Historia de maíz, el grano de oro (Por Orlando Caiza)

El maíz, el grano de oro *

Por Orlando Caiza
El maíz es conocido como el grano de oro en las comunidades indígenas y campesinas de la
región de la Sierra del Ecuador. Este cereal es importante para la alimentación y la
medicina, pues ayuda a enfrentar crisis como la de la reciente pandemia causada por el
covid-19.
Durante el mes de septiembre, el cielo de la cordillera de los Andes en el Ecuador luce un
poco nuboso y circula viento suave. Con el transcurso de los días el clima se torna templado
y muy agradable, y sobre el suelo empiezan a caer las primeras lluvias.
En este tiempo, las comunidades originarias kichwas de la región andina celebran el Kulla
Raymi - Killa Raymi, que marca el calendario agrofestivo en el que se agradece y venera a
la madre tierra, se prepara el suelo y la siembra del maíz.
La fiesta es una celebración femenina representada en la mujer, porque es ella quien entrega
la vida al universo; y en la Pachamama (Madre Tierra), a través de los alimentos, nos recrea
la vida del runa, el hombre, por eso desde los tiempos milenarios septiembre es considerado
el mes de la fertilidad.
Ceremonia de la época de siembra, provincia de Chimborazo. Foto: Orlando Caiza.
Olga Carlosama es la guardiana de las semillas ancestrales, quien se encarga de preservar las
formas milenarias de almacenamiento de las semillas de varios productos, entre ellas la del
maíz. Ella vive en San Clemente, una comunidad que pertenece al pueblo kichwa karanki de
la provincia de Imbabura, norte de Ecuador. Rosa Rochina Bayas, conocida como la
chacarera, es decir, la persona que sabe cultivar la tierra con prácticas propias, pertenece al
pueblo kichwa waranka de la provincia de Bolívar, situada en el centro de la región andina
del país. Estas dos mujeres coinciden en varios aspectos fundamentales sobre la importancia
de maíz.
Las semillas y la producción de maíz

Olga y Rosa recalcan que para los pueblos originarios el maíz es considerado como el “grano
de oro”. Las chacareras mencionan que hasta la actualidad mantienen más de diez variedades
de semillas de maíz, entre ellas el maíz blanco, el amarillo, el negro y el rojo. Estas solo son
algunas de las 25 variedades que existen en el país, según la clasificación oficial realizada en
el 2005 por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), lo que sitúa
a Ecuador como el tercer país regional con más diversidad del cultivo. Estudios realizados
en el 2021 por el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap) señalan que 17
de las 25 variedades pertenecen a la región de la Sierra.
El maíz amarillo duro es uno de los productos agrícolas más importantes de la economía
nacional. Constituye la principal materia prima para la elaboración de alimentos
concentrados (balanceados) destinados a la industria animal; especialmente, a la avicultura
comercial, que es una de las actividades más dinámicas del sector agropecuario.
En la Sierra del Ecuador el cultivo de maíz suave es uno de los más importantes debido a la
cantidad de hectáreas sembradas y al papel que cumple en la seguridad y soberanía
alimentaria, al ser un componente básico de la dieta de la población rural.
La ficha sectorial sobre el cultivo de maíz realizada en el 2021 por la subgerencia de análisis
de productos y servicios de la Corporación Financiera Nacional (CFN), señala que en el 2019
había 36 empresas que se dedicaban al cultivo de maíz, la mayoría estaban situadas en la
provincia de Guayas (el 50 %).
Para el 2020, en Ecuador había 355.913 hectáreas sembradas de maíz, lo que representó una
producción de 1.358.626 toneladas métricas.
Alimentos a base de maíz
Son muchos los alimentos que se pueden preparar con el maíz: mote, machica, tortillas,
champús, coladas, tostados, humitas, chiwilis, entre otros; además, la famosa bebida
milenaria: la chicha de maíz. Existen muchas otras formas de preparar los alimentos con este
grano de oro, según el recetario El despertar gastronómico del maíz, publicado en 2016 por
el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), donde se recogen las recetas
de al menos 75 platos tradicionales que se preparan en Ecuador en distintos momentos del
año y por diversos motivos.
En el recetario también se menciona que el maíz es el eje principal de las actividades sociales,
económicas, políticas, organizativas y culturales de los pueblos ecuatorianos. Olga
Carlosama dice que con el maíz se pueden celebrar las principales fiestas ancestrales y
religiosas como la pedida de mano para el matrimonio, las mingas comunitarias y las
asambleas, hasta en las movilizaciones sociales está presente el maíz.
Con celebraciones como el Pawkar Raymi - Sisay Pacha (que se lleva a cabo en marzo), llega
el tiempo del florecimiento. A esta fiesta también se la conoce como el nuevo año andino.
En el caso del pueblo Waranka de la provincia de Bolívar, tierra conocida como la de los
“eternos carnavales”, los propios habitantes y los turistas degustan los platos típicos y

tradicionales preparados a base de maíz y los acompañan con otros productos como la papa
y la carne del cuy, el borrego o el chancho.
Pampa mesa (comida comunitaria) en el pueblo Salasaka, provincia de Tungurahua. Foto:
Orlando Caiza.
El Inti Raymi es otra de las fiestas en donde este cereal está muy presente. Se trata de una
celebración en agradecimiento al tayta inti, el padre sol, por darnos la protección y ayudarnos
a madurar los granos; se realizan baños rituales, bailes y danzas de veneración, ofrendas
rituales y de purificación y renovación de energías, por eso el mes de junio es conocido como
el hatun puncha, el máximo de la alegría y de encuentro en la comunidad.
El maíz está muy ligado a los principales acontecimientos de los pueblos y sobrepasa el
interés económico, siempre prevalece la tradición ancestral y la identidad cultural, así lo
menciona Ney Rodríguez, quien pertenece a la Asociación de Campesinos en Desarrollo del
cantón Urdaneta de la provincia de Los Ríos; además, es productor de maíz híbrido; es decir,
se dedica al cultivo para comercializar el cereal en las agroindustrias del mercado local y
nacional; allí, se fabrican derivados como el balanceado que sirve para la crianza y engorde
de las aves y los cerdos. Luis Alberto Baca, de la Facultad de Economía de la Pontificia
Universidad Católica del Ecuador (PUCE), en 2016, realizó una investigación sobre la
producción del maíz amarillo en el país y de cómo esta cadena de agronegocios influye en la
soberanía alimentaria de las comunidades y pueblos.

A pesar de trabajar en la producción de maíz híbrido, Ney no deja pasar por alto la
importancia que tienen las semillas criollas como las llaman los montubios, y recuerda con
nostalgia que anteriormente en estos territorios se sembraba la variedad conocida como maíz
fanesca. Era bonito ver en una misma mazorca granos de distintos colores. En la Sierra se
denomina maíz murungo (de colores), pero hace 17 años se dejó de sembrar porque no era
rentable económicamente, y lo sustituyeron por las semillas híbridas adquiridas en casas
comerciales como Emblema, Gladiator, Pioneer entre otras. Según los registros de la
Asociación de Proveedores de Semillas (Ecuasem), en el Ecuador al menos existen 27
variedades de semillas híbridas de alto rendimiento.
Feria de semillas ancestrales, Quito, 2017. Foto: Orlando Caiza.
Cabe señalar que las comunidades indígenas y campesinas procuran cultivar el maíz
ancestralmente, esto consiste en el uso de herramientas propias como el azadón y el arado
con yuntas que suavizan el suelo al mezclarlo con el abono o estiércol seco del ganado
vacuno, porcino y ovino, y el de especies menores como cuyes y conejos.
La preparación del suelo es fundamental para garantizar el cultivo del maíz; por esta razón,
las chakras o sementeras son cuidadas con mucho afán por parte de las familias.
Estas prácticas ancestrales están reseñadas en Colección Curiñan, una investigación
realizada en 1988 por José Echeverría y Cristina Muñoz. En el documento se afirma que el
maíz es un regalo de los dioses, esta sería una de las razones por las cuales las comunidades
originarias siguen conservando celosamente las semillas utilizando diferentes formas de
almacenamiento, según las enseñanzas de los ancestros.
Sandra Mercado, médica naturópata y nutricionista de la ciudad de Guayaquil que trabaja
con las comunidades campesinas e indígenas, dice que el maíz es un grano de oro porque es
el cereal más conocido y valorado en la alimentación y la medicina para los pueblos
originarios. Señala que las variedades de maíz amarillo, negro y rojo son las más conocidas
en los sectores rurales, pues contienen carbohidratos, minerales y vitaminas A, B y E, que
sobre todo están presentes en el choclo tierno. Por ejemplo, la chicha de maíz negro es buena
para controlar la presión arterial y la diabetes, dice Rosa Rochina.

Por su parte, Olga Carlosama afirma que según la sabiduría oral los ancestros de los pueblos
del norte de Ecuador consumían maíz para ser fuertes y sanos; además, aprovechaban la
riqueza culinaria para preparar comidas de dulce y de sal a partir del mismo producto. Olga
también recuerda que en las comunidades originarias no existían las enfermedades que hoy
afectan a la población especialmente del campo; por esta razón, la sabiduría ancestral sigue
desapareciendo y las nuevas generaciones ya no la reconocen.
Cementera de maíz, cultivo familiar. Foto: Orlando Caiza.
Medicina a base de maíz
Las chacareras dicen que algunas recetas con maíz tienen propiedades medicinales para la
salud. Estos conocimientos y sabidurías ancestrales que todavía se practican sirven para
aliviar las dolencias y las enfermedades que afectan a la población, como sucedió con la
pandemia causada por la covid-19 que también afectó a las comunidades indígenas. Rosa
Rochina asegura que el choclo rallado o el pelo del choclo preparado en infusión y tomando
en forma de té es una de las medicinas naturales que ayudan a quitar la fiebre que provoca el
coronavirus.
Además, los pueblos originarios también usan el maíz para curar algunos síntomas o
afectaciones leves. Algunos de estos usos medicinales se mencionan en la revista Botanical
y en Mejor Con Salud.
La caña, el kutul (hoja), la tuza y el mismo grano son medicinales: se deben cocinar juntos
hasta que el agua se tiña de morado y luego se puede tomar en forma de té durante 15 días.
Por su parte, el kutul y el pelo de choclo del maíz blanco sirven para aliviar los golpes, la
inflamación del hígado y de los riñones. El agua de choclo cocinado también sirve para evitar
la inflamación de estos órganos.
El grano del maíz seco guardado durante un año o más tiempo, junto con otras plantas
medicinales se utilizan para realizar baños ceremoniales ya sea en momentos especiales o
durante las fiestas ancestrales, dice la guardiana de las semillas, Olga Carlosama.

Además, con el maíz conocido como el morocho blanco se elabora la horchata, que contiene
vitaminas A y B, las cuales ayudan a evitar la desnutrición infantil. La naturópata y
nutricionista, Sandra Mercado, dice que los niños que por no alimentarse bien padecen de
anemia o las personas adultas que hacen dietas inadecuadas pueden superar sus problemas
de salud con el ácido fólico que contiene el maíz.
El maíz también tiene vitamina E que ayuda a mantener una piel suave; para evitar la
resequedad es recomendable consumir un choclo ya sea cocinado o asado una o dos veces a
la semana.
Por su parte, el choclo tierno molido sirve para hacer cataplasmas: se echa en la misma hoja
del maíz y se pone sobre los golpes y en los músculos que estén adoloridos.
Además, el maíz molido y mezclado con el pelo del choclo y envuelto en una hoja tierna se
puede poner a la altura de los ovarios para evitar los dolores y cólicos menstruales de la
mujer.
Estas son las recetas que conocen las tres entrevistadas: Olga Carlosama, Rosa Rochina y
Sandra Mercado; además, mencionan que la bebida hecha con maíz negro no solo refresca,
sino que también ayuda a controlar la diabetes. Esta enfermedad es la segunda causa de
muerte en mujeres y la tercera en hombres, según un estudio realizado entre 2016 y 2017 por
el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC); es decir, el 7.8 % de la población
ecuatoriana la padece. De ahí la importancia de los conocimientos y la sabiduría ancestrales
de nuestros pueblos que, sin duda, deben ser complementados con la ciencia y la medicina
occidental.
Cultivo familiar. Foto: Orlando Caiza.
Un canto al maíz

Antes de realizar una actividad o evento, nuestros pueblos originarios siempre hacen ritos de
agradecimiento al Pachakamak (Creador) y la Pachamama (Madre Tierra), mediante poesías,
canciones, danzas y otras expresiones propias que siguen presentes.
En esa misma línea, compartimos esta canción autóctona cantada por las niñas y los niños
del Centro Educativo Intercultural Bilingüe Remigio Romero y Cordero de la comunidad
indígena San José de Mayorazgo del cantón Guamote, en la provincia de Chimborazo.
No está registrada con exactitud la fecha en la cual se grabó esta canción en ritmo de
sanjuanito titulada Saraku (Maíz), que está acompañada con instrumentos como el rondador,
la guitarra y de complemento la melódica. Esta composición fue validada por la Dirección
de Educación Intercultural Bilingüe de Chimborazo (Dipeibch).
Los autores de la letra en kichwa son los yachay kamayuk (docentes) Manuela Bejarano,
Manuela Caizaguano y Antonio Tenesaca; Daniel Tenesaca y Estela Naula interpretaron la
canción. La traducción al español no está validada, pero se trata de abstraer el mensaje.
Kichwa
/Yurak sarita, puka sarita
llullu sarita sumakmi kanki/
/killu sarita, yana sarita,
kanmi tukuyman kawsayta kunki/
/pachakamaklla, allpamamalla
ñuka sarita pukuchikunki/
/yachana wasi apakushami
pukllana pacha mikukushami/
/allpamamita llakillamari
munchikunapish chinkarishkami/
/kuru, kuykapash mana tiyanchu
allpamamita unkurishkami/
/wawakunapish mañay churashun
apukunaman yura tarpuchun/
/ñukanchik allpa kawsay charichun
ama ashtawan wañichishunchi/
Español
/Maicito blanco, maicito rojo
maicito tierno, eres bonito/
/maicito amarillo, maicito negro
usted da vida para toditos/
/Nuestro Creador y madre tierra
estás criando mi maicito/
/a la escuela te lo llevaré
y en el recreo te lo comeré/
/La madre tierra está muy triste
los pajaritos se han perdido/
/ni los gusanos ya no existen
la madre tierra está enferma/
/Todos los niños también pidamos
que autoridades sembraran plantas/
/que nuestra tierra tenga más vida
y no permitan más la destrucción/
* Esta historia fue elaborada por Orlando Caiza en el marco del Curso de periodismo científico
Vientos Alisios, conocimiento colectivo, un proceso de formación que permitió un primer
acercamiento al periodismo científico para periodistas, comunicadores y comunicadoras de medios
locales en Ecuador, Colombia y Perú.
Vientos alisios es un proyecto de DW Akademie financiado por el Ministerio Federal de Cooperación
Económica y Desarrollo en el marco de la iniciativa “Transparencia y libertad de los medios de
comunicación – Resiliencia ante la crisis en la pandemia mundial”. Vientos Alisios se realiza con el
apoyo de la Alianza Ríos Voladores. Esta y las demás historias resultantes del proceso, se pueden leer
también en www.vientosalisios.net.