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Edicion 20 de junio 2022

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8 Lunes 20 de junio de 2022

Editorial

Diario

Co Latino

Los dos imposibles en El Salvador: que el pueblo

exija información y que Bukele la dé

Publicación de la Sociedad Cooperativa de Empleados de Diario

Co Latino de R. L.

Condominios Cuscatlán, sobre 23 Avenida Sur y 4a. Calle

Poniente, Nivel 3 # 313, San Salvador

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131 AÑOS INFORMÁNDOTE CON CREDIBILIDAD

Han pasado ya casi nueve meses

desde que el presidente

Nayib Bukele, en uno de

sus acostumbrados espacios nocturnos

“decidió” comprar Bitcoins con fondos

públicos. Hasta hoy, no se sabe si fue

producto de una estrategia previamente

planificada y si fue así, cuidadosamente

reservado, como un secreto de Estado,

o producto de una revelación, producto

de las fantasías que de la virtualidad

o del mundo alegórico.

Independientemente de cuáles hayan

sido las razones, el mandatario debería

tomarse un tiempo de seriedad e

informar al pueblo, a los inversores y

a los deudores de cuál es la situación

del Bitcoin en El Salvador y el mundo,

luego de su aparatoso desplome. A

la hora de escribir este editorial, el precio

del Bitcoin era de 19, 683.00 USD.

Si cada uno de los salvadoreños viera el

tema desde el puto de vista de los economistas

o financieros, las alarmas deberían

estar encendidas, lo mismo que

el Gobierno, si este fuera más serio y

responsable en el manejo de las inversiones

públicas, si tomamos la compra

del Bitcoin como una inversión.

El presidente Bukele compró los primeros

400 Bitcoin entre precios equivalentes

a los 37 mil y 47 mil dólares.

Hasta la fecha, el mandatario ha hecho

un aproximado de diez compras, por lo

que ha “invertido” más de 100 millones

de dólares, esto sin contar los 70 millones

que utilizó para regalarle a cada uno

de los salvadoreños 30 dólares, si bajaban

la aplicación de la billetera electrónica

conocida como Chivo Wallet. Es

decir, el presidente Bukele debería explicar

por qué y con tanta facilidad tiró 70

millones de dólares, la misma cantidad

de dinero que se necesita para construir

el Hospital Rosales, cuyo préstamo, por

cierto, quedó aprobado en el gobierno

del presidente Salvador Sánchez Cerén.

Pero lo que más está obligado a explicar

es cómo El Salvador va a mitigar

el impacto de la caída estrepitosa de los

2,301 Bitcoins “en poder” del Estado

salvadoreño, ahora que el precio de la

cripto moneda sigue en bajada.

El mandatario debe dar confianza a

los salvadoreños, en primer lugar, y luego

a los deudores, pues al parecer, la caída

en los precios del Bitcoin no es producto

de un estrategia del gurú que se

ha hecho archimillonario con el cripto

activo, ni de la volatilidad inherente al

mismo, sino producto de otros factores

como la inflación mundial, la política

monetaria más estricta en Estados Unidos

y el riesgo de la recesión económica.

Estos tres factores, en esencia, son los

que en realidad deben tener a la base la

preocupación de la caída del precio del

Bitcoin, pues de mantenerse este y no

volver alcanzar el máximo precio que

fue de 60 mil dólares por BTC, significaría

que El Salvador habría perdido

el 50% de su inversión. Y la retórica de

algunos funcionarios de gobierno y de

sus seguidores aplaudidores de que El

Salvador no ha perdido nada, porque

tampoco ha vendido nada, no es válida

para una nación que ha adoptado el

Bitcoin como moneda de curso legal.

Porque, incluso, necesita una explicación,

de qué sentido tiene tener el BTC

como moneda de curso legal, si no se

va a utilizar para el intercambio cotidiano,

y que solo es de comprarlo y tenerlo

“guardado”, para venderlo cuando

este alcance los precios superiores a

como se compraron.

Además, el presidente Bukele debería

explicar el porqué de las contradicciones

entre su discurso y los discursos

de sus funcionarios. Por ejemplo, el ministro

de Hacienda, Alejandro Zelaya,

se contradijo en una misma semana,

en declaraciones dadas en la televisión.

En la primera ocasión dijo que ante la

baja del precio del Bitcoin, El Salvador

no ha perdido porque no ha vendido

“ni un tan solo Bitcoin”, luego, cuando

le preguntaron cómo había obtenido

las ganancias para los cuatro millones

de dólares invertidos en el Chivo

Pets (Hospital veterinario), el ministro

Zelaya respondió que producto “de la

venta de algunas monedas”.

Bueno, ¿vendieron o no vendieron

monedas?

El ministro Zelaya no solo se contradice

así mismo, sino también al mismo

presidente. Por esta razón el presidente

Bukele debería dar una explicación, y es

que las arcas del Estado, si bien no deben

servir para la corrupción, tampoco

deben serlo para el despilfarro.

Todo lo anterior, por supuesto, debería

ser de preocupación para cada uno

de los salvadoreños, y a partir de allí

exigir al gobierno de turno explicaciones,

más transparencia, más responsabilidad.

Sin embargo, hoy por hoy, es pedirle

peras al olmo, pues nuestro pueblo

sigue boquiabierto por la retórica

del presidente Bukele.

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