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Actas del CILELIJ México, 2016: Lo Fantastico

En los momentos que vivimos, cuando hay quien piensa que las poderosas tecnologías que nos rodean deben sustituir naturalmente al libro y a la forma clásica de la lectura, todo lo que sea mantener la presencia de la escritura y de la lectura en ese tan sencillo como complejo elemento, soporte firme de nuestra cultura, perfectamente compatible con los nuevos instrumentos de expresión y comunicación, debe ser apoyado por quienes seguimos creyendo que las humanidades son una parte imprescindible en la formación de una ciudadanía consciente, libre y responsable. Por eso me siento doblemente complacido al encontrarme participando en este congreso.

En los momentos que vivimos, cuando hay quien piensa que las poderosas tecnologías que nos rodean deben sustituir naturalmente al libro y a la forma clásica de la lectura, todo lo que sea mantener la presencia de la escritura y de la lectura en ese tan sencillo como complejo elemento, soporte firme de nuestra cultura, perfectamente compatible con los nuevos instrumentos de expresión y comunicación, debe ser apoyado por quienes seguimos creyendo que las humanidades son una parte imprescindible en la formación de una ciudadanía consciente, libre y responsable. Por eso me siento doblemente complacido al encontrarme participando en este congreso.

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LO FANTÁSTICO<br />

Miércoles 16 de noviembre


CONFERENCIA<br />

MAGISTRAL SOBRE<br />

LO FANTÁSTICO


Nació en La Coruña, en 1941; en su<br />

infancia y adolescencia vivió en<br />

León, de donde es “hijo adoptivo”,<br />

y estudió Derecho en la Universidad<br />

Complutense de Madrid. En<br />

2005, el Gobierno danés lo nombró<br />

embajador Hans Christian Andersen.<br />

Es doctor honoris causa por la<br />

Universidad de León y miembro de<br />

la RAE. Su vocación literaria se<br />

inició en la poesía, y en 1976 se dio<br />

a conocer como narrador. Por sus<br />

obras ha recibido premios, como<br />

el Nacional de Literatura Juvenil<br />

(1993) y el Nacional de Narrativa<br />

(2013). Algunas de sus novelas son<br />

El río <strong>del</strong> Edén, La orilla oscura, <strong>Lo</strong>s<br />

invisibles y La décima musa. La<br />

mayoría de sus relatos están en<br />

Historias <strong>del</strong> otro lugar. Cuentos<br />

reunidos, 1982-2004. Sus microrrelatos<br />

han aparecido en Días<br />

imaginarios y Cuentos <strong>del</strong> libro de la<br />

noche. En lo referente a la literatura<br />

juvenil, es autor de Las crónicas<br />

mestizas y No soy un libro/<strong>Lo</strong>s trenes<br />

<strong>del</strong> verano, Las antiparras <strong>del</strong><br />

poeta burlón y Las mascotas <strong>del</strong><br />

mundo transparente. Para primeros<br />

lectores ha publicado la trilogía<br />

de El cuaderno de hojas blancas.<br />

Muchos de sus cuentos se utilizan<br />

en los centros escolares españoles<br />

como material de lectura. Parte de<br />

su obra está traducida a 11 idiomas.<br />

Perspectivas de lo fantástico<br />

José María Merino/España<br />

En los momentos que vivimos, cuando hay quien piensa<br />

que las poderosas tecnologías que nos rodean deben<br />

sustituir naturalmente al libro y a la forma clásica de<br />

la lectura, todo lo que sea mantener la presencia de la<br />

escritura y de la lectura en ese tan sencillo como complejo<br />

elemento, soporte firme de nuestra cultura, perfectamente<br />

compatible con los nuevos instrumentos de<br />

expresión y comunicación, debe ser apoyado por quienes<br />

seguimos creyendo que las humanidades son una<br />

parte imprescindible en la formación de una ciudadanía<br />

consciente, libre y responsable. Por eso me siento<br />

doblemente complacido al encontrarme participando en<br />

este congreso.<br />

El tema a tratar, los aspectos fantásticos en la literatura<br />

infantil y juvenil, le añade particular interés.<br />

Hoy lo fantástico está ampliamente divulgado en tal<br />

tipo de literatura, lo que no era común en mis tiempos<br />

de joven lector, cuando la literatura de los escasos<br />

lectores iniciales se concentraba sobre todo en ciertos<br />

clásicos de aventuras <strong>del</strong> siglo xix, como los inolvidables<br />

libros que escribieron Mark Twain, Robert<br />

<strong>Lo</strong>uis Stevenson, Rudyard Kipling… y otros autores<br />

más modernos, también de aventuras en lo cotidiano, como Richmal<br />

Crompton, o, en el plano que pudiéramos llamar futurista, en<br />

Jules Verne.<br />

Para los lectores primerizos de mi entorno predominaba lo maravilloso<br />

a través de la oralidad –nunca olvidaré ese cuento popular que<br />

se titula Blancaflor, la hija <strong>del</strong> Diablo…– así como las leyendas, y yo<br />

tuve a este respecto la suerte de criarme en un ambiente propicio a<br />

lo legendario. <strong>Lo</strong> fantástico –pienso en esa aventura onírica que se<br />

titula Alicia en el país de las maravillas, o en Peter Pan– era una excepción.<br />

Sin embargo, quiero recordar que yo me inicié en lo fantástico<br />

gracias a ciertas enciclopedias: una llamada Universitas, de la<br />

editorial Salvat, que me permitió conocer, entre muchas otras historias,<br />

El hombre de arena, de E. T. A. Hoffmann, y otra enciclopedia,<br />

esta para niños, que conservo como uno de los tesoros de mi<br />

biblioteca, adquirida por mi padre en los años oscuros <strong>del</strong> primer<br />

franquismo, cuando tal tipo de libros solamente se conseguía por<br />

caminos difíciles, que me permitió conocer versiones muy cuidadas<br />

de <strong>Lo</strong>s viajes de Gulliver, Pinocho, El asno de oro, de Apuleyo, y las<br />

aventuras fantásticas de dos niños inolvidables: Tomasín, por un<br />

lado, y Pirulo y su perro Pisqui, por otro, cuyos autores nunca descubrí.<br />

Aquella bellísima e inteligente enciclopedia, con prólogos de<br />

Juana de Ibarborou y Gabriela Mistral, se titula El libro de oro de los<br />

niños, la editó Acrópolis-UTEHA, en <strong>México</strong>, en 1946, y su dirección<br />

literaria corrió a cargo de Benjamín Jarnés, magnífico escritor español<br />

exiliado como consecuencia de la Guerra Civil.<br />

Luego, lo fantástico fue entrando naturalmente en mis lecturas con<br />

Hans Christian Andersen, Edgar Allan Poe y Gustavo Adolfo Bécquer…<br />

y con el tiempo me convertiría en un lector sin restricciones<br />

de gusto, a quien le interesaba y le interesa todo lo que tenga calidad<br />

literaria, es decir, todo lo que presente capacidad de sugerir<br />

verazmente una realidad imaginaria, así sea desde lo estrictamente<br />

realista como desde lo fantástico, aunque por este campo siento<br />

especial simpatía, sobre todo desde que fue decididamente incorporado<br />

a la modernidad literaria de la lengua española a través de<br />

escritores como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez,<br />

Juan Rulfo o Álvaro Cunqueiro.<br />

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Mas abandonaré aquellos gratos recuerdos de mi iniciación en el<br />

apasionante mundo de la lectura de ficciones para entrar en la materia<br />

de mi charla.<br />

Para tratar de racionalizar el asunto, debo advertir sobre la amplitud<br />

que suele darse a lo fantástico, donde muchos incluyen desde lo<br />

“maravilloso puro” –tanto en la narrativa popular como en la literaria–<br />

hasta la llamada ciencia ficción o fantasía científica. Es conveniente<br />

acotar el campo, y en tal sentido, <strong>Lo</strong>uis Vax, al determinar<br />

las fronteras de lo fantástico, el punto en el que ya no se trata de lo<br />

estrictamente fantástico sino de otros aspectos, señalaba lo feérico,<br />

las supersticiones populares, la poesía, lo horrible y lo macabro, lo<br />

policíaco, el humor, la utopía, la alegoría, la fábula, lo psiquiátrico,<br />

y la metapsicología.<br />

Podríamos sin duda matizar todo esto, pero sirva como mera referencia.<br />

En todo caso, apartaríamos de lo fantástico lo maravilloso puro<br />

–el mundo de los elementos mágicos, como Las mil y una noches o,<br />

ya contemporáneas, las escrituras en que Tolkien fue un maestro–,<br />

como apartaré Conan y otros personajes de la ficción llamada “de espadas<br />

y brujería”, por ejemplo, y la ficción científica o ciencia ficción,<br />

pues en tales vertientes, que pudiéramos llamar “fabulosas”, en principio<br />

no hay conflicto entre la propia realidad cotidiana y el hecho<br />

que suscita lo extraordinario, porque no es de diferente naturaleza.<br />

En lo maravilloso, los sucesos totalmente fuera de lo que conocemos<br />

como lo ordinario son perfectamente usuales, incluso normales.<br />

Pero ¿qué sucede en el mundo de lo estrictamente fantástico?<br />

Recordemos las definiciones de ciertos estudiosos franceses especialmente<br />

interesados en el tema.<br />

Para Roger Caillois: “Todo lo fantástico es una ruptura <strong>del</strong> orden reconocido,<br />

una irrupción de lo inadmisible en el seno inalterable de<br />

la legalidad cotidiana”. Para Pierre Castex: “<strong>Lo</strong> fantástico se caracteriza<br />

por una intrusión brutal <strong>del</strong> misterio en el marco de la vida<br />

real”. Para el citado <strong>Lo</strong>uis Vax: “El relato fantástico nos presenta por<br />

lo general a seres humanos que, como nosotros, habitan el mundo<br />

real, pero que de pronto se encuentran ante lo inexplicable”.<br />

Como escritor, creo que siempre me he mantenido bastante fiel al canon<br />

de lo estrictamente fantástico, mas también acepto ciertas hibridaciones<br />

de lo fantástico y lo maravilloso, siempre que el resultado<br />

ofrezca coherencia, lógica interna, y una convincente certeza literaria.<br />

En cualquier caso, hay que recalcar que lo fantástico afecta más<br />

a la intuición que a la reflexión, pero que nos pertenece de forma<br />

profunda, como más a<strong>del</strong>ante defenderé. <strong>Lo</strong> que cambia es la mirada.<br />

Por ejemplo, en La esfinge, de Edgar Allan Poe, una alteración<br />

de la visión <strong>del</strong> protagonista es lo que le da una nueva perspectiva<br />

al objeto de su pavor. <strong>Lo</strong> que él ha creído ver como un gigantesco<br />

ser monstruoso subiendo por una montaña resulta ser una mariposa<br />

nocturna en el cristal de la ventana. Mas esa mirada es, para quien<br />

lo lee, el resultado de una disposición a la extrañeza ante la realidad.<br />

<strong>Lo</strong>s temas de lo fantástico han sido clasificados por diversos autores,<br />

desde Adolfo Bioy Casares hasta Roger Caillois o Antonio Risco.<br />

Una clasificación reciente es la de Juan Herrero Cecilia, que en su<br />

libro Estética y pragmática <strong>del</strong> relato fantástico, en referencias a la<br />

Antigüedad grecolatina cita elementos “fantásticos”: espectros en<br />

Lucrecio, Plauto y Plinio; metamorfosis –hombres lobo, mujeres pájaro,<br />

humanos convertidos en asnos– en Virgilio, Ovidio y Apuleyo;<br />

vampiros en Apuleyo y Petronio… y establece una interesante ordenación<br />

<strong>del</strong> tema, señalando primero lo que denomina “fantástico<br />

interior” –la percepción subjetiva–, donde estarían el doble, el<br />

sueño y su proyección en la experiencia, la locura y lo parapsicológico,<br />

el amor y la muerte desde la visión soñadora y subjetiva, el<br />

aparecido, la misteriosa transfiguración <strong>del</strong> espacio y <strong>del</strong> tiempo y<br />

la obra apócrifa o la repercusión metaliteraria en la vida, refiriéndose<br />

a continuación a lo que denomina “fantástico exterior” –el fenómeno<br />

objetivo inexplicable–, donde se encontrarían el muerto-vivo<br />

y el vampiro, el hombre animal –por ejemplo, el licántropo–, la animación<br />

misteriosa de miembros <strong>del</strong> cuerpo humano y de objetos, el<br />

diablo encarnado o el pacto diabólico, el humano dotado de poderes<br />

sobrenaturales, el aprendiz de brujo y la extraña fatalidad.<br />

A mi juicio, los temas de lo fantástico podrían clasificarse en entes<br />

fantásticos, atributos y situaciones fantásticas y espacios fantásticos.<br />

Entre los entes fantásticos estarían: los espectros, fantasmas y<br />

236 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 237


aparecidos; otros “no muertos” y resucitados; la sombra, el reflejo, el<br />

doble (tema también de pacto con el diablo); las criaturas artificiales<br />

(mecánicas o biológicas); otras criaturas extrañas, algunas fruto<br />

de alteraciones físicas; los animales fantásticos; el diablo y su<br />

personificación, o la maldad primordial. <strong>Lo</strong>s atributos y situaciones<br />

fantásticas comprenderían un extenso repertorio de objetos, muebles,<br />

espejos, cuchillos, cuadros, relojes, anillos, pociones, ungüentos,<br />

bebidas, conjuros, libros…, así como determinados encuentros<br />

y desencuentros. Por último, en cuanto a los espacios fantásticos, estarían<br />

tanto en determinados lugares físicos como en las rupturas<br />

<strong>del</strong> orden espacial y temporal y, por supuesto, en los espacios oníricos<br />

compitiendo con la vigilia.<br />

Yo he tratado muchos de estos temas, así en cuentos como en novelas,<br />

y en el aspecto infantil y juvenil, he practicado lo histórico<br />

–Las crónicas mestizas, que tiene como escenario este espacio americano<br />

en la primera época de la llegada de los españoles– y muy especialmente<br />

lo fantástico, tanto para lectores iniciales –la trilogía de<br />

El cuaderno de hojas blancas– como para lectores adolescentes –<strong>Lo</strong>s<br />

trenes <strong>del</strong> verano, No soy un libro; Las antiparras <strong>del</strong> poeta burlón; Las<br />

mascotas <strong>del</strong> mundo transparente–. A ello me referiré más a<strong>del</strong>ante.<br />

Desde mi condición, pues, de lector, autor y hasta ensayista <strong>del</strong> tema,<br />

afrontaré las propuestas o sugerencias que se me han hecho como<br />

materia de esta conferencia.<br />

La primera plantea cómo se construyen universos desde lo onírico y lo<br />

surreal.<br />

A veces me preguntan si la imaginación de ficciones que ejercitamos<br />

quienes escribimos pertenece verdaderamente a la invención o es resultado<br />

más bien de una práctica, de un oficio, de una técnica. La<br />

palabra invención parece dar por hecho la posibilidad de que no existiese<br />

el arte de escribir ficciones si en un momento determinado de<br />

la historia alguien no lo hubiese creado. Pero yo he insistido muchas<br />

veces en un hecho que me parece fundamental. Creo que la imaginación<br />

de ficciones, realistas o fantásticas, la invención de historias<br />

–de ficciones, por lo tanto– es muy anterior al arte de la escritura,<br />

pues se trata de algo que caracteriza a nuestra especie, la <strong>del</strong> llamado<br />

homo sapiens, que surgió precisamente cuando determinado grupo<br />

de primates, antepasados nuestros, comenzó a enfrentarse con la<br />

realidad de un modo que se pretende explicar desde aspectos alejados<br />

de lo científico, donde todavía resulta un tremendo enigma.<br />

A finales <strong>del</strong> siglo xix, el lingüista prusiano Wilhelm Bleek descubrió<br />

en Sudáfrica una etnia bosquimana de cazadores nómadas –pertenecientes<br />

a los grupos más primitivos de la especie humana, pues<br />

no conocían la agricultura ni la cerámica– que, sin embargo, tenían<br />

un riquísimo patrimonio de ficciones orales a través de las que daban<br />

sentido tanto al mundo que los rodeaba, que despertaba naturalmente<br />

su curiosidad y su preocupación, como a un supuesto trasmundo.<br />

La recopilación de las ficciones de aquellos humanos, la etnia san,<br />

publicada en el primer cuarto <strong>del</strong> siglo xx –Especímenes de folclore<br />

bosquimano– hizo decir a Elias Canetti que tal conjunto de historias<br />

es uno de los patrimonios culturales imprescindibles de la humanidad,<br />

y en él vemos como algo natural la visión no realista <strong>del</strong> universo:<br />

así, la Vía Láctea es resultado de un puñado de ceniza que una<br />

muchacha lanza al cielo en un momento peculiar, como el viento es la<br />

voz de los muertos, o el mejor cazador es quien consigue seducir mentalmente<br />

a la pieza que persigue…<br />

La ficción resultó así la primera forma de sabiduría humana capaz<br />

de dar una explicación a la realidad. Muy anterior a la ciencia, a la filosofía,<br />

a la metafísica, es el primer sistema, yo diría el sistema natural,<br />

instintivo, con el que el ser humano intenta entender el mundo<br />

que lo rodea. Y esto viene haciendo a lo largo de miles de años. Parece<br />

que los miembros de la familia humana llevamos aquí cerca de<br />

doscientos mil, y solo hace seis mil que inventamos la escritura, aunque<br />

no la utilizamos al principio para escribir ficciones…<br />

Un personaje recurrente en mi obra, el llamado profesor Souto, ha<br />

llegado a decir: “No es el ser humano quien inventó la ficción, sino<br />

la ficción lo que inventó al ser humano”. Y es que, gracias a ese proceso<br />

de intentar entender la realidad mediante lo que hemos venido<br />

a llamar “pensamiento simbólico”, nuestra especie empezó a reproducirla<br />

o a recrearla por medio de pinturas y esculturas; empezó a<br />

238 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 239


contar unidades hasta crear los números e inventar la aritmética<br />

–¿hay cosa más fascinante que representar la nada mediante el número<br />

cero?–; empezó a formar la música, reconstruyendo de modo<br />

peculiar los sonidos de la naturaleza y comenzó, insisto, pues es lo<br />

que ahora nos interesa, a utilizar la ficción como un instrumento<br />

para intentar dar una forma comprensible a la realidad.<br />

De esa ficción originaria, miles de años después pasamos, mediante<br />

la escritura, al nacimiento de lo literario, a la materialización de<br />

las historias inventadas, a la conciencia de que esas ficciones son<br />

algo peculiar, diferentes de lo que llamamos la realidad y sin embargo<br />

muy vinculadas a ella. Porque cuando los antiguos inventaban<br />

ficciones, cuando iban perfilando los mitos y los arquetipos, no<br />

solamente estaban intentando explicar la realidad, sino que incluso<br />

veían tales ficciones como una de sus partes. Y ciertamente tales<br />

invenciones tienen mucho que ver con la realidad, pues la literatura<br />

es una manera de analizarla. En síntesis, hay una parte que es la<br />

realidad y otra parte que es la literatura, pero que habla de la realidad<br />

y se refiere a ella para caracterizarla.<br />

¿Juegan en esto algún papel los sueños? Vivimos un tipo de sociedad<br />

que tiende cada vez más a sustituir los sueños por cosas: viajes turísticos,<br />

grandes o pequeños objetos, ofertas de distintas y supuestas<br />

ventajas, oportunidades materiales…, pero ustedes saben hasta<br />

qué punto el sueño, un sueño no suscitado por la publicidad, ha sido<br />

decisivo y ha jugado un papel primordial en la historia. Por ejemplo,<br />

casi todas las religiones tienen que ver con los sueños, y sin duda en<br />

el imaginario de lo ficticio el sueño juega un papel decisivo.<br />

No hay que olvidar que la ficción y el psicoanálisis están íntimamente<br />

comunicados. Sigmund Freud, el genial padre <strong>del</strong> psicoanálisis,<br />

acaso ahora demasiado olvidado, se nutrió de las ficciones,<br />

clásicas y contemporáneas, para crear su teoría <strong>del</strong> psicoanálisis.<br />

Como interesadísimo lector construyó tal teoría, a través de su estudio<br />

profundo no solo de las ficciones ya escritas, sino también de las<br />

extrañas, misteriosas, defectuosas o desordenadas que están en el<br />

alma humana, pero que tienen mucho que ver con el resto. Como saben<br />

ustedes, Freud analizó la literatura realista y la fantástica para<br />

encontrar los mo<strong>del</strong>os de sentimientos y actitudes, como el llamado<br />

complejo de Edipo, o el de Clitemnestra, o muchas de las frustraciones<br />

y deseos que nos acompañan a lo largo de la vida. Y es que no<br />

podemos negar que lo onírico forma parte de nuestra condición…<br />

Estos últimos años, que nos han traído tantas evocaciones cervantinas,<br />

tenemos que recordar e ese inmortal arquetipo llamado Don<br />

Quijote, un soñador que se atreve a llevar a cabo sus sueños, como<br />

expresó Borges con cierta melancolía, y que desde tales sueños intenta<br />

cambiar el mundo, dándonos un ejemplo que no por lo risible<br />

de sus circunstancias deja de ser profundamente ejemplar.<br />

Y como la <strong>del</strong> Quijote, todas las ficciones que hemos inventado se<br />

han ido organizando en forma de mitos y arquetipos, que seguramente<br />

a estas alturas ya están todos establecidos, pues acaso el día<br />

en que inventemos un mito o un arquetipo de verdad nuevo ya no<br />

seamos homo sapiens, sino otra cosa, y la especie habrá mutado. A<br />

veces las ficciones se nos desordenan dentro, a veces no entendemos<br />

exactamente qué nos pasa con ellas, y creo que una de las funciones<br />

<strong>del</strong> buen psicoanálisis es intentar reconciliar al paciente, o al<br />

sufriente, con esas ficciones que no tiene muy claras, o que se rebelan<br />

dentro de él. En mi caso, y en mi condición de escritor, tal vez no<br />

haya sentido la necesidad de psicoanalizarme porque al escribir, al<br />

producir estas ficciones, estoy poniendo en orden mis propios fantasmas,<br />

reconciliándolos conmigo mismo y con la realidad.<br />

Pero la materia inicial de tales arquetipos está sin duda en los sueños:<br />

pienso en la historia <strong>del</strong> vellocino de oro, de la búsqueda <strong>del</strong><br />

tesoro: ¿no seguimos soñando cada uno de nosotros con un tesoro,<br />

tenga la forma que sea, material o sentimental?, ¿no tememos todos<br />

a ese monstruoso ser, cíclope o con otro aspecto, que nos acecha?,<br />

¿no podemos ser víctimas <strong>del</strong> cainismo en lo personal o en lo<br />

social?, ¿no ha habido en nuestra vida alguna especie de Edén que<br />

hemos perdido y que añoramos, y si no lo ha habido, no mantenemos<br />

cierta esperanza de encontrarlo?..., y podría seguir trayendo a<br />

su consideración muchos otros mitos y arquetipos.<br />

Por otra parte, cuando a veces participo en algún debate sobre lo<br />

fantástico o lo realista en literatura, me gusta plantear un asunto<br />

240 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 241


que creo decisivo: ¿nuestros sueños pertenecen a lo realista o a lo<br />

fantástico? Por ejemplo, el sueño de volar –que, por cierto, puede<br />

ser placentero o angustioso–, ¿es algo fantástico? El sueño se produce<br />

mientras nuestro cuerpo duerme, dentro de los procesos biológicos<br />

que nos mantienen vivos, sin que medie nuestra voluntad<br />

imaginativa, que en ese momento se encuentra al margen <strong>del</strong> proceso<br />

onírico. Por eso afirmo tajantemente que los sueños que pueden<br />

calificarse de fantásticos se corresponden con la realidad material<br />

de nuestro propio cuerpo, que pertenece al más incontestable realismo,<br />

pues no dependen de nuestra voluntad ni de nuestra conciencia.<br />

Con lo cual, si al despertar inventamos una historia fantástica<br />

que pueda relacionarse con tales sueños, no nos alejamos tanto de<br />

la realidad como pudiera pensarse.<br />

Y es que los sueños se corresponden con una parte de la realidad<br />

que hemos venido a llamar lo surreal, impregnada de misteriosos<br />

resortes, de irracionalidad, de absurdo, acaso de falta de lógica,<br />

pero no por ello menos verdadera. Este año, en el museo <strong>del</strong> Prado<br />

de Madrid se ha podido disfrutar de una impresionante exposición<br />

sobre El Bosco, que muestra en sus imágenes toda la extrañeza desasosegante<br />

de los sueños, consiguiendo imágenes que no por lo disparatado<br />

o imposible de su contenido dejan de ser verosímiles. Y es<br />

que el secreto de lo fantástico está en la verosimilitud. A mí me gusta<br />

decir que la realidad no necesita ser verosímil, que se produce sin<br />

más, pero que la verosimilitud es la primera ley de la ficción literaria,<br />

requisito que se hace mucho más exigente si tal ficción se encuadra<br />

dentro de lo fantástico.<br />

La literatura, y muy especialmente la fantástica, es hija de la imaginación,<br />

que no tiene otros límites naturales que esos mitos y arquetipos<br />

a los que antes aludí, pero que pueden reinventarse y se<br />

reinventan de innumerables formas. El arte de escribir, hijo <strong>del</strong> arte<br />

de contar, hijo <strong>del</strong> arte de imaginar ficciones, está en nuestra naturaleza,<br />

en la condición humana, por eso hemos visto el mundo a través<br />

de la ficción. Y, repito, para poder entender este mundo, inventamos<br />

historias. Aunque hay que decir que nuestras historias se han racionalizado<br />

cada vez más, porque la ciencia ha ido acotando espacios<br />

que antes pertenecían a lo puramente maravilloso.<br />

Evidentemente, lo que hay detrás <strong>del</strong> arte de escribir es ese mundo<br />

de ficción que nos pertenece desde que estamos como especie en<br />

este mundo, e insisto en que todo ese abanico creativo, muy especialmente<br />

la imaginación de historias de muy diferente naturaleza,<br />

inventadas para tratar de explicar el mundo, es lo constitutivo <strong>del</strong><br />

ser humano, una de sus formas simbólicas de ver la realidad, que<br />

está directamente comunicada con los sueños.<br />

Otras sugerencias que se me han hecho para que les hable en esta<br />

conferencia dicen así: ¿Qué sucede con los lectores al entrar en esos<br />

mundos? ¿Cómo nos mueve el lenguaje de la fantasía?<br />

De nuevo, no tengo más remedio que regresar a mi condición de joven<br />

lector. Como les dije, creo que una de las primeras historias fantásticas<br />

que leí fue una versión de <strong>Lo</strong>s viajes de Gulliver; reducida, pues se<br />

centraba en los viajes a Liliput y a Brobdingnag. Recuerdo que acepté<br />

con naturalidad y regocijo que hubiese en el mundo una especie humana<br />

de 15 centímetros de envergadura y otra de seres gigantescos.<br />

Sin duda, las aventuras <strong>del</strong> médico Gulliver en esos fabulosos espacios<br />

eran en sí mismas tan atractivas que yo no me enteré de la sátira<br />

que había en la historia a propósito de los contemporáneos de<br />

Jonathan Swift, sino que acepté las aventuras <strong>del</strong> médico con asombro<br />

convencido. <strong>Lo</strong> mismo me sucedió con Las aventuras de Pinocho,<br />

el muñeco de madera que adquiere la vida pero tiene que ganarse el<br />

alma con su comportamiento, a través de sorprendentes encuentros<br />

y peripecias, así como la metamorfosis de Lucio en El asno de oro,<br />

un burro rubio, por culpa <strong>del</strong> ungüento mágico equivocado, y las numerosas<br />

y sorprendentes aventuras que corre hasta que consigue comer<br />

las rosas que lo devolverán a su condición humana. La lectura<br />

de Maese Pérez, el organista, de Bécquer, me puso en relación directa<br />

con el mundo de los fantasmas, hasta entonces solo vigentes en ciertas<br />

leyendas sobre las ánimas –todavía entonces, en casa de parientes<br />

campesinos, se dejaba encendida la lumbre <strong>del</strong> hogar durante la<br />

noche de ánimas, para que viniesen a calentarse los muertos familiares–,<br />

pero maese Pérez me mostró un fantasma activo e interviniente<br />

en la realidad. Y el descubrimiento de la novela de Stevenson<br />

El extraño caso <strong>del</strong> doctor Jekyll y el señor Hyde me hizo conocer por<br />

primera vez el tema, o, mejor dicho, el arquetipo, <strong>del</strong> doble, como la<br />

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lectura de El hombre de arena, de Hoffmann, me dio un especial acceso<br />

a ciertos mundos secretos, en los que una preciosa autómata tenía<br />

protagonismo, y El cascanueces y el rey de los ratones, también <strong>del</strong><br />

gran romántico alemán, fue un curioso descubrimiento <strong>del</strong> mundo<br />

de los sueños, y en Drácula, de Bram Stoker, conocí a uno de los grandes<br />

mitos vigentes, el de los vampiros…<br />

Naturalmente, todas estas lecturas estaban al margen <strong>del</strong> sistema<br />

educativo de la España franquista y clerical en la que me formé,<br />

donde prevalecía el singular adagio Novelas, no verlas. Sin embargo,<br />

la referencia a El libro de Patronio o El conde Lucanor a través de los<br />

libros de texto me hizo encontrar un relato fantástico fundamental<br />

en mi vida, que leí dado mi particular interés por la literatura y gracias<br />

a la buena biblioteca familiar. Me refiero a De lo que le aconteció<br />

a un deán de Santiago con don Illán, el gran maestro de Toledo. <strong>Lo</strong><br />

que a mí más me interesa resaltar en este cuento es la relación entre<br />

lo real y lo ficticio manejado por el autor. Como sabemos, el deán visita<br />

al mago en un Toledo real, para pedirle que le enseñe la magia<br />

que le permita hacer gran carrera eclesiástica. De hecho, todo lo que<br />

sucede después, a lo largo de años, hasta que el deán llega a papa,<br />

no parece ilusión, aunque sea fruto de un hechizo que el lector ignora.<br />

Mas al comprobar el mago la ingratitud <strong>del</strong> deán, deshace el<br />

hechizo, y el deán comprende que todo ha sido un embeleco, como<br />

nosotros, lectores, comprendemos que ha sido “ficción” todo lo sucedido,<br />

que se contrapone a la “realidad” <strong>del</strong> deán y el mago reunidos<br />

en el aposento de este. La apariencia de verdad, aceptada tanto<br />

por el deán como por los propios lectores <strong>del</strong> cuento, ha suscitado<br />

en estos últimos una idea de tiempo verdadero, de sucesos verdaderos.<br />

Sugestión fascinante para muchos, como Jorge Luis Borges, que<br />

aparte de hacer una versión contemporánea <strong>del</strong> cuento con el título<br />

El brujo postergado, le rindió varios homenajes en su propia obra<br />

de creación. Sin duda, este relato influyó en Borges y en Cortázar, de<br />

quien recordaré a este propósito Continuidad de los parques y Todos<br />

los fuegos el fuego.<br />

Creo que el cuento de don Illán y el deán me hizo comprender por<br />

primera vez el verdadero sabor de lo fantástico, pero con el paso de<br />

los años pienso que todos los textos fantásticos que leí en mi niñez y<br />

juventud matizaron de una forma especial ese conocimiento <strong>del</strong> corazón<br />

humano que es patrimonio y privilegio de la literatura.<br />

En España se ha acusado a lo fantástico de estar alejado de nuestra<br />

cultura y de fomentar cierto escapismo y falta de compromiso con<br />

la realidad, aunque sin duda el ahínco de la Santa Inquisición en la<br />

censura de lo fantástico, acaso porque competía directamente con<br />

lo sobrenatural, acabó marginando lo fantástico, que ha estado para<br />

los españoles, durante mucho tiempo, muy al margen de las corrientes<br />

de escritura dominantes. Hay que decir también que el mundo<br />

académico, tal vez heredero <strong>del</strong> canon clerical, no ha valorado demasiado<br />

lo fantástico y sus diferentes ámbitos hasta tiempos bastantes<br />

recientes, coincidentes prácticamente con la recuperación de<br />

la democracia, a pesar de que en España había cristalizado un género<br />

tan propenso a lo insólito y fuera de lo ordinario como los libros<br />

de caballerías, y que se habían escrito cuentos decisivos para lo fantástico,<br />

como el citado relato de don Illán y el deán de Santiago, o<br />

que existía la preciosa historia de “La ratita convertida en niña” <strong>del</strong><br />

Calila y Dimna, ese inmortal libro que pasó <strong>del</strong> indio al persa pelvi y<br />

de este al árabe, y que fue vertido al castellano por el rey Alfonso X<br />

El Sabio a mediados <strong>del</strong> siglo xiii, nada menos.<br />

En cualquier caso, como lector, el descubrimiento de todos estos textos<br />

completó mi forma de ver la realidad, acaso a través de procesos<br />

metafóricos que ahora sería demasiado prolijo analizar. En los viajes<br />

<strong>del</strong> médico Gulliver vi de un modo peculiar la variedad de lo humano<br />

y lo relativo de todo, pues ese gigante, tan poderoso en un espacio,<br />

resulta un enano inerme en otro; en Pinocho, el muñeco de madera<br />

que cobra vida, encontré esa dimensión misteriosa de las cosas materiales<br />

que ha elaborado o construido el ser humano con fervor y<br />

que, a través de los siglos, continúan emitiendo una misteriosa señal<br />

de vida, ya sea la cabeza de Nefertiti, las pirámides de Teotihuacán,<br />

la catedral de León o los frescos de la capilla Sixtina; en el asno<br />

en que se convierte Lucio, genial antecedente de Gregorio Samsa, hay<br />

señales de algo que está en la vida ordinaria, y son las extrañas transformaciones<br />

personales o sociales a las que podemos asistir, a veces<br />

para nuestra desdicha; los fantasmas de la literatura fantástica materializan<br />

algo evidente: que por medio de la memoria todos estamos<br />

244 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 245


odeados, mientras vivimos, de nuestros muertos queridos o aborrecidos,<br />

o de ciertos acontecimientos felices o desdichados de nuestro<br />

pasado particular o colectivo. En cuanto a la Olimpia de Hoffmann, es<br />

profética en la deshumanización global que parece llevar consigo el<br />

uso perverso de las nuevas tecnologías; y ese doble que tanto interesó<br />

a los románticos, y que Stevenson recrea con notable destreza, nos<br />

dice claramente que ningún ser humano es de una pieza ni genética<br />

ni mentalmente, y en los momentos decisivos de nuestra vida, cuando<br />

tenemos que tomar una decisión importante, podemos ser conscientes<br />

de esa contradicción, de ese “doble” que está en lo profundo<br />

de nuestro ser.<br />

<strong>Lo</strong>s sueños de los relatos fantásticos, que me hicieron intuir las débiles<br />

fronteras que separan el sueño de la vigilia, coinciden en muchos<br />

casos con uno de los grandes mitos de la humanidad, aquel en<br />

el que Chuan Tzu, tan apreciado por Octavio Paz, juega con el sueño<br />

y la vigilia como si formasen una misteriosa banda de Moebius,<br />

y que dio origen, a través <strong>del</strong> “Cuento de Abul-Hassán” de Las mil y<br />

una noches, a La vida es sueño, de Calderón de la Barca. Como en la<br />

historia de don Illán y el deán de Santiago, la perspectiva fantástica<br />

<strong>del</strong> tiempo nos permite matizar de una forma especial nuestra<br />

sensibilidad sobre eso que Stephen Hawking llama “la flecha irreversible”,<br />

y no hay duda de que nos ha abierto fructíferamente esa<br />

dimensión… Por no hablar de los vampiros, sanguinaria especie<br />

simbólica que define muy bien un peculiar mundo de corrupción sin<br />

escrúpulos que crece en muchas sociedades alimentándose <strong>del</strong> patrimonio<br />

colectivo para empobrecernos a todos.<br />

Sin duda, el lenguaje de la fantasía potencia el lenguaje ordinario,<br />

aporta metáforas que hacen vislumbrar a los lectores nuevas perspectivas<br />

de la realidad a través de la imaginación. En muchas ocasiones,<br />

es precisamente la falta de imaginación lo que no permite<br />

apreciar el vigor y el encanto de lo fantástico.<br />

La última cuestión que se me propone como tema de esta conferencia<br />

es la siguiente: ¿Cómo nos relacionamos con nuestra realidad a<br />

través de la fantasía? En la parte anterior, creo haber apuntado ya algunos<br />

aspectos, pero intentaré ampliar lo más posible el asunto. Me<br />

he referido sobre todo a mi actitud de lector, pero quiero entrar ahora<br />

en el tema desde mi trabajo de escritor, que me ha permitido conocerlo<br />

como experiencia directa.<br />

A lo largo de mi vida he publicado nueve libros de cuentos, y quince<br />

novelas. Cinco de esos libros de cuentos –los publicados entre<br />

los años 1983 y 2004– se reunieron en 2010 en un volumen con<br />

el título Historias <strong>del</strong> otro lugar, y muchos de ellos se incluyen en<br />

antologías utilizadas en el sistema educativo. En mis cuentos están<br />

presentes bastantes de los temas a los que antes he hecho alusión:<br />

las metamorfosis, tanto de cosas que cobran vida replicando a la<br />

realidad como de personas; el doble, así en personajes que descubren<br />

a su otro yo como en lugares domésticos y hasta en ciudades<br />

que tienen una sombra invisible pero viva y ominosa; los fantasmas<br />

familiares que regresan a casa; los lugares o los objetos capaces de<br />

esclavizarnos; los saltos en el tiempo, con sus duplicaciones y extrañas<br />

convergencias; la pérdida <strong>del</strong> sentido de las palabras como<br />

inicio de un proceso de desaparición; los animales legendarios que<br />

cobran una aparentemente imposible vigencia; la fuerza de sortilegio<br />

que pueden alcanzar algunos signos aleatorios; el poder de los<br />

libros, tanto para modificar la realidad como para transformarnos a<br />

nosotros; las sorpresas absurdas que nos puede deparar la creciente<br />

informática…<br />

Mis novelas no tienen tanta impregnación fantástica, aunque en todas<br />

ellas está vigente alguno de esos temas. No voy a extenderme en<br />

ese campo, pero me permitirán hacer una obligada referencia a mi<br />

obra para niños y jóvenes.<br />

Ya les dije que mi trilogía Las crónicas mestizas pertenece a lo histórico<br />

y no a lo fantástico, pero el protagonista es un joven mestizo <strong>del</strong><br />

siglo xvi, hijo de español y tlascalteca, y su pertenencia a dos mundos<br />

le da cierta resonancia de doble. Pero mi primera novela fantástica<br />

para jóvenes tiene como título No soy un libro –aunque su<br />

verdadero título sea <strong>Lo</strong>s trenes <strong>del</strong> verano–, y en ella planteo el naufragio<br />

en la Tierra de un extraterrestre que queda atrapado en un<br />

cargamento de libros que va en un tren en el que viaja un grupo de<br />

adolescentes, lo que no solo ha hecho que entremos en un mundo<br />

246 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 247


paralelo en el que, por ejemplo, en España se habla el dialecto leonés,<br />

son los aztecas los que han descubierto Europa y conquistado<br />

la Gran Bretaña, y todo lo que conocemos como habitual está cambiado<br />

–desde la localización de la torre Eiffel hasta la condición <strong>del</strong><br />

papa–, sino que un peculiar juego tipográfico nos aconseja seguir leyendo<br />

el libro para que el extraterrestre pueda liberarse y la Tierra<br />

recupere su habitual condición…<br />

En otra novela, Las antiparras <strong>del</strong> poeta burlón, esas antiparras, localizadas<br />

casualmente en el Convento de San Marcos de León, donde<br />

Quevedo estuvo encarcelado algunos de los últimos años de su vida,<br />

y que yo conozco bien desde niño porque está cerca de la casa de mis<br />

abuelos leoneses, convierten al protagonista adolescente, aficionado<br />

a escribir poesías, en un anónimo e irónico fustigador poético de<br />

sus compañeros y profesores…<br />

En mi última novela para jóvenes, Las mascotas <strong>del</strong> mundo transparente,<br />

imagino, a partir de una canción recordada de la infancia, un<br />

mundo de seres inorgánicos, parecidos al cuarzo, que mediante un<br />

complejo sistema matemático atrapan a seres inteligentes de otros<br />

mundos –humanos, pero también grandes arácnidos, aves, cuadrúpedos,<br />

etc.– para utilizarlos como diversión en un peculiar zoológico…<br />

Y en una trilogía para lectores iniciales, cuyo primer librito se titula<br />

El cuaderno de hojas blancas, me planteo los problemas de un niño<br />

con la lectura y la escritura, y su relación con un cuaderno donde dibuja<br />

las cosas que le preocupan, de modo que el cuaderno se acaba<br />

convirtiendo para él en un escenario real, vivo y estimulante.<br />

¿Cómo nos relacionamos con nuestra realidad a través de la fantasía?<br />

Volviendo al ejemplo personal les diré, ante todo, que yo veo la realidad<br />

como algo muy extraño, muy raro. No me digan que no es raro que<br />

precisamente hoy, 16 de noviembre de <strong>2016</strong>, hayamos venido a coincidir<br />

aquí todos nosotros, resultado cada uno de una cadena biológica<br />

y genética complicadísima, que se remonta a los orígenes de la vida.<br />

Seguramente que, desde el punto de vista de las posibilidades estadísticas,<br />

esto es bastante improbable, si no imposible.<br />

Pero gracias precisamente a la literatura, y muy en especial a la fantástica,<br />

me he acomodado a la realidad e intento encontrarme en<br />

ella con la mayor normalidad posible. Porque insisto en que lo fantástico<br />

nos pertenece también de modo natural, y la propia realidad<br />

cotidiana es tan sorprendente muchas veces que parece tener algo<br />

de fantástico.<br />

Creo que esta sensación, o conciencia, es generalizable en muchísimos<br />

casos, siempre que medie la lectura de ficciones, lo que nos hará<br />

aceptar con naturalidad las de carácter fantástico. Vuelvo a repetir<br />

que la ficción, la literatura, es el instrumento fundamental, irremplazable,<br />

para saber lo que somos. Con mucha sabiduría, dijo Claude-<br />

Adrien Helvétius, el enciclopedista francés: “La historia es la novela<br />

de los hechos, pero la novela es la historia de los sentimientos”.<br />

En el caso de la literatura fantástica, su lectura, como la de toda la<br />

ficción, además de entretenernos debe llevar consigo otros elementos<br />

que nos muestren, a pesar de todo, actitudes y conductas reconocibles,<br />

como ha hecho siempre la verdadera literatura.<br />

En mi No soy un libro, pretendí que el grupo de adolescentes que recorre<br />

Europa en trenes aprovechando una oferta que permite en un<br />

mes y por poco dinero recorrer los lugares que nos apetezcan, no<br />

solo retrate los matices de la amistad, sino la profunda confusión<br />

que lleva consigo encontrarse en un mundo totalmente diferente<br />

<strong>del</strong> habitual, desconcierto que sufren de continuo muchos emigrantes<br />

y refugiados; en Las antiparras <strong>del</strong> poeta burlón me gustó<br />

ofrecer el ejemplo de un muchacho con talento poético que, a través<br />

de un juego de pretendidas bromas anónimas, acaba cayendo en<br />

una reprobable deslealtad. Las mascotas <strong>del</strong> mundo transparente me<br />

hizo mostrar que la inteligencia no significa bondad, pues los seres<br />

inorgánicos inteligentes de mi libro muestran hacia las demás inteligencias<br />

una notable falta de respeto, como de hecho los miembros<br />

de la familia humana manifestamos cada día nuestro egoísmo,<br />

nuestra codicia, nuestra agresividad y nuestra capacidad para hacer<br />

daño, por acción o por omisión, a nuestros semejantes y a los demás<br />

seres vivos <strong>del</strong> planeta…<br />

248 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 249


Con esto quiero decir que no acepto la idea de que lo fantástico sea<br />

una estructura evasiva por naturaleza, como el realismo no supone<br />

en sí mismo un modo, digamos, “comprometido” de enfrentarse a la<br />

realidad. <strong>Lo</strong> que le pido a la literatura fantástica es la voluntad de calidad<br />

literaria, el no conformarse solo con la originalidad imaginativa,<br />

sino el buscar una forma estética cuidada y, en lo posible, el hacer<br />

pensar a quien lea en la condición humana, individual y social.<br />

En cualquier caso, todo lo que sea ampliar los horizontes de la imaginación<br />

mediante palabras escritas, y sobre todo si los destinatarios<br />

<strong>del</strong> proyecto son los lectores jóvenes, me parece digno de un<br />

apoyo que reitero en esta ocasión.<br />

Muchas gracias.<br />

Perspetivas do fantástico<br />

José María Merino/Espanha<br />

No atual momento, quando há quem pensa que as poderosas tecnologias<br />

que nos rodeiam devem substituir naturalmente o livro e<br />

a forma clássica da leitura, tudo o que seja manter a presença da<br />

escritura e da leitura nesse tão simples como complexo elemento,<br />

suporte firme da nossa cultura, perfeitamente compatível com os<br />

novos instrumentos de expressão e comunicação, deve ser apoiado<br />

por aqueles que continuam a acreditar que as humanidades são<br />

uma parte imprescindível na formação de uma cidadania consciente,<br />

livre e responsável. E é por este motivo que me sinto duplamente<br />

satisfeito por estar aqui a participar neste congresso.<br />

O tema a abordar, os aspetos fantásticos na literatura infantil e juvenil,<br />

acrescenta-lhe um particular interesse. Hoje em dia o fantástico<br />

está amplamente divulgado em tal tipo de literatura, algo que<br />

não era comum nos meus tempos de jovem leitor, quando a literatura<br />

dos escassos leitores iniciais se concentrava principalmente<br />

em certos clássicos de aventuras do século xix, como os inesquecíveis<br />

livros que foram escritos Mark Twain, Robert <strong>Lo</strong>uis Stevenson,<br />

Rudyard Kipling... e outros autores mais modernos, também de<br />

aventuras no quotidiano, como Richmal Crompton, ou, no plano que<br />

pudéssemos chamar futurista, em Jules Verne.<br />

Para os leitores iniciantes do meu entorno predominava o maravilhoso<br />

através da oralidade – nunca me esquecerei desse conto popular<br />

que se titula Blancaflor y la hija <strong>del</strong> diablo... bem como as lendas,<br />

e eu tive a este respeito a sorte de me criar num ambiente propício<br />

ao lendário. O fantástico – penso nessa aventura onírica que se titula<br />

Alicia no país das maravilhas, ou em Peter Pan – era uma exceção.<br />

No entanto, quero recordar que eu me iniciei no fantástico graças<br />

a certas enciclopédias: uma que se chama Universitas, da editorial<br />

Salvat, que me permitiu conhecer, entre muitas outras histórias, O<br />

homem da areia, de E. T. A. Hoffmann, e outra enciclopédia, esta para<br />

meninos, que conservo como um dos tesouros da minha biblioteca,<br />

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adquirida pelo meu pai nos anos escuros do primeiro franquismo,<br />

quando tal tipo de livros só se conseguia por caminhos difíceis,<br />

que me permitiu conhecer versões muito cuidadas de As viagens de<br />

Gulliver, Pinóquio, El asno de oro de Apuleyo, e as aventuras fantásticas<br />

de dois meninos inesquecíveis: Tomasín, por um lado, e Pirulo y<br />

su perro Pisqui, por outro, cujos autores eu nunca descobri. Aquela<br />

belíssima e inteligente enciclopédia, com prólogos de Juana de Ibarborou<br />

e Gabriela Mistral, que se titula El libro de oro de los niños,<br />

editada pela Acrópolis-UTEHA no <strong>México</strong> em 1946, e sua direção literária<br />

elaborada por Benjamín Jarnés, magnífico escritor espanhol<br />

exilado como consequência da Guerra Civil...<br />

Depois, o fantástico foi entrando naturalmente nas minhas leituras<br />

com Hans Christian Andersen, Edgar Allan Poe e Gustavo Adolfo<br />

Bécquer... e ao longo do tempo converti-me num leitor sem restrições<br />

de gosto, a quem lhe interessava e interessa tudo o que tenha<br />

qualidade literária, quer isto dizer, tudo o que apresente capacidade<br />

de sugerir claramente uma realidade imaginária, quer seja desde<br />

o estritamente realista quer seja desde o fantástico, embora por este<br />

campo tenha uma especial simpatia, principalmente desde que foi<br />

decididamente incorporado à modernidade literária da língua espanhola<br />

através de escritores como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar,<br />

Gabriel García Márquez, Juan Rulfo ou Álvaro Cunqueiro.<br />

Mas abandonarei estas gratas lembranças da minha iniciação no<br />

apaixonante mundo da leitura de ficções para entrar na matéria da<br />

minha palestra.<br />

Para tentar racionalizar o assunto, devo advertir sobre a amplitude<br />

que se costuma dar ao fantástico, onde muitos incluem desde o “maravilhoso<br />

puro” -tanto na narrativa popular como na literária- até a<br />

chamada ficção cientifica ou fantasia científica. É conveniente <strong>del</strong>imitar<br />

o campo, e em tal sentido, <strong>Lo</strong>uis Vax, ao determinar as fronteiras<br />

do fantástico, o ponto no qual já não se trata do estritamente<br />

fantástico senão doutros aspetos, assinalava o feérico, as superstições<br />

populares, a poesia, o horrível e o macabro, o policial, o humor,<br />

a utopia, a alegoria, a fábula, o psiquiátrico, e a metapsicologia. Poderíamos<br />

sem dúvida enfatizar tudo isto, mas que sirva como uma<br />

mera referência. Em todo caso, afastaríamos do fantástico o maravilhoso<br />

puro “o mundo dos elementos mágicos, como As 1001 noites<br />

ou, já contemporâneas, as escrituras em que Tolkien foi um maestro-<br />

como afastarei Conan e outras personagens da ficção chamada<br />

“de espadas e bruxaria”, por exemplo, e a ficção científica ou ciência<br />

ficção, pois em tais vertentes, que poderíamos chamar “fabulosas”,<br />

em princípio não há conflito entre a própria realidade quotidiana e<br />

o facto que suscita o extraordinário, porque não é de diferente natureza.<br />

No maravilhoso, os acontecimentos totalmente fora do que<br />

conhecemos como o ordinário são perfeitamente usuais, inclusive<br />

normais. Mas o que sucede no mundo do estritamente fantástico?<br />

Recordemos as definições de certos estudiosos franceses especialmente<br />

interessados pelo tema:<br />

Para Roger Caillois: “Todo o fantástico é uma rutura da ordem reconhecida,<br />

uma irrupção do inadmissível no seio inalterável da legalidade<br />

quotidiana.” Para Pierre Castex: “O fantástico caracteriza-se<br />

por uma intrusão brutal do mistério no âmbito da vida real.” Para o<br />

citado <strong>Lo</strong>uis Vax: “O relato fantástico apresenta-nos geralmente seres<br />

humanos que, tal como nós, habitam no mundo real, mas que de<br />

repente se encontram ante o inexplicável.”<br />

Como escritor, acho que sempre me mantive bastante fiel ao cânon<br />

do estritamente fantástico, mas também aceito certas hibridações<br />

do fantástico e do maravilhoso, sempre que o resultado ofereça coerência,<br />

lógica interna, e uma convincente certeza literária. Em qualquer<br />

caso, temos que recalcar que o fantástico afeta mais à intuição<br />

do que à reflexão, mas que nos pertence de forma profunda, como<br />

mais adiante defenderei. O que muda é a mirada. Por exemplo, em<br />

La esfinge, de Edgar Allan Poe, uma alteração da visão do protagonista<br />

é o que lhe dá uma nova perspetiva ao objeto do seu pavor. O<br />

que ele creu ver como um gigantesco ser monstruoso subindo por<br />

uma montanha resulta ser uma borboleta noturna no vidro da janela.<br />

Mas essa mirada é, para quem o lê, o resultado de uma disposição<br />

à estranheza ante a realidade...<br />

Os temas do fantástico foram classificados por diversos autores,<br />

desde Adolfo Bioy Casares até Roger Caillois ou Antonio Risco. Uma<br />

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classificação recente é a de Juan Ferreiro Cecilia, que no seu livro Estética<br />

y pragmática <strong>del</strong> relato fantástico, em referências à antiguidade<br />

greco-latina cita elementos “fantásticos”: espetros em Lucrecio, Plauto<br />

e Plinio; metamorfoses – homens lobo, mulheres pássaro, humanos<br />

convertidos em asnos – em Virgilio, Ovidio e Apuleyo; vampiros<br />

em Apuleyo e Petronio... e estabelece uma interessante ordenação do<br />

tema, assinalando primeiro o que denomina “fantástico interior” – a<br />

perceção subjetiva – onde estaria o duplo, o sonho e sua projeção na<br />

experiência, a loucura e o parapsicológico, o amor e a morte desde a<br />

visão sonhadora e subjetiva, o aparecido, a misteriosa transfiguração<br />

do espaço e do tempo e a obra apócrifa ou a repercussão metaliterária<br />

na vida, referindo-se a continuação ao que denomina “fantástico exterior”<br />

– o fenómeno objetivo inexplicável –, onde estaria o morto-vivo e<br />

o vampiro, o homem animal – por exemplo, o licantropo –, a animação<br />

misteriosa de membros do corpo humano e de objetos, o diabo encarnado<br />

ou o pacto diabólico, o humano dotado de poderes sobrenaturais, o<br />

aprendiz de bruxo e a estranha fatalidade.<br />

Para mim, os temas do fantástico poderiam classificar-se em entes<br />

fantásticos, atributos e situações fantásticas e espaços fantásticos.<br />

Entre os entes fantásticos estariam: os espetros, fantasmas e aparecidos;<br />

outros “não mortos” e ressuscitados; a sombra, o reflexo, o duplo,<br />

(também o tema do pacto com o diabo); as criaturas artificiais,<br />

(mecânicas ou biológicas); outras criaturas estranhas, algumas fruto<br />

de alterações físicas; os animais fantásticos; o diabo e a sua personificação,<br />

ou a maldade primordial. Os atributos e situações fantásticas<br />

englobariam um extenso repertório de objetos, móvel, espelhos, facas,<br />

quadros, relógios, anéis, poções, unguentos, bebidas, conjuros,<br />

livros... bem como determinados encontros e desencontros. Por último,<br />

quanto aos espaços fantásticos, estariam tanto em determinados<br />

lugares físicos como nas ruturas da ordem espacial e temporária e,<br />

com certeza, nos espaços oníricos competindo com a vigília.<br />

Eu abordei muitos destes temas, tanto em contos como em novelas,<br />

e no aspeto infantil e juvenil, pratiquei o histórico – Las crónicas<br />

mestizas, que tem como palco este espaço americano na primeira<br />

época da chegada dos espanhóis e muito especialmente o fantástico,<br />

tanto para leitores iniciais – a trilogia de El cuaderno de hojas<br />

blancas- como para leitores adolescentes – <strong>Lo</strong>s trenes <strong>del</strong> verano, No<br />

soy un libro; Las antiparras <strong>del</strong> poeta burlón; Las mascotas <strong>del</strong> mundo<br />

transparente –. Referir-me-ei a este aspeto mais adiante.<br />

Na minha qualidade de leitor, autor e até ensaísta do tema, enfrentarei<br />

as propostas ou sugestões que me foram feitas como matéria<br />

desta conferência.<br />

A primeira questiona como se constroem universos desde o onírico e<br />

o surreal.<br />

Às vezes perguntam-me se a imaginação de ficções que exercitamos<br />

os que escrevemos pertence verdadeiramente à invenção ou é resultado<br />

mais exatamente de uma prática, de um oficio, ou de uma técnica.<br />

A palavra invenção parece dar por correta a possibilidade de que<br />

não existiria a arte de escrever ficções se num momento determinado<br />

da história alguém não a tivesse criado. Mas eu insisti muitas<br />

vezes num facto que me parece fundamental. Acho que a imaginação<br />

de ficções, realistas ou fantásticas, a invenção de histórias – de<br />

ficções, como tal – é muito anterior à arte da escritura, visto que se<br />

trata de algo que caracteriza a nossa espécie, a do chamado homo sapiens,<br />

que surgiu precisamente quando um determinado grupo de<br />

primatas, antepassados nossos, começou a lidar com a realidade de<br />

um modo que se pretende explicar desde aspetos afastados do científico,<br />

onde ainda há um tremendo enigma.<br />

No final do século xix, o linguista prussiano Wilhem Bleck descobriu<br />

na África do Sul uma etnia bosquímana de caçadores nómadas<br />

– pertencentes aos grupos mais primitivos da espécie humana,<br />

pois não conheciam a agricultura nem a cerâmica – que, no entanto,<br />

tinham um riquíssimo património de ficções orais através das<br />

quais davam sentido tanto ao mundo que os rodeava, que despertava<br />

naturalmente a sua curiosidade e a sua preocupação, como a um<br />

suposto mundo mais além. A recopilação das ficções daqueles humanos,<br />

a etnia Ch/xam, publicada no primeiro quarto do século xx<br />

– Ejemplos <strong>del</strong> folklore bosquimano – fez Elias Canetti dizer que tal<br />

conjunto de histórias é um dos patrimónios culturais imprescindíveis<br />

da humanidade, e nele vemos como algo natural a visão não<br />

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ealista do universo: desta forma, a Via Láctea é resultado de um punhado<br />

de cinza que uma menina lança ao céu num momento peculiar,<br />

como o vento é a voz dos mortos, ou o melhor caçador é quem<br />

consegue seduzir mentalmente a peça que persegue...<br />

A ficção foi a primeira forma de sabedoria humana capaz de dar uma<br />

explicação à realidade. Muito anterior à ciência, à filosofia, à metafísica,<br />

é o primeiro sistema, eu diria o sistema natural, instintivo, com<br />

o qual o ser humano tenta entender o mundo que o rodeia. E tem feito<br />

isto ao longo de milhares de anos. Parece que os membros da família<br />

humana estamos aqui há cerca de duzentos mil anos, e só há seis mil<br />

anos é que inventaram a escritura, embora não a tenhamos utilizado<br />

ao princípio para escrever ficções...<br />

Uma personagem recorrente na minha obra, o chamado professor<br />

Souto, chegou a dizer: Não foi o ser humano que inventou a ficção,<br />

senão a ficção que inventou o ser humano. E é que, graças a esse processo<br />

de tentar entender a realidade mediante o que hoje em dia<br />

chamamos – pensamento simbólico –, a nossa espécie começou a<br />

reproduzi-la ou a recreá-la através de pinturas e esculturas; começou<br />

a contar unidades até criar os números e inventar a aritmética –<br />

há algo mais fascinante que representar a nada mediante o número<br />

zero? –; começou a formar a música, reconstruindo de modo peculiar<br />

os sons da natureza e começou, insisto, visto que é o que agora<br />

nos interessa, a utilizar a ficção como um instrumento para tentar<br />

dar uma forma compreensível à realidade.<br />

Dessa ficção originária, milhares de anos depois passamos mediante<br />

a escritura ao nascimento do literário, à materialização das histórias<br />

inventadas, à consciência de que essas ficções são algo peculiar,<br />

diferentes do que chamamos a realidade e no entanto muito vinculadas<br />

a ela. Porque quando os antigos inventavam ficções, quando iam<br />

perfilando os mitos e os arquétipos, não só estavam a tentar explicar<br />

a realidade, senão que inclusive viam tais ficções como uma das suas<br />

partes. E certamente tais invenções estão muito relacionadas com a<br />

realidade, pois a literatura é uma forma de analisá-la. Em síntese, há<br />

uma parte que é a realidade e outra parte que é a literatura, mas que<br />

fala da realidade e refere-se a ela para caracterizá-la.<br />

Os sonhos têm algum papel em tudo isto? Vivemos num tipo de sociedade<br />

que tende cada vez mais a substituir os sonhos por coisas: viagens<br />

turísticas, grandes ou pequenos objetos, ofertas de diferentes e<br />

supostas vantagens, oportunidades materiais... mas vocês sabem até<br />

que ponto o sonho, um sonho não suscitado pela publicidade, foi decisivo<br />

e teve um papel primordial na história. Por exemplo, quase todas<br />

as religiões estão relacionadas com os sonhos, e sem dúvida no<br />

imaginário do fictício o sonho tem um papel decisivo.<br />

Não podemos esquecer que a ficção e a psicanálise estão intimamente<br />

comunicadas. Sigmund Freud, o genial pai da psicanálise, talvez<br />

agora demasiado esquecido, nutriu-se das ficções, clássicas e contemporâneas,<br />

para criar a sua teoria da psicanálise. Como interessadíssimo<br />

leitor construiu tal teoria, através de um estudo profundo<br />

não só das ficções já escritas senão também das estranhas, misteriosas,<br />

defeituosas ou desordenadas que estão na alma humana, mas<br />

que estão muito relacionadas com o resto. Como bem sabem vocês,<br />

Freud analisou a literatura realista e a fantástica para encontrar os<br />

mo<strong>del</strong>os de sentimentos e atitudes como o chamado complexo de<br />

Edipo, ou o de Clitemnestra, ou muitas das frustrações e desejos<br />

que nos acompanham ao longo da vida. E não podemos negar que o<br />

onírico faz parte da nossa condição... Estes últimos anos, anos que<br />

nos trouxeram tantas evocações cervantinas, temos de recordar esse<br />

imortal arquétipo chamado Dom Quijote, um sonhador que se atreve<br />

a levar a cabo os seus sonhos, como expressou Borges com certa melancolia,<br />

e que desde tais sonhos tenta mudar o mundo, dando-nos<br />

um exemplo que não deixa de ser profundamente exemplar pelo risível<br />

das suas circunstâncias.<br />

E tal como a do Quijote, todas as ficções que inventámos foram-se organizando<br />

em forma de mitos e arquétipos, que a estas alturas já estão<br />

todos estabelecidos, é possível que quando inventarmos um novo<br />

mito ou um arquétipo já não sejamos homo sapiens senão outra coisa,<br />

e a espécie terá mutado. Às vezes as ficções desorganizam-se dentro<br />

de nós, às vezes não entendemos exatamente o que passa com elas,<br />

e acho que uma das funções da boa psicanálise é tentar reconciliar o<br />

paciente, ou o sofredor, com essas ficções que não estão muito claras,<br />

ou que se revelam dentro <strong>del</strong>e. No meu caso, e na minha condição de<br />

256 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 257


escritor, talvez não tenha sentido a necessidade de psicanalisar-me<br />

porque ao escrever, ao produzir estas ficções, estou a pôr em ordem<br />

os meus próprios fantasmas, reconciliando-os comigo mesmo e com<br />

a realidade.<br />

Mas a matéria inicial de tais arquétipos está sem dúvida nos sonhos:<br />

penso na história do velocino de ouro, da busca do tesouro: não continua<br />

cada um de nós a sonhar com um tesouro, tenha a forma que<br />

tiver material ou sentimental? Não tememos todos nós esse monstruoso<br />

ser, ciclope ou com outro aspeto, que nos espreita? Não podemos<br />

ser vítimas do cainismo no âmbito pessoal ou social? Não<br />

houve na nossa vida alguma espécie de Edén que perdemos e que<br />

sentimos falta, e se não houve, não mantemos certa esperança de<br />

encontrá-lo?... E poderia continuar a trazer à sua consideração muitos<br />

outros mitos e arquétipos.<br />

Por outra parte, quando às vezes participo em algum debate sobre o<br />

fantástico ou o realista na literatura, gosto de propor um tema que<br />

creio decisivo: os nossos sonhos pertencem ao realista ou ao fantástico?<br />

Por exemplo, o sonho de voar – que, por certo, pode ser agradável<br />

ou angustioso – é algo fantástico? O sonho é produzido enquanto o<br />

nosso corpo dorme, dentro dos processos biológicos que nos mantêm<br />

vivos, sem que intervenha a nossa vontade imaginativa, que nesse<br />

momento se encontra à margem do processo onírico. Por isso afirmo<br />

terminantemente que os sonhos que se podem qualificar de fantásticos<br />

correspondem-se com a realidade material do nosso próprio<br />

corpo, que pertence ao mais incontestável realismo, pois não dependem<br />

da nossa vontade nem da nossa consciência. Com tal, se ao acordarmos<br />

inventarmos uma história fantástica que se possa relacionar<br />

com tais sonhos, não nos afastamos tanto da realidade como se poderia<br />

pensar...<br />

Visto que os sonhos se correspondem com uma parte da realidade<br />

que chamamos o surreal, impregnada de misteriosas molas, de irracionalidade,<br />

de absurdo, talvez de falta de lógica, mas não é por isso<br />

menos verdadeira. Este ano, no museu <strong>del</strong> Prado de Madrid pôde-<br />

-se desfrutar de uma impressionante exposição sobre El Bosco, que<br />

mostra nas suas imagens toda a estranheza desassossegadora dos<br />

sonhos, conseguindo imagens que não pelo disparatado ou impossível<br />

do seu conteúdo deixam de ser verosímeis. Já que o segredo do<br />

fantástico está na verosimilitude. Eu sempre gosto de dizer que a realidade<br />

não necessita ser verosímil, que se produz sem mais, mas<br />

que a verosimilitude é a primeira lei da ficção literária, requisito que<br />

se torna muito mais exigente se dita ficção se enquadra dentro do<br />

fantástico.<br />

A literatura, e muito especialmente a fantástica, é filha da imaginação,<br />

que não tem outros limites naturais diferentes desses mitos e<br />

arquétipos que citei anteriormente, mas que se podem reinventar<br />

e reinventam-se de inumeráveis formas. A arte de escrever, filho da<br />

arte de contar, filho da arte de imaginar ficções, está na nossa natureza,<br />

na condição humana, por isso no passado vimos o mundo<br />

através da ficção. E, repito, para poder entender este mundo, inventamos<br />

histórias. Embora devamos dizer que as nossas histórias se<br />

têm racionalizado cada vez mais, porque a ciência foi <strong>del</strong>imitando<br />

espaços que antes pertenciam ao puramente maravilhoso.<br />

Evidentemente, o que há por trás da arte de escrever é esse mundo<br />

de ficção que nos pertence desde que estamos como espécie neste<br />

mundo, e insisto em todo esse leque criativo, muito especialmente a<br />

imaginação de histórias de distintas natureza, inventadas para tentar<br />

explicar o mundo, é o constitutivo do ser humano, uma das suas<br />

formas simbólicas de ver a realidade, que está diretamente comunicada<br />

com os sonhos.<br />

Outras questões que me foram proposta para esta conferência são<br />

as seguintes: O que é que sucede com os leitores ao entrarem nesses<br />

mundos? Como nos move a linguagem da fantasia?<br />

Não tenho mais remédio que regressar novamente à minha condição<br />

de jovem leitor. Como já lhes disse, acho que uma das primeiras histórias<br />

fantásticas que li foi uma versão das Viagens de Gulliver. Reduzida,<br />

pois se centrava nas viagens a Liliput e a Brobdingnag. Recordo<br />

que aceitei com naturalidade e alegria que houvesse no mundo uma<br />

espécie humana de quinze centímetros de envergadura e outra de seres<br />

gigantescos. Sem dúvida as aventuras do médico Gulliver nesses<br />

258 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 259


fabulosos espaços eram em si mesmas tão atraentes, que eu não me<br />

dei conta da sátira que havia na história a propósito dos contemporâneos<br />

de Jonathan Swift, senão que aceitei as aventuras do médico<br />

com assombro. O mesmo sucedeu-me com As Aventuras de Pinóquio,<br />

o boneco de madeira que adquire vida, mas tem que ganhar alma<br />

com o seu comportamento, através de surpreendentes encontros e<br />

peripécias, bem como a metamorfose de Lucio em El asno de oro, um<br />

burro louro, por culpa do unguento mágico equivocado, e as numerosas<br />

e surpreendentes aventuras que corre até que consegue comer<br />

as rosas que lhe devolverão a sua condição humana. A leitura de Maese<br />

Pérez el organista, de Bécquer, pôs-me em relação direta com o<br />

mundo dos fantasmas, até então só vigentes em certas lendas sobre<br />

as almas – ainda então, em casa de parentes camponeses, deixava-<br />

-se aceso o fogo do lar durante a noite de almas, para que os familiares<br />

mortos se viessem aquecer – mas maese Pérez mostrou-me um<br />

fantasma ativo e interveniente na realidade. E a descoberta da novela<br />

de Stevenson O estranho caso do doutor Jeckyll e o senhor Hyde deu-<br />

-me a conhecer pela primeira vez o tema, ou melhor dito o arquétipo,<br />

do duplo, tal como a leitura do livro o homem da areia, de Hoffmann,<br />

deu-me um especial acesso a certos mundos secretos, nos quais um<br />

bonito autómato tinha protagonismo, e O Quebra-Nozes e o Rei dos<br />

ratos, também do grande romântico alemão, foi uma curiosa descoberta<br />

do mundo dos sonhos, e em Drácula, de Bram Stoker, conheci<br />

um dos grandes mitos vigentes, o mito dos vampiros...<br />

Naturalmente, todas estas leituras estavam à margem do sistema educativo<br />

da Espanha franquista e clerical na qual me formei, onde prevalecia<br />

o singular adágio Novelas, no verlas. No entanto, a referência<br />

a El libro de Patronio o El conde Lucanor através dos livros de texto fez-me<br />

encontrar um relato fantástico fundamental na minha vida, que<br />

li devido ao meu particular interesse pela literatura e à boa biblioteca<br />

familiar. Refiro-me a De lo que le aconteció a un deán de Santiago con<br />

don Illán, el gran maestro de Toledo. O que mais me interessa ressaltar<br />

neste conto é a relação entre o real e o fictício manipulada pelo autor.<br />

Como sabemos, o deão visita o mago num Toledo real, para lhe pedir<br />

que lhe ensine a magia que lhe permita fazer uma grande carreira eclesiástica.<br />

De facto, tudo aquilo que sucede depois, ao longo de anos, até<br />

que o deão chega a ser papa, não parece ilusão, embora seja fruto de<br />

um feitiço que o leitor ignora. Mas ao comprovar o mago a ingratidão do<br />

deão, desfaz o feitiço, e o deão compreende que tudo foi uma futilidade,<br />

tal como nós, leitores, compreendemos que foi “ficção” tudo aquilo<br />

que aconteceu e que se contrapõe à “realidade” do deão e do mago reunidos<br />

no aposento deste. A aparente verdade, aceite tanto pelo deão como<br />

pelos próprios leitores do conto, suscitou nestes últimos uma ideia de<br />

tempo verdadeiro, de acontecimentos verdadeiros. Sugestão fascinante<br />

para muitos, como Jorge Luis Borges, que apesar de fazer uma versão<br />

contemporânea do conto com o título El brujo postergado, rendeu-lhe várias<br />

homenagens na sua própria obra de criação. Sem dúvida este relato<br />

influiu em Borges e em Cortázar, de quem recordarei com este fim. Continuidad<br />

de los parques y Todos los fuegos el fuego...<br />

Acho que o conto de dom Illán e o deão fez-me compreender pela primeira<br />

vez o verdadeiro sabor do fantástico, mas com o passar dos<br />

anos penso que todos os textos fantásticos que li na minha infância e<br />

juventude enfatizaram de uma forma especial esse conhecimento do<br />

coração humano que é património e privilégio da literatura.<br />

Em Espanha o fantástico foi acusado de estar afastado da nossa cultura<br />

e de fomentar certo escapismo e falta de compromisso com a realidade,<br />

mas sem dúvida o afinco da Santa Inquisição na censura do fantástico,<br />

talvez porque competia diretamente com o sobrenatural, acabou por<br />

marginar o fantástico, que acabou por estar para os espanhóis, durante<br />

muito tempo muito à margem das correntes de escritura dominantes.<br />

É necessário dizer que até recentemente o mundo académico, talvez<br />

herdeiro do cânon clerical, não valorizou demasiado o fantástico e os<br />

seus diferentes âmbitos, coincidentes praticamente com a recuperação<br />

da democracia, apesar de que em Espanha tinha cristalizado um género<br />

tão propenso ao insólito e fora do ordinário como os livros de cavalarias,<br />

e que se tinham escrito contos decisivos para o fantástico, como o citado<br />

relato de “don Illán e el deán de Santiago”, ou que existia a preciosa história<br />

de “La ratita convertida en niña” <strong>del</strong> Calila y Dimna, esse imortal<br />

livro que passou do índio ao persa palevi e deste ao árabe, e que foi vertido<br />

ao castelhano pelo rei Alfonso X O Sábio em meados do século xiii.<br />

De qualquer forma, para mim como leitor a descoberta de todos estes<br />

textos completou a minha forma de ver a realidade, talvez através<br />

260 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 261


de processos metafóricos que agora seria demasiado prolixo analisar.<br />

Nas viagens do médico Gulliver vi de um modo peculiar a variedade<br />

do humano e o relativo de tudo, pois esse gigante, tão poderoso<br />

num espaço, resulta um anão inerme noutro; em Pinóquio, o boneco<br />

de madeira que ganha vida, encontrei essa dimensão misteriosa das<br />

coisas materiais que elaborou ou construiu o ser humano com fervor<br />

e que, através dos séculos, continuam a emitir um misterioso sinal<br />

de vida, quer seja a cabeça de Nefertiti, as pirâmides de Teotihuacán,<br />

a catedral de León ou os frescos da capela Sistina; no asno em que se<br />

converte Lucio, genial antecedente de Gregor Samsa, há sinais de algo<br />

que está na vida ordinária, e são as estranhas transformações pessoais<br />

ou sociais às quais podemos assistir, às vezes para o nosso infortúnio;<br />

os fantasmas da literatura fantástica materializam algo evidente:<br />

que através da memória todos estamos rodeados, enquanto vivemos,<br />

dos nossos mortos queridos ou aborrecidos, ou de certos acontecimentos<br />

felizes ou infelizes do nosso passado particular ou colectivo.<br />

Quanto à Olímpia de Hoffmann, é profética na desumanização global<br />

que parece levar consigo o uso perverso das novas tecnologias; e esse<br />

duplo que tanto interessou aos românticos e que Stevenson recreia<br />

com notável destreza, diz-nos claramente que nenhum ser humano<br />

está feito de uma peça nem geneticamente nem mentalmente, e nos<br />

momentos decisivos da nossa vida, quando temos de tomar uma decisão<br />

grave, podemos ser conscientes dessa contradição, desse “duplo”<br />

que está no profundo do nosso ser.<br />

Os sonhos dos relatos fantásticos, que me fizeram intuir as débeis<br />

fronteiras que separam o sonho da vigília, coincidem em muitos<br />

casos com um dos grandes mitos da humanidade, aquele no qual<br />

Chuan Tzú, tão apreciado por Octávio Paz, joga com o sonho e a vigília<br />

como se formassem uma misteriosa banda de Moebius, e que deu<br />

origem, através do “Conto de Abul Hassán” das Mil e uma noites, a<br />

La vida es sueño, de Calderón de la Barca. Como na história de dom<br />

Illán e o deão de Santiago, a perspetiva fantástica do tempo permite-nos<br />

enfatizar de uma forma especial a nossa sensibilidade sobre<br />

isso que Stephen Hawking chama “a seta irreversível”, e não há dúvida<br />

de que nos abriu frutuosamente essa dimensão... Para não falar<br />

dos vampiros, sanguinária espécie simbólica que define muito<br />

bem um peculiar mundo de corrupção sem escrúpulos que cresce<br />

em muitas sociedades alimentando-se do património coletivo para<br />

empobrecer-nos a todos.<br />

Sem dúvida a linguagem da fantasia aumenta a linguagem ordinária,<br />

dá metáforas que fazem vislumbrar aos leitores umas novas perspetivas<br />

da realidade através da imaginação. Em muitas ocasiões, é precisamente<br />

a falta de imaginação o que não permite apreciar a força e o<br />

encanto do fantástico.<br />

A última questão que me foi proposta como tema desta conferência é<br />

a seguinte: Como nos relacionamos com a nossa realidade através da<br />

fantasia? Na parte anterior creio que já indiquei alguns aspetos, mas<br />

tentarei ampliar ao máximo o assunto. Referi-me principalmente à<br />

minha atitude de leitor, mas agora quero entrar no tema como escritor,<br />

algo que me permitiu conhecer o tema como experiência direta.<br />

Ao longo de minha vida publiquei nove livros de contos, e quinze novelas.<br />

Cinco desses livros de contos – os publicados entre 1983 e 2004<br />

– reuniram-se em 2010 num volume com o título Historias <strong>del</strong> otro lugar,<br />

e muitos incluem-se em antologias utilizadas no sistema educativo.<br />

Nos meus contos estão presentes bastantes dos temas aos quais fiz<br />

alusão: as metamorfoses, tanto de coisas que ganham vida replicando<br />

à realidade, como de pessoas; o duplo, quer seja em personagens<br />

que descobrem o seu outro eu como em lugares domésticos e até em<br />

cidades que têm uma sombra invisível, mas viva e ominosa; os fantasmas<br />

familiares que regressam a casa; os lugares ou os objetos capazes<br />

de escravizar-nos; os saltos no tempo, com as suas duplicações<br />

e estranhas convergências; a perda do sentido das palavras como início<br />

de um processo de desaparecimento; os animais legendários que<br />

ganham uma aparentemente impossível vigência; a força de sortilégio<br />

que pode atingir alguns signos aleatórios; o poder dos livros, tanto<br />

para modificar a realidade como para nos transformar a nós; as surpresas<br />

absurdas que nos podem deparar a crescente informática...<br />

As minhas novelas não têm tanta impregnação fantástica, se bem<br />

que em todas continue a ser atual algum desses temas. Não me vou<br />

estender nesse campo, mas permitir-me-ão fazer uma obrigada referência<br />

à minha obra para crianças e jovens.<br />

262 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 263


Já lhes disse que a minha trilogia Las crónicas mestizas pertence ao<br />

histórico e não ao fantástico, mas o protagonista é um jovem mestiço<br />

do século xvi filho de um espanhol e tlascalteca, e a sua associação<br />

a dois mundos dá-lhe certa ressonância de duplo. Mas a minha<br />

primeira novela fantástica para jovens tem como título No soy un libro<br />

– apesar de que o seu verdadeiro título seja <strong>Lo</strong>s trenes de verano<br />

– e nela proponho o naufrágio na Terra de um extraterrestre que<br />

fica encerrado num carregamento de livros que vai num comboio no<br />

qual viaja um grupo de adolescentes, algo que não só nos permite<br />

entrar num mundo paralelo no qual, por exemplo, em Espanha se<br />

fala o dialeto leonês, são os astecas os que descobriram a Europa e<br />

conquistado a Grã-Bretanha, e tudo o que conhecemos como habitual<br />

está mudado – desde a localização da torre Eiffel até à condição do<br />

Papa – senão que um peculiar jogo tipográfico nos aconselha a continuar<br />

a ler o livro para que o extraterrestre se possa liberar e a Terra<br />

recupere a sua habitual condição...<br />

Noutra novela, Las antiparras <strong>del</strong> poeta burlón, esses óculos, localizados<br />

casualmente no Convento de San Marcos de León, onde Quevedo<br />

esteve encarcerado nos últimos anos da sua vida, local que eu<br />

conheço bem desde criança porque está perto da casa dos meus avôs<br />

leoneses, convertem o protagonista adolescente, com um grande interesse<br />

por escrever poesias, num anónimo e irónico fustigador poético<br />

dos seus colegas e professores?<br />

Na minha última novela para jovens, Las mascotas <strong>del</strong> mundo transparente,<br />

imagino, a partir de uma canção que recordada da infância,<br />

um mundo de seres inorgânicos, similares ao quartzo, que mediante<br />

um complexo ou sistema matemático capturam seres inteligentes<br />

doutros mundos – humanos, mas também grandes aracnídeos,<br />

aves, quadrúpedes, etc... – para utilizá-los como forma de divertimento<br />

num peculiar zoológico...<br />

E numa trilogia para leitores iniciais, cujo primeiro livrito se titula<br />

El cuaderno de hojas brancas, questiono os problemas de uma criança<br />

com a leitura e a escritura, e sua relação com um caderno onde desenha<br />

as coisas que lhe preocupam, de tal forma que o caderno acaba por se<br />

converter para ele num palco real, vivo e estimulante.<br />

Como nos relacionamos com a nossa realidade através da fantasia?<br />

Voltando ao exemplo pessoal dir-lhes-ei, antes de qualquer coisa,<br />

que eu vejo a realidade como algo muito estranho, muito raro.<br />

Não me digam que não é raro que precisamente hoje, 16 de novembro<br />

de <strong>2016</strong>, todos tenhamos coincidido aqui, cada um de nós resultado<br />

duma corrente biológica e genética complicadíssima, que vem das origens<br />

da vida. Certamente que, desde o ponto de vista das possibilidades<br />

estatísticas, isto é bastante improvável, para não dizer impossível.<br />

Mas graças precisamente à literatura, e muito especialmente à fantástica,<br />

acomodei-me à realidade e tento encontrar-me nela com a maior<br />

normalidade possível. Porque insisto que o fantástico nos pertence<br />

também de modo natural, e muitas vezes a própria realidade quotidiana<br />

é tão surpreendente que parece ter algo de fantástico.<br />

Acho que esta sensação, ou consciência, é generalizável em muitíssimos<br />

casos, sempre que intervenha a leitura de ficções, algo que nos<br />

fará aceitar com naturalidade aquelas que são de caráter fantástico.<br />

Volto a repetir que a ficção, a literatura, é o instrumento fundamental,<br />

insubstituível, para sabermos o que somos. Com muita sabedoria<br />

disse Claude Adrien Helvetius, o enciclopedista francês: “A História é<br />

a novela dos factos, mas a Novela é a história dos sentimentos”.<br />

No caso da literatura fantástica, a sua leitura, tal como a de toda a<br />

ficção, além de nos entreter deve ter outros elementos que nos mostrem,<br />

apesar de tudo, atitudes e condutas reconhecíveis, como sempre<br />

fez a verdadeira literatura.<br />

Na minha obra No soy un libro, pretendi que o grupo de adolescentes<br />

que percorre a Europa de comboios aproveitando uma oferta que permite<br />

num mês e por pouco dinheiro percorrer os lugares que nos apeteçam,<br />

não só retrate os matizes da amizade senão também a profunda<br />

confusão associada a encontrar-se num mundo totalmente diferente<br />

do habitual, desconcerto que sofrem habitualmente muitos emigrantes<br />

e refugiados; em Las antiparras do poeta burlón foi agradável para<br />

mim oferecer o exemplo de um rapaz com talento poético que, através<br />

de um jogo de pretendidas brincadeiras anónimas, acaba por cair<br />

264 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 265


numa condenável deslealdade. O livro Las mascotas <strong>del</strong> mundo transparente<br />

permitiu-me mostrar que a inteligência não significa bondade,<br />

visto que os seres inorgânicos inteligentes do meu livro mostram<br />

às demais inteligências uma notável falta de respeito, da mesma forma<br />

que os membros da família humana manifestamos cada dia o nosso<br />

egoísmo, a nossa cobiça, a nossa agressividade e a nossa capacidade<br />

para fazer dano, por ação ou por omissão, aos nossos semelhantes e<br />

aos demais seres vivos do planeta...<br />

Com isto quero dizer que não aceito a ideia de que o fantástico seja<br />

uma estrutura evasiva por natureza, tal como o realismo não supõe<br />

em si mesmo um modo, digamos, “comprometido” de se enfrentar<br />

à realidade. O que peço à literatura fantástica é a vontade de qualidade<br />

literária, que não se conforme só com a originalidade imaginativa,<br />

senão que procure uma forma estética cuidada e, dentro do<br />

possível, que faça pensar aqueles que a leiam na condição humana,<br />

individual e social.<br />

De qualquer maneira, tudo o que implique ampliar os horizontes da<br />

imaginação mediante palavras escritas, e principalmente se os destinatários<br />

do projeto são os leitores jovens, parece-me digno de um<br />

apoio que reitero nesta ocasião.<br />

Muito obrigado.<br />

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PANEL<br />

LO FANTÁSTICO<br />

EN LA LIJ<br />

268 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 269


Presentación<br />

<strong>Lo</strong> fantástico en la literatura<br />

Beatriz Helena Robledo/Colombia<br />

germen de la literatura fantástica: un germen libertario que empuja<br />

y ensancha los límites de lo real hasta descubrir nuevas e inéditas<br />

posibilidades de lo real, mundos paralelos insospechados para la racionalidad.<br />

Dice Held:<br />

Maestra en Literatura Hispanoamericana<br />

por la Universidad Javeriana<br />

de Bogotá, escritora e investigadora<br />

con más de 25 años de<br />

experiencia en las áreas de promoción<br />

de lectura y formación de<br />

mediadores, profesora de literatura<br />

infantil y becaria de la Biblioteca<br />

Internacional de la Juventud de<br />

Múnich, es autora de más de 10 libros<br />

de cuentos, antologías y guías<br />

para docentes y bibliotecarios.<br />

Dice Borges: “No sabemos a qué género pertenece el<br />

universo, si al género fantástico o al género real”.<br />

Esta afirmación lúcida de Borges nos sitúa en la permanente<br />

tensión <strong>del</strong> género fantástico: la tensión entre<br />

la realidad y la fantasía, y esta es una particularidad<br />

esencial <strong>del</strong> género; lo fantástico convive siempre<br />

con la realidad. Ese convivir con la realidad, cuestionarla,<br />

ampliarla, tergiversarla, otorgarle diversos sentidos,<br />

derrumba la convicción errónea de que lo fantástico<br />

es un escape.<br />

La literatura infantil, sobre todo, ha sido víctima de<br />

esta calumnia.<br />

Dice Jacqueline Held al respecto: “<strong>Lo</strong> fantástico resulta<br />

sospechoso de frenar en el niño la construcción de lo<br />

real, como si lo real debiera elaborarse de un modo inevitable<br />

contra lo imaginario o lo imaginario contra lo real”.<br />

Y en el análisis que hace Held sobre las posibilidades<br />

creativas y de libertad que ofrece la fantasía estaría el<br />

Cuando se le proporciona al niño un oso o una muñeca, le encuentra,<br />

por cierto, un uso “razonable” que la sociedad ha previsto y espera; uso<br />

de por sí complejo: rol pasivo de consolador, rol activo de prodigar cuidados,<br />

[…] pero el niño descubre, asimismo, muchos otros empleos<br />

imprevistos y fantasiosos: sienta al oso en un sillón para contarle una<br />

historia. Le hace vivir mil palpitantes aventuras imaginarias. <strong>Lo</strong> lanza<br />

por los aires, lo más alto posible, como para ver qué ocurre, y por el placer<br />

de realizar lo que no se atreve ni puede lograr con su propio cuerpo;<br />

vivir por procuración, experiencias de falta de peso y de levitación. En<br />

todas estas actividades, el despertar de la inteligencia y el de la imaginación<br />

van de la mano y se enriquecen constantemente 1 .<br />

No, lejos <strong>del</strong> escapismo, la literatura fantástica amplía los límites de<br />

la realidad hasta el infinito, conquistando así nuevos espacios y nuevos<br />

tiempos, inéditos, misteriosos, a veces innombrables.<br />

Otra cualidad de lo fantástico es su rica polisemia. El relato fantástico<br />

es susceptible siempre de varias lecturas, puede ser comprendido, vivido,<br />

sentido en diferentes niveles. Su gran riqueza simbólica permite lecturas<br />

abiertas, múltiples. Bioy Casares, citando a Palmerín de Inglaterra,<br />

dice que el cuento fantástico es el “fruto de oro de la imaginación” 2 .<br />

Otra característica es su capacidad casi infinita de transformarse.<br />

Estamos frente a un género vivo que ha generado muchísimas y variadas<br />

maneras de resolver esa tensión entre realidad y fantasía. Ya<br />

Todorov lo demostró en su acucioso análisis. Extraigo solo un párrafo<br />

de una de sus clasificaciones: “<strong>Lo</strong> fantástico-extraño, lo extraño<br />

puro, la experiencia de los límites, lo fantástico y la novela policial,<br />

lo fantástico-maravilloso, la muerte enamorada y la metamorfosis<br />

1 J. Held (1987), <strong>Lo</strong>s niños y la literatura fantástica, 3.ª ed., Barcelona, Paidós Educador,<br />

pp. 35-36.<br />

2 J. L. Borges, A. Bioy Casares y S. Ocampo (1993), Antología de la literatura fantástica, 9.ª ed.,<br />

Buenos Aires, Editorial Sudamericana, p. 15.<br />

270 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 271


<strong>del</strong> cadáver, lo maravilloso puro, los cuentos de hadas. <strong>Lo</strong> maravilloso<br />

hiperbólico, exótico, instrumental y científico, la ciencia ficción” 3 .<br />

Y esto es apenas una muestra de lo que el género puede ofrecer. Es<br />

más, para autores maestros <strong>del</strong> género como lo fueron Borges y Bioy<br />

Casares, la literatura fantástica es tan antigua como el hombre mismo.<br />

Dice Borges: “La literatura fantástica viene desde muy lejos, desde<br />

el primer capítulo <strong>del</strong> Génesis, por lo menos desde la mitología”.<br />

Y, para Bioy, el género fantástico es tan viejo como el miedo.<br />

Y aunque hay elementos fantásticos en mucha de la literatura antigua,<br />

véase Las mil y una noches, El poema de Gilgamesh de los antiguos sumerios,<br />

la Divina Comedia, de Dante, entre muchos otros, es en el siglo xviii<br />

donde algunos estudiosos ubican el nacimiento <strong>del</strong> género en la cultura<br />

occidental, con la novela gótica. Un ejemplo es El castillo de Otranto,<br />

(1764) de Horace Walpole, o <strong>Lo</strong>s misterios de Udolfo (1794), de Ann Radcliffe.<br />

En el siglo xix podemos citar El manuscrito encontrado en Zaragoza,<br />

<strong>del</strong> aristócrata polaco Jan Potocki; los cuentos <strong>del</strong> alemán E. T. A.<br />

Hoffmann, o el norteamericano maestro <strong>del</strong> horror y el misterio, Edgar<br />

Allan Poe; o en el siglo xx, desde El señor de los anillos de J. R. R. Tolkien<br />

hasta Las crónicas de Narnia, de C. S. Lewis. Esto por citar algunos, los<br />

más conocidos, pero son muchos los escritores que han explorado esa<br />

posibilidad de ampliar las fronteras de la realidad, ya sea introduciendo<br />

elementos extraños en una aparente realidad o ya sea creando mundos<br />

enteros totalmente fantásticos. Obras que abren la puerta a todo tipo de<br />

experiencias sobrenaturales como los mundos paralelos, la presencia<br />

de los fantasmas, los pactos con el diablo, los hechizos, la magia, las alteraciones<br />

de la percepción..., en fin, como ya dijimos, sus posibilidades<br />

son infinitas y llegan hasta donde llega la imaginación humana.<br />

La literatura juvenil no se ha quedado atrás y, en la actualidad, ha<br />

multiplicado las experiencias de exploración de lo fantástico. Un<br />

ejemplo de ello es la proliferación de las sagas: vampiros, sirenas,<br />

hombres lobo, ángeles caídos, muertos resucitados, invasión de criaturas<br />

que controlan la mente de los humanos, poderes para controlar<br />

3 T. Todorov (1981), Introducción a la literatura fantástica, 2.ª ed., <strong>México</strong>, Premia Editora<br />

de Libros.<br />

el amor, zombis..., en definitiva, una serie de temas y personajes que<br />

rompen con las convenciones realistas con gran atracción para los<br />

adolescentes lectores, quienes andan en búsqueda de experiencias<br />

extremas que les den sentido a sus vidas.<br />

Sin embargo, esta proliferación de literatura fantástica juvenil, alimentada<br />

por las leyes <strong>del</strong> mercado, ha logrado crear una receta exitosa que<br />

infortunadamente le resta al género esa dimensión metafórica y profunda<br />

que han logrado las obras fantásticas con mayor rigor literario.<br />

En esto, por supuesto, como en toda la literatura, habrá obras que<br />

sobrevivirán porque lograron escapar de la fórmula, y otras nos quedarán<br />

habitando, abriendo grietas oscuras en nuestro interior como<br />

lectores o iluminando zonas desconocidas. Eso solo lo dirá el tiempo.<br />

Otra cualidad <strong>del</strong> género que quiero resaltar y que tratarán algunos de<br />

nuestros contertulios es la capacidad transgresora <strong>del</strong> género. Es un<br />

género que no se deja someter, un género que se mueve por los territorios<br />

de la libertad, de la ruptura de convenciones, <strong>del</strong> extrañamiento,<br />

de ampliar lo real hasta crear la posibilidad de pasar de un lado a otro.<br />

La esencia libertaria <strong>del</strong> género se da al romper las leyes de la razón:<br />

lo sobrenatural, el horror, la muerte, la percepción de lo extraño, la<br />

transformación <strong>del</strong> tiempo y <strong>del</strong> espacio. <strong>Lo</strong> fantástico apela a lo subjetivo.<br />

Y esta condición le otorga una libertad que ha hecho que haya<br />

sido tratado injustamente como peligroso por los defensores de la mesura<br />

y el control. Es por esto que muchas veces la literatura fantástica<br />

ha sido expulsada <strong>del</strong> reino de la razón, <strong>del</strong> realismo a ultranza, de las<br />

épocas y lugares en que se ha querido matar la imaginación.<br />

Es sobre todas estas cualidades de lo fantástico, sobre esa mágica tensión<br />

entre realidad y fantasía, que queremos conversar hoy con nuestros<br />

invitados.<br />

Doy la bienvenida a Verónica, a Daína, a João y a Triunfo, quienes conversarán<br />

sobre lo fantástico desde su experiencia como lectores y<br />

como escritores, como exploradores de esas fronteras indómitas que<br />

acechan a diario nuestra, a veces, chata y limitada realidad.<br />

272 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 273


Ha publicado en su país <strong>Lo</strong>s mundos<br />

que amo, Amoroso planeta,<br />

Historias de hadas para adultos,<br />

Fábulas de una abuela extraterrestre<br />

y El abrevadero de los dinosaurios.<br />

Fundó el primer taller literario<br />

de ciencia ficción de Iberoamérica.<br />

Trabajó como guionista de programas<br />

televisivos para niños, jóvenes<br />

y adultos. En 1991 se estableció en<br />

Estados Unidos, donde ha publicado<br />

el poemario Confesiones eróticas<br />

y otros hechizos, el libro de cuentos<br />

País de dragones y el ciclo de novelas<br />

La Habana oculta, compuesto<br />

por El hombre, la hembra y el hambre,<br />

Casa de juegos, Gata encerrada<br />

y La isla de los amores infinitos. Ha<br />

recibido diversos premios internacionales,<br />

entre ellos el Anna Seghers<br />

(Academia de Artes de Berlín),<br />

el Azorín de Novela (España), y el<br />

Nacional Malinalli para la Promoción<br />

de las Artes, los Derechos<br />

Humanos y la Divulgación Cultural<br />

(<strong>México</strong>). Fue la invitada de honor<br />

<strong>del</strong> 25. o Congreso Internacional de<br />

Arte Fantástico (Fort Lauderdale,<br />

EE. UU.) y la escritora homenajeada<br />

durante la Feria Universitaria<br />

<strong>del</strong> Libro de Tabasco (<strong>México</strong>). Sus<br />

obras han sido traducidas a 30<br />

idiomas.<br />

Fantasía y libertad: dos caras<br />

de la misma moneda<br />

Daína Chaviano/Cuba-EE. UU.<br />

<strong>Lo</strong> que para nosotros constituye una división clara<br />

entre realidad y fantasía, no existió hasta una época<br />

relativamente reciente. Durante milenios, los mitos<br />

y las hazañas de los dioses fueron tan reales para el<br />

hombre como hoy pueden serlo para nosotros los reportajes<br />

en los noticieros televisivos. Incluso los cuentos<br />

de hadas surgieron como relatos orales de orígenes<br />

inciertos, pero presumiblemente reales, que los adultos<br />

se contaban entre ellos.<br />

El tipo de fantasía que hoy reconocemos como tal declara<br />

y reconoce la existencia de otra dimensión de lo real<br />

–paralela o distinta de la que vivimos– y su presencia<br />

se asume como parte de una actividad creativa consciente.<br />

Este concepto se desarrolló durante el romanticismo,<br />

un movimiento artístico que se caracterizó, entre<br />

otras cosas, por la exaltación de los sentimientos,<br />

el apego a la libertad, la rebelión contra los dogmas y<br />

la defensa <strong>del</strong> individualismo, para reconocer que cada<br />

ser humano es una entidad autónoma e independiente<br />

de la sociedad. Fue precisamente en esa época cuando<br />

surgió la noción actual de lo fantástico en la literatura,<br />

que incorporó y mantiene muchos de esos elementos.<br />

Con la llegada <strong>del</strong> siglo xx, la creciente invasión de la tecnología en la<br />

sociedad abrió el camino para una nueva rama artística de la fantasía,<br />

la ciencia ficción, donde por primera vez se fundía el arte de narrar<br />

con la ciencia. El nuevo género surgió como respuesta al impacto tecnocientífico<br />

en nuestras vidas. Poco después de su nacimiento, se producía<br />

una interacción a la inversa. Inspirados por ideas y escenarios<br />

sacados de la ciencia ficción, ingenieros y científicos se plantearon alternativas<br />

y enfoques novedosos en sus respectivos campos para llegar<br />

a inventos y descubrimientos que antes solo habían existido en<br />

obras literarias. Fue una prueba de que la fantasía influía en el ser<br />

humano, estimulando a individuos de pensamiento osado que no respetaban<br />

las reglas <strong>del</strong> statu quo –característica subversiva heredada<br />

<strong>del</strong> romanticismo–. No es de extrañar que, algunos años más tarde, la<br />

literatura imaginativa se enfrentara con una barrera inédita: la censura<br />

política por parte de las dictaduras.<br />

En la década de 1970, la dictadura militar argentina prohibió la distribución<br />

y lectura de varias obras literarias. La lista incluía no solo ensayos<br />

políticos y ficción para adultos, sino títulos de literatura infantil.<br />

<strong>Lo</strong>s motivos esgrimidos para vetar estos últimos iban desde una<br />

“simbología confusa” hasta su “ilimitada fantasía” y la “incitación al<br />

desacato social”: tres fantasmas que siempre han perturbado a los Gobiernos<br />

dictatoriales, tanto de derecha como de izquierda, porque, en<br />

sociedades cerradas que limitan la libertad <strong>del</strong> individuo, nada resulta<br />

más peligroso que la rebelión implícita en la propia naturaleza de la<br />

fantasía, que se vale de metáforas, imágenes y símbolos para retratar<br />

la realidad desde ángulos indirectos. Hay que entender que todo pensamiento<br />

dictatorial sobrevive en base a la rigidez y a la obediencia<br />

ciega. Si las reglas se diluyen, si la sumisión que se espera <strong>del</strong> individuo<br />

es alterada mediante subterfugios, cualquier intento por dominar<br />

a la gran masa de ciudadanos fracasa.<br />

Algo similar ocurrió en mi país de origen, Cuba, también durante los<br />

años setenta. Tras la celebración <strong>del</strong> Primer Congreso de Educación y<br />

Cultura, se inició una verdadera cacería de brujas, en el sentido más<br />

literal <strong>del</strong> término. Se desterró y prohibió cualquier obra que alterara<br />

la realidad, por mínima que fuese. Eso incluyó desde los cuentos<br />

de hadas clásicos hasta las películas de Walt Disney que, según los<br />

274 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 275


ideólogos oficiales, instalaban en las mentes infantiles valores “burgueses”<br />

y “capitalistas”.<br />

Siguiendo esta corriente inquisidora, el romanticismo <strong>del</strong> siglo xix<br />

fue denigrado por el sistema de educación de la isla con el pretexto<br />

de que sus obras contenían un exceso de fantasía que alejaba a<br />

las masas de la construcción <strong>del</strong> socialismo; además, se le acusaba<br />

de promulgar un individualismo exagerado que no tenía cabida en<br />

una sociedad que aspiraba a ser comunista, donde todos debían ser y<br />

pensar de la misma manera. Movimientos como el simbolismo, el surrealismo<br />

y algunas corrientes <strong>del</strong> modernismo, entre otros, también<br />

fueron calificados como decadentes debido a sus elementos herméticos,<br />

alegóricos y metafísicos.<br />

Pero la censura gubernamental no se detuvo ahí. Se retiraron o se<br />

prohibieron las obras de numerosos autores nacionales, no solo de<br />

aquellos que habían decidido irse <strong>del</strong> país, sino de algunos que continuaban<br />

allí, cuya literatura poseía vínculos con lo alegórico, lo<br />

simbólico, lo fantástico o simplemente lo apolítico. Todas las artes<br />

sufrieron este acoso que, de manera oficial, recibió el calificativo eufemístico<br />

de “parametrización” o “parametración” para evitar el uso<br />

de la palabra que <strong>del</strong>ataba su verdadera esencia coercitiva. <strong>Lo</strong>s artistas<br />

parametrados eran “separados” de sus puestos –otro eufemismo<br />

para no decir que eran destituidos, expulsados, despedidos, eliminados<br />

o apartados de sus oficios.<br />

Una de las purgas más dolorosas <strong>del</strong> periodo ocurrió en el Teatro<br />

Nacional de Guiñol, que había sido fundado por los hermanos Carucha<br />

y Pepe Camejo, junto a Pepe <strong>del</strong> Carril. Aquel mítico grupo había<br />

creado una legión de fans infantiles y adultos, con puestas en escena<br />

que han quedado en el imaginario <strong>del</strong> teatro cubano: desde un clásico<br />

Don Juan Tenorio, montado con títeres de aspecto estilizado, hasta<br />

versiones de leyendas afrocubanas con elementos escenográficos y<br />

ambientales derivados de la cultura africana. Sin embargo, las puestas<br />

comenzaron a ser criticadas por los censores bajo la acusación<br />

de que promovían la exaltación de valores alejados de la doctrina<br />

marxista-leninista, promoviendo la magia y la brujería en un país<br />

que había decretado el ateísmo como única filosofía posible.<br />

El Gobierno terminó por imponer un arte dogmático y sectario, donde<br />

las hadas, los gigantes, las princesas y los magos fueron sustituidos<br />

por campesinos, obreros, soldados y guerrilleros. Ya no fue suficiente<br />

dejar de hablar mal de la ideología institucionalizada, ni siquiera<br />

se permitió el silencio o la neutralidad, sino que se hizo obligatorio<br />

hacer loas continuas a la revolución con aspavientos muy parecidos<br />

a los <strong>del</strong> fanatismo religioso.<br />

Incluso conociendo la historia de un Estado que ha querido gobernar<br />

sin que nadie lo cuestione, no resulta fácil comprender semejante<br />

rechazo hacia el universo de la imaginación y la magia; pero hay<br />

que entender que la fantasía, con su carga de elementos simbólicos,<br />

actúa como un valioso camuflaje para diseminar ideas prohibidas.<br />

Cuando la fantasía volvió a hacer su entrada en la isla, lo hizo con un<br />

disfraz nuevo: la CF proveniente <strong>del</strong> bloque comunista europeo. Por<br />

aquellos años, la idea oficial era que todo lo que viniera de la Unión<br />

Soviética se encontraba a salvo de los vicios <strong>del</strong> capitalismo y, por<br />

tanto, no podía contener ningún germen fatal para la sociedad cubana.<br />

Apoyándose en ese criterio de garantía ideológica, la entidad<br />

oficial de los escritores decidió convocar al primer concurso literario<br />

de CF en la historia de Cuba. El concurso permitió que comenzaran<br />

a abrirse los canales editoriales hacia una literatura más cercana a<br />

la fantasía. Fue un proceso lento, porque los escritores sabían que<br />

era imposible romper ciertas reglas. Esta dificultad hizo que algunos<br />

comenzaran a experimentar con la mezcla de géneros –realismo con<br />

algo de ciencia ficción, ciencia ficción con algo de fantasía–, saltando<br />

de uno a otro para evitar meterse en honduras peligrosas, pero a la<br />

vez desplegando una nueva forma de rebeldía contra el canon realista<br />

que había permeado la literatura cubana durante casi una década.<br />

Varios libros de esa época giraron en torno a temas subversivos,<br />

como la incomunicación entre los individuos, la búsqueda de la libertad,<br />

la cosificación social y la lucha por romper las fronteras sociales<br />

y políticas –todo ello camuflado bajo el disfraz de lo fantástico–. La<br />

generación a la cual pertenezco, que comenzó a publicar en los años<br />

ochenta, inició y desarrolló todo este proceso que es perceptible en<br />

muchas de las obras que vieron la luz durante esa década. Mediante<br />

276 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 277


el uso de la alegoría, la metáfora y la extrapolación, logramos evadir<br />

muchos parámetros de la censura oficial –una insolencia que los lectores<br />

supieron reconocer.<br />

Por su propia naturaleza, la fantasía es una rebelión contra el establishment<br />

y contra todo aquello que intenta imponerse como absoluto<br />

y único. Nada le resulta más molesto a quien aboga por reprimir<br />

ciertas ideas que tener que lidiar con una mente independiente. Por<br />

regla general, las sociedades subsisten en base a una obediencia<br />

social y jerárquica ante los poderes instaurados. Pero un ciudadano<br />

cuyo pensamiento ha sido entrenado para pensar de manera no<br />

convencional, que se acostumbra a hacer preguntas y a opinar de<br />

manera diferente a la esperada, puede constituir un grave problema<br />

para un Estado que promulga la obediencia ciega.<br />

Pese a este valor añadido, la fantasía es importante en cualquier medio,<br />

incluso en aquellos donde impera la libertad, porque es una herramienta<br />

clave para nuestra civilización. La inventiva, en cualquiera<br />

de sus manifestaciones, no existiría sin ella. Peor aún, podríamos<br />

perder nuestra autonomía espiritual y mental si no practicamos a<br />

cada instante el juego de romper con las paredes invisibles que imponen<br />

la propaganda y la repetición continua de frases, imágenes y<br />

algoritmos sociales.<br />

Necesitamos cultivar ese modo de pensar independiente, que nace<br />

de una imaginación potente y desatada. No solo nuestra supervivencia<br />

como especie, sino también nuestra libertad como individuos depende<br />

de ella.<br />

278 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 279


Diez minutos de fantasía<br />

João Anzanello Carrascoza/Brasil<br />

—¡No puede!<br />

El diablo se enfureció aún más y profirió:<br />

—¿Por qué no?<br />

—Porque puedo parar de escribir –dijo el niño.<br />

Y paró.<br />

Nació en una pequeña ciudad<br />

brasileña, donde las personas vivían<br />

muy cerca y las cosas estaban<br />

a la mano; por eso se acostumbró<br />

a verlas, a conocerlas con pausa.<br />

Justamente por mirar con detenimiento<br />

objetos, personas y lugares,<br />

se convirtió en escritor. Sus<br />

historias toman a los personajes<br />

en instantes de aproximación y<br />

distanciamiento en los que, aun<br />

sin palabras, pueden decir todo.<br />

No por casualidad, una de sus<br />

obras de titula El volumen <strong>del</strong> silencio.<br />

Le interesa la vida cotidiana,<br />

las pequeñas cosas que limitan las<br />

fronteras de las personas o las<br />

alargan. Aquela água toda y Amores<br />

mínimos son libros de cuentos<br />

que abordan estas obsesiones, lo<br />

mismo que las novelas Aos 7 e aos<br />

40 y Caderno de um ausente. También<br />

ha escrito obras para niños,<br />

como O homem que lia as pessoas<br />

y Caixa de brinquedos. Ha recibido<br />

algunos premios literarios en<br />

Brasil (Jaburi, Fundación Biblioteca<br />

Nacional y Fundación Nacional<br />

<strong>del</strong> Libro Infantil y Juvenil) y<br />

el reconocimiento internacional<br />

de Radio Francia, pero su mayor<br />

premio es contar con lectores.<br />

“La salida”<br />

Ocurrió a las cuatro de la tarde, a plena luz <strong>del</strong> día. El niño estaba<br />

allí, estirado como un gato, en la hamaca de su habitación.<br />

Cuaderno y lápiz en mano, balanceándose suavemente,<br />

inventaba una historia, cuando vio a través de la ventana al<br />

diablo saltando el portón de su casa.<br />

Se estremeció. Sus padres habían ido de compras y su hermana<br />

aún no había regresado de la escuela.<br />

El diablo vino caminando por el jardín, en dirección a la<br />

puerta, pisoteando las margaritas que ondeaban al viento.<br />

En aquel momento, el niño pensó que el diablo, con sus<br />

poderes demoníacos, iba a atravesar las paredes, pero él<br />

simplemente dio un soplo diabólico y su aliento insoportable<br />

derritió la puerta instantáneamente. Después, al llegar<br />

a la habitación y ver al niño aterrorizado en la hamaca,<br />

sonrió maléficamente y, exhalando su mal olor infernal,<br />

dijo, diabólicamente:<br />

—Vine a cogerte, chico. Voy a llevarte al infierno.<br />

Fue entonces que, inesperadamente, el niño perdió el miedo.<br />

Se estiró entonces en la hamaca, todo bello y hermoso,<br />

sin prestar la menor atención al diablo.<br />

—Usted no me puede coger –dijo el niño.<br />

—Puedo –rugió el diablo, avanzando con su malvada cara.<br />

El niño respondió:<br />

En este instante, en el que el niño interrumpe su viaje por el mundo<br />

de la fantasía, revelando que leer y escribir son puertas que nos conducen<br />

al mismo universo sensitivo, yo inicio aquí mi intervención.<br />

Este cuento, que acabo de compartir con vosotros, forma parte de mi<br />

libro Histórias para sonhar acordado (Historias para soñar despierto).<br />

Una obra que escribí en homenaje a mi padre, que nos contaba, a sus<br />

hijos, por la noche, historias al pie de la cama para que nos durmiéramos.<br />

De esa forma, él me llevó, por medio de su voz e imaginación,<br />

a un país <strong>del</strong> cual me siento habitante y al que siempre acudo cuando<br />

la realidad no se da cuenta, con sus divisas rígidas, que abrigan el tamaño<br />

de mi espanto (y también encanto) por la vida. En este país, en<br />

sus planicies y llanuras, yo busco las historias, que, después, cobran<br />

entidad en las líneas de mi escritura.<br />

Una obra literaria es la creación de un mundo personal que expresa la<br />

forma de ser, sentir y pensar de quien la concibe. Así nació el condado<br />

de Yoknapatawpha, de Faulkner, el Macondo, de García Márquez, el<br />

Jardín de las Hespérides, el pomar subterráneo donde Aladino no va a<br />

recoger frutas de los árboles, sino piedras preciosas.<br />

Si la realidad es lo que es, la consagración o la angustia de la existencia,<br />

la literatura es el reino de todo aquello que sería posible. La ficción es<br />

una elección, por parte <strong>del</strong> escritor, de esas posibilidades de la existencia<br />

humana, una elección que proviene, obviamente, de sus limitaciones.<br />

La ficción transfigura la realidad, y el resultado puede revestir las formas<br />

más diversas, como el género realista, el fantástico, el fabuloso, el<br />

mágico, etc., sin disociarse, a pesar de todo, de la realidad que la origina.<br />

Por eso, parte de la belleza de la literatura está en su pluralidad, en la<br />

multiplicidad de los mundos literarios. Si producimos y consumimos<br />

280 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 281


literatura “porque la vida no es suficiente”, como escribió Fernando<br />

Pessoa, y si cada autor imprime a su microcosmos ficcional una marca<br />

peculiar, tenemos, como oferta para el lector, al mismo tiempo,<br />

un variado y creciente espectro de elecciones.<br />

Cuando aprendí a leer, aún niño, en una pequeña ciudad de Brasil, decidí<br />

bucear en los libros que había en una estantería de casa. En medio<br />

de aquellos estantes, descubrí cuentos de hadas, leyendas y canciones<br />

populares, poemas épicos, relatos históricos. ¡Era una diversidad tan<br />

rica! Fue allí donde comencé a amar las diferencias. A cada página me<br />

encontraba con un universo diferente, un inmenso catálogo de sueños.<br />

Si la literatura es el sueño “despierto” de la civilización, las historias<br />

contadas por mi padre y la lectura de aquellos primeros libros, en los<br />

cuales se dibujaban fábulas, poemas, leyendas e historias de ficción<br />

científica, me llevaron a soñar despierto.<br />

Tal pluralidad incluye las ligerezas y también las tristezas de la existencia.<br />

Ante los mundos imaginarios, el lector hace sus elecciones, por<br />

afinidades afectivas, pasando a pertenecer, entonces, a una “familia literaria”,<br />

a un núcleo de escritores y lectores conectados por el gusto de<br />

cierto tipo de historias. La diversidad es lo que garantiza la belleza de<br />

este universo. Las narrativas fantásticas son algunas de las más atractivas<br />

en esa estantería de sueños. Porque no se distinguen por flagrar<br />

lo cotidiano, tan familiar, sino lo distante y extraño. La fantasía no se<br />

nutre de una lírica superficial, sino de la lírica de las profundidades.<br />

Como en Alicia, las puertas <strong>del</strong> País de las Maravillas deberían estar<br />

siempre abiertas para el lector. Mejor: no deberían existir puertas.<br />

Nada más justo que escoger el mundo adonde llevamos a nuestra<br />

imaginación a pasear, las tierras que deseamos leer. Leer significa<br />

descifrar, interpretar, reconocer(se). No hay edad para el lector que<br />

escribe y reescribe el mundo; no hay edad para escoger su sueño y,<br />

una vez dentro de él, por la estrechez o amplitud de su mirada, lanzarse<br />

al desafío y al placer de interpretarlo.<br />

se debe prohibir a ningún lector que bucee en una obra compleja,<br />

aunque él no pueda capturar toda su riqueza.<br />

Como el lector es lector-escritor, también el escritor es, antes de todo,<br />

lector (<strong>del</strong> mundo y de la palabra).<br />

La lectura <strong>del</strong> mundo <strong>del</strong> escritor contagia a su escritura, y es por medio<br />

de ella que se da, en última instancia, la comunión con el lector.<br />

La literatura, con su gran panel de mundos posibles, creado por distinguidos<br />

escritores, es una segunda vida, como definió Fernando<br />

Pessoa: “Todos tenemos dos vidas: la verdadera es la que soñamos<br />

en la infancia, la que continuamos soñando adultos en un sustrato<br />

de niebla; la falsa es la que vivimos en convivencia con los demás.<br />

La falsa es la práctica y útil...”.<br />

Cada uno de nosotros debe escoger los tipos de sueños con los cuales<br />

desea llenar esta segunda vida. Forman parte de ella, a semejanza<br />

de la primera, el sufrimiento, la desilusión, la muerte, así como el<br />

júbilo, la fantasía, el nacimiento.<br />

David Grossman, en la novela Más allá <strong>del</strong> tiempo, dice, por voz de uno<br />

de sus personajes, que la poesía es la lengua <strong>del</strong> luto. Sí, la poesía es<br />

la lengua <strong>del</strong> luto, pero es, también, felizmente, la lengua de la vida.<br />

Finalizo esta pequeña reflexión sobre el tema de la fantasía en la<br />

literatura, recordando que la inicié con el cuento “La salida”, y la<br />

cierro a la inversa de lo que se suele hacer a la entrada a los eventos:<br />

agradeciendo la invitación para estar en esta mesa. Forma parte de<br />

la fantasía romper el orden de las cosas, permitir los contrarios, dejar<br />

que el sueño sea, de hecho, libre. Finalizo ahora mi intervención,<br />

pero continúo escribiendo en el papel de la imaginación, fantaseando<br />

en silencio, como aquel niño en su hamaca, con su cuaderno. Es<br />

mi forma de compartir con vosotros mi segunda vida.<br />

Si todo autor escribe a partir <strong>del</strong> manantial de vivencias que le son<br />

propias, todo lector lee enraizado a su repertorio existencial. Así, no<br />

282 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 283


Dez minutos de fantasia<br />

João Anzanello Carrascoza<br />

A saída<br />

Aconteceu às quatro da tarde, em plena luz do dia. O menino estava lá, espichado<br />

como um gato, na rede em seu quarto. Caderno e lápis na mão, balançando<br />

suavemente, inventava uma história, quando viu pela janela o diabo<br />

pulando o portão de sua casa.<br />

Estremeceu. Seus pais haviam saído para fazer compras e sua irmã ainda<br />

não voltara da escola.<br />

O diabo veio caminhando pelo jardim, em direção à porta, pisoteando as<br />

margaridas que se insinuavam ao vento. Na hora o menino pensou que o<br />

diabo, com seus poderes demoníacos, ia atravessar as paredes, mas ele simplesmente<br />

deu um sopro diabólico e seu bafo insuportável derreteu a porta<br />

instantaneamente. Depois, ao chegar no quarto e ver o menino apavorado<br />

na rede, deu um sorrisinho perverso e, exalando seu mau cheiro infernal,<br />

disse, diabolicamente:<br />

– Vim te pegar, garoto. Vou te levar pro inferno.<br />

Mas aí, inesperadamente, o menino perdeu o medo. Espichou-se então na<br />

rede, todo belo e formoso, sem dar a mínima para o diabo.<br />

– Você não pode me pegar – o menino disse.<br />

– Posso – rugiu o diabo, avançando com sua cara de mau.<br />

O menino retrucou:<br />

– Não pode!<br />

O diabo ficou ainda mais endiabrado e esbravejou:<br />

– Por que não?<br />

– Porque posso parar de escrever – disse o menino.<br />

E parou.<br />

Neste instante, em que o menino interrompe sua viagem pelo mundo<br />

da fantasia, revelando que ler e escrever são portas que nos conduzem<br />

ao mesmo universo do sensível, eu inicio aqui a minha intervenção.<br />

Este conto, que acabo de partilhar com vocês, faz parte do meu livro<br />

Histórias para sonhar acordado. Uma obra que escrevi em homenagem<br />

a meu pai, que contava para nós, seus filhos, à noite, histórias ao<br />

pé da cama, a fim de nos adormecer. Dessa forma, ele me levou, por<br />

meio de sua voz e imaginação, a um país do qual me sinto habitante, e<br />

para onde sempre vou quando a realidade não dá conta, com suas divisas<br />

rígidas, de abrigar o tamanho do meu espanto (e também encanto)<br />

pela vida. Neste país, em seus planaltos e planícies, eu busco as histórias,<br />

que, depois, vão ganhar existência nas linhas da minha escrita.<br />

Uma obra literária é a criação de um mundo pessoal, que expressa a<br />

maneira de ser, sentir e pensar de quem a concebe. Assim nasceu o<br />

condado de Yoknapatawpha de Faulkner, a Macondo de García Márquez,<br />

o Jardim das Hespérides, o pomar subterrâneo onde Aladim<br />

não vai colher frutas nas árvores, mas pedras preciosas.<br />

Se a realidade é o que é, a sagração ou a angústia da existência, a<br />

literatura é o reino de tudo aquilo que seria possível. A ficção é uma<br />

escolha, por parte do escritor, dessas possibilidades da existência<br />

humana, uma escolha que provém, obviamente, de suas limitações.<br />

A ficção transfigura o real, e o resultado pode assumir as mais diversas<br />

formas – como o gênero realista, o fantástico, o fabuloso, o mágico<br />

etc. –, sem se dissociar, contudo, da realidade da qual ela se origina.<br />

Por isso, parte da beleza da literatura está na sua pluralidade, na<br />

multiplicidade dos mundos literários. Se produzimos e consumimos<br />

literatura “por que a vida não basta”, como escreveu Fernando<br />

Pessoa, e, se cada autor imprime em seu microcosmo ficcional uma<br />

marca peculiar, temos, como oferta para o leitor, o tempo todo, um<br />

espectro variado e crescente de escolhas.<br />

<strong>Lo</strong>go que aprendi a ler, ainda criança, numa pequena cidade do Brasil,<br />

decidi mergulhar nos livros que haviam numa estante em casa. Em<br />

meio àquelas prateleiras, descobri contos de fadas, lendas e canções<br />

populares, poemas épicos, relatos históricos. Era uma diversidade tão<br />

rica que foi ali que comecei a amar as diferenças. A cada página, deparava-me<br />

com um universo diferente, um imenso catálogo de sonhos.<br />

Se a literatura é o sonho acordado da civilização, as histórias contadas<br />

por meu pai e a leitura daqueles primeiros livros – nos quais<br />

se embaralhavam fábulas, poemas, parlendas e histórias de ficção<br />

científica – me levaram a sonhar acordado.<br />

284 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 285


Tal pluralidade inclui não apenas as levezas, mas também os pesares<br />

da existência. Diante dos mundos imaginários, o leitor faz suas escolhas,<br />

por afinidades afetivas, passando a pertencer, então, a uma “família<br />

literária”: ou seja, a um núcleo de escritores e leitores ligados<br />

pelo gosto de certos tipos de histórias. O diverso é que garante a beleza<br />

deste uni-verso. As narrativas fantásticas são algumas das mais<br />

atraentes nessa prateleira de sonhos. Porque não primam por flagrar o<br />

cotidiano, tão familiar, e, sim, o distante e estranho. O fantástico não<br />

se nutre com a lírica da superfície, mas com a lírica das profundezas.<br />

Como em Alice, as portas do país das maravilhas deveriam estar<br />

sempre abertas para o leitor. Melhor: não deveriam existir portas.<br />

Nada mais justo do que escolher o mundo onde levamos o nosso imaginário<br />

para passear, as terras que desejamos ler. Ler significa decifrar,<br />

interpretar, reconhecer (-se). Não há idade para o leitor se escrever<br />

e re-escrever o mundo; não há idade para escolher o seu sonho<br />

– e, uma vez dentro ele, pela estreiteza ou abrangência de seu olhar,<br />

lançar-se ao desafio e ao prazer de interpretá-lo.<br />

Cabe a cada um de nós escolher os tipos de sonhos com os quais<br />

deseja preencher esta segunda vida. Faz parte <strong>del</strong>a, à semelhança da<br />

primeira, o sofrimento, a desilusão, a morte, tanto quanto o júbilo, a<br />

fantasia, o nascimento.<br />

David Grossman, no romance Fora do tempo, diz, pela voz de um de<br />

seus personagens, que a poesia é a língua do luto. Sim, a poesia é a<br />

língua do luto, mas é, também, felizmente, a língua da vida.<br />

Finalizo esta pequena reflexão sobre o tema da fantasia na literatura,<br />

lembrando que a iniciei com o conto A saída, e a fecho ao inverso<br />

do que se costuma fazer à entrada dos eventos: agradecendo o convite<br />

para estar nesta mesa. Faz parte do fantástico quebrar a ordem<br />

das coisas, permitir os contrários, deixar que sonho seja de fato livre.<br />

Cesso agora minha fala, mas continuo escrevendo no papel da imaginação,<br />

fantasiando em silêncio, como aquele menino na rede, com seu<br />

caderno. É o meu jeito de dividir com vocês a minha segunda vida.<br />

Se todo autor escreve a partir do manancial de vivências que lhe são<br />

próprias, todo leitor lê enraizado em seu repertório existencial. Assim,<br />

não se deve proibir a nenhum leitor o mergulho em uma obra<br />

complexa, ainda que ele não possa capturar toda a sua riqueza.<br />

Como o leitor é leitor-escritor, também o escritor é, antes de tudo, leitor<br />

(do mundo e da palavra).<br />

A leitura de mundo do escritor vaza para a sua escrita, e é por meio<br />

<strong>del</strong>a que se dá, em última instância, a comunhão com o leitor.<br />

A literatura, com seu grande painel de mundos possíveis, criado por distintos<br />

escritores, é uma segunda vida, como a definiu Fernando Pessoa:<br />

Temos todos duas vidas:<br />

A verdadeira, que é a que sonhamos na infância,<br />

E que continuamos sonhando, adultos num substrato de névoa;<br />

A falsa, que é a que vivemos em convivência com outros,<br />

Que é a prática, a útil...<br />

286 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 287


Escritor colombiano nacido en<br />

Málaga, es máster en Literatura<br />

(Pontificia Universidad Javeriana)<br />

y Especialista en Traducción (Universidad<br />

de Pamplona). Antes,<br />

herrero, zapatero, portero de discoteca,<br />

expendedor de gasolinera,<br />

librero de fin de semana, maestro<br />

de escuela y profesor universitario;<br />

ahora se dedica a la escritura,<br />

la fotografía, la pintura y otras<br />

<strong>del</strong>icias. Entre sus publicaciones<br />

para niños se encuentran La silla<br />

que perdió un pata y otras historias,<br />

El león que escribía cartas de<br />

amor, La media perdida, La lagartija<br />

y el sol, Las batallas de Rosalino,<br />

<strong>Lo</strong>s casibandidos que casi<br />

roban el sol, Caperucita roja y otras<br />

historias perversas, La muchacha<br />

de Transilvania y otras historias de<br />

amor, El vampiro y otras visitas, La<br />

verdadera historia <strong>del</strong> gato con<br />

botas, Tres tristes tigres, Carmela<br />

toda la vida, Yo, Claudia, El último<br />

viaje de Lupita López y Las barbas<br />

<strong>del</strong> árbol. Obtuvo el VII Premio<br />

Enka de Literatura Infantil en<br />

1989, el Premio Comfamiliar <strong>del</strong><br />

Atlántico en 1991, el Premio Nacional<br />

de Literatura de Colcultura<br />

en 1993, el Premio Nacional<br />

de Dramaturgia para la Niñez en<br />

1998, el Premio de Literatura Infantil<br />

Parker en 2003 y el Premio<br />

Nacional de Cuento Jorge Gaitán<br />

Durán en 2007.<br />

<strong>Lo</strong> fantástico y lo real:<br />

dos caras de una misma moneda<br />

Triunfo Arciniegas/Colombia<br />

Se suelen considerar opuestos lo real y lo fantástico,<br />

pero no es exactamente así: ambas son manifestaciones<br />

de la ficción. La literatura es, ante todo, ficción,<br />

artificio, algo que se añade a la vida de todos los días,<br />

no la modifica, pero tal vez la hace más profunda o, al<br />

menos, más soportable.<br />

A Vargas Llosa, sin duda alguna, se le considera un escritor<br />

realista: en sus páginas, las mujeres no vuelan<br />

ni los curas levitan cuando toman chocolate. No encontramos<br />

hechos mágicos o prodigiosos en La ciudad<br />

y los perros o en Conversación en la catedral, pero sabemos<br />

que todas las novelas son ficciones, son mentiras,<br />

son inventos. <strong>Lo</strong>s hechos narrados no se registraron<br />

en la realidad, al menos no como se presentan en<br />

las obras, donde todo está acomodado según las leyes<br />

de la ficción, que no son las mismas de la realidad. El<br />

escritor solo le rinde cuentas a la propia ficción.<br />

Vargas Llosa, digno heredero de Flaubert, nos atrapa<br />

con sus historias, con su estilo realista, con sus estructuras<br />

narrativas, es decir, con la arquitectura de la<br />

obra. Aceptamos las leyes establecidas en la narración<br />

y devoramos la historia. Solo vale la pena leer cuando lo hacemos<br />

con fe, con la misma devoción <strong>del</strong> creyente ante sus textos sagrados.<br />

En Madame Bovary no hay un solo hecho fantástico, es decir, no se<br />

cuentan sucesos que no puedan darse en la realidad. La protagonista<br />

es la fantasiosa esposa de un mediocre médico de provincia que se<br />

enamora de otros hombres, se desilusiona y se envenena: una historia<br />

de cualquier parte sobre una mujer infiel como cualquier otra;<br />

una noticia que Flaubert leyó en un periódico. Pero la madame Bovary<br />

que conocemos solo existió en la mente de Flaubert y es la única<br />

que nos interesa. El escritor, mediante su arte, la añadió al mundo de<br />

todos los hombres, como otros magos, como Tolstói con Ana Karenina,<br />

Rulfo con Susana San Juan o Cervantes con Dulcinea.<br />

Es tal la fuerza <strong>del</strong> narrador, es tal la magia, que Dulcinea <strong>del</strong> Toboso,<br />

una mujer que nunca aparece en las páginas de Don Quijote,<br />

existe y perdura luego de cuatro siglos, y depende de nosotros verla<br />

con los ojos <strong>del</strong> Caballero de la Triste Figura, es decir, como toda una<br />

dama, una bellísima criatura merecedora de absoluta adoración, o<br />

con los ojos de Sancho Panza, como una vulgar criadora de puercos.<br />

La francesa Madame Bovary y la rusa Ana Karenina, novelas realistas,<br />

nos han dejado mujeres perturbadoras. Perturbadas, dirían<br />

otros. La mayoría de las páginas dedicadas a Susana San Juan, aunque<br />

febriles, pueden considerarse realistas, pero no así la novela<br />

llamada Pedro Páramo: se trata de un mundo de muertos. Ya todos<br />

están muertos cuando Juan Preciado llega a Comala en busca de su<br />

padre. Un muerto es su guía al inframundo. <strong>Lo</strong>s linderos entre vivos<br />

y muertos se han borrado.<br />

<strong>Lo</strong> fantástico rompe o transgrede la vida cotidiana: los espejos se<br />

atraviesan, los personajes habitan sin dificultades dentro de un pez y<br />

sobreviven, por supuesto, y los mismos peces recorren como si nada<br />

la humedad de las habitaciones. <strong>Lo</strong> fantástico nos vuelve familiares<br />

a brujas y hechiceros, dioses y demonios, ángeles y vampiros, unicornios<br />

y dragones. <strong>Lo</strong> fantástico amplía los límites de nuestra pobre<br />

y limitada realidad. <strong>Lo</strong> fantástico nos completa, aunque la misma<br />

frase aplica para la ficción en general.<br />

288 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 289


El territorio de lo fantástico se vuelve insondable e infinito. Dice Borges<br />

en Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, una de sus obras maestras: “<strong>Lo</strong>s metafísicos<br />

de Tlön no buscan la verdad, ni siquiera la verosimilitud: buscan el asombro.<br />

Juzgan que la metafísica es una rama de la literatura fantástica”.<br />

No se trata de que lo uno sea inferior a lo otro: se trata de las diversas<br />

caras de la ficción, manifestaciones, maneras de contar o referir; escogencias<br />

o necesidades <strong>del</strong> narrador.<br />

En las páginas de Cien años de soledad, Remedios la bella, una criatura<br />

que no era de este mundo, ascendió a los cielos y, de paso, se robó<br />

unas sábanas. Según cuenta el escritor en alguna entrevista, al principio<br />

Remedios la bella no volaba, es decir, no resultaba creíble el vuelo,<br />

hasta que surgió la idea de las sábanas: leyes de la ficción, al fin y<br />

al cabo. En la vida de todos los días, la muchacha se fugó con un camionero,<br />

tal y como consta en otra entrevista de García Márquez. La<br />

mamá de la traviesa muchacha se inventó el cuento de la ascensión a<br />

la gloria eterna para evitar la vergüenza con los vecinos. Para los lectores<br />

de Cien años de soledad o para los vecinos de carne y hueso de la<br />

pobre madre, el resultado es el mismo: a la muchacha no se la volvió<br />

a ver. Se hizo a un lado en la narración y en la cotidianidad. Diríamos<br />

que, con cierta perversidad o apostando por su suerte, de todas maneras,<br />

la muchacha encontró la dicha.<br />

En Colombia, García Márquez dinamitó con Cien años de soledad una<br />

literatura de tradición realista, y él mismo lo fue en sus primeros libros.<br />

Por el contrario, lo fantástico ha marcado la literatura argentina:<br />

Borges, Cortázar, Bioy Casares. Una larga cita de Bioy Casares nos<br />

precisa el papel <strong>del</strong> escritor y el asunto <strong>del</strong> compromiso. En 1972, en<br />

París, le dice a Robert Saladrigas:<br />

Me considero, y eso es lo que soy, un escritor argentino que he utilizado<br />

convenientemente la vena fantástica porque la entiendo literariamente<br />

válida para expresarme, pero que en mis últimas obras, y a partir de La<br />

invención de Morel, he incorporado cada vez más la realidad argentina.<br />

El sueño de los héroes, por ejemplo, es una fábula metafísica, cierto, pero<br />

también real, donde Buenos Aires se encuentra presente y la mitología<br />

ciudadana es fácilmente reconocible. Y <strong>del</strong> Diario de la guerra <strong>del</strong> cerdo<br />

se ha escrito, no lo digo yo, que el tema parecía solo reservado a la novela<br />

comprometida o de tesis, y sin embargo demostré que se puede llegar<br />

igualmente al compromiso a través de características expresivas que no<br />

tienen que ser forzosamente realistas. Para mí, la literatura forma parte<br />

de la vida, está dentro de ella, pero cada uno la vive de distinta manera<br />

y todos los procedimientos resultan válidos, mientras no se renuncie a<br />

la lucidez a cambio de la obnubilación. Yo no soy político en el sentido<br />

profesional de la política. Soy un hombre, un ciudadano, y, como tal, un<br />

ser político por definición, que escribe desde una realidad que no puedo<br />

soslayar, aunque me es permitido asumirla y expresarla de la única<br />

manera que los dioses me han dotado para hacerlo. Hay gente que me<br />

tiene por un tipo raro que vive inmerso en un universo de fantasías inútiles,<br />

pero esos tipos se equivocan, porque como argentino me preocupa<br />

mi país, estudio las causas de su inestabilidad, quisiera disponer de los<br />

medios para cambiar las cosas y sufro cuando el pueblo sufre, pero no<br />

soy tan estúpido como para creer que si en vez de escribir la utopía pesimista<br />

que es Diario de la guerra <strong>del</strong> cerdo hubiera escrito un panfleto incendiario,<br />

las cosas hubieran ido mucho mejor. La pluma es un medio<br />

de transformar la realidad sobre el papel, pero nunca será el arma mortífera<br />

que sirva para conjurar los peligros de la realidad desnuda que los<br />

políticos manosean a placer y encausan por donde les conviene.<br />

Se puede vivir sin Picasso, sin Balthus, sin Bacon, pintores tan distintos,<br />

tan grandiosos. Compartieron una época y algunos territorios,<br />

pero nos dieron obras muy particulares de sus mundos. Se puede<br />

vivir sin ellos, pero extrañaríamos su mirada, su estremecedora<br />

manera de abordar la belleza e interpretar la luz. <strong>Lo</strong> mismo podríamos<br />

decir de nuestros escritores, que, por diversos caminos, han llegado<br />

a obras tan esplendorosas.<br />

En fin, y como la serpiente que se atrapa la cola, a la ficción no le<br />

importa que los hechos hayan sucedido o no en la realidad: suceden<br />

en las páginas <strong>del</strong> libro y basta, creemos y es suficiente para nuestra<br />

felicidad de lectores. La felicidad no requiere otras razones.<br />

<strong>Lo</strong> fantástico y lo real, caras de una misma moneda,<br />

Bogotá, 15 de agosto de <strong>2016</strong><br />

290 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 291


Algunas ideas sobre la fantasía<br />

Verónica Murguía/<strong>México</strong><br />

hasta los dioses son producto de la imaginación, una hechura, cabe<br />

decir, de una belleza portentosa que, a veces, parece separarse <strong>del</strong>icadamente<br />

de sus creadores en una versión paradójica de la tradicional.<br />

Nació en la Ciudad de <strong>México</strong>, en<br />

1960. Hizo estudios de Historia en<br />

la Facultad de Filosofía y Letras de<br />

la Universidad Nacional Autónoma<br />

de <strong>México</strong>. Ha sido maestra de<br />

literatura e instructora de aeróbic,<br />

y durante ocho años fue locutora<br />

en Radio Educación. También<br />

hace traducciones. Su primer libro<br />

se publicó en 1990, cuando le<br />

otorgaron el Premio Juan de la<br />

Cabada. Desde 1999 mantiene la<br />

columna “Las Rayas de la Cebra”<br />

en el semanario cultural <strong>del</strong> periódico<br />

La Jornada. Ha colaborado en<br />

las revistas Laberinto Urbano, Etcétera<br />

y Origina. Su novela Auliya<br />

fue traducida al alemán y al portugués,<br />

además de ser nombrada<br />

Libro <strong>del</strong> Año por el Banco <strong>del</strong> Libro<br />

de Venezuela y finalista en el<br />

concurso Rattenfänger, que premia<br />

a la mejor fábula con tema<br />

medieval publicada en alemán. El<br />

fuego verde, su segunda novela,<br />

también está traducida al alemán.<br />

Su único libro de cuentos, El ángel<br />

de Nicolás, está traducido al italiano.<br />

Su novela más reciente, <strong>Lo</strong>ba,<br />

ganó el premio internacional de<br />

novela juvenil Gran Angular (España,<br />

2013).<br />

Voy a comenzar este breve apunte con el recuerdo de<br />

una visita al médico. Era una visita educativa en la<br />

que se nos iba a informar de cambios indispensables<br />

en nuestra forma de comer y, no supe muy bien por<br />

qué, la doctora comenzó a hablar de los poderes de la<br />

imaginación: esa facultad, esa preciosa y rara capacidad<br />

que, ya que estamos medicinales, podemos definir<br />

como aquello que es al mismo tiempo el vehículo y<br />

el ingrediente activo de la fantasía.<br />

La doctora nos describió, hábilmente, por cierto, un<br />

mango. Nos instó a imaginarnos el olor, la textura, el<br />

sabor, el color, las manchas de la cáscara, el peso, la<br />

firmeza <strong>del</strong> mango maduro que cede un poco bajo la<br />

presión de los dedos; a imaginar los labios pegajosos<br />

por el jugo, la dulzura <strong>del</strong> mango en la lengua. Acabamos<br />

con la boca hecha agua y con ganas de morder.<br />

Cuento esto porque, hasta en el ámbito más árido, se<br />

usa constantemente la imaginación. Toda hechura humana<br />

fue imaginada antes de existir: lo maravilloso<br />

y lo terrible, lo sublime y lo vil; los descubrimientos<br />

de la ciencia, las obras de arte, los artefactos más sorprendentes<br />

de la tecnología, todo. <strong>Lo</strong>s ateos dirán que<br />

Y recurro a un dicho de otro médico, un psicólogo que escuché en<br />

la radio y cuyo nombre no retuve, aunque me dejó apabullada con<br />

su certera definición de la fantasía. Dijo este hombre que la fantasía<br />

nos permite experimentar aquello que no existe, vivir en mundos<br />

imposibles y regresar enriquecidos a nuestras vidas. Es verdad. Y la<br />

literatura toda es un ámbito natural para ejercitarla y permitirle sus<br />

construcciones, sus criaturas, sus mundos y reglas. Porque construir<br />

un mundo fantástico es una tarea ardua que exige coherencia, sensatez,<br />

lógica, aunque no las mismas de nuestra vida. Si no, no es reconocible,<br />

es un galimatías. Una regla de la buena fantasía es que en<br />

ella no se resuelven los problemas difíciles con un tronar de dedos.<br />

En Harry Potter, por ejemplo, la magia no soluciona las cosas; cambia<br />

la forma de los problemas prácticos, pero los humanos persisten,<br />

con sus mismos dolores y caídas.<br />

Sabemos que hay prejuicios en contra de la fantasía en la literatura:<br />

que se la asocia con lo pueril, como si todo adulto fuera maduro y<br />

responsable; con lo inexistente –como si todo lo existente, por ser,<br />

fuera bueno: metralletas, minas unipersonales, bombas y miserias<br />

varias–, con la locura y con la ingenuidad. Supongo que este lugar<br />

común se originó, como tantos de nuestros vicios, en el siglo xix,<br />

cuando los grandes novelistas se dedicaron a escribir epopeyas monumentales,<br />

retratos de sociedades enteras, a reflejar un mundo donde<br />

el espíritu se desvanecía como un fuego fatuo para ser sustituido<br />

por la luz de gas, y hoy, por la luz led de la pantalla <strong>del</strong> teléfono. Zola<br />

trató de retratar los vicios y las cualidades con imparcialidad y logró<br />

escribir novelas perdurables y llenas de vida. Por qué estas novelas se<br />

tienen que pelear con las fantásticas, eso yo no lo sé. Quizá porque el<br />

siglo xix murió en medio de un exceso de racionalismo, de positivismo.<br />

Con el siglo xix también murieron, se rumorea, Dios, los rituales<br />

y otros signos que nos orientaban en la oscuridad. Y es que nuestros<br />

abuelos creyeron que asistían al nacimiento <strong>del</strong> día, pero las dos guerras<br />

y todo lo que siguió los desmintieron.<br />

292 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 293


Vayan ustedes a saber por qué, el esplendor <strong>del</strong> naturalismo chocó<br />

con los navíos hechos de lluvia y niebla de la fantasía 1 y, dizque, los<br />

hundió. Y no, siguen a flote, pero en otros mares. Hay tradiciones<br />

literarias más propicias que la nuestra para esos fuegos fatuos, esos<br />

navíos, esos cielos surcados por dragones. Y también hay lugares<br />

donde la guerra fue a muerte.<br />

<strong>Lo</strong>s mares surcados por los barcos de lluvia desaparecieron de los mapas<br />

en los países socialistas, y miren nomás lo que sucedió: la luz que<br />

fuera la novela rusa, por ejemplo, se apagó para dejar lugar a panfletos<br />

de propiedades tónicas y sedantes por lo aburridas, pero no artísticas.<br />

Es que el arte no es útil, ni tampoco la fantasía. Y si me apuran, ni la<br />

belleza. Mao prohibió los jardines, las flores, los gorriones. China se<br />

opacó, se ahuecó, y el espacio oscuro que quedó fue ocupado por la<br />

violencia. La música tal vez no sirva para subir el precio <strong>del</strong> petróleo,<br />

pero me ilumina el día, me lleva por donde yo ignoraba que había<br />

caminos, me hace ver el mundo y mi interior al mismo tiempo. Pero<br />

las obras de Dostoievski o de Bulgakov no ayudaban al partido, ni<br />

aumentaban la producción de papas o de cemento, ni cantaban las<br />

glorias, hechas con mentiras, de los líderes de la patria.<br />

Como dijo el expresidente Felipe Calderón, de quien no quiero acordarme,<br />

pero a quien no puedo olvidar porque dejó mi país hecho un<br />

desastre, los libros no sirven para comer o para curar una enfermedad.<br />

Eso dijo en una comida con escritores, y reveló así su vacío, la<br />

enfermedad que se cura con la imaginación, pero que en su caso no<br />

tiene remedio. Y desató la violencia, pero no sigo porque estoy aquí<br />

para hablar de literatura y fantasía, no de la miseria implícita en<br />

ciertas decisiones que aspiran a ser de Estado. A los políticos no les<br />

gustan las novelas de fantasía porque no pueden entrar en ellas, no<br />

tienen la libertad suficiente. <strong>Lo</strong>s ciudadanos de Fantasía, por hablar<br />

de ese país que todos los que estamos aquí hemos visitado, son furiosamente<br />

independientes de los discursos que mascullan los políticos.<br />

Pues el arte y la fantasía son necesarios para la vida. Dan fe los niños<br />

que se dejaron llevar por Harry Potter y apagaron la televisión,<br />

pero también los millones de adultos que por estar jugando Pokémon<br />

Go han perdido el sueño, se han dado con el poste y han dejado de<br />

dormir.<br />

Y es en la literatura infantil y juvenil donde la fantasía puede desplegarse,<br />

abrirse en dioramas que nos amplían por dentro. Es allí donde<br />

sus poderes para formar, dilatar la experiencia, crear empatía, dejar<br />

que nuestras pulsiones más abstractas adquieran fisonomías reconocibles,<br />

tienen un derecho natural a estar y a ser. En esta literatura,<br />

la nostalgia por la naturaleza nos permite hablar con los animales y<br />

aproximarnos a su misterio. Nos permite caminar con árboles, como<br />

los “ents” de El señor de los anillos, o ser semejantes a los peces; asir<br />

la mano de un elfo, de un demonio, de un hada, y transformar nuestras<br />

interrogantes en mundos armoniosos, dignos de ser habitados.<br />

Yo debo agradecer a la literatura fantástica el haber visto dragones, conocido<br />

elfos, ser discípula de Gandalf, de Ged, de Nemmerle. He amado,<br />

muerto y revivido. He paseado por los corredores de Hogwarts, he huido<br />

de un cíclope y he respondido que Nadie es mi nombre. He llorado<br />

por las crueldades <strong>del</strong> vizconde demediado y asistido a coronaciones en<br />

planetas lejanos.<br />

Sin estas experiencias, sería otra, no sé si peor, pero dudo que mejor,<br />

porque, mientras he imaginado, he sido libre.<br />

1 En Jonathan Strange & Mr. Norrell, la bellísima novela de Susanna Clarke, una flota de barcos<br />

hechos de lluvia y niebla, parte <strong>del</strong> ejército de Wellington, echa anclas frente a un puerto<br />

francés. <strong>Lo</strong>s soldados de Napoleón descubren la magia, pero después de días de temor<br />

e inmovilidad.<br />

294 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 295


Coloquio 5<br />

Literatura juvenil<br />

contemporánea:<br />

temas, lenguajes<br />

y discursos<br />

296 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 297


Presentación<br />

Ana Siro/Argentina<br />

es de ese modo y en ese lugar insondable de una subjetividad que escribe lo<br />

que otra subjetividad lee, donde lector y escritor se comprometen 1 .<br />

Quizá uno de los desafíos más importantes que enfrentan escritores,<br />

ilustradores, investigadores, editores y mediadores es cómo tender<br />

puentes entre lo que se produce y los jóvenes lectores. Quisiera compartir<br />

una breve escena que puede mostrar algo de la imperiosa necesidad<br />

de este encuentro. Un compañero y yo leímos en voz alta para<br />

un grupo de adolescentes un breve texto de Galeano:<br />

Ana Siro es máster en Ciencias<br />

con especialidad en Investigación<br />

Educativa por el Departamento de<br />

Investigaciones Educativas <strong>del</strong><br />

Centro de Investigaciones y Estudios<br />

Avanzados, adscrito al Instituto<br />

Politécnico Nacional de <strong>México</strong>.<br />

Es especialista en enseñanza de la<br />

literatura en contextos escolares y<br />

no escolares. Ha disertado en <strong>México</strong>,<br />

Brasil, España, Chile, Colombia,<br />

Uruguay y numerosos espacios<br />

formativos de Argentina. Ha publicado<br />

artículos y libros relacionados<br />

con su especialidad. Con otras<br />

personas coordina el equipo de<br />

Lengua y Literatura <strong>del</strong> Plan Escuelas<br />

de Innovación: Conectar Igualdad,<br />

de la Presidencia argentina,<br />

así como la Compañía Artística<br />

Plurilingüe para la Formación de<br />

Lectores, para escuelas plurilingües<br />

<strong>del</strong> Ministerio de Educación<br />

de Buenos Aires. Integra el equipo<br />

responsable de talleres para el nivel<br />

secundario <strong>del</strong> Programa Escuelas<br />

Lectoras <strong>del</strong> Ministerio de<br />

Educación de Buenos Aires.<br />

En las últimas décadas hemos sido testigos de un<br />

crecimiento de la literatura juvenil. ¿Cuáles son los<br />

temas más abordados? ¿Qué tendencias formales sobresalen?<br />

¿Qué distingue a la literatura juvenil iberoamericana<br />

contemporánea? ¿Un puente hacia la<br />

“literatura general”?<br />

¿Muchos jóvenes no leen la literatura actual porque<br />

no se sienten interpelados? ¿Será que la extensión y/o<br />

la complejidad de los textos los hacen sentir lejanos?<br />

¿Leen la literatura clásica por elección o por obligación?<br />

¿Qué pasa cuando se encuentran amorosamente<br />

con los textos a través de mediadores comprometidos?<br />

María Teresa Andruetto plantea que<br />

la lengua está hecha por todos, la literatura en cambio es<br />

particular, nace <strong>del</strong> cuerpo y de la memoria <strong>del</strong> escritor. Se<br />

hunde, dice Barthes, en la mitología secreta <strong>del</strong> autor, en<br />

esa profundidad de lo humano donde se instalan, de una<br />

vez por todas, los grandes temas de su existencia […] Así la<br />

literatura se sumerge primero en la memoria de quien escribe<br />

y después en el campo de resonancias de quien lee, y<br />

“La noche/1”<br />

No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera,<br />

le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta 2 .<br />

Las interpretaciones de la mayoría de los jóvenes circulaban en torno<br />

a un hombre acostado mientras una mujer le tapaba los ojos y<br />

otra le apretaba la garganta. La conversación sobre el texto abrió<br />

nuevas posibilidades más allá de lo literal. Sin embargo, se necesitan<br />

ocasiones sistemáticas de mediación para creer que la elaboración<br />

compartida de sentidos es también propia. Al finalizar el<br />

encuentro, uno de los alumnos nos planteó: “Estuvo bueno lo que<br />

pensamos. ¡Es que ustedes son los dueños de todas las palabras!”.<br />

Toda apropiación lleva tiempo, la lectura lleva tiempo, la construcción<br />

de sentido supone comunidad y mediación. La literatura está<br />

“allí”, con o sin adjetivos. Muchos jóvenes están “aquí” diciendo<br />

que “hay dueños de todas las palabras”.<br />

<strong>Lo</strong>s interrogantes que rondan este coloquio son abordados de manera<br />

muy diferente en las dos ponencias detonantes.<br />

Nilma Lacerda ofrece un recorrido variado y nutrido de producciones<br />

y autores en Iberoamérica que escriben desde un deseo genuino<br />

1 M. T. Andruetto (2009), “Enós, los aprendices, y la escritura perdurable”, Hacia una literatura<br />

sin adjetivos, Córdoba, Comunicarte, p. 132.<br />

2 E. Galeano (2010), El libro de los abrazos, Buenos Aires, Siglo xxi Editores.<br />

298 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 299


de explorar la identidad, las encrucijadas de época, los profundos temas<br />

existenciales. Abre mundos de ediciones cada vez más audaces y<br />

bellas que apuestan por lectores sensibles e inteligentes. Se pregunta<br />

acerca de la mediación, e ilumina sus caminos con las ideas de los investigadores.<br />

Andrés Acosta juega desde la polifonía juvenil y la de adultos que<br />

los rodean en una escena cotidiana en la que quizá casi todos podremos<br />

encontrar un lugar de identificación, de inquietud, de contraste<br />

para seguir pensando, para seguir pensándonos.<br />

300 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 301


Nació en Río de Janeiro, donde vive.<br />

Autora de Manual de Tapeçaria,<br />

Sortes de Villamor, Pena de Ganso,<br />

Cartas do São Francisco: Conversas<br />

com Rilke à Beira do Rio y, en<br />

español, Rabo de estrella y otras<br />

historias locas, Pluma de ganso y<br />

Bárbara bajo la lluvia. Investigadora<br />

de literatura y lectura y profesora<br />

de la Universidade Federal<br />

Fluminense, mantiene un “diario<br />

de navegación” de la palabra escrita<br />

en Iberoamérica. Ha recibido<br />

varios premios por su obra, entre<br />

ellos la distinción Nuevas Hojas de<br />

Lectura de Fundalectura, Colombia,<br />

y como traductora figura en la<br />

Lista de Honor <strong>del</strong> IBBY 2012.<br />

En medio <strong>del</strong> bosque<br />

y anochece: consideraciones<br />

sobre literatura contemporánea<br />

para niños y jóvenes<br />

en Iberoamérica<br />

Nilma Lacerda/Brasil<br />

La clase inaugural de Roger Chartier en el Colegio de<br />

Francia, Écouter les morts avec les yeux (Escuchar a los<br />

muertos con los ojos), se construye a partir de tres preguntas:<br />

¿qué es el libro?, ¿qué es el autor?, ¿qué es la literatura?<br />

En la respuesta a cada una de las cuestiones,<br />

el historiador reconoce el recorrido de la cultura escrita,<br />

el gran legado que constituye para la civilización<br />

y, a pesar de eso, la crueldad que puede proporcionar<br />

como instrumento de exclusión para los que son alcanzados<br />

por la miseria <strong>del</strong> mundo y por la brutalidad<br />

de las leyes. En el tema que nos toca, la literatura contemporánea<br />

potencialmente destinada a los niños y jóvenes<br />

en Iberoamérica, este puede ser igualmente un<br />

buen recorrido. Así, nos preguntaríamos: ¿ejerce esta<br />

literatura su función de frontera indómita, como conceptúa<br />

Graciela Montes? ¿Es reconocida como parte de<br />

un proyecto estético comprometido con su tiempo? ¿La<br />

edición de esas obras comprende la materialidad de los<br />

textos como elemento fundamental a la construcción<br />

de sentidos, en las diversas prácticas de la lectura? Al responder a<br />

esas cuestiones, creo que es posible evaluar la potencia y legado de la<br />

literatura para niños y jóvenes en la cultura de Iberoamérica.<br />

Donde poder ser libre: literatura como frontera indómita<br />

En uno de los más lúcidos textos sobre la función de la literatura,<br />

Montes observa la necesaria existencia de un territorio situado<br />

entre el puro yo y la razón ajena, espacio de resistencia a la locura<br />

individual y a la tiranía de un poder externo. En esa franja, que<br />

se mantiene siempre indómita, el individuo experimenta las creaciones<br />

de la cultura, ese ejercicio permanente <strong>del</strong> ser humano de<br />

cuestionar, comprender y transformar las propias condiciones. Justamente<br />

porque es leída en ese estrecho intervalo y por su necesidad<br />

de dilatarlo, la cultura elabora posibilidades en las cuales están<br />

comprendidas la diversidad y la confianza en el tiempo. Como toda<br />

producción cultural, la literatura ocurre en el espacio entre luz y oscuridad,<br />

entre el permiso para creer y las razones para temer. <strong>Lo</strong>s<br />

lectores de literatura conocen otros mundos, encuentran variados<br />

personajes, experimentan alternativas, se hacen preguntas.<br />

Camilo decide hacer preguntas más allá de lo que le dice su abuela,<br />

cansada y anciana, que resume los acontecimientos como “[...] culpa<br />

de la dictadura”. Inconformista, quiere saber exactamente lo que<br />

le ocurrió a la madre, presa y desaparecida. Decide buscar otras voces,<br />

de amigos, parientes, escritores. El recorrido por la memoria,<br />

duro, tierno, revelador, es un trayecto testimonial de la larga noche<br />

en la que se tomó el país entre 1976 y 1983. Graciela Bialet vuelve<br />

a recrear el periodo en <strong>Lo</strong>s sapos de la memoria, como la propia<br />

Graciela Montes lo hace en Otroso, y el brasileño Joel Rufino de Santos<br />

en Quando eu voltei, tive uma sorpresa, coetánea de las cartas<br />

enviadas por el padre prisionero de un régimen autoritario al hijo<br />

pequeño, tratando de explicar las causas <strong>del</strong> encarcelamiento e inculcando<br />

valores de justicia y libertad.<br />

El día de la mudanza, de Pedro Badrán, ofrece un esquema narrativo<br />

complejo, en el que los jóvenes Agustín y Camila se enfrentan a la<br />

fuerte caída de la economía familiar perdiendo la acomodada condición<br />

social, con lo que eso representa. El cambio de la casa bien<br />

302 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 303


ubicada, repleta de objetos de confort y lujo, a un barrio impregnado<br />

por el olor de las fábricas, señala el despojamiento físico y moral,<br />

transforma el ser internamente: “[...] (la mudanza) era algo que ocurría<br />

dentro de nosotros”. Vulnerables a los peligros de los que siempre<br />

estuvieron protegidos, reconocen que la nueva condición les<br />

lleva a moverse como maniquíes, a quienes solo compete prestar el<br />

cuerpo a usos determinados por terceros. La obra evidencia la áspera<br />

conciencia de una situación brutal, en un país donde la realidad<br />

no conlleva el compromiso que un día representó, y la traición a valores<br />

esenciales rige el pensamiento común: “Dicen que el padre de<br />

Samuel es un mafioso, aunque todavía no sé si ese es un título nobiliario<br />

o un reproche”.<br />

La literatura se muestra como un territorio fidedigno a las aspiraciones<br />

humanas frente a la justicia y la libertad; es prueba de aliento<br />

para los que sufrieron la injusticia y baluarte de confianza para los<br />

que vayan a sufrir tormentos semejantes. Las representaciones literarias<br />

exponen, en la barbarie, el horror que debe inspirar y convocan<br />

al lector a la conciencia. Al flagrar el espanto de la voz narrativa<br />

que no consigue distinguir en una palabra lo que ella contiene –no<br />

sé si ese es un título nobiliario o un reproche–, el texto literario denuncia<br />

una situación social de los pies a la cabeza, en el que la iniquidad<br />

de ayer es el valor de hoy.<br />

El contraste de imaginarios es un campo fértil para las indagaciones<br />

en las que se prodiga la literatura. América representó otrora un destino<br />

de abundancia para aquellos que Europa no conseguía alimentar:<br />

—Qué quieres –dijo–, ¿lo blanco o lo amarillo?<br />

Yo dije:<br />

—<strong>Lo</strong> amarillo.<br />

Y ella guardó la clara para otra comida.<br />

La escena exhibe la fuerza <strong>del</strong> hambre, en expresiva representación.<br />

Narrativa de la inmigración, Stefano, de Andruetto, refleja la búsqueda<br />

de un espacio de futuro y abundancia, encontrado finalmente<br />

por aquel que dejó la tierra natal. No obstante, el imaginario de<br />

América como tierra de prodigios es cruelmente traicionado en la<br />

narrativa de Francisco Montaña Ibáñez, No comas renacuajos. Indiferencia<br />

y abandono se conjugan para retratar una situación de impotencia,<br />

tal como en Seis veces Lucas, de Lygia Bojunga, donde el<br />

niño es sometido a la crueldad de un padre y a la inercia de la madre.<br />

¿Esas narrativas alcanzan, en la propia exposición <strong>del</strong> mal, a<br />

convocar a la reflexión sobre su significado? ¿Son capaces de ensanchar<br />

la frontera, de construir imaginarios, de fundar ciudades<br />

libres, de hacer cultura, de recuperar el sentido, de no dejarse domesticar,<br />

de volver a aprender gestos, a dejar marcas? Tal es el primer<br />

juicio que destacamos.<br />

Poder decir libre: proyecto estético de su tiempo,<br />

de su cultura<br />

La literatura es una escritura de insurgencia, desvinculada de la oficialidad<br />

y <strong>del</strong> poder, para apuntar a la inquietud y al devenir. Vinculada<br />

a la ética por la propia naturaleza estética, la literatura desdobla<br />

las marcas de un tiempo en lo que lo define en cuanto a sociedad,<br />

historia. Las generaciones construyen su proyecto en las visiones accesibles<br />

a su temporalidad, en las cuales imponen problemáticas,<br />

traducen intenciones, seleccionan interpretaciones y se atribuyen el<br />

derecho de pensar ambientes más humanos para el mundo, en una<br />

dinámica alejada de toda intención pedagógica. La literatura no salva<br />

nada, ni a nadie; no educa, no forma. Se muestra tan solamente<br />

portadora de la perplejidad de la especie y de las preguntas que cada<br />

uno de nosotros suele hacerse todos los días, y son las respuestas a<br />

esas preguntas las que pueden abrir claridades en las tinieblas.<br />

La literatura que también puede ser leída por niños y jóvenes ha logrado<br />

recientemente ser reconocida por su condición de arte, siendo<br />

retirada por fin <strong>del</strong> campo de la pedagogía o <strong>del</strong> entretenimiento.<br />

Pioneros como José Martí, Rafael Palomo, Monteiro <strong>Lo</strong>bato o Cecília<br />

Meireles realizaron un largo trabajo que, legado a las generaciones<br />

posteriores, posibilitó la continuación de un proyecto que en sus realizaciones<br />

contemporáneas experimenta un valioso reconocimiento.<br />

Hechos como importantes premios internacionales, el crecimiento de<br />

eventos, el aumento de estudios críticos, la permanencia de las obras<br />

en los catálogos editoriales, el interés de la academia por las lecturas<br />

e investigaciones concernientes al tema y, abandonado por fin el<br />

304 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 305


síndrome de Perrault –que consistió en negar su nombre de autor a<br />

la producción para niños y jóvenes–, autores consagrados realizan<br />

producciones que puedan llegar a ese público y ocupan posiciones<br />

preeminentes en órganos de clase, como Ana Maria Machado en la presidencia<br />

de la Academia Brasileña de Letras.<br />

En el cuadro en estudio, la dedicación de autoras que pretenden hacer<br />

género literario, como Lygia Bojunga, con su trilogía sobre el libro;<br />

Andruetto, en Lengua madre, pensando la lengua en cuanto a<br />

factor visceral de identidad; Sandra Comino, en Esto no es para vos,<br />

en el que discute la censura en la lectura infantil, y la cubana Emilia<br />

Gallego Alfonso, en el reciente Sin azafatas ordenándonos qué hacer,<br />

análisis crítico de la producción contemporánea y valiente demanda<br />

de la integridad e independencia de la lectura potencialmente<br />

destinada a niños y jóvenes, son ejemplos claros de un ejercicio literario<br />

maduro.<br />

La reapropiación de narrativas ancestrales borradas por los colonizadores<br />

es otro elemento de presencia vital en esa producción. Las<br />

narraciones de mitos fundadores, como <strong>Lo</strong>s gemelos <strong>del</strong> Popol Vuh,<br />

por Jorge Luján, Num tronco de Iroko vi a Iúna cantar, de Erika Balbino,<br />

Uma historia de boto vermelho, de Roger Mello, Seres mágicos <strong>del</strong><br />

Perú, de Javier Zapata Innocenzi, son parte de un proceso de conocimiento<br />

y posesión de la cultura original. En esa perspectiva, actuará<br />

también la creación de una cultura visual, reconocible en las<br />

singularidades de las naciones que componen Iberoamérica, y que<br />

se realiza por las creaciones de Roger Mello, Isol, Dipacho, Ivar da<br />

Col, Marilda Castanha, Nelson Cruz, Ângela Lago, Rui de Oliveira,<br />

Saúl Oscar Rojas, entre otros. En la novela gráfica, nombres como<br />

Manu Maltez, Elvira Vigna, Jorge González, Paola Gaviria, conocida<br />

por Power Paola, y Martín López son algunos nombres relevantes de<br />

un género que trae valientes discusiones sobre la identidad personal,<br />

opción sexual y pertenencia cultural, y que suele encontrar a<br />

sus lectores sobre todo entre los jóvenes.<br />

En este brevísimo y limitado inventario, cuya función es localizar la<br />

consistencia de un trabajo de creación literaria destinado a un público<br />

potencial, no contemplado en la producción literaria genérica,<br />

ya sea por cuestión de ánimo lector o por las materias más demandadas,<br />

se da el reconocimiento de un proyecto estético de su tiempo,<br />

dentro de su cultura. Son singularmente significativas, en ese<br />

caso, las autobiografías de escritores, capaces de llegar a un público<br />

joven. De Infancia, de Graciliano Ramos, al reciente Ainda estou<br />

aqui, de Marcelo Rubens Paiva, pasamos por El libro de los abrazos,<br />

de Eduardo Galeano, La rue Cases-Nègres, <strong>del</strong> martinicano Joseph<br />

Zobel, y El niño Grapiúna, de Jorge Amado, seleccionando de esa<br />

vía testimonial los caminos simbólicos capaces, en general, de tocar<br />

también al lector juvenil, interesado en recorridos que puedan<br />

guiarlo en las urgentes definiciones que lo angustian.<br />

La ficción deja a su elección esa vertiente, como hace Fran Ilich, en<br />

el premiado Metro-pop. Frente al inquietante recorrido de un joven<br />

en el umbral de las decisiones determinantes de su vida –estudios,<br />

profesión, opciones éticas y políticas–, la obra se construye como<br />

un diario en el escenario de la ciudad de Tijuana, dividida entre la<br />

identidad mexicana y la estadounidense de la vecina San Diego. La<br />

cultura juvenil está marcada por la era <strong>del</strong> diario, ese género en que<br />

el yo crea al otro reflejado en la escritura a través <strong>del</strong> diálogo. Para<br />

Nina: un diario sobre la identidad sexual, de Javier Malpica, enfrenta<br />

y narra “[...] una lucha por encontrarme y alcanzarme”, en el valiente<br />

tránsito en el que Eduardo reconoce a la chica que habita en<br />

su cuerpo de chico. Sin concesiones a los estereotipos, prestando al<br />

lenguaje narrativo la fuerza de significar, el autor pone en el centro<br />

de la escena social esa punzante discusión contemporánea.<br />

La escritura, forma por la cual el personaje consigue saber de sí, es un<br />

tema frecuente en el campo que estudiamos. Teresa Cárdenas, a finales<br />

de los años noventa, publica Cartas al cielo, obra premiada cuyo<br />

título pasa más tarde a Cartas a mi mamá. Si tenemos en cuenta el paradigmático<br />

estudio de Ángel Rama, que identifica la escritura como<br />

arma de exclusión y sumisión en el proceso de colonización, vemos<br />

en el libro de Cárdenas la escritura como táctica para el autoconocimiento<br />

y liberación <strong>del</strong> peso de los prejuicios. En Pluma de ganso, de<br />

mi autoría, la escritura es deseo <strong>del</strong> alma femenina en cuanto a configuración<br />

simbólica de expresión y poder, y en el mismo linaje se inscribe<br />

el reciente libro de la colombiana Irene Vasco, Letras al carbón.<br />

306 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 307


Prosiguiendo con nuestras indagaciones: ¿tenemos en esa recopilación,<br />

movida por valores estéticos, la información suficiente para<br />

asegurar el vigor de una producción? ¿Pueden los procesos de simplificación<br />

narrativa estar encubiertos por la destreza artística?<br />

¿Pueden los premios legitimar obras de menor valor, en atención a<br />

imposiciones <strong>del</strong> mercado? En el corte adoptado para este brevísimo<br />

paseo, ¿se puede realmente identificar una vía de insurgencia,<br />

una revelación de las narrativas hegemónicas? ¿Muestran estas ficciones<br />

la capacidad de oír, registrar y vaciar las voces calladas por<br />

la historia corriente? ¿Encontramos en ellas lo que Piglia califica de<br />

“[...] contrarrelato político”?<br />

Poder hacer libre: edición, materialidad, público, circulación<br />

La materialidad de los textos es, para Chartier, inseparable de la<br />

producción de sentidos. El trabajo editorial es, por tanto, responsable<br />

directo de las apropiaciones realizadas por los lectores y, a la<br />

pregunta propuesta por algunos de sus más importantes escritores<br />

sobre la identidad de esta nuestra América, la respuesta dada por<br />

Francisco Hinojosa, El tiempo apremia, se muestra muy adecuada.<br />

<strong>Lo</strong>s cuentos de Hinojosa se presentan en un volumen de 13,5 x 21<br />

cm, en el que una atractiva sobrecubierta envuelve el libro, dejando<br />

visible solo la parte de la portada, una vistosa alegoría de la República<br />

mexicana, con los románticos emblemas de la belleza y la<br />

libertad. Levantando la sobrecubierta, sobresale en fondo rojo la<br />

enorme calavera por detrás de la República. El cuento principal es<br />

una fábula sobre Iberoamérica, puesta a la venta, comprada, revendida.<br />

Leído por el joven adulto (young adult) y recién adulto (new<br />

adult), Hinojosa atiende a un universo lector que presenta demandas<br />

críticas y contemporáneas, busca la poesía y la conciencia <strong>del</strong><br />

momento presente, en la perspectiva <strong>del</strong> individuo comprometido<br />

con la sociedad y la historia, en itinerarios recorridos por las vías<br />

<strong>del</strong> arte.<br />

En la relación de fuerzas entre obra producida y lector, la literatura<br />

para jóvenes se revela más allá de las clasificaciones habituales, en la<br />

opción autoral despojada de características comunes a la narrativa juvenil<br />

–descubrimientos exitosos, aventuras e investigaciones, indagaciones<br />

amorosas o existenciales–, lo que es irrefutable en Mi guerra<br />

ajena, de Marina Colasanti, El llamado <strong>del</strong> silencio, de Helena Iriarte,<br />

o Rojo amargo, de Bartolomeu Campos de Queirós. La editora María<br />

Osorio toma este y otros títulos para construir la colección “Frontera”,<br />

apuesta inteligente en los límites difusos entre edades lectoras, cuyo<br />

punto de partida es el interés joven, en el más amplio sentido.<br />

<strong>Lo</strong>s sueños de Helena, de Eduardo Galeano, contiene ilustraciones de<br />

Isidro Ferrer, y se propone como una obra dirigida al público infantil.<br />

Este papel fundamental de la edición necesita de un enlace con<br />

la educación, sin lo que se hace más difícil franquear las fronteras<br />

entre los públicos y posibilitar la lectura de textos y autores fundamentales<br />

al mayor número de lectores, por obra de buenas y osadas<br />

decisiones editoriales. Ricardo Piglia afirma que “[...] la práctica discreta<br />

y casi invisible de la enseñanza de la lengua y de la lectura de<br />

textos puede servir de alternativa y espacio de confrontación [...]”, lo<br />

que llama usos oficiales <strong>del</strong> lenguaje, que reafirman el statu quo, elaboran<br />

e imponen versiones autoritarias de los hechos.<br />

En esa práctica escolar se encuentra la riqueza <strong>del</strong> fundamento de la<br />

formación de lectores. Si el sujeto no hereda por parte de la familia<br />

las prácticas de lectura, solo las podrá adquirir en la escuela. Aunque<br />

lo que se presente como tercera vía implicará siempre a la familia<br />

o la escuela, puntos de partida dominantes en la infraestructura<br />

necesaria <strong>del</strong> acto de leer y de la circulación de libros.<br />

Teniendo claras las deficiencias relativas a la lectura familiar y escolar<br />

en Iberoamérica, ¿está la red editorial asegurando la circulación<br />

de obras que contesten a las ideologías dominantes? ¿Las publicaciones<br />

para el público infantil y juvenil se están comprometiendo con<br />

una pluralidad de puntos de vista? ¿Están las falacias <strong>del</strong> mercado<br />

dominando caminos que deberían estar enfocados a la producción<br />

creativa? ¿Están las vías escolares por las que pasa la literatura aún<br />

dominadas por la pedagogía y por utilitarismos diversos? ¿<strong>Lo</strong>s formatos<br />

procedentes de tecnologías recientes son considerados con la importancia<br />

de la cuota que puedan representar en el futuro? Y, como<br />

síntesis a nuestra indagación, ¿está siendo la vasta producción literaria,<br />

mayoritariamente, elemento de inclusión e igualdad social o está<br />

por el contrario simplificando conflictos y banalizando visiones?<br />

308 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 309


Incluso un texto provocador puede tener su parte de razón. Creo que<br />

las convicciones han sido dadas a leer imbricadas en el propio proceso<br />

de reflexión.<br />

Al conceptuar la frontera indómita, Montes alude a unos versos de<br />

Salvatore Quasimodo y a otros de una canción popular. Conjuga así<br />

la idea de juguetear en el bosque mientras no caiga la noche o el<br />

lobo no llegue, tiempo de elaboración o fruición <strong>del</strong> arte. Anunciándose<br />

uno de los límites, noche o lobo, es el trabajo tejido en esa frontera<br />

lo que permitirá resistir al duro enfrentamiento.<br />

La noche cayó, y no tuvimos tiempo de salir <strong>del</strong> bosque. Todos los<br />

peligros, los reales y los imaginarios, nos acechan. Siempre se puede<br />

decidir morir la víspera, antes de que caiga la noche, antes siquiera<br />

de llegar al bosque. Pero, estando en el bosque, ¿qué hacer<br />

frente al lobo, en la noche repentina? ¿En qué abismos nos adentramos<br />

en nuestras lecturas? Entre el lobo y la negrura avasalladora,<br />

¿qué recursos nos valdrán? ¿Qué páginas abrir para recorrer la noche<br />

al abrigo de la aurora?<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

Andruetto, M. T. (2008), Stefano, Álvaro Sanchez (il.), Bogotá, Babel.<br />

Badrán, P. (2007), El día de la mudanza, Bogotá, Babel.<br />

Bialet, G. (2008), <strong>Lo</strong>s sapos de la memoria, Córdoba, CB Ediciones.<br />

Chartier, R. (2008), Ecouter les morts avec les yeux, conferencia inaugural<br />

pronunciada el jueves 11 octubre de 2007 por Roger Chartier, profesor<br />

en el Collège de France, Fayard.<br />

Hinojosa, F. (2010), El tiempo apremia, Oaxaca, Almadía.<br />

Malpica, J. (2010), Para Nina: un diario sobre la identidad sexual, Enrique<br />

Torralba (il.), Ciudad de <strong>México</strong>, El Naranjo.<br />

Montes, G. (1999), La frontera indómita; en torno a la construcción y defensa<br />

<strong>del</strong> espacio poético, <strong>México</strong>, FCE.<br />

Piglia, R. y Rozitchner, L. (2001), Tres propuestas para el próximo milenio<br />

(y cinco dificultades); mi Buenos Aires querida, Buenos Aires, FCE.<br />

Rama, Á. (2004), La ciudad letrada, con prólogo de Carlos Monsiváis, Santiago<br />

de Chile, Tajamar.<br />

No meio do bosque, e anoitece:<br />

considerações sobre literatura<br />

contemporânea para crianças<br />

e jovens na América Latina<br />

Nilma Lacerda<br />

A aula inaugural de Roger Chartier no Colégio de França, “Escutar os<br />

mortos com os olhos”, constrói-se a partir de três perguntas: o que é o<br />

livro, o que é o autor, o que é a literatura? Na resposta a cada uma das<br />

questões, o historiador reconhece o percurso da cultura escrita, o grande<br />

legado que constitui para a civilização e, apesar disso, a crueldade que<br />

pode proporcionar como instrumento de exclusão para os que são atingidos<br />

pela miséria do mundo e pela brutalidade das leis. 1 No tema que<br />

nos toca, a literatura contemporânea de potencial destinação a crianças<br />

e jovens na América Latina, este pode ser igualmente um bom percurso.<br />

Assim, perguntaríamos: esta literatura ocupa a sua função de fronteira<br />

indômita, como conceitua Graciela Montes? É reconhecida como parte<br />

de um projeto estético compromissado com seu tempo? A edição dessas<br />

obras compreende a materialidade dos textos como elemento fundamental<br />

à construção de sentidos, nas diversas práticas de leitura? Ao<br />

responder a essas questões, creio ser possível avaliar potência e legado<br />

da literatura para crianças e jovens à cultura da América Latina.<br />

Onde poder ser livre: literatura como fronteira indômita<br />

Em um dos mais lúcidos textos sobre a função da literatura, Montes<br />

observa a necessária existência de um território situado entre o puro<br />

eu e a razão alheia, espaço de resistência à loucura individual e à<br />

tirania de um poder externo. Nessa faixa, a manter-se sempre indômita,<br />

o indivíduo experimenta as criações da cultura, esse exercício<br />

permanente do humano a questionar, compreender e transformar as<br />

próprias condições. Justo porque lida com esse estreito intervalo e a<br />

necessidade de dilatá-lo, a cultura elabora possibilidades nas quais estão<br />

compreendidas a diversidade e a confiança no tempo. Como toda<br />

produção cultural, a literatura ocorre no espaço entre luz e escuridão,<br />

1 Chartier, 2008, p. 56.<br />

310 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 311


entre a permissão para crer e as razões para temer. Leitores de literatura<br />

conhecem outros mundos, encontram variados personagens,<br />

experimentam alternativas, fazem perguntas.<br />

Camilo decide fazer perguntas para além do que é dito pela avó, cansada<br />

e idosa, que resume os acontecimentos à “[...] culpa de la dictadura”. 2<br />

Inconformado, quer saber exatamente o que aconteceu à mãe, presa e<br />

desaparecida. Decide buscar outras vozes, de amigos, parentes, escritores.<br />

O percurso pela memória, duro, terno, revelador é um trajeto testemunhal<br />

da longa noite que tomou o país entre 1976 e 1983. Graciela<br />

Bialet recria o período em <strong>Lo</strong>s sapos de la memoria, como a própria Graciela<br />

Montes o faz em Outroso, e o brasileiro Joel Rufino dos Santos em<br />

Quando eu voltei, tive uma surpresa, coletânea de cartas enviadas pelo<br />

pai prisioneiro de um regime autoritário ao filho pequeno, procurando<br />

explicar as causas da prisão e inculcando valores de justiça e liberdade.<br />

El día de la mudanza, de Pedro Badrán, oferece um plano narrativo<br />

complexo, em que os jovens Agustín e Camila defrontam-se com a forte<br />

derrocada econômica familiar e perdem a condição social abastada<br />

em tudo o que a representa. A mudança da casa bem localizada, repleta<br />

de objetos de conforto e luxo, para um bairro impregnado do cheiro<br />

de fábricas assinala o despojamento físico e moral, transforma o ser<br />

internamente “[...] ([la mudanza] Era algo que ocurría dentro de nosotros”.<br />

3 Vulneráveis a perigos de que sempre estiveram protegidos, reconhecem<br />

que a nova condição os leva a mover-se como manequins, a<br />

quem compete apenas emprestar o corpo a usos determinados por outrem.<br />

A obra evidencia a áspera consciência de uma situação brutal,<br />

em um país onde a realidade não carrega compromisso com o que um<br />

dia representou, e a traição a valores essenciais rege o pensamento<br />

comum: “Dicen que el padre de Samuel es un mafioso, aunque todavía<br />

no sé si ese es un título nobiliário o un reproche.” 4<br />

A literatura mostra-se território fidedigno às aspirações humanas voltadas<br />

à justiça e à liberdade; é penhor de alento para os que sofreram<br />

a injustiça e baluarte de confiança para os que vierem a sofrer tormentos<br />

semelhantes. As representações literárias expõem, na barbárie,<br />

o horror que deve inspirar e convocam o leitor à consciência. Ao<br />

flagrar o espanto da voz narrativa que não consegue distinguir em<br />

uma palavra o que ela contém – “no sé si ese es título nobiliário o un<br />

reproche” –, o texto literário denuncia uma situação social de ponta-<br />

-cabeça, em que a iniquidade de ontem é o valor de hoje.<br />

O contraste de imaginários é campo fértil às indagações de que a literatura<br />

é pródiga. A América representou outrora um destino de fartura<br />

para aqueles que a Europa não conseguia alimentar:<br />

– Qué quieres –dijo–, ¿lo blanco o lo amarillo?<br />

Yo dije: <strong>Lo</strong> amarillo.<br />

Y ella guardó la clara para otra comida. 5<br />

A cena exibe a força da fome, em expressiva representação. Narrativa<br />

da imigração, Stefano, de Andruetto, espelha a busca de um espaço de<br />

futuro e fartura, encontrado enfim por aquele que deixou a terra natal.<br />

No entanto, o imaginário da América como terra de prodígios é cruelmente<br />

traído na narrativa de Francisco Montaña Ibañez, No comas renacuajos.<br />

Indiferença e abandono conjugam-se para retratar uma situação<br />

de impotência, tal como em Seis vezes Lucas, de Lygia Bojunga,<br />

onde a criança é submetida à crueldade de um pai e à inércia da mãe.<br />

Essas narrativas alcançam, na própria exposição do mal, convocar à<br />

reflexão sobre seu significado? São capazes de [...] ensachar la frontera,<br />

de construir imaginarios, de fundar ciudades libres, de hacer cultura,<br />

de recuperar el sentido, de no dejarse domesticar, de volver a aprender<br />

gestos, a dejar marcas”? 6 Tal é o primeiro juízo que levantamos.<br />

Poder dizer livre: projeto estético em seu tempo,<br />

em sua cultura<br />

A literatura é uma escrita de insurgência, desvinculada da oficialidade<br />

e do poder, a apontar para a inquietação e o devir. Vinculada à ética<br />

pela própria natureza estética, a literatura desdobra marcas de um<br />

2 Bialet, 2008, p. 13.<br />

3 Badrán, 2007, p. 40.<br />

4 Idem, p. 68.<br />

5 Andruetto, 2008, p. 34.<br />

6 Montes, 1999, p. 59.<br />

312 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 313


tempo naquilo que o define enquanto sociedade, história. As gerações<br />

constroem seu projeto nas visões accessíveis à sua temporalidade, nas<br />

quais impõem problemáticas, traduzem intenções, selecionam interpretações<br />

e arrogam-se o direito de pensar contornos mais humanos<br />

para o mundo, numa dinâmica afastada de toda intenção pedagógica.<br />

Literatura não salva nada, nem ninguém; não educa, não forma. Mostra-se<br />

tão somente portadora da perplexidade da espécie e das perguntas<br />

que cada um de nós costuma fazer-se todos os dias, e são respostas<br />

a essas perguntas que podem rasgar claridades nas trevas.<br />

A literatura que crianças e jovens também podem ler apenas recentemente<br />

logrou ter reconhecida sua condição de arte, sendo retirada<br />

por fim do campo da pedagogia ou do entretenimento. Pioneiros como<br />

José Martí, Rafael Pombo, Monteiro <strong>Lo</strong>bato, Cecília Meireles realizaram<br />

longo trabalho que, legado às gerações posteriores, possibilitou a<br />

continuação de um projeto que em suas realizações contemporâneas<br />

experimenta reconhecimento de valor. Fatores como importantes prêmios<br />

internacionais, o crescimento de eventos, o aumento de estudos<br />

críticos, a permanência das obras nos catálogos editoriais, o interesse<br />

da academia por leituras e pesquisas concernentes ao tema e, abandonada<br />

de vez a síndrome de Perrault – que consistiu em negar seu<br />

nome de autor à produção para crianças e jovens –, autores consagrados<br />

realizam produções que possam ser alcançadas por esse público e<br />

ocupam posições proeminentes em órgãos de classe, como Ana Maria<br />

Machado na presidência da Academia Brasileira de Letras.<br />

No quadro em estudo, a dedicação de autoras a pensar o fazer literário,<br />

como Lygia Bojunga, com sua trilogia sobre o Livro; Andruetto,<br />

em Lengua madre, pensando a língua enquanto fator visceral de<br />

identidade; Sandra Comino em Esto no es para vos, em que discute<br />

a censura na leitura infantil e a cubana Emilia Gallego Alfonso,<br />

no recente Sin azafatas ordenándonos qué hacer, recensão crítica da<br />

produção contemporânea e corajosa demanda pela integridade e independência<br />

da leitura de potencial destinação a crianças e jovens,<br />

são exemplos indubitáveis de exercício literário maduro.<br />

A reapropriação de narrativas ancestrais apagadas pelos colonizadores<br />

é outro item de presença vital nessa produção. Os recontos de<br />

mitos fundadores, como <strong>Lo</strong>s gemelos <strong>del</strong> Popol Vuh, por Jorge Luján,<br />

Num tronco de Iroko vi a Iúna cantar, de Erika Balbino, Uma história<br />

de boto vermelho, de Roger Mello, Seres mágicos <strong>del</strong> Perú, por Javier<br />

Zapata Innocenzi, é parte de um processo de conhecimento e posse<br />

da cultura original. Nessa perspectiva, atuará também a criação de<br />

uma cultura visual, reconhecível nas singularidades das nações que<br />

compõem a América Latina, e que se realiza pelas criações de Roger<br />

Mello, Isol, Dipacho, Ivar da Col, Marilda Castanha, Nelson Cruz, Ângela<br />

Lago, Rui de Oliveira, Saúl Oscar Rojas, dentre tantos. Na novela<br />

gráfica, nomes como Manu Maltez, Elvira Vigna, Jorge González, Paola<br />

Gaviria, conhecida por Power Paola, e Martín López são alguns nomes<br />

relevantes de um gênero que traz corajosas discussões de identidade<br />

pessoal, opção sexual e pertencimento cultural, e que costuma<br />

encontrar seus leitores sobretudo em meios jovens.<br />

Neste brevíssimo e limitado inventário, cuja função é a de localizar<br />

a consistência de um trabalho de criação literária atento a um público<br />

potencial, não contemplado na produção literária genérica, seja<br />

por questão de fôlego leitor, seja por aspectos de especialidade de demandas,<br />

dá-se o reconhecimento de um projeto estético em seu tempo,<br />

dentro de sua cultura. São singularmente significativas, nesse<br />

caso, as autobiografias de escritores, passíveis de alcançar o público<br />

jovem. De Infância, de Graciliano Ramos, ao recente Ainda estou<br />

aqui, de Marcelo Rubens Paiva, passamos por El libro de los abrazos,<br />

de Eduardo Galeano, La rue Cases-Nègres, do martinicano Joseph<br />

Zobel e O menino Grapiúna, de Jorge Amado, selecionando dessa via<br />

testemunhal os caminhos simbólicos capazes, em geral, de também<br />

tocar o leitor juvenil, interessado em percursos que possam guiá-lo<br />

nas prementes definições que o angustiam.<br />

A ficção tem à sua escolha essa vertente, como faz Fran Ilich, no<br />

premiado Metro-pop. Voltada ao inquieto percurso de um jovem no<br />

limiar das escolhas determinantes de sua vida – estudo, profissão,<br />

opções éticas e políticas –, a obra constrói-se como um diário, no cenário<br />

da cidade de Tijuana, dividida entre a identidade mexicana e a<br />

norte-americana, da vizinha San Diego. A cultura juvenil é marcada<br />

pelo tempo do diário, esse gênero em que o eu cria o outro espelhado<br />

na escrita para o diálogo. Para Nina; un diario sobre la identidad<br />

314 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 315


sexual, de Javier Malpica, enfrenta e narra “[...] una lucha por encontrarme<br />

y alcanzarme.” 7 , no corajoso trânsito em que Eduardo reconhece<br />

a moça que habita seu corpo de rapaz. Sem concessões aos<br />

estereótipos, emprestando à linguagem narrativa a força de significar,<br />

o autor põe no centro da cena social essa pungente discussão<br />

contemporânea.<br />

A escrita, forma pela qual o personagem consegue saber de si, é tema<br />

de certa frequência no campo que estudamos. Teresa Cárdenas, em<br />

final dos anos 1990, publica Cartas al cielo, obra premiada cujo título<br />

passa mais tarde a Cartas a mi mamá. Se tomamos em conta o<br />

paradigmático estudo de Ángel Rama, que identifica a escrita como<br />

arma de exclusão e submissão no processo de colonização, 8 vemos<br />

no livro de Cárdenas a escrita como tática para o autoconhecimento<br />

e liberação do peso dos preconceitos. Em Pluma de ganso, de minha<br />

autoria, a escrita é desejo da alma feminina enquanto configuração<br />

simbólica de expressão e poder, e na mesma linhagem inscreve-se o<br />

recente livro da colombiana Irene Vasco, Letras al carbón.<br />

Prosseguindo em nossas indagações: temos nesse levantamento,<br />

movido por valores estéticos, o suficiente para assegurar o vigor de<br />

uma produção? Processos de simplificação narrativa podem estar encobertos<br />

por destreza artística? Os prêmios podem legitimar obras de<br />

menor valor, em atenção às imposições do mercado? No corte adotado<br />

para este brevíssimo passeio, pode-se realmente identificar uma<br />

via de insurgência, um desvelar das narrativas hegemônicas? Mostram<br />

estas ficções a capacidade de ouvir, registrar e vazar as vozes<br />

caladas pela história corrente? Encontramos nelas o que Piglia chama<br />

de “[...] contrarrelato político”? 9<br />

Poder fazer livre: edição, materialidade, público, circulação<br />

A materialidade dos textos é, para Chartier, inseparável da produção<br />

de sentidos. 10 O trabalho editorial é, portanto, responsável direto<br />

pelas apropriações realizadas pelos leitores e, à pergunta proposta<br />

7 Malpica, 2010, p. 190.<br />

8 Rama, 2004.<br />

9 Piglia, 2000, p. 27.<br />

10 Chartier, 2008, p. 17.<br />

por alguns de seus maiores escritores sobre a identidade desta nossa<br />

América, a resposta dada por Francisco Hinojosa, “El tiempo apremia”,<br />

mostra-se bem adequada. Os contos de Hinojosa vêm em um<br />

volume 13,5 x 21 cm, em que atraente sobrecapa envolve o livro, deixando<br />

visível apenas parte da capa, vistosa alegoria da república<br />

mexicana, com os românticos sinais de beleza e liberdade. Levantada<br />

a sobrecapa, sobressai no fundo vermelho a enorme caveira por<br />

trás da República. 11 O conto principal é uma fábula sobre a América<br />

Latina, posta à venda, comprada, revendida. Lido pelo jovem adulto<br />

(young adult) e recém-adulto (new adult), Hinojosa atende a um<br />

universo leitor que apresenta demandas críticas e contemporâneas,<br />

busca a poesia e a consciência do momento presente, na perspectiva<br />

do indivíduo compromissado com a sociedade e a história, em percursos<br />

palmilhados por vias da arte.<br />

Na relação de forças entre obra produzida e leitor, a literatura para<br />

jovens descobre-se para além das classificações habituais, na opção<br />

autoral despojada de características comuns à narrativa juvenil<br />

– descobertas exitosas, aventuras e investigações, indagações amorosas<br />

ou existenciais –, o que é irrefutável em Mi guerra ajena, de<br />

Marina Cosalanti, El llamado <strong>del</strong> silencio, de Helena Iriarte, ou Rojo<br />

amargo, de Bartolomeu Campos de Queirós. A editora María Osorio<br />

toma este e outros títulos para construir a coleção Frontera, aposta<br />

inteligente nos limites difusos entre idades leitoras, cujo ponto de<br />

partida é o interesse jovem, tomada a palavra em sentido amplo.<br />

<strong>Lo</strong>s sueños de Helena, de Eduardo Galeano, recebe ilustrações de Isidro<br />

Ferrer, e propõe-se como obra ao público infantil. Este papel fundamental<br />

da edição necessita de um enlace com a educação, sem o que<br />

torna-se mais difícil franquear as fronteiras entre os públicos e possibilitar<br />

a leitura de textos e autores fundamentais a maior número de<br />

leitores, por obra de boas e ousadas decisões editoriais. Ricardo Piglia<br />

afirma que “[...] la práctica discreta y casi invisible de la enseñanza<br />

de la lengua y de la lectura de textos pueda servir de alternativa y<br />

espacio de confrontación […]” 12 com o que chama de usos oficiais da<br />

11 Hinojosa, 2010.<br />

12 Piglia, 2000, p. 40.<br />

316 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 317


linguagem, que reafirmam o status quo, elaboram e impõem versões<br />

autoritárias dos fatos.<br />

Nessa prática escolar encontra-se o rico veio da formação de leitores.<br />

Se o sujeito não herda por parte de família as práticas de leitura, só<br />

poderá adquiri-las no meio escolar. Mesmo o que se apresente como<br />

terceira via, implicará sempre na família ou na escola, pontos de<br />

partida dominantes na rede necessária ao ato de ler e à circulação<br />

de livros.<br />

Com a clareza das deficiências quanto à leitura familiar e escolar na<br />

América Latina, a rede editorial tem assegurado a circulação de obras<br />

que contestem as ideologias dominantes? As publicações para o público<br />

infantil e juvenil têm se comprometido com uma pluralidade<br />

de pontos de vista? As falácias do mercado têm dominado caminhos<br />

que deveriam estar voltados à produção criativa? As vias escolares<br />

por que passa a literatura são ainda dominadas pela pedagogia e por<br />

utilitarismos diversos? Os formatos advindos de tecnologias recentes<br />

são considerados na importância da fatia de futuro que podem representar?<br />

E, em síntese de nossa indagação, a vasta produção literária<br />

tem sido, majoritariamente, elemento de inclusão e igualdade social<br />

ou simplifica conflitos, banaliza visões?<br />

súbita? Que abismos adentramos em nossas leituras? Entre o lobo e<br />

o negrume avassalador, que recursos nos valerão? Que páginas abrir<br />

para percorrer a noite em confiança da aurora?<br />

REFERÊNCIAS<br />

Andruetto, M. T. (2008), Stefano. Álvaro Sanchez (il.), Bogotá, Babel.<br />

Badrán, P. (2007), El día de la mudanza, Bogotá, Babel.<br />

Bialet, G. (2008), <strong>Lo</strong>s sapos de la memoria, Córdoba, CB Ediciones.<br />

Chartier, R. (2008), Ecouter les morts avec les yeux. Leçon inaugurale prononcée<br />

le jeudi 11 octobre 2007 par Roger Chartier, professeur, Collège<br />

de France, Fayard.<br />

Hinojosa, F. (2010), El tiempo apremia, Oaxaca. Almadía.<br />

Malpica, J. (2010), Para Nina: un diario sobre la identidade sexual (il.), Enrique<br />

Torralba, Ciudad de <strong>México</strong>, El Naranjo.<br />

Montes, G. (1999), La frontera indómita; en torno a la construcción y defensa<br />

<strong>del</strong> espacio poético. <strong>México</strong>, FCE.<br />

Piglia, R. e Rozitchner, L. (2001), Tres propuestas para el próximo milenio<br />

(y cinco dificultades); Mi Buenos Aires querida, Buenos Aires, FCE.<br />

RAMA, Á. (2004), La ciudad letrada, prólogo Carlos Monsivais, Santiago,<br />

Tajamar.<br />

Mesmo um texto provocador pode carregar sua parte de certezas.<br />

Acredito que as convicções tenham sido dadas a ler imbricadas no<br />

próprio processo de reflexão.<br />

Ao conceituar a fronteira indômita, Montes alude a versos de Salvatore<br />

Quasimodo e a outros de uma cantiga popular. Conjuga assim<br />

a ideia de brincar no bosque enquanto a noite não cai ou o lobo não<br />

chega, tempo de elaboração ou fruição da arte. Anunciando-se um<br />

dos limites, noite ou lobo, é o trabalho tecido nessa fronteira que permitirá<br />

resistir ao duro confronto.<br />

A noite caiu, e não tivemos tempo de sair do bosque. Todos os perigos,<br />

os reais e os imaginários, nos espreitam. Sempre se pode decidir<br />

morrer de véspera, antes de a noite cair, antes sequer de se chegar ao<br />

bosque. Mas, estando no bosque, o que fazer frente ao lobo, na noite<br />

318 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 319


Comentarios a la ponencia<br />

de Nilma Lacerda<br />

La pequeña ilustración<br />

Andrés Acosta/<strong>México</strong><br />

Parece que la LIJ, aparte de poseer un valor estético, aparte de ser<br />

una creación literaria, también puede cumplir la función de sacar<br />

a la luz temas y personajes normalmente soslayados en sus libros.<br />

Dentro de este espacio que no solo es poético, sino también de libertad<br />

y de resistencia, esta frontera indómita de la que habla Graciela<br />

Montes, cabe un mundo de posibilidades que plantean a los lectores<br />

más jóvenes una serie de respuestas ante situaciones a las que se<br />

enfrentan día con día.<br />

Originario de Guerrero, <strong>México</strong>, ha<br />

publicado una veintena de obras<br />

para lectores infantiles, juveniles y<br />

adultos. Entre ellas destacan Lavadora<br />

de culpas (2005, premio FILIJ<br />

de Cuento para Niños), Doctor Simulacro<br />

(2005, primera finalista<br />

<strong>del</strong> premio nacional Una Vuelta de<br />

Tuerca de novela negra, policiaca<br />

y de misterio), El complejo de Faetón<br />

(2006, mención <strong>del</strong> Premio<br />

Gran Angular y seleccionada para<br />

el programa Libros <strong>del</strong> Rincón),<br />

Olfato (2009, Premio Gran Angular),<br />

Cómo me hice poeta (2010,<br />

Premio de Novela Juan García Ponce),<br />

Agua en polvo (2010), Lengua<br />

de hierro (2013, Premio de Novela<br />

Ignacio Manuel Altamirano), Tristania<br />

(2014, Premio de la Fundación<br />

Cuatrogatos) y El libro de los<br />

fantasmas (2015, Premio Internacional<br />

de Literatura Sor Juana Inés<br />

de la Cruz en la categoría de poesía<br />

infantil). Su libro más reciente es<br />

Escalera al cielo (2015).<br />

Afortunadamente, la literatura infantil y juvenil en Iberoamérica<br />

es diversa. Dentro de esa variedad, existe<br />

una en particular que no se supedita a las exigencias<br />

<strong>del</strong> mercado, a las modas pasajeras ni a las intenciones<br />

didácticas o de mero entretenimiento. Esta LIJ ha evolucionado,<br />

y en los últimos años alimenta un gran catálogo<br />

de obras dentro de una corriente que escapa a<br />

la ideología dominante; obras valientes que se atreven<br />

a hablar de temas que incluyen a quienes tradicionalmente<br />

han quedado fuera <strong>del</strong> panorama de esta literatura,<br />

y que además lo hacen con la profundidad y la<br />

complejidad que ameritan. Abordan temas como la dictadura,<br />

la pobreza extrema, el cambio de género, la migración,<br />

la <strong>del</strong>incuencia y la violencia; temas que son<br />

cotidianos en la realidad iberoamericana que viven los<br />

niños y los jóvenes que nos rodean. Nos enfrentamos a<br />

obras escritas por autores, no solo de gran valía, sino<br />

que además ocupan un lugar importante dentro <strong>del</strong> panorama<br />

cultural de cada uno de sus países y que han<br />

sido reconocidos por la crítica.<br />

Estamos, pues, ante una literatura no de evasión, sino de profundización.<br />

Todo esto me lleva a pensar que, cuando yo era niño, prácticamente<br />

no había este tipo de libros a mi alcance ni al de ningún<br />

otro niño que yo conociera. Dominaban los extremos: los libros con<br />

intenciones moralizantes o didácticas y los de mera evasión. No negaré<br />

que prefería los segundos. Pero, cuando en algún momento<br />

llegué a tener inquietudes que iban más allá de la diversión, cuando<br />

busqué respuestas a temas complejos, recurrí a las obras destinadas<br />

al público adulto. Sobra decir que algunas eran difíciles de<br />

comprender y resultaban tediosas, además de poco atractivas. Es increíble<br />

que, en tan solo unas décadas, nos haya tocado atestiguar<br />

semejante evolución de la LIJ. Hasta hace poco era impensable que<br />

esos temas se tocaran dentro <strong>del</strong> género literario destinado a niños<br />

y jóvenes, en colecciones tan bellamente editadas ex profeso.<br />

Advirtiendo esta veloz trasformación de la LIJ en Iberoamérica se me<br />

ocurren algunas preguntas: ¿hacia dónde se dirige ahora esta literatura?,<br />

¿qué nuevas fronteras será capaz de traspasar?, ¿qué reglas romperá?<br />

¿Estaremos ante un apogeo o es demasiado pronto para decirlo?<br />

Ahora resulta que los buenos libros no solo constituyen una aportación<br />

literaria, no solo son obras creativas (que ya es decir bastante),<br />

sino que también son argumentos verdaderamente útiles. Recientemente,<br />

ha habido tentativas por parte de grupos ultraconservadores<br />

de oponerse a los matrimonios entre personas <strong>del</strong> mismo sexo e<br />

imponer solo un mo<strong>del</strong>o de familia. Frente a este tipo de conductas<br />

intolerantes y totalitarias, esgrimir obras de LIJ es una posibilidad<br />

real que antes no existía. De hecho, en épocas pasadas sucedía al revés,<br />

cuando durante algunas dictaduras se llegaron a prohibir libros<br />

320 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 321


como Un elefante ocupa mucho espacio, de Elsa Bornemann, El pueblo<br />

que no quería ser gris, de Beatriz Dourmec, La ultrabomba, de Mario<br />

<strong>Lo</strong>di, y Saltoncito, de Francisco Espínola.<br />

Me parece un acto de justicia que finalmente la LIJ haya terminado<br />

por dar la vuelta a las prohibiciones explícitas y a las censuras soterradas,<br />

y que ahora sirva como adalid en algunas luchas sociales. De<br />

alguna manera, a pesar de los peligros que acechan en la oscuridad<br />

<strong>del</strong> bosque, a pesar de las exigencias <strong>del</strong> mercado y la posible trivialización<br />

de los temas, estamos ante una Pequeña Ilustración moderna,<br />

de libros infantiles, equiparable a lo que sucedió en aquel ya<br />

lejano Siglo de las Luces.<br />

Las preguntas, entonces, serían: ¿hacia dónde evolucionará la LIJ?,<br />

¿qué nuevos territorios conquistará?<br />

322 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 323


Nació en Junín, provincia de Buenos<br />

Aires. Es escritora, periodista y<br />

profesora de educación preescolar.<br />

Estudió Literatura Infantil con Lidia<br />

Blanco. Fue miembro <strong>del</strong> comité<br />

organizador de la Feria <strong>del</strong> Libro<br />

Infantil y Juvenil de Buenos Aires y<br />

de IBBY Argentina. Integró el comité<br />

editorial de la revista La Mancha<br />

y ha colaborado en diversos medios<br />

gráficos de Argentina y el exterior,<br />

entre ellos el suplemento<br />

“Radar Libros”, de Página/12. Fue<br />

capacitadora en LIJ en la Escuela<br />

de Capacitación Docente de la<br />

Ciudad de Buenos Aires. Integró el<br />

plan de lectura Creando Lazos de<br />

Lectura, de la Comisión Nacional<br />

de Bibliotecas Populares, y formó<br />

parte de los autores que integraron<br />

el equipo <strong>del</strong> Plan Nacional de<br />

Lectura. Así en la tierra como en el<br />

cielo (1997), su primera novela, fue<br />

finalista en el concurso Norma-<br />

Fundalectura (Colombia); La enamorada<br />

<strong>del</strong> muro (1999) obtuvo el<br />

primer lugar <strong>del</strong> concurso A la<br />

Orilla <strong>del</strong> Viento (<strong>México</strong>). La Casita<br />

Azul (2001) fue Premio Iberoamericano<br />

de Novela (Cuba). En<br />

2014 recibió el Premio Pregonero<br />

(Argentina) en el rubro de periodismo<br />

cultural. Otros libros suyos: El<br />

pueblo de Mala Muerte, Esto no es<br />

para vos, Una siesta antes de comer,<br />

Nadar de pie y La bruja <strong>del</strong> laurel.<br />

Entre la paraliteratura<br />

y el canon: la LIJ, que a veces<br />

es literatura<br />

Sandra Comino/Argentina<br />

Primera cuestión:<br />

Me preocupa la polarización y la generalización porque<br />

ambas corren el riesgo de ensanchar los prejuicios. Sabemos<br />

que, para sostener la literatura de calidad, muchas<br />

editoriales tienen una gran producción de libros<br />

comerciales y paraliteratura. En cuanto a obras literarias,<br />

hay una rica selección de historias que Nilma nos<br />

ha ayudado a recorrer. Podríamos agregar Solo tres segundos,<br />

de Paula Bombara, Nicanor, de Mario Méndez,<br />

Lucía no tardes, de Sandra Siemens, La noche <strong>del</strong> polizón,<br />

de Andrea Ferrari, Manuela en el umbral, de Mercedez<br />

Pérez Sabbi, Un tal Bialet, de Graciela Bialet, <strong>Lo</strong>s<br />

ojos de la noche, de Inés Garland, La saga de los confines,<br />

de Liliana Bodoc. Y más. Sin dudas, existen problemas<br />

con la distribución y circulación de literatura<br />

incluso con los países donde el sello editorial es común.<br />

Es imposible no detenerse en una frase que dice la<br />

chica <strong>del</strong> metro atrapada por <strong>Lo</strong>s juegos <strong>del</strong> hambre en<br />

el texto de Andrés Acosta: “[…] ya no leemos como se<br />

leía antes […] ahora leemos más”. Claro que leemos<br />

más en diferentes modos y formatos. Pero estamos<br />

aquí para conversar de literatura, por lo tanto, de lectura de ficción<br />

literaria.<br />

Me apropio de palabras de Laura Devetach: “La literatura de mercado es<br />

la que se juega a lo seguro. A los temas que se venden, al lenguaje que no<br />

produzca ninguna duda, a los esporádicos y dudosos textos de cantantes<br />

o actrices […] Tales materiales no son literarios y solo dañan si realmente<br />

–y por ignorancia– se los confunde y promociona como literatura” 1 .<br />

Segunda cuestión:<br />

Devetach se refiere a lo poético como “ejercicio de la libertad de lenguaje<br />

para expresar nuestras cosas” 2 . En este sentido, la diferencia<br />

entre paraliteratura y canon viene no solo <strong>del</strong> contexto, sino de la<br />

creación. Y en el medio de la paraliteratura y los clásicos está la literatura<br />

infantil y juvenil que a veces es literatura. Además, la poesía<br />

infantil no es solo contar en verso, sino decir con metáforas, recursos<br />

literarios (explicar qué es la poesía es como querer meter el mar en<br />

un frasquito) 3 , y la poesía juvenil no existe. Estoy de acuerdo que juvenil<br />

y adultos es lo mismo para la poesía. La poesía no puede encasillarse.<br />

Y me pregunto: ¿la literatura puede?<br />

Nilma habla <strong>del</strong> lugar de la libertad en la creación, en la edición,<br />

donde poder ser, poder decir libre y poder hacer de manera libre. Es<br />

en esa libertad donde nace la literatura y allí mismo donde acontece<br />

el encuentro: lector menos entrenado elige paraliteratura; lector literario<br />

elige literatura.<br />

Esos libros sin limitaciones desde la creación, como dice Ana María<br />

Shúa 4 , rara vez están en los supermercados.<br />

Qué pena no haber estado en ese viaje en el metro para decir que un<br />

niño bien nutrido de poesía infantil o de literatura puede elegir. Y esa<br />

1 L. Devetach (2008), La construcción <strong>del</strong> camino lector, Córdoba, Argentina, Comunicarte,<br />

pp. 88, 89.<br />

2 Idem, p. 51.<br />

3 Idem, p. 50.<br />

4 A. M. Shúa, “¿Por qué conformarse con menos?”, Revista La Mancha, Papeles de literatura<br />

infantil y juvenil, agosto de 1998.<br />

324 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 325


elección va a ser más libre en una librería, pero bienvenidas las góndolas<br />

para quien no es lector y se atreva a su primer paso. Cuando se<br />

comienza a disfrutar de textos literarios, no hay vuelta atrás. También<br />

le diría a la señora <strong>del</strong> metro que no hay libros para la tercera<br />

edad desde la edición porque entiendo que la literatura infantil no la<br />

excluye. Y que, si es lectora (debería serlo, ¿por qué?, pueden decir ustedes…,<br />

porque leer es un derecho y su derecho debió estar garantizado<br />

desde su infancia), no necesitaría que nadie fuera a su encuentro.<br />

Tercera cuestión:<br />

Una puerta para la salida <strong>del</strong> callejón es cambiar marketing por mediador.<br />

Con el recorrido lector que hace Nilma puede ser un excelente<br />

comienzo.<br />

La conexión con los adolescentes y con la literatura viene con la selección<br />

de la mano de la construcción <strong>del</strong> lector, el interés en determinados<br />

temas o géneros, en la lectura literaria. No me preocupa en los<br />

jóvenes el desconocimiento de la existencia de libros literarios y que<br />

“consuman” paraliteratura; me aterra que suceda en los docentes.<br />

Por un lado, no creo que haya que elegir entre el discurso o el lenguaje<br />

o que haya combate entre ellos. Es el trabajo de escritura y la<br />

creación de mundos lo que hace atractiva una historia. Y creo que<br />

es el mercado quien decide finalmente qué es juvenil. ¿Cómo se da<br />

cuenta uno de que está escribiendo para jóvenes o adultos? Porque<br />

sabe de antemano qué es posible editar. He aquí una gran limitación<br />

o autolimitación. Por eso es tan valiosa esa libertad que suele camuflarse<br />

bajo lo políticamente correcto o de aquello que se puede hablar.<br />

Hay algunas cuestiones tabúes que alejan a la literatura de los<br />

intereses de la escuela, que es la principal “consumidora” de LIJ. La<br />

paraliteratura no entra en la escuela y, en este sentido, tiene más libertad<br />

en la creación de la historia. <strong>Lo</strong>s textos literarios tienen toda<br />

la libertad <strong>del</strong> mundo en el lenguaje, pero no me atrevo a decir que<br />

siempre se es libre en lo ideológico. Se requiere de un contexto histórico,<br />

social y político para hablar de ciertos temas.<br />

Luego, hay pactos entre el escritor y el misterio que se opacan cuando<br />

se los trata de explicar. Conectar con los jóvenes no es fácil. Creo<br />

que pasa por ser uno mismo y no subestimarlos. Ellos se apropian de<br />

lo que les llega y eso los moviliza más allá <strong>del</strong> género. Y aquello que<br />

les gusta, lo propagan.<br />

La literatura es un decir distinto al cotidiano. El goce está en la expresión<br />

o definición de un pensamiento, un estado de ánimo, en el encuentro de<br />

la palabra que necesitaba la historia; en el arribo de una luz sobre algo<br />

que no era posible ver, pero también en la oscuridad, en lo incómodo, a<br />

veces muy lejos de lo cotidiano, otras sumergido o acunado en lo cotidiano.<br />

Demorarse ahí donde casi nadie ve, donde permanece lo invisible.<br />

Poder contar desde la visión de alguien dentro de un mundo posible (realidad<br />

o fantasía, no importa). Es la construcción de ese mundo distinto a<br />

todos, narrado con pasión, extrañamiento, conmoción, compromiso y el<br />

lenguaje forjado lo que nos lleva al disfrute. Estoy segura de que no tiene<br />

que ver con la edad <strong>del</strong> personaje ni con su forma de hablar parecida<br />

al receptor; sí con aquel territorio indómito. <strong>Lo</strong>s jóvenes se apropian de<br />

lo que les gusta y tienen más a mano lo que ofrece el marketing. Por eso<br />

la mediación es imprescindible. La edición es una forma de mediación.<br />

Última cuestión:<br />

Nilma plantea como interrogante si es mayor la circulación de obras<br />

que contienen las ideologías dominantes. El autor y el editor eligen<br />

ideológicamente. El receptor elige sobre lo que ya está editado. Y a<br />

veces no elige. En este campo, sin el mediador, la mayoría de los libros<br />

no llegan a sus destinatarios.<br />

No puedo darme cuenta de por qué pareciera tan difícil conectar calidad<br />

literaria con historias para jóvenes. La mayoría de los autores no<br />

piensa en un receptor ni en la ingenuidad. Conozco la mayoría de los<br />

textos que Nilma menciona y en general son libros que tienen la fuerza<br />

de la palabra, <strong>del</strong> lenguaje y <strong>del</strong> discurso. Y me atrevo a decir que<br />

no les fue fácil la edición. El ejemplo de Cartas al cielo, luego editado<br />

como Cartas a mi mamá, puede tener una decisión ideológica editorial.<br />

Daba cuenta de cierta ideología porque la madre estaba muerta.<br />

A veces la edición se despoja de cargas ideológicas.<br />

Las censuras o los permisos para hablar de algunos temas cambian según<br />

el contexto histórico. <strong>Lo</strong> que podría parecerse a la paraliteratura es<br />

326 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 327


“juvenilización de los argumentos”, que está emparentado con la “intención”.<br />

Esta intención, a mi juicio, a veces importa y otras no. Más<br />

allá de la intención uno puede escribir sobre aquello que le obsesiona,<br />

lo atraviesa, sobre lo que nos deja pensando por mucho tiempo. <strong>Lo</strong>s<br />

criterios literarios para evaluar, escribir, editar una obra de LIJ son los<br />

mismos que se utilizan en la literatura en general.<br />

¿Por qué escribo para jóvenes si no pienso en ellos cuando escribo?<br />

Porque tal vez es desde su perspectiva que me cuestiono el mundo,<br />

que me parece cruel, y la infancia, un lugar desolado y desprotegido.<br />

Desde esa mirada y habitada por el extrañamiento, intento contar<br />

historias para seguir preguntándome.<br />

328 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 329


El canon contra la paraliteratura<br />

Andrés Acosta/<strong>México</strong><br />

No creo en las coincidencias, pero darse, se dan, y todo el tiempo. A veces<br />

acuden para ayudar a los desvalidos como yo. Esa mañana salí de<br />

casa pensando en mi ponencia, abordé el vagón <strong>del</strong> metro distraídamente<br />

y, siempre dispuesto a observar y escuchar a quienes me rodean<br />

(o sea, a espiar con descaro), descubrí a una interesante pareja de jóvenes<br />

junto a mí. Entre beso y beso, ellos personificaban un conflicto<br />

actual, una batalla antigua, pero que se renueva constantemente. La<br />

chica, de voz cantarina, alababa con entusiasmo <strong>Lo</strong>s juegos <strong>del</strong> hambre<br />

y trataba de convencer a su novio de que la leyera.<br />

—Sí. Vi una de las pelis y no me gustó. No hay introspección en<br />

esa historia.<br />

—Pero los libros son otra cosa. Son adaptaciones.<br />

—Es lo mismo. Yo prefiero libros más bien clásicos. ¿Has leído El<br />

conde de Montecristo?<br />

—No. Por el puro título se me hace que está bien aburrido. He visto<br />

la portada y te juro que no se me antoja nada.<br />

Mientras ella hacía gala de su repertorio, esgrimiendo libros nuevos,<br />

relumbrantes como espadas cuyo filo, después de las primeras escaramuzas,<br />

terminaba mellado contra cada uno de los clásicos, y a su vez,<br />

los clásicos que él nombraba quedaban rezagados y con la lengua de<br />

fuera tras la agilidad de la paraliteratura, la batalla subía de intensidad.<br />

Había en el tono de voz de él cierto engolamiento, una ligera petulancia<br />

que no resultaba tan desagradable, quizá debido a la juventud<br />

de su dueño. De la boca de ella brotaban frases frescas, ágiles y juguetonas.<br />

Nadie en el vagón, excepto yo, parecía notar aquel prodigio. Al<br />

tiempo que esta cruenta batalla se libraba a tan solo dos pasos, los besos<br />

entre los cálidos antagonistas no cesaban; ellos permanecían entrelazados<br />

en el más puro intercambio de afecto, así como deberían ser<br />

las discusiones literarias, y las no literarias también.<br />

—La verdad es que tus libros clásicos son lentos y aburridos.<br />

—Y los tuyos son siempre tan vertiginosos como vacíos.<br />

—<strong>Lo</strong> siento, tus libros clásicos hablan de personajes anticuados,<br />

con costumbres y maneras de pensar que ya no se usan.<br />

—¿Sí? Pues a los personajes de tus libros les hace falta psicología.<br />

¿Dónde quedan su profundidad, sus contradicciones, los matices<br />

que los hacen humanos? Si no, ¿para qué leemos libros? ¿Solo<br />

para que nos hagan pasar un buen rato?<br />

—Fíjate que pasar un buen rato es parte de lo que te ofrece una<br />

lectura que yo aprecie. Mira, esto que tenemos tú y yo ahora mismo<br />

–dijo la chica mostrándole el dorso de las manos mientras las<br />

acercaba y alejaba de él alternadamente–, esto es como un diálogo<br />

fluido que recrea, en tiempo real, una escena juvenil. ¡Y es<br />

muy bueno! Es el mejor tipo de discurso para atrapar a un lector:<br />

es el que se utiliza en la paraliteratura, con acotaciones puntuales<br />

y breves. En cambio, en tus canijos libros canónicos el autor<br />

interviene demasiado: ¡estorba!, y, para colmo, hasta se atreve a<br />

dar sus opiniones cuando nadie se las pide.<br />

Al parecer, esta última fue una estocada certera por parte de la chica,<br />

porque el chico se llevó la mano al pecho, justo en el sitio <strong>del</strong> corazón,<br />

con gesto de sorpresa. ¿<strong>Lo</strong> había herido mortalmente? No: era<br />

su celular, que vibraba en silencio.<br />

—¡Mamá!<br />

Y la mamá hablaba tan fuerte que se oyó con claridad en medio <strong>del</strong><br />

silencio <strong>del</strong> vagón:<br />

—M’hijo, te llamo para preguntarles a ti y a tu amiguita si últimamente<br />

están consumiendo suficiente poesía, teatro y ensayo,<br />

porque también necesitan alimentarse de otros géneros, ¿eh? No<br />

nada más de pura novela.<br />

330 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 331


—¡Ay, mamá!, ¡cómo crees! ¿No sabes que el ensayo lo leemos de<br />

tarea? Es una lectura vertical, impuesta por los maestros y sus<br />

ñoños intereses didácticos.<br />

—Perdóname m’hijo, pero también hay un tipo de ensayo literario<br />

que se disfruta sin prescripción alguna.<br />

La chica le hizo una seña al chico y él activó el altavoz de su teléfono<br />

para que pudieran hablar los tres.<br />

—Mira, mamá, nosotros practicamos la lectura horizontal, la que<br />

va de boca en boca.<br />

—Como los besos, señora, ¡buenas tardes! –intervino la chica–.<br />

Deja tú la lectura horizontal, ¡la fractal!: en Twitter, en las redes<br />

sociales, en cualquier foro por Internet. Con todo respeto, señora,<br />

ya no leemos como se leía antes. Por eso sus famosas encuestas<br />

de lectura fallan desde que malpreguntan “¿Cuántos libros<br />

lees al año?”. ¿Y lo que leemos a retazos en las tabletas y en el teléfono<br />

no cuenta? ¿Qué hay, por ejemplo, de la lectura de fanfics?<br />

La primera fan fiction que escribí y subí yo misma a Wattpad ya<br />

lleva nada menos que tres mil quinientas lecturas. No conozco<br />

ninguna encuesta que tome en cuenta esto como lectura, y le aseguro<br />

que también lo es.<br />

Entonces la chica saca su teléfono y reproduce un fragmento de entrevista<br />

con el poeta estadounidense Kenneth Goldsmith:<br />

—Nunca antes habíamos leído y escrito tanto, aunque leamos y escribamos<br />

de otro modo: cortando, pegando, tuiteando y retuiteando,<br />

comentando y compartiendo estados de Facebook, wasapeando,<br />

redactando mails… Hasta ahora, todo ello, resultado de la revolución<br />

digital en nuestras vidas, no se había reconocido como literatura.<br />

Tal es la parcela que ha logrado conquistar en el competitivo<br />

terreno académico estadounidense”.<br />

—¡Ay! Tienes razón, m’hija. Pero ese señor Goldsmith está muy<br />

a<strong>del</strong>antado para mi gusto: mira que proponer que un autor pueda<br />

apropiarse de un texto cortado de cualquier sitio de Internet y<br />

pegarle otros y reformatearlo para ponerle su firma y llamarlo<br />

literatura, pues no sé, no acaba de convencerme. Me cuesta reconocer<br />

que las cosas ya no son como en mis tiempos. Pero, bueno,<br />

en cuanto a literatura juvenil una cosa sí te digo: seguimos hablando<br />

de pura novela. Por eso ustedes crecen con carencias. A<br />

mí me interesa, por ejemplo, la poesía juvenil, chicos. ¿Qué opinan<br />

de ella?<br />

—¿Poesía juvenil? Prácticamente ninguna editorial publica poesía<br />

juvenil, señora.<br />

—Ay, mamá, es que la poesía es poesía y ya. La poesía es para todos.<br />

—No, lo que pasa es que la poesía, de por sí, no se vende, señora<br />

–reafirmó la chica.<br />

—¿Pero qué me dicen de la poesía infantil? Se han dado cuenta<br />

de que sí abundan los ricos y exquisitos libros de poesía infantil,<br />

¿no? Acuérdate, m’hijito, cuando te leía el poema <strong>del</strong> sapito que<br />

tanto te gustaba.<br />

—¡Ay, mamá, no cuentes esas cosas en público, por favor!<br />

—Nos preocupamos por que los niños se nutran bien, que aprendan<br />

a leer con poesía, y luego crecen y acaban leyendo esos libros<br />

horrorosos que venden en los supermercados, como si fueran<br />

chorizos, chicles o papas fritas.<br />

—Señora, con todo respeto, le aclaro: primero, a los jóvenes no<br />

nos gustan los libros para niños. Segundo, los libros, no porque<br />

se vendan en el súper, tienen que ser malos; simplemente así nos<br />

quedan más a la mano. Tengo amigos que jamás han puesto un<br />

pie en una librería, pero van al súper tan seguido que acaban por<br />

comprar un libro.<br />

Algunos pasajeros empezaban a volverse hacia ellos y prestaban<br />

atención a la polémica. La chica agarró vuelo y continuó con su idea.<br />

332 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 333


—Es más, ahora la poesía juvenil está en las canciones, en los videoclips.<br />

La lírica no desaparece en lo juvenil: solo se adapta a la<br />

época audiovisual que estamos viviendo; se adapta a los nuevos<br />

soportes digitales.<br />

Cuando arribamos a la siguiente estación, las puertas se abrieron,<br />

se hizo un silencio y entró una bocanada de aire espeso. Por un momento<br />

me invadió el temor de que aquella parada fuera el destino<br />

de los muchachos. En vez de que ellos se bajaran, un vendedor de<br />

los que suelen ir de vagón en vagón, y que había atestiguado la controversia,<br />

aguardó a que se cerraran las puertas para entrar en acción<br />

y empezar a vociferar.<br />

—¡Señoras y señores!, hoy les vengo a ofrecer lo que viene siendo<br />

mi humilde opinión con respecto al peliagudo tema de la literatura<br />

juvenil contemporánea. Para empezar, creo firmemente que leer<br />

es un acto más amplio que pasar los ojos sobre un pedazo de papel.<br />

Y los jóvenes, en especial, practican un tipo de lectura interactiva<br />

que antes no existía: pasan <strong>del</strong> papel a la pantalla y de un texto a<br />

una imagen con una facilidad asombrosa. Necesitamos nuevos parámetros<br />

para medir la lectura que practican los jóvenes. También<br />

tengo que decirles que es cierto que la novela predomina como género,<br />

y que los temas cambian con celeridad. Hasta hace poco casi<br />

cualquier saga se ponía de moda, pero el desplazamiento de los intereses<br />

se da continuamente; tan pronto llegan los vampiros como<br />

salen volando por la ventana y llegan las distopías, que a su vez<br />

dan paso a la novela espejo, realista, de temas cotidianos o duros,<br />

pero condimentados con un poco de romance. Esta danza de temas<br />

que se reciclan cada cierto tiempo mantiene en vigencia la pugna<br />

entre realidad y fantasía, que también se da en la literatura para<br />

adultos. A veces suben los bonos de una, a veces los de la otra. <strong>Lo</strong><br />

negativo es que persista la tendencia general a identificar la dicotomía<br />

realidad/fantasía con la que existe entre libros clásicos o literatura<br />

seria y libros de moda, de consumo o de subgéneros. Por<br />

fortuna, dicha confusión está superada ya en varios círculos editoriales<br />

y de lectores. Realismo y seriedad no son sinónimos de literatura<br />

de calidad, así como la novela de fantasía o de terror, por<br />

ejemplo, no necesariamente carece de un buen nivel.<br />

Algunos pasajeros parecían reflexionar con las palabras <strong>del</strong> vendedor,<br />

conocido vulgarmente como vagonero, quien, dirigiéndose a la<br />

pareja con un dedo admonitorio, continuó con sus reflexiones:<br />

—De hecho, la novela juvenil que mencionaban hace un momento,<br />

<strong>Lo</strong>s juegos <strong>del</strong> hambre, un texto paraliterario que aprovecha los recursos<br />

adicionales al propio libro, como una edición atractiva, marketing<br />

y películas, abreva de algunas obras consideradas serias,<br />

entre ellas, la de un premio Nobel. Me refiero a títulos como El señor<br />

de las moscas, de William Golding, o a la recurrente 1984, de George<br />

Orwell, que a estas alturas ya son canónicas. Y a esto quería llegar.<br />

La diferencia entre literatura canónica y paraliteratura, si no está<br />

en el tema, ¿la encontraremos en su lenguaje o en su discurso? ¿En<br />

qué radica la diferencia?<br />

Para entonces ya se empezaban a involucrar más pasajeros en el tema.<br />

Arribamos a otra estación y, justo cuando el vagonero plantaba sus interrogantes,<br />

abordaron dos policías que amablemente lo conminaron,<br />

tolete en mano, a que dejara de venderles dudas piratas, de contrabando<br />

y mala calidad a los asombrados e inocentes usuarios <strong>del</strong> metro. Uno<br />

de los policías tomó la palabra.<br />

—A ver, por favor, señores pasajeros, les solicito que pongamos orden<br />

en las ideas, para que esto no se salga de control. Sabemos que existe<br />

un combate entre la tradición y la modernidad, una clara disyuntiva,<br />

pero no podemos negar que los textos canónicos se imponen a los<br />

contemporáneos, simplemente porque no podría ser de otra manera.<br />

El chico que esgrimía El conde de Montecristo desde el principio asumió<br />

una actitud triunfal y, encogiéndose de hombros, le hizo a su novia<br />

un gesto que significaba “ya ves cómo yo tenía razón”. El policía,<br />

sintiéndose apoyado a su vez, se envalentonó para rematar su intervención<br />

con un par de interrogantes.<br />

—Si pusiéramos los libros canónicos junto a la paraliteratura en<br />

un mismo estante <strong>del</strong> supermercado, ¿cómo los habrían de distinguir<br />

los jóvenes lectores? Y, más importante todavía, ¿dónde quedaría<br />

entonces la profundidad de la buena literatura?<br />

334 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 335


Llegados a este punto, los pasajeros se veían dispuestos a abordar<br />

el tema, un tanto tímidos al principio, mas este no fue el caso de un<br />

niño que, sentado en las piernas de su mamá, escupió decididamente<br />

el chupón para preguntar, a pesar de su corta vida, con absoluta<br />

claridad:<br />

—¿En el lector?<br />

—¿Cómo que en el lector, niño? ¿Qué pretendes decir?<br />

—Digo que los libros son siempre piezas inacabadas, de ahí que<br />

Joseph Conrad haya afirmado: “El autor solo escribe la mitad <strong>del</strong><br />

libro. De la otra mitad debe ocuparse el lector”.<br />

Al policía no pareció agradarle lo que el precoz infante planteaba,<br />

pues comenzó a golpearse la palma de la mano con el tolete, produciendo<br />

un efecto dramático, intimidatorio. El guardián <strong>del</strong> orden<br />

aparentaba estar hecho de un solo bloque, no le gustaban las ambigüedades.<br />

—Eso que tú propones, niño, se llama, digámoslo por su nombre,<br />

¡anarquía! ¿Te imaginas si todo el mundo anduviera por ahí interpretando<br />

los libros a su capricho, eh? ¿Qué sucedería? ¡El caos,<br />

niño, tendríamos el caos!<br />

Pero antes de que pudiera continuar con su regaño, una anciana se<br />

a<strong>del</strong>antó para tomar la palabra, se acomodó bien la dentadura, carraspeó<br />

un poco y dijo:<br />

—Yo solamente quiero compartirles algo que me corroe el tuétano<br />

y que vengo pensando cada vez que subo al metro y veo a los<br />

muchachos con las narices metidas dentro de esos libros llamativos<br />

y gordos pasándosela tan bien: ¿no creen ustedes que, así como<br />

hay literatura juvenil, también debería haber literatura para la tercera<br />

edad? ¿Por qué solo los niños y los jóvenes gozan de semejante<br />

privilegio? Miren que no es nada justo, ¿eh? Yo voto por que las editoriales<br />

abran colecciones diseñadas para nosotros, los lectores de<br />

la tercera edad, que también tenemos derechos, ¿o qué no?<br />

A lo largo <strong>del</strong> vagón se oyeron algunas risas nerviosas y hasta un silbido.<br />

A estas alturas, cada uno de los pasajeros estaba inmiscuido<br />

en la polémica, y justo dentro de mí sonaba la hora, y no era la alarma<br />

de mi reloj, sino la voz de mi conciencia, que gritaba: “¡Di algo,<br />

di algo!”. A riesgo de ser abucheado por la concurrencia o de ser macaneado<br />

por los policías, tomé la palabra.<br />

—Estimados compañeros de viaje: aunque nuestra relación sea<br />

circunstancial, meramente pasajera, como quien dice, debo confesarles<br />

que no consigo ser objetivo con el tema que nos mantiene<br />

cautivos en este vagón. Observo el conflicto desde el interior<br />

de alguien que escribe y, como tal, solo puedo ofrecer mi verdad,<br />

encapsulada, pero honesta verdad.<br />

”En varias ocasiones, dentro <strong>del</strong> medio literario general, me ha<br />

tocado presenciar acalorados alegatos de que la literatura juvenil<br />

no existe. Cualquier psicoanalista aficionado detectaría en<br />

esas apasionadas expresiones una fuerte carga emotiva que <strong>del</strong>ata<br />

un involucramiento subjetivo en el tema, puesto que casi<br />

siempre se trata de una negación iracunda, en vez de una visión<br />

racional y objetiva. ¿Por qué a veces se vuelve un reto personal<br />

demostrar que la literatura juvenil no existe? Incluso cuando<br />

he quedado atrapado en medio de charlas con sociólogos, algunos<br />

de ellos sostienen que, yéndonos más atrás en estos planteamientos,<br />

ni siquiera la juventud existe, en el sentido de que solo<br />

se trata de una construcción social, artificial. Ya lo argumentó<br />

en su momento Pierre Bourdieu, dígase: no toda la gente joven<br />

tiene la oportunidad de estudiar, de gozar de un tiempo de ocio<br />

y a la vez aspirar a un empleo bien remunerado; no toda la gente<br />

joven llena el perfil de lo que entendemos por juventud en términos<br />

modernos.<br />

”Estoy de acuerdo en que persisten una inocultable desigualdad<br />

y tantas injusticias en el mundo actual; estoy de acuerdo en<br />

que la dificultad para definir la juventud no radica solo en que<br />

la franja de edad varíe de país a país, pero no por ello dejan de<br />

existir las obras de literatura juvenil que se escriben y se leen cotidianamente.<br />

Podríamos no creer en la literatura juvenil, pero<br />

336 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 337


que existen y que conocemos suficientes obras para llenar una<br />

gran biblioteca mundial… pues aquí estamos, hablando de ellas.<br />

”De acuerdo, tal vez la juventud solo sea una construcción social y<br />

económica: una forma de ficción, pero las fronteras entre los países<br />

también son ficticias, ¿o no? El contrato social por el que los<br />

ciudadanos tenemos derechos y obligaciones lo firmamos imaginariamente.<br />

Las costumbres son convenciones. La lengua es una<br />

creación colectiva, tal como lo es la literatura, vista como la expresión<br />

de distintos grupos humanos, en regiones y épocas diversas.<br />

”Desde hace algunos milenios, desde que gozamos de la lengua<br />

escrita, cada vez que surge un grupo humano, al poco tiempo<br />

también se inaugura su épica, su manera de narrarse a sí mismo.<br />

La literatura juvenil, para mí, nace de la necesidad de contar la<br />

historia, y las historias, de un grupo humano que, hasta hace algunas<br />

décadas, no existía y que ha ampliado los márgenes de la<br />

experiencia humana, llevándola a un enriquecimiento inédito.<br />

”En Alemania, durante el siglo xix aparecieron las primeras organizaciones<br />

juveniles de las que se guardan registros. Dichas<br />

asociaciones tenían como fin realizar excursiones y otras actividades<br />

para el tiempo libre. No creo que sea coincidencia que por<br />

esas latitudes se haya gestado, también, la Bildungsroman, novela<br />

de formación o de aprendizaje, en la que generalmente hay un<br />

rito de paso donde la juventud ocupa un lugar central, imprescindible,<br />

para transitar de la niñez a la madurez. Sin embargo,<br />

no se trataba de una literatura dirigida a los jóvenes, sino al lector<br />

general.<br />

”Para mí, una diferencia fundamental con respecto a la literatura<br />

juvenil contemporánea, que surge en pleno siglo xx y tiene<br />

apenas algunas décadas de existencia, es que esta última sí llega<br />

a estar explícitamente dirigida a los lectores jóvenes. Y aquí es<br />

cuando entramos en terreno pantanoso, ya que, para probar que<br />

está dirigida a un lector juvenil, resulta imposible penetrar en la<br />

mente <strong>del</strong> autor cuando escribe una novela juvenil, y que en ocasiones<br />

rechaza que lo haga pensando en un público tan específico.<br />

Sin embargo, lo que sí resulta objetivamente cierto es que suele<br />

editarse dentro de una colección juvenil.<br />

”¿De qué hablamos cuando decimos: escribir, o al menos editar,<br />

una obra dirigida al público juvenil? La respuesta tendrá que ver<br />

con los temas, los lenguajes y los discursos, precisamente.<br />

”Primero están los temas obvios, que retratan la vida de los jóvenes,<br />

que podríamos dividir, de manera esquemática pero muy<br />

práctica, como ya lo ha señalado con acierto el señor vagonero,<br />

en realistas y fantásticos. Si decimos que, grosso modo, todos los<br />

temas posibles quedan comprendidos entre estos extremos, tenemos<br />

como resultado que, en realidad, cualquier tema es susceptible<br />

de ser tratado en la literatura juvenil. Brillante conclusión,<br />

dirán ustedes. Estamos ante un trampantojo. De lejos parece que<br />

existen temas propios de la literatura juvenil y de cerca notamos<br />

que cualquier tema sirve al propósito. Entonces quizá la diferencia<br />

radique en el tratamiento.<br />

—Tiene que haber aventura, suspenso, emociones –opina la chica–,<br />

si no, ¡qué aburrido! Para mí, ese es el sello que identifica a<br />

la literatura juvenil.<br />

—Pues sí, el tratamiento de los temas, pero a mí lo que me interesa<br />

es el discurso literario, la riqueza de las construcciones verbales<br />

y de recursos: ¡los tropos literarios! –terció el chico.<br />

—¡Ay, no le hagan caso, es que mi novio es un exquisito porque estudia<br />

Letras Clásicas! A mí me interesa el lenguaje juvenil, porque<br />

gracias a él puedo conectar con una lectura. Si usted, señor escritor,<br />

quiere escribir algo juvenil, debe saber cómo hablamos y cómo nos<br />

comunicamos entre nosotros. Además de que el libro, ya sea en papel<br />

o en versión digital, tiene que venir con una portada muy guapa.<br />

—Y, justamente, queridos compañeros de viaje, hemos llegado a<br />

una estación <strong>del</strong> metro llamada Dilema. Estamos ante dos caminos<br />

que van por vías opuestas. Por un lado, yo creo que la literatura juvenil<br />

debe aprovechar al máximo la ventaja de la paraliteratura,<br />

338 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 339


echando mano de cualquier recurso extraliterario, con ediciones<br />

atractivas, seductoras, que capten lectores en vez de ahuyentarlos.<br />

Por el otro lado, si no hablamos de una ambición, de una búsqueda<br />

literaria, entonces no vale la pena escribir. Para el caso, siempre<br />

recurro a la lucidez de María Teresa Andruetto cuando habla<br />

de la literatura sin adjetivos. Buena parte de mi ambición consiste<br />

en tratar de difuminar las barreras entre la LIJ y la literatura a secas.<br />

El texto debe valer por sí mismo, sin concesiones.<br />

”En estos días, mucho se ha debatido acerca de la irrupción de los<br />

libros de los youtubers en las colecciones juveniles: se les ha reprochado<br />

la falta de contenido y de rigor literario. Pero sucede que tal<br />

vez ni siquiera persigan la buena calidad, sino explotar al máximo<br />

una paraliteratura que se apoya en la propia fama de los jóvenes<br />

que, mediante sus vídeos, captan la atención de grandes públicos<br />

y acarrean altas ventas de sus libros. No me atrevo a censurar esa<br />

moda, que perderá vigencia con la rapidez con que surgen y mueren<br />

las plataformas de comunicación en Internet. Tal vez se trate<br />

de libros que traen inscrito en su código genético una caducidad<br />

idéntica a la de los productos tecnológicos con obsolescencia programada.<br />

Quizá sea suficiente con señalar que representan el extremo<br />

de una tendencia de consumo desechable. Y no me atrevo a<br />

decir que no deban existir, simplemente porque, a veces, la lectura<br />

también es entretenimiento, ocio, distracción simple. Mentiría<br />

yo si dijera que siempre leo alta literatura o textos constructivos.<br />

escribimos? ¿Cómo conectar con el público joven y al mismo tiempo<br />

conservar la calidad literaria? Dentro de la historia de la literatura,<br />

la juvenil es un género literario que apenas comienza.<br />

¿Llegarán a existir obras dentro de un formato paraliterario que<br />

al mismo tiempo exploten a cabalidad los recursos que se consideran<br />

exclusivos de la literatura clásica? ¿Será posible dicha fusión?<br />

Me había entusiasmado con mis propias palabras. Mis preguntas quedaron<br />

flotando en el ambiente durante algunos segundos. Sin darnos<br />

cuenta, los pasajeros <strong>del</strong> vagón habíamos llegado al final de la línea.<br />

Se oyó el anuncio de que nadie debía permanecer dentro <strong>del</strong> tren, ya<br />

que habría cambio de vías para darle mantenimiento. Las puertas se<br />

abrieron y los pasajeros se espabilaron. Nos miramos incrédulos. A<br />

varios se les hacía tarde para llegar a su destino. Hubo algunos abrazos<br />

apresurados, despedidas, unas tristes, otras alegres. Luego, cada<br />

quien salió en busca de su propio rumbo.<br />

Salí <strong>del</strong> metro pensado en Mark Strand, autor canadiense que me<br />

prestó la estructura de su poema La poesía narrativa para darle forma<br />

a esta ponencia.<br />

Sí, ya lo decía la mamá de aquel chico: hay que leer más poesía.<br />

”En el otro extremo de las colecciones juveniles encontramos libros<br />

contemporáneos de gran calidad, cuyas ventas suelen ser<br />

mucho más modestas. ¿Acaso no hemos conseguido presentarlos<br />

de manera más atractiva? Me refiero al propio texto, en cuanto al<br />

tratamiento de temas (que ya vimos que pueden ser los mismos<br />

que los de un subgénero) y en cuanto al uso de los lenguajes y los<br />

discursos. ¿Y no los hemos también presentado de manera más<br />

atractiva con respecto a lo paratextual? ¿Por qué no intentar una<br />

campaña de marketing de un libro juvenil netamente literario?<br />

”Al llegar aquí me pregunto, y les pregunto: ¿Será este un callejón<br />

sin salida? ¿O será el mayor reto al que nos enfrentamos quienes<br />

340 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 341


Comentarios a “El canon contra<br />

la paraliteratura”, de Andrés Acosta<br />

por Nilma Lacerda/Brasil<br />

“Nel mezzo <strong>del</strong> cammin”: como Dante,<br />

pero en un bosque más bien iluminado<br />

Roger Chartier las llama salvajes; Emilia Gallego Alfonso, chatarras.<br />

Graciliano Ramos les decía brutas; Sartre, obras que devolvían<br />

la infancia. La teoría dice, o dijo, paraliteratura, tomando las<br />

consideraciones de Jean Tortel. En cuanto a mí, prefiero lecturas de<br />

entretenimiento. De los sentidos que la Real Academia da a entretener,<br />

seleccionamos “hacer menos molesto y más llevadero algo; […]<br />

como pronominal, divertirse jugando, leyendo, etc.”. Divertirse leyendo<br />

parece ser un consenso. Más ¿de qué hablamos?, ¿de industria<br />

cultural, formación de lectores, desplazamientos intelectuales<br />

y sociales, mercado, academia o <strong>del</strong> presente y <strong>del</strong> futuro de la lectura?,<br />

como busca investigarlo Armando Petrucci.<br />

Como el poeta florentino, estaríamos en el medio de la senda de un bosque,<br />

acechados por una fiera; pero, afortunados, tenemos más luz que<br />

él, las oportunas linternas traídas por las teorías. La lectura es un acto<br />

sin orden, el lector es un viajero, cazador en campos ajenos 1 . Sabemos<br />

de la lectura por las prácticas que buscamos inventariar, y estamos<br />

siempre al borde de espantarnos por el uso no previsto de un texto.<br />

La apropiación, cuestión central para el historiador Chartier, que corresponde<br />

al uso y significados que las personas hacen de los textos,<br />

fue un comportamiento determinante en la literatura que los niños y<br />

jóvenes también leen. Desde <strong>Lo</strong>s cuentos de mamá Ganso, compilación<br />

que Perrault hace de los cuentos narrados por la gente <strong>del</strong> pueblo, hasta<br />

<strong>Lo</strong>s juegos <strong>del</strong> hambre, que abreva, como observa Acosta, de obras ya<br />

canónicas, que desde su mirada corresponden a literatura a secas. Yo<br />

la prefiero mojada, venida de los manantiales de hoy y de ayer, mojada<br />

y sin divisiones.<br />

Volvamos a la cuestión central, previa al texto de Acosta. ¿Qué es<br />

leer? ¿Qué es ser lector? Todos ¿deben leer? ¿De qué manera? ¿Para<br />

qué? Por supuesto, en este espacio, el objeto de leer es literatura,<br />

porque leer, en forma intransitiva, lo hace la casi totalidad de la<br />

masa urbana. Es imprescindible considerar el concepto de Antonio<br />

Cándido, muy semejante al de Graciela Montes, de que leer es un<br />

acto capaz de humanizarnos, “organizando la visión que tenemos<br />

<strong>del</strong> mundo” 2 . Por esto, él considera la literatura un derecho humano;<br />

Montes, un acto de libertad contra las tiranías, sean externas o<br />

internas. La clarividencia de Cándido considera la literatura de “la<br />

manera más amplia posible”, que va desde “el folclor, la leyenda, el<br />

chiste, hasta las formas más complejas y difíciles de la producción<br />

escrita de las grandes civilizaciones” 3 .<br />

La literatura que los jóvenes también pueden leer, o, como lo llama<br />

Acosta, el género juvenil, para mí se define menos por una cuestión<br />

de protagonistas, tema, lenguaje o discurso que por una opción editorial.<br />

Las colecciones en que se insertan, las tapas, la tipografía, el<br />

proyecto gráfico, todo esto orienta obras como El día de la mudanza,<br />

de Badrán, Otroso, de Montes, Metro-pop, de Fran Ilich, que son novelas<br />

o cuentos sin adjetivos, como lo postula Andruetto, para un<br />

mercado juvenil de lectores, que va muy bien, con producciones que<br />

serán clásicos de mañana, y con otras que luego van a desaparecer.<br />

Vuelvo a Emilia Gallego Alfonso, que define a las primeras como literatura<br />

de proceso, y a las segundas, como literatura de producto.<br />

El bosque puede oscurecerse de una vez si la literatura de producto<br />

se queda solamente en la diversión o en la conexión inmediata. No<br />

está ahí la levedad preconizada por Calvino. <strong>Lo</strong>s youtubers, con sus<br />

reseñas de libros y sus textos fulminantes, no son lectores, como<br />

dice muy bien Silvia Castrillón, sino actuantes. Si escribimos y leemos<br />

de otra manera, “cortando, pegando”, etc., tal vez sea la hora<br />

de construir otros nombres para estos actos que acompañan una<br />

sociedad pautada por la liquidez y el espectáculo, como observan<br />

Bauman y Vargas Llosa. La calificación de entretenimiento, justa y<br />

1 M. de Certeau (1994), A invenção do cotidiano: 1. Artes de fazer, 10.ª ed., con prólogo de Luce<br />

Giard, Ephraim Ferreira Alves (trad.), Petrópolis, Vozes.<br />

2 A. Cándido (2013), El derecho a la literatura, Silvia Castrillón (trad.), Bogotá, Asolectura.<br />

3 Idem, p. 33.<br />

342 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 343


necesaria, no permite olvidar que en la etimología <strong>del</strong> verbo está la<br />

idea de casi, de a medias, como en “entreabrir”. La literatura de entretenimiento,<br />

postulada como diversión, se quedará como ¿un casi?<br />

Si el lector tiene solamente esto, es como si se quedara con ¿casi literatura?<br />

No obstante, Armando Petrucci anuncia el futuro de la lectura<br />

como el de leer por leer. Volvemos al bosque, ¿al pie de la fiera?<br />

Graciela Montes dice, en La frontera indómita, de la necesidad “[…]<br />

de recuperar el sentido, de no dejarse domesticar, de volver a aprender<br />

a hacer gestos, a dejar marcas” 4 . La fusión vislumbrada por<br />

Acosta, entre lo agradable de la conexión inmediata y lo duradero de<br />

los recursos clásicos, podría estar en pensar chatarra, y ¿buscar el<br />

hierro de su origen? A ver. Estamos en campo.<br />

4 G. Montes (1999), La frontera indómita, en torno a la construcción y defensa <strong>del</strong> espacio poético,<br />

<strong>México</strong>, FCE, p. 59.<br />

344 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 345


La construcción de sentido desde los<br />

bordes, los fragmentos y la mediación<br />

Ana Siro/Argentina<br />

¡Numerosos jóvenes con los que trabajo no leen ni clásicos ni literatura<br />

de entretenimiento! Están en los bordes de la literatura. Su contacto<br />

más frecuente se realiza a través de canciones favoritas, chistes, piropos,<br />

cuentos populares que circulan de boca en boca y los textos obligatorios<br />

de la escuela. Sin embargo, si tienen la oportunidad, pueden<br />

conectarse de una manera más íntima y vital con esos textos, los literarios,<br />

que hablan de nuestras múltiples maneras de ser humanos.<br />

En mi experiencia de interacción cultural y artística con jóvenes, la<br />

clave <strong>del</strong> contacto con el discurso literario parece ser la mediación.<br />

Entre los diversos caminos de la mediación, prefiero las tangentes,<br />

caminar por los bordes para ayudar a conectar el mundo interno de<br />

los jóvenes con algo de lo que se produce. Una clave tangencial es la<br />

brevedad, una entre diversas vías de entrada cuyo análisis excede los<br />

límites de este comentario. <strong>Lo</strong>s textos extensos abruman de entrada<br />

a los lectores poco experimentados, aunque la brevedad tiene sus<br />

trampas. Ya se trate de microficciones, poemas o fragmentos de ensayo,<br />

la brevedad suele condensar recursos y sentido. A los jóvenes<br />

no les inquieta. Están dispuestos a enfrentar lo complejo porque la<br />

brevedad los tranquiliza <strong>del</strong> temor a lo inabordable que genera la extensión.<br />

Un microrrelato de los más breves que he leído en mi vida<br />

puede ilustrar esta idea: “‘¿Olvida usted algo?’ ‘¡Ojala!’” 1 .<br />

Jóvenes de diferentes escuelas <strong>del</strong> país reflexionaron de maneras<br />

diversas e interesantes sobre este texto. Algunos plantearon la necesidad<br />

<strong>del</strong> emigrante de olvidar algo que le produce dolor y que,<br />

como consecuencia, le dificulta adaptarse a un nuevo ámbito geográfico<br />

y humano. Otros plantean la postura inversa, el emigrante<br />

tiene recuerdos tan hermosos que no puede olvidarlos, los rememora<br />

con nostalgia. Otros plantean que el emigrante se fue de su lugar<br />

en el mundo para olvidar algo y que, la respuesta a la pregunta, denota<br />

que le está costando lograrlo. Alternativas posibles en torno a<br />

1 L. F. <strong>Lo</strong>meli (2005), “El emigrante”, Ella sigue de viaje, <strong>México</strong>, Tusquets.<br />

las resonancias internas de cada lector pero esencialmente en torno<br />

al título. ¿Qué ecos despertaría este texto sin ese título? Interpretaciones<br />

que permiten leer entre líneas, interpretar la ironía de<br />

la respuesta (“¡Ojalá!”) y sus variadas significaciones. En Argentina,<br />

muchos de los jóvenes con los que trabajo a diario provienen de<br />

países limítrofes o de las provincias <strong>del</strong> interior <strong>del</strong> país. Todos reverberan<br />

desde diferentes emociones y experiencias vitales frente a<br />

este aparentemente sencillo texto. La conversación entre lectores lo<br />

hace especialmente interesante, las intervenciones <strong>del</strong> mediador en<br />

un espacio compartido de silencios, risas nerviosas, reflexiones serias…<br />

Dice Cecilia Bajour:<br />

Dar y escuchar la palabra sobre lo leído es volverlo visible para uno mismo<br />

y para otros […] Hablar de los textos es volver a leerlos […] La democracia<br />

de la palabra compartida implica el encuentro intersubjetivo de<br />

voluntades que aceptan al otro en su diferencia y están dispuestos a enriquecer<br />

su vida, su lectura y su visión <strong>del</strong> mundo con esa diferencia,<br />

aunque no coincida con ella 2 .<br />

Jorge Larrosa aporta una dimensión colectiva al acto de interpretación<br />

que conjura el miedo de los jóvenes para abordar lo difícil, por<br />

complejo o por extenso:<br />

No se busca lo que el texto sabe sino lo que el texto piensa […] Por eso,<br />

después de la lectura, lo importante no es lo que nosotros sepamos <strong>del</strong><br />

texto o lo que nosotros pensemos <strong>del</strong> texto, sino lo que con el texto o contra<br />

el texto o a partir <strong>del</strong> texto nosotros seamos capaces de pensar […] Y<br />

demorarse en ello. Entrar en el texto es morar y demorarse en lo no dicho<br />

de lo dicho […] El texto se convierte en palabra emplazada, en palabra colocada<br />

en la plaza, en el lugar público, en el lugar que ocupa el centro para<br />

simbolizar lo que es de todos y no es de nadie, lo que es común 3 .<br />

Se trata de jóvenes que hacen pie en una expresión, un título, un fragmento<br />

y, desde la resonancia en los demás, comprenderlo, darle la<br />

2 C. Bajour (2009), Oír entre líneas: el valor de la escucha en las prácticas de lectura, Bogotá,<br />

Asolectura.<br />

3 J. Larrosa (2003), La experiencia de la lectura, <strong>México</strong>, FCE,<br />

pp. 645, 646.<br />

346 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 347


vuelta, volver a pensarlo, expandirlo, arriesgarse con lo que sigue, la<br />

interpretación entendida como un fenómeno personal que se construye<br />

en comunidad. Martín Broide lo expresa <strong>del</strong> siguiente modo al<br />

plantear un recorrido colectivo sobre La Odisea:<br />

En ese espacio común, público, que es un curso, la obra se presenta de<br />

forma completa, aun cuando nadie, de modo individual, la lea entera.<br />

Es la comunidad lectora, el sujeto lector en tanto un colectivo, algo que<br />

es más que la suma de las partes, quien lee. Y en su entorno, los estudiantes<br />

pueden desarrollar procesos individuales con espacio para sus<br />

singularidades 4 .<br />

La lectura en voz alta de los mediadores es otra manera tangencial<br />

de acceder a lo complejo y extenso. Escuchar leer, como alternativa<br />

complementaria de la lectura personal, invita, promueve, anima a<br />

más… Las aulas, las salas de las bibliotecas y ciertos espacios comunitarios<br />

pueden ser convertidos en lugares para un tiempo de ensoñación,<br />

juego, extrañamiento y metáfora desde donde acceder a la<br />

literatura a través de lectores más experimentados.<br />

La diversidad y profundidad de la producción iberoamericana que<br />

describe Nilma Lacerda, y que Andrés Acosta califica como una pequeña<br />

ilustración moderna, suena como un bosque iluminado. Es<br />

urgente tender puentes creativos entre los textos y los jóvenes lectores.<br />

De lo contrario, corremos el riesgo de mirar para otro lado o de<br />

iluminar el desencuentro.<br />

4 M. Broide, J. Maidana y A. Siro, “Lengua, Literatura y TIC en Secundaria. Escenas, voces, ideas,<br />

preguntas”, Revista Digital Catalejos, Universidad Nacional de Mar <strong>del</strong> Plata (en proceso<br />

de edición).<br />

348 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 349


Coloquio 6<br />

Libros informativos<br />

para niños y jóvenes:<br />

diversidad y calidad<br />

350 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 351


Desde finales de los ochenta estudia<br />

y trabaja con libros infantiles<br />

y en Madrid fundó, en 1989, una<br />

librería especializada para niños.<br />

En esa época comenzó a colaborar<br />

como lectora crítica y traductora<br />

para numerosas editoriales. Recibió<br />

de la Biblioteca Internacional<br />

de la Juventud de Múnich una beca<br />

que le posibilitó documentarse<br />

para su libro Historia portátil de la<br />

literatura infantil (2001). Ha colaborado<br />

con instituciones de España<br />

e Iberoamérica con el equipo<br />

que organizó el Plan Nacional de<br />

Lectura de la Secretaría de Educación<br />

Pública de <strong>México</strong> entre<br />

2002 y 2005. Ha sido profesora<br />

invitada en el Máster de Literatura<br />

Infantil de la UAB, de la Universidad<br />

de Zaragoza y <strong>del</strong> Máster de<br />

Libro Álbum de I con I. En la actualidad<br />

coordina el diplomado<br />

en Libros Informativos de la Benemérita<br />

Universidad de Puebla y<br />

ofrece cursos en línea en su propia<br />

escuela de literatura infantil: www.<br />

anatarambana.com. En su trabajo<br />

como crítica ha escrito en numerosas<br />

revistas especializadas. En su<br />

blog Anatarambana analiza cuestiones<br />

relacionadas con los libros<br />

para niños. Su último libro es fruto<br />

de años de trabajo en un tema<br />

que investiga con regularidad:<br />

Leer y saber. <strong>Lo</strong>s libros informativos<br />

para niños (2013).<br />

Presentación<br />

Ana Garralón/España<br />

Cuando desde el <strong>CILELIJ</strong> se me pidió que coordinara<br />

una mesa dedicada a los libros informativos, mi alegría<br />

se transformó pronto en agitación. ¿Nos daría<br />

tiempo a abordar las cuestiones más valiosas sobre el<br />

tema?, ¿a presentar una parte <strong>del</strong> diálogo que estamos<br />

teniendo en la actualidad alrededor de estos libros?<br />

Al saber quiénes serían los participantes de esta mesa<br />

redonda, me tranquilicé: las personas que nos acompañan<br />

tienen larga experiencia como divulgadoras, pero<br />

también como editoras, lo que contribuiría a mostrar<br />

muchas más cuestiones sobre la creación y realización<br />

de libros que no siempre resultan obvias.<br />

En estos momentos, los libros informativos ocupan una<br />

parte importante en la producción editorial en español.<br />

No necesariamente están en colecciones que llevan la<br />

etiqueta de “informativos”, y tampoco es raro verlos premiados,<br />

mezclados con álbumes, encaramados en las<br />

listas de los más vendidos, y adorados por una parte de<br />

los mediadores. Sin embargo, tienen todavía escaso lugar<br />

en la crítica e investigación. La transformación <strong>del</strong><br />

libro informativo desde los formatos más clásicos hasta<br />

los de rabioso diseño contemporáneo ha significado<br />

un impulso importante para situarse en un escenario físico siempre<br />

amenazado por lo virtual. El libro, creemos, sigue siendo un espacio y<br />

un momento en el que estar. Un lugar que marca una frontera con el<br />

mundo que nos rodea, pero también un objeto físico capaz de abrirnos<br />

las puertas a ese mundo. Cada vez que un niño se maravilla disfrutando<br />

con todo lo que encuentra en un libro, ha habido detrás un equipo<br />

trabajando para ese goce. Alguien ha escrito un texto de manera asequible,<br />

otra persona lo ha ilustrado (a veces un equipo), se ha pensado<br />

en un diseño y en organizar las páginas de manera que la lectura<br />

sea retadora; por no hablar de quienes han revisado y tomado decisiones<br />

sobre el conjunto, los editores. Y nada de este esfuerzo valdría de<br />

no ser por los mediadores que los acercan a los lectores. Desde luego,<br />

un tema interesante es la distribución de estos libros en un mercado<br />

cambiante y sujeto muchas veces a dependencias de compras gubernamentales<br />

o al casi azar de encontrar librerías cómplices en esa labor.<br />

Cuando comenzamos a pensar esta mesa, teníamos muchas preguntas.<br />

En realidad, tener preguntas es uno de los ejercicios principales<br />

cuando hablamos de información y de conocimiento. Algo, por cierto,<br />

muy presente en los buenos libros informativos: importa más la<br />

pregunta que la respuesta. Muchos de nuestros interrogantes tenían<br />

que ver con los temas y su manera de presentarlos: ¿ayuda el diseño<br />

a comprender la información? ¿Cómo pueden orientarse los lectores<br />

en libros que incluyen gráficos, imágenes, capítulos que pueden leerse<br />

de manera aleatoria, índices, diferentes tipografías, y numerosos<br />

niveles de información? ¿Dónde poner el límite entre informar o interesar?<br />

Otras preguntas estuvieron enfocadas a la compleja cuestión<br />

de cómo escribir textos que acerquen a los niños el mundo mientras<br />

los trata de manera inteligente y retadora; cómo ponerle freno a la<br />

ficción, o utilizarla en beneficio de la información, ayudando al lector<br />

a distinguir la frontera entre una y otra. Este es quizá uno de los<br />

puntos más fascinantes: el autor que toma decisiones sobre cómo<br />

contar, desde qué lugar lo va a hacer, de qué manera, y cómo va a<br />

ayudar a los niños a construir su conocimiento. Sin duda, desde una<br />

auténtica pasión como divulgador o divulgadora, pero también desde<br />

una gran honestidad, pues los libros informativos no siempre se<br />

ocupan de ciencias exactas, sino que tienen la responsabilidad de<br />

presentar temas mucho más subjetivos y complejos.<br />

352 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 353


Si algo tienen en común los libros informativos es que quienes los<br />

hacen prefieren lectores activos y capaces de apasionarse: lectores<br />

que llegan a los libros con sus propias preguntas, que interpelan<br />

lo que leen, que lo hacen de manera crítica, y que no dejan que los<br />

infantilicen. Pero no siempre es fácil encontrar buenos divulgadores.<br />

Este género es atractivo para escritores, periodistas, científicos<br />

y hasta ilustradores, pero no basta con interesarse por el tema. <strong>Lo</strong>s<br />

niños quieren ver pasión y buena organización. <strong>Lo</strong>s libros informativos<br />

atienden a un lector que disfruta leyendo, y tan importante<br />

es la información como brindarle experiencias emocionales y estéticas.<br />

Sobre el conocimiento de las prácticas de lectura de los niños<br />

con libros informativos, estamos todavía en pañales. Y hablando de<br />

pañales, algo en lo que estuvimos de acuerdo fue en que el mundo se<br />

presenta y les interesa a los niños desde el momento en que abren<br />

sus ojos. <strong>Lo</strong>s libros informativos pueden acompañar una vida lectora,<br />

despertar pasiones o vocaciones, hacerles sentir dueños de un<br />

discurso con el que tendrán argumentos para entender mejor lo que<br />

les rodea y, por lo tanto, ser críticos y tomar mejores decisiones.<br />

Este es el reto que vamos a presentar en este congreso. Hablar de esos<br />

libros que son elegidos por sus lectores, que compiten con las nuevas<br />

tecnologías, capaces de capturar en un formato y con una mirada particular<br />

un tema cuya lectura, una vez iniciada, resultará imparable.<br />

<strong>Lo</strong>s libros informativos muestran que el pensamiento y la inteligencia<br />

no están reñidos con la diversión. Pero también implican un gran<br />

reto a los mediadores, orientados casi de manera exclusiva a la literatura:<br />

los libros informativos son una parte importante de las lecturas<br />

de los niños, y si queremos construir lectores y ayudarles en su<br />

crecimiento intelectual, debemos incorporar estos libros en nuestras<br />

recomendaciones y prácticas. Doy constancia aquí de que muchos mediadores<br />

con los que he trabajado, y se han animado a explorar este<br />

género, han disfrutado, han conocido cosas inexistentes, han dialogado<br />

con los niños de una manera más igualitaria, y se han dejado sorprender<br />

con todo lo que ha ocurrido durante la lectura de estos libros.<br />

Al igual que hay personas y equipos tratando de hacer los mejores libros,<br />

no nos cansaremos de recordar que estos libros llegarán gracias<br />

a la generosidad y el entusiasmo de los mediadores. Y por eso quisiera<br />

agradecer la oportunidad que nos brinda este congreso para dialogar<br />

sobre el tema.<br />

Todos conocemos niños que, apasionados por un tema, nos recitan<br />

hechos y acontecimientos con entusiasmo, nos aseguran que de mayores<br />

serán como sus héroes científicos, vivirán como exploradores,<br />

construirán casas o curarán a los demás. <strong>Lo</strong>s libros informativos les<br />

permiten la fantasía de su futuro mientras les muestran la realidad<br />

<strong>del</strong> presente y <strong>del</strong> pasado. Siempre decimos que, ante un grupo de<br />

30 niños, sabemos que todos pueden leer e interesarse por una misma<br />

novela, mientras que esos mismos 30 niños probablemente elijan<br />

libros diferentes de temas distantes porque la lectura de libros<br />

informativos es libre. Y los que hacen libros lo saben.<br />

354 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 355


Es bioquímica desde los 23 y escritora<br />

publicada desde los 31. Sus<br />

novelas han recibido importantes<br />

premios, entre ellos El Barco de<br />

Vapor de Argentina por Una casa<br />

de secretos (2011). En 2003 fue<br />

convocada por la editorial de la<br />

Universidad de Buenos Aires para<br />

crear y dirigir una colección de<br />

divulgación científica para niños,<br />

tarea que continúa haciendo, y así<br />

“¿Querés Saber?” cuenta hoy con<br />

más de 35 títulos; en 2004 fue reconocida<br />

por la Asociación de Literatura<br />

Infantil y Juvenil de<br />

Argentina en la categoría de divulgación<br />

científica, y en 2013, como<br />

mejor colección por la calidad de<br />

sus contenidos y su permanencia<br />

en el mercado. Además, ha escrito<br />

biografías de científicos, artículos<br />

de reflexión y otras obras de divulgación,<br />

como Ciencia y superhéroes,<br />

en coautoría con el periodista<br />

Andrés Valenzuela, publicado en<br />

2013 por Siglo xxi. En su blog Desde<br />

mi cristal entrama ciencia y arte<br />

cada vez que tiene la oportunidad.<br />

Libros informativos para niños<br />

y jóvenes: diversidad y calidad<br />

Querer saber: una forma de estar<br />

en el mundo<br />

Paula Bombara/Argentina<br />

¿Por qué estoy acá, reflexionando<br />

sobre textos informativos?<br />

Mi relación con la comunicación científica comenzó antes<br />

de saber leer, cuando desesperaba a mi madre con<br />

preguntas: “¿Por qué las nubes son todos los días diferentes?,<br />

¿cómo podemos saber que lo que yo veo rojo<br />

es igual de rojo para vos?, ¿cuán grande puede ser un<br />

hormiguero?, ¿quién controla los semáforos para que<br />

se enciendan y se apaguen?, ¿desde cuándo existen los<br />

zapatos?, ¿por qué tengo tanto pelo?”.<br />

Así era yo. Así era yo hasta... Bueno, en realidad, así<br />

soy yo. Me gusta hacerme preguntas y me gusta más<br />

aún salir en búsqueda de una respuesta o de varias.<br />

Debo decirlo: los libros de divulgación científica salvaron<br />

a mi madre. ¿De qué? Pues de mí, claramente.<br />

Me encantó saber que había libros que no inventaban, libros<br />

que explicaban, que repreguntaban. Era otra cosa.<br />

En el campo de las ciencias, tanto sociales como naturales<br />

y exactas, se observa, se experimenta, se comparten ideas; igual que en el<br />

campo <strong>del</strong> arte, que yo conocía mucho más, porque mi madre es artista y<br />

muy pronto me puso en contacto con ese mundo. Las similitudes me hicieron<br />

sentir cómoda, pero las que me cautivaron fueron las diferencias.<br />

A los 10, y también a los 15 años, ese mundo que enseñaban a ver los<br />

científicos me resultaba hipnótico, como mirar largamente el cielo<br />

hasta sentir que es un espacio ilimitado, o un ojo, que se va haciendo<br />

sol negro con rayos de color, o el movimiento de la piel cubierta de<br />

pelos de un gato que duerme, ¿sueña?, ¿sabe que se está moviendo?,<br />

¿quiere moverse o se mueve y ya?<br />

La ciencia era, para la joven que fui, el lugar donde los secretos <strong>del</strong><br />

mundo atravesaban el espejo. De un lado, se revelaban, se mostraban.<br />

Y <strong>del</strong> otro lado, se rebelaban, se sublevaban, se escabullían. Siempre<br />

hay un secreto un poco más profundo por descubrir. El mirar científico,<br />

como el poético, es inagotable. Eso me fascinó de ambos mundos y<br />

decidí sostenerme en los dos lugares. Estudié bioquímica y filosofía al<br />

tiempo que leía, de modo entrópico e intuitivo, autores de ficción.<br />

En Argentina, hacia fines de los noventa, al mismo tiempo, sin conocernos<br />

aún, varios científicos comenzamos a desarrollar proyectos<br />

para romper esa barrera invisible que aleja el quehacer científico <strong>del</strong><br />

mundo cotidiano de los niños. Compartíamos la intención de acercarnos<br />

a quienes más se parecen a nosotros en actitud, en capacidad<br />

de preguntar y de sorprenderse.<br />

Iamiqué, la editorial fundada por Carla Baredes y por Ileana <strong>Lo</strong>terstein,<br />

ya había publicado sus primeros libros; el gran portal web de<br />

educación científica educ.ar florecía; Adrián Paenza y Diego Golombek<br />

ya nos asombraban cuando, en 2003, fui convocada por la Editorial<br />

de la Universidad de Buenos Aires para diseñar y dirigir una<br />

colección de divulgación científica para niños. Eudeba, la editorial<br />

de mi universidad... Dije que sí inmediatamente.<br />

Presenté un proyecto, que fue aceptado, de libros totalmente ilustrados,<br />

en los cuales ciencia y arte se encontraran y potenciaran. Llamé a<br />

la colección “¿Querés Saber?” y la hice crecer en paralelo a mi trabajo<br />

356 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 357


dentro de la ficción. Hoy llego aquí como directora de esta colección,<br />

que ya tiene cerca de 40 títulos y goza de excelente salud.<br />

Ahora sí: a lo nuestro. ¿Qué es la información?<br />

La palabra “información” deriva <strong>del</strong> verbo latino informare. Informare<br />

proviene de la unión de la partícula “in” y el sustantivo “forma”.<br />

El prefijo “in” puede ser usado como privativo, y en ese caso conduciría<br />

a pensar en “informa” como “lo que no tiene forma”.<br />

Pero también puede señalar un movimiento: el de afuera hacia adentro.<br />

En este caso, “informa” puede leerse como incorporar una forma<br />

o dar forma interna a algo, estructurarlo.<br />

La primera pregunta que me surge es: entonces, ¿quién da forma?,<br />

¿quién estructura? Y ¿quién incorpora esa forma?<br />

Hay personas detrás de aquello que se está comunicando; personas<br />

que nos transmitirán los hechos desde su valoración subjetiva, aun<br />

cuando intenten la objetividad.<br />

Si tomáramos el otro uso de la partícula “in”, la información podría entenderse<br />

como algo que no tiene forma o que está malformado; en ese<br />

caso: ¿quién tomará lo in-forme para darle una organización?, ¿no será<br />

inevitablemente subjetiva esa estructura que los hechos adquieran?<br />

<strong>Lo</strong> que se informa, y lo que no, es producto de un consenso de opiniones.<br />

Nuestro campo de trabajo es un continente de hechos que nunca paran<br />

de suceder. La información que demos sobre ellos, y lo que provoquemos<br />

al comunicarla, dependerá, en gran medida, de cómo armemos el relato.<br />

¿Uso la palabra “relato”? Sí, al informar también estamos armando un<br />

relato, solo que es de características bien diferentes al relato de ficción.<br />

¿Dónde se sitúa la transmisión de conocimientos científicos<br />

dentro <strong>del</strong> vasto campo de “lo informativo”?<br />

En un sentido amplio, se podría pensar que todo texto contiene una<br />

información que puede contribuir al crecimiento de un lector. <strong>Lo</strong>s<br />

lectores que somos autores de ficción nos nutrimos de la información<br />

atendiendo a nuestro deseo de construir universos con mayor o<br />

menor grado de verosimilitud.<br />

Entonces, ¿qué caracteriza a un texto informativo como tal? Creo que<br />

no es el tema. Ni el diseño ni el lenguaje visual. Me parece que es la<br />

intención <strong>del</strong> autor: la mirada de mundo que propone, el lenguaje que<br />

elige, el modo en que decide estructurar el texto.<br />

Dentro <strong>del</strong> conjunto de libros informativos encuentro varios subconjuntos,<br />

entre los cuales están los textos que alimentan la curiosidad,<br />

los que reflexionan sobre la realidad, los textos que enseñan<br />

oficios, los que comunican hechos científicos, los que cuentan el<br />

pasado, los libros que difunden recetas y tejidos, los que refieren<br />

solo a tecnología, los que nos enfocan hacia la filosofía, etc. Algunos<br />

de ellos aportan datos, otros comparten una mirada científica<br />

<strong>del</strong> mundo.<br />

El objetivo de la comunicación científica, también denominada “divulgación<br />

científica”, es dar a conocer hechos que conciernen al<br />

mundo de las ciencias, haciendo énfasis en el poder de la pregunta y<br />

apuntando a algo más ambicioso: que en los lectores se encienda el<br />

modo de pensar que propone la ciencia. Que se animen a hipotetizar<br />

a partir de esos hechos, que se animen a organizarlos, a ver si son<br />

constantes o si cambian, a armar cadenas de razonamientos, mo<strong>del</strong>os,<br />

algoritmos, que se animen a estudiar las relaciones entre forma<br />

y función, a medir, a mirar de nuevo. ¿Y para qué hacer esto?<br />

Para mí, contar con la mirada científica, <strong>del</strong> mismo modo que contar<br />

con la mirada filosófica, es aumentar nuestro caudal de herramientas<br />

para ir resolviendo la cotidianeidad.<br />

La ciencia como hecho social<br />

En palabras <strong>del</strong> reconocido filósofo de la ciencia Alan Chalmers:<br />

La producción <strong>del</strong> conocimiento científico tiene lugar siempre dentro<br />

de un contexto social en el que esta finalidad se interrelaciona con otras<br />

prácticas que persiguen objetivos distintos, tales como los propósitos<br />

358 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 359


personales o profesionales de los científicos, las finalidades económicas<br />

de las instituciones que proporcionan fondos, los intereses ideológicos<br />

de diferentes grupos religiosos o políticos, etcétera 1 .<br />

Como directora de colección de una editorial universitaria nacional,<br />

gratuita, pública y laica, elijo pensar el acceso a la ciencia como derecho<br />

incluido en el artículo 17 de la Convención sobre los Derechos<br />

<strong>del</strong> Niño, que postula que<br />

los Estados parte reconocen la importante función que desempeñan los<br />

medios de comunicación y velarán porque el niño tenga acceso a información<br />

y material procedentes de diversas fuentes nacionales e internacionales,<br />

en especial la información y el material que tengan por<br />

finalidad promover su bienestar social, espiritual y moral y su salud física<br />

y mental 2 .<br />

Escribimos y producimos libros de comunicación científica en el marco<br />

de un paradigma social en cambio. Me parece que son tiempos en<br />

los que debemos convidar a leer libros que visibilicen el quehacer de<br />

la ciencia como un trabajo al que cualquier niño puede acceder mediante<br />

una educación adecuada. Este hecho, que para mí se logra dando<br />

peso a la figura <strong>del</strong> autor, ayudaría fuertemente a dejar atrás el<br />

estereotipo <strong>del</strong> hombre científico de mediana edad, solitario y alejado<br />

<strong>del</strong> mundo, para dar paso a la manera en que se trabaja en ciencia<br />

hoy: mujeres y hombres de edades variadas que trabajan en equipo<br />

en organizaciones de desarrollo e investigación, públicas y privadas,<br />

dentro y fuera de su país de origen.<br />

Por eso creo que los países que llevan a<strong>del</strong>ante planes de lectura tienen<br />

que incorporar más libros de comunicación científica, seleccionados<br />

por especialistas, no solo por el o los temas que tratan, sino<br />

también por cómo los tratan, qué originalidad le aportan, qué dicen<br />

y qué callan.<br />

1 A. Chalmers (2002), ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?, Buenos Aires, Siglo XXI de Argentina<br />

Editores.<br />

2 Se puede acceder al texto completo de la convención en http://www.unicef.org/mexico/<br />

spanish/mx_resources_textocdn.pdf<br />

Nacemos curiosos, ávidos de conocer el mundo<br />

Observar la vida científicamente es mirar yendo hacia lo profundo,<br />

hacia lo invisible, hacia lo aparentemente “vacío”. De un modo análogo,<br />

observar poéticamente también perturba e inquieta, también<br />

mantiene las neuronas alerta. Ambas maneras de sentir “lo natural”<br />

quedan enlazadas, en su origen, por la curiosidad imperturbable<br />

que gobierna nuestra infancia.<br />

Hay quienes dudan de que un niño pueda acceder fácilmente al lenguaje<br />

de la poesía. También se duda de que un niño sea capaz de entender<br />

el mundo que propone la ciencia. Yo creo que detrás de esas<br />

dudas <strong>del</strong> mundo adulto se agazapa el miedo a ser interpelados.<br />

Pues aún persiste en educadores y padres la resistencia a aceptar<br />

frente a los niños nuestra ignorancia. ¿Pero no creen que es obvio<br />

que no conocemos todas las respuestas?<br />

A mí me parece que en las preguntas está nuestra fortaleza y se llega a<br />

vivir en estado de búsqueda a través <strong>del</strong> conocimiento. Toda aventura,<br />

verdadera o verosímil, comienza con un “no sé, pero quiero saber”.<br />

¿Cómo nos damos cuenta, cuando somos niños, de que<br />

algunas de nuestras preguntas denotan un pensar científico?<br />

Alguien tiene que decírnoslo, alguien tiene que regalarnos la palabra<br />

“ciencia”. Nuestra actitud respecto a ella dependerá <strong>del</strong> modo en que<br />

nos la presenten. <strong>Lo</strong> mismo sucederá con la otra palabra, “poesía”.<br />

¿Serán palabras cálidas, distantes, crípticas, inútiles? ¿Cómo las recibiremos?<br />

<strong>Lo</strong>s chicos saben leer los cuerpos mucho antes de entender las palabras.<br />

Gracias a esa lectura de gestos y movimientos, los niños van<br />

dando sentido a las palabras. Ese saber subyace en nosotros, ya adultos.<br />

Hay quienes aún, a veces, nos atrevemos a usarlo; pero hubo un<br />

momento en que no podíamos hacer otra cosa que confiar en él. Una<br />

palabra cantada no se recibe igual que una palabra cansada, o que<br />

una palabra enojada, o dicha por deber. Ante algo nunca antes observado<br />

(que puede ser, por ejemplo, un camino de hormigas a los tres<br />

años), qué distinto será agacharnos y preguntarle al niño adónde irán<br />

360 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 361


y continuar luego caminando y elaborando hipótesis junto con él, de<br />

pasar diciendo que no las pise y seguir a<strong>del</strong>ante, ¿no?<br />

El relato que propone la ciencia no se recibirá igual si lo cuenta alguien<br />

entusiasmado que si lo cuenta alguien intimidado. Por otro<br />

lado, resultará incomprensible si quien relata no crea una cadena<br />

de razonamientos que permita transmitir de modo claro, a la vez, el<br />

hecho y el deslumbramiento por el hecho.<br />

En síntesis: hay un terreno, los hechos; hay una necesidad, comprenderlos;<br />

hay una herramienta, el lenguaje y, por supuesto, hay<br />

un autor y hay un lector.<br />

La figura <strong>del</strong> autor científico<br />

¿Por qué hay libros de comunicación científica para niños que no<br />

presentan autor?<br />

¿Por qué se duda tanto antes de convocar a un científico para que escriba<br />

para niños?<br />

¿Por qué hay científicos que dudan de su propia capacidad para contar<br />

lo que hacen día a día?<br />

¿Por qué hay adultos convencidos de que los niños no tienen “lo necesario”<br />

para comprender la mirada científica <strong>del</strong> mundo?<br />

¿Por qué, si se reconoce tanto la figura <strong>del</strong> escritor de ficción en la<br />

LIJ, se retacea la figura <strong>del</strong> escritor de no ficción?<br />

¿Será que creemos que cualquiera puede escribir un libro de comunicación<br />

científica?<br />

¿Qué particularidad ofrecen los autores científicos?<br />

Año a año voy convenciéndome de que juntar niños lectores con<br />

científicos escritores es una buena idea. Comparten el estado de<br />

asombro por las cosas, la alegría por descubrir, el no darse por vencidos<br />

cuando pareciera que “no se puede”.<br />

Como directora de colección, no reniego de los expertos en educación<br />

de las ciencias. Estos especialistas son mis asesores. Pero, como autores,<br />

elijo a científicos que estén trabajando en el tema <strong>del</strong> que quiero<br />

saber. Es sentido común: si quiero aprender a coser, lo mejor es acudir<br />

a alguien experto en costura. Si quiero aprender sobre la mirada científica<br />

<strong>del</strong> mundo, lo mejor es acudir, ¿a quién?, a los propios científicos.<br />

Ustedes se preguntarán: ¿pero todos los científicos pueden transmitir<br />

lo que saben? Sí. Si sienten pasión, sin duda. Puede que no sepan<br />

cómo al comenzar el proyecto, pero, formando un equipo autoral con<br />

ellos, seguro que zarparemos con buen clima y llegaremos a buen<br />

puerto. Y si nos surgen dudas que no sepamos resolver, un epistemólogo,<br />

un docente o un experto en enseñanza de las ciencias seguro<br />

nos dará una solución.<br />

De llaves y cerraduras: los modos <strong>del</strong> lenguaje<br />

Me gusta volver cada tanto al libro de Aldous Huxley, Literatura y<br />

ciencia. Allí, él las compara, estableciendo similitudes y diferencias<br />

en las formas que ambas adoptan en la esfera de lo público y de lo<br />

privado. Dedica un apartado al uso <strong>del</strong> lenguaje con el que convengo<br />

tanto que prefiero citarlo.<br />

Él dice: “La meta <strong>del</strong> científico es decir solo una cosa a la vez, y decirla<br />

sin ambigüedad y con la mayor claridad posible. Para lograr<br />

esto, simplifica y crea jergas. En otras palabras, utiliza el vocabulario<br />

y la sintaxis <strong>del</strong> discurso común de un modo tal que cada oración<br />

puede interpretarse solo de una manera”. Mi amigo Diego Golombek,<br />

cuando leyó este trabajo, dialogó con Huxley acotando aquí que<br />

en ciencias sociales a veces no se busca un sentido tan unívoco. Yo<br />

estoy de acuerdo con eso y agrego que en los textos de no ficción de<br />

ciencias sociales suele describirse el sentido en que se utiliza tal o<br />

cual palabra clave para que sea comprendido claramente.<br />

En cambio, cuando el que escribe es el literato, cito:<br />

“<strong>Lo</strong> hace con el propósito expreso de crear una lengua capaz de transmitir,<br />

no el significado único de alguna ciencia particular, sino la múltiple<br />

significación de la experiencia humana, tanto a su nivel más privado<br />

362 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 363


como a su más público nivel. No purifica simplificando y creando jergas,<br />

sino profundizando y extendiendo, enriqueciendo con armónicos sugerentes,<br />

resonancias de asociaciones y ecos de magia sonora”.<br />

¿Y dónde nos ubicamos nosotros, los comunicadores de las ciencias?<br />

Entendiendo la literatura como producción de textos escritos, somos<br />

literatos, pero necesitamos usar el lenguaje <strong>del</strong> modo en que es usado<br />

por los científicos para poder explicar su mirada <strong>del</strong> mundo. Como<br />

autora, necesito que en mis libros el hecho científico sea respetado y<br />

transmitido con claridad, pero para lograrlo tengo que trabajar el lenguaje<br />

de modo tal que ningún tecnicismo pueda complicar la lectura.<br />

<strong>Lo</strong>s modos <strong>del</strong> lenguaje en un libro de estas características pueden ser la<br />

llave que abra una vocación o el candado que aleje al lector para siempre.<br />

¿Y los mediadores adultos?<br />

Son fundamentales. El modo en que se invite a leer esta clase de libros<br />

también puede acercar al lector o desalentarlo para siempre. Valorar<br />

estos libros como “difíciles” o “aburridos”, decir que no los van a entender<br />

o que son “para la escuela”, es prejuzgar al lector, muchas veces<br />

sin conocerlo, por una discapacidad propia.<br />

He sido testigo involuntaria de escenas de librería, en las cuales la<br />

librera ha sacado un libro de información de las manos de un niño<br />

para poner un libro álbum en su lugar, al tiempo que decía “este es<br />

mejor para vos”. ¿Desde qué lugar hace la librera esa intervención?<br />

También he escuchado diálogos en los que un adulto pide una recomendación<br />

sobre libros de divulgación científica y el librero no sabe<br />

de qué le están hablando y sugiere un libro informativo por aproximación.<br />

“De dinosaurios tenemos este”, responde, sin buscar los<br />

otros que tiene porque no sabe qué diferencia un libro de otro.<br />

Para que quede claro como agua de deshielo, el lenguaje en los libros<br />

de conocimiento científico debe:<br />

• Introducir cada palabra que en ciencia se usa con un sentido particular.<br />

• Explicar los conceptos necesarios utilizando el lenguaje adecuado.<br />

• Mantener la complejidad como una cualidad <strong>del</strong> quehacer científico<br />

y no como una limitación pero, a la vez,<br />

• transmitirla de modo comprensible para el destinatario.<br />

La cocina de la escritura<br />

Entonces, dando por hecho que existe un respeto por el lector tanto en<br />

la producción de libros de ficción como de no ficción, puedo identificar<br />

dos pilares en la construcción de un texto de divulgación científica: el<br />

respeto por el conocimiento y la claridad con que se transmite.<br />

Luego, el uso <strong>del</strong> lenguaje puede tomar el cariz que el equipo autoral<br />

decida: se puede comunicar ciencia desde el humor, desde el terror,<br />

desde el misterio, desde la sencillez de la vida cotidiana. El tono y el<br />

ritmo estarán dados por la estructura que se decida usar.<br />

<strong>Lo</strong> que es innegable es que escribir pone en juego emociones. También<br />

cuando se trata de no ficción. La mayoría de los científicos están<br />

acostumbrados a escribir textos en inglés, trabajos académicos<br />

destinados a publicaciones científicas. Estos trabajos o papers tienen<br />

muchas reglas de forma y estructura. Por eso, la propuesta de<br />

contar a primeros lectores lo que hacen a diario tiene el atractivo, la<br />

potencialidad, de volver a sentirse niños jugando a ser científicos.<br />

Hay quienes sufren mucho mientras escriben; otros, redescubren el<br />

placer de escribir. La libertad que da comunicar se disfruta con la<br />

misma timidez con que los adultos a veces nos atrevemos a jugar<br />

en un columpio a la vista de los niños. Qué terror y qué placer a la<br />

vez…, ¿qué pensarán si me caigo, si me río a carcajadas, si me impulso<br />

con todas mis fuerzas?<br />

En equipo es más fácil atreverse a jugar.<br />

Trabajamos con la dinámica con que suelo trabajar cualquier relato:<br />

lograr un boceto, dar firmeza a ciertos trazos, pulir hasta lograr tersura<br />

en el lenguaje, tomar distancia, someter el texto a una prueba de<br />

364 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 365


lectura, corregir todo lo necesario, llegar al original definitivo. Este<br />

proceso no tiene un tiempo definido por el afuera, sino que es interno<br />

a cada equipo autoral. La meta es lograr un texto claro que respete el<br />

conocimiento que transmite.<br />

Este respeto involucra la decisión de no simplificar la explicación de los<br />

hechos, pero sí la de adecuarla al destinatario usando recursos literarios<br />

como la comparación, la analogía, la metáfora explícita, la imagen sensorial,<br />

la descripción, la pregunta. Es frecuente que me propongan incorporar<br />

un personaje, al modo de El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder.<br />

Aquí tengo una posición muy personal, quizá porque también escribo<br />

ficción. A mí me parece que no hace falta el “disfraz” <strong>del</strong> cuento.<br />

Además, me parece confuso para el lector, pues se le presenta un entorno<br />

“como si fuera un cuento” para relatar una mirada de mundo<br />

que no es arte, es ciencia. Por otra parte, como autora de ficción tengo<br />

derecho a usar la información como me plazca, incluso a usarla<br />

desde el error de interpretación, cuestión que de ningún modo está<br />

permitida al comunicador científico. Prefiero mil veces el texto científico<br />

con toda su riqueza. <strong>Lo</strong> que suelo proponerles es que compartan<br />

su idea de personaje con el autor de las imágenes, pues en el<br />

campo de lo visual, en el campo <strong>del</strong> arte, ahí sí podemos admitirlo<br />

(y disfrutarlo).<br />

Las imágenes también se leen, y los niños lo hacen mucho<br />

mejor que los adultos<br />

En los libros, las imágenes cuentan y acortan distancias. En los de<br />

comunicación científica son grandísimas aliadas. Allí reina el arte,<br />

su profundidad y expansión. No me refiero únicamente a las ilustraciones,<br />

también a las fotografías cuando son tratadas de modo artístico.<br />

En mi experiencia, el arte visual en los libros da pie a incorporar<br />

otro relato que transcurre en paralelo con el <strong>del</strong> texto escrito. Este<br />

ejercicio doble de lectura puede ser útil a la hora de aportar la dimensión<br />

cotidiana <strong>del</strong> investigador al hecho científico que se explica.<br />

En la colección “¿Querés Saber?”, cada área científica que exploramos<br />

está a cargo de un artista particular. Así, Pablo Bernasconi es la<br />

imagen de la biología celular, Viviana Bilotti, de la astronomía, Diego<br />

Moscato, de la alimentación. El estilo, la técnica y la construcción <strong>del</strong><br />

relato dependen <strong>del</strong> artista. Mi única indicación es que no se sujeten<br />

al texto, que se animen a más, pues la imagen tiene que aportar conocimientos,<br />

tiene que expandir lo que está puesto en palabras, complementar<br />

con plasticidad la rigurosidad <strong>del</strong> lenguaje científico, llevar el<br />

libro a otra situación de equilibrio.<br />

<strong>Lo</strong>s ilustradores reciben un texto ya trabajado aunque con posibilidades<br />

de ser reescrito. Ellos son los primeros lectores y, por lo tanto, los<br />

que nos confirmarán si el texto es tan comprensible como deseamos.<br />

Por eso mismo tienen libertad de interpretación. Aquí, la presencia de<br />

un personaje o varios encuentra otra lectura. Desde lo visual, prescindiendo<br />

<strong>del</strong> lenguaje, se invita al lector a la experimentación.<br />

Me gusta reunir a los autores, que se arme<br />

un equipo de trabajo<br />

Me gusta el entusiasmo de los científicos al ver los bocetos y el de los<br />

artistas al comprender lo que cuenta su compañero de equipo. Cuando<br />

estos encuentros suceden, trabajamos juntos en lograr el equilibro<br />

entre el aspecto artístico y el científico. A veces los bocetos revelan<br />

inconsistencias en el texto; a veces la imagen confunde en lugar de<br />

aclarar y conviene reemplazar la escena dibujada por otra; a veces el<br />

texto dice poco al lado de la imagen y conviene reescribirlo agregando<br />

contenido.<br />

Algunas personas <strong>del</strong> campo de la educación me han dicho que trabajando<br />

así, de modo tan conjunto con el arte, se corre el riesgo de<br />

desvirtuar la ciencia, que la imagen debe sujetarse a lo que el texto<br />

enuncia. Una célula no puede ser representada como una canica con<br />

patas y sombrero. Yo no estoy de acuerdo con eso. Quizá sea por mi<br />

educación en el arte, o quizá porque muchas veces la representación<br />

visual de una idea me ayudó a comprenderla. Para mí, un cuadro de<br />

Xul Solar puede ilustrar perfectamente un proceso de diversidad proteica;<br />

uno de Paul Klee puede ayudarme a pensar fractales, y Escher<br />

es genial para ilustrar el universo de la física. Estoy convencida de<br />

que arte y ciencia, potenciándose, logran una mayor aproximación al<br />

imaginario de los chicos, y de algunos adultos, donde lo posible y lo<br />

imposible, lo visible y lo fantástico, conviven.<br />

366 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 367


La comunicación de la ciencia en la sociedad<br />

Hay distintas formas de dar a conocer un hecho, y detrás de cada<br />

una de ellas hay un modo de estructurar el conocimiento.<br />

Reconocer a los autores de los libros de comunicación científica implica<br />

dar lugar a la idea de que detrás de la generación de conocimientos<br />

hay personas que deciden cómo comunicarlos.<br />

La objetividad puede, con mucho trabajo, lograrse en el lenguaje,<br />

pero no en el planteo de un libro. Qué es relevante y qué no, qué se<br />

elige destacar y qué se omite, responde a una subjetividad, a un estar<br />

en el mundo que fuimos construyendo a medida que crecimos.<br />

Las preguntas sobre qué queremos contar, desde qué lugar, con qué<br />

intenciones, son la clave a la hora de escribir ficción y también a la<br />

hora de escribir no ficción.<br />

libro de mamíferos marinos termine con una concientización sobre<br />

la matanza de ballenas, pero si mi autor es un activista social, ¿por<br />

qué no, si cuidar las especies que estudia forma parte de su quehacer<br />

científico?, ¿por qué no si, en definitiva, seamos científicos,<br />

literatos u ambas cosas, somos seres políticos y nuestros lectores,<br />

tengan la edad que tengan, también lo son?<br />

Desde la organización <strong>del</strong> <strong>CILELIJ</strong> me convocaron a que escribiera<br />

un texto detonante.<br />

Para provocar una explosión, asombrosa y tronadora, necesitamos<br />

oxígeno, un combustible y una chispa. Estamos hablando de comunicación<br />

científica en una jornada dedicada a lo fantástico: eso mismo<br />

nos coloca en una atmósfera oxigenada. Espero, con este texto,<br />

haber provisto algo de combustible. Y la chispa... ¿Qué otra cosa son<br />

las preguntas, sino chispas?<br />

Creo importante recordar que un libro de comunicación científica<br />

no genera conocimientos científicos, los transmite; pero sí genera<br />

una posición particular en el lector, una predisposición hacia este<br />

modo de pensar el mundo.<br />

La comunidad científica global nunca deja de generar conocimientos,<br />

pues ese es su objetivo principal. Ese enorme caudal de informaciones<br />

que vienen de los distintos campos de la investigación<br />

científica, a veces hiperespecializada, otras veces interdisciplinaria,<br />

nos afectan cada día, incluso sin que lleguemos a notarlo. Hay desarrollo<br />

científico en la amplificación <strong>del</strong> sonido que les permite oírme,<br />

en la pantalla que reproduce mi cara y en los alimentos que comeremos<br />

más tarde.<br />

Si somos conscientes de que el mo<strong>del</strong>o de la sociedad en la que vivimos<br />

es producto de un progreso científico atado y condicionado por un<br />

proyecto político, se hace claro que tenemos derecho a saber qué están<br />

investigando nuestros científicos, pues nos afecta directamente.<br />

Y también queda claro que si somos científicos y deseamos provocar<br />

un cambio, tenemos derecho a expresarlo. No es objetivo que un<br />

368 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 369


Comentarios a la ponencia<br />

de Paula Bombara<br />

Maia F. Miret/<strong>México</strong><br />

aprende y quién es el divulgador frente a este caudal de información<br />

y de misterios que ni legos ni expertos aprehenden en su totalidad<br />

y que, por lo tanto, debe presentarse con una combinación de<br />

ambición y humildad que es un equilibrio interesante de conseguir.<br />

Es diseñadora industrial por la<br />

Universidad Iberoamericana, aunque,<br />

más allá de algunos proyectos<br />

y su pasión actual por la cerámica,<br />

nunca ejerció su carrera. Se decidió,<br />

en cambio, por la vocación<br />

materna: la edición y la divulgación<br />

de la ciencia. Como editora se<br />

formó en Pangea Editores, Libraria<br />

y distintos cursos y seminarios de<br />

edición, y como divulgadora, en la<br />

Dirección General de Divulgación<br />

de la Ciencia de la Universidad<br />

Nacional Autónoma de <strong>México</strong> y en<br />

la práctica, como ocurre con todos<br />

los oficios. Dirige Libros <strong>del</strong> Escarabajo,<br />

pequeña editorial que publica<br />

libros de ciencias naturales y sociales<br />

para niños y jóvenes. También<br />

colabora con otras editoriales en<br />

carácter de editora independiente,<br />

revisora, traductora, a veces<br />

autora, muy de vez en cuando, diseñadora,<br />

y a veces todo al mismo<br />

tiempo. Ha dado pláticas y talleres<br />

sobre libros informativos y se considera<br />

una de sus apólogas e impulsoras<br />

en <strong>México</strong>.<br />

Voy a recoger algunas ideas <strong>del</strong> texto de Paula que estoy<br />

segura de que pueden ser transformadoras para<br />

quienes estén interesados en leer, escribir o trabajar<br />

con libros informativos.<br />

• La primera es la idea de que hay libros que no inventan.<br />

La noción de que hay un mundo externo a<br />

los humanos, independiente de nosotros, y que por<br />

lo tanto tenemos que explorar de una forma particular<br />

–y esto en una época en la que sentimos que<br />

tenemos un control casi absoluto sobre la naturaleza–,<br />

no es una revelación menor para lectores de varias<br />

edades. <strong>Lo</strong>s textos que hablan de estas cosas no<br />

inventadas sino descubiertas cumplen funciones intelectuales,<br />

emocionales y estéticas análogas, equivalentes<br />

o distintas a las de la ficción, y que aún<br />

están poco investigadas y valoradas.<br />

• Otra idea es la de que este mundo que no se inventa<br />

sino que se descubre es una fuente inagotable de<br />

posibilidades, de secretos cada vez más profundos<br />

por descubrir. Esto no solo arroja luz sobre qué es la<br />

ciencia y cómo se ejerce, sino también sobre cómo se<br />

• Que la figura <strong>del</strong> autor sea central es una idea bastante iconoclasta.<br />

Es fácil pensar que la divulgación está emparentada con la escritura<br />

didáctica, en la que es de esperarse cierta uniformidad y cierta<br />

“distancia” o retirada <strong>del</strong> autor, pero en la divulgación no es así,<br />

porque cada autor tiene libertad para recortar ese gran poliedro que<br />

es la realidad en ángulos y secciones muy diversas, guiado por convicciones<br />

propias y personales. Esos ángulos y secciones no tienen<br />

por qué coincidir con los lindes de las disciplinas científicas. Por el<br />

contrario, los mejores libros tienden a tener al menos un grado de<br />

transversalidad (pensando en ese poliedro) que cruza otros temas,<br />

otros géneros y otras perspectivas, como la filosófica, desde luego.<br />

• Pero lo que más me entusiasmó fue coincidir es una idea que en<br />

realidad es una pregunta: ¿para qué encender en los niños y en<br />

los jóvenes ese modo de pensar que tiene que ver con la ciencia?<br />

Para explorar esta pregunta –no para responderla–, quiero proponer<br />

una metáfora. Imaginen esto: la ciencia es un sillón, rodeado de<br />

otros sillones, que son la filosofía, la antropología, las ciencias políticas,<br />

la ingeniería, etc. Toda la ciencia está contenida en él. Quien se<br />

sienta allí puede hablar sobre el sillón: cómo está construido, cuántos<br />

hilos tiene la tela, cómo cambia día a día, es decir, los datos, las<br />

mediciones, las hipótesis, las grandes preguntas, las síntesis afortunadas,<br />

los errores, los fraudes, la burocracia. Todo. Y puede pasar la<br />

vida hablando <strong>del</strong> sillón, porque el sillón es fascinante. Pero desde<br />

donde está sentado también puede ver hacia afuera y hablar de lo que<br />

sucede allí, y como está donde está tiende a privilegiar la curiosidad<br />

científica y la cultura científica, a aterrizar –antes o después– en la<br />

discusión científica cualquier tema, desde los más sublimes hasta los<br />

más triviales, con la certeza de que todo puede y debe investigarse y<br />

de que todo puede entenderse. En ese lugar se puede hacer cualquier<br />

cosa: escribir literatura, hacer periodismo, ser deportista o activista o<br />

chef, y naturalmente científico y divulgador.<br />

370 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 371


Ahora bien, esta idea es radicalmente distinta de la noción de que el<br />

encargo de la divulgación es “explicar, con otras palabras, la ciencia<br />

que hacen los científicos o lo que a los científicos les parece importante<br />

que sepamos sobre su trabajo”. Es decir, traducir, reformular,<br />

contar o explicar. Inspirar, sugerir, proponer, invitar, entablar conversaciones<br />

y conexiones, cuestionar la ciencia misma, no suelen ser<br />

parte <strong>del</strong> vocabulario de quienes defienden esta transmisión mecánica<br />

de los conocimientos científicos.<br />

La divulgación es profundamente personal, pero además tiene su<br />

propia agenda. <strong>Lo</strong>s divulgadores, ya seamos científicos en activo,<br />

equipos de divulgación, escritores solitarios, editores, nos sentamos<br />

en el sillón con toda clase de propósitos y contextos con la idea de<br />

sumarle al tema nuevos ángulos y nuevas secciones.<br />

Y esto me lleva a una idea más. Nuestro sillón es grande y nos deja<br />

movernos cómodamente y voltear. Hay que reconocer que existen muchas<br />

más intenciones y efectos posibles que la mera transmisión de<br />

los contenidos científicos, y que hay mucho más que la verticalidad<br />

con que se supone que se emprende. En un texto que me gusta mucho,<br />

el divulgador mexicano Martín Bonfil hace un decálogo de derechos<br />

<strong>del</strong> divulgador un poco iconoclasta, y no solo porque únicamente tiene<br />

nueve puntos (los invito a que lo busquen en Internet; es un buen<br />

manifiesto sobre nuestra profesión). Aquí me gustaría añadir a su decálogo<br />

algunos derechos más:<br />

• Uno es el derecho a ser humilde. O tal vez sea una obligación. Uno<br />

de nuestros miedos al escribir sobre un tema que por naturaleza<br />

es muy estructurado, rico en detalles, es el de no agotarlo: el miedo<br />

de no aprovechar esa oportunidad única de atrapar al lector<br />

durante un rato para darle una versión más o menos definitiva de<br />

lo que sea que discutamos. Renunciar a esta intención de saturación<br />

es muy difícil, pero si hicimos bien nuestro trabajo, el lector<br />

tendrá nuevos encuentros con este tema y otros más.<br />

• A ser un autor científico, o a no serlo. A veces los autores científicos<br />

requieren una formación equiparable a la de los no científicos, solo<br />

que en dirección contraria. <strong>Lo</strong> que importa es estar en el sillón,<br />

saber trabajar juntos, porque todos necesitamos revisores, editores,<br />

correctores y muchos ojos mirando nuestro trabajo.<br />

• Otro derecho es tener una intención propia, un conjunto de efectos<br />

buscados que no necesariamente corren paralelos a la investigación<br />

científica, a las fronteras disciplinarias o a la didáctica<br />

especializada.<br />

• Uno más es el derecho a no acomplejarse por la ficción, a no disfrazarse<br />

de ficción para colar ideas que de otro modo serían imposibles<br />

de metabolizar. <strong>Lo</strong> que se ve desde el sillón cumple funciones<br />

importantísimas, a veces complementarias a las de la literatura,<br />

a veces fronterizas y a veces muy distintas, pero fundamentales.<br />

<strong>Lo</strong>s lectores tienen derecho a conocer estas ideas en estado puro, y<br />

también a preferirlas a las que se transmiten desde otros géneros.<br />

• A internar a los lectores, desde muy jóvenes, en el habla científica.<br />

Pero no solo porque está allí –<strong>del</strong> mismo modo que no deberíamos<br />

hablar de ningún tema científico “solo porque está allí”–,<br />

sino porque permite apreciar la eficacia y la belleza de esta forma<br />

de transmitir ideas.<br />

• Y una obligación: liberarnos de la idea de que la divulgación tiene<br />

un solo cometido, siempre el mismo: explicar, entender, repetir<br />

lo que nos dicen que es la ciencia. Ese cometido no tiene nada de<br />

malo; pero hay múltiples intenciones más diagonales e indirectas:<br />

despertar el asombro, crear conexiones que adquieran sentido con<br />

el tiempo, apelar al sentido estético, pasar una tarde entretenida,<br />

competir con lecturas estériles, sembrar ideas puntuales que, en<br />

su momento, cobrarán plena relevancia.<br />

• Y añado: diseñar los efectos que queremos causar. Cuanto más concretos<br />

sean, más potentes, más <strong>del</strong>iberados. Estarán mejor conformados<br />

los equipos que busquen lograrlos, mejorará nuestra posición<br />

para evaluar el éxito de nuestra empresa. Más haremos desde nuestro<br />

sillón. Saltar a los demás sillones, por ejemplo. Siempre es divertido.<br />

372 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 373


Es licenciada en Física por la Universidad<br />

de Buenos Aires. Tras<br />

unos años dedicada a la investigación<br />

científica y la docencia<br />

universitaria, se especializó en<br />

divulgación científica y comenzó<br />

una variada actividad profesional<br />

en periódicos y editoriales educativas.<br />

En 2001 fundó, junto con la<br />

bióloga Ileana <strong>Lo</strong>tersztain, Ediciones<br />

Iamiqué, dedicada exclusivamente<br />

a la producción de libros<br />

informativos para niños. A 15<br />

años de aquella aventura, la editorial<br />

cuenta con más de 50 títulos,<br />

muchos de los cuales han recibido<br />

prestigiosas distinciones nacionales<br />

e internacionales. Varios de<br />

esos libros fueron publicados en<br />

otros idiomas e incluidos en los<br />

planes nacionales de lectura de<br />

<strong>México</strong>, Cuba, Venezuela, Colombia,<br />

Guatemala, Chile, Uruguay y<br />

Argentina. Es autora de los multipremiados<br />

La escuela no fue siempre<br />

así, Abuelas con identidad, El<br />

detective Intríngulis y el robo de la<br />

Mona Luisa, Guía turística <strong>del</strong> Sistema<br />

Solar, ¿Por qué es tan guapo<br />

el pavo real? y varios otros que integran<br />

las series “Preguntas que<br />

Ponen los Pelos de Punta” y “Ciencia<br />

para Contar”.<br />

Acceder o no acceder:<br />

esa es la cuestión<br />

Carla Baredes/Argentina<br />

Empecé a escribir y editar libros de divulgación científica<br />

para niños por motivaciones muy personales. La<br />

primera, por el desafío de responder preguntas difíciles<br />

en forma fácil, poner en jaque mi propio saber, interpelar<br />

mi formación como física, medir hasta qué<br />

punto yo era capaz de explicar un fenómeno. En segundo<br />

lugar, porque quería compartir cosas que me había<br />

gustado descubrir, compartir el placer que me daba –y<br />

me da– entender algo de lo que sucede alrededor. Y tercero,<br />

porque nunca comprendí (o porque me impacienta)<br />

que los adultos digan con tanta liviandad “yo de<br />

ciencia no entiendo nada”.<br />

Quizá por tratarse de algo tan ligado a las emociones y a<br />

las propias vivencias, quienes estamos detrás de Iamiqué<br />

ponemos todo el tiempo nuestra subjetividad en juego:<br />

publicamos lo que nos gusta, lo que nos interesa, lo<br />

que nos interpela. No nos adjudicamos una misión educativa<br />

ni queremos despertar vocaciones científicas…,<br />

queremos hacer libros que se lean por el placer de ser<br />

leídos y compartidos, que le den valor a la pregunta, que<br />

mantengan viva la curiosidad y el deseo de entender.<br />

Por eso para nosotros es importante elegir “el tema” y también, por<br />

supuesto, la forma de desarrollarlo, es decir, el relato <strong>del</strong> que hablaba<br />

Paula. Pero también hay otras cosas que creemos fundamentales:<br />

la estructura que le da sostén a ese relato, el diseño y la estética. Nos<br />

importa que los libros sean bellos y que la información se presente<br />

en forma ordenada y atractiva, que facilite e invite a la lectura. En<br />

síntesis: estamos tozudamente comprometidos con la accesibilidad<br />

al conocimiento y trabajamos fuertemente para ello en todas las instancias<br />

de la edición.<br />

Por supuesto, solo convocamos autores que sintonicen con este dogma,<br />

y dar con ellos no suele ser fácil. Nuestra experiencia nos dice<br />

que no todos los científicos pueden transmitir lo que saben a los que<br />

“no saben”: muchos escriben con otra intención, más ligada a sus pares<br />

–por obtener su reconocimiento, por competencia– que a sus potenciales<br />

lectores. Asimismo, considero que no todos los científicos<br />

están comprometidos con hacer accesible el conocimiento y que es<br />

eso, justamente, lo que a nosotras –y a muchos otros– nos diferencia<br />

y también nos define como científicos y como ciudadanos.<br />

En este marco, en Iamiqué nos gusta trabajar tanto con científicos<br />

como con periodistas. Y si se trata de científicos y periodistas, tanto<br />

mejor. En todos los casos, siempre hay además un científico que<br />

cumple el rol de lector crítico, que no es un “juez” ni un corrector,<br />

sino un experto en el tema que funciona como revisor. En general,<br />

lo sugiere el mismo autor y entra en escena una vez que el libro está<br />

listo, ilustrado y diseñado.<br />

Aunque no creo que sea necesario decirlo, quiero recalcar que lograr<br />

que un libro sea accesible no significa resignar calidad ni proponer<br />

algo ñoño. Muy por el contrario, confiamos en el lector, en su capacidad<br />

de entender, de valorar y de sacar conclusiones. Apelamos a su<br />

sentido <strong>del</strong> humor, a su sensibilidad estética, a su memoria emotiva…<br />

Por consiguiente, el equipo de trabajo se mueve en un <strong>del</strong>icado<br />

equilibrio: el autor debe brindar información interesante y original,<br />

pero no puede invocar conocimientos escolares ni utilizar lenguaje<br />

académico; el ilustrador debe ser creativo y agregar valor al texto,<br />

pero debe comprometerse con la información que se quiere transmitir<br />

374 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 375


y, de ninguna manera, puede contradecir o poner en duda un concepto<br />

científico (esté o no presente en el texto); el diseñador debe respetar<br />

religiosamente los niveles de lectura, pero a la vez debe ser osado<br />

y desprejuiciado.<br />

Ahora bien, ¿qué pasa con estos libros “preguntones”, perturbadores,<br />

diferentes… cuando llegan a los mediadores, en caso de que lleguen?<br />

Suponiendo que el mediador cuente con un corpus de libros informativos<br />

de calidad (cuáles son los criterios de calidad de un libro informativo<br />

podría ser un tema para tratar en el próximo <strong>CILELIJ</strong>), ¿los<br />

tiene en cuenta, los ofrece a sus lectores? Me provoca la imagen que<br />

nos dio Paula sobre el librero que le cambia al niño el libro informativo<br />

por el libro álbum y, a la vez, me recuerda una de las máximas<br />

de mi madre que dice que “un perfume es un buen regalo para<br />

alguien que no tiene ningún perfume o para alguien que tiene muchos”.<br />

En el primer caso, porque uno le estaría brindando una nueva<br />

experiencia, y en el segundo, porque es evidente que le gustan los<br />

perfumes... Ahora, si el destinatario tiene solo dos o tres perfumes,<br />

es mejor no arriesgar porque parece que elige qué perfume usar. Si<br />

mi madre tiene razón, algo que pongo en duda desde que tengo conciencia,<br />

y lo aplicáramos a lo que nos ocupa: ¿a quién habría que regalarle/ofrecerle<br />

un libro informativo? ¿A quién no?<br />

Después de tantos años de dedicarme a compartir información, sé<br />

que cada vez que brindo una buena explicación convoco la atención<br />

de los interlocutores. A poco de andar, se pone en marcha un pingpong<br />

de preguntas y respuestas, comienzan a cuestionar verdades<br />

indiscutidas y a interpelar lo que en apariencia es obvio. Si uno observa<br />

el cuadro desde afuera, ve que poco a poco todos van entrando<br />

a escena: los que están interesados y los que aparentemente no, los<br />

que saben y los que no. Por mi parte, comienzo a dudar; propongo<br />

buscar información, prometo consultar y seguir otro día… Mi lugar<br />

de “la que sabe” empieza a desdibujarse. En algunos casos, como si<br />

se tratara <strong>del</strong> juego de la silla, empieza a reubicarse el lugar <strong>del</strong> saber,<br />

en la medida en que otros pueden aportar conocimiento.<br />

informativos son interesantes para todos, y cuando digo todos, digo<br />

niños y adultos, digo gente informada y gente no informada… Sin<br />

embargo, son libros “incómodos” para algunos mediadores que, como<br />

destaca Paula, sienten temor a ser interpelados o a dejar al descubierto<br />

sus propias ignorancias o, agrego yo, porque prefieren evitar<br />

esa demanda y ese júbilo productivo que muchas veces confunden<br />

con desorden. La pregunta implica riesgo, la búsqueda de la respuesta<br />

puede ser laboriosa y caótica, los cambios de roles provocan<br />

un poco de vértigo, pero cuando todo esto puede ser transformado<br />

en motor, el resultado es asombroso.<br />

Hoy hay muchas formas de acceder a la información y de compartir<br />

cultura. Tal vez estemos viviendo el cambio cultural más formidable<br />

que ha vivido la humanidad en relación al saber. Mientras que el<br />

mo<strong>del</strong>o de producción y distribución <strong>del</strong> conocimiento <strong>del</strong> siglo xx<br />

distinguía claramente entre autor y lector, entre quien sabía y quien<br />

aprendía, las nuevas prácticas sociales consideran de manera menos<br />

desigual y no tan definida a los unos y a los otros. ¿Quién es el<br />

que sabe? ¿Quién es el que ignora? ¿Quién es el que aprende?<br />

<strong>Lo</strong>s lectores <strong>del</strong> futuro van a necesitar, cada vez más, relacionarse con<br />

textos informativos, y hay muchos desafíos para enfrentar: ¿Cómo<br />

formar internautas competentes? ¿Cómo prepararlos para que sepan<br />

separar lo que sirve de lo que no, qué herramientas habrá que darles<br />

para que sepan evaluar la veracidad y confiabilidad de los contenidos?<br />

¿Cómo descartar, agrupar y, fundamentalmente, buscar información<br />

de manera eficiente?<br />

Creo que los libros informativos tienen mucho para ofrecer, por su<br />

gran diversidad y por su enorme atractivo. Aprovecharlos, ofrecerlos<br />

y promoverlos brindaría una ayuda y una oportunidad extraordinarias<br />

para todos.<br />

Como científica, dudo de cualquier conclusión derivada de un único<br />

experimentador, pero estoy convencida de que los buenos libros<br />

376 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 377


Estudió la maestría en Filología<br />

Polaca en Cracovia y también tiene<br />

estudios en Letras Romances,<br />

en Literatura Iberoamericana y en<br />

Fi lología Española. Trabajó como<br />

editora y traductora en Wydawnictwo<br />

Literackie, en Cracovia; fue<br />

editora de proyectos especiales de<br />

la Editorial Patria y ha sido editora,<br />

autora y diseñadora en Ediciones<br />

Tecolote. Entre sus autores<br />

traducidos están Carlos Fuentes y<br />

Tadeusz Różewicz. Fue profesora<br />

en el Departamento de Educación<br />

General de la Universidad de las<br />

Américas, en el Programa Interdisciplinario<br />

de Estudios de la<br />

Mujer de El Colegio de <strong>México</strong>, en<br />

el Posgrado de la Escuela de Diseño<br />

de la Universidad Anáhuac y<br />

en otras instituciones. Actualmente<br />

es investigadora en la Academia<br />

de Arte y Patrimonio de la Universidad<br />

Autónoma de la Ciudad de<br />

<strong>México</strong>. Ha publicado varios libros,<br />

como <strong>Lo</strong>s días y los dioses <strong>del</strong><br />

Códice Borgia; Ocho Venado, Garra<br />

de Jaguar, héroe de varios códices:<br />

Para leer: La Tira de la Peregrinación<br />

(en colaboración con Joaquín<br />

Galarza), o La creación <strong>del</strong> mundo<br />

según el Códice Vindobonensis<br />

(con Manuel A. Hermann Lejarazu).<br />

En 2009 recibió la medalla<br />

Gloria Artis por Méritos para la<br />

Cultura, otorgada por el Ministerio<br />

de Cultura de Polonia.<br />

Divulgar sin deformar<br />

Krystyna Libura/Polonia<br />

Cuando hacemos libros de información para niños,<br />

partimos de las preguntas “¿Para qué les debe servir<br />

ese saber?” y “¿Cómo hacer que dicho saber sea significativo?”.<br />

Todos los medios que ayudan a despertar su<br />

interés, los sorprenden y estimulan, son útiles. Vivimos<br />

en una época de géneros confusos; por ende, las<br />

categorías creadas en un esfuerzo por calificar y clarificar<br />

(ficción, no ficción) no deben transformarse<br />

en camisas de fuerza que limiten la libertad de nuestras<br />

jugadas intelectuales. Todo es válido mientras sirva<br />

para atrapar la atención <strong>del</strong> niño por un tema, pero<br />

para que algo sea realmente significativo hay que expandir<br />

este saber fuera <strong>del</strong> libro, llevarlo a su entorno.<br />

Entonces hay que preguntarse qué forma el entorno<br />

de un niño. Una vez pedí a unos niños que habitaban<br />

en un basurero de la Ciudad de <strong>México</strong> que dibujaran<br />

lo que más les gustaba <strong>del</strong> lugar donde vivían. Uno de<br />

ellos dibujó una ballena. Al preguntarle dónde la había<br />

visto, contestó que en la tele. Así, hoy en día el entorno<br />

de un niño, hasta de uno con recursos muy precarios,<br />

es enorme. Estos entornos están creados en gran medida<br />

por las industrias culturales. Podemos encontrar en<br />

ellas un gran aliado, ya que instauran las modas entre<br />

los jóvenes, y también un enemigo, pues son grandes<br />

distractores que producen demasiadas cosas en un flujo constante de<br />

aparición/desaparición de nuevos temas, mientras que para aprender<br />

algo hay que abrir un espacio para ese saber, darle tiempo. Aquí está<br />

la dificultad decisiva que confrontan los libros: desplegar estrategias<br />

para detener al lector. Sin ese momento preciso de “detenerse” y pensar,<br />

no hay aprendizaje. La verdadera batalla que se libra es por el<br />

tiempo y la atención <strong>del</strong> niño en este mundo demasiado lleno de todo.<br />

Aquí surgen otros retos: ¿cómo presentar la información compleja<br />

de una manera accesible, simple pero no simplona?; es decir, ¿cómo<br />

divulgar sin deformar? Esta cuestión se refiere ante todo a los libros<br />

sobre historia e historia <strong>del</strong> arte. Mientras que no se pueden “deformar”<br />

los teoremas físicos, químicos, ni mucho menos matemáticos,<br />

es muy fácil distorsionar los mensajes de las obras artísticas. Alguna<br />

vez, en una revista sobre arte para niños, encontré un pequeño<br />

carné de identidad de Saturno devorando a sus hijos de Goya. Pretendía<br />

ser chistoso: entre sus “señas particulares” se mencionaba la de<br />

“devorar a sus hijos”. En consecuencia, lo que fue trágico se volvió<br />

cómico. ¿Valió la pena pagar el precio? ¿Debemos divulgar todo a todos<br />

a cualquier precio?<br />

La divulgación <strong>del</strong> arte encierra ese peligro peculiar: la infantilización,<br />

palabra con carga negativa que suena paradójica cuando se<br />

usa en el contexto de la literatura para niños y jóvenes. Sin embargo,<br />

acercar el arte al niño no debe significar infantilizarlo, es decir,<br />

transformar obras con madurez o audacia intelectual en algo nulo,<br />

por completo ajeno a su mensaje original. Para mí, un buen ejemplo<br />

de esto son Las señoritas de Avignon, pintura que se reproduce mucho<br />

en los libros para niños como muestra <strong>del</strong> genio de Picasso, para<br />

colorearla, para ejemplificar las peculiaridades <strong>del</strong> cubismo o simplemente<br />

para señalar que en el arte todo se vale, pero jamás se explica<br />

el contenido de la obra. El arte a veces transgrede los límites de<br />

lo aceptable socialmente, es dramático y provocativo, y eso son Las<br />

señoritas de Avignon: un retrato cruel de las prostitutas. ”Domamos”<br />

la misma obra para ofrecerla a los niños. <strong>Lo</strong>s acostumbramos a que<br />

la obra de arte es inocente y bella. Se nos olvida que, en el arte, el<br />

ser humano expresa su experiencia, que tiene aspectos pavorosos,<br />

en extremo complejos, y valores que no siempre se mantienen de un<br />

378 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 379


siglo a otro. Hay que saber mucho para entender las obras <strong>del</strong> pasado.<br />

Se ha dicho que la ciencia es difícil, pero nunca pensamos que la<br />

pintura, y el arte en general, también lo es. Hemos oído hablar de jóvenes<br />

genios que logran entender a Einstein (tal vez existan), pero<br />

dudo que haya un jovencito que entienda Madame Bovary, aunque<br />

sepa leer. Sé que exagero, pero lo hago adrede.<br />

Vivimos en la época de la reproductibilidad electrónica, en la que las<br />

nuevas tecnologías facilitan el acceso inmediato a las obras maestras,<br />

y de una cultura de remix, donde se borran las fronteras entre el autor<br />

y el usuario. En esta situación, las obras <strong>del</strong> arte se exponen al riesgo<br />

de cumplir con tareas no previstas por el artista: ¡Cuántos productos<br />

ha promocionado la Mona Lisa sin recibir un centavo a cambio!<br />

Las nuevas tecnologías permiten también un tipo de “manoseo” fácil,<br />

es decir, hacer recortes, manipular colores y tamaños. Las obras<br />

recortadas al azar pierden su contenido intrínseco. A todas estas objeciones<br />

mías se puede contraargumentar apuntando a L. H. O. O. Q.,<br />

la obra de Duchamp en que la Mona Lisa aparece con bigote y perilla y<br />

con un título provocativo que abrevia Elle a chaud au cul. <strong>Lo</strong>s dadaístas,<br />

y luego el posmodernismo, nos enseñaron que podemos tomar<br />

las obras <strong>del</strong> pasado como cualquier objeto encontrado (el ready made<br />

de los surrealistas) y hacer con ellas nuevas obras. Sin embargo, Duchamp<br />

dirigía su mensaje a los conocedores <strong>del</strong> arte. <strong>Lo</strong> que hacemos<br />

en los libros para niños muchas veces es transgredir el mensaje antes<br />

de explicarlo. Ahora bien, no digo tener la razón, más bien tengo dudas<br />

que siempre me acompañan cuando “manipulo” obras de arte.<br />

Enseñar historia a los niños es un reto fascinante y difícil por igual.<br />

Es fascinante llevarlos de paseo por las épocas y mostrarles las diferencias<br />

tecnológicas, la multiplicidad de vestidos, costumbres y<br />

mentalidades, las grandes aventuras de la humanidad. Es difícil<br />

porque muchas de esas aventuras son cruentas, los motivos siempre<br />

son demasiado complejos y un mismo hecho puede tener varias<br />

interpretaciones. A eso se suma otra gran dificultad: la historia no<br />

suele ser neutral. En todos los países, la historia oficial sirve para<br />

inculcar el patriotismo y forjar la identidad nacional de acuerdo con<br />

la ideología en el poder. <strong>Lo</strong>s conflictos que atraviesan los pueblos<br />

o naciones hacen que un mismo personaje sea rebajado por unos a<br />

criminal y ensalzado como héroe por otros. Así, Estados enteros se<br />

confrontan al presentar la historia mutua de sus países.<br />

Creo que en el campo de la historia para niños sirven más los cuentos<br />

históricos que las explicaciones secas, porque ayudan a imaginar<br />

y sentir una época. Muchos libros tratan de acercar al niño al<br />

pasado a través de un personaje con el que le sea fácil identificarse,<br />

por ejemplo, un niño imaginario que participaba en los acontecimientos<br />

presentados; en la mayoría de los casos son niños de los<br />

grupos sociales medios, un escudero o un paje. Paradójicamente, al<br />

narrar la historia desde esta perspectiva reconstruimos un punto de<br />

vista que jamás se registraba. Hubo muchos “callados” a lo largo de<br />

la historia que, aunque la forjaron, quedaron excluidos de los documentos<br />

oficiales. Paradójicamente, subrayo, en la hechura de los libros<br />

para niños recuperamos a los ausentes de la historia oficial:<br />

mujeres, abuelos, niños.<br />

También entraña un desafío ilustrar la historia con imágenes de la<br />

época. Una imagen <strong>del</strong> pasado por sí misma es un documento que<br />

vale la pena conocer. ¿Cuáles serán las ventajas y desventajas de usar<br />

una ilustración realizada hoy frente a una tomada <strong>del</strong> pasado? Para<br />

empezar, hay que tener conocimientos extensos para reconstruir el<br />

pasado en sus detalles, mientras que los documentos no suelen ser<br />

anacrónicos: van de acuerdo con su tiempo. Pero cuando decidimos<br />

usar imágenes de época para ilustrar algo, muy pronto llegamos a espacios<br />

en blanco, pues no todo se registraba y grandes partes de la<br />

realidad quedaron fuera de los lienzos y esculturas. Por eso conviene<br />

mezclar las imágenes originales con contemporáneas, utilizar la<br />

estilización, la parodia y el pastiche, siempre y cuando encontremos<br />

una forma clara de diferenciarlas. Cada texto debe crear sus propias<br />

estrategias para guiar al lector.<br />

380 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 381


Coloquio 7<br />

La ilustración de la LIJ:<br />

miradas a los procesos<br />

creativos<br />

382 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 383


Nació en Ciudad de <strong>México</strong>, en<br />

1956. Estudió Grabado en el Molino<br />

de Santo Domingo y en el Taller<br />

de Gráfica Popular. En 1978 estudió<br />

en la Escuela de Pintura y<br />

Escultura La Esmeralda <strong>del</strong> Instituto<br />

Nacional de Bellas Artes. Fue<br />

miembro fundador de Germinal y<br />

<strong>del</strong> Frente Mexicano de Trabajadores<br />

de la Cultura. Enseñó dibujo,<br />

ilustración, grabado y gráfica<br />

monumental en la licenciatura en<br />

Diseño Gráfico de la Universidad<br />

Autónoma Metropolitana-Xochimilco.<br />

Ha realizado 13 exposiciones<br />

individuales y más de 30 colectivas.<br />

Es diseñador editorial, muralista,<br />

escenógrafo, museógrafo e<br />

ilustrador en La Jornada, Reforma,<br />

Excélsior y en Letras Libres y Este<br />

País. Ha ilustrado 53 libros infantiles<br />

en las principales editoriales<br />

de <strong>México</strong> y en la Secretaría de<br />

Educación Pública. Fue director<br />

de arte de las colecciones infantiles<br />

<strong>del</strong> FCE, gerente de Diseño <strong>del</strong><br />

Grupo Santillana y coordinador de<br />

imagen <strong>del</strong> Consejo Nacional para<br />

la Cultura y las Artes. Fue primer<br />

premio en la Bienal de Gráfica <strong>del</strong><br />

Instituto Nacional de Bellas Artes,<br />

mención honorífica en la Bienal<br />

de Dibujo y Grabado Diego Rivera<br />

y en el premio Internacional <strong>del</strong><br />

Libro Ilustrado Infantil y Juvenil.<br />

Ha sido nominado a los premios<br />

Hans Christian Andersen y Astrid<br />

Lindgren.<br />

Presentación<br />

¿Qué es ese bicho amorfo y escurridizo<br />

llamado creatividad?<br />

Mauricio Gómez Morín/<strong>México</strong><br />

El término creatividad tiene siempre un halo de magia<br />

y de misterio. Pero a la vez es algo difícil de atrapar<br />

y definir. Es un concepto escurridizo que ha sido<br />

dificultoso <strong>del</strong>imitar. Es un bicho juguetón y travieso<br />

que no se deja atrapar con facilidad. A un tiempo lo<br />

reverenciamos, pero quisiéramos diseccionarlo para,<br />

de una vez por todas, entender cómo diablos funciona.<br />

Es un estado de conciencia, pero de inconciencia<br />

también. Es una virtud única, pero en algunos casos<br />

es una terrible maldición. Es una habilidad innata,<br />

pero puede aprenderse. Es una actitud vital y también<br />

es un proceso. Está determinada tanto por factores<br />

fisiológicos como psicológicos. Intervienen en<br />

su naturaleza múltiples factores históricos, sociales,<br />

económicos, culturales o políticos. En términos generales,<br />

dentro de una vasta y compleja discusión sobre<br />

qué es y cómo describirla, algunas ideas y conceptos<br />

se emparejan: es una facultad para resolver problemas,<br />

para inventar, para descubrir, para improvisar.<br />

Como quiera que sea, yo pienso que jamás podremos<br />

atraparlo <strong>del</strong> todo y qué bueno porque, en esencia, su<br />

naturaleza es precisamente la multiplicidad, la diversidad, la interrelación<br />

y la perenne transformación. En todo caso, lo que sí podemos<br />

afirmar categóricamente es que es un elemento constitutivo de<br />

nuestro devenir como humanos, substancial en nuestro proceso de<br />

humanización. Y tiene que ver con la fundación y el desarrollo de<br />

dos actividades humanas fundamentales, distintas y complementarias:<br />

el arte y la ciencia. Esas son nuestras dos grandes herramientas<br />

para inventar, transformar, explorar, descubrir, inventar, entender<br />

y crear. Nos han ayudado a adaptarnos al mundo y también a crear<br />

un mundo humano, distinto al natural que, hoy por hoy, en la aberración<br />

de nuestras facultades creativas, estamos destruyendo. Pero<br />

esa es harina de otro costal.<br />

Como homínidos, empezamos como artistas: cantando, bailando, escenificando<br />

y representando. Y como artistas pintores empezamos<br />

como ilustradores. <strong>Lo</strong>s pintores rupestres, que ahora la arqueología<br />

empieza a desvelar que en realidad eran pintoras, básicamente fueron<br />

los primeros ilustradores que registraron para la posteridad las vivencias<br />

y experiencias de la adaptación, de la lucha por la vida, pero<br />

también el relato, la narrativa, diríamos hoy, de su dimensión fantástica<br />

y simbólica en un testimonio pictográfico diáfano e íntegro. Y en<br />

este acto supremo de creación, que solo repetimos con distintos recursos,<br />

nos asumimos como humanos y creamos un lenguaje propio,<br />

único, nuevo y, me atrevería a decir, universal, para expresarnos contundentemente<br />

en el tiempo y en el espacio: las imágenes, las imágenes<br />

humanas, que a diferencia <strong>del</strong> lenguaje verbal no nacieron en la<br />

torre de Babel. Y será esta habilidad humana capital, este proceso tecnológico<br />

de producir materiales especiales, esta destreza psicomotriz,<br />

este conocimiento empírico, esta construcción de la conciencia, esta<br />

experiencia de la socialización, lo que dará pie a otro invento humano<br />

capital y fundacional, como lo fue la invención de la escritura. En<br />

este sentido, me atrevería a afirmar que las pinturas rupestres son los<br />

primeros álbumes ilustrados de la humanidad. Y, desde entonces, la<br />

palabra (voz y escritura) y la imagen, estos dos colosales recursos humanos,<br />

son hermanas, no gemelas sino distintas y complementarias<br />

para comunicarnos, entendernos y soñarnos. Y me parece que es en<br />

los libros infantiles, los libros ilustrados, en los que pervive esta hermandad<br />

capital, esta tradición liminar siempre en tránsito renovador.<br />

384 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 385


Las imágenes son un lenguaje con su propio alfabeto y sintaxis que<br />

funciona y comunica de una forma radicalmente distinta al lenguaje.<br />

Desgraciadamente, en nuestra cultura academizada y racionalizada<br />

a ultranza todo debe estar cifrado al lenguaje, diseccionado textualmente,<br />

enjaulado en el discurso de especialistas. Es el imperio y dominio<br />

<strong>del</strong> texto frente a las otras formas significantes, discursivas y<br />

comunicadoras de las artes. Y aquí el problemas se multiplica, pues<br />

no solo es el imperativo de definir lo creativo, sino además de definirlo<br />

desde el lenguaje textual, desde las palabras para “explicar”<br />

las imágenes y su génesis, que justamente se sitúan en habilidades,<br />

procesos y áreas <strong>del</strong> pensamiento humano que no son exclusivas <strong>del</strong><br />

lado racional. Y precisamente, me parece, esa es la riqueza, la complejidad<br />

y el encanto, como las ninfas de los cuentos, de los libros<br />

ilustrados: reunir en un promiscuo abrazo esos dos recursos, esos<br />

dos lenguajes fantásticos, la palabra y la imagen, donde cada uno es<br />

afectado por el otro, y, de esta suerte, como dijera el señor Aristóteles,<br />

la totalidad es mayor que la suma de las partes. Por eso, contra lo<br />

que se recomendaba en la convocatoria para el Congreso, en el caso<br />

de nuestra mesa nos pareció a los ponentes y a un servidor que sería<br />

más iluminador, en un sentido eminentemente ilustrado, no definir<br />

rígidamente sino compartir la experiencia singular de cada quien<br />

en relación a esos procesos y a sus manantiales de inspiración particulares,<br />

para dar cuenta justo de la diversidad y la complejidad que<br />

implica la creación de imágenes vinculadas a narrativas textuales.<br />

Entonces, como en los cuentos, las imágenes tienen la palabra.<br />

Hoy exploraremos este peliagudo asunto de los procesos creativos<br />

desde la ilustración, un campo que ha ido ganando terreno y prestigio<br />

en el mundo de las artes visuales y de la LIJ misma, en la experiencia<br />

de tres muy importantes creadores: Ciça Fittipaldi, Manuel<br />

Monroy y María Wernicke. ¡Bienvenidos!<br />

386 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 387


Nacida en São Paulo, vive y trabaja<br />

en Goiânia. Es licenciada en Diseño<br />

y Plástica por la Universidad de<br />

Brasilia y maestra en Cultura Visual<br />

por la Universidad Federal de<br />

Goiás, donde es profesora desde<br />

1993. En la actualidad es docente<br />

de Ilustración y Diseño Editorial.<br />

Como autora e ilustradora de libros<br />

para niños y jóvenes, recibió<br />

el premio de la Asociación Paulista<br />

de Críticos de Arte por los libros de<br />

la serie Morena (Melhoramentos),<br />

y el Jabuti de Ilustración por la serie<br />

Bichos de África (Melhoramentos),<br />

por el libro Tucunaré (FTD)<br />

y por Naninquiá, a Moça Bonita<br />

(DCL). Ha participado en exposiciones<br />

de ilustración en Brasil y en<br />

el exterior, entre ellas la Bienal de<br />

Bratislava, la Bienal Internacional<br />

de São Paulo y la de la Feria <strong>del</strong><br />

Libro de Porto Alegre, y ha asistido<br />

en representación de su país a varias<br />

ferias <strong>del</strong> libro. Fue artista invitada<br />

en la muestra Le Immagini<br />

<strong>del</strong>la Fantasia, en 2007. En 2014,<br />

su obra integró la exposición Brasil,<br />

Countless Threads, Countless<br />

Tales, de la Feria de Bolonia. Es<br />

asesora <strong>del</strong> Ministerio de Educación<br />

en educación indígena, específicamente<br />

en arte, y ha trabajado<br />

en el programa de formación de<br />

profesores indígenas de Tocantis<br />

desde los noventa. Está nominada<br />

al premio Hans Christian Andersen<br />

<strong>2016</strong>.<br />

Naninquiá, la muchacha bonita,<br />

un cuento de Guinea Bissau<br />

Ciça Fittipaldi/Brasil<br />

Cuando fui invitada a ilustrar esta historia tradicional<br />

de Guinea Bissau, recontada por Rogério Barbosa,<br />

escritor con quien tengo una asociación creativa desde<br />

hace muchos años, me asaltó un sentimiento ambiguo:<br />

por un lado, me atrajeron inmediatamente la<br />

localización cultural y la irrupción de la fantasía en<br />

la vida cotidiana. Eso forma parte de mi fuerte interés<br />

por los mitos y cuentos de tradición oral, que componen<br />

prácticamente toda mi producción.<br />

Por otro lado, la dificultad de determinar los tiempos y<br />

espacios de la narrativa me causaron una aprehensión<br />

que se intensificó durante la fase de investigación de<br />

los temas que envuelven la trama de este cuento. Las<br />

consultas de textos, mapas, fotografías, vídeos, fueron<br />

acumulándose, así como la angustia de seleccionar y<br />

optar por referencias que me ayudaran a elegir un camino<br />

plausible y adecuado, aun no siendo susceptible<br />

de un abordaje visual realista, naturalista.<br />

El paisaje de los textos puede ser contemplado desde<br />

muchos puntos de vista. Siendo mi posición principal<br />

la de artista visual, de hecho, como cualquier otro<br />

lector me entrego a la fluidez de la imaginación plástica, en una inmersión<br />

que para mí es pictórica y escenográfica. Me entrego a una<br />

escucha <strong>del</strong> texto, una escucha que ve. En un cuento como el de Naninquiá,<br />

que viene de la tradición oral, ese aspecto de la escucha <strong>del</strong><br />

texto se agudiza. Es casi natural.<br />

Busco en la forma escrita, su ritmo, sonoridad, y en la trama, su secreto:<br />

“¿Qué tiene esa historia para mí?”.<br />

Creyendo en la proximidad entre el arte y la vida, entendiendo lo poético<br />

como algo experimentable y posible de ser vivido, abro otra ventana<br />

al paisaje <strong>del</strong> texto, muy importante en mi proceso de trabajo.<br />

Intento practicar una mirada análoga a la <strong>del</strong> antropólogo, una mirada<br />

investigativa que cuestiona el texto buscando los indicios de culturas<br />

localizadas, costumbres, gestos, creencias, formas artísticas,<br />

relaciones con otras formas simbólicas, creadas dentro de un conjunto<br />

que explica una forma de vivir y de pensar la vida. Busco colocarme<br />

al lado de esos “otros” que viven la narrativa en sus perspectivas de<br />

ser y de estar, en sus mundos.<br />

Al empezar a proyectar el libro, estoy como en una báscula: un pie<br />

en la búsqueda, otro en la imaginación. El descubrimiento de un<br />

“secreto” en la historia me ofrece un posible punto de partida <strong>del</strong><br />

trabajo, tanto en la distribución <strong>del</strong> texto y paginación como también<br />

en la <strong>del</strong> diseño. No siempre coincide con el llamado turning<br />

point, el clímax de la narración, y casi nunca está al principio de la<br />

historia. A veces es solo un personaje o un lugar, a veces un acontecimiento…<br />

Entonces dibujo eso.<br />

Dibujo varias veces, me gusta experimentar materiales diferentes<br />

que me sorprendan y cambien mis rutinas; dibujo hasta encontrar<br />

el lenguaje que me gusta y que me parezca adecuado, algo que yo<br />

consiga desarrollar en una serie. De ahí voy avanzando y retrocediendo<br />

en la historia, a saltos, en zigzag, sin linealidad pero configurando<br />

continuidades.<br />

En este cuento, tuve el placer de conocer a “Iran Segu”, un ente sobrenatural<br />

que se interpone en la historia de un modo desafiante. Es<br />

388 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 389


un ente de las aguas, una pitón (jibóia), y divisora de las aguas en<br />

la estructura narrativa: su presencia desencadena todos los ritmos,<br />

sentimientos, juicios de valor, aunque no sea la protagonista.<br />

“Iran Segu” es la designación de un espíritu sagrado en el lenguaje<br />

mandinga, absorbida por el “criollo” (kriol, el idioma mayoritario<br />

de Guinea Bissau), un ser al mismo tiempo protector y castigador,<br />

objeto de culto y de consulta.<br />

Las representaciones colectivas que comportan la figura mítica de<br />

“Iran Segu” se extienden <strong>del</strong> campo a la tabanca (aldea, villa, ciudad),<br />

<strong>del</strong> río al océano, de las narraciones de fábulas a los rituales<br />

religiosos; abarcan todas las esferas de personas en Guinea, animistas,<br />

cristianizados e islamizados, y la mayoría envuelven poder<br />

personal, religioso y político. Es una figura muy fuerte e influyente<br />

incluso en la actualidad.<br />

establos y caminos de ganado, sino a una tabanca de arquitectura<br />

híbrida y costumbres islamizadas. Cada espacio constituye una extensión<br />

<strong>del</strong> otro.<br />

Experimenté con una artista que hace papeles artesanales, papeles<br />

hechos con fibras de bananeros, piñas, algodón y fibras de palmeras.<br />

Elegí el color <strong>del</strong> papel base y, a partir de una paleta de colores,<br />

teñimos la pasta <strong>del</strong> papel, obteniendo, de antemano, algunos colores<br />

de fondo.<br />

En ese papel rebelde e inhóspito empecé a trabajar las manchas acuareladas<br />

sobre posiciones <strong>del</strong> propio papel y áreas trazadas con puntas<br />

de nanquín, buscando a la cobra grande que se convirtió en gente.<br />

Descubrí que ella traza una raya por el suelo y por el agua, su rastro<br />

es dibujo.<br />

Así, mi trabajo se inició con tres simultaneidades: encontrar a “Iran<br />

Segu” en mi dibujo; encontrar la aspereza <strong>del</strong> lugar de este cuento<br />

en la forma de una superficie que sirviese de soporte para el dibujo<br />

y para la visualidad de las páginas; y encontrar los tiempos y espacios<br />

a ser representados a partir de los datos estudiados y de las<br />

imágenes referentes a la cultura guineana.<br />

El cuento distingue dos espacios principales: el de la narración, que<br />

sucede en el barrio pobre y periférico de Bissau, llamado Bandin, y<br />

otro, el <strong>del</strong> cuento en sí, que transcurre en un espacio tribal y su entorno<br />

pero, por lo demás, impreciso.<br />

El tiempo tendría que ser definido por un narrador temporalizado<br />

en relación con una narrativa atemporal.<br />

Al manipular imágenes de referencia, fui poco a poco superando mi<br />

angustia ante la búsqueda, hasta decidirme por un Bandin en fase<br />

inicial, una simple aldea de pescadores cercana a la playa, con casas<br />

de adobe y tejados a cuatro aguas. El tiempo tribal, en mi percepción,<br />

tampoco correspondería ya al de las tradicionales tabancas de<br />

casas circulares, con sus cubiertas inmensas de paja, rodeadas por<br />

390 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 391


Naninquiá, a moça bonita,<br />

um conto da Guiné Bissau<br />

Ciça Fittipaldi/Brasil<br />

Quando fui convidada a ilustrar esta história tradicional da Guiné<br />

Bissau, recontada por Rogério Barbosa, escritor com quem tenho<br />

uma parceria criativa desde há muitos anos, fui tomada por um sentimento<br />

ambíguo: por um lado, me atraíram imediatamente a localização<br />

cultural e o irrompimento do fantástico no gesto cotidiano.<br />

Isso faz parte do meu forte interesse pelos mitos e contos de tradição<br />

oral, que compõe praticamente toda a minha produção.<br />

Por outro lado, a dificuldade de determinar os tempos e espaços da<br />

narrativa, causaram uma apreensão que se adensou durante a fase<br />

de pesquisa dos temas envolvidos na trama deste conto. As consultas<br />

de textos, mapas, fotografias, vídeos, foram se acumulando, assim<br />

como a angústia de selecionar e optar por referências que me<br />

ajudassem a eleger um caminho plausível e adequado, mesmo não<br />

sendo adepta de uma abordagem visual realista, naturalista.<br />

A paisagem dos textos pode ser contemplada desde muitos pontos<br />

de vista. Sendo minha posição principal a da artista visual, aliás<br />

como qualquer outro leitor, me entrego à fluência da imaginação<br />

plástica, numa imersão que para mim é pictorial e cenográfica. Me<br />

entrego a uma escuta do texto, uma escuta que vê. Num conto como<br />

o de Naninquiá, que vem da tradição oral, esse aspecto da escuta do<br />

texto se aguça. É quase natural.<br />

Busco na forma escrita, seu ritmo, sonoridade e na trama, o seu segredo:<br />

— “ O que essa história tem para mim”?<br />

Acreditando na proximidade entre arte e vida, entendendo o poético<br />

como algo experimentável e possível de ser vivido, abro outra janela<br />

para a paisagem do texto, muito importante no meu processo de<br />

trabalho. Tento exercitar um olhar análogo ao do antropólogo, um<br />

olhar investigativo que questiona o texto buscando os indícios de<br />

culturas localizadas, costumes, gestos, crenças, formas artísticas,<br />

relações com outras formas simbólicas, criadas dentro de um conjunto<br />

que exprime uma forma de viver e de pensar a vida. Procuro<br />

me colocar ao lado desses “outros” que vivem na narrativa, nas suas<br />

perspectivas de ser e de estar, em seus mundos.<br />

Ao começar a projetar o livro, estou numa balança: um pé na pesquisa,<br />

outro na imaginação. A descoberta de um “segredo” na história me apresenta<br />

um possível lugar de começo do trabalho, tanto na distribuição de<br />

texto e paginação como do desenho também. Nem sempre coincide com<br />

o chamado “turning point”, o clímax da narrativa e quase nunca está no<br />

início da história. Às vezes é só uma personagem ou um lugar, às vezes<br />

um acontecimento... Então desenho isso.<br />

Desenho várias vezes, gosto de experimentar materiais diferentes<br />

que me surpreendam e mudem minhas rotinas, desenho até encontrar<br />

a linguagem que me agrada e que me pareça adequada. Algo que<br />

eu consiga desenvolver numa série. Daí vou avançando e recuando na<br />

história, aos saltos, em zigue-zague, sem linearidade mas configurando<br />

continuidades.<br />

Nesse conto, tive o prazer de conhecer “IRAN SEGU”, uma entidade sobrenatural<br />

que se interpõe na história de modo desafiador. É entidade<br />

das águas – uma píton (jibóia) – e divisora de águas na estrutura narrativa:<br />

sua presença desencadeia todos os ritmos, sentimentos, julgamentos<br />

de valor, embora não seja a protagonista.<br />

“Iran Segu” é a designação de um espírito sagrado na lingua mandinga,<br />

absorvida pelo “crioulo” (kriol, o idioma majoritário da Guiné<br />

Bissau), um ser ao mesmo tempo protetor e castigador, objeto de<br />

culto e consulta.<br />

As representações coletivas que comportam a figura mítica de “Iran<br />

Segu” estendem-se do mato, à tabanca (aldeia, vila, cidade), do rio<br />

ao oceano, das narrativas do fabulário aos rituais religiosos, abrangem<br />

todas as esferas de pessoas na Guiné, animistas, cristianizados<br />

e islamizados – a maioria, envolvendo poder pessoal, religioso e político.<br />

É uma figura muito forte e influente mesmo na contemporaneidade.<br />

392 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 393


Assim, meu trabalho se iniciou com três simultaneidades: encontrar<br />

“Iran Segu” no meu desenho; encontrar a aspereza do lugar deste<br />

conto na forma de uma superfície que servisse de suporte para o desenho<br />

e para a visualidade das páginas; e encontrar os tempos e espaços<br />

a ser representados a partir dos dados estudados e imagens<br />

referentes das culturas guineenses.<br />

O conto distingue dois espaços principais: o da narração, que acontece<br />

no bairro pobre e periférico de Bissau, chamado Bandin e outro, do<br />

conto em si, que transcorre num espaço tribal e seu entorno mas, de<br />

resto, impreciso.<br />

O tempo teria que ser definido por um narrador temporalizado em relação<br />

a uma narrativa atemporal.<br />

Ao manipular imagens de referência, fui aos poucos superando minha<br />

angústia diante da pesquisa, até decidir por um Bandin em estágio inicial,<br />

ainda simples vila de pescadores, com casas de adobe e telhados de<br />

quatro águas próximas da praia. O tempo tribalista, na minha percepção<br />

também já não corresponderia ao das tradicionais tabancas de casas circulares,<br />

com suas coberturas imensas de palha, cercadas pelos currais e<br />

caminhos do gado mas a uma tabanca de arquitetura híbrida e costumes<br />

islamizados. Cada espaço constituindo uma extensividade do outro.<br />

Experimentei com uma artista que produz papéis artesanais, papéis<br />

feitos com fibras de bananeiras, ananás, algodão e fibras de palmeiras.<br />

Escolhi a cor de papel base e a partir de uma paleta de cores, tingimos<br />

a massa do papel, obtendo de antemão, algumas cores de fundo.<br />

Nesse papel rebelde e inóspito, comecei a estudar as manchas aquareladas,<br />

sobreposições do próprio papel e áreas traçadas com pontas<br />

de nanquim, procurando pela cobra grande que virou gente.<br />

Descobri que ela risca o chão e a água, seu rastro é desenho.<br />

394 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 395


El regalo de los Reyes Magos,<br />

O. Henry. Un regalo para mí<br />

María Wernicke/Argentina<br />

Llené hojas de anotaciones, preguntas, datos, estudios de fachadas,<br />

toldos, puertas, ventanas, medios de transporte y objetos. Así aparecieron<br />

escenarios que de otra forma no habría imaginado. También<br />

así, recorriendo una ciudad y una época para mí desconocidas, logré<br />

familiarizarme y apropiarme tanto <strong>del</strong> lugar como de los personajes.<br />

Finalmente, pude ir más allá de lo que O. Henry me contaba.<br />

Nacida en Buenos Aires, Argentina,<br />

trabaja como ilustradora de libros<br />

desde 1994. En este tiempo ha<br />

ilustrado muchísimos libros para<br />

editoriales de Argentina, <strong>México</strong>,<br />

España, Brasil y Estados Unidos.<br />

Tiene varios libros álbum de su<br />

completa autoría: Uno y Otro, Un<br />

señor en su lugar, Hay días, y Papá<br />

y yo, a veces, publicados en Argentina<br />

y todos ellos premiados por la<br />

Asociación de Literatura Infanil y<br />

Juvenil de ese país. En España publicó<br />

El poeta y el mar. Es ilustradora<br />

<strong>del</strong> libro Haiku, con texto de Iris<br />

Rivera, por el que en 2009 recibieron<br />

el Premio a Mejor Libro Álbum<br />

y el Gran Premio Alija 2009, y que<br />

además fue seleccionado para el<br />

catálogo White Ravens 2011. En<br />

2009 también recibió el premio<br />

Alija a mejor ilustración por Rutinero,<br />

con texto de Níger Madrigal.<br />

Formó parte de la exposición de la<br />

Bienal de Bratislava en 2001 y<br />

2007. En 2009 fue seleccionada<br />

para participar en las muestras<br />

internacionales Le Immagini <strong>del</strong>la<br />

Fantasia y de la Feria de Bolonia.<br />

No fue la primera vez que rechacé un texto, pero sí la<br />

primera vez que, un año después de haberlo rechazado,<br />

lo acepté.<br />

La llave que provocó el cambio fue una palabra de mi<br />

editora, Judith Wilhelm, de Calibroscopio, en una conversación<br />

de diez minutos, paradas entre cajas de libros.<br />

Ella dijo “contraste” y con esa palabra abrió una puerta.<br />

El proceso, a partir de ese momento, duró algo más de<br />

un año. La primera etapa fue de investigación, porque<br />

si bien es ficción, el relato transcurre en Nueva York,<br />

alrededor <strong>del</strong> año 1900. Algo que no quise soslayar.<br />

Esta etapa de investigación, no solo gráfica sino también<br />

histórica, fue larga y riquísima, ya que, como en toda<br />

búsqueda, aparecieron cosas inesperadas: nuevas puertas<br />

que me ayudarían a construir mi relato.<br />

De hecho, fue a partir de una fotografía de Yasuhiro<br />

Hishimoto, que me conmovió profundamente, que encontré<br />

una de las claves para contar esta historia.<br />

Con un primer planteo narrativo, empezaron las pruebas de materiales<br />

y color. Quería dar un salto, no repetirme. De hecho, este relato me<br />

enfrentaba a un desafío, ya que habitualmente me siento cómoda trabajando<br />

con pocos elementos, mucho blanco y también pocos personajes.<br />

Y esta historia me llevaba por el camino contrario.<br />

Hice un primer dibujo, muy suelto, mezclando materiales y color, y pensé<br />

que iba a funcionar. Sin embargo, aunque el segundo original iba por<br />

buen camino, ni el tercero ni el cuarto me gustaron. Cambié de técnica y,<br />

siguiendo el mismo planteo narrativo, volví a intentarlo. Así, tres veces.<br />

Me sentí tan perdida que otra vez tuve ganas de abandonar.<br />

Dejé pasar unos días y volví al tablero. Jugué con papeles y texturas,<br />

cosa que suelo hacer para distenderme, y así apareció un personaje<br />

que me dio esperanza. Sin embargo, ese estilo también fue variando.<br />

Tuve que hacer varias veces a los personajes hasta llegar a los que<br />

me conformaron, y luego avanzar hasta la mitad <strong>del</strong> libro, pintando<br />

papeles y haciendo collages, para convencerme de que ese era el camino.<br />

Un camino que se fue ensanchando a medida que avanzaba.<br />

Tanto fue así que recién al final, cuando me dispuse a bocetar la tapa<br />

y pensar las guardas, el libro volvió a crecer, regalándome una nueva<br />

posibilidad para narrar mi parte de la historia.<br />

El libro está por salir, y lleva esta dedicatoria:<br />

A Judith, por presentarme a O. Henry.<br />

Por insistir. Por confiar. Por este libro.<br />

María<br />

396 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 397


Coloquio 8<br />

Impactos de las políticas<br />

públicas en la producción<br />

y circulación de la LIJ<br />

398 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 399


Estudió Fonoaudiología en la Universidad<br />

<strong>del</strong> Rosario. Desde los<br />

años noventa su trabajo profesional<br />

ha estado vinculado a la escuela,<br />

las bibliotecas y los libros para<br />

niños y jóvenes a través de proyectos<br />

con y para Iberoamérica. Dirigió<br />

el proyecto Laboratorio de<br />

Literatura Infantil y Lectura en<br />

Colombia y participó en los proyectos<br />

formativos de la asociación<br />

que dio nacimiento a Fundalectura<br />

y, con otros profesionales, en la<br />

creación de la Asociación Colombiana<br />

de Lectura y Escritura. Desde<br />

el CERLALC Bogotá, y como<br />

subdirectora de Lectura, Escritura<br />

y Bibliotecas, diseñó y gestionó<br />

diversos proyectos, como Podemos<br />

Leer y Escribir, Leamos de la<br />

Mano de Papá y Mamá, o cursos de<br />

formación para agentes educativos<br />

en primera infancia y en bibliotecas<br />

escolares. Asesoró el<br />

Seminario Internacional de Fomento<br />

a la Lectura de la FILIJ y<br />

varios años coordinó la Coedición<br />

Latinoamericana de Libros para<br />

Niños y Jóvenes. Como directora<br />

de Bibliotecas Escolares de la Secretaría<br />

de Educación Pública,<br />

coordinó el Programa Nacional de<br />

Lectura y posteriormente dirigió la<br />

editorial Ríos de Tinta.<br />

Presentación<br />

María Elvira Charria Villegas/Colombia<br />

Por los años setenta se inicia un ciclo muy importante<br />

para la presencia de la LIJ en diversos espacios públicos<br />

en nuestra región iberoamericana, atendiendo<br />

a las voces de profesionales que solicitan a la Unesco<br />

la consideración de la LIJ como elemento fundamental<br />

para el desarrollo de niños y jóvenes. Son apenas<br />

unos 50 años los que hemos transitado desde esa llamada.<br />

Las decisiones para el diseño y desarrollo de diversos<br />

programas de los Gobiernos se han ido tejiendo<br />

con programas provenientes de la iniciativa privada,<br />

organizada en asociaciones, fundaciones y demás, o<br />

<strong>del</strong> impulso de asociaciones internacionales como la<br />

IBBY, Banco <strong>del</strong> Libro de Venezuela o Fundalectura en<br />

Colombia, o <strong>del</strong> CERLALC y otros. La apuesta por la edición<br />

de LIJ se fue incrementando, al principio acotada<br />

a esfuerzos de pocas y medianas o pequeñas editoriales,<br />

y, posteriormente, con la presencia de los grandes<br />

sellos españoles con sus sedes en América, acompañada<br />

también <strong>del</strong> florecimiento, y también ocaso, de las<br />

pequeñas, medianas editoriales casi exclusivamente<br />

dedicadas a este segmento de la LIJ.<br />

Todo ello ha ido constituyendo un entramado en el que<br />

la producción de LIJ en Iberoamérica ha ido creciendo<br />

enormemente. A su vez, las iniciativas para facilitar el<br />

acceso a los libros infantiles y juveniles se han ido multiplicando, no<br />

solo desde las instancias de Gobierno, sino desde numerosos grupos<br />

de la sociedad civil. Podríamos decir que ello ha ocurrido de manera<br />

casi explosiva en el presente siglo, con lo que las explosiones en el<br />

mundo social dejan de bueno y de no tan bueno.<br />

Sin duda hay muchos renglones que merecen la atención cuando<br />

nos referimos a la producción, pero también merece una especial<br />

atención el tema de la circulación en toda nuestra región y a la vez<br />

considerar qué está pasando con el acceso a ella en ámbitos diversos<br />

y para las poblaciones en zonas urbanas y rurales.<br />

Nuestra intención hoy es movernos observando el ámbito de las políticas<br />

públicas, algunas de Gobierno y las menos de Estado, para<br />

avanzar en la identificación de aspectos relevantes, que puedan ser<br />

de utilidad hacia el desarrollo de una producción y circulación de<br />

los libros infantiles y juveniles, incluyendo tanto la literatura de ficción<br />

como la testimonial y aquella literatura documental. Sin duda<br />

alguna, todos los coloquios que el <strong>CILELIJ</strong> <strong>2016</strong> está desarrollando<br />

en estos días estarán haciendo aportes que serán consustanciales<br />

a los que este coloquio pueda proponer en tanto los temas como:<br />

quién y cómo se evalúan los libros para las compras públicas, qué<br />

estudios de recepción deberán desarrollarse para calificar las decisiones<br />

de los responsables de compras, cómo entender mejor a los<br />

lectores iniciales y a los jóvenes lectores, y otros más son preocupaciones<br />

que señalarán los participantes de este coloquio.<br />

Las reflexiones que habremos de compartir y comentar provienen de<br />

miradas que convergen en el espacio para observar, pero tienen especial<br />

énfasis desde los campos de acción diferentes. Ellas pretenden<br />

básicamente develar algunos de los aspectos más relevantes que este<br />

grupo de profesionales considera importantes, con el fin de que alimenten<br />

muchos otros espacios para un debate público sostenido que<br />

aporte en este camino de potenciar la producción de los mejores libros<br />

para niños y jóvenes y su encuentro con los lectores.<br />

Nuestra intención es apartarnos de los vaticinios tremendistas o<br />

triunfalistas, sobre la eficacia de las políticas y poder en este diálogo,<br />

400 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 401


hacer visibles algunos aspectos importantes que la reflexión de los<br />

participantes, a partir de su amplia experiencia, puedan interesar<br />

a diversos estamentos para las decisiones por venir en este amplio<br />

campo de las políticas públicas en el que todos debemos participar.<br />

Daniel Goldin, de <strong>México</strong>, nos hará la presentación de un texto provocador<br />

para dar pie a un diálogo con comentarios y preocupaciones<br />

propias desde los demás participantes: María Osorio, de Colombia,<br />

João Cecantinni, de Brasil, así como las mías, desde la coordinación<br />

de esta mesa.<br />

402 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 403


Editor y ensayista nacido en <strong>México</strong>,<br />

en el Fondo de Cultura Económica<br />

creó y dirigió el proyecto de<br />

libros para niños y jóvenes, la colección<br />

“Espacios para la Lectura”<br />

y la Red de Animación a la Lectura.<br />

En 2004 fundó Abrapalabra<br />

Editores, filial mexicana de Serres.<br />

En 2006 creó el proyecto Océano<br />

Travesía, catálogo que comprende<br />

obras para niños y jóvenes y textos<br />

para adultos relacionados con la<br />

formación de lectores, y lo dirigió<br />

hasta 2013. Desde entonces es director<br />

de la Biblioteca Vasconcelos.<br />

Formó parte <strong>del</strong> equipo que asesoró<br />

la elaboración de las tres encuestas<br />

nacionales de lectura en <strong>México</strong><br />

y coordinó el volumen Lecturas<br />

sobre la Encuesta Nacional de Lectura.<br />

Es autor de <strong>Lo</strong>s días y los libros.<br />

Divagaciones en torno a la<br />

hospitalidad de la lectura (Paidós,<br />

2006), Al otro lado de la página.<br />

Imágenes de la lectura en <strong>México</strong><br />

(Santillana, 2008), y con Elisa Bonilla<br />

y Ramón Salaberria coordinó<br />

Bibliotecas y escuelas. Retos y posibilidades<br />

en la sociedad <strong>del</strong> conocimiento<br />

(Océano Travesía, 2008).<br />

Ha sido ponente en congresos de<br />

<strong>México</strong>, Iberoamérica y Europa, y<br />

jurado de concursos en <strong>México</strong> y el<br />

extranjero. En marzo de 2013 fue<br />

nombrado uno de los 10 editores<br />

más influyentes en Iberoamérica.<br />

Impactos de las políticas públicas<br />

en la producción y circulación<br />

de la LIJ: apuntes para<br />

la transformación procesual<br />

de la cadena de valor de la LIJ<br />

Daniel Goldin/<strong>México</strong><br />

Queridos María, María Elvira y João:<br />

En una de sus cartas a Henry Oldemburg, Baruch Spinoza<br />

se refiere a los conflictos religiosos que por ese entonces<br />

sucedían en su natal Holanda y señala: “En lo<br />

que a mí respecta, estos trastornos no me provocan risa<br />

ni lágrimas, sino que me incitan más bien a filosofar y<br />

a observar con mayor atención la naturaleza”.<br />

Encontré esta cita buscando la exacta procedencia <strong>del</strong><br />

apotegma “No reír, no llorar: comprender”, que siempre<br />

había supuesto que aparecía en la ética, pues con<br />

él deseaba iniciar mi intervención sobre la influencia<br />

de las políticas públicas en el campo de la LIJ, un tema<br />

que, como ustedes saben, tantas y tan encontradas<br />

emociones suele despertar entre nosotros.<br />

Hace cuatro meses, cuando acepté la invitación para redactar<br />

la ponencia que detone el diálogo que sostendremos en<br />

noviembre, imaginé que esta sería una estupenda oportunidad para esclarecer<br />

ideas e intuiciones que he tenido a lo largo de muchas décadas<br />

de trabajo, ora en el campo de la producción editorial, ora en el de la promoción,<br />

en ambos casos tanto en el sector público como en el privado.<br />

Con tal fin me propuse reunir y analizar información para redactar<br />

una ponencia formal que siguiera el ejemplo de Spinoza al observar<br />

las guerras: alejarme de los juicios morales e invocar una perspectiva<br />

racional para observar lo que ocurre en la vida social.<br />

La perspectiva de detonar un diálogo público y sustentado me pareció,<br />

además de interesante, imperiosa: los recursos públicos destinados<br />

al campo de la LIJ amagan con ser cada vez más escasos.<br />

Incrementar su rédito es tan o más importante que seguir clamando<br />

por más recursos, como si no hubiera otros muchos campos descuidados.<br />

Para abordar el tema me propuse dos líneas de trabajo:<br />

depurar los términos de la discusión y recabar y organizar datos y<br />

testimonios que vinculen no solo la producción y el consumo de la<br />

LIJ, sino la historia de la LIJ con la de su mercado.<br />

Pero esta mañana de domingo, tras intentar armar por décima ocasión<br />

mi ponencia formal con la ingente y al mismo tiempo insuficiente<br />

información que he recabado, he abandonado ese peregrino<br />

propósito y decidido escribirles una carta.<br />

Desde luego, no será este texto el que exponga ante el público la tarde<br />

de noviembre en que nos encontraremos, pero puedo asegurar<br />

que perseguirá los mismos objetivos y líneas argumentativas.<br />

Sé bien que mi postura puede parecer una excusa. Quisiera que se la<br />

emparentara con una fecunda tradición editorial que ha reconocido<br />

el valor de hacer públicos epistolarios, diarios o cuadernos de apuntes,<br />

en una palabra, los procesos, no solo las obras terminadas. Ya<br />

ven ustedes, el apotegma que sintetiza la postura filosófica de Spinoza<br />

no proviene de su obra cumbre, sino de una carta privada.<br />

La que les escribo busca cómplices para una obra colectiva necesariamente.<br />

Ojalá logre al menos alentar una conversación constructiva.<br />

404 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 405


Ustedes saben que los organizadores de este congreso me sugirieron<br />

centrar mi intervención en los impactos de las compras <strong>del</strong> Estado<br />

en el desarrollo integral de la LIJ. En un principio consideré que era<br />

una perspectiva reductora.<br />

En la mayor parte de los casos, las compras estatales no se han ceñido<br />

a LIJ, ni han buscado primordialmente apoyar su desarrollo. En<br />

todos, han tenido como objetivo fundamental apoyar los programas<br />

de formación de lectores ante las crecientes pruebas de la incapacidad<br />

de las escuelas de formar verdaderos usuarios de la cultura escrita.<br />

Si en los acervos ingresaron obras de LIJ no ha sido porque de<br />

súbito las autoridades se hayan convencido de la importancia <strong>del</strong><br />

arte y la literatura en la educación, sino por la necesidad de formar<br />

lectores con obras que les atraigan y diviertan.<br />

Pero a lo largo de los meses en que he rumiado mi intervención, he<br />

concluido que las compras estatales pueden ser un buen punto de<br />

arranque para analizar la importancia de las políticas públicas para<br />

el desarrollo de la LIJ.<br />

Me explico.<br />

Durante las últimas décadas ha habido una inyección de recursos<br />

sin paralelo en el mercado editorial para niños. En un campo acostumbrado<br />

a la rutina, las inyecciones de recursos han tenido múltiples<br />

impactos en diversos planos, tanto en el polo de la producción<br />

autoral o editorial como en el polo <strong>del</strong> consumo.<br />

Ustedes saben tan bien como yo que han motivado la renovación,<br />

ampliación y diversificación de la oferta, sea a través de incentivar a<br />

nuevos creadores o editores, dándoles visibilidad a otros pequeños,<br />

o ampliando los temas y géneros comúnmente publicados.<br />

También ha multiplicado las posibilidades de encuentro de millones<br />

de niños con obras de literatura a las que no tenían acceso, sea por razones<br />

económicas, porque no había espacios para esos encuentros (ni<br />

siquiera en bibliotecas públicas o escolares o en librerías y otros espacios<br />

de comercialización), o bien porque no existían esas obras.<br />

Pero no solo ha incentivado el desarrollo de los dos polos: paralelamente,<br />

ha estimulado la mediación entre ambos. Para empezar,<br />

acercando a padres o maestros responsables de la formación de los<br />

menores una literatura que no conocieron en su infancia. Pero también<br />

porque han acompañado procesos de formación de maestros,<br />

bibliotecarios o promotores, o motivado enconadas discusiones y enfrentamientos<br />

públicos.<br />

En pocas palabras, han tenido el efecto de las tormentas tropicales:<br />

hacen reverdecer la vegetación amarillenta y germinar semillas<br />

transportadas por aves migratorias, permiten almacenar recursos<br />

para el estiaje, pero también arrasan con construcciones y parcelas<br />

cultivadas, y atraen a depredadores; las tormentas siempre están<br />

acompañadas de una compleja coreografía de luces y sombras,<br />

de ruido atronador, cantos de júbilo y elegías.<br />

Es justamente de ese bullicio <strong>del</strong> que quisiera que nos apartáramos.<br />

Para ello les propongo dos vías: esclarecer los términos centrales de<br />

nuestra charla y comprender la relación entre ellos comparando el<br />

desarrollo <strong>del</strong> campo de la LIJ en diferentes países de Iberoamérica a<br />

partir de datos objetivos.<br />

¿A qué nos referimos con LIJ hoy?<br />

Primordialmente a la creación artística, oral o escrita; es decir, a una<br />

expresión de la vida íntima que sin embargo puede ser estimulada socialmente,<br />

y a los libros que la difunden y son producidos por muchos<br />

otros creadores además de los autores, como editores, diseñadores…<br />

Por extensión, solemos incluir dentro de la LIJ a toda la producción<br />

editorial destinada a niños, aunque no sea estrictamente literatura;<br />

los libros y discursos sobre la LIJ, la infancia, la juventud y la lectura; espacios<br />

para la formación de promotores.<br />

Con el desarrollo de la cultura audiovisual primero y luego con el<br />

impulso de la digitalización, cada vez será más común que cuando<br />

hablemos de LIJ nos refiramos también a películas, audios, vídeos y<br />

videojuegos.<br />

406 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 407


Ojalá que el desarrollo de la cultura digital no nos haga olvidar la<br />

dimensión de la oralidad, que tanto ontogenética como sociogenéticamente,<br />

es decir, en la biografía de cada uno y en la historia de todos,<br />

ha sido y será un factor clave en el desarrollo de la LIJ.<br />

Como pueden ver, se trata de un campo muy vasto.<br />

<strong>Lo</strong> mismo sucede con el otro concepto que debemos abordar en nuestra<br />

charla.<br />

¿A qué nos referimos cuando hablamos de políticas públicas?<br />

En general, se entienden por políticas públicas todas las acciones de<br />

Gobierno.<br />

Sin embargo, los teóricos de la administración suelen matizar: una<br />

política pública no debe confundirse con una política de Gobierno.<br />

A diferencia de esta, las políticas públicas persiguen objetivos de interés<br />

público. Están sustentadas en diagnósticos y análisis de factibilidad.<br />

Son propositivas e intencionales, no caprichosas. Están<br />

planeadas, no son simplemente reactivas. Se proponen alcanzar determinados<br />

objetivos a través de ciertos medios.<br />

Para poder comprender mejor lo que efectivamente sucede, y no<br />

solo pontificar sobre lo que debería acontecer, algunos estudiosos<br />

suelen diferenciar entre políticas de Estado, que rebasan los límites<br />

temporales de los Gobiernos y se inscriben en la constitución de<br />

los Estados; las políticas públicas, que son concertadas por los gobernantes<br />

con los gobernados; y, en el último lugar de trascendencia, las<br />

políticas de Gobierno, que son potestad de los gobernantes y suelen<br />

favorecer sus intereses.<br />

Como pueden ver, la clasificación responde a un criterio de profundidad<br />

de las acciones emprendidas y de la dimensión temporal de<br />

la realización. Es obvio que las políticas públicas y estatales no se<br />

pueden evaluar en el corto plazo. <strong>Lo</strong>s especialistas en educación señalan<br />

que tardan al menos una década en manifestarse verdaderamente.<br />

Yo, que no soy ni pretendo ser un especialista en la administración<br />

pública, pero sí un observador y actor de la vida pública, quisiera<br />

añadir un par de señalamientos para esclarecer nuestra discusión:<br />

las tres categorías no solo describen diferentes acciones, también<br />

promueven diversos mo<strong>del</strong>os de relación entre la autoridad y los ciudadanos.<br />

Por eso conviene, para entender y transformar lo que sucede,<br />

que pongamos atención a los procesos, no solo a las acciones.<br />

En este sentido, conviene que prestemos atención no solo a lo que se<br />

hace, sino a cómo se difunde.<br />

Las acciones de Gobierno suelen identificar los logros de manera autorreferencial:<br />

un programa de lectura tiene como indicador el número<br />

de títulos publicados, sin importar si llegaron o no a los lectores.<br />

Las políticas de Gobierno suelen repetir las acciones y buscarán sobre<br />

todo incrementar cuantitativamente los logros: más libros, más dinero,<br />

etc. Se difunden como la propaganda política: para ganar adeptos,<br />

no para suscitar la participación o discusión.<br />

Las políticas públicas explicitan públicamente sus resultados. Más<br />

que repetir, se proponen reelaborar estrategias para reestablecer<br />

metas, a través de la difusión y discusión pública de sus resultados.<br />

Buscan alentar procesos de participación social. Vinculan invariablemente<br />

lo cuantitativo con lo cualitativo de manera procesal.<br />

Cuando analizamos con este enfoque lo que efectivamente sucede en<br />

el espacio social, descubrimos que toda acción de Gobierno es susceptible<br />

de convertirse en política pública si se ventila públicamente con<br />

profundidad y voluntad concertadora. En otras palabras, la responsabilidad<br />

de las políticas públicas recae también sobre los ciudadanos.<br />

En ocasiones es el escrutinio público de las acciones de Gobierno lo<br />

que detona el surgimiento de una política pública.<br />

Ahora bien, ¿cómo podemos comprender el vínculo entre la LIJ, entendida<br />

de la manera que describí anteriormente, y las políticas públicas?<br />

Como les comenté, yo originalmente me propuse –siempre desde una<br />

perspectiva iberoamericana de ambos lados <strong>del</strong> Atlántico– contrastar<br />

408 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 409


una serie de datos estadísticos acerca de la manera en que los Gobiernos<br />

han instrumentado o regulado acciones o programas, con los relatos<br />

y hechos que dan cuenta <strong>del</strong> desarrollo de la LIJ.<br />

El hecho de que en nuestra región podamos encontrar países con<br />

grados y mo<strong>del</strong>os de desarrollo tan diversos, tanto en el campo de la<br />

LIJ como en su conformación como Estados, resultaba estimulante<br />

para pensar y elaborar hipótesis, no solo para compartir mo<strong>del</strong>os de<br />

desarrollo, sino para diversificarlos.<br />

A riesgo de simplificar para organizar nuestra discusión, intenté<br />

una clasificación de los países de lengua española en nuestra región<br />

en tres grupos. Aclaro que no he incluido a Brasil, pues no me siento<br />

competente para analizar un mercado tan complejo y una literatura<br />

tan rica. Ojalá João pueda ayudarnos.<br />

En un primer grupo reuniría a España y Argentina, pues, a pesar de<br />

sus diferencias, los dos tienen en la actualidad el mejor equilibrio entre<br />

la producción y el consumo. Ambos son mercados donde el círculo<br />

entre el autor y el lector se cierra más o menos virtuosamente.<br />

En un segundo grupo coloqué países que han tenido una producción<br />

creciente acompañados de un incipiente desarrollo de las redes de<br />

distribución de la oferta literaria. Aquí agruparía a países tan diversos<br />

como <strong>México</strong>, Colombia, Chile y Venezuela.<br />

En el tercero ubico a muchos otros países en los que la producción y<br />

los puntos de venta son muy incipientes.<br />

Para realizar este ejercicio de comparación regional necesitaríamos<br />

tener datos estadísticos de los diferentes países, pero tal cosa parece<br />

imposible. Durante muchas semanas he buscado las cifras, pero<br />

solo he encontrado, en el mejor de los casos, datos dispersos, no series<br />

estadísticas consolidadas.<br />

Solo de tres países he encontrado series. Se trata de Argentina, España<br />

y <strong>México</strong>. Entre los tres suman la mayor parte de la producción<br />

total de LIJ en lengua española.<br />

No creo que sea una casualidad que justamente de ellos podamos<br />

conocer estadísticas, como no es casualidad que la integridad y la<br />

complejidad de los estudios estadísticos estén correlacionadas con<br />

el grado de solidez <strong>del</strong> mercado 1 .<br />

En el caso mexicano, los datos estadísticos que he podido conseguir<br />

son muy exiguos. No tenemos cifras <strong>del</strong> todo confiables sobre la producción<br />

de LIJ, pues se incluyen en el mismo rubro todos los libros<br />

para niños (de divulgación y literarios). Tampoco tenemos datos por<br />

géneros y menos aún por edades.<br />

Más grave es que no contemos con información estadística confiable<br />

en el polo <strong>del</strong> consumo: ni siquiera sabemos con precisión cuántas<br />

librerías hay, mucho menos cuántas venden libros para niños. Desde<br />

luego, las cifras de facturación no son asequibles.<br />

Como quien dice, es imposible unir el polo de la producción con el polo<br />

<strong>del</strong> consumo. <strong>Lo</strong> que sí tenemos son datos confiables de las compras<br />

que ha realizado el Estado a editoriales mexicanas o extranjeras para<br />

dotar las bibliotecas escolares o de aula, desde 2001 hasta la fecha.<br />

Les propongo, pues, iniciar nuestra discusión a partir <strong>del</strong> análisis<br />

comparativo <strong>del</strong> desarrollo de la LIJ en estos tres países. Dibujo con<br />

trazos muy gruesos.<br />

En los tres casos, la historia de la LIJ moderna tuvo un primer despertar<br />

en la década de los cincuenta. A ese tibio despertar le sucedió<br />

otra oleada renovadora a partir de los tardíos setenta en España y de<br />

1 El más completo informe sobre el mercado de la LIJ en Iberoamérica que conozco es este,<br />

elaborado en España:<br />

http://www.mecd.gob.es/dms/mecd/cultura-mecd/areas-cultura/libro/mc/observatoriolect/<br />

redirige/estudios-e-informes/elaborados-por-el-observatoriolect/InformeLIJ-marzo<strong>2016</strong>/<br />

InformeLIJ-marzo<strong>2016</strong>.pdf<br />

En <strong>2016</strong>, PROMAGE realizó uno similar para Argentina, que no es público, pero se puede<br />

conocer parcialmente a través de notas periodísticas:<br />

http://www.lanacion.com.ar/1924245-literatura-infantil-y-juvenil-crecio-un-15-la-nina-bonitade-la-industria-editorial<br />

y http://www.proyecto451.com/informe-la-produccion-y-el-mercado<strong>del</strong>-libro-infantil-en-argentina/?utm_source=emBlue%20-%20NL%20Proyecto451&utm_<br />

medium=email&utm_term=&utm_content=&utm_campaign=NL%20Proyecto451%20-%20<br />

NL%20183<br />

410 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 411


los ochenta en Argentina y <strong>México</strong>. Como es natural, ninguna de estas<br />

revoluciones tuvo una única causa, pero hay coincidencias curiosas<br />

y diferencias notables. Menciono algunas.<br />

Entre las coincidencias:<br />

• El papel precursor que desempeñaron algunas pequeñas librerías<br />

especializadas: La Nube, en Argentina (1975), Talentum, en España<br />

(principios de los setenta) y Pigom, en <strong>México</strong> (1968).<br />

• La creación de organizaciones que funcionaron como verdaderas<br />

incubadoras de nuevas ideas y proyectos: Alija, en Argentina<br />

(1985), Amigos <strong>del</strong> Libro, en España (1982), IBBY <strong>México</strong> (1979),<br />

por mencionar algunas de las principales.<br />

• Las ferias <strong>del</strong> libro.<br />

• El impulso que tuvieron en el campo de la LIJ las editoriales vinculadas<br />

al canal escolar.<br />

Pero las diferencias entre Argentina y España, por un lado, y <strong>México</strong>,<br />

por el otro, son también notables. Destaco algunas:<br />

• La diversidad y cantidad de autores.<br />

• La extensión y diversidad de puntos de venta.<br />

• La variedad de espacios de resonancia de la LIJ: revistas, foros, encuentros<br />

que han apoyado la mediación en España (CLIJ, Educación<br />

y Biblioteca, Peonza, Babar) o en Argentina (La Mancha, Cultura<br />

LIJ, Imaginaria), y escasa o nula existencia en <strong>México</strong> (¿El Correo<br />

<strong>del</strong> Maestro, Espacios para la Lectura?).<br />

• La importancia que han tenido en <strong>México</strong> en el campo de la renovación<br />

de la LIJ dos proyectos editoriales <strong>del</strong> Estado, independientes<br />

de las compras estatales: Libros <strong>del</strong> Rincón y la publicación de<br />

la colección “A la Orilla <strong>del</strong> Viento”, <strong>del</strong> Fondo de Cultura Económica.<br />

Al analizar el presente <strong>del</strong> mercado, llama la atención que en ninguno<br />

de los tres países las compras <strong>del</strong> Estado sean relevantes en términos<br />

de la producción editorial, pero no nos apresuremos a extraer<br />

conclusiones sobre la importancia de las compras en el desarrollo de<br />

la LIJ, mucho menos sobre la repercusión de las políticas públicas.<br />

En los tres países ha habido diferentes modalidades de intervenciones<br />

públicas en el desarrollo de la LIJ. Algunas directas, como:<br />

• Premios literarios (que también en los tres países impulsan editoriales<br />

privadas).<br />

• Apoyo a autores (sea a través de becas o de financiar su presencia<br />

en el interior o exterior).<br />

Otras indirectas, como:<br />

• El fomento a la edición a través de subvenciones o coediciones<br />

(con la voluntad de impulsar el desarrollo regional o lingüístico).<br />

• La organización o subvención de ferias <strong>del</strong> libro infantil y juvenil.<br />

• La creación de espacios especiales en las bibliotecas públicas.<br />

• El impulso a la formación de bibliotecas escolares, un asunto precario<br />

en todos, a pesar de los diferentes grados de desarrollo <strong>del</strong> mercado.<br />

Justamente a partir de este impulso regresamos a nuestro punto de<br />

arranque: las compras estatales.<br />

Y aquí de nueva cuenta podemos observar diferencias notables en<br />

España y Argentina, por una parte, y <strong>México</strong>, por la otra.<br />

Del otro lado <strong>del</strong> Atlántico, las compras estatales han sido prácticamente<br />

inexistentes, mientras que de este han tenido una fuerte capacidad<br />

movilizatoria en algunos gremios asociados a la LIJ, no en<br />

todos. En el polo de la oferta: autores, ilustradores y editores; en el<br />

polo <strong>del</strong> consumo: maestros, bibliotecarios y promotores; no libreros.<br />

412 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 413


Creo no equivocarme al señalar que por su magnitud y por la amplísima<br />

convocatoria mundial que llegó a tener, el Programa Nacional<br />

de Lectura (PNL) de <strong>México</strong> ha sido la principal fuente de inspiración<br />

para las compras estatales en la región. El PNL nació en 2001;<br />

estaba principalmente destinado a crear o fortificar bibliotecas de<br />

aula y escolares con libros tanto informativos como literarios: no<br />

con libros de texto, pues no eran necesarios. Tuvo una evolución notable,<br />

más que en la cantidad de libros, en la convocatoria (cada vez<br />

más amplia y difundida) y en la selección e instrumentación (cada<br />

vez tuvieron más participación maestros y promotores de todo el<br />

país), y estuvo acompañado de un proceso de formación de docentes<br />

y bibliotecarios. Luego desapareció como tal, pero el Estado siguió<br />

comprando libros. El programa más afectado no fue, por lo tanto, la<br />

dotación de acervos –que también–, sino el programa paralelo de<br />

formación de mediadores, un hecho que sin embargo a los editores y<br />

a la prensa no les ha parecido importante resaltar.<br />

El PNL recuperó y transformó experiencias previas, como Libros <strong>del</strong><br />

Rincón o Programa Nacional de Lectura y Escritura, y forma parte<br />

de una larga tradición de dotar de acervos a las escuelas, que a su<br />

vez es una revisión de la fallida política alfabetizadora de la primera<br />

mitad <strong>del</strong> siglo xx.<br />

Por una política de Estado iniciada con la creación de la Comisión<br />

Nacional de Libros de Texto Gratuitos en 1959, prácticamente todos<br />

los niños de mi país reciben al entrar a clases un paquete de libros<br />

de texto (26 millones de niños, con un promedio de siete libros por<br />

persona) y, desde hace algunos años, en casi todas las escuelas es<br />

posible encontrar bibliotecas de aula o escolares. Es este el rasgo<br />

más característico <strong>del</strong> mercado editorial para niños y jóvenes en <strong>México</strong>,<br />

y nos singulariza frente a todos los países de lengua española.<br />

Cinco años después de la creación <strong>del</strong> PNL de <strong>México</strong>, en Argentina<br />

nació un programa inspirado en esa experiencia. También este tuvo<br />

una repercusión positiva para apoyar a pequeñas y medianas editoriales,<br />

argentinas y extranjeras, y, al igual que el PNL, vino acompañado<br />

de un programa paralelo de formación docente y bibliotecaria.<br />

Desgraciadamente, también este parece peligrar, y también aquí los<br />

editores y la prensa parecen más interesados en la dotación de acervos<br />

que en la formación de capital humano.<br />

No tengo ahora la oportunidad de analizar en detalle las condiciones<br />

de instrumentación de los programas en estos dos países, pero<br />

me parece de gran interés para nuestra charla prestar atención a una<br />

diferencia muy marcada en sus respectivos mercados editoriales relacionada<br />

con la dotación de libros para las escuelas.<br />

En efecto, cuando comparamos estos mercados, lo primero que llama<br />

la atención es que, aún hoy, en Argentina, el país que se vanagloria<br />

de tener la ciudad con el mayor número de librerías por habitante en<br />

todo el orbe, todavía sea una aspiración que cada niño en edad escolar<br />

tenga al menos un libro, mientras que en <strong>México</strong>, uno de los países<br />

de Iberoamérica con menor índice de librerías por habitante, todos<br />

los niños gocen de acervos gratuitos.<br />

Con afanes interesados, algunos concluyen que el Estado no debe<br />

intervenir en el mercado regalando libros en las escuelas. Con igual<br />

criterio simplificador, otros suponen que sin la dotación de acervos<br />

gratuitos a las escuelas no es posible alcanzar una educación pública<br />

de calidad ni un mercado editorial para niños y jóvenes.<br />

El análisis regional comparativo desmiente ambas posturas y nos<br />

invita a fijar la atención en los procesos, no solo en los programas, y<br />

a ampliar nuestro horizonte de observación.<br />

A modo de ejemplo les presento un cuadro <strong>del</strong> desarrollo de estos<br />

tres países en los últimos 130 años, que puede ser muy ilustrativo.<br />

Pongo sobre la mesa alguna clave demográfica solo para mostrar<br />

una veta 2 .<br />

2 Elaboré las gráficas que muestro con información proveniente de diversas fuentes. Aclaro que<br />

son cifras estimadas, pues los censos de población y de analfabetismo no se hicieron en los<br />

mismos años ni con los mismos criterios en los tres países.<br />

414 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 415


Argentina<br />

España<br />

<strong>México</strong><br />

Cuadro comparativo de evolución demográfica y alfabetización<br />

1870 1900 1950 1970 2000<br />

Población 1.877 4.200 16.000 23.864 36.260<br />

% analfabetas 77 % 53 % 13 % 7,4 % 3,2 %<br />

Población 16.000 18.700 28.200 33.956 40.500<br />

% analfabetas 65 % 45 % 14 % 8,90 % 2,9 %<br />

Población 9.300 13.600 25.000 48.000 97.000<br />

% analfabetas 90 % 82,3 % 42 % 25 % 9,5 %<br />

Como podrán ustedes ver, aunque en la actualidad los niveles de alfabetismo<br />

son relativamente similares, su evolución es muy diferente.<br />

El punto de partida es sin duda muy distinto entre <strong>México</strong>, un<br />

país con más de 60 lenguas indígenas, y los otros dos países.<br />

Hacia la mitad <strong>del</strong> siglo xx, las diferencias se mantienen: mientras<br />

que en España y Argentina la población analfabeta mayor de diez<br />

años es menor al 15 %, en <strong>México</strong> todavía es superior al 40 %.<br />

Pero lo verdaderamente significativo es la variación en la curva de<br />

crecimiento demográfico entre 1950 y 2000: mientras que en España<br />

y Argentina el crecimiento es cercano al 100 %, en <strong>México</strong> la población<br />

se multiplica casi tres veces y media, justo en el periodo en que<br />

se igualan los niveles de alfabetización y, según un estudio de Gabriel<br />

Zaid, en <strong>México</strong> se multiplica por veinte el número de docentes 3 .<br />

¿No debería estar correlacionado esto con un crecimiento <strong>del</strong> mercado<br />

lector? En principio sí. Sin embargo, en poco más de 50 años el número<br />

de librerías por habitante en la Ciudad de <strong>México</strong> se ha reducido de<br />

45 a 18, según la misma fuente. ¿Cómo explicarlo? Es preciso recurrir<br />

a variables lingüísticas, de género o urbanización, además de entrar<br />

en las entrañas <strong>del</strong> sistema educativo. Sobra decir que todas ellas respondieron<br />

a políticas públicas.<br />

Habría que hacer indagatorias similares en otros casos de Iberoamérica,<br />

otra tarea pendiente que no debería recaer solo en el Estado. A los<br />

editores les concierne, pues afecta directamente su cadena de valor.<br />

Con este razonamiento apenas esbozado, no solo quiero motivar líneas<br />

de análisis que nos permitan entender el desarrollo de la LIJ<br />

más allá de las variables internas de su propio sistema, sino sugerir<br />

líneas de vinculación de la LIJ con variables que potencian su desarrollo.<br />

A modo de ejemplo, regreso a mi observación sobre la oralidad,<br />

hoy tan menospreciada. En la biografía de las personas y la<br />

3 http://www.letraslibres.com/revista/convivio/la-lectura-como-fracaso-<strong>del</strong>-sistema-educativo.<br />

Véase también D. Goldin (coord.) (2005), Encuesta Nacional de Lectura. Informes y evaluación,<br />

<strong>México</strong>, Conaculta/UNAM.<br />

416 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 417


historia de las naciones, la LIJ nace de la lengua de las madres y de<br />

la lengua materna. El que tenga el oído atento podrá descubrir cómo<br />

esto apunta a un trabajo editorial, educativo, cultural, político.<br />

Me detengo aquí, por falta de espacio. Quisiera concluir con un señalamiento<br />

y una sugerencia. El señalamiento es que sé que no he<br />

mencionado ni siquiera a grandes rasgos la trama de los complejos<br />

procesos históricos que, por lo menos desde la segunda mitad <strong>del</strong><br />

siglo xix, establecieron al mismo tiempo las bases de nuestros Estados<br />

y de sus mercados lectores.<br />

La sugerencia es no perder de vista el sentido profundo de ellos. En<br />

este sentido, creo que conviene preguntarse en qué medida hubo en<br />

la conformación <strong>del</strong> Estado una voluntad de reconocer a los otros y<br />

darles autonomía: de dar valor, es decir, importancia y valentía, a<br />

todas las personas, o bien de hacerlas dependientes perennes, perpetuos<br />

infantes, es decir, in fans, sujetos que no hablan.<br />

Hablemos de eso cuando analicemos las compras estatales de acervos<br />

de LIJ en nuestros países. Creo que vale la pena hacerlo con una<br />

perspectiva racional y de largo aliento, como se propuso Spinoza<br />

para observar las guerras. Recordemos que lo que pretendía era fundar<br />

una ética que valorara el cuerpo y las emociones positivas, la<br />

alegría en primer término. No olvidemos su ejemplo en estos tiempos<br />

aciagos.<br />

Muchas gracias, queridos amigos, por seguirme hasta aquí. Espero<br />

que estas líneas alimenten el diálogo que tendremos públicamente<br />

en unos meses.<br />

Argentina: Cecilia Bajour, Pablo Medina, Patricia Bustamante, Judith<br />

Wilheim, Valeria Sorín y Fernando Zambra.<br />

España: Ana Garralón, Raquel López Royo, Luis González Martín y<br />

Miguel Azaola.<br />

<strong>México</strong>: Joaquín Diez Canedo y Claudia Alcalá.<br />

Como comenté antes, mi intención original fue hacer una revisión<br />

panorámica de toda Iberoamérica.<br />

Brasil: Ana Maria Machado.<br />

Colombia: Silvia Castrillón, Beatriz Helena Robledo y Yolanda Reyes.<br />

Un caso especial es Bernardo Jaramillo (que me proporcionó información<br />

de toda la región: tal vez nadie sabe mejor que él lo complicado<br />

que es recabar información estadística <strong>del</strong> mundo editorial en<br />

nuestros países).<br />

Por último, quiero agradecer a dos amigas francesas: Christine Baker<br />

y Geneviève Patte. Pese a que sale de nuestra región, en un principio<br />

quise como referencia comparativa a Francia, pues lo considero uno<br />

de los mercados más ricos en términos de su diversidad en todos los<br />

planos de la LIJ a los que aludí arriba, y tiene un desarrollo muy similar<br />

al español. <strong>Lo</strong> dejo aquí asentado por si alguien algún día sigue<br />

esa pista, que me parece promisoria.<br />

Agradecimientos<br />

Además de consultar bibliografía, he recogido opiniones personales<br />

y testimonios de muchas personas a las que quiero agradecer. Desgraciadamente<br />

no he podido incluir más que una mínima parte <strong>del</strong><br />

rico material que me hicieron llegar, pero su interlocución fue fundamental<br />

para esclarecer mis propias ideas. Agrupadas por países,<br />

son las que siguen a continuación.<br />

418 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 419


Políticas públicas de fomento<br />

de la lectura en Brasil: más allá<br />

<strong>del</strong> acceso al libro<br />

João Luís Ceccantini/Brasil<br />

Solo a partir de 1821, como consecuencia de la Constitución impuesta<br />

por D. João, después de la Revolución de Oporto, en 1820, se abole<br />

la censura y termina el monopolio estatal, posibilitándose el funcionamiento<br />

de otras imprentas (M. Lajolo y R. Zilberman, 1996, p. 125).<br />

Un país no atraviesa impunemente más de 300 años al margen de los<br />

libros y de la lectura. Ese hecho deja marcas profundas en la historia<br />

de la formación de los lectores en el país, como revela el mero examen<br />

de una serie histórica, por pequeña que sea, de las tasas de analfabetismo<br />

de la población brasileña de cinco años o más de edad 1, 2 :<br />

Es profesor de Literatura Brasileña<br />

en la Facultad de Filosofía,<br />

Ciencias y Letras de Assis, de la<br />

Universidad Estatal Paulista. Se<br />

dedica a la investigación sobre<br />

lectura y literatura infantil y juvenil.<br />

Coordina el grupo de trabajo<br />

Lectura y Literatura Infantil y Juvenil<br />

de la Asociación Nacional de<br />

Posgraduación en Letras y Lingüística<br />

y el grupo de investigación<br />

Lectura y Literatura en la<br />

Escuela <strong>del</strong> Consejo Nacional de<br />

Desarrollo Científico y Tecnológico.<br />

Es jurado <strong>del</strong> IBBY brasileño e<br />

integra la Red Temática de Investigación<br />

Literaturas Infantiles y<br />

Juveniles <strong>del</strong> Marco Ibérico de la<br />

Universidad de Santiago de Compostela,<br />

coordinada por Blanca-<br />

Ana Roig Rechou.<br />

Cuando se trata de cualquier cuestión relacionada con<br />

los libros y la lectura en Brasil, parece inevitable que el<br />

investigador que se dedique a ellas tenga que referirse,<br />

como punto de partida, a un aspecto histórico nefasto, y<br />

emblemático, de la trayectoria brasileña en ese ámbito,<br />

pues, en gran medida, afectó seriamente a los rumbos de<br />

la alfabetización/formación en el país: el hecho de que,<br />

desde los orígenes de Brasil-Colonia, se prohibiera la impresión<br />

de libros en territorio nacional. Esa prohibición<br />

se rompe solo con la llegada de la familia imperial portuguesa<br />

al país en 1808 y, aun así, eso no significó la libertad<br />

plena de impresión y de imprentas en Brasil:<br />

La Impresión Regia es instalada en condición de monopolio<br />

<strong>del</strong> Gobierno: las impresiones ilegales que apareciesen<br />

en Río de Janeiro eran incautadas por la policía. Fuera<br />

de la sede de la Corte, solo Bahía pudo contar con una<br />

imprenta, propiedad de Manuel Antônio de Silva Serva,<br />

quien fundó su taller en 1811.<br />

El rasgo más importante de estos primeros tiempos de la<br />

prensa era la actuación de la censura gubernamental. [...]<br />

Año<br />

Índice<br />

1872 82,3 %<br />

1920 71,2 %<br />

1960 46,7 %<br />

2000 16,7 %<br />

2014 9,0 %<br />

¡Es impresionante verificar que a mediados <strong>del</strong> siglo xx Brasil era aún<br />

un país con cerca <strong>del</strong> 50 % de su población analfabeta! La reversión<br />

de ese cuadro en poco más de medio siglo, aunque de forma parcial<br />

y distante de la ideal 3 , no es, por tanto, aspecto despreciable, de cara<br />

al contexto histórico hostil referido y a la dimensión continental <strong>del</strong><br />

país. Fue producto de una trayectoria sinuosa y compleja, atravesada<br />

por tensiones y contradicciones, avances y retrocesos, comprendiendo<br />

diversos agentes sociales y acciones, imposible de ser definida<br />

aquí con rigor en unas pocas líneas. No obstante, no se puede negar<br />

que al esfuerzo de superación <strong>del</strong> cuadro desolador vinculado a la<br />

lectura en el país desde sus orígenes contribuyeron, de manera significativa,<br />

un gran número de acciones de cara al acceso a los libros por<br />

1 Único indicador comparable que puede ser construido desde el primer censo demográfico,<br />

conforme apuntan Ferraro y Kreidlow para los datos reproducidos en esta tabla.<br />

2 Dato PNAD-Pesquisa Nacional por Amostras de Domicílios (Investigación Nacional por Muestras<br />

de Domicilios), 2014, en Retratos da leitura no Brasil 4 (Retratos de la lectura en Brasil 4), p. 28,<br />

reportándose a la población de cinco años o más de edad. Si consideramos el analfabetismo de<br />

la población de 15 a 64 años, ese índice cae al 4 %.<br />

3 La tasa <strong>del</strong> 4 % de analfabetismo (población de 15 a 64 años) significa que cerca de ocho<br />

millones de brasileños aún se encuentran alejados <strong>del</strong> universo <strong>del</strong> libro.<br />

420 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 421


la población, sobre todo aquella en edad escolar, con la adquisición y<br />

distribución de obras a escala nacional.<br />

El Programa Nacional <strong>del</strong> Libro Didáctico, cuya creación, por el MEC<br />

(Ministerio de Educación y Cultura), se remonta a finales de la década<br />

de 1920 (con otra denominación), es el ejemplo más notable de esas<br />

acciones. Continuamente perfeccionado y expandido, se vinculó a largo<br />

plazo a variadas instituciones que fueron siendo creadas (Instituto<br />

Nacional <strong>del</strong> Libro, Comisión Nacional <strong>del</strong> Libro Didáctico, Fundación<br />

Nacional <strong>del</strong> Material Escolar, etc.) y adquirió creciente importancia<br />

y dimensión, causando un fortísimo impacto sobre la cadena productiva<br />

<strong>del</strong> libro en Brasil, dadas las inmensas tiradas de libros y el gigantismo<br />

de las cifras a que estuvo asociado. En las últimas décadas,<br />

no solo los libros didácticos, también las obras literarias fueron objeto<br />

de acciones específicas que desempeñaron igualmente un papel crucial<br />

para la cadena productiva <strong>del</strong> libro y que estimularon de diversas<br />

maneras subsistemas literarios como el infantil y el juvenil, contribuyendo<br />

en mucho a su crecimiento en los últimos años. Merece la pena<br />

recordar, entre otras iniciativas, el Programa Nacional Sala de Lectura-PNSL<br />

(1984-1987); el Proler, creado en 1991 por la Fundación Biblioteca<br />

Nacional, <strong>del</strong> Ministerio de la Cultura; el Programa Nacional<br />

Biblioteca de la Escuela (PNBE), creado en 1997 y en vigor hasta, al<br />

menos, 2015, notable, en particular, por las enormes tiradas de obras<br />

literarias que fueron adquiridas por el Estado; el Pacto Nacional por la<br />

Alfabetización en la Edad Correcta (PNAIC), que volvió a la selección<br />

de acervos de literatura específicos para las aulas de las clases de los<br />

tres primeros años de la enseñanza fundamental.<br />

Sería inconcebible no reconocer el valor de esas acciones para la expansión<br />

de la alfabetización y de la formación en el país. Zoara Failla, investigadora<br />

responsable de la realización de la más extensa investigación<br />

sobre la lectura que se hace hoy en Brasil, cada cuatro años, por iniciativa<br />

<strong>del</strong> Instituto Pro-Libro, bajo ejecución <strong>del</strong> IBOPE Inteligencia 4 ,<br />

titulada Retratos da leitura no Brasil, enfatiza esa idea: “No podemos<br />

dejar de reconocer que el PNLD y el PNBE tuvieron un papel casi revo-<br />

4 Antiguo Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (IBOPE), hoy integrado<br />

en el grupo internacional Kantar.<br />

lucionario al promover la democratización <strong>del</strong> acceso a los libros y<br />

a la lectura en nuestras escuelas y entre nuestros estudiantes” (Failla,<br />

<strong>2016</strong>, p. 41).<br />

No obstante, no se debe subestimar la cuestión de la garantía <strong>del</strong> acceso<br />

a los libros en Brasil, en lo que concierne a la lectura y a la formación<br />

de lectores. En contrapartida a los avances asociados a la<br />

conquista de ese mayor acceso a los libros (didácticos y literarios)<br />

por amplias franjas de la población, permanecen serios problemas<br />

crónicos en la formación de lectores a los que el país se está enfrentando,<br />

como demuestran algunos datos de la investigación Retratos<br />

de la lectura en Brasil 4, divulgada en junio de <strong>2016</strong>: aún hay un<br />

contingente muy destacado de brasileños que, aun sabiendo leer, no<br />

son lectores, o sea, están entre aquellos que, de acuerdo con lo establecido<br />

por la investigación, no leyeron un libro entero o partes de<br />

un libro en los últimos tres meses –44 % de la población (cerca de<br />

82,6 millones de brasileños)–. Cabe añadir que la mayor parte de la<br />

población busca la lectura solo por razones utilitarias (54 %) y no<br />

por gusto o distracción; solamente el 30 % de los entrevistados declaran<br />

su gusto por la lectura; y solo el 22 % leen novelas o cuentos,<br />

y un 12 %, poesía.<br />

Otra investigación muy importante para discutir cuestiones cualitativas<br />

de la lectura en el país y suministrar subsidios para la formación<br />

de lectores es el Indicador de Alfabetismo Funcional (INAF),<br />

que fue realizada una vez más en 2015 y pone en entredicho las visiones<br />

más optimistas sobre el tema en Brasil: solo un 8 % de los investigados<br />

revelaron competencia plena en la lectura, mientras que<br />

un 27 % demostraron ser analfabetos funcionales (4 % de analfabetos<br />

más 23 % de lectores rudimentarios).<br />

Esos datos, entre muchos otros que podrían ser mencionados sobre<br />

la lectura en el Brasil de hoy, ponen en evidencia que no basta con<br />

garantizar el acceso a los libros: son necesarios proyectos continuos<br />

y de amplia visión para tratar la cuestión de la lectura, abarcando<br />

muchas variables y, en particular, atribuyendo un peso significativo<br />

a la cuestión de la mediación. La experta investigadora Aparecida<br />

Paiva, que estuvo en la coordinación <strong>del</strong> PNBE durante cerca de<br />

422 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 423


10 años, investigó, conjuntamente con cuatro alumnas de posgrado,<br />

el uso de los acervos distribuidos por el programa en 181 escuelas<br />

municipales de un gran centro urbano brasileño (Belo Horizonte),<br />

de 2006 a 2008, constatando que el material recibido está siendo<br />

profundamente infrautilizado y apuntando ambigüedades y fragilidades<br />

en las actuales políticas públicas de promoción de la lectura:<br />

Hubo, sin duda, un significativo avance con la implantación de esas políticas<br />

públicas, pero sería un grave error exagerar el alcance práctico de<br />

la mera distribución de acervos, pues hasta ahora las acciones desencadenadas<br />

solo correspondieron, prácticamente, a la garantía de acceso.<br />

La gran mayoría de los profesores y alumnos, potenciales lectores de los<br />

acervos distribuidos, continúa al margen de las obras disponibles, salvo<br />

raras iniciativas desencadenadas en centros urbanos más a<strong>del</strong>antados<br />

y, de modo general, dependientes de proyectos personales de mediadores<br />

de lectura que asumen voluntariamente la tarea (Paiva, 2012, p. 23).<br />

A título de conclusión de esta brevísima exposición para un problema<br />

de tal envergadura, merece la pena recordar que <strong>2016</strong> es el año<br />

en el que se cumplen diez años de la creación <strong>del</strong> Plan Nacional <strong>del</strong><br />

Libro y de la Lectura (PNLL) en el país, al frente <strong>del</strong> cual estuvo el reconocido<br />

investigador, profesor y editor José Castilho Marques Neto,<br />

plan cuyo texto fue homologado en 2006 (con ajustes y actualización<br />

en 2010) por los ministerios de Cultura y de Educación y discutido,<br />

elaborado y aprobado por amplia mayoría de los militantes de la lectura<br />

en el país. El plan, si se aplicara en los próximos años de manera<br />

profunda y constante, constituiría un paso decisivo en la superación<br />

de meras acciones unilaterales en pro de la lectura, como hasta<br />

la fecha se está dando predominantemente en Brasil, y permitiría<br />

ser más optimista en relación a muchas de las penurias aquí apuntadas<br />

y que son tan bien diagnosticadas por Marques Neto:<br />

de las autoridades públicas a todos los niveles <strong>del</strong> Estado, o de presiones<br />

exitosas de la sociedad civil sobre los Gobiernos, cuando se trata de<br />

fortalecer programas y acciones orientados al desarrollo de la lectura de<br />

la población. Esos son programas complejos, a largo plazo, que requieren<br />

estudios e inversiones constantes y que no pueden ser sustituidos<br />

simplemente por la adquisición y distribución masiva de libros, como<br />

los exitosos programas desde hace muchos años <strong>del</strong> MEC, por ejemplo.<br />

Hace mucho tiempo que ya sabemos que solo adquirir y distribuir libros<br />

no son medidas suficientes para superar la barrera de la no lectura en el<br />

país (en Failla, <strong>2016</strong>, pp. 62-63).<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

Failla, Z. (org.) (<strong>2016</strong>), Retratos de la lectura en Brasil 4, Río de Janeiro,<br />

Sextante.<br />

Ferraro, A. R. y Kreidlow, D., Analfabetismo en Brasil: configuración y génesis<br />

de las desigualdades regionales. Educación y realidad, Porto Alegre<br />

(julio-diciembre 2004), v. 29, n. 2, pp. 179-200.<br />

Indicador de Alfabetismo Funcional-INAF, São Paulo, Instituto Paulo<br />

Montenegro, Ación Educativa, <strong>2016</strong>. Disponible en:///C:/Users/Jo%C3%<br />

A3o/Downloads/INAFEstudosEspeciais_<strong>2016</strong>_Letramento_e_Mundo_do_<br />

Trabalho.pdf<br />

Lajolo, M. y Zilberman, R. (1996), La formación de la lectura en Brasil, São<br />

Paulo, Ática.<br />

Paiva, A. (coord.) (2012), Literatura fuera de la caja: el PNBE en la escuela:<br />

distribución, circulación y lectura, São Paulo, Ed. Unesp.<br />

Con políticas discontinuadas en contextos históricos que, en raros momentos,<br />

han desarrollado esfuerzos verdaderos y de alcance nacional<br />

en la formación de lectores plenos, minimizando la importancia de esa<br />

formación en los currículos y en las prácticas educacionales y culturales,<br />

realmente es difícil ver avances. Flotamos como nación a merced<br />

de las voluntades y comprensiones políticas más o menos republicanas<br />

424 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 425


Políticas públicas de fomento à leitura no<br />

Brasil: para além do acesso ao livro<br />

João Luís Ceccantini/Brasil<br />

Quando se trata de quaisquer questões ligadas ao livro e à leitura no<br />

Brasil, parece inevitável ao pesquisador que a elas se dedique ter de<br />

reportar-se, como ponto de partida, a um aspecto histórico nefasto –<br />

e emblemático – da trajetória brasileira nesse âmbito, pois, em larga<br />

medida, afetou seriamente os rumos da alfabetização/letramento<br />

no país: o fato de que, desde as origens do Brasil-Colônia, tenha sido<br />

proibida a impressão de livros em território nacional. Essa interdição<br />

é rompida apenas com a vinda da família imperial portuguesa<br />

ao país em 1808 e, ainda assim, isso não significa a liberdade plena<br />

de impressão e de tipografias no Brasil:<br />

A Impressão Régia é instalada na condição de monopólio do governo: prelos<br />

ilegais que aparecessem no Rio de Janeiro eram apreendidos pela polícia.<br />

Fora da sede da Corte, apenas a Bahia pôde contar com uma tipografia, propriedade<br />

de Manuel Antônio da Silva Serva, que fundou sua oficina em 1811.<br />

Marca forte destes primeiros tempos da imprensa era a atuação da censura<br />

governamental. [...]<br />

Só a partir de 1821, por decorrência da Constituição imposta a d.João, após<br />

a Revolução do Porto, em 1820, abole-se a censura e termina o monopólio<br />

estatal, possibilitando-se o funcionamento de outras tipografias (M. Lajolo<br />

y R. Zilberman, 1996, p. 125).<br />

Um país não atravessa impunemente mais de 300 anos à margem<br />

dos livros e da leitura. Esse fato deixa marcas profundas na história<br />

da formação de leitores no país, como revela o mero exame de uma<br />

série histórica – por pequena que seja – das taxas de analfabetismoda<br />

população brasileira de 5 anos ou mais 1, 2 :<br />

1 Dado PNAD (Pesquisa Nacional por Amostras de Domicílios) 2014 apud Retratos da leitura<br />

no Brasil 4 (p. 28), reportando-se à população de 5 anos ou mais de idade. Se considerado o<br />

analfabetismo da população de 15 a 64 anos esse índice cai para 4 %.<br />

2 A taxa de 4 % de analfabetismo (população de 15 a 64 anos) significa que cerca de 8 milhões<br />

de brasileiros ainda se encontram alijados do universo do livro.<br />

Ano<br />

Índice<br />

1872 82,3 %<br />

1920 71,2 %<br />

1960 46,7 %<br />

2000 16,7 %<br />

2014 9,0 %<br />

É impressionante verificar que em meados do século xx o Brasil era<br />

ainda um país com cerca de 50% de sua população analfabeta! A reversão<br />

desse quadro em pouco mais de meio século – mesmo que de<br />

forma parcial e distante do ideal – não é, portanto, aspecto desprezível,<br />

face ao contexto histórico hostil referido e à dimensão continental<br />

do país. Foi produto de uma trajetória sinuosa e complexa,<br />

permeada de tensões e contradições, avanços e recuos, compreendendo<br />

variados agentes sociais e ações, impossível de ser <strong>del</strong>ineada<br />

aqui com rigor em alguns poucos traços. No entanto, não se pode<br />

negar que contribuiu de maneira significativa para o esforço de superação<br />

do quadro desolador vinculado à leitura no país desde suas<br />

origens um grande número de ações voltadas ao acesso aos livros<br />

pela população – sobretudo aquela em idade escolar –, com a aquisição<br />

e distribuição de obras em escala nacional.<br />

O Programa Nacional do Livro Didático, cuja criação, pelo MEC (Ministério<br />

da Educação e Cultura) remonta ao final da década de 1920<br />

(com outra denominação), é o exemplo mais substantivo dessas<br />

ações. Continuamente aperfeiçoado e expandido, vinculou-se ao longo<br />

do tempo a variadas instituições que foram sendo criadas (Instituto<br />

Nacional do Livro, Comissão Nacional do Livro Didático, Fundação<br />

Nacional do Material Escolar etc.) e adquiriu crescente importância<br />

e dimensão, causando fortíssimo impacto sobre a cadeia produtiva<br />

do livro no Brasil, dadas as imensas tiragens de livros e o gigantismo<br />

das cifras a que esteve associado. Nas últimas décadas, não apenas<br />

os livros didáticos, mas também as obras literárias foram objeto<br />

de ações específicas que desempenharam igualmente papel crucial<br />

para a cadeia produtiva do livro e que estimularam de variadas maneiras<br />

subsistemas literários como o infantil e o juvenil, contribuindo<br />

em muito para seu crescimento nos últimos anos. Merecem ser<br />

lembradas, dentre outras dessas iniciativas, o Programa Nacional<br />

426 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 427


Sala de Leitura – PNSL (1984-1987); o Proler, criado em 1991 pela<br />

Fundação Biblioteca Nacional, do Ministério da Cultura; o Programa<br />

Nacional Biblioteca da Escola (PNBE), criado em 1997 e em vigor até,<br />

ao menos, 2015 – notável, em particular, pelas enormes tiragens de<br />

obras literárias que foram adquiridas pelo estado; o Pacto Nacional<br />

pela Alfabetização na Idade Certa (PNAIC), voltado à seleção de acervos<br />

de literatura específicos para as salas de aula dos três primeiros<br />

anos do Ensino Fundamental.<br />

Seria cabotino não reconhecer o valor dessas ações para a expansão<br />

da alfabetização e do letramento no país. Zoara Failla, pesquisadora<br />

responsável pela realização da mais abrangente pesquisa sobre<br />

leitura que se faz hoje no Brasil, a cada quatro anos, por iniciativa<br />

do Instituto Pró-Livro, sob execução do IBOPE Inteligência 3 , intitulada<br />

Retratos da leitura no Brasil, enfatiza essa ideia: “Não podemos<br />

deixar de reconhecer que o PNLD e o PNBE tiveram um papel quase<br />

revolucionário ao promover a democratização do acesso ao livro<br />

e à leitura em nossas escolas e entre os nossos estudantes” (Failla,<br />

<strong>2016</strong>, p. 41).<br />

Não obstante, não se deve superestimar a questão da garantia do<br />

acesso ao livro no Brasil, no que diz respeito à leitura e à formação de<br />

leitores. Em contrapartida aos avanços associados à conquista desse<br />

maior acesso ao livro (didático e literário) por amplas faixas da população,<br />

sérios problemas crônicos que o país tem enfrentado na formação<br />

de leitores permanecem, como demonstram alguns dados da<br />

Retratos da Leitura no Brasil 4, divulgada em junho de <strong>2016</strong>: ainda há<br />

um contingente muito destacado de brasileiros que, embora saiba ler,<br />

não é leitor, ou seja está entre aqueles que – de acordo com o estabelecido<br />

pela pesquisa – não leram um livro inteiro ou partes de um livro<br />

nos últimos 3 meses: 44 % da população (cerca de 82, 6 milhões de<br />

brasileiros). Acrescente-se ainda que a maior parte da população busca<br />

a leitura apenas por razões utilitárias (54 %) e não por gosto ou distração;<br />

somente 30 % dos entrevistados declaram gostar muito de ler;<br />

e apenas 22 % leem romances ou contos e 12 % poesia.<br />

3 Antigo Instituto Brasileiro de Opinião Pública e Estatística (IBOPE), hoje integrado ao grupo<br />

internacional Kantar.<br />

Outra pesquisa muito importante para discutir questões qualitativas<br />

da leitura no país e fornecer subsídios para a formação de leitores<br />

é o Indicador de Alfabetismo Funcional (INAF), que, realizada<br />

uma vez mais em 2015, põe em xeque visadas mais otimistas sobre<br />

o tema no Brasil: apenas 8 % dos pesquisados revelaram proficiência<br />

plena na leitura, sendo que 27 % se demonstraram analfabetos<br />

funcionais (4% de analfabetos mais 23 % de leitores rudimentares).<br />

Esses dados, dentre muitos outros que poderiam ser levantados sobre<br />

a leitura no Brasil de hoje, põem em evidência que não basta garantir<br />

o acesso ao livro, mas é preciso projetos contínuos e de larga visada<br />

para tratar da questão da leitura, abarcando muitas variáveis e, em<br />

particular, atribuindo um peso significativo à questão da mediação. A<br />

experiente pesquisadora Aparecida Paiva, que esteve na coordenação<br />

do PNBE por cerca de dez anos, investigou, juntamente com quatro<br />

alunas de Pós-Graduação, o uso dos acervos distribuídos pelo Programa<br />

em 181 escolas municipais de um grande centro urbano brasileiro<br />

(Belo Horizonte), de 2006 a 2008, constatando que o material recebido<br />

tem sido profundamente subutilizado e apontando ambiguidades<br />

e fragilidades nas atuais políticas públicas de promoção da leitura:<br />

Houve, sem dúvida, um significativo avanço com a implantação dessas<br />

políticas públicas, mas seria um grave erro exagerar o alcance prático da<br />

mera distribuição de acervos, pois até agora as ações desencadeadas só<br />

corresponderam, praticamente à garantia de acesso. A grande maioria<br />

dos professores e alunos, potenciais leitores dos acervos distribuídos,<br />

continua à margem das obras disponibilizadas, salvo raras iniciativas<br />

desencadeadas em centros urbanos mais adiantados e, de modo geral,<br />

dependentes de projetos pessoais de mediadores de leitura que assumem<br />

voluntariamente a tarefa (Paiva, 2012, p. 23).<br />

A título de conclusão desta brevíssima exposição para um problema<br />

de tão grande envergadura, vale a pena lembrar que <strong>2016</strong> é o<br />

ano que assinala dez anos da criação do Plano Nacional do Livro e<br />

da Leitura (PNLL) no país, à frente do qual esteve o renomado pesquisador,<br />

professor e editor José Castilho Marques Neto, Plano cujo<br />

texto foi homologado em 2006 (com ajustes e atualização em 2010)<br />

pelos ministérios da Cultura e da Educação e discutido, elaborado<br />

428 <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA <strong>CILELIJ</strong>/ACTAS Y MEMORIA 429


e endossado por ampla maioria de militantes da leitura no país. O<br />

Plano, se implementado nos próximos anos de maneira profunda<br />

e constante, constituiria um passo decisivo na superação de meras<br />

ações unilaterais em prol da leitura, como até então tem se dado<br />

predominantemente no Brasil, e permitiria ser mais otimista no que<br />

tange a muitas das mazelas aqui apontadas e que são tão bem diagnosticadas<br />

por Marques Neto:<br />

Com políticas descontinuadas em contextos históricos que, em raros momentos,<br />

desenvolveram esforços verdadeiros e de alcance nacional na<br />

formação de leitores plenos, minimizando a importância dessa formação<br />

nos currículos e nas práticas educacionais e culturais, realmente fica<br />

difícil compreender avanços. Flutuamos enquanto nação ao sabor das<br />

vontades e compreensões políticas mais ou menos republicanas das autoridades<br />

públicas em todos os níveis do Estado, ou de pressões exitosas<br />

da sociedade civil sobre os governos, quando se trata de fortalecer programas<br />

e ações voltados ao desenvolvimento da leitura da população. Esses<br />

são programas complexos, de longo prazo, que requerem estudos e<br />

investimentos constantes e que não podem ser substituídos simplesmente<br />

pela aquisição e distribuição massiva de livros, como os bem-sucedidos<br />

programas de muitos anos do MEC, por exemplo. Há muito sabemos que<br />

apenas adquirir e distribuir livros não são medidas suficientes para superarmos<br />

a barreira da não leitura no país (apud Failla, <strong>2016</strong>, pp. 62-63).<br />

REFERÊNCIAS<br />

Failla, Z. (org.) (<strong>2016</strong>), Retratos da leitura no Brasil 4, Rio de Janeiro, Sextante.<br />

Ferraro, A. R.; Kreidlow, D., Analfabetismo no Brasil: configuração e gênese<br />

das desigualdades regionais. Educação e Realidade, Porto Alegre,<br />

jul. dez., 2004, v. 29, n. 2, p. 179-200.<br />

Indicador de Alfabetismo Funcional–INAF, São Paulo, Instituto Paulo<br />

Montenegro; Ação Educativa, <strong>2016</strong>, disponível em file:///C:/Users/<br />

Jo%C3%A3o/Downloads/INAFEstudosEspeciais_<strong>2016</strong>_Letramento_e_<br />

Mundo_do_Trabalho.pdf<br />

Lajolo, M.; Zilberman, R. (1996), A formação da leitura no Brasil, São Paulo,<br />

Ática.<br />

Paiva, A. (org.) (2012), Literatura fora da caixa: o PNBE na escola – distribuição,<br />

circulação e leitura, São Paulo, Ed. Unesp.<br />

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Compras públicas<br />

Daños colaterales o toda causa<br />

tiene su efecto<br />

María Osorio/Colombia<br />

de proyectos editoriales que, atraídos por la posibilidad de un mercado<br />

que no ven frágil y temporal como es, han reinvertido sus ingresos<br />

en crear y hacer crecer un fondo editorial que sigue las tendencias de la<br />

compra y se aleja <strong>del</strong> mercado real, descuida su presencia en librerías,<br />

se aparta de sus clientes naturales. Y ese fondo que se compra, y que por<br />

lo general no llega al 10 % de la oferta disponible inicial en la mesa de<br />

los seleccionadores, ¿quién y con qué criterio lo selecciona?, ¿con qué<br />

rasero se mide el valor de cada libro?, ¿qué parte aportan las modas y<br />

los últimos supuestos sobre lo que leen o dejan de leer los jóvenes?, por<br />

ejemplo. Y, finalmente, el tema que más me preocupa: la vida después<br />

de las compras públicas: ¿hay vida para los libros infantiles después de<br />

la compra pública?<br />

Arquitecta de formación, desde<br />

1986 está dedicada a los libros para<br />

niños, primero como directora<br />

de publicaciones de la Asociación<br />

Colombiana para el Libro Infantil y<br />

Juvenil, luego como subdirectora<br />

de Fundalectura desde su fusión<br />

con la Asociación Colombiana para<br />

el Libro Infantil y Juvenil, en 1990,<br />

hasta 2000. En 2001 fundó Babel,<br />

proyecto que reproduce en un<br />

pequeño espacio las labores de la<br />

cadena <strong>del</strong> libro: distribuidora, librería<br />

especializada, biblioteca y<br />

editorial. Ha sido gestora de proyectos<br />

alrededor <strong>del</strong> libro infantil<br />

en Colombia. Es socia fundadora<br />

de la Asociación Colombiana de<br />

Libreros Independientes.<br />

“Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo<br />

sucede de acuerdo a la ley; la suerte o azar no es más que el<br />

nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos<br />

de causalidad, pero nada escapa a la ley”,<br />

El Kybalion<br />

Aunque es cierto que el principio con el que se rigen las<br />

compras públicas en Iberoamérica, parte, como dice<br />

Daniel, de la premisa de entregar más y mejores libros<br />

para uso de los ciudadanos y que su intención no tiene<br />

nada que ver con el impulso a la industria editorial,<br />

sus efectos colaterales sobre la producción, circulación<br />

y desarrollo <strong>del</strong> libro son inevitables e inocultables y<br />

deberían ser medibles.<br />

Por una parte, es innegable la cantidad de libros que<br />

llegan a nuestros países de la mano de editores y distribuidores<br />

–y también de algunos comerciantes oportunistas–<br />

cada vez que un Gobierno iberoamericano<br />

anuncia sus intenciones de realizar compras públicas.<br />

Por otra parte, es visible también el efecto que han causado<br />

en la aparición, florecimiento y posterior desaparición<br />

A partir de esta idea, quisiera poner sobre la mesa mis dudas al respecto<br />

y las preguntas que me rondan sobre este tema: ¿hasta cuándo<br />

las dotaciones deben ser tema exclusivo de los Gobiernos y <strong>del</strong> criterio<br />

de unos pocos?, ¿por qué no pueden comprar libremente en las<br />

librerías los bibliotecarios, los maestros, las escuelas, etc., de acuerdo<br />

con sus criterios y con las necesidades de sus usuarios?, ¿qué<br />

significa optimizar un presupuesto nacional?, si la dotación de bibliotecas<br />

públicas y escolares es función de los Gobiernos centrales<br />

y locales, ¿de quién es la responsabilidad de crear redes de distribución<br />

y librerías, de acercar los libros a la totalidad de la población,<br />

de informar y formar a los directamente implicados? Y ¿se trata de<br />

“cultura” cuando la dotación es pública y los precios son indicados<br />

por el generador de la compra, y de “comercio” cuando intervienen<br />

las librerías y el precio al usuario es el precio de venta al público establecido<br />

por el editor o distribuidor?<br />

Para empezar, las transacciones generadas por la compra pública en<br />

toda Iberoamérica dan la idea de un mercado sólido y compartido,<br />

hacen pensar que los libros circulan en toda la región, que los libros<br />

para niños cruzan más fácilmente fronteras y que están disponibles<br />

y son reconocidos en todos los países. Pero es fácil constatar que no<br />

es así, que de los libros elegidos para la compra pública solo circula<br />

en el mercado menos <strong>del</strong> 40 % de los seleccionados, ¿por qué?, ¿por<br />

qué esa separación entre el mundo real y el mundo ideal de la biblioteca?,<br />

¿por qué un editor o distribuidor ofrece al Estado libros por<br />

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los que no apuesta en el mercado?, o ¿es el Estado el que tiene una<br />

mirada sobre lo que debe circular y estar vigente que no tiene nada<br />

que ver con las apuestas de editores y distribuidores? y, nuevamente,<br />

¿lo que tiene que ver con el mercado es “comercio”, y con las dotaciones,<br />

“cultura”? o las editoriales y las distribuidoras se dedican al<br />

comercio, a producir sin ton ni son, y de esa producción, ¿es el Estado<br />

el que separa la mies de la paja?, y en su sabiduría y tras hacer esa<br />

separación, ¿protege a la comunidad <strong>del</strong> comercio salvaje en el sanctasanctórum<br />

de las bibliotecas?<br />

Y es que en general, en Iberoamérica, los libros para niños son el gran<br />

ausente en las librerías, hay contadas librerías especializadas, poquísimos<br />

libreros que realmente conocen el tema; las secciones de libros<br />

para niños en las librerías de cadena son lamentables y, además, en<br />

las librerías más interesantes de la región es sorprendente la mala calidad<br />

de la selección de libros para niños: personajes de toda índole<br />

comercial y de moda, libros juguete, juguetes, en una mezcla insólita<br />

que jamás se ve en las secciones de adultos, ¿por qué? Pareciera que<br />

el mundo <strong>del</strong> libro para niños es un mundo aparte, un mundo de los<br />

especialistas, una especie de gueto para iniciados. Un mundo aparte<br />

incluso <strong>del</strong> mundo de los libros en general, de los libros para adultos.<br />

Un mundo con sus propias reglas y su propio mercado, un mundo<br />

al que algunos se acercan solo por interés en sus resultados económicos,<br />

por sus éxitos en ventas, por lo interesante que resulta un mercado<br />

escolar cautivo y, por supuesto, la compra pública.<br />

Y ¿es cierto que la compra pública ha traído consigo una mayor circulación<br />

de los libros entre los países de la región? Creo que esto también<br />

es falso, porque ¿estar en las bibliotecas públicas o escolares es<br />

“circular”? Si los libros para adultos, que hacen parte de un mercado<br />

más abierto, menos dirigido y mediado apenas circulan entre nuestros<br />

países y solo cruzan fronteras cuando sus cifras de ventas superan<br />

las expectativas de los editores más optimistas, ¿qué podemos<br />

esperar de los libros para niños, concentrados en su propia esfera especial?<br />

Algunos fondos, pocos, cruzan realmente esas fronteras, pero<br />

¿cuáles?: y no me refiero a las multinacionales que tienen su manera<br />

particular de atravesar fronteras, pienso por ejemplo en el FCE por<br />

su condición especial como programa de Gobierno acompañado de la<br />

creación de centros culturales en toda la región; también fondos de<br />

mucha tradición como Ekaré, establecidos en los países con una industria<br />

más sólida desde hace más de 30 años, y, por supuesto, los<br />

españoles primero que los iberoamericanos, ¿por qué?, ¿son definitivamente<br />

mejores, más inteligentes, recursivos y mejor preparados<br />

los editores, autores e ilustradores españoles que los <strong>del</strong> resto de la<br />

región?, ¿en qué consiste esa notable habilidad de los colegas españoles<br />

para estar en todas partes?, ¿será porque solo es un océano el<br />

que nos separa más fácil de atravesar que los Andes y los cambios de<br />

hemisferio?, ¿por qué es más fácil enviar un libro desde Barcelona a<br />

cualquier lugar <strong>del</strong> continente americano que de Santiago de Chile a<br />

la Ciudad de <strong>México</strong>?, ¿por qué es más fácil adoptar en Colombia un<br />

libro español que uno argentino?, ¿será porque la lengua es madre<br />

desde España y solo hermana desde nuestro continente?<br />

Pero ¿puede este mundo especial funcionar de otra manera?, ¿habrá<br />

alguien interesado en que suceda? Cada vez que se toca este tema,<br />

hay alguien que recuerda las leyes <strong>del</strong> mercado, que para lo demás,<br />

incluida la dotación, está el Estado. Y si la compra pública se termina,<br />

como ya ha sucedido en Brasil, por ejemplo, o ha disminuido<br />

hasta convertirse en una leve sombra de lo que era, como en <strong>México</strong>,<br />

¿se termina nuestro pequeño y especial mundo?, ¿o habrá que<br />

pensar, ahora sí, de otra manera?, pensar en preparar a los que compran,<br />

comprar individualmente, distribuir –porque este es un mal<br />

de toda Iberoamérica– en nuestros territorios completos.<br />

Por ahora creo que la tarea pendiente no consiste solo en volver la<br />

mirada a la región para construir un mercado que tenga en cuenta,<br />

aproveche y considere nuestras particularidades como ventajas<br />

y trascienda las fronteras, sino en hacer crecer las redes de distribución<br />

y de librerías como espacio natural de la diversidad que<br />

permita fortalecer la capacidad de elegir y actuar de manera independiente<br />

a todos los ciudadanos.<br />

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Políticas públicas. De cómo pasar<br />

de las sospechas a los necesarios saberes<br />

María Elvira Charria Villegas/Colombia<br />

Para empezar me gustaría señalar que, desde mi punto de vista, las<br />

políticas culturales y educativas en materia <strong>del</strong> libro y la lectura se<br />

encuentran hoy en una difícil coyuntura en toda esta región, con regímenes<br />

políticos que, en muchos casos, están planteando retrocesos<br />

importantes en esta materia; así se hace necesario ser capaces de dar<br />

cuenta de lo que está sucediendo con las inversiones económicas,<br />

aportando información que permita comprender los beneficios que, de<br />

manera lenta pero estructural, están aportando al desarrollo de los individuos<br />

y de las comunidades adonde están llegando.<br />

De otro lado, pero en el mismo sentido, es necesario atender al cambio<br />

que recorre la sociedad en todos los órdenes políticos y administrativos<br />

y, para ello, recuperar las diversas voces, la mayoría de ellas<br />

casi siempre poco audibles y visibles en las grandes capitales, por razones<br />

diversas, pero que son potentes y absolutamente necesarias para<br />

entender la diversidad cultural y educativa y ponerlas en diálogo con<br />

nuevas prácticas sociales que incluyen tanto acciones comunitarias<br />

o no, como acciones en el sistema educativo formal y en la educación<br />

no formal, todas ellas muy diversas y con logros importantes. De igual<br />

manera, es necesario que podamos todos comprender otras modalidades<br />

de diálogo entre las administraciones públicas y las diversas formas<br />

de organización de algunos grupos de trabajadores de la cultura y<br />

de la educación. A ello no podemos estar ajenos todos los sectores involucrados<br />

alrededor de la LIJ.<br />

Me gusta mucho la imagen que Daniel nos plantea al referirse a algunos<br />

de los efectos de las políticas públicas <strong>del</strong> libro y la lectura:<br />

“En pocas palabras, han tenido el efecto de las tormentas tropicales:<br />

hacen reverdecer la vegetación amarillenta y germinar semillas<br />

transportadas por aves migratorias, permiten almacenar recursos<br />

para el estiaje, pero también arrasan con construcciones y parcelas<br />

cultivadas, y atraen a depredadores; las tormentas siempre están<br />

acompañadas de una compleja coreografía de luces y sombras, de<br />

ruido atronador, cantos de júbilo y elegías”.<br />

No me queda duda hoy de que toda política educativa cultural es<br />

una “intervención” no natural pero sí cultural, y que tiene muy diversos<br />

efectos, no solo los específicamente buscados para atender a<br />

las necesidades para responder. Algunos de ellos son efectos no esperados,<br />

pero con los que nos congratulamos, y otros resultan francamente<br />

indeseados. No creo que todos sean posibles de controlar,<br />

teniendo conciencia de su posible existencia, pero creo que es indispensable<br />

poder acercar la lente para comprender las construcciones<br />

arrasadas, que podremos evitarlas hacia <strong>del</strong>ante, así como entender<br />

el tipo de depredadores que merodearán para ver las posibilidades<br />

de evitar su presencia o, al menos, mitigarla.<br />

En ese sentido, tengo algunas consideraciones.<br />

En primer lugar, creo en el desarrollo de “observatorios de las políticas<br />

educativas y culturales” que puedan crearse desde espacios, con<br />

independencia conceptual e ideológica, hasta donde es esto posible,<br />

y visualizo acá fundamentalmente a las universidades. Así constituidos,<br />

su labor podrá ser de enorme ayuda frente a esta tarea. Observatorios<br />

que puedan dialogar con las partes involucradas en la<br />

intervención y con todos los espacios adonde ella llega, y que a su vez<br />

se planteen como interlocutores obligados para todos aquellos que<br />

asumen las intervenciones mayores o menores en el campo. Con todo<br />

respeto, creo que los observatorios en este campo empiezan a aportar<br />

información estadística importante, pero en ninguno de nuestros<br />

países veo que tengan aún las solvencias para desarrollar de manera<br />

sostenida sus trabajos de investigación en el campo y así poder instalar<br />

un diálogo social al respecto. Creo que esto es urgente y posible<br />

de lograr si nos lo proponemos, creo que en varias universidades de la<br />

región existen condiciones para que ello sea de su interés.<br />

En segundo lugar, entiendo la descripción de las políticas públicas que<br />

nos hace Daniel en lo referente a la importancia de buscar los procesos<br />

de participación social como uno de los elementos para la definición y<br />

consolidación de dichas políticas. Me gustaría referirme a una reflexión<br />

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que vengo haciéndome desde hace varios años. En el camino de trabajo<br />

en las políticas de lectura en nuestros países, apartándonos de las declaratorias<br />

de políticas al respecto, que entiendo que han servido como presión<br />

para lograr algunas cuestiones, y que es importante que existan,<br />

me parece que el único grupo social que ha tenido influencia en las decisiones<br />

han sido las Cámaras <strong>del</strong> Libro en los distintos países. Su voz,<br />

como grupo interesado, ha hecho posible en gran medida la existencia<br />

de los planes y programas de lectura desarrollados en los países en las<br />

ultimas dos décadas. Sin embargo, la voz de otros grupos interesados<br />

como los mediadores de lectura –maestros, bibliotecarios y otros– no<br />

ha tenido la misma relevancia. Por un lado, los maestros, como es de esperar,<br />

lo han hecho, en algunos países, a través de su participación en<br />

el marco de decisiones más amplias, como es el de las políticas educativas,<br />

en las que el tema de la lectura, referido a las condiciones que la<br />

educación formal debe dar para posibilitar que todos los chicos se incorporen<br />

como miembros de la cultura escrita, ha sido importante, pero sabemos<br />

que si bien la escuela es fundamental, no es suficiente para tener<br />

las condiciones necesarias para el acceso a prácticas de lectura y escritura<br />

para toda la población, como lo venimos constatando quienes participamos<br />

de estos espacios de reflexión. Por otro, los bibliotecarios, a pesar<br />

de estar constituidos en casi todos los países como asociaciones de profesionales,<br />

no han dirigido su voz precisamente al tema de la lectura,<br />

sino de manera general.<br />

¿Será posible que tengamos en nuestros países instituciones que<br />

trabajen para producir información sostenida acerca de diversos aspectos<br />

<strong>del</strong> acceso a la lectura y al libro, en los diferentes grupos?<br />

¿<strong>Lo</strong>graremos trabajar por la constitución y desarrollo de la organización<br />

profesional de todos los grupos interesados en que ello ocurra?<br />

Tengo confianza en que aquellos que se inician en el campo <strong>del</strong> acceso<br />

a la LIJ para todos encontrarán formas para lograrlo y darle con<br />

ello algunas posibilidades de contrarrestar las penosas posiciones<br />

de retroceso que se anuncian cada día en nuestros países y que son<br />

como los depredadores nombrados por Daniel.<br />

Creo en la necesidad de conformar asociaciones profesionales que<br />

agrupen a todos los mediadores de la lectura, capaces de acoger en<br />

su seno a maestros, bibliotecarios, promotores culturales y otras<br />

personas que trabajan de manera especial el tema <strong>del</strong> acceso a la<br />

lectura y la escritura, para constituirse como referentes sociales en<br />

los diálogos decisorios de políticas de lectura locales y nacionales.<br />

<strong>Lo</strong>s esfuerzos conjuntos tendrán una mayor incidencia que la que<br />

una asociación sola pueda tener, dados sus vínculos ocasionales<br />

con las autoridades de turno.<br />

Otro grupo social organizado que deberá tener fuerza resolutoria en<br />

los diálogos con autoridades son las organizaciones de libreros que<br />

en este decenio han aparecido y se van consolidando.<br />

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