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La Bocina N° 410 - Octubre 2022

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14

Octubre 2022

/ * _ _ . _ * _ _ . / - *- guillermo brown... (Viene de página 13) / * _ _ . _ * _

zona se inundaba en cada sudestada

y se debió rellenar el terreno

para levantar su casa, tarea que le

encomienda a su amigo el alarife

Mateo Reid quien la proyecta y la

construye. Era de estilo inglés,

novedoso para la zona que contrasta

con las otras de estilo colonial.

Por contar con dos cañones, a

la entrada se la conocía como la

casa de los cañones. Sobre el color

de la pintura se dijo que estaba

pintado de amarillo ocre, color de

moda. Otros decían que era de

color blanco. La casa estaba rodeada

de muchos árboles, donde

Brown cultivaba frutas y verduras,

y cosechaba alfalfa y otros cereales,

que era uno de los medios de

su subsistencia, cuando no era

convocado para algún acción naval

que le solicitaban las autoridades

de gobierno. El conocía las tareas

rurales, porque provenía de una

familia de labriegos en Irlanda.

Debido a su gran experiencia naval,

el Director Supremo Gervasio

Posadas lo incorpora al servicio de

las Provincias Unidas, para la causa

de la Independencia. El 15 de

Marzo de 1814, se produce la

acción naval de Martín García, y

toma la Isla.

El Almirante tuvo problemas, porque

el gobierno lo había autorizado

hacer una expedición “en corso”

en el Pacífico. Después se lo niegan,

y se va igual. Por esa desobediencia,

es procesado, y su casa

embargada. Mientras, la casa estuvo

al cuidado de un fiel sirviente

negro. Luego, fue prestada a oficiales

franceses, y arrendada a

Martín Rodriguez.

Su familia deja la casa y se van a

Inglaterra en forma oculta, porque

les negaban sus pasaportes. A su

regreso del corso, fue puesto en

prisión en el Cuartel de los

Aguerridos. Fue juzgado y liberado

después. Salió de prisión, víctima

de una gran depresión. Se muda a

la casa de su amigo y vecino,

Mateo Reid. Su abogado Manuel

de Álzaga, litigó y consiguió que le

devuelvan la propiedad. Cayó en

un estado depresivo, y tuvo un

intento de suicidio tirándose de la

azotea, donde se rompe el fémur,

(“solo Dios sabe lo que sufrí”).

Regresa su familia. Compra más

tierra, que ahora llega hasta la

costa, hoy Av. Almirante Brown.

Viaja frecuentemente a Quilmes,

donde se ocupaba de la venta de

caballos, y también a Colonia,

donde tenía arrendado campos y

poseía una casa. Las tareas rurales

las combinaba con las celebraciones

religiosas, con las obras benéficas

y con sus amigos irlandeses.

Sobre la calle del Héroe Brown,

hoy Martín García, hace construir

siete casitas para los trabajadores

de la quinta y para guardar las

herramientas. Era buen jinete, salía

a caballo, a veces cubierto con un

poncho, por la costa del rio hasta

la Recoleta. Recorría silenciosamente

las quietas aguas del

Riachuelo, ante el saludo cariñoso

de los vecinos. En 1826 es llamado

nuevamente para la defensa de la

Patria. Vestido de gala, con espada,

y con condecoraciones, y con

su maltrecha escuadrilla, enfrentó

exitosamente a la poderosa flota

del Imperio del Brasil. La población

se volcó a la ribera para seguir

las alternativas, y ante el glorioso

triunfo de Los Pozos, el pueblo festejaba

su gloriosa hazaña, era considerado

un verdadero ídolo popular.

Después del combate de

Juncal, que acabó con la flota

imperial, una banda de música

seguida por un público numeroso,

llegó hasta la quinta para entonar

la canción nacional.

Brown falleció en su quinta el 3 de

Marzo de 1857, en una Buenos

Aires que lo amaba.

A las 9 de la noche llegó su ataúd

compuesto ´por 3 cajones, uno

dentro del otro, el primero de

madera de pino forrado en gross,

el segundo de plomo y el tercero

de caoba.

Al día siguiente, fueron muy elogiosos

los discursos en su entierro en

la Recoleta. Su mujer Chitty vendió

sus joyas para construir la bóveda.

Después vendió la quinta, fue loteada

por el martillero Mariano

Billinghurst, en 15 lotes. Su casa

estaba en el N° 8, y fue comprada

por Guillermo Nowel, quien fallece

en 1889. Pasados los años, la quinta

la compra La Cantábrica, la primera

laminadora de acero del país

y en 1902, tira la casa abajo.

Hoy en Martín García 665, está el

Banco Ciudad; en su fachada hay

una placa que lo recuerda: AQUÍ

VIVIÓ Y FALLECIÓ EL ALMIRANTE

BROWN.

Esta vez traje al recuerdo al

Almirante Brown, un irlandés que

defendió nuestros intereses marinos

con mucho valor. Sumado a

esto, pude testificar cómo se lo

recuerda en su pueblo natal de

Foxford, y el cariño que tienen al

pueblo argentino l

Susana Boragno

FOTOS: Archivo Susana Boragno,

Archivo General de la Nación

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