21.12.2022 Views

La Inteligencia Emocional - Daniel Goleman

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

de las situaciones desconocidas presentaban los síntomas típicos del pánico

(palpitaciones cardíacas, insuficiencia respiratoria o una sensación de angustia)

junto al sentimiento de que algo terrible estaba a punto de ocurrirles (como, por

ejemplo, volverse locos o morir). Los investigadores creen que, aunque los

episodios no eran lo bastante significativos como para merecer el diagnóstico

psiquiátrico de « crisis de pánico» , estos adolescentes corren un grave riesgo de

desarrollar este tipo de problemas; de hecho, muchos de los adultos que sufren de

ataques de pánico afirman que éstos comenzaron en su pubertad. El punto de

partida de los ataques de ansiedad está estrechamente ligado a la pubertad. Las

chicas que manifiestan pocos signos de pubertad no suelen presentar tales ataques

pero un 8% aproximadamente de las que atraviesan la pubertad afirman haber

experimentado ataques de pánico que suelen terminar conduciéndolas a una

contracción crónica ante la vida.

NADA ME PREOCUPA: EL TEMPERAMENTO ALEGRE

En los años veinte, mi joven tía June abandonó su hogar de Kansas City y se

aventuró a viajar sola a Shanghai, un viaje realmente peligroso en aquellos

tiempos para una mujer. En ese centro internacional del comercio y de la intriga,

mi tía conoció a un funcionario británico de la policía colonial que terminaría

convirtiéndose en su marido. Cuando, a comienzos de la II Guerra Mundial, los

japoneses ocuparon Shanghai, mis tíos fueron internados en el campo de

concentración sobre el que versa la película El imperio del sol. Después de

sobrevivir a los terribles años pasados en el campo de prisioneros, mis tíos lo

habían perdido prácticamente todo y fueron repatriados a la Columbia Británica.

Todavía recuerdo el primer encuentro que tuve con mi tía June, una mujer

anciana y vital cuy a vida había seguido un curso extraordinario. En sus últimos

años sufrió un ataque de apoplejía que la mantenía parcialmente paralizada pero,

tras un lento y arduo proceso de rehabilitación, pudo volver a caminar

renqueando. Recuerdo que uno de aquellos días me hallaba paseando con ella —

y a en sus setenta años— cuando se rezagó y al cabo de unos instantes oí su débil

grito pidiendo ayuda. Mi tía se había caído y no podía ponerse en pie. Yo me

precipité a ayudarla y cuando lo hice, en lugar de lamentarse, se rió de sus

apuros y su único comentario fue un despreocupado « bueno, al menos puedo

caminar de nuevo» .

Hay personas, como mi tía, cuyas emociones parecen gravitar de forma

natural en torno al polo positivo; son personas naturalmente optimistas y

despreocupadas. Hay otras, en cambio, que son malhumoradas y melancólicas.

Esta dimensión del temperamento —entusiasta en un extremo y melancólico en

el otro— parece estar ligada a la actividad relativa de las áreas prefrontales

derecha e izquierda, los polos superiores del cerebro emocional.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!