21.12.2022 Views

La Inteligencia Emocional - Daniel Goleman

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

lecciones fundamentales que pueden aumentar su competencia emocional.

El estilo laissez-faire. Estos padres se dan cuenta de los sentimientos de sus

hijos, pero son de la opinión de que cualquier forma de manejar los problemas

emocionales es adecuada, incluyendo, por ejemplo, pegarles. Por esto, al igual

que ocurre con quienes ignoran los sentimientos de sus hijos, estos padres rara

vez intervienen para brindarles una respuesta emocional alternativa. Todos sus

intentos se reducen a que su hijo deje de estar triste o enfadado, recurriendo para

ello incluso al engaño y al soborno.

Menospreciar y no respetar los sentimientos del niño. Este tipo de padres

suelen ser muy desaprobadores y muy duros, tanto en sus críticas como en sus

castigos. En este sentido pueden, por ejemplo, llegar a prohibir cualquier

manifestación de enojo por parte del niño y ser sumamente severos ante el

menor signo de irritabilidad. Éstos son los padres que gritan « ¡no me contestes!»

al niño que está tratando de explicar su versión de la historia.

Pero, finalmente, también hay padres que aprovechan los problemas

emocionales de sus hijos como una oportunidad para desempeñar la función de

preceptores o mentores emocionales. Son padres que se toman lo

suficientemente en serio los sentimientos de sus hijos como para tratar de

comprender exactamente lo que les ha disgustado (« ¿estás enfadado porque

Tommy ha herido tus sentimientos?» ), y les ay udan a buscar formas alternativas

positivas de apaciguarse (« ¿por qué, en vez de pegarle, no juegas un rato a solas

hasta que puedas volver a jugar con él?» ).

Pero, para que los padres puedan ser preceptores adecuados, deben tener una

mínima comprensión de los rudimentos de la inteligencia emocional. Si tenemos

en cuenta que una de las lecciones emocionales fundamentales es la de aprender

a diferenciar entre los sentimientos, no nos resultará difícil entender que un padre

que se halle completamente desconectado de su propia tristeza mal podrá ayudar

a su hijo a comprender la diferencia que existe entre el desconsuelo que

acompaña a una pérdida, la pena que nos produce una película triste y el

sufrimiento que nos embarga cuando algo malo le ocurre a una persona cercana.

Más allá de esta distinción hay otras comprensiones más sutiles como, por

ejemplo, la de que el enfado suele ser una respuesta que surge de algún

sentimiento herido.

En la medida en que un niño asimila las lecciones emocionales concretas que

está en condiciones de aprender y, por cierto, que también necesita—sufre una

transformación. Como hemos visto en el capítulo 7, el aprendizaje de la empatía

comienza en la temprana infancia y requiere que los padres presten atención a

los sentimientos de su bebé. Aunque algunas de las habilidades emocionales

terminen de establecerse en las relaciones con los amigos, los padres

emocionalmente diestros pueden hacer mucho para que sus hijos asimilen los

elementos fundamentales de la inteligencia emocional: aprender a reconocer,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!