Gen Multicolor 9
Revista sobre diversidad y derechos LGTBIQ+. Número 9
Revista sobre diversidad y derechos LGTBIQ+. Número 9
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GEN MULTICOLOR
Número 9/2022 | Revista gratuita
A s o c i a c i ó n D e F r e n t e L G T B | d e f r e n t e . o r g
SUMARIO
2 / En portada: Lazos de diversidad y unión.
3 / Quince años celebrando la visibilidad lésbica.
5 / Migración LGTBQIA+, violencia estructural
y la interseccionalidad como herramienta.
8 / La La represión al colectivo LGTBI+ a través del
derderecho y los derechos alcanzados... Parte II.
16 / Ana Pinto: una luchadora rural y feminista.
19 / "Nacimos desnudxs, y todo lo demás es drag".
21 / Vínculos, afectos y resquicios.
24 / La deuda cis.
27 / B de "BI-sibles", no de invisibles.
29 / Difundiendo placeres.
Una Una educación sexual diversa y feminista.
31 / Lo importante de las relaciones...
¿monogamia, poliamor?
35 / Súper Disociada.
37 / Salvada por los fotogramas (lésbicos).
41 / Guerra.
42 / In my skin.
43 / Las malas.
44 / Fuentes.
45 / Fuentes.
EN PORTADA en portada
Lazos de diversidad y unión.
Chus Montilla
"Somos personas diversas pero con problemáticas y
asuntos comunes que nos unen". Esto es lo primero
que Teresa Castro nos ha dicho, al preguntarle qué
idea quería transmitir en la portada. Esta ilustradora
ha sido la encargada de dar forma, color y sentido a la
cubierta de la novena edición de nuestra revista, de
nuestro Gen Multicolor.
Y es que, a simple vista, podemos ver representadas
personas tan diferentes como la vida misma:
respondiendo a multitud de formas, colores, tamaños,
estilos, condiciones, edades y géneros. Todas ellas
enmarcadas delante de una bandera LGTBIQ+ que las
acoge y engloba, llena de un colorido que se mezcla
con sus tonos contrarios. en el círculo cromático.
Sin embargo, a pesar de esa diversidad, "si os dais cuenta, todos los personajes tienen un elemento
igual o común, que es un lazo que firma distintas partes de su cuerpo o de sus vestimentas", sigue
contándonos Teresa. Y no queda mucho más que explicar, pues su ilustración es paradigma, tanto de
nuestro colectivo, como de nuestra revista: cada persona de las que confluimos en el movimiento
LGTBIQ+ somos diferentes. No obstante, hay una serie de problemas, circunstancias, dolores, alegrías,
carencias y deseos que, siendo diversos, y a la vez únicos, nos atraviesan a todas. Y esos mismos son
los que nos llevan a seguir editando nuevas páginas de Gen Multicolor, para plasmar con cada artículo
nuestra diversidad, pero también esos lazos que nos unen, visibilizan y hacen más fuertes.
LA AUTORA
Teresa Castro
@tcastrocomics
www.tcastrocomics.art
Teresa Castro es ARTivista que, a
través del cómic, el humor y la
reivindicación, lucha por los
Derechos Humanos de las mujeres
y del colectivo LGTBIQ+.
Es la creadora, entre otros proyectos
artísticos y visuales, de la cuenta
@lesbianismoparaprincipiantas,
que podéis seguir en redes sociales,
y en la que descubriréis las
divertidas andanzas del personaje
de cómic L.S.B., ANA.
[ 2 ]
visibilidad
Quince años celebrando la visibilidad lésbica
Carmen G. Hernández
Ex coordinadora del Área de Políticas Lésbicas de la FELGTBI+ (2007-2009)
Más allá de la múltiple
discriminación que sufrimos las
lesbianas (cis y trans) por ser
mujeres y homosexuales,
nuestro gran problema ha sido
y sigue siendo la invisibilidad.
Porque lo que no se visibiliza,
no existe. Y lo que no existe, no
cuenta. Las lesbianas hemos
sido eternas guadianas en el
Estado español. Tan presentes
como ausentes. Invisibles en los
libros y en las agendas
reivindicativas, a pesar de ser
figuras clave en múltiples
movimientos sociales, como
bien ejemplifica Empar Pineda,
u
una lesbiana referente en la lucha por la democracia y el derecho al aborto en los años 70 y 80; alguien
que se ha dejado la piel para que todas las personas puedan vivir con más libertad y dignidad en la
sociedad española. Pero, a pesar de darlo todo por los y las demás, nuestras reivindicaciones
específicas como lesbianas siempre han ido a remolque, tanto en el movimiento feminista como en el
LGTBI. Durante décadas, no fueron prioridad. Siempre había otros problemas más urgentes o,
sencillamente, nuestros propios compañeros gays y compañeras hetero desconocían nuestra realidad.
Tampoco nosotras dábamos suficiente voz a nuestras reivindicaciones. Por ello, cuando asumí la
coordinación del Área de Políticas Lésbicas de lo que entonces era conocido como FELGT, en 2007,
tenía claro que la visibilidad debía ser un eje fundamental si queríamos cambiar nuestra situación[1].
[1] El área de Políticas Lésbicas es una de las áreas de trabajo de la principal federación de entidades lgtbi del Estado español,
la FELGTBI+. En ese grupo de trabajo, activistas lesbianas de distintas asociaciones federadas trabajan en el desarrollo de
políticas y acciones que pongan fin a la discriminación que sufren las lesbianas.
[ 3 ]
HISTORIA
Historia LGTBIQ+
Como coordinadora de Políticas Lésbicas, tenía claro que lo primero que necesitábamos era
empoderarnos, hacernos fuertes y tomar consciencia de nuestra múltiple opresión como mujeres y
lesbianas. Cada reunión del área sirvió como espacio de aprendizaje compartido, de crecimiento
feminista y sororidad. Continuamos el trabajo de las compañeras que vinieron antes que nosotras,
identificando los problemas que nos afectaban y elaborando una lista de demandas. Entre ellas,
destacaba la necesidad de potenciar la visibilidad lésbica a nivel social. Gracias al apoyo del movimiento
LGTBI español, 2008 se convirtió en el Año de la Visibilidad Lésbica en España. Como parte de las
actividades organizadas para ese año, desde el Área de Políticas Lésbicas decidimos celebrar el Día de
la Visibilidad Lésbica el 26 de abril. Desde entonces, cada año se celebra ese Día a nivel estatal e
incluso en otros países. ¿Por qué esa fecha? Realmente, por cuestiones de agenda. Buscábamos un día
que viniera bien a los colectivos para organizar, simultáneamente, una acción de visibilidad en pueblos
y ciudades del Estado. Y ese nos cuadró. El resultado de la acción fue espectacular. Muchas actividades
y presencia en medios locales y estatales. Pero, sobre todo, mucho empoderamiento lésbico.
Quince años después, me preocupa que la lista de
demandas lésbicas ha variado muy poco desde entonces.
¿Nos hemos estancado? Creo que toca reflexionar sobre
qué pasó con el impulso que tomaron muchas lesbianas
en 2008 y con las reivindicaciones de la L. Respecto a las
que estuvimos en Políticas Lésbicas de la FELGTBI+ esos
años, creo que muchas de ellas siguieron creciendo y son
activistas destacadas e incluso políticas de gran relevancia
social. Conseguimos que el Día de la Visibilidad Lésbica se
institucionalizara y proyectamos el mensaje de que la
visibilidad nos permite disfrutar de los derechos
conseguidos, cuidarnos mejor y vivir con más plenitud.
Pero ¿conseguimos que las reivindicaciones lésbicas
fueran realmente asumidas por los compañeros gays y las
compañeras hetero feministas? Creo que es una pregunta
que necesita abordarse, desde el cariño y la calma, pero
con mucha franqueza, si queremos seguir avanzando.
[ 4 ]
migrantes lgtbiq+
Migración LGTBQIA+, violencia estructural
y la interseccionalidad como herramienta.
Kris García
Activista transfeminista, trabajadora social y antropóloga.
Cada mañana paseo por la
avenida principal de mi ciudad
y contemplo los símbolos
LGTBIQA+ post-orgullo que
han quedado en ella.
Semáforos arcoíris y atisbos
de pasos de cebra que tan
solo estuvieron llenos de color
durante un día.
Cada mañana, de camino a mi
trabajo, contemplo cómo el
tiempo los va desgastando y
reflexiono sobre la relevancia
de los símbolos que nos
identifican como parte de una
comunidad.
Una comunidad diversa en la que, mientras una parte de ella parece ganar en visibilidad y
normalización, otra sigue luchando por los derechos más básicos como la supervivencia, la salud, la
vivienda o el empleo. En este texto me gustaría poner en relieve la necesidad de articulación
interseccional de nuestra comunidad atendiendo a una de sus mayores urgencias: las violencias que
sufren las personas migrantes LGTBIQA+.
Como persona con el privilegio de tener un pasaporte español, no es una experiencia que me atraviese
y que pueda contar en primera persona, ni lo pretendo. Pero como persona disidente sexual y
trabajadora social en situaciones de migración me voy a permitir lanzar algunas reflexiones sobre las
estructuras, políticas y sistemas sociales diseñados para “acoger” y acompañar a personas migrantes,
solo con el ánimo de traer una (auto)crítica a cómo, desde aquello que llamamos “lo social”, podemos
estar reproduciendo patrones discriminatorios.
Para comenzar, es bastante llamativa la carencia de recursos específicos dirigidos a personas
LGTBIQA+ migrantes. A nivel estatal existen solo dos recursos especializados -por supuesto en grandes
ciudades centrales como lo son Madrid y Barcelona- y, bajando hacia el sur, estos brillan por su
ausencia[1]. Teniendo en cuenta la realidad migratoria en el estado español en general y en Andalucía
e
[1] Por supuesto, existen colectivos y comunidades autogestionadas que practican la denuncia social y el apoyo mutuo,
quienes forman las más importantes redes de apoyo y acogida. No obstante, la precariedad y carencia de recursos que
conlleva la autogestión sigue poniendo el foco fundamentalmente en las instituciones públicas y organizaciones del tercer
[ sector, 5 ] sector, quienes tienen una responsabilidad social importante.
en particular, siendo frontera sur, las necesidades de apoyo y atención a la población migrante
LGTBIQA+ crecen cada día de manera exponencial, particularmente la de personas solicitantes de asilo
por motivos de identidad de género y/o orientación sexual. En esta línea, este desértico panorama
social no es fruto de la casualidad, sino de una fuerte invisibilización de las realidades migrantes
LGTBIQA+, y de la comprensión de las estructuras y políticas sociales como mecanismo de control y
reproducción de identidades estáticas, simplistas, binarias y normativas.
El circuito de recursos públicos y del tercer sector no aborda esta necesidad específica porque no
contempla la complejidad de estas realidades. Por ello, encontramos que existen (o más bien se crean)
asociaciones alrededor de realidades que parecen estar separadas: por un lado, aquellas que abordan
la diversidad sexual y de género, y por otro, las que ponen su foco principal en las personas migrantes.
Entender las realidades como identidades estancadas y estáticas que no se afectan entre ellas, provoca
una visión de éstas muy reducida. En el día a día, esto genera un abordaje muy parcial de las
problemáticas que atraviesan a las personas migrantes LGTBIQA+, ya que no se abordan desde una
necesaria perspectiva interseccional[2] que comprenda de manera profunda la interacción de estas
realidades.
Las consecuencias de este tipo de
metodologías pueden causar mucho daño. En
muchos casos, en cuanto a
atención/acompañamiento social, se suele
priorizar una de las dos realidades, abordando
de manera jerárquica y parcializada las
necesidades del colectivo. Muchas personas
LGTBIQA+ que están en centros o dispositivos
de acogida, por ejemplo, se ven abocadas a
volver a “meterse en el armario”, ya que se ven
forzadas a compartir dispositivo con personas,
en muchos casos compatriotas, de los países
de origen de los que huyeron por la fuerte
lgtbifobia a la que se veían sometidas. Y si bien
no es verdad que todas las personas
compatriotas o que conviven en un centro de
acogida cometan actos de discriminación
lgtbífoba, sí que debemos tener en cuenta que
los centros de acogida son ya estructuras
bastante complejas y, para personas que han
huido para sobrevivir, el miedo a la reexperimentación
de las violencias genera un
impacto psicológico muy fuerte. Tanto que, en
general, las personas LGTBIQA+ suelen
rechazar ayudas y programas sociales de
acogida por este mismo miedo.
[2] El término interseccionalidad lo acuña a Kimberly Crenshaw (1995) para señalar cómo las experiencias de raza y género no
pueden ser entendidas de manera aislada, sino que estas categorías son interdependientes. En esta línea, esta perspectiva
invita a analizar las distintas realidades e identidades sociales que operan como sistemas de discriminación (como por
ejemplo el sexo, género, la clase social, etnia, nacionalidad, orientación sexual, discapacidad, espiritualidad, y edad, por
nombrar algunas) argumentando que la comprensión de estas realidades múltiples conlleva un análisis holístico que tenga en
cuenta como estas operan en conjunto.
[ 6 ]
Otro ejemplo bastante ilustrativo de la falta de perspectiva interseccional lo podemos encontrar en las
estructuras mismas del sistema de protección internacional. Para conceder protección a una persona
por motivos de diversidad sexual y/o género, una comisión de personas expertas revisa y analiza las
historias de vida de las personas refugiadas para convenir la coherencia de la historia y probar su
veracidad. El problema, bajo mi punto de vista, es que estos procesos de análisis se realizan desde
unos marcos binarios y códigos culturales eurocentristas. Muchas personas que se enfrentan a la
entrevista de asilo todavía no han tenido tiempo y espacio para comenzar un proceso de
autoidentificación como persona LGTBIQA+. Muchas personas ni siquiera se identifican con esas siglas
todavía. Muchas de ellas quizás nunca lo harán, pues se encuentran en otros procesos identitarios
desde otros marcos y códigos, y pueden no desembocar en la compresión de las diversidades como lo
hacemos en el estado español. En numerosas ocasiones, y bajo los mecanismos de vigilancia y
sospecha que están incrustados en las políticas de extranjería, cualquier desviación de lo que se
considera aquí “LGTB”, es leída como una mentira, un engaño como excusa para atravesar la frontera y
pedir protección.
Podría escribir cientos de ejemplos, pero el resultado es el mismo: las personas migrantes LGTBIQA+
se enfrentan de manera cotidiana a violencias y discriminaciones hasta en las mismas instituciones y
organizaciones que están construidas para su “acogida”. Frenar estas violencias significa
necesariamente pensarnos como colectivo desde una perspectiva interseccional, decolonial,
transfeminista y antirracista que permita desdibujar las fronteras, tanto territoriales como identitarias, y
que nos ayude a comprender que la fuerza y riqueza de nuestra comunidad se encuentra en nuestras
diversidades.
Para que no se desgaste la maravillosa y compleja multiplicidad de colores de un arcoíris, necesitamos
sabernos múltiples, complejos, autocríticos y resilientes.
en
Fuente: freepik.es/upklyak
[ 7 ]
ORGULLO activista
La represión al colectivo LGTBI+ a través del
derecho y los derechos alcanzados a través
de la reivindicación. Parte II.
Irene N. Franco
[Este artículo trata las reivindicaciones LGTBI+ que han contribuido al alcance de derechos legislativos
desde la etapa de transición hasta la actualidad. La evolución del derecho sobre la homosexualidad
desde la época grecolatina hasta el fin de la dictadura franquista fue el tema de la PARTE I, publicada
en el número anterior de esta misma revista (núm. 8).].
PARTE II: El avance hacia los derechos y la búsqueda de la igualdad.
La dictadura de Franco cayó con la muerte del dictador en 1975, pero no fue hasta finales de esta
década; con el Decreto-Ley de enero de 1979, de modificación de la Ley de Peligrosidad Social; que
se eliminaron los artículos relacionados con la homosexualidad. Esto no fue fruto de un consenso
político sin más, España estaba cambiando, se estaba reivindicando a tono con algunos escenarios
internacionales. Las revueltas y manifestaciones de Stonewall, los movimientos feministas y LGTB que
comenzaban a propiciarse en Europa, así como la equiparación de homosexuales como peligro social
tras la ley de 1970, crearon el caldo de cultivo idóneo para auspiciar la aparición de los movimientos
LGTB en España al final de la dictadura. Surgieron así organizaciones como el Movimiento Español de
Liberación Homosexual en Barcelona (1970) que, tras haber sido disuelto por la represión policial, con la
muerte del dictador se configuró nuevamente como el Front d’Alliberament Gai de Catalunya (FAGC). A
este movimiento le siguieron otros en los años siguientes en otros puntos del estado, tales como la
Agrupación Mercurio en Madrid, la Euskal Herriko Gay Askapen Mugimendua (EHGAM) en el País Vasco, el
Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR) de Granada, el Movimiento Homosexual de Acción
Revolucionaria (MHAR) de Sevilla o el Front d’Alliberament Homosexual (FAH) de Valencia. Todos ellos
crearon lo que se denominaría Frentes de Liberación Homosexual del Estado Español¸ que tenían en
común los discursos y reivindicaciones contra la represión del colectivo durante las décadas
anteriores. Luchaban por la ruptura con la norma heterosexual impuesta por la moral nacional-católica
franquista, la visibilidad y la adaptación de la sociedad represaliada de la época a través de la
educación, la cultura o la religión, principalmente [1].
Sus reivindicaciones no solo eran exclusivas para el colectivo LGTB, sino que tenían como fin la
instauración de una sociedad democrática igualitaria para todos los grupos que habían sido oprimidos
y discriminados, por ejemplo, las mujeres. Es por ello por lo que, con sus protestas y reivindicaciones,
apoyaron no solo cuestiones como la erradicación del concepto de peligrosidad homosexual y su
revisión en los códigos penales, civiles o militares, sino también la igualdad de género a todos los
niveles, la legalización del divorcio o la despenalización del aborto. Todas estas reivindicaciones fueron
plasmadas en la primera manifestación del orgullo en la historia de España, celebrada el 26 de junio de
1977 en La Rambla de Barcelona. Esto supuso la primera vez que la comunidad homosexual y otros
colectivos salían de la clandestinidad para tomar las calles con el fin de reivindicar derechos.
[1] Soriano Gil, M.A. (2005). La marginación homosexual en la España de la Transición. Editorial EGALES, Madrid.
[ 8 ]
OPINIÓN
Primera manifestación del orgullo en la historia de España.
Ramblas de Barcelona, 26 de junio de 1977.
Esta primera manifestación del
orgullo fue organizada por la
FAGC y, en los años siguientes,
fue replicada en otras ciudades
como Madrid, Bilbao y Sevilla,
consiguiéndose así la retirada
de la homosexualidad de la
Ley de Peligrosidad y
Reforma Social con el ya
mencionado Decreto-Ley de
1979. Las manifestaciones
reivindicativas del Orgullo
pusieron en el escenario
mediático español al colectivo y
lo hicieron visible ante siglos
marignnte
de represión y marginalidad. Con ellas, no solo se consiguió la retirada de la homosexualidad como
peligro social, sino que se sentaron las bases del progreso y el avance de los movimientos LGTB. Estos
se materializaron en hechos como la celebración en 1980 del I Congreso de la International Gay
Association (IGA) en la población de Santa Cristina d’Aro, en Girona, donde se reunieron un conjunto
de organizaciones LGTB europeas, siendo el primer evento de estas características celebrado hasta la
fecha. Asimismo, en 1986 se logró la derogación de la Ley de Escándalo Público, la cual se seguía
utilizando para la persecución del colectivo, aunque de manera más indirecta que la Ley de
Peligrosidad.
Bajo estos movimientos y este halo de progreso ante los derechos LGTB, en 1992 se creó la
Federación Estatal de Gays y Lesbianas (FEGL), que desde su origen ha servido de cabecera para la
normalización social de los derechos del colectivo, ejerciendo el papel de interlocutor político e
institucional para avanzar hacia la verdadera igualdad y no discriminación. A lo largo del tiempo, en aras
de incluir la diversidad sexual y de género, ha ido ampliando su denominación hasta convertirse en
Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+)[2].
Siguiendo con la década de los 90, además de estar ya consolidada la despenalización de la
de
homosexua
la homosexualidad, se
produjo un hito importante
en la defensa de los derechos
del colectivo con la
aprobación del nuevo
Código Penal de 1995, el
cual en sus artículos 510, 511
y 512 protege a las personas
discriminadas por su
orientación sexual, entre
otros motivos, y se califica la
homofobia como delito.
ddddis
Primera manifestación del orgullo en Sevilla, 25 de junio de 1978.
[2] https://felgtb.org
[ 9 ]
Asimismo, tras la modificación del CP con la Ley 5/2010, de 22 de junio, el artículo 22.4 establece que
será de circunstancia agravante “Cometer el delito por motivos racistas, antisemitas u otra clase de
discriminación referente a la ideología, religión o creencias de la víctima, la etnia, raza o nación a la que
pertenezca, su sexo, orientación o identidad sexual, razones de género, la enfermedad que padezca o
su discapacidad”.
Como se puede observar, tras las reivindicaciones acontecidas, durante la transición y los años
noventa, no solo se consiguió suprimir aquellas legislaciones restrictivas y discriminatorias de la época
franquista, sino que también se consiguieron avances en la protección de las personas del colectivo, las
cuales persiguen la igualdad completa en todos los ámbitos sociales. En lo relacionado a la formación
de una familia, por ejemplo, no existía una legislación nacional de parejas de hecho, aunque un buen
número de gobiernos locales y regionales crearon registros y leyes de parejas de hecho sin distinción
de orientación sexual. Sin embargo, esta descentralización política causaba diferencias territoriales que
traían consigo que no se pudiera hablar de igualdad real y plena entre parejas homosexuales y
heterosexuales, generando así un desequilibrio geográfico. Es por ello por lo que una de las
reivindicaciones que encabezaban los orgullos y las manifestaciones de esta década estaba
encaminada a conseguir la igualdad en este sentido, como así lo materializó la primera de ellas,
celebrada en Madrid en noviembre de 1995 de la mano del reconocido activista y político Pedro Zerolo.
Sin embargo, tuvieron que
pasar diez años desde aquella
primera manifestación para que
se consiguiera la igualdad real
en este aspecto y el matrimonio
homosexual y la unión entre
personas del mismo sexo fuera
un hecho. Tras un largo
recorrido de lucha y
reivindicación de derechos del
colectivo por parte de
organizaciones y agrupaciones
Manifestación del Orgullo de Madrid, 28 de junio de 1995.
que se manifestaban en el
orgullo y en otras épocas del año, se promulgó la Ley 13/2005, de 1 de orgullo julio, por la que se modificó
el Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio, de la mano del Partido Socialista
Obrero Español (PSOE) presidido por aquel entonces por José Luis Rodríguez Zapatero.
A través de este marco legal, fruto de la lucha de años de la FELGTBI+ (en aquél entonces FELGT) y de
otras muchas entidades del panorama estatal, así como del establecimiento de una estrategia para su
consecución, se permitió a las parejas del mismo sexo contraer matrimonio en igualdad de derechos y
obligaciones que las parejas heterosexuales[3]. Concretamente, el art. 44.1 del CC establece que “el
matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando ambos contrayentes sean del mismo o de diferente
sexo”. La modificación de este artículo trajo consigo también la modificación de aquellos relacionados
con los descendientes, por lo que se les permitía a las parejas homosexuales adoptar bajo las mismas
condiciones que las heterosexuales.
Además, dicha ley es el alcance de un hito simbólico del movimiento LGTB en España tras décadas de
reivindica
[3] García Rodrigo, B. (2016). La Ley 13/2005 de “Matrimonio Igualitario” y la FELGTB. Revista Jurídica Universidad
Autónoma De Madrid, (27).
[ 10 ]
OPINIÓN
reivindicaciones por derogar leyes represoras y posicionó a nuestro país como el tercero en todo el
mundo en permitir el matrimonio igualitario. No obstante, no fue plato de buen gusto para los sectores
más conservadores, representados por la Iglesia Católica y el Partido Popular, los cuales se
posicionaron completamente en contra de la misma. De hecho, este último presentó un recurso de
inconstitucionalidad tras la votación en el Congreso, el cual fue rechazado por el Tribunal Constitucional
siete años más tarde.
En el avance por los
derechos del colectivo,
concretamente en el caso de
las personas trans, cabe
mencionar la Ley 3/2007, de
15 de marzo, reguladora de
la rectificación registral de la
mención relativa al sexo de
las personas. Este marco
legal permite a las personas
trans cambiar el sexo
registrado al nacer de
acuerdo con la identidad de
género real, pudiendo ser
reconocida
Pedro Zerolo y otros activistas celebrando la aprobación de la Ley 13/2005 a las
puertas del Congreso, el 30 de junio de 2005.
reconocidas legalmente como tales. Sin embargo, dicha ley está envuelta en polémica desde su
proclamación, debido al cumplimiento de dos requisitos para el cambio registral: (1) la presentación de
un diagnóstico de disforia de género elaborado por un médico o psicólogo que, además, incluya la no
existencia de ningún trastorno de personalidad; y (2) la demostración de que la persona ha estado en
tratamiento médico durante mínimo dos años para la consecución de las características físicas que se
asocian al sexo que desea registrar. Cabe añadir que aquellas personas trans que se han sometido a
cirugía para el cambio de sexo no tienen que presentar ambos requisitos para el cambio registral.
La polémica deriva, en primer lugar, porque el requerimiento de presentar un diagnóstico de disforia
patologiza la transexualidad; y en segundo, porque el hecho de obligar a someterse a un tratamiento
hormonal medicaliza al colectivo trans por medio de un requisito formal para que se le reconozca su
existencia de manera legal. Además, esta ley recalca que el cambio en el registro solo pueden
solicitarlo mayores de edad, con la imposibilidad de llevarse a cabo por menores y personas
tutorizadas legalmente. Igualmente, el sexo registral solo permite la identificación como hombre o
mujer, no reconoce otras identidades de género.
El debate y la polémica en torno a la situación de las personas trans sigue abierto hoy día y ha formado
parte de numerosas manifestaciones, así como del encabezamiento de un buen número de orgullos
en los últimos años. No obstante, se vislumbran esperanzas de cambio con la proposición de dos
nuevas leyes relativas al colectivo LGTBI+, una general para todo el colectivo y otra relativa a las
personas trans.
Hay que señalar que, tras años de lucha por parte de organizaciones como FELGTBI+ y el resto del
tejido asociativo de España, en la última década se han logrado avances significativos en materia de
visibilidad social y reconocimiento legal sobre la diversidad sexual y las identidades y expresiones de
género [ 11 ]
género. De hecho, se ha avanzado hacia la inclusión de colectivos parcial o completamente
invisibilizados a lo largo de la historia, como lesbianas, trans, bisexuales o intersexuales. De este modo,
actualmente, es posible hablar de un colectivo LGTBI+ que incluye toda la diversidad, lo cual queda
plasmado también en el plano legislativo, muy a diferencia de décadas anteriores.
Manifestación del orgullo de Madrid, 2 de julio de 2016.
Asimismo, esta reivindicación de derechos no solo ha conllevado la visibilidad e inclusión en
determinados ámbitos de la sociedad; además, desde el marco legal, se ha alcanzado a elaborar a nivel
estatal dos proposiciones de leyes, una orgánica de igualdad social para el LGTBI+ y otra de
protección e igualdad de la realidad trans y de no discriminación por razón de orientación sexual,
identidad o expresión de género o características sexuales. Estas leyes tienen como fin la elaboración
de un marco jurídico legal estatal que permita unificar la realidad de los colectivos de cada CC. AA.
En la actualidad, existen diferencias
legales a nivel regional, dado que,
aunque la mayoría de CCAA de España
cuenta con algún tipo de legislación al
respecto, muchas solo afectan a
determinados colectivos, generando un
desequilibrio territorial. En el panorama
actual, un total de once comunidades
cuentan con leyes relacionadas con la
protección, la igualdad y la no
discriminación del colectivo LGTBI.
Cuatro de ellas cuentan, además, con
una ley concreta para las personas
trans (Andalucía, Comunidad de
Madrid, Comunidad Valenciana y
Navarra). Por otro lado, hay tres
comunidades autónomas que
únicamente cuentan con una ley para
las personas trans (Aragón, Islas
Canarias, La Rioja y País Vasco). Castilla-
León y Asturias carecen hasta la fecha
de legislación alguna.
[ 12 ]
Ante esta situación, es importante señalar que las once legislaciones para la igualdad, protección y no
discriminación LGTBI+ son muy similares entre sí y asientan sus bases en el reconocimiento de los
derechos de las personas que configuran dicho colectivo. Igualmente, estas legislaciones no solo
protegen ante la discriminación o agresión por razón de orientación sexual y/o identidad o expresión
de género, sino que también requieren de formación por parte del personal institucional ante estas
situaciones. Estas leyes abordan las realidades del colectivo desde el ámbito social, el sistema
educativo, el plano laboral, las necesidades según la edad o zona geográfica, los medios de
comunicación, la cooperación internacional ante la inmigración o la llegada de personas refugiadas, y el
ocio, entre otros. Con respecto a las leyes específicas de las personas trans, la mayoría de ellas recalcan
cuestiones concretas como el principio de libre autodeterminación de género con protocolos de
atención en el ámbito de la salud y la educación[4].
Bajo este paradigma de desequilibrio territorial, surge la Proposición de Ley Orgánica anteriormente
mencionada, la cual pretende la implantación de las medidas de actuación y sanción contenidas a nivel
autonómico, en un intento de unificarlas con el fin de evitar cualquier tipo de discriminación ante
cualquier circunstancia. Igualmente, en dicha proposición se reconoce el derecho a la
autodeterminación de género y se elimina el requerimiento de diagnóstico de disforia de género y de
tratamiento
[4] R. Córdoba. C. (2021). La situación actual del Colectivo LGTBI en España. Un análisis legislativo de los derechos
reconocidos y la protección de víctimas de discriminación por orientación sexual y/o identidad o expresión de
género. Ehquidad International Welfare Policies and Social Work Journal Nº 16 /July 2021 e- ISSN 2386-4915.
[ 13 ]
tratamiento médico. Asimismo, se prohíbe en todo el territorio las terapias de conversión y/o similares,
y también las cirugías genitales a personas intersexuales sin su consentimiento.
Manifestación del orgullo de Sevilla, 26 de junio de 2021.
Del mismo modo, la Proposición de Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans aspira al
reconocimiento de los derechos de este colectivo a nivel estatal en aras de evitar las desigualdades
territoriales. Dicha proposición se considera un gran avance en materia de derechos para el colectivo,
ya que pretende eliminar los requisitos del cambio de nombre y sexo en el registro a partir de 16 años,
mientras que los jóvenes de entre 12 y 16 años podrán solicitarlo bajo autorización de sus
representantes legales. Además, se reconocería por primera vez en la historia los géneros no binarios, y
también recoge un conjunto de medidas encaminadas a la no discriminación por identidad o expresión
de género, entre otras cuestiones.
Tras este breve recorrido sobre la represión legalizada hacia estos colectivos y el progreso en el alcance
de los derechos y la igualdad, es posible discernir que a lo largo de la historia ha habido momentos de
avance y retroceso, según las épocas y el contexto sociocultural imperante, lo cual quedaba reflejado
en los marcos legislativos. Actualmente, a pesar de haber alcanzado hitos como la proposición de las
leyes mencionadas a nivel estatal y la implantación de leyes en la mayoría de las comunidades
autónomas, el alcance de los derechos de todo el colectivo LGTBI+ y el camino hacia la igualdad real
debe seguir siendo objeto de reivindicación.
Aún con la legislación existente, en España sigue existiendo discriminación hacia el colectivo en
diversos ámbitos, como el laboral, donde alrededor de un 7% afirma haber tenido repercusiones
negativas por su orientación sexual o identidad y/o expresión de género, así como casi un 13% expresa
haber recibido insultos o vejaciones por ello. De hecho, las mujeres trans se encuentran en una
situación de vulnerabilidad en el plano laboral, con índices de desempleo que superan el 80%, lo que
ocasiona
[ 14 ]
ocasiona que recurran a ejercer la prostitución para subsistir[5].
Además del plano laboral, fundamental para alcanzar una vida digna, la discriminación en forma de
agresiones se ha visto incrementada en los últimos años. Los observatorios a favor de los derechos
LGTBI+ han alertado de que la violencia física, en lugar de reducirse, ha incrementado en 2021 a niveles
de 2019. De hecho, según las estadísticas del Ministerio de Interior, desde 2013 hasta 2020 se han
producido un total de casi 2.500 delitos de odio por orientación sexual o identidad y/o expresión de
género[6]. No obstante, es preciso señalar que más de la mitad de los delitos de odio no son
denunciados, por lo que la cifra sería mucho más elevada[7]. Asimismo, hoy día, desde las instituciones
católicas, las organizaciones políticas de extrema derecha como Vox, y también asociativas, como la
plataforma de corte ultracatólico y ultraconservador “Hazte Oír” o la alianza por los derechos de las
mujeres “Contra el Borrado de las Mujeres”, se sigue generando un discurso de odio hacia el colectivo
LGTBI+.
Bajo este contexto, sigue siendo necesaria la lucha hacia los derechos y la igualdad social y real de toda
la diversidad LGTBI+ desde una perspectiva interseccional, pues las orientaciones e identidades y/o
/expresiones de género, en numerosas ocasiones, también están discriminadas por otras variables
como el hecho de ser migrante, mujer, de clase obrera, persona racializada o con diversidad funcional.
En este sentido, y tal y como se ha podido comprobar a lo largo de la historia, los orgullos, además de
conmemoración y celebración, son sobre todo uno de los principales medios de reivindicación de todas
estas cuestiones.
Por eso, durante todo el año, y no solo en el mes de junio, es necesario actuar y salir a las calles.
Porque la igualdad efectiva aún queda lejos de la realidad, porque no hay que dar por hecho ningún
derecho y porque, ante la represión y la discriminación, con orgullo siempre, lucha y reivindicación.
Manifestación tras el asesinato del joven homosexual Samuel Luiz. Madrid, 2021. Fuente: Sergio Beleña, Diario El Confidencial.
[5] J.I. Pichardo (2019). Guía ADIM LGBT+ Inclusión de la diversidad sexual y de identidad de género en empresas
y organizaciones. Madrid, Universidad Complutense de Madrid.
[6] Ministerio del Interior (2020). Informe anual sobre la evolución de los delitos de odio en España.
[7] FELGTBI+ (2019). Informe 2019. Delitos de Odio.
[ 15 ]
feminismos
Ana Pinto: una luchadora rural y feminista.
Carmela Borrego Castellano
Ana Pinto es una mujer alegre, tierna y luchadora. Vive en Escacena del Campo, un pueblo de la
provincia de Huelva, que la llena de orgullo. Nos conocemos por estar involucradas en los
movimientos feministas andaluces. Hemos compartido risas y comadreos, nos vemos poco,
pero nos tenemos aprecio. Era jornalera de los frutos rojos hasta que se revolvió ante las
injusticias y creó Jornaleras de Huelva junto a su compañera Najat Bassit. Cuando pensé en
alguien para entrevistar para este número de Gen Multicolor, fue la primera persona que se me
vino a la cabeza. Pensé que era necesario dar visibilidad a mujeres que forman parte del
colectivo que luchan y viven en el medio rural. Es andaluza, ceceante, y orgullosa de serlo.
Ana, háblanos un poco de quién eres.
Soy una persona sencilla, y a la vez que
compleja. Me han enseñado desde pequeña que
las cosas tienen el valor que tienen, que lo
necesario es primordial para poder vivir y que
todo lo demás sobra. Estoy contenta de que me
hayan educado así. Necesito muy poco para ser
feliz.
Me encanta la naturaleza, me gusta hacer rutas y
charlar paseando un buen rato. Me gusta estar
con mi gente y conectar, reírme, el cachondeo,
las bromas y la fotografía. La música es mi
pasión, me sirve mucho, conectar con la gente
tocando música es algo que me sostiene. Pero,
sobre todo, me fascina estar aprendiendo y
descubriendo.
Cuéntanos el trabajo que hacéis desde
Jornaleras de Huelva en Lucha.
En Jornaleras de Huelva en Lucha el trabajo que
hacemos es el que no han hecho nunca. Nos han
abandonado. Ahora lo que estamos haciendo es
informar a nuestras compañeras de sus
derechos y de cómo tienen que actuar en
diferentes circunstancias. Por ejemplo, cuando
una trabajadora se encuentra ante una situación
de despido verbal, o ante amenazas de despido
porque haya cogido menos kilos de fruta que su
compañera, o porque haya faltado un día al
trabajo, cuando no le han dado días de
descanso. Hacemos un trabajo de poner en
conocimiento de las trabajadoras información
sindical y relacionada con sus derechos. Lo
hacemos yendo a los tajos o compartiendo
octavillas informativas con ellas.
También ponemos a disposición de las
compañeras un servicio de asesoría jurídica, una
vez a la semana, con la abogada Rocío Mendoza.
Con ella estamos aprendiendo mucho sobre
leyes y cómo poner denuncias. Por otro lado,
hacemos incidencia política para cambiar las
leyes y hacer que nos protejan. Hacemos un
trabajo desde un enfoque antirracista, luchamos
con todas, pero reconociendo que las mujeres
[ 16 ]
andaluzas
TEXTOS DIVERSOS
andaluzas que vivimos en el territorio tenemos
unos privilegios que hay que tener en cuenta,
frente a otras compañeras procedentes de otros
países. Trabajamos teniendo en cuenta las
diversas experiencias de las jornaleras. Vamos a
por todas, juntas de la mano.
Además, paralelamente, también estamos
luchando contra el cambio climático. Yo diría que
es primordial porque, ¿de qué sirve ganar juicios
si no vamos a poder vivir en el territorio? Por
poner un ejemplo cercano, Doñana está sin
agua, se ha secado la última laguna permanente
que había. Y esto es muy triste.
¿Te consideras una persona feminista? ¿Cómo
definirías el feminismo que practicas y en el
que crees?
Me considero feminista y me extraña que haya
una mujer que no quiera la igualdad en derechos
entre hombres y mujeres. Pero no podemos
hablar de un solo feminismo. Los feminismos son
diversos. Porque no todas las mujeres estamos
en la misma situación en cuanto a clase, raza y
género. Que existan diferentes corrientes es algo
bonito y necesario. Que cada una cree sus
reivindicaciones desde lo que ha vivido y
después podamos unirlas y luchar por lo común.
Pero no es lo mismo una mujer de Madrid de
andaluza
[ 17 ]
clase media-alta que una mujer de pueblo
andaluza, o que una mujer rural de Marruecos o
de América Latina. Ahí es donde está la riqueza.
Es importante reconocer que los feminismos son
diversos; debemos tener muy claro que no
podemos pisotear a las compañeras que están
reivindicando unas cosas concretas dentro del
feminismo que practican, debido a sus
circunstancias. Esto hay muchos movimientos
que no lo entienden porque no lo han vivido.
¿Qué alianzas podemos encontrar las mujeres
que habitamos el territorio andaluz en toda
nuestra diversidad?
La alianza que podemos encontrar, y que
nosotras hemos experimentado desde nuestro
trabajo, es que tenemos mucho en común la
gente de los barrios y de los pueblos. Nos
atraviesa el ser mujer y el ser pobre y, muchas
veces, ser racializadas.
Tenemos que buscar la unión de nuestras
fuerzas para intentar cambiar las cosas. La
verdad es que el panorama que tenemos ahora
con el feminismo es un poco desilusionante y
decepcionante por las fricciones que hay, pero
las que estamos desde abajo y en los márgenes,
que somos muchas y somos la mayoría, tenemos
muchas cosas por las que unirnos.
y tus amigos. Yo tengo una familia con la mente
muy abierta, que me ha apoyado y respetado.
Eres de pueblo, mujer y disidente sexual
¿cómo has vivido este hecho?
Depende de qué pueblo seas tienes una vivencia.
En el pueblo donde crecí lo he pasado muy mal
porque a mí me amargaron la infancia. Era la
única que no me sentía cómoda jugando a cosas
de “niñas”, estaba siempre subida a los árboles y
jugando al fútbol. Era una niña que se salía de los
cánones. Fui la única que no daba religión y que
no hizo la comunión en aquella época. Me cayó
todo encima. Era la rara, la machorra. Me causó
tal malestar que me llevó a no relacionarme, a no
tener amistades.
Tuve una infancia complicada hasta que empecé
en otro instituto en el pueblo de al lado. Ahí
comencé a conocer a otras personas, sobre todo
de Escacena, que es de donde siento que soy.
Porque en este pueblo es donde me han tratado
desde el respeto, cuando aún no había salido del
armario y después cuando decidí hacerlo. Es un
pueblo acogedor y encantador y todo el mundo
me ha apoyado. Hay muchas personas mayores
que, en su cotidiano, por ejemplo, cuando me
ven con una chica, me dicen: “¿qué, ya te has
echado una novia?”. Esto me emociona. Es ahí
donde veo la diferencia con el pueblo donde
pasé mi infancia. No todos los pueblos son
iguales, pero es cierto que la vida en muchos de
ellos no es fácil, y mucha gente se tiene que ir.
Pero depende del lugar, de cómo sean tu familia
y
¿Crees que esta experiencia cambia al ser de
pueblo o de ciudad?
No sé cómo cambiará la cosa, pero lo que sí es
verdad es que para salir de fiesta siempre me iba
a la ciudad. Convergíamos un grupo de chicas
que la mayoría eran de pueblo porque en sus
lugares de origen no había nada para ellas.
Me gustaría que la gente pudiera vivir libre por el
mundo con toda su diversidad, pero es verdad
que cuando eres de un pueblo, donde has
sentido miedo por ser y mostrarte como eres, y
llegas a un sitio donde todo el mundo pertenece
al colectivo, te sientes acogida, es una liberación.
Es necesario. Más cuando eres una chiquilla, es
importante encontrar espacios así donde te
sientes entendida, compartes historias y conoces
a otra gente. Es como un grupo de apoyo.
En las ciudades parece que todo es más fácil, la
gente ni se conoce y sientes que puedes hacer lo
que quieras. Pero también he conocido a gente
de ciudades a la que su familia no ha apoyado y
lo han pasado peor que otra gente de pueblo
que se ha sentido arropada por familia y
entorno. Hay de todo, no se puede generalizar.
[ 18 ]
más allá del género
"Nacimos desnudxs, y todo lo demás es drag".
Helen Stamp
Esas son las míticas palabras de
una canción ochentera de la
famosa drag queen RuPaul, y tienen
mucho en común con las
reflexiones de la filósofa feminista
Judith Butler. Ellas dos me han
hecho pensar si realmente todo lo
que hacemos después de nacer es
drag[1]. Con el paso del tiempo
añadimos capas y capas de esa
drag. En nuestra performance, en la
actuación que es nuestra vida,
representamos y expresamos
quiénes somos dentro y/o fuera de
los géneros binarios.
Antes de nacer sufrimos la violencia de la imposición de un género labinario. El personal médico busca
con ansia un pene para poder etiquetar ya al feto como niño. Nada más ese acto, ya impone la
definición de que ser hombre/niño: es tener pene. Y ser mujer/niña es la “falta de”. Tristemente,
quedan fuera las corporalidades intersex y la posibilidad de ser una persona no binaria.
Nacimos desnudxs canta RuPaul y, al nacer, el género/sexo se impone y se “confirma”. Si hay alguna
duda, o ese cuerpecito tan chico no se consigue encasillar fácilmente, la persona sufre violencias
médicas como la medición de su clítoris/pene para poder encasillarle como niño o niña. Si la “duda”
sigue, lxs bebés intersex pueden ser sometidxs a cirugía forzada, que sigue siendo legal en España,
esas intervenciones quirúrgicas para que sea más fácil clasificar a la personita en un lado u otro del
género binario. Se critica mucho la ablación genital que se hace fuera de España, pero ¿no se sigue
haciendo lo mismo con las personas intersex aquí?
Investigaciones científicas muestran que, solamente 24 horas después de
nacer, ya tratan diferente a los niños y a las niñas; se empiezan a reforzar
estereotipos y el sexo/género también determina cómo se interactúa con la
persona. El sistema binario de género sirve para mantener y reforzar
desigualdades en nuestra sociedad, manteniendo a las mujeres como seres
inferiores y a los hombres como superiores. El colonialismo del estado
español ha impuesto este sistema binario en muchos países donde no existía,
muchas culturas indígenas celebraban toda la variedad de género y hasta
veneraban a personas que mostraban características de los dos géneros.
Judith Butler
[1] Drag: se cree que el término inglés viene del verbo drag, que en español se traduce como ‘arrastrar’, en
referencia a los largos vestidos y faldas que los intérpretes masculinos comenzaron a utilizar en el teatro
durante la época victoriana. También es el acrónimo de dressed as a girl (vestido como una mujer), que,
tradicionalmente, referido a las drag queen, denomina mayoritariamente a los hombres que se disfrazan o
actúan como una mujer, exagerando adornos y actitudes.
[ 19 ]
Oyèrónkẹ́ Oyěwùmí escribe en su
monografía “The Invention of
Women” que, en su cultura Yoruba,
no existía el concepto de mujer
antes de la invasión de los países
colonizadores. Nuestro género está
siendo continuamente evaluado e
impuesto. El éxito de nuestra
performance se evidencia en
español con el género del idioma.
Personas que no conoces deciden
todos los días si eres mujer u
hombre y hacen evidencia de esto cuando te hablan o hablan de ti. Hasta los saludos marcan, si los
hombres te dan dos besos o no. La habilidad de personas desconocidas para acertar tu género
depende de lo “bien” que haces tu drag para tu género. O sea, si llevas falda, eres mujer, sin duda. Pelo
corto, hombre, está clarísimo.
Muchas veces mi performance de mujer no es “exitosa”. Soy una mujer cis, pero a muchas personas les
cuesta creerlo. Disfruto creando confusión con mi forma de ser, y como feminista siempre reclamo que
hay tantas maneras de ser mujer como mujeres en el planeta. Corrijo siempre cuando alguien se
equivoca con mi género. Les miro a los ojos cuando me miran mal al entrar en un cuarto de baño o
vestuario donde creen que no me corresponde, espero que esas interacciones empiecen a romper un
poco sus ideas fijas sobre el género.
Cuando lxs artistxs hacen drag imitando géneros binarios, como es el caso de los drag king y las drag
queen, sus performance llevan el género a un extremo. Exageran lo que la sociedad espera de una
mujer o un hombre. Sus actuaciones engloban todo: la forma y anatomía del cuerpo, forma de vestir,
moverse, hablar. El Drag es una crítica a las normas, un espejo delante de la sociedad que muestra la
inestabilidad y la ridiculez de lo que se espera de cada género.
Os pido que reflexionéis sobre cuánto drag hacéis en vuestro día a día. Si, como dice RuPaul, todo es
drag, podemos incluir cualquier modificación física, cómo nos vestimos y hablamos. Todos los días nos
ponemos la ropa, y al salir de casa ya estamos presentándonos a nosotrxs mismxs al mundo. Todo lo
que elegimos ponernos o hacer a nuestros cuerpos contribuye a la construcción de nuestro propio
personaje drag, pero ¿de dónde vienen esas ideas y gustos? En palabras de la escritora y activista
Gloria Anzaldúa (2012), es difícil diferenciar entre “lo heredado, lo adquirido y lo impuesto”.
Gloria Anzaldúa
En mi opinión, y la de muchas, todo es una invención de nuestra sociedad; el
físico de cada género, los cuerpos, forma de moverse, hablar y vestirse. Nada es
innato, todo se ha creado. No creo en la distinción que se hace muchas veces
entre sexo y género, para mí existe género nada más, la persona te dirá cuál es
su género y eso no tiene nada que ver con su corporalidad. La apariencia física
es drag, es una performance de lo que la sociedad espera de tu género, o no ;)
[2] Drag king: persona artista de performance, que se viste masculinamente y personifica estereotipos masculinos
como parte de su actuación. En ocasiones, se representan personajes exageradamente “machos”, aunque
también visibilizan masculinidades queer o más suaves.
[ 20 ]
relaciones lbt
VÍNCULOS, AFECTOS Y RESQUICIOS.
Reflexiones sobre relaciones afectivas, sexoafectivas
y eróticas entre mujeres LBT.
Carmela Borrego Castellano
El otro día vi una conferencia en youtube de LESLAC (una red feminista que fortalece el activismo
lésbico en Latinoamerica y el Caribe) sobre relaciones entre mujeres. Una de las ponentes lanzó una
pregunta que me impactó de forma muy rotunda: ¿dónde estamos las mujeres que hemos ejercido
violencia? Esto me llevó a pensar en mi entorno y a reconocer que existen situaciones de abuso y
violencias que dejamos pasar desapercibidas muchas veces por mantener “la compostura”. Esta
pregunta lanzada por una activista desde Abya Yala me hacía urgente la reflexión sobre las dinámicas
de poder que se dan en relaciones bibollo. Dinámicas heteropatriarcales que están quebrando las
relaciones entre mujeres, quebrando a los feminismos y dejando mujeres reventadas física y
emocionalmente.
Sin embargo, reproducir estos patrones no es violencia de género ni podemos equiparar estas
situaciones a las violencias que ejercen los hombres contra las mujeres en el seno de la pareja
heterosexual y fuera de ella. En el marco de la violencia de género, los hombres cis tienen un beneficio
personal y también un beneficio social. De hecho, uno de los instrumentos para mantener el
patriarcado y las dinámicas de dominación para mantener el estatus quo es la dominación de los
hombres sobre las mujeres. Por otro lado, para alejarme de una visión esencialista de este tema es
necesario reconocer que en esta sociedad existen diferentes ejes de opresión y de discriminación que
interfieren en las formas de ejercer el maltrato.
[ 21 ]
atriarcales
OPINIÓN
Últimamente, en mi cotidiano, han estado muy presentes las charlas sobre cómo las mujeres "bibollo"
nos relacionamos de forma afectiva, sexoafectiva y erótica. Se han planteado diversas preguntas que
muchas veces han quedado sin respuesta. Nos hemos cuestionado si repetimos patrones relacionales
patriarcales y heteronormativos, si estamos creando lugares donde reflexionar sobre estas cuestiones
o estamos mirando para otro lado. Incluso, hemos pensado qué se puede hacer ante una situación de
violencia en pareja/s de mujeres LBT. En estas conversaciones nos preguntamos cómo habitar los
afectos, los vínculos y los resquicios con responsabilidad y cuidado. Muchas veces nos quedamos sin
palabras porque las respuestas son complejas, fluctúan y nos derivan a lugares que nos hace mirarnos
a nosotras mismas, en colectivo. Y eso es algo que es difícil de sostener.
Por otro lado, es también recurrente el tema de cómo gestionar lo que ocurre con los afectos (sean del
tipo que sean) en espacios activistas feministas. Muchas veces las relaciones afectivas, sexoafectivas y
eróticas aparecen en el seno de una asamblea, de una fiesta organizada por algún colectivo, de los
preparativos para una acción para el 8M o el 25N. Todo es exaltación de la amistad, de los encuentros,
de los afectos, de los roneos; las risas nos inundan y todo parece deseoso y amable. De repente, pasan
resquicios, rupturas, enfados, violencias y nos encontramos en los mismos espacios con exnovias,
novias, roneos, vínculos, amigas, meta-amores, ex-amigas, gente que nos cae mal. Los espacios y
asambleas activistas se convierten en algo viscoso, incómodo y, muchas veces, violento, si no se tienen
herramientas para construir y transformar desde la responsabilidad y los cuidados. Después de ver,
escuchar y vivir cómo los lugares comunes feministas se vuelven insostenibles e inseguros para
muchas debido a los silencios ante estas situaciones de abuso, surge la pregunta: ¿cómo vamos a
gestionar esto de forma activa?
Han llegado a mis oídos situaciones donde
asambleas, colectivos y espacios activistas
feministas en diferentes territorios se fragmentan
por, según dicen, falta de gestión en las
relaciones entre mujeres LBT. He escuchado
cómo se culpaba de la disolución de un colectivo
a parejas de lesbianas que no han sabido llevar la
ruptura. Sin querer quitar responsabilidad a las
personas implicadas, me pregunto: ¿estamos
preparadas para buscar formas de transformar los vínculos de forma respetuosa? ¿Tenemos
herramientas para gestionar los afectos desde los cuidados sin que impacten en el funcionamiento de
las asambleas y colectivos? ¿Se puede gestionar de forma colectiva actitudes basadas en la violencia y
en el abuso de poder de una sobre otra? ¿Se están reproduciendo patrones patriarcales en las
relaciones LBT? ¿Se están creando estrategias de justicia restaurativa por parte de los movimientos
feministas cuando una de las integrantes del colectivo está siendo señalada por sus actitudes
patriarcales y agresivas? Estas preguntas aparecen sin respuesta, para que todas nos miremos en ellas
de una forma constructiva donde plantear objetivos comunes para atravesar estas situaciones de
forma que el horizonte sea crear espacios bibollotrans feministas donde el conflicto sea sostenido y
transformado.
[ 22 ]
Como dice el fanzine El maltrato no es solo cosa de heteros, "los casos de violencia LBT también tienen
consecuencias para nuestras comunidades, ya que las debilitan, rompen los vínculos comunitarios,
crean rupturas y escisiones en los grupos afines y políticos”.
Desde mi sentirpensar, creo que es necesario reflexionar la forma en la que el heteropatriarcado como
régimen político nos atraviesa, cómo el amor romántico nos lleva a crear situaciones que nos hacen
daño o cómo la lesbofobia interiorizada nos impide tener relaciones deseantes y deseadas. Como lo
“personal es político”, y yo como bollera me relaciono afectiva, sexoafectivamente y eróticamente con
mujeres e identidades disidentes, me preocupo por la forma en que reproducimos dinámicas
patriarcales y machistas en las relaciones entre mujeres LBT eróticas, afectivas y sexoafectivas
(monógamas o poliamorosas). Muchas veces nos creemos que estamos exentas de repetir lugares de
violencia, pensamos que nosotras por ser mujeres no hacemos ghosting, luz de gas, ejercemos poder o
manipulamos a nuestras parejas para controlar y tener el poder.
No tengo muchos datos o estadísticas sobre la prevalencia de relaciones de abuso entre mujeres LBT
porque es algo invisibilizado. Pero es bastante llamativo ver que, en estos últimos tiempos, estamos
escuchando continuamente cómo las relaciones sexoafectivas se rompen de una forma abrupta y poco
cuidadosa; cómo hay mujeres LBT que han sentido que han estado en una relación de abuso/violencia
con otra mujer. ¿Qué hacemos con todo esto?
No tengo la respuesta, pero es urgente plantear espacios críticos donde crear estrategias para pensar
estas situaciones en colectivo, desde la justicia restaurativa donde se busquen lugares comunes para
dejar atrás las estructuras de poder en el seno de nuestras relaciones y crear otras basadas en los
cuidados, el equilibrio, la honestidad y el deseo.
Fuente: imagen del artículo "Un 8M inolvidable", publicado en la web "La Casa Grande del Pumarejo", el 11 de
marzo de 2018.
[ 23 ]
CINE
la letra t
LA DEUDA CIS
María José Fernández
«Creo que mi ser trans es un hecho reaccionario, no uno innato. Soy trans porque el mundo me ha
hecho tal, no porque naciese diferente. Soy trans porque los sistemas con los que opera el mundo me
fuerzan a serlo, no por genética. Soy trans por ti, no por mí. No lo supe siempre, porque una vez me
imaginé un mundo en el que no tendría que saberlo. De hecho, creo que otras personas son tan cis
solo porque el mundo lo es». Así lo declara la escritora y performer Travis Alabanza en su nuevo libro
None of above (2022), en un fragmento que publicó en Instagram este verano.
Cuando desde el movimiento trans-excluyente se acusa de esencialismo al movimiento trans*, como si
de una masa homogénea y dictatorial se tratase, me pregunto seriamente qué clase de referencias
tienen. Las que les interesa tener, supongo. Digo «las que les interesa tener» porque haberlas haylas,
por supuesto.
Ahora bien, ¿es esta interpretación del género dentro del movimiento trans* tan mayoritaria como nos
quieren hacer creer? ¿O es más bien un muñeco de paja? Desde los inicios ha habido —hay y habrá—
feminismos hegemónicos, supremacistas, clasistas, homófobos, cuerdistas, capacitistas. También
tránsfobos. No es algo nuevo, aunque tengamos la mala costumbre de pensar que no existía el mundo
antes de nosotras. Si acaso, gracias a la democratización de la información y opinión pública a través
de medios digitales y la masificación del movimiento, las disputas de largo recorrido entre el colectivo
trans* y el movimiento trans-excluyente se han convertido en uno de los focos del debate público.
Necesitamos dejar a un lado los reduccionismos si queremos comprender la polarización en torno a
esta discusión y poder empezar a tender puentes. No vamos a tender puentes —posiblemente ni
queramos— con quienes se dedican a llamar “Manolo” a chicas trans*, jactándose de ello (¡qué
gracioso!). Pero confío —o quiero confiar— en que podemos conectar con todas esas personas que
miran con un justificado escepticismo todo relato esencialista del género, al mismo tiempo que
comprendemos que: 1) ni todos los relatos trans-inclusivos son esencialistas y 2) quienes menos culpa
tienen son las personas trans*.
[ 24 ]
Centrarse en una sola versión, contaminada por el transmedicalismo, que las propias personas trans*
han tenido que asumir y reproducir históricamente para poder acceder a derechos básicos, para echar
por tierra cualquier demanda trans-inclusiva, es injusto y manipula el debate. Uno de los ataques más
comunes a la comunidad trans* y a quienes denuncian la transfobia, es que el discurso trans-inclusivo
—como si hubiera sólo uno— se asume de manera acrítica. «¡Ahora todo es transfobia!», que a mí se
me asemeja al clásico «¡Ahora todo es machismo!». Y sí, un determinado análisis en nombre de la transinclusividad
puede parecernos aleatorio, erróneo e inconsistente. Sí, podemos toparnos con personas
dogmáticas que se niegan a cuestionar una opinión que nos parece debatible. Sí, podemos sentir que
se nos ha acusado de transfobia injustamente. ¡Y está bien! Pero basta de victimismo cis. Basta de
reducir todo lo que tienen que decir las personas trans* a sólo eso. ¿No existe toda una tradición de
teóricos y activistas (pro)queer que han construido auténticos sistemas filosóficos teorizando el género
para que digamos que su aportación a la lucha ha sido decir que «ser mujer es querer llevar falda»? Ser
mujer, qué gran pregunta y qué mal planteada. Qué homogeneizante —es decir, qué hegemónica—. Si
algo tienen en común todos los feminismos hegemónicos, es hacer pasar una experiencia parcial como
universal.
Paradójicamente, hablar de un único sujeto político está en línea con la política identitaria de
reconocimiento. Este es el proceso cultural de las democracias liberales: se reclama una imagen
macropolítica que valide mi propia sensibilidad. Porque si bien es pertinente articularnos para crear
sujetos políticos que puedan convertirse en sujetos de derecho y así podamos generar políticas
públicas, no podemos perder el foco y validar nuestra propia experiencia en base a la política pública
de turno, que tiene más que ver con pragmática que con un estatus ontológico-fenomenológico. Que
las mujeres —y hombres— trans sean reconocidas como tal, no nos desdibuja ni nos borra. Que
accedan a esa categoría no es un favor ni una concesión por parte de las personas cis, sino algo a lo
que deben acceder por derecho propio. Las mujeres trans* son mujeres porque en su proceso de
socialización se han configurado como tal. Y sin querer justificar ningún relato esencialista (¡sin ser yo
nada de eso!), creo que nos va tocando a las personas cis hacer un ejercicio de empatía.
[ 25 ]
Hagamos un poco de memoria y recordemos que las personas trans* han estado y están sometidas a
la violencia transmedicalista. Que se las ha obligado a contar la misma historia una y otra vez para
poder acceder a sus derechos. Y que eso cala. Que no todas tienen un máster en teoría de género y
que exigirlo incurre en clasismo. Que no son impecables y que tienen contradicciones. Que quizás no
quieren discutir sobre género y experiencias trans* porque lo que para nosotras es otro debate más
para ellas puede ser una herida abierta. Comprender todo esto nos acerca a saldar nuestra deuda cis.
Hace nada empezamos a comprender socialmente que las mujeres sufrimos violencias específicas. Aún
hoy cuesta asimilar —y camino que nos queda— cosas tan simples como que no nos depilamos por
gusto, aun cuando el feminismo se ha vuelto mainstream y es una experiencia compartida por la mitad
de la población. Sin embargo, exigimos a toda persona trans* un análisis exhaustivo de su condición.
Las acusamos de reproducir estereotipos cuando también las personas cis encarnamos imágenes para
poder vivir en la cultura. Quizás no lo entiendas. Quizás tampoco lo entienda yo. Quizás no lo
entendamos ninguna cis. Puede que ni siquiera las personas trans* se entiendan del todo entre ellas. A
lo mejor no nos terminamos de entender nadie. La duda es legítima. La violencia no.
Me disculpo en nombre de todas aquellas que nunca lo harán. Me disculpo por todas las veces que no
lo hice en el pasado. Por cada pregunta desafortunada. Por cada juicio. Y por todos los errores que
seguiré cometiendo. También agradezco. Agradezco cada explicación que habéis dado, aunque no la
tuvierais que dar. Lo agradezco porque compartiendo vuestra experiencia, me habéis ayudado a
comprender un poco más la mía. En el feminismo que defiendo, siempre habrá espacio para vosotras.
No porque os lo ceda yo, sino porque también es vuestro.
[ 26 ]
CINE
la letra b
B de "BI-visibles", no invisibles.
Almudena Pérez
Mientras pienso en cómo empezar este artículo, mi pecho comienza a hundirse en el dolor recordando
todas aquellas veces en las que he sufrido, y aún sufro, invisibilidad bisexual. Pero no fui consciente de
ello hasta que me empoderé y me hice activista bisexual. Pienso también en aquellas personas
plurisexuales que han pasado por lo mismo y me pregunto:
-¿Tuvieron a alguien con quien poder desahogarse?
-¿Alguien sacó la cara por nosotras/os/es cuando aún no estábamos empoderados/as/es y nos hacían
comentarios ofensivos? ¿O no le dieron importancia a dichos comentarios por ser nosotras/os/es “las
modernas, los modernos o les modernes de la comunidad”?
-¿No dieron la cara porque se creía que la gente que sí sufría eran las otras letras de la comunidad (con
todo el respeto al resto de siglas del colectivo) y no la B, que por “excelencia” y por estereotipos de
algunas personas se ha creído que una persona bisexual es “mitad hetero” y por ello tiene “más
facilidades” en el contexto de la sociedad actual?
Esta última pregunta sucede cuando se piensa
erróneamente que las personas bisexuales
tenemos lo que se conoce como el “privilegio
heterosexual”. Cabe decir que las personas
monosexuales son aquellas que sienten
atracción afectiva, emocional y/o romántica por
un solo género, bien el suyo propio o un solo
género diferente al suyo. Un ejemplo de ello
sería ser lesbiana, gay o heterosexual. Pero esto
no es el caso de las personas bisexuales que
sentimos atracción afectiva, emocional y/o
romántica por más de un género, sea el
nuestro propio y/o diferente.
la
Sin embargo, el dolor en el pecho se va desvaneciendo progresivamente día tras día transformándose
en auténtico orgullo. El orgullo de ver que hay gente como yo viviendo lo mismo. Gente conocida o no,
tienden las manos que yo antes no veía y regalan vida. Manos que sanan, que me dan fuerza para
concienciar y visibilizar sobre la real existencia de las personas bisexuales. Es, por todo ello, que cada
vez más pienso que la primera y más peligrosa invisibilidad que sufre una persona bisexual es la suya
propia. Esa es la invisibilidad que deriva en el no reconocimiento de nuestros propios derechos como
personas bisexuales. Aunque, desgraciadamente, no es el único borrado bisexual que existe… Sí es el
más autodestructor, solo curable con la ayuda de personas bisexuales y de otras plurisexualidades, así
como con el reconocimiento de nuestra orientación por parte del resto de las siglas de la diversa y
preciosa comunidad LGTBI+.
[ 27 ]
OPINIÓN
Fuente: freepik.es/pikisuperstar
Sé bien sobre lo que estoy escribiendo porque tiene nombre y apellido: bifobia interiorizada. Para
quienes no lo sepan aún, se conoce con ese término a aquellos juicios, miedos e inseguridades que
sufrimos por parte de la presión social. A diario, un sin fin de habladurías te hacen daño y, si no tienes
un círculo afectivo consciente y amoroso, puede ser que te creas todo lo que dicen. Es ahí donde
corres el riesgo de perder tu esencia hasta que, en algún momento, te rebelas y te vuelves a encontrar.
Todo este sufrimiento tiene nombre de sistema, represión y asfixia, y es amigo del patriarcado: el
monosexismo. Estos últimos meses lo he nombrado mil veces porque es parte de la opresión que
sufrimos las personas plurisexuales. El monosexismo a menudo colabora alabando y premiando a las
personas que sienten atracción por un solo género, y odiando a las que lo sentimos por más de un
género. Este hecho va engendrando un odio hacia nuestra comunidad bi, imponiendo unas normas y
reglas sociales de relación afectiva, por ejemplo: limitarse a relacionarse con una sola persona y de un
solo género para huir de esa opresión interna.
No quisiera concluir sin expresar mi reflexión personal. ¿Qué podríamos hacer ahora? ¿Qué
necesitamos para combatir a esa parte del sistema? Se necesita formación sobre la realidad bisexual,
impartida por personas que lo somos, tanto en las aulas, como en todos aquellos ámbitos que nos
envuelven: sistema sanitario, servicios sociales, sistema educativo, etc. En definitiva, se necesita
educación y formación. No podemos olvidar tampoco que cada momento es el idóneo para visibilizarse
siempre y cuando lo elija cada persona.
Si me lo permitís, os propongo algo. Aquellas personas plurisexuales que estéis leyendo este artículo,
os animo a que os relacionéis con personas que os impulsen a mostraros tal y como sois. Cada
persona tiene su propio tiempo, pero tranquilidad, no hay prisas, tú y solo tú te pones esos tiempos.
Pero una vez que cojáis, como yo, ese impulso… Creedme, sabréis qué implica la palabra vivir. Del
mismo modo, me gustaría resaltar que cualquier espacio y lugar es el correcto para no dejarse borrar y
levantarse, ya sea de una silla o levantar la mano para decir: “Sí, aquí sí que hay una persona bisexual y
esa persona soy yo“.
[ 28 ]
HISTORIA
educación sexual
Historia LGTBIQ+
Difundiendo placeres.
Una educación sexual diversa y feminista.
Sexualitats - educació sexual feminista
Un programa de la entidad Sida Studi.
Aun viviendo en una sociedad hipersexualizada, persiste todavía un fuerte tabú para hablar
abiertamente de sexo, placer, relaciones, etc. Sobre todo, cuando nos toca hablar a las personas
adultas con criaturas y adolescentes. Esta contradicción explica por qué a pesar de que la educación
sexual sea un derecho universal, todavía genera mucho miedo pronunciar la palabra sexualidad en los
centros escolares mientras que las palabras “maricón” o “puta” se oyen de forma cotidiana en los
pasillos y en los patios.
Pese a las recomendaciones de implementar la educación sexual desde la primera infancia por parte
de instancias internacionales como la OMS, y de que la última reforma educativa, la LOMLOE (también
conocida como Ley Celaá), la establezca como uno de sus pilares fundamentales; la realidad que
observamos en el ámbito de la educación formal es que se deja en manos del profesorado. Sin apoyo y
sin formación específica, la posibilidad de incorporarla de manera transversal o en sus horas de tutoría,
en la práctica se traduce en una educación sexual que queda en tierra de nadie. Si el presupuesto se
ajusta o si el sector público subvenciona, algunos centros optan por externalizarla durante el segundo
ciclo de la ESO a asociaciones que ofrecen una educación sexual de calidad pero que,
desgraciadamente, disponen de muy poco tiempo para abordar la complejidad del ámbito sexual y
afectivo.
Estas intervenciones cohabitan con otras procedentes del ámbito sanitario, que acostumbran a
centrarse en la prevención de los riesgos biológicos. Es decir, en la prevención de las infecciones de
transmisión sexual (ITS) y los embarazos
adolescentes, que tienen un claro sesgo
heterocentrado. En este tipo de
intervenciones, no solo se dificulta el acceso a
la salud sexual por parte del alumnado LGTBI,
sino que además el miedo es la estrategia
velada que se propone para el cuidado de la
salud sexual. En un supuesto orden neutro de
las cosas, se omiten otras problemáticas como
las violencias machistas o aquellas asociadas a
no seguir las normas de género: la lesbofobia,
homofobia, la transfobia, las violencias hacia
las personas con expresión de género no
normativa, hacia personas no binarias, la
penalización de la sexualidad de las mujeres
(el estigma de la puta), por poner algunos
ejemplos.
Fuente: freepik.es/vector4stock
[ 29 ]
Historia LGTBIQ+
Frente al abordaje sociosanitario, desde Sexualitats – educació sexual feminista-, consideramos que
promocionar el placer (y no el miedo) es una de las bases fundamentales de las estrategias de cuidado
de la salud sexual, ya que cuando las personas estamos conectadas con nuestro placer tenemos
muchas más posibilidades para comunicar límites y deseos, negociar prácticas seguras y establecer
vínculos de respeto mutuo.
Por otra parte, teniendo en cuenta que la sexualidad más regulada, más normativa, es la heterosexual,
incorporar la diversidad sexual y de género en la educación sexual nos ayuda a visibilizar sexualidades
más allá de del corsé coitocéntrico, biologicista-reproductivo y cargado de estereotipos de género y
violencias machistas. En este sentido, hablar del placer de las sexualidades LGTBI ayuda a desmontar
las prescripciones, el “deber ser”, de la sexualidad normativa y abre la puerta a un campo ilimitado de
posibilidades, deseos y placeres para todas las sexualidades. Y de paso, atendemos las necesidades de
una parte del alumnado que pocas veces se aborda en las aulas y en los servicios de salud sexual. Esta
atención no es baladí, abordar la diversidad sexual y de género desde el placer nos permite dar un giro
de 180 grados a la prevención de la LGTBIfobia, para pasar de la concepción de “la minoría pobrecita y
vulnerable”, a un abordaje centrado en los procesos de empoderamiento y agencia.
Tras años de acciones educativas en centros
educativos de primaria y secundaria, tanto con el
alumnado como con las familias y el profesorado,
podemos afirmar que, de poco sirve apostar por
una educación sexual en las aulas, si ésta se realiza
desde un modelo biologicista que reproduce todo
tipo de desigualdades y violencias. El enfoque de las
intervenciones en educación sexual es fundamental
si queremos hablar de libertad, igualdad y derechos.
Así, es imprescindible poner el foco en todas
aquellas personas adultas que aun queriendo
acompañar a las infancias y adolescencias en el
desarrollo de su sexualidad, se sienten con pocos
recursos para ofrecer herramientas que les
permitan vivir una sexualidad placentera y libre de
violencias. Es por ello que, desde Sexualitats -
educació sexual feminista-, en 2023 inauguramos la
es
Escuela de educación sexual feminista, un espacio online de formación para profesionales sobre
educación sexual desde una perspectiva social y feminista. Para realizar el primer curso “Difundiendo
placeres” (de 30 horas), que se ofrece de forma gratuita, no es necesario tener conocimientos previos.
Los contenidos del curso estarán acompañados de textos de referencia, cápsulas audiovisuales,
seminarios y recursos educativos.
Profundizaremos en cómo construir, desde los feminismos, una mirada sobre la educación sexual que
atienda a las desigualdades sociales y proponga nuevos caminos basados en los cuidados, la
autonomía y la agencia. En una vertiente más práctica, compartiremos pedagogías transformadoras
que faciliten herramientas y estrategias para vivir sexualidades más placenteras y seguras. Este curso
invita a pensar lugares más allá de la sexualidad hegemónica y a revisar las prácticas educativas para
articular otras sexualidades posibles que pongan en el centro lo verdaderamente importante: los
vínculos, los afectos y el cuidado.
Si deseas más información puedes escribirnos a escuela@sidastudi.org o consultar nuestra web
https://salutsexual.sidastudi.org/ en la que encontrarás un extenso fondo de recursos educativos
[ 30]
vinculados a la educación sexual, que esperamos ayuden a impulsar una educación sexual integral para todas.
relaciones diversas
Lo importante de las relaciones...
¿monogamia, poliamor?
Isabel Clari
(Psicoterapeuta)
¿Monogamia? ¿Poligamia? ¿Relaciones abiertas?
Son muchos términos que hoy en día están en
el vocabulario social, hay mucha conversación
en torno a esto y muchas nuevas opciones de
relación. Pienso que la sociedad va
evolucionando y eso es algo natural y saludable.
En estas reflexiones entre amigas, donde se
plantea el tipo de relación que queremos tener,
es importante que no se nos olviden los
cuestionamientos más básicos e
importantes que tienen que ver con la
esencia, con el amor, con la salud y el
desarrollo personal a nivel del corazón,
incluso có a nivel espiritual. Preguntas como ¿cuánta capacidad tienes para amarte a ti misma/o? ¿Te
valoras realmente? ¿Cuánta capacidad tienes para tener intimidad con una persona? ¿Cuál es tu
dificultad con el compromiso? ¿Cómo de disponible estás en este momento de tu vida?
He ayudado a muchas personas en terapia con serios problemas para sostener la intimidad, el
contacto real, la mirada. Porque quizá aprendieron que quedarse en intimidad con alguien era algo
peligroso o que no han aprendido a quererse incondicionalmente. Quizá no han experimentado tener
un apego seguro. O no han trabajado aún sus condicionamientos, los aprendizajes antiguos, esos que
desde pequeñas nos han ido marcando y sí, por supuesto, también influyen en la forma en la que nos
relacionamos en pareja. Hay diferentes formas de apego aprendidas desde la infancia que, a la hora de
relacionarnos, pueden afectar desde el extremo de la dependencia emocional hasta el desapego
patológico. Por tanto, creo que es interesante esta nueva manera de ver la sexualidad y las relaciones,
pero es muy importante que, independientemente de este tema de monogamia y poligamia, mires
cuánta capacidad de compromiso, apego, cuidado mutuo y autocuidado, presencia,
intimidad y amor eres capaz de sostener.
Porque muchas veces tendemos a pensar que «lo bueno» lo quiere todo el mundo y lo desagradable
no. Pero no sabemos que en nuestro inconsciente están inmersos un conjunto de miedos y
condicionamientos aprendidos desde la infancia, y es ahí donde hemos de poner el foco para ser
realmente LIBRES. Porque, mientras exista opresión y condicionamiento interno, vas a pelearte con
[ las 31 ]
el mundo para ser libre cuando, en realidad, una vez que eres adulta, el rol opresor y el liberador
están dentro de ti. Eso sí, es necesario un trabajo de conciencia y trabajo personal lleno de
honestidad, cariño y valentía. Algunos recursos de autoconocimiento que usamos en terapia son
revisar el estilo de apego, quizá tu carácter del eneagrama, qué mecanismos de defensa utilizas y qué
funciones inconscientes tienen, revisar tu historia, sanar algunas heridas aún abiertas, aprender
nuevos recursos de gestión emocional. Es entonces cuando una relación sana se puede dar (sea
monógama, poliamorosa o como sea) porque vas a estar conectada contigo misma, con tu fuerza
y con tu verdad.
Como siempre digo, aparquemos los conceptos un rato y vayamos al corazón, al amor, a la
esencia, a la intimidad, a la sexualidad de calidad; vayamos a los vínculos sanos, llenos de
comunicación y respeto, sin luchas de ego ni de poder, con empatía, escucha, mirada y
presencia. Es ahí donde está la verdadera fuerza y la verdadera revolución. Mientras haya guerra
dentro de nosotras mismas, habrá guerras fuera, en el mundo. Lo que es a nivel micro, es a nivel
macro.
Si estoy triste y me cabreo por estar triste, me estoy tratando con lucha o con hostilidad, como ocurre
fuera, y al fin y al cabo es también una guerra interna de no aceptación. Es un valor cuando enfoco lo
que me falta o en lo que fallo, cuando lo miro desde el amor, para mejorar, no para criticar ni machacar
mi «defecto» o el de la persona que tengo enfrente, ni compararnos.
Aún no existe mucha
investigación social al respecto
de las relaciones
poliamorosas. Por lo que voy
viendo y acompañando a
personas, veo que es
imprescindible poder discernir
bien lo que sentimos, en
cualquier tipo de relación. Si
no has trabajado tu estilo de
apego aprendido en la
infancia, puedes justificar
determinados modos
neuróticos con algo sano que
se le parezca.ejemplo,
Por ejemplo, si tu estilo de apego es evitativo, con miedo a la intimidad, vas a sentirte cómoda en
relaciones sin compromiso y yendo para allá y para acá buscando sólo lo bonito, porque tu dificultad
está en la intimidad, quedarte, cuidar, estar en los momentos malos, sostener el dolor o las
dificultades, etc.dificultades, e
[ 32 ]
Si tienes un estilo de apego ansioso, más dependiente, por ejemplo, puedes aceptar una propuesta
de poliamor que en realidad no te sienta bien por miedo (disfrazado de…por amor…o porque te
quiero), olvidándote de ti misma y, al final, batacazo también. O, por el contrario, cerrarte al matrimonio
cuando en el fondo tienes otras inquietudes.
El último estilo de apego investigado, el apego aislado, quizá menos comprendido, también puede
justificar con cualquiera de las opciones actuales la mentira de «no necesito nada de nadie». Hay más
estilos de apego, estos son solo algunos ejemplos.
En cualquier caso, repito, que cuando hablo de justificaciones hablo de EGO, y que el ego puede
coger el lenguaje de la terapia y del mundo espiritual y montar una máscara como un edificio de
grande. El ego coge lo que sea para adaptarse, es como Terminator 3, lo desintegras y se vuelve a
integrar de nuevo, con los trozos que quedan, hay que estar muy atentas. Porque el ego no se va,
siempre tenemos la máscara puesta en una infinidad de formas. Una manera de tratarnos con
amor es ver cómo son estas formas que adopta nuestro sistema de defensa psicológico, para
no identificarnos con ellas sino con lo que somos en esencia.
Esta es mi visión como psicoterapeuta.
Trabajo por la salud y la libertad a nivel
interno, por eso quizá tengo esta visión
menos filosófica o de conceptos, sino más
centrada en el amor esencial. Por
supuesto que todas tenemos una
capacidad infinita de amar a muchas
personas, sólo tenemos que buscar
dentro de nosotras, para que sea un
verdadero amor y no miedo o conceptos
desconectados del corazón, ya sean en el
modo moderno o en el clásico de toda la
vida.
Tengo la experiencia de haber acompañado a muchas personas en relaciones monógamas que llevan
toda la vida sin haber trabajado estos aspectos, sufriendo o pegándose unos batacazos enormes. Lo
que ocurre es que aún no sabemos en la opción del poliamor cómo será esto de no trabajarse una
misma… mi hipótesis como terapeuta es que, igualmente, somos personas y ocurrirá lo mismo. Sin el
trabajo personal de conciencia, el ego se apodera de ti, y de una forma o de otra, adoptará la
forma que sea coherente con el condicionamiento que tengas. Puedes usar los conceptos de
la monogamia y poliamor para justificar tu estilo de apego y hacerte una manera propia sin
trabajarte los vínculos sanos, la empatía y la comunicación verdadera (sin sincericidios, por
favor); cosa que finalmente sería bastante neurótica. Lo importante es que, te sientas como te sientas,
eli
[ 33 ]
elijas el estilo de relaciones que elijas, que sea desde tu trabajo interior, desde tu libertad y tu amor
verdaderos, trabajando tus miedos reales más profundos en las relaciones, revisando tus figuras
parentales, etc.
De sobra es sabido que lo contrario del AMOR no es el odio sino el MIEDO.
Lo que quiero transmitir en este artículo es que lo importante es trabajar nuestra capacidad de
amar de verdad, de vincularnos sanamente, desde nuestra esencia, y crear relaciones sanas,
nutritivas, comprometidamente libres; la compasión, la conciencia y el amor.
Es muy importante, en este momento de auge de nuevos estilos de relación, estar muy conectada
con la verdad propia. Estar conectada con cómo te sientes ahora, ser honesta en este momento
contigo misma, ser amable y, sobre todo, comunicar a la compañera cuál es tu idea de relación. Ahora
más que nunca, son necesarios los contratos; antes nadie se planteaba nada porque había un único
modelo, pero ahora es necesario posicionarse ante la otra persona (al menos, en el momento
actual) en lo que sabemos que nos sienta bien o necesitamos. Los contratos pueden ir por escrito o
bien con un estrechamiento de manos y un brindis con una sonrisa, siendo siempre revisables más
adelante. Esta es la clave de la salud relacional en este momento tan bonito de cambios y diferencias, al
fin y al cabo… Lo importante es ENCONTRAR EL VERDADERO ENCUENTRO.
Lo que realmente nos nutre es la intimidad, el contacto real persona-persona.
HONESTIDAD
vínculos
SANOS
RESPETO
AMOR
comunicación
Sexualidad
EMPATÍA
LIBERTAD
Confianza
intimidad
[ 34 ]
cultura les
Salvada por los
FOTOGRAMAS
(lésbicos)
Chus Montilla
Creo recordar que corría el año 2007. Me
encontraba en mi habitación de piso compartido
en la ciudad de Málaga, después de acabar la
carrera e ir sorteando mis primeros trabajos
precarios. Estaba viendo no sé qué capítulo, ni de
qué temporada, pero lo que recuerdo
perfectamente era la serie que veía: The L Word,
para el público patrio: L. Tampoco recuerdo qué
escena concreta veía, solo sé que de pronto me
puse a llorar como una magdalena y me dije a mí
misma: “ya está, que sí, que eres lesbiana. Asúmelo,
no te lo niegues más”.
Y es que, para muchas personas homosexuales, sobre todo para las que tuvimos que lidiar con nuestra
orientación sexual hace ya algunos años, lo más duro no fueron esos momentos de “salida del
armario”, cuando lo fuimos teniendo que contar a familiares y amigos. Lo más difícil del camino fue la
autoaceptación. Para mí, eso fue lo más complicado, ese autorreconocimiento a mí misma como
lesbiana. Porque, aunque conocía a algunas personas del colectivo, y llevaba unos años fuera de casa
viviendo en ciudades con cierta apertura y libertad, también procedía de un pueblo pequeño de
interior y sentía que mis allegados podrían no entenderme ni aceptarme. Por aquello de no ser ni
sentirse diferente a lo normativo, me negué muchas veces lo que sentía. Tampoco era capaz de
compartir lo que me pasaba con nadie.
Durante mucho tiempo, y en la sociedad en general, de manera visible y abierta, me faltaron
referentes. los referentes. Dado que lo que una es y siente no se
puede acallar por mucho tiempo, me puse a buscar esa
representación en el medio audiovisual, pues siempre
he sido muy cinéfila. Entraba en páginas web como
Lesbicanarias y en foros. Supongo que, empezar a
[ 37 investigar ]
investigar y ver películas y series de temática lésbica, fue para mí una manera más suave y progresiva
de llegar a esa autoaceptación. Poco a poco, viendo esos besos en pantalla entre dos chicas, en la
intimidad de mi habitación, fui soñando primero y, poco a poco, admitiendo que todo eso me pasaba a
mí. Al verme reflejada y representada en esos personajes vi que no era nada malo, y que yo lo podía y
quería vivir. Por eso siempre digo que las películas y series lésbicas me salvaron.
He de decir que no me limitaba a la caza de contenido audiovisual, también buscaba libros e
información general del colectivo lésbico. Particularmente, me gustaba investigar qué personalidades
femeninas conocidas habían reconocido abiertamente estar fuera del armario, o de cuales se
rumoreaba que podían mantener una relación con otra mujer… porque, qué mayor referente hay que
saber que ahí fuera, más allá de las pantallas, había mujeres reales amando, deseando y viviendo
romances con otras féminas. En fin, yo era una especie de Lesbopedia. De hecho, tiempo después, las
amigas bolleras que fui haciendo me apodaron este sobrenombre que yo llevaba por bandera. Para
quien quería saber algo del mundillo lésbico, yo era su base de datos de referencia.
Retomando el primer párrafo, quizá la serie que más me marcó fue The L Word. Esta serie
norteamericana, a lo largo de sus seis temporadas, tuvo sus puntos flacos de guion y trama. Mostraba
principalmente como protagonistas a un grupo de mujeres lesbianas y bisexuales poco representativo,
pues prácticamente todas eran divinas de la muerte, ricas y exitosas. Pero dejando los detalles técnicos
y particularidades de lado, realmente sigue siendo “LA SERIE” por excelencia para las lesbianas y
bisexuales de la época. Marcó un antes y un después en la representatividad y en la visibilidad para las
mujeres del colectivo. Pues era la primera pieza audiovisual donde la mayor parte del elenco
representaba a personajes con diversidad sexual e identitaria, especialmente lesbianas. Y también
mostraba, en algunos personajes y tramas secundarias, prácticamente a todas las letras del colectivo.
Además, se mostraban sin tapujos besos y escenas de sexo más o menos subiditas de tono, como
pocas veces habíamos visto antes en pantalla.
Fueron los años de las primeras series web que, frente a las grandes cadenas que aún no se decidían a
mostrar de manera generalizada personajes y tramas diversos, permitían gran libertad de creación; con
menor presupuesto y la posibilidad de tener como público a todo el mundo, gracias a internet. Así
llegaron web series españolas como Apples o Chica busca chica. Esta última fue especialmente
importante para mí porque se creó un foro virtual de seguidoras de la serie, donde hice dos amigas a
a las las que por primera vez les fui hablando sobre mí
y mis dudas con respecto a la posibilidad de ser
lesbiana. Ese fue el segundo peldaño en mi
proceso: ser capaz de poner en palabras escritas lo
que me ocurría. Estas amigas me ayudaron mucho
a comprenderme y aceptarme. Hoy en día, puedo
decir que una de ellas sigue siendo una de las
personas más importantes de mi vida.
[ 38 ]
También puedo mencionar otras series de corte adolescente que me gustaron bastante, como Sugar
rush, con un humor muy inglés e irreverente. O también la estadounidense South of nowhere. Esta fue
una de las primeras series en las que se empezó a hablar de shippeo, ese extraño término que viene
del inglés, y que se refiere al deseo romántico, y en ocasiones utópico, de unir a dos personas o
personajes en un romance. Así, se puso de moda juntar parte de los nombres de ambos personajes;
en el caso de South of nowhere, Spencer y Ashley pasaron a ser #spashley.
Para el público gay masculino, ya existía un mayor numero de
películas y series como Queer as folk, y mayor visibilidad. Y bueno,
en esos años, tímidamente iban apareciendo cada vez más
personajes de mujeres lesbianas y bisexuales en series televisivas
españolas. Especialmente, no podemos dejar de mencionar
algunas parejas que contribuyeron mucho a la normalización de
ver historias y besos entre chicas en los salones españoles, como
Maca y Esther de Hospital Central, o Pepa y Silvia (las Pepsi para las
bollofans), en la serie Los hombres de Paco.
Pero eso no era suficiente, las mujeres lesbianas y bisexuales
estábamos tan ávidas de contenido y estábamos de referentes que devorábamos todo el material audiovisual que
aparecía gracias a la globalización de internet. Eran los años dorados del “pirateo”, y de una comunidad
altruista subtitulando los capítulos y filmes, y subiéndolos a la web.
Si hablamos en un sentido de calidad y visibilidad de aquellas películas y series, podemos decir que
muchas de ellas no eran especialmente buenas, y eran de bajo presupuesto, dado que la gran
industria todavía se negaba a financiar algo que parecía residual, para unas pocas. Pero series como
The L Word demostraron que había un porcentaje nada desdeñable de target, deseoso de este tipo de
contenido y dispuesto a gastar su dinero ocioso en DVDs, entradas de cine, merchandising, eventos
relacionados, etc.
En cuanto al género, podemos afirmar que, básicamente, había
dos grandes clasificaciones. Por un lado, estaban las comedias
románticas, en las que la trama solía ser salir del armario y lidiar
con la repercusión de esa revelación en el entorno de la/s
protagonista/s, o el enamoramiento de dos mujeres (donde casi
siempre una de ellas era hetero, hasta que se demostraba lo
contrario). Pero siempre desde un tono más tragicómico, donde
los problemas se resolvían y había finales felices o agridulces.
Podemos mencionar títulos míticos como Rosas rojas (Imagine me
& you), I can´t think straight, Guardando las apariencias (Saving face),
But I´m a cheerleader, Nina´s heavenly delights, Besando a Jessica
Stein, D.E.B.S., y un largo etcétera.stábamos
[ 39 ]
Por otro lado, estaban los dramas y los dramones, donde toda
esa aceptación de la orientación sexual o la identidad de género
eran procesos muy trágicos y difíciles, con muchos factores en
contra, y donde no pocas veces los desenlaces eran fatales,
incluso con la muerte de alguna de las protagonistas. Algunos
ejemplos son Aimee & Jaguar, Lost & delirious, Gia, Loving Anabelle,
The world unseen, Elena Undone, Las hijas del botanista, Eloise, Viola
di Mare, Si las paredes hablaran, Cuando cae la noche… También
recuerdo Tipping the velvet y Fingersmith, miniseries de la TV
británica basadas en los libros de la escritora Sarah Waters, etc.
De vez en cuando se colaba algún thriller como Lazos ardientes o
Cisne negro. Y, poco a poco, algunas de esas películas dejaron de
ser de corte independiente y de bajo presupuesto, para ser
grandes producciones que llegaban hasta los cines, lo cual era un
gran paso para la visibilidad. Justamente, estas dos películas de suspense son ejemplo de ello, con
directores y actrices muy reconocidos, y llegando a obtener importantes premios. Recuerdo otras
superproducciones dramáticas de aquella época, como Las horas o Habitación en Roma.
Rescatando la idea del deseo que teníamos las mujeres del
colectivo de este tipo de películas y series, me viene a la mente la
palabra “subtexto”. Tales eran nuestras ganas de ver en la pantalla a
dos mujeres que vivían una historia de amor, que nos veíamos
incluso aquello en lo que nunca llegaba a producirse tal relación, ni
siquiera un tímido beso. Muchas veces veíamos esa atracción por
debajo de la trama oficial, porque realmente estaba, pero no se
mostraba. Y, otras veces, sencillamente nos la inventábamos
porque queríamos que fuese real, creando luego historias paralelas
como fanfics o montajes en Youtube donde parecía que ocurría
algo más.
amos
Hasta entonces, era más común que pudieran llegar hasta nosotras películas anglosajonas, alguna
francesa o italiana... Pero, gracias a internet, tuvimos acceso a filmes con idiomas, historias y culturas
de las que jamás hubiéramos tenido noticias sin la "red de redes". Se me ocurren algunas como las
hindúes Sancharram (El viaje) o Fire, las suecas Fucking Amal y Kiss myg, o la israelí Los secretos (Ha Sodot).
Afortunadamente, quince años después de ese día en que me dije a mí misma que era lesbiana, los
tiempos han cambiado. Nuestro país y nuestro colectivo han ido conquistando derechos y espacios, así
como ganando representatividad y visibilidad. La situación en muchos países del mundo también ha
ido mejorando. Y, aunque queda mucho por alcanzar, todos esos cambios también se han ido
trasladando a los referentes audiovisuales. Y a la inversa, es decir, la presencia de estos referentes en
cieciedad [ 40 ]
las pantallas, ha contribuido mucho a la
normalización y aceptación, por parte de la
sociedad, de nuestras existencias, vivencias,
sentires y deseos diversos.
Con los años, se han ido realizando más
películas y series de mayor calidad, con más
recursos y capacidad de difusión, llegando
también a las televisiones y a los cines. Así
mismo, vemos que cada vez se incluyen con
más normalidad en los productos audiovisuales
personajes del colectivo tratados con mayor naturalidad y realismo. Se va huyendo de los tópicos y de
las tramas manidas y extremadamente trágicas, dándoles la posibilidad a esos protagonistas de vivir
todas sus facetas, no solo la que concierne a su sexualidad o identidad sexual.
Echando la vista atrás, a pesar de las deficiencias en la calidad, el tratamiento de algunos temas, las
tramas y los personajes, solo puedo estar agradecida por haberme topado con esas obras y ese
ejército de fans que, poco a poco, me ayudaron a sentirme menos sola, a aceptarme y quererme como
mujer lesbiana.
Al final, pude trasladar esas escenas, esos romances y esos besos, y vivirlos en mi realidad.
Al final, tuve mi final feliz, y lésbico.
[ 40 ]
poesía
Guerra
Parece que esté lejos
pero hoy en día
el mundo es tan pequeño
y tan ciega la noticia
El ruido de bombas
Desgarra el silencio
Como estalla el trueno
En un mar de sombras
Grita el abuelo
Gime la tierra
Derrama el cielo
Lágrimas negras
La luna menguante
Acuna a los pobres
Y apaga la noche
Vestida de sangre
El niño contempla
Como los mayores
Luchan sin razones
No entiende nada
Prefiere su guerra
Donde las mentiras
Al menos no matan
Tan sólo juegan
@versologica
[ 41 ]
CINE
CINE Y SERIES LGTBI+
In my skin
Serie de TV
Rosario Rossi
Género: drama/ comedia negra
Calificación: 16+
Contenido: adolescencia, LGTBI+, familias...
Directoras: Lucy Forbes y Molly Manners.
Reparto: Gabrielle Creevy, Jo Hartley, James
Wilbraham, Poppy Lee Friar, Rhodri Meilir...
País: Reino Unido. Año: 2018-21
Serie completa: 2 temporadas y 10 capítulos.
Duración por capítulo: 30 minutos aprox.
CINE
literatura
RESEÑA
“Maquillar un poco la verdad no hace daño a
nadie" es la primera frase que dice Bethan, la
protagonista, al inicio de la serie. Y valga como
declaración de intenciones de todo lo que viene
después.
La crudeza de la cotidianidad, con su drama,
comedia y ternura, y todo sin paliativos.
Una serie sin artificios ni estridencias, con unas
interpretaciones maravillosas, que acaba siendo
una serie trepidante, de las que se ven en un
rato. La ternura de sus personajes impregna la
narrativa con la que se desarrollan las diferentes
tramas, que abordan temas tan crudos como la
enfermedad mental, la pobreza, la
homosexualidad, el bullying e incluso la violencia
machista.
La mentira como hilo conductor de la realidad
de nuestra sociedad. La mentira como
herramienta para sobrevivir a la adolescencia,
donde encajar es una prioridad.
[ 42 ]
Aparentar una vida perfecta, interesante,
entretenida e incluso opulenta, para no mostrar la
realidad de la clase obrera que se enfrenta a los
problemas diarios en clara situación de
desventaja. En definitiva, el argumento no es otro
que tratar de salvar la distancia entre la imagen
que proyectamos en los espacios públicos y
sociales, como el colegio o el trabajo, a nuestras
miserias de puertas para adentro, con las
inseguridades propias de una adolescente.
De historias de adolescentes tenemos las
plataformas llenas, pero lo que diferencia a esta
de las demás es la forma de contarlo, su
originalidad basada en nada más y nada menos
que lo cotidiano.
En definitiva, es una serie que conmueve a la
espectadora, pero no lo hace con un tono
melancólico, ni siquiera de reproche, menos aún
de chantaje emocional. Para ello tira de una
chispa de descaro, que prende de principio a fin, y
que le da una singularidad a la serie que la
convierte una de las mejores series inglesas de los
últimos años.
CINE
literatura LGTBI+
Las malas
Camila Sosa Villada (2019)
Nono Solano
Camila Sosa Villada
(1982 - La Falda, Argentina)
Escritora, dramaturga y actriz argentina. Esta obra,
que la ha catapultado a la fama, es éxito de crítica,
público y ventas, y ha ganado varios premios.
RESEÑA
Estoy en Madrid. Voy a Berkana: Berkana, el
Prado, LL bar siempre. Quiero comprar Lemebel
pero me termino perdiendo en ese mar de
libros. Quiero Lemebel pero compro Las malas.
Salgo de la librería con un libro en una bolsa
negra y tomo café casi enfrente. Un buen rato
después no puedo olvidar el comentario al
pagar: "un libro duro." Historias duras, quizás
por eso en una bolsa negra. Durante el café lo
abro, ojeo. Recuerdo que alguien había escrito
en “insta” sobre este libro. Lo busco pero no lo
encuentro. En Instagram todo es efímero, hasta
la vergüenza.
Las malas ¿Quiénes son las malas? ¿Por qué son
malas?
Estoy en Chueca este fin de semana y quizás no
tendré tiempo de empezar a leerlo y llevo fatal
no empezar a hacer lo que me gusta cuando me
apetece. La promesa de una noche en vela me
hace olvidar el libro en la mochila. Da igual
cuándo empiece a leerlo porque no voy a poder
dejar de hacerlo.
en
Las malas hablan del espacio no conquistado y de
los refugios. De los lugares en que existe la
libertad y de los que somos expulsades. Son
muchas historias, el viaje de las que no tienen
destino y están condenadas a estar siempre de
paso. La maternidad, el amor, la amistad, la familia
escogida y la que da la espalda, la sociedad, la
identidad, la decisión de ser una misma, el deseo
y la soledad, el rechazo, la doble moral. Las malas
danzan en la noche y se muestran en libertad. Las
malas durante el día son negadas y deben volver a
sus cuevas.
Leo todo esto bastante tiempo después bajo una
sombrilla y entiendo el comentario “un libro duro”.
Observo el espacio que se extiende frente a mí,
aprendo que el refugio de una simple sombrilla es
necesario. Es un lugar muy pequeño en el que
casi no me puedo ni mover, es difícil estar aquí
dentro. Esta no es mi cueva y soy un afortunado,
pero pienso, ¿y si no lo fuera?
SINOPSIS
Las Malas relata la cruda realidad que vivieron las
travestis que se tuvieron que marchar de sus
casas, unas veces castigadas físicamente por la
policía, y otras por los clientes de la prostitución.
La autora, a través de una crónica diferente, nos
adentra en un mundo que a veces es un cuento
de hadas, y otras, un cuento de terror.
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FUENTES
EN EL ARTÍCULO: “Nacimos desnudxs, y todo lo demás es drag”
Anzaldúa, Gloria (2012). Borderlands. La Frontera. The New Mestiza. 4th ed. Aunt Lute Books. San
Francisco. Chapter 1: “The Homeland, Aztlán,” Ch.5 “How to Tame a Wild Tongue,” Ch.7 “La concienzia
de la mestiza”.
RuPaul (1995). Lettin it all hang out : an autobiography. New York : Hyperion.
Butler, Judith (2006). Gender Trouble. Routledge Classics. London, England: Routledge.
Oyèrónkẹ́ Oyěwùmí."The Invention of Women". University of Minnesota Press. Retrieved 2021-11-15.
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Octubre de 2022