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REVISTA BIBLIOTEK@
Rompiendo barreras con la traducción:
historia de superación personal.
“Los límites del idioma significan
los límites del mundo; el conocimiento
de diversos idiomas y la traducción son
los medios para romper con esa barrera
que condiciona nuestra razón”.
No sería hasta tiempo más tarde
que comprendería el significado de
aquellas palabras con las que se inició
una nueva etapa en mi vida. La primera
vez que las escuché fue en mi primer día
de universidad, en la clase de traducción
académica.
Me sentía como un pececillo
fuera del agua, insegura, con miedo a
no adaptarme a esta nueva etapa en la
que pasaría los próximos cuatro años
de mi vida. Pero, ¿sabéis qué? Todo eso
valía realmente la pena. Iba a estudiar
la carrera que quería, por lo que había
estado luchando durante tanto tiempo,
por lo que sentía verdadera pasión y por
lo que llevo años queriendo dedicarme:
a los idiomas y a la traducción.
«¿Quién diría que acabaría
estudiando en Madrid y a más de 400
km de mi casa?»
La verdad que es una pregunta
que me planteaba muy a menudo,
sobre todo en el primer año de carrera.
Para mí, fue muy difícil dejar todo mi
mundo atrás y emprender un camino
sola, sin conocer a nadie, y además con
un sistema educativo completamente
distinto al instituto, pero con esfuerzo y
dedicación, aprendí que todo es posible.
En mi caso, estudié el grado en
Lenguas Modernas y Traducción con
especialidad en traducción jurídica
en inglés y alemán en la Universidad
de Alcalá de Henares (UAH). Aunque
fuera un desafío para mí, sabía que
con las ganas que tenía de aprender y
de mejorar lograría convertirme en la
traductora y también en la persona que
soy ahora. Porque aunque estéis hartos
de oírlo, es la verdad, la universidad no
es un camino de rosas. Nadie os regala
nada. Hay que currárselo como el que
más para sacar la carrera adelante.
Gracias a esto, conseguí tener una
gran independencia y confianza en mí
misma para sobrellevar los estudios, así
como las situaciones a las que me podía
enfrentar.
Todavía puedo evocar
vívidamente cuando empecé las
prácticas del grado y me concedieron
el honor de interpretar y traducir para
las instituciones internacionales que
visitaban la empresa en la que estaba
trabajando. Experimenté una amalgama
de emociones: desde la intensa
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