demás, mejorando la integración en equipos que nos ayuda a nutrir,

creando una zona de oportunidades. Grupo 2. Centro de Capacitación a personas con capacidades especiales su

definición dice, para lograr la cooperación debe haber comunicación y orientación para planear las actividades

y comprometerse con el trabajo cumpliendo cada quién su rol aportando cada quien su opinión de acuerdo a

su conocimiento. Grupo 3. Coordinadores, su definición aporta que la cooperación se basa en un conocimiento

ordenado y organizado para elaborar acciones rápidas y concretas que son implementadas y orientadas para el

buen funcionamiento de la institución.

Respecto a la noción de trabajo en equipo el Grupo 1 lo describe como una organización que fomenta la unidad

y empatía, donde hay intereses propios o en conjunto para lograr un propósito. Grupo 2 mencionaron que para

ser un equipo se requiere tener iniciativa, querer ser útil y empáticos, trabajando con prudencia y organización.

El grupo 3 se refirió a este concepto como un conjunto de personas excelentes y unidas que están inclinados

positivamente hacia la organización y su misión.

Además de solicitar en el taller las definiciones de cooperación y trabajo en equipo, se establecieron tres frases

que cada participante debería escribir y luego compartir con su grupo de trabajo y que constituyen categorías

de análisis respecto a cómo se visualiza el equipo de trabajo, que les gustaría que cambiara y cuál sería su

aportación para que se diera el cambio deseado. Las frases específicas fueron:

Frase1. El trabajo en equipo en mi Institución/área…

Las respuestas de los participantes arrojaron percepciones positivas y negativas, señalaron que es primordial

para el logro de los objetivos, que es importante y debe ser trasparente, hay mucha comunicación y se ponen

de acuerdo para apoyarse, es un trabajo colaborativo. En el aspecto negativo mencionaron que en ocasiones no

funciona y que requiere mejorar, no se da no hay acuerdos.

Algunas respuestas fueron:

Es primordial porque si no fuera así, la institución no alcanzaría los objetivos.

Es muy importante y transparente

Es bueno, considero que si somos un buen equipo

Siempre se busca apoyar, nos ponemos de acuerdo entre todos, es un trabajo colaborativo

Es bueno pero podría mejorar. No se realiza en su totalidad porque hay personal muy individualista.

Frase 2. Lo que me gustaría mejora o cambiar del trabajo en equipo es…

Las respuestas citan que hay que conservar lo que está bien y mejorar la empatía, respetar las funciones y un

mayor compromiso con su función, mayor integración y empatía, mayor involucrmiento de los directores(as) de

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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cada área

Algunas fueron:

Que todos cambiemos la actitud negativa a positiva dejando de lado los factores que perjudican los objetivos.

Que todos pongamos el mismo empeño y compromiso con nuestro trabajo

Creo que hay que crear mejores herramientas de comunicación, más acercamiento por parte de algunos

compañeros

Frase 3. Lo que yo mejoraría o cambiaría en mí para que se dé un buen trabajo en equipo en mi institución:

Las respuestas coincidieron en un cambio de actitud, mayor paciencia, empatía, compromiso hacia la institución,

tomar sólo lo bueno de las críticas, mejorar la comunicación.

Algunas de ellas fueron:

Mi activismo, optimismo y servicialidad

Paciencia conmigo y con mis compañeros, mayor formalidad

Un poco más de tiempo para formar los equipos

Tolerancia, mejor disposición, comunicación

Discusión

Los constructos que se muestran a continuación dan cuenta de la percepción y expectativas que se tiene sobre

el trabajo en equipo y la cooperación.

El concepto de cooperación de los tres grupos corresponde al expresado por Barroso (2007) al considerar que la

cooperación implica que cada persona conozca la importancia de su papel dentro de la organización. Respecto

al trabajo en equipo, los participantes manifiestan la importancia de cada quien aportar su parte para tener

mejor comunicación y sacar adelante el servicio a los usuarios, lo cual coincide con lo planteado por Lumenta y

cols (2019). Por último, todos coinciden en la necesidad de desarrollar las habilidades prosociales para un mejor

desempeño de su trabajo, lo que corresponde a lo establecido por Sánchez, Oliva y Parra (2006).

Conclusiones

De las tres áreas del D.I.F. en la que se encontró un mayor porcentaje de respuestas negativas durante el taller

fue el área que se dedica a la Asesoría a personas con capacidades diferentes, debido a que interactúan con

personal que no cuenta con alguna discapacidad y son algunos de ellos a los que consideran poco empáticos

e irrespetuosos, en tanto que en la Estancia para adultos mayores se encontró un mayor compromiso hacia la

actividad de cada puesto, una mejor visión de los objetivos institucionales así como de la congruencia entre los

objetivos individuales y organizacionales, lo que minimiza que el factor psicosocial denominado doble presencia

se vuelva un factor de riesgo en el trabajo.

Una situación emergente fue la diferencia en la percepción que las participantes con funciones de coordinación

y supervisión tenían sobre la disposición hacia el trabajo en equipo en las dos instituciones.

Es necesario hacer hincapié en que la coordinación de la Estancia Diurna para Adultos Mayores está coordinada

por un Psicólogo que además muestra comprometido con el bienestar y la productividad del personal que está

a su cargo.

Las conductas prosociales al promoverlas facilitan el desarrollo de actividades conjuntas, sin olvidar que en una

organización existen funciones específicas de cada puesto. Con este proceso de intervención que formó parte

de la investigación la Psicología pudo hacer visible el alcance de sus aportaciones en el ámbito laboral. Sólo

queda pendiente un último seguimiento para verificar el avance que se ha tenido y que se interrumpió debido

a las restricciones que el SarCovid 19 ha generado a nivel mundial.

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Validación del Cuestionario De Influencia De Los Modelos Estéticos Corporales (CIMEC-26).

Psic. Lilia Andrea Gómez Velázquez, Dra. Xochitl López Aguilar, Dra. Rosalia Vázquez Arévalo,

Psic. Alfonso Uriel Bello González y Dr. Juan Manuel Mancilla Díaz.

UNAM, FES Iztacala.

Descriptores: Influencias Socioculturales, Imagen Corporal, Mujeres, Propiedades Psicometricas, Validez.

Las influencias socioculturales juegan un rol importante en la asimilación del modelo estético corporal de

la delgadez, el cual es un factor de riego de los trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos. Un

instrumento que ha resultado útil para evaluar las influencias socioculturales en países de habla hispana es

el Cuestionario de Influencia de los Modelos Estéticos Corporales (CIMEC). Se sabe que el CIMEC presenta

una adecuada capacidad para discriminar entre población clínica y comunitaria (Castiglia, 2015). En población

mexicana es un instrumento muy utilizado en las investigaciones relacionadas con los trastornos alimentarios

(Vázquez, Álvarez y Mancilla, 2000), sin embargo, no se cuenta con suficientes datos de validación.

Objetivo: Evaluar las propiedades psicométricas (confiablidad y validez) de una versión corta del Cuestionario de

Influencia de los Modelos Estéticos Corporales (CIMEC-26) en población femenina mexicana.

Participantes

Para la presente investigación se contó con 2 muestras no probabilísticas de mujeres mexicanas estudiantes en

escuelas públicas:

La primera muestra usó para realizar el análisis exploratorio, estuvo conformada por 315 participantes con

edades comprendidas entre los 12 y los 27 años (X= 15.78, DE = 3.83).

La segunda muestra se utilizó para realizar el análisis confirmatorio, se conformó por 600 participantes con

edades comprendidas entre los 12 y los 26 años (X= 21.44, DE =2.45)

Instrumento

Cuestionario de Influencia de los Modelos Estéticos Corporales (CIMEC-26, Toro, Salamero, y Martínez, 1994).

Evalúa las influencias socioculturales que contribuyen a la asimilación del modelo estético corporal de delgadez.

Consta de 26 ítems, con 3 opciones de respuesta, que se agrupan en 5 dimensiones o factores que explican el

52.7% de la varianza total: Malestar por la imagen corporal, Influencia de la publicidad, Influencia de mensajes

verbales, Influencia de los modelos sociales e Influencia de las situaciones sociales. Presenta una sensibilidad de

83.1% y una especificidad de 64.4%, un punto de corte = 23-24. Su consistencia interna en muestra de pacientes

anoréxicas fue de .93 y en muestra de mujeres sin el trastorno fue de .91

Procedimiento

La aplicación del CIMEC se llevó a cabo en dos etapas:

1) Antes de la pandemia

Se procedió aplicar el instrumento en dos secundarias y una universidad de la zona metropolitana de la ciudad

de México.

2) Durante la pandemia

Debido a la pandemia actual se tuvieron que suspender las aplicaciones presenciales, por lo que se recurrió a la

realización del instrumento en una versión digital a través de la plataforma Formularios de Google.

Análisis Estadístico

Con los datos obtenidos en la primera aplicación y utilizando el paquete estadístico SPSS versión 22 se realizó

el análisis factorial exploratorio para determinar la forma en que se agrupan los factores para la población

femenina mexicana, además se obtuvo el coeficiente Alpha de Cronbach total y de cada uno de los factores, el

cual sirvió para determinar la consistencia interna del instrumento.

Posteriormente, con los datos obtenidos de la segunda aplicación en versión digital se llevó a cabo el análisis

factorial confirmatorio a través del programa AMOS versión 23, el cual sirvió para corroborar la estructura

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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factorial derivada del primer análisis.

Resultados

Se obtuvo un ? = . 95 en el cuestionario total, que indica un alto nivel de consistencia interna. Del análisis factorial

exploratorio se obtuvieron 3 factores que explicaron un 66.75% de la varianza total. El Factor I, Influencia de la

Publicidad y Mensajes verbales, con 12 ítems explicó el 34.94% de la varianza y obtuvo un ? = .97. El Factor 2,

Malestar con la Imagen Corporal, con 6 ítems explicó el 18.59% de la varianza y obtuvo un ? = .89. El Factor 3,

Influencias sociales de los modelos estéticos, con 6 ítems explicó el 13.22% de la varianza y obtuvo un ? = .90.

Respecto al análisis factorial confirmatorio se obtuvieron índices de ajuste adecuados que corroboraron la

estructura del primer análisis: GFI= .94, AGFI= .91, CFI= .96, SRMR= .020 y RMSEA= .044.

Conclusión:

Los resultados indican que el CIMEC-26 es un instrumento confiable y válido para evaluar la influencia de

modelos estéticos en población mexicana y la versión corta agiliza su aplicación (PAPIIT IN-306721)

Referencias:

Castiglia, M. (2015). Adaptación del cuestionario de Influencias del Modelo Estético Corporal en Adolescentes

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Construcción del ser joven p´urhépecha y la práctica psicológica.

Mtra. Fatima Gregorio Cipriano.

El Colegio de Michoacán.

Descriptores: jóvenes indígenas, género, sexualidad, Deber ser.

Los organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirman que ser joven es

tener entre 15 a 25 años; para la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) las edades están entre

los 10 a 29 años; mientras que para el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) considera niños

a los menores de 18 años; y, por último, el Instituto Mexicano de la Juventud reconoce como juventud a las

edades de 12 a 29 años (Esteinou, 2005). En esta disputa sobre establecer la edad de consideración para ser

joven, encontramos inmersa el concepto de adolescencia. Un concepto que parte de una visión bio-psicológica.

Dentro de esta visión, la adolescencia se encuentra entre los 11 a 18 años. Esta etapa de la vida se caracteriza

por ser una etapa conflictiva. El sujeto adolescente enfrenta diferentes duelos [deja de ser niño] y está en la

búsqueda de identidad. Y, para que esta etapa se considere “saludable o normal” es necesario que se resuelva su

principal tarea, la solución de sus conflictos y la configuración de la identidad. Adquirir responsabilidades [como

matrimonio, ser padres, etcétera] en esta etapa, se considera como una conducta espontanea/anormal porque

el sujeto física y psicológicamente no está apto aún. Esta conceptuación se cruza con las propias concepciones

locales del ser joven en una comunidad p´urhépecha.

Desde lo que observo, la conceptualización de la adolescencia queda enfrentada con la visión local del ser joven

en una comunidad p´urhépecha. De manera que, mi objetivo es analizar cómo se construye el ser joven en

una comunidad p’urhépecha, siendo género, edad y el control de la sexualidad las principales bases en la que

se sustenta la construcción del ser joven. Para esta investigación utilicé la etnografía como método, haciendo

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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observación participante y entrevistas con jóvenes de la comunidad de Tarhiata . Esta comunidad se ubica en

la región de la Cañada de los Once Pueblos una de las cuatro regiones donde se asientan históricamente la

población p´urhépecha dentro de los límites del estado de Michoacán. Tarhiata forma parte de la administración

municipal de Chilchota. Es una comunidad de más de 4000 habitantes, de los cuales el 91% de la población de

más de 3 años habla p´urhépecha según el censo 2020 (Censo de Población y Vivienda, 2020). De modo que, la

lengua de uso cotidiano en Tarhiata es el p´urhépecha, por lo que fue el idioma con me comuniqué durante la

recolección de información.

Me apoyo en Pérez-Ruiz (2008) para argumentar la importancia de abordar a los jóvenes indígenas desde las

categorías locales. Entre la gente de Tarhiata hay dos formas de ser joven desde el deber ser: uatsï [joven mujer]

y tumpi [joven hombre]. Estas dos categorías sociales indexan maneras particulares de comportamiento con

base a las normas y prácticas valorizadas. Por normas entiendo aquellos preceptos de mayor exigencia en su

cumplimiento y la transgresión a ellas conduce a la gente dudar el estatus de la persona porque fungen como

normas definitorias del ser joven. Las prácticas valorizadas son prácticas esperadas a ser realizadas por los

jóvenes y que suman a su valoración positiva dentro de la red de relaciones de Tarhiata.

Las normas del deber ser joven son sustentadas en la diferenciación de género. Sin embargo, el mandato común

para los jóvenes es la carencia de experiencia sexual. Una uatsï y un tumpi son personas que no ha mantenido

relaciones sexuales, es la cualidad que los hace diferentes con las uarhitiicha [mujeres casadas] y los acheeticha

[hombres casados]. Desde el discurso, las normas y prácticas valorizadas del deber ser joven son exigidas de

igual manera, es decir, la normatividad alude a la rigidez y exigencia del cumplimiento recto del deber ser tanto

para las jóvenes mujeres como para los jóvenes hombres. Sin embargo, en la práctica hay mayor tolerancia

hacia las prácticas trasgresoras de los jóvenes hombres. Mientras que las jóvenes son controladas y vigiladas

con mayor rigidez, tanto en la manera de vestir y las salidas, como en el consumo de sustancias como el alcohol

o drogas, por ejemplo; de la misma forma, la sexualidad es vigilada y controlada de manera más estricta para

las mujeres.

Dentro del marco normativo de deber ser joven, los embarazos adolescentes, los matrimonios adolescentes y el

abandono escolar, por ejemplo, son prácticas normalizadas o que tienen un trasfondo cultural más arraigado.

Por lo que, adentrarse en desmenuzar las formas de conceptualizar y nombrar a los jóvenes desde las propias

lenguas y el deber ser esperado detrás de las categorías locales es un primer esbozo para aproximarse a las

situaciones reales de los jóvenes para lograr de estar manera mejores resultados en propuestas e intervenciones

con los jóvenes indígenas.

Aprender a enseñar desde la práctica reflexiva en el Bachillerato.

Dra. Edith Jiménez Ríos y Dra. Blanca de la Luz Fernández Heredia.

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Descriptores: práctica docente, práctica reflexiva, enseñanza media superior.

Introducción

La práctica docente reflexiva es un aspecto que se construye y reconstruye en un espacio y tiempo determinado;

implica la acción del profesor, su pensamiento y la reflexión de su labor. Actualmente las instituciones educativas

exigen profesores de calidad sin entender aún qué es lo que caracteriza a un buen profesor, tendríamos que

cambiar la idea de que un buen profesor es aquel que transmite los conocimientos que posee al grupo de

alumnos que lo escucha.

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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Por su parte, el docente debería ir más allá de la transmisión de conocimientos, esto es, realizar una reflexión

anticipada y posterior a su práctica pedagógica que le permita ser flexible, que no se vea limitado, que reconozca

lo que aprenden los estudiantes y cómo lo aprenden. Cuando se habla de reflexión se alude a una formación

docente caracterizada por el análisis de las acciones que lleva a cabo, las consecuencias de las mismas y a la

responsabilidad que adquiere de éstas (Nava y Reynoso, 2015).

En palabras de Schön (1992) un profesor reflexivo es aquel que lleva a cabo un análisis interno, se cuestiona

el porqué de la metodología utilizada en clase y crea un vínculo con lo que supone la teoría de la reflexión en

la acción y sobre la acción, con el principal objetivo de lograr una comprensión de la propia práctica y generar

el conocimiento necesario para actuar en cualquier situación y contexto educativo. En la sociedad actual se ha

generado una desconfianza hacia los profesionales de la enseñanza, porque sólo saben solucionar problemas

aplicando teorías y técnicas prefijadas, pero cuando se enfrentan ante nuevas situaciones deben activar

esquemas y creencias de las que tienen poca conciencia.

Este aspecto ha empezado a mostrar un vacío entre el conocimiento profesional y las nuevas prácticas de

enseñanza que demandan las universidades, por ello se reitera la necesidad de una reflexión del profesorado

sobre su quehacer, y propiciar una mayor eficacia en el aula, además de iniciarse en la construcción de la

relación entre su conocimiento y la labor que realiza (Castellanos y Yaya, 2013). La mayoría de los estudios se

ubican en el nivel medio superior, existen realmente pocos que refieren la formación del práctico-reflexivo en el

nivel medio superior. Para llegar a ser un enseñante reflexivo no existe un procedimiento así como nada puede

garantizar que serás un excelente maestro, pero si podemos decir que un buen docente, es aquel que desea ir

más allá de un saber teórico, la clave es conocer por qué hace lo que hace. Convertirse en profesor reflexivo es un

proceso continuo, no es posible que exista un final, se trata de un compromiso permanente con el crecimiento

y la transformación, se refiere a un perfeccionamiento constante de su práctica (Perrenoud, 2004).

Los elementos de reflexión relevantes en las prácticas de enseñanza son la propia enseñanza, el proceso,

los métodos utilizados, las personas que intervienen, las técnicas, el material que se requiere, las relaciones

interpersonales, entre otros elementos que forman parte de la cultura escolar. Si bien la práctica puede ser

vista desde diferentes enfoques, pensarla como un proceso de resolución de problemas permitirá al docente

verse como un sujeto capaz de tomar decisiones y resolver dificultadas, por lo que sus acciones como planear,

diagnosticar, seleccionar y describir lo que debe enseñarse se convierten en puntos de interés para reflexionar

y mejorar la enseñanza.

Método

Se ha vislumbrado con el paso del tiempo, que es necesario una renovación de lo que caracteriza la función

docente; ya no basta con que el profesor enseñe; en la actualidad se requiere un profesor más reflexivo, por

lo que un proceso de reflexión crítica de lo que se sabe, lo que se ha vivido y la forma en que éstos aspectos

confluyen práctica docente cotidiana, permite a los docentes hacer y hacerse preguntas, descubrir sus propias

habilidades de aprendizaje, analizar, ensayar una y otra respuesta, y poder transformar dicha práctica (Martínez,

2014).

Situados en este contexto el objetivo de este estudio fue generar un espacio de reflexión en un grupo de

profesores de bachillerato para reconocer su práctica docente y los aspectos que influyen en su desempeño

en el aula. Con una metodología investigación-acción se trabajó con un grupo de 10 profesores de bachillerato

que imparten asignaturas en diversas áreas de conocimiento como Economía, Derecho, Matemáticas, Física,

Educación Física y Literatura. Se aplicó un taller denominado reconociendo mi práctica docente con diferentes

actividades para guiar la reflexión sobre diversas funciones que los docentes realizan en su labor educativa. Es

así que los profesores realizaron ensayos, diarios de clase, relatorías sobre las estrategias que utilizan en clase,

su identidad como docentes y la evaluación del aprendizaje.

Resultados

La reflexión sobre la práctica docente estuvo presente en todas las sesiones y actividades del taller. En una de

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las actividades, los profesores tuvieron oportunidad de compartir experiencia respecto a su identidad como

docentes. Entre las respuestas más representativas sobre la importancia de ser profesor, se resaltan elementos

que influyeron en la decisión de sr docente, ya sea por tradición familiar o por experiencias significativas al

ser estudiantes. Asimismo, se sabe que la docencia conlleva a advertir satisfacciones y frustraciones, así como

certidumbres e incertidumbres. Los profesores coincidieron que verificar que las asignaturas que imparten

ayudan a los estudiantes a elegir una carrera universitaria y continuar estudios en educación superior es un

aspecto que les da mucha satisfacción. Los aspectos que les frustran son no contar con los recursos didácticos

adecuados para una mejor enseñanza de los contenidos curriculares, además de tener grupos numerosos. De

las características de los estudiantes que frustra a los docentes es la apatía, el no cumplir con las tareas y los

índices de reprobación en algunas asignaturas.

En las producciones escritas como ensayos y diarios de clase, los profesores revelaron su gusto por la docencia,

el querer enseñar a los jóvenes a pensar, por lo tanto consideramos que la función de los profesores no es

solo transmitir el conocimiento, sino darles las herramientas conceptuales y cognitivas para que desarrollen

el aprendizaje significativo. Los profesores coincidieron en que los contenidos curriculares son importantes,

pero también lo es el desarrollo de habilidades para la vida universitaria, personal y profesional, tales como el

trabajo en equipo, los valores, la empatía, la comunicación adecuada, educar en valores; además de concluir

que el aprendizaje no siempre es asumido como una responsabilidad propia sino compartida entre profesores

y estudiantes

Reconocer la práctica docente requiere hablar y darse cuenta de lo que pensamos, lo que comprendemos y

vivimos en el aula y que se refleja en los etilos de enseñanza y las estrategias que se utilizan así como la evaluación

del aprendizaje. Las respuestas caracterizan aspectos de planeación didáctica, afectivo-motivacionales, la

experiencia y su formación disciplinar. Los profesores emplean estrategias de enseñanza y aprendizaje como

lluvia de ideas, retroalimentación del tema, trabajo en equipo, elaboración de mapas mentales, los círculos de

estudio y el debate.

A fin de que los profesores analizaran las diferentes estrategias que emplean para evaluar el aprendizaje de

sus estudiantes, se presentaron los conceptos de evaluación social, académica y de aprendizaje. La actividad

fue construir un concepto de evaluación a partir de las estrategias de enseñanza y experiencias de aprendizaje.

Es decir compartieron las estrategias empleadas, en función de los contenidos curriculares que imparten; las

respuestas más significativas fueron la realización de ejercicios en matemáticas, física y química, participación

en clase, los exámenes, socialización de lo aprendido, exposiciones y tareas. También se habló de los diferentes

tipos de evaluación y los momentos en que ocurre; una modalidad es el examen diagnóstico para saber de dónde

partir la enseñanza, el proceso de aprendizaje para reforzar el conocimiento y la así como el diagnóstico para

saber de dónde partir, la evaluación del proceso de aprendizaje para reforzar el conocimiento, y la evaluación

sumaria expresada en un valor numérico.

Conclusiones

En este siglo XXI uno de los retos en la educación media superior y superior, es reconocer que la función del

docente es estimular el pensamiento autónomo en los estudiantes, así como fomentar la creatividad, e ir

transitando en el camino para lograr mejores ciudadanos.

La participación colegiada en un taller para aprender a reflexionar sobre la práctica docente permitió a los

profesores reconocer la importancia de una reflexión crítica e ir mejorando en su desempeño a favor de los

estudiantes. Los docentes socializaron sus experiencias, compartieron situaciones que enfrentan en el aula; a

partir de los aspectos teóricos revisados se promovió la reflexión sobre la función docente, el reconocer la propia

práctica con una mirada autocrítica y valorativa también se mostró; se compartieron las formas de enseñar, de

aprender y de evaluar los aprendizajes de los alumnos y las acciones docentes referentes a las problemáticas

que enfrentan día a día con sus grupos.

En el proceso de enseñanza subyacen concepciones tácitas y adaptativas, la historia personal, la identidad

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docente, el reconocimiento de una profesión y el contexto institucional son aspectos que van configurando las

diversas prácticas docentes. La experiencia de la reflexión en los docentes de bachillerato, abre la posibilidad de

seguir indagando sobre sus saberes, pensamientos, sentimientos y acciones que están presentes en el proceso

educativo.

Un espacio de reflexión brinda la oportunidad de hacer análisis de la práctica; sin embargo, esto no se construye

de manera rápida ni con efectos inmediatos, es necesario, la formación continua, la cual pensamos depende

en gran medida de la decisión del docente, pero crear una práctica colectiva lo ayudará a construir también en

lo individual diferentes marcos de referencia para el análisis y reflexión de la práctica. Finalmente, queremos

mencionar que los diseños de investigación-acción han sido la metodología idónea para facilitar espacios de

reflexión, participación y formación, permitiendo el diálogo entre los asistentes, compartir múltiples experiencias

que ocurren en la cotidianeidad del aula y así repensar su forma de trabajo.

Referencias

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El autoconocimiento, remedio infalible para la toma de decisiones económicas.

Dra. Edith Jiménez Ríos y Mtra. Cinthya Berenice Rodríguez Piedra.

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Descriptores: decisiones económicas, autoconocimiento , conductas económicas.

Introducción

El autoconocimiento es saber hechos acerca de nosotros mismos, siempre que sean relevantes mental

o psicológicamente y la persona tenga acceso inmediato a ellos (Lazos, 2008). El conocimiento que tiene la

persona de sí misma, le permite analizar la forma en que piensa y actúa, a este proceso se le ha denominado

metaconocimiento porque implica construir la reflexión que la persona hace sobre sus procesos y productos

cognitivos y conductuales. Por lo tanto, el aprendizaje humano se vincula con el desarrollo personal, en que

confluyen elementos como la motivación o el esfuerzo, además de aplicar procesos mentales como la memoria,

la atención, el razonamiento que son herramientas que faciliten el aprendizaje, el pensamiento crítico y la toma

de decisiones (Hernádnez, 2014).

Cada ser humano reflexiona sobre el mundo físico, social y económico, en donde el nivel de autoconocimiento

puede favorecer o dificultar la toma de decisiones en estos ámbitos. Por lo tanto, el autoconocimiento es un

término que alude a las creencias de cada persona, a su estado psicológico o mental, más que el físico, y la

inmediatez con que se obtienen los beneficios cuando se toma una decisión (Prieto, 2018). En el proceso de

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autoconocimiento, cada persona desarrolla habilidades para identificar y caracterizar el problema o situación;

planificar y organizar las acciones apropiadas de solución de problemas; controlar y supervisar la eficacia de las

acciones; evaluarlas frente a un posible éxito o fracaso a fin de dar por terminadas las actividades cuando sea

necesario. En el ámbito económico, Denegrí, Sepúlveda y Godoy (2011) señalan que para pensar antes de actuar,

se requiere desarrollar ciertas destrezas y actitudes que permitan regular la conducta personal y colectiva, con

la intención de que los individuos hagan uso racional de los recursos económicos con los que cuentan.

Muchos de los estudios que buscan explicar el papel del autoconocimiento, la cognición, el pensamiento crítico

y la reflexión en la toma de decisiones educativas y sociales, se identifican en el ámbito educativo; por ejemplo:

Arias, Caruci y Muñoz (2020) analizaron la relación entre autoconocimiento y la decisión vocacional; Prieto

(2018) reporta la relación entre el conocimiento con el pensamiento crítico; Ramos y Gomez (2019), realizan un

estudio para desarrollar habilidades intrapersonales en niños con discapacidad intelectual.

Sin embargo, existe escasez en estudios que analicen la relación entre el autoconocimiento o la cognición y la

toma de decisiones económicas o financieras. Al respecto, López (2017) realizó un estudio sobre las características

y perfil del consumidor financiero, en donde el autoconocimiento es un proceso que determina decisiones

buenas o malas respecto de inversiones de tipo financiero. En el estudio se propone la alfabetización económica

o educación financiera en la que se tenga un diagnóstico de su perfil del consumidor financiero y se articule,

aplique y evalúe una estrategia de intervención.

En esta misma área, Denegrí, Sepúlveda y Godoy (2011) realizaron una investigación para comparar las

actividades hacia el consumo y la compra en estudios de pedagogía y profesores en ejercicio. En el grupo de

profesores, la investigación reveló que las mujeres muestran actitudes racionales e impulsivas más elevadas

hacia el consumo y la compra que los hombres; en el grupo de estudiantes se encontró mayor impulsividad en

conductas de compra y consumo.

Método

Situados en este contexto, el propósito de este estudio es describir la relación entre el nivel de autoconocimiento

en estudiantes universitarios y la toma de decisiones respecto de conductas económicas. Bajo un diseño

descriptivo correlacional, se aplicó el inventario de estrategias metacognitivas a 147 estudiantes de psicología.

El instrumento fue validado por Vallejos, Jaimes, Aguilar y Merino (2012) (?= .90), el cual consta de 20 ítems, en

una escala likert con cuatro opciones de respuestas que va de (1) Nunca a (4) Siempre. En un análisis factorial

los reactivos se agruparon de acuerdo con su peso semántico, en la dimensión referida al autoconocimiento (?=

.88), factor que fue utilizado para el análisis y correlación con elementos sobre conductas económicas.

Resultados

En función de los puntajes obtenidos, se encontró que el 94 por ciento de los estudiantes tienen un

autoconocimiento alto el cual les permitirá tomar mejores decisiones. A partir de este hallazgo, se hizo una

correlación entre el autoconocimiento y aspectos que muestran los estudiantes para decidir sobre diferentes

conductas económicas; esto es, endeudamiento (r=-.112, p=.006); planificación de la compra (r=-.388, p=.000);

calidad del producto (r=-.342, p=.000); uso responsable de los productos (r=-.193, p=.000);y con el precio del

producto (r=-.190, p=.000).

No obstante, la relación negativa entre el autoconocimiento y las decisiones sobre conductas económicas, se

aduce que una buena o mala decisión tiene consecuencias en el comportamiento futuro en diferentes áreas del

desarrollo humano; y es que tomar decisiones sobre todo en las conductas económicas (compra y consumo)

implica un estado emocional y afectivo en que frecuentemente se le atribuyen cualidades al objetivo que van

más allá de sus características físicas o utilitarias. Asimismo, la correlación negativa en las variables estudiadas,

se puede interpretar como que el alto autoconocimiento de los estudiantes universitarios, es independiente de

los aspectos que determinan la decisión para comprar, consumir o endeudarse; es decir, no lo utilizan para este

tipo de decisiones.

Conclusiones

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En su estudio López (2017) afirma que la falta de autoconocimiento equivale a una percepción personal

inadecuada sobre la capacidad de tomar decisiones financieras, que no permite a las personas considerar la

opinión y asesoría de alguien más informado. De acuerdo con este análisis, podemos afirmar que el nivel de

autoconocimiento, es un aspecto que influye negativa o positivamente en la toma de decisiones económicas,

además de educativas o sociales. Esto significa, que si un estudiante cuenta con un nivel bajo de autoconocimiento

tendrá mayor dificultad para anticipar una conducta futura, porque interpone creencias o preferencias y la

necesidad de resolver un problema de manera inmediata; es decir, no reflexiona mucho sobre sus necesidades

en conductas económicas y es posible que tome decisiones precipitadas sin considerar opiniones y asesorías de

otros. Asimismo, si la persona tiene un mayor autoconocimiento, sabe que cuenta con habilidades para tomar

decisiones y resolver problemas, por lo que puede aplicar el pensamiento, la planeación y reflexión en la toma

de decisiones sobre conductas económicas.

Partiendo de la idea de que hacemos lo que pensamos, se puede decir que el autoconocimiento implica

componentes psicológicos como el afecto, la conducta y la cognición. La cognición se refiere a las creencias y

pensamientos sobre ciertos objetos, situaciones o casos; lo conductual se refiere a la predisposición a actuar en

congruencia con lo que se piensa y lo afectivo, se refiere a las emociones y sentimientos que se experimentan

después de actuar.

En un programa de alfabetización económica o economía financiera dirigido a estudiantes universitarios, es

relevante incluir el análisis que realice la misma persona, una especie de autoevaluación e introspección que le

permita conocerse y desarrollar conductas autorregulatorias para un mayor control en la toma de decisiones en

el ámbito económico.

Referencias

Arias, A., Caruci, M. y Muñoz, R. (2020). Visión pedagógica del autoconocimiento en educación física y vida

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Mindfulness y autoestima en pacientes con mastectomía.

Mtro. Carlos Alejandro Martínez Del Alto, Mtro. Heron Leal Castillo y Mtro. Francisco Alberto Velasco Canseco.

Secretaría de Salud.

Descriptores: Cancer De Mama, Mindfulness, Autoestima, Mastectomia, Calidad De Vida.

El cáncer de mama, según la definición de Díaz y Pacherris (2016) es el resultado de la transformación maligna

de las células epiteliales que forman el sistema ducto- lobulillar de la glándula mamaria. Cuando la enfermedad

es detectada en etapa temprana, la probabilidad de sobrevivir es alta, sin embargo, en México, el cáncer de

mama en las mujeres suele ser diagnosticado en etapas avanzadas, lo cual facilita la extensión o reproducción

de las células cancerígenas, es decir, la metástasis.

Existen diversos tipos de tratamiento que son aplicables a partir del avance de la enfermedad, tales como

la radioterapia, quimioterapia, tratamientos hormonales y la cirugía. La cirugía de conservación del seno es

regularmente ofrecida en primera instancia a aquellas mujeres que presentan tumores de menor tamaño, sin

embargo, cuando se genera una extensión de las células cancerígenas, es necesario practicar la mastectomía.

Según Díaz y Pacherris (2016), la mastectomía es un procedimiento quirúrgico que consiste en la extirpación de

parte o de toda la mama. Gracias a este procedimiento se han observado mejoras en los métodos de tratamiento

oncológico y que han posibilitado una considerable disminución de la tasa de mortalidad de la enfermedad y en

la actualidad. La mastectomía puede llegar a ser unilateral o bilateral, es decir, la extirpación de una o ambas

mamas.

Resulta no menos importante comprender que, como diversos estudios afirman, los senos al ser concebidos

como un símbolo de la mujer, la femineidad, la sensualidad y la capacidad reproductora, la mutilación de

éstos repercute de manera significativa en el auto concepto, provocando así serias afectaciones en el nivel

de autoestima y calidad de vida. Además de la cirugía, las consecuencias del tratamiento, también llevan a la

paciente a adaptarse a pérdidas importantes en varios aspectos, como son los referidos a los cambios en su

imagen corporal y a los sentimientos y actitudes que ello conlleva (Sebastian, Manos, Bueno & Mateos, 2005).

De acuerdo con el estudio de Martínez, Camarero, López y Moré (2014) la autoestima, la cual se refiere al

conjunto de percepciones, emociones y evaluaciones dirigidas hacia sí mismo, se ve sumamente deteriorada en

las mujeres que han sido sometidas a la mastectomía, ya que en la integración de los resultados del inventario

de autoestima de Copersmith aplicado en su investigación, las mujeres muestran en su mayoría, niveles bajos

de autoestima.

El resultado de la Autoestima, surge de la valoración positiva del individuo respecto a su posición ante él mismo

y los demás, incluida la familia, de lo contrario puede llegar a apreciarla como incompleta o inconclusa.

Aunado a esto, Olivares, Naranjo y Alvarado (2007) afirman que existen mujeres con cáncer de mama que se

consideraban bellas y atractivas, pero ante la extirpación del seno, se genera un significativo deterioro en la

autoestima.

Así mismo, Amayra, Exteberria y Valdoseda (2001), mencionan que ante la mastectomía se producen sentimientos

de pérdida, mutilación y desvalorización de la imagen corporal. Sin embargo, Juárez y Landero (2011), en

discrepancia con los autores, encontraron un nivel alto de autoestima y optimismo en mujeres operadas de

mastectomía.

Cuando la mutilación se extiende a mayores proporciones de la mama, la autoestima y calidad de vida según

Melet (2005), se ve directamente afectada, ya que mientras más mutilante sea la cirugía, mayores serán las

alteraciones emocionales. Sin embargo, en sus resultados encontró que a largo plazo la mayoría de las mujeres

terminan adaptándose al cambio de su imagen corporal.

En los últimos años se han ido incluyendo terapias novedosas en la intervención psicológica con pacientes

oncológicos que emplean el Mindfulness combinado con terapia cognitivo conductual. Su utilización en pacientes

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oncológicos está encaminada a reducir los niveles de estrés y los aspectos emocionales negativos (Vallejo, 2008

en Calero y Cruzado 2018).

Estudios proporciona datos alentadores iniciales que apoyan un posible papel futuro la intervención por medio

del mindfulness como una opción psicosocial para la disminución de los síntomas de las mujeres con cáncer de

mama y la calidad de vida (Jalambadani, 2019).

Es por ello que se planteó contactar a las pacientes que fueron intervenidas quirúrgicamente con mastectomía

para determinar en grado de mindfulness y autoestima, para poder medir la relación que existe entre ambas

ya que es importante tener un mejor entendimiento de su realidad que permita ofrecer un trato más digno y

eficaz, apegado a las necesidades físicas, psicológicas, sociales o asistenciales de las pacientes, y en un momento

dado ofrecer una alternativa destinada a desarrollar las habilidades de conciencia plena.

Se realizó un estudio de tipo observacional, prospectivo, transversal y analítico, donde se describieron las

variables socioeconómicas y clínicas realizando estadística descriptiva con análisis univariado obteniendo

medidas de tendencia central y medidas de dispersión; así como análisis bivariado por medio de la prueba de

Sperman para determinar la correlación entre las variables de mindfulness y del autoestima en los pacientes a

las que se les realizó cirugía de mastectomía en los hospitales del centro y sur del estado de Tamaulipas entre

julio del 2016 y junio de 2019.

La muestra se determinó por medio del calculo del tamaño muestral y los pacientes fueron seleccionados

por medio de muestreo aleatorio simple de las participantes que cumplieron con los criterios de selección:

mujeres mayores de edad, operadas de mastectomía en hospitales públicos del centro y sur de Tamaulipas del

2016 al 2019, que hayan aceptado participar en el estudio, que no presentaron deterioro mental ni patologías

psiquiátricas.

Se encuestó a las pacientes que aceptaron participar en el estudio por medio de una encuesta vía telefónica por

personal de Psicología entre los meses de agosto y septiembre del 2019.

Los instrumentos empleados corresponden al SEI está compuesto por 25 ítems que generan un puntaje total

(Autoestima Total) y tres áreas de la autoestima: Autoestima General (sí mismo), social y familiar y para el

Mindfulness se empleó el Mindful Attention Awareness Scale (MAAS) de Warren y Ryan.

Los resultados fueron capturados en una base de datos y analizados por el paquete estadístico SPSS versión 21.

Se utilizaron pruebas de normalidad para determinar si se trataba de pruebas paramétricas o no paramétricas,

por lo que se determinó realizar el análisis por medio del estudio de correlación bivariado de Sperman.

Resultados

En este estudio participaron 53 mujeres que completaron los criterios de selección, con una edad promedio de

54.2 años, rango entre 36 y 73 años, de las cuales el 40% se ubicaron en el grupo que va de los 49 a 59 años de

edad, originarias de 18 municipios del estado de Tamaulipas y 1 de Veracruz, de las participantes, un 87% tienen

hijos, entre 1 y 10 hijos, siendo 3 el número más frecuente de hijo; un 41% tenían antecedentes de cáncer entre

los miembros de su familia; el 75% se dedican al hogar, 58% con un nivel educativo igual o menor a educación

básica, el 87% presentaron cese de la menstruación, el 62% no tenían vida sexual activa al momento de su

entrevista; el 75% derechohabientes del Seguro Popular, al 96% se les practicó mastectomía unilateral, de las

cuales el 51% se realizó de la mama izquierda, y 49% derecha, de ellas, el 58% fueron mastectomías radicales; el

36% de las cirugías fueron realizadas en el año 2016, el 31% en el 2017, el 26% en el 2018 y el 6% en el 2019; a la

fecha de la entrevista el 87% de ellas no cuenta con cirugía de reconstrucción y el 11% presentaron metástasis.

Respecto a las puntuaciones generales del Inventario de Autoestima (SEI), la calificación media fue de 73.96,

que corresponde a un Nivel de Autoestima Medio alto (Tabla 3), misma interpretación que para el Autoestima

Social (N=68.51) y Autoestima Familiar (N=68.04), de éste factor llamó la atención que se encontró que una sola

participante que reflejó una Baja Autoestima Familiar (n=5); la puntuación del Autoestima General resultó con

un Nivel Alto (N=77), este factor se refiere a “las actitudes que presenta el sujeto frente a su autopercepción y

propia experiencia valorativa sobre sus características físicas y psicológicas”.

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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En cuanto a los resultados generales del Mindful Attention Awareness Scale (MAAS), la pruntuación promedio

fue de 72, con rangos entre los 40 y 90, resultado que muestra un alto grado de conciencia plena, ya que

puntuaciones promedio de los participantes no clínicos suelen situarse en torno a los 65 puntos (Barajas, 2014).

Se analizaron las correlaciones entre las variables, donde se observó una alta correlación positiva entre

el Autoestima Total con el Autoestima General (?=0.806) y Autoestima Social (?=0.727), lo que se entiende

como que, a mayor autoestima total, mayor será la autoestima general (de sí mismo) y familiar. Además se

encontraron correlaciones moderadas positivas entre las siguientes variables: Mindifulness y Autoestima Total

(?=0.441), Mindfulness y Autoestima Personal (?=0.441), así como Autestima Total con Autoestima Familiar

(?=0.409). El resto de las variables no moestraron correlaciones signitifativas, como la relación entre Mindfulness

y Autoestima social (?=0.228).

Desarrollo de habilidades prosociales en empleados y voluntarios, que laboran cuidando a adultos mayores.

Dra. Belem Medina Pacheco, Dra. María Inés Gómez del Campo del Paso y Mtra. Tamara Melina Villar Zepeda.

Facultad de Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Descriptores: habilidades prosociales , talleres vivenciales, trabajadores asistenciales, adultos mayores, .

Las habilidades pro sociales han sido objeto de investigación desde la década de los 60s, el desarrollo de este

tipo de habilidades es indispensable para la vida desde edades tempranas, la capacidad de relacionarse en un

entorno social, depende en gran medida de que tan desarrolladas fueron estas habilidades en una persona a

lo largo de su vida, los escenarios en los que se vuelve necesaria la presencia de dichas habilidades son muy

variados, el ámbito laboral es uno de ellos, especialmente en los empleos relacionados a la asistencialidad.

El cuidado que se les brinda a las personas de la tercera edad es un acto de gran relevancia, debido a que el trato

o la atención que se les otorga a las personas con alguna vulnerabilidad es una actitud pro social que beneficia

a la persona a la cual se le cuida y ayuda. El trabajo de los cuidadores es de suma importancia para las personas

con alguna vulnerabilidad, ya que les ayudan, protegen y cuidan para que así las personas de la tercera edad

tengan una mejor calidad de vida, sin embargo, muchas veces se deja de lado el cuidado personal del cuidador,

lo que puede afectar el desempeño de su trabajo, ya que, el fungir como cuidador provoca cansancio tanto el

aspecto físico como psicológico.

Método

La presente investigación es de tipo cualitativa con método fenomenológico y fue realizada en dos instituciones

diferentes, la primera, con personal de la estancia diurna del adulto mayor (EDAM), institución perteneciente

al DIF y la segunda en el Patronato de apoyo al anciano “Mano amiga”; tuvo como objetivo general: promover

a través de un taller vivencial el desarrollo de actitudes pro sociales en personal encargado de brindar atención

a adultos mayores. Como objetivo particular, se analizaron las diferencias actitudinales en personal contratado

formalmente para el cuidado del adulto mayor y personal que realiza dicha actividad de manera voluntaria.

Resultados

La implementación de ambos programas de intervención a través de dos talleres vivenciales, permitió obtener

información directa de los participantes, dicha información fue analizada mediante la técnica análisis del

discurso, los resultados arrojaron que los participantes lograron internalizar una concepción mejor construida

de las habilidades pro sociales abordadas dentro del taller y esto a su vez se ve reflejado tanto en el discurso

que emiten al hablar de las habilidades pro sociales, como en su accionar posterior al taller en el ejercicio de su

labor.

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Los participantes de investigación reconocieron que las principales habilidades pro sociales que deben de

desarrollar para un mejor ejercicio de su trabajo, son principalmente la empatía, la comunicación asertiva,

el manejo asertivo de emociones, la paciencia y tolerancia. Así como también el compromiso, el servicio y la

disposición.

Por otro lado, se observa que la principal diferencia actitudinal en el personal de ambas instituciones tiene

que ver con la razón por la que ejercen dicha labor de cuidador, las personas que son empleados del EDAM

visualizan su labor como una obligación ya que es parte de su trabajo, lo cual los hace sentirse con mayor carga

y cansancio o incluso frustración. Al contrario de las personas que forman parte del Patronato mano amiga que

laboran de manera voluntaria, los cuales expresan que les gusta apoyar a la población adulta, ya que esto les

hace sentirse bien consigo mismo y se dan cuenta de que trabajar con los adultos mayores les es grato, ayudarlos

en lo que pueden les genera tranquilidad consigo mismos, ya que están apoyando a una población dejada de

lado o ignorada, ya sea por la sociedad o por la propia familia, debido a que tienen dificultades tanto físicas,

como psicológicas y cognitivas que requieren cuidado y atención. Una de las razones por las cuales deciden ser

voluntarios es por su ámbito espiritual.

Conclusiones

Al término de la realización de la presente investigación y habiendo sido realizada de manera satisfactoria se

considera que las habilidades pro sociales representan intereses tanto personales como laborales en la vida

de todas las personas, cada una de ellas repercute de manera realmente importante en la forma en que una

persona se relaciona con quienes le rodean dentro de todos los escenarios sociales en los que se encuentre,

todas ellas sostienen una estrecha relación y se comportan de manera complementaria en el momento de su

adquisición e implementación.

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https://www.redalyc.org/articulo.oáid=112/11204504

Afrontamiento en preescolares antes y durante la pandemia.

Dra. María Teresa Monjarás Rodríguez y Mauricio Meza Cevallos.

Facultad de Psicología UNAM.

Descriptores: Afrontamiento, Preescolares, Pandemia.

Introducción

Según Da Silveira y Siepmann (2020) el aislamiento por la pandemia tiene repercusiones en la salud mental de

los niños y adolescentes. Pueden presentar miedo, ansiedad, alerta constante, preocupación, confusión mental,

estrés, cambios en el patrón del sueño, sedentarismo y cambios en los hábitos alimenticios. Por lo que se vuelve

muy necesario que se vigile a los preescolares durante la pandemia, especialmente respecto a su salud mental.

La etapa preescolar es un momento adecuado para intervenir, llena de muchos cambios para los pequeños, así

como de muchos retos, pues es cuando empezarán a aprender cómo comportarse en un ambiente escolar y

cuándo viene el reto de relacionarse con sus pares. Según Romero et al. (2017) es un momento adecuado para

implementar estrategias de prevención enfocadas en la promoción del afrontamiento, así como favorecer el

desarrollo adaptativo, como patrón predecesor de la vida adulta.

Las herramientas y habilidades que adquieren los infantes durante la etapa preescolar son fundamentales para

su crecimiento, ya que brindarán las bases para solucionar de manera adaptativa situaciones estresantes o retos

que se les presenten a lo largo de su vida, evitando desarrollar algún tipo de psicopatología en su adolescencia

o adultez.

Lazarus (1966), define el afrontamiento como un proceso que se activa cuando se percibe una amenaza, y que

tiene como objetivo regular el conflicto emocional y eliminar dicha amenaza. Las estrategias de afrontamiento

pueden ser productivas, centradas en modificar la fuente del problema, mediante la búsqueda de solución

activa, o improductivas, dirigidas a reducir la emoción. Entre las estrategias de afrontamiento productivas

se encuentran la solución activa, búsqueda de información, comunicar el problema y la actitud positiva. Por

otra parte, entre las estrategias improductivas se encontrarían la evitación cognitiva, evitación conductual,

indiferencia, reservarse el problema y conducta agresiva. (Morales et al., 2012)

El concepto de afrontamiento no se refiere a una reacción pasiva o activa de la persona frente a la adversidad, es

un mecanismo dinámico, las diferentes formas en cómo las personas interactúan realmente con los problemas

reales y dificultades diarias se reorganizan con la edad y pueden ayudar a los individuos a acumular competencias

duraderas para manejar el estrés. (Zimmer-Gembeck y Skinner,2016)

Dentro de la población infantil en México, se han encontrado las siguientes estrategias de afrontamiento (Lucio,

Durán y Godínez, 2016):

a) Funcional: implica una aproximación activa al problema, así como un componente cognoscitivo para la

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reestructuración.

b) Disfuncional: respuestas desadaptativas agresivas (p.ej., gritar,

pegar, lanzar objetos).

c) Afrontamiento centrado en la emoción: estrategias que incluyen

la expresión de emociones negativas, tales como miedo, llanto y

tristeza.

d) Evitativo: incluye actividades que implican un esfuerzo cognoscitivo para escapar del estrés, así como

respuestas placenteras alternativas, como irse a dormir.

Yeo, Frydenberg, Northam & Deans (2014) reporta un estudio en que los niños de 4 a 5 años presentaron 36

respuestas de afrontamiento diferentes, las cuales no habían sido identificadas previamente. Estas respuestas

fueron categorizadas conceptualmente en tres categorías: activa (qué hacen los niños), pasiva (como se retiran

o evitan la situación difícil) y relacional (como los niños tratan con situaciones que involucran a los otros).

Los niños en edad preescolar se inclinan más hacia las estrategias de afrontamiento centradas en la emoción

pasiva/inhibida y la evitación (Frydenberg, 2017). Es importante reconocer las estrategias de afrontamiento

características de la etapa preescolar, tales como la evitación y emocional, así como modelar estrategias

adecuadas para resolver el problema y disminuir el nivel de amenaza percibido por el infante en su contexto

(Monjarás y Romero, 2021), principalmente en estos tiempos de pandemia, con la finalidad de reducir problemas

de salud mental a futuro.

Objetivo

Analizar las diferencias en los tipos de afrontamiento en muestras independientes de preescolares antes de la

pandemia (2017) y durante la pandemia (2021).

Hipótesis

Existen diferencias en los tipos de afrontamiento en una muestra de preescolares antes de la pandemia y otra

muestra de preescolares durante la pandemia.

Método

Se realizó un estudio transversal, descriptivo comparativo.

Participantes

Se trabajó con dos muestras independientes de niños de 3 a 6 años. Una muestra de niños (N=282) donde se

aplicó el Cuestionario de Afrontamiento en 2017, de la zona Oriente y sur de la Ciudad de México y otra muestra

de niños a quienes se les aplicó el mismo Cuestionario en 2021 (N=360), durante la pandemia por COVID-19,

también de la zona oriente y sur de la Ciudad, con un total de 642 niños.

Materiales

Escala de afrontamiento para preescolares: Se empleó la escala pictórica tipo Likert con tres opciones de

respuesta, que mide la frecuencia con que los niños utilizan las estrategias de afrontamiento: la escala presentó

una varianza del 53.85% KMO=861, y consta de 17 reactivos con un alfa de Cronbach de .845. Los tipos de

afrontamiento que evalúa son: funcional, evitativo, emocional y disfuncional. (Lucio y Monjarás, 2020).

Procedimiento

Se tomó una muestra de preescolares a quienes se aplicó el cuestionario de afrontamiento en 2017 y se comparó

con otra muestra de preescolares del 2021. Cabe señalar que únicamente se consideraron para el estudio los

cuestionarios de los niños, de quienes se obtuvo el consentimiento informado de los padres y asentimiento de

los niños.

Análisis

Una vez obtenidos los datos, se realizó el análisis en el SPSS v25, ejecutando la t de student para muestras

independientes.

Resultados

Se obtuvo que existieron diferencias estadísticamente significativas en el tipo de afrontamiento disfuncional

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donde la media fue menor en la muestra correspondiente al antes de la pandemia (Media=7.5) a comparación

de la muestra aplicada durante la pandemia (Media=8.1). También se observó diferencias en el tipo de

afrontamiento evitativo, el cual fue mayor antes de la pandemia (Media=10.3) a comparación de la muestra

durante la pandemia (9.05). En cuanto al afrontamiento emocional y funcional no se observaron diferencias

estadísticamente significativas.

Conclusiones y discusión

Autores como Frydenberg (2017) refieren que los preescolares tienden a utilizar el afrontamiento centrado

en la emoción pasiva/inhibida y la evitación, así también destaca la importancia de considerar el contexto del

niño. Aunque en muestras mexicanas también se ha observado que los niños preescolares tienden a utilizar

un afrontamiento más de tipo emocional y de evitación (Lucio y Monjarás (2020), llama la atención que ante

la actual pandemia los niños muestren más estrategias de tipo disfuncional, relacionado con pegar, gritar, salir

corriendo, lanzar objetos a comparación de la muestra que se evaluó antes de la pandemia. Lo anterior podría

relacionarse con el estudio realizado por Monjarás y Romero (2021) donde se observó que el afrontamiento

disfuncional se relaciona con emociones negativas por COVID-19, emociones negativas por el encierro y por

la estrategia de los padres evitar o distraerlos de la situación. Ante situaciones que los niños preescolares no

pueden controlar y ante el estrés que desencadena no sólo la enfermedad sino el encierro, p.e desempleo en los

padres, violencia intrafamiliar, pérdida de algún familiar o de las figuras parentales, los niños podrían mostrar

estrategias disfuncionales, por lo que resulta muy importante el papel de los padres para su contención. Pues

como lo menciona Valero et al. (2020) la incertidumbre y restricciones relacionadas con la pandemia de COVID

19 han representado desafíos particulares y el afrontamiento es la clave para aprender y desarrollar estrategias

que permitan adaptarnos a la situación adversa, fomentar el afrontamiento funcional a los padres y sus hijos

preescolares es de suma importancia para prevenir problemas de salud mental.

REFERENCIAS

Da Silveira, A., & Siepmann, S. K. L. (2020). Salud mental de niños/adolescentes en tiempos de distanciamiento

social por el COVID-19. Revista Cubana de Enfermería, 36, 1–8.

Frydenberg, E. (2017). Coping and the challenge of resilience. Australia: Palgrave Macmillan

Lazarus, R. S. (1966). Psychological Stress and the Coping Process. New York., NY: McGraw-Hill.

Lucio, G. M. E., Durán, P. C. y Godínez, R. E. (2016). Validación psicométrica de la Escala Infantil de Afrontamiento.

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preescolares. Ansiedad y Estrés. 26, 20-26. https://doi.org/10.1016/j.anyes.2019.12.004

Monjarás R. M. T., & Romero, G. E. (2021). Emociones, estrés y afrontamiento en niños preescolares frente a

COVID-19. Revista Mexicana de Orientación Educativa, 18(40), 1–20. https://doi.org(10.31206/rmdo36202

Morales, F., Triantes, M., Blanca, M., Miranda, J., Escobar, M., & Fernández, F. (2012). Escala de afrontamiento

para niños (EAN): propiedades psicométricas. Anales de Psicología, 28(2), 475-483. https://doi.org/10.6018/

analesps.28.2.136221

Romero G, E., Lucio, G-M.E y Durán P, C. & Ruiz B. A. (2017). Afrontamiento y algunos problemas internalizados

y externalizados en niños. Acta de investigación psicológica, 7(3), 2757-27. https://doi.org/10.1016/j.

qipprr.2017.11.005.

Yeo, K., Frydenberg, E., Northam, E. and Deans, J. (2014).Coping with stress among preschool children and

associations with anxiety level and controllability of situations. Australian Psychological Society, 66, 93-101.

https://doi.org/10.1111/ajpy.12047

Zimmer-Gembeck, J. M. & Skinner, E. A. (2016). The development of coping: Implications for Psychopathology

and Resilience. Development Psychopathology, 4(10), 1-61. doi: 10.1002/9781119125556.devpsy41065

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Intervención para disminuir la depresión y ansiedad en familiares de consumidores de sustancias.

Mtra. Karla Silvia Murillo Ruiz, Mtra. Verónica Arredondo Martínez y Mayte Botello Cedeño.

Facultad de Psicología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Descriptores: familia, adicciones, tratamiento cognitivo conductual, ansiedad, depresión.

Resumen

La presente investigación tuvo como objetivo disminuir el nivel de depresión y ansiedad en familiares de

consumidores de drogas, a través de una intervención cognitivo conductual. Participaron 5 mujeres cuya edad

oscila entre los 22 y 51 años (x= 42.6), 3 de ellas son madres, 1 abuela y 1 hija del consumidor. Se utilizó un

diseño pre experimental de pretest, postest y seguimientos de un solo grupo, de tipo cuantitativo. Se aplicó

la Escala Autoaplicada de Depresión de Zung (SDS-Z) (Zung, 1965) y el Inventario de la Ansiedad de Beck (BAI)

(Beck, 1998; Adaptado por Guía, Hernández, Sanz y Vallar, 2011), La intervención es breve, cognitivo-conductual

e individual, está conformada por 8 sesiones de una hora y media, una vez por semana. El tratamiento favoreció

en las pacientes en la disminución de estados que generan un malestar emocional, como lo es la ansiedad y la

depresión.

La diversidad de los problemas sociales y de salud que se asocian con las adicciones se convierten en una

importante fuente de tensión y malestar (Natera, Tiburcio, Mora, y Orford, 2009, Tiburcio y Natera, 2003). Se

sabe que el consumo de drogas no solo afecta a quienes las usan, sino también a personas significativas y a la

sociedad en general. Uno de los grupos más inmediatos que se ven afectados es la familia, con implicaciones

graves para la salud psicológica y física de sus miembros. Orford y Copello (2007, como se citó en Natera, et al,

2011) han documentado ampliamente cómo las discusiones continuas, los sentimientos de preocupación, de

impotencia, de incertidumbre, depresión y un estado general de malestar de tensión y estrés se presentan en

los familiares al vivir continuamente este tipo de problemática.

El desgaste que genera las implicaciones de la adicción, puede ocasionar problemas interpersonales, así como

sentimientos de desesperanza, resentimiento, culpa, sensación de agotamiento y aislamiento. Marcon, et. al

(2012) refieren que la presencia de síntomas depresivos y de ansiedad se generan ante la imposibilidad de

poder controlar el consumo del usuario y sus consecuencias.

Se ha encontrado que los tratamientos dirigidos específicamente a la familia colaboran a reducir el consumo

de alcohol y drogas, favorecen a que el consumidor inicie un tratamiento, mejoran las relaciones conyugales,

ayudan a restablecer su integración social, reducen la deserción de tratamiento, disminuyen la frecuencia de

las recaídas y afianzan hábitos saludables (López et al, 2003). Girón, Martínez y González (2002) señalan que

las terapias dirigidas a la familia, también aumentan el compromiso de los pacientes y de la familia respecto al

tratamiento y a mejorar su funcionamiento.

Objetivo

La presente investigación tuvo como objetivo disminuir el nivel de depresión y ansiedad en familiares de

consumidores de drogas, a través de una intervención cognitivo conductual.

Método

Se utilizó un diseño pre experimental de pretest, postest y seguimientos de un solo grupo, de tipo cuantitativo.

De caso único con réplicas y evaluación pre, post y seguimiento, llamado también diseño N=1. Puede ser un

único participante o pocos, pero se estudian individual y extensamente (Kerlinger y Lee, 2002).

Participantes

Fueron 5 mujeres cuya edad oscila entre los 22 y 51 años (x= 42.6), 3 de ellas son madres, 1 abuela y 1 hija del

consumidor. Referente a su estado civil, 2 tienen una pareja estable, 1 es soltera, 1 es divorciada, 1 es viuda.

Los criterios de inclusión fueron, no abusar de alguna sustancia, saber leer y escribir, ser mayor a 18 años, vivir

o tener contacto con el familiar consumidor, no asistir actualmente a ningún tratamiento psicológico y desear

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recibir apoyo para enfrentar las situaciones asociadas al consumo del familiar; y los de exclusión son abuso del

consumo de alguna sustancia, no saber leer ni escribir, solo tener contacto ocasional con el consumidor, tomar

algún medicamento psiquiátrico y asistir a algún tipo de tratamiento psicológico o psiquiátrico.

Instrumentos

a) Escala Autoaplicada de Depresión de Zung (SDS-Z) (Zung, 1965): tiene como objetivo evaluar el nivel de

depresión en pacientes diagnosticados con algún desorden depresivo. Los índices de fiabilidad de este

instrumento son altos (índices de 0,70-0,80 en la fiabilidad dos mitades, índice de Cronbach entre 0,79 y 0,92).

b) Inventario de la Ansiedad de Beck (BAI) (Beck, 1998; Adaptado por Guía, Hernández, Sanz y Vallar, 2011):

Se centra en los aspectos físicos relacionados con la ansiedad. Ha demostrado una alta consistencia interna

(alfas de Cronbach superiores a 0,90), validez divergente moderada (correlaciones menores a 0,60), validez

convergente adecuada (correlaciones mayores a 0,50) y un alto coeficiente de confiabilidad test-retest (r=0,75).

Procedimiento

Para el análisis de datos se utilizó la estadística descriptiva para describir las características de las participantes,

así como para obtener los niveles de depresión y ansiedad evaluados antes y después del tratamiento. Cabe

mencionar que todos los participantes tuvieron dos seguimientos, uno al mes y otro a los tres meses y solo en

algunos casos, se tuvo un tercer seguimiento a los seis meses después del tratamiento.

Resultados

Participante 1 (P1)

Mujer de 50 años de edad, con pareja estable y jubilada. Estudió una carrera técnica y actualmente se dedica

al hogar. Es madre de dos hijos varones quienes residen en otro lugar por cuestiones académicas. El hijo menor

de la P1 consume marihuana.

a) Escala de Depresión (SDS-Z): En la paciente 1 los niveles de depresión se mantienen tanto en el pretest,

postest y seguimientos, siendo estos normales. Sin embargo, las puntuaciones se modifican de una evaluación a

otra, disminuyendo en el postest, elevándose en el seguimiento 1 y disminuyendo en el seguimiento 2,

b) Escala de Ansiedad (BAI): La paciente 1 presenta un nivel mínimo de ansiedad en los 4 resultados, disminuyendo

de pretest a postest y manteniéndose como en el postest en el seguimiento 2.

Participante 2 (P2)

Mujer de 51 años de edad, divorciada hace 4 años, reside en Morelia. La P2, trabaja y estudia una licenciatura los

fines de semana. Es madre de dos hijos, la hija mayor estudiante de maestría y el hijo menor es policonsumidor

(marihuana, cocaína y cristal) y no estudia actualmente.

a) Escala de Depresión (SDS-Z): En la paciente 2 los niveles disminuyen tanto en el pretest, postest y seguimientos.

En el pretest la sintomatología depresiva es severa, en el postest disminuye a un nivel mínimo y éste se mantiene

en el seguimiento 1; en el 2 y 3 baja a un nivel normal.

b) Escala de Ansiedad (BAI): La paciente 2 presenta un nivel grave de ansiedad en el pretest y disminuye en el

postest a moderada. En seguimiento 1 baja a un nivel leve y se mantiene en el seguimiento 2. En el seguimiento

3, disminuye a mínima.

Participante 3 (P3)

Mujer de 22 años de edad, soltera y estudiante de licenciatura. Es hija del consumidor de alcohol, vive con él y

con su madre, sus dos hermanos mayores no viven en la misma casa.

a) Escala de Depresión (SDS-Z): En la paciente 3, el nivel de depresión normal se mantiene en el pretest, postest

y seguimientos. Y los puntajes disminuyen de pretest a postest y seguimiento 1; el seguimiento 2 tiene el mismo

puntaje que el 1.

b) Escala de Ansiedad (BAI): La paciente 3 presenta un nivel leve de ansiedad en el pretest, postest y seguimientos,

manteniendo también sus puntajes.

Participante 4 (P4)

Mujer de 49 años de edad, con pareja estable, estudios de primaria y comerciante. Es abuela del consumidor

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y se hace cargo del él desde hace 6 años, cuando los padres se separaron y lo dejan en su casa; sus dos hijas

trabajan con ella en el negocio, ya que no tienen trabajo.

a) Escala de Depresión (SDS-Z): En la paciente 4, el nivel de depresión mínimo disminuye en el pretest a normal,

se mantiene en los seguimientos. El puntaje disminuye de postest al seguimiento 1, aumenta en el 2 y disminuye

en el 3 (mismo puntaje que el seguimiento 1).

b) Escala de Ansiedad (BAI): La paciente 4 presenta un nivel grave de ansiedad en el pretest, disminuyendo en

el postest a mínimo y manteniéndose este en los seguimientos

Participante 5 (P5)

Mujer de 41 años de edad, viuda, con estudios de preparatoria y empleada. Es madre de cuatro hijos y la mayor

es la que consume.

a) Escala de Depresión (SDS-Z): En la paciente 5, el nivel de depresión mínimo disminuye en el pretest a normal,

este se mantiene en los seguimientos.

b) Escala de Ansiedad (BAI): La paciente 5 presenta un nivel leve de ansiedad en el pretest, disminuyendo en el

postest a mínimo y manteniéndose este en los seguimientos.

Discusión

Cuando el nivel de ansiedad es alto acompañado de conductas desadaptativas, genera malestar y desadaptación,

que experimentan quienes viven con personas adictas. En la presente investigación se identifican los cambios

que existen en las mujeres que participan en el tratamiento, al inicio presentan niveles de graves y mínimos

y al terminar la intervención, disminuye en dos casos de grave a mínima, en otro de grave a mínima y en los

otros dos se mantiene en niveles mínimos y leves. Esto indica la relevancia de trabajar con los familiares de los

drogodependientes en la identificación de emociones y manejo emocional, lo que permitirá aclarar lo que los

pacientes sienten ante las problemáticas que enfrenten y de igual manera manejarlas, además se identifica la

eficacia de la intervención.

Con lo que respecta al nivel de depresión se observa que antes de iniciar el tratamiento, dos de las pacientes

presentan un nivel mínimo, una un nivel severo y dos en normal; esto quiere decir que tres de las mujeres

con un familiar adicto presentan síntomas de depresión, lo que corrobora lo señalado en la teoría, Velasco

(2004) y Natera, Tiburcio, Mora y Orford (2009). La intervención permite en los casos que presentan síntomas

depresivos, disminuir el nivel y en los que no lo presentan reforzar y mantener el manejo emocional adecuado:

dos pacientes presentan antes de la intervención un nivel normal y este se mantiene al finalizarla, en dos casos

disminuye de mínima a normal y en un caso de severa a normal.

Esto significa que el tratamiento favoreció en las pacientes en la disminución de estados que generan un malestar

emocional, como lo es la ansiedad y la depresión. El trabajo que cada una de las pacientes realizó durante la

intervención permitió mejorar su manejo emocional y la manera en cómo percibían la problemática, es así,

como desarrollan habilidades para hacer frente a los conflictos, mejoran su estado de ánimo y su bienestar

psicológico.

Referencias

Marcon, S,R., Rubira, M.M. y Barbosa, D,A, (2012). Calidad de vida y los síntomas depresivos en cuidadores y los

adictos a las drogas. Revista Latino-americana Enfermagem, 20(1), 167-174.

Natera, G., Medina, P., Callejas, J. y Tiburcio, M. (2011). Intervención a familiares de consumidores de alcohol.

Efectos de una intervención a familiares de consumidores de alcohol en una región indígena en México. Revista

Salud Mental, 34, 195-201.

Natera, G., Tiburcio, M., Mora, J. y Orford, J. (2009). Apoyando a familias que enfrentan problemas por el

consumo de alcohol y drogas. México: Pax.

Tiburcio, M. y Natera, G. (2003). Evaluación de un modelo de intervención breve para familiares de usuarios de

alcohol y drogas. Un estudio piloto. Salud Mental, 26(5), 33-42.

Velasco, R. (2004). La familia ante las drogas. México: Trillas.

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Propiedades psicométricas de la Escala de Regulación Emocional para Jóvenes y Adultos.

Lic. Susana Nava Andrade, Dra. Mónica Fulgencio Juárez, Dra. Joanna Koral Chávez López,

Mtra. Esther Gabriela Kanán Cedeño y Dr. Roberto Oropeza Tena.

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Descriptores: Regulación emocional, Confiabilidad, Validez, Psicometría, Adultos.

Las emociones son la base psicológica del individuo que guían su recorrido cotidiano; son fundamentales en la

adaptación y supervivencia. Para cumplir con importantes funciones es necesario que se reconozcan, acepten

y expresen de manera adecuada, de lo contrario, serán inapropiadas y constituirían un factor que propicia la

falta de adaptación, problemas psicológicos y enfermedades del individuo. Debido a esto, ha sido necesario

rescatar la importancia que tiene el ser humano en el manejo y expresión de sus emociones. La regulación de las

emociones es una de las habilidades emocionales que ha tomado importancia en los últimos años debido a que

se ha demostrado su influencia en el bienestar psicológico del individuo. Este proceso implica que la persona

module (reduzca o aumente) la intensidad y duración de una emoción, lo que permite la disminución de la

experiencia emocional en el instante y sea manejable, y al mismo tiempo permita el control del comportamiento

que se derive de ella. La regulación emocional es fundamental pues los niveles altos se asocian con un mejor

funcionamiento y su déficit podría traer consecuencias en la salud y calidad de vida de las personas.

Explicaciones como las anteriores son solo algunas encontradas y que apoyan al campo de conocimiento de

la regulación emocional, pero surge la necesidad de seguir en la búsqueda de evidencias que contribuyan al

entendimiento de esta habilidad por lo que una de las vías es el desarrollo de instrumentos que identifiquen

el estado emocional de las personas y al mismo tiempo permitan conocer el desarrollo de las estrategias de

regulación de emociones en el ser humano, por lo que su estudio logrará crear estrategias de intervención, con

el fin de evitar o dar solución a problemas que se puedan presentar como consecuencia de un desajuste en la

regulación emocional.

Por lo que la presente investigación tuvo como propósito desarrollar y analizar las propiedades psicométricas

de una escala para medir regulación emocional en jóvenes y adultos. El trabajo está basado en la teoría de la

regulación emocional de James Gross con el “Modelo Modal de Regulación Emocional” que trata principalmente

sobre el proceso generador de emociones, a través de cinco fases. El motivo de su referencia es por el enfoque

que le da al estudio las emociones pues las considera como estados de menor intensidad, pero de larga duración;

además por la importante contribución donde explica la manera en que las emociones pueden ser modificadas

antes de que aparezcan o incluso cuando están ocurriendo. También, porque sostiene el papel importante

que tiene el individuo en el proceso de la regulación de emociones, debido a su responsabilidad en el manejo

y expresión de los estados emocionales, procesos definidos por el ambiente en el que se desarrolla y por los

objetivos que persigue

El estudio es de tipo instrumental, pues pretende aportar evidencias de validez y confiabilidad de un instrumento

que mida un constructo psicológico. De esta manera y de forma inicial se desarrollaron 51 ítems agrupados en

cinco dimensiones, propuestas en el modelo antes mencionado; selección de la situación, modificación de la

situación, cambio cognitivo, despliegue atencional y modulación de la respuesta. A partir de la evaluación de

nueve jueces y de las observaciones realizadas, se modificaron los ítems. Posteriormente, de manera virtual

y mediante la plataforma Google Forms® se aplicó la escala a 354 participantes de 18 a 60 años, 65 hombres

(18.4%) y 289 mujeres (81.6%), la edad media fue de 28.84 años, con una desviación típica de 9.8. El 51.4%

(182) de los participantes pertenecían a Michoacán; el 9.6% (34) a Estado de México, el 7.3% (26) a la Ciudad

de México; el 3.4% (12) Jalisco; el 3.1% (11) de Puebla, al igual que Querétaro; el 2.5 (9) a Veracruz y el 19.4%

restante se distribuía en los demás estados de la república. El 48% (170) eran estudiantes; mientras el 14.1%

(50) se dedicaban a diversas actividades y el 11% (39) eran profesionistas independientes.

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Para analizar los datos se calculó la confiabilidad y un análisis factorial exploratorio utilizando el método de

máxima verosimilitud, con rotación oblicua y consistió en la eliminación de ítems que no presentaran carga

factorial mayor o igual a .30 en ningún factor, también se descartaron aquellos que por mínima cantidad

conformaran un factor, de igual forma se eliminaron los ítems en donde la diferencia de la carga factorial entre

ellos fuera menor de .10, y por último, aquellos si su pertenencia exclusiva a un factor no pudiera ser explicada

teóricamente.

Como resultados, se obtuvo un KMO de .859 y la prueba de esfericidad de Bartlett fue significativa al .000. La

escala final quedó compuesta por 22 ítems distribuidos en seis factores; el índice de confiabilidad de la escala

total fue bueno (?=.826) y los alfas por dimensión fueron: evitación con tres ítems y nivel de confiabilidad de

?=.752; modificación de la situación con cuatro ítems y alfa de Cronbach de ?=.821, modulación de la respuesta

con cinco ítems y nivel de confiabilidad ?=.657; cambio cognitivo con tres ítems y alfa de Cronbach de ?=.794,

estrategias dirigidas al mantenimiento de emociones con tres ítems y nivel de confiabilidad de ?=.797 y selección

de la situación con cuatro ítems y alfa de Cronbach ?=.752

De acuerdo con los resultados, esta escala será de gran utilidad para realizar el diagnóstico e identificar en los

jóvenes y adultos las estrategias que aplican para regular sus emociones de forma general y si es el caso, se

puedan planear intervenciones específicas de acuerdo con las necesidades detectadas en la población, así como

para la orientación para regular sus emociones en la vida cotidiana.

En conclusión, la escala da evidencia de ser una herramienta confiable y válida para evaluar la regulación

emocional en jóvenes y adultos, con lo cual se cuenta con un instrumento para realizar identificar en qué medida

la población posee esta característica y pueda ser relacionada con otros factores, permitiendo así el incremento

de evidencias que apoyen al entendimiento del aspecto psicológico del ser humano y por lo tanto a comprender

su influencia directa en el funcionamiento y desempeño en la vida cotidiana, aportando más herramientas al

trabajo clínico existente y a su continua actualización.

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Conductas de riesgo en jóvenes estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit.

Mtra. Elvia Lizette Parra Jiménez, Mtra. Cecilia del Carmen Rojas Montoya, Mtra. Irene Margarita Espinosa

Parra, Dra. Ma. del Rocío Figueroa Varela y Mtra. Raquel Rocío Hernández Pacheco.

Universidad Autónoma de Nayarit.

Descriptores: Conductas, Riesgo, Jóvenes, estudiantes.

Introducción

La presente investigación consiste en un estudio que se realizó a jóvenes estudiantes de Programas Educativos

de Nivel Superior reconocidos por su Calidad, de la Universidad Autónoma de Nayarit campus Tepic, que consta

de 16 programas académicos acreditados, Contaduría, Administración y Mercadotecnia, Turismo, Ciencias de la

Educación, Psicología, Derecho, Comunicación y Medios, Informática y Sistemas Computacionales, Economía,

Ingeniería en Agronomía, Médico Cirujano, Enfermería, Cirujano Dentista, y Químico Farmacobiólogo.

Se aplicó el instrumento CRJ- 2020 que mide 6 dimensiones ideación suicida, crisis conflictos familiares, malestar

psicológico, acoso sexual, violencia de pareja y habilidades en el uso del condón.

El estudio consiste en describir las conductas de riesgo que presentan los estudiantes de la Universidad

Autónoma de Nayarit, con la finalidad de identificar los riesgos que existen en las 6 dimensiones que integran el

instrumento y así en una segunda etapa generar estrategias de intervención.

Según la Organización Mundial de la Salud [OMS] (2021) es fundamental promover el bienestar y la salud mental

en las y los jóvenes, a la vez hace hincapié en la importancia de prevenir los factores de riesgo que pueden llegar

a afectar su salud física y mental en el futuro y su capacidad para desarrollar sus potencialidades.

A su vez “los factores de riesgo implican determinadas conductas de riesgo, las cuales son acciones activas

o pasivas que involucran peligro para el bienestar y que conllevan a consecuencias negativas para la salud o

comprometen aspectos del desarrollo” (Argaez et al, 2018, p.260)

Dentro de las problemáticas que para la OMS (2021) son las más comunes entre los adolescentes y jóvenes se

encuentran los comportamientos de riesgo en los qué se incluyen las prácticas sexuales de riesgo, suicidio y

autolesiones, violencia y los trastornos emocionales que muchas veces llevan a este grupo de edad a experimentar

irritación, frustración y cambios rápidos en el estado de ánimo.

Por tanto, Corona y Peralta (2011) consideran que las conductas de riesgo en los adolescentes y jóvenes impactan

en la muerte a temprana edad, por lo que los profesionales de salud deben estudiarlas, conocerlas, investigarlas

y por lo tanto promover su prevención y generar estrategias de intervención.

Justificación

Las conductas de riesgo se han convertido en un problema de salud pública debido a qué se considera una de

las principales causas de muerte en jóvenes de acuerdo con la OMS (2021) las lesiones y traumatismos causada

por accidentes son la principal causa de muerte en adolescentes y jóvenes, le siguen la violencia, las conductas

autolesivas y los problemas relacionados con la maternidad.

Así en México, las principales causas de muerte en jóvenes entre 15 y 19 años en los años 2018 y 2019 se

encuentran relacionadas según la Secretaría de Salud (como se citó en Richardson y Rodríguez, 2021) a homicidios

en primer lugar con un 26 %, en segundo lugar se encuentran los accidentes en su mayoría de transito con un

25.8% y se suman a estos lesiones intencionales suicidio con un 7.7% y trastornos mentales y enfermedades del

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sistema nervioso con un 5.3%; en el caso de las mujeres en el mismo periodo y grupo de edad, se presentaron

causas de muerte relacionadas a conductas de riesgo como los accidentes con 14.3%, lesiones intencionales

(homicidio) 12.2 %, lesiones intencionales (suicidio) 8.5%.

Otro aspecto que nos indica la importancia de investigar las conductas de riesgo en jóvenes son las cifras que

se presentan en la Encuesta Nacional de la Dinámica Demomgráfica [ENADID] [INEGI] (2018), la edad mediana

de inicio de la vida sexual es a los 17.5 años, otro dato interesante mencionado en dicha encuesta es qué solo

el 59.9% de las mujeres jóvenes en el grupo de edad entre los 15 y 19 años que han tenido relaciones sexuales

refieren haber utilizado algún método anticonceptivo.

A su vez es de suma importancia investigar la violencia, la cuál como se menciona anteriormente es una de las

principales causas de muerte entre jóvenes, exponerse a esta problemática para la Organización Panamericana

de la Salud [OPS] (2020) puede aumentar el riesgo de mantener conductas de riesgo como lo es el consumo de

tabaco y de bebidas alcoholicas, uso de drogas ilegales; así de sufrir trastornos mentales o tendencia al suicidio;

y enfermedades crónicas como enfermedades del corazón, diabetes o cáncer; infecciones de trasmición sexual

como el VIH y problemas sociales como los homicidios o violencia de pareja.

Una de las conductas de riesgo en jóvenes investigadas en este estudio es la violencia en el noviazgo la cuál de

acuerdo a la Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo elaborada por el Instituto Mexicano

de la Juventud (2008) muestra que de los y las jóvenes encuestados el 76% han sido víctimas de violencia

psicológica, 15% violencia física y el 16.5% de las mujeres indicaron experimentar violencia sexual por parte de

su pareja.

Por lo que de acuerdo a los datos y cifras que se mencionan con anterioridad surge la necesidad de generar

investigaciones que proporcionen datos específicos de las conductas de riesgo en Jóvenes de la Universidad

Autónoma de Nayarit.

Objetivo general.

Describir las conductas de riesgo que se presentan en estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit.

Objetivos específicos

Describir las principales conductas de riesgo de los estudiantes universitarios.

Identificar el nivel de alto riesgo de ideación suicida, crisis conflictos familiares, malestar psicológico, acoso

sexual, violencia de pareja y conducta sexual de riesgo a través del uso del preservativo.

Metodología

Con base a los objetivos planteados se llevó a cabo la primera fase de la investigación con un enfoque de tipo

cuantitativo y un diseño de estudio descriptivo y transversal. Se realizó un muestreo probabilístico considerando

16 programas académicos acreditados hasta febrero del 2019 campus Tepic de la Universidad Autónoma de

Nayarit. Se obtuvo la muestra estratificada de cada programa académico a través de una muestra finita con un

95% de confiabilidad y 0.05 error estimado (1.95 puntuación z).

Se obtuvo una participación de 1255 estudiantes, cumpliendo como criterio de acreditación el ser alumno

inscrito al semestre enero- junio 2020 y agosto- diciembre 2020, se excluyeron aquellos estudiantes que no

completaron en su totalidad el cuestionario.

Se aplicó el cuestionario Conductas de Riesgo Juvenil 2019, instrumento construido y validado a partir de un

estudio exploratorio con grupos focales respecto a las principales conductas de riesgo. La validez y confiabilidad

se obtuvo de una muestra de 357 estudiantes de la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima,

encontrando las siguientes cifras de Confiabilidad Alfa Cronbach Ideación Suicida de 0.901, Violencia de pareja

de 0.909, Malestar psicológico de 0.856, Acoso de 0.813, Conflictos familiares de 0.705 y conductas de riesgo

sexual a través del uso del preservativo 0.895.

El instrumento evalúa 6 dimensiones: conductas sexuales de riesgo, acoso, violencia de pareja, conflictos

familiares, ideación suicida y malestar psicológico. Dichas dimensiones se conforman por la agrupación de

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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preguntas con respuestas tipo Likert que van desde totalmente de acuerdo a totalmente en desacuerdo.

Una vez seleccionada la muestra, se contactó a los directivos de los programas académicos solicitando

la autorización correspondiente para acceder a los grupos, posteriormente se envió el link del cuestionario

realizado a través de la aplicación de google forms. Cada cuestionario incluía un consentimiento informado y

los datos principales del estudio.

Al obtener la información por medio de la aplicación, se llevó a cabo un análisis cuantitativo de la información,

enfocada al tipo de diseño. Por medio del programa SPSS versión 22 se obtuvieron análisis de frecuencias,

medidas de tendencia central, medidas de variabilidad y cálculo de riesgo de cada dimensión.

Resultados

Se incluyeron 1237 estudiantes, excluyendo 18 participantes por omisión de respuestas. Participaron 394

(31.85%) hombres y 843 (68.14%) mujeres

Con una media de edad de 20.7 años, DE de 3.56 , siendo 19 años la edad más predominante. Con una edad

mínima de 17 y una máxima de 65, se obtuvo un rango de 48.

Encontramos resultados significativos por cada dimensión, detallando lo relevante a continuación: El 63.13 %

(781) de los estudiantes afirman haber tenido relaciones sexuales, con un promedio de edad para el inicio de su

vida sexual activa de 17.42 años, DE 1.46; con un mínimo de 13 años y máximo de 29. Solo el 55.8 %(436) de los

que han tenido relaciones sexuales refieren siempre utilizar preservativo y se consideran hábiles para su uso el

65.04%.

Respecto a los conflictos familiares el 32.01% de los estudiantes se han sentido tan mal que han pensado en

irse de casa. El 22.8% alguna vez han pensado en quitarse la vida. La dimensión de violencia engloba desde la

manipulación, control, agresiones físicas, verbales y mentales, encontrando que el 4.5% de la población ha sido

golpeada sin encontrar diferencias significativas entre hombres y mujeres.

El malestar psicológico engloba depresión, ansiedad, culpa, sentimientos de rechazo y desmotivación; resultando

que más de la cuarta parte de la población refiere alguno de éstos, sobresaliendo la dificultad para pedir ayuda,

el realizar actividades en automático y el deprimirse en caso de dificultades escolares.

El acoso y la inseguridad en las calles es una problemática real, el 60.7% de los estudiantes se han sentido

inseguros caminando por las calles siendo el 88.4% mujeres.

La categorización de alto riesgo se obtuvo de las variables correspondientes a cada dimensión, considerando las

respuestas acuerdo y total acuerdo.

Se encontraron los siguientes porcentajes clasificándose en ALTO RIESGO; para Ideación suicida un 19.32%,

Violencia de pareja 8.4%, Acoso 34.27%, Conflictos familiares 22.55%, Malestar psicológico 46.07% y Conducta

sexual de riesgo a través del uso del preservativo de 44.17%.

Conclusiones

De acuerdo a los resultados presentados con anterioridad se concluye que los jóvenes de la Universidad

Autónoma de Nayarit presentan en algún porcentaje conductas de riesgo como la ideación suicida, violencia de

pareja, acoso, conflictos familiares, sin embargo las conductas de riesgo con más alto porcentaje presentadas en

esta investigación son el malestar psicológico y las conductas de riesgo sexual a través del uso del preservativo,

por lo que es de suma importancia generar estrategias de prevención e intervención con la finalidad de impactar

en el bienestar y salud mental de los jóvenes universitarios.

Argaez, S; Echeverría, R; Evia,N; Carrillo, C. (2018). Prevención de factores de riesgo en adolescentes: Intervención

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Ansiedad en universitarios durante la fase 3 de la pandemia de COVID-19 en México.

Dra. Gabriela Isabel Pérez Aranda, Dr. Sinuhé Estrada Carmona, Mtro. Eric Alejandro Catzín López,

Dra. Liliana García Reyes y Dr. Miguel Ángel Tuz Sierra.

Universidad Autónoma de Campeche.

Descriptores: Ansiedad, Covid-19, Universitarios, Pandemia, México.

La infección por COVID-19 ha afectado a casi todos los países, se han confirmado más de 6 millones de casos,

de los cuales han fallecido un poco más de 400mil1, dicha infección se extiende rápidamente y las tasas de

contagio son cada vez más altas, este comportamiento epidémico preocupa a nivel internacional, por lo que

se ha generado un incremento en la evidencia científica con respecto a esta enfermedad aún con muchas

interrogantes que responder (OMS, 2020; Aragón-Nogales, R., Vargas-Almanza, I., & Miranda-Novales, M.G.,

2019)

Según Ramos (2020), el nuevo coronavirus COVID-19 (nombrado así por la Organización Mundial de la Salud), ha

mantenido la atención de la salud pública global. Esta epidemia, la cual se origina específicamente en la ciudad

de Wuhan, provincia de Hubei, en China continental, evoluciona de forma rápida, lo que genera nuevos datos

cada día relacionados a la cantidad de infectados y decesos.

A finales de febrero del año 2020 llega a México y a partir del 16 de marzo del 2020 el Gobierno de México

ordena la interrupción de actividades básicas, en un intento por frenar la dispersión y transmisión del nuevo

coronavirus, así como reducir las consecuencias de la infección, complicaciones y decesos que pudiera ocasionar

en la población mexicana. De igual manera, a través de la subsecretaria de Salud anuncia que “se mantendrán

limitadas las actividades hasta nuevo aviso en todo espacio público como una disposición efectiva de sana

distancia”.

El 20 de abril del año 2020 México inicia la fase 3 de la pandemia por COVID-19, esta fase se registra cuando el

virus se encuentra en la mayor parte del país, siendo los contagios comunitarios y no importador, es decir, los

contagios se dan entre propios habitantes de una comunidad dada y no son generados por personas fuera de

ella; es la fase de máxima transmisión y en donde se registra la mayor cantidad de casos por día.6 Ante esta fase,

el subsecretario de salud del país, informa la extensión de la Jornada Nacional de Sana Distancia y la suspensión

de actividades no esenciales con la finalidad de mitigar la trasmisión del virus (Secretaría de Salud, 2020)

En este escenario, como en otros países, las universidades mexicanas no han sido la excepción y para enfrentar

la condición sanitaria surgida por el COVID-19, autoridades de las Instituciones de Educación Superior asociadas

a la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES, 2020), establecen un

Acuerdo Nacional limitando actividades presenciales.

Más allá de los riesgos y consecuencias en el ámbito médico, es innegable el impacto psicosocial de esta pandemia,

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condición extraordinaria, en la cual es difícil predecir con exactitud lo que sucederá y por tanto evaluar las

consecuencias psico-emocionales que ocasionará el COVID-19. En este sentido, el miedo a lo desconocido y la

incertidumbre se convierten potencialmente en trastornos mentales como ansiedad, somatización, depresión y

aumento en el consumo de sustancias según resultados reportados por algunas de las investigaciones realizadas

en el continente asiático, desde el inicio de la pandemia (Shigemura, Ursano, Morganstein, Kurosawa, Benedek,

2019)

Ya diversos estudios realizados en España y en Latinoamérica han constatado el incremento de niveles de estrés

(junto con otras implicaciones psicológicas como la depresión) en adolescentes y adultos jóvenes relacionadas

al confinamiento y aislamiento social derivado de la pandemia por COVID-19 (Apaza, Seminario, y Santa-Cruz,

2020; Atencio, Bustamante y Vargas, 2020; Gonzales, 2020; Jiménez, Trujillo y Rodríguez, 2020), por lo que resulta

importante estudiar los niveles de ansiedad durante la fase 3, que, como se ha mencionado con anterioridad, es

la fase de mayor contagios y en donde se establecen medidas más estrictas por parte de los gobiernos.

Como mencionan Sierra, Ortega y Zubeidat (2003), “el estrés se relaciona principalmente, a la situación, mientras

que la ansiedad alude a la reacción ante estos sucesos estresantes”. Por su parte, autores como Bensabat

describe que “la ansiedad es una emoción de estrés”, mientras que Spielberger considera que los términos

estrés y miedo son “indicadores de fases temporales de un proceso que da lugar a la reacción de ansiedad”16.

En este sentido, y para efectos del presente estudio, se entenderá la ansiedad como un estado de estrés agudo

y constante.

En una pandemia, el miedo incrementa los niveles de estrés y ansiedad en individuos sanos e intensifica los

síntomas de aquellos con trastornos mentales preexistentes. Es común que antes, durante y después de

una pandemia como la que vivimos desde inicios del 2020, las personas experimenten diversas respuestas

emocionales que pueden contribuir de manera favorable o desfavorable al cuidado de su propio bienestar, es

por ello por lo que resulta fundamental reconocer, en consecuencia, dichas respuestas psico-emocionales como

factor determinante para la toma de acciones (Ramírez-Ortiz, Castro-Quintero, Lerma-Córdoba, Yela-Ceballos y

Escobar-Córdoba, 2020).

Huarcaya-Victoria (2020), afirma que en la situación de la pandemia de COVID-19, los individuos que presentan

ansiedad en niveles altos tienden a interpretar sensaciones corporales de nula gravedad como prueba de

encontrarse infectados por el nuevo coronavirus, esto a su vez, aumenta sus niveles de ansiedad y puede

interferir en la toma de decisiones objetivas y, por ende, en su comportamiento. Todo ello puede llevar a

comportamientos desadaptativos como presentarse frecuentemente en las clínicas de salud para quitarse la

idea de estar enfermos, excesiva limpieza de manos, aislamiento social y compras de pánico; sin embargo, hay

personas que llegan al extremo lo que genera consecuencias personales y para su comunidad. Por el contrario,

los niveles bajos de ansiedad por la salud podrían ser perjudiciales, ya que es posible que las personas se crean

inmunes al contagio y no cumplan las indicaciones de salud pública y de distanciamiento social.

De esta forma, un grupo de riesgo para presentar ansiedad debido a las altas exigencias sociales, psicológicas

y académicas lo constituyen los universitarios, quienes comúnmente presentan estrés elevado. La época

universitaria es una etapa de la vida caracterizada por la consolidación de proyectos de vida, alcance de la

mayoría de edad, el aumento de ciertas responsabilidades en los ámbitos psicosociales y, en muchos casos,

académicas, los cuales les hace más vulnerables para desarrollar trastornos como la ansiedad (Cardona-Arias,

Pérez-Restrepo, Rivera-Ocampo y Gómez-Martínez, 2015).

Por lo tanto, en una situación de emergencia de salud pública internacional como el COVID 19, resulta

fundamental propiciar investigaciones sobre el impacto psicológico que producen las medidas de propagación

a raíz de esta pandemia en poblaciones concretas, como son los estudiantes universitarios, con la finalidad de

implementar estrategias que lleven a reducir los efectos que puedan surgir a nivel psicológico.

Por ello, en el presente estudio se planteó como objetivo analizar los niveles de ansiedad en estudiantes

universitarios ante la recomendación #Quédate en casa, durante la pandemia del Covid-19.

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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Se analizaron los niveles de ansiedad de jóvenes universitarios mexicanos ante la recomendación #Quédateencasa

durante la fase 3 de la epidemia de Covid-19. Para ello se aplicó la prueba de ansiedad de Beck, obteniendo

una confiabilidad de .931. Participaron 709 estudiantes de universidades públicas y privadas del sureste de

México. La media de edad fue de 21 años, 62.7% mujeres y 37.3% hombres. Del 1 al 15 de mayo de 2020,

fase 3 del COVID-19 se aplicó vía electrónica el cuestionario con 15 preguntas personales y el inventario de

Ansiedad de Beck, este se realizó a través de los formularios de Google a todos los integrantes de la muestra. El

cuestionario fue distribuido por medio de las redes sociales WhatsApp y Facebook. La herramienta Formularios

de Google permite almacenar las respuestas de las personas en un documento de hoja de cálculo, lo que

facilitó el acceso a la información brindada por los y las participantes. Se utilizaron las pruebas “t” de student

y Rho de Spearman y el programa SPSS para el análisis de datos. Se encontró que 37.7% los participantes se

ubicaron en el nivel alto de ansiedad, 30.3% se ubicó en niveles bajos, lo que significa que más de la mitad de

los universitarios de la muestra (62.3%) presenta niveles moderados o altos de ansiedad. Existen diferencias

significativas por género (p<0.05), siendo las mujeres quienes presentan una media más alta. Se concluye que

estudiantes universitarios en condiciones de confinamiento y distanciamiento social presentan niveles altos de

ansiedad, resulta fundamental traducir el conocimiento científico en medidas pragmáticas de salud pública de

forma oportuna previendo un segundo brote o epidemia sobre la salud mental de las personas.

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Diagnóstico sobre acoso sexual en una universidad pública de Campeche.

Dra. Gabriela Isabel Pérez Aranda, Dr. Sinuhé Estrada Carmona, Mtro. Eric Alejandro Catzín López,

Dra. Liliana García Reyes y Dr. Miguel Ángel Tuz Sierra.

Universidad Autónoma de Campeche.

Descriptores: Acoso sexual, Hostigamiento sexual, Universidad, Campeche, Violencia.

La OMS define la violencia como el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o

efectivo, contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades

de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos de desarrollo o privaciones (Informe mundial sobre

violencia y salud, 2002).

Ramírez (2018) afirma que las violencias que se ejercen contra las mujeres son un fenómeno complejo que ha sido

objeto de análisis múltiples, en términos de conceptualización, acercamientos disciplinares, multidisciplinares

e interdisciplinares, la diversidad de formas que adquiere, los agentes involucrados, las relaciones que se

establecen, los marcos temporales en que ocurre, las afectaciones que produce, las respuestas para enfrentarlas,

los costos que implica, los movimientos sociales que genera para atenderla entre otros.

De tal manera que la violencia contra las mujeres se encuentra anclada en las construcciones de poder que

ordenan las relaciones sociales entre mujeres y hombres, asociadas a las diferencias biológicas entre los sexos,

las cuales naturalizan roles y funciones, posiciones y jerarquías sociales asignados según la condición genérica.

Consiste en un tipo particular de violencia, arraigada profundamente en la cultura, opera como mecanismo

social clave para perpetuar la interiorización y subordinación de las mujeres, en tanto el ejercicio de poder se

considera patrimonio genérico de los hombres (Rico, citado en Arroyo & Valladares, 2018).

El acoso y hostigamiento sexual son considerados tipos singulares de violencia. Desde el punto de vista

psicológico, el Hostigamiento y acoso sexual (HAS) es el comportamiento de naturaleza sexual no deseado en

el ámbito laboral que es considerado por quien lo experimenta como ofensivo, que excede sus competencias o

recursos o que perjudica su bienestar (Frías, 2011).

La Ley General de Acceso de las mujeres a una vida libre de violencia en su artículo 13 define el hostigamiento

sexual como el ejercicio del poder, en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en los

ámbitos laboral y/o escolar. Se expresa en conductas verbales, físicas o ambas, relacionadas con la sexualidad

de connotación lasciva. De igual manera, define el acoso sexual como una forma de violencia en la que no existe

subordinación, pero existe un ejercicio abusivo de poder que conlleva a un estado de indefensión y de riesgo

para la víctima, independientemente de que se realice en uno o varios eventos.

Según Vélez & Soraya (2013) estudios recientes en varias universidades del mundo certifican que el hostigamiento

y el acoso sexual son prácticas cotidianas en las Instituciones de Educación Superior y su prevalencia se ubica

entre el 20% y 40%. Este problema ha sido poco investigado debido a la falta de mecanismos institucionales para

prevenir, atender y sancionar su ocurrencia.

En general, la vida de las mujeres en las Universidades transcurre como en otros espacios, en medio de situaciones

de acoso y hostigamiento sexual. Por tal motivo, en el 2017 el Comité de la Comisión para la Eliminación la

discriminación y la violencia contra las mujeres (CEDAW) hizo una recomendación específica al Estado Mexicano

para actuar en contra de estos temas, esto debido a la alta incidencia de casos a nivel de educación media y

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021

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media superior (García, 2019).

Moreno (2014) refiere que aunque no se pueden delimitar las características y formas en que se manifiesta la

violencia contra las mujeres en el entorno escolar, se pueden identificar las siguientes: la violencia institucional,

la violencia del personal docente hacia las mujeres y niñas, la violencia entre pares por razones de género

(bullying), la violencia alrededor de la escuela y la violencia en la pareja y/o en la familia, ya que aunque no

necesariamente ocurra en la escuela, representa un desafío para la misión educativa en términos de aprendizaje

y logro educativo.

Del mismo modo, la CEDAW (2018) en su informe de la violencia a la convivencia escolar en la educación media

superior, una aproximación con perspectiva de género (citado en la recomendación CEDAW, 2018) refiere que

las estudiantes del nivel superior identifican como uno de los espacios violentos el escolar (31%) y el docente

(19%). Por su parte los estudiantes varones perciben el espacio escolar como violento (51%) y el espacio docente

(14%). Haciendo referencia que las conductas vividas por las estudiantes es la de ridiculización, ofensa (32%),

intimidación y amenaza (17%) y bromas hirientes y descalificaciones (17%). Los principales agresores por las

estudiantes son sus compañeros de escuela (26%) y los y las profesores/as.

Por su parte el ENDIREH (2016) informó que el 33.5% de las mujeres que reportaron haber asistido a alguna

institución de educación superior a nivel nacional, han sufrido algún tipo de agresión dentro del ámbito escolar.

De igual manera, la CEDAW (2018) en su informe de las Observaciones realizadas a México hace mención que a

nivel educativo existe una falta de mecanismos eficaces de prevención, sanción, erradicación de los abusos, el

acoso sexual y otras formas de violencia en las escuelas.

En el caso de la Universidad Autónoma de Campeche, esta se encuentra conformada por 33 programas

educativos, 12 Facultades y/o Escuelas, teniendo en total a nivel Superior una matrícula conformada por 3610

hombres y 3975 mujeres (2019-2020), cuenta con una Unidad de Igualdad e Inclusión Universitaria, aprobada

como Unidad Responsable, con presupuesto propio en la Sesión Ordinaria del Consejo Universitario llevada a

cabo el día 28 de mayo de 2019, se plantea la necesidad de conocer la situación de la Universidad en cuanto al

acoso y hostigamiento sexual.

El Objetivo de la presente investigación fue describir la situación de acoso y hostigamiento sexual de la comunidad

estudiantil en la Universidad Autónoma de Campeche, para generar una propuesta de prevención, atención y

sanción.

Se utilizó el cuestionario “Acoso y hostigamiento sexual en mi centro educativo” (Evangelista, 2017), el cual

obtuvo un alfa de Cronbach de .780. La aplicación se realizó mediante la herramienta “Formularios de Google”.

La muestra fue de 722 estudiantes de la misma universidad. Se encontraron diferencias en las vivencias de

acoso y hostigamiento sexual entre hombres y mujeres, siendo estas últimas quienes reportan un porcentaje

más elevado. Respecto la persona quien ejerce acoso u hostigamiento sexual, resaltan principalmente hombres,

profesores y compañeros. El acoso y hostigamiento sexual se presentó en su mayoría en niveles leves, Aunque

existen casos moderados y muy pocos graves. Muchas de las personas que refieren experimentar estas conductas

mencionan acudir a amistades y un porcentaje alto menciona no acudir a nadie para reportar la situación,

siendo las principales razones miedo, vergüenza o el no considerar el evento como algo importante.

La normalización de las situaciones de violencia no favorece a la identificación de estas. El miedo es la segunda

causa por la cual las mujeres no denuncian y el tercero por desconfianza a las autoridades. Las situaciones de

acoso y hostigamiento, en su mayoría se encuentran en el nivel leve, seguido del moderado y por último el

grave. En cuanto a la intensidad del evento, en su mayoría se encuentran en el nivel leve, seguido del moderado

y por último el grave.

Cabe mencionar que este diagnóstico formó parta de una serie de estrategias institucionales orientadas a

sensibilizar y capacitar al personal de la institución en relación con los temas de acoso y hostigamiento, incluido

la puesta en marcha de un protocolo para atender dichas situaciones.

Referencias

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Practicas sexuales de iniciación en una muestra del sureste de México.

Dra. Gabriela Isabel Pérez Aranda, Dr. Sinuhé Estrada Carmona y Mtro. Eric Alejandro Catzín López.

Universidad Autónoma de Campeche.

Descriptores: Iniciación sexual, Prácticas sexuales, Sexualidad, Debut sexual, Campeche.

La sexualidad constituye un área fundamental dentro del desarrollo del ser humano y precisa de investigación

por las implicaciones que la conducta sexual tiene sobre la salud (Inmaculada & Bermudez, 2011). Estas

implicaciones han sido reconocidas al punto de desarrollar una definición de salud sexual, entendida como un

estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad, la cual requiere un enfoque positivo y

respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales

placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia (OMS, 2020). Por su parte, Hirmas,

González, Aranda y González (2008) expresan la importancia de la sexualidad mencionando que los cambios

observados en el desarrollo de la sexualidad se relacionan con modificaciones en otras áreas de la vida social y

personal, dinámica inmersa -a su vez- en los procesos de modernización de las sociedades actuales.

El concepto de sexualidad se amplió a lo largo del tiempo para incluir en su definición la búsqueda de fines

placenteros y no exclusivamente reproductivos, se le comenzó a considerar como un componente más del

desarrollo integral de la persona y hoy en día, continúa desarrollándose. Lo anterior implicó nuevas pautas

de comportamiento y diversas maneras de acceder a la exploración del cuerpo (Gómez & Salinas, 2010). En la

actualidad, se han integrado diversas conductas sexuales en la práctica del hombre y la mujer promedio cuya

finalidad no es la reproducción sino la búsqueda de placer y que no generan conflictos de adaptabilidad en las

personas (Cajiao, 2007, citado en Gómez y Salinas, 2010).

Por otro lado, los estereotipos sexuales son creencias generalmente aceptadas y poco cuestionadas que podrían

contribuir a cómo los hombres y las mujeres debemos expresar nuestra sexualidad (Pérez & Prengo, 2012).

Hirmas, González, Aranda y González (2008) refieren que quizá la influencia social más profunda sobre la

sexualidad de las personas provenga de los roles de género preestablecidos, las normas y valores sociales que

determinan el poder, las responsabilidades y las conductas de mujeres y hombres.

Existen estereotipos sexuales en torno a la edad de inicio y frecuencia de diversas conductas sexuales que van

más allá de la reproductividad. Lo anterior ha generado mayor estigma considerando que en Occidente, durante

buena parte del siglo XX, prevaleció un sistema hegemónico patriarcal que perpetúa el valor único del coito

con fines reproductivos. Al mismo tiempo, el placer es considerado un privilegio donde convergen discursos

sobre los cuerpos, la belleza, la moral, los derechos humanos, las políticas públicas, entre otros. Esto favorece

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021


la investigación del cruce de aquéllos y las tensiones entre las normas sociales, las prácticas individuales, las

emociones y sensaciones en la vida cotidiana (Cerón, 2016). Por lo cual, es importante conocer qué conductas

sexuales se practican y el contexto general de ellas, edad de inicio y cómo se relacionan con el placer erótico

para promover la salud sexual.

Por otra parte, la edad de inicio sexual representa una transición a nuevas necesidades en salud. Toda vez que

el inicio de la vida sexual también supone una exposición a riesgos de embarazo e infecciones de transmisión

sexual, por lo que monitorear la edad del comienzo de prácticas eróticas resulta necesario para establecer

modificaciones en servicios de salud sexual y reproductiva (Gayet & Gutiérrez, 2014).

Según lo expuesto por Apaza-Guzmán y Vega-González (2018), los datos acerca del inicio de la actividad sexual

a nivel mundial estiman que la edad promedio en los países desarrollados es de 9-13 años en los varones y de

11-14 años en las mujeres.

Para Holguín, Mendoza, Esquivel, Sánchez, Daraviña y Acuña (2013) las repercusiones que tiene el inicio temprano

de actividad sexual, ha generado gran interés de varias disciplinas (particularmente las ciencias sociales y de la

salud) por establecer los factores que determinan la edad de la primera relación sexual, centrándose en identificar

factores del contexto social y familiar que se asocian con el comportamiento sexual de los adolescentes (sexo,

nivel socio-económico, grupo étnico, estructura familiar, entre otros), mientras otros han evaluado factores

psicológicos e individuales, de los cuales se sabe poco.

Son muchos los factores que pueden influir en el inicio temprano o tardío de la actividad sexual. Estudios

internacionales muestran que los factores que se asocian mejor a un retardo en el inicio de la actividad sexual

en los adolescentes son la religiosidad y el buen desempeño académico, mientras que el consumo de alcohol

y/o drogas, la influencia de los pares y el antecedente de parejas mayores constituyen factores que favorecen

su precocidad (González, Molina, Montero, & Martínez, 2013).

En otro estudio realizado en El Salvador se encontró que los siguientes factores se asociaron con una mayor

probabilidad de haber tenido relaciones sexuales: percibir que los hermanos (OR = 1,8, IC 95%: 1,2– 2,7) o los

amigos (OR = 1,7, IC 95%: 1,3–2,2) apoyan que se tengan relaciones sexuales. Como factores protectores se

encontraron la supervisión de los padres (OR = 0,5, IC 95%: 0,4–0,7); recibir mensajes que apoyan la abstinencia

por parte de amigos (OR = 0,7, IC 95%: 0,6–1,0) o hermanos (OR = 0,7, IC 95%: 0,5–0,8) y recibir mensajes

favorables al matrimonio por parte de los padres (OR = 0,4, IC 95%: 0,3–0,6), por lo que se concluyó que los

mensajes proporcionados por familiares y amigos son factores que parecen influir en el inicio de la actividad

sexual de los jóvenes, por lo que deben tenerse en cuenta en los programas de promoción de la salud sexual

(Ruiz-Canela, López, Calatrava, & Irala, 2012).

El propósito de a presente investigación fue analizar las edades de las primeras conductas eróticas de una

muestra de personas que radican en la ciudad de Campeche, México; se trató de una investigación ex postfacto

con un alcance correlacional y un enfoque cuantitativo. La muestra fue no probabilística de 212 personas

a quienes se aplicó un cuestionario adhoc con la finalidad de conocer la edad de algunas de sus primeras

experiencias sexo/eróticas. Tras el análisis de los resultados, se identificó que las correlaciones más fuertes

(p<0.010) se encontraron entre la edad en la que se dio sexo oral a otra persona por primera vez y la edad en

que se experimentó ser masturbado por otra persona. No se encontraron correlaciones significativas entre el

número de parejas sexuales y el tiempo de relación con la pareja actual, ni entre el número de parejas sexuales

y las edades de inicio de las conductas erótico-sexuales. El coito se asocia al inicio de otras conductas sexuales

sin fines reproductivos.

Los resultados obtenidos se suman a la importancia de la Educación Sexual Integral como medio para promover

la salud sexual. Conocer la edad de inicio de algunas de las primeras conductas eróticas/sexuales permite

identificar sectores de población en los que es importante intervenir para promover una sexualidad responsable

y placentera. En este sentido, propuestas y políticas públicas como la inclusión de la Educación Sexual Integral

desde niveles básicos en ámbitos educativos resultan relevantes. Al mismo tiempo los hallazgos contribuyen a

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reconocer la necesidad de incluir en las políticas de prevención psico-educativa no solo a los adolescentes sino a

los padres y madres de familia quienes forman parte integral del proceso formativo en salud. Haciendo especial

énfasis en una mirada que promueva la educación y el derecho al placer responsable y saludable.

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Relación entre rendimiento académico, consumo de alcohol y tabaco en estudiantes universitarios.

Lic. Antonio Mishel Ponce Gómez, Dr. Roberto Oropeza Tena y Dra. Mónica Fulgencio Juárez.

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Descriptores: Rendimiento Académico, Alcohol, Tabaco, Adicción, Universitarios.

Resumen.

El reporte de la última Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT, 2016) alcohol,

tabaco son sustancias de mayor consumo en adolescentes y adultos, las consecuencias en aquellos en

condiciones de estudiante van desde el abstencionismo escolar hasta déficit cognitivo, generando dificultades en

su rendimiento. En el presente artículo se analiza la relación existente entre rendimiento académico y consumo

de alcohol y tabaco en universitarios, se realizó un análisis de correlación a una muestra de 111 estudiantes

de la Facultad de Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Los resultados arrojan

que, a mayor rendimiento académico, menor consumo de alcohol (r = -0.282) y tabaco (r = -0.243) presenta el

estudiante. Por lo anterior se observa la necesidad de implementar estrategias de prevención en el consumo de

estas sustancias con el objetivo de que los universitarios obtengan un mejor rendimiento.

Introducción.

En México el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, a partir de 1970 se ha catalogado como un problema

de salud pública (Secretaria de Salud de México [SSA], 2008) desde entonces se han realizado diversas acciones

con el objetivo de reducir el inicio especialmente de la población joven en su consumo.

La Asamblea de las Naciones Unidas en su Sesión Especial de Drogas (UNGASS) sobre el consumo de drogas

manifiesta que, para lograr una aproximación balanceada e integral y para entender el problema del consumo

se debe poner especial atención en los individuos y las comunidades bajo una visión que promueva y proteja la

salud, la seguridad y el bienestar desde una perspectiva de salud pública (ENCODAT, 2016).

Mundialmente se reportan 39 muertes por cada 100,000 habitantes como consecuencia del consumo de alcohol,

lo que indicaría que, pese a que la población la considera como una sustancia de menor riesgo comparada con

otras drogas ilegales como la cocaína o la marihuana, su consumo continúa siendo muy dañino (González y

Matute, 2013)

En lo que respecta al consumo de tabaco del total de población mexicana (85.2 millones) de entre 12 y 65 años,

14.9 millones son fumadores (3.8 millones mujeres y 11.1 millones hombres) de los cuales 5.4 millones reportan

fumar diariamente y 9.4 millones de forma ocasional (González y Matute, 2013).

Alcohol y tabaco son consideras sustancias que pueden provocar tendencia a la agresividad (Pérez-Fuentes et al.,

2015), accidentes de tráfico, deficiencias en el aprendizaje y bajo desempeño académico (Villegas, 2014). Como

consecuencia de las diversas modificaciones que ejercen en el sistema cerebral se puede provocar adicción,

aun y cuando no exista una predisposición genética (Ruiz et al., 2010), a este respecto el potencial adictivo de

las sustancias se debe principalmente a la acción de estas sobre uno de los sistemas cerebrales que actúa en

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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aspectos motivacionales y de recompensa, el sistema mesolímbico – cortical (González y Matute, 2013).

El consumo de alcohol y tabaco generan modificaciones en la estructura cerebral generando como consecuencia

mal funcionamiento en áreas relacionadas con la corteza prefrontal la cual participa en la inhibición de impulsos

instintivos como el sexo, apetito e ingestión de comida; dicha corteza también se encarga de la modulación

de funciones como la toma de decisiones, control de impulso, el seguimiento de normas y reglas, memoria de

trabajo, planeación, atención, razonamiento abstracto y movimientos finos (González y Matute, 2013) funciones

relacionadas con el rendimiento académico.

Método.

Sujetos. Estudiantes de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (n

= 111), la muestra fue de carácter no probabilístico de sujetos voluntarios y estuvo compuesta por 97 mujeres y

14 hombres; con un promedio de edad de 21.31 (DE = 2.8).

Instrumentos. Para medir el rendimiento se utilizó el promedio hasta el último semestre del estudiante. Para

consumo de tabaco y alcohol se utilizó la Prueba de Detección de Consumo de Alcohol, Tabaco y Sustancias

(ASSIST). Desarrollada en 1997 por un grupo internacional de investigadores y médicos especialistas en

adicciones bajo el auspicio de la OMS.

Procedimiento. Se realizaron entres seis y siete pruebas piloto con ayuda de estudiantes universitarios, con

la finalidad de corroborar que los ítems se comprendieran, se solicitó que la información proporcionada

estuviera relacionada con la situación del participante hasta antes de las medidas de restricción de emergencia

por CoViD-19. Se optó por la aplicación en línea ya que dicha aplicación presenta resultados de confiabilidad

similares a la aplicación en papel (Ritter et al, 2004), las pruebas fueron adaptadas en la plataforma Google

Forms.

Análisis estadísticos. Se obtuvieron estadísticos descriptivos de las características sociodemográficas y se realizo

la prueba r de Pearson para identificar el grado de correlación existente entre las variables bajo estudio.

Resultados.

Respecto al consumo de drogas con relación a la muestra se observa que del total de la muestra el 82.9%

consume alcohol, 55% tabaco, 30.6% cannabis, 9.9% sedantes, 7.2% cocaína, 2.7% inhalantes, 1.8% alucinógenos

y anfetaminas, 0.9% opiáceos, la droga con más consumo es el alcohol, seguida de tabaco; Respecto a la relación

entre variables se identificó correlación negativa baja entre rendimiento académico y consumo de alcohol (r = -

0.282; p = 0.01) y tabaco (r = - 0.0243; p = 0.01).

Conclusiones.

En los resultados de la presente investigación se encontró que consumo de alcohol y tabaco relaciona

negativamente con rendimiento académico, lo que puede encontrarse relacionado con estudios como el

elaborado por Dörr (2019) y Mena et al. (2013), en los cuales se reporta que un elevado consumo de dichas

sustancias puede afectar negativamente procesos cognitivos como memoria de trabajo, memoria visual,

retención de información y concentración, procesos relacionados con aprendizaje y rendimiento académico.

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Salud mental en personal hospitalario que atiende víctimas: mediación artística y transdisciplinariedad.

Lic. Brissia Delil Pulido Ramírez.

Universidad Veracruzana.

Descriptores: Salud mental, Violencia sexual, Mediación artística, Transdicisplinariedad, Personal de salud.

El presente proyecto está encaminado al abordaje del cuidado de la salud mental en profesionales de la salud

que atienden víctimas de violencia en el Centro de Alta Especialidad “Dr. Rafael Lucio” de los Servicios de Salud

de Veracruz, a través de la exploración de los efectos individuales y colectivos que tiene la exposición constante

a la atención de violencia sexual en la salud mental de este personal, reconocer las necesidades de autocuidado,

para entonces implementar una propuesta de mediación artística a través de la incorporación de herramientas

de las artes plásticas y técnicas narrativas.

El planteamiento del problema y la justificación en esta investigación se centra en que el cuidado de la salud

mental en las y los trabajadores de las instancias públicas y privadas de salud en México representa un tema

poco abordado.

Es necesario reconocer la posibilidad de que este tipo de situaciones permee la calidad y calidez de la atención

a la población, ya que el maltrato se llega a incorporar inconscientemente y se traduce en actitudes abusivas,

insensibles, punitivas y carentes de empatía (Billings, Lazarus, Wenrich, Curtis y Engelberg, 2011). Aunque está

documentado que al observar el sufrimiento o dolor del paciente asociado a la condición de salud de éste se

generan altos niveles de estrés en el personal que le atiente (Muñoz, Rumie, Torres y Villarroel, 2015), no se

han encontrado investigaciones específicas que contemplen a la salud mental desde el amplio espectro de la

subjetividad individual y colectiva, ni vinculada a la atención de víctimas.

Incluso la Ley Federal del Trabajo (2019) dice que las condiciones laborales tendrían que garantizar la vida

digna y la salud para las y los trabajadores, así también la reciente incorporación de la NOM-035-STPS-2018 que

señala la importancia de la política de prevención de riesgos psicosociales en estos espacios, la cual no se está

garantizado.

Lo que resulta evidente, es el incremento acelerado de la magnitud y formas de manifestación de las violencias

en el contexto nacional y estatal, lo cual se traduce en la necesidad inminente de fortalecer a quienes suelen ser

el primer contacto de las víctimas. En ese sentido, me formulo algunas preguntas que van dirigidas a explorar lo

antes planteado: ¿Cómo viven las/os profesionales de la salud, que se encuentran constantemente atendiendo

casos de violencia sexual, su propia salud mental? ¿La atención continua con víctimas se asocia con la propia

salud mental? ¿Lo viven diferente los hombres y las mujeres?

La intención es que se vuelva un trabajo colectivo, pienso que justo de eso se trata hacer ciencia con conciencia

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y la aptitud de pensar en red (Carrizo, Espina y Klein, 2004), que realmente pueda llegar a constituir un intento

para el inicio de algo significativo para la institución de salud y sobre todo de las personas que trabajan en

ella, para visibilizar lo trascendente de mirar, nombrar, prevenir y atender a la salud mental desde una mirada

transdisciplinar. Tener a la disposición una intervención social en un ambiente institucional, donde el reto es el

que resultado sea favorecer un efecto con potencial político, como lo que señala Moreno y Molina (2018), que

aspire a la transformación de la realidad en la que se encuentra este personal de salud.

A continuación, se describen brevemente parte de los fundamentos teóricos en los que se respalda esta

investigación:

La salud mental desde una visión amplia e integral que considera las esferas de la vida como lo social, familiar,

comunitario, personal, entre otras (Galende, 1990; Braunstein, 2013). Y que se conecta directamente con la

noción de subjetividad como un sistema complejo social e individual donde se entrelaza lo simbólico y emocional

(Magalhaes, González y Patiño, 2019). Muñoz, Rumie, Torres y Villaroel (2015) encontraron que los estresores

más frecuentes en personal de enfermería que otorga cuidados en situaciones estresante había un impacto

psicológico asociado al dolor del otro.

Pero también se trata de identificar lo que si les funciona a las personas para mantenerse saludables, con

esto me refiero a los activos de salud (Hernán, Morgan y Mena (2010), y que sucede en el proceso de salud/

enfermedad/atención abordado por Roberto Castro (2010).

Hablar de subjetividad resulta necesario en el contexto de la salud mental, puesto que la subjetividad implica

apreciar la importancia de los vínculos con otros sujetos, esto es, la intersubjetividad (Maldavsky, 2005). Esta

declaración bien puede extenderse al entendimiento de las interacciones humanas, no solo en un contexto

terapéutico sino también de construcción social, por ello este mismo autor plantea que la salud mental no puede

clasificarse estrictamente como una disciplina, sino que tendríamos que pensarle más en lo transdisciplinar

porque requiere de lo teórico y lo práctico, dada la complejidad del objeto del conocimiento que abarca lo

biológico, psicológico, social, antropológico y cultural, por ello se puede hablar de una ruptura epistemológica

que aun tiene un amplio campo de exploración y contribución donde se reformula y redefine el lugar de las

disciplinas que ya existen para explicar la salud mental, como la psicología o la psiquiatría; al final de lo que se

habla es de la búsqueda de la subjetividad transdisciplinaria.

La manera en que la salud mental se vincula con la violencia en el contexto de esta investigación es necesario

considerar que la violencia podría no solo estar presente en las personas víctimas que son atendidas en las

unidades de salud, sino también en los entornos que rodean al personal.

Por otro lado, pero bastante ligado, se encuentra la situación de desconfianza de la población con la comunidad

(cuando se trata de un contexto violento) y hacía las instituciones; mecanismo que se replica en el interior

de la unidad de salud como lo refieren Cardona, Sepúlveda, Angarita y Parada (2012) al plantear que estas

instituciones pueden estar cargadas de contenidos afectivos emocionales negativos que instituyen una barrera

que desnaturaliza el funcionamiento del sistema de salud y complejiza la inter-subjetividad.

Silva-Cañaveral (2012) comenta:

El cuerpo, no sólo considerado como elemento inmediato sobre el que recae la violencia sino también como

imagen, es el lugar en el que se reafirma la experiencia del dolor y la superficie sobre la cual se escribe la historia

(Pag. 48).

Esto nos permite pensar en que el cuerpo, además de ser un receptor de la experiencia vívida de la violencia y

el dolor que puede involucrar, también nos puede dar una posibilidad de la reconstrucción o resignificación de

la vivencia a través del cuerpo, como puede suceder con la creación desde el arte.

Para partir en lo artístico de este proyecto, resulta indispensable reflexionar sobre lo que el arte significa. Desde

el punto de vista lo comunitario, el arte es un medio viable de transformación social donde la creación colectiva

cobra relevancia central, por la potencialidad que tiene para la transformación en grupos y comunidades (Bang

y Wajnerman, 2010). Desde el arte que se pueden crear lazos sociales, vínculos afectivos y se desarrollan

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habilidades desde lo personal y grupal; y estos espacios artísticos pueden pensarse como lugares de construcción,

reconstrucción, integración, socialización, experimentación y expresión libre de la creatividad con la finalidad de

minimizar el sufrimiento mental (Barría, 2015). La satisfacción del arte se comparte en lo colectivo (González,

2012).

La creatividad es un elemento integrador y de crecimiento inherente al ser humano, es por ello que la

incorporación de las cuestiones artísticas para el tratamiento de situaciones de salud se ha vuelto cada vez más

recurrente; principalmente en aquellas actividades que implican la participación colectiva porque permite la

creación de redes humanas de apoyo que inciden en beneficiar el estilo de vida y la salud de las personas (De la

Llera y Guibert, 2000).

Es por ello, que de acuerdo con el contexto en que se presente, el arte puede constituir una herramienta para la

intervención socioeducativa; y en el caso de este proyecto se gesta la intención de un espacio lúdico y un lugar

de reflexión, que busca desarrollar capacidades de las personas, promover vínculos entre el grupo, e incluso con

el mediador artístico (Moreno, 2016).

Después de haber descrito un segmento del marco teórico y conceptual, proceso a desarrollar un poco más acerca

de la metodología, la cual se trata de un enfoque cualitativo, desde la mirada transdisciplinaria al privilegiar la

subjetividad de las personas involucradas en el proceso de investigación, considerando la rigurosidad y al mismo

tiempo la flexibilidad que otorga el método transdisciplinario como camino de construcción con la comunidad y

el investigador desde su propia implicación.

Se consideran los siguientes momentos para su desarrollo:

1.- Diagnóstico: Realización de un grupo focal con personal médico (general y/o de especialidad) y paramédico

(trabajo social, psicología y/o enfermería) con participación voluntaria; así como entrevistas semiestructuradas

con directivos estatales y del hospital.

2.- Diseño de la propuesta de mediación artística: Taller presencial “Artecuidado” de 8 sesiones con frecuencia

semanal con una duración de 3:00 horas cada una. La estructura de cada encuentro tiene varios momentos:

encuadre o reencuadre, apertura o actividad detonadora, producción artística, diálogo y cierre.

3.- Intervención: Implementación un grupo de 5 a 8 participantes que forman parte del Equipo de Respuesta

Inmediata para la Atención de la Violencia o del Módulo de la NOM 046. Se incorpora la aplicación de pre y post

evaluación (Cuestionario de Salud Mental Positiva de María T. Lluch referido en Ortega (2016) y el Inventario de

Estrategias de Afrontamiento de Tobin, Holroyd, Reynolds y Kigal (1989) adaptado por Cano, Rodríguez y García

(2006).

4.- Devolución: Entrega de resultados a autoridades de los Servicios de Salud de Veracruz y personas participantes.

5.- Evaluación: Revisión y retroalimentación de las etapas del proyecto.

Para el análisis de resultados de consideran dos categorías con sus respectivos indicadores:

1.- Salud mental del personal de salud

a) Situación de salud mental actual

b) Autocuidado

c) Políticas públicas y acciones institucionales

d) Comunidad en salud

e) Arte y salud mental

2.- La atención a víctimas de violencia sexual

a) Condiciones institucionales para la atención de casos

b) Casos de violencia atendidos

c) Impacto subjetivo derivado de la atención de casos

Se espera que al finalizar el proceso las y los participantes puedan adquirir herramientas que ayuden a mejorar

su experiencia individual en pro del autocuidado con relación a la salud mental, y se establezca un antecedente

significativo en el tema ante al sector público de salud.

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Creación de la Escala de Atribución del Éxito en la Vida.

Lic. Jorge Luis Rivera García*, Dra. Sofía Rivera Aragón* y Dra. Luz María Cruz Martínez**.

*Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México, **Facultad de Estudios Superiores

Zaragoza, Universidad Nacional Autónoma de México.

Descriptores: orientación al logro, Weiner, locus de control, propiedades psicométricas, metas de logro.

La atribución del éxito en la vida se define como la explicación causal de los logros de las personas (Weary,

Stanley & Harvey, 2012). Según Weiner (2018) para explicar este constructo es necesario considerar tres

dimensiones: locus de control, estabilidad y controlabilidad. El locus de control se refiere a la interpretación

sobre sí la causa del éxito se debe a las acciones del individuo (interno) o a las características del contexto

(externo). La estabilidad hace referencia a la naturaleza temporal de la causa del éxito que puede ser duradera

(estable) o temporal (inestable). La controlabilidad se refiere a la percepción de la capacidad de controlar la

causa atribuida al éxito (controlable-incontrolable).Las escalas que existen para medir la atribución se han

enfocado en evaluar únicamente el locus de control percibido, omitiendo la estabilidad y controlabilidad en

sus mediciones (p.e. La Rosa., 1989; Navarro, 2006) a pesar de que existe evidencia empírica que resalta la

necesidad de considerar todas las dimensiones propuestas por Weiner, ya que se ha encontrado que las causas

dentro de un mismo locus de control se diferencian claramente según su naturaleza temporal y la percepción de

poder controlarla, lo que tiene consecuencias emocionales y conductuales diferenciadas (Yao & Siegel, 2021).

Además, la mayoría de estas escalas se han validado en contextos escolares y se han creado considerando las

características particulares de estudiantes universitarios y de nivel básico, lo que podría tener implicaciones

importantes pues los factores que proponen (características de la meta, suerte, poder de otros, esfuerzo y

capacidad) podrían modificarse al cambiar de contexto (Alonso Tapia, 1992; Durán-Aponte & Pujol, 2013). Por

ello, el propósito de este estudio es validar una escala de atribución del éxito en la vida para adultos mexicanos.

Método

Participantes

Empleando un muestreo no probabilístico accidental, se obtuvo la participación voluntaria de 406 personas

residentes de la zona metropolitana del Valle de México (31.17 años, D.E.= 12.27). El tamaño de la muestra

se determinó cumpliendo con el criterio de tener por lo menos cinco personas por cada reactivo a analizar

(Nunnally & Bernstein, 1995). Los criterios de inclusión fueron tener al menos 18 años y ser residentes de la zona

metropolitana por lo menos durante el último año.

Instrumento

Para crear la versión preliminar de la escala se elaboraron 78 reactivos, con formato de respuesta tipo Likert de

cinco puntos. Estos reactivos se crearon considerando tres referentes: los resultados de un estudio exploratorio

previo, que tenía como objetivo identificar las causas que las personas atribuían a su éxito en la vida (Rivera-

García & Rivera-Aragón, 2020); la teoría de la atribución de Weiner (2018); y las escalas existen de la atribución

del éxito escolar.

Procedimiento

El instrumento se aplicó en formato digital contactando a los participantes por medio de publicaciones en

diversas redes sociales como Facebook, Twitter, WhatsApp, Instagram y LinkedIn.

Resultados

Para validar la escala se empleó el procedimiento propuesto por Reyes Lagunes y García Barragán (2008). Se

hicieron análisis preliminares para asegurar que los reactivos cumplieran con los criterios psicométricos para

realizar los análisis de confiabilidad y validez (análisis de frecuencias de reactivos, discriminación de reactivos por

grupos extremos, análisis del coeficiente de asimetría, aumento del alfa de Cronbach al eliminar un elemento,

correlación ítem-escala). Respecto a la validez, se obtuvo la estructura factorial por el método de extracción de

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Ejes Principales. Los criterios para conservar los reactivos fueron tener una comunalidad mayor o igual a .30,

cargas factoriales mayores a .40 y que no se compartieran cargas con otros factores con diferencias menores

a .20. Como resultado de estos criterios se tuvieron que eliminar 12 reactivos obteniendo una escala final de

66 reactivos, distribuidos en nueve factores, que explican el 64.41% de la varianza total del constructo. La

consistencia interna se calculó por medio del coeficiente de alfa de Cronbach, obteniéndose un valor de ? = .96.

Discusión

A partir de los resultados obtenidos se concluye que las causas que se atribuyen a tener éxito en la vida se

clasifican según la importancia que las personas le asignan a sus habilidades personales y su capacidad para

potencializarlas, al papel que juega la suerte o destino en sus vidas, a las enseñanzas de sus padres acerca de

cómo alcanzar el éxito, a la voluntad de Dios, y a cómo lo ven y tratan otras personas y cómo utiliza esa imagen

para alcanzar sus metas, a el apoyo que les brindan los demás, a las oportunidades que se presentan en sus vidas

y las características particulares de las propósitos de vida que desean lograr. Estos factores aportan evidencia

empírica de la multidimensional de la atribución, como lo propone Weiner (2018), pues los reactivos que hacen

referencia a las acciones del individuo como causas del éxito en la vida se agrupan en diferentes factores según

su temporalidad y control percibidos. Además, se sugiere la existencia de un modelo de medida específico para

la atribución del éxito pues algunos de los factores encontrados son similares a los propuestos en la medición

de la atribución del éxito escolar, aunque para la explicación causal del éxito en la vida se incluyen factores

específicos que se refieren a lo social afectivo, el apoyo social y la crianza de los padres.

Psicoeducación en trastornos de la conducta alimentaria: propuesta de taller online

Psic. María Estefanía Rodríguez López y Mtra. Catherine Sylvie Braqbien Noygues

Universidad Juárez Autónoma de Tabasco

Antecedentes: Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son alteraciones en la ingesta de alimentos, las

personas que los padecen presentan un patrón distorsionado pudiendo comer en exceso o dejar de hacerlo

(Méndez, Vázquez y García, 2008). Se presentan con mayor frecuencia en mujeres, principalmente en la etapa

de la adolescencia aunque no exclusivamente (Lewinsohn, Striegel y Seeley, 2000).

En población mexicana la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), la cual es una de las fuentes

de mayor referencia a nivel nacional para este tipo de problemáticas, reportó un incremento de conductas

alimentarias de riesgo (CAR) en adolescentes de ambos sexos de entre 10 y 19 años de edad. En 2006 la

prevalencia de CAR fue de 0.9% en mujeres y 0.4% en hombres (Olaiz et al., 2006), en el año 2012 la misma

encuesta reportó una prevalecía de CAR del 1.9% y 0.8% en mujeres y hombres respectivamente (Gutiérrez et

al., 2012) y recientemente 2018-19, la encuesta publicó una prevalencia del 1.9% en mujeres y 0.7% en hombres

(Shamah et al., 2020), es importante señalar qué en los diferentes momentos se observó una mayor frecuencia

de CAR en población femenina.

Aunque la presencia de CAR no es suficiente para establecer un diagnóstico de TCA, lo preocupante de estas

manifestaciones es que tienden a la cronicidad (Álvarez et al., 2009) y en todo caso representan un riesgo latente

para el desarrollo de un TCA (Franco et al., 2019), debido a que se caracterizan por manifestaciones similares

(atracones, dietas restrictivas, uso de laxantes, enemas, diuréticos o anorexígenos, actividad física excesiva y

vómito autoinducido), lo cual puede derivar en graves consecuencias tanto físicas como psicológicas e inclusive

provocar la muerte de quienes los padecen. La importancia de la detección temprana e implementación de

estrategias preventivas en todos los niveles resulta indispensable, en la presente investigación nos centraremos

en el primer nivel de atención.

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De acuerdo con Unikel y Caballero (2010), la prevención primaria permite adquirir aprendizajes de los

comportamientos con el objetivo de proteger la salud, con información sobre factores de protección para

disminuir comportamientos perjudiciales para la salud y factores de riesgo. Prevenir de manera temprana estos

padecimientos es una necesidad que lleva a la realización de la presente investigación, la cual consiste en una

revisión bibliográfica de los aspectos más importantes de los TCA, y de programas de prevención primaria

para desarrollar una propuesta de taller que será compartido por medio de un sitio web.

Palabras clave: Psicoeducación, trastorno de la conducta alimentaria, prevención primaria

Propósitos: Diseñar y evaluar los efectos de una propuesta de taller, proporcionado en una página web para la

prevención primaria de trastornos de la conducta alimentaria, dirigido a adolescentes. Compartir herramientas

psicoeducativas nutritivas, personales y sociales necesarias para disminuir la incidencia de TCA y CAR.

Método.

La investigación es cuantitativa, pre-experimental con diseño de preprueba/posprueba en un solo grupo. Los

participantes serán adolescentes de 10 a 19 años. La selección de la muestra se realizara por medio de muestreo

no probabilístico de sujetos voluntarios.

Se utilizaran los siguientes instrumentos: Preguntas sobre edad, sexo, peso, estatura e IMC.

Cuestionario breve de conductas alimentarias de riesgo (CBCAR), de Unikel et al. (2004), validado en mujeres

estudiantes y pacientes diagnosticadas con un TCA (mexicanas), con un alfa de Cronbach de 0.83.

Procedimiento: Primero se llevó a cabo una revisión bibliográfica respecto a los TCA y diferentes programas

de prevención de estos trastornos, tanto a nivel nacional como internacional. Posteriormente, se desarrolló

una propuesta de taller de prevención primaria el cual consiste en 4 sesiones psicoeducativas, las cuales

incluyen los temas siguientes: 1) alimentación, nutrición y ejercicio saludable; 2) imagen corporal y crítica

del modelo estético; 3) autoconcepto y autoestima; 4) asertividad y habilidades sociales. Con el fin de

validar la propuesta de taller online, se realizará una prueba piloto.

Se invitará a adolescentes a participar, anteriormente a la iniciación del taller se entregará a los padres/

madres/tutores un documento de consentimiento informado.

Al final del taller se compartirá un cuestionario para conocer la opinión de los participantes en cuanto a posibles

mejoras en el programa, cambios y nuevas ideas para el contenido del taller.

Resultados. Este programa de prevención primaria de TCA está estructurado para poder ser desarrollado

en 8 horas, repartidas en cuatro sesiones de dos horas cada una. Se espera que los participantes realicen

las diferentes actividades en orden, es decir, sesión 1: alimentación, nutrición y ejercicio saludable; sesión

2: imagen corporal y crítica del modelo estético; sesión 3: autoconcepto y autoestima; asertividad y sesión

4: habilidades sociales. En la última sesión se incluirá nuevamente el cuestionario CBCAR anteriormente

mencionado.

Se trabaja en la configuración de la página web y elaboración de materiales. Finalmente se realizará un análisis

descriptivo e inferencial de los datos.

Discusión/conclusiones. Se discutirá sobre la contribución y efectividad de un taller en línea para mejorar su

contenido/propósito y se contrastarán los resultados obtenidos con la literatura actual.

Álvarez-Rayón, G., Franco-Paredes, K., López-Aguilar, X., Mancilla-Díaz, J.M. y Vázquez-Arévalo, R. (2009).

Imagen corporal y trastornos de la conducta alimentaria. Rev Salud Pública. 11(4), 568–78.

Franco-Paredes, K., Díaz-Reséndiz, F.J. y Bautista-Día, M.L. (2019) Estatus de peso, conductas alimentarias de

riesgo e insatisfacción corporal en mujeres adolescentes y jóvenes. Archivos de Medicina. 19 (2). Disponible en:

https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=273860963010

Gutiérrez, J.P., Rivera-Dommarco, J., Shamah-Levy, T., Villalpando-Hernández, S., Franco, A., Cuevas-Nasu, L.,

Romero-Martínez, M., y Hernández-Ávila, M. (2012). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012. Resultados

nacionales. México: Instituto Nacional de Salud Pública.

Lewinsohn, P.M., Striegel-Moore, R.H y Seeley, J.R. (2000). Epidemiology and natural course of eating disorders

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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in young women from adolescence to young adulthood. J Am Acad Child Adolesc Psychol. 39, 1284-92.

Méndez, J.P, Vázquez-Velazquez, V. y García-García, E. (2008). Los trastornos de la conducta alimentaria. Boletín

médico del Hospital Infantil de México, 65(6), 579-592.

Olaiz-Fernández, G., Rivera-Dommarco, J., Shamah-Levy, T., Rojas, R., Villalpando-Hernández, S., Hernández-

Ávila, M., y Sepúlveda-Amor, J. (2006). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006. México: Instituto Nacional

de Salud Pública.

Shamah-Levy, T., Vielma-Orozco, E., Heredia-Hernández, O., Romero-Martínez, M., Mojica-Cuevas, J., Cuevas-

Nasu, L., Santaella-Castell, J.A. y Rivera-Dommarco, J. (2020). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-19:

Resultados Nacionales. México: Instituto Nacional de Salud Pública

Unikel-Santoncini, C., Bojorquez-Chapela, L. y Carreño-García, S. (2004). Validación de un cuestionario breve

para medir conductas alimentarias de riesgo. Salud pública Méx. vol.46, n.6, pp.509-515. ISSN 0036-3634.

Unikel C. y Caballero, A. (2010). Guía clínica para trastornos de la conducta alimentaria. Ed. S. Berenzon, J. del

Bosque, J. Alfaro y M. E. Medina-Mora. México: Instituto Nacional de Psiquiatría. (Serie: Guías Clínicas para la

atención de trastornos mentales).

Diseño de un instrumento para evaluar percepciones de los profesores de sus programas curriculares.

Abigail Saldivar Llanos, Mtro. Assol Cortes Moreno, Dra Laura Evelia Torres Velázquez,

Dra. Verónica Elsa López Alonso, Dra. Xóchitl López Aguilar y Dr. Jorge Guerra García.

Facultad de Estudios Superiores Iztacala.

Descriptores: Educación, Evaluación curricular, Universitarios, Validación, Instrumentos.

Actualmente, las universidades públicas tienen la responsabilidad de ofrecer opciones educativas de alta calidad,

para que sus estudiantes aprendan las competencias necesarias que demanda el campo laboral y, también,

para su formación integral (Jaimes, Cardoso y Bobadilla, 2015). Asimismo, las instituciones educativas tienen el

compromiso de evaluar sistemáticamente los planes y programas académicos, con la finalidad de modificarlos

en aspectos en el que fueran necesarios. Para llevar a cabo el proceso de evaluación resulta necesario tener

instrumentos idóneos que tomen en cuenta las percepciones de los profesores respecto de su materia impartida,

particularmente sobre algunas categorías de análisis, tales como: secuencialidad (asignaturas, objetivos,

contenido temático, actividades, etcétera), viabilidad (objetivos, contenido temático, actividades, etcétera),

coherencia (interna en una asignatura y externa entre asignaturas), entre otras.

El objetivo del presente estudio fue diseñar, desarrollar y validar un instrumento que evaluara las percepciones

de los profesores en relación con los objetivos, contenidos y procesos de comunicación entre profesores, de las

cinco asignaturas impartidas durante el semestre 21-1 del ámbito de investigación, de un Plan de estudios de la

carrera de psicología.

Este trabajo de investigación se desarrolló en dos fases: elaboración del instrumento y formatos de validación,

y validación por jueces.

Para el diseño del instrumento se elaboraron reactivos con las categorías de análisis relacionadas con: objetivos,

contenidos temáticos e intercambio de información (entre profesores), de las diversas asignaturas. Los

reactivos relacionados con los objetivos y los contenidos temáticos deberían ser contestados con base en una

escala Osgood. Dicha escala consiste en proponer, en sus extremos, pares de adjetivos calificativos de carácter

dual o antónimos y, en medio, una serie de espacios equidistantes para que la persona que responda sitúe al

objeto de evaluación en algún punto entre ellos. En este caso se utilizó una escala con siete niveles. Para los

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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reactivos vinculados con el intercambio de información entre profesores se usaron preguntas de tipo abiertas.

Se seleccionaron las anteriores categorías de análisis para cada asignatura por la necesidad de identificar

aquellos aspectos que pudieran ser inadecuados, necesarios, repetidos, pertinentes, etcétera. Finalmente, en el

instrumento se incluyó el objetivo general de la asignatura, los objetivos específicos de cada una de las unidades

de estudio, así como también sus respectivos contenidos temáticos. Lo anterior se hizo para cada una de las

cinco asignaturas del ámbito de investigación, con sus adecuaciones.

Para los formatos de validación, se creó un documento que se estructuró en dos secciones. La primera constó de

dos columnas, la izquierda, contenía las categorías de análisis de suficiencia, claridad, coherencia y relevancia,

con sus respectivas definiciones; la derecha, mostraba la definición del indicador y su respectivo valor numérico,

con el cual el juez evaluó la respectiva categoría de análisis. La segunda parte del formato de evaluación contenía

todos los reactivos y un espacio para la calificación del juez. Por último, se les preguntaba si consideraban que

alguna dimensión no estaba examinada en el instrumento, y de ser así ¿cuál seríá Igual que se hizo para el diseño

del instrumento, se realizaron adecuaciones para cada una de las cinco asignaturas del ámbito de investigación.

En la segunda fase del estudio, a los tres jueces, que previamente fueron seleccionados con base en su experiencia

en el diseño de instrumentos, se les proporcionó el formato de evaluación y el instrumento pertinente en

función de la asignatura impartida. Se realizó una base de datos y se utilizó el Statistical Package for the Social

Sciences (SPSS, V. 22) para los distintos análisis estadísticos. Se aplicó la prueba W de Kendall para analizar los

puntajes obtenidos en los reactivos en donde se utilizó la escala de Osgood. Esta prueba es considerada como

una medida de concordancia de acuerdos entre jueces o evaluadores. Se basa en la suma de los rangos y sus

valores varían entre 0 (no hay acuerdo) y 1 (acuerdo completo) (Sampieri, Fernández y Baptista, 2014). Los

resultados mostraron un grado de acuerdo medio en las distintas categorías de análisis. En suficiencia fue de

.601, en claridad de .419, en coherencia de .441 y relevancia de .484; todas con un nivel de significancia de .00.

En relación con las observaciones de los jueces, vinculadas con los diferentes reactivos de intercambio de

información entre profesores de las diversas asignaturas, las precisiones que hicieron estuvieron ligadas con

ambigüedades en los términos empleados, y sugirieron aclararlas agregando ejemplos. Uno de los reactivos

decía “¿Tiene algún tipo de intercambio de comunicación con los profesores, del ámbito de investigación, que

imparten al mismo grupo de usted?”. Con base en las observaciones de los jueces, que aquí se relacionaron con

el término “tipo de intercambio” que pudiera ser confuso, el reactivo quedó de la siguiente manera “¿Tiene

algún tipo de intercambio de comunicación con los profesores, del ámbito de investigación, que imparten al

mismo grupo de usted, en relación con algún aspecto del programa académico o de otra índolé”. El otro reactivo

que cambió, en un principio decía “¿En qué situaciones llevan a cabo ese intercambio de comunicacióñ”. La

versión final implicó, tomando en cuenta las sugerencias de los jueces, describir situaciones de “intercambio

de información”. Quedó así “¿En qué situaciones llevan a cabo ese intercambio de comunicacióñ Por ejemplo,

cuando hay un problema con un alumno(a), cuando hay repeticiones de contenido entre su asignatura y las

demás, en un intercambio de calificaciones, etcétera”.

Los contenidos de la versión final de los cinco instrumentos (uno para cada una de las asignaturas del ámbito)

fueron los mismos, con excepción de la parte relacionada con la inclusión del objetivo general de la asignatura,

los objetivos específicos de cada una de las unidades de estudio, así como también sus respectivos contenidos

temáticos. Con estos productos, se está en condiciones de evaluar las distintas asignaturas y, en función de los

resultados, proponer modificaciones. De hecho, actualmente se está llevando a cabo este proceso.

Referencias

Jaimes, N., Cardoso, D. y Bobadilla, S. (2015). La educación superior en México, una demanda con compromiso

social. Revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Educativo. 5(10). Recuperado de https://

www.redalyc.org/pdf/4981/498150318011.pdf

Hernández-Sampieri y Mendoza, C. (2018). Metodología de la investigación. Las rutas cuantitativa, cualitativa

y mixta. México: McGraw-Hill.

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Síntomas asociados al Trastorno de Estrés Postraumático Complejo. Un estudio de caso.

Psic. Guadalupe Sánchez-Bocanegra* y Psic. Verónica Alejandra Molina-Coloma.

Facultad de Psicología. Universidad Autónoma de Coahuila.

Descriptores: Trauma, Trastorno de Estrés Postraumático, Trauma Complejo, Trastorno de Estrés

Postraumático Complejo.

El trauma se define como una situación en la que la persona está expuesta a escenas de muerte real o inminente,

lesiones físicas graves o agresión sexual, ya sea en calidad de víctima directa, cercano a la víctima o como testigo

(Figueroa, Cortés, Accatino, y Sorensen, 2016).

Existen diversos eventos que pueden ser considerados traumáticos, como son los actos de violencia, asaltos,

experiencias de abuso sexual, accidentes automovilísticos, desastres naturales, secuestros, enfermedades

crónicas, ataques terroristas, tortura, entre otros. (Schouler-Ocak, 2015). Sin embargo, el desarrollo de un

trauma no depende solamente de la naturaleza del evento, sino también del significado personal que se le

asigne, esto incluye los recursos personales con los que cuente la persona afectada, el apoyo que pueda percibir

de su entorno y de las características del evento, como la duración y la repetición de este.

En este sentido, el trauma complejo, el cual se caracteriza por ser un evento repetitivo en donde la víctima

puede sentirse en cautiverio, debido a que no puede escapar de su opresor porque generalmente es alguien

cercano a ella (Herman, 1992), puede desencadenar un Trastorno de Estrés Postraumático Complejo (TEPT-C).

Estos eventos traumáticos, usualmente surgen durante etapas del desarrollo crítico de la persona como lo son

la infancia o la adolescencia.

Se le llama complejo debido a que pone a la persona en riesgo no solo de presentar síntomas de ansiedad

recurrente, como lo haría el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), sino que además de esto, existen

interrupciones y quiebres en el desarrollo psicolobiológico, así como en la integridad del cuerpo, interfiere en el

desarrollo de una identidad saludable y una personalidad coherente, también hay afectaciones en el desarrollo

de un apego seguro, lo que ayuda con la habilidad de crear relaciones saludables y recíprocas (Courtois, y Ford,

2009).

Se podría decir que el TEPT-C es la acumulación de traumatización crónica, en donde la persona está en un

contexto amenazante por largos periodos de tiempo, lo cual deriva en un daño y sintomatología grave que

impacta en el cuerpo, la memoria, las emociones y la consciencia (Nieto y López, 2016).

El diagnóstico del TEPT-C ha sido confirmado por la CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades), en

donde se especifica que además de cumplir con los criterios del TEPT, como la re-experimentación, flashbacks,

recuerdos intrusivos, pesadillas, angustia, evitación para hablar del evento traumático, entre otro, se presentan

“problemas graves y persistentes en la regulación del afecto; creencias sobre uno mismo de incapacidad y poca

valía, sentimientos de vergüenza, culpa o fracaso relacionados con el evento traumático; así como dificultades

para mantener las relaciones y sentirse cerca de los demás” (Cervera et al., 2020 p. 220).

Uno de los factores desencadenantes del TEPT-C, son las Experiencias Adversas en la Infancia (EAI), las cuales

se caracterizan por ser eventos negativos, perjudiciales angustiantes y que tienen consecuencias para la salud,

debido a que existe una falta de recursos internos y del medio ambiente para hacerles frente (Vega-Arce y Nuñez-

Ulloa, 2017). Aunque estos eventos suceden en la infancia, tienen repercusiones también, en la edad adulta.

Además del TEPT-C, se relacionan con padecimientos como la obesidad, diabetes tipo 2, cáncer, infecciones

de transmisión sexual, depresión, intentos de suicidio, abuso de sustancias, etcétera. Algunas Experiencias

Adversas son, la privación económica, separación de los padres y maltrato físico, sexual o psicológico (Vega-

Arce y Nuñez-Ulloa, 2016).

El niño que vive en un ambiente abusivo necesita encontrar una manera de preservar la confianza en las personas

que son poco confiables, así como seguridad en situaciones que no son seguras, necesitan tener un control en

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situaciones que son impredecibles, se ven en la necesidad de adaptarse a un ambiente en donde es necesario

que cuide de sí mismo y que compense la falta de cuidado de los adultos, teniendo un sistema inmaduro de

defensa psicológica. Ante este ambiente patológico de abuso infantil, el niño se ve forzado al desarrollo de

capacidades extraordinarias, en donde se crean estados anormales de conciencia, dando como resultado una

alteración en la relación con su cuerpo, mente, realidad e imaginación, conocimiento y memoria. Lo que deja

como resultado síntomas somáticos y psicológicos (Herman, 1992).

Entre más cercana sea la relación entre el perpetrador y la víctima, hay una mayor probabilidad de que la

víctima recurra a la disociación como una estrategia de autoprotección.

Para los sobrevivientes de un trauma prolongado y repetido, como lo es el TEPT-C, los síntomas son todavía

más complejos. Algunos autores concluyen que el TEPT-C se asocia en diferentes niveles de deterioro y

síntomatología a otros trastornos, entre ellos, al Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), (Giourou, Skokou,

Andrew, Alexopoulou, Gourzis y Jelastopulu, 2018).

En la vida adulta, la persona con TEPT-C, puede evitar la intimidad, no tener un sentido de sí mismo y tener

dificultades para confiar en los demás, aunque estuviera en una situación de sentirse cómodo y en confianza en

una relación cercana no estaría claro para él cómo organizar esos estímulos.

La similitud de los síntomas con otros trastornos, como el TLP, puede llevar a un diagnóstico erróneo, y, por lo

tanto, a un tratamiento segmentado o incorrecto. Es por esto, que es necesario llevar a cabo una evaluación

completa.

En este trabajó se hablará sobre el caso de un paciente de 23 años quien acude a solicitar atención psicológica

a la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Coahuila.

Dentro de la batería de pruebas se aplica la Entrevista Clínica Estructurada para los trastornos de Personalidad

del Eje II (SCID-II), el cual evalúa la presencia de trastornos de personalidad según el DSM-IV o rasgos de

personalidad relacionados a estos trastornos.

Así mismo, se aplicó el Inventario de Síntomas SCL-90, para evaluar patrones de síntomas presentes. Se aplica

también el test de Creencias Irracionales de Albert Ellis, para identificar las principales creencias que pueden

estar generándole conflicto.

Se aplicó también el Cuestionario Internacional de Trauma (The International Trauma Questionnaire-ITQ),

desarrollado por Cloitre, et al. (2018), y validado al español por Matrangolo (2021). El cuestionario incluye 12

preguntas, con opciones de respuesta de: Nada, poco, moderadamente, bastante, extremadamente.

El ITQ es una medida breve, redactada de manera sencilla, se enfoca principalmente en las características

del TEPT y del TEPT-C. Se desarrolló de acuerdo con los principios organizativos del CIE-11, para asegurar la

aplicabilidad internacional, enfocándose en los síntomas centrales de determinado trastorno. La medida de

evaluación está centrada en la definición del deterioro funcional producido por el trauma (Cloitre, et al., 2018).

Para el diagnóstico del TEPT-C, es necesario que se cumplan uno de dos síntomas de cada uno de los tres grupos

de síntomas de TEPT (re-experimentación en el aquí y ahora, evitación, y sensación actual de amenaza) y uno de

dos síntomas de cada uno de los tres grupos de Alteraciones en la Autoorganización: 1) desregulación afectiva,

(2) autoconcepto negativo y (3) alteraciones en las relaciones (Cloitre, et al., 2018).

Dentro de los resultados obtenidos se muestra que el paciente tiene un puntaje significativo en rasgos de

personalidad narcisista y Obsesivo Compulsivo. Muestra una marcada susceptibilidad interpersonal, la cual es

sostenida por la ideación paranoide acerca de lo que piensan personas cercanas a él, como su pareja. Lo que

desencadena una hostilidad dirigida hacia estas personas, manteniendo los conflictos interpersonales.

Referente a los resultados del ITQ, el paciente cumple con los criterios del TEPT, como lo son, reexperimentación

en el aquí y el ahora, evitación, sensación de amenaza y deterioro funcional, así como con los criterios de

Alteraciones en la auto-organización (AAO), es decir, desregulación afectiva, autoconcepto negativo y

alteraciones en las relaciones. Ambos criterios sostienen el diagnóstico de TEPT-C.

Referencias:

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Cervera, I., López-Soler, C., Alcántara-López, M., Castro, M., Fernández-Fernández, V. y Martínez, A. (2020).

Consecuencias del maltrato crónico intrafamiliar en la infancia: trauma del desarrollo. Papeles del Psicólogo.

41, (3), pp. 219-227.

Courtois, C. y Ford, J. (2009). Treating complex traumatic stress disorder. An Evidence-Based Guide. New York:

The Guilford Press.

Figueroa, R., Cortés, P., Accatino, L. y Sorensen, R. (2016). Trauma psicológico en la atención primaria:

orientaciones de manejo. Rev Med Chile, 144, pp. 643-655.

Giourou, E., Skokou, M., Andrew, S., Alexopoulou, K., Gourzis, P., Jelastopulu, E. (2018). Complex

posttrauamtic stress disorder: The need to consolidate a distinct clinical síndrome or to revaluate features of

psychiatric disorders following interpersonal trauma. World J Pyschiatr. 8, (1), pp. 12-19.

Herman, J. (1992). Trauma and Recovery. New York: Basic Books.

Nieto, I. y López, M. (2016). Abordaje integral de la clínica del trauma complejo. Perspectivas teóricas. 7, (2).

Pp. 87-104.

Schouler-Ocak, M. (2015). Trauma and Migration. Cultural Factors in the Diagnosis and Treatment of

Traumatised Immigrants. Alemania: Springer.

Vega-Arcea M. y Nuñez-Ulloa, G. (2017). Experiencias Adversas en la Infancia: Revisión de su impacto en niños

de 0 a 5 años. Enfermería Universitaria, 14, (2), pp. 124-130.

Discapacidad intelectual y madres resilientes en Ciudad Juárez, Chih.

Irma Patricia Serrano Bañuelas, Dra. Lilia Susana Carmona García y Nadia Vega Villanueva.

Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

Descriptores: Resiliencia, Discapacidad intelectual, Adversidad, Autodeterminación, Maternidad.

El rol que suele ser de los más importantes de acuerdo a los criterios sociales y culturales es la adscripción del

cuidador primario, que generalmente es asignado a las mujeres principalmente a las madres (Verdugo, 2000).

Desde su nacimiento las mujeres interiorizan el rol de ser madre apropiándose de éste en la mayoría de los

casos con gran fuerza, sin embargo no se les da la preparación para ser madres de hijos con alguna deficiencia ni

hablar de alguna discapacidad; al hablar de discapacidad intelectual específicamente se habla de una alteración

en sus vidas ya que su ambiente personal familiar, laboral y social se altera inmediatamente, generalmente un

alto porcentaje de éstas mujeres ante ésta situación se ven en la necesidad de renunciar a sus proyectos de vida,

a su desarrollo profesional y dedicar menos tiempo a diversas actividades para proporcionar la atención que

necesita su hijo con discapacidad (Verdugo, 2000; Córdoba-Andrade, Gómez-Benito y Verdugo-Alonso, 2008;

Abella, 2012).

Desde que nacen los seres humanos, se encuentran expuestos a cambios constantes que les obligan a adaptarse

a situaciones nuevas, sin embargo en algunas circunstancias extremas han tenido que adquirir habilidades

que les permitan afrontarlas a lo largo de su vida, siendo una de ellas la resiliencia, que es la capacidad que

presentan algunos individuos para hacer frente a situaciones sumamente adversas, superándolas de tal manera

que no quedan rastros de amargura siendo capaces de transformar su vida y lograr encontrarse de una manera

armónica ante las situaciones que se están enfrentando (Cyrulnik, 2003).

La familia sufre un impacto muy fuerte cuando nace un miembro con discapacidad intelectual ya que el hecho

es percibido como algo impensado, incomprensible e insólito que destruye las expectativas del hijo deseado. La

familia atraviesa por problemas que no había vivido antes como es el caso de la culpa, posturas defensivas de los

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padres, facturas médicas elevadas para cubrir las necesidades que el miembro necesita, cuidados especiales para

su calidad de vida además de promover el desarrollo y la estabilidad de los demás hijos de los otros hijos para

comprender y digerir el escenario al que se enfrentarán de hoy en adelante (Sarto, 2001; Guevara y González,

2012).

Dentro de la cultura mexicana, en la mayoría de los casos es la madre quien se responsabiliza de mantener

fuerte y unida a la familia para poder sobrellevar valientemente ésta nueva situación, pero surge la incógnita

¿cómo lo hacé ¿Adquiere habilidades resilientes para enfrentar su nueva situación familiar?

Objetivo general.

Explorar y describir como se presenta la resiliencia en madres de hijos con Discapacidad intelectual que acudan

a una institución pública o privada que trabaje de manera educativa o cultural con ellos en Ciudad Juárez, Chih.,

México.

Método.

Estudio de corte cuantitativo, no experimental, descriptivo y de corte transeccional. Participaron 92 madres de

individuos que cursaran con Discapacidad intelectual sin ser criterio de exclusión la edad de ellas, la edad del hijo

o alguna otra característica sociodemográfica. Para el levantamiento de datos se utilizó la Escala de Resiliencia

Materna (ERESMA) de Roque, Acle y García (2009); consta de 45 ítems, categorizados en, Autodeterminación,

Desesperanza, Rechazar la responsabilidad personal, Falta de apoyo de la pareja, Fe espiritual y Recursos

limitados para satisfacer necesidades. La escala cuenta con un ALPHA de Crombach de (?=0.92). El proceso de

aplicación del instrumento consistió en contestar en forma gráfica el cuestionario, aplicado individualmente en

las cercanías a las instituciones donde llevan a sus hijos para recibir aprendizajes académicos y de autocuidado

reportadas por las directoras de los centros educativos. Una vez concluida la aplicación se procedió a la captura

y análisis estadísticos de los resultados por medio de programa estadístico computacional SSPS versión 21 y por

último la discusión teórica de los resultados, así como las conclusiones.

Resultados.

La resiliencia presentada en madres de personas con discapacidad intelectual es del 89% en niveles altos y muy

altos, en el 11% de manera moderada sin que los resultados muestren resultados bajos o nulos, por lo que

se puede afirmar que las mujeres son resilientes y tienen la capacidad de enfrentarse a situaciones extremas

para cuidar a sus hijos con discapacidad intelectual; la autodeterminación presentada en éstas mujeres en el

90% de ellas es alta o muy alta, en el 10% se presenta de manera moderada sin presentarse niveles bajos o

nulos, considerándose un pilar de la resiliencia; en el 83% de las madres se presenta un alto o muy alto nivel

de esperanza, en el 91% de las madres se presenta un nivel muy alto o alto de aceptación de la responsabilidad

personal, en el 74% de las madres sienten que existe el apoyo de sus parejas de manera favorable, 64% de las

madres piensan que pueden satisfacer las necesidades de sus hijos con Discapacidad intelectual.

Conclusiones.

Un alto porcentaje de las madres que tienen hijos con Discapacidad intelectual presentan altos niveles de

Resiliencia.

Se observó que las madres con hijos con Discapacidad intelectual cuentan con altos niveles de autodeterminación,

elemento sustancial de la Resiliencia.

Más de las tres cuartas partes de las madres de hijos con Discapacidad intelectual, poseen mucha Fe espiritual,

mientras que en una de cada diez su fe es de nivel moderado. Ellas creen que Dios les ayuda para que su hijo

con Discapacidad pueda recibir todo lo que necesita.

Son poseedoras de un alto nivel de Aceptación de la responsabilidad personal del cuidado y desarrollo de su hijo

con Discapacidad intelectual.

La mayoría cuenta con gran apoyo de su pareja para criar, cuidar y satisfacer las necesidades de su hijo con

Discapacidad.

Casi la totalidad muestra altos niveles de Esperanza respecto a la buenaventura de su hijo con Discapacidad

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intelectual.

Referencias bibliográficas.

Abella, B. (30 de noviembre de 2012). Madres ante la discapacidad ¿sólo madres? . Cermi . es. Recuperado de:

http://semanal.cermi.es/noticia/Madres-discapacidad- reportaje.aspx

Córdoba-Andrade, L., Gómez-Benito, J. y Verdugo-Alonso, M. A. (2008). Calidad de vida familiar en personas con

discapacidad: un análisis comparativo. Universitas Psychologica, 7(2), 369-383. Recuperado en http://pepsic.

bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S165792672008000200006&lng=pt&tlng=.

Cyrulnik, B. (2003). Los patitos feos. La resiliencia: una infancia infeliz no determina la vida. España: Gedisa.

Guevara Benítez, Y., y González Soto, E. (2012). Las familias ante la discapacidad. Revista electrónica de Psicología

Iztacala, 15 (3). Recuperado de: https://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/vol15num3/

Vol15No3Art13.pdf

Roque, M. P., Acle, G. y García, M. (2009). Escala de resiliencia materna: Un estudio de validación en una

muestra de madres con niños especiales [Maternal resilience scale: A validation study in a sample of mothers

with exceptional children]. Revista Iberoamericana de Diagnóstico y Evaluación Psicológica, 1 (27), 107–132.

Artículo publicado también en versión electrónica: http://www.aidep.org/03_ridep/2_volumen27.html

Sarto Martin, M.P. (febrero, 2001). Familia y discapacidad. Trabajo presentado en el III Congreso “La atención

a la diversidad en el sistema educativo”, Salamanca, España. Recuperado de: https://campus.usal.es/~inico/

actividades/actasuruguay2001/5.pdf

Verdugo Alonso, M. A. (2000). Familias y discapacidad intelectual. Madrid: FEAPS.

Validez y confiabilidad de la Escala de riesgo suicida de Plutchik en adolescentes mexicanos

Dr. Modesto Solis Espinoza

FES Iztacala

Introducción.

De acuerdo con las últimas estadísticas al respecto, el suicidio no sólo se ha convertido en una de las principales

causas de muerte en adolescentes mexicanos (la tercer principal causa en el grupo de edad de los 10 a los 14

años y el de 15 a 24 años) sino que además es un problema que permanece en aumento desde hace varios

años, pasando de una tasa de 5.2 en 2017 a 5.4 por 100 mil habitantes en 2018, 6 710 muertes por lesiones

autoinfligidas según los datos recabados por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (2020,

2021). Además de esto, el surgimiento de la pandemia por el COVID-19 ha impuesto otra serie de factores

de riesgo y dificultades ante su prevención, desde los primeros meses hubo estudios que señalaron que se

habría incrementado el reporte de pensamientos suicidas (O´Connor et al., 2020), así como un aumento en el

diagnóstico de trastornos psiquiátricos asociados a la pandemia (Taquet, Luciano, Geddes & Harrison, 2020).

Una tarea fundamental para avanzar en la prevención del suicidio, es la detección temprana de casos de riesgo,

para lo que se requiere contar con instrumentos adecuados para realizarla, de acuerdo con Rangel-Garzón,

Suárez-Beltrán, & Escobar-Córdoba (2015), se requieren escalas fáciles de aplicar, con una corta duración, con

puntajes de corte establecidos, de fácil interpretación y que sean aplicables por cualquier profesional de la salud,

por lo que un instrumento como la Escala de Riesgo Suicida de Plutchik, resulta una herramienta oportuna, sin

embargo, las validaciones de la misma se han realizado con población extranjera (Suárez-Colorado, Palacio,

Caballero-Domínguez, & Pineda-Roa, 2019) y la validación más actual aunque se realizó con mexicanos, fueron

reclusos y no únicamente adolescentes (Santana-Campas & Santoyo, 2018), por lo que el objetivo de este

estudio, fue obtener más propiedades psicométricas de confiabilidad y validez de la Escala de Riesgo Suicida

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de Plutchik en adolescentes de la zona metropolitana de la Ciudad de México, por medio de su aplicación vía

online.

Método.

La muestra se consiguió de manera no probabilística, mediante una encuesta por internet con GoogleForms,

difundida por redes sociales en la zona de Ciudad de México y Estado de México, quedó conformada por N= 632

adolescentes con M= 16.3 años (DE=1.8), un rango de 11 a 18 años, 423 mujeres (66.9%) y 209 hombres (33.1%).

En cuanto a escolaridad, 17.4% respondieron estudiar secundaria, 68.7% bachillerato, 8.1% universidad y 5.9%

reportó no estudiar.

Instrumentos

Escala de Riesgo suicida de Plutchik (Plutchik & Van Praag, 1989; adaptada al español por Rubio et al., 1998).

Cuenta con 15 ítems dicotómicos de respuestas sí/no, siendo cada “sí” un punto, para la puntuación total se

suma cada ítem y si se alcanza el 6, se señalaría presencia de riesgo suicida (Rubio et al., 1998). La consistencia

interna en jóvenes mexicanos de un reclusorio fue de un Alpha de Cronbach de .74 (Santana-Campas & Santoyo,

2018). Se usó la modificación de 2 reactivos propuesta por Suárez-Colorado, Palacio, Caballero-Domínguez,

& Pineda-Roa, (2019) con adolescentes colombianos: “¿toma drogas o aspirina para dormir regularmente?”

se cambió por ¿toma de forma habitual algún medicamento o sustancia psicoactiva? Y el ítem “¿está usted

separado/divorciado/viudo?”, se ajustó para adolescentes con la pregunta ¿te sientes solo? Para este estudio

se puntuaron las respuestas con valor de 1 y 2 tomando el 30 como puntuación máxima.

Inventario de Depresión de Beck (BDI - II) (Beck, Steer, Ball, & Ranieri, 1996; adaptado para usarse en mexicanos

por Jurado et al., 1998). Consta de 21 ítems que miden síntomas depresivos en las últimas dos semanas mediante

una escala descriptiva de cuatro opciones, a mayor puntuación mayor gravedad de la sintomatología. Se ha

reportado una consistencia interna adecuada con un Alpha de Cronbach alrededor de .89

Procedimiento

Se desarrolló un formulario en la plataforma Google Forms con los instrumentos a aplicar, en una primera

sección se mostraba el consentimiento/asentimiento informado (información general de la investigación) y

casillas para verificar si se participaría o no, posteriormente se desplegaban los instrumentos antes mencionados

junto con preguntas de datos generales como sexo y edad. Se distribuyó la encuesta a través de Facebook,

por medio de publicidad que se restringió a adolescentes (13 a 18 años) de la Ciudad de México y Estado

de México, parámetros establecidos mediante la señalización de zona geográfica. Posteriormente, se le envió

correo a cada participante explicando y los resultados totales de sus respuestas, a fin de sugerir y ofrecer un

directorio de apoyo psicológico a quienes pudieran requerirlo (puntuaciones que indicasen alto riesgo suicida y

sintomatología depresiva grave). Se siguieron los criterios éticos de la investigación en psicología (SMP, 2007).

Análisis de datos

Para la obtención de la validez de constructo se realizó un Análisis Factorial Exploratorio, con el método de

componentes principales y rotación VARIMAX, se estimó el estadístico KMO y la prueba de esfericidad. Se realizó

un Análisis Factorial Confirmatorio (AFC) con el método de máxima verosimilitud (Satorra & Bentler, 1988;

1994), se examinó el ajuste en términos del cociente normado χ² / gl (chi cuadrada sobre grados de libertad), el

error cuadrático medio de aproximación (RMSEA) y el índice de ajuste comparativo (CFI) (Hu & Bentler, 1999;

Kline, 2005). Se obtuvieron los coeficientes de confiabilidad mediante el estadístico Alpha de Cronbach y el

Coeficiente Omega. Posteriormente se realizó una curva ROC para examinar la exactitud con que se detectan

casos de riesgo suicida coincidentes con sintomatología depresiva grave.

RESULTADOS

Análisis factoriales

Se estimó un KM0=0.88, y se empleó la prueba de esfericidad de Bartlett X2 (105) = 2363.01; p=.001). El AFE arrojó

2 factores que agruparon 14 reactivos de los 15 que se ingresaron en el análisis, el primer factor (desesperanza)

se compuso por 8 ítems, explica 31.92% de la varianza con una confiabilidad aceptable (alpha=.80; omega=.83),

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y el segundo factor (ideación y antecedente suicida) constó de 6 ítems, explica 8.60% de la varianza con una

confiabilidad moderada o leve (alpha=.69; omega=.74). La escala total reportó un 40.53% de varianza explicada,

con confiabilidad alta (alpha=.84; omega=.88).

Se realizó un AFC para corroborar el modelo de dos factores, se mantuvieron los mismos 14 ítems agrupados

en dos factores, la correlación de ambos factores fue de .82, con un coeficiente de determinación o tamaño del

efecto R2= .549, se mostró un buen ajuste del modelo considerando los índices: X2/gl = 3.06, p=.000; RMSEA =

.057 ; GFI= .95; IFI = .93; CFI = .93.

Posteriormente se realizó una curva ROC para determinar el punto de corte más adecuado para la escala de

Riesgo suicida, tomando como referencia de contraste, la concordancia la presencia de riesgo suicida con

sintomatología depresiva grave, el punto de corte más adecuado se fijó en 23 puntos, con una sensibilidad de

.94 y especificidad de .68

Conclusiones

Los resultados son similares a los obtenidos en otros estudios psicométricos elaborados a partir de la misma

escala, con diferencias esencialmente en cuanto a estructura, al extraerse dos factores y no cuatro con los 15

ítems como en el estudio de Santana-Campas & Santoyo (2018), y a la vez, diferente de lo obtenido por Suárez-

Colorado, Palacio, Caballero-Domínguez, & Pineda-Roa (2019), cuyos resultados arrojaron dos factores pero

sólo con 9 ítems.

Los resultados obtenidos indican que la Escala de riesgo suicida de Plutchik es válida y confiable para emplearse

con muestra no clínicas de adolescentes de la zona metropolitana de la Ciudad de México, mediante su uso por

vía online, lo que se gesta como una herramienta eficaz para la detección de adolescentes en riesgo quienes

pueden tener por medio de la aplicación del instrumento,un aliciente importante para buscar y solicitar apoyo

psicológico.

Una limitación importante del presente estudio, es que no se contó con una prueba de contraste o un registro

clínico que permitiera contratar cabalmente si la escala detecta o no personas con riesgo suicida, aún cuando

pueda ser un referente más o menos preciso la concordancia con síntomas de depresión graves. Para futuras

investigaciones destinadas al desarrollo de instrumentos que midan riesgo suicida, será necesaria la utilización

de estudios longitudinales y la accesibilidad a bases de datos de centros de emergencias o expedientes clínicos.

Referencias

Beck, A. T., Steer, R. A., Ball, R., & Ranieri, W. (1996). Comparison of Beck Depression Inventory-IA and -II in

psychiatric outpatients. Journal of Personality Assessment, 67, 588-597

Jurado, S., Villegas, M. E., Méndez, L., Rodríguez, F., Loperena, V., & Varela, R. (1998). La estandarización del

Inventario de Depresión de Beck para los residentes de la Ciudad de México. Salud Mental, 21, 26-31

Plutchick, R., & Van Praag, H. (1989). The measurement of suicidality, aggressivity and impulsivity. Progress in

Neuro-Psychophormaco Biology and Psychiatry. 6(13), 523-534

Rangel-Garzón, C. X., Suárez-Beltrán, M. F., & Escobar-Córdoba, F. (2015). Escalas de evaluación de riesgo suicida

en atención primaria. Revista de la Facultad de Medicina, 63(4), 707-716. https://doi.org/10.15446/revfacmed.

v63.n4.50849

Suárez-Colorado, Y., Palacio, S., Jorge, Caballero-Domínguez, C. C., & Pineda-Roa, C. A. (2019). Adaptación,

validez de constructo y confiabilidad de la escala de riesgo suicida Plutchik en adolescentes colombianos. Revista

Latinoamericana de Psicología, 51(3), 145-152. https://doi.org/10.14349/rlp.2019.v51.n3.1

Santana-Campas, M. A., & Santoyo Telles, F. (2018). Propiedades psicométricas de la escala riesgo suicida de

Plutchik en una muestra de jóvenes mexicanos privados de la libertad. Avances En Psicología, 26(1), 57-64.

https://doi.org/10.33539/avpsicol.2018.v26n2.1127

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Intervención multidisciplinar en hombres con trastorno por atracón: dos casos.

Mtra. Mariana Valdez Aguilar y Dra. Rosalia Vázquez Arévalo.

UNAM FES Iztacala.

Descriptores: trastorno por atracón, obesidad, trastorno alimentario, intervención psicológica, regulación

emocional.

Antecedentes: El trastorno por atracón (TPA) se caracteriza por episodios recurrentes de atracones que son

definidos por ingerir en un periodo corto de tiempo una gran cantidad de alimentos superior a lo que la mayoría

de las personas comería en circunstancias similares y tener una sensación de pérdida de control. Los individuos

no tienen conductas compensatorias como vómitos autoinducidos, diuréticos o laxantes (APA, 2014). El TPA

es considerado como un trastorno equiparable a la Anorexia y Bulimia (BN) y es el trastorno alimentario más

prevalente entre la población. En cuanto al inicio de esta psicopatología este suele ocurrir en la adolescencia

tardía (Nicholls, Lynn & Viner, 2011) con una incidencia creciente en la adultez temprana (Hudson et al., 2007;

Stice, Marti y Rohde, 2013). Los estudios epidemiológicos sugieren que 1 a 4% de la población en el mundo

padece de TPA (Hoek, 2006; Kessler et al., 2013). En los escasos estudios realizados con respecto a las diferencias

por el sexo en el TPA, se han descrito tasas semejantes en hombres y mujeres (Spitzer et al., 1992, 1993). No

obstante, Wilson, Nonas, & Rosenblum, (1993) encuentran mayor frecuencia de atracón en las mujeres, al igual

que Spitzer y colaboradores (1993) en una muestra de pacientes en programas de pérdida de control y criterios

completos de TPA. Aunque el TPA en hombres como diagnóstico completo no suele ser común en población

no clínica, los síndromes parciales son bastante más comunes en ellos (Spitzer et al., 1993), sin embargo, son

quienes menos solicitan ayuda para el trastorno. Con relación a la etiopatogenia del trastorno, el TPA involucra

una compleja y múltiple etiología de causas como son psicológicas, biológicas y socioculturales. Entre los factores

psicológicos para el TPA son el perfeccionismo, abuso de sustancias, obesidad en la infancia, preocupación

familiar por el peso, y problemas alimentarios, además de conflictos familiares, psicopatología parental y abuso

sexual y psicológico (Hilbert et al., 2014). Estudios longitudinales sobre su origen han indicado que la pérdida

de control alimentario en la infancia predice el desarrollo del trastorno en la adolescencia (Hilbert & Brauhardt,

2014; Marian Tanofsky-Kraff et al., 2011). En cuanto al tratamiento las investigaciones son de reciente aparición

y muchas veces son derivados y/o que se han comprobado en BN, por lo que se desconoce las aportaciones que

se centren en la intervención psicológica del TPA y que describan sus efectos en el seguimiento a largo plazo. En

tratamientos de trastornos alimentarios como AN y BN se ha encontrado, con los datos hasta ahora reportados

(Hay, 2013), que la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) y la Terapia Interpersonal (TIP) son los tratamientos

más probrados y eficaces a largo plazo (McElroy, Guerdjikova, Mori, Munoz, & Keck, 2015), no obstante, en

referencia al TPA existen evidencias de que debe haber importantes cambios en el manejo de estos pacientes.

Algunos autores han argumentado que se requiere una gama más amplia de intervenciones eficaces, no sólo

centrandose en la sintomatología alimentaria sino también en el papel que juegan las emociones y factores

interpersonales, que en muchas ocasiones son los desencadenantes de los episodios por atracón (Wonderlich

et al., 2014). Además, diferentes guías clínicas como The American Psychiatry Association, (APA) y National

Institute for Health and Care Excellence (NICE) (Hilbert, Hoek, & Schmidt, 2017), han recomendado un enfoque

multidisciplinar de equipo para la atención de los pacientes incluyendo, médicos, psicólogos, nutriológos y

activadores físicos, junto con la TCC o algún otro tratamiento psicológico como pieza clave (Yager et al., 2010).

Objetivo: Evaluar y describir la efectividad de una intervención multidisciplinar con enfoque integrativo

cognitivo en hombres con TPA a través del análisis de dos casos clínicos. Método: Dos participantes varones

fueron reclutados para el estudio. Los criterios de inclusión fueron: participantes de 18 años en adelante que

desearan participar en el estudio, participantes con obesidad, diagnosticados con TPA de acuerdo con una

previa aplicación de dos instrumentos psicológicos (que hayan superado el punto de corte) y una entrevista

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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diagnóstica por parte de las responsables del proyecto. Se aplicaron los siguientes instrumentos psicométricos:

entrevista diagnóstica para evaluar TPA, Escala de Atracón, Cuestionario de Patrones de Alimentación y Peso,

Escala de Inteligencia Emocional, Inventarios de Ansiedad y Depresión de Beck, y medidas antropométricas.

Se realizó tres momentos de evaluación: pre, post y un seguimiento. El tratamiento multidisciplinar se basó

en las modificaciones que previamente se realizaron al estudio piloto basadas en el manual de la Terapia

Integrativa Cognitivo-Afectiva (Wonderlich, 2018). Este tratamiento intenta cambiar situaciones que preceden

las conductas del trastorno y mejorar las habilidades para la regulación emocional. Destaca la promoción y

exposición a la alimentación adaptativa, habilidades de afrontamiento y un procesamiento de patrones

alimentarios saludables. Ha sido probado en BN y recientemente en TPA. El tratamiento está desarrollado en

cuatro diferentes fases: 1) Motivación al tratamiento 2) Rehabilitación nutricional 3) Trabajo en diferentes

temáticas clínicas y 4) Prevención de recaídas. El programa consistió en 24 sesiones de dos horas en las que

se abordó contenidos de psicoeducación, motivación, mejora de hábitos alimentarios, regulación emocional,

imagen corporal, relaciones interpersonales, familia y modificación del estilo de vida en general. Resultados:

El objetivo del estudio fue evaluar la efectividad de la intervención multidisciplinar en dos hombres con TPA.

Para la psicopatología alimentaria se observó que en ambos casos hubo una disminución de la sintomatología

de atracones, además se logró disminuir la sintomatología de ansiedad y depresión, sin embargo en un paciente

en el seguimiento aún continuó con presencia moderada de ansiedad y depresión. En cuanto a la regulación

emocional, se observó mejoría respecto a la atención y comprensió de sus emociones tanto en la post evaluación

como en el seguimiento. Respecto a los hábitos alimentarios, cada uno de los pacientes aumentó el número de

comidas, de solo comer una vez al día a tener tres comidas diarias e introducir la actividad física en su rutina.

Finalmente en cuanto al peso se observó disminución en el paciente 1, mientras que en el paciente 2 otro

no hubo cambios en el peso. Discusión y Conclusiones: La intervención multidisciplinar fue efectiva ya que

logró disminuir la sintomatología alimentaria y las variables relacionadas en ambos pacientes, sin embargo,

se observó mayor efectividad en en el paciente 1 esto debido a que probablemente tenía menor severidad

del trastorno y no tenía comorbilidad con otros padecimientos a diferencia del paciente 2, que desde un inicio

presentó una mayor severidad de TPA y sintomatología severa de depresión y ansiedad, asimismo, este caso

tenía una complicada historia de bullying, burlas y violencia, así como una disfunción familiar compleja lo que

hacia en ocasiones, más dificil su adherencia al tratamiento. Los hallazgos son significativos dado que es el

primer estudio de tratamiento que se realiza en México en esta población, y sobretodo en hombres quienes por

lo general no acuden a tratamiento para este trastorno, por lo que es importante darle continuidad y difusión

tanto en la investigación como en la atención en clínicas públicas y privadas.

Análisis factorial confirmatorio de la escala de atracón en población mexicana.

Mtra. Mariana Valdez Aguilar*, Dra. Rosalia Vázquez Arévalo*, Dr. Juan Manuel Mancilla Díaz* y

Dra. Rebeca María Elena Guzmán Saldaña**.

*UNAM FES Iztacala, **Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

Descriptores: trastorno por atracón, obesidad, escala, cribado.

Antecedentes: El trastorno por atracón (TPA) se caracteriza por episodios recurrentes de atracones que son

definidos por ingerir en un periodo corto de tiempo una gran cantidad de alimentos superior a lo que la mayoría

de las personas comería en circunstancias similares y tener una sensación de pérdida de control. Los individuos

no tienen conductas compensatorias como vómitos autoinducidos, diuréticos o laxantes (APA, 2014). Los

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episodios de sobreingesta se asocian con sentimientos negativos como vergüenza, culpa y angustia (APA, 2013).

Esta psicopatología es la más frecuente de los trastornos alimentarios. Además, los estudios epidemiológicos

sugieren que 1 a 4% de la población en el mundo padece de TPA (Hoek, 2006; Kessler et al., 2013). El TPA implica

un deterioro en la calidad y satisfacción de la vida, así como problemas de adaptación social, mayor mortalidad

y morbilidad, mayor riesgo de desarrollo de obesidad y mayor utilización de recursos sanitarios (Fairburn et

al.,2003). A pesar de que este trastorno tiene gran relevancia en la salud pública y de que existen algunas

intervenciones para su tratamiento, su evaluación es escasa tanto en clínicas públicas como privadas, por lo

que es necesario tener herramientas válidas y confiables que ayuden al diagnóstico oportuno del trastorno. La

Escala de Atracón (Binge Eating Scale, BES, Gormally et al; 1982) se creó a partir de varios modelos cognitivos y

de comportamiento explorados en personas con obesidad y que tenían episodios de atracón, ha sido validada

en varios países como Líbano, Francia, Italia, Malasia, Portugal y México, sin embargo, en la primera validación

que se realizó en el país se observaron fallas en la adaptación, validación y traducción de la escala.

Objetivos: Validar la Escala de Atracón en población mexicana a través de un análisis factorial confirmatorio y

calcular un punto de corte adecuado para detectar a los pacientes de acuerdo a la severidad de la sintomatología

del trastorno.

Método: La muestra no probabilística quedó conformada por N=433 personas (136 hombres y 297 mujeres)

con un rango de edad de 15 a 57 años (x? = 23.92, DE = 7.38) provenientes de la ciudad de México y la zona

metropolitana. El grupo control estuvo formado por 373 personas. Para el grupo control se presentó el

proyecto en tres instituciones de educación superior de las que provenían los participantes. Una vez aceptado

el proyecto por las autoridades se llevó a cabo la aplicación del instrumento de forma grupal de manera

voluntaria (aproximadamente 20 personas por grupo). El tiempo utilizado para contestar el cuestionario fue de

aproximadamente 15 minutos por grupo. Una parte de la muestra del grupo control se consiguió de manera

presencial y otra parte de forma online. La aplicación en línea se llevó a cabo por medio de Google Forms.Por otra

parte, la muestra clínica fue recabada en línea y la conformaron 60 participantes, quienes fueron diagnosticados

con TPA. Su diagnóstico fue realizado por especialistas en el área por medio de una entrevista con los criterios

del DSM-5 (APA, 2013). El análisis estadístico se realizó primeramente con la exploración de la confiabilidad a

través del Alpha de Cronbach y correlación de cada ítem con el total de la escala. Para la validez de constructo

se utilizó el análisis factorial confirmatorio. Todos los resultados fueron considerados significativos cuando la

probabilidad fue ? .05. A partir de la sensibilidad y especificidad se obtuvo el punto de corte para detectar

sintomatología de TPA. Los resultados fueron analizados con el paquete estadístico SPSS versión 25.

Resultados: El análisis factorial confirmatorio, el cual arrojó un modelo de dos factores 1) Manifestaciones

cognitivas y 2) Manifestaciones conductuales de acuerdo a como se esperaba por lo que se confirma que la

escala presenta un buen ajuste de los datos. Se observó una buena fibilidad del instrumento. La consistencia

interna de los resultados fue similares a la escala original y a las otras versiones (alfa de Cronbach osciló entre

0.85 a 0.93).

Discusión: La estructura factorial de la versión mexicana reveló dos factores principales, de acuerdo con la

versión anterior y también con otros estudios realizados en muestra clínica y no clínica. Además, se puede decir

que esta versión mostró alta consistencia y validez de constructo, se observó que es un cuestionario que puede

ser utilizado fácilmente por investigadores y profesionales de la salud para detectar sintomatología de TPA. De

esta forma, es importante mencionar que los tratamientos integrales deberían abordar aspectos psicológicos

desencandenantes de un atracón así como las consecuencias del trastorno ya que son de vital importancia para

la naturaleza del TPA. Es en este contexto que el papel de los profesionales de la salud mental es fundamental

para la evaluación, diagnóstico y tratamiento del trastorno.

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Factores de riesgo y protectores en estudiantes de bachillerato durante la pandemia por COVID-19.

Dra. Alejandra Valencia Cruz*, Gustavo Alexis Victoria Jiménez* y

Dra. Libia Gómez Altamirano**.

*Facultad de Psicología UNAM, **DGOAE, UNAM.

Descriptores: Factores protectores, Factores de riesgo, Resiliencia, Educación a distancia, Covid19.

Por la situación sanitaria internacional ocasionada por el virus SARS-CoV-2, los estudiantes de distintos niveles

educativos se vieron obligados a dejar la educación presencial y en su lugar adoptar un modelo a distancia

que implicaba, entre otras cosas, la permanencia desde el hogar durante sus ciclos escolares. Si bien, con

anterioridad se han llevado a cabo investigaciones que indagan aquellos factores de riesgo y protectores que

inciden en el estudiantado, no se había tenido la necesidad de estudiar cómo estos factores se hacen presentes

en medio de una pandemia, para bien o para mal, ni cuáles podrían ser algunos mecanismos para mitigar el

impacto que tienen, particularmente los que ponen en riesgo el desempeño académico. Tanto los factores de

riesgo como los protectores forman parte de los ejes de la resiliencia, constructo que habla de la capacidad

que tienen las personas para que ante una situación adversa puedan no solo sobrevivir, si no, salir fortalecidos

de dicha experiencia. Dentro de la literatura se encuentra como factor de riesgo a toda aquella situación,

evento o incluso persona que provoca un daño en cualquier área de la persona (educativo, emocional, laboral,

etc.), y puede ser de tipo interno o externo, considerando que también puede haber una combinación entre

factores, produciendo un fenómeno de interacción. Por otra parte, los factores protectores funcionan como

un medio para mitigar los efectos de un factor de riesgo, de modo que a pesar de que algunas personas viven

en contextos desfavorecidos y/o viven experiencias adversas, logran contrarrestarlo. En el ámbito educativo,

varias investigaciones han identificado como factores de riesgo a la baja autoestima, el déficit de habilidades

sociales, el pesimismo, la percepción de estrés ante el estudio, la falta de motivación académica, un déficit en las

conductas de autocuidado, la nula interacción social con pares, la violencia intrafamiliar, la brecha digital y un

nivel socioeconómico familiar bajo, mientras que como factores protectores se ha encontrado a la autoestima

alta, las habilidades sociales, capacidad para tomar decisiones, el optimismo, la percepción de bienestar,

la motivación, las conductas de autocuidado, las interacciones sociales con pares, la estabilidad económica

familiar, el apoyo social, un ambiente familiar positivo, así como la aceptación escolar. El objetivo de indagar

este tipo de factores enmarcados en una pandemia y el confinamiento se debió a contrastar si las afectaciones

y necesidades son las mismas al atravesar la educación desde el hogar o si, por el contrario, salían a la luz

factores diferentes, tanto de riesgo como protectores, que no se consideraban previo a la pandemia. Para lograr

cubrir el objetivo mencionado, se determinó viable hacer un estudio exploratorio mediante un grupo focal

para recabar la información en torno a los factores de riesgo y protectores que la población directamente

mencionara en su discurso. Habida cuenta de lo que esto implica, se elaboró, en un primer momento, un guion

con algunas preguntas disparadoras que promovieran el relato de la experiencia propia en torno a la educación

a distancia durante el periodo de pandemia, así como respecto a los factores de riesgo y protectores, y la

frecuencia con la que interactúan con ellos. Posterior a ello se estableció el contacto con las y los estudiantes

que aceptaran participar, dado que se registró la reunión con una grabación virtual, asegurando en todo

momento la confidencialidad de quienes participaron. Finalmente, como producto del grupo focal conformado

por 12 estudiantes de bachillerato adscritos a diferentes planteles de educación media superior de la Ciudad de

México y otras entidades federativas, se encontraron algunas diferencias con los factores que se presentan en

revisiones previas; por ejemplo, algunos factores de riesgo que enunciaron las y los estudiantes fueron la falta

de explicación de los contenidos por el profesorado, la frustración por estudiar a distancia, el vínculo familiar

desgastado por la convivencia continua, la exposición prolongada a las pantallas para la toma de clases, la

falta de un espacio apropiado para concentrarse al estudiar, así como la intolerancia de algunos docentes y el

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estrés generado por lo anterior enunciado. En cuanto a los factores protectores, se encontró el apoyo familiar,

de amigos y profesores aun a la distancia; la iniciativa por acercarse a campos de conocimiento que les son

de interés, el cuidado personal centrado principalmente en la higiene de sueño y una adecuada alimentación,

así como colaborar en diversas investigaciones, puesto que estas son realizadas en la modalidad a distancia,

facilitando su participación. En conclusión, se considera importante desarrollar programas y/o estrategias que

procuren la detección temprana de los factores de riesgo que más inciden en el estudiantado con el fin de que

no orillen al abandono o rezago escolar y, por su parte, también el fortalecimiento y promoción de los factores

protectores para un mejor desempeño escolar, así como el desarrollo integral de cada estudiante en áreas como

la salud, tanto física como emocional y mental.

Factores protectores y de riesgo para la resiliencia escolar en estudiantes de Psicología.

Dra. Alejandra Valencia Cruz*, Psic. Gustavo Alexis Victoria Jiménez* y Dra. Libia Gómez Altamirano**.

*Facultad de Psicología, UNAM, **Dirección General de Orientación y Atención Educativa, UNAM.

Descriptores: estudiantes universitarios, educación a distancia, factores de riesgo, factores protectores,

resiliencia escolar.

Hacia finales de marzo de 2020, la transmisión del virus SARS-CoV-2 comenzó a tener más incidencia, razón

por la cual se determinó como medida de prevención el confinamiento de grandes sectores de la población,

entre los que se encontraban las y los trabajadores, así como el estudiantado de todos los niveles educativos

del país. Esto derivó en el trabajo a distancia, tanto en lo laboral como en lo académico. En este último ámbito,

pese a que la modalidad a distancia se ha estado utilizando en el sistema abierto, el confinamiento no dejó de

impactar al alumnado inscrito en él, pero lo hizo en mayor medida en aquellos del sistema escolarizado, ya

que la modalidad a distancia requiere de habilidades de autogestión académica, emocional, motivacional, de

administración de recursos como el tiempo, el espacio físico y sociales, además del manejo de herramientas

y plataformas tecnológicas. Aunado a ello, las pérdidas de índole personal o material, el ambiente familiar,

económico y social en el que se encuentran, junto con estrategias de enseñanza poco efectivas en la modalidad

a distancia, han mantenido a los estudiantes con altos niveles de ansiedad, estrés, desánimo, zozobra e inclusive

depresión, lo cual también ha llevado a cuestionar la efectividad del modelo de educación a distancia, de los

aprendizajes que se logran obtener, así como del uso que se le da a los recursos tecnológicos.

Desde antes de la pandemia, algunas investigaciones habían señalado que entre el estudiantado se presentan

algunos factores de riesgo y protectores, tanto internos como externos, que frenan o permiten, respectivamente,

un óptimo rendimiento académico, social y personal. Entre los factores internos de riesgo identificados, se

encuentran la baja autoestima, un déficit en las habilidades sociales, el pesimismo, la percepción de estrés, la

falta de motivación académica, así como un déficit en las conductas de autocuidado; por su parte, de entre los

factores de riesgo externos o ambientales están la nula interacción social con pares, un nivel socioeconómico

bajo, la falta de apoyo social, la brecha digital y un ambiente familiar negativo. En contraparte, como factores

internos protectores (o personales) se identifican a una autoestima alta, alta autoeficacia percibida, la capacidad

para tomar decisiones por sí mismo, el optimismo, el engagement, así como la motivación académica y las

conductas de autocuidado; mientras que como factores protectores ambientales se identifica a las interacciones

sociales efectivas, la estabilidad económica familiar, el apoyo social, así como un ambiente familiar positivo.

Todos estos factores de riesgo y protección se relacionan estrechamente con la resiliencia, término con el

cual se hace referencia a las personas que se desarrollan psicológicamente sanas y con éxito a pesar de nacer

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y/o vivir en situaciones de alta vulnerabilidad y adversidad. Las personas resilientes se caracterizan por su

afrontamiento positivo a los problemas, autonomía, sentido del humor, visión de futuro, reconocimiento y

gestión de recursos para sortear los obstáculos que se les presentan. Estos mismos aspectos, aunados a la

motivación y autorregulación académica y la decisión profesional, entre otros, conforman la resiliencia escolar.

Habida cuenta de esto, el objetivo de la presente investigación fue indagar en torno a los factores de riesgo

y protección suscitados durante la modalidad a distancia, en el contexto de la pandemia, en una muestra de

estudiantes universitarios.

Se consideró un abordaje cualitativo a través de la técnica de grupo focal, para lo cual se generó un guion de

preguntas disparadoras centradas en motivar una conversación hacia tres elementos principales: los factores de

riesgo presentados durante la educación a distancia, los factores protectores en la misma condición, así como

los cambios sufridos en relación con estos factores.

Se contactó alrededor de treinta estudiantes de la carrea de Psicología de una universidad pública de la Ciudad

de México, quienes se encontraban inscritos en el momento de la investigación, de los cuales 9 aceptaron

participar. Se les entregó un consentimiento informado en el que se mencionaba que su participación era

voluntaria y anónima y que toda información vertida sería utilizada única y exclusivamente para los fines de la

presente investigación.

Se hizo la transcripción de la información recaba y a partir del análisis del discurso realizado se encontraron

como factores de riesgo a la procrastinación de las actividades escolares, el agotamiento emocional y mental, los

decesos a causa de la COVID-19, la preocupación ante el riesgo de un posible contagio, así como la intolerancia

de algunos docentes. Por su parte, los factores protectores enunciados por los participantes fueron un mayor

tiempo de calidad en familia, el acercamiento entre integrantes de la misma, el acceso a psicoterapia a distancia,

las actividades recreativas con amigas y amigos, al igual que el amor propio y el tiempo de calidad consigo

mismos.

Los resultados de este estudio dejan entrever que la prevalencia de pérdidas, miedos asociados al contagio,

agotamiento y demora en la realización de las actividades escolares mantiene al estudiante en una situación de

constante estrés, pero los aspectos relacionados con la convivencia con seres queridos cercanos, el espacio con

uno mismo, así como la atención profesional, coadyuvan a su bienestar.

Por otro lado, las instituciones educativas deben de estar atentas ante estos factores a fin de hacer una buena

identificación de los mismos para poder proveer a los estudiantes de las herramientas necesarias para afrontar

de manera más eficiente y efectiva los obstáculos que se le presenten y puedan salir avantes.

Relevancia del enfoque bio-psico-social-espiritual durante la pandemia por COVID-19.

Dr. Jorge Valenzuela Rendón*, Mtra. Patricia Ileana Elizondo Puente** y Jorge Valenzuela Elizondo*.

*Escuela de Medicina, Universidad de Monterrey, **Escuela de Psicología, Universidad de Monterrey

Descriptores: enfoque, COVID-19, biopsicosocial, espiritual, holístico.

Justificación:

La pandemia llamada COVID-19 inducida por el virus SARS-CoV-2 (Domingo, 2020) ha sido un reto significativo

para la humanidad en general, para los sistemas de salud especialmente y de manera muy particular para los

profesionales de la salud, incluyendo las formas en que atienden a sus pacientes y sus familiares.

La perspectiva con la que se ha atendido a los pacientes ha evolucionado. Durante mucho tiempo se usó el

enfoque biomédico y aún es utilizado por muchos profesionales, dicho enfoque es notoriamente reduccionista.

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Posteriormente, se propuso un enfoque más amplio (Engel, 1977) el llamado enfoque bio-psico-social.

Ciertamente, este enfoque impulsado por agencias como la Organización Mundial de la Salud constituyó una

notable evolución en la forma de aproximarse a los pacientes. A pesar de los notorios beneficios del enfoque

bio-psico-social, nos parece que, al utilizar este enfoque, en el acercamiento a los pacientes aún falta incluir una

dimensión fundamental del ser humano: la dimensión espiritual. Si bien es cierto que desde el siglo pasado la

Organización Mundial de la Salud declaró que la espiritualidad es una dimensión importante en la calidad de

vida de los pacientes (WHO,1995) nos parece que todavía esta importante declaración no ha tenido los efectos

apropiados en la atención diaria de los pacientes por muchos profesionales de la salud.

Postulados teóricos:

Durante la actual pandemia ha quedado claro una vez más que el trato del profesional de la salud con los

pacientes debe ser lo más holístico posible, es decir no es suficiente un mero enfoque biológico (corporal), o

psicológico (mental), o social (somos comunidad) o solamente espiritual. Pensamos que para intentar conocer

al ser humano tanto en estados de salud como en estados de enfermedad se requiere el enfoque que llamamos

bio-psico-social-espiritual. Lo espiritual tiene un significado más amplio que el concepto religión (Mueller, 2001).

La espiritualidad puede ser definida como “un aspecto dinámico e intrínseco de la humanidad mediante la cual

las personas buscan el significado último, propósito y trascendencia; y las relaciones vivenciales consigo mismo,

con la familia, con los otros, la comunidad, la sociedad, naturaleza y lo significante o sagrado (Puchalski, 2014).

Diversas investigaciones indican que la mayoría de los pacientes están interesados en poder hablar con sus

médicos de sus creencias. A medida que los pacientes se acercan al final de su vida su interés por aspectos

espirituales o religiosos puede aumentar (Lo, 2002). Para muchos pacientes la fe es importante en estados

de salud y estados de enfermedad. La fe les proporciona significado a sus vidas, le otorga confort cuando

atraviesan problemas y continúa presentes en ellos, incluso cuando otros recursos se han agotado (Fosarelli,

2008). El momento mismo de vivir de manera aguda la COVID-19 significa una serie de retos mayores para los

pacientes y sus familias (procesos inflamatorios, trastornos de la coagulación, hipoxemia, ansiedad, depresión,

duelo, melancolía, disminución en los ingresos económicos, aumento de los gastos monetarios, etc.) Más

aún los pacientes que presentan secuelas crónicas significativas derivadas de COVID-19 también tienen retos

significativos a su ser, en sus dimensiones biológica, psicológica, social y espiritual.

Conclusiones:

Ninguna teoría explica totalmente al ser humano. En ciencias de la salud hemos evolucionado desde enfoques

limitados y reduccionistas (biomédico), pasando posteriormente por enfoques más amplios (bio-psico-social). El

ser humano, por lo tanto, los pacientes tienen cuatro dimensiones que consideramos fundamentes: biológica,

psicológica, social y espiritual. El enfoque que llamamos bio-psico-social-espiritual es actualmente el enfoque

más amplio del ser humano y proponemos que sea enseñado a los estudiantes de todas las carreras de ciencias

de la salud y sea usado ampliamente por los profesionales de la salud para atender a los pacientes. Creemos que

la pandemia por COVID-19 nos ha mostrado una vez más, la importancia de usar un enfoque holístico, como el

enfoque bio-psico-social-espiritual, al atender a los pacientes y sus familias.

Referencias:

Domingo, P., Mur, I., Pomar, V., Corominas, H., Casademont, J., & de Benito, N. (2020). The four horsemen of a

viral Apocalypse: The pathogenesis of SARS-CoV-2 infection (COVID-19). EBioMedicine, 58, 102887. https://doi.

org/10.1016/j.ebiom.2020.102887

Engel, G. L. (1977). The Need for a New Medical Model: A Challenge for Biomedicine. Science, 196(4286), 129-

135.

Fosarelli, P. (2008). Medicine, Spirituality, and Patient Care. Journal of the American Medical Association, 300(7),

836–838.

Lo, B., Ruston, D., Kates, L. W., Arnold, R. M., Cohen, C. B., Faber-Langendoen, K., . . . Tulsky, J. A. (2002). Discussing

Religious and Spiritual Issues at the End of Life. Journal of the American Medical Association, 6(287), 749–754.

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Mueller, P. S., Plevak, D. J., & T.A.R. (2001). Religious involvement, Spirituality, and Medicine: Implications for

Clinical Practice. Mayo Clinic Proceedings, 76:1225-1235.

Puchalski, C. M., Hull, S. K., & Reller, N. (2014). Improving the spiritual dimension of whole person care: reaching

national and international consensus. J Palliat Med, 17(6), 642–656. https://doi.org/10.1089/jpm.2014.94276

The World Health Organization Quality of Life assessment (WHOQOL): position paper from the world Health

Organization. (1995). Soc Sci Med, 41(10), 1403–1409. https://doi.org/10.1016/0277-9536(95)00112-K

Taller psicoeducativo cognitivo conductual sobre la ansiedad e higiene del sueño en adultos.

Lic. José Alfonso Vasconcelos Yáñez y Dr. José Alfredo Contreras Valdez.

Facultad de Psicología UNAM.

Descriptores: Taller psicoeducativo, Ansiedad, Higiene del sueño, Tratamiento cognitivo-conductual.

La ansiedad es un malestar que genera aversión hacia eventos futuros, se caracteriza por sensaciones físicas

desagradables y síntomas cognitivos que no permiten la funcionalidad del individuo en su vida cotidiana debido

a la constante sensación de intranquilidad. Puede traer repercusiones como depresión, buso de sustancias,

trastornos de la conducta alimentaria, alteraciones cardiovasculares, respiratorias y en el sueño (Barlow et

al., 2015). Para el sueño, existe un conjunto de conductas y recomendaciones ambientales para mejorar la

calidad del sueño de una forma eficaz (Buela-Casal y Sierra, 2001). No descansar adecuadamente repercute de

forma negativa como en el ámbito económico, escolar, laboral y salud. La intervención más eficaz se basa en

el modelo cognitivo conductual a través de la psicoeducación (Barlow et al., 2015; Buela-Casal y Sierra, 2011).

La psicoeducación es el proceso enseñanza-aprendizaje orientado a generar cambios cognitivos conductuales

(Wieman et al., 2020). El problema qué representa la ansiedad y problemas de sueño ha sido motivo de atención

en la salud debido a su elevada prevalencia, las consecuencias en relación en ansiedad e higiene del sueño, a su

vez, la higiene del sueño aún se mantiene como simple información sin motivar al cambio cognitivo y conductual

y con intervenciones escasas.

El propósito de esta investigación fue evaluar la eficacia de un taller psicoeducativo grupal, con enfoque cognitivo

conductual con base en el protocolo transdiagnóstico de Barlow et al., (2015) y en las recomendaciones de

Buela-Casal y Sierra (2001), para disminuir la ansiedad y mejorar la higiene del sueño en un grupo de mujeres

adultas.

Por medio de un muestreo intencional no probabilístico, participaron siete mujeres (edad M = 41.14, DE = 6.38,

Mín: 32 Máx. 51) madres de niños que asistían a una escuela primaria de la Ciudad de México, quienes firmaron

un consentimiento informado. Se utilizó un diseño cuasi experimental de tipo pre/post con un solo grupo y con

seguimiento a un mes. Durante febrero y marzo de 2020, se realizaron cinco sesiones grupales presenciales, en

las que se usaron diferentes técnicas cognitivo-conductuales. La medición cuantitativa se efectuó en cada una

de las sesiones, al inicio y al término del taller, y un mes después. Para medir la ansiedad se usaron los factores

“Respuestas fisiológicas” (? = .89) y “Respuestas cognitivas” (? = .92) del Inventario Mexicano de Ansiedad

Depresión e Ideación Suicida (IMADIS-A) (? =0.96), así como el Inventario de Ansiedad de Beck (BAI; ? = .84). La

higiene del sueño se midió con dos ítems de la escala de Atenas de insomnio (? = 0.90) en combinación con un

ítem del Índice de calidad de sueño de Pittsburgh (?=0.77) (Pittsburgh/Atenas) y, por otro lado, por medio del

factor “Calidad de Sueño” (? = .0.78) de la Prueba Mexicana de Sueño (PMS). La medición cualitativa se llevó a

cabo al finalizar el protocolo mediante preguntas abiertas dirigidas a conocer la eficacia del taller de acuerdo

con la percepción de las participantes. Para añadir evidencia acerca de la fidelidad al tratamiento, una psicóloga

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evaluó, de forma independiente, el desempeño del facilitador del taller (conocimientos y habilidades = 90%;

elementos paralingüísticos = 94%) en cada sesión.

De acuerdo con los criterios de Cardiel (1994), en la comparación pre/post de forma individual, 5 participantes

presentaron un cambio clínico objetivo, mientras que 2 lo mostraron en la medición pre/seguimiento. En cuanto

a la comparación grupal, hubo diferencias estadísticamente significativas entre las mediciones pre/post en las

mediciones de ansiedad (escala BAI, z = -2.366, p < 0.05) y calidad de sueño (Pittsburgh/Atenas, z = -2.375, p < 0.05;

PMS, z = -2.207, p < 0.05); asimismo, se observó significancia estadística en las comparaciones pre/seguimiento

de las puntuaciones totales de las escalas de ansiedad (IMADIS-A, z = -2.201, p < 0.05; BAI, z =-2.197, p < 0.05) y

calidad de sueño (PMS, z = -2.207, p < 0.05). En las preguntas abiertas, todas las participantes manifestaron que

el taller les había servido para disminuir la ansiedad y mejorar la calidad de sueño. El procedimiento consistió en

definir los lineamientos éticos, solicitar la autorización por parte de las autoridades escolares donde se efectúo

el taller, se realizó la convocatoria a participantes, se realizó el taller con técnicas cognitivo conductuales y se

efectúo un seguimiento tras un mes por llamada telefónica.

Es eficaz el abordaje de la ansiedad por medio de técnicas transdiagnósticas dirigidas a la regulación emocional

(análisis funcional de la conducta, reevaluación cognitiva, eliminación de mitos sobre la ansiedad, consciencia

emocional y relajación). Al mismo tiempo, las recomendaciones conductuales, en primer lugar, así como las

recomendaciones ambientales, en segundo, constituyen una alternativa adecuada para mejorar higiene del

sueño, a través de técnicas del paradigma cognitivo conductual (análisis funcional de la conducta, reevaluación

cognitiva, modificación de ambiente, automonitoreo y autoregistro).

Análisis factorial confirmatorio del Trait Metal-Mood Scale (TMMS-24) en adolescentes mexicanos.

Dra. Rosalia Vázquez Arévalo*, Lic. Viridiana Cigales Valencia**, Dra. Xochitl López Aguilar*, Dr. Luis Alberto

Regalado Ruíz* y Dr. Juan Manuel Mancilla Díaz*.

*UNAM FES Iztacala, **Empresa académica.

Descriptores: TMMS-24, Inteligencia emocional, Adolescentes, Análisis Factorial Confirmatorio, Emociones.

Salovery y Mayer (1990) son pioneros en el desarrollo del concepto de inteligencia emocional, con su teoría

de la habilidad. Para ellos, las personas desarrollamos diversas habilidades que nos permiten reaccionar

ante situaciones o pensamientos que generan una emoción, al conjunto de todas éstas le llaman inteligencia

emocional.

Este constructo brindará un nuevo marco para concebir la adaptación social y emocional, debido a que la

inteligencia emocional juega un papel esencial en el establecimiento, mantenimiento y calidad de las relaciones

interpersonales. Es decir

las personas emocionalmente inteligentes no sólo son más hábiles para percibir, comprender y manejar sus

propias emociones, sino también para extrapolar sus habilidades de percepción, comprensión y manejo a las

emociones de los demás.

Posteriormente, Salovey, Mayer, Goldman, Turvey y Palfai en 1995, desarrollaron uno de los primeros

instrumentos para la valoración de las emociones, el Train Meta-Mood Scale (TMMS), el cual evalúa los aspectos

intrapersonales de la inteligencia emocional, en concreto la habilidades para atender, comprender y reparar los

propios estados emocionales.

En 2007 Fernandez-Berrocal y Extremera, retomaron el instrumento de Salovery et al. (1995), reduciéndolo a

24 ítems. Proponen el TMMS-24 (? total = .85), donde se mantienen los 3 factores originales y cada uno de ellos

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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quedó compuesto por 8 ítems. Los factores son los siguientes:

- Atención emocional (alfa = .60) Soy capaz de atender los sentimientos de forma adecuada.

- Claridad emocional (alfa = .70). Comprendo bien mis estados emocionales.

- Reparación emocional (alfa = .83) Soy capaz de regular los estados emocionales de forma adecuada.

La opciones de respuesta fueron escala tipo Likert las cuales iban desde totalmente en desacuerdo a totalmente

de acuerdo, su puntuación mínima era de 24 y la puntuación máxima de 120, proponen una calificación de

acuerdo al sexo.

Por lo anterior el presente trabajo tuvo como objetivo conocer las propiedades psicométricas del TMMS-24 y

probar su estructura factorial a través del Análisis Factorial Confirmatorio (AFC) en adolescentes mexicanos.

La muestra fue de tipo no probabilístico, participaron 423 estudiantes (219 varones; X = 13.3, DE = 1 y 204

mujeres; X = 13.2, DE = 0.9) pertenecientes a la zona metropolitana de la Ciudad de México.

Instrumento:

TMMS 24 (Training Meta-Mood Scale, versión española de Fernández-berrocal, Extremera y Ramos, 2004), su

objetivo fue conseguir un índice que evaluará el conocimiento que tiene cada persona de sus propios estados

emocionales, es decir, obtener una estimación personal sobre los aspectos reflexivos de nuestra experiencia

emocional, sus opciones de respuesta son iguales al instrumento original.

Procedimiento

Se estableció contacto con las autoridades de la escuelas secundarias y preparatorias para solicitar su

colaboración en el proyecto. Posteriormente se presentó a la investigadora con los profesores, con el fin de que

acordaran horarios y grupos, se eligió trabajar con los grupos A, B y C de los tres grados con un horario de 7:00

am a 10:00 am.

Análisis de datos:

Primeramente, se hizo una comparación entre hombres y mujeres del total y los factores del TMMS 24, utilizando

la t de Student para muestras independientes. Las mujeres presentaron puntuaciones significativamente

mayores (X = 79.2, DE = 1.5) que los hombres (X = 75.4, DE = 1.6, t= 1.67, p < .05). Posteriormente se realizaron

los análisis exploratorios en hombres y mujeres, no obstante, las estructuras factoriales fueron iguales para

hombres y mujeres, por ello se presentan los datos en conjunto.

Análisis de confiabilidad

Para la confiabilidad se utilizó el Alpha de Cronbach, obteniéndose un coeficiente de .91, lo cual indica un

adecuado grado de consistencia interna para el TMMS 24. También se correlacionó ítem-total, encontrándose

que sólo un ítem mostró un coeficiente de correlación bajo (r= 0.27, sin embargo, se decidió mantenerlo ya que

en caso de ser eliminado el alfa no incrementaría significativamente), 15 ítems tuvieron una correlación entre

.50 y .60, y finalmente 8 ítems correlacionaron con un alfa mayor a .60.

Análisis de validez de constructo

El índice de medida de adecuación de la muestra KMO (Kaiser, Meyer y Olkin) fue de .91 mientras que en la

prueba de esfericidad de Bartlett se obtuvo ?2 = 2447.12, gl = 276, p < 0.001, por tanto los datos muestran ser

óptimos para el análisis factorial. El Análisis Factorial Confirmatorio confirmó la estructura de tres factores;

atención (? = .84), Claridad (? = .84) y reparación (? = .85), los estadísticos de bondad de ajuste fueron adecuados:

CMIN 1.94, GFI .911, CFI .945. RMSEA .074

Conclusiones; el instrumento tuvo una excelente consistencia interna (? = .91) y su validez fue evaluada a través

del análisis factorial confirmatorio, que confirmó la estructura española propuesta por Fernández-Berrocal,

Extremera y Ramos, (2004). Por lo que se considera al TMMS-24 un instrumento útil para medir inteligencia

emocional en adolescentes (PAPIIT- IN306721).

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Estrés en adultos medios en la pandemia del COVID-19 en Ciudad Juárez, Chih.

Dra. Nadia Vega Villanueva, Dra. Lilia Susana Carmona García y Dr. Jesús Humberto Burciaga Robles.

UACJ.

Descriptores: Adultos, Estrés mental, Salud mental , Psicología Social, Pandemia.

Antecedentes

Han pasado casi ya dos años desde que el gobierno de China notificara en diciembre del 2019 a la Organización

Mundial de la Salud (OMS) sobre brote del Coronavirus [COVID-19] (Centers for Disease Control and Prevention

[CDC], 2020). En la Declaración de emergencia de Salud Pública de importancia Internacional efectuada por la

OMS en enero del 2020 (OMS, 2020a) informa de la urgencia sanitaria internacional por atender, no obstante,

en aquel momento, sin importar la nacionalidad, nivel económico, religión, sexo o edad, podía prospectar el

impacto económico, social, fisiológico y psicológico que causaría en las personas el contagio de este virus.

Derivado de las muertes y la saturación de los sistemas de salud la OMS (2020b), sugiere implementar medidas

de aislamiento social, no obstante, Barrucho (2020) menciona que una parte de la población menor a 50 años de

edad permaneció activa y en algunos casos omitiendo las medidas de preventivas, el autor refiere que, dichos

comportamientos se derivaron de creencias como contar con mejor estado inmunológico, considerar que eran

de bajo riesgo a las afectaciones severas del COVID -19 o bajo riesgo de muerte. Sin embargo, al continuar la

pandemia los casos en presentaron, como lo fue en Inglaterra, Estados Unidos (Barrucho, 2020; Centers for

Disease Control and Prevention [CDC], 2020) y América Latina (Fantin, Brenes-Camacho y Barboza-Solis,2021).

En México, en el año 2020, la edad promedio de la población entre 30 y 59 años que se contagiaron por COVID

se encuentra en 46 años, y más de la cuarta parte de los casos, son varones, según lo reportaron Suárez, Suarez

Quezada, Oros y Ronquillo, (2020).

La evidencia sobre los patrones de contagio del COVID-19, las repercusiones sociales, económicas y educativas

incrementan aún más la incertidumbre y los niveles de estrés en la población que se ve confinada en sus hogares

(Palomino- Oré y Huarcaya-Victoria, 2020). Estudios sobre la salud mental de la población mexicana, da cuenta de

que el 40% de la población ha experimentado angustia psicológica y estrés postraumático (González, Martínez,

Hernández- González y De la Roca, 2020), siendo las mujeres quienes han presentado mayores índices de estrés

durante la pandemia, reportando falta de sueño, tristeza y ansiedad (Barraza 2020). Según Datos del Gobierno

del Estado, en el 2021, Cuidad Juárez ocupa el primer lugar a causa del COVID-19 en defunciones a nivel estatal.

Ante estos datos, Chávez y Sánchez (2021), puntualizan la vulnerabilidad y necesidad que requiere la población

juarense en materia de salud mental, y considerando que el 29% de la población en Cd. Juarez son adultos entre

30 a 49 años de edad (INEGI, 2020).

En este contexto, el objetivo del estudio es explorar en los adultos medios de Cuidad Juárez, Chih. entre 30 a

49 años los niveles de estrés ante el COVID-19 y comparar los niveles de estrés por sexo. Método. Investigación

cuantitativa, no experimental, de campo y transeccional. Participaron voluntariamente y bajo su consentimiento

506 adultos hombres y mujeres entre 30 a 49 años de edad los cuales habitaban en Cuidad Juárez Chihuahua,

al momento del estudio, incluyendo todas las variables socioeconómicas de la población. Variable. Estrés,

refiriéndose a las respuestas orgánicas y cognitivas experimentadas por las personas al percibir excesivas las

demandas ambientales, en el presente estudio la vivencia de la pandemia de COVID- 19. Se observo a través de

las respuestas individuales emitidas por escrito en el instrumento aplicado. Instrumento, Escala de estrés ante

el COVID-19 de Taylor, Landry, Paluszek, Fergus, McKay y Asmundson (2020). Escala tipo Likert, con 5 opciones

de respuesta, que va desde nunca hasta Casi siempre, consta de 36 reactivos en 5 escalas. Análisis se utilizó

estadísticas descriptivas para observar la distribución de frecuencia expresadas en porcentajes y medidas de

tendencia central de la variables estrés ante el COVID-19 y la prueba t de Student para comparar el estrés entre

los grupos de hombres y mujeres. Resultados: El 67% de la población son mujeres y 33% hombres; la edad la

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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media es de 35 años y 40 años con mayor recurrencia; respecto al estado civil, el 72% son casados, el 18%,

solteros; el 36% cuenta con escolaridad a nivel licenciatura, 19% maestría y solo el 5% primaria; el 65% de la

población trabaja en alguna empresa y 11% realiza actividad profesional independiente; 53% tiene entre 2 a 3

niños, 64% católicos y el 75% reportan tener mucha fe en Dios.

En relación a la variable de estudio, el 44% de los adultos de Cuidad Juárez entre 30 a 49 años de edad, presenta

leves niveles de estrés ante la posibilidad del contagio por el COVID-19, el 10% no reporta estar nada estresado,

lo cual les permite las posibilidad de tomar decisiones y medidas adecuadas en pro de su salud y de su familia, el

resultado es relevante dado que, esta población tuvo que continuar con actividades como salir al trabajo, acudir

a los supermercado, farmacias para sus hogares y el de sus familiares, entre otras, de tal forma que estuvieron

con mayor exposición al contagio. Por otra parte, el 33% reporta estar moderadamente estresada, no obstante

en estos niveles es común que se presenten síntomas orgánicos que tienden a repercutir negativamente en la

salud de la personas (Moscoso, 1998; Sierra, Ortega y Zubeidat, 2003). Por último, el 13% presenta altos niveles

de estrés ante el contagiarse por el COVID-19, manifestando estar angustiada, triste, con insomnio y con altas

manifestaciones síntomas orgánicos y constantes. Respecto a la comparación de los niveles de estrés tomando

en cuenta el sexo, se encontró que la población femenina se encuentra mayormente estresada (M=2.51, SD=.85,

n=339) en comparación de sus pares masculinos (M=2.44, SD=.86, n=167) como lo indica la prueba t de Student,

t(504)=.872, p=.03, d=0.08, los resultados del estudio son similares a lo reportado en el 2020 por Palomino- Oré

y Huarcaya-Victoria. Conclusión. En Cuidad Juárez 4 de cada 10 personas manejan adecuadamente su estrés

ante la posibilidad de contagiarse por COVID-19, sin embargo 1 de cada 10 requiere recurrir y contar con apoyo

médico o psicológico para controlar la angustia, el miedo, la tristeza y los síntomas orgánicos derivados del

estrés que le provoca contagiarse.

Referencias

Barraza, A. El estrés de pandemia (COVID 19) en población méxicana. México: Centro de Estudios Clínica e

Investigación Psicoanalítica.

Barrucho, L. (14 de marzo de 2020). Coronavirus | Los datos que muestran que los jóvenes también pueden sufrir

con severidad covid-19. BBC NEWS MUNDO. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-52028901

Centers for Disease Control and Prevention. (2020). Coronavirus disease 2019 (COVID-19). Reporte del Centers

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Centers for Disease Control and Prevention. (2021). Sobrellevar el estrés (julio 2021). Recuperado de: https://

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Fantin R, Brenes-Camacho G, Barboza-Solís C. (2021). Defunciones por COVID-19: distribución por edad y

universalidad de la cobertura médica en 22 países. Rev Panam Salud Publica.;45, 1 – 9 . doi: 0.26633/RPSP.2021.42

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Recuperado de: http://www.chihuahua.gob.mx/contenidos/suman-62189-contagios-y-6145-muertes-porcovid-19-en-el-estado

González, L., Martínez, R., Hernández-González, M. y De la Roca, J. (2020) Angustia psicológica y signos de estrés

postraumático en respuesta a la emergencia de salud COVID-19 en una muestra mexicana. Psychol Res Behav

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Moscoso, M. (1998). Estrés, salud y emociones: Estudio de la ansiedad, cólera y hostilidad. Revista de la Facultad

de Psicología de la Universidad de San Marcos, 2(2). 47-68

Organización Mundial de la Salud (2020a). Declaración sobre la segunda reunión del Comité de Emergencias

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

noviembre 2021

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del Reglamento Sanitario Internacional (2005) acerca del brote del nuevo coronavirus (2019-nCoV). (30 de

enero 2020). Recuperado de: https://www.who.int/es/news/item/30-01-2020-statement-on-the-secondmeeting-of-the-international-health-regulations-(2005)-emergency-committee-regarding-the-outbreak-ofnovel-coronavirus-(2019-ncov)

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Palomino- Oré, C. y Huarcaya-Victoria, J. (2020). Trastornos por estrés debido a la cuarentena durante la

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Sierra, J., Ortega, V. y Zubeidat, I. (2003). Ansiedad, angustia y estrés: tres conceptos a diferenciar. Revista Malestar

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Suárez, V., Suarez Quezada, M., Oros, S. y Ronquillo, E. (2020). Epidemiología de COVID-19 en México: del 27 de

febrero al 30 de abril de 2020. Rev Clin Esp. 220 (8). 463-471. doi: 10.1016/j.rce.2020.05.007

Taylor, S., Landry, C., Paluszek, M., Fergus, T., Mckay, D. y Asmundson, G. (2020). Development and initial validation

of the COVID Stress Scales. Journal of Anxiety Disorders.72. doi:10.1016/j.janxdis.2020.102232

Tratamiento cognitivo conductual en niña con TDAH y sus padres: Estudio de caso.

Mtra. Olga Viridiana Villalobos Cabello y Dr. Juan Quiñones Soto.

Universidad Autónoma de Cuidad Juárez.

Descriptores: Tratatamiento, Niños, TDAH, Padres, Cognitivo-Conductual.

Descripción del problema

El Trastorno por Déficit de Atención (TDA) con hiperactividad (TDAH), es uno de los trastornos del neurodesarrollo

más prevalente en la población infantojuvenil (Fernández et al, 2018) a nivel mundial se estima que el 5,29% de

la población infantil es diagnosticado con TDAH (De la Peña, Palacios & Barragán, 2010). En el caso de México,

de cada 100 niños de edad escolar, se estima que al menos de 3 a 5 niños son diagnosticados (Vásquez et al.,

2010).

Dentro de las características principales que se describe en el Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos

Mentales (DSM-V) es la dificultad en el proceso de atención, además de altos niveles de hiperactividad e

impulsividad (APA, 2014) Asimismo, se ha identificado que el niño presenta dificultad principalmente en el

control inhibitorio, lo que afecta directamente a las funciones ejecutivas (Barkley, 1997) implicando que el niño

cuente con baja capacidad para retardar un impulso e involucra que manifiesta la habilidad insuficiente para

retardar los impulsos agresivos, autocontrolarse y eso lo lleva a manifestar conductas desadaptativas y poco

planeadas (Sattler & Hoge, 2014).

Por otra parte, si los padres toman en cuenta la serie de síntomas ya mencionados y se involucran en el

tratamiento cognitivo conductual, los resultados muestran ser eficaces en los cambios que los niños con TDAH

manifiestan (Presentación, Siegenthaler, Jara & Miranda, 2010; Nieves, 2015, Ramírez, 2015). Por lo tanto,

al ver el alcance de las intervenciones cognitivo conductual en niños con TDAH, el presente proyecto tiene

como objetivo describir el tratamiento cognitivo conductual de una niña de 8 años con TDAH con predominio

desatento y sus padres. Para ello se empleo un diseño experimental de estudio de caso A-B-A.

Identificación del paciente:

Una niña de 8 años que cursa 3º de primaria. Convive con sus padres, hermana de 4 años y hermano de 1 año.

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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El ambiente familiar estable, los miembros de la familia mantienen una relación buena.

La niña es dirigida a consulta debido a bajo rendimiento académico, además, meses anteriores había recibido

el diagnostico de TDAH con predominio desatento de parte de un Médico Neurólogo, sin embargo, los padres

optaron por no medicarla y optar por un tratamiento psicológico.

Evaluación del caso:

La evaluación del caso se realizó mediante entrevistas a los padres, a la niña y la profesora. Asimismo, la

evaluación de la atención, memoria y funciones ejecutivas en la niña mediante la prueba neuropsicológica

NEUROPSI: Atención y memoria (Ostrosky-Solís, Gómez, Matute, Artilla & Pineda, 2019).

Entrevista semiestructurada con los padres: los padres mencionan que en el hogar existen reglas, limites,

hábitos, aunque en ocasiones no son estables, sin embargo, la niña muestra resistencia a seguirlos, por lo que

los padres en ocasiones han creído que es rebeldía. Por otra parte, los padres consideran que la niña lleva una

dieta equilibrada y no presenta alteraciones en el sueño.

La niña es considerada por sus padres como alegre, cariñosa, aunque rebelde y despistada. Presenta un

rendimiento académico bajo, se distrae fácilmente en casa y en la escuela, se niega continuamente en realizar

tareas que requieran esfuerzo, aunque le gusta ir a la escuela por jugar con otros niños, pero reniega de las

tareas o actividades. Comúnmente tarda mucho tiempo en realizarlas y necesita ayuda, aunque entienda las

instrucciones de lo contrario la tarea se queda inconclusas. La niña tiene un grupo de amigos dentro y fuera de

la escuela, sus pasatiempos favoritos son los video juegos e ir al parque a jugar con sus amigos, pero en diversos

momentos se han dado cuenta que la niña ha recibido burlas de sus compañeros de clase.

Entrevista semiestructurada con la profesora: durante la entrevista la profesora comenta que la niña se distrae

ante cualquier estimulo, incluso en momentos parece que no escucha. Además, tarda mucho en terminar las

actividades dentro de la clase, aunque la actividad le guste o comprenda las instrucciones, por consiguiente,

la mayoría de los días la niña tiene que terminar las actividades en casa. Asimismo, la maestra comenta que el

lugar de trabajo de la niña siempre esta desorganizado y todos los días pierde sus útiles escolares (lápiz, pluma,

borrado, sacapuntas). También comenta que es una buena niña, cariñosa y que le gusta tener amigos, platica

mucho con sus compañeros, la mayor parte del tiempo es obediente y que casi nunca se levanta de su asiento.

Entrevista con la niña: Durante la entrevista se mostraba abierta y cooperativa. Además, fue posible observar

que la niña se frustra por no poder ir al ritmo de sus compañeros y comento que ella cree que a su “cerebro le

pasa algo”.

Prueba Neuropsi: Atención y Memoria 3era Edición (Ostrosky-Solís, Gómez, Matute, Artilla & Pineda, 2019).

Permite conocer el estado de la atención, memoria y funciones ejecutivas, es aplicable en las edades de 6 años a

85 años, con una duración de 80 a 90 minutos. Los datos naturales de esta prueba se convierten a puntuaciones

escolarizadas con una media de 100 y desviación estándar de 15. La prueba permite conocer los parámetros de

normalización y obtener el nivel de alteración de las funciones cognitivas que se clasifican en: 1) normal alto, 2)

normal, 3) leve a moderado y 4) severo.

Recursos empleados en la solución:

Se llevo a cabo una intervención cognitivo conductual en la que se dio tratamiento a la niña y también a los

padres. Los objetivos planteados para las sesiones fueron los siguientes: 1) Proporcionar información sobre el

padecimiento, 2) Fomentar el proceso de atención y memoria, 4) Aprender a utilizar las auto instrucciones, 5)

Aprender técnicas de resolución de problemas, 6) Establecer hábitos de organización y planificación.

El tratamiento en la niña fue llevado a cabo en un total de 12 sesiones, impartidas de manera semanal, con una

duración de 50 minutos. Tales objetivos expuestos fueron alcanzados mediante ejercicios de respiración, la

técnica de la tortuga, la técnica de Auto instrucciones de Meichenbaum, solución de problemas por medio del

método IDEAL, así como una serie de actividades como: simón dice, memórama, bingo, laberintos, contar un

cuento y aplaudir ante cierta palabra, sopa de letras, encuentra la diferencia en fotos, juego del ahorcado y la

técnica de la torre.

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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El tratamiento de los padres fue llevado a cabo con un total de 8 sesiones, impartido igualmente de forma

señalan con una duración de 50 minutos.

Sesión 1. Psicoeducación: Durante la primera sesión se explicó a los padres información básica del TDAH, como

los síntomas que se presentan, si como la aplicación del tratamiento.

Sesión 2. Psicoeducación sobre los principios básicos que se llevarían a cabo en casa, resaltando la importancia

de tener estructura tanto en reglas y rutinas, así como la importancia la importancia de estimular de forma

concreta y retroalimentar frecuentemente. Los padres se llevaron como tarea establecer un horario, darle una

lista diaria de actividades, trabajar con alarmas y dar todos los días un mensaje positivo a su hija.

Sesión 3. Conocer los principios básicos de modificación de conducta. Durante esta sesión los padres aprendieron

a utilizar el reforzamiento positivo, condiciones positivas, así como disminuir los comportamientos inadecuados

mediante tiempo fuera y extinción.

Sesión 4. Economía de fichas, en esta sesión los padres aprendieron a desarrollar una economía de fichas,

primeramente, se les explico la forma de realizarla, mediante elegir un reforzador de apoyo, identificar las

conductas y diseñar la economía de fichas para aplicarla con su hija.

Sesión 5. Entrenamiento de auto instrucciones. La sesión fue un taller práctico de Autoinstrucciones de

Meichenbaum. En esta sesión los padres aprendieron a guiar a su hija mediante la modificación del dialogo

interno, por lo cual, primero se les dio información en lo que consiste las auto instrucciones y después estimulo

a que ellos lo aplicaron en situaciones de la vida diaria con la niña.

Sesión 6. Entrenamiento en solución de problemas mediante el método IDEAR, los padres aprendieron a guiar a

sus hijos para planificar, organizar, guiar y evaluar su comportamiento para alcanzar metas. Se insto a los padres

que lo pusieran en practica en situaciones cotidianas e hipotéticas.

Sesión 7. Entrenamiento en Técnicas de respiración, los padres de la paciente aprendieron diferentes técnicas

de relajación para ayudarle a su hija a controlar los impulsos, desarrollar la atención y concentración. Por lo cual,

se les explico y aplico 7 diferentes técnicas que después aplicarían con su hija.

Sesión 8. Retroalimentación. En la última sesión se les brindo a los padres algunas recomendaciones finales y

algunos juegos prácticos para realizar en casa.

Resultados Alcanzados

A lo largo de las semanas, especialmente a partir de la tercera sesión se empezaron a notar resultados debido a la

gran colaboración por parte de los padres y la paciente. Después, a partir de la cuarta semana en el tratamiento,

los padres aplicaron una economía de fichas y se observó que el rendimiento académico de la niña mejoró ya

que disminuyeron las tareas que llevaban inconclusas a casa, asimismo, aumentaron las conductas deseadas

como hacer la tarea en un limite de tiempo, ordenar su cama y lavarse los dientes.

Respecto a la evaluación posterior al tratamiento mediante la prueba Neuropsi, se encontró que la niña aumento

la puntuación en atención y funciones ejecutivas (pretest = 74, post test 89) lo que indica que paso de una

alteración severa a un estado normal. Asimismo, en atención y memoria (Pretest= 83, Post Test= 90) paso de

una alteración leve a un estado normal. Respecto a memoria, inicialmente estaba en normal y continuo en ese

mismo estado (Pretest= 89, Post Test= 94) aunque se conserva en el mismo el mismo nivel las puntaciones

T aumentaron. Los resultados mostraron que cuando los padres se involucran en el tratamiento cognitivo

conducta es efectivo, puesto que la paciente mostro mejoría en los procesos cognitivos y una mayor adaptación

en los diferentes ambientes.

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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Significado del trabajo. Visión de universitarios.

Dra. Rocio Zariñana Herrejón.

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Descriptores: Significado del Trabajo, Universitarios.

La noción del trabajo ha sido abordada desde diversas posiciones, la sociológica, la profesional y la religiosa,

inclusive, desde antes de la Revolución Industrial, el trabajo era concebido como algo torturante o como una

mercancía; posteriormente, vino la Revolución Industrial y, con ello, la invención de la máquina de vapor lo cual

marcó un corte histórico en el desarrollo de la industria en que el trabajo tuvo una posición de mayor valor en la

sociedad, ya que formó parte de los grandes avances industriales y tecnológicos dando las bases de lo que hoy

en día disponemos (Da Rosa, Chalfin, Baasch y Soares, 2011). A pesar de que el trabajo ha sido crucial para el

desarrollo de las sociedades, hoy en día está pasando por tiempos difíciles como resultado de las condiciones de

precariedad, inestabilidad y desvalorización, derivado de las difíciles y angustiantes condiciones laborales que

pueden llegan a ser determinantes y de alto riesgo para la salud mental de las personas, ya que pueden llegar

a generar profundas heridas físicas y psicológicas como secuelas de la desigualdad social cada vez más abismal

(Roche Cárcel, 2013). Todo lo anterior ha provocado el debilitamiento del propio sentido del trabajo, objetivo

a conocer en la presente investigación. Desde la perspectiva de algunos autores, el trabajo se define como

una actividad humana que transforma el entorno y permite concretar objetivos, facilitar la subsistencia y la

conservación de la vida (Ardila, 1972); se considera como una actividad social, compleja y dinámica que permite

el empleo de condiciones de naturaleza humana como la moral (Blanch Rivas, 2003).

Sentido y significado del Trabajo.

Los significados y sentidos del trabajo han sido investigados más sistemáticamente por psicólogos a partir de

los años 70’ (Da Rosa et al., 2011), y desde entonces se han hecho diversos abordajes al respecto. Garabito

(2009) considera que el significado del trabajo es subjetivo e incluye tanto valores y emociones como juicios

y razonamientos desarrollados por las personas acerca de su interpretación de la realidad (Garabito, 2009).

Asimismo, se considera que en esta construcción del significado del trabajo también se integran creencias,

actitudes y expectativas que conforman una realidad social con impacto individual y grupal (Ruiz-Quintanilla y

Claes, 2000). Por lo tanto, el significado del trabajo se asume como un concepto multidimensional integrado por

diversas variables (Borges, Tamayo y Alves-Filho, 2005), que se va construyendo desde la socialización para el

trabajo y, posteriormente, por la socialización en el trabajo (Pérez, 2013); es decir, los significados son conceptos

construidos socialmente y los sentidos son una construcción personal que depende de los significados colectivos

(Da Rosa et al., 2011). Por ello, un trabajo que no posee sentido dirigido hacia el mundo es frustrante, mientras

que resulta satisfactorio cuando la labor trasciende socialmente (Martínez y Jaimes-Osma, 2012).

En otra aproximación, Morin, Tonelli y Pliopas (2007) integraron el sentido del trabajo en 3 dimensiones:

la individual, la organizacional y la social, incluyendo en la primera dimensión aspectos personales como la

satisfacción, independencia, supervivencia, crecimiento e identidad; en la segunda, el trabajo permite la

inserción en un círculo de trabajo con sus relaciones interpersonales correspondientes; y en la tercera, el sentido

del trabajo se encuentra por el valor que éste ofrece a la sociedad. Afín a lo anterior, Ruiz-Quintanilla y Claes

(2000) consideran que los motivos que tienen las personas para trabajar son el prestigio, la satisfacción y las

metas de trabajo, haciendo referencia al valor de los incentivos, ya sean extrínsecos como el factor económico

y la estabilidad, o intrínsecos como la autonomía y aplicación de potencial, conocimientos y habilidades.

Asimismo, Mortimer y Lorence (1979) abordan que los valores extrínsecos del trabajo son prioritarios cuando las

personas dependen de la independencia económica y los valores intrínsecos son más relevantes para quienes

tienen cubiertas sus necesidades materiales. Entonces, cuando el trabajo permite cubrir las necesidades

económicas primordialmente, se realzan el reconocimiento social, la satisfacción por el trabajo desempeñado

Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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136


y la idea de ser productivo. Hay evidencia que muestra que para los jóvenes universitarios, el significado del

trabajo es una construcción social-representacional formada por las experiencias del individuo en su contexto

socioeconómico, cultural y su contacto con el mundo del trabajo, con valor instrumental para mejorar sus vidas

además del valor de autonomía individual, independencia, autosuficiencia y responsabilidad propia (Pereira,

2012).

El trabajo en México.

Como panorama general se aborda la situación actual sobre el trabajo. La Encuesta Nacional de Ocupación y

Empleo (ENOE) comparó los primeros trimestres del 2021 y del 2020 hallando que en 2021 hubo una disminución

de 1.6 millones de la población económicamente activa (PEA), 2.1 millones menos de personas ocupadas y

924 mil personas menos ocupadas en micro negocios; la población subocupada aumentó en 2.7 millones y la

desocupación aumentó de 3.4% a 4.4%, sumando 2.4 millones de desempleados. La desvalorización del rol

humanitario, social e individual del trabajo, reemplazado por vínculos efímeros, clandestinos y eventuales

(Roche Cárcel, 2013) así como las condiciones de precariedad económica, pueden llegar a provocar que la

personas generen incertidumbre y se vea afectado el significado del trabajo y su sentido (da Rosa et al., 2011).

Lo anteriormente expuesto da origen al presente estudio que tiene como objetivo identificar las ideas sobre el

significado de Trabajo que tienen los estudiantes universitarios del área de la salud mental.

Método

Se utilizó la técnica de redes semánticas naturales para investigar las palabras asociadas al concepto de significado

de Trabajo (Hinojosa, 2008; Reyes-Lagunes 1993; Valdez, 1996).

Participantes. Se empleó una muestra no probabilística intencional con participantes voluntarios, conformada

por 147 estudiantes del área de la salud mental de los cuales n=73 son mujeres (49.7%) y n=74 son hombres

(50.3%), con un promedio de 20.76 años (DE= 1.91). El único criterio de inclusión para participar fue la disposición

para llenar el formato de redes semánticas. Como criterio de exclusión se contempló la negativa a contestar el

formulario.

Instrumento. Se utilizó un formato diseñado para las redes semánticas que incluía una ficha de identificación

con datos sociodemográficos (edad, semestre, sexo), con instrucciones y la palabra estímulo Trabajo en la parte

superior.

Procedimiento. Antes de iniciar el estudio se obtuvo el consentimiento informado de los participantes (APA,

2016). La recolección de los datos se realizó con los estudiantes en forma individual y grupal con una duración

aproximada a los 10 minutos. Las instrucciones que se dieron a los participantes que aceptaron participar fueron:

1) escribir 10 palabras con las que podrían definir o relacionar la palabra estímulo; y 2) ordenar las palabras

escritas en orden de importancia; es decir, que debían poner un 10 a la palabra que definiera más el concepto y

así sucesivamente hasta poner 1 a la que menos lo definiera.

Análisis de los datos. Los datos de la red semántica se procesaron en una hoja de cálculo de Excel, obteniendo

los siguientes elementos: el valor J, total de palabras definitorias (riqueza semántica); el valor M, peso semántico

de cada palabra definitoria; conjunto SAM, elección de las palabras con mayor peso semántico; y el valor

FMG, porcentaje que indica la distancia semántica de cada concepto respecto al concepto principal de la red)

(Hinojosa, 2008; Valdez, 1996).

Resultados. Los resultados de la investigación mostraron un valor J de 288 palabras definitorias hacia el concepto

de Trabajo. El conjunto SAM se conformó de 11 palabras definitorias, con el mayor peso semántico constituido

a partir del punto de quiebre (Reyes-Lagunes, 1993). El núcleo central de la red semántica fue: Responsabilidad

(M=530, FMG=100); Esfuerzo (M=399, FMG=75); Dedicación (M=284, FMG=54); Dinero (M=260, FMG=49);

Compromiso (M=207, FMG=39), Bienestar (M=201, FMG=38); Economía (M=152, FMG=29); Comodidad (M=119,

FMG=22); Tiempo (M=119, FMG=22); Seguridad (M=119, FMG=22); Estabilidad (M=107, FMG=20).

Discusión y Conclusiones. Cabe destacar que los resultados obtenidos esencialmente hacen referencia a dos

aspectos; el primero, a los valores o condiciones solicitadas para el ejercicio del trabajo como es el caso de la

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responsabilidad, esfuerzo, dedicación, compromiso y tiempo; y el segundo, haciendo alusión a los beneficios

derivados del trabajo, como por ejemplo, dinero, bienestar, economía, comodidad, seguridad y estabilidad.

Esto es equivalente a lo mencionado por algunos autores (Mortimer y Lorence, 1979; Ruiz-Quintanilla y Claes,

2000) que hacen mención de la presencia de aspectos intrínsecos y extrínsecos en la significación y sentido del

trabajo. En los años recientes el poder adquisitivo ha disminuido, en general no hay prestaciones laborales, los

jóvenes perciben sueldos menores que los adultos; existe un deterioro de las condiciones de trabajo en casos

de tiempo parcial, el empleo se ofrece sin contratos de trabajo y como un empleo temporal, y los estudios no

son garantía para acceder a trabajos de mejor calidad. Estas condiciones que prevalecen actualmente no son

afines a la concepción que los participantes del estudio muestran ya que prevalece la concepción del significado

del trabajo como: dinero, bienestar, economía, comodidad, seguridad y estabilidad, condiciones muy alejadas

de la realidad actual en el mundo del trabajo y con las que se enfrentarán los universitarios en su transitar al

campo profesional. Para concluir, se puede apreciar que el estudio puede ser un aporte al ámbito escolar ya

que ofrece elementos que deben ser reflexionados y analizados en el contexto universitario para fortalecer las

competencias y expectativas de los estudiantes, y forma parte de las evidencias para futuras investigaciones al

respecto.

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Hábitos y conductas de consumo en estudiantes universitarios.

Dra. Rocio Zariñana Herrejón y Karina Ruiz García.

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Descriptores: Hábitos de consumo, Conductas de consumo , Universitarios , Alfabetización económica.

El mundo económico en el que se encuentran las y los jóvenes es complejo y llamativo a la vez, porque la

sociedad económica desarrolla día a día nuevas estrategias de mercado (Porter 2012), al incluir nuevas formas,

como los medios digitales, (Flavián y Guinalíu, 2006), que los atrapan para ser parte de una cultura consumista

que difícilmente pueden escapar de ella (Alonso, 2005). Y aunque el tipo y cantidad de gasto en general de los

jóvenes en México no es suficientemente alto como lo muestran los datos de la última encuesta Intercensal

2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), es una realidad que las conductas de consumo

pueden presentarse con poco presupuesto (CONDUSEF, 2019), ya que el 35.9% de los jóvenes en México

cuentan con un gasto de entre 1 y 2 salarios mínimos, que obtienen principalmente de sus padres o de algún

empleo (CONDUSEF, 2019). Dichos gastos pueden clasificarse, según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gasto

de los Hogares desarrollada por el INEGI en 2014, en alimentos, bebidas y tabaco, lo que representa el 34.1%

de su presupuesto, en transporte (18.8%), en servicios educativos (14%) y en gastos diversos (33.1%). Además,

hay que considerar que regularmente el 54% de los jóvenes en México realizan compras que se salen de su

presupuesto (PROFECO, 2017).

Para Herrera, Estrada y Denegri (2011) los hábitos y conductas de consumo se caracterizan por las habilidades

físicas, mentales y emocionales experimentadas al momento de seleccionar o adquirir cualquier producto o

servicio que satisfaga necesidades y deseos, y tanto los hábitos como las conductas del consumidor se asocian

a diferentes tomas de decisiones y actitudes, como por ejemplo decidir comprar o ahorrar, sobre qué consumir

y sobre el uso que les darán a sus bienes de consumo.

Sin embargo, la formación de este tipo de conductas en el ser humano requiere tanto de experiencia en el

mundo económico, como de información que pueda ser útil, no sólo para la toma de decisiones económicas

que deban hacer, sino por las implicaciones simbólicas que el acto del consumo conlleva y que se relaciona

con la construcción de la identidad (Denegri, Sepúlveda y Godoy, 2011), por ello los procesos de alfabetización

económica formales y sistemáticos resultan una estrategia educativa pertinente (Diez-Martínez, 2009).

En el caso de los jóvenes universitarios, las diferencias en experiencias y acceso a la información sobre el mundo

económico, pueden ser discrepantes por las formas en que su contexto les presenta la realidad económica

(Herrera, Estrada y Denegri, 2011), lo que impacta en sus conductas de consumo.

Es así que diferentes investigaciones han indagado las formas en que las y los jóvenes consumen incluyendo

algunas características psicológicas asociadas al acto de consumir. Los resultados de los estudios muestran a

una juventud que tiene experiencias en las prácticas de consumo conforme desarrollan su carrera universitaria,

y aun cuando existe disparidad en los ingresos que reciben, las categorías en las que mayormente consumen es

en rubros como alimentación, transporte y materiales de estudio (López et al., 2014; Barros, Denegri y Salazar,

2019), vestimenta, tecnología, salidas con amigos, alcohol y fiestas (Barros, Denegri y Salazar, 2019; Montoya

2007); y el menor gasto se centra en telefonía fija, actividades de cultura y arte y deporte (López et al., 2014;

Barros, Denegri y Salazar, 2019).

En relación a las características psicológicas asociadas al consumo, que se presenta desde la etapa adolescente

(Barros, Denegri y Salazar, 2019), los estudios muestran que las y los estudiantes manifiestan un consumo

que cumple con una función personal (Montoya, 2007) generando sentimientos positivos vinculados al éxito,

y negativos vinculados al fracaso, por lo que las sensaciones que produzcan las prácticas de consumo serán

importantes al generar emociones asociadas a significados al momento de comprar (Barros, Denegri y Salazar,

2019).

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Pero los escenarios sociales en que se encuentran, como las instituciones escolares en las que estudian (López

et al., 2014) o los contextos poblacionales en los que viven (rural o urbano), no son los únicos que proveen

información y experiencia para realizar prácticas de consumo, ya que estos adolescentes poseen acceso digital

provisto por la escuela y fundamentalmente por sus equipos celulares que adquieren a través de sus padres,

lo cual deja abierta la puerta a la influencia que tiene internet o la publicidad en la compra (Barros, Denegri y

Salazar, 2019). Esta inserción al mundo digital, va afectando también las conductas de consumo de las personas,

ya que al tener mayor experiencia en compras en línea las y los jóvenes adhieren nueva información que

incorporan a sus experiencias de compra como lo es la confianza a los sitios de comercio, así como los historiales

de comentarios que presenten, la calidad del servicio posterior a la transacción en línea, la seguridad percibida

y la utilidad generada en el uso de dicha plataforma (Linero y Botero, 2019).

Este tipo de experiencias son las que van estructurando los hábitos y conductas de consumo que luego tendrán

que ir utilizando y transformando según la forma en que se inserten al mundo económico de manera activa, en

los contextos en los que viven día a día y que pueden tener afectaciones tanto personales como sociales.

Por lo anterior es que se desarrolla un estudio que buscó conocer los hábitos de consumo que presentan

estudiantes de diferentes carreras de la DES de la Salud de una universidad pública del estado de Michoacán.

Método

Para llegar al objetivo planteado se diseñó un estudio no experimental de tipo transversal, descriptivo. Los

participantes de este estudio fueron N= 594 estudiantes adscritos a carreras del área de la salud de una

universidad pública del estado de Michoacán, de las carreras de Quimicofarmacología (n= 149), Odontología

(n= 150), Ciencias médicas y biológicas (n= 148) y Psicología (n= 147). Se empleó un muestreo no probabilístico

por conveniencia con estudiantes voluntarios, de los cuales n=306 son mujeres (51.5%) y n=288 son hombres

(48.5%) y la edad de promedio de los participantes fue de 20.34 años (DE= 1.99).

El instrumento utilizado para la recolección de datos fue la escala de Hábitos y Conductas de Consumo (HCC)

(Denegri et al, 1999) (validada en población Mexicana por Zariñana, 2018; ?= .77), la cual evalúa conductas de

consumo en relación con el precio, calidad, uso de los productos y planificación de las compras. Este instrumento

se compone de 12 ítems (Zariñana, 2018), con cuatro opciones de respuestas tipo likert que oscilan entre (1)

Nunca y (4) Siempre. Hay antecedentes de AFC de la escala (Zariñana, 2018; GFI = 0.91, RMSEA = 0.52, otros

índices de ajuste sobre 0.90). Dicho instrumento fue administrado de manera grupal pero fue respondido

individualmente por cada estudiante, quien debía dar su consentimiento informado incluido en el formato del

instrumento.

Resultados

Los resultados muestran que la subescala con la media escalar más alta fue el precio del producto (M=3.03,

DE=.63), seguido por la planificación de la compra (M=2.87, DE=.65), la calidad del producto (M=2.80, DE=.56) y

con la puntuación más baja, el uso responsable del producto (M=2.20, DE=.67).

Discusión y conclusiones

La vida económica requiere de experiencia e información para poder adentrarse en ella de manera eficaz y las y

los estudiantes universitarios de este estudio muestran conductas que son el reflejo de esa experiencia y manejo

de información ya que al mostrar medias altas en la subescala de precio del producto denotan habilidades de

orden más reflexivo como lo muestra la identificación del valor monetario, reflejada en el precio, que hacen de

los productos a la hora de desarrollar sus prácticas de consumo, lo cual coincide con lo propuesto por Herrera,

Estrada, y Denegri (2011) con los estudiantes chilenos que presentan medias altas en este tipo de conductas y

que, a su juicio, estas conductas están más asociadas al comportamiento de consumo reflexivo que al consumo

impulsivo.

La conducta que obtuvo las medias seguidas del precio del producto es la referida a la planificación de la compra,

habilidad sustancial para el manejo de los recursos económicos en los estudiantes, y aunque su ingreso pueda

ser modesto (CONDUSEF, 2019) y provengan de diferentes contextos sociales y económicos (Barros, Denegri y

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Salazar, 2019), será importante al momento en que éstas y estos estudiantes se enfrenten de manera activa

al mundo económico laboral que esperan al terminar sus carreras. Sin embargo es importante mencionar que

se requerirán más estudios que den cuenta de la forma en que planean su gasto, ya que estos resultados no

permiten saber las categorías explicitas que pueden hacer a la hora del manejo de los recursos en donde los

tipos de consumo a los que les dan prioridad pueden estar asociados a aspectos más simbólicos (Barros, Denegri

y Salazar, 2019), lo cual corresponde las puntuaciones más bajas que resultaron en este estudio como lo es el

manejo responsable del producto.

Finalmente es necesario seguir conociendo los componentes de la conducta económica en estudiante

universitarios, como lo son los hábitos y las conductas de consumo, sobre todo porque el mercado que aprovecha

las condiciones sociales y de confinamiento que padece actualmente la sociedad, les provoca mayor exposición

al comercio en línea, y se requerirán de programas educativos para la formación del ciudadano económico a

través de procesos sistemáticos como los brinda la alfabetización económica.

Referencias

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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología

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Decisiones económicas y rendimiento escolar en universitarios.

Dra. Rocio Zariñana Herrejón.

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Descriptores: Toma de decisiones, Rendimiento escolar, Psicología económica.

La toma de decisiones esta presente minuto a minuto cuando se tienen diferentes alternativas, ante estas

exigencias, demandas o situaciones que ameritan una decisión, las personas optan por tomar un rumbo o

ruta de acción y las actuaciones que realizan para afrontar dichas circunstancias conllevan a optar por decidir

reflexivamente con suficiente información, precipitarse a decidir, no hacer nada esperando otra opción, o

esperar lo más posible para hacerlo, pero sea cual sea la acción siempre habrá una elección (Janis & Mann,

1976). En este mismo sentido, hay evidencia que demuestra la asociación existente entre el nivel educativo y la

toma de decisiones que involucrará a aspectos financieros, por lo tanto, el nivel de rendimiento escolar puede

ser un indicador que determine las elecciones presentes y futuras con consecuencias en los diferentes aspectos

de la vida, entre ello, el bienestar material (Garay, 2015, Lusardi 2008, Raccanelo & Herrera, 2014). Por ejemplo,

hay evidencia que el promedio académico alto se asocia con la toma de decisiones no riesgosas, lo que implica

beneficios a largo plazo e incide en acciones y decisiones acertadas, por lo tanto, a mayor rendimiento escolar

se esperarian patrones de decisión más pertinentes (Obando, Caro, Jiménez, Álvarez y Posada, 2019). Desde la

perspectiva de la psicología económica, la toma de decisiones de las personas como consumidores es vital para

mantener un estado de bienestar optimo (Garay,