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La Inteligencia Emocional - Daniel Goleman

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para referirse a la capacidad de percibir la experiencia subjetiva de otra persona.

Titchener sostenía que la empatía se deriva de una suerte de imitación física del

sufrimiento ajeno con el fin de evocar idénticas sensaciones en uno mismo y es

por ello por lo que se ocupó de buscar una palabra distinta a simpatía, y a que

podemos sentir simpatía por la situación general en que se halla una persona sin

necesidad, en cambio, de compartir sus sentimientos.

La imitación motriz de los niños desaparece alrededor de los dos años y

medio de edad, a partir del momento mismo en que aprenden a diferenciar el

dolor de los demás del suy o propio y, en consecuencia, se hallan más capacitados

para consolarles. He aquí un episodio típico extraído del diario de una madre:

« El bebé de la vecina está llorando … y Jenny se acerca a darle una galleta.

Entonces lo sigue y también empieza a quejarse. A continuación, trata de

acariciarle el pelo, pero él la aparta. Finalmente, el bebé se tranquiliza pero

Jenny sigue preocupada y continúa dándole juguetes y suaves palmaditas en la

cabeza y los hombros» .

En este punto de su desarrollo, los niños pequeños comienzan a manifestar

ciertas diferencias en su capacidad de experimentar los trastornos emocionales

ajenos. Así pues, mientras que algunos —como Jenny — se muestran

agudamente conscientes de las emociones, otros, por el contrario, parecen

ignorarlas por completo. Una serie de estudios llevados a cabo por Manan Radke

Yarrow y Caroly n Zahn-Waxler en el National Institute of Mental Health

demostró que buena parte de las diferencias existentes en el grado de empatía se

hallan directamente relacionadas con la educación que los padres proporcionan a

sus hijos.

Según ha puesto de relieve esta investigación, los niños se muestran más

empáticos cuando su educación incluy e, por ejemplo, la toma de conciencia del

daño que su conducta puede causar a otras personas (decirles, por ejemplo,

« mira qué triste la has puesto» , en lugar de « eso ha sido una travesura» ). La

investigación también ha puesto de manifiesto que el aprendizaje infantil de la

empatía se halla mediatizado por la forma en que las otras personas reaccionan

ante el sufrimiento ajeno. Así pues, la imitación permite que los niños desarrollen

un amplio repertorio de respuestas empáticas, especialmente a la hora de brindar

ay uda a alguien que lo necesite.

EL NIÑO BIEN SINTONIZADO

Sarah tenía veinticinco años cuando dio a luz a sus gemelos, Mark y Fred.

Según afirmaba, Mark era muy parecido a ella mientras que Fred se parecía más

a su padre. Esta percepción pudo haber sido el germen de una sutil pero palpable

diferencia en el trato que dio a cada uno de sus hijos. A los tres meses de edad,

Sarah trataba de captar la mirada de Fred y, cada vez que éste apartaba la vista,

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