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Edicion 24 de Septiembre de 2022

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¡POR SIEMPRE

LA ESPERANZA!

EL ARTE

URBANO

Por Aristarco Azul

Para: (Los Artistas Urbanos de El Salvador)

Entre mis lecturas poéticas de juventud, siempre

me impresionó la poesía del guatemalteco Otto

René Castillo (1936-1967), una figura muy popular

entre los poetas de su generación y de las posteriores,

sobre todo, en esas épocas tan conflictivas y dolorosas

para la historia centroamericana. Tiempos de grandes

protestas, de organización social, política, de lucha armada

y de represiones. Los años de los oscuros dictadores,

de los coroneles brutales… Pero también la época de

las grandes utopías revolucionarias, de los sueños, de la

conciencia social, que dictaba una inmensa fraternidad

hacia los más desposeídos.

Mucha literatura se escribió y publicó en esos tiempos.

Sin embargo, poca sobrevivió a la coyuntura. Y es que la

literatura, tiene sus propias claves, sus códigos, su magia,

sus intuiciones, que se expresan en el lenguaje, en

su estética.

Textos muy sentidos, muy comprometidos, se leyeron en

plazas, en mercados, en manifestaciones; y otros circularon

de mano en manos, fotocopiados, mimeografiados;

leídos una y otra vez, a fuerza de las prodigiosas memorias.

Pero no todos fueron afortunados. Ya que el meollo

del asunto en literatura, en arte, no está –definitivamente-

en lo que se dice (¡al fin y al cabo puede ser cualquier

cosa!), sino en el cómo se dice (¡en la bendita forma!).

Por supuesto, intrínsecamente a esto, está la carga expresiva,

la verdad poética íntima, franca, auténtica, que

no se apoya en los malabares verbales, en la arquitectura

superficial de la palabra; no, ésta viene dada por las necesidades

expresivas, que son múltiples, y de muy variadas

orientaciones y facturas.

Entonces, ¿por qué la épica de Otto René trascendió sus

difíciles años? ¿Por qué no se quedó como hoja suelta,

pisoteada por las multitudes marchantes, frente a la guarida

del tirano? ¿Por qué nos entusiasma tanto, en esta

región del mundo, aún?

La respuesta no es difícil: porque estaba bien escrita, y

porque era sincera. Nada sobra y nada falta en estos famosos

versos: “Tal vez no lo imagines,/ pero aquí,/ delante

de mis ojos,/ una anciana,/Damiana Murcia v. de

García,/ de 77 años de ceniza, /debajo de la lluvia,/ junto

a sus muebles/rotos, sucios, viejos/recibe/sobre la curva

de su espalda,/toda la injusticia/maldita/del sistema

de lo mío y lo tuyo./Por ser pobre,/los juzgados de los

ricos/ ordenaron desahucio./Quizá ya no conozcas/ más

esta palabra./ Así de noble/ es el mundo donde vives./

Poco a poco/van perdiendo ahí/su crueldad/ las amargas

palabras”. (“Informe de una injusticia”).

Vivimos, por desgracia, el retorno de viejos atropellos

que pensábamos ya habíamos superado en el solar propio

y en la región centroamericana. La represión, el

autoritarismo y el progresivo desmantelamiento de la

institucionalidad democrática, republicana, avanzan

vertiginosamente. De igual manera los mecanismos de

propaganda oficiales y el alto costo de la vida hincan sus

dientes en las mayorías de hoy. Y no dudo, que todas

estas condiciones serán el escenario de un resurgimiento

poético nuevo, distinto al de ayer, pero que libre la batalla

del ser humano cuando es víctima de los abusos del

despotismo.

La poesía que Otto René Castillo legó a la posteridad

es una poesía solidaria, escrita desde el amor a la mujer,

a la Patria; desde el exilio lluvioso y frío; desde quien

aspira, obstinadamente, a la luz, en medio de un interminable

túnel de niebla.

Poesía que se quedó, y que debe animarnos en estos –

también- difíciles tiempos: “...si uno cae, / es porque alguien/

tenía que caer, / para que no cayera/la esperanza”.

(“A los intelectuales”).

Otto René Castillo fue herido en combate; luego capturado

y quemado vivo por el ejército guatemalteco en

1967. Tenía apenas 31 años.

Fui al centro histórico

mediando una mirada

entre amarillos dientes

sobre diversas sonrisas

en el Parque Morazán

allí sus visitates

haciendo largos recuerdos

al escuchar voces poéticas

de muchas almas diversas

entre delirios romances

unos llenos de tristezas

otros llenos de alegría

al escuchar la poesía

sus sentimientos sensibles

apoderados con finos

delirios estupefactos

en boca de oradores

entre ellos saltimbanquis

otros lindas estatuillas

varios mimos convirtiendo

un nuevo teatro de calle

un nuevo arte urbano

cambiando, haciendo un mundo

un Salvador diferente

entre ellos bailarines

todos con diversas mozas

barítonos cantándole

alegres a su existencia

mientras en El Salvador

en El Centro Histórico

pululan artistas poetas

diciendo aquí estoy

vengan bellos corazones

cantemos, hagamos patria

esperamos no morir…

04

Edición Extra Sábado 24 de Septiembre de 2022

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