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21.Aprenda optimismo Haga de la vida una experiencia gratificante

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teoría biomédica aseguraban que tienen que existir alteraciones aún no descubiertas

en la química cerebral capaces de producir esos problemas subyacentes. (Anotemos

que hasta el día de hoy, y han pasado cuarenta años, esa modificación química

todavía no ha aparecido.) Los dos grupos insistían en que tratar solamente el temor

del paciente por los gatos no serviría mucho más que si se pintara el sarampión con

colorete.

Sin embargo, Wolpe razonó que los temores irracionales por alguna cosa no son

simplemente síntomas de fobia, sino la fobia en sí. Si el temor pudiera suprimirse (y

se podía, mediante diversos procedimientos pavlovianos de extinción que

implicaban premios y castigos), la fobia podría extinguirse. Si uno puede disipar su

temor ante la presencia de un gato, el problema puede resolverse. Wolpe y sus

seguidores, que se llamaron a sí mismos terapeutas behavioristas, curaron una fobia

tras otra en poco tiempo, y en esos pacientes curados ninguna otra fobia apareció

luego.

Aquello fue toda una impertinencia —demostrar que en los trastornos

psiquiátricos no hay nada de complicado— y por ser impertinente la vida se le hizo

imposible a Wolpe en Suráfrica. Se exilió por propia voluntad y se instaló en el

Maudsley Hospital, en Londres, luego en la universidad de Virginia y por fin en la

universidad Temple, en Filadelfia, donde continuó aplicando su terapia behaviorista

en el tratamiento de las enfermedades mentales. Peleador y testarudo como era, cada

dos por tres se veía envuelto en discusiones encendidas. Bastaba que alguno de los

miembros de su equipo se apartara ligeramente de la línea trazada por él, así se

tratara de una mera sugerencia, para que de inmediato lo despidiera. Si este rasgo

constituía una reminiscencia de su antigua ortodoxia psicoanalítica, lo cierto es que

el otro aspecto de su carácter era la valentía.

En los últimos años de la década de los sesenta, Filadelfia se había convertido en

las Atenas de la nueva psicología. Joseph Wolpe lanzaba sus antenas desde Temple

y Tim Beck se hallaba ya en la universidad de Pensilvania, donde constantemente

aumentaba el número de sus seguidores. No hizo sino llegar calladamente a la misma

conclusión respecto de la depresión que Wolpe acerca de la fobia. La depresión no

es sino un síntoma. Sus causas están en los pensamientos negativos conscientes. No

hay ninguna alteración profunda a la que es necesario desarraigar; no hay conflictos

infantiles no resueltos, ni rencores inconscientes, y ni siquiera se trata de

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