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EDICIÓN EXTRA Sábado 05 de Noviembre de 2022
EL TABLERO
Y LA FELICIDAD
Por Mauricio Vallejo Márquez
Coordinador Suplemento Cultural Tres Mil
Al principio nadie de mi alrededor podía
jugar y así era complicado aprender,
necesitaba un maestro. Hasta que un
día supe que un vecino sabía y estuvo
dispuesto a ensañarme a mover las
piezas. Roger se llamaba ese primer
profesor. Después de forma irregular
jugué y jugué.
Con los años reté a Carlos Ríos a una
partida en los pasillos del Cristóbal
Colón y ahí surgió mi invitación
a formar parte de la selección del
colegio y mi instrucción más formal
de la mano de nuestro recordado
Carlos Alvarez. Por él sigo siendo fiel
practicante del gambito escocés. Luego
la selección fue eliminada en los juegos
estudiantiles y seguí jugando, ese 1997
fue el año del ajedrez. Descubrí los
libros de ajedrez que tenía mi papá y de
ellos aprendí las aperturas y defensas.
Gracias a Carlos, quien también me
obsequió un libro aprendí de táctica.
Mi tío Tony también jugaba ajedrez
y me regaló mi primer tablero. Fiel
compañero que me acompañó por
muchos años, hasta que alguién
a quien se lo presté decidió salir
del país y olvidó regresarmelo.
Después dejé por años de jugar y
siempre me daban deseos de volverme
a involucrar en algún torneo, pero hasta
la fecha no lo hago. Sin embargo, ahora
con los teléfonos celulares es posible
jugar en línea, y eso hago. Quizá es
uno de mis momentos de ocio que
más disfruto, aunque no sea mucho
tiempo. Y en ese lugar por la duración
de una partida, gane o pierda, soy feliz.
Joaquín Sabina cita en una de sus canciones que uno no debe regresar
al lugar donde ha sido feliz. Yo confieso que para mí el tablero de
ajedrez es uno de esos lugares. Esos 64 escaques o casillas me han
hecho olvidar la realidad y sumarme a otro universo en el que sólo existen
dos bandos, uno que apertura y otro que defiende.
Entre mis primeros juguetes tengo presente un peón blanco de madera,
que según cuentan le perteneció a mi papá, quien fuera jugador del
INFRAMEN y federado, además de escritor. Y en ese afán que tuve por
estar cerca de mi padre ausente entré a ese mundo y a sus aficiones.
02 Edición Extra Sábado 05 de Noviembre de 2022