¡Vaya lío con la escuela!
Un libro imprescindible para todos aquellos que quieran partirse de risa. Adaptado a lectura fácil. Judith y Johan hacen de superhéroes justicieros para ayudar a quien creen que más lo necesita, pero… ¡no hay forma! ¡Todo les sale al revés! Al empezar la escuela descubren que este curso les ha tocado de profesor el señor Amela, que tiene la fama mundial por cuatro razones, y ninguna de ellas es ser divertido. ¿Y cómo se puede hacer de justiciero con un profesor que parece un sargento? Judith y Johan encuentran la forma de conseguirlo y la van a liar tanto como cuando estaban de vacaciones. ¡No lo pueden evitar! Tercer título de la colección Los líos de Judith y Johan.
Un libro imprescindible para todos aquellos que quieran partirse de risa. Adaptado a lectura fácil.
Judith y Johan hacen de superhéroes justicieros para ayudar a quien creen que más lo necesita, pero… ¡no hay forma! ¡Todo les sale al revés!
Al empezar la escuela descubren que este curso les ha tocado de profesor el señor Amela, que tiene la fama mundial por cuatro razones, y ninguna de ellas es ser divertido.
¿Y cómo se puede hacer de justiciero con un profesor que parece un sargento? Judith y Johan encuentran la forma de conseguirlo y la van a liar tanto como cuando estaban de vacaciones. ¡No lo pueden evitar!
Tercer título de la colección Los líos de Judith y Johan.
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¡VAYA LÍO CON<br />
LA ESCUELA!<br />
Asociación Lectura Fácil
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EL SEÑOR AMELA<br />
Soy Judith Casals Grau, tengo ocho años<br />
y hoy empiezo el colegio.<br />
Estoy tan <strong>con</strong>tenta que no puedo dejar de dar saltos.<br />
¡Este año, Johan y yo iremos juntos a c<strong>la</strong>se!<br />
Mi madre se enteró de que en el grupo de Johan<br />
había una p<strong>la</strong>za libre y, como <strong>con</strong>oce a <strong>la</strong> directora<br />
porque es paciente suya en <strong>la</strong> <strong>con</strong>sulta de podología,<br />
le ha pedido que nos pongan juntos a Johan y a mí.<br />
Cuando nos lo dijo, nos pusimos a gritar de alegría.<br />
Gritamos tanto que se presentaron los bomberos<br />
en casa de Johan. Un vecino los había avisado<br />
de que debía estar pasando algo gordo.<br />
5
–Mamá –le digo de camino al cole–.<br />
Para darte <strong>la</strong>s gracias por lo que has hecho,<br />
te prometo que seré <strong>la</strong> alumna favorita de <strong>la</strong> profesora<br />
y que estarás muy orgullosa de mí.<br />
–No hace falta que seas <strong>la</strong> favorita de nadie. –Ríe–.<br />
¡Ya estoy orgullosa de ti! Quiero que te lo pases bien<br />
y que aprendas muchas cosas.<br />
Cuando llegamos al colegio, me despido de mi madre<br />
y corro hacia Johan, que lleva una máscara de búho.<br />
–¿Por qué llevas una máscara? –le pregunto<br />
mientras entramos en el cole a <strong>la</strong> carrera.<br />
–La he hecho para que parezca que soy un pájaro,<br />
así mis periquitos se sienten más…<br />
¡P<strong>la</strong>f! Johan se da de morros <strong>con</strong>tra una esquina.<br />
–Tendría que haber hecho más grandes los agujeros<br />
para los ojos –dice medio aturdido.<br />
Cuando llegamos a <strong>la</strong> escalera,<br />
nos en<strong>con</strong>tramos de frente <strong>con</strong> <strong>la</strong>s Tres Marías<br />
y me detengo.<br />
6
–¿Sabéis qué? –les digo–. ¡Este año no iré al grupo A<br />
<strong>con</strong> vosotras! ¡Iré al grupo B, y es una suerte!<br />
Los del grupo A siempre tienen los peores tutores<br />
y los del grupo B los mejores. –Les saco <strong>la</strong> lengua<br />
y salimos corriendo en busca de nuestra c<strong>la</strong>se.<br />
¡Me encanta <strong>la</strong> nueva au<strong>la</strong>! Está llena de niños y niñas<br />
que saltan por encima de <strong>la</strong>s mesas;<br />
una niña se pone una papelera en <strong>la</strong> cabeza<br />
y juega a ser un robot;<br />
un niño está esca<strong>la</strong>ndo por <strong>la</strong>s estanterías;<br />
a un niño nuevo, al que <strong>la</strong> ropa le va grande,<br />
le han robado el bocadillo y juegan <strong>con</strong> él a fútbol.<br />
Johan guarda su máscara para no tener más accidentes.<br />
Lanzamos nuestras mochi<strong>la</strong>s encima de dos mesas<br />
juntas para reservar<strong>la</strong>s y empezamos a bai<strong>la</strong>r hiphop.<br />
Es genial. ¡Cómo echaba de menos <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>!<br />
De pronto, aparece el señor Ame<strong>la</strong> por <strong>la</strong> puerta.<br />
–¡El señor Ame<strong>la</strong>! –nos avisamos unos a otros.<br />
Corremos a es<strong>con</strong>dernos detrás de nuestros pupitres,<br />
tan rápido como <strong>la</strong>s cucarachas de <strong>la</strong> cocina<br />
de casa de los abuelos cuando encendemos <strong>la</strong> luz.<br />
7
–¿Por qué lo l<strong>la</strong>máis señor Ame<strong>la</strong> y no por su nombre?<br />
–pregunta el niño nuevo de <strong>la</strong>s mangas <strong>la</strong>rgas.<br />
–¡Shhht! –le decimos todos.<br />
El señor Ame<strong>la</strong> nos hace l<strong>la</strong>marlo así.<br />
Su nombre es el secreto más bien guardado<br />
de <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> y nadie, jamás de los jamases,<br />
ha <strong>con</strong>seguido descubrirlo.<br />
¿Por qué viene a nuestra c<strong>la</strong>se el señor Ame<strong>la</strong>?<br />
En silencio absoluto, observamos cómo el señor Ame<strong>la</strong>,<br />
inmenso y <strong>con</strong> <strong>la</strong> corbata y <strong>la</strong> americana desaliñadas,<br />
arrastra los pies muy lento hacia su mesa.<br />
Lleva el maletín de piel viejo colgando de un dedo.<br />
Cuando por fin llega a <strong>la</strong> sil<strong>la</strong>, se sienta, bosteza,<br />
levanta el dedo, abre <strong>la</strong> boca y dice:<br />
–Niños…<br />
Un, dos tres…<br />
Toda <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se cuenta en silencio<br />
los segundos que tarda en decir <strong>la</strong> siguiente pa<strong>la</strong>bra.<br />
8
Siempre lo hacemos y después nos peleamos,<br />
porque nunca estamos de acuerdo en el tiempo<br />
que ha tardado.<br />
… seis, siete, ocho…<br />
Johan debe haber perdido <strong>la</strong> cuenta.<br />
Lo veo nervioso haciendo cálculos <strong>con</strong> los dedos.<br />
… nueve, diez…<br />
–¿Se encuentra bien, profesor? –le interrumpe<br />
el niño nuevo del jersey <strong>con</strong> mangas super<strong>la</strong>rgas,<br />
que no está al tanto de cómo hab<strong>la</strong> el señor Ame<strong>la</strong>.<br />
El señor Ame<strong>la</strong> arruga <strong>la</strong>s cejas a cámara lenta<br />
y pone ma<strong>la</strong> cara. El niño nuevo se encoge tanto<br />
que casi desaparece.<br />
–No… –grita el señor Ame<strong>la</strong>– me gustan…<br />
<strong>la</strong>s interrupciones… Este curso…<br />
seré… vuestro… tutor.<br />
–¡¿Qué?! –gritamos todos.<br />
9
–Debe ser un error –dice Gabrie<strong>la</strong>,<br />
que a lo mejor quiere que <strong>la</strong> ap<strong>la</strong>sten como a un mosquito.<br />
A mí se me ocurren muchas verdades que decir,<br />
pero me callo. Le he prometido a mi madre<br />
que este año sería <strong>la</strong> favorita de <strong>la</strong> profesora.<br />
–¿Algún… in<strong>con</strong>veniente? –El señor Ame<strong>la</strong><br />
hace un esfuerzo para abrir los ojos.<br />
Todos estamos des<strong>con</strong>so<strong>la</strong>dos. El señor Ame<strong>la</strong><br />
tiene ma<strong>la</strong> fama mundial por cuatro razones:<br />
Razón número 1:<br />
Es tan aburrido explicando que él mismo se duerme.<br />
Razón número 2:<br />
Quiere que lo trates de usted y te l<strong>la</strong>ma por el apellido.<br />
Razón número 3:<br />
¡Le gusta poner castigos pasados de moda!<br />
Razón número 4:<br />
Siempre tiene un alumno favorito<br />
al que rega<strong>la</strong> caramelos, aunque en el cole<br />
está prohibido, y otro alumno muy odiado<br />
que se pasa el curso castigado en el pasillo,<br />
aunque también esté prohibido.<br />
10
¿Cómo podemos tener tan ma<strong>la</strong> suerte?<br />
El señor Ame<strong>la</strong> empieza a pasar lista.<br />
–Babitas –dice.<br />
–No es Babitas –corrige el niño nuevo–, es Balitas.<br />
–Aquí… pone… Babitas. –El señor Ame<strong>la</strong><br />
lo mira <strong>con</strong> ojos amenazantes.<br />
–A veces se equivocan al escribirlo…<br />
Algunos intentamos disimu<strong>la</strong>r nuestras risas<br />
tapándonos <strong>la</strong> boca.<br />
–Babitas –insiste el señor Ame<strong>la</strong>.<br />
–Presente –suspira de nuevo, cabizbajo.<br />
–Casals –dice el señor Ame<strong>la</strong>.<br />
–Presente –respondo <strong>con</strong> voz de niña buena.<br />
11
Miro hacia <strong>la</strong> puerta. Una de <strong>la</strong>s Tres Marías, Virginia,<br />
me muestra un cartel por <strong>la</strong> ventana de <strong>la</strong> puerta.<br />
Me saca <strong>la</strong> lengua y desaparece. Oigo cómo se aleja,<br />
riendo como <strong>la</strong>s brujas malvadas de <strong>la</strong>s pelícu<strong>la</strong>s.<br />
Aprieto los puños de rabia.<br />
Nieves tiene buena fama mundial por cuatro razones:<br />
Razón número 1:<br />
Es tan divertida que explica <strong>la</strong> lección<br />
<strong>con</strong> una guitarra y cantando.<br />
Razón número 2:<br />
Deja que los alumnos le hagan bromas.<br />
Razón número 3:<br />
Jamás castiga. Dice que hab<strong>la</strong>ndo se entiende <strong>la</strong> gente.<br />
Razón número 4:<br />
Es amiga de los niños, tanto si se portan bien<br />
como si se portan mal.<br />
12
–Ríos –bosteza Ame<strong>la</strong>–. ¡Ríos! –vocifera.<br />
–Señor –Johan, que estaba distraído hab<strong>la</strong>ndo<br />
por telepatía <strong>con</strong> una hormiga roja, hace un saludo militar–,<br />
el estudiante Ríos, presente, señor.<br />
El señor Ame<strong>la</strong> sigue pasando lista.<br />
–¿Conoces <strong>la</strong> razón de <strong>la</strong> ma<strong>la</strong> fama mundial número 4<br />
del señor Ame<strong>la</strong>? –me pregunta Johan.<br />
–Ya lo creo, le gusta dar caramelos a su alumno favorito<br />
y castigar en el pasillo al que más odia.<br />
–Tenemos que <strong>con</strong>seguir ser los alumnos más odiados.<br />
En el pasillo nos lo podemos pasar muy bien<br />
y podemos ir a inspeccionar el cole.<br />
–Es que le he prometido a mi madre que este año<br />
seré <strong>la</strong> favorita de <strong>la</strong> profesora.<br />
–Pero este año no tenemos profesora,<br />
tenemos profesor.<br />
13
Tiene razón… Además, mi madre me ha dicho<br />
que le da igual que sea <strong>la</strong> favorita de <strong>la</strong> profesora,<br />
¡el<strong>la</strong> quiere que me lo pase bien y que aprenda<br />
muchas cosas! ¡Justo lo que propone Johan!<br />
Cuando el señor Ame<strong>la</strong> termina de pasar lista, dice:<br />
–Como es el primer día… –se rasca el sobaco<br />
como un mono–, saldréis a <strong>la</strong> pizarra… y explicaréis…<br />
o haréis… alguna cosa… que me interese. –Busca<br />
en su bolsillo y saca un puñado de caramelos<br />
que deja sobre <strong>la</strong> mesa–. Y esto será…<br />
para el que <strong>con</strong>siga… aburrirme menos.<br />
–Pero –protesta Babitas– en el horario pone<br />
que ahora toca Matemáticas. Además, en el colegio<br />
está prohibido repartir caramelos.<br />
El señor Ame<strong>la</strong> lo mira molesto:<br />
–Tú sal el primero… por hab<strong>la</strong>r.<br />
Babitas empieza a escribir cifras<br />
y a hacer dibujos raros en <strong>la</strong> pizarra.<br />
14
–Este es mi último experimento –dice al terminar–.<br />
Un amplificador intercomunicador espacial.<br />
–¿Un qué? –pregunta el único niño que está atento.<br />
El señor Ame<strong>la</strong> bosteza.<br />
–Es un invento hecho <strong>con</strong> agujas de ganchillo<br />
y papel de p<strong>la</strong>ta para aumentar <strong>la</strong> potencia<br />
de una antena de radio y poder comunicarnos<br />
<strong>con</strong> los extraterrestres.<br />
–¡Guaaaau! –exc<strong>la</strong>ma toda <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se,<br />
que de repente presta atención.<br />
–Se <strong>con</strong>struye poniendo…<br />
–Ya es suficiente –dice el señor Ame<strong>la</strong>–.<br />
El siguiente.<br />
Los siguientes en salir son los Tres Búfalos:<br />
Ramón, Damián y Alfredo. Son tan grandes<br />
que a su paso van derribando mesas y sil<strong>la</strong>s.<br />
Ya enfrente de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se, empieza a hab<strong>la</strong>r Ramón:<br />
15
–Este verano quería ir a Disney<strong>la</strong>ndia <strong>con</strong> mis padres,<br />
pero mi madre quería hacer un crucero. –Se rasca<br />
<strong>la</strong> cabeza como el abuelo cuando tiene caspa–.<br />
Mi padre me ha prometido que, si gana mucho dinero<br />
en <strong>la</strong> farmacia, iremos en Navidad. –Se vuelve a rascar.<br />
–Debe tener un brote de caspa como tu abuelo<br />
–susurra Johan.<br />
Al fondo de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se se oye un zzzzzz.<br />
Es Bejorrov, otro niño nuevo que viene de un país<br />
donde hace mucho frío. Se ha dormido y ronca<br />
al <strong>la</strong>do de Aziz. ¡Pobre Aziz, qué triste está!<br />
Se sentó al fondo para hacer nuevos amigos y hab<strong>la</strong>r,<br />
y resulta que le ha salido un amigo dormilón.<br />
–¡Tú, Bejorrov! –le grita el señor Ame<strong>la</strong> al dormilón,<br />
que se despierta de un salto y casi se cae de <strong>la</strong> sil<strong>la</strong>–.<br />
Deja de roncar, que pareces… un abejorro.<br />
Ramón sigue y, mientras tanto, Johan y yo<br />
decidimos que, cuando nos toque salir,<br />
tendremos que aburrir mucho al señor Ame<strong>la</strong><br />
para <strong>con</strong>seguir ser sus alumnos más odiados.<br />
16
Como no se nos ocurre cómo hacerlo,<br />
saco dos trozos de choco<strong>la</strong>te medio derretidos<br />
del bolsillo y nos los comemos. Gracias al choco<strong>la</strong>te,<br />
<strong>la</strong>s ideas empiezan a llegar: ¡zum!, ¡zum!, ¡zum!<br />
Antes de que Ramón termine su explicación,<br />
el señor Ame<strong>la</strong> lo interrumpe:<br />
–Siguiente –dice.<br />
Johan se pone <strong>la</strong> máscara de búho<br />
y los dos levantamos <strong>la</strong> mano, decididos.<br />
Nos cruzamos <strong>con</strong> los Tres Búfalos,<br />
que nos enseñan los puños.<br />
Enfrente de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se,<br />
Johan se agacha y pone boca de piñón.<br />
Yo me quedo de pie y hago un círculo <strong>con</strong> los brazos<br />
por encima de <strong>la</strong> cabeza.<br />
–Uhú… –hace Johan.<br />
Yo me quedo quieta y en silencio.<br />
–Uhú… –repite Johan al cabo de un buen rato.<br />
17
Yo sigo igual.<br />
La c<strong>la</strong>se nos observa sorprendida. El señor Ame<strong>la</strong>,<br />
que escuchaba a los compañeros <strong>con</strong> los ojos cerrados,<br />
ahora abre un ojo y nos mira.<br />
–Uhú… –repite Johan.<br />
–¿Se puede saber qué hacéis? –pregunta el señor Ame<strong>la</strong>.<br />
–Yo soy un búho –dice Johan– y el<strong>la</strong> no puede hab<strong>la</strong>r,<br />
es un árbol.<br />
Asiento <strong>con</strong> una sonrisa.<br />
–Venga, va… –Nos hace un gesto <strong>con</strong> el dedo<br />
para que nos sentemos y cierra los ojos.<br />
–Uhú… –Johan revolotea saltando alrededor<br />
del profesor–. Yo puedo volver a mi sitio,<br />
pero el<strong>la</strong> no se puede mover. Es un árbol.<br />
Hago como si quisiera moverme, pero no pudiera.<br />
El señor Ame<strong>la</strong> vuelve a abrir el ojo y levanta <strong>la</strong> voz:<br />
18
19
–Ya está bien… de hacer… el gamberro.<br />
–Pero es que, señor –insiste Johan saltando<br />
tan cerca de él que, <strong>con</strong> el viento,<br />
le pone de punta los 4 pelos que le quedan–,<br />
¡es muy difícil arrancar un árbol!<br />
¡P<strong>la</strong>f! Johan se estampa <strong>con</strong>tra <strong>la</strong> pizarra.<br />
–Deberías haber hecho los agujeros para los ojos<br />
más grandes –le recuerdo <strong>con</strong> <strong>la</strong> boca pequeña,<br />
porque los árboles no hab<strong>la</strong>n.<br />
Johan se queda medio aturdido<br />
y <strong>la</strong> pizarra se descuelga hasta que… ¡Patapún!<br />
Cae encima de <strong>la</strong> calva del señor Ame<strong>la</strong>.<br />
El silencio en <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se es total. Johan se queda b<strong>la</strong>nco:<br />
el profesor ha desaparecido debajo de <strong>la</strong> pizarra.<br />
A mí se me caen <strong>la</strong>s ramas, ya no soy un árbol.<br />
El señor Ame<strong>la</strong>, cubierto de polvo de tiza,<br />
nos mira como un gori<strong>la</strong> a punto de devorarnos.<br />
20
–¡A VUESTROS SITIOS! –grita, y se sacude el polvo<br />
de tiza de los 4 pelos–. Y antes de terminar <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se…<br />
tenéis que escribir… 100 veces en una hoja…:<br />
«No volveré… a hacer el gamberro… en c<strong>la</strong>se».<br />
Se gira y cuelga <strong>la</strong> pizarra <strong>con</strong> <strong>la</strong> fuerza de Hulk.<br />
Zzz, zzz, zzz, se oye de fondo.<br />
–Y tú, Bejorrov… ¡Despiértate!<br />
Johan y yo volvemos a nuestros asientos, cabizbajos.<br />
Nuestro p<strong>la</strong>n para aburrir al señor Ame<strong>la</strong><br />
y que nos expulsara de c<strong>la</strong>se no ha funcionado.<br />
Cuando nos sentamos, Johan c<strong>la</strong>va un lápiz en cada ojo<br />
de <strong>la</strong> máscara para hacer los agujeros más grandes.<br />
–Al menos no le ha salido un chichón –me susurra.<br />
–Debe tener <strong>la</strong> cabeza muy dura.<br />
Después, sacamos unas hojas de <strong>la</strong> carpeta<br />
y un par de bolígrafos.<br />
21
–¿Qué podemos hacer para no tener que escribir<br />
«No volveré a hacer el gamberro en c<strong>la</strong>se» 100 veces?<br />
–le pregunto.<br />
Nos re<strong>la</strong>memos los restos de choco<strong>la</strong>te de los dientes<br />
y… ¡zum!, una idea nos pasa por <strong>la</strong> cabeza a <strong>la</strong> vez.<br />
–¿Tienes más bolis? –le pregunto a Johan.<br />
No tenemos suficientes bolis<br />
y le preguntamos al señor Ame<strong>la</strong> si tiene más.<br />
Como está medio dormido escuchando los poemas<br />
de Hortensia, deja unos bolis encima de <strong>la</strong> mesa<br />
sin abrir los ojos.<br />
Zzz, zzz, zzz.<br />
Corremos hasta nuestro pupitre.<br />
En total hemos <strong>con</strong>seguido 6 bolis para cada uno.<br />
Los ponemos en fi<strong>la</strong>, uno al <strong>la</strong>do del otro,<br />
y los atamos <strong>con</strong> <strong>la</strong>s gomas que me saco del pelo.<br />
Después, ponemos <strong>la</strong>s puntas de los seis bolis<br />
encima del papel y escribimos.<br />
22
Así, en lugar de escribir una so<strong>la</strong> vez,<br />
escribimos 6 veces al mismo tiempo. Así:<br />
No volveré a hacer el gamberro en c<strong>la</strong>se.<br />
No volveré a hacer el gamberro en c<strong>la</strong>se.<br />
No volveré a hacer el gamberro en c<strong>la</strong>se.<br />
No volveré a hacer el gamberro en c<strong>la</strong>se.<br />
No volveré a hacer el gamberro en c<strong>la</strong>se.<br />
No volveré a hacer el gamberro en c<strong>la</strong>se.<br />
Johan, que es experto en cometer faltas de ortografía<br />
de <strong>la</strong>s que duelen a <strong>la</strong> vista, escribe 6 veces:<br />
No bolberé ha acer el gamverro hen k<strong>la</strong>se.<br />
No bolberé ha acer el gamverro hen k<strong>la</strong>se.<br />
No bolberé ha acer el gamverro hen k<strong>la</strong>se.<br />
No bolberé ha acer el gamverro hen k<strong>la</strong>se.<br />
No bolberé ha acer el gamverro hen k<strong>la</strong>se.<br />
No bolberé ha acer el gamverro hen k<strong>la</strong>se.<br />
–¡Funciona! –me dice.<br />
Y volvemos a escribir hasta llegar a 100.<br />
Bueno, hasta 102, porque de 6 en 6 nos hemos pasado.<br />
23
Volvemos a correr hasta <strong>la</strong> mesa del señor Ame<strong>la</strong>.<br />
Se le cae <strong>la</strong> cabeza de sueño mientras escucha<br />
el canto gregoriano que se ha inventado Carmina.<br />
Le dejamos <strong>la</strong>s hojas sobre <strong>la</strong> mesa.<br />
–¡Señor profesor! –Babitas levanta <strong>la</strong> mano<br />
<strong>con</strong> impaciencia–. ¡Señor profesor,<br />
el ritmo de esa melodía está mal!<br />
El señor Ame<strong>la</strong> mira nuestras hojas de reojo.<br />
Johan, a su <strong>la</strong>do, le sacude tiza<br />
de los hombros de <strong>la</strong> americana.<br />
El profesor lo mira <strong>con</strong> un gruñido<br />
y Johan, <strong>con</strong> una sonrisa,<br />
vuelve a es<strong>con</strong>der <strong>la</strong>s manos detrás de <strong>la</strong> espalda.<br />
–Hemos escrito <strong>la</strong> frase 102 veces –ac<strong>la</strong>ro–.<br />
Dos son de propina.<br />
–¿Cómo… lo habéis hecho… tan rápido?<br />
–nos pregunta. Ya no parece enfadado.<br />
–Emm –digo yo.<br />
–Emm –dice Johan.<br />
24
Como nos observa impaciente esperando una respuesta<br />
y lo que queremos es que nos castigue, <strong>con</strong>fieso:<br />
–Haciendo trampas. –Le señalo nuestros pupitres,<br />
donde tenemos los bolis atados.<br />
–¡Fantástico! –exc<strong>la</strong>ma el señor Ame<strong>la</strong>.<br />
Johan y yo nos miramos sin saber qué pensar.<br />
Zzz, zzz, zzz.<br />
–A tu sitio –le dice el profesor a Carmina–.<br />
No llevabas bien el ritmo.<br />
Babitas sonríe satisfecho.<br />
Carmina, que cuando los mayores <strong>la</strong> miran<br />
parpadea de forma angelical<br />
y cuando no <strong>la</strong> miran es muy violenta,<br />
nos enseña los dientes como un perro rabioso<br />
y se va a su sitio.<br />
–¡Mirad! –El señor Ame<strong>la</strong> va a buscar nuestros inventos<br />
y los muestra a <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se–. Esto es lo que os pido…<br />
¡Esto! Un poco de ingenio…, cosas nuevas…,<br />
que penséis… algo interesante. ¿Tan difícil es?<br />
25
Babitas alza el brazo:<br />
–Mi invento es mucho más ingenioso<br />
que escribir <strong>con</strong> unos cuantos bolis a <strong>la</strong> vez.<br />
–Tú ya me tienes… un poco harto<br />
–lo interrumpe el señor Ame<strong>la</strong>–. Al pasillo.<br />
Babitas pone cara de sorpresa, ¡y nosotros más!<br />
¿Cómo le puede gustar que hagamos trampas?<br />
Cuando Babitas agarra el libro de Matemáticas y se va,<br />
el señor Ame<strong>la</strong> nos sonríe de forma rara<br />
y nos da un puñado de caramelos.<br />
Volvemos a nuestro sitio.<br />
Zzz, zzz, zzz.<br />
Cuando se terminan <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses, salimos apenados,<br />
masticando los deliciosos caramelos. Para animarse,<br />
Johan vuelve a ponerse <strong>la</strong> máscara de búho.<br />
En <strong>la</strong> escalera nos en<strong>con</strong>tramos a <strong>la</strong>s Tres Marías,<br />
que nos miran desafiantes.<br />
26
–¿Qué? –dice Patricia, afónica de tanto cantar–.<br />
Os habéis pasado el día en el pasillo, ¿verdad?<br />
–Seguro –dice riendo Leticia–. Nunca haréis nada bueno<br />
vosotros dos…<br />
Pasamos de <strong>la</strong>rgo y salimos del cole.<br />
¡P<strong>la</strong>f! oigo detrás de mí.<br />
La cara de Johan,<br />
ap<strong>la</strong>stada <strong>con</strong>tra el cristal de <strong>la</strong> puerta,<br />
parece una caricatura.<br />
La máscara le cuelga de una oreja.<br />
–Los agujeros aún no son lo bastante grandes<br />
–le digo.<br />
Afuera nos esperan mi madre y <strong>la</strong> madre de Johan.<br />
Mi madre sonríe al verme y, de pronto, me doy cuenta<br />
de que he cumplido mi promesa. Le doy un beso.<br />
–¿Sabes qué? –le digo–. Nos hemos <strong>con</strong>vertido<br />
en los favoritos del profesor, el señor Ame<strong>la</strong>.<br />
27
Powered by TCPDF (www.tcpdf.org)<br />
–¿Y cómo se l<strong>la</strong>ma de nombre el señor Ame<strong>la</strong>?<br />
–nos pregunta mi madre.<br />
Johan y yo nos miramos y sonreímos.<br />
–No lo sabemos, pero lo descubriremos.<br />
28