Memoria XXVIII Congreso Mexicano de Psicologia 2021
Memoria XXVIII Congreso Mexicano de Psicologia 2021
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AVANCES CIENTÍFICOS EN PSICOLOGÍA
Y SU APORTACIÓN A LA NUEVA
REALIDAD SOCIAL
NOVIEMBRE 2021
Esparza del Villar Oscar Armando
Carrillo Saucedo Irene Concepción
Castro Valles Alberto
Vidaña Gaytán María Elena
González Valles María Nieves
Olivas Ávila José Alonso
Montañez Alvarado Priscila
Austria Corrales Fernando
Limeta Meléndez Jesús
Bañuelos Márquez Ana María
Bermúdez Ornelas Graciela
Bonaparte Madrigal Marco Antonio
Butto Zarzar Cristianne María
Cheng Chao González María Patricia
Contreras Ramírez María del Socorro
Coreno Rodríguez Víctor Manuel
Cuevas Abad Martha
Del Pozo Mejía Manuel Bernardino
Del Río Portilla Irma Yolanda
Díaz Meza José Luis
Durán Hernández Pilar
Escobar Hernández Rogelio
Estrada Carmona Sinuhé
Flores Galaz Mirta
Frías Armenta Martha
Frola Angulo Aida
Fulgencio Juárez Mónica
Gallardo Pineda Sarahi Rebeca
García Méndez Mirna
García Reyes Liliana
García Vigil María Hortensia
García Villanueva Jorge
Gómez Hernández Hugo Leonardo
González Celis-Rangel Ana Luisa
Gónzalez Fuentes Marcela Beatriz
González Lomelí Daniel
González Zepeda Adriana Patricia
Gutiérrez Lara Mariana
López Parra María Sughey
Lozano Gutiérrez Azucena
Mendez Chavero Elizabeth
Meza Cano José Manuel
Morales Garduño Cecilia
Morales Rodríguez Marisol
Orduña Trujillo Oscar Vladimir
Oropeza Tena Roberto
Ortiz Moncada Gerardo
Pérez Aranda Gabriela Isabel
Pineda García Gisela
Plascencia González Martín
Ramírez Hernández Laura Inés
Ramiro Sánchez María Teresa
Rivera Aragón Sofía
Sánchez Carrasco Livia
Sánchez Contreras Guillermo
Sánchez Ruiz José Gabriel
Sanz Martín Araceli
Sapién López Salvador
Tec Peniche Manuel Jesús
Torres Chávez Alvaro Florencio
Trejo Morales Martha Patricia
Vargas Nuñez Blanca Inés
Velázquez Jurado Héctor Rafael
Villeda Villafaña Gabriel Martín
Zacatelco Ramírez Fabiola
Rojas Russell Mario Enrique
Pacheco Chávez Virginia
Sánchez Castillo Hugo
Sanz Martín Araceli
Carlos Sierra Juan
Vega Pérez Lizbeth
M E M O R I A
i n e x t e n s o
AVANCES CIENTÍFICOS EN PSICOLOGÍA
Y SU APORTACIÓN A LA NUEVA
REALIDAD SOCIAL
Modalidad
Virtual vía plataforma ZOOM
AVANCES CIENTÍFICOS EN PSICOLOGÍA
Y SU APORTACIÓN A LA NUEVA
REALIDAD SOCIAL
Organizado por la Sociedad Mexicana de Psicología, A.C.
Comité Organizador
Presidente del Comité Organizador del XXVIII CMP
Dr. Alejandro Zalce-Aceves
Presidente y Coordinador General del Programa Científico del XXVIII CMP
Mtro. Raymundo Calderon Sanchez
Administración del XXVIII CMP
Lic. Pedro Méndez Chavero
Logística y Responsables de Comunicación del XXVIII CMP
Mtro. Miguel Angel Flores Mendoza
Psic. Marco Antonio Pérez Casimiro
ÍNDICE
Conferencias Plenarias
1
Conferencias Magistrales
5
Presentaciones Simposio
29
Presentaciones Orales
47
Presentaciones Cartel
145
Conferencias Plenarias
1
Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
noviembre 2021
Conferencia Plenaria
Globalización y psicología: entre grandes problemas y algunas oportunidades
Dr. Germán Antonio Gutiérrez Dominguez
Conferencia Plenaria
Los efectos de la conducta en el cambio climático
Dr. Alejandro Zalce Aceves
Instituto del Intelecto S. C.
Cuando la especie humana evoluciona a Homo Sapiens, hace 300,000 años, se convierte en el animal mas
dañino para el planeta, debido a que su necesidad de alimentarse y reproducirse lo llevó a buscar una forma de
asentarse, cuando esto sucedió, se sintió poseedor del espacio-territorio. Cabe destacar que hace 170,000 años
se comenzó a usar la ropa. Y hace 90,000 años se documenta la primer salida del Homo neanderthal de África,
y el primer intercambio genético con el Homo sapiens, y sus primeros asentamientos en Oriente Medio. Y es
apartir de este evento que los cambios biopsicosociales de la especie han conituando.
El compotamiento humano es integrado a través del cerebro, cuya actividad principal es economizar bioenergía
y sintetizar información. Grinberg, J. (1991) Desarrolla la ieoría sintérgica para explicar la forma en la que el
cerebro puede transformar su actividad en experiencias sensibles. Buscando conceptualizar un esquema que
explique la creación de la experiencia. Postula que la Consciencia es el medio para lograr que se de la percatación
y creación de las cosas. Evidencia de ello es el proceso sensoperceptual.
En este sentido, el trabajo de la retina es traducir las ondas de luz que viajan a 300,000 kilómtros por segundo,
que chocan contra el objeto para generar una imagen. La imagen de un árbol, el cual es diferente en cada
individuo, es una creación del cerebro, porque en realidad lo que se ve de un objeto son pautas consensuales
que pertenecen a la especie. De tal manera que la realidad perceptual es distitna y común en cada persona.
Las necesidades humanas son únicas en cuanto a especie, no son comunes, ni compartidas para otras especies.
Esto implica que se requieren recursos únicos y específicos para crear la realidad, además que el sentido de
la existencia, lo que se entiende desde una visión filosófica como “el ser” en el que se está Consciente de
“quién soy”, “qué necesito”, “cómo me siento”, da un sentido de empoderamiento en relación al ambiente y su
interrelación con las otras especies. Este empoderamiento se ha ido transformando en una manera de contro
y posesión que le da una falsa lectura de poder manipular a su libre albedrío cualquier materia con la que se
interrelacione, interactúe o no con ésta.
Cuando se dan los asentamientos se comienzan a tener diversas necesidades, desde diferentes formas de
vestimenta, y adecuada con el clima, hasta estrategias diversas de construir un espacio privado llamado “casa”.
Esto también ha generado que mecanismos emocionales de supervivencia, como es el miedo, se modifiquen,
alertando al sistema sobre peligros que eran inexistentes, por ejemplo, el temor a ser despojado de su casa.
En este sentido, el miedo visto como un mecanismo de defensa para preservar la vida, puede ser expresado
desde un temblor en las manos, hasta llegar a la guerrar. De hecho, el miedo a la necesidad, es un motivador
importante, ya que involucra al sistema en su totalidad. Por ejemplo, la necesidad de agua puede generar
pánico en una comunidad y ocasionar movilizaciones y actos violentos, como fue el caso de la noticia publicada
en un diario capitalino, en el que se hacía referencia a esta situación:
“En la Ciudad de México el desabasto de agua se ha venido exacerbando desde la construcción del Gran Canal
de Desagüe, en 1900 y amenaza con colapsar la urbe ante la demanda de una población cada vez mayor, que
no sólo drena las reservas, sino que destruye los cimientos que sostienen la capital. La superficie de la ciudad
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pasó de abarcar 80 kilómetros cuadrados en los años cuarenta a 7mil 954 kilómetros sesenta años más tarde,
tomando en cuenta las zonas conurbadas.
El desarrollo de la ciudad ahogó la atmósfera con dióxido de carbono, que induce al calor; esto ha acabado casi
en su totalidad con los lagos originales y ha mermado los acuíferos subterráneos, por lo que del valle, donde
antes hubo agua en abundancia, ahora se importan miles de millones de litros de lugares remotos” (Diario
Reforma, febrero del 2017).
El miedo ocasiona que las personas cambien su conducta, perdiendo el interés en los otros, así como su empatía
comportándose como depredadoras por objetos que en realidad no necesitarían. De tal manera, que la seguridad
del “ser” está basada en la posibilidad de dejar de necesitar, sin embargo, todos los organismos vivos seguirán
necesitando algo, esta condición redundante y poco significativa no provee bienestar a las personas, y menos a
las otras especies, pero sí promueve la destrucción desmedida de los ecosistemas.
Una vez establecido un sistema en el que se cubren ciertas necesidades básicas, el ser humano comienza a
buscar el “control”, de lo que lo rodea y con lo que intercatúa, y se interrelaciona, y es en este punto en donde
se comienaza a perder en la falsa creencia de poder que le da hacer lo que quiere, sin rendir cuentas a nadie.
El control provee al ser humano de una falsa creencia de tranquilidad, si yo sé qué, cuándo, cómo y por qué,
entonces podré estar tranquilo. Sin embargo, el control tiene fuertes implicaciones para las otras especies
porque les impide su libre funcionamiento, generando una tensión y estrés ambiental que deprime a varias
especies, algunas incluso se extinguieron (Clayton, 2015).
La pérdida de biodiversidad global es una crisis ambiental crítica, sin embargo, la falta de datos espaciales
sobre las amenazas a la biodiversidad ha obstaculizado las estrategias de conservación. La teoría ambientalista
predice que es más probable que ocurran disminuciones abruptas de la biodiversidad cuando la disponibilidad
de hábitat se reduce a niveles muy bajos en el paisaje (10-30%).
Alternativamente, la evidencia reciente indica que la biodiversidad se conserva mejor minimizando la intrusión
humana en paisajes intactos y relativamente no fragmentados. La deforestación aumentó sustancialmente
las probabilidades de que una especie se clasificara como amenazada, que se sometiera recientemente a una
categoría de amenaza más alta y que exhiba poblaciones en declive. Se ha demostrado que estos riesgos eran
desproporcionadamente altos en paisajes relativamente intactos; incluso una deforestación mínima ha tenido
graves consecuencias para la biodiversidad de vertebrados (Betts, Wolf, Ripple, y cols 2017).
La incertidumbre es un estado del pensamiento que forma parte de la dinámica que se establece con el control,
y de ésta se derivan emociones y patrones de conducta. El algoritmo que sustenta la dinámica es:
H = -( p1 log p1 + p2 log p2 + . . . + pn log pn )
Y utilizaron la ecuación que permite la valoración de los contenidos de información de la forma siguiente:
I = log N I : cantidad de información contenida en un conjunto de elementos.
I = - log pi N : número de elementos totales.
H = - £pi log pi H : suma ponderada de la información por elemento debida a la variedad (Zalce, 2005).
Ante la presencia de incertidumbre la conducta de la especie humana se modifica, y puede incluso ser errática
e impredesible, con una alta probablidad de generen conflictos sociales.
Un ejemplo de esto son los casi 100,000 personas que han desaparecido en México, provocando en sus
familiares una sensación constante de incertidumbre, hasta el punto de suspender sus actividades profesionales
y personales por no poder retomar el control de sus emociones (New York Times, 2020).
La conducta de la especie está programada para seguir necesitando y controlando sin la posibilidad de voltear
a ver a las otras especies desde un punto vista de equidad e integral, ostentándose la clasificación de mamífero
superior y Homo Sapiens, degradando a cualquier otra especie en el planeta a una condición inferior.
Evidencia de lo anterior es la matanza de lobos en el estado Idaho, en Estados Unidos, la cual fue autorizada por
el gobierno y sus pobladores, con tal de impedir que se comieran el ganado, sin entender que al decrementar o
extinguir esta especie, el número de venados se incrementaría, y estos consumen pastizal y árboles, provocando
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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un cambio radical en la deforestación de ese lugar, y por consiguiente contribuyendo a los efectos negativos del
cambio climático (Main, 2021).
Cualquier especie que esté o se sienta amenazada generará un efecto negativo en el resto de las especies y de
los ecosistemas, e incluso podría llegar a modificar su estructura genética con la finalidad de adaptarse (Main,
2021).
En conclusión, la consciencia ecológica no es suficiente, sin la reflexión acerca del uso los recursos, alteraciones
biológicas, ya que cualquier cambio en la infraestructura, por minúscula que sea, impactará en las otras hasta
llegar a modificar un hábit o una especie, por lo tanto, se debe de tomar en consideración una postura de
“igualdad de epecie”, autocuiado y consciencia de sí mismo, para poder preservar este planeta en equilibrio de
biodiversidad.
Referencias
Clayton, S., P. Devine-Wright, P., Stern, P., Whitmarsh, L., Carrico, A., Steg, L., Swim, J., & Bonnes, M. (2015)
Psychological research and global climate change. Nature climate change. 5, pp 640-646.
Cruz, L. J. (2021) A review of west African monsoon penetration during Green Sahara periods; implications for
human evolution and dispersals over the last three million years. Oxford Open Climate Change, 1(1): kgab011.
Main, D., (2021) New Idaho law allows killing up to 90 percent of state`s wolves. National Geographic, pag 7-8.
Grinberg-Zylberbaum, J.; Cueli, J.; Riefkohl, A.; Szydio, D. (1981). Correlatos electrofisiológicos de la comunicación
humana. Enseñanza e Investigación en Psicología, 7(2), 14.
Grinberg-Zylberbaum, J.; Ramos, J. (1987). Petterns of interhemispheric correlation during human commuication.
International Jounal of Neurosciences. 36(1-2), 41-54.
Grinberg-Zylberbaum, J. (1990) “La teoría sintérgica”. Instituto para el estudio de la consciencia, México.
Shannon, C. E.; Weaver, W. (1963). “The Mathematical Theory of Communication”. Univ. Of Illinois. Press, Urbana,
Ill.
Zalce, A. (2005) “Estudio de la originalidad y sus correlatos electrofisiológicos. Tesis Universidad Nacional
Autónoma de México.
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Conferencias Magistrales
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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La ansiedad, los ansiolíticos y la memoria
Dr. César Casasola Castro
Resumen
Los individuos se enfrentan a condiciones ambientales que implican amenazas frecuentes a su integridad
homeostática, emocional y de sobrevivencia. Un ejemplo de ello son las pandemias virales, de sobrepeso y de
violencia que actualmente enfrenta la sociedad. La exposición a tales condiciones contribuye contundentemente
a vulnerar la salud mental de los individuos, así como al desarrollo de entidades cínicas como los trastornos de la
ansiedad, del estrés, el insomnio, entre otros. Estos trastornos implican un estado de sobreexcitación neuronal
y de sobreactivación de los circuitos neuronales vinculados.
Durante las últimas décadas, las benzodiazepinas se han convertido en los psicofármacos más prescritos y
más consumidos. Su acción terapéutica como relajantes musculares, hipnóticos, ansiolíticos, anticonvulsivos,
sedantes y coadyuvantes en el tratamiento de la abstinencia de alcohol, además de su relativa baja toxicidad y
alta eficacia, han contribuido a su prescripción generalizada, pero también a su sobreprescripción y abuso.
Uno de los efectos adversos más desatacado de las benzodiacepinas es un efecto amnésico, útil en la práctica
anestésica pero no en la funcionalidad cotidiana de los individuos. Es referencia frecuente en el tratamiento con
benzodiacepinas el desarrollo de una amnesia anterógrada, así como deficiencias en la consolidación y en la
evocación de memoria episódica, incluso se ha referido un aumento en el riesgo de desarrollar demencia tras
su uso crónico.
Es muy importante considerar los efectos amnésicos a corto y largo plazo de estas moléculas, así como las
implicaciones de su uso excesivo o de su abuso. Adicionalmente, es muy importante considerar los efectos
del tratamiento con benzodiacepinas durante las etapas avanzadas de la vida o durante los trastornos
neurocognoscitivos.
Indicadores de salud mental y de estigma a la enfermedad mental en Ciudad Juárez Chihuahua
Dr. Alberto Castro Valles, María Nieves González Valles, María Elena Vidaña Gaytán y Jorge Ramón Lozano
Martínez
Cuerpo Académico UACJ35 Psicología, Educación y Salud
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
Mesa de investigación de la Red de Organizaciones Dedicadas a la Prevención y Atención y Prevención de
Trastornos Mentales, Neurológicos y por abuso de Sustancias ROTMENAS
Introducción
Los impactos sociales de las enfermedades mentales tienden a aumentar debido a problemas como la pobreza,
violencia, aumento de adicciones y envejecimiento de la población. La prevalencia de trastornos mentales
se ha estimado en un 30% en México. La salud mental es un fenómeno complejo determinado por múltiples
factores biológicos, psicológicos, sociales y ambientales. Reconociendo a la salud mental como el “bienestar
que una persona experimenta como resultado de su buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos,
afectivos y conductuales, y en última instancia el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales para la
convivencia, el trabajo y la recreación” (OMS, 2011). Entre las enfermedades mentales más comunes se incluyen
padecimientos como la depresión, la ansiedad, la epilepsia, las demencias, la esquizofrenia, y los trastornos del
desarrollo en la infancia. Sin embargo, se han observado índices cada vez mayores de obsesión–compulsión,
enfermedades neuropsiquiátricas y conducta antisocial.
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La salud es una necesidad básica del ser humano que gobiernos, comunidades, familias y personas se preocupan
por conservar y mantener niveles óptimos o “saludables”. La autonomía que gozan algunas organizaciones
civiles permite visualizar la capacidad de proyectar e iniciar acciones conjuntas para formular propósitos y
estrategias según las condiciones socioculturales que permitan mejorar la calidad de vida. La calidad de vida
implica una serie de componentes, tanto objetivos materiales como la salud, la alimentación, la educación, el
trabajo, la vivienda, la seguridad social, los vestidos, el ocio y los derechos humanos, como subjetivos -bienestar
psicológico y social, intimidad, la expresión emocional, la seguridad percibida, la productividad personal.
Factores determinantes de salud mental han sido la pobreza, falta de oportunidades laborales, problemas
familiares y desajuste social. La mala nutrición, carencia de servicios básicos, marginalidad, acceso limitado a
los servicios educativos y de salud, repercuten directamente en las condiciones de vida. Según la Secretaria de
Salud, se estima que por lo menos una quinta parte de la población mexicana padecen en el curso de su vida de
algún trastorno mental: cuatro millones de adultos presentan depresión; medio millón padece esquizofrenia,
un millón de personas tienen epilepsia y la demencia la padecen el diez por ciento de los mayores de 65 años;
en una tendencia creciente de estos padecimientos, en los próximos diez años la demanda de servicios de salud
mental en México constituirá una de las principales presiones para el sistema de salud (SS, 2016).
El país atraviesa por una acelerada transición demográfica que influye en el cambio del perfil epidemiológico,
por lo que se espera que fenómenos como la depresión, la demencia, así como el consumo descontrolado de
alcohol y otras sustancias adictivas se vean incrementados. El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática estimó la prevalencia de intentos de suicidio y suicidios consumados, el abuso y dependencia al
alcohol y nuevas drogas en jóvenes, la depresión entre las mujeres con mayor prevalencia. Sin embargo, se espera
que en el futuro próximo la carga de los trastornos mentales aumentará debido a la exposición a la violencia y la
inseguridad social (INEGI, 2015). Los índices de uso de servicios para el tratamiento de los trastornos afectivos
son bajos logrando hasta el 15% en México. El 42% de las personas aquejadas por trastornos de ansiedad o
afectivos reportaron haber hablado de sus problemas con un médico general, pero sin un seguimiento adecuado
con especialistas, principalmente relacionadas con la creencia de que el tratamiento al que se tiene acceso no
es bueno para manejar un problema mental (58% de los hombres y 68% de las mujeres); que el acceso es difícil
(16 y 22% respectivamente), así como la falta de información (8 y 14%). Barreras relacionadas con el bajo nivel
de escolaridad e ingresos de las familias (IMSS, 2013).
La evaluación de los factores de salud mental ha sido una característica clave de las medidas diagnósticas que
permitan plantear estrategias de atención y prevención. La mayoría de los indicadores se han referido a indagar
sobre (1) el funcionamiento físico, que incluye el cuidado personal, el desempeño de actividades físicas y de
roles; (2) los síntomas físicos relacionados con la enfermedad o su tratamiento. (3) Los factores psicológicos,
que aglutinen desde el estado emocional -por ejemplo, la ansiedad y la depresión- hasta el funcionamiento
cognoscitivo, y (4) los aspectos sociales, como las relaciones sociales de la persona con los demás.
Para mejorar la calidad de vida se requiere mayor participación de los propios pacientes en los servicios de salud
mental, así como en las decisiones y la planificación del tratamiento. Siendo importante evaluar la satisfacción
del paciente con la atención prestada por los dispositivos socio asistenciales permitió ver la necesidad de
mejorar su autonomía y autodeterminación. Así, el uso de diseños de evaluación longitudinales, cuantitativos y
cualitativos es preponderante para identificar el estado que guarda la salud mental y sus servicios de atención
en una comunidad determinada. Para realizar diagnósticos generales se han utilizado escalas de filtraje inicial
como primera fase del diagnóstico general principalmente en Estados Unidos, Francia, Portugal, Alemania, Italia
y España.
Los trastornos de salud mental, en especial los síndromes esquizofrénicos, se encuentran entre los más
discapacitantes y generan costos sanitarios y sociales cuantiosos, contribuyendo en gran medida a una carga
creciente mundial atribuible a la enfermedad en los países de ingresos medios (Fonseca et al., 2013; Charlson
et al., 2018b; Fischer y Buchanan, 2019). El trastorno afecta el desempeño educativo y laboral (WHO, 2018), y
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ocasiona sufrimiento psicológico individual, familiar y social (Tizón et al., 2008). Además, este grupo de trastornos
aumenta el riesgo de fallecer 12 o 15 años antes en comparación con la población en general (Fonseca et al.,
2013; WHO, 2018), y de morir por cualquier causa el doble o triple a una edad más temprana en las personas con
esta condición (McGrath et al., 2008) por enfermedades cardiovasculares, metabólicas e infecciosas asociadas
(OMS, 2008). Por lo tanto, la esquizofrenia es el trastorno psicótico que tiene el peor pronóstico debido al
deterioro que acarrea a las funciones psicológicas en todas las dimensiones de la vida del ser humano (Cano
et al., 2007), generando un grado importante de disfunción social acompañado de ausencia de motivación y
deficiencias cognitivas graves (Aguilar-Valles, 2011).
La esquizofrenia es un trastorno mental grave se caracteriza por distorsiones del pensamiento, de las percepciones,
del lenguaje, de las emociones, de la conducta en general y de la conciencia de sí mismo. Las personas con esta
condición experimentan gran variedad de síntomas como alucinaciones en las que escuchan, ven o perciben algo
que no existe; delirios a partir de creencias erróneas o sospechas persistentes que los miembros de su cultura
no comparten; pensamiento lento y empobrecido, apatía o desconexión emocional observable en la expresión
facial y el lenguaje corporal a lo que se suma un discurso incoherente o no pertinente con murmuraciones y risas
para sí mismo, dando lugar a conducta extravagante manifestada como vagabundeo con aspecto desaliñado y el
abandono total del aseo personal (OMS, 2018), acompañado de retraimiento social y desinterés por su entorno
(Cano et al., 2007). Otros síntomas negativos incluyen afectividad reducida, anhedonia y déficits motivacionales
(Walker et al., en Aguilar-Valles, 2011), así como otros de índole cognitivo con deficiencias en casi todos los
dominios de funcionamiento afectando las tareas mentales más sencillas de procesamiento de información
hasta otras más complejas (Aguilar-Valles, 2011).
La evidencia empírica sugiere que la esquizofrenia es el resultado de diversos factores de riesgo, entre ellos los
genéticos determinan de modo más contundente la aparición de la enfermedad (Aguilar-Valles, 2011), pues
pacientes con esquizofrenia tienen antecedentes de padres con el trastorno, o bien, los progenitores tienen una
edad avanzada (Artigue y Tizón, 2014). Otro factor de riesgo se da por alteraciones en el desarrollo del sistema
nervioso central (Aguilar-Valles, 2011), problemas perinatales, malnutrición, infecciones, problemas de salud
en la primera infancia con dificultades de lenguaje y cognitivas, y la pertenencia a bajo nivel socioeconómico
(Tizón et al., 2008). El diagnóstico de esquizofrenia ha sido asociado también la alteración de vínculos con las
figuras paternas, factores estresantes y problemas de aprendizaje y relacionales durante la infancia (Artigue y
Tizón, 2014). Incluso otras condiciones como los niveles de urbanización y la migración se han relacionado con
el incremento en la incidencia y prevalencia de la esquizofrenia (McGrath et al., 2008).
La aparición del trastorno suele darse en infancia, la adolescencia tardía o adultez temprana (Fischer y Buchanan,
2019). Algunos reportes indican que la esquizofrenia es más frecuente en hombres que en mujeres, en una
proporción de 1.4 a 1 respectivamente (McGrath et al., 2008), diagnosticándose alrededor de los 25 años en las
mujeres, y en los hombres a los 18 años con un peor pronóstico (Fischer y Buchanan, 2019). Sin embargo, un
estudio sistemático realizado con datos de 195 países del mundo ha revelado que no existieron diferencias en
prevalencias por sexo (Charlson et al., 2018a).
En términos generales, trastornos psicóticos como la esquizofrenia, psicoafectivo, bipolar o el inducido por
sustancias se han estimado del 2% al 3% de la población general (Perälä et al., 2007, en Fonseca et al., 2013).
Respecto del trastorno esquizofrénico, en 2005 Benitez et al. reportaban prevalencias en la población adulta
entre 0.5% y 1.5% con una incidencia anual en una proporción de .05 a 5 por cada 100 000 habitantes. Hallazgos
de investigaciones en Estados Unidos han señalado prevalencias en adultos mayores que oscilan entre 0.2% y
5.7%, cifras que llegan a elevarse entre 10% y 21% en residentes en hogares de cuidado para ancianos (Angulo-
Cruz et al., 2008). En población general, en 2010 la prevalencia mundial estimada fue de 0.28% (Witheford et
al, 2015), y en 2011 se estimaron prevalencias del 1% de la población a nivel mundial (Aguilar-Valles, 2011). En
2013 Fonseca et al., reportaban que a nivel mundial la incidencia media se estimaba en 4 personas por cada
1000, correspondientes a 15.2 por cada 100 000 habitantes (McGrath et al., 2008). Mas tarde, en 2017 se
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reportaban 20 millones de habitantes en el mundo con el diagnóstico de esquizofrenia, correspondientes de
0.2 a 0.4 (Ritchie y Roser, 2018), mientras que en 2018 la OMS señalaba que a nivel mundial la esquizofrenia
afectaba a más de 21 millones de personas. En 2019 los reportes indican que la prevalencia es del 1% en el
mundo (Fischer y Buchanan, 2019). Por su parte, Charlson et al., (2018a) han reportado datos de 195 países del
mundo que señalan un aumento sostenido en la prevalencia que va de 13.1 millones observados en 1990, a 20.9
millones en 2016.
Si bien es cierto que los datos indican que en México se ha mantenido una tasa sostenida de la esquizofrenia,
pues en 1990 se estimaba que el trastorno estaba presente en el 0.21% de la población, prevalencia que se
mantuvo en 2017 (Ritchie y Roser, 2018), se ha indicado que la dificultad de acceso a servicios de pacientes
que presentaron un primer episodio psicótico ha sido influyente en el desarrollo de la esquizofrenia (Cano et
al., 2007). En ese sentido, la respuesta a las demandas de salud mental es insuficiente en México, pues datos
de 2001 y 2002 recabados por la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica señalan que solo uno de cada
10 habitantes con un trastorno mental recibió atención psiquiátrica (Madrigal de León, 2016). Actualmente
los expertos reconocen que miles de habitantes con trastornos mentales no reciben atención y tratamiento
oportunos por la falta de equipamiento y de recursos humanos (Aguilar, 2018), pues en 2018 se calcularon 3.71
psiquiatras por cada 100 000 habitantes en el país, que además no se encuentran distribuidos en el territorio
nacional, pues el 60% de esos profesionales de la salud se concentran en la Ciudad de México, a razón de 22.6
por cada 100 000; en Jalisco con 6.44 por cada 100 000; y en Nuevo León con 6.17 por cada 100 000. El caso del
estado de -Chihuahua resulta alarmante con .51 psiquiatras por cada 100 000 habitantes (Heinze et al, 2019).
Método
En una perspectiva cuantitativa con un estudio descriptivo transversal, se propuso un instrumento de cribaje
construido por indicadores de salud mental considerando escalas validadas en el ámbito de la psicometría ante
la mesa de investigación de la Red de Organizaciones Dedicadas a la Prevención y Atención y Prevención de
Trastornos Mentales, Neurológicos y por abuso de Sustancias ROTMENAS por parte del Cuerpo Académico
UACJ35 Psicología, Educación y Salud de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez como parte de los
trabajos con el propósito de generar diagnósticos pertinentes en la comunidad. Entre 2017 y 2018 del periodo
de prepandemia por el COVID-19. Los instrumentos de salud mental para población adulta y para la infantil
constaron de 50 reactivos dicotómicos tomados de la escala de ansiedad de Goldberg y del MMPI para cada
población posibilitando la identificación de indicadores de ansiedad, depresión, desviación psicopática,
psicastenia, esquizofrenia, paranoia, ideación suicida y acceso a servicios de salud mental. Asimismo, para
infantes se identificaron ítems para déficit de atención, hiperactividad, negativismo desafiante, disocial,
ansiedad generalizada, estrés postraumático, depresión, estrés psicosocial e ideación suicida. El instrumento
de estigma se construyeron 41 reactivos para identificar cuatro dimensiones: restricción social, ideología,
benevolencia y autoritarismo. Los reactivos e instrumentos se validaron en la mesa de la ROTMENAS con la
participación de académicos de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y de la Universidad de El Paso Texas
E.U., así como de profesionistas expertos de las instituciones de salud mental de la comunidad. Se aplicaron en
565 adultos y 646 niños/adolescentes, los cuestionarios de salud mental y 559 adultos para el cuestionario de
estigma de la salud mental, distribuidos mediante muestreo estratificado en las zonas de bienestar de Ciudad
Juárez proporcionadas por el Instituto Municipal de Planeación de Ciudad Juárez, con un consentimiento
informado y asistido de anonimato y confidencialidad de los datos. Se acudió a los centros comerciales, escuelas,
iglesias y casas habitación solicitando la colaboración voluntaria para responder el instrumento. Los datos se
analizaron mediante el programa estadístico computacional SPSS y se entregaron los resultados en la mesa de
investigación de la Red Rotmenas coordinada por la Comisión de Salud Mexicoestadounidense. Así mismo, se
presentó un informe detallado con infografías y una conferencia donde asistieron organismos y secretarías de
los tres órdenes de gobierno, asociaciones civiles, académicas, incluso contando con la presencia del alcalde
municipal. Cada actor recibió el informe por escrito y se generaron reflexiones y comentarios que validaron los
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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resultados. El estudio es relevante para considerar un seguimiento postpandemia y posibilitar comparaciones
de los indicadores de salud mental pre-pospandemia.
Resultados
En población adulta, el instrumento arrojó elementos confiables en Alpha de Cronbach de .868 con un 44%
del total de varianza explicada en 7 factores con adecuado ajuste de modelo. El 33% de la población presentó
indicadores significativos de ansiedad, principalmente de zonas de bienestar muy bajas. 32% de la población
no presenta indicadores de ansiedad, principalmente de zonas muy altas. Los indicadores de ansiedad fueron
independientes de la edad, del nivel educativo, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar, pero en
mujeres, de estado civil soltero, se reportó mayor ansiedad. 10% de la población tiene indicadores significativos
de depresión, principalmente de zonas muy bajas y altas. 64% de la población no presenta indicadores de
depresión, principalmente de zonas bajas. Los indicadores de depresión fueron independientes de la edad, del
nivel educativo, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar, pero fue mayor en mujeres, en los
niveles de preparatoria y universitarios, de estado civil soltero, principalmente de zonas muy bajas y medias.
20% de la población tiene indicadores significativos de obsesividad compulsiva, principalmente de zonas muy
bajas y medias. 64% de la población no presenta indicadores de obsesividad compulsiva, principalmente
de zonas altas. Los indicadores de obsesividad compulsiva fueron independientes de la edad, del sexo y del
ejercicio de alguna religión, pero fue mayor en el estado civil soltero, los niveles educativos de preparatoria y
universitarios, principalmente de zonas muy bajas y medias. 36% de la población tiene indicadores significativos
de desviación psicopática, principalmente de zonas medias y bajas. 27% de la población no presenta indicadores
de desviación psicopática, principalmente de zonas muy altas. Los indicadores de desviación psicopática fueron
independientes de la edad, del sexo, del estado civil, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar,
pero fue mayor en los niveles educativos de preparatoria y universitarios.
El 6% de la población tiene indicadores significativos de esquizofrenia, principalmente de zonas medias. 84% de
la población no presenta indicadores de esquizofrenia, principalmente de zonas bajas y altas. Los indicadores
de esquizofrenia fueron independientes de la edad, del sexo y del ejercicio de alguna religión, pero fue mayor
en el estado civil viudo y soltero, en los niveles educativos de preparatoria y primaria o menos, principalmente
en zonas muy bajas y medias. 0.5% de la población tiene indicadores significativos de paranoia. 97% de la
población no presenta indicadores de paranoia. Los indicadores de paranoia fueron independientes de la edad,
del sexo, del nivel educativo, del estado civil, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar. 1.1% de
la población tiene indicadores significativos de ideación suicida. 94% de la población no presenta indicadores
de ideación suicida. Los indicadores de ideación suicida fueron independientes de la edad, del sexo, del nivel
educativo y del ejercicio de alguna religión. Pero fue reportada en personas con estado civil viudo y soltero,
y de la zona de bienestar muy alta y media. El 20% de la población ha solicitado o acudido a un tratamiento
psicológico/psiquiátrico. Pero a medida que aumenta la edad, principalmente de religión católica/cristiana, de
zonas bajas y medias, es menor la recepción de algún tratamiento psicológico o psiquiátrico.
Para la población infantil, el instrumento arrojo elementos confiables en Alpha Cronbach de .868 con el 53%
de varianza explicada en 11 factores con ajuste modelar adecuado. El 15.6% de la población infantil tiene
indicadores significativos de déficit de atención. 50% de la población infantil no presenta indicadores de déficit
de atención. Los indicadores de déficit de atención fueron independientes del sexo, del tipo de escuela (públicaprivada),
del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar, Pero fue mayor en varones, de 7 a 10 años
disminuyendo a medida que avanza la edad, en educación primaria. 8.8% de la población infantil tiene indicadores
significativos de DAH. 56% de la población infantil no presenta indicadores de DAH. Los indicadores de déficit
de atención con hiperactividad no obtuvieron diferencias significativas por variables sociodemográficas. 11%
de la población infantil tiene indicadores significativos del trastorno negativista desafiante. 64% de la población
infantil no presenta indicadores de negativismo desafiante. Los indicadores de negativismo desafiante fueron
independientes del sexo, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar, Pero fue mayor a medida
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que avanza la edad, el nivel educativo, en preparatorias privadas, que trabajan. 12.8% de la población infantil
tiene indicadores significativos de trastorno disocial. 70% de la población infantil no presenta indicadores de
trastorno disocial. Los indicadores de trastorno disocial fueron independientes del ejercicio de alguna religión
y de la zona de bienestar, Pero fue mayor en varones, a medida que avanza la edad 11 años, el nivel educativo,
en preparatorias privadas, que trabajan como comerciantes, y que viven solos.
El 7% de la población infantil tiene indicadores moderados de uso de sustancias. 93% de la población infantil
no presenta indicadores de uso de sustancias. Los indicadores de uso de sustancias fueron independientes del
ejercicio de alguna religión. pero fue mayor en varones, a medida que avanza la edad 11 años, el nivel educativo,
en preparatorias privadas, que trabajan como comerciantes, que viven solos y en zona de bienestar media. 50%
de la población infantil tiene indicadores significativos de ansiedad generalizada. 50% de la población infantil no
presenta indicadores de ansiedad generalizada. Los indicadores de ansiedad generalizada fueron independientes
del nivel educativo, del tipo de escuela pública-privada, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar.
Pero fue mayor en mujeres, entre 10 y 17 años. 19% de la población infantil tiene indicadores significativos
de estrés postraumático. 60% de la población infantil no presenta indicadores de estrés postraumático. Los
indicadores de estrés postraumático fueron independientes del sexo, de la edad, del ejercicio de alguna religión,
Pero fue mayor en los niveles primaria y bachillerato, de escuelas públicas y de zonas de bienestar altas y muy
bajas. 22% de la población infantil tiene indicadores significativos de depresión. 54% de la población infantil no
presenta indicadores de depresión. Los indicadores de depresión fueron independientes del nivel educativo,
del tipo de escuela pública-privada, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar, Pero fue mayor en
mujeres entre 10 y 16 años.
El 19% de la población infantil tiene indicadores significativos de esquizofrenia. 56% de la población infantil
no presenta indicadores de esquizofrenia. Los indicadores de esquizofrenia fueron independientes de la edad,
del nivel educativo, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar, Pero fue mayor en mujeres, en
escuelas privadas. 5.7% de la población infantil tiene indicadores significativos de estrés psicosocial. 82% de la
población infantil no presenta indicadores de estrés psicosocial. Los indicadores de estrés psicosocial fueron
independientes de la edad, del nivel educativo, del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar. Pero
fue mayor en mujeres. 4% de la población infantil tiene indicadores significativos de ideación suicida. 88% de
la población infantil no presenta indicadores de ideación suicida. Los indicadores de ideación suicida fueron
independientes de la edad, del nivel educativo, del tipo de escuela pública-privada, del ejercicio de alguna
religión y de la zona de bienestar, Pero fue mayor en mujeres.
En cuanto al estigma hacia la salud mental en adultos, el instrumento arrojó confiablidad aceptable en Alpha
de Cronbach de .920 con el 41% de varianza explicada en 4 factores con adecuado ajuste de modelo. El 5% de
la población tiene opiniones acerca de las personas con enfermedad mental con intolerancia, principalmente
de zonas altas y muy altas. 65% de la población considera ideas de tolerancia principalmente de zonas medias
y bajas. Las ideas de tolerancia son independientes del sexo y estado civil, pero en personas jóvenes entre
18 y 30 años, sin religión y a medida que aumenta el nivel educativo principalmente de zona baja aumenta la
percepción de intolerancia hacia los enfermos mentales. 87% de la población considera actitudes de exclusión
principalmente de zonas medias y bajas. 7% de la población tiene actitudes inclusión hacia los pacientes con
enfermedad mental, principalmente de zonas altas y muy altas. La percepción de exclusión hacia los enfermos
mentales es independiente del sexo, estado civil, religión y nivel educativo, pero es mayor en jóvenes 18 a 40
años, principalmente si se pertenece a zonas medias y bajas. 8% de la población evalúa como peligro para la
sociedad y sugiere hospitalización, principalmente de zonas muy altas y altas. 68% de la población no percibe
peligro para sociedad principalmente de zonas medias y bajas. La percepción de peligro para la sociedad es
mayor en jóvenes 18-30 años, en mujeres, del estado civil soltero, a medida que aumenta el nivel educativo, sin
ejercicio de alguna religión, principalmente de zonas medias. 68% de la población tiene actitudes y creencias
relacionadas con el aislamiento de las personas con enfermedad mental. 8% de la población tiene actitudes y
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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creencias relacionadas con la inserción a la comunidad y sociedad en general, principalmente de zonas muy bajas
y bajas. La percepción de inserción a la sociedad es independiente del sexo, del estado civil, del nivel educativo,
pero es mayor en personas jóvenes entre 18 y 35 años, sin ejercicio de alguna religión, principalmente de zonas
muy bajas.
Conclusiones
La población adulta juarense mantiene hasta en un 4.8% indicadores significativos de gravedad en salud mental,
principalmente de zonas de bienestar medias, muy altas y muy bajas. El 42.2% de la población obtuvo indicadores
moderados de gravedad en salud mental de zonas muy bajas, 53% de la población no presenta indicadores de
gravedad en salud mental de zonas bajas y muy altas. Los indicadores generales de gravedad en salud mental
fueron independientes de la edad y del ejercicio de alguna religión, Fue mayor en mujeres, estado civil soltero,
del nivel educativo de preparatoria y universitarios y de la zona de bienestar media.
El 8% de la población infantil tiene indicadores significativos de gravedad en salud mental, 50% de la población
infantil presenta indicadores moderados y el 42% de la población infantil no presenta indicadores de gravedad
en salud mental. Los indicadores de gravedad en salud mental fueron independientes de la edad, del nivel
educativo y del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar. Pero fue mayor en mujeres, y en escuelas
privadas.
En la población adulta juarense, a medida que sea mayor la tolerancia sin idealizar a los enfermos mentales como
inferiores (estigma) con menor percepción de peligro, es mayor la actitud-creencia de inserción social con menor
inclusión de las personas con enfermedad mental. Estigma identificado: Se toleran los enfermos mentales con
distanciamiento afectivo, siempre y cuando se mantengan controlados-hospitalizados con aislamiento social
restrictivo.
El estudio posibilita la comprensión de la presencia de los indicadores de salud mental en Ciudad Juárez
Chihuahua en el periodo de prepandemia 2017-2018, considerando un contexto de violencia masiva-social con
hasta un centenar de homicidios dolosos por diez años consecutivos. El seguimiento comparativo de estos
indicadores de salud mental en el periodo postpandemia será pertinente para considerar el impacto de las
condiciones de salud publica de prevención de contagios del virus SARS-CoV2 aunado al contexto de violencia.
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Importancia de la Invarianza de la para la realización de estudios transculturales utilizando instrumentos de
autoinforme: caso de un instrumento para medir el duelo pandémico en 10 países latinoamericanos
Dr. Tomas Caycho Rodríguez
La investigación sobre el impacto de la pandemia de la COVID-19 sobre indicadores de salud mental ha
sido importante en el último año. Sin embargo, una problemática que se presenta de forma constante es la
variabilidad de los constructos psicológicos para el estudio transcultural, ocasionando que las investigaciones
que permitirirían el intercambio puntual de ideas entre expertos se pueda ver afectado.
Con la creciente globalización, el interés en los estudios que examinan constructos psicológicos a través de
culturas se ha incrementado. Sin embargo, para obtener comparaciones interculturales válidas de la medición,
se debe establecer la invariancia de la medición para las escalas que evalúan diferentes constructos.
El presente trabajo tiene como objetivo brindar aportes generales sobre la invarianza de la medición y su
importancia en los estudios transculturales, con el interés primordial de sembrar inquietud y una plataforma
para consolidad mediciones fiables.
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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Asimetría Cerebral en Zurdos
Dra. I. Yolanda del Río Portilla
La lateralidad manual ha sido considerada la principal evidencia conductual de lateralización del sistema
nervioso central y de asimetría hemisférica funcional en los seres humanos, de tal forma que el hemisferio
cerebral contralateral a la mano preferente es aquel que controla el movimiento y en muchos casos el ojo o el
oído también contralateral. La asimetría cerebral la podemos ver desde la perspectiva anatómica, el cerebro
humano presenta una división en dos hemisferios, están especializados para diferentes procesos cognitivos.
Se han estudiado las diferencias entre el hemisferio izquierdo y derecho, incluyendo asimetría hemisférica
funcional; asimetría hemisférica funcional es una característica de la organización cerebral y plantea la posible
especialización de un hemisferio para una función cognitiva específica.
La frecuencia de uso de mano izquierda oscila entre el 4% a 16% de la población en diferentes culturas; aun que
sean anglosajones o latinos. Si consideran diferentes características entre una persona zurda y diestra. Pero
que pasa a nivel cerebral, la información o la forma de procesamiento de esta es diferente. Desde tiempos muy
remotos se a tratado de estudiar y de conocer. En los estudios de investigación hay controversias debido a que
no se establece los porcentajes o conductas que se realizan preferentemente con una mano u otra. Por lo que
hay acuerdos al respecto.
Por tal motivo, hemos investigado a zurdos que realicen más de un 80 % sus actividades manuales con la mano
izquierda y viceversa. En un estudio observamos la mano dominante: zurdos mayor actividad intrahemisférica
y menor actividad interhemisférica. Mano no dominante: menor actividad intra en la corteza contralateral en
los diestros y menor actividad interhemisférica de áreas corticales en zurdos. En otro estudio, en el que se les
registró la actividad cerebral durante la realización de diferentes tareas visoespaciales y en reposo. Encontrando
diferencias principalmente en estado de reposo al realizar la tarea de atención visoespacial previa a la respuesta
se observó que dichas diferencias se eliminan; al realizar otra tarea se observan diferencias principalmente
en el acoplamiento temporal. Posiblemente sea el tipo de tareas, o identificar las tareas que puede ser el
procesamiento cerebral diferente o igual entre diestros y zurdos. Observar con tareas simples el procesamiento
o estudiar la gama del espectro de preferencias manual para poder identificar en qué momento o conducta el
proceso cerebral puede difiere o es igual; y solamente es los aspectos motores que diferencian a esta población.
Implicaciones del aislamiento social de la pandemia actual sobre el ciclo de sueño vigilia y el estado
de ánimo.
Dra. Pilar Durán
El sueño es un indicador de integridad funcional, además de estar involucrado en múltiples funciones como el
desarrollo del sistema nervioso, los procesos de aprendizaje y memoria, la estabilidad emocional y el sistema
inmune entre muchos otros. En estos momentos de pandemia de COVID-19, el ciclo de sueño y vigilia también se
ha visto alterado, manifestándose como un foco de alerta en la salud pública. Por lo que es necesario atender y
manejar de manera apropiada los trastornos del sueño durante esta crisis. La pandemia de COVID-19 (provocada
por el virus SARS-Cov2) y el confinamiento social impuesto en todo el mundo han producido una importante
carga de estrés, ansiedad y preocupación por la salud y el miedo a infectarse, problemas laborales y económicos
e incertidumbre sobre el futuro. La incidencia de alteraciones del sueño también ha aumentado drásticamente
durante este período. Además del estrés y la ansiedad, es probable que otros dos factores contribuyan a
aumentar las alteraciones del sueño durante esta crisis. En primer lugar, las alteraciones de nuestras rutinas
Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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diarias, como levantarse en un momento específico, asistir a trabajar, comer, hacer ejercicio y participar en
actividades sociales y de ocio en momentos relativamente fijos: estas actividades son sincronizadores sociales
importantes para la expresión de nuestros ciclos de sueño y vigilia armonizados con el tiempo de día (luz) y
noche (oscuridad). Es probable que las alteraciones de estos sincronizadores, combinadas con una exposición
reducida a la luz del día, también esencial para mantener nuestro reloj biológico sincronizado, interrumpan el
sueño y alteren los ritmos circadianos de muchas de nuestras funciones. El sueño juega un papel fundamental
para la salud mental y física, y la duración y la calidad del sueño adecuadas son esenciales para hacer frente a
eventos importantes de la vida como la pandemia de COVID-19. Es fundamental atender, desde todos los flancos:
médico, psicológico, psiquiátrico y de educación, en salud pública este tema, en particular para mantener a la
población bien informada sobre la importancia del sueño y su impacto en el estado de salud en general pero
inmunológico en particular así como dar a conocer las prácticas de sueño saludables y prevenir o minimizar los
resultados adversos a largo plazo.
Una mirada reflexiva a formación del profesional de la psicología
Mgtr. Ana María E. Florez León.
Licenciada en Psicología, Maestría en Educación con énfasis en didáctica Maestría en Psicología Social.
Sub-Secretaria Unión Centroamericana de Colegios y Asociaciones de Psicología Representante de la
Asociación Panameña de Psicólogos ante la UCCAP
Resumen:
La llegada del Covid -19 en el 2020 trastoco a nivel mundial la vida de las personas, el impacto económico que
ello generó y continúa generando incomodidad, inseguridad y cambios frecuentes en función al control de la
enfermedad y recuperarnos como lo hacemos hasta ahora de manera lenta y progresiva.
Acorde a diferentes estudios de organizaciones mundiales las afectaciones en la Educación han sido devastadoras,
las brechas, desigualdades se ven en todos los niveles y aunque a través de la historia la universidad como
institución social ha podido salir adelante y fortalecida (UNESCO, 2021), es importante recalcar la necesidad de
reflexionar en el profesional que se está formando y si responde a las necesidades y exigencias actuales.
Ante la realidad que vivimos como grupo de profesionales sentimos la necesidad profunda reflexionar antes
las autoridades educativas, profesionales, organizaciones que nos representan nuestra preocupación en la
formación de las próximas generaciones.
El objetivo fundamental de este trabajo es trasmitir algunos de los temas que nos preocupan en la formación
de profesional de la psicología tales como: la identidad profesional-valorización, competencias, ética-ejercicioprincipios,
conocimiento y aplicación de la virtualidad (la digital en nuestras vidas), práctica interna-externa
(investigación), accesibilidad a todos , el gremio y su importancia.
Referencias
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Panamá. Proyecto final por el título de Maestria en Psicología Social en la Universidad Latina de Panamá.
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formativo. IBERO. Mexico: rlee. Obtenido de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=27063237017
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Obtenido de https://www.iesalc.unesco.org/2021/06/01/covid-19-su-impacto-en-la-educacion-superior-y-en-
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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los-ods/.
La mediación de conflictos en México, una opción laboral para el psicólogo
Blas S. Jasso Hinojosa.
Los medios alternos son redimensionados jurídica y filosóficamente al ser concebidos como un derecho
humano. La tesis 2020851 publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, es enfática en dicha
percepción: “la justicia alternativa constituye un derecho humano de rango constitucional”. Lo anterior también
es sustentado por la reforma al artículo 17º de la CPEUM publicada en el DOF el 18 de junio del 2018, donde el
acceso a una justicia expedita y eficaz pondera los medios alternos como “una opción al proceso jurisdiccional,
para fomentar la cultura del diálogo, el respeto por el otro, la agilidad y eficacia”.
La tesis 2006554 de esta entidad judicial federal, versa en particular sobre la legislación en el Estado de Jalisco
y los medios alternos de solución de controversias, descollando el soporte jurídico que nos remite a dos
recomendaciones internacionales. La primera referencia es la Convención Americana sobre Derechos Humanos
donde en su artículo 8º señala las garantías individuales irrenunciables para recibir justicia, que, aunque no
precisa a los medios alternos, es posible deducirlos de una lectura hermenéutica jurídica y bajo la perspectiva ad
hominem, de procurar la interpretación de mayor beneficio. La segunda referencia está en el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos en su artículo 14º, que habla de las condiciones al impartir justicia tales como
igualdad, presunción de inocencia, disponer del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su
defensa y a comunicarse con un defensor de su elección.
La mediación, como un modelo alternativo de la justicia tradicional, termina el monopolio del Estado para dirimir
controversias entre particulares, como una vía que reduce el tiempo, gastos y produce mayor satisfacción de
las partes en pugna, bajo la pauta de la cultura de paz. Por ello, no es exagerado sugerir que la mediación es
uno de los caminos que con mayor prolijo debemos cuidar para conseguir escenarios deseables de convivencia
fraternal. La mediación ofrece más bondades que dificultades, es más fácilmente asequible a todo tipo de
personas, que seguramente preferirían más acordar que guerrear. Si en nuestra acepción de paz no excluimos
vocablos como negociación, conciliación, arbitraje, acuerdos, diálogo, soluciones pacíficas justas, entonces
la mediación es un eje axial en las políticas modernas a rescatar para arribar a la paz. La mediación es una
opción válida y merece que los profesionales que se dedican a ejercerla, pregonen, toquen puertas, sensibilicen,
exhorten, persuadan, gestionen, en suma, preponderar como inherente, que el discrepar conlleve el resolver, y
ese solucionar, inspirados en la filosofía de la cultura de paz.
Todos los gobiernos y actores sociales –como suposición- coinciden en una sociedad justa, próspera, culta,
saludable, feliz y pacífica. ¿Por qué?, teniendo la mediación disponible, ¿no se aprovecha? Si no existiera
esta norma, estaríamos sugiriendo iniciativas semejantes para su cristalización, hoy, tenemos textos vigentes
de la mediación, inadvertidos y desdeñados aún por los propios abogados, tribunales e instancias oficiales.
Consecuentemente, una tarea primordial es su difusión en todos los nichos de público posibles, todas
edades, profesiones y niveles escolares. Urge que la sociedad disponga de técnicas y herramientas que un día
seguramente necesitará, para disipar controversias. Saberes que permitan desde temprana edad, métodos
dialógicos civilizados, que conforme adquiramos experiencia, depuremos dichos mecanismos.
Este conocimiento es imprescindible en la formación académica de cualquier carrera, en el ejercicio de cualquier
profesión y oficio, en relaciones interpersonales, familiares, laborales. Si valoramos la mediación como una
habilidad humana, este mundo podría tener mejor futuro. Serían generaciones contrastantes contra las que
iríamos purgando de poco en poco, habría más racionales con mentalidades y recursos pacíficos, que quienes
osen cimbrar para mal la paz social.
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La investigación en Atención Plena Compasiva en México: una propuesta alternativa.
Dra. Ana Moreno Coutiño
Facultad de Psicología, UNAM
Los tratamientos cognitivo-conductuales son los tratamientos psicológicos más utilizados para atender la
mayoría de los trastornos psicológicos en el mundo. Sin embargo, existe controversia en torno a su efecticacia
a largo plazo (Barth J, Munder T, Gerger H, Nüesch E, Trelle S, Znoj H, et al. ,2013; Glenn CR, Franklin JC, Nock
MK, 2014; Wampold BE, Flückiger C, Del Re AC, Yulish NE, Frost ND, Pace BT, et al.,2017) y las recaídas se han
relacionado con factores emocionales como el estrés y los afectos negativos, particularmente las sintomatología
depresivas y ansiosas (Baker, Brandon y Chassin, 2004; Correa-Fernández et al., 2012).
Las intervenciones en atención plena corresponden a las llamadas terapias contextuales o cognitivo-conductuales
de tercera generación. Este tipo de intervenciones se centran en el entrenamiento de la mente vía la meditación.
Mediante esta técnica, se busca que las personas no se identifiquen con sus pensamientos, sensaciones o
emociones ni se enganchen en patrones negativos de comportamiento.
La primera y más difundida definición occidental de la atención plena es la de atender intencionalmente la
experiencia propia, momento a momento, aceptándola y sin juzgarla (Kabat-Zinn, 2005).
Las terapias basadas en atención plena tienen como principios terapéuticos el ser particularmente
adaptables al contexto, abandonando la lucha contra los síntomas y consideran aspectos fundamentales de la
experiencia humana como: Espiritualidad (sistema de creencias); Trascendencia; Generosidad; Ecuanimidad;
Interdependencia e Impermanencia.
Mediante la práctica constante de estas técnicas, se fortalece la atención sostenida, la capacidad de cambiar
voluntariamente el foco de atención y la inhibición del procesamiento habitual secundario. De igual manera, se
logra el desarrollo de las funciones ejecutivas altas tales como la metacognición consistente en un cambio de
perspectiva, dónde el sujeto es capaz de “observarse”, la flexibilidad (cognitiva, emocional y conductual) dónde
el sujeto ya no se funde en apegos/hábitos (contraria a los patrones rígidos de respuesta), y la aceptación, con
la que se logra experimentar los eventos plenamente tal y como son, sin defensas (Shapiro et al., 2006).
Entre los cambios neuroplásticos relacionados con la práctica de la atención plena se encuentran el incremento
de la materia gris en las áreas del cerebro involucradas en aprendizaje, memoria, atención y regulación de
las emociones; la mejora en la conectividad cerebral (intra e ínter hemisférica); una mayor coherencia entre
hemisferios; un incremento en la sincronía (sensación-pensamiento-emoción-acción), así como la relajación
del sistema nervioso periférico y la activación del sistema nervioso central (Creswell, Way, Eisenberger, &
Lieberman, 2007; Kilpatrick et al., 2011).
El principio de compasión en la terapia de atención plena es uno de sus principales componentes y su estudio
inicia por reconocer el estrés/sufrimiento/malestar de todos los seres y generar la aspiración de ayudarlos
a liberarse de éste, basándose en el respeto por el otro y la convicción de que “los demás” tienen el mismo
derecho que nosotros de ser felices y vivir en paz. La compasión parte del entendimiento de que todos los
seres son intrínsicamente bondadosos. Un aspecto importante de ésta es que considera las cualidades de las
intenciónes y la ética de la acciónes llevadas a cabo por las personas.
La compasión no requiere ser desarrollada: se observa como una característica intrínseca a la experiencia de los
seres sintientes. Es considerada más que una emoción debido a que no distorsiona la percepción de la realidad.
Las emociones, como por ejemplo, la empatía, entendida como el resonar con el sentir del otro, sí lo hacen y
además son fluctuantes (van y vienen).
El constructo de compasión cuenta con un componente afectivo, que engloba los sentimientos de amor
bondadoso, calidez, benevolencia y motivación pro sociales, y un componente cognitivo que contempla la
perspectiva observacional de los pensamientos (metacognición).
Una vez reconocida y cultivada, la compasión se convierte en una característica duradera en la persona, facilitándole
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una nueva perspectiva de la realidad y permitiéndole tener un entendimiento de la perspectiva de los otros.
La práctica regular de la atención plena compasiva tiene efectos psicológicos importantes tales como el hecho de
que el practicante puede tomar control de sus emociones sin dejarse llevar por los deseos y hábitos; comprende
que todos los fenómenos son interdependientes; acepta la transitoriedad e interdependencia de los fenómenos
y logra tomar perspectiva de sus procesos mentales.
Esta práctica también provoca cambios a nivel fisiológico, fortaleciendo el sistema inmunológico y favoreciendo
la regulación del sistema endócrino y nervioso (central y periférico).
El equipo de trabajo del laboratorio de atención plena compasiva de la Facultad de Psicología de la UNAM ha
acuñado una definición de la atención plena compasiva, entendiéndola como: “la conciencia que surge a través
de prestar atención propositivamente al momento presente, sin juzgar la experiencia y generando acciones
motivadas en la aspiración de liberarnos a nosotros mismos y a los demás del estrés/sufrimiento/malestar”.
El tratamiento de Atención Plena Compasiva en Salud (Moreno, A. y Paquini, E., en prensa) desarrollado por este
mismo equipo consta de los siguientes 8 módulos:
I. Introducción a la atención plena y compasión (más psicoeducación de acuerdo al trastorno)
II. Bases de la atención plena compasiva
III. La realidad sobre el sufrimiento/malestar/estrés
IV. Características de la realidad
V. Práctica de la atención plena compasiva en la vida cotidiana
VI. Comunicación atenta y compasiva
VII. Acciones que favorecen el bienestar
VIII. La atención plena compasiva aplicada a la vida cotidiana
Hasta el momento, en este laboratorio se han desarrollado las siguientes investigaciones: Asma, calidad de
vida y nivel de cortisol. Hospital General de México; Tratamiento en pacientes con obesidad y trastorno de
atracón. Hospital Gea González; Evaluación del dolor subjetivo en pacientes con artritis reumatoide. Hospital
General Gea González; Mujeres embarazadas con sintomatología ansiosa. Hospital General Gea González;
Tratamiento contra el tabaquismo. Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER); Tratamiento a
usuarios de Crack como droga de impacto. CAIS Torres de Potrero; Riesgo de uso de sustancias en jóvenes de
una clínica pública de atención a adicciones del Edo. Mex. Implementación de la capacitación de terapeutas
en Atención Plena Compasiva. Facultad de Psicología de la UNAM; Ansiedad, consumo de sustancias, miedo
escénico, interpretación musical y compasión en estudiantes de la licenciatura en Música (cuerdas). Escuela
Nacional de Música; Desgaste ocupacional, compasión y expresión corporal en mujeres obreras en la ciudad de
Saltillo Coah. Facultad de Psicología UAC y Facultad de Psicología, UNAM.
A continuación, y a manera de ejemplo, se reseñan algunos de los resultados de estas intervenciones:
El estudio de asma y rinitis alérgica no controlada se realizó con dos grupos de 15 pacientes, un grupo recibió
tratamiento en atención plena compasiva (APC) y otro en terapia cognitivo conductual (TCC). Los instrumentos
utilizados fueron el inventario de ansiedad de Beck, el test de control del asma y el cuestionario respiratorio
Saint George.
Entre los resultados se encontraron efectos positivos significativos al finalizar ambos tratamientos sobre la
sintomatología ansiosa, la calidad de vida y la regulación de los ciclos de cortisol diurno. La intervencion con
APC mostró a los tres meses de seguimiento mejoras en la sintomatología ansiosa, el control del asma y calidad
de vida.
En el estudio con pacientes con obesidad mórbida se evaluó la sintomatología depresiva y trastorno por
atracón en pacientes candidatos a cirugía bariátrica. Se trató de un estudio piloto con 3 pacientes en modalidad
individual. Los instrumentos psicométricos utilizados fueron el inventario de depresión de Beck, el inventario
de conducta de atracón e ingesta emocional y el inventario de calidad de vida y salud. Se calculó el tamaño del
efecto mediante el índice NAP (Nonoverlap of all pairs), encontrandose un tamaño del efecto de moderado a
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grande (NAP=.75-1) para la sintomatología depresiva y la conducta de atracón. Además, se registraron mejoras
en las áreas de calidad de vida en cuanto a aislamiento, percepción corporal y calidad de vida general.
En el estudio atención plena compasiva contra el tabaquismo participaron 62 pacientes de ambos géneros,
con una media de edad de 48 años, una media de consumo de 17 cigarros por 31 años. Se compararon dos
condiciones de tratamiento, APC y TCC, y con ambas se logró la abstinencia. Sin embargo, el tratamiento APC
resultó más efectivo para el logro de la abstinencia (84% vs 58% respectivamente), además con la intervención
en APC se logró menor malestar emocional post tratamiento y seis meses después. Las principales variables
involucradas en el proceso de cambio en la intervención basada en APC fueron: Craving, ansiedad, depresión,
afecto negativo estado, afecto negativo rasgo y atención plena.
Por otro lado, la intervención mediante atencion plena compasiva para la dependencia de sustancias con crack
como droga de impacto, se trató también de un estudio comparativo de la abstinencia entre la intervención
común de TCC y la de APC. En este estudio participaron 20 hombres con una media de edad de 32 años. Se
encontró que tanto el tratamiento de APC como el de TCC fueron eficaces en la diminución del consumo de
sustancias psicoactivas. De manera adicional se registraron diferencias significativas en la reducción de la felicidad
fluctuante, y las sintomatologías ansiosa y depresiva, así como diferencias significativas en el incremento de la
felicidad duradera al igual que en la compasión. Siendo en ambos casos la intervención en APC más eficaz. A los
tres meses de seguimiento de la intervención se encontró un número significativamente mayor de pacientes en
abstinencia en el grupo de APC.
En el tratamiento basado en atención plena compasiva para adolescentes con riesgo de consumo de sustancias
participaron 45 estudiantes, de ambos géneros, de primer grado de secundaria del municipio de Nezahualcóyotl,
con promedio de edad de 11.5 años y se compararon tres condiciones experimentales: atención plena compasiva
(APC), habilidades para la vida (HV), sin intervención (Control). Los instrumentos utilizados fueron el POSIT
(Problem oriented screening instrument), la escala de depresión del center for epidemiologic Studies (CES-D-R) y
el autorreporte de ansiedad para adolescentes (AAA). En cuanto a la sintomatología ansiosa que se encontraron
diferencias significativas entre el grupo APC y el grupo Control en la evaluación post-test [F(44,2)= 3.158 p<0.1].
Mientras que en la sintomatología depresiva se encontraron diferencias significativas entre el grupo APC y
los grupos Control y HV en la evaluación post-test [F(44,2)= 5.820 p<0.05]. Estos resultados indicaron que la
intervención en APC fue superior a las otras dos condiciones.
A partir de la evidencia recabada se espera continuar realizando más estudios con poblaciones clínicas diversas
para continuar recabando evidencias sobre la ecectividad de las intervenciones basadas en atención plena
compasiva.
Referencias
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2004;55:463-91.
Barth J, Munder T, Gerger H, Nüesch E, Trelle S, Znoj H, Jüni P, Cuijpers P. Comparative efficacy of seven
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Creswell JD, Way BM, Eisenberger NI, Lieberman MD. Neural correlates of dispositional mindfulness during
affect labeling. Psychosom Med. 2007 Jul-Aug;69(6):560-5.
Glenn CR, Franklin JC, Nock MK. Evidence-based psychosocial treatments for self-injurious thoughts and
behaviors in youth. J Clin Child Adolesc Psychol. 2015;44(1):1-29. doi: 10.1080/15374416.2014.945211. Epub
2014 Sep 25. PMID: 25256034; PMCID: PMC4557625.
Kabat-Zinn J Coming to Our Senses: Healing Ourselves and the World through Mindfulness. 2005. New York: Hyperion.
Kilpatrick LA, Suyenobu BY, Smith SR, Bueller JA, Goodman T, Creswell JD, Tillisch K, Mayer EA, Naliboff BD.
Impact of Mindfulness-Based Stress Reduction training on intrinsic brain connectivity. Neuroimage. 2011 May
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Moreno AB, Paquini, EM. Tratamiento basado en Atención Plena Compasiva para la Salud (en prensa). Facultad
de Psicología, UNAM. 2023.
Shapiro SL, Carlson LE, Astin JA, Freedman B. Mechanisms of mindfulness. J Clin Psychol. 2006 Mar;62(3):373-
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Wampold BE, Flückiger C, Del Re AC, Yulish NE, Frost ND, Pace BT, Goldberg SB, Miller SD, Baardseth TP, Laska
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Psychother Res. 2017 Jan;27(1):14-32.
Estrategias de intervención psicológica en crisis múltiples, experiencia Nicaragua.
Dr. Roberto Ordoñez
En abril de 2018, estalla en Nicaragua una serie de protestas ciudadanas, producto de la inconformidad de un
sector de la población ante las gestiones del presidente Ortega. La respuesta del mandatario fue una fuerte
represión, que trajo consigo eventos catalogados como traumatizantes y que dejaron como resultado, 328
muertos y 88.000 exiliados, según datos presentados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
La crisis sociopolítica, se extendió incluso hasta la fecha, debilitando la economía nacional, aumentado el
desempleo y la migración. Por otra parte, en abril del 2020, el gobierno anuncia la primera persona que resulta
positivo a la prueba de COVID -19, misma que fallece una semana después del comunicado, desde entonces la
curva de propagación incrementa, un mal manejo de la crisis sanitaria y desinformación oficial, son factores
agravantes del problema.
En noviembre del mismo año, dos huracanes Eta categoría 4 e IOTA en categoría 5, impactan en la Costa Caribe
de Nicaragua, dejando una estela de muertes, perdidas económicas y vivencias traumáticas en la población.
Las situaciones superan la capacidad de respuesta gubernamental y organizaciones psicológicas deben coadyuvar
para hacer frente a estas crisis múltiples, ejecutando una serie de acciones que van desde un rápido aprendizaje
de la intervención de PAP a distancia, aprovechamientos de medios de comunicación para la psi coeducación,
hasta la ejecución de estrategias propias de la psicología del desastre respetando las indicaciones de seguridad
frente a la pandemia.
Durante la crisis sociopolítica la Asociación Nicaragüense para el Desarrollo de la Psicología, ANDEPSI y la
Sociedad Interamericana de Psicología, SIP, elaboraron un programa formativo y facilitador de herramientas y
estrategias de intervención, que buscó llegar a la víctima directa e indirecta y a su vez apoyar en el auto cuido y
crecimiento profesional de las y los psicólogos implicados. Su ejecución se planteó en cinco etapas: formación
del grupo, diseño de programa, capacitación, aplicación y multiplicación del conocimiento. Asimismo, se ofreció
atención psicoterapéutica para los psicólogos implicados en la atención directa, de parte de los integrantes del
GT Violencia-resiliencia.
De cara a la pandemia se efectuaron intervenciones por tele psicología, campañas informativas y educativas
desde los medios de comunicación y traducción de dichos mensajes a lenguas misquitas y creoles, que son
propias de algunas regiones de la Costa Caribe.
Con la llegada de los huracanes, se atendió con estrategias de intervención comunitaria post huracán en zonas
fuertemente afectadas y se brindó asesoría a grupos de psicólogos que intervinieron durante el paso de los
huracanes.
De noviembre 2020 a febrero 2021, las estrategias fueron diversificadas y ejecutadas de manera simultánea para
el abordaje de todas las crisis. Dando como resultados, aparte de grandes beneficios para quienes recibieron el
apoyo, mucho aprendizaje para el equipo, la sistematización de buenas prácticas y lecciones aprendidas.
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Sobre ilusiones, certezas y retos pendientes en percepción visual
Dr. German Palafox Palafox
Uno de los problemas centrales de la psicología científica se refiere al hecho de ¿cómo conocemos? se plasma
claramente en la alegoría de la caverna de Platón, pues a través de ella se debate el papel de las impresiones
sensoriales, de la memoria y de la razón para cimentar nuestro conocimiento y llegar a la verdad. Los sentidos
nos engañan, nos juegan trucos e ilusiones, es el dictum platónico: una ilusión no puede ser una fuente confiable
de conocimiento.
Sin embargo, el estudio de las ilusiones ha sido una de las principales herramientas para entender como
percibimos y conocemos el mundo a través de la visión.
En un sentido amplio, el mundo visual que experimentamos es ilusorio: no corresponde a la información
sensorial que recibimos.
En los últimos 60 años hemos presenciado grandes avances en el conocimiento de la neuroanatomía funcional
del sistema visual, de las capacidades y límites perceptuales determinados psicofísicamente, de los trastornos
de la visión, de la percepción visual comparada y sobre todo, de los requerimientos computacionales para que
la visión sea posible.
El presente trabajo, describe de manera general algunos de los avances sobre lo que sabemos con cierta certeza
(¡o qué creemos saber!), acerca de como percibimos el mundo visualmente, así como un par de retos prácticos
y teóricos pendientes.
La Cultura de Paz y su vínculo con la Salud Mental y Emocional
Delia Pérez Guerrero
¿Qué tiene qué ver la salud mental con la paz? Aparentemente son dos vocablos y ámbitos distintos, pero
su relación es primordial y más enfática en estos tiempos. Van aparejados uno con el otro, son indisociables
en lo teórico y práctico. Una persona sin estabilidad emocional no posee paz interior y, por ende, tampoco
para con su entorno y allegados. Una persona que emana paz verbal, física y espiritual, consecuentemente su
tranquilidad emocional será mejor y mucho más notoria a la de alguien que padece conflicto; la paz es interior y
a la vez exterior, bidireccional, no de una sola vía, no es posible estar en paz consigo mismo y mal con los demás
o viceversa. En un supuesto lógico o ideal, recibes lo que das. Por las palabras y actitudes es reconocible quien
goza de paz y salud emocional, según el adagio bíblico “por sus hechos los conoceréis” y conforme a la evidencia
tácita exigida por técnicos y científicos, paz y salud mental van intrínsecamente coligadas. Veamos lo que dicen
tres entidades autoridad en la materia:
De acuerdo a los criterios que marca de manera puntual la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud
mental es “un estado de bienestar en el que el individuo se da cuenta de sus propias habilidades, puede hacer
frente al estrés normal de la vida, puede trabajar de manera productiva y fructífera, y es capaz de hacer una
contribución a su comunidad”.
La UNESCO afirma, la educación para la salud y el bienestar debe ser de calidad, es su cimiento fundamental.
Para llevar una vida productiva y saludable cada individuo debe poseer los conocimientos necesarios para la
prevención de enfermedades y patologías. Por diferentes ángulos y perspectivas, la cultura de paz se encuentra
estrechamente ligada a las teorías de la salud de las emociones y de la mente en las personas. Las posturas de
las neurociencias en el tema de la paz, se encuentran completamente relacionadas a la producción de sustancias
que nos generan placer y bienestar.
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El Instituto de Salud del Estado de México afirma que la salud emocional, es el equilibrio donde nos sentimos
bien con nosotros mismos y con los demás. Es el complemento para una vida activa y sana. Consiste en aprender
a reconocer nuestras emociones y desarrollar un comportamiento que permita expresarlas. El manejo adecuado
de emociones y sentimientos es parte fundamental de la salud emocional.
Por tanto, la cultura de paz implica mayor trascendencia de lo que parece, ya que lograr una paz mental, conlleva
a la salud que repercute en la emoción de las personas y en su mejoramiento bioquímico en su organismo. Se
constata desde diferentes perspectivas y en especial, desde enfoques psicológicos, que “aquello que no explota,
implota”, es decir, aquellas emociones que no se manifiestan, en particular las negativas, encuentran una
repercusión directa y seria en el organismo y en el estado emocional de las personas, trayendo consecuencias
en sus relaciones sociales y familiares.
En las ideaciones suicidas aparecen una serie de síntomas relacionados a la falta de expresión de las emociones
y los mecanismos para canalizarlas adecuadamente. Los actos de violencia son actos que finalmente llegan a
revertirse hacia las personas en algún momento de su vida. Si partimos de la idea que la cultura de paz es generar
comportamientos que rechazan la violencia, se entiende entonces que los comportamientos al no ser de tipo
genéticos, estos se pueden aprender, desaprender y volverse a reaprender de manera más sana y bondadosa.
“La persona no es la conducta”, significa que la persona tiene comportamientos que se pueden modelar de tal
forma que generen tranquilidad y estabilidad emocional.
Citaremos un ejemplo que viene al caso: hoy ante esta crisis sanitaria, vemos por todos lados aparentes sujetos
autonombrados como “motivadores profesionales” que le hacen creer a las personas que, repitiendo frases
“positivas” o divulgando discursos “esperanzadores”, cambiarán su vida como por arte de magia. El declarar per
se no cura, el hacer por el camino indicado, sí. Claro, detrás de estos individuos siempre hay actos tendientes
en aprovecharse de la necesidad emocional de las personas. Son diferentes las “técnicas” de ayuda rápida
emocional y sin sustento profesional que se ofrecen, cuando en realidad los verdaderos logros en la vida son
retos y valores, resultado de una serie de estrategias planificadas, profesionales, sustentadas en protocolos
científicos, en donde los resultados son más que satisfactorios.
La Cultura de paz cuenta con perspectivas epistemológicas, antropológicas y políticas, tendientes a darle
un sentido científico, unidas a la educación emocional, la mediación, las artes, las disciplinas holísticas y las
humanas, la meditación, la psicología positiva y la psicoterapia Gestalt entre otros conocimientos. Paz y salud
emocional, dos ámbitos de urgente aplicación social, donde los juristas, psicólogos y científicos, principalmente,
deben sentarse a debatir, concretar y dejar de hablar estos temas por separado.
La Atención Psicológica a Distancia en Salud 1
Dr. J.J Sánchez Sosa
Facultad de Psicología, UNAM
La pandemia de COVID-19 generó una rápida transición en la que reuniones, conferencias y consultas de salud
requieren hacerse a distancia y los especialistas en ciencias del comportamiento y sus usuarios no son excepción
a esta necesidad. La atención a distancia, especialmente en la interfaz salud-conducta busca facilitar acceso
a los servicios requeridos. El reto consiste en no sacrificar efectos clínicos o preventivos eficaces, ni calidad
metodológica en la investigación.
1 Resumen in extenso de la Conferencia Magistral en el XXVIII Congreso Mexicano de Psicología, noviembre de 2021. El presente trabajo
fue posible gracias al financiamiento del programa PAPIME de la UNAM: PE-314319. El autor agradece los comentarios de la Dra. Angélica Riveros a
una versión preliminar del manuscrito.
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Durante las cuarentenas, muchas personas se sienten abrumadas, ansiosas y desarrollan deterioro emocional y
adaptativo, por lo que la continuidad de la atención resulta esencial. Los expertos en ciencias del comportamiento
que atienden la salud mental requieren sopesar cuidadosamente sus opciones para brindar atención a distancia
a sus usuarios actuales o nuevos.
Más de 20 años de investigación respaldan la eficacia de las intervenciones basadas en investigación científica
y evidencia clínica, cuidadosamente administradas a distancia, incluso por teléfono. Mucho antes de que las
videoconferencias fueran una opción, diversos profesionales de la salud se conectaban con los usuarios por
teléfono y les proporcionaban intervención basada en evidencia y recolectaban datos de investigación relevantes
Una revisión de 13 estudios reveló reducciones significativas en síntomas de ansiedad y depresión con tratamiento
administrado por teléfono (Coughtrey y Pistrang, 2018). Estos hallazgos se extienden a poblaciones de pacientes
con trastornos médicos y adultos mayores. Estos tipos de usuarios pueden tener menos familiaridad y acceso a
videoconferencias y a menudo corren un mayor riesgo de contraer COVID-19, por lo que la opción a distancia en
general y la telefónica son opciones a examinarse y adoptarse.
Estudios que comparan la “tele-terapia” con la presencial, revelan que los pacientes en tele-terapia completan
un mayor número de sesiones antes de abandonar el trabajo terapéutico (Hernández-Tejada y otros, 2014).
Una fuerte alianza terapéutica, la prevención de recaídas y la mejora de conductas de autocuidado de la salud
también se han logrado con éxito mediante intervención telefónica (Baker et al., 2018).
En otro contexto, el acceso a los servicios de internet, y quizá en menor medida a los telefónicos, implican una
cuestión de equidad sanitaria y justicia social. Muchos usuarios y algunos profesionales no tienen acceso ni
capacidad para utilizar teléfonos celulares con video o internet, suficiente “banda ancha” o conexiones de fibra
óptica. Esto es especialmente cierto en grupos de población vulnerables a los que prestan servicios los expertos
en comportamiento, entre otros: adultos mayores, personas con discapacidad, habitantes de zonas rurales y
personas con ingresos económicos bajos.
Para que la atención de salud mental a distancia sea una herramienta óptima se requiere equilibrar los avances
en tecnología, con viabilidad, comodidad y competencia propias al implementarla. Las personas expertas en la
interfaz salud-conducta requieren estar capacitadas para ayudar a otros a adaptarse y cambiar el comportamiento.
El presente es un momento crítico y oportuno para ampliar nuestra capacidad de satisfacer las necesidades de
los usuarios, con nuevas estrategias.
La recolección de datos en línea es una tarea medular, tanto para un servicio eficaz como para hacer investigación
aplicada sólida en tele-salud. En este contexto hay tipos de estudios mejor adaptados tales como lo que
exploran el impacto psicológico del Covid-19 en la salud mental. Varios estudios evalúan las respuestas de
los participantes ante reactivos presentados en computadora, otros diseñan, desarrollan o adaptan y validan
escalas e instrumentos de medición.
También hay estudios piloto para examinar la viabilidad de intervenciones y documentar ventajas para la
investigación. Algunas ventajas incluyen que no se requiere interacción presencial entre el participante y el
investigador para evitar posibles contagios; permite ahorrar recursos al profesional (tiempo, dinero, uso de
espacios físicos, etc.) pero también al usuario; la recolección de datos y experimentación virtual ocurre cuando
es necesaria o conveniente y hay más capacidad de captación y reclutamiento de participantes.
Ventajas adicionales documentadas incluyen menor dificultad para participar, flexibilidad y comodidad para
participantes, disminución de errores humanos y de sesgos del investigador por recolectarse los datos de
manera automática. También es posible recopilar datos complejos como tiempos de respuesta, conductas en
entrevistas, etc. Cuando hay video se incluyen variables como expresiones faciales, corporales o exploración de
la proxémica.
Sin embargo, si la interacción sólo es automática como en el caso de intervenciones administradas por plataformas
con opciones y árboles de decisión lógica hay mayor probabilidad de que los participantes cometan errores por
la imposibilidad para aclarar dudas o entender instrucciones. También se dificulta o se imposibilita verificar si las
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respuestas son “reales” u “honestas”, y si los participantes realmente se ajustan a las características del estudio
(criterios de inclusión) o para replicar condiciones y hay mayor probabilidad de respuestas incompletas o tareas
inconclusas. Estas son otras condiciones que pueden hacer preferible el contacto telefónico.
Para superar estas desventajas se requiere hacer ejercicios de predicción para problemas de comprensión
de consentimientos informados y materiales de apoyo y tener presente que no toda la población tiene las
habilidades para el manejo de medios electrónicos digitales.
Cuando hay limitaciones para el acceso a instrumentos y tecnología digital o destrezas para su uso hay riesgo de
tener que trabajar sólo con poblaciones con medios electrónicos más costosos, lo cual también sería un contexto
natural para optar por la atención telefónica. Esta opción requiere buena investigación aplicada expresamente
sobre la comunicación sólo audiofónica como objeto de estudio aunque, afortunadamente, los individuos, las
familias y las comunidades tienen buena experiencia natural en el uso e interpretación de la comunicación
verbal, aún en ausencia de señales visuales.
Esta experiencia se ha desarrollado probablemente desde hace tantas décadas como han transcurrido desde
la invención del teléfono a fines del siglo XIX y se agrega nuestra propia experiencia cuando hablamos por
teléfono. También surge de la observación cotidiana de la conducta verbal y expresiva de personas que hablan
con quien está al otro extremo de la línea telefónica a la cual no podemos escuchar ni ver. En efecto, nos hemos
familiarizado con el significado emocional, cognitivo e instrumental de reacciones que observamos en nosotros
mismos y en otras personas durante llamadas telefónicas. Cuando ubicamos esas expresiones en nuestro
contexto cultural, los aspectos psicológicos de ese comportamiento requieren relativamente poca inferencia y
por tanto se convierten en variables relevantes para registrar y abordar el funcionamiento psicológico de quien
acepta nuestra ayuda profesional. A esas señales se agrega la propia descripción verbal sobre los componentes
emocionales, cognitivas e instrumentales que da la persona.
Aunque al trabajar sin imagen se pierde parte de la información tal como la expresión facial y el tono corporal,
su ausencia se ha ido sistemáticamente reemplazando con numerosas señales adicionales a la congruencia
entre el contenido y la expresión verbal. Esto representó un desafío fascinante para la psicología clínica desde
mediados del siglo pasado cuando se publicaron los primeros estudios sobre intervenciones terapéuticas
por teléfono (Lester, 1972; Teegen, et al., 1972; Thomas, 1964). El desafío consistió en cómo operacionalizar
variables comportamentales relevantes sin ver a una persona.
De manera gradual, y con el avance de servicios a distancia, se fue detectando el valor informativo de señales
relevantes y de significado detectable para su uso clínico, entre otros, la intensidad de la voz, el ritmo del
habla, el tono de voz, la frecuencia y duración de silencios ante contenidos verbales específicos, la latencia ante
contenidos dados por quien hace la terapia, el ritmo e intensidad de la respiración, y espasmos como los propios
del sollozo o la risa. Lo anterior se agrega a otras señales tales como la congruencia entre un tono emocional
surgido del conjunto de las señales mencionadas y su contenido verbal. Es de destacarse que la configuración
final con ya con sentido clínico surge del conjunto articulado de todas esas señales, incluyendo las del terapeuta.
La Tele-atención requiere, adicionalmente, por sus características, cuidados éticos adicionales a los que
generalmente se toman en cuenta y que están contenidos tanto en los códigos vigentes como en la normatividad
aplicable como la de la Ley de Salud Mental, especialmente en tiempos de crisis como los impuestos por la
pandemia de covid-19. Existen, entre otros, cuatro grupos de requerimientos de la práctica profesional al
satisfacer estas necesidades de servicio.
1. Apoyarse en un Comité de Ética para facilitar satisfacer necesidades de usuarios, pacientes, supervisados y
estudiantes.
2. Obtener formación y apoyo con los nuevos recursos para desarrollar y ampliar las competencias como
especialistas en comportamiento, de acuerdo con el principio ético de "Mantener la competencia". Es importante
procurar ampliar nuestra red contactando colegas expertos a quienes consultar y que puedan supervisar nuestro
trabajo profesional o nuestro estado personal.
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3. Considerar la canalización (referencia a otros colegas o profesionales) ante la sensación de carencias en
nuestras competencias, falta de acceso a tecnología y necesidades concretas de los usuarios que no podemos
satisfacer. Estas son razones medulares para referirlos con colegas más aptos en tele-servicio. Necesitamos
evaluar las necesidades de cada consultante, a la luz de nuestras propias capacidades profesionales y canalizar a
otros que presten los servicios necesarios, de conformidad con la norma “Terminación del servicio o la terapia”.
4. Cuídarse. Es importante no olvidar que es un mandato ético cuidarte a ti misma(o).
Es necesario autoevaluarse, apoyarse en colegas cuando haga falta y tomarse el tiempo para “desconectarse”
de noticias repetitivas u otros estresores. Lo anterior para recuperar estados emocionales adecuados, tomar
buenas decisiones e implementar intervenciones clínicas eficaces, basadas en investigación científica y evidencia
clínica, especialmente ante la incertidumbre de esta época sin precedentes. Necesitamos autocuidado y hacer
de conectarnos con nuestra comunidad de colegas una buena costumbre.
Se presentan brevemente en la conferencia, ejemplos reales, recientes del trabajo a distancia de nuestros
colegas y egresados en el contexto de pacientes con insuficiencia cardiaca, deterioro en cuidadores de pacientes
terminales y atención psicológica a personal de salud.
Referencias
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Coughtrey, E. & Pistrang, N. (2018). The effectiveness of telephone- delivered psychological therapies for
depression and anxiety: A systematic review. Journal of Telemedicine and Telecare, 24(2), 65-74. https://doi.
org/ 10.1177/1357633X16686547
Hernandez-Tejada, M.A., Zoller, J.S., Ruggiero, K.J., Kazley, A.S. & Acierno, R. (2014). Early treatment withdrawal
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Psychiatry in Medicine, 48(1), 33-55. https://doi.org/10.2190/PM.48.1.d
Lester, D. (1972). The evaluation of telephone counseling services. Crisis Intervention, 4(2), 53–60.
Teegen, F., Kranz, D., & Fittkau, B. (1972). Investigation of the effectiveness of psychotherapeutic counseling by
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Thomas, K. (1964). Manual of suicide prevention: Psychopathology, psychology, and psychology of religion
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Varker, T., Brand, R. M., Ward, J., Terhaag, S., & Phelps, A. (2019). Efficacy of synchronous telepsychology
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rapid evidence assessment. Psychological Services, 16(4), 621–635. https://doi.org/10.1037/ser0000239
Gestión de los factores de riesgo psicosocial en el trabajo (NOM-035) desde la Psicología de la Salud y de las
Organizaciones. Retos, roles y oportunidades 1 .
Dr. Miguel Alejandro Villavicencio Carranza
Especial y mayor interés, tanto en los factores de riesgo psicosocial como en la promoción del entorno
organizacional benéfico, se muestra en el ámbito empresarial de manera naciente, principalmente debido a
la entrada en vigor de la Norma Oficial Mexicana NOM-035-STPS-2018, de implementación obligatoria y cuyo
objetivo es establecer los elementos para identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial, así
como para promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo.
Aunque el estudio de los factores de riesgo psicosocial puede parecer reciente, las investigaciones acerca del
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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impacto y los efectos que diversos factores relacionados con el trabajo tienen sobre los trabajadores, son
remotas. Por citar un ejemplo, en el antiguo Egipto y en el período griego y romano fueron señalados ciertos
tipos de problemas de salud causados por el trabajo (Japan Human Factors and Ergonomics Society, s.f.).
Igualmente, deben ser consideradas las investigaciones realizadas por Bernardino Ramazzini, considerado
el Padre de la Medicina Ocupacional, a finales de los años 1600, quien abarcó tanto el diagnóstico como la
implementación de acciones de prevención de problemas de salud presentados por los empleados debido a la
exposición a ciertas substancias, así como los que se derivaron de mantener una postura corporal inadecuada,
levantar objetos diversos (levantar cargas) y realizar movimientos repetitivos, prolongados, violentos e irregulares
durante el desempeño de las actividades laborales.
Otros autores aportaron conocimiento a este campo de manera posterior a Ramazzini, entre ellos Jastrzębowski
quien en 1857 acuñó el término “Ergonomía”, y Joteyko quien en 1919 publicó en “The Science of Labour and Its
Organization” sus análisis sobre la medición de la fatiga laboral y los principios de la gestión científica del trabajo
(Japan Human Factors and Ergonomics Society, s.f.).
Otros estudios pioneros que deben ser mencionados y pertenecen al campo de la Psicología son los realizados
por Elton Mayo, Psicólogo australiano, los cuales tuvieron lugar hace casi 100 años (Smith, 1998).
Así, desde hace aproximadamente 100 años, han tenido lugar diversas investigaciones generadas tanto desde
el área de la Psicología de la Salud como de la Psicología de las Organizaciones, las cuales han contribuido a
reconocer la importancia de diagnosticar, diseñar e implementar intervenciones ad-hoc, basadas en evidencia
científica, que permitan no solo conservar, incrementar o recuperar la salud y la calidad de vida de las personas
sino de las organizaciones o empresas como entidades. A partir de ello es posible para las empresas lograr sus
objetivos, aumentar su desempeño y alcanzar mayores niveles de productividad, lo que les habilita para ser
competitivos.
De acuerdo con la OIT (1986), los factores psicosociales en el trabajo consisten en interacciones entre el trabajo,
su medio ambiente, la satisfacción en el trabajo y las condiciones de su organización, por una parte, y por la
otra, las capacidades del trabajador, sus necesidades, su cultura y su situación personal fuera del trabajo, todo
lo cual, a través de percepciones y experiencias, pueden influir en la salud y en el rendimiento y la satisfacción
en el trabajo. En cuanto a los factores de riesgo psicosociales, el mismo organismo señala que son aquellas
características de las condiciones de trabajo que afectan a la salud de las personas a través de mecanismos
psicológicos y fisiológicos a los que se llama estrés (OIT, 2013).
Al respecto, las características que se han identificado a lo largo de las distintas investigaciones como factores
de riesgo psicosocial en el trabajo son numerosas, por ejemplo: el control o la autonomía sobre el contenido
de las tareas y sobre el tiempo de trabajo (incluyendo el tiempo de descanso); la aplicación de habilidades y
conocimientos en el desempeño de las actividades laborales; el sentido de pertenencia; el nivel de exigencia
psicológica; el trato y el apoyo de compañeros y superiores; las recompensas y el reconocimiento del esfuerzo
y el desempeño; el salario en función del nivel de puesto y las responsabilidades asignadas; la violencia, los
conflictos en el trabajo y la interferencia trabajo – familia; la satisfacción y la percepción al respecto de la
permanencia y la continuidad en el trabajo/empresa; la gestión, por parte de la empresa, de la seguridad y los
riesgos percibidos por los empleados; las condiciones ambientales; el trabajo en equipo; el compañerismo; la
infraestructura y los recursos materiales/tecnológicos con los que cuenta el empleado; el estilo de liderazgo y
de comunicación, entre otros.
Cabe mencionar que desde la Psicología Industrial/Organizacional, varias de estas características han sido
tradicionalmente diagnosticadas bajo la categoría de “clima organizacional” y se sabe que forman parte de la
cultura laboral. Aunque a partir de esa óptica no necesariamente han sido consideradas como factores de riesgo
psicosocial, los estudios demuestran consistentemente y con diversas intensidades, el efecto que tienen en
múltiples variables organizacionales, tales como el ausentismo, la rotación de personal, el nivel de desempeño
individual y grupal, la satisfacción laboral, la satisfacción del cliente y, en general, los resultados globales
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obtenidos, es decir, a nivel de organización o empresa.
El conocimiento que brinda el área de la salud demuestra y permite comprender que distintas consecuencias
de la exposición de los empleados a este tipo de riesgos pueden ser presentadas por los individuos, todas
ellas pertenecientes al ”estrés laboral”, el cual de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo está
determinado por la organización donde trabaja el empleado, el diseño del trabajo y las relaciones laborales y se
produce cuando las demandas del trabajo no se ajustan o superan las capacidades, los recursos o necesidades
del trabajador, o cuando los conocimientos o habilidades de un trabajador o de un grupo para hacer frente a los
requerimientos del contexto laboral y las tareas, no se ajustan a las expectativas de la cultura organizacional de
la empresa (OIT, 2012) .
El estrés laboral afecta negativamente a los empleados, en diversa intensidad, en los siguiente niveles: en el
cognitivo, las personas pueden presentar falta de concentración o dificultad para la toma decisiones, ideas
recurrentes, distorsiones cognitivas, olvidos frecuentes, afectaciones en la memoria a corto plazo, incapacidad
para reconocer sus propias habilidades y recursos, entre otros; en el emocional, se manifiesta ansiedad,
depresión, trastornos psicosomáticos o apatía, falta de control emocional, menor tolerancia a la frustración,
por mencionar algunos; en el fisiológico, se presentan alteraciones de los sistemas cardiovascular, respiratorio,
gastrointestinal, inmunitario, endocrino y muscular; a nivel conductual, puede iniciar o incrementarse el abuso
de alcohol, tabaco u otras substancias estimulantes ya sea legales o ilegales, cambio en las conductas habituales
y saludables, diminución en la capacidad para interactuar de manera asertiva o apropiada, entre otras.
La importancia de prevenir y eliminar el estrés a nivel individual y en el trabajo es evidente. A nivel internacional,
algunos países adoptaron medidas para gestionar los factores de riesgo psicosocial hace varias décadas. En
México, la expedición de la NOM- 035 a finales del año 2018, fue un acierto y puede ser una acción que favorezca
no sólo las condiciones del trabajo y la calidad de vida de los empleados, sino un impulsor de la competitividad
nacional.
Sin embargo, varios aspectos deben tenerse en cuenta al respecto de la gestión de los factores de riesgo
psicosocial y la implementación de la NOM-035-STPS-2018, si el verdadero propósito es cumplir con el objetivo
establecido en dicha Norma y alcanzar los máximos beneficios que puede brindar. En primer lugar, las carencias
que en relación con las propiedades psicométricas presenta la guía de referencia III de la NOM- 035, con la cual
se identifican los factores de riesgo psicosocial y sus niveles. En segundo, la perspectiva que muestra la NOM-035
sobre la manera en que se gestionan dichos factores y se promueve un entorno laboral favorable. En tercero, como
consecuencia lógica de la obligatoriedad en la implementación de la NOM-035-STPS- 2018, el naciente interés
que también se ha despertado en personas físicas y morales que ofrecen servicios de asesoría o consultoría,
proveedores de servicios que muestran un mayor énfasis en el mero cumplimiento de las disposiciones mínimas
contenidas en la NOM-035, sin mayor énfasis hacia la apropiada gestión de los factores de riesgo psicosocial
en el trabajo, la prevención ni la atención del estrés laboral. En cuarto, la cultura empresarial mexicana que
prevalece. En quinto, pero no por ello menos importante, la cultura alrededor del ejercicio profesional de los
psicólogos de la salud y de las organizaciones.
Sobre este quinto aspecto resulta de vital importancia reflexionar y actuar, entre otros, en:
• El rol de los Psicólogos de las Organizaciones y de la Salud en el contexto empresarial-organizacional
mexicano.
• El fomento al trabajo conjunto de los profesionales de la Psicología de la Salud y de la Psicología
Organizacional/Industrial.
• El rol de las asociaciones profesionales de psicólogos y su vínculo con otras, principalmente de profesiones
afines.
• El papel que las entidades responsables de la formación académica tienen.
• El papel de las entidades o áreas que realizan investigación aplicada.
• El vínculo academia - asociaciones profesionales – empresa.
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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Por consiguiente, serán señalados y discutidos con amplitud durante la conferencia los cinco aspectos
mencionados, esto con el propósito de identificar y superar los retos que actualmente se presentan en distintos
niveles, clarificar los roles que desde la Psicología de la Salud y la Psicología de las Organizaciones se deben
ejercer y, finalmente, valorar y aprovechar las oportunidades que aparecen alrededor de la NOM-035.
REFERENCIAS
Japan Human Factors and Ergonomics Society. (s. f.). What is Ergonomics. https://www.ergonomics.jp/e_
index/e_outline.html
Organización Internacional del Trabajo. (1986). Factores psicosociales en el trabajo: Naturaleza, incidencia y
prevención. Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra.
• - (2012). SOLVE: Integrating health promotion into workplace OSH policies – Trainer’s guide. Geneva:
International Labour Office.
• - (2013). Género, salud y seguridad en el trabajo. Hoja informativa 3. Equipo Técnico de Trabajo Decente
de la OIT para América Central, Haití, Panamá y República Dominicana.
Pope, M. H. (2004). Bernardino Ramazzini: The Father of Occupational Medicine. Spine, 29(20), 2335–2338.
doi:10.1097/01.brs.0000142437.70429.a8
Smith, J.H. (1998). The Enduring Legacy of Elton Mayo. Human Relations, 51(3), 221–249. doi:
10.1177/001872679805100302
Norma Oficial Mexicana NOM-035-STPS-2018, Factores de riesgo psicosocial en el trabajo – Identificación,
análisis y prevención. Secretaría del Trabajo y Previsión Social. https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codi
go=5541828&fecha=23/10/2018
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Presentaciones Simposio
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Simposio
Factores de riesgo y factores protectores asociados a la salud mental en jóvenes y adolescentes.
Dra. Mónica Fulgencio Juárez.
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Recientemente ha habido un mayor interés por la salud durante la adolescencia, gracias a esto existe un
mayor conocimiento acerca de las causas de la morbilidad y mortalidad de este grupo, así como del tipo de
investigaciones e intervenciones que se deben dirigir a los adolescentes (Bustreo y Chestnov, 2013; OMS, 2019).
Los adolescentes representan aproximadamente una sexta parte de la población mundial (OMS, 2019). En el
estado de Michoacán de Ocampo, los adolescentes constituyen el 46% del total de la población. Este grupo de
edad, en general, tiene buena salud, pero presentan un alto índice de mortalidad prematura y las principales
causas están relacionadas con lesiones y accidentes por violencia o imprudencia. Se calcula que en 2015
murieron 1,2 millones de adolescentes, es decir, más de 3000 al día, en su mayoría por causas prevenibles o
tratables; las lesiones por accidentes de tránsito fueron la principal causa de mortalidad en 2015; la mitad de
todos los trastornos de salud mental en la edad adulta empiezan a manifestarse a los 14 años, pero la mayoría
de los casos no se detectan ni son tratados; y cada año se registran en el mundo 44 nacimientos por cada 1000
chicas de 15 a 19 años.
Debido a esta situación, la OMS publicó en 2017, un informe sobre la aplicación mundial de medidas aceleradas
en favor de la salud de los adolescentes "Global Accelerated Action for the Health of Adolescents". Este informe
confirma los hallazgos reportados por diferentes investigadores en el sentido de que los principales problemas
detectados son: el uso de sustancias, problemas de salud mental, violencia, nutrición y conductas sexuales de
riesgo.
La adolescencia es una etapa que se define como la transición entre la infancia y la edad adulta (Crone y Dahl,
2012; OMS, 2019). Varios autores coinciden en que ocurre entre los 10 y los 19 años, con el inicio de la pubertad;
por lo que se caracteriza por cambios dramáticos en los niveles hormonales (Blakemore, Burnett, y Dahl, 2010;
Crone y Dahl, 2012).
Es una de las etapas de transición más importantes en la vida, pues se presentan una gran cantidad de cambios
físicos y un crecimiento a un ritmo acelerado, que únicamente se compara con el desarrollo que ocurre en el
primer año de vida (OMS, 2019). Además del desarrollo físico, en este periodo se logra la maduración cognitiva y
social, se presentan cambios drásticos en los niveles hormonales, como un aumento importante en la secreción
de andrógenos suprarrenales, esteroides gonadales y hormona del crecimiento (Berger, 2007; Blakemore,
Burnett, y Dahl, 2010).
Dentro de los cambios biológicos que ocurren se encuentran: un crecimiento físico rápido; la diferenciación
sexual con modificaciones en la estructura facial, la voz y las características corporales; cambios metabólicos;
alteraciones en el sueño y en la regulación circadiana; así como una amplia gama de cambios sociales, de
comportamiento y emocionales (Berger, 2007; Crone y Dahl, 2012).
Así mismo, la adolescencia representa un periodo crítico de desarrollo pues se caracteriza por cambios en la
estructura del cerebro y en su funcionamiento; particularmente en regiones de la corteza que están involucradas
con procesos cognitivos superiores como la memoria, cuya capacidad puede aumentar. Las conexiones nerviosas
y las vías de conexión en el cerebro cambian para adaptarse a las necesidades del ambiente (Fuhrmann, Knoll y
Blakemore, 2015; Spear, 2013). La materia gris comienza a disminuir y adelgazarse, lo cual se asocia al progreso
de las habilidades cognitivas o de razonamiento. Este proceso puede reflejar una organización más eficiente del
cerebro, pues se eliminan las conexiones redundantes y se aumenta la velocidad de la transmisión eléctrica a
través de los axones debido a la mielinización (Blakemore et al., 2010).
Debido a que las conexiones de las áreas cerebrales asociadas con las emociones apenas están madurando,
Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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los adolescentes pueden ser más vulnerables a desarrollar trastornos del estado de ánimo como depresión
o ansiedad (Andersen y Teicher, 2008; Berger, 2007). Además, se ha demostrado que existen factores que
ponen en riesgo al adolescente como el consumo de drogas y alcohol, la desnutrición, la pobreza, el estrés,
una interacción negativa con los padres y el aislamiento social (Blakemore et al., 2010; Johnson, et al., 2016;
Putwain, 2007; Qu et al., 2015).
También se ha encontrado que existen factores protectores como las habilidades sociales, la resiliencia, las
interacciones positivas con otras personas y especialmente con los padres, así como el involucramiento de los
padres en la vida del adolescente (Henderson, 2015; Tan, Lee, Dahl et al., 2014; Qu et al., 2015). Al parecer
la relación positiva entre padres e hijos se asocia de manera importante con una reducción de problemas de
conducta como uso de drogas y alcohol, conducta antisocial y conductas sexuales de riesgo (Jessor, et al., 2003;
Qu et al., 2015).
Debido a lo anterior, los trabajos presentados en este simposio pretenden proporcionar información respecto
a los factores de riesgo y factores protectores que se presentan en la muestra estudiada de adolescentes de
Morelia, Michoacán; para desarrollar intervenciones dirigidas a mejorar sus condiciones de salud mental.
Relación entre ideación suicida y ambiente familiar en adolescentes.
Lic. Sandra Esperanza Reséndiz Pérez, Lic. Jorge Arturo Morales Silva, Mtra. Ireri Paleo Garnica,
Dra. Mónica Fulgencio Juárez y Dr. Roberto Oropeza Tena.
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Descriptores: Ideación suicida, Depresión, Ambiente familiar, Adolescencia, Padres.
El suicidio es un fenómeno preocupante, en la actualidad la tasa de muerte por suicidio ha incrementado INEGI,
2018 y el 75 de estas muertes se registran en adolescentes de 15 a 29 años, generando un problema de salud
pública Organización Panamericana de la Salud OPS 2014, actualmente en Michoacán en año 2010 al 2019, los
casos de suicidio incrementaron de 151 casos a 373 de acuerdo con los datos de la Fiscalía General del Estado en
el año 20192020 se registro en promedio una muerte por suicidio al día Caporal 2020, el suicidio en adolescentes
ha generado una gran preocupación, es importante mencionar que la ideación suicida es una fase de suma
importancia, ya que en esta fase nos da pautas para la prevención del acto suicida. Esta investigación tuvo como
objetivo identificar la relación entre ideación suicida y ambiente familiar en adolescentes de educación media
básica.
Método
Participantes
Se trabajó con una muestra de 2068 estudiantes, la cual se obtuvo a partir de un muestreo por conglomerados
probabilístico multietápico para su selección se tomaron en cuenta los registros oficiales de la Secretaría de
Educación del estado que indica que hay 37572 estudiantes registrados en la zona urbana de Morelia. Los
participantes tenían un rango de edad de 11 a 17 x 13.37 DE 0.98, 51.5 fueron mujeres y 48.5 hombres.
Instrumentos
Para llevar a cabo la evaluación se utilizó el General Health Questionnaire de Goldberg 1972, en su versión al
castellano y la Escala de Ambiente Familiar de Villatoro Villatoro, et al., 1997.
Procedimiento
Se estableció el contacto con las autoridades de las secundarias elegidas aleatoriamente por zona, para
explicarles los objetivo, alcances e importancia de la investigación, una vez dada su aprobación se brindó un
consentimiento informado a cada uno de los estudiantes, la evaluación de los estudiantes se realizó en los
salones de clases de manera estandarizada. Se capacitó a 30 evaluadores para realizar la aplicación siguiendo un
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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formato estandarizado, en cada grupo se contó con 3 o 4 evaluadores, uno dirigió la evaluación y los restantes
se encargaron del control y la supervisión del grupo. El protocolo de investigación se realizó considerando el
Reglamento de la Ley General de Salud, la Norma Oficial Mexicana NOM012SSA32012 que establece los criterios
para la ejecución de proyectos de investigación para la salud en seres humanos.
Resultados
Los hallazgos encontrados fueron que de 2068 estudiantes, 614 presentan depresión grave con ideación
suicida, mientras que 1364 no presentan esta psicopatología y 90 no completaron esta subescala. En cuanto
a la comparación entre hombres y mujeres en relación a la ideación suicida, se encontraron diferencias
estadísticamente significativas, se observa un mayor promedio de ideación suicida en mujeres 3.45, comparado
con el grupo de hombres 2.27. en la correlación entre ideación suicida y ambiente familiar se encontró una
correlación positiva baja r.367, p .01 entre la variable ideación suicida y hostilidad y rechazo, una correlacion
negativa r.373, p .01 entre la variable ideación suicida y comunicación del hijo hacia el padre, una correlación
negativa entre la variable ideación suicida y apoyo paterno r .373, p .01 se encontraron resultados significativos
pero bajos, para las variables ideación suicida y comunicación de los padres hacia el hijo r .201, p.01 y para las
variables ideación suicida y apoyo cotidiano del hijo r .269, p.01.
De acuerdo con los resultados, se observó que hay una relación entre las puntuaciones de depresión severa
e ideación suicida con distintas dimensiones del ambiente familiar se observó que los adolescentes que
presentaron puntuaciones altas en las variables de comunicación muestran menos síntomas depresivos, por lo
que los padres deben buscar establecer una adecuada comunicación a través de estrategias que les permitan
estar cerca y al pendiente de los hijos con el objetivo de establecer una relación social de calidad. En cuanto a
la comparación entre sexos, es más probable que la ideación suicida se presente en mujeres que en hombres,
debido a que se a identificado que los hombres tienden a recibir más ayuda de los padres cuando presentan
alguna problemática.
A través de estos datos recabados se concluye que existe relación entre la ideación suicida y el ambiente
familiar, los adolescentes que perciben hostilidad y rechazo en su ambiente familiar pueden presentan rasgos
de ideación suicida, en cambio los adolescentes que perciben una adecuada comunicación y apoyo por parte de
los padres presentan niveles bajos de ideación suicida. Al llevar a cabo la comparación entre sexos se encontró
que las mujeres presentan una mayor tendencia a la depresión severa e ideación suicida en comparación con
los hombres.
El fenómeno suicida debe de ser visto de manera integral, ya que no solo se encuentran las decisiones de los
individuos, sino también las condiciones de vida en las cuales se desarrollan, debido a esto, es de importancia
desarrollar formas de identificación de población en riesgo y profundizar en los patrones que se presentan en
los intentos suicidas de los adolescentes.
Referencias
Caporal, I. 2020. Coordinación de comunicación social. Síntesis informativa. Congreso de Michoacán de Ocampo.
httpcongresomich.gob.mxfilePRIMERASPLANAS10sept2020.pdf
Goldberg, D. P. 1972.The detection of psyschiatric illness by questionnaire. Institute of Psychiatry. Oxford
University
Instituto Nacional de Estadística y Geografía. 2018. Mujeres y Hombres en México 2018. httpcedoc.inmujeres.
gob.mxdocumentosdownloadMHM2018.pdf
Organización Panamericana de la Salud. 2014. Mortalidad por suicidio en las Américas. Informe regional.
Washington, D.C. httpswww.paho.orghqdmdocuments2014PAHOMortalidadporsuicidiofinal.pdf
Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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Conductas alimentarias de riesgo y salud mental en adolescentes.
Mtra. Ireri Atzimba Paleo Garnica, Dra. Mónica Fulgencio Juárez y Dr. Roberto Oropeza Tena.
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Descriptores: Anorexia, Bulimia, Conductas alimentarias de riesgo, Salud mental, Adolescentes.
La preocupación por el peso y el culto que se le ha dado al ser delgado han influido en que exista un cambio
de la conducta alimentaria. Como resultado se han dado alteraciones que han provocado los Trastornos de
la Conducta Alimentaria TCA y las Conductas Alimentarias de Riesgo CAR en donde los patrones de ingestión
alimentaria se ven distorsionados. Se ha olvidado la importancia de tener un buen balance entre ingestión
y gasto de energía, puesto que la gente se somete a dietas restrictivas con la intención de perder peso por
cuestiones estéticas y no para la obtención de una adecuada salud física y mental Saucedo y Unikel, 2010.
Las CAR, son un ejemplo de conductas disfuncionales en la alimentación, son definidas por Saucedo y Unikel
2010, como conductas y actitudes asociadas con el deseo de conseguir o mantener una figura corporal delgada,
conductas disfuncionales similares a las que se presentan en los TCA, que incluyen aspectos tanto físicos como
mentales pero que se presentan con menor frecuencia e intensidad. Por lo tanto, no logran cubrir los criterios
diagnósticos, pero pueden ser precursoras de dichos trastornos. Entre las más frecuentes se encuentran el
seguimiento de dietas, uso de laxantes, diuréticos, anfetaminas, anorexigénicos o enemas, realización excesiva
de ejercicio y el vómito inducido Unikel et al., 2017.
Los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2006 mostraron una prevalencia de CAR del
0.9 en mujeres y 0.4 en hombres en 2012 alcanzaron el 1.9 en mujeres y 0.8 en hombres y en 2018, fue de
1.9 en mujeres y 0.7 en hombres estos datos indican un aumento, así como la presencia de estas conductas
especialmente en las mujeres. Entre los adolescentes de 14 a 19 años, la prevalencia de tener un trastorno es
de 1.8 superior a 0.6 estimado para el grupo de 1013 años.
Debido al incremento en estas conductas, el objetivo de la presente investigación fue conocer las conductas
alimentarias de riesgo en los adolescentes, así como conocer su relación con la salud mental.
Método
Participantes
Se trabajó con una muestra de 282 universitarios de nuevo ingreso, 55.3 del turno matutino y 44.7 del vespertino,
con relación al sexo fueron 18.9 hombres y 79.4 mujeres, con un rango de edad de 1821 años. Los participantes
fueron elegidos con base en un muestreo no probabilístico intencional.
Instrumentos
Se utilizaron como instrumentos un apartado de datos sociodemográficos En la primera hoja de los instrumentos
que se aplicaron, se incluyó la ficha de identificación de los alumnos, se le preguntó sexo, fecha de nacimiento,
estado civil y su colonia. También se pidieron datos de los padres como el nivel de estudios, ocupación y
estado civil, para identificar las conductas alimentarias de riesgo se utilizó el Cuestionario Breve de Conductas
Alimentarias de Riesgo CBCAR, para población mexicana, Unikel, Bojorquez y Carreno, 2004, el instrumento
evalúa con 10 reactivos la frecuencia de las conductas relacionadas con el deseo de adelgazar en los últimos tres
meses, mientras que para evaluar la salud mental se utilizó el General Health Questionnaire de Goldberg 1972,
en su versión al castellano Romero y MedinaMora, 1984, es un cuestionario autoadministrado que consta de 28
ítems agrupados en cuatro subescalas de 7 ítems cada una síntomas somáticos, ansiedad e insomnio, disfunción
social y depresión grave.
Procedimiento
La investigación se realizó utilizando un diseño no experimental de tipo descriptivo. Las evaluaciones se
realizaron de forma grupal, en las instalaciones del plantel educativo, de acuerdo con un formato de aplicación
estandarizado.
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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Resultados
Con relación a los resultados, del total de la muestra el 28.4 mencionan que no desayunan, mientras que el 69.9
refieren que sí, respecto al número de comidas en su mayoría realizan 3 comidas 57.8, pero el 31.2 realiza solo
una comida, y el 10.6 5 comidas.
Los resultados mostraron que las conductas de riesgo más frecuentes entre los alumnos fueron la preocupación
por engordar 34.4 y la ingesta excesiva de alimentos 41.8 y en menor porcentaje al consumo de laxantes 0.8 o
diuréticos 1.4.
Del total de participantes, se seleccionaron los casos utilizando el punto de corte para conductas alimentarias
de riesgo siendo 10 puntos, del total de participantes el 7.5 presentaron riesgo para desarrollar un trastorno de
la conducta alimentaria.
Con base en estos resultados se realizó un análisis de correlación rho de Spearman entre las conductas
alimentarias de riesgo y el cuestionario de salud mental, se encontraron correlación entre la puntuación total
de las conductas alimentarias de riesgo y la subescala de disfunción social rho. 478 y la subescala restricción de
la CBCAR y subescala la depresión severa del cuestionario de salud mental rho .511.
Se concluye que hace necesario implementar estrategias de salud pública centradas en la prevención de los
trastornos de la conducta alimentaria con la detección de las conductas alimentarias de riesgo en los adolescentes
tardíos, especialmente en las mujeres en el grupo de edad de 1419 años, ya que el presentar estas conductas
pueden traer consigo problemas asociados como la depresión y disfunción social.
Referencias
Instituto Nacional de Salud Pública Internet. Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 201819.
Resultados Nacionales. Disponible en httpsensanut.insp.mxencuestasensanut2018informes.php
Romero M. MedinaMora M. 1978. Validez de una versión del cuestionario general de Salud, para detectar
psicopatología en estudiantes universitarios. Salud Mental, 10 3, 9091.
Saucedo, T., y Unikel, C. 2010. Conductas alimentarias de riesgo, interiorización del ideal estético de delgadez e
índice de masa corporal en estudiantes hidalguenses de preparatoria y licenciatura de una institución privada.
Salud Mental, 33, 1119.
Unikel C., Díaz de León, C. y Rivera, J. 2017. Conductas alimentarias de riesgo y factores de riesgo asociados
Desarrollo y validación de instrumentos de medición. Universidad Autónoma Metropolitana. México.
Unikel, C, Bojorquez, I, Carreno, S. 2004. Validación de un cuestionario breve para medir conductas alimentarias
de riesgo. Salud Publica, 466, 509515.
Relación entre ambiente familiar y conductas sexuales de riesgo en adolescentes.
Dra. Mónica Fulgencio Juárez, Mtra. Ireri Atzimba Paleo Garnica, Lic. Yocelín Gómez Benítez y
Dr. Roberto Oropeza Tena.
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Descriptores: Conductas sexuales de riesgo, Ambiente familiar, Adolescentes, Embarazo, Padres.
La adolescencia se caracteriza por ser una etapa de grandes cambios cognitivos, sociales, emocionales, es una
etapa en donde el adolescente busca su identidad convirtiéndose en una persona vulnerable y susceptible al
cambio repentino en su forma de ser, actuar, pensar y esto afectará su proyecto de vida Hidalgo, Redondo y
Castellano, 2012.
Los adolescentes a nivel mundial están expuestos a cambios derivados de la globalización y el uso masivo del
internet, este medio es utilizado por los jóvenes para conseguir información sobre sexo que no siempre resulta
ser verídica, implica que la curiosidad por experimentar nuevas sensaciones y el periodo de desarrollo en el
Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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que se encuentran lo conviertan en una edad proclive para adquirir conductas sexuales de riesgo, ya que se
ha observado en el mundo una disminución paulatina en inicio de la primera relación sexual, de 1419 años,
una inicio en las relaciones sexuales más temprana implica una mayor exposición a riesgos Mendoza, Claros, y
Peñaranda, 2018.
De acuerdo con los reportes de la Organización Mundial de la Salud 2018, las conductas sexuales de riesgo en la
adolescencia se presentan en todo el mundo. En países desarrollados y en vías de desarrollo resulta alarmante
la disminución de edad para el inicio de la primera relación sexual. En España la edad promedio es de 17 años y
el 7 de la población de adolescentes refiere que las iniciaron antes de los 15 años, en Chile la edad de inicio se
reporta en 16 años y en México entre los 14 y 16 años.
Corona y Funes 2015 mencionaron que las conductas sexuales de riesgo no solo generan un daño a la salud en
general, sino que también compromete la salud sexual y reproductiva a la cual los jóvenes deben tener acceso,
esto puede ocasionar que ellos vivan de manera no favorable su vida sexual y a su vez, puede impactar en su
desarrollo a futuro.
La práctica de sexo sin protección, el tener sexo bajo efecto de sustancias, el frecuentar múltiples parejas o tener
sexo con desconocidos, no solo puede ocasionar embarazos no deseados, sino el contagio de enfermedades de
transmisión sexual que si no son tratadas a tiempo pueden llevar complicaciones a largo plazo De la Rubia y
Garza, 2016.
Los padres que tienen hijos adolescentes se enfrentan a una serie de situaciones complejas como resultado
surgen los conflictos y disminuye la comunicación entre los miembros Pérez, Apupalo y Creagh, 2018. El
ambiente en el que se desarrolla el adolescente es de suma importancia, ya que las características positivas o
por el contrario negativas de la relación padrehijo puede inhibir o potencializar las conductas sexuales de riesgo
en los adolescentes Valenzuela, Ibarra, Zubarew y Correa, 2013.
Por lo tanto, el objetivo de esta investigación es identificar si existe relación entre el ambiente familiar y las
conductas sexuales de riesgo en adolescentes así como describir las principales conductas sexuales de riesgo
que se presentan.
La muestra quedó constituida por 282 universitarios de primer semestre de la ciudad de Morelia, Michoacán
55.3 del turno matutino y 44.7 del vespertino, con relación al sexo fueron 18.9 hombres y 79.4 mujeres, los
cuales fueron seleccionados mediante un muestreo no aleatorio intencional.
Para medir la Conducta Sexual de Riesgo se utilizaron dos instrumentos, Experiencia Sexual Ingledew Ferguson,
2007, Actividades Íntimas y Comportamiento Sexual Marín, Gómez, Coyle Kirby, 2001 además se aplicó la Escala
de Ambiente Familiar Villatoro et al., 1997.
De acuerdo con los resultados, los motivos principales para no tener relaciones sexuales fueron no tener un
bebé 66 y el presentar una enfermedad de transmisión sexual 66. El principal motivo para sí tener relaciones
sexuales fue el amar a su pareja 61 y el satisfacer los propios deseos sexuales 58. Del total de la muestra el 56.7
ya había tenido su primera relación sexual, en donde la edad de inicio fue entre 12 y 21 años. Con relación a los
participantes sexualmente activosn160, estos mencionaron tener un promedio de 2 parejas sexuales. El 11 tuvo
relaciones sexuales sin protección debido al consumo de consumo de drogas. Del total de personas sexualmente
activas, 58 participantes reportaron al menos haber tenido una pareja con la cual tuvieron relaciones sexuales
sin protección y 29 haberlo tenido con 2 parejas. Respecto a la correlación entre las conductas sexuales de
riesgo y el ambiente familiar, se encontró una asociación lineal positiva baja entre el índice de conducta sexual
de riesgo y la edad r.284 p 0.01 y una correlación positiva baja entre el índice de conducta sexual de riesgo y la
subescala de hostilidad y rechazo r .134 p 0.05.
Por lo tanto, resulta de suma importancia el conocer la edad de inicio de la primera relación sexual, conocer
las prácticas sexuales de los adolescentes para identificar áreas de oportunidad para la prevención y aumentar
la difusión de información correcta del uso de anticonceptivos, beneficios y riesgos del inicio de relaciones
sexuales a temprana edad.
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
noviembre 2021
Referencias
Corona, F. y Funes, F. 2015. Abordaje de la sexualidad en la adolescencia. Revista Médica Clínica Las Condes,
261, 7480.
De la Rubia, M., y Garza D. 2018. Validación Local de una Escala de Conductas Sexuales de Riesgo en Adolescentes
Escolarizados Mexicanos. Revista Internacional De Psicología, 1502, 156. httpsdoi.org10.3367018181023.
v15i02.22
Hidalgo M., Redondo, A. y Castellano, G. 2012. Medicina de la adolescencia. Atención integral. Majadahonda.
Mendoza, L., Claros, D., y Peñaranda, B. 2018. Actividad sexual temprana y embarazo en la adolescencia estado
del arte. Revista Chilena de Obstetricia y ginecología, 81 3, 243 253.
Organización Mundial de la Salud. Infecciones de transmisión sexual. 2018. Organización Mundial de la Salud. en
línea. httpswww.who.intesnewsroomfactsheetsdetailsexuallytransmittedinfectionsstis.
Pérez, y Apupalo, M. y Creagh, I. 2018. Funcionamiento familiar y conducta sexual de riesgo en adolescentes de
la comunidad de Yanayacu. Revista habana ciencias médicas, 12 5, 789799.
Valenzuela, T., Ibarra, M., Zubarew, T. y Correa L. 2013. Prevención de conductas de riesgo en el Adolescente
rol de familia, Index Enfermería, 2212, 5054.
Consumo de drogas en adolescentes y diferencias por sexo.
Dr. Roberto Oropeza Tena, Mtra. Ireri Atzimba Paleo Garnica y Dra. Mónica Fulgencio Juárez.
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Descriptores: Consumo de drogas, Adolescentes, Factores de riesgo, Salud mental, Sustancias adictivas.
El consumo de drogas de estudiantes en México y en el mundo es un problema de salud pública importante,
debido a todas las consecuencias negativas que conlleva en diferentes áreas salud, familiar, social, escolar o
laboral.
En nuestro país ha habido diversas encuestas analizando el consumo de drogas de estudiantes. En ellas se
ha identificado que la población estudiantil ha tenido cambios en la preferencia por distintas sustancias. Por
ejemplo, dentro de las drogas ilegales, antes de la década de 1970 la mariguana estaba en primer lugar, durante
la década de 1970 y 1980, este lugar lo ocuparon los opiáceos, y a partir de 1990 la mariguana volvió a estar en
primer lugar Villatoro et al., 2016.
Una fuente relativamente reciente sobre información de consumo de drogas legales e ilegales en adolescentes
de secundaria y bachillerato en México es la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes ENCODE,
INPRF 2014. Esta encuesta refiere que respecto al consumo alguna vez en la vida de tabaco, lo consumió el 34 de
la pobación hombres 34 y mujeres 26.8, alcohol 40.7 y el consumo excesivo fue de 8.6, mariguana 22 hombres
y 17.2 mujeres, cocaína hombres 6.6 y mujeres 4.6, crack 3 hombres y 2 mujeres, alucinógenos 4.7 hombres y
3.4 mujeres y en el último mes 1.4 y 1.1 respectivamente, y finalmente heroína 0.9 mujeres y 0.5 hombres y en
el último mes 0.8 en ambos sexos.
El objetivo de este trabajo fue identificar las diferencias entre el consumo de drogas legales e ilegales en
estudiantes de secundarias públicas y privadas en Morelia, Michoacán.
Método
Se realizó una investigación cuyo diseño fue no experimental correlacional.
Participantes
Participaron 2068 estudiantes de secundaria, con un muestreo por conglomerados probabilístico multietápico,
52 mujeres y 48 hombres, 31 de primer semestre, 23.7 de segundo y 44.7 de tercero, con un rango de edad que
iba de 12 a 16 años promedio 13.37, DE 0.979.
Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
noviembre 2021
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Instrumento
Prueba de Detección de Consumo de Alcohol, Tabaco y Sustancias ASSIST. Incluye ocho preguntas con una
escala de respuesta tipo Guttman para cada una de las drogas clasificadas Tabaco, alcohol, cannabis, cocaína,
anfetaminas, inhalantes, sedantes o pastillas para dormir, alucinógenos, opiáceos y una opción para especificar
si alguna droga no aparece. La puntuación final se obtiene por medio de la suma de las puntuaciones de las
preguntas dos a la siete. Presenta consistencia interna aceptable obtenida por Alfa de Cronbach a 0.87, y una
estimación aceptables por constructo tabaco, a 0.83 alcohol, a 0.76 y Marihuana a 0.73 Tiburcio et al., 2016
Procedimiento
Se realizó una visita al director de las secundarias elegidas aleatoriamente por zona, para explicarles el objetivo,
los alcances e importancia de la investigación. Una vez dada su aprobación se brindó un consentimiento
informado a cada uno de los participantes, indicando que el consentimiento debía ser firmado por los padres o
tutores legales y ser presentarlo el día de la aplicación para poder participar.
La evaluación se realizó en los salones de clases de acuerdo con el horario programado por las autoridades, con
un procedimiento estandarizado. El tiempo aproximado para contestar fue de 15 minutos.
Consideraciones éticas
Se solicitó al estudiantado que dieran su consentimiento informado además, se solicitó que sus padres firmaran
un formato de asentimiento de participación, donde se explicaba el objetivo de la investigación y en qué
consistiría la participación de sus hijos. Esta investigación no implicó riesgo físico o mental, los datos obtenidos
se manejaron con total confidencialidad, manteniendo siempre el anonimato de las personas participantes. En
caso de dudas o aclaraciones de los derechos como participantes se brindó el teléfono y correo electrónico de
la investigadora responsable con quien podían acudir. Las autoridades de los centros educativos revisaron las
evaluaciones y otorgaron las facilidades para llevar a cabo el estudio en las instalaciones escolares.
Plan de análisis
Se utilizó la prueba X2 para identificar las diferencias en el nivel de consumo de drogas entre hombres y mujeres.
Resultados
Los resultados mostraron que el tabaco es la sustancia que más consumen los estudiantes hombres y mujeres,
seguida del alcohol, el cannabis, los sedantes, la cocaína, los alucinógenos, los inhalables, las anfetaminas y
los opiáceos. En las sustancias donde tienen problemas graves de consumo es el alcohol y la cannabis, aunque
hay más mujeres afortunadamente muy pocas que tienen problemas fuertes con los sedantes, la cocaína, los
alucinógenos, los inhalables, las anfetaminas y los opiáceos. La prueba X2 no mostró diferencias entre hombres
y mujeres en el consumo de alcohol, tabaco, sedantes y cocaína. Se encontraron diferencias en el consumo de
cannabis, alucinógenos, inhalables, anfetaminas y opiáceos, En todos los casos, los hombres consumían más
que las mujeres.
Discusión
Se encontró que tanto hombres como mujeres consumen sustancias legales como ilegales. Es necesario contar
con intervenciones preventivas eficaces para ayudar a evitar el consumo de drogas en estudiantes hombres y
mujeres de secundaria.
Referencias
INPRFM 2014. Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes 2014 Reporte de Drogas. INPRFM.
Tiburcio, S. M., RoseteMohedano, M. G., Natera, R. G., Martínez, V. N. A., Carreño, G. S. y Pérez, C. D. 2016. Validez
y confiabilidad de la prueba de detección de consumo de alcohol, tabaco y sustancias ASSIST en estudiantes
universitarios. Adicciones, 281, 1927.
Villatoro et al. 2016. El consumo de drogas en estudiantes de México tendencias y magnitud del problema. Salud
Mental, 394, 193203.
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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Ambiente familiar y estrés, ansiedad y depresión en adolescentes.
Mtra. Ireri Atzimba Paleo Garnica, Mtra. Susana Nava Andrade, Dra. Mónica Fulgencio Juárez y
Dr. Roberto Oropeza Tena.
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Descriptores: Estrés, Ansiedad, Depresión, Salud mental, Adolescentes.
La adolescencia es una etapa que se caracteriza por cambios neurobiológicos y hormonales dramáticos. Durante
esta etapa se mejora la capacidad para planificar, reflexionar, analizar y decidir, debido a la maduración de la
corteza prefrontal Crone y Dahl, 2012. Sin embargo, los adolescentes, presentan una mayor predisposición a
actividades de riesgo y un menor control de impulsos ya que el sistema límbico alcanza la maduración final antes
que la corteza prefrontal, que se encarga de la regulación emocional Fuhrmann et al., 2015.
Debido a que las conexiones de las áreas cerebrales asociadas con las emociones apenas están madurando,
los adolescentes pueden ser más vulnerables a desarrollar trastornos del estado de ánimo como depresión
o ansiedad Andersen y Teicher, 2008. Se ha encontrado que el estrés crónico es un factor medio ambiental
crítico en el desarrollo del desorden de depresión mayor. Los eventos de vida estresantes estimulan la síntesis
y liberación de glucocorticoides, que ejercen efectos dañinos sobre tejidos como el hipocampo, hipotálamo,
hipófisis y amígdala e inducen a la hiperactividad del eje HHA, considerado como un importante mecanismo
molecular que subyace a la patología del desorden de depresión mayor Zhu et al., 2014. Así mismo, las situaciones
prolongadas de estrés pueden contribuir a la ansiedad crónica, generando mayor vulnerabilidad para desarrollar
estados psicopatológicos Korte, 2001.
Por otro lado, se ha encontrado que la relación con los padres puede actuar como un factor protector cuando
se tienen interacciones positivas con los hijos Henderson, 2015 Qu et al., 2015. Pero, pueden representar
un factor de riesgo cuando los padres e hijos tienen interacciones negativas Johnson, et al., 2016. Dada la
importancia de analizar el papel que juegan los padres en la salud mental de los adolescentes, el objetivo de la
investigación fue corroborar la asociación entre la interacción que tienen los adolescentes con sus padres y los
niveles de estrés, ansiedad y depresión.
Método
Participantes
Se trabajó con 2,068 estudiantes de educación media básica de la zona urbana de Morelia, con un rango de edad
de 11 a 17 x 13.37 DE 0.98, 51.5 mujeres y 48.5 hombres, elegidos mediante un muestreo probabilístico por
conglomerados.
Instrumentos
Se aplicó la Escala de Estrés Percibido Cohen, Kamarck y Mermelstein, 1983, en su versión adaptada a México
por González y Landero 2007, cuenta con un alfa de Cronbach de .83 al realizar el análisis factorial exploratorio
el valor KMO fue aceptable .87.
El Cuestionario de Salud General de Goldberg, cuenta con un índice de confiabilidad de .92 con el método de
mitades y de .77 con el método de testretest. Respecto a su validez, para identificar a los casos que presentan
alguna patología o no, se realizaron pruebas de especificidad y sensibilidad y se encontraron valores de 87 y la
de sensibilidad de 91.4 De los Ríos, Barrios, Ávila, 2004.
La Escala de Ambiente Familiar de los adolescentes que está integrada por 43 ítems con una confiabilidad de .95,
los resultados del análisis factorial arrojaron 5 factores hostilidad y rechazo, comunicación del hijo, apoyo de los
padres, comunicación de los padres y apoyo cotidiano del hijo Villatoro et al., 1997.
Procedimiento
Las evaluaciones se realizaron en las instalaciones de las planteles educativos, se capacitó a 30 evaluadores
para realizar la aplicación siguiendo un formato estandarizado, en cada grupo se contó con 3 o 4 evaluadores,
Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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uno dirigió la evaluación y los restantes se encargaron del control y la supervisión del grupo. Se obtuvo el
consentimiento de los padres y de los estudiantes. El protocolo de investigación se realizó considerando el
Reglamento de la Ley General de Salud, la Norma Oficial Mexicana NOM012SSA32012 que establece los criterios
para la ejecución de proyectos de investigación para la salud en seres humanos.
Resultados
Se encontró una relación positiva entre el estrés subjetivo y ansiedad r.534 p.001, entre estrés subjetivo y
depresión r.579 p.001, entre ansiedad y depresión r.606 p.001 así mismo, se observó una asociación entre el
rechazo que el adolescente percibe por parte de los padres y el nivel de estrés r.365 p.001 ansiedad r.239 p.001
y depresión r.367 p.001.
Al realizar una comparación en función del sexo, se obtuvieron diferencias significativas, identificando que las
mujeres obtuvieron puntuaciones más altas que los hombres en depresión, ansiedad y estrés. Así mismo, se
observó un alto porcentaje de prevalencia de los trastornos en la muestra evaluada 78.4 obtuvo un puntaje de
estrés alto, 56.1 presentó ansiedad y el 34 depresión severa.
Discusión
Por un lado, los resultados señalan una alta prevalencia de estrés, ansiedad y depresión en los adolescentes
evaluados, así como una asociación entre estas variables y la relación con los padres. En términos generales,
se observa que una relación negativa entre padres e hijos propicia la presentación de este tipo de trastornos,
mientras que la relación positiva actúa como un factor de protección. Estos hallazgos son importantes pues
han permitido realizar un diagnóstico con la población estudiada a fin de realizar intervenciones dirigidas a
desarrollar habilidades socioemocionales en los adolescentes como parte de una segunda fase del proyecto de
investigación que se lleva a cabo.
Referencias
Andersen, S. L., Teicher, M. H. 2008. Stress, sensitive periods and maturational events in adolescent depression.
Trends in Neurosciences, 314, 183191. doi10.1016j.tins.2008.01.004
Crone, E. A., Dahl, R. E. 2012. Understanding adolescence as a period of socialaffective engagement and goal
flexibility. Nature Reviews Neuroscience, 139, 636650. doi10.1038nrn3313
Fuhrmann, D., Knoll, L. J., Blakemore, S.J. 2015. Adolescence as a Sensitive Period of Brain Development. Trends
in Cognitive Sciences, 1910, 558566. doi10.1016j.tics.2015.07.008
Korte, S. 2001. Corticosteroids in relation to fear, anxiety and psychopathology. Neuroscience y Biobehavioral
Reviews, 252, 11742.
Zhu, L. J., Liu, M. Y., Li, H., Liu, X., Chen, C., Han, Z., Wu, H. Y., Jing, X., Zhou, H. H., Suh, H., Zhu, D. Y. y Zhou, Q.
G. 2014 The Different Roles of Glucocorticoids in the Hippocampus and Hypothalamus in Chronic StressInduced
HPA Axis Hyperactivity. PLoS ONE 95 e97689. doi10.1371journal.pone.0097689
Simposio
La formación universitaria desde la perspectiva transdisciplinaria: una realidad posible.
Dra. Alejandra Valencia Cruz.
Facultad de Psicología, UNAM.
Los principios de la Transdisciplinariedad plantean que las problemáticas de relevancia social son complejas
y pueden conocerse desde distintos niveles de realidad, pero es mejor abordarlas y atenderlas desde la
complementariedad y el diálogo transdisciplinario entre dichos niveles. Ello implica que la persona que
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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participa de esta perspectiva debe tener un conocimiento profundo de su disciplina y sus alcances, así como
una disposición para romper fronteras y para establecer un diálogo entre los distintos saberes. Si bien, para
transitar a la transdisciplinariedad se necesitaría concluir una formación disciplinar, es posible sensibilizar a
los estudiantes desde los primeros semestres de la licenciatura y promover en ellos habilidades y actitudes de
tolerancia, apertura, trabajo en equipo y pensamiento sistémico, necesarias para la transdisciplinariedad. Este
es el caso de la Facultad de Psicología de la UNAM, en donde se han realizado ajustes curriculares incorporando
las asignaturas Transdisciplina I y II en los semestres básicos de la licenciatura.
El presente simposio presenta cuatro ponencias en las que se describen experiencias de los ajustes mencionados,
las cuales han sido fruto del trabajo docente colegiado. En la primera se describe un diagnóstico de la
producción de tesis de investigación e intervención relacionadas con la transdisciplinariedad en la Facultad y
la Universidad, como indicador de la presencia de la práctica en la institución, como marco de referencia para
formación del estudiantado. La segunda ponencia trata sobre la experiencia docente en la impartición de las
asignaturas señaladas. La tercera muestra el diseño instruccional desarrollado por nuestro grupo de profesoras
para promover competencias transdisciplinares en estudiantes de segundo y tercer semestre. Finalmente, la
cuarta da cuenta de nuestros esfuerzos para desarrollar herramientas de evaluación de las competencias en los
estudiantes, para dar seguimiento a los efectos de nuestra intervención.
Diagnóstico de recursos documentales sobre competencias transdisciplinares en la educación superior.
Dra. Carime Hagg Hagg, Dra. Alejandra Valencia Cruz, Lic. Ligia Colmenares Vázquez,
Mtra. Alejandra Cruz Cruz, Psic. Estefanía Amaro San Agustín y Psic. Isis Yoalit Oropeza Ledezma.
Facultad de Psicología, UNAM
Descriptores: estudiantes universitarios, educación , enseñanza de la Transdisciplina, textos profesionales,
documentos recepcionales.
La visión transdisciplinar en la educación superior cobra cada vez más importancia, tomando en cuenta que
los futuros profesionales enfrentarán una realidad cada vez más compleja y requieren herramientas que les
permitan enfrentar retos, trabajar de manera colegiada y resolver problemáticas diversas en todos los ámbitos
de la vida y la sociedad. En este sentido, es necesario abandonar la visión disciplinar en las aulas universitarias
y proponer estas temáticas para promover el trabajo colegiado y un desarrollo profesional más integral. La
mayoría de las universidades en el mundo están organizadas de esta manera y la UNAM no es la excepción.
Las Facultades y Escuelas promueven el conocimiento profundo de la disciplina que abordan y se llega a altos
niveles de especialización que en muchos casos son útiles pero que dejan de lado el conocimiento más global e
integral y la visión de la colaboración entre las disciplinas. Estas habilidades, tienen que ver con el pensamiento
sistémico y complejo de la realidad, la apertura a diferentes puntos de vista, el manejo de conflictos, el trabajo
en equipo, la iniciativa y afrontar la incertidumbre Margery, 2010. En el ejercicio profesional, los futuros
egresados deberían tener las herramientas para su desempeño exitoso con esta visión inter y transdisciplinar
promovida desde las aulas universitarias. Para lograr este propósito, sería necesario contar con producción
académica de calidad que resulte la fuente de información primaria para el trabajo docente. En el caso particular
de la Facultad de Psicología de la UNAM, se tienen 2 asignaturas referidas a temáticas transdisciplinares y que
deberían tener el respaldo de textos que cumplan este propósito. En el presente trabajo, se ha determinado
medir el éxito en esta propuesta de dos maneras diferentes por un lado, revisando la producción documental
de textos académicos disponibles y por otro, la naturaleza de los documentos recepcionales de los egresados de
la UNAM. Se pretendió conocer en qué medida se cuenta con recursos suficientes para las actividades docentes
y cómo es que se refleja esto en las aulas y en los textos de titulación y graduación. Sin embargo, después
Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
noviembre 2021
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de realizar una búsqueda documental en ECOES, utilizando los motores de búsqueda de las competencias
disciplinares ya mencionadas, se ha descubierto que son muy limitados los materiales publicados y que resultan
útiles para estos fines. El estado del arte refleja un reducido número de recursos bibliográficos que ponen en
evidencia la falta de documentación sobre el tema en la educación superior. Esta información es un primer
diagnóstico de la situación profesional y que tiene algunas consecuencias importantes en el ejercicio docente
y el desempeño profesional de los egresados de las universidades. Cambiar la visión de las y los docentes es
difícil, sobre todo si su desempeño profesional ha sido meramente disciplinar o si han realizado sus labores en
una única entidad académica universitaria. Más difícil aún será si no cuentan con los recursos para orientar su
cátedra hacia el trabajo colegiado. Por otra parte, y como resultado de esta limitación y de las pocas disciplinas
que tienen este abordaje temático, se realizó también una búsqueda de los documentos recepcionales de pre
y posgrado en la UNAM a través de la base de datos TESIUNAM y se descubrió que muy pocos reportan tener
esta perspectiva. Se tomaron en cuenta los trabajos recepcionales que tuvieran palabras como interdisciplina o
transdisciplina en el título, se establecieron parámetros de inclusión y exclusión que debieran guiar la búsqueda
en estas bases de datos y se filtraron los que los cumplieran. Además, se revisaron los resúmenes e índices de
los trabajos para conocer la forma de abordar los problemas de investigación y la metodología que se utilizó y
no solamente excluir textos que no incluyeran estos criterios en el título. En este sentido, también se encontró
un número muy reducido de tesis con este abordaje. La gran mayoría de ellas son de posgrado y de áreas que
por su propia naturaleza responden a la necesidad de interactuar entre dos o más disciplinas. Los resultados
tan limitados, quizá se deban a la organización disciplinar de las universidades en general y de la UNAM en
particular. Pero más importante que esto resulta la visión de las y los docentes, las y los directores de Tesis y las
y los investigadores que no promueven el trabajo inter o transdisciplinario con el estudiantado. Es imperativo
diseñar más actividades académicas orientadas a promover esta visión que debiera convertirse en un enfoque
institucional en las universidades por los beneficios que se obtendrían en la formación de profesionales capaces
de enfrentar un mundo complejo.
La perspectiva del profesorado para la implementación del currículum orientado al trabajo transdisciplinar.
Mtra. Alejandra Cruz Cruz, Dra. Carime Hagg Hagg, Dra. Alejandra Valencia Cruz, Lic. Ligia Colmenares Vázquez,
Psic. Guillermo Emmanuel Camacho Flores y Psic. Brenda Vanessa Mayorga Colunga.
Facultad de Psicología, UNAM.
Descriptores: profesores universitarios, grupo focal, enseñanza de la Transdisciplina, Transdisciplina,
currículum.
En la actualidad, es de interés, y no sólo en la comunidad científica y académica, el repensar transdisciplinariamente
los problemas sociales que se han originado como productos de la complejidad, gran crecimiento del conocimiento
científico acumulado e interdependencia de la realidad social y natural de nuestro mundo Nicolescu 1996.
Existen algunos intentos por mostrar las ventajas de la educación profesional saliendo del enfoque tradicional
en nuestro país de formar profesionales con un paradigma unidisciplinar, ya que los egresados enfrentarán
realidades o un grado superior de estudios en los que ese paradigma no alcanza para vislumbrar su actuación
con éxito Colmenares, Valencia, Hagg y Cruz, 2021. Sin embargo, en la formación educativa superior aún domina
la organización por departamentos, disciplinas y facultades, lo cual se refleja en la enseñanza y retrasa el
reconocimiento de los futuros profesionales de la necesidad de la inter y la transdisciplinariedad, que requiere
esta perspectiva. Por tal motivo y para el caso particular de la enseñanza de la Psicología, adquiere especial
interés para las Instituciones de Educación Superior que ofertan programas en el área, el desarrollar e impulsar
la formación de competencias hacia el trabajo transdisciplinar, en tanto sea reconocida como parte del perfil
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
noviembre 2021
profesional del psicólogo actual.
En el caso de la Facultad de Psicología de la UNAM, el Plan de Estudios de la Licenciatura en Psicología contiene dos
asignaturas Transdisciplina I y Transdisciplina II, cuyos objetivos giran en torno a la sensibilización del profesional
en formación hacia la perspectiva transdisciplinaria. A pesar de la existencia de estas asignaturas, pocos son
los profesores que se involucran en dichos objetivos, incluso se muestran renuentes, poco colaboradores y
distantes a la visión del trabajo transdisciplinar. La literatura es insuficiente al respecto sin embargo, si esta
tendencia continúa es probable que los estudiantes muestren rezago al egresar de sus estudios universitarios.
En esta problemática en particular, la metodología cualitativa, específicamente los grupos focales, posibilitarían
una discusión cuidadosamente diseñada para obtener las percepciones sobre una particular área de interés en
un grupo reducido de participantes Krueger, 1991, en Reyes s.f..
Algunas investigaciones han señalado que el predominio de la visión unidisciplinar es producto de las prácticas,
cultura pedagógica y resistencias del cuerpo docente, aunque éstas a su vez derivan tanto de la transmisión
generacional, como de la organización institucional y administrativa. Para profundizar en esta línea de
investigación, el presente estudio tuvo el objetivo de explorar la percepción de los docentes que imparten las
asignaturas de Transdisciplina I y II de la Licenciatura en Psicología acerca de las prácticas docentes, actitudes
hacia la transdisciplina, la valoración institucional, su relación con las actividades de enseñanza que guían sus
conductas, y sus productos o actitudes frente al ejercicio profesional del psicólogo. Para la recolección de datos
se implementó una entrevista de grupo focal, vía zoom, en la que participaron siete docentes que han impartido
las asignaturas de Transdisciplina I y II, por lo menos dos años consecutivos en la Licenciatura en Psicología dos
docentes moderadoras dos académicas y siete estudiantes, cuyo rol fue el de observadores Martínez, 2011. El
grupo focal se llevó a cabo mediante la integración de una guía que retoma las características de la docencia
transdisciplinar Artidiello, Córdoba y Arboleda, 2017 Margery, 2010 Espinosa, 2011 Alles, 2002. La sesión tuvo
una duración de dos horas, se grabó y transcribió, posteriormente. El personal que transcribió el material
audiovisual contó con una capacitación sobre metodología cualitativa, análisis de contenido y utilización del
software Atlas ti. Las aportaciones de los docentes se categorizaron para su análisis mediante el software Atlas
ti, versión 8. Las categorías describen las disposiciones y resistencias a trabajar de manera colegiada con otros
profesionales, las necesidades de recursos y capacitación, las experiencias impartiendo las asignaturas de
Transdisciplina I y II, las actitudes percibidas en sus estudiantes, entre otras dimensiones.
Este trabajo permite comprender la perspectiva del profesorado como agente de cambio, así como plantear las
necesidades y pasos a seguir para favorecer una visión más transdisciplinaria en los estudiantes universitarios.
El desarrollo y aplicación de las competencias transdisciplinarias cobra una relevancia mayúscula en el sentido
del apoyo que éstas van a reflejar posteriormente en las y los estudiantes.
Asimismo, contribuye en los esfuerzos para documentar y divulgar los esfuerzos realizados para el tránsito
de lo disciplinar a la transdisciplinariedad, sobre los modelos y estrategias de enseñanza para la formación
transdisciplinar, el perfil del docente en competencias transdisciplinares, las competencias hacia la formación
en el proceso transdisciplinar y la sensibilización a los discentes hacia una perspectiva completa y con visión
hacia la transdisciplinariedad Espinosa, 2011.
Este trabajo nos mostró la visión de los profesores hacia la enseñanza de la transdisciplina a los estudiantes
universitarios, en los que se evidencia la necesidad de abandonar la simplicidad y la disciplinariedad por la
búsqueda de una estrategia que logre la vinculación de múltiples actores y disciplinas, a favor de la construcción
de conocimientos más amplios, hacia la intervención y transformación del contexto Angulo, Salas de González
y Vargas, 2017.
Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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Secuencia didáctica para la enseñanza de habilidades transdisciplinares en estudiantes universitarios.
Dra. Alejandra Valencia Cruz, Lic. Ligia Colmenares Vázauez, Mtra. Alejandra Cruz Cruz, Dra. Carime Hagg Hagg,
Psic. Gustavo Alexis Victoria Jiménez y Psic. Bruno Paredes Jurado.
Facultad de Psicolgía, UNAM.
Descriptores: secuencia didáctica, actitudes transdisciplinarias, habilidades transdisciplinarias, estudiantes
universitarios, transdisciplina.
De acuerdo con Espinosa 2011, la formación en el proceso transdisciplinar no debe hacerse bajo un modelo de
expertise y de transmisión sino bajo un modelo reflexivo, en donde más que la experiencia formal de un curso
transdisciplinar se sensibilice a los alumnos hacia una perspectiva más planetaria de la praxis del ser humano
en el mundo.
Para el desarrollo de la secuencia didáctica, se hizo una revisión de la literatura concerniente al tema de las
competencias transdisciplinares tanto en docentes como en alumnos, así como de las estrategias o experiencias
sobre enseñanzaaprendizaje con enfoque transdisciplinar. A pesar de que la literatura es escasa, se pudo recopilar
un conjunto de competencias y estrategias para incorporarlas a la secuencia didáctica. Cabe mencionar que en
la bibliografía revisada las competencias no están definidas, por lo que fue necesario elaborar las definiciones
tanto conceptual como operacionalmente.
En la literatura revisada se plantea que la docencia transdisciplinar debe ser integradora, democrática, inclusiva,
crítica y ética Artidiello, Córdova y Arboleda , 2017, además de estar articulada desde la visión y planificación
de las acciones instruccionales, el rol del docente, el rol del discente, el clima de aprendizaje, la organización,
las estrategias didácticas, los recursos, materiales y actividades, hasta las formas de evaluación Cabrera, 2010.
Respecto a las competencias de los estudiantes, se tomó como base el modelo de Margery 2010, quien las
clasifica en cognitivas, afectivas y conductuales. Las primeras refieren a los procesos que tienen como finalidad
preferente comprender, evaluar y generar información, tomar decisiones y solucionar problemas. En ese sentido,
incluye a las competencias del Pensamiento sistémico y el aprendizaje autorregulado. Las afectivas, hacen
referencia a enfrentar y resolver conflictos de manera pacífica, mantener buenas relaciones interpersonales,
comunicar asertivamente los sentimientos e ideas, tomar decisiones responsables, evitar conductas de riesgo,
entre otras. Y las conductuales remiten a aquellas habilidades y comportamientos adaptativos, la iniciativa y el
trabajo en equipo.
Una vez identificadas y definidas las competencias transdisciplinares, tanto para docentes como estudiantes, el
siguiente paso fue plantear una serie de actividades que favorecieran su puesta en práctica en una secuencia
didáctica, la cual contempla dos objetivos formativos, tiempos, temas a revisar, competencias a desarrollar en el
alumno, tareas y actividades a realizar, indicadores de las competencias del alumno, así como las competencias
docentes presentes. Cada elemento está alineado a los siguientes objetivos
A. Objetivo formativo Sensibilización a la perspectiva transdisciplinaria.
Este objetivo abarca 7 sesiones de un total de 16, en las cuales se tratan temas relacionados con la perspectiva
transdisciplinar y la vinculación de la psicología con otras disciplinas. Las competencias para promover
en el alumno son el pensamiento sistémico, la apertura a la experiencia, el aprendizaje autorregulado, la
adaptación y comunicación asertiva, competencias que se consideran relevantes para la sensibilización a la
perspectiva transdisciplinar. Las tareas y actividades para tal fin comprenden la realización y análisis de lecturas,
reelaboración, transferencia y aplicación de los conocimientos adquiridos, sesiones de discusión y reflexión, así
como la asistencia a conferencias de expertos en el campo transdisciplinar. El docente promueve y favorece
esta sensibilización mediante la apertura a la experiencia, el pensamiento complejo, el aprendizaje situado y la
innovación. El estudiante debe mostrar comprensión de la perspectiva transdisciplinaria y actitudes de apertura
a la experiencia, adaptación y comunicación asertiva, además de aprendizaje autorregulado.
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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B. Objetivo formativo Inmersión al trabajo transdisciplinario.
Comprende 9 de las 16 sesiones. A lo largo de estas sesiones los estudiantes elaboran una propuesta de abordaje
de una problemática desde un enfoque transdisciplinario. Su realización es en equipo e implica integrar a un
profesionista de otra disciplina al trabajo que se llevará a cabo. Las competencias para promover son trabajo en
equipo organización, comunicación, identificación del propio estilo de trabajo, compromiso y confianza en el otro,
solución de conflictos empatía, comunicación asertiva y negociación e iniciativa. Las tareas y actividades de este
objetivo comprenden la definición del tema y problemática a investigar, exposiciones parciales de los avances
del proyecto en las cuales se presentan la perspectiva de cada disciplina la de la psicología y la de otra disciplina
que se considere según la problemática planteada y su integración, una presentación final ante un público en
donde se hace una heteroevaluación y coevaluación, finalmente, cada estudiante hace una autoevaluación
sobre sus aprendizajes. El estudiante debe mostrar su capacidad de trabajo en equipo, resolución de conflictos,
iniciativa y pensamiento crítico.
En estos dos objetivos, las competencias actitudinales del docente comprenden la promoción del pensamiento
crítico, el liderazgo democrático, la empatía, la actitud inclusiva, el compromiso social, la integridad y la
resolución de conflictos.
La secuencia didáctica descrita se ha implementado en la asignatura Transdisciplina I en tres grupos semestrales
y un intensivo de la materia de Transdisciplina I en el semestre 20202 y en cuatro grupos de Transdisciplina II en
el semestre 20211. De esta forma, se han generado las condiciones para aplicar tanto actividades de aprendizaje
como situaciones de evaluación paralelas, cuya efectividad para la sensibilización y la práctica de habilidades
transdisciplinarias ha resultado exitosa. Para la primer asignatura, la presentación del trabajo final es al interior
del grupo en el que se cursa segundo semestre, para la segunda tercer semestre, se hace en el marco del Foro
Perspectivas Transdisciplinarias desde la Psicología, de esta manera, se incrementa el nivel de demanda de las
habilidades a promover.
Cabe destacar que estas estrategias se desarrollaron de manera colegiada con la colaboración de las docentes
responsables de los grupos mencionados. Esto es un elemento muy valioso porque muestra a los estudiantes el
resultado del trabajo en equipo y les modela la forma en la que profesionales expertas en distintos campos de la
Psicología pueden tener un fin común, enriquecido y con aportaciones de todas las áreas. Se ha trabajado para
hacer evidente esto con los estudiantes a través de diferentes actividades como son la visita de las docentes y
compañeros a otros grupos, la revisión de los trabajos que los demás publican, la participación en actividades
conjuntas entre los grupos, entre otras.
Autoevaluación y Coevaluación de habilidades transdisciplinares herramientas y resultados preliminares.
Lic. Ligia Colmenares Vázquez, Mtra. Alejandra Cruz Cruz, Dra. Carime Hagg Hagg, Dra. Alejandra Valencia
Cruz, Psic. Noelia Stephania Lucero Villegas y Psic. Daniela Carbajal Rodríguez.
Facultad de Psicología, UNAM.
Descriptores: habilidades transdisciplinarias, estudiantes universitarios, rúbrica, autoevaluación, coevaluación.
Frente al reto de la enseñanza de habilidades transdisciplinarias en la universidad, no basta dar información
o grandes discursos. Es necesario que las reflexiones tengan sentido para el estudiantado y generar espacios
y experiencias de aprendizaje que les permitan ejercitar y mejorar en la práctica, sus habilidades y actitudes
de tolerancia, apertura, trabajo en equipo y pensamiento sistémico, las cuales serán la base necesaria para
eventualmente establecer diálogos transdisciplinares y trascender los límites de su disciplina. En este sentido, a
través de la secuencia didáctica que se presentó, intentamos favorecer que las y los estudiantes experimenten
que la transdisciplina no es sólo un discurso, sino una transformación personal y colectiva hacia el trabajo
Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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colaborativo y la comprensión de la complejidad.
Para dar seguimiento a dichas habilidades, valorar cómo comienzan los estudiantes y cómo terminan después
de transitar la secuencia didáctica en dos niveles diferentes escalonados, hemos trabajado en el desarrollo de
herramientas de autoevaluación y coevaluación que complementen la heteroevaluación docente tradicional.
De esta manera, podremos contar con tres perspectivas relevantes para conocer la efectividad de los esfuerzos
formativos y también detectar necesidades que desde la perspectiva estudiantil requieran atenderse.
El objetivo de la autoevaluación es conocer las experiencias previas y la autopercepción de sus habilidades
de inicio, con el fin de garantizar que nuestros planteamientos respondan a las necesidades formativas que
ellos consideran relevantes, así como para saber si desde su perspectiva, los retos que se están planteando
para el curso, son viables e inducen su crecimiento profesional. Adicionalmente, la autoevaluación permite
que el estudiante sea responsable de su aprendizaje y desarrolle estrategias de autocontrol y autovaloración.
Por ello, se construyó la Escala de habilidades transdisciplinares. Se elaboraron 81 reactivos que consideraban
17 habilidades, los cuales en un primer análisis psicométrico se redujeron a 30 reactivos agrupados en ocho
habilidades Pensamiento sistémico, Comunicación asertiva, Negociación, Tolerancia a la frustración, Trabajo en
equipo, Identificación del propio estilo de trabajo, Compromiso y Confianza en el otro. Los reactivos estaban
en formato tipo Likert, con cinco opciones de respuesta 1 Nunca, 2 Casi nunca, 3 A veces, 4 Casi siempre, 5
Siempre. Se hizo una prueba del instrumento con una muestra de 31 estudiantes de la asignatura Transdisciplina
I 87.1, mujeres, entre 18 y 22 años, tomando una medida al inicio del ciclo 20212 y otra al final. Los resultados
mostraron que el instrumento global y todas las subescalas mostraron un alfa de Cronbach superiores a .70, lo
cual indica una buena consistencia interna. Asimismo, la medida posterior a la secuencia didáctica muestra un
ligero incremento en todas las escalas con respecto a la inicial, salvo en la de compromiso, en donde los puntajes
se mantienen altos desde el inicio. Una prueba T de Wilcoxon muestra que sin embargo, el incremento sólo
es significativo en las subescalas de Tolerancia a la frustración z 2.16, p .030 e Identificación del propio estilo
de trabajo z 2.77, p.000. Parece que en el pretest se sobreestiman las habilidades, y en el postest se expresan
estimaciones más conservadoras, posiblemente porque durante el curso se precisan conceptos y definiciones
operacionales al respecto.
Por su parte, la covaluación o evaluación entre pares permite al alumnado incluirse en el proceso evaluativo,
participar de las decisiones y comprometerse con su aprendizaje de manera más autónoma. Evaluar implica
habilidades profesionales complementarias como el manejo de instrumentos y la retroalimentación constructiva
hacia otros trabajos. Y recibir evaluación horizontal, resalta el carácter formativo de la evaluación, generando un
espacio de confianza para poner a prueba sus habilidades y conocimientos, recibir retroalimentación y asumir la
responsabilidad de sus logros y áreas de oportunidad. Para ello, en el contexto de la secuencia didáctica en las
materias de Transdisciplina, se diseñó una rúbrica para la coevaluación del producto final de la experiencia de
inmersión. En discusiones colegiadas de las docentes participantes, se definieron las cualidades del desempeño
de los estudiantes que podrían evaluarse por coevaluación 1 el manejo correcto y la aplicación del concepto
de transdisciplinariedad, 2 la habilidad de trabajo en equipo, 3 la habilidad de comunicación de problemas y
propuestas de solución y 4 la inclusión de todos los elementos solicitados en el proyecto. Los cuatro criterios
se evaluaban en tres niveles de logro insuficiente, parcial y logrado. Se incluyeron dos preguntas abiertas que
solicitaban retroalimentación sobre aspectos positivos y áreas de oportunidad del trabajo evaluado.
Los resultados muestran que la mayoría de los alumnos evaluadores reportaron que los trabajos cumplen los
criterios, y son mínimos los casos en los que los carteles o la exposición, resultaron insuficientes. En cuanto
a las habilidades de retroalimentación de los evaluadores, se analizó la configuración de las respuestas a las
preguntas abiertas con relación a su nivel de complejidad. Tres jueces clasificaron por separado las respuestas
en niveles básico Juicio sin justificación, opinión sin justificación o comentarios sobre la forma, intermedio
Descripción, repetición o enumeración de aspectos, sin evaluación justificada y sin propuesta o satisfactorio Al
menos dos de los siguientes análisis, evaluación justificada o propuesta. Se encontró que aun con la guía de la
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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rúbrica, la mayoría de las respuestas son de nivel básico. Sin embargo, sí aparecen algunas respuestas de nivel
intermedio y de nivel satisfactorio.
En conjunto, se observa que se cumplen los objetivos formativos de la secuencia didáctica y de los procesos
de auto y coevaluación. Cuando los estudiantes conocen previamente los criterios de evaluación, y participan
en un espacio de confianza y respeto, visualizan las metas por alcanzar y lo que deben hacer para lograrlo. La
autoevaluación y la coevaluación les permiten estructurar opiniones fundamentadas y precisa acerca de los
trabajos propios y de otros, pero es importante continuar trabajando en la sensibilización y en la formación en
habilidades de evaluación y reporte, y que no sean ejercicios que se hagan una sola vez, sino que se vuelvan
prácticas cotidianas y constantes a lo largo de las secuencias didácticas.
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Presentaciones Orales
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Estrés ante el riesgo de contagiarse de covid-19, en adultos mayores de 49 años.
Dra. Lilia Susana Carmona García, Dr. Jesús Humberto Burciaga Robles y Dra. Nadia Vega Villanueva.
Universidad Autónoma de Cuidad Juárez
Descriptores: COVID-19, Estrés, Riesgo, Contagio, Adulto maduro.
La organización de la Salud (OMS), declaró como Pandemia global, el brote de coronavirus COVID-19 el 11 de
marzo de 2020, todo cambió para los habitantes del planeta, se trastocó la vida cotidiana y las actividades
de las personas en todo el mundo y las sociedades en cada país, se ha vivido una situación por demás crítica,
evidenciando que se trata de una crisis global sin precedentes.
Se trata de una enfermedad que pone en riesgo a las personas, sin distinción de sexo, edad, escolaridad,
ocupación, religión y nivel socioeconómico, e infecta indistintamente a personas con altos valores morales como
a quienes son desapegados a ellos. No obstante, existe una población que la OMS ha determinado con grado de
mayor vulnerabilidad y ellos son los adultos mayores o de la tercera edad; los distintos medios de comunicación
desde el inicio de la pandemia, han enfatizado la cantidad de adultos mayores que han fallecido en todos los
países y la vulnerabilidad en la que se encuentran ante el COVID-19, vulnerabilidad, basada en enfermedades
crónicas que cursa un alto porcentaje de esta población como Hipertensión, diabetes, problemas circulatorios
y más aún respiratorios. muchos países han tomado el aislamiento social como una medida para cuidar a esta
población, unos en los asilos y otros en sus propias casas, En nuestro entorno a una gran cantidad de personas
se les han aislado en sus propios hogares con el fin de mantenerlos lejos del contagio y así evitar un desenlace
fatal, por lo tanto su vida se ha visto más afectada que la de sus hijos, dado el grado de distanciamiento social y
la paralización de sus actividades fuera del hogar, situación, que si bien es una buena medida sanitaria, por otro
parte puede ser generadora por sí misma, de estrés, ansiedad o depresión dada la importancia que para esta
generación tiene la convivencia humana presencial en los diferentes ambientes de su cotidianidad.
La información constante sobre la cantidad de personas que mueren día a día en nuestro entorno y el mundo
entero, la posibilidad del contagio son elementos que al ser parte de una fórmula, aumentan el estrés de
cualquier ser humano y aún más de áquel que le sume como tercer elemento, la privación social, que si bien
ya está sabido que causa alteraciones emocionales en quien la vive, más aún quien vivió toda una vida creando
redes sociales a su alrededor.
Precursores de estudio del estrés como Lazaruz y Folkman (1984), sostienen que es una relación dinámica
particular entre el individuo y su entorno, que es evaluado por el sujeto, como amenazante o desbordante de
sus recursos y que pone en peligro su bienestar. Por su parte, Selye, agrega que existen cambios biológicos
inespecíficos inducidos en el organismo como respuesta, ante una situación particular (Citado en Lázarus y
Folkman,1984). El Estrés, en variadas ocasiones, nos mantiene alertas, despiertos y puede actuar como un
motivador y un impulsor en el proceso de resolver problemas, emociones como el enojo o la desesperación
comparten entre si la función de preservar la vida y hace que el ser humano se movilice para defenderse de lo
que percibe como amenaza; el miedo y la ansiedad ayudan a enfocarnos hacia las posibles fuentes de amenaza
o daño, sobre cómo manejar el estrés contener el miedo, la ansiedad o la depresión de manera positiva, resulta
una necesidad en este momento y aprender a usarlos a favor de si mismo, fortalecerá al individuo (Valero-
Cedeño N. J., Vélez-Cuenca M. F., Duran-Mojica A.A. y Torres-Portillo, 2020).
El objetivo del presente estudio es explorar el nivel de estrés que presentan las personas adultas maduras (de
50 y más), ante la posibilidad de contagiarse del COVID-19, antes de ser vacunadas.
Diseño. Estudio cuantitativo, no experimental, de campo, descriptivo, de corte transeccional. Participaron
voluntariamente y bajo su consentimiento, 368 adultos hombres y mujeres con 50 años cumplidos del estado
de Chihuahua, sin exclusión de variables sociodemográficas. Instrumento, Escala de estrés ante el COVID-19 de
Taylor, Landry, Paluszek, Fergus, McKay y Asmundson (2020), que consta de 36 reactivos en 5 escalas traducidas
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para este estudio, método traducción, retraducción.
Resultados. Edad, de 51 a 80 años, media de 58 años y 50 edad con mayor recurrencia; el 70% mujeres y 30%
hombres; 66% son casados, 75% católicos y el 77% reportan tener mucha fe en Dios. Se encontró que el 10.5%
de la población reportó no presentar estrés ante la posibilidad de ser contagiado por el COVID-19 , el 46%
maneja un grado medio de estrés considerado positivo, que le permite estar atento y tomar medidas adecuadas
a favor de su salud, el 32% se encuentra en un nivel moderado de estrés, apareciendo síntomas orgánicos ante
la posibilidad del contagio y el 11.5% presenta niveles altos de Estrés, considerado ésto como un problema de
salud, dado que en este nivel, las personas no tienen recursos adaptativos para librarse de él sin apoyo médico
o psicológico, dada la edad, aumenta su vulnerabilidad.
Indicadores de salud mental y de estigma en Ciudad Juárez Chihuahua.
Dr. Alberto Castro Valles, Dra. María Nieves González Valles,
Dra. María Elena Vidaña Gaytán y Dr. Jorge Ramon Lozano Martínez,
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
Red Binacional ROTMENAS Comisión Mexico Estadounidense de Salud.
Descriptores: Salud mental, Ciudad Juarez, Indicadores.
Introducción
Los impactos sociales de las enfermedades mentales tienden a aumentar debido a problemas como la pobreza,
violencia, aumento de adicciones y envejecimiento de la población. La prevalencia de trastornos mentales
se ha estimado en un 30% en México. La salud mental es un fenómeno complejo determinado por múltiples
factores biológicos, psicológicos, sociales y ambientales. Reconociendo a la salud mental como el “bienestar
que una persona experimenta como resultado de su buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos,
afectivos y conductuales, y en última instancia el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales para la
convivencia, el trabajo y la recreación” (OMS, 2011). Entre las enfermedades mentales más comunes se incluyen
padecimientos como la depresión, la ansiedad, la epilepsia, las demencias, la esquizofrenia, y los trastornos del
desarrollo en la infancia. Sin embargo, se han observado índices cada vez mayores de obsesión–compulsión,
enfermedades neuropsiquiátricas y conducta antisocial.
La salud es una necesidad básica del ser humano que gobiernos, comunidades, familias y personas se preocupan
por conservar y mantener niveles óptimos o “saludables”. La autonomía que gozan algunas organizaciones
civiles permite visualizar la capacidad de proyectar e iniciar acciones conjuntas para formular propósitos y
estrategias según las condiciones socioculturales que permitan mejorar la calidad de vida. La calidad de vida
implica una serie de componentes, tanto objetivos materiales como la salud, la alimentación, la educación, el
trabajo, la vivienda, la seguridad social, los vestidos, el ocio y los derechos humanos, como subjetivos -bienestar
psicológico y social, intimidad, la expresión emocional, la seguridad percibida, la productividad personal.
Factores determinantes de salud mental han sido la pobreza, falta de oportunidades laborales, problemas
familiares y desajuste social. La mala nutrición, carencia de servicios básicos, marginalidad, acceso limitado a
los servicios educativos y de salud, repercuten directamente en las condiciones de vida. Según la Secretaria de
Salud, se estima que por lo menos una quinta parte de la población mexicana padecen en el curso de su vida de
algún trastorno mental: cuatro millones de adultos presentan depresión; medio millón padece esquizofrenia,
un millón de personas tienen epilepsia y la demencia la padecen el diez por ciento de los mayores de 65 años;
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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en una tendencia creciente de estos padecimientos, en los próximos diez años la demanda de servicios de salud
mental en México constituirá una de las principales presiones para el sistema de salud (SS, 2016).
Los índices de uso de servicios para el tratamiento de los trastornos afectivos son bajos logrando hasta el 15%
en México. El 42% de las personas aquejadas por trastornos de ansiedad o afectivos reportaron haber hablado
de sus problemas con un médico general, pero sin un seguimiento adecuado con especialistas, principalmente
relacionadas con la creencia de que el tratamiento al que se tiene acceso no es bueno para manejar un problema
mental (58% de los hombres y 68% de las mujeres); que el acceso es difícil (16 y 22% respectivamente), así como
la falta de información (8 y 14%). Barreras relacionadas con el bajo nivel de escolaridad e ingresos de las familias
(IMSS, 2013).
Método
En una perspectiva cuantitativa con un estudio descriptivo transversal, se propuso un instrumento de cribaje
construido por indicadores de salud mental considerando escalas validadas en el ámbito de la psicometría ante
la mesa de investigación de la Red de Organizaciones Dedicadas a la Prevención y Atención y Prevención de
Trastornos Mentales, Neurológicos y por abuso de Sustancias ROTMENAS por parte del Cuerpo Académico
UACJ35 Psicología, Educación y Salud de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez como parte de los
trabajos con el propósito de generar diagnósticos pertinentes en la comunidad. Entre 2017 y 2018 del periodo
de prepandemia por el COVID-19. Los instrumentos de salud mental para población adulta y para la infantil
constaron de 50 reactivos dicotómicos tomados de la escala de ansiedad de Goldberg y del MMPI para cada
población posibilitando la identificación de indicadores de ansiedad, depresión, desviación psicopática,
psicastenia, esquizofrenia, paranoia, ideación suicida y acceso a servicios de salud mental. Asimismo, para
infantes se identificaron ítems para déficit de atención, hiperactividad, negativismo desafiante, disocial,
ansiedad generalizada, estrés postraumático, depresión, estrés psicosocial e ideación suicida. El instrumento
de estigma se construyeron 41 reactivos para identificar cuatro dimensiones: restricción social, ideología,
benevolencia y autoritarismo. Los reactivos e instrumentos se validaron en la mesa de la ROTMENAS con la
participación de académicos de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y de la Universidad de El Paso Texas
E.U., así como de profesionistas expertos de las instituciones de salud mental de la comunidad. Se aplicaron en
565 adultos y 646 niños/adolescentes, los cuestionarios de salud mental y 559 adultos para el cuestionario de
estigma de la salud mental, distribuidos mediante muestreo estratificado en las zonas de bienestar de Ciudad
Juárez proporcionadas por el Instituto Municipal de Planeación de Ciudad Juárez, con un consentimiento
informado y asistido de anonimato y confidencialidad de los datos. Se acudió a los centros comerciales, escuelas,
iglesias y casas habitación solicitando la colaboración voluntaria para responder el instrumento. Los datos se
analizaron mediante el programa estadístico computacional SPSS y se entregaron los resultados en la mesa de
investigación de la Red Rotmenas coordinada por la Comisión de Salud Mexicoestadounidense. Así mismo, se
presentó un informe detallado con infografías y una conferencia donde asistieron organismos y secretarías de
los tres órdenes de gobierno, asociaciones civiles, académicas, incluso contando con la presencia del alcalde
municipal. Cada actor recibió el informe por escrito y se generaron reflexiones y comentarios que validaron los
resultados. El estudio es relevante para considerar un seguimiento postpandemia y posibilitar comparaciones
de los indicadores de salud mental pre-pospandemia.
Resultados
En población adulta, el instrumento arrojó elementos confiables a=.868 con un 44% del total de varianza
explicada en 7 factores con adecuado ajuste de modelo. El 33% de la población presentó indicadores significativos
de ansiedad, 10% de depresión. 20% de obsesividad compulsiva. 36% de desviación psicopática. El 6% de la
población presentó indicadores significativos de esquizofrenia. 0.5% de paranoia. 1.1% de ideación suicida. El
20% de la población ha solicitado o acudido a un tratamiento psicológico/psiquiátrico. Para la población infantil,
el instrumento arrojó elementos confiables en a=.868 con el 53% de varianza explicada en 11 factores con ajuste
modelar adecuado. El 15.6% de la población infantil presentó indicadores significativos de déficit de atención.
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50% de déficit de atención. 8.8% de TDAH. 11% del trastorno negativista desafiante. 12.8% de trastorno disocial.
El 7% indicadores moderados de uso de sustancias. 50% de ansiedad generalizada. 19% de estrés postraumático.
22% de depresión. El 19% de esquizofrenia. 5.7% de estrés psicosocial. 4% de ideación suicida. En cuanto al
estigma hacia la salud mental en adultos, el instrumento arrojó confiablidad aceptable en a=.920 con el 41% de
varianza explicada en 4 factores con adecuado ajuste de modelo. El 5% de la población tiene opiniones acerca
de las personas con enfermedad mental con intolerancia, principalmente de zonas altas y muy altas. 65% de
la población considera ideas de tolerancia principalmente de zonas medias y bajas. Las ideas de tolerancia son
independientes del sexo y estado civil, pero en personas jóvenes entre 18 y 30 años, sin religión y a medida que
aumenta el nivel educativo principalmente de zona baja aumenta la percepción de intolerancia hacia los enfermos
mentales. 87% de la población considera actitudes de exclusión principalmente de zonas medias y bajas. 7% de
la población tiene actitudes inclusión hacia los pacientes con enfermedad mental, principalmente de zonas altas
y muy altas. La percepción de exclusión hacia los enfermos mentales es independiente del sexo, estado civil,
religión y nivel educativo, pero es mayor en jóvenes 18 a 40 años, principalmente si se pertenece a zonas medias
y bajas. 8% de la población evalúa como peligro para la sociedad y sugiere hospitalización, principalmente de
zonas muy altas y altas. 68% de la población no percibe peligro para sociedad principalmente de zonas medias
y bajas. La percepción de peligro para la sociedad es mayor en jóvenes 18-30 años, en mujeres, del estado civil
soltero, a medida que aumenta el nivel educativo, sin ejercicio de alguna religión, principalmente de zonas
medias. 68% de la población tiene actitudes y creencias relacionadas con el aislamiento de las personas con
enfermedad mental. 8% de la población tiene actitudes y creencias relacionadas con la inserción a la comunidad
y sociedad en general, principalmente de zonas muy bajas y bajas. La percepción de inserción a la sociedad es
independiente del sexo, del estado civil, del nivel educativo, pero es mayor en personas jóvenes entre 18 y 35
años, sin ejercicio de alguna religión, principalmente de zonas muy bajas.
Conclusiones
La población adulta juarense mantiene hasta en un 4.8% indicadores significativos de gravedad en salud
mental, principalmente de zonas de bienestar medias, muy altas y muy bajas. El 42.2% de la población obtuvo
indicadores moderados de gravedad en salud mental de zonas muy bajas, 53% de la población no presenta
indicadores de gravedad en salud mental de zonas bajas y muy altas. Los indicadores generales de gravedad
en salud mental fueron independientes de la edad y del ejercicio de alguna religión, Fue mayor en mujeres,
estado civil soltero, del nivel educativo de preparatoria y universitarios y de la zona de bienestar media. El 8%
de la población infantil tiene indicadores significativos de gravedad en salud mental, 50% de la población infantil
presenta indicadores moderados y el 42% de la población infantil no presenta indicadores de gravedad en salud
mental. Los indicadores de gravedad en salud mental fueron independientes de la edad, del nivel educativo y
del ejercicio de alguna religión y de la zona de bienestar. Pero fue mayor en mujeres, y en escuelas privadas. En
la población adulta juarense, a medida que sea mayor la tolerancia sin idealizar a los enfermos mentales como
inferiores (estigma) con menor percepción de peligro, es mayor la actitud-creencia de inserción social con menor
inclusión de las personas con enfermedad mental. Estigma identificado: Se toleran los enfermos mentales con
distanciamiento afectivo, siempre y cuando se mantengan controlados-hospitalizados con aislamiento social
restrictivo. El estudio posibilita la comprensión de la presencia de los indicadores de salud mental en Ciudad
Juárez Chihuahua en el periodo de prepandemia 2017-2018, considerando un contexto de violencia masivasocial
con hasta un centenar de homicidios dolosos por diez años consecutivos. El seguimiento comparativo de
estos indicadores de salud mental en el periodo postpandemia será pertinente para considerar el impacto de las
condiciones de salud pública de prevención de contagios del virus SARS-CoV2 aunado al contexto de violencia.
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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Interacciones cuidador-niño y alimetación: sistema categorial y manual del observador.
Mtro. Assol Cortés Moreno, Mtra. Lucero Cruz Díaz y Mtro. Rosendo Hernández Castro.
FES Iztacala UNAM.
Descriptores: Sistema de categorías, Desnutrición infantil, Interacciones adulto-niño, Manual, Categorías
conductuales.
La investigación sobre las prácticas parentales de alimentación se realiza principalmente desde dos abordajes
metodológicos: a través de informes de la propia conducta y/o la conducta de un tercero o mediante el empleo
de estrategias observacionales. En la edad de ablactación o alimentación complementaria predomina el empleo
de cuestionarios dirigidos al cuidador principal, enfocándose a los aspectos relacionados con las actitudes,
creencias, percepciones y preocupaciones de los padres sobre las prácticas parentales de alimentación y el peso
del menor(Hughes et al., 2012), así como en su apreciación sobre su dominio en la tarea de crianza (Fries, van
der Horst, Moding, Hughes, & Johnson, 2019). Son más escasos los estudios que se aproximan al fenómeno
haciendo uso de la observación sistemática, donde la atención se dirige hacia las acciones de los cuidadores
mientras alimentan al niño y su efecto en la conducta de consumo del menor, ya sea en contextos hospitalarios
(Piazza et al., 2003) o en situaciones cotidianas donde se evalúa el grado de responsividad del cuidador y los
problemas que puede presentar el niño a la hora de comer (Ramsay, 2004; van Dijk, Hunnius, & van Geert, 2012;
Wright, Parkinson, & Drewett, 2006).
Las principales fuentes de error de medición de los cuestionarios radican en los sesgos derivados de la deseabilidad
social al momento de responder; de la diferencia que existe entre la conducta del cuidador y la percepción de
este sobre su comportamiento, o del descuido al responder por cansancio o falta de interés (Fries, et al., 2019).
Por el lado de la observación sistemática, a pesar de tener la posibilidad de contar con mayor validez ecológica
y predictiva para enriquecer el entendimiento de las interacciones y su contexto (Aspland & Gardner, 2003),
los errores de medición derivan de probables inferencias subjetivas del observador sobre los motivos de las
acciones del individuo observado al asignar las categorías correspondientes. Este sesgo generalmente se debe
a la dificultad de contar con datos de un solo contexto o puede generarse por las expectativas del codificador
cuando conoce los objetivos del estudio (Fries et al., 2019; Harris & Lahey, 1982). La forma de superar algunas
de estas limitaciones es procurar la mayor objetividad y claridad posibles del sistema de observación. Esto
puede lograrse en la medida en que las categorías conductuales cuentan con definiciones operacionales y el
dominio de cada una de ellas no muestra traslapes con las demás. Adicionalmente, es recomendable contar
con un protocolo sistematizado de la conducta a observar, que incluya criterios claros de codificación. Con base
en estas consideraciones, el propósito de este trabajo fue elaborar un sistema de categorías de observación
de las interacciones cuidador-niño en situaciones de alimentación válido y confiable para identificar patrones
asociados al consumo del niño en edad de ablactación, así como la estructura del manual de codificación para
el observador que facilitara el entrenamiento de los codificadores.
Método
Participantes
Participaron ocho pasantes de la carrera de psicología como observadores y cinco Doctoras en psicología como
juezas expertas.
Se emplearon los videos de 28 díadas madre-hijo, balanceadas por sexo del niño, estado de nutrición (eutrófico,
riesgo de desnutrición o desnutrición), edad (grupos de edad en meses de 6-10, 11-15, 16-20 y 21-30). Los
videos se seleccionarán del acervo de registros provenientes de los estudios anteriores.
Aparatos y Materiales
Equipo de cómputo para realizar las codificaciones de los registros en video. Software especializado para análisis
observacional The Observer XT (Noldus, 1989).
Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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Diferentes sistemas de categorías para el análisis de las interacciones cuidador-infante en situaciones de
alimentación, desarrollados en estudios anteriores (Cortés-Moreno & Méndez-Lozano, 2012; Cortés, Romero,
Hernández, & Hernández, 2004) . También se hizo una revisión en la literatura del área de diversos catálogos de
categorías conductuales con objetivos similares.
Procedimiento
Construcción del sistema de categorías.
Se realizó un análisis de los sistemas de categorías y los resultados obtenidos con cada uno de ellos para recuperar
las categorías que mostraron más sensibilidad a las diferencias de estilos interactivos. De esta selección, se
realizó una primera propuesta y se revisaron las definiciones operacionales.
Elaboración del manual
Se definió el catálogo de categorías, se eligieron segmentos de video con ejemplos de cada categoría y se
elaboraron las reglas de decisión. Posteriormente se incorporó a estos elementos las instrucciones para el
empleo del software observacional y se elaboró el manual de observación siguiendo los lineamientos propuestos
por Yoder & Symons (2010) y tomando como modelo el manual para el Sistema de Codificación de la Interacción
Diádica Padre-Niño DPICS (Eyberg & Robinson, 2000), realizado en el ámbito de estudio del desarrollo social
del niño. El catálogo de categorías y manual de observación se sometió a la opinión de cinco juezas expertas en
análisis de interacciones y se realizaron los ajustes derivados de sus observaciones.
Entrenamiento a observadores, obtención de confiabilidad.
A la par del avance de la primera etapa se entrenó a los observadores en el empleo del programa y del manual en
su primera versión. Una vez terminado el documento codificaron distintos videos para el cálculo de confiabilidad.
Resultados
El sistema de categorías para el análisis de las interacciones cuidador-niño en situaciones de alimentación
quedó conformado por tres dimensiones o clases conductuales: Compañía/Orientación, Presentación/Consumo
y Verbalizaciones del adulto/Verbalizaciones del niño. El total de categorías para la conducta del cuidador en las
tres dimensiones en de 23 con tres modificadores y para el niño es de 21 con cuatro modificadores. Además del
catálogo de categorías la versión definitiva del manual de observación incorpora entre dos y cuatro ejemplos
por cada categoría con vínculos a segmentos de video.
Se incorporaron las opiniones de las juezas quienes evaluaron la claridad de las definiciones, los ejemplos, así
como la exhaustividad y exclusividad de las categorías dentro de cada dimensión.
Los observadores entrenados alcanzaron confiabilidad por pares con valores del índice Kappa de Cohen entre
.71 y .96 comparando segundo a segundo las tres dimensiones de la conducta de ambos participantes. Estos
valores se lograron con la codificación de tres videos.
Discusión
Se logró el objetivo de contar con un sistema de categorías para el análisis de las interacciones cuidador-niño en
situaciones de alimentación y un manual para los observadores que facilitara su entrenamiento. El proceso de
elaboración de estos instrumentos fue complicado debido al trabajo a distancia para la codificación de videos,
sin embargo, el manual contribuyó a la mejor comprensión del sentido las categorías y a una codificación
más objetiva. Cabe mencionar que en estudios anteriores el entrenamiento requería entre ocho y diez videos
codificados para alcanzar un índice de confiabilidad aceptable. Suponemos que fue de gran ayuda la incorporación
de reglas de decisión más completas y organizadas, así como la incorporación de los video ejemplos. Falta por
determinarse la validez predictiva del sistema de categorías, pero existe el antecedente que con taxonomías
conductuales similares ha sido posible identificar patrones asociados a estados de nutrición diferenciales entre
los niños en edad de alimentación complementaria y sus cuidadores (Cortés-Moreno & Méndez-Lozano, 2012;
Cortés et al., 2004).
Investigación realizada gracias al Programa UNAM DGAPA-PAPIIT IN309420.
Referencias
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Escala de conducta prosocial para adultos.
Lic. Marco Antonio De La Cruz Perez*, Dra. Sofía Rivera Aragón*, Dr. Tonatiuh García Campos**,
Dr. Adrían Medina Liberty*, Dr. Rolando Díaz Loving*, Dra. Angelica Romero Palencia***.
*Universidad Nacional Autónoma de México, **Universidad de Guanajuato, ***Universidad La Salle Pachuca.
Descriptores: Altruismo, Empatía, Positivo, Prosocialidad, Voluntariado.
La conducta prosocial favorece el bienestar personal (Aknin, Whillans, Norton, & Dunn, 2019), las relaciones
interpersonales positivas (Palomar & Victorio, 2018), disminuye la agresión (Redondo, Rueda & Amado, 2013) y
promueve el apoyo a los desfavorecidos (Grant & Dutton, 2012). Debido a las implicaciones positivas del actuar
prosocial es necesario contar con instrumentos adecuados para evaluarla (Eisenberg & Spinrad, 2014).
La definición más aceptada conceptúa la conducta prosocial como toda acción voluntaria para beneficiar a otros
(Eisenberg, Spinrad, & Knafo, 2015) y aunque el elemento clave es la promoción del bienestar ajeno, la definición
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no aclara qué acciones pueden ser consideradas prosociales. Por esta falta de especificidad es necesario
delimitar los comportamientos prosociales (Gebauer, Riketta, Broemer & Maio, 2008), cuya manifestación y
valoración está en función del contexto sociocultural (Eisenberg, Spinrad & Knafo-Noam, 2015) y las metas
sociales particulares del grupo de edad (Greener & Crick, 1999).
Los instrumentos que evalúan la conducta prosocial son muy diversos en los elementos que incorporan,
principalmente están dirigidos hacia niños (Ladd & Profilet, 1996) y adolescentes (Balabanian & Lemos, 2018).
Por otro lado, aquellas escalas enfocadas en adultos están dirigidas a estudiantes (Auné, Abal & Attoresi, 2016)
o evalúan motivaciones y situaciones subyacentes del actuar prosocial (Carlo & Randall, 2002).
Por lo tanto, el propósito del presente estudio fue desarrollar una escala de autoinforme para evaluar la
conducta prosocial en adultos y obtener sus propiedades psicométricas (dimensiones, validez, validez predictiva
y confiabilidad).
Por medio de un muestreo no probabilístico accidental participaron 761 personas adultas de la Ciudad de México
y el Estado de México, con edades entre 18 a 75 años (M = 29.22, DE = 12.51). El instrumento de conducta
prosocial fue generado a partir de los resultados de un estudio exploratorio previo (De La Cruz & Rivera-Aragón,
2021). Para obtener la validez predictiva fue empleada la escala de Apreciación y Sensibilización Emocional
(Díaz-Loving et al., 1986), que evalúa la empatía disposicional. Para el análisis psicométrico se siguieron los
pasos propuestos por Nunnally y Bernstein (1995) y Reyes-Lagunes y García-y-Barragán (2008). Para el análisis
de validez predictiva se realizaron análisis de regresión múltiple con el método de pasos sucesivos.
La escala quedó compuesta por 22 reactivos distribuidos en 4 factores (voluntariado, ayuda instrumental, ayuda
emocional y donación), con un alfa de Cronbach total de .89 y 45.8% de varianza explicada. Respecto a la validez
predictiva, las regresiones resultaron significativas entre ambas escalas y con valores de varianza explicada
entre 10.7% y 27.8%.
Los resultados muestran que la escala es adecuada para evaluar de manera válida y confiable la conducta
prosocial en adultos de población abierta de la ciudad de México. Las dimensiones resultantes, con congruentes
con la investigación previa y la configuración es propia de la etapa adulta. Respecto al vuluntariado (Participación
voluntaria y planificada en organizaciones o grupos que buscan beneficiar a los necesitados) y la donación
(Entrega voluntaria de recursos materiales o humanos para el beneficio de los demás), son comportamientos
prosociales que son mas propicios de los adultos puesto que poseen una mayor cantidad de recursos materiales
y económicos (Penner, 2000). Con relación a la ayuda emocional (Acciones que brindan apoyo verbal, atención
y compañía hacia quienes tienen un problema) e instrumental (Conductas que proporcionan asistencia física o
material a quienes lo necesitan), son acciones más propias de sociedades colectivistas en las que se valoran más
la expresión de conductas serviciales (Palacios & Martínez, 2017) y reciprocas que fomenten el compromiso en
las relaciones interpersonales (Mullen & Skitka, 2009).
El empleo de una escala de empatía para obtener evidencia de validez predictiva tiene gran relevancia, puesto
que la investigación antecedente muestra que es un elemento fundamental para el actuar prosocial (Caprara,
Alessandri & Eisenberg, 2012; Nook, Ong, Morrelli, Mitchel & Zaki, 2016; Richaud & Mesurado, 2016).
La principal limitación del estudio es la falta de un análisis factorial confirmatorio que proporcione mayor
evidencia de la validez del instrumento, por lo que en próximos estudios será realizado.
En conclusión, el instrumento resulto congruente con los antecedentes teóricos, así mismo coincide en cierta
medida con otras escalas de conducta prosocial (Auné et al., 2019; Balabanian & Lemos, 2018; Méndez et al.,
2015; Carlo & Randall, 2002). Sin embargo, aunque hay similitudes, el aporte del presente estudio fue obtener
un instrumento con sensibilidad cultural para evaluar la conducta prosocial en población abierta de la ciudad de
México, es decir, es una escala que toma en cuenta la naturaleza social e idiosincrática de la conducta prosocial
(House, Kanngiesser, Barrett et al., 2020; Penner, Dovidio, Pilavin & Schroeder, 2005).
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Actitudes de Endeudamiento. Jóvenes Universitarios.
Dra. Rosalia de la Vega Guzmán, Karina Ruíz García.
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Descriptores: Actitudes de endeudamiento, Universitarios, Psicología económica.
Las circunstancias sociales, económicas y de salud actuales presentan altos indices de pobreza, desempleo,
desigualdad y efectos por la pandemia por Covid-19 con repercusiones en poblaciones vulnerables, sobre todo
en la región de America Latina y el Caribe, (Fondo Monetario Internacional, FMI, 2021a; Naciones Unidas, 2021ª;
2021b; 2021c). Con respecto a Mexico, estas condiciones han incrementado los índices de endeudamiento, una
muestra de ello es el aumento en el acceso a créditos personales con tasas de interes muy altas (Banco de México,
2021). Ante esto, el estudio de las conductas de endeudamiento cobra relevancia desde la perspectiva de la
Psicología Económica, ya que los fenómenos económicos se entrelazan con aspectos psicológicos (Denegri et al.,
2017; Mansilla, et al., 2016; Van Raaij, 1981).Tomando en cuenta lo anterior, podriamos definir a las actitudes
hacia el endeudamiento como la evitación o aceptación del estado de endeudamiento como una forma de
acceso habitual a bienes y servicios deseados por medio del crédito, con implicaciones en la vida de las personas
(Denegri, 2016; Denegri et al., 2017). Algunas investigaciones aseguran la influencia de las actitudes sobre el
manejo y uso del dinero, compras y consumo, ahorro e inversión, gastos y niveles de endeudamiento (Braun-
Santos, Mendes-Da-Silva, Flores, Norvilitis et al, 2016; Gerhard, de Paula Sousa, Lopes, Araujo y Peñaloza, 2015;
Gerrans, Speelman, y Campitelli, 2014), en especial se ha demostrado la estrecha relación entre las actitudes de
endeudamiento y el bienestar psicológico con consecuencias en los niveles de estrés (Clayton, Liñares-Zegarra
y Wilson, 2015; Kyriopoulos et al, 2016; Shen, Sam y Jones, 2014), por lo tanto, cuando hay reducción en el
nivel de deuda el bienestar financiero puede aumentar (Norvilitis, 2014). Por otra parte, se ha identificado que
en jóvenes, las actitudes hacia el crédito se asocian positivamente con la escolaridad, el número de tarjetas de
crédito y el conocimiento sobre el crédito (Lachance, 2012). Estos antecedentes, demuestran la relevancia de
las actitudes y comportamientos económicos y sus consecuencias en la salud, en el bienestar, en lo económico
y social, lo cual justifica la atención que la Psicologia Económica le asigna a ello (Van Raaij, 1981).
En virtud de lo anterior el presente estudio tuvo como propósito identificar las actitudes de endeudamiento
respecto al género en estudiantes universitarios del área de la salud.
Método
Se empleó un diseño no experimental de tipo transversal, descriptivo (Hernández, Fernández & Baptista, 2014).
Participantes
Se realizó un muestreo probabilístico por conveniencia, considerando estudiantes de Psicología de una
Universidad pública. La muestra participante fue de N= 147, de los cuales n=73 son mujeres (49.7%) y n=74 son
hombres (50.3%), con un promedio de 20.76 años (DE = 1.91).
Instrumentos
Se aplicó un ficha de identificación con datos sociodemográficos.
Para evaluar las actitudes hacia el endeudamiento se utilizó la Escala de Actitud hacia el endeudamiento (EAE)
(Denegri, et al., 2012; validada en población Mexicana por Zariñana, 2018), compuesta de 7 ítems conformando
dos factores: actitud austera con 4 ítems (6, 7, 8, 9; ?= .72) y actitud hedonista contemplando 3 ítems (1, 2,
11; ?= .59) (Zariñana, 2018), con antecedentes de AFC de la escala (GFI = 0.97, RMSEA = 0.56, otros índices de
ajuste sobre 0.92; Zariñana, 2018). Tiene un formato tipo Likert con cuatro opciones de respuesta: (1) muy en
desacuerdo, (2) en desacuerdo, (3) de acuerdo y (4) muy de acuerdo.
Procedimiento
Se obtuvo el consentimiento informado de los participantes (APA, 2016). Las encuestas se aplicaron en forma
grupal e individual, con una duración aproximada de 20 minutos. Los datos recabados se procesaron y codificaron
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con el software SPSS versión 20, ejecutando análisis descriptivos (análisis de frecuencias, medias, desviaciones
estándar).
Resultados
Para dar cumplimiento al objetivo del presente estudio se examinaron las actitudes de endeudamiento de la
muestra total y por género de los estudiantes universitarios y se observa una media general de 3.59 (DE=.48)
para la dimensión Austera, con un promedio de 3.66 (DE=.33) en las mujeres y de 3.52 (DE=.58) en los hombres.
Respecto a la dimensión Hedonista resultó una media general de 2.20 (DE=.50), en las mujeres de 2.25 (DE=.48)
y en los hombres de 2.15 (DE=.52). Se muestra que no existen diferencias estadisticamente significativas entre
hombre y mujeres en la actitud austera (t=-1.86, gl=145, p=.06), ni tampoco lo hay en la actitud hedonista (t=-
1.22, gl=145, p=.22).
Discusión y conclusiones
La presente investigación tuvo el propósito de identificar las actitudes de endeudamiento en estudiantes
universitarios del área de la salud, el cual se cumplió y permite poner a discusión los resultados obtenidos.
Refiriéndonos a las actitudes hacia el endeudamiento, la población estudiada se manifiesta con mayor
prevalencia en la actitud austera respecto de la actitud hedonista, estos resultados son consistentes con otras
investigaciones con universitarios que también refieren una tendencia hacia la austeridad, esto hace suponer
que la edad y las limitaciones económicas de la etapa estudiantil impiden o limitan el acceso a tarjetas de
crédito y recursos suficientes, lo cual reduce las posibilidades de endeudamiento a su corta edad (Braun-Santos,
Mendes-Da-Silva, Flores, Norvilitis et al, 2016; Denegri et al., 2017; Gerhard et al, 2015; Gerrans et al, 2014;
Kyriopoulos et al, 2016; Mansilla et al., 2016).
Por otra parte, en esta población no se dieron diferencias en las actitudes auteras y hedonistas respecto al
género, lo cual difiere de otras investigaciones (Braun-Santos, Mendes-Da-Silva, Flores, Norvilitis et al, 2016;
Denegri et al., 2017). Ante esta evidencia, se identifica la importancia y necesidad de intervenir con educación
económica y financiera (AE) oportunamente para fomentar la alfabetización socioeconómica y la reflexión sobre
las conductas de endeudamiento, sobre las decisiones en el manejo y administración del dinero y muchas otras
actitudes y comportamientos económicos perjudiciales, que atendidos en una etapa temprana favorecerá al
futuro de los jóvenes universitarios (Angulo, 2014, Cornejo, Umaña, Guiñez, Muñoz, Mardones, 2017; Denegri
et al., 2014; Denegri et al., 2016).
Con respecto a las limitaciones del estudio, cabe mencionar que fue dificil encontrar más evidencia empírica
sobre el tema con población mexicana.
Por consiguiente, una de las apotaciones del estudio, es que aporta evidencia a los estudios del comportamiento
económico desde la perspectiva de la PE en México.
Para próximas investigaciones, se sugiere acrecentar la muestra y mantener el equilibrio en la condición de
género, asi como estudiar otras variables del comportamiento económico, entre ellas, las actitudes de consumo
y compra y bienestar psicológico, para tener un mayor acercamiento al fenomeno del comportamiento
socioeconómico en universitarios.
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Psicoterapia de Premisas en el tratamiento de la conducta adictiva.
Mtro. Diego De Luna Muñoz.
Instituto de Educación de Aguascalientes.
Descriptores: Adicciones, Psicoterapia, Sistémico, Tratamiento, Premisas.
La psicoterapia de premisas es un modelo terapéutico basado en los aprendizajes nodales de un ser humano
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llamado deuteroaprendizaje (Bateson, 1991), los cuales se describen como los aspectos primarios, secundarios
y terciarios que un hombre va aprendiendo a lo largo de su vida. La psicoterapia de premisas es una adaptación
de la terapia sistémica, debido a que ésta misma no bastó como explicación fenomenológica de lo psicológico,
por lo que se fortaleció y nutrió de diferentes investigaciones como Caballero (2014), Bateson (1991), Taylor
(2002), Kyle Kenneth (1982), Minuchin (1984), Luhmann (1992), entre otros, robusteciendo su aplicabilidad
y su efectividad. En el tratamiento efectivo de conductas adictivas una opción viable es la Psicoterapia de
premisas, ya que toma en cuenta los diferentes factores que posibilitan el comportamiento adictivo y analiza
la forma en que los seres humanos se van adaptando a su ambiente, dicha adaptación puede ser de manera
desviada (Taylor, S. 2002). Así mismo incluye una postura holística en la que se considera que el sujeto busca
la homeostasis para seguir conservando una estabilidad, volviendo a recaer en esta conducta adictiva debido
a los aprendizajes básicos que van reafirmando su patología. Aunado a lo anterior el comportamiento adictivo
dentro del presente modelo apunta a una comprensión sistemática de los aprendizajes inculcados por la familia
que rodea al individuo que presenta comportamiento adictivo, ya que se ha demostrado que uno o varios
miembros de la misma generan una retroalimentación negativa, lo cual mantiene el sistema funcional. Por
lo que resulta evidente que la modificación de dicho comportamiento además de incluir un cambio personal,
deberá presentarse un cambio en el sistema de relaciones de la familia (Minuchin, S. 1984)
El presente trabajo es un diseño de caso único, que se llevó a cabo en tres fases, 1) fase pretest, 2) intervención
y 3) postest. Los criterios de inclusión para selección de la muestra son los siguientes: a) Contar con los criterios
de consumo de sustancias marcados por el DSM-IV-TR (2003), b) Formar parte del plantel educativo, ya sea
trabajador, alumno o padre de familia, c) Que cumpla con el proceso de canalización por parte del departamento
de trabajo social, con su firma de consentimiento para la terapia. El instrumento utilizado para la medición
de la fase 1 y 3 consistió en una lista de indicadores en los que se incluyen los 7 items necesarios para el
diagnóstico en el apartado de trastorno de dependencia a sustancias según el DSM-IV-TR (2003), en el cual
se puntuaba cada uno de los que presentaba el paciente, obteniendo así el total de indicadores al inicio del
tratamiento y comparándolo con la aplicación al final del tratamiento. Dichos ítems son fundamentales ya que
son considerados la variable dependiente de la intervención y su cambio será el efecto de la intervención que es
la variable independiente. La terapia consistió en 30 sesiones con una duración aproximada de 60 minutos cada
una, el proceso se dividió en 3 fases: 1) evaluación 3 sesiones, 2) intervención y mantenimiento 26 sesiones y 3)
Cierre 1 sesión. Las actividades principales fueron: a) el reconocer aspectos fundamentales del aprendizaje que el
paciente rechaza a través de las sesiones individuales, b) el paciente reclama a su familia todo el aprendizaje que
la hace consumir droga en forma de fantasía dirigida. c) Las tareas del paciente irán modificando la percepción
de su entorno dependiendo del grado de avance de las sesiones. d) El paciente valorará los avances que se
tienen constantemente a través de la identificación de su necesidad de consumir sustancias adictivas.
Las características del paciente son: mujer de 46 años de edad, casada, con 4 hijos, el mayor de 24, otra de 20
años finada, un hijo de 18 años y el ultimo que tiene 14, el cual es alumno de la escuela secundaria. La paciente
es de clase media baja, cuenta con 5 intentos de suicidio y de ser internada en 3 ocasiones en instituciones de
salud mental.
Los criterios del DSM-IV-TR (2003) relacionados con el consumo de sustancias que se evaluaron en el pretest,
son los que se evaluaron en la fase de postest, en donde se encontró que cada uno de ITEMS disminuyeron
y algunos desparecieron, además de la expresión de la paciente de no recurrir al consumo de sustancias,
mostrando cambios notables en todos los indicadores del comportamiento adictivo. Así mismo, la ausencia de
signos de síndrome de abstinencia, afirma que no existe deseo de volver a ingerir, además de la disminución
de indicadores de ansiedad. Aunado a lo anterior se logró fortalecer diferentes elementos asociados con la
autoestima y sus relaciones sociales, ya que fueron fundamentales en el proceso de intervención.
Se llevó a cabo en la fase de intervención el reconocimiento de aprendizajes que le llevaban a mantenerse siempre
ansiosa y con un estrés considerable que no podía manejar, así como lo describía Taylor (2002); refiriéndonos
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al paciente, ella vivía siempre descalificada por parte de su familia, y así se fue desarrollando dentro de sus
componentes fundamentales de carácter sistémico, orientado a formarla como una persona (Kenneth, 1986),
volviéndola dependiente de sustancias para huir de su entorno y su familia. Para la psicoterapia de premisas,
entra en la comprensión de los aprendizajes nodales (Bateson, 1991) que manifestaba el paciente a la hora
de traer los recuerdos de su pasado y conforme se llevaba las sesiones de intervención y se reclamaban los
aspectos fundamentales que le causaba su pasado al presente; en un principio manifestaba dolor a la hora
de recordar y reclamar a las figuras que le enseñaban la descalificación y el antivalor que describía su familia,
sin embargo, se mostraba progresivamente los avances conforme avanzaban las sesiones de intervención,
reduciendo paulatinamente su ansiedad conforme se perdía valor emocional a esos recuerdos. De acuerdo con
la epistemología sistémica y las adaptaciones pertinentes que se hicieron a la información recabada, sirvió para
fortalecer la psicoterapia de premisas, la llevo a obtener por completo la propuesta inicial de esta investigación,
dado que la información en donde se basa es la psicoterapia sistémica que inicia Bertalanfy (1976) y se apoya
de investigaciones referentes a los aspectos relevantes de la crianza y la educación y de cómo van moldeando la
mente de una forma sistémica, además del apoyo de tareas y el seguimiento que se llevó.
Los aprendizajes nodales que adquiere el sujeto hace que se adapte de una forma negativa a un entorno muy
demandante, además agregando la educación de los padres esto lleva a que adquiera conductas buscando la
homeostasis (Taylor, 2002), para poder lidiar con el estrés que no está preparado para manejar, favoreciendo
que recurra al consumo de sustancias. La psicoterapia de premisas lleva al paciente a la extinción de esta
búsqueda de la sustancia para encontrar su homeostasis, ya que su detonante principal son sus aprendizajes de
vida y la forma de ver el mundo. Este modelo de terapia es innovador por observar la complejidad de la persona
(Morin, 1990) y la efectividad que se tiene a la hora de realizar un tratamiento como es el de intervenir con un
paciente con conducta adictiva, debido a que en la psicoterapia sistémica de segunda generación se incluye al
psicoterapeuta como parte del sistema de terapia familiar y junto con esta, la psicoterapia de premisas agrega un
numero de variables a considerar que puede influenciar al sujeto en su estado mental y su estructura (Caballero,
2014).
Modernidad sedentaria: impacto en estrés, ansiedad, autoconcepto y autoestima en confinamiento.
Lic. Ekaterina Del Conde Schnaider*, Lic. Cinthya Vanessa López Sánchez**
y Dr. Pedro Wolfgang Velasco Matus*.
*Universidad Iberoamericana, **Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México
Descriptores: Sedentarismo, Estrés, Ansiedad, Autoconcepto, Autoestima.
Introducción
El sedentarismo se asocia con una gran cantidad de defunciones al año dada su alta prevalencia y relación
con la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles, y se reconoce como una problemática de salud
pública mundial (Alfonso-Mora et al., 2013). Es definido por Varela et al. (2011) como menos de 30 minutos
de movimiento diario, mientras que ejercicio físico hace referencia a movimientos pensados y orientados para
estar en forma y gozar de buena salud (Márquez et al., 2006).
Cualquier tipo de actividad física promueve la tolerancia al estrés, entendido como el conjunto de respuestas
experimentadas cuando las demandas del medio exceden recursos personales (Moral & Cázares, 2014), así como
la adopción de hábitos protectores de la salud, reduciendo el riesgo percibido de enfermar que genera efectos
tranquilizantes, antidepresivos y sensación de bienestar. También mejoran procesos sociales y regula ciclos del
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sueño, preventivos para la ansiedad (Barbosa & Urrea, 2018), definida como manifestaciones físicas y mentales
relacionadas con la anticipación de peligros futuros e inciertos (Sierra, Ortega & Zubeidat, 2003). Realizar
actividad física activa el sistema nervioso simpático, liberando noradrenalina y dopamina, neurotransmisores
que reducen el estrés y disminuyen estados de ansiedad (Salazar et al., 2016).
De acuerdo a Gómez et al. (2012) el ejercicio físico fomenta la capacidad de concentración y la actitud participativa
en los jóvenes, proporcionando una sensación de control y de estabilidad emocional en la personalidad,
caracterizada por el optimismo y la flexibilidad mental, que a su vez incrementa el autoconcepto, una realidad
de origen multidimensional compuesta por cuatro elementos: social, físico, emocional e intelectual (Moral-
García et al. 2018), y la autoestima, un sentimiento de valor personal que puede ser positivo o negativo (Moral
& Cázares, 2014). Esto incrementa la calidad de vida del individuo activo, ya que se afecta positivamente su
percepción de capacidad y nivel de independencia, como la toma de decisiones, autonomía física y percepción
de salud (Moral-García et al. 2018). La presencia de estrés en las exigencias cotidianas (Moreno Collazos et
al., 2014), la ansiedad generada por el aislamiento (Huarcaya-Victoria, 2020) y el directo impacto a hábitos
protectores de la salud (Barbosa & Urrea, 2018) son algunas de las consecuencias del sedentarismo.
La pandemia por COVID-19 trajo cambios cotidianos e incertidumbre alrededor del mundo. En México se
adoptaron el confinamiento y medidas de sana distancia, provocando síntomas de estrés postraumático,
enojo, confusión, miedo, dolor, ansiedad e insomnio (Fernández et al., 2020). La disminución de los niveles de
actividad física y aumento del comportamiento sedente fue una reacción inevitable del aislamiento social y las
condiciones de confinamiento (Celis-Morales et al., 2020). La vida actual presenta gran innovación tecnológica,
falta de tiempo recreativo tanto por obligaciones académicas y laborales (Moreno Collazos et al., 2014), así
como presencia de estrés en las exigencias cotidianas y los cambios en los horarios de alimentación y el sueño.
Así, el objetivo del presente trabajo fue identificar las consecuencias del sedentarismo sobre la salud física y
mental (estrés, ansiedad, autoestima, autoconcepto) en adultos jóvenes mexicanos entre 18 y 25 años.
Método
Tipo de estudio y de diseño
Cuantitativo, de campo, no experimental, descriptivo-correlacional, y transversal.
Participantes
Participaron a través de un muestreo no probabilístico 237 personas voluntarias: 93 fueron hombres, 141 mujeres
y tres personas que no mencionaron su sexo. El rango de edad fue de 18 a 25 años (M = 21.3; DE = 1.98). La
mayoría de los participantes fueron estudiantes (59.1%) y estudiantes que trabajan (26.2%). Las horas invertidas
en actividad física semanalmente se distribuyeron de la siguiente manera: No realiza ejercicio físico (Grupo A,
12.7%), Menos de una hora (Grupo B, 8.4%), 1-2 horas (Grupo C, 16.5%), 2-3 horas (Grupo D, 13.9%), 3-4 horas
(Grupo E, 14.8%), 4-5 horas (Grupo F, 13.9%), 5 o más horas (Grupo G, 19.8%). La mayoría realiza ejercicio por
cuidado de la salud (38.8%) y cuidado físico 27%, realizándose en casa (64.6%) y en un establecimiento (18.1%).
Instrumentos
Escala de estrés percibido (EEP) (Cohen et al, 1983). Se conforma de 14 ítems que miden el grado de molestia o
preocupación de los participantes por controlar sus problemas. Tiene un formato tipo Likert de cinco respuestas
(0: Nunca a 4: Muy a menudo).
Inventario de ansiedad rasgo-estado (IDARE) (Spielberger et al, 1975). Consiste en dos subescalas de 20 ítems
cada una, las cuales miden la propensión a la ansiedad y la tendencia del participante a reaccionar ante estímulos
amenazantes. Se utilizó únicamente la escala Estado con formato de respuesta tipo Likert (1: No, 2: Un poco, 3:
Bastante, 4:Mucho).
Escala de autoestima de Rosenberg (Rosenberg, 1965). Consiste en 10 reactivos que se distribuyen en dos
dimensiones (autoestima positiva y autoestima negativa) con formato de respuesta tipo Likert (1: Muy en
desacuerdo a 4: Muy de acuerdo).
Listado de Adjetivos para la Evaluación del Autoconcepto en adolescentes y adultos (LAEA) (Garaigordobil, 2011).
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Está constituido por 57 adjetivos contestando a la consigna “Soy una persona...” para medir el autoconcepto
global asociado a cuatro dimensiones: Autoconcepto físico, emocional, intelectual y social. Utiliza un formato de
respuesta tipo Likert (0: Nada a 4: Mucho).
Todos los instrumentos cuentan con propiedades psicométricas adecuadas para la población mexicana.
Procedimiento
El levantamiento de datos se realizó durante la pandemia por COVID-19 (mayo-agosto 2021) mediante una
encuesta electrónica en Formularios de Google®. Ésta fue distribuida a través de medios como WhatsApp,
Facebook e Instagram. La investigación se hizo bajo estricta adherencia a la Declaración Universal de Derechos
Humanos (1948) y al Código Ético del Psicólogo (2007), garantizando a los involucrados la confidencialidad
de sus datos y anonimato, asegurando que estos serían únicamente utilizados para fines estadísticos y de
investigación. Toda participación fue voluntaria, y en promedio los participantes tardaron alrededor de 10
minutos en completar el formulario.
Resultados
Para cumplir con el objetivo del estudio, en un primer lugar se llevó a cabo un análisis de correlación productomomento
de Pearson entre las variables del estudio. Las correlaciones (p<0.05) entre Estrés percibido y las
variables Autoestima (r= -0.668) y Autoconcepto total (r= -o.499) fueron negativas y moderadas. Por otro lado,
la correlación entre Ansiedad y Autoconcepto total fue positiva y baja (r= 0.252), mientras que la correlación con
Autoestima total fue baja y positiva (r= 0.157).
Un análisis de varianza simple permitió comparar las variables entre los diferentes grupos. El análisis mostró
diferencias estadísticamente significativas en las variables de: Estrés [F(6,230)=3.77; p<0.001], Autoestima total
[F(6,230)=3.77; p<0.001] y Autoconcepto total [F(6,230)=4.46; p<.001]. El análisis de varianza no fue significativo
para Ansiedad-Estado [F(6,230)=1.49; p=0.181].
A través de un análisis Post-hoc de Tukey (p<0.05) se encontraron las siguientes diferencias. Para el caso de
Estrés, el Grupo A (no realizan ejercicio) obtuvo el promedio más alto (M=3.08; DE=0.53), mientras que el más
bajo fue el Grupo G (5 o más horas a la semana) (M=2.63; DE=0.42); para el caso de Autoestima total, el promedio
más alto fue el Grupo F (4 a 5 horas a la semana) (M=2.34; DE=0.32) y el más bajo en el Grupo B (menos de una
hora) (M=2.73; DE=0.65) y Autoconcepto total, siendo el Grupo G (M=4.09; DE=0.43) el promedio más alto y el
menor el Grupo B (M=3.46; DE=0.54).
Discusión
La disminución del uso de fuerza física para actividades cotidianas y ejercicio físico ocasionada por la vida
urbana, así como las limitaciones del contexto sanitario actual son algunas de las razones que han repercutido
directamente en la salud física y mental de la población adulta joven.
Tomando en cuenta que la mayoría de la muestra se dedica a estudiar y en algunos casos también a trabajar,
no resulta sorprendente que aquellos jóvenes sedentarios presentaron mayores niveles de estrés, dado que
las demandas que su medio les exige los imposibilita de mantenerse activos físicamente, generando un estado
persistente del mismo que a su vez los involucra obsesivamente en sus actividades (Moral & Cázares, 2014). Por
otra parte, aquella población que realiza más de 5 horas de ejercicio semanalmente presentó los niveles más
bajos de estrés, esto podría deberse a la liberación de noradrenalina y dopamina, efecto de la regulación del
sistema nervioso simpático (Salazar et al., 2016), que generan un sentimiento de bienestar, a la par de promover
efectos tranquilizantes y antidepresivos (Barbosa & Urrea, 2018).
Un resultado interesante arrojado por el estudio indicó que los mayores estados de ansiedad se presentan en
el grupo que realiza de 4 a 5 horas de actividad física a la semana. Pese a que este resultado podría resultar
controversial, es importante involucrar la variable competitiva. Diversos deportes exigen aplicar rutinas estrictas
para mejorar el rendimiento y los resultados de cada persona, llevando esta actitud a estados de ansiedad como
resultado de grados de disciplina y exigencia mayores (Guerra et al., 2017).
Gran parte de los beneficios de la actividad física se pueden ver de forma integral en el individuo, como lo muestra
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el estudio, donde el grupo que realiza de 4 a 5 horas semanales presenta los niveles más altos de autoestima y
autoconcepto. Sus beneficios se extienden al campo físico, social y psicológico, que a su vez mejoran la calidad
de vida por incrementar su nivel de independencia, empoderando a la toma de decisiones, la autonomía física
y su percepción de la salud (Moral-García et al., 2018). Mismas razones por las que resulta consistente que los
grupos con menor autoestima y autoconcepto sean aquellos que realizan menos de una hora de actividad física
a la semana.
El ejercicio físico se considera un hábito protector de la salud al aumentar la sensación de bienestar y en
consecuencia, reduciendo el estrés, es por eso que aquellos jóvenes que presentaron menores niveles de
estrés a su vez tuvieron niveles más altos de autoestima y autoconcepto (Barbosa & Urrea, 2018). Uno de los
efectos directos del ejercicio físico es la disminución de riesgo a enfermar, impactando directamente en el
autoconcepto, esto debido a que la persona que lo realiza se siente más sana y en control de su cuerpo (Gómez
et al., 2012), y por lo tanto favoreciendo una autoestima más alta al asociar positivamente dichas capacidades.
Otro efecto del ejercicio físico es el mejoramiento en los procesos de socialización, un aspecto que tiene que
ver con el autoconcepto social. En el contexto pandémico este factor podría estar reduciendo los niveles de
estrés que la incertidumbre del covid, así como las medidas de confinamiento podrían estar generando al
promover actividades que inhiben a las personas de tener procesos sociales. Esto explicaría los niveles altos
de autoconcepto y autoestima en aquellos jóvenes que invierten más tiempo en actividades físicas, que en sí
mismas podrían estar sujetas a procesos de socialización.
Es importante reconocer que la existencia de las respuestas de ansiedad resultan útiles para la resolución de
situaciones que para el organismo pueden resultar amenazantes y que al enfrentarlas, pueden tener un efecto
directo en la manera en que una persona se reconoce (autoconcepto) y valora (autoestima) (Moral-García et al.
2018). Para futuras investigaciones se recomendaría identificar la direccionalidad de las variables para evaluar la
predicción de una con la otra. En el caso de la ansiedad, otro tipo de factores del ambiente podrían afectar a las
personas, como podría ser la situación pandémica que atraviesa a la sociedad, por ejemplo al verse alterados los
ciclos del sueño como efecto de las adecuaciones de las actividades al medio virtual (Fernández et al. 2020), así
como la cantidad de horas que la población pasa en posición sedente llevando a cabo sus actividades académicas
y laborales (Celis-Morales et al., 2020).
Experiencias de identidad y expresión de género en personas trans* de Campeche.
Dr. Sinuhé Estrada Carmona y Dra. Gabriela Isabel Pérez Aranda.
Universidad Autónoma de Campeche.
Descriptores: Identidad de género, Expresión de género, Ciudadania sexual, Transgénero, Campeche.
A partir del siglo XVIII, dos ejes construyen la nueva subjetividad política moderna: la ciudadanía y los derechos
humanos. Sólo aquel que posea o adquiera el estatuto de ciudadano es perceptible de ser considerado humano.
Desde el momento en que la noción de «ciudadanía» aparece en el pensamiento político moderno como
categoría central para definir la nueva subjetividad moderna, hay sujetos que quedan fuera de tal definición
(Balza, 2009:231). La ciudadanía sexual y lo trans* son categorías que interactúan para dar contexto político,
social y económico a sujetos y colectivos en la lucha por existir y ser reconocidos por el Estado. El estudio de
la sexualidad no es tarea sencilla, considerando que el concepto en sí es complejo de definir. Sin embargo,
apegándose a la idea de sexualidad de la Organización Mundial de la Salud se puede entender como: “un aspecto
central del ser humano que está presente a lo largo de su vida. Abarca el sexo, las identidades y los roles de género,
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la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. Se siente y se expresa a través de
pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, comportamientos, prácticas, roles y relaciones.
Si bien la sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no todas ellas se experimentan o expresan siempre.
La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos,
culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales” (OMS, 2006:5). Dicha conceptualización trasciende
el orden de lo biológico y lo psicológico, incorporado aspectos que se entrelazan con la idea de ciudadanía.
Ser ciudadano, implica tener derechos políticos, sociales, económicos, culturales y acceso a las tecnologías de
comunicación e información. Pero, paradójicamente, su declaración en el discurso jurídico y en su contraparte,
los derechos civiles, políticos y sociales, demuestra que no se concretan estos derechos en acciones claras
para toda la población (Enríquez y Martínez, 2016). Algunas consecuencias del sistema esencialista binario
del sexo/genero cis-heteronormativo a partir del cual se construye la identidad jurídica y la ciudadanía los ha
documentado la Asociación Mundial para la Salud Sexual y la Organización Panamericana de la Salud (WAS y OPS,
2009) como violencia cultural y estructural hacia la diversidad sexual y de género, tales como: Patologización,
criminalización e invisibilización del comportamiento sexual no normativo; Desvinculación de los programas
de educación sexual con los comportamientos sexuales no normativos; Educación sexual heteronormativa, cisnormativa,
binaria, coito-céntrica, monógama; Criminalización de estilos familiares como la poligamia donde
los adultos en uniones polígamas consensuales (y sus hijos) carecen de acceso a sus derechos; Criminalización
y control segregado del trabajo sexual; Utilización por parte del Estado y sus agentes de abuso verbal, acoso,
violencia, la violación de la integridad física y el asesinato o la pena capital para castigar a hombres, mujeres,
niños y niñas que infringen las normas culturales de conducta sexual. Por ejemplo, la pena de muerte puede ser
impuesta y se impone por una convicción de homosexualidad en los países que se rigen por la ley islámica; la
revictimización por parte de los profesionales de salud que trabajan en unidades de medicina forense, quienes
violan la integridad física de las personas detenidas por sospecha de actividad homosexual, al efectuar exámenes
anales forzados y repetidos con la finalidad de determinar su culpa; la colusión entre los profesionales de salud
y la policía, en la vigilancia policial rigurosa y ruda con procesos penales o tratamiento médico forzado para las
personas descubiertas en actividades homosexuales; la utilización de procedimientos quirúrgicos y tratamientos
hormonales no supervisados por especialistas del Estado para las personas intersexuales y transexuales. Para la
ONU (2016) la discriminación de lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transgénero, transexuales, intersexuales y
queer (LGBTTTIQ+) no sólo perjudica a las personas, también reduce las ganancias de las empresas y cuesta a los
países miles de millones de dólares en pérdidas, al reducir su rendimiento económico. Cada vez que una persona
de la comunidad LGBTTTIQ es acosada o expulsada de su empleo, no sólo se comete una injusticia contra un
ser humano, sino que también se pierde una oportunidad para consolidar una economía más productiva. En el
contexto del sureste mexicano el acceso y ejercicio de derechos de sujetos que viven discordancia de género
es altamente limitado ya que las legislaciones de Campeche y Yucatán no han reconocido ni aprobado las leyes
y reglamentos necesarios para garantizar el derecho a la identidad de género y sus consecuencias jurídicas.
En este sentido, aunque el Estado de Campeche en comparación con Yucatán, cuenta con una legislación más
incluyente en temas de diversidad sexual, aún queda pendiente en ambos estados lo referente a las personas
tras, incluidas las infancias y adolescencias como sujetos de derechos (Antonio, 2017; Ojeda, 2020; Fernández,
2020). Objetivo: El propósito del presente trabajo es analizar las vivencias del ejercicio del derecho a la identidad
y expresión de género en personas trans* y sus implicaciones en la idea de ciudadanía sexual en Estado de
Campeche, México. Metodología: recolectamos las historias de vida a partir de entrevistas semiestructuradas y
utilizando la técnica de fotobiografía dirigida de 8 personas trans*. Resultados: 5 categorías y 19 subcategorías se
codificaron, las cuales permitieron identificar que las dificultades y oportunidades para el ejercicio del derecho
a la identidad y a la expresión de género que se reproducen principalmente en contextos educativos, familiares
y laborales contribuyendo a escenarios de excusiones sociales a lo largo de la vida, por otra parte, la inclusión y
la pertenencia siguen siendo un desafío del ámbito legal, económico y político. Los códigos con mayor densidad
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narrativa fueron el de autonomía y agencia, el de inclusión y pertenencia, el código de autoidentificación y el
código de exclusión y violencias. La autoidentificación está vinculada con las prácticas de autonomía y agencia,
de inclusión y pertenencia y de diversidad y disidencia. Es decir, hay una conciencia de no vivirse bajo el régimen
de la cis-ciudadanía, apropiarse de esta diferencia y ejercer decisiones para existir de alguna manera. Dos
formas existir son las estrategias de sobrevivencia y la transición, principalmente asociados al contexto de las
redes y colectivos sociales virtuales. Los procesos de transición están muy vinculados a la autonomía y agencia
y a la integridad corporal y la salud sexual mediados por el aspecto de los costos económicos y materiales. Las
prácticas de exclusión y violencia se presentan principalmente en el contexto escolar, familiar y laboral, en
contraparte las prácticas de sobrevivencia se dan en esos mismos contextos. Las practicas sexo-afectivas se
experimentan en relación con la autoidentificación en el contexto de las relaciones de pareja.
En el análisis de las entrevistas el ejercicio del derecho a la identidad y la expresión de género/sexual esta
matizada por contrastes entre la inclusión, la pertenencia, la autonomía y la agencia con la autodefinición, las
estrategias de sobrevivencia, la exclusión y las violencias que se viven en contextos específicos como el escolar,
familiar, laboral, con la pareja y en las redes sociales.
Los principales y preliminares hallazgos son seis:
1. La llave de acceso al ejercicio de todos los derechos es el acta de nacimiento
2. Para obtener un acta de nacimiento acorde a la identidad de género se estereotipa, patologiza y
medicaliza la identidad y la expresión de género.
3. Aun teniendo un acta de nacimiento acorde a la identidad y expresión de género las personas trans*
viven discriminación, violencias y exclusión en ámbitos económicos, políticos y laborales.
4. Los contextos más significativos para la inclusión, la pertenencia, la agencia y la autonomía son el familiar,
el escolar y el laboral.
5. Las diferencias generacionales están marcando un devenir histórico virtualizado en redes sociales
orientado a la desbinarización, pero no necesariamente a la des-esencialización ni decolonización de la identidad
y la expresión de género.
6. Los procesos de transición y las prácticas sexo/afectivas están matizadas por estrategias de sobrevivencia
en contextos específicos.
Estos hallazgos cuestionan el estatus de cis-ciudadanía como norma jurídica constitucional y problematizan
sus efectos marginalizando, segregando y excluyendo los colectivos disidentes sexuales y de expresión de
género en el Estado de Campeche. No bastará con una ley de identidad de género, pero es un paso hacia la
construcción de la justicia sexual y de género que propicie contextos saludables para la vivencia y expresión de
las trans*identidades como trans*ciudadanías legitimas y válidas desde la infancia.
Conclusiones: La identidad y la expresión de género como un derecho que al no ser garantizado por el Estado
coloca en situación de vulnerabilidad a colectivos de la diversidad sexual y de género, en la actualidad el sistema
legal binario está siendo rebasado dadas las trans*identidades emergentes no binarias por lo que se está
abriendo la desafiante oportunidad de desnaturalizar, desesencializar y tal vez desbinarizar las identidades y
expresiones de género desde el activismo y la academia. Lo anterior implica la necesidad de legislar políticas
públicas que estén orientadas a la inclusión de sujetos cuya variabilidad de género no se ajuste al modelo cishetero-normativo.
Lo cual, para los estados del sureste de México todavía es un rezago político que sitúa a las
personas en alta vulnerabilidad, exclusión social, económica y política.
Referencias
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American and Caribbean Studies / Revista Europea De Estudios Latinoamericanos Y Del Caribe, 104, 69-88.
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Fernández, J. (25 de junio de 2020). Recorrido histórico de los Derechos LGBTTTIQ+ en Yucatán. Facebook
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Lee-Badgett, M. (2014). The Economic Cost of Stigma and the Exclusion of LGBT People. Banco Mundial.
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Resiliencia y adherencia al tratamiento en personas que viven con VIH/SIDA.
Dr. Sinuhé Estrada Carmona y Dra. Gabriela Isabel Pérez Aranda.
Universidad Autónoma de Campeche.
Descriptores: Resiliencia, Adherencia, VIH, SIDA, Tratamiento.
El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) infecta a las células del sistema inmunitario, alterando o
anulando su función, la infección produce un deterioro progresivo del sistema inmunitario, con la consiguiente
"inmunodeficiencia" (OMS, 208), esta es una enfermedad compleja, de proceso multifactorial, que puede ser
mejor entendida dentro de un modelo biopsicosocial. Las personas que viven con el VIH deben lidiar con un
conjunto de estresores fisiológicos, socioculturales, económicos y psicológicos que en conjunto constituyen
una amenaza potencial a su salud física y mental (Carrobles y Remor, 2003). Por su parte, el Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) es una enfermedad infecciosa producida por el (VIH), término que se aplica
a los estadios más avanzados de la infección por VIH y se define por la presencia de alguna de las más de 20
infecciones oportunistas o de cánceres relacionados con el VIH (OMS, 2018), hasta la fecha se registran más de
24 millones de muertos por SIDA en el mundo (herrera y Campero, 2002).
La epidemia de VIH/SIDA en México ha representado un verdadero reto para el sistema de salud del país. En la
actualidad, se han dado grandes avances para lograr el abasto de medicamentos a la población con VIH, pero
sigue habiendo diversos factores que limitan su efectividad y la atención integral de los pacientes (Sierra, 2006).
El tratamiento de los pacientes con VIH /SIDA, conocido como TARAA, tiene mejores resultados en la presencia
de adherencia al tratamiento (Alvis, et al. 2009), y una baja resiliencia, está relacionada con dificultades en los
mecanismos para manejar el estigma social y el prejuicio; una disfunción en la protección y en el afrontamiento
del estrés, la depresión, la ansiedad, los traumas y afectaciones en su nivel de proceso de adaptación (Cameron,
Ungar y Liebenberg, 2007).
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De esta manera, Alvis, et al, (2009) encontraron que el tratamiento antirretroviral altamente activo (TARAA),
mejora de manera importante el pronóstico de esta enfermedad, reduciendo la incidencia de las infecciones
oportunistas y la mortalidad y la frecuencia de hospitalizaciones, sin embargo, los mismos describen que la
disminución de adherencia al TARAA se ha mantenido desconociéndose su progresión en los últimos años y se
ha convertido en un problema de salud pública, a pesar de contar con la efectividad clínica y recursos para su
tratamiento; no se logra aumentar significativamente el porcentaje de su adherencia, lo cual es indispensable
para garantizar la efectividad de los fármacos; de lo contrario, habrá un aumento de ingresos hospitalarios y un
fracaso terapéutico, generando resistencia a estos medicamentos.
La definición de adherencia al tratamiento, proporcionada por la Organización Mundial de la Salud (2018)
describe el cumplimiento del tratamiento; es decir, tomar la medicación de acuerdo con la dosificación del
programa prescrito; y la persistencia, tomar la medicación a lo largo del tiempo.
Por otro parte, Cameron, Ungar & Liebenberg (2007) definen la resiliencia como factores individuales, familiares
y sociales para la superación de las situaciones desfavorables , y mencionan que una baja resiliencia está
relacionada con dificultades en los mecanismos para manejar el estigma social y el prejuicio; lo anterior toma
vital importancia considerando lo mencionado por Fisher (2008) quien describe que el inicio tardío de TARAA
es uno de los retos importantes que limitan la eficacia del tratamiento y es común en México siendo el miedo
a la estigmatización un factor que influye en la decisión de hacerse la prueba del VIH o eludirla, incluso si la
persona se percibe a ella misma en situación de riesgo (Nogueda, Caro, Cabretree, y Vazques, 2015). Fernández
y García (2012) hallaron en sus investigaciones que la resiliencia permite enfrentar situaciones adversas de
factores: intelectuales, intrapsíquicos e interpersonales. Además, señala que los componentes para desarrollar
la resiliencia necesaria para sobrevivir son: la espiritualidad, las redes de apoyo y el optimismo, de la misma
forma, Connor & Davidson (2003) asocian la espiritualidad a la resiliencia.
Sobre las redes de apoyo Vilató, Martín & Pérez (2015) encontró en una población de personas con VIH que
la familia es la principal fuente de apoyo, así lo percibió el 90,5% de sus encuestados. Mientras que el 47,5%
consideró que los profesionales de la salud también son una fuente de apoyo. Así mismo, Pacheco & Reyes
(2015) menciona que un nivel alto de resiliencia está relacionado con las conexiones familiares de los pacientes
con VIH. Por otra parte, Vera & Estrada, (2017) concluyen en su trabajo que el rechazo de los amigos, el no
encontrar trabajo o no estudiar por la enfermedad, puede traer consecuencias graves para la situación del
paciente y su familia.
Investigaciones previas han asociado la resiliencia con la adherencia o factores relacionados a está, Fernández,
Crespo, Cáceres & Rodríguez, (2012) hallaron que las puntuaciones altas de resiliencia son significativas asociadas
a variables como la percepción de afrontamiento y percepción de autoeficacia.
Por lo cual, es de vital relevancia conocer cómo se presentan variables asociadas con un mejor pronóstico de la
enfermedad de VIH y SIDA, la adherencia al tratamiento y la resiliencia, con lo cual se pueda iniciar una discusión
en torno a factores de vulnerabilidad.
Objetivo: Analizar la relación entre la resiliencia y la adherencia al tratamiento de personas que viven con VIH/
SIDA.
Material y Métodos: El estudio fue cuantitativo, no experimental y de cohorte transversal, con un alcance
correlacional. La muestra fue de 380 participantes. Se utilizó la escala de Resiliencia de Connor-Davidson (CD-
RISC) y la escala de Morisky Medication Adherence Scale (MMAS-4). Los datos se analizaron por medio del
programa Análisis Estadístico en las Ciencias Sociales (SPSS) v25, a través de la prueba de correlación “r” de
Pearson y un análisis regresión logística binaria.
Resultados: Se identificó una relación estadísticamente significativa entre (<.05) la resiliencia y la adherencia al
tratamiento en los participantes, de la misma forma, la adaptabilidad-redes de apoyo predice en un 43.3% la
resiliencia.
Conclusiones: La resiliencia y las redes de apoyo son factores de relevancia en la atención del VIH/SIDA que
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deben seguir estudiándose en futuras investigaciones.
Alvis, O., De Coll, L., Chumbimune, L., Diaz, C., Diaz, J. y Reyes, M. (2009). Factores asociados a la no adherencia
al tratamiento antirretroviral de gran actividad en adultos infectados con el VIH-Sida. An Fac med. (4), 266-72.
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noviembre 2021
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Cooperación y trabajo en equipo en personal que trabaja con grupos vulnerables.
Dra. María Inés Gómez del Campo del Paso, Mtra. Lucía María Dolores Zúñiga Ayala
y Dra. Belem Medina Pacheco.
UMSNH.
Descriptores: cooperación, trabajo en equipo, cuidador, población vulnerable, habilidades prosociales.
Introducción.
Para cumplir con la misión y los objetivos de cualquier organización se requiere plantear objetivos tácticos que
además sean acordes con los objetivos individuales de los colaboradores. Si una organización toma en cuenta lo
anterior aunado a una adecuada descripción de funciones, actividades y responsabilidades que cada miembro
asumirá con el firme propósito de beneficiarse y beneficiar a los demás, entonces tendrá una alta probabilidad
de generar una actitud cooperativa que facilite el éxito de las metas planteadas. Nos referimos a las conductas
prosociales definidas como todas aquellas acciones que realizan las personas en beneficio de otras, sin esperar
algo a cambio e incluso, en ocasiones, suponiendo un riesgo para quienes la ejercen (Escobar, 2009).
La actitud Prosocial se refiere a cualquier comportamiento que beneficia a otros o que tiene consecuencias
sociales positivas. Toma muchas formas, incluyendo las conductas de ayuda, cooperación y solidaridad. Algunas
de las actitudes prosociales son: manejo de sentimientos, empatía, la comunicación asertiva, la cooperación y
el trabajo en equipo, manejo del estrés, que son en las que se basan este curso (Sánchez, Oliva, Parra, 2006)
Lograr que una organización sea exitosa requiere que cada integrante reconozca la trascendencia que tiene el
cumplimiento de su deber en los otros y a su vez también asuma que el cumplir adecuadamente es una de las
fuentes fundamentales para mantener las interacciones positivas. Estas condiciones son las que aprecian las
instituciones que fundamentan su riqueza en el valor de la cooperación (Barroso, 2007).
Evans y Wolf (2005) al estudiar el éxito de Linux y Toyota llegan a la conclusión de que la colaboración es
un imperio en donde los grandes esfuerzos grupales son el producto de ambientes diseñados para producir
transacciones abundantes y baratas, producto de la cooperación que atraviesa las barreras organizacionales.
El trabajo en equipo es otro elemento importante para la organización y está estrechamente a la conceptualización
que se tenga sobre la cooperación.
El trabajo en equipo implica la realización de una tarea específica por medio de un grupo de personas que
tienen una meta en común, con roles previamente establecidos, generalmente existe un líder. Dos factores
importantes son la unión y empatía entre los integrantes, ya que será necesario aceptar y comprender a los
otros para aprovechar y apoyar las distintas ideas que vayan naciendo en el desarrollo de la tarea. La capacidad
de trabajo en equipo está relacionada coñla calidad de las interacciones que establecemos con los demás y para
lograr buenos resultados se requiere de habilidades sociales como la colaboración y la comunicación efectiva.
Lumenta, Sendlhofer, Pregartner, Hart, Tiefenbacher, Kamolz y Brunner, (2019) presentan la importancia del
trabajo en equipo, la toma de decisiones y la comunicación en el ambiente laboral, ya que cada una de estas
representa una parte importante en la ejecución de las tareas asignadas ya que cuando se trabaja en equipo
se aseguran diferentes tipos de conocimientos que cada uno puede aportar, mejorando sus habilidades, su
rendimiento.
Método.
Este trabajo forma parte de un proyecto sobre Desarrollo de Habilidades Prosociales en cuidadores no
familiares de Adultos Mayores y personas con Capacidades Diferentes. El cual se realizó en 4 instituciones, tres
de ellas gubernamentales y 1 privada, todas de la ciudad de Morelia. Dos son asilos de ancianos, uno público y
otro privado, de las otras una brinda atención a adultos mayores como estancia diurna y otra a personas con
capacidades especiales.
En el citado proyecto se realizó con una metodología mixta a partir de un diagnóstico a través de grupos focales
y cuestionarios autoaplicados sobre los factores psicosociales de riesgo y posteriormente se realizaron talleres
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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psicoeducativos específicos para las necesidades de cada institución.
Para este trabajo se tomaron exclusivamente los datos del diagnóstico correspondientes a la forma como los
trabajadores perciben la cooperación y el trabajo en equipo dentro de su institución. Los datos se tomaron
durante los grupos focales de dos instituciones: la estancia diurna y el centro para personas con capacidades
especiales. Ya que estos se realizaron de forma conjunta, por petición de las autoridades de ambas instituciones.
En total asistieron 20 participantes, con una edad promedio de 39 años y una antigüedad de 6 a 19 años de
servicio en la institución.
Las preguntas del grupo focal fueron: ¿Cómo definen la cooperacióñ ¿Cómo definen el trabajo en equipó En mi
institución el trabajo en equipo es…, y por último, ¿qué me gustaría mejorar o cambiar del trabajo en equipo en
mi institucióñ
Para el análisis de las respuestas se utilizó el análisis de contenido simple.
Cabe aclarar que todos los participantes firmaron un consentimiento informado respecto al proyecto de
investigación y que se omiten los datos personales para guardar la confidencialidad de los participantes.
Resultados
En cuanto a la cooperación se formaron 3 grupos considerando su adscripción y las definiciones que dieron
fueron las siguientes: Grupo 1 Estancia Diurna del Adulto Mayor la definió como la manera de apoyo y
fomentar la unidad y empatía por los demás, mejorando la integración en equipos que nos ayuda a nutrir,
creando una zona de oportunidades. Grupo 2. Centro de Capacitación a personas con capacidades especiales su
definición dice, para lograr la cooperación debe haber comunicación y orientación para planear las actividades
y comprometerse con el trabajo cumpliendo cada quién su rol aportando cada quien su opinión de acuerdo a
su conocimiento. Grupo 3. Coordinadores, su definición aporta que la cooperación se basa en un conocimiento
ordenado y organizado para elaborar acciones rápidas y concretas que son implementadas y orientadas para el
buen funcionamiento de la institución.
Respecto a la noción de trabajo en equipo el Grupo 1 lo describe como una organización que fomenta la unidad
y empatía, donde hay intereses propios o en conjunto para lograr un propósito. Grupo 2 mencionaron que para
ser un equipo se requiere tener iniciativa, querer ser útil y empáticos, trabajando con prudencia y organización.
El grupo 3 se refirió a este concepto como un conjunto de personas excelentes y unidas que están inclinados
positivamente hacia la organización y su misión.
Además de solicitar en el taller las definiciones de cooperación y trabajo en equipo, se establecieron tres frases
que cada participante debería escribir y luego compartir con su grupo de trabajo y que constituyen categorías
de análisis respecto a cómo se visualiza el equipo de trabajo, que les gustaría que cambiara y cuál sería su
aportación para que se diera el cambio deseado. Las frases específicas fueron:
Frase1. El trabajo en equipo en mi Institución/área…
Las respuestas de los participantes arrojaron percepciones positivas y negativas, señalaron que es primordial
para el logro de los objetivos, que es importante y debe ser trasparente, hay mucha comunicación y se ponen
de acuerdo para apoyarse, es un trabajo colaborativo. En el aspecto negativo mencionaron que en ocasiones no
funciona y que requiere mejorar, no se da no hay acuerdos.
Algunas respuestas fueron:
Es primordial porque si no fuera así, la institución no alcanzaría los objetivos.
Es muy importante y transparente
Es bueno, considero que si somos un buen equipo
Siempre se busca apoyar, nos ponemos de acuerdo entre todos, es un trabajo colaborativo
Es bueno pero podría mejorar. No se realiza en su totalidad porque hay personal muy individualista.
Frase 2. Lo que me gustaría mejora o cambiar del trabajo en equipo es…
Las respuestas citan que hay que conservar lo que está bien y mejorar la empatía, respetar las funciones y un
mayor compromiso con su función, mayor integración y empatía, mayor involucrmiento de los directores(as) de
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cada área
Algunas fueron:
Que todos cambiemos la actitud negativa a positiva dejando de lado los factores que perjudican los objetivos.
Que todos pongamos el mismo empeño y compromiso con nuestro trabajo
Creo que hay que crear mejores herramientas de comunicación, más acercamiento por parte de algunos
compañeros
Frase 3. Lo que yo mejoraría o cambiaría en mí para que se dé un buen trabajo en equipo en mi institución:
Las respuestas coincidieron en un cambio de actitud, mayor paciencia, empatía, compromiso hacia la institución,
tomar sólo lo bueno de las críticas, mejorar la comunicación.
Algunas de ellas fueron:
Mi activismo, optimismo y servicialidad
Paciencia conmigo y con mis compañeros, mayor formalidad
Un poco más de tiempo para formar los equipos
Tolerancia, mejor disposición, comunicación
Discusión
Los constructos que se muestran a continuación dan cuenta de la percepción y expectativas que se tiene sobre
el trabajo en equipo y la cooperación.
El concepto de cooperación de los tres grupos corresponde al expresado por Barroso (2007) al considerar que la
cooperación implica que cada persona conozca la importancia de su papel dentro de la organización. Respecto
al trabajo en equipo, los participantes manifiestan la importancia de cada quien aportar su parte para tener
mejor comunicación y sacar adelante el servicio a los usuarios, lo cual coincide con lo planteado por Lumenta y
cols (2019). Por último, todos coinciden en la necesidad de desarrollar las habilidades prosociales para un mejor
desempeño de su trabajo, lo que corresponde a lo establecido por Sánchez, Oliva y Parra (2006).
Conclusiones
De las tres áreas del D.I.F. en la que se encontró un mayor porcentaje de respuestas negativas durante el taller
fue el área que se dedica a la Asesoría a personas con capacidades diferentes, debido a que interactúan con
personal que no cuenta con alguna discapacidad y son algunos de ellos a los que consideran poco empáticos
e irrespetuosos, en tanto que en la Estancia para adultos mayores se encontró un mayor compromiso hacia la
actividad de cada puesto, una mejor visión de los objetivos institucionales así como de la congruencia entre los
objetivos individuales y organizacionales, lo que minimiza que el factor psicosocial denominado doble presencia
se vuelva un factor de riesgo en el trabajo.
Una situación emergente fue la diferencia en la percepción que las participantes con funciones de coordinación
y supervisión tenían sobre la disposición hacia el trabajo en equipo en las dos instituciones.
Es necesario hacer hincapié en que la coordinación de la Estancia Diurna para Adultos Mayores está coordinada
por un Psicólogo que además muestra comprometido con el bienestar y la productividad del personal que está
a su cargo.
Las conductas prosociales al promoverlas facilitan el desarrollo de actividades conjuntas, sin olvidar que en una
organización existen funciones específicas de cada puesto. Con este proceso de intervención que formó parte
de la investigación la Psicología pudo hacer visible el alcance de sus aportaciones en el ámbito laboral. Sólo
queda pendiente un último seguimiento para verificar el avance que se ha tenido y que se interrumpió debido
a las restricciones que el SarCovid 19 ha generado a nivel mundial.
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Validación del Cuestionario De Influencia De Los Modelos Estéticos Corporales (CIMEC-26).
Psic. Lilia Andrea Gómez Velázquez, Dra. Xochitl López Aguilar, Dra. Rosalia Vázquez Arévalo,
Psic. Alfonso Uriel Bello González y Dr. Juan Manuel Mancilla Díaz.
UNAM, FES Iztacala.
Descriptores: Influencias Socioculturales, Imagen Corporal, Mujeres, Propiedades Psicometricas, Validez.
Las influencias socioculturales juegan un rol importante en la asimilación del modelo estético corporal de
la delgadez, el cual es un factor de riego de los trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos. Un
instrumento que ha resultado útil para evaluar las influencias socioculturales en países de habla hispana es
el Cuestionario de Influencia de los Modelos Estéticos Corporales (CIMEC). Se sabe que el CIMEC presenta
una adecuada capacidad para discriminar entre población clínica y comunitaria (Castiglia, 2015). En población
mexicana es un instrumento muy utilizado en las investigaciones relacionadas con los trastornos alimentarios
(Vázquez, Álvarez y Mancilla, 2000), sin embargo, no se cuenta con suficientes datos de validación.
Objetivo: Evaluar las propiedades psicométricas (confiablidad y validez) de una versión corta del Cuestionario de
Influencia de los Modelos Estéticos Corporales (CIMEC-26) en población femenina mexicana.
Participantes
Para la presente investigación se contó con 2 muestras no probabilísticas de mujeres mexicanas estudiantes en
escuelas públicas:
La primera muestra usó para realizar el análisis exploratorio, estuvo conformada por 315 participantes con
edades comprendidas entre los 12 y los 27 años (X= 15.78, DE = 3.83).
La segunda muestra se utilizó para realizar el análisis confirmatorio, se conformó por 600 participantes con
edades comprendidas entre los 12 y los 26 años (X= 21.44, DE =2.45)
Instrumento
Cuestionario de Influencia de los Modelos Estéticos Corporales (CIMEC-26, Toro, Salamero, y Martínez, 1994).
Evalúa las influencias socioculturales que contribuyen a la asimilación del modelo estético corporal de delgadez.
Consta de 26 ítems, con 3 opciones de respuesta, que se agrupan en 5 dimensiones o factores que explican el
52.7% de la varianza total: Malestar por la imagen corporal, Influencia de la publicidad, Influencia de mensajes
verbales, Influencia de los modelos sociales e Influencia de las situaciones sociales. Presenta una sensibilidad de
83.1% y una especificidad de 64.4%, un punto de corte = 23-24. Su consistencia interna en muestra de pacientes
anoréxicas fue de .93 y en muestra de mujeres sin el trastorno fue de .91
Procedimiento
La aplicación del CIMEC se llevó a cabo en dos etapas:
1) Antes de la pandemia
Se procedió aplicar el instrumento en dos secundarias y una universidad de la zona metropolitana de la ciudad
de México.
2) Durante la pandemia
Debido a la pandemia actual se tuvieron que suspender las aplicaciones presenciales, por lo que se recurrió a la
realización del instrumento en una versión digital a través de la plataforma Formularios de Google.
Análisis Estadístico
Con los datos obtenidos en la primera aplicación y utilizando el paquete estadístico SPSS versión 22 se realizó
el análisis factorial exploratorio para determinar la forma en que se agrupan los factores para la población
femenina mexicana, además se obtuvo el coeficiente Alpha de Cronbach total y de cada uno de los factores, el
cual sirvió para determinar la consistencia interna del instrumento.
Posteriormente, con los datos obtenidos de la segunda aplicación en versión digital se llevó a cabo el análisis
factorial confirmatorio a través del programa AMOS versión 23, el cual sirvió para corroborar la estructura
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factorial derivada del primer análisis.
Resultados
Se obtuvo un ? = . 95 en el cuestionario total, que indica un alto nivel de consistencia interna. Del análisis factorial
exploratorio se obtuvieron 3 factores que explicaron un 66.75% de la varianza total. El Factor I, Influencia de la
Publicidad y Mensajes verbales, con 12 ítems explicó el 34.94% de la varianza y obtuvo un ? = .97. El Factor 2,
Malestar con la Imagen Corporal, con 6 ítems explicó el 18.59% de la varianza y obtuvo un ? = .89. El Factor 3,
Influencias sociales de los modelos estéticos, con 6 ítems explicó el 13.22% de la varianza y obtuvo un ? = .90.
Respecto al análisis factorial confirmatorio se obtuvieron índices de ajuste adecuados que corroboraron la
estructura del primer análisis: GFI= .94, AGFI= .91, CFI= .96, SRMR= .020 y RMSEA= .044.
Conclusión:
Los resultados indican que el CIMEC-26 es un instrumento confiable y válido para evaluar la influencia de
modelos estéticos en población mexicana y la versión corta agiliza su aplicación (PAPIIT IN-306721)
Referencias:
Castiglia, M. (2015). Adaptación del cuestionario de Influencias del Modelo Estético Corporal en Adolescentes
Limeñas. Lima, Perú.
Toro, J., Salamero, M. y Martínez, E. (1994). Assessment of sociocultural influences on the aesthetic body shape
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Influencia de los Modelos Estéticos Corporales (CIMEC), en población mexicana. Salud Mental, 23 (6), 18-24.
Construcción del ser joven p´urhépecha y la práctica psicológica.
Mtra. Fatima Gregorio Cipriano.
El Colegio de Michoacán.
Descriptores: jóvenes indígenas, género, sexualidad, Deber ser.
Los organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirman que ser joven es
tener entre 15 a 25 años; para la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) las edades están entre
los 10 a 29 años; mientras que para el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) considera niños
a los menores de 18 años; y, por último, el Instituto Mexicano de la Juventud reconoce como juventud a las
edades de 12 a 29 años (Esteinou, 2005). En esta disputa sobre establecer la edad de consideración para ser
joven, encontramos inmersa el concepto de adolescencia. Un concepto que parte de una visión bio-psicológica.
Dentro de esta visión, la adolescencia se encuentra entre los 11 a 18 años. Esta etapa de la vida se caracteriza
por ser una etapa conflictiva. El sujeto adolescente enfrenta diferentes duelos [deja de ser niño] y está en la
búsqueda de identidad. Y, para que esta etapa se considere “saludable o normal” es necesario que se resuelva su
principal tarea, la solución de sus conflictos y la configuración de la identidad. Adquirir responsabilidades [como
matrimonio, ser padres, etcétera] en esta etapa, se considera como una conducta espontanea/anormal porque
el sujeto física y psicológicamente no está apto aún. Esta conceptuación se cruza con las propias concepciones
locales del ser joven en una comunidad p´urhépecha.
Desde lo que observo, la conceptualización de la adolescencia queda enfrentada con la visión local del ser joven
en una comunidad p´urhépecha. De manera que, mi objetivo es analizar cómo se construye el ser joven en
una comunidad p’urhépecha, siendo género, edad y el control de la sexualidad las principales bases en la que
se sustenta la construcción del ser joven. Para esta investigación utilicé la etnografía como método, haciendo
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observación participante y entrevistas con jóvenes de la comunidad de Tarhiata . Esta comunidad se ubica en
la región de la Cañada de los Once Pueblos una de las cuatro regiones donde se asientan históricamente la
población p´urhépecha dentro de los límites del estado de Michoacán. Tarhiata forma parte de la administración
municipal de Chilchota. Es una comunidad de más de 4000 habitantes, de los cuales el 91% de la población de
más de 3 años habla p´urhépecha según el censo 2020 (Censo de Población y Vivienda, 2020). De modo que, la
lengua de uso cotidiano en Tarhiata es el p´urhépecha, por lo que fue el idioma con me comuniqué durante la
recolección de información.
Me apoyo en Pérez-Ruiz (2008) para argumentar la importancia de abordar a los jóvenes indígenas desde las
categorías locales. Entre la gente de Tarhiata hay dos formas de ser joven desde el deber ser: uatsï [joven mujer]
y tumpi [joven hombre]. Estas dos categorías sociales indexan maneras particulares de comportamiento con
base a las normas y prácticas valorizadas. Por normas entiendo aquellos preceptos de mayor exigencia en su
cumplimiento y la transgresión a ellas conduce a la gente dudar el estatus de la persona porque fungen como
normas definitorias del ser joven. Las prácticas valorizadas son prácticas esperadas a ser realizadas por los
jóvenes y que suman a su valoración positiva dentro de la red de relaciones de Tarhiata.
Las normas del deber ser joven son sustentadas en la diferenciación de género. Sin embargo, el mandato común
para los jóvenes es la carencia de experiencia sexual. Una uatsï y un tumpi son personas que no ha mantenido
relaciones sexuales, es la cualidad que los hace diferentes con las uarhitiicha [mujeres casadas] y los acheeticha
[hombres casados]. Desde el discurso, las normas y prácticas valorizadas del deber ser joven son exigidas de
igual manera, es decir, la normatividad alude a la rigidez y exigencia del cumplimiento recto del deber ser tanto
para las jóvenes mujeres como para los jóvenes hombres. Sin embargo, en la práctica hay mayor tolerancia
hacia las prácticas trasgresoras de los jóvenes hombres. Mientras que las jóvenes son controladas y vigiladas
con mayor rigidez, tanto en la manera de vestir y las salidas, como en el consumo de sustancias como el alcohol
o drogas, por ejemplo; de la misma forma, la sexualidad es vigilada y controlada de manera más estricta para
las mujeres.
Dentro del marco normativo de deber ser joven, los embarazos adolescentes, los matrimonios adolescentes y el
abandono escolar, por ejemplo, son prácticas normalizadas o que tienen un trasfondo cultural más arraigado.
Por lo que, adentrarse en desmenuzar las formas de conceptualizar y nombrar a los jóvenes desde las propias
lenguas y el deber ser esperado detrás de las categorías locales es un primer esbozo para aproximarse a las
situaciones reales de los jóvenes para lograr de estar manera mejores resultados en propuestas e intervenciones
con los jóvenes indígenas.
Aprender a enseñar desde la práctica reflexiva en el Bachillerato.
Dra. Edith Jiménez Ríos y Dra. Blanca de la Luz Fernández Heredia.
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Descriptores: práctica docente, práctica reflexiva, enseñanza media superior.
Introducción
La práctica docente reflexiva es un aspecto que se construye y reconstruye en un espacio y tiempo determinado;
implica la acción del profesor, su pensamiento y la reflexión de su labor. Actualmente las instituciones educativas
exigen profesores de calidad sin entender aún qué es lo que caracteriza a un buen profesor, tendríamos que
cambiar la idea de que un buen profesor es aquel que transmite los conocimientos que posee al grupo de
alumnos que lo escucha.
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Por su parte, el docente debería ir más allá de la transmisión de conocimientos, esto es, realizar una reflexión
anticipada y posterior a su práctica pedagógica que le permita ser flexible, que no se vea limitado, que reconozca
lo que aprenden los estudiantes y cómo lo aprenden. Cuando se habla de reflexión se alude a una formación
docente caracterizada por el análisis de las acciones que lleva a cabo, las consecuencias de las mismas y a la
responsabilidad que adquiere de éstas (Nava y Reynoso, 2015).
En palabras de Schön (1992) un profesor reflexivo es aquel que lleva a cabo un análisis interno, se cuestiona
el porqué de la metodología utilizada en clase y crea un vínculo con lo que supone la teoría de la reflexión en
la acción y sobre la acción, con el principal objetivo de lograr una comprensión de la propia práctica y generar
el conocimiento necesario para actuar en cualquier situación y contexto educativo. En la sociedad actual se ha
generado una desconfianza hacia los profesionales de la enseñanza, porque sólo saben solucionar problemas
aplicando teorías y técnicas prefijadas, pero cuando se enfrentan ante nuevas situaciones deben activar
esquemas y creencias de las que tienen poca conciencia.
Este aspecto ha empezado a mostrar un vacío entre el conocimiento profesional y las nuevas prácticas de
enseñanza que demandan las universidades, por ello se reitera la necesidad de una reflexión del profesorado
sobre su quehacer, y propiciar una mayor eficacia en el aula, además de iniciarse en la construcción de la
relación entre su conocimiento y la labor que realiza (Castellanos y Yaya, 2013). La mayoría de los estudios se
ubican en el nivel medio superior, existen realmente pocos que refieren la formación del práctico-reflexivo en el
nivel medio superior. Para llegar a ser un enseñante reflexivo no existe un procedimiento así como nada puede
garantizar que serás un excelente maestro, pero si podemos decir que un buen docente, es aquel que desea ir
más allá de un saber teórico, la clave es conocer por qué hace lo que hace. Convertirse en profesor reflexivo es un
proceso continuo, no es posible que exista un final, se trata de un compromiso permanente con el crecimiento
y la transformación, se refiere a un perfeccionamiento constante de su práctica (Perrenoud, 2004).
Los elementos de reflexión relevantes en las prácticas de enseñanza son la propia enseñanza, el proceso,
los métodos utilizados, las personas que intervienen, las técnicas, el material que se requiere, las relaciones
interpersonales, entre otros elementos que forman parte de la cultura escolar. Si bien la práctica puede ser
vista desde diferentes enfoques, pensarla como un proceso de resolución de problemas permitirá al docente
verse como un sujeto capaz de tomar decisiones y resolver dificultadas, por lo que sus acciones como planear,
diagnosticar, seleccionar y describir lo que debe enseñarse se convierten en puntos de interés para reflexionar
y mejorar la enseñanza.
Método
Se ha vislumbrado con el paso del tiempo, que es necesario una renovación de lo que caracteriza la función
docente; ya no basta con que el profesor enseñe; en la actualidad se requiere un profesor más reflexivo, por
lo que un proceso de reflexión crítica de lo que se sabe, lo que se ha vivido y la forma en que éstos aspectos
confluyen práctica docente cotidiana, permite a los docentes hacer y hacerse preguntas, descubrir sus propias
habilidades de aprendizaje, analizar, ensayar una y otra respuesta, y poder transformar dicha práctica (Martínez,
2014).
Situados en este contexto el objetivo de este estudio fue generar un espacio de reflexión en un grupo de
profesores de bachillerato para reconocer su práctica docente y los aspectos que influyen en su desempeño
en el aula. Con una metodología investigación-acción se trabajó con un grupo de 10 profesores de bachillerato
que imparten asignaturas en diversas áreas de conocimiento como Economía, Derecho, Matemáticas, Física,
Educación Física y Literatura. Se aplicó un taller denominado reconociendo mi práctica docente con diferentes
actividades para guiar la reflexión sobre diversas funciones que los docentes realizan en su labor educativa. Es
así que los profesores realizaron ensayos, diarios de clase, relatorías sobre las estrategias que utilizan en clase,
su identidad como docentes y la evaluación del aprendizaje.
Resultados
La reflexión sobre la práctica docente estuvo presente en todas las sesiones y actividades del taller. En una de
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las actividades, los profesores tuvieron oportunidad de compartir experiencia respecto a su identidad como
docentes. Entre las respuestas más representativas sobre la importancia de ser profesor, se resaltan elementos
que influyeron en la decisión de sr docente, ya sea por tradición familiar o por experiencias significativas al
ser estudiantes. Asimismo, se sabe que la docencia conlleva a advertir satisfacciones y frustraciones, así como
certidumbres e incertidumbres. Los profesores coincidieron que verificar que las asignaturas que imparten
ayudan a los estudiantes a elegir una carrera universitaria y continuar estudios en educación superior es un
aspecto que les da mucha satisfacción. Los aspectos que les frustran son no contar con los recursos didácticos
adecuados para una mejor enseñanza de los contenidos curriculares, además de tener grupos numerosos. De
las características de los estudiantes que frustra a los docentes es la apatía, el no cumplir con las tareas y los
índices de reprobación en algunas asignaturas.
En las producciones escritas como ensayos y diarios de clase, los profesores revelaron su gusto por la docencia,
el querer enseñar a los jóvenes a pensar, por lo tanto consideramos que la función de los profesores no es
solo transmitir el conocimiento, sino darles las herramientas conceptuales y cognitivas para que desarrollen
el aprendizaje significativo. Los profesores coincidieron en que los contenidos curriculares son importantes,
pero también lo es el desarrollo de habilidades para la vida universitaria, personal y profesional, tales como el
trabajo en equipo, los valores, la empatía, la comunicación adecuada, educar en valores; además de concluir
que el aprendizaje no siempre es asumido como una responsabilidad propia sino compartida entre profesores
y estudiantes
Reconocer la práctica docente requiere hablar y darse cuenta de lo que pensamos, lo que comprendemos y
vivimos en el aula y que se refleja en los etilos de enseñanza y las estrategias que se utilizan así como la evaluación
del aprendizaje. Las respuestas caracterizan aspectos de planeación didáctica, afectivo-motivacionales, la
experiencia y su formación disciplinar. Los profesores emplean estrategias de enseñanza y aprendizaje como
lluvia de ideas, retroalimentación del tema, trabajo en equipo, elaboración de mapas mentales, los círculos de
estudio y el debate.
A fin de que los profesores analizaran las diferentes estrategias que emplean para evaluar el aprendizaje de
sus estudiantes, se presentaron los conceptos de evaluación social, académica y de aprendizaje. La actividad
fue construir un concepto de evaluación a partir de las estrategias de enseñanza y experiencias de aprendizaje.
Es decir compartieron las estrategias empleadas, en función de los contenidos curriculares que imparten; las
respuestas más significativas fueron la realización de ejercicios en matemáticas, física y química, participación
en clase, los exámenes, socialización de lo aprendido, exposiciones y tareas. También se habló de los diferentes
tipos de evaluación y los momentos en que ocurre; una modalidad es el examen diagnóstico para saber de dónde
partir la enseñanza, el proceso de aprendizaje para reforzar el conocimiento y la así como el diagnóstico para
saber de dónde partir, la evaluación del proceso de aprendizaje para reforzar el conocimiento, y la evaluación
sumaria expresada en un valor numérico.
Conclusiones
En este siglo XXI uno de los retos en la educación media superior y superior, es reconocer que la función del
docente es estimular el pensamiento autónomo en los estudiantes, así como fomentar la creatividad, e ir
transitando en el camino para lograr mejores ciudadanos.
La participación colegiada en un taller para aprender a reflexionar sobre la práctica docente permitió a los
profesores reconocer la importancia de una reflexión crítica e ir mejorando en su desempeño a favor de los
estudiantes. Los docentes socializaron sus experiencias, compartieron situaciones que enfrentan en el aula; a
partir de los aspectos teóricos revisados se promovió la reflexión sobre la función docente, el reconocer la propia
práctica con una mirada autocrítica y valorativa también se mostró; se compartieron las formas de enseñar, de
aprender y de evaluar los aprendizajes de los alumnos y las acciones docentes referentes a las problemáticas
que enfrentan día a día con sus grupos.
En el proceso de enseñanza subyacen concepciones tácitas y adaptativas, la historia personal, la identidad
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docente, el reconocimiento de una profesión y el contexto institucional son aspectos que van configurando las
diversas prácticas docentes. La experiencia de la reflexión en los docentes de bachillerato, abre la posibilidad de
seguir indagando sobre sus saberes, pensamientos, sentimientos y acciones que están presentes en el proceso
educativo.
Un espacio de reflexión brinda la oportunidad de hacer análisis de la práctica; sin embargo, esto no se construye
de manera rápida ni con efectos inmediatos, es necesario, la formación continua, la cual pensamos depende
en gran medida de la decisión del docente, pero crear una práctica colectiva lo ayudará a construir también en
lo individual diferentes marcos de referencia para el análisis y reflexión de la práctica. Finalmente, queremos
mencionar que los diseños de investigación-acción han sido la metodología idónea para facilitar espacios de
reflexión, participación y formación, permitiendo el diálogo entre los asistentes, compartir múltiples experiencias
que ocurren en la cotidianeidad del aula y así repensar su forma de trabajo.
Referencias
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en las profesiones. Barcelona: Paidós.
El autoconocimiento, remedio infalible para la toma de decisiones económicas.
Dra. Edith Jiménez Ríos y Mtra. Cinthya Berenice Rodríguez Piedra.
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Descriptores: decisiones económicas, autoconocimiento , conductas económicas.
Introducción
El autoconocimiento es saber hechos acerca de nosotros mismos, siempre que sean relevantes mental
o psicológicamente y la persona tenga acceso inmediato a ellos (Lazos, 2008). El conocimiento que tiene la
persona de sí misma, le permite analizar la forma en que piensa y actúa, a este proceso se le ha denominado
metaconocimiento porque implica construir la reflexión que la persona hace sobre sus procesos y productos
cognitivos y conductuales. Por lo tanto, el aprendizaje humano se vincula con el desarrollo personal, en que
confluyen elementos como la motivación o el esfuerzo, además de aplicar procesos mentales como la memoria,
la atención, el razonamiento que son herramientas que faciliten el aprendizaje, el pensamiento crítico y la toma
de decisiones (Hernádnez, 2014).
Cada ser humano reflexiona sobre el mundo físico, social y económico, en donde el nivel de autoconocimiento
puede favorecer o dificultar la toma de decisiones en estos ámbitos. Por lo tanto, el autoconocimiento es un
término que alude a las creencias de cada persona, a su estado psicológico o mental, más que el físico, y la
inmediatez con que se obtienen los beneficios cuando se toma una decisión (Prieto, 2018). En el proceso de
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autoconocimiento, cada persona desarrolla habilidades para identificar y caracterizar el problema o situación;
planificar y organizar las acciones apropiadas de solución de problemas; controlar y supervisar la eficacia de las
acciones; evaluarlas frente a un posible éxito o fracaso a fin de dar por terminadas las actividades cuando sea
necesario. En el ámbito económico, Denegrí, Sepúlveda y Godoy (2011) señalan que para pensar antes de actuar,
se requiere desarrollar ciertas destrezas y actitudes que permitan regular la conducta personal y colectiva, con
la intención de que los individuos hagan uso racional de los recursos económicos con los que cuentan.
Muchos de los estudios que buscan explicar el papel del autoconocimiento, la cognición, el pensamiento crítico
y la reflexión en la toma de decisiones educativas y sociales, se identifican en el ámbito educativo; por ejemplo:
Arias, Caruci y Muñoz (2020) analizaron la relación entre autoconocimiento y la decisión vocacional; Prieto
(2018) reporta la relación entre el conocimiento con el pensamiento crítico; Ramos y Gomez (2019), realizan un
estudio para desarrollar habilidades intrapersonales en niños con discapacidad intelectual.
Sin embargo, existe escasez en estudios que analicen la relación entre el autoconocimiento o la cognición y la
toma de decisiones económicas o financieras. Al respecto, López (2017) realizó un estudio sobre las características
y perfil del consumidor financiero, en donde el autoconocimiento es un proceso que determina decisiones
buenas o malas respecto de inversiones de tipo financiero. En el estudio se propone la alfabetización económica
o educación financiera en la que se tenga un diagnóstico de su perfil del consumidor financiero y se articule,
aplique y evalúe una estrategia de intervención.
En esta misma área, Denegrí, Sepúlveda y Godoy (2011) realizaron una investigación para comparar las
actividades hacia el consumo y la compra en estudios de pedagogía y profesores en ejercicio. En el grupo de
profesores, la investigación reveló que las mujeres muestran actitudes racionales e impulsivas más elevadas
hacia el consumo y la compra que los hombres; en el grupo de estudiantes se encontró mayor impulsividad en
conductas de compra y consumo.
Método
Situados en este contexto, el propósito de este estudio es describir la relación entre el nivel de autoconocimiento
en estudiantes universitarios y la toma de decisiones respecto de conductas económicas. Bajo un diseño
descriptivo correlacional, se aplicó el inventario de estrategias metacognitivas a 147 estudiantes de psicología.
El instrumento fue validado por Vallejos, Jaimes, Aguilar y Merino (2012) (?= .90), el cual consta de 20 ítems, en
una escala likert con cuatro opciones de respuestas que va de (1) Nunca a (4) Siempre. En un análisis factorial
los reactivos se agruparon de acuerdo con su peso semántico, en la dimensión referida al autoconocimiento (?=
.88), factor que fue utilizado para el análisis y correlación con elementos sobre conductas económicas.
Resultados
En función de los puntajes obtenidos, se encontró que el 94 por ciento de los estudiantes tienen un
autoconocimiento alto el cual les permitirá tomar mejores decisiones. A partir de este hallazgo, se hizo una
correlación entre el autoconocimiento y aspectos que muestran los estudiantes para decidir sobre diferentes
conductas económicas; esto es, endeudamiento (r=-.112, p=.006); planificación de la compra (r=-.388, p=.000);
calidad del producto (r=-.342, p=.000); uso responsable de los productos (r=-.193, p=.000);y con el precio del
producto (r=-.190, p=.000).
No obstante, la relación negativa entre el autoconocimiento y las decisiones sobre conductas económicas, se
aduce que una buena o mala decisión tiene consecuencias en el comportamiento futuro en diferentes áreas del
desarrollo humano; y es que tomar decisiones sobre todo en las conductas económicas (compra y consumo)
implica un estado emocional y afectivo en que frecuentemente se le atribuyen cualidades al objetivo que van
más allá de sus características físicas o utilitarias. Asimismo, la correlación negativa en las variables estudiadas,
se puede interpretar como que el alto autoconocimiento de los estudiantes universitarios, es independiente de
los aspectos que determinan la decisión para comprar, consumir o endeudarse; es decir, no lo utilizan para este
tipo de decisiones.
Conclusiones
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En su estudio López (2017) afirma que la falta de autoconocimiento equivale a una percepción personal
inadecuada sobre la capacidad de tomar decisiones financieras, que no permite a las personas considerar la
opinión y asesoría de alguien más informado. De acuerdo con este análisis, podemos afirmar que el nivel de
autoconocimiento, es un aspecto que influye negativa o positivamente en la toma de decisiones económicas,
además de educativas o sociales. Esto significa, que si un estudiante cuenta con un nivel bajo de autoconocimiento
tendrá mayor dificultad para anticipar una conducta futura, porque interpone creencias o preferencias y la
necesidad de resolver un problema de manera inmediata; es decir, no reflexiona mucho sobre sus necesidades
en conductas económicas y es posible que tome decisiones precipitadas sin considerar opiniones y asesorías de
otros. Asimismo, si la persona tiene un mayor autoconocimiento, sabe que cuenta con habilidades para tomar
decisiones y resolver problemas, por lo que puede aplicar el pensamiento, la planeación y reflexión en la toma
de decisiones sobre conductas económicas.
Partiendo de la idea de que hacemos lo que pensamos, se puede decir que el autoconocimiento implica
componentes psicológicos como el afecto, la conducta y la cognición. La cognición se refiere a las creencias y
pensamientos sobre ciertos objetos, situaciones o casos; lo conductual se refiere a la predisposición a actuar en
congruencia con lo que se piensa y lo afectivo, se refiere a las emociones y sentimientos que se experimentan
después de actuar.
En un programa de alfabetización económica o economía financiera dirigido a estudiantes universitarios, es
relevante incluir el análisis que realice la misma persona, una especie de autoevaluación e introspección que le
permita conocerse y desarrollar conductas autorregulatorias para un mayor control en la toma de decisiones en
el ámbito económico.
Referencias
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Vallejos, J., Jaimes, C., Aguilar, P. y Merino, M. (2012). Validez, confiabilidad y baremación del inventario de
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http://revistas.ucv.edu.pe/index.php/R_PSI/article/download/178/90/
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Mindfulness y autoestima en pacientes con mastectomía.
Mtro. Carlos Alejandro Martínez Del Alto, Mtro. Heron Leal Castillo y Mtro. Francisco Alberto Velasco Canseco.
Secretaría de Salud.
Descriptores: Cancer De Mama, Mindfulness, Autoestima, Mastectomia, Calidad De Vida.
El cáncer de mama, según la definición de Díaz y Pacherris (2016) es el resultado de la transformación maligna
de las células epiteliales que forman el sistema ducto- lobulillar de la glándula mamaria. Cuando la enfermedad
es detectada en etapa temprana, la probabilidad de sobrevivir es alta, sin embargo, en México, el cáncer de
mama en las mujeres suele ser diagnosticado en etapas avanzadas, lo cual facilita la extensión o reproducción
de las células cancerígenas, es decir, la metástasis.
Existen diversos tipos de tratamiento que son aplicables a partir del avance de la enfermedad, tales como
la radioterapia, quimioterapia, tratamientos hormonales y la cirugía. La cirugía de conservación del seno es
regularmente ofrecida en primera instancia a aquellas mujeres que presentan tumores de menor tamaño, sin
embargo, cuando se genera una extensión de las células cancerígenas, es necesario practicar la mastectomía.
Según Díaz y Pacherris (2016), la mastectomía es un procedimiento quirúrgico que consiste en la extirpación de
parte o de toda la mama. Gracias a este procedimiento se han observado mejoras en los métodos de tratamiento
oncológico y que han posibilitado una considerable disminución de la tasa de mortalidad de la enfermedad y en
la actualidad. La mastectomía puede llegar a ser unilateral o bilateral, es decir, la extirpación de una o ambas
mamas.
Resulta no menos importante comprender que, como diversos estudios afirman, los senos al ser concebidos
como un símbolo de la mujer, la femineidad, la sensualidad y la capacidad reproductora, la mutilación de
éstos repercute de manera significativa en el auto concepto, provocando así serias afectaciones en el nivel
de autoestima y calidad de vida. Además de la cirugía, las consecuencias del tratamiento, también llevan a la
paciente a adaptarse a pérdidas importantes en varios aspectos, como son los referidos a los cambios en su
imagen corporal y a los sentimientos y actitudes que ello conlleva (Sebastian, Manos, Bueno & Mateos, 2005).
De acuerdo con el estudio de Martínez, Camarero, López y Moré (2014) la autoestima, la cual se refiere al
conjunto de percepciones, emociones y evaluaciones dirigidas hacia sí mismo, se ve sumamente deteriorada en
las mujeres que han sido sometidas a la mastectomía, ya que en la integración de los resultados del inventario
de autoestima de Copersmith aplicado en su investigación, las mujeres muestran en su mayoría, niveles bajos
de autoestima.
El resultado de la Autoestima, surge de la valoración positiva del individuo respecto a su posición ante él mismo
y los demás, incluida la familia, de lo contrario puede llegar a apreciarla como incompleta o inconclusa.
Aunado a esto, Olivares, Naranjo y Alvarado (2007) afirman que existen mujeres con cáncer de mama que se
consideraban bellas y atractivas, pero ante la extirpación del seno, se genera un significativo deterioro en la
autoestima.
Así mismo, Amayra, Exteberria y Valdoseda (2001), mencionan que ante la mastectomía se producen sentimientos
de pérdida, mutilación y desvalorización de la imagen corporal. Sin embargo, Juárez y Landero (2011), en
discrepancia con los autores, encontraron un nivel alto de autoestima y optimismo en mujeres operadas de
mastectomía.
Cuando la mutilación se extiende a mayores proporciones de la mama, la autoestima y calidad de vida según
Melet (2005), se ve directamente afectada, ya que mientras más mutilante sea la cirugía, mayores serán las
alteraciones emocionales. Sin embargo, en sus resultados encontró que a largo plazo la mayoría de las mujeres
terminan adaptándose al cambio de su imagen corporal.
En los últimos años se han ido incluyendo terapias novedosas en la intervención psicológica con pacientes
oncológicos que emplean el Mindfulness combinado con terapia cognitivo conductual. Su utilización en pacientes
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oncológicos está encaminada a reducir los niveles de estrés y los aspectos emocionales negativos (Vallejo, 2008
en Calero y Cruzado 2018).
Estudios proporciona datos alentadores iniciales que apoyan un posible papel futuro la intervención por medio
del mindfulness como una opción psicosocial para la disminución de los síntomas de las mujeres con cáncer de
mama y la calidad de vida (Jalambadani, 2019).
Es por ello que se planteó contactar a las pacientes que fueron intervenidas quirúrgicamente con mastectomía
para determinar en grado de mindfulness y autoestima, para poder medir la relación que existe entre ambas
ya que es importante tener un mejor entendimiento de su realidad que permita ofrecer un trato más digno y
eficaz, apegado a las necesidades físicas, psicológicas, sociales o asistenciales de las pacientes, y en un momento
dado ofrecer una alternativa destinada a desarrollar las habilidades de conciencia plena.
Se realizó un estudio de tipo observacional, prospectivo, transversal y analítico, donde se describieron las
variables socioeconómicas y clínicas realizando estadística descriptiva con análisis univariado obteniendo
medidas de tendencia central y medidas de dispersión; así como análisis bivariado por medio de la prueba de
Sperman para determinar la correlación entre las variables de mindfulness y del autoestima en los pacientes a
las que se les realizó cirugía de mastectomía en los hospitales del centro y sur del estado de Tamaulipas entre
julio del 2016 y junio de 2019.
La muestra se determinó por medio del calculo del tamaño muestral y los pacientes fueron seleccionados
por medio de muestreo aleatorio simple de las participantes que cumplieron con los criterios de selección:
mujeres mayores de edad, operadas de mastectomía en hospitales públicos del centro y sur de Tamaulipas del
2016 al 2019, que hayan aceptado participar en el estudio, que no presentaron deterioro mental ni patologías
psiquiátricas.
Se encuestó a las pacientes que aceptaron participar en el estudio por medio de una encuesta vía telefónica por
personal de Psicología entre los meses de agosto y septiembre del 2019.
Los instrumentos empleados corresponden al SEI está compuesto por 25 ítems que generan un puntaje total
(Autoestima Total) y tres áreas de la autoestima: Autoestima General (sí mismo), social y familiar y para el
Mindfulness se empleó el Mindful Attention Awareness Scale (MAAS) de Warren y Ryan.
Los resultados fueron capturados en una base de datos y analizados por el paquete estadístico SPSS versión 21.
Se utilizaron pruebas de normalidad para determinar si se trataba de pruebas paramétricas o no paramétricas,
por lo que se determinó realizar el análisis por medio del estudio de correlación bivariado de Sperman.
Resultados
En este estudio participaron 53 mujeres que completaron los criterios de selección, con una edad promedio de
54.2 años, rango entre 36 y 73 años, de las cuales el 40% se ubicaron en el grupo que va de los 49 a 59 años de
edad, originarias de 18 municipios del estado de Tamaulipas y 1 de Veracruz, de las participantes, un 87% tienen
hijos, entre 1 y 10 hijos, siendo 3 el número más frecuente de hijo; un 41% tenían antecedentes de cáncer entre
los miembros de su familia; el 75% se dedican al hogar, 58% con un nivel educativo igual o menor a educación
básica, el 87% presentaron cese de la menstruación, el 62% no tenían vida sexual activa al momento de su
entrevista; el 75% derechohabientes del Seguro Popular, al 96% se les practicó mastectomía unilateral, de las
cuales el 51% se realizó de la mama izquierda, y 49% derecha, de ellas, el 58% fueron mastectomías radicales; el
36% de las cirugías fueron realizadas en el año 2016, el 31% en el 2017, el 26% en el 2018 y el 6% en el 2019; a la
fecha de la entrevista el 87% de ellas no cuenta con cirugía de reconstrucción y el 11% presentaron metástasis.
Respecto a las puntuaciones generales del Inventario de Autoestima (SEI), la calificación media fue de 73.96,
que corresponde a un Nivel de Autoestima Medio alto (Tabla 3), misma interpretación que para el Autoestima
Social (N=68.51) y Autoestima Familiar (N=68.04), de éste factor llamó la atención que se encontró que una sola
participante que reflejó una Baja Autoestima Familiar (n=5); la puntuación del Autoestima General resultó con
un Nivel Alto (N=77), este factor se refiere a “las actitudes que presenta el sujeto frente a su autopercepción y
propia experiencia valorativa sobre sus características físicas y psicológicas”.
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En cuanto a los resultados generales del Mindful Attention Awareness Scale (MAAS), la pruntuación promedio
fue de 72, con rangos entre los 40 y 90, resultado que muestra un alto grado de conciencia plena, ya que
puntuaciones promedio de los participantes no clínicos suelen situarse en torno a los 65 puntos (Barajas, 2014).
Se analizaron las correlaciones entre las variables, donde se observó una alta correlación positiva entre
el Autoestima Total con el Autoestima General (?=0.806) y Autoestima Social (?=0.727), lo que se entiende
como que, a mayor autoestima total, mayor será la autoestima general (de sí mismo) y familiar. Además se
encontraron correlaciones moderadas positivas entre las siguientes variables: Mindifulness y Autoestima Total
(?=0.441), Mindfulness y Autoestima Personal (?=0.441), así como Autestima Total con Autoestima Familiar
(?=0.409). El resto de las variables no moestraron correlaciones signitifativas, como la relación entre Mindfulness
y Autoestima social (?=0.228).
Desarrollo de habilidades prosociales en empleados y voluntarios, que laboran cuidando a adultos mayores.
Dra. Belem Medina Pacheco, Dra. María Inés Gómez del Campo del Paso y Mtra. Tamara Melina Villar Zepeda.
Facultad de Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Descriptores: habilidades prosociales , talleres vivenciales, trabajadores asistenciales, adultos mayores, .
Las habilidades pro sociales han sido objeto de investigación desde la década de los 60s, el desarrollo de este
tipo de habilidades es indispensable para la vida desde edades tempranas, la capacidad de relacionarse en un
entorno social, depende en gran medida de que tan desarrolladas fueron estas habilidades en una persona a
lo largo de su vida, los escenarios en los que se vuelve necesaria la presencia de dichas habilidades son muy
variados, el ámbito laboral es uno de ellos, especialmente en los empleos relacionados a la asistencialidad.
El cuidado que se les brinda a las personas de la tercera edad es un acto de gran relevancia, debido a que el trato
o la atención que se les otorga a las personas con alguna vulnerabilidad es una actitud pro social que beneficia
a la persona a la cual se le cuida y ayuda. El trabajo de los cuidadores es de suma importancia para las personas
con alguna vulnerabilidad, ya que les ayudan, protegen y cuidan para que así las personas de la tercera edad
tengan una mejor calidad de vida, sin embargo, muchas veces se deja de lado el cuidado personal del cuidador,
lo que puede afectar el desempeño de su trabajo, ya que, el fungir como cuidador provoca cansancio tanto el
aspecto físico como psicológico.
Método
La presente investigación es de tipo cualitativa con método fenomenológico y fue realizada en dos instituciones
diferentes, la primera, con personal de la estancia diurna del adulto mayor (EDAM), institución perteneciente
al DIF y la segunda en el Patronato de apoyo al anciano “Mano amiga”; tuvo como objetivo general: promover
a través de un taller vivencial el desarrollo de actitudes pro sociales en personal encargado de brindar atención
a adultos mayores. Como objetivo particular, se analizaron las diferencias actitudinales en personal contratado
formalmente para el cuidado del adulto mayor y personal que realiza dicha actividad de manera voluntaria.
Resultados
La implementación de ambos programas de intervención a través de dos talleres vivenciales, permitió obtener
información directa de los participantes, dicha información fue analizada mediante la técnica análisis del
discurso, los resultados arrojaron que los participantes lograron internalizar una concepción mejor construida
de las habilidades pro sociales abordadas dentro del taller y esto a su vez se ve reflejado tanto en el discurso
que emiten al hablar de las habilidades pro sociales, como en su accionar posterior al taller en el ejercicio de su
labor.
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Los participantes de investigación reconocieron que las principales habilidades pro sociales que deben de
desarrollar para un mejor ejercicio de su trabajo, son principalmente la empatía, la comunicación asertiva,
el manejo asertivo de emociones, la paciencia y tolerancia. Así como también el compromiso, el servicio y la
disposición.
Por otro lado, se observa que la principal diferencia actitudinal en el personal de ambas instituciones tiene
que ver con la razón por la que ejercen dicha labor de cuidador, las personas que son empleados del EDAM
visualizan su labor como una obligación ya que es parte de su trabajo, lo cual los hace sentirse con mayor carga
y cansancio o incluso frustración. Al contrario de las personas que forman parte del Patronato mano amiga que
laboran de manera voluntaria, los cuales expresan que les gusta apoyar a la población adulta, ya que esto les
hace sentirse bien consigo mismo y se dan cuenta de que trabajar con los adultos mayores les es grato, ayudarlos
en lo que pueden les genera tranquilidad consigo mismos, ya que están apoyando a una población dejada de
lado o ignorada, ya sea por la sociedad o por la propia familia, debido a que tienen dificultades tanto físicas,
como psicológicas y cognitivas que requieren cuidado y atención. Una de las razones por las cuales deciden ser
voluntarios es por su ámbito espiritual.
Conclusiones
Al término de la realización de la presente investigación y habiendo sido realizada de manera satisfactoria se
considera que las habilidades pro sociales representan intereses tanto personales como laborales en la vida
de todas las personas, cada una de ellas repercute de manera realmente importante en la forma en que una
persona se relaciona con quienes le rodean dentro de todos los escenarios sociales en los que se encuentre,
todas ellas sostienen una estrecha relación y se comportan de manera complementaria en el momento de su
adquisición e implementación.
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https://www.redalyc.org/articulo.oáid=112/11204504
Afrontamiento en preescolares antes y durante la pandemia.
Dra. María Teresa Monjarás Rodríguez y Mauricio Meza Cevallos.
Facultad de Psicología UNAM.
Descriptores: Afrontamiento, Preescolares, Pandemia.
Introducción
Según Da Silveira y Siepmann (2020) el aislamiento por la pandemia tiene repercusiones en la salud mental de
los niños y adolescentes. Pueden presentar miedo, ansiedad, alerta constante, preocupación, confusión mental,
estrés, cambios en el patrón del sueño, sedentarismo y cambios en los hábitos alimenticios. Por lo que se vuelve
muy necesario que se vigile a los preescolares durante la pandemia, especialmente respecto a su salud mental.
La etapa preescolar es un momento adecuado para intervenir, llena de muchos cambios para los pequeños, así
como de muchos retos, pues es cuando empezarán a aprender cómo comportarse en un ambiente escolar y
cuándo viene el reto de relacionarse con sus pares. Según Romero et al. (2017) es un momento adecuado para
implementar estrategias de prevención enfocadas en la promoción del afrontamiento, así como favorecer el
desarrollo adaptativo, como patrón predecesor de la vida adulta.
Las herramientas y habilidades que adquieren los infantes durante la etapa preescolar son fundamentales para
su crecimiento, ya que brindarán las bases para solucionar de manera adaptativa situaciones estresantes o retos
que se les presenten a lo largo de su vida, evitando desarrollar algún tipo de psicopatología en su adolescencia
o adultez.
Lazarus (1966), define el afrontamiento como un proceso que se activa cuando se percibe una amenaza, y que
tiene como objetivo regular el conflicto emocional y eliminar dicha amenaza. Las estrategias de afrontamiento
pueden ser productivas, centradas en modificar la fuente del problema, mediante la búsqueda de solución
activa, o improductivas, dirigidas a reducir la emoción. Entre las estrategias de afrontamiento productivas
se encuentran la solución activa, búsqueda de información, comunicar el problema y la actitud positiva. Por
otra parte, entre las estrategias improductivas se encontrarían la evitación cognitiva, evitación conductual,
indiferencia, reservarse el problema y conducta agresiva. (Morales et al., 2012)
El concepto de afrontamiento no se refiere a una reacción pasiva o activa de la persona frente a la adversidad, es
un mecanismo dinámico, las diferentes formas en cómo las personas interactúan realmente con los problemas
reales y dificultades diarias se reorganizan con la edad y pueden ayudar a los individuos a acumular competencias
duraderas para manejar el estrés. (Zimmer-Gembeck y Skinner,2016)
Dentro de la población infantil en México, se han encontrado las siguientes estrategias de afrontamiento (Lucio,
Durán y Godínez, 2016):
a) Funcional: implica una aproximación activa al problema, así como un componente cognoscitivo para la
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reestructuración.
b) Disfuncional: respuestas desadaptativas agresivas (p.ej., gritar,
pegar, lanzar objetos).
c) Afrontamiento centrado en la emoción: estrategias que incluyen
la expresión de emociones negativas, tales como miedo, llanto y
tristeza.
d) Evitativo: incluye actividades que implican un esfuerzo cognoscitivo para escapar del estrés, así como
respuestas placenteras alternativas, como irse a dormir.
Yeo, Frydenberg, Northam & Deans (2014) reporta un estudio en que los niños de 4 a 5 años presentaron 36
respuestas de afrontamiento diferentes, las cuales no habían sido identificadas previamente. Estas respuestas
fueron categorizadas conceptualmente en tres categorías: activa (qué hacen los niños), pasiva (como se retiran
o evitan la situación difícil) y relacional (como los niños tratan con situaciones que involucran a los otros).
Los niños en edad preescolar se inclinan más hacia las estrategias de afrontamiento centradas en la emoción
pasiva/inhibida y la evitación (Frydenberg, 2017). Es importante reconocer las estrategias de afrontamiento
características de la etapa preescolar, tales como la evitación y emocional, así como modelar estrategias
adecuadas para resolver el problema y disminuir el nivel de amenaza percibido por el infante en su contexto
(Monjarás y Romero, 2021), principalmente en estos tiempos de pandemia, con la finalidad de reducir problemas
de salud mental a futuro.
Objetivo
Analizar las diferencias en los tipos de afrontamiento en muestras independientes de preescolares antes de la
pandemia (2017) y durante la pandemia (2021).
Hipótesis
Existen diferencias en los tipos de afrontamiento en una muestra de preescolares antes de la pandemia y otra
muestra de preescolares durante la pandemia.
Método
Se realizó un estudio transversal, descriptivo comparativo.
Participantes
Se trabajó con dos muestras independientes de niños de 3 a 6 años. Una muestra de niños (N=282) donde se
aplicó el Cuestionario de Afrontamiento en 2017, de la zona Oriente y sur de la Ciudad de México y otra muestra
de niños a quienes se les aplicó el mismo Cuestionario en 2021 (N=360), durante la pandemia por COVID-19,
también de la zona oriente y sur de la Ciudad, con un total de 642 niños.
Materiales
Escala de afrontamiento para preescolares: Se empleó la escala pictórica tipo Likert con tres opciones de
respuesta, que mide la frecuencia con que los niños utilizan las estrategias de afrontamiento: la escala presentó
una varianza del 53.85% KMO=861, y consta de 17 reactivos con un alfa de Cronbach de .845. Los tipos de
afrontamiento que evalúa son: funcional, evitativo, emocional y disfuncional. (Lucio y Monjarás, 2020).
Procedimiento
Se tomó una muestra de preescolares a quienes se aplicó el cuestionario de afrontamiento en 2017 y se comparó
con otra muestra de preescolares del 2021. Cabe señalar que únicamente se consideraron para el estudio los
cuestionarios de los niños, de quienes se obtuvo el consentimiento informado de los padres y asentimiento de
los niños.
Análisis
Una vez obtenidos los datos, se realizó el análisis en el SPSS v25, ejecutando la t de student para muestras
independientes.
Resultados
Se obtuvo que existieron diferencias estadísticamente significativas en el tipo de afrontamiento disfuncional
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donde la media fue menor en la muestra correspondiente al antes de la pandemia (Media=7.5) a comparación
de la muestra aplicada durante la pandemia (Media=8.1). También se observó diferencias en el tipo de
afrontamiento evitativo, el cual fue mayor antes de la pandemia (Media=10.3) a comparación de la muestra
durante la pandemia (9.05). En cuanto al afrontamiento emocional y funcional no se observaron diferencias
estadísticamente significativas.
Conclusiones y discusión
Autores como Frydenberg (2017) refieren que los preescolares tienden a utilizar el afrontamiento centrado
en la emoción pasiva/inhibida y la evitación, así también destaca la importancia de considerar el contexto del
niño. Aunque en muestras mexicanas también se ha observado que los niños preescolares tienden a utilizar
un afrontamiento más de tipo emocional y de evitación (Lucio y Monjarás (2020), llama la atención que ante
la actual pandemia los niños muestren más estrategias de tipo disfuncional, relacionado con pegar, gritar, salir
corriendo, lanzar objetos a comparación de la muestra que se evaluó antes de la pandemia. Lo anterior podría
relacionarse con el estudio realizado por Monjarás y Romero (2021) donde se observó que el afrontamiento
disfuncional se relaciona con emociones negativas por COVID-19, emociones negativas por el encierro y por
la estrategia de los padres evitar o distraerlos de la situación. Ante situaciones que los niños preescolares no
pueden controlar y ante el estrés que desencadena no sólo la enfermedad sino el encierro, p.e desempleo en los
padres, violencia intrafamiliar, pérdida de algún familiar o de las figuras parentales, los niños podrían mostrar
estrategias disfuncionales, por lo que resulta muy importante el papel de los padres para su contención. Pues
como lo menciona Valero et al. (2020) la incertidumbre y restricciones relacionadas con la pandemia de COVID
19 han representado desafíos particulares y el afrontamiento es la clave para aprender y desarrollar estrategias
que permitan adaptarnos a la situación adversa, fomentar el afrontamiento funcional a los padres y sus hijos
preescolares es de suma importancia para prevenir problemas de salud mental.
REFERENCIAS
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social por el COVID-19. Revista Cubana de Enfermería, 36, 1–8.
Frydenberg, E. (2017). Coping and the challenge of resilience. Australia: Palgrave Macmillan
Lazarus, R. S. (1966). Psychological Stress and the Coping Process. New York., NY: McGraw-Hill.
Lucio, G. M. E., Durán, P. C. y Godínez, R. E. (2016). Validación psicométrica de la Escala Infantil de Afrontamiento.
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preescolares. Ansiedad y Estrés. 26, 20-26. https://doi.org/10.1016/j.anyes.2019.12.004
Monjarás R. M. T., & Romero, G. E. (2021). Emociones, estrés y afrontamiento en niños preescolares frente a
COVID-19. Revista Mexicana de Orientación Educativa, 18(40), 1–20. https://doi.org(10.31206/rmdo36202
Morales, F., Triantes, M., Blanca, M., Miranda, J., Escobar, M., & Fernández, F. (2012). Escala de afrontamiento
para niños (EAN): propiedades psicométricas. Anales de Psicología, 28(2), 475-483. https://doi.org/10.6018/
analesps.28.2.136221
Romero G, E., Lucio, G-M.E y Durán P, C. & Ruiz B. A. (2017). Afrontamiento y algunos problemas internalizados
y externalizados en niños. Acta de investigación psicológica, 7(3), 2757-27. https://doi.org/10.1016/j.
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Yeo, K., Frydenberg, E., Northam, E. and Deans, J. (2014).Coping with stress among preschool children and
associations with anxiety level and controllability of situations. Australian Psychological Society, 66, 93-101.
https://doi.org/10.1111/ajpy.12047
Zimmer-Gembeck, J. M. & Skinner, E. A. (2016). The development of coping: Implications for Psychopathology
and Resilience. Development Psychopathology, 4(10), 1-61. doi: 10.1002/9781119125556.devpsy41065
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Intervención para disminuir la depresión y ansiedad en familiares de consumidores de sustancias.
Mtra. Karla Silvia Murillo Ruiz, Mtra. Verónica Arredondo Martínez y Mayte Botello Cedeño.
Facultad de Psicología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Descriptores: familia, adicciones, tratamiento cognitivo conductual, ansiedad, depresión.
Resumen
La presente investigación tuvo como objetivo disminuir el nivel de depresión y ansiedad en familiares de
consumidores de drogas, a través de una intervención cognitivo conductual. Participaron 5 mujeres cuya edad
oscila entre los 22 y 51 años (x= 42.6), 3 de ellas son madres, 1 abuela y 1 hija del consumidor. Se utilizó un
diseño pre experimental de pretest, postest y seguimientos de un solo grupo, de tipo cuantitativo. Se aplicó
la Escala Autoaplicada de Depresión de Zung (SDS-Z) (Zung, 1965) y el Inventario de la Ansiedad de Beck (BAI)
(Beck, 1998; Adaptado por Guía, Hernández, Sanz y Vallar, 2011), La intervención es breve, cognitivo-conductual
e individual, está conformada por 8 sesiones de una hora y media, una vez por semana. El tratamiento favoreció
en las pacientes en la disminución de estados que generan un malestar emocional, como lo es la ansiedad y la
depresión.
La diversidad de los problemas sociales y de salud que se asocian con las adicciones se convierten en una
importante fuente de tensión y malestar (Natera, Tiburcio, Mora, y Orford, 2009, Tiburcio y Natera, 2003). Se
sabe que el consumo de drogas no solo afecta a quienes las usan, sino también a personas significativas y a la
sociedad en general. Uno de los grupos más inmediatos que se ven afectados es la familia, con implicaciones
graves para la salud psicológica y física de sus miembros. Orford y Copello (2007, como se citó en Natera, et al,
2011) han documentado ampliamente cómo las discusiones continuas, los sentimientos de preocupación, de
impotencia, de incertidumbre, depresión y un estado general de malestar de tensión y estrés se presentan en
los familiares al vivir continuamente este tipo de problemática.
El desgaste que genera las implicaciones de la adicción, puede ocasionar problemas interpersonales, así como
sentimientos de desesperanza, resentimiento, culpa, sensación de agotamiento y aislamiento. Marcon, et. al
(2012) refieren que la presencia de síntomas depresivos y de ansiedad se generan ante la imposibilidad de
poder controlar el consumo del usuario y sus consecuencias.
Se ha encontrado que los tratamientos dirigidos específicamente a la familia colaboran a reducir el consumo
de alcohol y drogas, favorecen a que el consumidor inicie un tratamiento, mejoran las relaciones conyugales,
ayudan a restablecer su integración social, reducen la deserción de tratamiento, disminuyen la frecuencia de
las recaídas y afianzan hábitos saludables (López et al, 2003). Girón, Martínez y González (2002) señalan que
las terapias dirigidas a la familia, también aumentan el compromiso de los pacientes y de la familia respecto al
tratamiento y a mejorar su funcionamiento.
Objetivo
La presente investigación tuvo como objetivo disminuir el nivel de depresión y ansiedad en familiares de
consumidores de drogas, a través de una intervención cognitivo conductual.
Método
Se utilizó un diseño pre experimental de pretest, postest y seguimientos de un solo grupo, de tipo cuantitativo.
De caso único con réplicas y evaluación pre, post y seguimiento, llamado también diseño N=1. Puede ser un
único participante o pocos, pero se estudian individual y extensamente (Kerlinger y Lee, 2002).
Participantes
Fueron 5 mujeres cuya edad oscila entre los 22 y 51 años (x= 42.6), 3 de ellas son madres, 1 abuela y 1 hija del
consumidor. Referente a su estado civil, 2 tienen una pareja estable, 1 es soltera, 1 es divorciada, 1 es viuda.
Los criterios de inclusión fueron, no abusar de alguna sustancia, saber leer y escribir, ser mayor a 18 años, vivir
o tener contacto con el familiar consumidor, no asistir actualmente a ningún tratamiento psicológico y desear
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recibir apoyo para enfrentar las situaciones asociadas al consumo del familiar; y los de exclusión son abuso del
consumo de alguna sustancia, no saber leer ni escribir, solo tener contacto ocasional con el consumidor, tomar
algún medicamento psiquiátrico y asistir a algún tipo de tratamiento psicológico o psiquiátrico.
Instrumentos
a) Escala Autoaplicada de Depresión de Zung (SDS-Z) (Zung, 1965): tiene como objetivo evaluar el nivel de
depresión en pacientes diagnosticados con algún desorden depresivo. Los índices de fiabilidad de este
instrumento son altos (índices de 0,70-0,80 en la fiabilidad dos mitades, índice de Cronbach entre 0,79 y 0,92).
b) Inventario de la Ansiedad de Beck (BAI) (Beck, 1998; Adaptado por Guía, Hernández, Sanz y Vallar, 2011):
Se centra en los aspectos físicos relacionados con la ansiedad. Ha demostrado una alta consistencia interna
(alfas de Cronbach superiores a 0,90), validez divergente moderada (correlaciones menores a 0,60), validez
convergente adecuada (correlaciones mayores a 0,50) y un alto coeficiente de confiabilidad test-retest (r=0,75).
Procedimiento
Para el análisis de datos se utilizó la estadística descriptiva para describir las características de las participantes,
así como para obtener los niveles de depresión y ansiedad evaluados antes y después del tratamiento. Cabe
mencionar que todos los participantes tuvieron dos seguimientos, uno al mes y otro a los tres meses y solo en
algunos casos, se tuvo un tercer seguimiento a los seis meses después del tratamiento.
Resultados
Participante 1 (P1)
Mujer de 50 años de edad, con pareja estable y jubilada. Estudió una carrera técnica y actualmente se dedica
al hogar. Es madre de dos hijos varones quienes residen en otro lugar por cuestiones académicas. El hijo menor
de la P1 consume marihuana.
a) Escala de Depresión (SDS-Z): En la paciente 1 los niveles de depresión se mantienen tanto en el pretest,
postest y seguimientos, siendo estos normales. Sin embargo, las puntuaciones se modifican de una evaluación a
otra, disminuyendo en el postest, elevándose en el seguimiento 1 y disminuyendo en el seguimiento 2,
b) Escala de Ansiedad (BAI): La paciente 1 presenta un nivel mínimo de ansiedad en los 4 resultados, disminuyendo
de pretest a postest y manteniéndose como en el postest en el seguimiento 2.
Participante 2 (P2)
Mujer de 51 años de edad, divorciada hace 4 años, reside en Morelia. La P2, trabaja y estudia una licenciatura los
fines de semana. Es madre de dos hijos, la hija mayor estudiante de maestría y el hijo menor es policonsumidor
(marihuana, cocaína y cristal) y no estudia actualmente.
a) Escala de Depresión (SDS-Z): En la paciente 2 los niveles disminuyen tanto en el pretest, postest y seguimientos.
En el pretest la sintomatología depresiva es severa, en el postest disminuye a un nivel mínimo y éste se mantiene
en el seguimiento 1; en el 2 y 3 baja a un nivel normal.
b) Escala de Ansiedad (BAI): La paciente 2 presenta un nivel grave de ansiedad en el pretest y disminuye en el
postest a moderada. En seguimiento 1 baja a un nivel leve y se mantiene en el seguimiento 2. En el seguimiento
3, disminuye a mínima.
Participante 3 (P3)
Mujer de 22 años de edad, soltera y estudiante de licenciatura. Es hija del consumidor de alcohol, vive con él y
con su madre, sus dos hermanos mayores no viven en la misma casa.
a) Escala de Depresión (SDS-Z): En la paciente 3, el nivel de depresión normal se mantiene en el pretest, postest
y seguimientos. Y los puntajes disminuyen de pretest a postest y seguimiento 1; el seguimiento 2 tiene el mismo
puntaje que el 1.
b) Escala de Ansiedad (BAI): La paciente 3 presenta un nivel leve de ansiedad en el pretest, postest y seguimientos,
manteniendo también sus puntajes.
Participante 4 (P4)
Mujer de 49 años de edad, con pareja estable, estudios de primaria y comerciante. Es abuela del consumidor
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y se hace cargo del él desde hace 6 años, cuando los padres se separaron y lo dejan en su casa; sus dos hijas
trabajan con ella en el negocio, ya que no tienen trabajo.
a) Escala de Depresión (SDS-Z): En la paciente 4, el nivel de depresión mínimo disminuye en el pretest a normal,
se mantiene en los seguimientos. El puntaje disminuye de postest al seguimiento 1, aumenta en el 2 y disminuye
en el 3 (mismo puntaje que el seguimiento 1).
b) Escala de Ansiedad (BAI): La paciente 4 presenta un nivel grave de ansiedad en el pretest, disminuyendo en
el postest a mínimo y manteniéndose este en los seguimientos
Participante 5 (P5)
Mujer de 41 años de edad, viuda, con estudios de preparatoria y empleada. Es madre de cuatro hijos y la mayor
es la que consume.
a) Escala de Depresión (SDS-Z): En la paciente 5, el nivel de depresión mínimo disminuye en el pretest a normal,
este se mantiene en los seguimientos.
b) Escala de Ansiedad (BAI): La paciente 5 presenta un nivel leve de ansiedad en el pretest, disminuyendo en el
postest a mínimo y manteniéndose este en los seguimientos.
Discusión
Cuando el nivel de ansiedad es alto acompañado de conductas desadaptativas, genera malestar y desadaptación,
que experimentan quienes viven con personas adictas. En la presente investigación se identifican los cambios
que existen en las mujeres que participan en el tratamiento, al inicio presentan niveles de graves y mínimos
y al terminar la intervención, disminuye en dos casos de grave a mínima, en otro de grave a mínima y en los
otros dos se mantiene en niveles mínimos y leves. Esto indica la relevancia de trabajar con los familiares de los
drogodependientes en la identificación de emociones y manejo emocional, lo que permitirá aclarar lo que los
pacientes sienten ante las problemáticas que enfrenten y de igual manera manejarlas, además se identifica la
eficacia de la intervención.
Con lo que respecta al nivel de depresión se observa que antes de iniciar el tratamiento, dos de las pacientes
presentan un nivel mínimo, una un nivel severo y dos en normal; esto quiere decir que tres de las mujeres
con un familiar adicto presentan síntomas de depresión, lo que corrobora lo señalado en la teoría, Velasco
(2004) y Natera, Tiburcio, Mora y Orford (2009). La intervención permite en los casos que presentan síntomas
depresivos, disminuir el nivel y en los que no lo presentan reforzar y mantener el manejo emocional adecuado:
dos pacientes presentan antes de la intervención un nivel normal y este se mantiene al finalizarla, en dos casos
disminuye de mínima a normal y en un caso de severa a normal.
Esto significa que el tratamiento favoreció en las pacientes en la disminución de estados que generan un malestar
emocional, como lo es la ansiedad y la depresión. El trabajo que cada una de las pacientes realizó durante la
intervención permitió mejorar su manejo emocional y la manera en cómo percibían la problemática, es así,
como desarrollan habilidades para hacer frente a los conflictos, mejoran su estado de ánimo y su bienestar
psicológico.
Referencias
Marcon, S,R., Rubira, M.M. y Barbosa, D,A, (2012). Calidad de vida y los síntomas depresivos en cuidadores y los
adictos a las drogas. Revista Latino-americana Enfermagem, 20(1), 167-174.
Natera, G., Medina, P., Callejas, J. y Tiburcio, M. (2011). Intervención a familiares de consumidores de alcohol.
Efectos de una intervención a familiares de consumidores de alcohol en una región indígena en México. Revista
Salud Mental, 34, 195-201.
Natera, G., Tiburcio, M., Mora, J. y Orford, J. (2009). Apoyando a familias que enfrentan problemas por el
consumo de alcohol y drogas. México: Pax.
Tiburcio, M. y Natera, G. (2003). Evaluación de un modelo de intervención breve para familiares de usuarios de
alcohol y drogas. Un estudio piloto. Salud Mental, 26(5), 33-42.
Velasco, R. (2004). La familia ante las drogas. México: Trillas.
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Propiedades psicométricas de la Escala de Regulación Emocional para Jóvenes y Adultos.
Lic. Susana Nava Andrade, Dra. Mónica Fulgencio Juárez, Dra. Joanna Koral Chávez López,
Mtra. Esther Gabriela Kanán Cedeño y Dr. Roberto Oropeza Tena.
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Descriptores: Regulación emocional, Confiabilidad, Validez, Psicometría, Adultos.
Las emociones son la base psicológica del individuo que guían su recorrido cotidiano; son fundamentales en la
adaptación y supervivencia. Para cumplir con importantes funciones es necesario que se reconozcan, acepten
y expresen de manera adecuada, de lo contrario, serán inapropiadas y constituirían un factor que propicia la
falta de adaptación, problemas psicológicos y enfermedades del individuo. Debido a esto, ha sido necesario
rescatar la importancia que tiene el ser humano en el manejo y expresión de sus emociones. La regulación de las
emociones es una de las habilidades emocionales que ha tomado importancia en los últimos años debido a que
se ha demostrado su influencia en el bienestar psicológico del individuo. Este proceso implica que la persona
module (reduzca o aumente) la intensidad y duración de una emoción, lo que permite la disminución de la
experiencia emocional en el instante y sea manejable, y al mismo tiempo permita el control del comportamiento
que se derive de ella. La regulación emocional es fundamental pues los niveles altos se asocian con un mejor
funcionamiento y su déficit podría traer consecuencias en la salud y calidad de vida de las personas.
Explicaciones como las anteriores son solo algunas encontradas y que apoyan al campo de conocimiento de
la regulación emocional, pero surge la necesidad de seguir en la búsqueda de evidencias que contribuyan al
entendimiento de esta habilidad por lo que una de las vías es el desarrollo de instrumentos que identifiquen
el estado emocional de las personas y al mismo tiempo permitan conocer el desarrollo de las estrategias de
regulación de emociones en el ser humano, por lo que su estudio logrará crear estrategias de intervención, con
el fin de evitar o dar solución a problemas que se puedan presentar como consecuencia de un desajuste en la
regulación emocional.
Por lo que la presente investigación tuvo como propósito desarrollar y analizar las propiedades psicométricas
de una escala para medir regulación emocional en jóvenes y adultos. El trabajo está basado en la teoría de la
regulación emocional de James Gross con el “Modelo Modal de Regulación Emocional” que trata principalmente
sobre el proceso generador de emociones, a través de cinco fases. El motivo de su referencia es por el enfoque
que le da al estudio las emociones pues las considera como estados de menor intensidad, pero de larga duración;
además por la importante contribución donde explica la manera en que las emociones pueden ser modificadas
antes de que aparezcan o incluso cuando están ocurriendo. También, porque sostiene el papel importante
que tiene el individuo en el proceso de la regulación de emociones, debido a su responsabilidad en el manejo
y expresión de los estados emocionales, procesos definidos por el ambiente en el que se desarrolla y por los
objetivos que persigue
El estudio es de tipo instrumental, pues pretende aportar evidencias de validez y confiabilidad de un instrumento
que mida un constructo psicológico. De esta manera y de forma inicial se desarrollaron 51 ítems agrupados en
cinco dimensiones, propuestas en el modelo antes mencionado; selección de la situación, modificación de la
situación, cambio cognitivo, despliegue atencional y modulación de la respuesta. A partir de la evaluación de
nueve jueces y de las observaciones realizadas, se modificaron los ítems. Posteriormente, de manera virtual
y mediante la plataforma Google Forms® se aplicó la escala a 354 participantes de 18 a 60 años, 65 hombres
(18.4%) y 289 mujeres (81.6%), la edad media fue de 28.84 años, con una desviación típica de 9.8. El 51.4%
(182) de los participantes pertenecían a Michoacán; el 9.6% (34) a Estado de México, el 7.3% (26) a la Ciudad
de México; el 3.4% (12) Jalisco; el 3.1% (11) de Puebla, al igual que Querétaro; el 2.5 (9) a Veracruz y el 19.4%
restante se distribuía en los demás estados de la república. El 48% (170) eran estudiantes; mientras el 14.1%
(50) se dedicaban a diversas actividades y el 11% (39) eran profesionistas independientes.
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Para analizar los datos se calculó la confiabilidad y un análisis factorial exploratorio utilizando el método de
máxima verosimilitud, con rotación oblicua y consistió en la eliminación de ítems que no presentaran carga
factorial mayor o igual a .30 en ningún factor, también se descartaron aquellos que por mínima cantidad
conformaran un factor, de igual forma se eliminaron los ítems en donde la diferencia de la carga factorial entre
ellos fuera menor de .10, y por último, aquellos si su pertenencia exclusiva a un factor no pudiera ser explicada
teóricamente.
Como resultados, se obtuvo un KMO de .859 y la prueba de esfericidad de Bartlett fue significativa al .000. La
escala final quedó compuesta por 22 ítems distribuidos en seis factores; el índice de confiabilidad de la escala
total fue bueno (?=.826) y los alfas por dimensión fueron: evitación con tres ítems y nivel de confiabilidad de
?=.752; modificación de la situación con cuatro ítems y alfa de Cronbach de ?=.821, modulación de la respuesta
con cinco ítems y nivel de confiabilidad ?=.657; cambio cognitivo con tres ítems y alfa de Cronbach de ?=.794,
estrategias dirigidas al mantenimiento de emociones con tres ítems y nivel de confiabilidad de ?=.797 y selección
de la situación con cuatro ítems y alfa de Cronbach ?=.752
De acuerdo con los resultados, esta escala será de gran utilidad para realizar el diagnóstico e identificar en los
jóvenes y adultos las estrategias que aplican para regular sus emociones de forma general y si es el caso, se
puedan planear intervenciones específicas de acuerdo con las necesidades detectadas en la población, así como
para la orientación para regular sus emociones en la vida cotidiana.
En conclusión, la escala da evidencia de ser una herramienta confiable y válida para evaluar la regulación
emocional en jóvenes y adultos, con lo cual se cuenta con un instrumento para realizar identificar en qué medida
la población posee esta característica y pueda ser relacionada con otros factores, permitiendo así el incremento
de evidencias que apoyen al entendimiento del aspecto psicológico del ser humano y por lo tanto a comprender
su influencia directa en el funcionamiento y desempeño en la vida cotidiana, aportando más herramientas al
trabajo clínico existente y a su continua actualización.
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Conductas de riesgo en jóvenes estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit.
Mtra. Elvia Lizette Parra Jiménez, Mtra. Cecilia del Carmen Rojas Montoya, Mtra. Irene Margarita Espinosa
Parra, Dra. Ma. del Rocío Figueroa Varela y Mtra. Raquel Rocío Hernández Pacheco.
Universidad Autónoma de Nayarit.
Descriptores: Conductas, Riesgo, Jóvenes, estudiantes.
Introducción
La presente investigación consiste en un estudio que se realizó a jóvenes estudiantes de Programas Educativos
de Nivel Superior reconocidos por su Calidad, de la Universidad Autónoma de Nayarit campus Tepic, que consta
de 16 programas académicos acreditados, Contaduría, Administración y Mercadotecnia, Turismo, Ciencias de la
Educación, Psicología, Derecho, Comunicación y Medios, Informática y Sistemas Computacionales, Economía,
Ingeniería en Agronomía, Médico Cirujano, Enfermería, Cirujano Dentista, y Químico Farmacobiólogo.
Se aplicó el instrumento CRJ- 2020 que mide 6 dimensiones ideación suicida, crisis conflictos familiares, malestar
psicológico, acoso sexual, violencia de pareja y habilidades en el uso del condón.
El estudio consiste en describir las conductas de riesgo que presentan los estudiantes de la Universidad
Autónoma de Nayarit, con la finalidad de identificar los riesgos que existen en las 6 dimensiones que integran el
instrumento y así en una segunda etapa generar estrategias de intervención.
Según la Organización Mundial de la Salud [OMS] (2021) es fundamental promover el bienestar y la salud mental
en las y los jóvenes, a la vez hace hincapié en la importancia de prevenir los factores de riesgo que pueden llegar
a afectar su salud física y mental en el futuro y su capacidad para desarrollar sus potencialidades.
A su vez “los factores de riesgo implican determinadas conductas de riesgo, las cuales son acciones activas
o pasivas que involucran peligro para el bienestar y que conllevan a consecuencias negativas para la salud o
comprometen aspectos del desarrollo” (Argaez et al, 2018, p.260)
Dentro de las problemáticas que para la OMS (2021) son las más comunes entre los adolescentes y jóvenes se
encuentran los comportamientos de riesgo en los qué se incluyen las prácticas sexuales de riesgo, suicidio y
autolesiones, violencia y los trastornos emocionales que muchas veces llevan a este grupo de edad a experimentar
irritación, frustración y cambios rápidos en el estado de ánimo.
Por tanto, Corona y Peralta (2011) consideran que las conductas de riesgo en los adolescentes y jóvenes impactan
en la muerte a temprana edad, por lo que los profesionales de salud deben estudiarlas, conocerlas, investigarlas
y por lo tanto promover su prevención y generar estrategias de intervención.
Justificación
Las conductas de riesgo se han convertido en un problema de salud pública debido a qué se considera una de
las principales causas de muerte en jóvenes de acuerdo con la OMS (2021) las lesiones y traumatismos causada
por accidentes son la principal causa de muerte en adolescentes y jóvenes, le siguen la violencia, las conductas
autolesivas y los problemas relacionados con la maternidad.
Así en México, las principales causas de muerte en jóvenes entre 15 y 19 años en los años 2018 y 2019 se
encuentran relacionadas según la Secretaría de Salud (como se citó en Richardson y Rodríguez, 2021) a homicidios
en primer lugar con un 26 %, en segundo lugar se encuentran los accidentes en su mayoría de transito con un
25.8% y se suman a estos lesiones intencionales suicidio con un 7.7% y trastornos mentales y enfermedades del
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sistema nervioso con un 5.3%; en el caso de las mujeres en el mismo periodo y grupo de edad, se presentaron
causas de muerte relacionadas a conductas de riesgo como los accidentes con 14.3%, lesiones intencionales
(homicidio) 12.2 %, lesiones intencionales (suicidio) 8.5%.
Otro aspecto que nos indica la importancia de investigar las conductas de riesgo en jóvenes son las cifras que
se presentan en la Encuesta Nacional de la Dinámica Demomgráfica [ENADID] [INEGI] (2018), la edad mediana
de inicio de la vida sexual es a los 17.5 años, otro dato interesante mencionado en dicha encuesta es qué solo
el 59.9% de las mujeres jóvenes en el grupo de edad entre los 15 y 19 años que han tenido relaciones sexuales
refieren haber utilizado algún método anticonceptivo.
A su vez es de suma importancia investigar la violencia, la cuál como se menciona anteriormente es una de las
principales causas de muerte entre jóvenes, exponerse a esta problemática para la Organización Panamericana
de la Salud [OPS] (2020) puede aumentar el riesgo de mantener conductas de riesgo como lo es el consumo de
tabaco y de bebidas alcoholicas, uso de drogas ilegales; así de sufrir trastornos mentales o tendencia al suicidio;
y enfermedades crónicas como enfermedades del corazón, diabetes o cáncer; infecciones de trasmición sexual
como el VIH y problemas sociales como los homicidios o violencia de pareja.
Una de las conductas de riesgo en jóvenes investigadas en este estudio es la violencia en el noviazgo la cuál de
acuerdo a la Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo elaborada por el Instituto Mexicano
de la Juventud (2008) muestra que de los y las jóvenes encuestados el 76% han sido víctimas de violencia
psicológica, 15% violencia física y el 16.5% de las mujeres indicaron experimentar violencia sexual por parte de
su pareja.
Por lo que de acuerdo a los datos y cifras que se mencionan con anterioridad surge la necesidad de generar
investigaciones que proporcionen datos específicos de las conductas de riesgo en Jóvenes de la Universidad
Autónoma de Nayarit.
Objetivo general.
Describir las conductas de riesgo que se presentan en estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit.
Objetivos específicos
Describir las principales conductas de riesgo de los estudiantes universitarios.
Identificar el nivel de alto riesgo de ideación suicida, crisis conflictos familiares, malestar psicológico, acoso
sexual, violencia de pareja y conducta sexual de riesgo a través del uso del preservativo.
Metodología
Con base a los objetivos planteados se llevó a cabo la primera fase de la investigación con un enfoque de tipo
cuantitativo y un diseño de estudio descriptivo y transversal. Se realizó un muestreo probabilístico considerando
16 programas académicos acreditados hasta febrero del 2019 campus Tepic de la Universidad Autónoma de
Nayarit. Se obtuvo la muestra estratificada de cada programa académico a través de una muestra finita con un
95% de confiabilidad y 0.05 error estimado (1.95 puntuación z).
Se obtuvo una participación de 1255 estudiantes, cumpliendo como criterio de acreditación el ser alumno
inscrito al semestre enero- junio 2020 y agosto- diciembre 2020, se excluyeron aquellos estudiantes que no
completaron en su totalidad el cuestionario.
Se aplicó el cuestionario Conductas de Riesgo Juvenil 2019, instrumento construido y validado a partir de un
estudio exploratorio con grupos focales respecto a las principales conductas de riesgo. La validez y confiabilidad
se obtuvo de una muestra de 357 estudiantes de la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima,
encontrando las siguientes cifras de Confiabilidad Alfa Cronbach Ideación Suicida de 0.901, Violencia de pareja
de 0.909, Malestar psicológico de 0.856, Acoso de 0.813, Conflictos familiares de 0.705 y conductas de riesgo
sexual a través del uso del preservativo 0.895.
El instrumento evalúa 6 dimensiones: conductas sexuales de riesgo, acoso, violencia de pareja, conflictos
familiares, ideación suicida y malestar psicológico. Dichas dimensiones se conforman por la agrupación de
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preguntas con respuestas tipo Likert que van desde totalmente de acuerdo a totalmente en desacuerdo.
Una vez seleccionada la muestra, se contactó a los directivos de los programas académicos solicitando
la autorización correspondiente para acceder a los grupos, posteriormente se envió el link del cuestionario
realizado a través de la aplicación de google forms. Cada cuestionario incluía un consentimiento informado y
los datos principales del estudio.
Al obtener la información por medio de la aplicación, se llevó a cabo un análisis cuantitativo de la información,
enfocada al tipo de diseño. Por medio del programa SPSS versión 22 se obtuvieron análisis de frecuencias,
medidas de tendencia central, medidas de variabilidad y cálculo de riesgo de cada dimensión.
Resultados
Se incluyeron 1237 estudiantes, excluyendo 18 participantes por omisión de respuestas. Participaron 394
(31.85%) hombres y 843 (68.14%) mujeres
Con una media de edad de 20.7 años, DE de 3.56 , siendo 19 años la edad más predominante. Con una edad
mínima de 17 y una máxima de 65, se obtuvo un rango de 48.
Encontramos resultados significativos por cada dimensión, detallando lo relevante a continuación: El 63.13 %
(781) de los estudiantes afirman haber tenido relaciones sexuales, con un promedio de edad para el inicio de su
vida sexual activa de 17.42 años, DE 1.46; con un mínimo de 13 años y máximo de 29. Solo el 55.8 %(436) de los
que han tenido relaciones sexuales refieren siempre utilizar preservativo y se consideran hábiles para su uso el
65.04%.
Respecto a los conflictos familiares el 32.01% de los estudiantes se han sentido tan mal que han pensado en
irse de casa. El 22.8% alguna vez han pensado en quitarse la vida. La dimensión de violencia engloba desde la
manipulación, control, agresiones físicas, verbales y mentales, encontrando que el 4.5% de la población ha sido
golpeada sin encontrar diferencias significativas entre hombres y mujeres.
El malestar psicológico engloba depresión, ansiedad, culpa, sentimientos de rechazo y desmotivación; resultando
que más de la cuarta parte de la población refiere alguno de éstos, sobresaliendo la dificultad para pedir ayuda,
el realizar actividades en automático y el deprimirse en caso de dificultades escolares.
El acoso y la inseguridad en las calles es una problemática real, el 60.7% de los estudiantes se han sentido
inseguros caminando por las calles siendo el 88.4% mujeres.
La categorización de alto riesgo se obtuvo de las variables correspondientes a cada dimensión, considerando las
respuestas acuerdo y total acuerdo.
Se encontraron los siguientes porcentajes clasificándose en ALTO RIESGO; para Ideación suicida un 19.32%,
Violencia de pareja 8.4%, Acoso 34.27%, Conflictos familiares 22.55%, Malestar psicológico 46.07% y Conducta
sexual de riesgo a través del uso del preservativo de 44.17%.
Conclusiones
De acuerdo a los resultados presentados con anterioridad se concluye que los jóvenes de la Universidad
Autónoma de Nayarit presentan en algún porcentaje conductas de riesgo como la ideación suicida, violencia de
pareja, acoso, conflictos familiares, sin embargo las conductas de riesgo con más alto porcentaje presentadas en
esta investigación son el malestar psicológico y las conductas de riesgo sexual a través del uso del preservativo,
por lo que es de suma importancia generar estrategias de prevención e intervención con la finalidad de impactar
en el bienestar y salud mental de los jóvenes universitarios.
Argaez, S; Echeverría, R; Evia,N; Carrillo, C. (2018). Prevención de factores de riesgo en adolescentes: Intervención
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Instituto mexicano del seguro social. 59 (1), 34-47. DOI: 10.24875/RMIMSS.M21000050
Ansiedad en universitarios durante la fase 3 de la pandemia de COVID-19 en México.
Dra. Gabriela Isabel Pérez Aranda, Dr. Sinuhé Estrada Carmona, Mtro. Eric Alejandro Catzín López,
Dra. Liliana García Reyes y Dr. Miguel Ángel Tuz Sierra.
Universidad Autónoma de Campeche.
Descriptores: Ansiedad, Covid-19, Universitarios, Pandemia, México.
La infección por COVID-19 ha afectado a casi todos los países, se han confirmado más de 6 millones de casos,
de los cuales han fallecido un poco más de 400mil1, dicha infección se extiende rápidamente y las tasas de
contagio son cada vez más altas, este comportamiento epidémico preocupa a nivel internacional, por lo que
se ha generado un incremento en la evidencia científica con respecto a esta enfermedad aún con muchas
interrogantes que responder (OMS, 2020; Aragón-Nogales, R., Vargas-Almanza, I., & Miranda-Novales, M.G.,
2019)
Según Ramos (2020), el nuevo coronavirus COVID-19 (nombrado así por la Organización Mundial de la Salud), ha
mantenido la atención de la salud pública global. Esta epidemia, la cual se origina específicamente en la ciudad
de Wuhan, provincia de Hubei, en China continental, evoluciona de forma rápida, lo que genera nuevos datos
cada día relacionados a la cantidad de infectados y decesos.
A finales de febrero del año 2020 llega a México y a partir del 16 de marzo del 2020 el Gobierno de México
ordena la interrupción de actividades básicas, en un intento por frenar la dispersión y transmisión del nuevo
coronavirus, así como reducir las consecuencias de la infección, complicaciones y decesos que pudiera ocasionar
en la población mexicana. De igual manera, a través de la subsecretaria de Salud anuncia que “se mantendrán
limitadas las actividades hasta nuevo aviso en todo espacio público como una disposición efectiva de sana
distancia”.
El 20 de abril del año 2020 México inicia la fase 3 de la pandemia por COVID-19, esta fase se registra cuando el
virus se encuentra en la mayor parte del país, siendo los contagios comunitarios y no importador, es decir, los
contagios se dan entre propios habitantes de una comunidad dada y no son generados por personas fuera de
ella; es la fase de máxima transmisión y en donde se registra la mayor cantidad de casos por día.6 Ante esta fase,
el subsecretario de salud del país, informa la extensión de la Jornada Nacional de Sana Distancia y la suspensión
de actividades no esenciales con la finalidad de mitigar la trasmisión del virus (Secretaría de Salud, 2020)
En este escenario, como en otros países, las universidades mexicanas no han sido la excepción y para enfrentar
la condición sanitaria surgida por el COVID-19, autoridades de las Instituciones de Educación Superior asociadas
a la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES, 2020), establecen un
Acuerdo Nacional limitando actividades presenciales.
Más allá de los riesgos y consecuencias en el ámbito médico, es innegable el impacto psicosocial de esta pandemia,
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condición extraordinaria, en la cual es difícil predecir con exactitud lo que sucederá y por tanto evaluar las
consecuencias psico-emocionales que ocasionará el COVID-19. En este sentido, el miedo a lo desconocido y la
incertidumbre se convierten potencialmente en trastornos mentales como ansiedad, somatización, depresión y
aumento en el consumo de sustancias según resultados reportados por algunas de las investigaciones realizadas
en el continente asiático, desde el inicio de la pandemia (Shigemura, Ursano, Morganstein, Kurosawa, Benedek,
2019)
Ya diversos estudios realizados en España y en Latinoamérica han constatado el incremento de niveles de estrés
(junto con otras implicaciones psicológicas como la depresión) en adolescentes y adultos jóvenes relacionadas
al confinamiento y aislamiento social derivado de la pandemia por COVID-19 (Apaza, Seminario, y Santa-Cruz,
2020; Atencio, Bustamante y Vargas, 2020; Gonzales, 2020; Jiménez, Trujillo y Rodríguez, 2020), por lo que resulta
importante estudiar los niveles de ansiedad durante la fase 3, que, como se ha mencionado con anterioridad, es
la fase de mayor contagios y en donde se establecen medidas más estrictas por parte de los gobiernos.
Como mencionan Sierra, Ortega y Zubeidat (2003), “el estrés se relaciona principalmente, a la situación, mientras
que la ansiedad alude a la reacción ante estos sucesos estresantes”. Por su parte, autores como Bensabat
describe que “la ansiedad es una emoción de estrés”, mientras que Spielberger considera que los términos
estrés y miedo son “indicadores de fases temporales de un proceso que da lugar a la reacción de ansiedad”16.
En este sentido, y para efectos del presente estudio, se entenderá la ansiedad como un estado de estrés agudo
y constante.
En una pandemia, el miedo incrementa los niveles de estrés y ansiedad en individuos sanos e intensifica los
síntomas de aquellos con trastornos mentales preexistentes. Es común que antes, durante y después de
una pandemia como la que vivimos desde inicios del 2020, las personas experimenten diversas respuestas
emocionales que pueden contribuir de manera favorable o desfavorable al cuidado de su propio bienestar, es
por ello por lo que resulta fundamental reconocer, en consecuencia, dichas respuestas psico-emocionales como
factor determinante para la toma de acciones (Ramírez-Ortiz, Castro-Quintero, Lerma-Córdoba, Yela-Ceballos y
Escobar-Córdoba, 2020).
Huarcaya-Victoria (2020), afirma que en la situación de la pandemia de COVID-19, los individuos que presentan
ansiedad en niveles altos tienden a interpretar sensaciones corporales de nula gravedad como prueba de
encontrarse infectados por el nuevo coronavirus, esto a su vez, aumenta sus niveles de ansiedad y puede
interferir en la toma de decisiones objetivas y, por ende, en su comportamiento. Todo ello puede llevar a
comportamientos desadaptativos como presentarse frecuentemente en las clínicas de salud para quitarse la
idea de estar enfermos, excesiva limpieza de manos, aislamiento social y compras de pánico; sin embargo, hay
personas que llegan al extremo lo que genera consecuencias personales y para su comunidad. Por el contrario,
los niveles bajos de ansiedad por la salud podrían ser perjudiciales, ya que es posible que las personas se crean
inmunes al contagio y no cumplan las indicaciones de salud pública y de distanciamiento social.
De esta forma, un grupo de riesgo para presentar ansiedad debido a las altas exigencias sociales, psicológicas
y académicas lo constituyen los universitarios, quienes comúnmente presentan estrés elevado. La época
universitaria es una etapa de la vida caracterizada por la consolidación de proyectos de vida, alcance de la
mayoría de edad, el aumento de ciertas responsabilidades en los ámbitos psicosociales y, en muchos casos,
académicas, los cuales les hace más vulnerables para desarrollar trastornos como la ansiedad (Cardona-Arias,
Pérez-Restrepo, Rivera-Ocampo y Gómez-Martínez, 2015).
Por lo tanto, en una situación de emergencia de salud pública internacional como el COVID 19, resulta
fundamental propiciar investigaciones sobre el impacto psicológico que producen las medidas de propagación
a raíz de esta pandemia en poblaciones concretas, como son los estudiantes universitarios, con la finalidad de
implementar estrategias que lleven a reducir los efectos que puedan surgir a nivel psicológico.
Por ello, en el presente estudio se planteó como objetivo analizar los niveles de ansiedad en estudiantes
universitarios ante la recomendación #Quédate en casa, durante la pandemia del Covid-19.
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Se analizaron los niveles de ansiedad de jóvenes universitarios mexicanos ante la recomendación #Quédateencasa
durante la fase 3 de la epidemia de Covid-19. Para ello se aplicó la prueba de ansiedad de Beck, obteniendo
una confiabilidad de .931. Participaron 709 estudiantes de universidades públicas y privadas del sureste de
México. La media de edad fue de 21 años, 62.7% mujeres y 37.3% hombres. Del 1 al 15 de mayo de 2020,
fase 3 del COVID-19 se aplicó vía electrónica el cuestionario con 15 preguntas personales y el inventario de
Ansiedad de Beck, este se realizó a través de los formularios de Google a todos los integrantes de la muestra. El
cuestionario fue distribuido por medio de las redes sociales WhatsApp y Facebook. La herramienta Formularios
de Google permite almacenar las respuestas de las personas en un documento de hoja de cálculo, lo que
facilitó el acceso a la información brindada por los y las participantes. Se utilizaron las pruebas “t” de student
y Rho de Spearman y el programa SPSS para el análisis de datos. Se encontró que 37.7% los participantes se
ubicaron en el nivel alto de ansiedad, 30.3% se ubicó en niveles bajos, lo que significa que más de la mitad de
los universitarios de la muestra (62.3%) presenta niveles moderados o altos de ansiedad. Existen diferencias
significativas por género (p<0.05), siendo las mujeres quienes presentan una media más alta. Se concluye que
estudiantes universitarios en condiciones de confinamiento y distanciamiento social presentan niveles altos de
ansiedad, resulta fundamental traducir el conocimiento científico en medidas pragmáticas de salud pública de
forma oportuna previendo un segundo brote o epidemia sobre la salud mental de las personas.
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Diagnóstico sobre acoso sexual en una universidad pública de Campeche.
Dra. Gabriela Isabel Pérez Aranda, Dr. Sinuhé Estrada Carmona, Mtro. Eric Alejandro Catzín López,
Dra. Liliana García Reyes y Dr. Miguel Ángel Tuz Sierra.
Universidad Autónoma de Campeche.
Descriptores: Acoso sexual, Hostigamiento sexual, Universidad, Campeche, Violencia.
La OMS define la violencia como el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o
efectivo, contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades
de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos de desarrollo o privaciones (Informe mundial sobre
violencia y salud, 2002).
Ramírez (2018) afirma que las violencias que se ejercen contra las mujeres son un fenómeno complejo que ha sido
objeto de análisis múltiples, en términos de conceptualización, acercamientos disciplinares, multidisciplinares
e interdisciplinares, la diversidad de formas que adquiere, los agentes involucrados, las relaciones que se
establecen, los marcos temporales en que ocurre, las afectaciones que produce, las respuestas para enfrentarlas,
los costos que implica, los movimientos sociales que genera para atenderla entre otros.
De tal manera que la violencia contra las mujeres se encuentra anclada en las construcciones de poder que
ordenan las relaciones sociales entre mujeres y hombres, asociadas a las diferencias biológicas entre los sexos,
las cuales naturalizan roles y funciones, posiciones y jerarquías sociales asignados según la condición genérica.
Consiste en un tipo particular de violencia, arraigada profundamente en la cultura, opera como mecanismo
social clave para perpetuar la interiorización y subordinación de las mujeres, en tanto el ejercicio de poder se
considera patrimonio genérico de los hombres (Rico, citado en Arroyo & Valladares, 2018).
El acoso y hostigamiento sexual son considerados tipos singulares de violencia. Desde el punto de vista
psicológico, el Hostigamiento y acoso sexual (HAS) es el comportamiento de naturaleza sexual no deseado en
el ámbito laboral que es considerado por quien lo experimenta como ofensivo, que excede sus competencias o
recursos o que perjudica su bienestar (Frías, 2011).
La Ley General de Acceso de las mujeres a una vida libre de violencia en su artículo 13 define el hostigamiento
sexual como el ejercicio del poder, en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en los
ámbitos laboral y/o escolar. Se expresa en conductas verbales, físicas o ambas, relacionadas con la sexualidad
de connotación lasciva. De igual manera, define el acoso sexual como una forma de violencia en la que no existe
subordinación, pero existe un ejercicio abusivo de poder que conlleva a un estado de indefensión y de riesgo
para la víctima, independientemente de que se realice en uno o varios eventos.
Según Vélez & Soraya (2013) estudios recientes en varias universidades del mundo certifican que el hostigamiento
y el acoso sexual son prácticas cotidianas en las Instituciones de Educación Superior y su prevalencia se ubica
entre el 20% y 40%. Este problema ha sido poco investigado debido a la falta de mecanismos institucionales para
prevenir, atender y sancionar su ocurrencia.
En general, la vida de las mujeres en las Universidades transcurre como en otros espacios, en medio de situaciones
de acoso y hostigamiento sexual. Por tal motivo, en el 2017 el Comité de la Comisión para la Eliminación la
discriminación y la violencia contra las mujeres (CEDAW) hizo una recomendación específica al Estado Mexicano
para actuar en contra de estos temas, esto debido a la alta incidencia de casos a nivel de educación media y
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media superior (García, 2019).
Moreno (2014) refiere que aunque no se pueden delimitar las características y formas en que se manifiesta la
violencia contra las mujeres en el entorno escolar, se pueden identificar las siguientes: la violencia institucional,
la violencia del personal docente hacia las mujeres y niñas, la violencia entre pares por razones de género
(bullying), la violencia alrededor de la escuela y la violencia en la pareja y/o en la familia, ya que aunque no
necesariamente ocurra en la escuela, representa un desafío para la misión educativa en términos de aprendizaje
y logro educativo.
Del mismo modo, la CEDAW (2018) en su informe de la violencia a la convivencia escolar en la educación media
superior, una aproximación con perspectiva de género (citado en la recomendación CEDAW, 2018) refiere que
las estudiantes del nivel superior identifican como uno de los espacios violentos el escolar (31%) y el docente
(19%). Por su parte los estudiantes varones perciben el espacio escolar como violento (51%) y el espacio docente
(14%). Haciendo referencia que las conductas vividas por las estudiantes es la de ridiculización, ofensa (32%),
intimidación y amenaza (17%) y bromas hirientes y descalificaciones (17%). Los principales agresores por las
estudiantes son sus compañeros de escuela (26%) y los y las profesores/as.
Por su parte el ENDIREH (2016) informó que el 33.5% de las mujeres que reportaron haber asistido a alguna
institución de educación superior a nivel nacional, han sufrido algún tipo de agresión dentro del ámbito escolar.
De igual manera, la CEDAW (2018) en su informe de las Observaciones realizadas a México hace mención que a
nivel educativo existe una falta de mecanismos eficaces de prevención, sanción, erradicación de los abusos, el
acoso sexual y otras formas de violencia en las escuelas.
En el caso de la Universidad Autónoma de Campeche, esta se encuentra conformada por 33 programas
educativos, 12 Facultades y/o Escuelas, teniendo en total a nivel Superior una matrícula conformada por 3610
hombres y 3975 mujeres (2019-2020), cuenta con una Unidad de Igualdad e Inclusión Universitaria, aprobada
como Unidad Responsable, con presupuesto propio en la Sesión Ordinaria del Consejo Universitario llevada a
cabo el día 28 de mayo de 2019, se plantea la necesidad de conocer la situación de la Universidad en cuanto al
acoso y hostigamiento sexual.
El Objetivo de la presente investigación fue describir la situación de acoso y hostigamiento sexual de la comunidad
estudiantil en la Universidad Autónoma de Campeche, para generar una propuesta de prevención, atención y
sanción.
Se utilizó el cuestionario “Acoso y hostigamiento sexual en mi centro educativo” (Evangelista, 2017), el cual
obtuvo un alfa de Cronbach de .780. La aplicación se realizó mediante la herramienta “Formularios de Google”.
La muestra fue de 722 estudiantes de la misma universidad. Se encontraron diferencias en las vivencias de
acoso y hostigamiento sexual entre hombres y mujeres, siendo estas últimas quienes reportan un porcentaje
más elevado. Respecto la persona quien ejerce acoso u hostigamiento sexual, resaltan principalmente hombres,
profesores y compañeros. El acoso y hostigamiento sexual se presentó en su mayoría en niveles leves, Aunque
existen casos moderados y muy pocos graves. Muchas de las personas que refieren experimentar estas conductas
mencionan acudir a amistades y un porcentaje alto menciona no acudir a nadie para reportar la situación,
siendo las principales razones miedo, vergüenza o el no considerar el evento como algo importante.
La normalización de las situaciones de violencia no favorece a la identificación de estas. El miedo es la segunda
causa por la cual las mujeres no denuncian y el tercero por desconfianza a las autoridades. Las situaciones de
acoso y hostigamiento, en su mayoría se encuentran en el nivel leve, seguido del moderado y por último el
grave. En cuanto a la intensidad del evento, en su mayoría se encuentran en el nivel leve, seguido del moderado
y por último el grave.
Cabe mencionar que este diagnóstico formó parta de una serie de estrategias institucionales orientadas a
sensibilizar y capacitar al personal de la institución en relación con los temas de acoso y hostigamiento, incluido
la puesta en marcha de un protocolo para atender dichas situaciones.
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Dra. Gabriela Isabel Pérez Aranda, Dr. Sinuhé Estrada Carmona y Mtro. Eric Alejandro Catzín López.
Universidad Autónoma de Campeche.
Descriptores: Iniciación sexual, Prácticas sexuales, Sexualidad, Debut sexual, Campeche.
La sexualidad constituye un área fundamental dentro del desarrollo del ser humano y precisa de investigación
por las implicaciones que la conducta sexual tiene sobre la salud (Inmaculada & Bermudez, 2011). Estas
implicaciones han sido reconocidas al punto de desarrollar una definición de salud sexual, entendida como un
estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad, la cual requiere un enfoque positivo y
respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales
placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia (OMS, 2020). Por su parte, Hirmas,
González, Aranda y González (2008) expresan la importancia de la sexualidad mencionando que los cambios
observados en el desarrollo de la sexualidad se relacionan con modificaciones en otras áreas de la vida social y
personal, dinámica inmersa -a su vez- en los procesos de modernización de las sociedades actuales.
El concepto de sexualidad se amplió a lo largo del tiempo para incluir en su definición la búsqueda de fines
placenteros y no exclusivamente reproductivos, se le comenzó a considerar como un componente más del
desarrollo integral de la persona y hoy en día, continúa desarrollándose. Lo anterior implicó nuevas pautas
de comportamiento y diversas maneras de acceder a la exploración del cuerpo (Gómez & Salinas, 2010). En la
actualidad, se han integrado diversas conductas sexuales en la práctica del hombre y la mujer promedio cuya
finalidad no es la reproducción sino la búsqueda de placer y que no generan conflictos de adaptabilidad en las
personas (Cajiao, 2007, citado en Gómez y Salinas, 2010).
Por otro lado, los estereotipos sexuales son creencias generalmente aceptadas y poco cuestionadas que podrían
contribuir a cómo los hombres y las mujeres debemos expresar nuestra sexualidad (Pérez & Prengo, 2012).
Hirmas, González, Aranda y González (2008) refieren que quizá la influencia social más profunda sobre la
sexualidad de las personas provenga de los roles de género preestablecidos, las normas y valores sociales que
determinan el poder, las responsabilidades y las conductas de mujeres y hombres.
Existen estereotipos sexuales en torno a la edad de inicio y frecuencia de diversas conductas sexuales que van
más allá de la reproductividad. Lo anterior ha generado mayor estigma considerando que en Occidente, durante
buena parte del siglo XX, prevaleció un sistema hegemónico patriarcal que perpetúa el valor único del coito
con fines reproductivos. Al mismo tiempo, el placer es considerado un privilegio donde convergen discursos
sobre los cuerpos, la belleza, la moral, los derechos humanos, las políticas públicas, entre otros. Esto favorece
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la investigación del cruce de aquéllos y las tensiones entre las normas sociales, las prácticas individuales, las
emociones y sensaciones en la vida cotidiana (Cerón, 2016). Por lo cual, es importante conocer qué conductas
sexuales se practican y el contexto general de ellas, edad de inicio y cómo se relacionan con el placer erótico
para promover la salud sexual.
Por otra parte, la edad de inicio sexual representa una transición a nuevas necesidades en salud. Toda vez que
el inicio de la vida sexual también supone una exposición a riesgos de embarazo e infecciones de transmisión
sexual, por lo que monitorear la edad del comienzo de prácticas eróticas resulta necesario para establecer
modificaciones en servicios de salud sexual y reproductiva (Gayet & Gutiérrez, 2014).
Según lo expuesto por Apaza-Guzmán y Vega-González (2018), los datos acerca del inicio de la actividad sexual
a nivel mundial estiman que la edad promedio en los países desarrollados es de 9-13 años en los varones y de
11-14 años en las mujeres.
Para Holguín, Mendoza, Esquivel, Sánchez, Daraviña y Acuña (2013) las repercusiones que tiene el inicio temprano
de actividad sexual, ha generado gran interés de varias disciplinas (particularmente las ciencias sociales y de la
salud) por establecer los factores que determinan la edad de la primera relación sexual, centrándose en identificar
factores del contexto social y familiar que se asocian con el comportamiento sexual de los adolescentes (sexo,
nivel socio-económico, grupo étnico, estructura familiar, entre otros), mientras otros han evaluado factores
psicológicos e individuales, de los cuales se sabe poco.
Son muchos los factores que pueden influir en el inicio temprano o tardío de la actividad sexual. Estudios
internacionales muestran que los factores que se asocian mejor a un retardo en el inicio de la actividad sexual
en los adolescentes son la religiosidad y el buen desempeño académico, mientras que el consumo de alcohol
y/o drogas, la influencia de los pares y el antecedente de parejas mayores constituyen factores que favorecen
su precocidad (González, Molina, Montero, & Martínez, 2013).
En otro estudio realizado en El Salvador se encontró que los siguientes factores se asociaron con una mayor
probabilidad de haber tenido relaciones sexuales: percibir que los hermanos (OR = 1,8, IC 95%: 1,2– 2,7) o los
amigos (OR = 1,7, IC 95%: 1,3–2,2) apoyan que se tengan relaciones sexuales. Como factores protectores se
encontraron la supervisión de los padres (OR = 0,5, IC 95%: 0,4–0,7); recibir mensajes que apoyan la abstinencia
por parte de amigos (OR = 0,7, IC 95%: 0,6–1,0) o hermanos (OR = 0,7, IC 95%: 0,5–0,8) y recibir mensajes
favorables al matrimonio por parte de los padres (OR = 0,4, IC 95%: 0,3–0,6), por lo que se concluyó que los
mensajes proporcionados por familiares y amigos son factores que parecen influir en el inicio de la actividad
sexual de los jóvenes, por lo que deben tenerse en cuenta en los programas de promoción de la salud sexual
(Ruiz-Canela, López, Calatrava, & Irala, 2012).
El propósito de a presente investigación fue analizar las edades de las primeras conductas eróticas de una
muestra de personas que radican en la ciudad de Campeche, México; se trató de una investigación ex postfacto
con un alcance correlacional y un enfoque cuantitativo. La muestra fue no probabilística de 212 personas
a quienes se aplicó un cuestionario adhoc con la finalidad de conocer la edad de algunas de sus primeras
experiencias sexo/eróticas. Tras el análisis de los resultados, se identificó que las correlaciones más fuertes
(p<0.010) se encontraron entre la edad en la que se dio sexo oral a otra persona por primera vez y la edad en
que se experimentó ser masturbado por otra persona. No se encontraron correlaciones significativas entre el
número de parejas sexuales y el tiempo de relación con la pareja actual, ni entre el número de parejas sexuales
y las edades de inicio de las conductas erótico-sexuales. El coito se asocia al inicio de otras conductas sexuales
sin fines reproductivos.
Los resultados obtenidos se suman a la importancia de la Educación Sexual Integral como medio para promover
la salud sexual. Conocer la edad de inicio de algunas de las primeras conductas eróticas/sexuales permite
identificar sectores de población en los que es importante intervenir para promover una sexualidad responsable
y placentera. En este sentido, propuestas y políticas públicas como la inclusión de la Educación Sexual Integral
desde niveles básicos en ámbitos educativos resultan relevantes. Al mismo tiempo los hallazgos contribuyen a
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reconocer la necesidad de incluir en las políticas de prevención psico-educativa no solo a los adolescentes sino a
los padres y madres de familia quienes forman parte integral del proceso formativo en salud. Haciendo especial
énfasis en una mirada que promueva la educación y el derecho al placer responsable y saludable.
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Relación entre rendimiento académico, consumo de alcohol y tabaco en estudiantes universitarios.
Lic. Antonio Mishel Ponce Gómez, Dr. Roberto Oropeza Tena y Dra. Mónica Fulgencio Juárez.
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Descriptores: Rendimiento Académico, Alcohol, Tabaco, Adicción, Universitarios.
Resumen.
El reporte de la última Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT, 2016) alcohol,
tabaco son sustancias de mayor consumo en adolescentes y adultos, las consecuencias en aquellos en
condiciones de estudiante van desde el abstencionismo escolar hasta déficit cognitivo, generando dificultades en
su rendimiento. En el presente artículo se analiza la relación existente entre rendimiento académico y consumo
de alcohol y tabaco en universitarios, se realizó un análisis de correlación a una muestra de 111 estudiantes
de la Facultad de Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Los resultados arrojan
que, a mayor rendimiento académico, menor consumo de alcohol (r = -0.282) y tabaco (r = -0.243) presenta el
estudiante. Por lo anterior se observa la necesidad de implementar estrategias de prevención en el consumo de
estas sustancias con el objetivo de que los universitarios obtengan un mejor rendimiento.
Introducción.
En México el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, a partir de 1970 se ha catalogado como un problema
de salud pública (Secretaria de Salud de México [SSA], 2008) desde entonces se han realizado diversas acciones
con el objetivo de reducir el inicio especialmente de la población joven en su consumo.
La Asamblea de las Naciones Unidas en su Sesión Especial de Drogas (UNGASS) sobre el consumo de drogas
manifiesta que, para lograr una aproximación balanceada e integral y para entender el problema del consumo
se debe poner especial atención en los individuos y las comunidades bajo una visión que promueva y proteja la
salud, la seguridad y el bienestar desde una perspectiva de salud pública (ENCODAT, 2016).
Mundialmente se reportan 39 muertes por cada 100,000 habitantes como consecuencia del consumo de alcohol,
lo que indicaría que, pese a que la población la considera como una sustancia de menor riesgo comparada con
otras drogas ilegales como la cocaína o la marihuana, su consumo continúa siendo muy dañino (González y
Matute, 2013)
En lo que respecta al consumo de tabaco del total de población mexicana (85.2 millones) de entre 12 y 65 años,
14.9 millones son fumadores (3.8 millones mujeres y 11.1 millones hombres) de los cuales 5.4 millones reportan
fumar diariamente y 9.4 millones de forma ocasional (González y Matute, 2013).
Alcohol y tabaco son consideras sustancias que pueden provocar tendencia a la agresividad (Pérez-Fuentes et al.,
2015), accidentes de tráfico, deficiencias en el aprendizaje y bajo desempeño académico (Villegas, 2014). Como
consecuencia de las diversas modificaciones que ejercen en el sistema cerebral se puede provocar adicción,
aun y cuando no exista una predisposición genética (Ruiz et al., 2010), a este respecto el potencial adictivo de
las sustancias se debe principalmente a la acción de estas sobre uno de los sistemas cerebrales que actúa en
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aspectos motivacionales y de recompensa, el sistema mesolímbico – cortical (González y Matute, 2013).
El consumo de alcohol y tabaco generan modificaciones en la estructura cerebral generando como consecuencia
mal funcionamiento en áreas relacionadas con la corteza prefrontal la cual participa en la inhibición de impulsos
instintivos como el sexo, apetito e ingestión de comida; dicha corteza también se encarga de la modulación
de funciones como la toma de decisiones, control de impulso, el seguimiento de normas y reglas, memoria de
trabajo, planeación, atención, razonamiento abstracto y movimientos finos (González y Matute, 2013) funciones
relacionadas con el rendimiento académico.
Método.
Sujetos. Estudiantes de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (n
= 111), la muestra fue de carácter no probabilístico de sujetos voluntarios y estuvo compuesta por 97 mujeres y
14 hombres; con un promedio de edad de 21.31 (DE = 2.8).
Instrumentos. Para medir el rendimiento se utilizó el promedio hasta el último semestre del estudiante. Para
consumo de tabaco y alcohol se utilizó la Prueba de Detección de Consumo de Alcohol, Tabaco y Sustancias
(ASSIST). Desarrollada en 1997 por un grupo internacional de investigadores y médicos especialistas en
adicciones bajo el auspicio de la OMS.
Procedimiento. Se realizaron entres seis y siete pruebas piloto con ayuda de estudiantes universitarios, con
la finalidad de corroborar que los ítems se comprendieran, se solicitó que la información proporcionada
estuviera relacionada con la situación del participante hasta antes de las medidas de restricción de emergencia
por CoViD-19. Se optó por la aplicación en línea ya que dicha aplicación presenta resultados de confiabilidad
similares a la aplicación en papel (Ritter et al, 2004), las pruebas fueron adaptadas en la plataforma Google
Forms.
Análisis estadísticos. Se obtuvieron estadísticos descriptivos de las características sociodemográficas y se realizo
la prueba r de Pearson para identificar el grado de correlación existente entre las variables bajo estudio.
Resultados.
Respecto al consumo de drogas con relación a la muestra se observa que del total de la muestra el 82.9%
consume alcohol, 55% tabaco, 30.6% cannabis, 9.9% sedantes, 7.2% cocaína, 2.7% inhalantes, 1.8% alucinógenos
y anfetaminas, 0.9% opiáceos, la droga con más consumo es el alcohol, seguida de tabaco; Respecto a la relación
entre variables se identificó correlación negativa baja entre rendimiento académico y consumo de alcohol (r = -
0.282; p = 0.01) y tabaco (r = - 0.0243; p = 0.01).
Conclusiones.
En los resultados de la presente investigación se encontró que consumo de alcohol y tabaco relaciona
negativamente con rendimiento académico, lo que puede encontrarse relacionado con estudios como el
elaborado por Dörr (2019) y Mena et al. (2013), en los cuales se reporta que un elevado consumo de dichas
sustancias puede afectar negativamente procesos cognitivos como memoria de trabajo, memoria visual,
retención de información y concentración, procesos relacionados con aprendizaje y rendimiento académico.
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Salud mental en personal hospitalario que atiende víctimas: mediación artística y transdisciplinariedad.
Lic. Brissia Delil Pulido Ramírez.
Universidad Veracruzana.
Descriptores: Salud mental, Violencia sexual, Mediación artística, Transdicisplinariedad, Personal de salud.
El presente proyecto está encaminado al abordaje del cuidado de la salud mental en profesionales de la salud
que atienden víctimas de violencia en el Centro de Alta Especialidad “Dr. Rafael Lucio” de los Servicios de Salud
de Veracruz, a través de la exploración de los efectos individuales y colectivos que tiene la exposición constante
a la atención de violencia sexual en la salud mental de este personal, reconocer las necesidades de autocuidado,
para entonces implementar una propuesta de mediación artística a través de la incorporación de herramientas
de las artes plásticas y técnicas narrativas.
El planteamiento del problema y la justificación en esta investigación se centra en que el cuidado de la salud
mental en las y los trabajadores de las instancias públicas y privadas de salud en México representa un tema
poco abordado.
Es necesario reconocer la posibilidad de que este tipo de situaciones permee la calidad y calidez de la atención
a la población, ya que el maltrato se llega a incorporar inconscientemente y se traduce en actitudes abusivas,
insensibles, punitivas y carentes de empatía (Billings, Lazarus, Wenrich, Curtis y Engelberg, 2011). Aunque está
documentado que al observar el sufrimiento o dolor del paciente asociado a la condición de salud de éste se
generan altos niveles de estrés en el personal que le atiente (Muñoz, Rumie, Torres y Villarroel, 2015), no se
han encontrado investigaciones específicas que contemplen a la salud mental desde el amplio espectro de la
subjetividad individual y colectiva, ni vinculada a la atención de víctimas.
Incluso la Ley Federal del Trabajo (2019) dice que las condiciones laborales tendrían que garantizar la vida
digna y la salud para las y los trabajadores, así también la reciente incorporación de la NOM-035-STPS-2018 que
señala la importancia de la política de prevención de riesgos psicosociales en estos espacios, la cual no se está
garantizado.
Lo que resulta evidente, es el incremento acelerado de la magnitud y formas de manifestación de las violencias
en el contexto nacional y estatal, lo cual se traduce en la necesidad inminente de fortalecer a quienes suelen ser
el primer contacto de las víctimas. En ese sentido, me formulo algunas preguntas que van dirigidas a explorar lo
antes planteado: ¿Cómo viven las/os profesionales de la salud, que se encuentran constantemente atendiendo
casos de violencia sexual, su propia salud mental? ¿La atención continua con víctimas se asocia con la propia
salud mental? ¿Lo viven diferente los hombres y las mujeres?
La intención es que se vuelva un trabajo colectivo, pienso que justo de eso se trata hacer ciencia con conciencia
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y la aptitud de pensar en red (Carrizo, Espina y Klein, 2004), que realmente pueda llegar a constituir un intento
para el inicio de algo significativo para la institución de salud y sobre todo de las personas que trabajan en
ella, para visibilizar lo trascendente de mirar, nombrar, prevenir y atender a la salud mental desde una mirada
transdisciplinar. Tener a la disposición una intervención social en un ambiente institucional, donde el reto es el
que resultado sea favorecer un efecto con potencial político, como lo que señala Moreno y Molina (2018), que
aspire a la transformación de la realidad en la que se encuentra este personal de salud.
A continuación, se describen brevemente parte de los fundamentos teóricos en los que se respalda esta
investigación:
La salud mental desde una visión amplia e integral que considera las esferas de la vida como lo social, familiar,
comunitario, personal, entre otras (Galende, 1990; Braunstein, 2013). Y que se conecta directamente con la
noción de subjetividad como un sistema complejo social e individual donde se entrelaza lo simbólico y emocional
(Magalhaes, González y Patiño, 2019). Muñoz, Rumie, Torres y Villaroel (2015) encontraron que los estresores
más frecuentes en personal de enfermería que otorga cuidados en situaciones estresante había un impacto
psicológico asociado al dolor del otro.
Pero también se trata de identificar lo que si les funciona a las personas para mantenerse saludables, con
esto me refiero a los activos de salud (Hernán, Morgan y Mena (2010), y que sucede en el proceso de salud/
enfermedad/atención abordado por Roberto Castro (2010).
Hablar de subjetividad resulta necesario en el contexto de la salud mental, puesto que la subjetividad implica
apreciar la importancia de los vínculos con otros sujetos, esto es, la intersubjetividad (Maldavsky, 2005). Esta
declaración bien puede extenderse al entendimiento de las interacciones humanas, no solo en un contexto
terapéutico sino también de construcción social, por ello este mismo autor plantea que la salud mental no puede
clasificarse estrictamente como una disciplina, sino que tendríamos que pensarle más en lo transdisciplinar
porque requiere de lo teórico y lo práctico, dada la complejidad del objeto del conocimiento que abarca lo
biológico, psicológico, social, antropológico y cultural, por ello se puede hablar de una ruptura epistemológica
que aun tiene un amplio campo de exploración y contribución donde se reformula y redefine el lugar de las
disciplinas que ya existen para explicar la salud mental, como la psicología o la psiquiatría; al final de lo que se
habla es de la búsqueda de la subjetividad transdisciplinaria.
La manera en que la salud mental se vincula con la violencia en el contexto de esta investigación es necesario
considerar que la violencia podría no solo estar presente en las personas víctimas que son atendidas en las
unidades de salud, sino también en los entornos que rodean al personal.
Por otro lado, pero bastante ligado, se encuentra la situación de desconfianza de la población con la comunidad
(cuando se trata de un contexto violento) y hacía las instituciones; mecanismo que se replica en el interior
de la unidad de salud como lo refieren Cardona, Sepúlveda, Angarita y Parada (2012) al plantear que estas
instituciones pueden estar cargadas de contenidos afectivos emocionales negativos que instituyen una barrera
que desnaturaliza el funcionamiento del sistema de salud y complejiza la inter-subjetividad.
Silva-Cañaveral (2012) comenta:
El cuerpo, no sólo considerado como elemento inmediato sobre el que recae la violencia sino también como
imagen, es el lugar en el que se reafirma la experiencia del dolor y la superficie sobre la cual se escribe la historia
(Pag. 48).
Esto nos permite pensar en que el cuerpo, además de ser un receptor de la experiencia vívida de la violencia y
el dolor que puede involucrar, también nos puede dar una posibilidad de la reconstrucción o resignificación de
la vivencia a través del cuerpo, como puede suceder con la creación desde el arte.
Para partir en lo artístico de este proyecto, resulta indispensable reflexionar sobre lo que el arte significa. Desde
el punto de vista lo comunitario, el arte es un medio viable de transformación social donde la creación colectiva
cobra relevancia central, por la potencialidad que tiene para la transformación en grupos y comunidades (Bang
y Wajnerman, 2010). Desde el arte que se pueden crear lazos sociales, vínculos afectivos y se desarrollan
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habilidades desde lo personal y grupal; y estos espacios artísticos pueden pensarse como lugares de construcción,
reconstrucción, integración, socialización, experimentación y expresión libre de la creatividad con la finalidad de
minimizar el sufrimiento mental (Barría, 2015). La satisfacción del arte se comparte en lo colectivo (González,
2012).
La creatividad es un elemento integrador y de crecimiento inherente al ser humano, es por ello que la
incorporación de las cuestiones artísticas para el tratamiento de situaciones de salud se ha vuelto cada vez más
recurrente; principalmente en aquellas actividades que implican la participación colectiva porque permite la
creación de redes humanas de apoyo que inciden en beneficiar el estilo de vida y la salud de las personas (De la
Llera y Guibert, 2000).
Es por ello, que de acuerdo con el contexto en que se presente, el arte puede constituir una herramienta para la
intervención socioeducativa; y en el caso de este proyecto se gesta la intención de un espacio lúdico y un lugar
de reflexión, que busca desarrollar capacidades de las personas, promover vínculos entre el grupo, e incluso con
el mediador artístico (Moreno, 2016).
Después de haber descrito un segmento del marco teórico y conceptual, proceso a desarrollar un poco más acerca
de la metodología, la cual se trata de un enfoque cualitativo, desde la mirada transdisciplinaria al privilegiar la
subjetividad de las personas involucradas en el proceso de investigación, considerando la rigurosidad y al mismo
tiempo la flexibilidad que otorga el método transdisciplinario como camino de construcción con la comunidad y
el investigador desde su propia implicación.
Se consideran los siguientes momentos para su desarrollo:
1.- Diagnóstico: Realización de un grupo focal con personal médico (general y/o de especialidad) y paramédico
(trabajo social, psicología y/o enfermería) con participación voluntaria; así como entrevistas semiestructuradas
con directivos estatales y del hospital.
2.- Diseño de la propuesta de mediación artística: Taller presencial “Artecuidado” de 8 sesiones con frecuencia
semanal con una duración de 3:00 horas cada una. La estructura de cada encuentro tiene varios momentos:
encuadre o reencuadre, apertura o actividad detonadora, producción artística, diálogo y cierre.
3.- Intervención: Implementación un grupo de 5 a 8 participantes que forman parte del Equipo de Respuesta
Inmediata para la Atención de la Violencia o del Módulo de la NOM 046. Se incorpora la aplicación de pre y post
evaluación (Cuestionario de Salud Mental Positiva de María T. Lluch referido en Ortega (2016) y el Inventario de
Estrategias de Afrontamiento de Tobin, Holroyd, Reynolds y Kigal (1989) adaptado por Cano, Rodríguez y García
(2006).
4.- Devolución: Entrega de resultados a autoridades de los Servicios de Salud de Veracruz y personas participantes.
5.- Evaluación: Revisión y retroalimentación de las etapas del proyecto.
Para el análisis de resultados de consideran dos categorías con sus respectivos indicadores:
1.- Salud mental del personal de salud
a) Situación de salud mental actual
b) Autocuidado
c) Políticas públicas y acciones institucionales
d) Comunidad en salud
e) Arte y salud mental
2.- La atención a víctimas de violencia sexual
a) Condiciones institucionales para la atención de casos
b) Casos de violencia atendidos
c) Impacto subjetivo derivado de la atención de casos
Se espera que al finalizar el proceso las y los participantes puedan adquirir herramientas que ayuden a mejorar
su experiencia individual en pro del autocuidado con relación a la salud mental, y se establezca un antecedente
significativo en el tema ante al sector público de salud.
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Creación de la Escala de Atribución del Éxito en la Vida.
Lic. Jorge Luis Rivera García*, Dra. Sofía Rivera Aragón* y Dra. Luz María Cruz Martínez**.
*Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México, **Facultad de Estudios Superiores
Zaragoza, Universidad Nacional Autónoma de México.
Descriptores: orientación al logro, Weiner, locus de control, propiedades psicométricas, metas de logro.
La atribución del éxito en la vida se define como la explicación causal de los logros de las personas (Weary,
Stanley & Harvey, 2012). Según Weiner (2018) para explicar este constructo es necesario considerar tres
dimensiones: locus de control, estabilidad y controlabilidad. El locus de control se refiere a la interpretación
sobre sí la causa del éxito se debe a las acciones del individuo (interno) o a las características del contexto
(externo). La estabilidad hace referencia a la naturaleza temporal de la causa del éxito que puede ser duradera
(estable) o temporal (inestable). La controlabilidad se refiere a la percepción de la capacidad de controlar la
causa atribuida al éxito (controlable-incontrolable).Las escalas que existen para medir la atribución se han
enfocado en evaluar únicamente el locus de control percibido, omitiendo la estabilidad y controlabilidad en
sus mediciones (p.e. La Rosa., 1989; Navarro, 2006) a pesar de que existe evidencia empírica que resalta la
necesidad de considerar todas las dimensiones propuestas por Weiner, ya que se ha encontrado que las causas
dentro de un mismo locus de control se diferencian claramente según su naturaleza temporal y la percepción de
poder controlarla, lo que tiene consecuencias emocionales y conductuales diferenciadas (Yao & Siegel, 2021).
Además, la mayoría de estas escalas se han validado en contextos escolares y se han creado considerando las
características particulares de estudiantes universitarios y de nivel básico, lo que podría tener implicaciones
importantes pues los factores que proponen (características de la meta, suerte, poder de otros, esfuerzo y
capacidad) podrían modificarse al cambiar de contexto (Alonso Tapia, 1992; Durán-Aponte & Pujol, 2013). Por
ello, el propósito de este estudio es validar una escala de atribución del éxito en la vida para adultos mexicanos.
Método
Participantes
Empleando un muestreo no probabilístico accidental, se obtuvo la participación voluntaria de 406 personas
residentes de la zona metropolitana del Valle de México (31.17 años, D.E.= 12.27). El tamaño de la muestra
se determinó cumpliendo con el criterio de tener por lo menos cinco personas por cada reactivo a analizar
(Nunnally & Bernstein, 1995). Los criterios de inclusión fueron tener al menos 18 años y ser residentes de la zona
metropolitana por lo menos durante el último año.
Instrumento
Para crear la versión preliminar de la escala se elaboraron 78 reactivos, con formato de respuesta tipo Likert de
cinco puntos. Estos reactivos se crearon considerando tres referentes: los resultados de un estudio exploratorio
previo, que tenía como objetivo identificar las causas que las personas atribuían a su éxito en la vida (Rivera-
García & Rivera-Aragón, 2020); la teoría de la atribución de Weiner (2018); y las escalas existen de la atribución
del éxito escolar.
Procedimiento
El instrumento se aplicó en formato digital contactando a los participantes por medio de publicaciones en
diversas redes sociales como Facebook, Twitter, WhatsApp, Instagram y LinkedIn.
Resultados
Para validar la escala se empleó el procedimiento propuesto por Reyes Lagunes y García Barragán (2008). Se
hicieron análisis preliminares para asegurar que los reactivos cumplieran con los criterios psicométricos para
realizar los análisis de confiabilidad y validez (análisis de frecuencias de reactivos, discriminación de reactivos por
grupos extremos, análisis del coeficiente de asimetría, aumento del alfa de Cronbach al eliminar un elemento,
correlación ítem-escala). Respecto a la validez, se obtuvo la estructura factorial por el método de extracción de
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Ejes Principales. Los criterios para conservar los reactivos fueron tener una comunalidad mayor o igual a .30,
cargas factoriales mayores a .40 y que no se compartieran cargas con otros factores con diferencias menores
a .20. Como resultado de estos criterios se tuvieron que eliminar 12 reactivos obteniendo una escala final de
66 reactivos, distribuidos en nueve factores, que explican el 64.41% de la varianza total del constructo. La
consistencia interna se calculó por medio del coeficiente de alfa de Cronbach, obteniéndose un valor de ? = .96.
Discusión
A partir de los resultados obtenidos se concluye que las causas que se atribuyen a tener éxito en la vida se
clasifican según la importancia que las personas le asignan a sus habilidades personales y su capacidad para
potencializarlas, al papel que juega la suerte o destino en sus vidas, a las enseñanzas de sus padres acerca de
cómo alcanzar el éxito, a la voluntad de Dios, y a cómo lo ven y tratan otras personas y cómo utiliza esa imagen
para alcanzar sus metas, a el apoyo que les brindan los demás, a las oportunidades que se presentan en sus vidas
y las características particulares de las propósitos de vida que desean lograr. Estos factores aportan evidencia
empírica de la multidimensional de la atribución, como lo propone Weiner (2018), pues los reactivos que hacen
referencia a las acciones del individuo como causas del éxito en la vida se agrupan en diferentes factores según
su temporalidad y control percibidos. Además, se sugiere la existencia de un modelo de medida específico para
la atribución del éxito pues algunos de los factores encontrados son similares a los propuestos en la medición
de la atribución del éxito escolar, aunque para la explicación causal del éxito en la vida se incluyen factores
específicos que se refieren a lo social afectivo, el apoyo social y la crianza de los padres.
Psicoeducación en trastornos de la conducta alimentaria: propuesta de taller online
Psic. María Estefanía Rodríguez López y Mtra. Catherine Sylvie Braqbien Noygues
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco
Antecedentes: Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son alteraciones en la ingesta de alimentos, las
personas que los padecen presentan un patrón distorsionado pudiendo comer en exceso o dejar de hacerlo
(Méndez, Vázquez y García, 2008). Se presentan con mayor frecuencia en mujeres, principalmente en la etapa
de la adolescencia aunque no exclusivamente (Lewinsohn, Striegel y Seeley, 2000).
En población mexicana la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), la cual es una de las fuentes
de mayor referencia a nivel nacional para este tipo de problemáticas, reportó un incremento de conductas
alimentarias de riesgo (CAR) en adolescentes de ambos sexos de entre 10 y 19 años de edad. En 2006 la
prevalencia de CAR fue de 0.9% en mujeres y 0.4% en hombres (Olaiz et al., 2006), en el año 2012 la misma
encuesta reportó una prevalecía de CAR del 1.9% y 0.8% en mujeres y hombres respectivamente (Gutiérrez et
al., 2012) y recientemente 2018-19, la encuesta publicó una prevalencia del 1.9% en mujeres y 0.7% en hombres
(Shamah et al., 2020), es importante señalar qué en los diferentes momentos se observó una mayor frecuencia
de CAR en población femenina.
Aunque la presencia de CAR no es suficiente para establecer un diagnóstico de TCA, lo preocupante de estas
manifestaciones es que tienden a la cronicidad (Álvarez et al., 2009) y en todo caso representan un riesgo latente
para el desarrollo de un TCA (Franco et al., 2019), debido a que se caracterizan por manifestaciones similares
(atracones, dietas restrictivas, uso de laxantes, enemas, diuréticos o anorexígenos, actividad física excesiva y
vómito autoinducido), lo cual puede derivar en graves consecuencias tanto físicas como psicológicas e inclusive
provocar la muerte de quienes los padecen. La importancia de la detección temprana e implementación de
estrategias preventivas en todos los niveles resulta indispensable, en la presente investigación nos centraremos
en el primer nivel de atención.
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De acuerdo con Unikel y Caballero (2010), la prevención primaria permite adquirir aprendizajes de los
comportamientos con el objetivo de proteger la salud, con información sobre factores de protección para
disminuir comportamientos perjudiciales para la salud y factores de riesgo. Prevenir de manera temprana estos
padecimientos es una necesidad que lleva a la realización de la presente investigación, la cual consiste en una
revisión bibliográfica de los aspectos más importantes de los TCA, y de programas de prevención primaria
para desarrollar una propuesta de taller que será compartido por medio de un sitio web.
Palabras clave: Psicoeducación, trastorno de la conducta alimentaria, prevención primaria
Propósitos: Diseñar y evaluar los efectos de una propuesta de taller, proporcionado en una página web para la
prevención primaria de trastornos de la conducta alimentaria, dirigido a adolescentes. Compartir herramientas
psicoeducativas nutritivas, personales y sociales necesarias para disminuir la incidencia de TCA y CAR.
Método.
La investigación es cuantitativa, pre-experimental con diseño de preprueba/posprueba en un solo grupo. Los
participantes serán adolescentes de 10 a 19 años. La selección de la muestra se realizara por medio de muestreo
no probabilístico de sujetos voluntarios.
Se utilizaran los siguientes instrumentos: Preguntas sobre edad, sexo, peso, estatura e IMC.
Cuestionario breve de conductas alimentarias de riesgo (CBCAR), de Unikel et al. (2004), validado en mujeres
estudiantes y pacientes diagnosticadas con un TCA (mexicanas), con un alfa de Cronbach de 0.83.
Procedimiento: Primero se llevó a cabo una revisión bibliográfica respecto a los TCA y diferentes programas
de prevención de estos trastornos, tanto a nivel nacional como internacional. Posteriormente, se desarrolló
una propuesta de taller de prevención primaria el cual consiste en 4 sesiones psicoeducativas, las cuales
incluyen los temas siguientes: 1) alimentación, nutrición y ejercicio saludable; 2) imagen corporal y crítica
del modelo estético; 3) autoconcepto y autoestima; 4) asertividad y habilidades sociales. Con el fin de
validar la propuesta de taller online, se realizará una prueba piloto.
Se invitará a adolescentes a participar, anteriormente a la iniciación del taller se entregará a los padres/
madres/tutores un documento de consentimiento informado.
Al final del taller se compartirá un cuestionario para conocer la opinión de los participantes en cuanto a posibles
mejoras en el programa, cambios y nuevas ideas para el contenido del taller.
Resultados. Este programa de prevención primaria de TCA está estructurado para poder ser desarrollado
en 8 horas, repartidas en cuatro sesiones de dos horas cada una. Se espera que los participantes realicen
las diferentes actividades en orden, es decir, sesión 1: alimentación, nutrición y ejercicio saludable; sesión
2: imagen corporal y crítica del modelo estético; sesión 3: autoconcepto y autoestima; asertividad y sesión
4: habilidades sociales. En la última sesión se incluirá nuevamente el cuestionario CBCAR anteriormente
mencionado.
Se trabaja en la configuración de la página web y elaboración de materiales. Finalmente se realizará un análisis
descriptivo e inferencial de los datos.
Discusión/conclusiones. Se discutirá sobre la contribución y efectividad de un taller en línea para mejorar su
contenido/propósito y se contrastarán los resultados obtenidos con la literatura actual.
Álvarez-Rayón, G., Franco-Paredes, K., López-Aguilar, X., Mancilla-Díaz, J.M. y Vázquez-Arévalo, R. (2009).
Imagen corporal y trastornos de la conducta alimentaria. Rev Salud Pública. 11(4), 568–78.
Franco-Paredes, K., Díaz-Reséndiz, F.J. y Bautista-Día, M.L. (2019) Estatus de peso, conductas alimentarias de
riesgo e insatisfacción corporal en mujeres adolescentes y jóvenes. Archivos de Medicina. 19 (2). Disponible en:
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=273860963010
Gutiérrez, J.P., Rivera-Dommarco, J., Shamah-Levy, T., Villalpando-Hernández, S., Franco, A., Cuevas-Nasu, L.,
Romero-Martínez, M., y Hernández-Ávila, M. (2012). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012. Resultados
nacionales. México: Instituto Nacional de Salud Pública.
Lewinsohn, P.M., Striegel-Moore, R.H y Seeley, J.R. (2000). Epidemiology and natural course of eating disorders
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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in young women from adolescence to young adulthood. J Am Acad Child Adolesc Psychol. 39, 1284-92.
Méndez, J.P, Vázquez-Velazquez, V. y García-García, E. (2008). Los trastornos de la conducta alimentaria. Boletín
médico del Hospital Infantil de México, 65(6), 579-592.
Olaiz-Fernández, G., Rivera-Dommarco, J., Shamah-Levy, T., Rojas, R., Villalpando-Hernández, S., Hernández-
Ávila, M., y Sepúlveda-Amor, J. (2006). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006. México: Instituto Nacional
de Salud Pública.
Shamah-Levy, T., Vielma-Orozco, E., Heredia-Hernández, O., Romero-Martínez, M., Mojica-Cuevas, J., Cuevas-
Nasu, L., Santaella-Castell, J.A. y Rivera-Dommarco, J. (2020). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-19:
Resultados Nacionales. México: Instituto Nacional de Salud Pública
Unikel-Santoncini, C., Bojorquez-Chapela, L. y Carreño-García, S. (2004). Validación de un cuestionario breve
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Unikel C. y Caballero, A. (2010). Guía clínica para trastornos de la conducta alimentaria. Ed. S. Berenzon, J. del
Bosque, J. Alfaro y M. E. Medina-Mora. México: Instituto Nacional de Psiquiatría. (Serie: Guías Clínicas para la
atención de trastornos mentales).
Diseño de un instrumento para evaluar percepciones de los profesores de sus programas curriculares.
Abigail Saldivar Llanos, Mtro. Assol Cortes Moreno, Dra Laura Evelia Torres Velázquez,
Dra. Verónica Elsa López Alonso, Dra. Xóchitl López Aguilar y Dr. Jorge Guerra García.
Facultad de Estudios Superiores Iztacala.
Descriptores: Educación, Evaluación curricular, Universitarios, Validación, Instrumentos.
Actualmente, las universidades públicas tienen la responsabilidad de ofrecer opciones educativas de alta calidad,
para que sus estudiantes aprendan las competencias necesarias que demanda el campo laboral y, también,
para su formación integral (Jaimes, Cardoso y Bobadilla, 2015). Asimismo, las instituciones educativas tienen el
compromiso de evaluar sistemáticamente los planes y programas académicos, con la finalidad de modificarlos
en aspectos en el que fueran necesarios. Para llevar a cabo el proceso de evaluación resulta necesario tener
instrumentos idóneos que tomen en cuenta las percepciones de los profesores respecto de su materia impartida,
particularmente sobre algunas categorías de análisis, tales como: secuencialidad (asignaturas, objetivos,
contenido temático, actividades, etcétera), viabilidad (objetivos, contenido temático, actividades, etcétera),
coherencia (interna en una asignatura y externa entre asignaturas), entre otras.
El objetivo del presente estudio fue diseñar, desarrollar y validar un instrumento que evaluara las percepciones
de los profesores en relación con los objetivos, contenidos y procesos de comunicación entre profesores, de las
cinco asignaturas impartidas durante el semestre 21-1 del ámbito de investigación, de un Plan de estudios de la
carrera de psicología.
Este trabajo de investigación se desarrolló en dos fases: elaboración del instrumento y formatos de validación,
y validación por jueces.
Para el diseño del instrumento se elaboraron reactivos con las categorías de análisis relacionadas con: objetivos,
contenidos temáticos e intercambio de información (entre profesores), de las diversas asignaturas. Los
reactivos relacionados con los objetivos y los contenidos temáticos deberían ser contestados con base en una
escala Osgood. Dicha escala consiste en proponer, en sus extremos, pares de adjetivos calificativos de carácter
dual o antónimos y, en medio, una serie de espacios equidistantes para que la persona que responda sitúe al
objeto de evaluación en algún punto entre ellos. En este caso se utilizó una escala con siete niveles. Para los
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reactivos vinculados con el intercambio de información entre profesores se usaron preguntas de tipo abiertas.
Se seleccionaron las anteriores categorías de análisis para cada asignatura por la necesidad de identificar
aquellos aspectos que pudieran ser inadecuados, necesarios, repetidos, pertinentes, etcétera. Finalmente, en el
instrumento se incluyó el objetivo general de la asignatura, los objetivos específicos de cada una de las unidades
de estudio, así como también sus respectivos contenidos temáticos. Lo anterior se hizo para cada una de las
cinco asignaturas del ámbito de investigación, con sus adecuaciones.
Para los formatos de validación, se creó un documento que se estructuró en dos secciones. La primera constó de
dos columnas, la izquierda, contenía las categorías de análisis de suficiencia, claridad, coherencia y relevancia,
con sus respectivas definiciones; la derecha, mostraba la definición del indicador y su respectivo valor numérico,
con el cual el juez evaluó la respectiva categoría de análisis. La segunda parte del formato de evaluación contenía
todos los reactivos y un espacio para la calificación del juez. Por último, se les preguntaba si consideraban que
alguna dimensión no estaba examinada en el instrumento, y de ser así ¿cuál seríá Igual que se hizo para el diseño
del instrumento, se realizaron adecuaciones para cada una de las cinco asignaturas del ámbito de investigación.
En la segunda fase del estudio, a los tres jueces, que previamente fueron seleccionados con base en su experiencia
en el diseño de instrumentos, se les proporcionó el formato de evaluación y el instrumento pertinente en
función de la asignatura impartida. Se realizó una base de datos y se utilizó el Statistical Package for the Social
Sciences (SPSS, V. 22) para los distintos análisis estadísticos. Se aplicó la prueba W de Kendall para analizar los
puntajes obtenidos en los reactivos en donde se utilizó la escala de Osgood. Esta prueba es considerada como
una medida de concordancia de acuerdos entre jueces o evaluadores. Se basa en la suma de los rangos y sus
valores varían entre 0 (no hay acuerdo) y 1 (acuerdo completo) (Sampieri, Fernández y Baptista, 2014). Los
resultados mostraron un grado de acuerdo medio en las distintas categorías de análisis. En suficiencia fue de
.601, en claridad de .419, en coherencia de .441 y relevancia de .484; todas con un nivel de significancia de .00.
En relación con las observaciones de los jueces, vinculadas con los diferentes reactivos de intercambio de
información entre profesores de las diversas asignaturas, las precisiones que hicieron estuvieron ligadas con
ambigüedades en los términos empleados, y sugirieron aclararlas agregando ejemplos. Uno de los reactivos
decía “¿Tiene algún tipo de intercambio de comunicación con los profesores, del ámbito de investigación, que
imparten al mismo grupo de usted?”. Con base en las observaciones de los jueces, que aquí se relacionaron con
el término “tipo de intercambio” que pudiera ser confuso, el reactivo quedó de la siguiente manera “¿Tiene
algún tipo de intercambio de comunicación con los profesores, del ámbito de investigación, que imparten al
mismo grupo de usted, en relación con algún aspecto del programa académico o de otra índolé”. El otro reactivo
que cambió, en un principio decía “¿En qué situaciones llevan a cabo ese intercambio de comunicacióñ”. La
versión final implicó, tomando en cuenta las sugerencias de los jueces, describir situaciones de “intercambio
de información”. Quedó así “¿En qué situaciones llevan a cabo ese intercambio de comunicacióñ Por ejemplo,
cuando hay un problema con un alumno(a), cuando hay repeticiones de contenido entre su asignatura y las
demás, en un intercambio de calificaciones, etcétera”.
Los contenidos de la versión final de los cinco instrumentos (uno para cada una de las asignaturas del ámbito)
fueron los mismos, con excepción de la parte relacionada con la inclusión del objetivo general de la asignatura,
los objetivos específicos de cada una de las unidades de estudio, así como también sus respectivos contenidos
temáticos. Con estos productos, se está en condiciones de evaluar las distintas asignaturas y, en función de los
resultados, proponer modificaciones. De hecho, actualmente se está llevando a cabo este proceso.
Referencias
Jaimes, N., Cardoso, D. y Bobadilla, S. (2015). La educación superior en México, una demanda con compromiso
social. Revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Educativo. 5(10). Recuperado de https://
www.redalyc.org/pdf/4981/498150318011.pdf
Hernández-Sampieri y Mendoza, C. (2018). Metodología de la investigación. Las rutas cuantitativa, cualitativa
y mixta. México: McGraw-Hill.
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Síntomas asociados al Trastorno de Estrés Postraumático Complejo. Un estudio de caso.
Psic. Guadalupe Sánchez-Bocanegra* y Psic. Verónica Alejandra Molina-Coloma.
Facultad de Psicología. Universidad Autónoma de Coahuila.
Descriptores: Trauma, Trastorno de Estrés Postraumático, Trauma Complejo, Trastorno de Estrés
Postraumático Complejo.
El trauma se define como una situación en la que la persona está expuesta a escenas de muerte real o inminente,
lesiones físicas graves o agresión sexual, ya sea en calidad de víctima directa, cercano a la víctima o como testigo
(Figueroa, Cortés, Accatino, y Sorensen, 2016).
Existen diversos eventos que pueden ser considerados traumáticos, como son los actos de violencia, asaltos,
experiencias de abuso sexual, accidentes automovilísticos, desastres naturales, secuestros, enfermedades
crónicas, ataques terroristas, tortura, entre otros. (Schouler-Ocak, 2015). Sin embargo, el desarrollo de un
trauma no depende solamente de la naturaleza del evento, sino también del significado personal que se le
asigne, esto incluye los recursos personales con los que cuente la persona afectada, el apoyo que pueda percibir
de su entorno y de las características del evento, como la duración y la repetición de este.
En este sentido, el trauma complejo, el cual se caracteriza por ser un evento repetitivo en donde la víctima
puede sentirse en cautiverio, debido a que no puede escapar de su opresor porque generalmente es alguien
cercano a ella (Herman, 1992), puede desencadenar un Trastorno de Estrés Postraumático Complejo (TEPT-C).
Estos eventos traumáticos, usualmente surgen durante etapas del desarrollo crítico de la persona como lo son
la infancia o la adolescencia.
Se le llama complejo debido a que pone a la persona en riesgo no solo de presentar síntomas de ansiedad
recurrente, como lo haría el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), sino que además de esto, existen
interrupciones y quiebres en el desarrollo psicolobiológico, así como en la integridad del cuerpo, interfiere en el
desarrollo de una identidad saludable y una personalidad coherente, también hay afectaciones en el desarrollo
de un apego seguro, lo que ayuda con la habilidad de crear relaciones saludables y recíprocas (Courtois, y Ford,
2009).
Se podría decir que el TEPT-C es la acumulación de traumatización crónica, en donde la persona está en un
contexto amenazante por largos periodos de tiempo, lo cual deriva en un daño y sintomatología grave que
impacta en el cuerpo, la memoria, las emociones y la consciencia (Nieto y López, 2016).
El diagnóstico del TEPT-C ha sido confirmado por la CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades), en
donde se especifica que además de cumplir con los criterios del TEPT, como la re-experimentación, flashbacks,
recuerdos intrusivos, pesadillas, angustia, evitación para hablar del evento traumático, entre otro, se presentan
“problemas graves y persistentes en la regulación del afecto; creencias sobre uno mismo de incapacidad y poca
valía, sentimientos de vergüenza, culpa o fracaso relacionados con el evento traumático; así como dificultades
para mantener las relaciones y sentirse cerca de los demás” (Cervera et al., 2020 p. 220).
Uno de los factores desencadenantes del TEPT-C, son las Experiencias Adversas en la Infancia (EAI), las cuales
se caracterizan por ser eventos negativos, perjudiciales angustiantes y que tienen consecuencias para la salud,
debido a que existe una falta de recursos internos y del medio ambiente para hacerles frente (Vega-Arce y Nuñez-
Ulloa, 2017). Aunque estos eventos suceden en la infancia, tienen repercusiones también, en la edad adulta.
Además del TEPT-C, se relacionan con padecimientos como la obesidad, diabetes tipo 2, cáncer, infecciones
de transmisión sexual, depresión, intentos de suicidio, abuso de sustancias, etcétera. Algunas Experiencias
Adversas son, la privación económica, separación de los padres y maltrato físico, sexual o psicológico (Vega-
Arce y Nuñez-Ulloa, 2016).
El niño que vive en un ambiente abusivo necesita encontrar una manera de preservar la confianza en las personas
que son poco confiables, así como seguridad en situaciones que no son seguras, necesitan tener un control en
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situaciones que son impredecibles, se ven en la necesidad de adaptarse a un ambiente en donde es necesario
que cuide de sí mismo y que compense la falta de cuidado de los adultos, teniendo un sistema inmaduro de
defensa psicológica. Ante este ambiente patológico de abuso infantil, el niño se ve forzado al desarrollo de
capacidades extraordinarias, en donde se crean estados anormales de conciencia, dando como resultado una
alteración en la relación con su cuerpo, mente, realidad e imaginación, conocimiento y memoria. Lo que deja
como resultado síntomas somáticos y psicológicos (Herman, 1992).
Entre más cercana sea la relación entre el perpetrador y la víctima, hay una mayor probabilidad de que la
víctima recurra a la disociación como una estrategia de autoprotección.
Para los sobrevivientes de un trauma prolongado y repetido, como lo es el TEPT-C, los síntomas son todavía
más complejos. Algunos autores concluyen que el TEPT-C se asocia en diferentes niveles de deterioro y
síntomatología a otros trastornos, entre ellos, al Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), (Giourou, Skokou,
Andrew, Alexopoulou, Gourzis y Jelastopulu, 2018).
En la vida adulta, la persona con TEPT-C, puede evitar la intimidad, no tener un sentido de sí mismo y tener
dificultades para confiar en los demás, aunque estuviera en una situación de sentirse cómodo y en confianza en
una relación cercana no estaría claro para él cómo organizar esos estímulos.
La similitud de los síntomas con otros trastornos, como el TLP, puede llevar a un diagnóstico erróneo, y, por lo
tanto, a un tratamiento segmentado o incorrecto. Es por esto, que es necesario llevar a cabo una evaluación
completa.
En este trabajó se hablará sobre el caso de un paciente de 23 años quien acude a solicitar atención psicológica
a la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Coahuila.
Dentro de la batería de pruebas se aplica la Entrevista Clínica Estructurada para los trastornos de Personalidad
del Eje II (SCID-II), el cual evalúa la presencia de trastornos de personalidad según el DSM-IV o rasgos de
personalidad relacionados a estos trastornos.
Así mismo, se aplicó el Inventario de Síntomas SCL-90, para evaluar patrones de síntomas presentes. Se aplica
también el test de Creencias Irracionales de Albert Ellis, para identificar las principales creencias que pueden
estar generándole conflicto.
Se aplicó también el Cuestionario Internacional de Trauma (The International Trauma Questionnaire-ITQ),
desarrollado por Cloitre, et al. (2018), y validado al español por Matrangolo (2021). El cuestionario incluye 12
preguntas, con opciones de respuesta de: Nada, poco, moderadamente, bastante, extremadamente.
El ITQ es una medida breve, redactada de manera sencilla, se enfoca principalmente en las características
del TEPT y del TEPT-C. Se desarrolló de acuerdo con los principios organizativos del CIE-11, para asegurar la
aplicabilidad internacional, enfocándose en los síntomas centrales de determinado trastorno. La medida de
evaluación está centrada en la definición del deterioro funcional producido por el trauma (Cloitre, et al., 2018).
Para el diagnóstico del TEPT-C, es necesario que se cumplan uno de dos síntomas de cada uno de los tres grupos
de síntomas de TEPT (re-experimentación en el aquí y ahora, evitación, y sensación actual de amenaza) y uno de
dos síntomas de cada uno de los tres grupos de Alteraciones en la Autoorganización: 1) desregulación afectiva,
(2) autoconcepto negativo y (3) alteraciones en las relaciones (Cloitre, et al., 2018).
Dentro de los resultados obtenidos se muestra que el paciente tiene un puntaje significativo en rasgos de
personalidad narcisista y Obsesivo Compulsivo. Muestra una marcada susceptibilidad interpersonal, la cual es
sostenida por la ideación paranoide acerca de lo que piensan personas cercanas a él, como su pareja. Lo que
desencadena una hostilidad dirigida hacia estas personas, manteniendo los conflictos interpersonales.
Referente a los resultados del ITQ, el paciente cumple con los criterios del TEPT, como lo son, reexperimentación
en el aquí y el ahora, evitación, sensación de amenaza y deterioro funcional, así como con los criterios de
Alteraciones en la auto-organización (AAO), es decir, desregulación afectiva, autoconcepto negativo y
alteraciones en las relaciones. Ambos criterios sostienen el diagnóstico de TEPT-C.
Referencias:
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Cervera, I., López-Soler, C., Alcántara-López, M., Castro, M., Fernández-Fernández, V. y Martínez, A. (2020).
Consecuencias del maltrato crónico intrafamiliar en la infancia: trauma del desarrollo. Papeles del Psicólogo.
41, (3), pp. 219-227.
Courtois, C. y Ford, J. (2009). Treating complex traumatic stress disorder. An Evidence-Based Guide. New York:
The Guilford Press.
Figueroa, R., Cortés, P., Accatino, L. y Sorensen, R. (2016). Trauma psicológico en la atención primaria:
orientaciones de manejo. Rev Med Chile, 144, pp. 643-655.
Giourou, E., Skokou, M., Andrew, S., Alexopoulou, K., Gourzis, P., Jelastopulu, E. (2018). Complex
posttrauamtic stress disorder: The need to consolidate a distinct clinical síndrome or to revaluate features of
psychiatric disorders following interpersonal trauma. World J Pyschiatr. 8, (1), pp. 12-19.
Herman, J. (1992). Trauma and Recovery. New York: Basic Books.
Nieto, I. y López, M. (2016). Abordaje integral de la clínica del trauma complejo. Perspectivas teóricas. 7, (2).
Pp. 87-104.
Schouler-Ocak, M. (2015). Trauma and Migration. Cultural Factors in the Diagnosis and Treatment of
Traumatised Immigrants. Alemania: Springer.
Vega-Arcea M. y Nuñez-Ulloa, G. (2017). Experiencias Adversas en la Infancia: Revisión de su impacto en niños
de 0 a 5 años. Enfermería Universitaria, 14, (2), pp. 124-130.
Discapacidad intelectual y madres resilientes en Ciudad Juárez, Chih.
Irma Patricia Serrano Bañuelas, Dra. Lilia Susana Carmona García y Nadia Vega Villanueva.
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Descriptores: Resiliencia, Discapacidad intelectual, Adversidad, Autodeterminación, Maternidad.
El rol que suele ser de los más importantes de acuerdo a los criterios sociales y culturales es la adscripción del
cuidador primario, que generalmente es asignado a las mujeres principalmente a las madres (Verdugo, 2000).
Desde su nacimiento las mujeres interiorizan el rol de ser madre apropiándose de éste en la mayoría de los
casos con gran fuerza, sin embargo no se les da la preparación para ser madres de hijos con alguna deficiencia ni
hablar de alguna discapacidad; al hablar de discapacidad intelectual específicamente se habla de una alteración
en sus vidas ya que su ambiente personal familiar, laboral y social se altera inmediatamente, generalmente un
alto porcentaje de éstas mujeres ante ésta situación se ven en la necesidad de renunciar a sus proyectos de vida,
a su desarrollo profesional y dedicar menos tiempo a diversas actividades para proporcionar la atención que
necesita su hijo con discapacidad (Verdugo, 2000; Córdoba-Andrade, Gómez-Benito y Verdugo-Alonso, 2008;
Abella, 2012).
Desde que nacen los seres humanos, se encuentran expuestos a cambios constantes que les obligan a adaptarse
a situaciones nuevas, sin embargo en algunas circunstancias extremas han tenido que adquirir habilidades
que les permitan afrontarlas a lo largo de su vida, siendo una de ellas la resiliencia, que es la capacidad que
presentan algunos individuos para hacer frente a situaciones sumamente adversas, superándolas de tal manera
que no quedan rastros de amargura siendo capaces de transformar su vida y lograr encontrarse de una manera
armónica ante las situaciones que se están enfrentando (Cyrulnik, 2003).
La familia sufre un impacto muy fuerte cuando nace un miembro con discapacidad intelectual ya que el hecho
es percibido como algo impensado, incomprensible e insólito que destruye las expectativas del hijo deseado. La
familia atraviesa por problemas que no había vivido antes como es el caso de la culpa, posturas defensivas de los
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padres, facturas médicas elevadas para cubrir las necesidades que el miembro necesita, cuidados especiales para
su calidad de vida además de promover el desarrollo y la estabilidad de los demás hijos de los otros hijos para
comprender y digerir el escenario al que se enfrentarán de hoy en adelante (Sarto, 2001; Guevara y González,
2012).
Dentro de la cultura mexicana, en la mayoría de los casos es la madre quien se responsabiliza de mantener
fuerte y unida a la familia para poder sobrellevar valientemente ésta nueva situación, pero surge la incógnita
¿cómo lo hacé ¿Adquiere habilidades resilientes para enfrentar su nueva situación familiar?
Objetivo general.
Explorar y describir como se presenta la resiliencia en madres de hijos con Discapacidad intelectual que acudan
a una institución pública o privada que trabaje de manera educativa o cultural con ellos en Ciudad Juárez, Chih.,
México.
Método.
Estudio de corte cuantitativo, no experimental, descriptivo y de corte transeccional. Participaron 92 madres de
individuos que cursaran con Discapacidad intelectual sin ser criterio de exclusión la edad de ellas, la edad del hijo
o alguna otra característica sociodemográfica. Para el levantamiento de datos se utilizó la Escala de Resiliencia
Materna (ERESMA) de Roque, Acle y García (2009); consta de 45 ítems, categorizados en, Autodeterminación,
Desesperanza, Rechazar la responsabilidad personal, Falta de apoyo de la pareja, Fe espiritual y Recursos
limitados para satisfacer necesidades. La escala cuenta con un ALPHA de Crombach de (?=0.92). El proceso de
aplicación del instrumento consistió en contestar en forma gráfica el cuestionario, aplicado individualmente en
las cercanías a las instituciones donde llevan a sus hijos para recibir aprendizajes académicos y de autocuidado
reportadas por las directoras de los centros educativos. Una vez concluida la aplicación se procedió a la captura
y análisis estadísticos de los resultados por medio de programa estadístico computacional SSPS versión 21 y por
último la discusión teórica de los resultados, así como las conclusiones.
Resultados.
La resiliencia presentada en madres de personas con discapacidad intelectual es del 89% en niveles altos y muy
altos, en el 11% de manera moderada sin que los resultados muestren resultados bajos o nulos, por lo que
se puede afirmar que las mujeres son resilientes y tienen la capacidad de enfrentarse a situaciones extremas
para cuidar a sus hijos con discapacidad intelectual; la autodeterminación presentada en éstas mujeres en el
90% de ellas es alta o muy alta, en el 10% se presenta de manera moderada sin presentarse niveles bajos o
nulos, considerándose un pilar de la resiliencia; en el 83% de las madres se presenta un alto o muy alto nivel
de esperanza, en el 91% de las madres se presenta un nivel muy alto o alto de aceptación de la responsabilidad
personal, en el 74% de las madres sienten que existe el apoyo de sus parejas de manera favorable, 64% de las
madres piensan que pueden satisfacer las necesidades de sus hijos con Discapacidad intelectual.
Conclusiones.
Un alto porcentaje de las madres que tienen hijos con Discapacidad intelectual presentan altos niveles de
Resiliencia.
Se observó que las madres con hijos con Discapacidad intelectual cuentan con altos niveles de autodeterminación,
elemento sustancial de la Resiliencia.
Más de las tres cuartas partes de las madres de hijos con Discapacidad intelectual, poseen mucha Fe espiritual,
mientras que en una de cada diez su fe es de nivel moderado. Ellas creen que Dios les ayuda para que su hijo
con Discapacidad pueda recibir todo lo que necesita.
Son poseedoras de un alto nivel de Aceptación de la responsabilidad personal del cuidado y desarrollo de su hijo
con Discapacidad intelectual.
La mayoría cuenta con gran apoyo de su pareja para criar, cuidar y satisfacer las necesidades de su hijo con
Discapacidad.
Casi la totalidad muestra altos niveles de Esperanza respecto a la buenaventura de su hijo con Discapacidad
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intelectual.
Referencias bibliográficas.
Abella, B. (30 de noviembre de 2012). Madres ante la discapacidad ¿sólo madres? . Cermi . es. Recuperado de:
http://semanal.cermi.es/noticia/Madres-discapacidad- reportaje.aspx
Córdoba-Andrade, L., Gómez-Benito, J. y Verdugo-Alonso, M. A. (2008). Calidad de vida familiar en personas con
discapacidad: un análisis comparativo. Universitas Psychologica, 7(2), 369-383. Recuperado en http://pepsic.
bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S165792672008000200006&lng=pt&tlng=.
Cyrulnik, B. (2003). Los patitos feos. La resiliencia: una infancia infeliz no determina la vida. España: Gedisa.
Guevara Benítez, Y., y González Soto, E. (2012). Las familias ante la discapacidad. Revista electrónica de Psicología
Iztacala, 15 (3). Recuperado de: https://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/vol15num3/
Vol15No3Art13.pdf
Roque, M. P., Acle, G. y García, M. (2009). Escala de resiliencia materna: Un estudio de validación en una
muestra de madres con niños especiales [Maternal resilience scale: A validation study in a sample of mothers
with exceptional children]. Revista Iberoamericana de Diagnóstico y Evaluación Psicológica, 1 (27), 107–132.
Artículo publicado también en versión electrónica: http://www.aidep.org/03_ridep/2_volumen27.html
Sarto Martin, M.P. (febrero, 2001). Familia y discapacidad. Trabajo presentado en el III Congreso “La atención
a la diversidad en el sistema educativo”, Salamanca, España. Recuperado de: https://campus.usal.es/~inico/
actividades/actasuruguay2001/5.pdf
Verdugo Alonso, M. A. (2000). Familias y discapacidad intelectual. Madrid: FEAPS.
Validez y confiabilidad de la Escala de riesgo suicida de Plutchik en adolescentes mexicanos
Dr. Modesto Solis Espinoza
FES Iztacala
Introducción.
De acuerdo con las últimas estadísticas al respecto, el suicidio no sólo se ha convertido en una de las principales
causas de muerte en adolescentes mexicanos (la tercer principal causa en el grupo de edad de los 10 a los 14
años y el de 15 a 24 años) sino que además es un problema que permanece en aumento desde hace varios
años, pasando de una tasa de 5.2 en 2017 a 5.4 por 100 mil habitantes en 2018, 6 710 muertes por lesiones
autoinfligidas según los datos recabados por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (2020,
2021). Además de esto, el surgimiento de la pandemia por el COVID-19 ha impuesto otra serie de factores
de riesgo y dificultades ante su prevención, desde los primeros meses hubo estudios que señalaron que se
habría incrementado el reporte de pensamientos suicidas (O´Connor et al., 2020), así como un aumento en el
diagnóstico de trastornos psiquiátricos asociados a la pandemia (Taquet, Luciano, Geddes & Harrison, 2020).
Una tarea fundamental para avanzar en la prevención del suicidio, es la detección temprana de casos de riesgo,
para lo que se requiere contar con instrumentos adecuados para realizarla, de acuerdo con Rangel-Garzón,
Suárez-Beltrán, & Escobar-Córdoba (2015), se requieren escalas fáciles de aplicar, con una corta duración, con
puntajes de corte establecidos, de fácil interpretación y que sean aplicables por cualquier profesional de la salud,
por lo que un instrumento como la Escala de Riesgo Suicida de Plutchik, resulta una herramienta oportuna, sin
embargo, las validaciones de la misma se han realizado con población extranjera (Suárez-Colorado, Palacio,
Caballero-Domínguez, & Pineda-Roa, 2019) y la validación más actual aunque se realizó con mexicanos, fueron
reclusos y no únicamente adolescentes (Santana-Campas & Santoyo, 2018), por lo que el objetivo de este
estudio, fue obtener más propiedades psicométricas de confiabilidad y validez de la Escala de Riesgo Suicida
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de Plutchik en adolescentes de la zona metropolitana de la Ciudad de México, por medio de su aplicación vía
online.
Método.
La muestra se consiguió de manera no probabilística, mediante una encuesta por internet con GoogleForms,
difundida por redes sociales en la zona de Ciudad de México y Estado de México, quedó conformada por N= 632
adolescentes con M= 16.3 años (DE=1.8), un rango de 11 a 18 años, 423 mujeres (66.9%) y 209 hombres (33.1%).
En cuanto a escolaridad, 17.4% respondieron estudiar secundaria, 68.7% bachillerato, 8.1% universidad y 5.9%
reportó no estudiar.
Instrumentos
Escala de Riesgo suicida de Plutchik (Plutchik & Van Praag, 1989; adaptada al español por Rubio et al., 1998).
Cuenta con 15 ítems dicotómicos de respuestas sí/no, siendo cada “sí” un punto, para la puntuación total se
suma cada ítem y si se alcanza el 6, se señalaría presencia de riesgo suicida (Rubio et al., 1998). La consistencia
interna en jóvenes mexicanos de un reclusorio fue de un Alpha de Cronbach de .74 (Santana-Campas & Santoyo,
2018). Se usó la modificación de 2 reactivos propuesta por Suárez-Colorado, Palacio, Caballero-Domínguez,
& Pineda-Roa, (2019) con adolescentes colombianos: “¿toma drogas o aspirina para dormir regularmente?”
se cambió por ¿toma de forma habitual algún medicamento o sustancia psicoactiva? Y el ítem “¿está usted
separado/divorciado/viudo?”, se ajustó para adolescentes con la pregunta ¿te sientes solo? Para este estudio
se puntuaron las respuestas con valor de 1 y 2 tomando el 30 como puntuación máxima.
Inventario de Depresión de Beck (BDI - II) (Beck, Steer, Ball, & Ranieri, 1996; adaptado para usarse en mexicanos
por Jurado et al., 1998). Consta de 21 ítems que miden síntomas depresivos en las últimas dos semanas mediante
una escala descriptiva de cuatro opciones, a mayor puntuación mayor gravedad de la sintomatología. Se ha
reportado una consistencia interna adecuada con un Alpha de Cronbach alrededor de .89
Procedimiento
Se desarrolló un formulario en la plataforma Google Forms con los instrumentos a aplicar, en una primera
sección se mostraba el consentimiento/asentimiento informado (información general de la investigación) y
casillas para verificar si se participaría o no, posteriormente se desplegaban los instrumentos antes mencionados
junto con preguntas de datos generales como sexo y edad. Se distribuyó la encuesta a través de Facebook,
por medio de publicidad que se restringió a adolescentes (13 a 18 años) de la Ciudad de México y Estado
de México, parámetros establecidos mediante la señalización de zona geográfica. Posteriormente, se le envió
correo a cada participante explicando y los resultados totales de sus respuestas, a fin de sugerir y ofrecer un
directorio de apoyo psicológico a quienes pudieran requerirlo (puntuaciones que indicasen alto riesgo suicida y
sintomatología depresiva grave). Se siguieron los criterios éticos de la investigación en psicología (SMP, 2007).
Análisis de datos
Para la obtención de la validez de constructo se realizó un Análisis Factorial Exploratorio, con el método de
componentes principales y rotación VARIMAX, se estimó el estadístico KMO y la prueba de esfericidad. Se realizó
un Análisis Factorial Confirmatorio (AFC) con el método de máxima verosimilitud (Satorra & Bentler, 1988;
1994), se examinó el ajuste en términos del cociente normado χ² / gl (chi cuadrada sobre grados de libertad), el
error cuadrático medio de aproximación (RMSEA) y el índice de ajuste comparativo (CFI) (Hu & Bentler, 1999;
Kline, 2005). Se obtuvieron los coeficientes de confiabilidad mediante el estadístico Alpha de Cronbach y el
Coeficiente Omega. Posteriormente se realizó una curva ROC para examinar la exactitud con que se detectan
casos de riesgo suicida coincidentes con sintomatología depresiva grave.
RESULTADOS
Análisis factoriales
Se estimó un KM0=0.88, y se empleó la prueba de esfericidad de Bartlett X2 (105) = 2363.01; p=.001). El AFE arrojó
2 factores que agruparon 14 reactivos de los 15 que se ingresaron en el análisis, el primer factor (desesperanza)
se compuso por 8 ítems, explica 31.92% de la varianza con una confiabilidad aceptable (alpha=.80; omega=.83),
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y el segundo factor (ideación y antecedente suicida) constó de 6 ítems, explica 8.60% de la varianza con una
confiabilidad moderada o leve (alpha=.69; omega=.74). La escala total reportó un 40.53% de varianza explicada,
con confiabilidad alta (alpha=.84; omega=.88).
Se realizó un AFC para corroborar el modelo de dos factores, se mantuvieron los mismos 14 ítems agrupados
en dos factores, la correlación de ambos factores fue de .82, con un coeficiente de determinación o tamaño del
efecto R2= .549, se mostró un buen ajuste del modelo considerando los índices: X2/gl = 3.06, p=.000; RMSEA =
.057 ; GFI= .95; IFI = .93; CFI = .93.
Posteriormente se realizó una curva ROC para determinar el punto de corte más adecuado para la escala de
Riesgo suicida, tomando como referencia de contraste, la concordancia la presencia de riesgo suicida con
sintomatología depresiva grave, el punto de corte más adecuado se fijó en 23 puntos, con una sensibilidad de
.94 y especificidad de .68
Conclusiones
Los resultados son similares a los obtenidos en otros estudios psicométricos elaborados a partir de la misma
escala, con diferencias esencialmente en cuanto a estructura, al extraerse dos factores y no cuatro con los 15
ítems como en el estudio de Santana-Campas & Santoyo (2018), y a la vez, diferente de lo obtenido por Suárez-
Colorado, Palacio, Caballero-Domínguez, & Pineda-Roa (2019), cuyos resultados arrojaron dos factores pero
sólo con 9 ítems.
Los resultados obtenidos indican que la Escala de riesgo suicida de Plutchik es válida y confiable para emplearse
con muestra no clínicas de adolescentes de la zona metropolitana de la Ciudad de México, mediante su uso por
vía online, lo que se gesta como una herramienta eficaz para la detección de adolescentes en riesgo quienes
pueden tener por medio de la aplicación del instrumento,un aliciente importante para buscar y solicitar apoyo
psicológico.
Una limitación importante del presente estudio, es que no se contó con una prueba de contraste o un registro
clínico que permitiera contratar cabalmente si la escala detecta o no personas con riesgo suicida, aún cuando
pueda ser un referente más o menos preciso la concordancia con síntomas de depresión graves. Para futuras
investigaciones destinadas al desarrollo de instrumentos que midan riesgo suicida, será necesaria la utilización
de estudios longitudinales y la accesibilidad a bases de datos de centros de emergencias o expedientes clínicos.
Referencias
Beck, A. T., Steer, R. A., Ball, R., & Ranieri, W. (1996). Comparison of Beck Depression Inventory-IA and -II in
psychiatric outpatients. Journal of Personality Assessment, 67, 588-597
Jurado, S., Villegas, M. E., Méndez, L., Rodríguez, F., Loperena, V., & Varela, R. (1998). La estandarización del
Inventario de Depresión de Beck para los residentes de la Ciudad de México. Salud Mental, 21, 26-31
Plutchick, R., & Van Praag, H. (1989). The measurement of suicidality, aggressivity and impulsivity. Progress in
Neuro-Psychophormaco Biology and Psychiatry. 6(13), 523-534
Rangel-Garzón, C. X., Suárez-Beltrán, M. F., & Escobar-Córdoba, F. (2015). Escalas de evaluación de riesgo suicida
en atención primaria. Revista de la Facultad de Medicina, 63(4), 707-716. https://doi.org/10.15446/revfacmed.
v63.n4.50849
Suárez-Colorado, Y., Palacio, S., Jorge, Caballero-Domínguez, C. C., & Pineda-Roa, C. A. (2019). Adaptación,
validez de constructo y confiabilidad de la escala de riesgo suicida Plutchik en adolescentes colombianos. Revista
Latinoamericana de Psicología, 51(3), 145-152. https://doi.org/10.14349/rlp.2019.v51.n3.1
Santana-Campas, M. A., & Santoyo Telles, F. (2018). Propiedades psicométricas de la escala riesgo suicida de
Plutchik en una muestra de jóvenes mexicanos privados de la libertad. Avances En Psicología, 26(1), 57-64.
https://doi.org/10.33539/avpsicol.2018.v26n2.1127
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Intervención multidisciplinar en hombres con trastorno por atracón: dos casos.
Mtra. Mariana Valdez Aguilar y Dra. Rosalia Vázquez Arévalo.
UNAM FES Iztacala.
Descriptores: trastorno por atracón, obesidad, trastorno alimentario, intervención psicológica, regulación
emocional.
Antecedentes: El trastorno por atracón (TPA) se caracteriza por episodios recurrentes de atracones que son
definidos por ingerir en un periodo corto de tiempo una gran cantidad de alimentos superior a lo que la mayoría
de las personas comería en circunstancias similares y tener una sensación de pérdida de control. Los individuos
no tienen conductas compensatorias como vómitos autoinducidos, diuréticos o laxantes (APA, 2014). El TPA
es considerado como un trastorno equiparable a la Anorexia y Bulimia (BN) y es el trastorno alimentario más
prevalente entre la población. En cuanto al inicio de esta psicopatología este suele ocurrir en la adolescencia
tardía (Nicholls, Lynn & Viner, 2011) con una incidencia creciente en la adultez temprana (Hudson et al., 2007;
Stice, Marti y Rohde, 2013). Los estudios epidemiológicos sugieren que 1 a 4% de la población en el mundo
padece de TPA (Hoek, 2006; Kessler et al., 2013). En los escasos estudios realizados con respecto a las diferencias
por el sexo en el TPA, se han descrito tasas semejantes en hombres y mujeres (Spitzer et al., 1992, 1993). No
obstante, Wilson, Nonas, & Rosenblum, (1993) encuentran mayor frecuencia de atracón en las mujeres, al igual
que Spitzer y colaboradores (1993) en una muestra de pacientes en programas de pérdida de control y criterios
completos de TPA. Aunque el TPA en hombres como diagnóstico completo no suele ser común en población
no clínica, los síndromes parciales son bastante más comunes en ellos (Spitzer et al., 1993), sin embargo, son
quienes menos solicitan ayuda para el trastorno. Con relación a la etiopatogenia del trastorno, el TPA involucra
una compleja y múltiple etiología de causas como son psicológicas, biológicas y socioculturales. Entre los factores
psicológicos para el TPA son el perfeccionismo, abuso de sustancias, obesidad en la infancia, preocupación
familiar por el peso, y problemas alimentarios, además de conflictos familiares, psicopatología parental y abuso
sexual y psicológico (Hilbert et al., 2014). Estudios longitudinales sobre su origen han indicado que la pérdida
de control alimentario en la infancia predice el desarrollo del trastorno en la adolescencia (Hilbert & Brauhardt,
2014; Marian Tanofsky-Kraff et al., 2011). En cuanto al tratamiento las investigaciones son de reciente aparición
y muchas veces son derivados y/o que se han comprobado en BN, por lo que se desconoce las aportaciones que
se centren en la intervención psicológica del TPA y que describan sus efectos en el seguimiento a largo plazo. En
tratamientos de trastornos alimentarios como AN y BN se ha encontrado, con los datos hasta ahora reportados
(Hay, 2013), que la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) y la Terapia Interpersonal (TIP) son los tratamientos
más probrados y eficaces a largo plazo (McElroy, Guerdjikova, Mori, Munoz, & Keck, 2015), no obstante, en
referencia al TPA existen evidencias de que debe haber importantes cambios en el manejo de estos pacientes.
Algunos autores han argumentado que se requiere una gama más amplia de intervenciones eficaces, no sólo
centrandose en la sintomatología alimentaria sino también en el papel que juegan las emociones y factores
interpersonales, que en muchas ocasiones son los desencadenantes de los episodios por atracón (Wonderlich
et al., 2014). Además, diferentes guías clínicas como The American Psychiatry Association, (APA) y National
Institute for Health and Care Excellence (NICE) (Hilbert, Hoek, & Schmidt, 2017), han recomendado un enfoque
multidisciplinar de equipo para la atención de los pacientes incluyendo, médicos, psicólogos, nutriológos y
activadores físicos, junto con la TCC o algún otro tratamiento psicológico como pieza clave (Yager et al., 2010).
Objetivo: Evaluar y describir la efectividad de una intervención multidisciplinar con enfoque integrativo
cognitivo en hombres con TPA a través del análisis de dos casos clínicos. Método: Dos participantes varones
fueron reclutados para el estudio. Los criterios de inclusión fueron: participantes de 18 años en adelante que
desearan participar en el estudio, participantes con obesidad, diagnosticados con TPA de acuerdo con una
previa aplicación de dos instrumentos psicológicos (que hayan superado el punto de corte) y una entrevista
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Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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diagnóstica por parte de las responsables del proyecto. Se aplicaron los siguientes instrumentos psicométricos:
entrevista diagnóstica para evaluar TPA, Escala de Atracón, Cuestionario de Patrones de Alimentación y Peso,
Escala de Inteligencia Emocional, Inventarios de Ansiedad y Depresión de Beck, y medidas antropométricas.
Se realizó tres momentos de evaluación: pre, post y un seguimiento. El tratamiento multidisciplinar se basó
en las modificaciones que previamente se realizaron al estudio piloto basadas en el manual de la Terapia
Integrativa Cognitivo-Afectiva (Wonderlich, 2018). Este tratamiento intenta cambiar situaciones que preceden
las conductas del trastorno y mejorar las habilidades para la regulación emocional. Destaca la promoción y
exposición a la alimentación adaptativa, habilidades de afrontamiento y un procesamiento de patrones
alimentarios saludables. Ha sido probado en BN y recientemente en TPA. El tratamiento está desarrollado en
cuatro diferentes fases: 1) Motivación al tratamiento 2) Rehabilitación nutricional 3) Trabajo en diferentes
temáticas clínicas y 4) Prevención de recaídas. El programa consistió en 24 sesiones de dos horas en las que
se abordó contenidos de psicoeducación, motivación, mejora de hábitos alimentarios, regulación emocional,
imagen corporal, relaciones interpersonales, familia y modificación del estilo de vida en general. Resultados:
El objetivo del estudio fue evaluar la efectividad de la intervención multidisciplinar en dos hombres con TPA.
Para la psicopatología alimentaria se observó que en ambos casos hubo una disminución de la sintomatología
de atracones, además se logró disminuir la sintomatología de ansiedad y depresión, sin embargo en un paciente
en el seguimiento aún continuó con presencia moderada de ansiedad y depresión. En cuanto a la regulación
emocional, se observó mejoría respecto a la atención y comprensió de sus emociones tanto en la post evaluación
como en el seguimiento. Respecto a los hábitos alimentarios, cada uno de los pacientes aumentó el número de
comidas, de solo comer una vez al día a tener tres comidas diarias e introducir la actividad física en su rutina.
Finalmente en cuanto al peso se observó disminución en el paciente 1, mientras que en el paciente 2 otro
no hubo cambios en el peso. Discusión y Conclusiones: La intervención multidisciplinar fue efectiva ya que
logró disminuir la sintomatología alimentaria y las variables relacionadas en ambos pacientes, sin embargo,
se observó mayor efectividad en en el paciente 1 esto debido a que probablemente tenía menor severidad
del trastorno y no tenía comorbilidad con otros padecimientos a diferencia del paciente 2, que desde un inicio
presentó una mayor severidad de TPA y sintomatología severa de depresión y ansiedad, asimismo, este caso
tenía una complicada historia de bullying, burlas y violencia, así como una disfunción familiar compleja lo que
hacia en ocasiones, más dificil su adherencia al tratamiento. Los hallazgos son significativos dado que es el
primer estudio de tratamiento que se realiza en México en esta población, y sobretodo en hombres quienes por
lo general no acuden a tratamiento para este trastorno, por lo que es importante darle continuidad y difusión
tanto en la investigación como en la atención en clínicas públicas y privadas.
Análisis factorial confirmatorio de la escala de atracón en población mexicana.
Mtra. Mariana Valdez Aguilar*, Dra. Rosalia Vázquez Arévalo*, Dr. Juan Manuel Mancilla Díaz* y
Dra. Rebeca María Elena Guzmán Saldaña**.
*UNAM FES Iztacala, **Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
Descriptores: trastorno por atracón, obesidad, escala, cribado.
Antecedentes: El trastorno por atracón (TPA) se caracteriza por episodios recurrentes de atracones que son
definidos por ingerir en un periodo corto de tiempo una gran cantidad de alimentos superior a lo que la mayoría
de las personas comería en circunstancias similares y tener una sensación de pérdida de control. Los individuos
no tienen conductas compensatorias como vómitos autoinducidos, diuréticos o laxantes (APA, 2014). Los
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episodios de sobreingesta se asocian con sentimientos negativos como vergüenza, culpa y angustia (APA, 2013).
Esta psicopatología es la más frecuente de los trastornos alimentarios. Además, los estudios epidemiológicos
sugieren que 1 a 4% de la población en el mundo padece de TPA (Hoek, 2006; Kessler et al., 2013). El TPA implica
un deterioro en la calidad y satisfacción de la vida, así como problemas de adaptación social, mayor mortalidad
y morbilidad, mayor riesgo de desarrollo de obesidad y mayor utilización de recursos sanitarios (Fairburn et
al.,2003). A pesar de que este trastorno tiene gran relevancia en la salud pública y de que existen algunas
intervenciones para su tratamiento, su evaluación es escasa tanto en clínicas públicas como privadas, por lo
que es necesario tener herramientas válidas y confiables que ayuden al diagnóstico oportuno del trastorno. La
Escala de Atracón (Binge Eating Scale, BES, Gormally et al; 1982) se creó a partir de varios modelos cognitivos y
de comportamiento explorados en personas con obesidad y que tenían episodios de atracón, ha sido validada
en varios países como Líbano, Francia, Italia, Malasia, Portugal y México, sin embargo, en la primera validación
que se realizó en el país se observaron fallas en la adaptación, validación y traducción de la escala.
Objetivos: Validar la Escala de Atracón en población mexicana a través de un análisis factorial confirmatorio y
calcular un punto de corte adecuado para detectar a los pacientes de acuerdo a la severidad de la sintomatología
del trastorno.
Método: La muestra no probabilística quedó conformada por N=433 personas (136 hombres y 297 mujeres)
con un rango de edad de 15 a 57 años (x? = 23.92, DE = 7.38) provenientes de la ciudad de México y la zona
metropolitana. El grupo control estuvo formado por 373 personas. Para el grupo control se presentó el
proyecto en tres instituciones de educación superior de las que provenían los participantes. Una vez aceptado
el proyecto por las autoridades se llevó a cabo la aplicación del instrumento de forma grupal de manera
voluntaria (aproximadamente 20 personas por grupo). El tiempo utilizado para contestar el cuestionario fue de
aproximadamente 15 minutos por grupo. Una parte de la muestra del grupo control se consiguió de manera
presencial y otra parte de forma online. La aplicación en línea se llevó a cabo por medio de Google Forms.Por otra
parte, la muestra clínica fue recabada en línea y la conformaron 60 participantes, quienes fueron diagnosticados
con TPA. Su diagnóstico fue realizado por especialistas en el área por medio de una entrevista con los criterios
del DSM-5 (APA, 2013). El análisis estadístico se realizó primeramente con la exploración de la confiabilidad a
través del Alpha de Cronbach y correlación de cada ítem con el total de la escala. Para la validez de constructo
se utilizó el análisis factorial confirmatorio. Todos los resultados fueron considerados significativos cuando la
probabilidad fue ? .05. A partir de la sensibilidad y especificidad se obtuvo el punto de corte para detectar
sintomatología de TPA. Los resultados fueron analizados con el paquete estadístico SPSS versión 25.
Resultados: El análisis factorial confirmatorio, el cual arrojó un modelo de dos factores 1) Manifestaciones
cognitivas y 2) Manifestaciones conductuales de acuerdo a como se esperaba por lo que se confirma que la
escala presenta un buen ajuste de los datos. Se observó una buena fibilidad del instrumento. La consistencia
interna de los resultados fue similares a la escala original y a las otras versiones (alfa de Cronbach osciló entre
0.85 a 0.93).
Discusión: La estructura factorial de la versión mexicana reveló dos factores principales, de acuerdo con la
versión anterior y también con otros estudios realizados en muestra clínica y no clínica. Además, se puede decir
que esta versión mostró alta consistencia y validez de constructo, se observó que es un cuestionario que puede
ser utilizado fácilmente por investigadores y profesionales de la salud para detectar sintomatología de TPA. De
esta forma, es importante mencionar que los tratamientos integrales deberían abordar aspectos psicológicos
desencandenantes de un atracón así como las consecuencias del trastorno ya que son de vital importancia para
la naturaleza del TPA. Es en este contexto que el papel de los profesionales de la salud mental es fundamental
para la evaluación, diagnóstico y tratamiento del trastorno.
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Factores de riesgo y protectores en estudiantes de bachillerato durante la pandemia por COVID-19.
Dra. Alejandra Valencia Cruz*, Gustavo Alexis Victoria Jiménez* y
Dra. Libia Gómez Altamirano**.
*Facultad de Psicología UNAM, **DGOAE, UNAM.
Descriptores: Factores protectores, Factores de riesgo, Resiliencia, Educación a distancia, Covid19.
Por la situación sanitaria internacional ocasionada por el virus SARS-CoV-2, los estudiantes de distintos niveles
educativos se vieron obligados a dejar la educación presencial y en su lugar adoptar un modelo a distancia
que implicaba, entre otras cosas, la permanencia desde el hogar durante sus ciclos escolares. Si bien, con
anterioridad se han llevado a cabo investigaciones que indagan aquellos factores de riesgo y protectores que
inciden en el estudiantado, no se había tenido la necesidad de estudiar cómo estos factores se hacen presentes
en medio de una pandemia, para bien o para mal, ni cuáles podrían ser algunos mecanismos para mitigar el
impacto que tienen, particularmente los que ponen en riesgo el desempeño académico. Tanto los factores de
riesgo como los protectores forman parte de los ejes de la resiliencia, constructo que habla de la capacidad
que tienen las personas para que ante una situación adversa puedan no solo sobrevivir, si no, salir fortalecidos
de dicha experiencia. Dentro de la literatura se encuentra como factor de riesgo a toda aquella situación,
evento o incluso persona que provoca un daño en cualquier área de la persona (educativo, emocional, laboral,
etc.), y puede ser de tipo interno o externo, considerando que también puede haber una combinación entre
factores, produciendo un fenómeno de interacción. Por otra parte, los factores protectores funcionan como
un medio para mitigar los efectos de un factor de riesgo, de modo que a pesar de que algunas personas viven
en contextos desfavorecidos y/o viven experiencias adversas, logran contrarrestarlo. En el ámbito educativo,
varias investigaciones han identificado como factores de riesgo a la baja autoestima, el déficit de habilidades
sociales, el pesimismo, la percepción de estrés ante el estudio, la falta de motivación académica, un déficit en las
conductas de autocuidado, la nula interacción social con pares, la violencia intrafamiliar, la brecha digital y un
nivel socioeconómico familiar bajo, mientras que como factores protectores se ha encontrado a la autoestima
alta, las habilidades sociales, capacidad para tomar decisiones, el optimismo, la percepción de bienestar,
la motivación, las conductas de autocuidado, las interacciones sociales con pares, la estabilidad económica
familiar, el apoyo social, un ambiente familiar positivo, así como la aceptación escolar. El objetivo de indagar
este tipo de factores enmarcados en una pandemia y el confinamiento se debió a contrastar si las afectaciones
y necesidades son las mismas al atravesar la educación desde el hogar o si, por el contrario, salían a la luz
factores diferentes, tanto de riesgo como protectores, que no se consideraban previo a la pandemia. Para lograr
cubrir el objetivo mencionado, se determinó viable hacer un estudio exploratorio mediante un grupo focal
para recabar la información en torno a los factores de riesgo y protectores que la población directamente
mencionara en su discurso. Habida cuenta de lo que esto implica, se elaboró, en un primer momento, un guion
con algunas preguntas disparadoras que promovieran el relato de la experiencia propia en torno a la educación
a distancia durante el periodo de pandemia, así como respecto a los factores de riesgo y protectores, y la
frecuencia con la que interactúan con ellos. Posterior a ello se estableció el contacto con las y los estudiantes
que aceptaran participar, dado que se registró la reunión con una grabación virtual, asegurando en todo
momento la confidencialidad de quienes participaron. Finalmente, como producto del grupo focal conformado
por 12 estudiantes de bachillerato adscritos a diferentes planteles de educación media superior de la Ciudad de
México y otras entidades federativas, se encontraron algunas diferencias con los factores que se presentan en
revisiones previas; por ejemplo, algunos factores de riesgo que enunciaron las y los estudiantes fueron la falta
de explicación de los contenidos por el profesorado, la frustración por estudiar a distancia, el vínculo familiar
desgastado por la convivencia continua, la exposición prolongada a las pantallas para la toma de clases, la
falta de un espacio apropiado para concentrarse al estudiar, así como la intolerancia de algunos docentes y el
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estrés generado por lo anterior enunciado. En cuanto a los factores protectores, se encontró el apoyo familiar,
de amigos y profesores aun a la distancia; la iniciativa por acercarse a campos de conocimiento que les son
de interés, el cuidado personal centrado principalmente en la higiene de sueño y una adecuada alimentación,
así como colaborar en diversas investigaciones, puesto que estas son realizadas en la modalidad a distancia,
facilitando su participación. En conclusión, se considera importante desarrollar programas y/o estrategias que
procuren la detección temprana de los factores de riesgo que más inciden en el estudiantado con el fin de que
no orillen al abandono o rezago escolar y, por su parte, también el fortalecimiento y promoción de los factores
protectores para un mejor desempeño escolar, así como el desarrollo integral de cada estudiante en áreas como
la salud, tanto física como emocional y mental.
Factores protectores y de riesgo para la resiliencia escolar en estudiantes de Psicología.
Dra. Alejandra Valencia Cruz*, Psic. Gustavo Alexis Victoria Jiménez* y Dra. Libia Gómez Altamirano**.
*Facultad de Psicología, UNAM, **Dirección General de Orientación y Atención Educativa, UNAM.
Descriptores: estudiantes universitarios, educación a distancia, factores de riesgo, factores protectores,
resiliencia escolar.
Hacia finales de marzo de 2020, la transmisión del virus SARS-CoV-2 comenzó a tener más incidencia, razón
por la cual se determinó como medida de prevención el confinamiento de grandes sectores de la población,
entre los que se encontraban las y los trabajadores, así como el estudiantado de todos los niveles educativos
del país. Esto derivó en el trabajo a distancia, tanto en lo laboral como en lo académico. En este último ámbito,
pese a que la modalidad a distancia se ha estado utilizando en el sistema abierto, el confinamiento no dejó de
impactar al alumnado inscrito en él, pero lo hizo en mayor medida en aquellos del sistema escolarizado, ya
que la modalidad a distancia requiere de habilidades de autogestión académica, emocional, motivacional, de
administración de recursos como el tiempo, el espacio físico y sociales, además del manejo de herramientas
y plataformas tecnológicas. Aunado a ello, las pérdidas de índole personal o material, el ambiente familiar,
económico y social en el que se encuentran, junto con estrategias de enseñanza poco efectivas en la modalidad
a distancia, han mantenido a los estudiantes con altos niveles de ansiedad, estrés, desánimo, zozobra e inclusive
depresión, lo cual también ha llevado a cuestionar la efectividad del modelo de educación a distancia, de los
aprendizajes que se logran obtener, así como del uso que se le da a los recursos tecnológicos.
Desde antes de la pandemia, algunas investigaciones habían señalado que entre el estudiantado se presentan
algunos factores de riesgo y protectores, tanto internos como externos, que frenan o permiten, respectivamente,
un óptimo rendimiento académico, social y personal. Entre los factores internos de riesgo identificados, se
encuentran la baja autoestima, un déficit en las habilidades sociales, el pesimismo, la percepción de estrés, la
falta de motivación académica, así como un déficit en las conductas de autocuidado; por su parte, de entre los
factores de riesgo externos o ambientales están la nula interacción social con pares, un nivel socioeconómico
bajo, la falta de apoyo social, la brecha digital y un ambiente familiar negativo. En contraparte, como factores
internos protectores (o personales) se identifican a una autoestima alta, alta autoeficacia percibida, la capacidad
para tomar decisiones por sí mismo, el optimismo, el engagement, así como la motivación académica y las
conductas de autocuidado; mientras que como factores protectores ambientales se identifica a las interacciones
sociales efectivas, la estabilidad económica familiar, el apoyo social, así como un ambiente familiar positivo.
Todos estos factores de riesgo y protección se relacionan estrechamente con la resiliencia, término con el
cual se hace referencia a las personas que se desarrollan psicológicamente sanas y con éxito a pesar de nacer
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y/o vivir en situaciones de alta vulnerabilidad y adversidad. Las personas resilientes se caracterizan por su
afrontamiento positivo a los problemas, autonomía, sentido del humor, visión de futuro, reconocimiento y
gestión de recursos para sortear los obstáculos que se les presentan. Estos mismos aspectos, aunados a la
motivación y autorregulación académica y la decisión profesional, entre otros, conforman la resiliencia escolar.
Habida cuenta de esto, el objetivo de la presente investigación fue indagar en torno a los factores de riesgo
y protección suscitados durante la modalidad a distancia, en el contexto de la pandemia, en una muestra de
estudiantes universitarios.
Se consideró un abordaje cualitativo a través de la técnica de grupo focal, para lo cual se generó un guion de
preguntas disparadoras centradas en motivar una conversación hacia tres elementos principales: los factores de
riesgo presentados durante la educación a distancia, los factores protectores en la misma condición, así como
los cambios sufridos en relación con estos factores.
Se contactó alrededor de treinta estudiantes de la carrea de Psicología de una universidad pública de la Ciudad
de México, quienes se encontraban inscritos en el momento de la investigación, de los cuales 9 aceptaron
participar. Se les entregó un consentimiento informado en el que se mencionaba que su participación era
voluntaria y anónima y que toda información vertida sería utilizada única y exclusivamente para los fines de la
presente investigación.
Se hizo la transcripción de la información recaba y a partir del análisis del discurso realizado se encontraron
como factores de riesgo a la procrastinación de las actividades escolares, el agotamiento emocional y mental, los
decesos a causa de la COVID-19, la preocupación ante el riesgo de un posible contagio, así como la intolerancia
de algunos docentes. Por su parte, los factores protectores enunciados por los participantes fueron un mayor
tiempo de calidad en familia, el acercamiento entre integrantes de la misma, el acceso a psicoterapia a distancia,
las actividades recreativas con amigas y amigos, al igual que el amor propio y el tiempo de calidad consigo
mismos.
Los resultados de este estudio dejan entrever que la prevalencia de pérdidas, miedos asociados al contagio,
agotamiento y demora en la realización de las actividades escolares mantiene al estudiante en una situación de
constante estrés, pero los aspectos relacionados con la convivencia con seres queridos cercanos, el espacio con
uno mismo, así como la atención profesional, coadyuvan a su bienestar.
Por otro lado, las instituciones educativas deben de estar atentas ante estos factores a fin de hacer una buena
identificación de los mismos para poder proveer a los estudiantes de las herramientas necesarias para afrontar
de manera más eficiente y efectiva los obstáculos que se le presenten y puedan salir avantes.
Relevancia del enfoque bio-psico-social-espiritual durante la pandemia por COVID-19.
Dr. Jorge Valenzuela Rendón*, Mtra. Patricia Ileana Elizondo Puente** y Jorge Valenzuela Elizondo*.
*Escuela de Medicina, Universidad de Monterrey, **Escuela de Psicología, Universidad de Monterrey
Descriptores: enfoque, COVID-19, biopsicosocial, espiritual, holístico.
Justificación:
La pandemia llamada COVID-19 inducida por el virus SARS-CoV-2 (Domingo, 2020) ha sido un reto significativo
para la humanidad en general, para los sistemas de salud especialmente y de manera muy particular para los
profesionales de la salud, incluyendo las formas en que atienden a sus pacientes y sus familiares.
La perspectiva con la que se ha atendido a los pacientes ha evolucionado. Durante mucho tiempo se usó el
enfoque biomédico y aún es utilizado por muchos profesionales, dicho enfoque es notoriamente reduccionista.
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Posteriormente, se propuso un enfoque más amplio (Engel, 1977) el llamado enfoque bio-psico-social.
Ciertamente, este enfoque impulsado por agencias como la Organización Mundial de la Salud constituyó una
notable evolución en la forma de aproximarse a los pacientes. A pesar de los notorios beneficios del enfoque
bio-psico-social, nos parece que, al utilizar este enfoque, en el acercamiento a los pacientes aún falta incluir una
dimensión fundamental del ser humano: la dimensión espiritual. Si bien es cierto que desde el siglo pasado la
Organización Mundial de la Salud declaró que la espiritualidad es una dimensión importante en la calidad de
vida de los pacientes (WHO,1995) nos parece que todavía esta importante declaración no ha tenido los efectos
apropiados en la atención diaria de los pacientes por muchos profesionales de la salud.
Postulados teóricos:
Durante la actual pandemia ha quedado claro una vez más que el trato del profesional de la salud con los
pacientes debe ser lo más holístico posible, es decir no es suficiente un mero enfoque biológico (corporal), o
psicológico (mental), o social (somos comunidad) o solamente espiritual. Pensamos que para intentar conocer
al ser humano tanto en estados de salud como en estados de enfermedad se requiere el enfoque que llamamos
bio-psico-social-espiritual. Lo espiritual tiene un significado más amplio que el concepto religión (Mueller, 2001).
La espiritualidad puede ser definida como “un aspecto dinámico e intrínseco de la humanidad mediante la cual
las personas buscan el significado último, propósito y trascendencia; y las relaciones vivenciales consigo mismo,
con la familia, con los otros, la comunidad, la sociedad, naturaleza y lo significante o sagrado (Puchalski, 2014).
Diversas investigaciones indican que la mayoría de los pacientes están interesados en poder hablar con sus
médicos de sus creencias. A medida que los pacientes se acercan al final de su vida su interés por aspectos
espirituales o religiosos puede aumentar (Lo, 2002). Para muchos pacientes la fe es importante en estados
de salud y estados de enfermedad. La fe les proporciona significado a sus vidas, le otorga confort cuando
atraviesan problemas y continúa presentes en ellos, incluso cuando otros recursos se han agotado (Fosarelli,
2008). El momento mismo de vivir de manera aguda la COVID-19 significa una serie de retos mayores para los
pacientes y sus familias (procesos inflamatorios, trastornos de la coagulación, hipoxemia, ansiedad, depresión,
duelo, melancolía, disminución en los ingresos económicos, aumento de los gastos monetarios, etc.) Más
aún los pacientes que presentan secuelas crónicas significativas derivadas de COVID-19 también tienen retos
significativos a su ser, en sus dimensiones biológica, psicológica, social y espiritual.
Conclusiones:
Ninguna teoría explica totalmente al ser humano. En ciencias de la salud hemos evolucionado desde enfoques
limitados y reduccionistas (biomédico), pasando posteriormente por enfoques más amplios (bio-psico-social). El
ser humano, por lo tanto, los pacientes tienen cuatro dimensiones que consideramos fundamentes: biológica,
psicológica, social y espiritual. El enfoque que llamamos bio-psico-social-espiritual es actualmente el enfoque
más amplio del ser humano y proponemos que sea enseñado a los estudiantes de todas las carreras de ciencias
de la salud y sea usado ampliamente por los profesionales de la salud para atender a los pacientes. Creemos que
la pandemia por COVID-19 nos ha mostrado una vez más, la importancia de usar un enfoque holístico, como el
enfoque bio-psico-social-espiritual, al atender a los pacientes y sus familias.
Referencias:
Domingo, P., Mur, I., Pomar, V., Corominas, H., Casademont, J., & de Benito, N. (2020). The four horsemen of a
viral Apocalypse: The pathogenesis of SARS-CoV-2 infection (COVID-19). EBioMedicine, 58, 102887. https://doi.
org/10.1016/j.ebiom.2020.102887
Engel, G. L. (1977). The Need for a New Medical Model: A Challenge for Biomedicine. Science, 196(4286), 129-
135.
Fosarelli, P. (2008). Medicine, Spirituality, and Patient Care. Journal of the American Medical Association, 300(7),
836–838.
Lo, B., Ruston, D., Kates, L. W., Arnold, R. M., Cohen, C. B., Faber-Langendoen, K., . . . Tulsky, J. A. (2002). Discussing
Religious and Spiritual Issues at the End of Life. Journal of the American Medical Association, 6(287), 749–754.
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Mueller, P. S., Plevak, D. J., & T.A.R. (2001). Religious involvement, Spirituality, and Medicine: Implications for
Clinical Practice. Mayo Clinic Proceedings, 76:1225-1235.
Puchalski, C. M., Hull, S. K., & Reller, N. (2014). Improving the spiritual dimension of whole person care: reaching
national and international consensus. J Palliat Med, 17(6), 642–656. https://doi.org/10.1089/jpm.2014.94276
The World Health Organization Quality of Life assessment (WHOQOL): position paper from the world Health
Organization. (1995). Soc Sci Med, 41(10), 1403–1409. https://doi.org/10.1016/0277-9536(95)00112-K
Taller psicoeducativo cognitivo conductual sobre la ansiedad e higiene del sueño en adultos.
Lic. José Alfonso Vasconcelos Yáñez y Dr. José Alfredo Contreras Valdez.
Facultad de Psicología UNAM.
Descriptores: Taller psicoeducativo, Ansiedad, Higiene del sueño, Tratamiento cognitivo-conductual.
La ansiedad es un malestar que genera aversión hacia eventos futuros, se caracteriza por sensaciones físicas
desagradables y síntomas cognitivos que no permiten la funcionalidad del individuo en su vida cotidiana debido
a la constante sensación de intranquilidad. Puede traer repercusiones como depresión, buso de sustancias,
trastornos de la conducta alimentaria, alteraciones cardiovasculares, respiratorias y en el sueño (Barlow et
al., 2015). Para el sueño, existe un conjunto de conductas y recomendaciones ambientales para mejorar la
calidad del sueño de una forma eficaz (Buela-Casal y Sierra, 2001). No descansar adecuadamente repercute de
forma negativa como en el ámbito económico, escolar, laboral y salud. La intervención más eficaz se basa en
el modelo cognitivo conductual a través de la psicoeducación (Barlow et al., 2015; Buela-Casal y Sierra, 2011).
La psicoeducación es el proceso enseñanza-aprendizaje orientado a generar cambios cognitivos conductuales
(Wieman et al., 2020). El problema qué representa la ansiedad y problemas de sueño ha sido motivo de atención
en la salud debido a su elevada prevalencia, las consecuencias en relación en ansiedad e higiene del sueño, a su
vez, la higiene del sueño aún se mantiene como simple información sin motivar al cambio cognitivo y conductual
y con intervenciones escasas.
El propósito de esta investigación fue evaluar la eficacia de un taller psicoeducativo grupal, con enfoque cognitivo
conductual con base en el protocolo transdiagnóstico de Barlow et al., (2015) y en las recomendaciones de
Buela-Casal y Sierra (2001), para disminuir la ansiedad y mejorar la higiene del sueño en un grupo de mujeres
adultas.
Por medio de un muestreo intencional no probabilístico, participaron siete mujeres (edad M = 41.14, DE = 6.38,
Mín: 32 Máx. 51) madres de niños que asistían a una escuela primaria de la Ciudad de México, quienes firmaron
un consentimiento informado. Se utilizó un diseño cuasi experimental de tipo pre/post con un solo grupo y con
seguimiento a un mes. Durante febrero y marzo de 2020, se realizaron cinco sesiones grupales presenciales, en
las que se usaron diferentes técnicas cognitivo-conductuales. La medición cuantitativa se efectuó en cada una
de las sesiones, al inicio y al término del taller, y un mes después. Para medir la ansiedad se usaron los factores
“Respuestas fisiológicas” (? = .89) y “Respuestas cognitivas” (? = .92) del Inventario Mexicano de Ansiedad
Depresión e Ideación Suicida (IMADIS-A) (? =0.96), así como el Inventario de Ansiedad de Beck (BAI; ? = .84). La
higiene del sueño se midió con dos ítems de la escala de Atenas de insomnio (? = 0.90) en combinación con un
ítem del Índice de calidad de sueño de Pittsburgh (?=0.77) (Pittsburgh/Atenas) y, por otro lado, por medio del
factor “Calidad de Sueño” (? = .0.78) de la Prueba Mexicana de Sueño (PMS). La medición cualitativa se llevó a
cabo al finalizar el protocolo mediante preguntas abiertas dirigidas a conocer la eficacia del taller de acuerdo
con la percepción de las participantes. Para añadir evidencia acerca de la fidelidad al tratamiento, una psicóloga
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evaluó, de forma independiente, el desempeño del facilitador del taller (conocimientos y habilidades = 90%;
elementos paralingüísticos = 94%) en cada sesión.
De acuerdo con los criterios de Cardiel (1994), en la comparación pre/post de forma individual, 5 participantes
presentaron un cambio clínico objetivo, mientras que 2 lo mostraron en la medición pre/seguimiento. En cuanto
a la comparación grupal, hubo diferencias estadísticamente significativas entre las mediciones pre/post en las
mediciones de ansiedad (escala BAI, z = -2.366, p < 0.05) y calidad de sueño (Pittsburgh/Atenas, z = -2.375, p < 0.05;
PMS, z = -2.207, p < 0.05); asimismo, se observó significancia estadística en las comparaciones pre/seguimiento
de las puntuaciones totales de las escalas de ansiedad (IMADIS-A, z = -2.201, p < 0.05; BAI, z =-2.197, p < 0.05) y
calidad de sueño (PMS, z = -2.207, p < 0.05). En las preguntas abiertas, todas las participantes manifestaron que
el taller les había servido para disminuir la ansiedad y mejorar la calidad de sueño. El procedimiento consistió en
definir los lineamientos éticos, solicitar la autorización por parte de las autoridades escolares donde se efectúo
el taller, se realizó la convocatoria a participantes, se realizó el taller con técnicas cognitivo conductuales y se
efectúo un seguimiento tras un mes por llamada telefónica.
Es eficaz el abordaje de la ansiedad por medio de técnicas transdiagnósticas dirigidas a la regulación emocional
(análisis funcional de la conducta, reevaluación cognitiva, eliminación de mitos sobre la ansiedad, consciencia
emocional y relajación). Al mismo tiempo, las recomendaciones conductuales, en primer lugar, así como las
recomendaciones ambientales, en segundo, constituyen una alternativa adecuada para mejorar higiene del
sueño, a través de técnicas del paradigma cognitivo conductual (análisis funcional de la conducta, reevaluación
cognitiva, modificación de ambiente, automonitoreo y autoregistro).
Análisis factorial confirmatorio del Trait Metal-Mood Scale (TMMS-24) en adolescentes mexicanos.
Dra. Rosalia Vázquez Arévalo*, Lic. Viridiana Cigales Valencia**, Dra. Xochitl López Aguilar*, Dr. Luis Alberto
Regalado Ruíz* y Dr. Juan Manuel Mancilla Díaz*.
*UNAM FES Iztacala, **Empresa académica.
Descriptores: TMMS-24, Inteligencia emocional, Adolescentes, Análisis Factorial Confirmatorio, Emociones.
Salovery y Mayer (1990) son pioneros en el desarrollo del concepto de inteligencia emocional, con su teoría
de la habilidad. Para ellos, las personas desarrollamos diversas habilidades que nos permiten reaccionar
ante situaciones o pensamientos que generan una emoción, al conjunto de todas éstas le llaman inteligencia
emocional.
Este constructo brindará un nuevo marco para concebir la adaptación social y emocional, debido a que la
inteligencia emocional juega un papel esencial en el establecimiento, mantenimiento y calidad de las relaciones
interpersonales. Es decir
las personas emocionalmente inteligentes no sólo son más hábiles para percibir, comprender y manejar sus
propias emociones, sino también para extrapolar sus habilidades de percepción, comprensión y manejo a las
emociones de los demás.
Posteriormente, Salovey, Mayer, Goldman, Turvey y Palfai en 1995, desarrollaron uno de los primeros
instrumentos para la valoración de las emociones, el Train Meta-Mood Scale (TMMS), el cual evalúa los aspectos
intrapersonales de la inteligencia emocional, en concreto la habilidades para atender, comprender y reparar los
propios estados emocionales.
En 2007 Fernandez-Berrocal y Extremera, retomaron el instrumento de Salovery et al. (1995), reduciéndolo a
24 ítems. Proponen el TMMS-24 (? total = .85), donde se mantienen los 3 factores originales y cada uno de ellos
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quedó compuesto por 8 ítems. Los factores son los siguientes:
- Atención emocional (alfa = .60) Soy capaz de atender los sentimientos de forma adecuada.
- Claridad emocional (alfa = .70). Comprendo bien mis estados emocionales.
- Reparación emocional (alfa = .83) Soy capaz de regular los estados emocionales de forma adecuada.
La opciones de respuesta fueron escala tipo Likert las cuales iban desde totalmente en desacuerdo a totalmente
de acuerdo, su puntuación mínima era de 24 y la puntuación máxima de 120, proponen una calificación de
acuerdo al sexo.
Por lo anterior el presente trabajo tuvo como objetivo conocer las propiedades psicométricas del TMMS-24 y
probar su estructura factorial a través del Análisis Factorial Confirmatorio (AFC) en adolescentes mexicanos.
La muestra fue de tipo no probabilístico, participaron 423 estudiantes (219 varones; X = 13.3, DE = 1 y 204
mujeres; X = 13.2, DE = 0.9) pertenecientes a la zona metropolitana de la Ciudad de México.
Instrumento:
TMMS 24 (Training Meta-Mood Scale, versión española de Fernández-berrocal, Extremera y Ramos, 2004), su
objetivo fue conseguir un índice que evaluará el conocimiento que tiene cada persona de sus propios estados
emocionales, es decir, obtener una estimación personal sobre los aspectos reflexivos de nuestra experiencia
emocional, sus opciones de respuesta son iguales al instrumento original.
Procedimiento
Se estableció contacto con las autoridades de la escuelas secundarias y preparatorias para solicitar su
colaboración en el proyecto. Posteriormente se presentó a la investigadora con los profesores, con el fin de que
acordaran horarios y grupos, se eligió trabajar con los grupos A, B y C de los tres grados con un horario de 7:00
am a 10:00 am.
Análisis de datos:
Primeramente, se hizo una comparación entre hombres y mujeres del total y los factores del TMMS 24, utilizando
la t de Student para muestras independientes. Las mujeres presentaron puntuaciones significativamente
mayores (X = 79.2, DE = 1.5) que los hombres (X = 75.4, DE = 1.6, t= 1.67, p < .05). Posteriormente se realizaron
los análisis exploratorios en hombres y mujeres, no obstante, las estructuras factoriales fueron iguales para
hombres y mujeres, por ello se presentan los datos en conjunto.
Análisis de confiabilidad
Para la confiabilidad se utilizó el Alpha de Cronbach, obteniéndose un coeficiente de .91, lo cual indica un
adecuado grado de consistencia interna para el TMMS 24. También se correlacionó ítem-total, encontrándose
que sólo un ítem mostró un coeficiente de correlación bajo (r= 0.27, sin embargo, se decidió mantenerlo ya que
en caso de ser eliminado el alfa no incrementaría significativamente), 15 ítems tuvieron una correlación entre
.50 y .60, y finalmente 8 ítems correlacionaron con un alfa mayor a .60.
Análisis de validez de constructo
El índice de medida de adecuación de la muestra KMO (Kaiser, Meyer y Olkin) fue de .91 mientras que en la
prueba de esfericidad de Bartlett se obtuvo ?2 = 2447.12, gl = 276, p < 0.001, por tanto los datos muestran ser
óptimos para el análisis factorial. El Análisis Factorial Confirmatorio confirmó la estructura de tres factores;
atención (? = .84), Claridad (? = .84) y reparación (? = .85), los estadísticos de bondad de ajuste fueron adecuados:
CMIN 1.94, GFI .911, CFI .945. RMSEA .074
Conclusiones; el instrumento tuvo una excelente consistencia interna (? = .91) y su validez fue evaluada a través
del análisis factorial confirmatorio, que confirmó la estructura española propuesta por Fernández-Berrocal,
Extremera y Ramos, (2004). Por lo que se considera al TMMS-24 un instrumento útil para medir inteligencia
emocional en adolescentes (PAPIIT- IN306721).
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Estrés en adultos medios en la pandemia del COVID-19 en Ciudad Juárez, Chih.
Dra. Nadia Vega Villanueva, Dra. Lilia Susana Carmona García y Dr. Jesús Humberto Burciaga Robles.
UACJ.
Descriptores: Adultos, Estrés mental, Salud mental , Psicología Social, Pandemia.
Antecedentes
Han pasado casi ya dos años desde que el gobierno de China notificara en diciembre del 2019 a la Organización
Mundial de la Salud (OMS) sobre brote del Coronavirus [COVID-19] (Centers for Disease Control and Prevention
[CDC], 2020). En la Declaración de emergencia de Salud Pública de importancia Internacional efectuada por la
OMS en enero del 2020 (OMS, 2020a) informa de la urgencia sanitaria internacional por atender, no obstante,
en aquel momento, sin importar la nacionalidad, nivel económico, religión, sexo o edad, podía prospectar el
impacto económico, social, fisiológico y psicológico que causaría en las personas el contagio de este virus.
Derivado de las muertes y la saturación de los sistemas de salud la OMS (2020b), sugiere implementar medidas
de aislamiento social, no obstante, Barrucho (2020) menciona que una parte de la población menor a 50 años de
edad permaneció activa y en algunos casos omitiendo las medidas de preventivas, el autor refiere que, dichos
comportamientos se derivaron de creencias como contar con mejor estado inmunológico, considerar que eran
de bajo riesgo a las afectaciones severas del COVID -19 o bajo riesgo de muerte. Sin embargo, al continuar la
pandemia los casos en presentaron, como lo fue en Inglaterra, Estados Unidos (Barrucho, 2020; Centers for
Disease Control and Prevention [CDC], 2020) y América Latina (Fantin, Brenes-Camacho y Barboza-Solis,2021).
En México, en el año 2020, la edad promedio de la población entre 30 y 59 años que se contagiaron por COVID
se encuentra en 46 años, y más de la cuarta parte de los casos, son varones, según lo reportaron Suárez, Suarez
Quezada, Oros y Ronquillo, (2020).
La evidencia sobre los patrones de contagio del COVID-19, las repercusiones sociales, económicas y educativas
incrementan aún más la incertidumbre y los niveles de estrés en la población que se ve confinada en sus hogares
(Palomino- Oré y Huarcaya-Victoria, 2020). Estudios sobre la salud mental de la población mexicana, da cuenta de
que el 40% de la población ha experimentado angustia psicológica y estrés postraumático (González, Martínez,
Hernández- González y De la Roca, 2020), siendo las mujeres quienes han presentado mayores índices de estrés
durante la pandemia, reportando falta de sueño, tristeza y ansiedad (Barraza 2020). Según Datos del Gobierno
del Estado, en el 2021, Cuidad Juárez ocupa el primer lugar a causa del COVID-19 en defunciones a nivel estatal.
Ante estos datos, Chávez y Sánchez (2021), puntualizan la vulnerabilidad y necesidad que requiere la población
juarense en materia de salud mental, y considerando que el 29% de la población en Cd. Juarez son adultos entre
30 a 49 años de edad (INEGI, 2020).
En este contexto, el objetivo del estudio es explorar en los adultos medios de Cuidad Juárez, Chih. entre 30 a
49 años los niveles de estrés ante el COVID-19 y comparar los niveles de estrés por sexo. Método. Investigación
cuantitativa, no experimental, de campo y transeccional. Participaron voluntariamente y bajo su consentimiento
506 adultos hombres y mujeres entre 30 a 49 años de edad los cuales habitaban en Cuidad Juárez Chihuahua,
al momento del estudio, incluyendo todas las variables socioeconómicas de la población. Variable. Estrés,
refiriéndose a las respuestas orgánicas y cognitivas experimentadas por las personas al percibir excesivas las
demandas ambientales, en el presente estudio la vivencia de la pandemia de COVID- 19. Se observo a través de
las respuestas individuales emitidas por escrito en el instrumento aplicado. Instrumento, Escala de estrés ante
el COVID-19 de Taylor, Landry, Paluszek, Fergus, McKay y Asmundson (2020). Escala tipo Likert, con 5 opciones
de respuesta, que va desde nunca hasta Casi siempre, consta de 36 reactivos en 5 escalas. Análisis se utilizó
estadísticas descriptivas para observar la distribución de frecuencia expresadas en porcentajes y medidas de
tendencia central de la variables estrés ante el COVID-19 y la prueba t de Student para comparar el estrés entre
los grupos de hombres y mujeres. Resultados: El 67% de la población son mujeres y 33% hombres; la edad la
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media es de 35 años y 40 años con mayor recurrencia; respecto al estado civil, el 72% son casados, el 18%,
solteros; el 36% cuenta con escolaridad a nivel licenciatura, 19% maestría y solo el 5% primaria; el 65% de la
población trabaja en alguna empresa y 11% realiza actividad profesional independiente; 53% tiene entre 2 a 3
niños, 64% católicos y el 75% reportan tener mucha fe en Dios.
En relación a la variable de estudio, el 44% de los adultos de Cuidad Juárez entre 30 a 49 años de edad, presenta
leves niveles de estrés ante la posibilidad del contagio por el COVID-19, el 10% no reporta estar nada estresado,
lo cual les permite las posibilidad de tomar decisiones y medidas adecuadas en pro de su salud y de su familia, el
resultado es relevante dado que, esta población tuvo que continuar con actividades como salir al trabajo, acudir
a los supermercado, farmacias para sus hogares y el de sus familiares, entre otras, de tal forma que estuvieron
con mayor exposición al contagio. Por otra parte, el 33% reporta estar moderadamente estresada, no obstante
en estos niveles es común que se presenten síntomas orgánicos que tienden a repercutir negativamente en la
salud de la personas (Moscoso, 1998; Sierra, Ortega y Zubeidat, 2003). Por último, el 13% presenta altos niveles
de estrés ante el contagiarse por el COVID-19, manifestando estar angustiada, triste, con insomnio y con altas
manifestaciones síntomas orgánicos y constantes. Respecto a la comparación de los niveles de estrés tomando
en cuenta el sexo, se encontró que la población femenina se encuentra mayormente estresada (M=2.51, SD=.85,
n=339) en comparación de sus pares masculinos (M=2.44, SD=.86, n=167) como lo indica la prueba t de Student,
t(504)=.872, p=.03, d=0.08, los resultados del estudio son similares a lo reportado en el 2020 por Palomino- Oré
y Huarcaya-Victoria. Conclusión. En Cuidad Juárez 4 de cada 10 personas manejan adecuadamente su estrés
ante la posibilidad de contagiarse por COVID-19, sin embargo 1 de cada 10 requiere recurrir y contar con apoyo
médico o psicológico para controlar la angustia, el miedo, la tristeza y los síntomas orgánicos derivados del
estrés que le provoca contagiarse.
Referencias
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Investigación Psicoanalítica.
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Taylor, S., Landry, C., Paluszek, M., Fergus, T., Mckay, D. y Asmundson, G. (2020). Development and initial validation
of the COVID Stress Scales. Journal of Anxiety Disorders.72. doi:10.1016/j.janxdis.2020.102232
Tratamiento cognitivo conductual en niña con TDAH y sus padres: Estudio de caso.
Mtra. Olga Viridiana Villalobos Cabello y Dr. Juan Quiñones Soto.
Universidad Autónoma de Cuidad Juárez.
Descriptores: Tratatamiento, Niños, TDAH, Padres, Cognitivo-Conductual.
Descripción del problema
El Trastorno por Déficit de Atención (TDA) con hiperactividad (TDAH), es uno de los trastornos del neurodesarrollo
más prevalente en la población infantojuvenil (Fernández et al, 2018) a nivel mundial se estima que el 5,29% de
la población infantil es diagnosticado con TDAH (De la Peña, Palacios & Barragán, 2010). En el caso de México,
de cada 100 niños de edad escolar, se estima que al menos de 3 a 5 niños son diagnosticados (Vásquez et al.,
2010).
Dentro de las características principales que se describe en el Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos
Mentales (DSM-V) es la dificultad en el proceso de atención, además de altos niveles de hiperactividad e
impulsividad (APA, 2014) Asimismo, se ha identificado que el niño presenta dificultad principalmente en el
control inhibitorio, lo que afecta directamente a las funciones ejecutivas (Barkley, 1997) implicando que el niño
cuente con baja capacidad para retardar un impulso e involucra que manifiesta la habilidad insuficiente para
retardar los impulsos agresivos, autocontrolarse y eso lo lleva a manifestar conductas desadaptativas y poco
planeadas (Sattler & Hoge, 2014).
Por otra parte, si los padres toman en cuenta la serie de síntomas ya mencionados y se involucran en el
tratamiento cognitivo conductual, los resultados muestran ser eficaces en los cambios que los niños con TDAH
manifiestan (Presentación, Siegenthaler, Jara & Miranda, 2010; Nieves, 2015, Ramírez, 2015). Por lo tanto,
al ver el alcance de las intervenciones cognitivo conductual en niños con TDAH, el presente proyecto tiene
como objetivo describir el tratamiento cognitivo conductual de una niña de 8 años con TDAH con predominio
desatento y sus padres. Para ello se empleo un diseño experimental de estudio de caso A-B-A.
Identificación del paciente:
Una niña de 8 años que cursa 3º de primaria. Convive con sus padres, hermana de 4 años y hermano de 1 año.
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El ambiente familiar estable, los miembros de la familia mantienen una relación buena.
La niña es dirigida a consulta debido a bajo rendimiento académico, además, meses anteriores había recibido
el diagnostico de TDAH con predominio desatento de parte de un Médico Neurólogo, sin embargo, los padres
optaron por no medicarla y optar por un tratamiento psicológico.
Evaluación del caso:
La evaluación del caso se realizó mediante entrevistas a los padres, a la niña y la profesora. Asimismo, la
evaluación de la atención, memoria y funciones ejecutivas en la niña mediante la prueba neuropsicológica
NEUROPSI: Atención y memoria (Ostrosky-Solís, Gómez, Matute, Artilla & Pineda, 2019).
Entrevista semiestructurada con los padres: los padres mencionan que en el hogar existen reglas, limites,
hábitos, aunque en ocasiones no son estables, sin embargo, la niña muestra resistencia a seguirlos, por lo que
los padres en ocasiones han creído que es rebeldía. Por otra parte, los padres consideran que la niña lleva una
dieta equilibrada y no presenta alteraciones en el sueño.
La niña es considerada por sus padres como alegre, cariñosa, aunque rebelde y despistada. Presenta un
rendimiento académico bajo, se distrae fácilmente en casa y en la escuela, se niega continuamente en realizar
tareas que requieran esfuerzo, aunque le gusta ir a la escuela por jugar con otros niños, pero reniega de las
tareas o actividades. Comúnmente tarda mucho tiempo en realizarlas y necesita ayuda, aunque entienda las
instrucciones de lo contrario la tarea se queda inconclusas. La niña tiene un grupo de amigos dentro y fuera de
la escuela, sus pasatiempos favoritos son los video juegos e ir al parque a jugar con sus amigos, pero en diversos
momentos se han dado cuenta que la niña ha recibido burlas de sus compañeros de clase.
Entrevista semiestructurada con la profesora: durante la entrevista la profesora comenta que la niña se distrae
ante cualquier estimulo, incluso en momentos parece que no escucha. Además, tarda mucho en terminar las
actividades dentro de la clase, aunque la actividad le guste o comprenda las instrucciones, por consiguiente,
la mayoría de los días la niña tiene que terminar las actividades en casa. Asimismo, la maestra comenta que el
lugar de trabajo de la niña siempre esta desorganizado y todos los días pierde sus útiles escolares (lápiz, pluma,
borrado, sacapuntas). También comenta que es una buena niña, cariñosa y que le gusta tener amigos, platica
mucho con sus compañeros, la mayor parte del tiempo es obediente y que casi nunca se levanta de su asiento.
Entrevista con la niña: Durante la entrevista se mostraba abierta y cooperativa. Además, fue posible observar
que la niña se frustra por no poder ir al ritmo de sus compañeros y comento que ella cree que a su “cerebro le
pasa algo”.
Prueba Neuropsi: Atención y Memoria 3era Edición (Ostrosky-Solís, Gómez, Matute, Artilla & Pineda, 2019).
Permite conocer el estado de la atención, memoria y funciones ejecutivas, es aplicable en las edades de 6 años a
85 años, con una duración de 80 a 90 minutos. Los datos naturales de esta prueba se convierten a puntuaciones
escolarizadas con una media de 100 y desviación estándar de 15. La prueba permite conocer los parámetros de
normalización y obtener el nivel de alteración de las funciones cognitivas que se clasifican en: 1) normal alto, 2)
normal, 3) leve a moderado y 4) severo.
Recursos empleados en la solución:
Se llevo a cabo una intervención cognitivo conductual en la que se dio tratamiento a la niña y también a los
padres. Los objetivos planteados para las sesiones fueron los siguientes: 1) Proporcionar información sobre el
padecimiento, 2) Fomentar el proceso de atención y memoria, 4) Aprender a utilizar las auto instrucciones, 5)
Aprender técnicas de resolución de problemas, 6) Establecer hábitos de organización y planificación.
El tratamiento en la niña fue llevado a cabo en un total de 12 sesiones, impartidas de manera semanal, con una
duración de 50 minutos. Tales objetivos expuestos fueron alcanzados mediante ejercicios de respiración, la
técnica de la tortuga, la técnica de Auto instrucciones de Meichenbaum, solución de problemas por medio del
método IDEAL, así como una serie de actividades como: simón dice, memórama, bingo, laberintos, contar un
cuento y aplaudir ante cierta palabra, sopa de letras, encuentra la diferencia en fotos, juego del ahorcado y la
técnica de la torre.
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El tratamiento de los padres fue llevado a cabo con un total de 8 sesiones, impartido igualmente de forma
señalan con una duración de 50 minutos.
Sesión 1. Psicoeducación: Durante la primera sesión se explicó a los padres información básica del TDAH, como
los síntomas que se presentan, si como la aplicación del tratamiento.
Sesión 2. Psicoeducación sobre los principios básicos que se llevarían a cabo en casa, resaltando la importancia
de tener estructura tanto en reglas y rutinas, así como la importancia la importancia de estimular de forma
concreta y retroalimentar frecuentemente. Los padres se llevaron como tarea establecer un horario, darle una
lista diaria de actividades, trabajar con alarmas y dar todos los días un mensaje positivo a su hija.
Sesión 3. Conocer los principios básicos de modificación de conducta. Durante esta sesión los padres aprendieron
a utilizar el reforzamiento positivo, condiciones positivas, así como disminuir los comportamientos inadecuados
mediante tiempo fuera y extinción.
Sesión 4. Economía de fichas, en esta sesión los padres aprendieron a desarrollar una economía de fichas,
primeramente, se les explico la forma de realizarla, mediante elegir un reforzador de apoyo, identificar las
conductas y diseñar la economía de fichas para aplicarla con su hija.
Sesión 5. Entrenamiento de auto instrucciones. La sesión fue un taller práctico de Autoinstrucciones de
Meichenbaum. En esta sesión los padres aprendieron a guiar a su hija mediante la modificación del dialogo
interno, por lo cual, primero se les dio información en lo que consiste las auto instrucciones y después estimulo
a que ellos lo aplicaron en situaciones de la vida diaria con la niña.
Sesión 6. Entrenamiento en solución de problemas mediante el método IDEAR, los padres aprendieron a guiar a
sus hijos para planificar, organizar, guiar y evaluar su comportamiento para alcanzar metas. Se insto a los padres
que lo pusieran en practica en situaciones cotidianas e hipotéticas.
Sesión 7. Entrenamiento en Técnicas de respiración, los padres de la paciente aprendieron diferentes técnicas
de relajación para ayudarle a su hija a controlar los impulsos, desarrollar la atención y concentración. Por lo cual,
se les explico y aplico 7 diferentes técnicas que después aplicarían con su hija.
Sesión 8. Retroalimentación. En la última sesión se les brindo a los padres algunas recomendaciones finales y
algunos juegos prácticos para realizar en casa.
Resultados Alcanzados
A lo largo de las semanas, especialmente a partir de la tercera sesión se empezaron a notar resultados debido a la
gran colaboración por parte de los padres y la paciente. Después, a partir de la cuarta semana en el tratamiento,
los padres aplicaron una economía de fichas y se observó que el rendimiento académico de la niña mejoró ya
que disminuyeron las tareas que llevaban inconclusas a casa, asimismo, aumentaron las conductas deseadas
como hacer la tarea en un limite de tiempo, ordenar su cama y lavarse los dientes.
Respecto a la evaluación posterior al tratamiento mediante la prueba Neuropsi, se encontró que la niña aumento
la puntuación en atención y funciones ejecutivas (pretest = 74, post test 89) lo que indica que paso de una
alteración severa a un estado normal. Asimismo, en atención y memoria (Pretest= 83, Post Test= 90) paso de
una alteración leve a un estado normal. Respecto a memoria, inicialmente estaba en normal y continuo en ese
mismo estado (Pretest= 89, Post Test= 94) aunque se conserva en el mismo el mismo nivel las puntaciones
T aumentaron. Los resultados mostraron que cuando los padres se involucran en el tratamiento cognitivo
conducta es efectivo, puesto que la paciente mostro mejoría en los procesos cognitivos y una mayor adaptación
en los diferentes ambientes.
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Significado del trabajo. Visión de universitarios.
Dra. Rocio Zariñana Herrejón.
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Descriptores: Significado del Trabajo, Universitarios.
La noción del trabajo ha sido abordada desde diversas posiciones, la sociológica, la profesional y la religiosa,
inclusive, desde antes de la Revolución Industrial, el trabajo era concebido como algo torturante o como una
mercancía; posteriormente, vino la Revolución Industrial y, con ello, la invención de la máquina de vapor lo cual
marcó un corte histórico en el desarrollo de la industria en que el trabajo tuvo una posición de mayor valor en la
sociedad, ya que formó parte de los grandes avances industriales y tecnológicos dando las bases de lo que hoy
en día disponemos (Da Rosa, Chalfin, Baasch y Soares, 2011). A pesar de que el trabajo ha sido crucial para el
desarrollo de las sociedades, hoy en día está pasando por tiempos difíciles como resultado de las condiciones de
precariedad, inestabilidad y desvalorización, derivado de las difíciles y angustiantes condiciones laborales que
pueden llegan a ser determinantes y de alto riesgo para la salud mental de las personas, ya que pueden llegar
a generar profundas heridas físicas y psicológicas como secuelas de la desigualdad social cada vez más abismal
(Roche Cárcel, 2013). Todo lo anterior ha provocado el debilitamiento del propio sentido del trabajo, objetivo
a conocer en la presente investigación. Desde la perspectiva de algunos autores, el trabajo se define como
una actividad humana que transforma el entorno y permite concretar objetivos, facilitar la subsistencia y la
conservación de la vida (Ardila, 1972); se considera como una actividad social, compleja y dinámica que permite
el empleo de condiciones de naturaleza humana como la moral (Blanch Rivas, 2003).
Sentido y significado del Trabajo.
Los significados y sentidos del trabajo han sido investigados más sistemáticamente por psicólogos a partir de
los años 70’ (Da Rosa et al., 2011), y desde entonces se han hecho diversos abordajes al respecto. Garabito
(2009) considera que el significado del trabajo es subjetivo e incluye tanto valores y emociones como juicios
y razonamientos desarrollados por las personas acerca de su interpretación de la realidad (Garabito, 2009).
Asimismo, se considera que en esta construcción del significado del trabajo también se integran creencias,
actitudes y expectativas que conforman una realidad social con impacto individual y grupal (Ruiz-Quintanilla y
Claes, 2000). Por lo tanto, el significado del trabajo se asume como un concepto multidimensional integrado por
diversas variables (Borges, Tamayo y Alves-Filho, 2005), que se va construyendo desde la socialización para el
trabajo y, posteriormente, por la socialización en el trabajo (Pérez, 2013); es decir, los significados son conceptos
construidos socialmente y los sentidos son una construcción personal que depende de los significados colectivos
(Da Rosa et al., 2011). Por ello, un trabajo que no posee sentido dirigido hacia el mundo es frustrante, mientras
que resulta satisfactorio cuando la labor trasciende socialmente (Martínez y Jaimes-Osma, 2012).
En otra aproximación, Morin, Tonelli y Pliopas (2007) integraron el sentido del trabajo en 3 dimensiones:
la individual, la organizacional y la social, incluyendo en la primera dimensión aspectos personales como la
satisfacción, independencia, supervivencia, crecimiento e identidad; en la segunda, el trabajo permite la
inserción en un círculo de trabajo con sus relaciones interpersonales correspondientes; y en la tercera, el sentido
del trabajo se encuentra por el valor que éste ofrece a la sociedad. Afín a lo anterior, Ruiz-Quintanilla y Claes
(2000) consideran que los motivos que tienen las personas para trabajar son el prestigio, la satisfacción y las
metas de trabajo, haciendo referencia al valor de los incentivos, ya sean extrínsecos como el factor económico
y la estabilidad, o intrínsecos como la autonomía y aplicación de potencial, conocimientos y habilidades.
Asimismo, Mortimer y Lorence (1979) abordan que los valores extrínsecos del trabajo son prioritarios cuando las
personas dependen de la independencia económica y los valores intrínsecos son más relevantes para quienes
tienen cubiertas sus necesidades materiales. Entonces, cuando el trabajo permite cubrir las necesidades
económicas primordialmente, se realzan el reconocimiento social, la satisfacción por el trabajo desempeñado
Memorias del Congreso Mexicano de Psicología
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y la idea de ser productivo. Hay evidencia que muestra que para los jóvenes universitarios, el significado del
trabajo es una construcción social-representacional formada por las experiencias del individuo en su contexto
socioeconómico, cultural y su contacto con el mundo del trabajo, con valor instrumental para mejorar sus vidas
además del valor de autonomía individual, independencia, autosuficiencia y responsabilidad propia (Pereira,
2012).
El trabajo en México.
Como panorama general se aborda la situación actual sobre el trabajo. La Encuesta Nacional de Ocupación y
Empleo (ENOE) comparó los primeros trimestres del 2021 y del 2020 hallando que en 2021 hubo una disminución
de 1.6 millones de la población económicamente activa (PEA), 2.1 millones menos de personas ocupadas y
924 mil personas menos ocupadas en micro negocios; la población subocupada aumentó en 2.7 millones y la
desocupación aumentó de 3.4% a 4.4%, sumando 2.4 millones de desempleados. La desvalorización del rol
humanitario, social e individual del trabajo, reemplazado por vínculos efímeros, clandestinos y eventuales
(Roche Cárcel, 2013) así como las condiciones de precariedad económica, pueden llegar a provocar que la
personas generen incertidumbre y se vea afectado el significado del trabajo y su sentido (da Rosa et al., 2011).
Lo anteriormente expuesto da origen al presente estudio que tiene como objetivo identificar las ideas sobre el
significado de Trabajo que tienen los estudiantes universitarios del área de la salud mental.
Método
Se utilizó la técnica de redes semánticas naturales para investigar las palabras asociadas al concepto de significado
de Trabajo (Hinojosa, 2008; Reyes-Lagunes 1993; Valdez, 1996).
Participantes. Se empleó una muestra no probabilística intencional con participantes voluntarios, conformada
por 147 estudiantes del área de la salud mental de los cuales n=73 son mujeres (49.7%) y n=74 son hombres
(50.3%), con un promedio de 20.76 años (DE= 1.91). El único criterio de inclusión para participar fue la disposición
para llenar el formato de redes semánticas. Como criterio de exclusión se contempló la negativa a contestar el
formulario.
Instrumento. Se utilizó un formato diseñado para las redes semánticas que incluía una ficha de identificación
con datos sociodemográficos (edad, semestre, sexo), con instrucciones y la palabra estímulo Trabajo en la parte
superior.
Procedimiento. Antes de iniciar el estudio se obtuvo el consentimiento informado de los participantes (APA,
2016). La recolección de los datos se realizó con los estudiantes en forma individual y grupal con una duración
aproximada a los 10 minutos. Las instrucciones que se dieron a los participantes que aceptaron participar fueron:
1) escribir 10 palabras con las que podrían definir o relacionar la palabra estímulo; y 2) ordenar las palabras
escritas en orden de importancia; es decir, que debían poner un 10 a la palabra que definiera más el concepto y
así sucesivamente hasta poner 1 a la que menos lo definiera.
Análisis de los datos. Los datos de la red semántica se procesaron en una hoja de cálculo de Excel, obteniendo
los siguientes elementos: el valor J, total de palabras definitorias (riqueza semántica); el valor M, peso semántico
de cada palabra definitoria; conjunto SAM, elección de las palabras con mayor peso semántico; y el valor
FMG, porcentaje que indica la distancia semántica de cada concepto respecto al concepto principal de la red)
(Hinojosa, 2008; Valdez, 1996).
Resultados. Los resultados de la investigación mostraron un valor J de 288 palabras definitorias hacia el concepto
de Trabajo. El conjunto SAM se conformó de 11 palabras definitorias, con el mayor peso semántico constituido
a partir del punto de quiebre (Reyes-Lagunes, 1993). El núcleo central de la red semántica fue: Responsabilidad
(M=530, FMG=100); Esfuerzo (M=399, FMG=75); Dedicación (M=284, FMG=54); Dinero (M=260, FMG=49);
Compromiso (M=207, FMG=39), Bienestar (M=201, FMG=38); Economía (M=152, FMG=29); Comodidad (M=119,
FMG=22); Tiempo (M=119, FMG=22); Seguridad (M=119, FMG=22); Estabilidad (M=107, FMG=20).
Discusión y Conclusiones. Cabe destacar que los resultados obtenidos esencialmente hacen referencia a dos
aspectos; el primero, a los valores o condiciones solicitadas para el ejercicio del trabajo como es el caso de la
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responsabilidad, esfuerzo, dedicación, compromiso y tiempo; y el segundo, haciendo alusión a los beneficios
derivados del trabajo, como por ejemplo, dinero, bienestar, economía, comodidad, seguridad y estabilidad.
Esto es equivalente a lo mencionado por algunos autores (Mortimer y Lorence, 1979; Ruiz-Quintanilla y Claes,
2000) que hacen mención de la presencia de aspectos intrínsecos y extrínsecos en la significación y sentido del
trabajo. En los años recientes el poder adquisitivo ha disminuido, en general no hay prestaciones laborales, los
jóvenes perciben sueldos menores que los adultos; existe un deterioro de las condiciones de trabajo en casos
de tiempo parcial, el empleo se ofrece sin contratos de trabajo y como un empleo temporal, y los estudios no
son garantía para acceder a trabajos de mejor calidad. Estas condiciones que prevalecen actualmente no son
afines a la concepción que los participantes del estudio muestran ya que prevalece la concepción del significado
del trabajo como: dinero, bienestar, economía, comodidad, seguridad y estabilidad, condiciones muy alejadas
de la realidad actual en el mundo del trabajo y con las que se enfrentarán los universitarios en su transitar al
campo profesional. Para concluir, se puede apreciar que el estudio puede ser un aporte al ámbito escolar ya
que ofrece elementos que deben ser reflexionados y analizados en el contexto universitario para fortalecer las
competencias y expectativas de los estudiantes, y forma parte de las evidencias para futuras investigaciones al
respecto.
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Hábitos y conductas de consumo en estudiantes universitarios.
Dra. Rocio Zariñana Herrejón y Karina Ruiz García.
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Descriptores: Hábitos de consumo, Conductas de consumo , Universitarios , Alfabetización económica.
El mundo económico en el que se encuentran las y los jóvenes es complejo y llamativo a la vez, porque la
sociedad económica desarrolla día a día nuevas estrategias de mercado (Porter 2012), al incluir nuevas formas,
como los medios digitales, (Flavián y Guinalíu, 2006), que los atrapan para ser parte de una cultura consumista
que difícilmente pueden escapar de ella (Alonso, 2005). Y aunque el tipo y cantidad de gasto en general de los
jóvenes en México no es suficientemente alto como lo muestran los datos de la última encuesta Intercensal
2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), es una realidad que las conductas de consumo
pueden presentarse con poco presupuesto (CONDUSEF, 2019), ya que el 35.9% de los jóvenes en México
cuentan con un gasto de entre 1 y 2 salarios mínimos, que obtienen principalmente de sus padres o de algún
empleo (CONDUSEF, 2019). Dichos gastos pueden clasificarse, según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gasto
de los Hogares desarrollada por el INEGI en 2014, en alimentos, bebidas y tabaco, lo que representa el 34.1%
de su presupuesto, en transporte (18.8%), en servicios educativos (14%) y en gastos diversos (33.1%). Además,
hay que considerar que regularmente el 54% de los jóvenes en México realizan compras que se salen de su
presupuesto (PROFECO, 2017).
Para Herrera, Estrada y Denegri (2011) los hábitos y conductas de consumo se caracterizan por las habilidades
físicas, mentales y emocionales experimentadas al momento de seleccionar o adquirir cualquier producto o
servicio que satisfaga necesidades y deseos, y tanto los hábitos como las conductas del consumidor se asocian
a diferentes tomas de decisiones y actitudes, como por ejemplo decidir comprar o ahorrar, sobre qué consumir
y sobre el uso que les darán a sus bienes de consumo.
Sin embargo, la formación de este tipo de conductas en el ser humano requiere tanto de experiencia en el
mundo económico, como de información que pueda ser útil, no sólo para la toma de decisiones económicas
que deban hacer, sino por las implicaciones simbólicas que el acto del consumo conlleva y que se relaciona
con la construcción de la identidad (Denegri, Sepúlveda y Godoy, 2011), por ello los procesos de alfabetización
económica formales y sistemáticos resultan una estrategia educativa pertinente (Diez-Martínez, 2009).
En el caso de los jóvenes universitarios, las diferencias en experiencias y acceso a la información sobre el mundo
económico, pueden ser discrepantes por las formas en que su contexto les presenta la realidad económica
(Herrera, Estrada y Denegri, 2011), lo que impacta en sus conductas de consumo.
Es así que diferentes investigaciones han indagado las formas en que las y los jóvenes consumen incluyendo
algunas características psicológicas asociadas al acto de consumir. Los resultados de los estudios muestran a
una juventud que tiene experiencias en las prácticas de consumo conforme desarrollan su carrera universitaria,
y aun cuando existe disparidad en los ingresos que reciben, las categorías en las que mayormente consumen es
en rubros como alimentación, transporte y materiales de estudio (López et al., 2014; Barros, Denegri y Salazar,
2019), vestimenta, tecnología, salidas con amigos, alcohol y fiestas (Barros, Denegri y Salazar, 2019; Montoya
2007); y el menor gasto se centra en telefonía fija, actividades de cultura y arte y deporte (López et al., 2014;
Barros, Denegri y Salazar, 2019).
En relación a las características psicológicas asociadas al consumo, que se presenta desde la etapa adolescente
(Barros, Denegri y Salazar, 2019), los estudios muestran que las y los estudiantes manifiestan un consumo
que cumple con una función personal (Montoya, 2007) generando sentimientos positivos vinculados al éxito,
y negativos vinculados al fracaso, por lo que las sensaciones que produzcan las prácticas de consumo serán
importantes al generar emociones asociadas a significados al momento de comprar (Barros, Denegri y Salazar,
2019).
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Pero los escenarios sociales en que se encuentran, como las instituciones escolares en las que estudian (López
et al., 2014) o los contextos poblacionales en los que viven (rural o urbano), no son los únicos que proveen
información y experiencia para realizar prácticas de consumo, ya que estos adolescentes poseen acceso digital
provisto por la escuela y fundamentalmente por sus equipos celulares que adquieren a través de sus padres,
lo cual deja abierta la puerta a la influencia que tiene internet o la publicidad en la compra (Barros, Denegri y
Salazar, 2019). Esta inserción al mundo digital, va afectando también las conductas de consumo de las personas,
ya que al tener mayor experiencia en compras en línea las y los jóvenes adhieren nueva información que
incorporan a sus experiencias de compra como lo es la confianza a los sitios de comercio, así como los historiales
de comentarios que presenten, la calidad del servicio posterior a la transacción en línea, la seguridad percibida
y la utilidad generada en el uso de dicha plataforma (Linero y Botero, 2019).
Este tipo de experiencias son las que van estructurando los hábitos y conductas de consumo que luego tendrán
que ir utilizando y transformando según la forma en que se inserten al mundo económico de manera activa, en
los contextos en los que viven día a día y que pueden tener afectaciones tanto personales como sociales.
Por lo anterior es que se desarrolla un estudio que buscó conocer los hábitos de consumo que presentan
estudiantes de diferentes carreras de la DES de la Salud de una universidad pública del estado de Michoacán.
Método
Para llegar al objetivo planteado se diseñó un estudio no experimental de tipo transversal, descriptivo. Los
participantes de este estudio fueron N= 594 estudiantes adscritos a carreras del área de la salud de una
universidad pública del estado de Michoacán, de las carreras de Quimicofarmacología (n= 149), Odontología
(n= 150), Ciencias médicas y biológicas (n= 148) y Psicología (n= 147). Se empleó un muestreo no probabilístico
por conveniencia con estudiantes voluntarios, de los cuales n=306 son mujeres (51.5%) y n=288 son hombres
(48.5%) y la edad de promedio de los participantes fue de 20.34 años (DE= 1.99).
El instrumento utilizado para la recolección de datos fue la escala de Hábitos y Conductas de Consumo (HCC)
(Denegri et al, 1999) (validada en población Mexicana por Zariñana, 2018; ?= .77), la cual evalúa conductas de
consumo en relación con el precio, calidad, uso de los productos y planificación de las compras. Este instrumento
se compone de 12 ítems (Zariñana, 2018), con cuatro opciones de respuestas tipo likert que oscilan entre (1)
Nunca y (4) Siempre. Hay antecedentes de AFC de la escala (Zariñana, 2018; GFI = 0.91, RMSEA = 0.52, otros
índices de ajuste sobre 0.90). Dicho instrumento fue administrado de manera grupal pero fue respondido
individualmente por cada estudiante, quien debía dar su consentimiento informado incluido en el formato del
instrumento.
Resultados
Los resultados muestran que la subescala con la media escalar más alta fue el precio del producto (M=3.03,
DE=.63), seguido por la planificación de la compra (M=2.87, DE=.65), la calidad del producto (M=2.80, DE=.56) y
con la puntuación más baja, el uso responsable del producto (M=2.20, DE=.67).
Discusión y conclusiones
La vida económica requiere de experiencia e información para poder adentrarse en ella de manera eficaz y las y
los estudiantes universitarios de este estudio muestran conductas que son el reflejo de esa experiencia y manejo
de información ya que al mostrar medias altas en la subescala de precio del producto denotan habilidades de
orden más reflexivo como lo muestra la identificación del valor monetario, reflejada en el precio, que hacen de
los productos a la hora de desarrollar sus prácticas de consumo, lo cual coincide con lo propuesto por Herrera,
Estrada, y Denegri (2011) con los estudiantes chilenos que presentan medias altas en este tipo de conductas y
que, a su juicio, estas conductas están más asociadas al comportamiento de consumo reflexivo que al consumo
impulsivo.
La conducta que obtuvo las medias seguidas del precio del producto es la referida a la planificación de la compra,
habilidad sustancial para el manejo de los recursos económicos en los estudiantes, y aunque su ingreso pueda
ser modesto (CONDUSEF, 2019) y provengan de diferentes contextos sociales y económicos (Barros, Denegri y
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Salazar, 2019), será importante al momento en que éstas y estos estudiantes se enfrenten de manera activa
al mundo económico laboral que esperan al terminar sus carreras. Sin embargo es importante mencionar que
se requerirán más estudios que den cuenta de la forma en que planean su gasto, ya que estos resultados no
permiten saber las categorías explicitas que pueden hacer a la hora del manejo de los recursos en donde los
tipos de consumo a los que les dan prioridad pueden estar asociados a aspectos más simbólicos (Barros, Denegri
y Salazar, 2019), lo cual corresponde las puntuaciones más bajas que resultaron en este estudio como lo es el
manejo responsable del producto.
Finalmente es necesario seguir conociendo los componentes de la conducta económica en estudiante
universitarios, como lo son los hábitos y las conductas de consumo, sobre todo porque el mercado que aprovecha
las condiciones sociales y de confinamiento que padece actualmente la sociedad, les provoca mayor exposición
al comercio en línea, y se requerirán de programas educativos para la formación del ciudadano económico a
través de procesos sistemáticos como los brinda la alfabetización económica.
Referencias
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Decisiones económicas y rendimiento escolar en universitarios.
Dra. Rocio Zariñana Herrejón.
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Descriptores: Toma de decisiones, Rendimiento escolar, Psicología económica.
La toma de decisiones esta presente minuto a minuto cuando se tienen diferentes alternativas, ante estas
exigencias, demandas o situaciones que ameritan una decisión, las personas optan por tomar un rumbo o
ruta de acción y las actuaciones que realizan para afrontar dichas circunstancias conllevan a optar por decidir
reflexivamente con suficiente información, precipitarse a decidir, no hacer nada esperando otra opción, o
esperar lo más posible para hacerlo, pero sea cual sea la acción siempre habrá una elección (Janis & Mann,
1976). En este mismo sentido, hay evidencia que demuestra la asociación existente entre el nivel educativo y la
toma de decisiones que involucrará a aspectos financieros, por lo tanto, el nivel de rendimiento escolar puede
ser un indicador que determine las elecciones presentes y futuras con consecuencias en los diferentes aspectos
de la vida, entre ello, el bienestar material (Garay, 2015, Lusardi 2008, Raccanelo & Herrera, 2014). Por ejemplo,
hay evidencia que el promedio académico alto se asocia con la toma de decisiones no riesgosas, lo que implica
beneficios a largo plazo e incide en acciones y decisiones acertadas, por lo tanto, a mayor rendimiento escolar
se esperarian patrones de decisión más pertinentes (Obando, Caro, Jiménez, Álvarez y Posada, 2019). Desde la
perspectiva de la psicología económica, la toma de decisiones de las personas como consumidores es vital para
mantener un estado de bienestar optimo (Garay,