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<strong>Spanish</strong><br />
EDITION<br />
UNA SORPRESA DE NAVIDAD<br />
Tuula Pere • Outi Rautkallio<br />
W<br />
ickWick
UNA SORPRESA DE NAVIDAD
<strong>Una</strong> <strong>sorpresa</strong> <strong>de</strong> <strong>Navidad</strong><br />
Relato <strong>de</strong> Tuula Pere<br />
Ilustraciones <strong>de</strong> Outi Rautkallio<br />
Diseño <strong>de</strong> Peter Stone<br />
Traducido al español por Fabio F Morales Garcia<br />
ISBN 978-952-357-379-6 (Hardcover)<br />
ISBN 978-952-357-380-2 (Paperback)<br />
ISBN 978-952-357-381-9 (ePub)<br />
Primera Edición<br />
Derechos Reservados © 2014-2021 Wickwick Ltd<br />
Publicado en 2021 por Wickwick Ltd<br />
Helsinki, Finlandia<br />
<strong>Christmas</strong> <strong>Switcheroo</strong>, <strong>Spanish</strong> Translation<br />
Story by Tuula Pere<br />
Illustrations by Outi Rautkallio<br />
Layout by Peter Stone<br />
<strong>Spanish</strong> translation by Fabio F Morales Garcia<br />
ISBN 978-952-357-379-6 (Hardcover)<br />
ISBN 978-952-357-380-2 (Paperback)<br />
ISBN 978-952-357-381-9 (ePub)<br />
First edition<br />
Copyright © 2014-2021 Wickwick Ltd<br />
Published 2021 by Wickwick Ltd<br />
Helsinki, Finland<br />
Originally published in Finland by Wickwick Ltd in 2014<br />
Finnish “Kummat lahjat”, ISBN 978-952-5878-13-4 (Hardcover)<br />
English “<strong>Christmas</strong> <strong>Switcheroo</strong>”, ISBN 978-952-5878-22-6 (Hardcover)<br />
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted<br />
in any form or by any means, mechanical, electronic, photocopying, recording, or otherwise, without the prior<br />
written permission of the publisher Wickwick Ltd. <strong>The</strong> only exception is brief quotations in printed articles<br />
and reviews. For <strong>de</strong>tails and written permissions, contact rights@wickwick.fi.<br />
Wickwick books are available at special discounts when purchased in quantity for premiums and promotions<br />
as well as fundraising or educational use. Special editions can also be created to specification. For <strong>de</strong>tails,<br />
contact specialsales@wickwick.fi.
<strong>Spanish</strong><br />
EDITION<br />
UNA SORPRESA DE NAVIDAD<br />
Tuula Pere • Outi Rautkallio<br />
W<br />
ickWick<br />
Children’s Books from the Heart<br />
1
Las Navida<strong>de</strong>s eran una fiesta que la familia<br />
Perkson se tomaba muy en serio. Los preparativos<br />
comenzaban mucho antes <strong>de</strong> que cayera la primera<br />
nevada. Mamá, en particular, adoraba la <strong>Navidad</strong>. Ya<br />
en verano y otoño cultivaba hiedra y bayas para la<br />
<strong>de</strong>coración.<br />
“De estos materiales saldrán estupendas<br />
guirnaldas <strong>de</strong> <strong>Navidad</strong>”, dijo mamá,<br />
<strong>de</strong>splegando un día sus tesoros sobre la<br />
mesa <strong>de</strong>l comedor.<br />
2
Al resto <strong>de</strong> la familia no le entusiasmaban tanto<br />
las guirnaldas. Ni el hecho <strong>de</strong> que, entre octubre<br />
y diciembre, la mesa <strong>de</strong>l comedor estuviera toda<br />
cubierta <strong>de</strong> materiales para artesanías navi<strong>de</strong>ñas.<br />
En cambio, a todos les encantaba escuchar villancicos<br />
y comer galletas <strong>de</strong> jengibre, incluso antes <strong>de</strong> que<br />
los árboles hubiesen perdido todas sus hojas.<br />
3
4
Mientras tanto, papá se entretenía preparando<br />
sus dispositivos eléctricos para las fiestas.<br />
Instaló las luces navi<strong>de</strong>ñas, inventó un calentador<br />
para el come<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> aves y reparó un duen<strong>de</strong> <strong>de</strong> pilas<br />
que cantaba villancicos. Si alguien daba una palmada,<br />
el duen<strong>de</strong> comenzaba a cantar a todo volumen y a<br />
brincar frenéticamente.<br />
Cada año, papá compraba más y más luces <strong>de</strong> <strong>Navidad</strong>.<br />
Pasaba muchas tar<strong>de</strong>s experimentando con ellas y<br />
reemplazando las bombillas fundidas.<br />
“¡Me gustaría tanto que este año no<br />
se quemen los fusibles!”, exclamó.<br />
5
Papá colgó cientos <strong>de</strong> luces titilantes y coloridas a lo largo<br />
<strong>de</strong>l tejado. Cubrió el manzano con mallas <strong>de</strong> luces y puso<br />
cascabeles en el buzón <strong>de</strong> correos que tintineaban cada vez que<br />
alguien pasaba por <strong>de</strong>lante. Después, se paseó orgulloso alre<strong>de</strong>dor<br />
<strong>de</strong> la casa, muy contento por lo que había logrado.<br />
Alfie y Ava, sin embargo, creían que esperar la <strong>Navidad</strong> era especial<br />
por otro motivo: la <strong>Navidad</strong> coincidía con el inicio <strong>de</strong>l<br />
invierno y la llegada <strong>de</strong> la nieve. A los dos les encantaba<br />
hacer castillos <strong>de</strong> nieve y toboganes <strong>de</strong> hielo. Y no eran<br />
castillos <strong>de</strong> nieve normales —¡eran enormes fortalezas!.<br />
Junto con sus amigos, levantaban muros y torres y<br />
cavaban pasadizos secretos. Al llegar la noche, los<br />
pequeños constructores regresaban a sus casas con<br />
sus guantes mojados y sus estómagos hambrientos.<br />
6
7
Mamá era muy hábil haciendo manualida<strong>de</strong>s.<br />
Había tomado al menos una docenas <strong>de</strong><br />
diferentes cursos <strong>de</strong> coser. Sabía hacer croché,<br />
encajes, tejidos, bordados y edredones. Este año, había<br />
<strong>de</strong>cidido hacer lindas cubiertas <strong>de</strong> croché para las<br />
botellas. Estaba segura <strong>de</strong> que a todos sus parientes<br />
les gustarían. La mesa <strong>de</strong>l café estaba cubierta <strong>de</strong><br />
ma<strong>de</strong>jas <strong>de</strong> hilos <strong>de</strong> muchos colores.<br />
“Me encanta esperar a que llegue la <strong>Navidad</strong>”, suspiró<br />
mamá con satisfacción, mientras hacía croché.<br />
8
<strong>Una</strong> noche, el aroma a pan <strong>de</strong> jengibre inundó<br />
la casa <strong>de</strong> los Perksons. La familia se sentó en<br />
círculo para hacer una lista <strong>de</strong> los regalos que aún<br />
tenían que comprar.<br />
“Nos faltan cuatro regalos”, dijo papá. “Necesitamos<br />
regalos para el tío Eddie, el primo Scott y la tía Trudy.<br />
A<strong>de</strong>más, tenemos que pensar qué le vamos a regalar a<br />
Mildred”, dijo. Mildred era la madrina <strong>de</strong> Ava y Alfie.<br />
“¡Vamos a sorpren<strong>de</strong>rlos con unos regalos geniales!”,<br />
exclamó Ava.<br />
Alfie sonrió. “¡Claro que sí!”<br />
9
10
La familia habló primero acerca <strong>de</strong> qué regalarle al tío Eddie.<br />
El tío Eddie había estudiado las aves por tanto tiempo,<br />
que había empezado a parecerse a un búho. Los motivos <strong>de</strong> su<br />
chaqueta favorita se parecían al plumaje <strong>de</strong> un búho.<br />
Mamá solía <strong>de</strong>cir que el tío Eddie era tan <strong>de</strong>spistado, que a veces<br />
incluso se le olvidaba su propio nombre. Pero a los niños eso les<br />
parecía una exageración. Después <strong>de</strong> todo, el tío Eddie se sabía<br />
<strong>de</strong> memoria los nombres <strong>de</strong> todas las aves, y ¡nada menos que<br />
en latín!<br />
También podía i<strong>de</strong>ntificar a todas las aves, hasta con los ojos<br />
cerrados. Las reconocía por sus cantos.<br />
“Regalémosle a Eddie un ave <strong>de</strong> mascota”, dijo Alfie.<br />
“¿Qué tal un loro?”, sugirió Ava.<br />
“¡Qué buena i<strong>de</strong>a!”, exclamó mamá. “¡Apuesto a que Eddie le<br />
pue<strong>de</strong> enseñar a hablar!”.<br />
11
La madrina <strong>de</strong> los niños, Mildred, era la mejor amiga <strong>de</strong> mamá.<br />
O al menos eso es lo que los niños pensaban, porque mamá<br />
se la pasaba hablando con ella por teléfono todo el día. Ava y Alfie<br />
habían visto fotos <strong>de</strong> mamá y Mildred <strong>de</strong> cuando éstas eran niñas.<br />
En ese entonces se parecían mucho entre sí. Pero ahora se veían muy<br />
diferentes.<br />
A mamá le gustaba <strong>de</strong>cir que Mildred se había convertido en una<br />
“artista visual”, mientras que ella misma se había convertido en una<br />
“artista <strong>de</strong> la vida”. Mildred tenía el cabello negro como el azabache,<br />
con flecos lisos como flechas, mientras que mamá era pelirroja y tenía<br />
el cabello muy rizado.<br />
12
En casa <strong>de</strong> Mildred todo era <strong>de</strong> color<br />
blanco o negro y estaba cuidadosamente<br />
organizado. En cambio, la casa <strong>de</strong> los Perksons<br />
estaba llena <strong>de</strong> colores, cosas y ruidos. Mildred<br />
<strong>de</strong>cía a veces que el <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> los<br />
Perksons la mareaba.<br />
“¿Qué pudiéramos regalarle a Mildred estas<br />
Navida<strong>de</strong>s?, se preguntó mamá en voz alta.<br />
“Ella ya no quiere tener más cosas”.<br />
“Regalémosle otro <strong>de</strong> esos abrigos <strong>de</strong> artista<br />
con bolsillos <strong>de</strong> colores”, sugirió papá. “Han<br />
pasado al menos cinco años <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que le<br />
regalamos el último”.<br />
13
“¿Quién sigue?”, preguntó Alfie.<br />
“Scott”, respondió Ava.<br />
Ava y Alfie pensaban que su primo Scott<br />
se comportaba <strong>de</strong> forma bastante extraña<br />
últimamente. Había <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> construir<br />
castillos <strong>de</strong> nieve con ellos y <strong>de</strong> conversar<br />
con el resto <strong>de</strong> la familia. Lo único<br />
que hacía era quedarse sentado en su<br />
habitación con los audífonos puestos.<br />
14
“No es nada grave”, dijo mamá, tranquilizando a Ava y a Alfie.<br />
“Es que está entrando en la edad <strong>de</strong> la adolescencia”.<br />
Ava y Alfie no entendieron <strong>de</strong>l todo lo que su madre había<br />
querido <strong>de</strong>cir.<br />
“Yo nunca quiero llegar a esa edad”, afirmó Alfie. “¡Scott se ha<br />
vuelto tan aburrido!”.<br />
“No te preocupes. Ya se le pasará”, lo tranquilizó mamá.<br />
“Regalémosle a Scott una batería eléctrica”, dijo papá<br />
emocionado. “A mí me hubiera gustado mucho que me<br />
regalaran una cuando yo era adolescente”.<br />
15
16
Seguía el regalo <strong>de</strong> la tía Trudy. Trudy era un caso<br />
difícil. Tenía opiniones radicales sobre todo lo<br />
habido y por haber, y nunca dudaba en comunicárselas<br />
a los <strong>de</strong>más.<br />
“Nada cambia nunca en esa cabeza tuya”, le había<br />
reprochado papá una vez a su tía. “¡Ni siquiera esos<br />
mechones rizados que tienes!”.<br />
Afortunadamente, aquella pequeña riña terminó<br />
pronto. En general, papá y la tía Trudy se la llevaban<br />
bastante bien. No había forma <strong>de</strong> cambiar la opinión<br />
<strong>de</strong> Trudy <strong>de</strong> que la cafetera y la lavadora eran los<br />
mejores artefactos jamás inventados por el hombre.<br />
Por eso, papá sabía que sus propios dispositivos e<br />
inventos jamás le agradarían a su tía.<br />
“Apuesto a que a la tía Trudy le gustaría tener un<br />
rizador eléctrico para el cabello”, dijo mamá. “Con él,<br />
podría mo<strong>de</strong>lar sus rizos en un abrir y cerrar <strong>de</strong> ojos”.<br />
17
Llegó el momento <strong>de</strong> salir <strong>de</strong> compras. Papá<br />
enganchó el remolque a su automóvil.<br />
Mamá se rió. “¿Para qué necesitamos el remolque?”,<br />
preguntó. “¡Sólo hacen falta cuatro regalos más!”.<br />
“Esta mañana vi un anuncio <strong>de</strong> una cochera con<br />
calefacción. Se me ocurrió que sería un bonito regalo<br />
para toda la familia”, explicó papá.<br />
18
Los niños cruzaron miradas y se rieron. ¡Típico <strong>de</strong><br />
papá!, pensaron. Las Navida<strong>de</strong>s anteriores, el regalo<br />
para la familia había sido una máquina automática<br />
para la sauna casera. El aparato se había averiado la<br />
primera vez que lo habían puesto en funcionamiento.<br />
¡Todos habían tenido que salir corriendo <strong>de</strong> la sauna<br />
porque la máquina no <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> lanzar agua sobre las<br />
piedras y el calor era insoportable!<br />
19
20
La ciudad estaba llena <strong>de</strong> gente. Parecía<br />
como si todo el mundo hubiera <strong>de</strong>cidido<br />
hacer sus compras navi<strong>de</strong>ñas al mismo tiempo.<br />
El estacionamiento estaba completamente<br />
lleno.<br />
Con gotas <strong>de</strong> sudor en su frente, papá estuvo<br />
manejando durante un rato buscando un<br />
puesto <strong>de</strong> estacionamiento en el que cupieran<br />
no sólo su auto sino también el remolque.<br />
Finalmente halló uno, y la familia se dirigió<br />
hacia las tiendas. Mamá y papá <strong>de</strong>cidieron<br />
quedarse en la gran tienda por <strong>de</strong>partamentos,<br />
mientras que los niños prefirieron seguir<br />
hacia el bulevar y el mercadillo <strong>de</strong> <strong>Navidad</strong>.<br />
21
22
Había un pequeño café al lado <strong>de</strong>l bulevar. En él<br />
vendían el chocolate caliente más <strong>de</strong>licioso <strong>de</strong>l<br />
mundo. Los niños pidieron sendas tazas <strong>de</strong> chocolate<br />
y se pusieron a sorberlo mientras admiraban los<br />
dulces exhibidos en una vidriera.<br />
“Después <strong>de</strong> que te quites ese bigote <strong>de</strong> chocolate<br />
que tienes en tu cara, podríamos ir a la biblioteca”, le<br />
sugirió Ava a Alfie.<br />
23
La biblioteca era el lugar preferido <strong>de</strong> Ava y Alfie en<br />
la ciudad. Siempre encontraban libros fascinantes<br />
en el rincón reservado para los niños.<br />
Esta vez, sin embargo, no tomaron prestado ningún<br />
libro —se estaba realizando un taller <strong>de</strong> manualida<strong>de</strong>s<br />
navi<strong>de</strong>ñas. Poco tiempo <strong>de</strong>spués, Alfie y Ava ya tenían<br />
sus propias estrellas <strong>de</strong> papel para llevar a la casa y<br />
pegar <strong>de</strong> una ventana.<br />
24
“Sólo quedémonos aquí un rato más”, susurró Ava<br />
contenta.<br />
Alfie asintió. “¡Se está tan tranquilo aquí —sin<br />
compradores ni aglomeraciones!”<br />
“Lástima que mamá y papá estén tan ocupados y no<br />
puedan disfrutar también <strong>de</strong> este momento”, suspiró<br />
Ava.<br />
25
A<br />
medida que se acercaba la <strong>Navidad</strong>, el ambiente en el hogar <strong>de</strong> los Perksons<br />
se iba poniendo más tenso. Ya se habían quemado en el horno no menos<br />
<strong>de</strong> tres ban<strong>de</strong>jas <strong>de</strong> pan <strong>de</strong> jengibre, y las velas caseras <strong>de</strong> mamá habían salido<br />
torcidas y mal teñidas.<br />
Mamá estaba cada vez más irritable. “¿Cómo voy a terminar todo a tiempo?”,<br />
se quejó. “¡Todavía tengo que envolver y enviar por correo los regalos <strong>de</strong> todos<br />
nuestros parientes!”.<br />
26
“Nosotros te po<strong>de</strong>mos ayudar”, propusieron los niños.<br />
“Mientras tú armas las casas <strong>de</strong> jengibre, nosotros envolveremos los<br />
paquetes”, dijo Alfie.<br />
Ava asintió. “Envolveremos muy bien los paquetes y escribiremos las<br />
direcciones en las etiquetas con bella caligrafía”.<br />
Mamá respiró aliviada. “Gracias, hijos”, dijo. “Aquí están las etiquetas<br />
para las direcciones y ahí tienen los regalos. Por favor, tengan cuidado”.<br />
27
Los niños envolvieron un paquete tras otro en un<br />
hermoso papel <strong>de</strong> regalo. Lo único que faltaba<br />
eran las etiquetas <strong>de</strong> las direcciones. De repente,<br />
mamá pasó a toda velocidad frente a ellos con un<br />
tazón <strong>de</strong> glaseado para tortas. Sin querer, pisó las<br />
etiquetas <strong>de</strong> direcciones y las <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nó.<br />
“¡Oh, no!”, exclamó mamá. “¡Sus<br />
bellas etiquetas!”.<br />
“No te preocupes, mamá”,<br />
dijo Ava.<br />
“Po<strong>de</strong>mos arreglar las<br />
etiquetas en un instante”,<br />
replicó Alfie. “Verás que todo<br />
saldrá bien”.<br />
28
Los niños se pusieron manos a la obra, reescribieron<br />
las etiquetas y las pegaron a los paquetes. Lo<br />
hicieron rápido, para que mamá no tuviera tiempo <strong>de</strong><br />
molestarse <strong>de</strong> nuevo.<br />
Más tar<strong>de</strong>, papá vio los paquetes. “Para el tío Eddie,<br />
para Mildred, para Scott y para la tía Trudy”, leyó en<br />
voz alta. Luego sonrió. “Excelente trabajo. Mañana<br />
iremos juntos a la oficina <strong>de</strong> correos”.<br />
29
El tío Eddie había pasado toda la mañana sentado<br />
con un gran libro <strong>de</strong> aves sobre sus rodillas. Estaba<br />
tan absorto en sus pensamientos, que el timbre <strong>de</strong> la<br />
puerta lo hizo brincar <strong>de</strong> su asiento.<br />
“¿Qué es eso? ¿Qué está pasando? Ah, es sólo el<br />
timbre”, susurró.<br />
30
El tío Eddie no tenía ninguna dificultad para<br />
permanecer quieto y en silencio durante horas<br />
cuando había que observar las aves. Pero cuando se<br />
trataba <strong>de</strong> regalos, ¡era muy impaciente!<br />
“Un paquete liso. Um... Esto se ve muy interesante,<br />
tal vez se trate <strong>de</strong> un nuevo libro <strong>de</strong> aves”, reflexionó.<br />
Despegó hasta el último pedacito <strong>de</strong> papel <strong>de</strong>l<br />
envoltorio. “Pero, ¿qué es esto?”.<br />
Era un abrigo <strong>de</strong> artista —con al menos una docena<br />
<strong>de</strong> bolsillos <strong>de</strong> todos los colores.<br />
Se quedó mirando el regalo durante un largo<br />
rato. Luego, lentamente, comenzó a sonreír.<br />
“Esto es algo, <strong>de</strong> hecho, sumamente útil. Tiene<br />
mucho espacio para mis binoculares y el<br />
resto <strong>de</strong> mis pertenencias. Ya no tendré<br />
que estar buscando mis llaves y mis<br />
lentes todo el tiempo. ¡Qué regalo<br />
tan estupendo!”<br />
31
32
Mildred acababa <strong>de</strong> terminar su saludable <strong>de</strong>sayuno <strong>de</strong> cereales<br />
con leche y una manzana. Enseguida, recogió la cocina y se<br />
dirigió hacia don<strong>de</strong> estaban sus bártulos <strong>de</strong> pintura. Un gran lienzo<br />
blanco estaba colocado sobre un caballete, esperando por los trazos<br />
<strong>de</strong>l pincel.<br />
Mildred sabía exactamente lo que quería pintar. Apartando los largos<br />
flecos que le impedían ver bien, entornó los ojos.<br />
“Me imagino una línea ancha y negra en la parte <strong>de</strong> abajo, y dos líneas<br />
más <strong>de</strong>lgadas en la parte superior. Y, en el medio, un óvalo rojo.”<br />
Cuando iba por la mitad <strong>de</strong>l cuadro, tocaron a la puerta —había llegado<br />
un paquete. Mildred <strong>de</strong>cidió abrir inmediatamente el paquete alargado.<br />
De todas formas, su sesión <strong>de</strong> pintura ya había sido interrumpida.<br />
Examinó el regalo que tenía <strong>de</strong>lante suyo. “¡Qué elección tan peculiar<br />
esta <strong>de</strong> la familia Perkson!”, exclamó, tomando en sus manos un<br />
rizador para el cabello. “Está bien, no pierdo nada con probarlo sobre<br />
mis flecos. Tal vez así pueda mantenerlos alejados <strong>de</strong> mis ojos mientras<br />
pinto”.<br />
Media hora más tar<strong>de</strong>, Mildred contemplaba en el espejo <strong>de</strong> la entrada<br />
su flamante imagen con el cabello rizado. Asintió con un gesto <strong>de</strong> la<br />
cabeza a su propio reflejo, muy complacida con él.<br />
33
El primo Scott se aburría en su habitación. Gruñó<br />
cuando su madre tocó a la puerta. Ni siquiera<br />
le dio las gracias por el gran paquete y el sobre que<br />
aparecieron sobre el suelo <strong>de</strong>lante suyo.<br />
“No tengo ganas <strong>de</strong> abrir este regalo”, murmuró Scott.<br />
“Los Perksons siempre me regalan cosas infantiles”.<br />
Tomó el sobre. “Espero que contenga dinero”.<br />
Pero no, no había dinero <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l sobre. En vez <strong>de</strong><br />
ello, Scott encontró un certificado <strong>de</strong> regalo para la<br />
tienda <strong>de</strong> aves, que <strong>de</strong>cía: Vale por un loro.<br />
34
Sorprendido, Scott miró el paquete y lo <strong>de</strong>senvolvió.<br />
¡Era una gran jaula para pájaros!<br />
“¿Adón<strong>de</strong> vas tan <strong>de</strong>prisa?”, le preguntó la madre a<br />
Scott mientras éste salía corriendo frente a ella. Pero<br />
él no tuvo tiempo <strong>de</strong> contestar. No veía la hora <strong>de</strong><br />
llegar a la tienda <strong>de</strong> aves.<br />
¡Qué genial!, pensó Scott. Un loro para mí solo. ¡Ninguno<br />
<strong>de</strong> mis amigos tiene uno!<br />
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36
Frustrada, la tía Trudy estaba <strong>de</strong> pie en el zaguán junto<br />
a una gran caja.<br />
“¡Qué falta <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>ración la <strong>de</strong> enviarme un regalo tan<br />
gran<strong>de</strong>”, protestó. “Me va a costar mucho trabajo abrirlo.<br />
¿Y qué se supone que <strong>de</strong>bo hacer con todo este cartón y<br />
envoltorio plástico <strong>de</strong> burbujas?”<br />
El regalo resultó ser tan sorpren<strong>de</strong>nte, que, por una vez, la<br />
tía Trudy se quedó sin palabras. Metió la mano en la caja y<br />
sacó algunas <strong>de</strong> las partes —¡<strong>de</strong> una batería eléctrica!<br />
Pronto, la batería eléctrica estuvo lista en todo su esplendor.<br />
Lo único que faltaba hacer era enchufarla.<br />
“¡Esos Perksons adivinaron cuál era mi sueño secreto!”,<br />
dijo Trudy maravillada. “Durante setenta años, he estado<br />
<strong>de</strong>masiado avergonzada para <strong>de</strong>cirle a nadie que me<br />
encantaría tocar la batería”.<br />
La tía Trudy se puso los audífonos y se <strong>de</strong>jó llevar. Tocó<br />
durante todo el día. Al atar<strong>de</strong>cer, sus hombros, normalmente<br />
tensos, estaban relajados por primera vez, y los ritmos<br />
salvajes habían alborotado sus rígidos bucles.<br />
“¡Qué regalo tan maravilloso!”, exclamó Trudy. “Debo llamar<br />
enseguida a los Perksons para darles las gracias”.<br />
37
Mamá colgó el auricular. Estaba roja como un tomate.<br />
“Nunca adivinarán lo que sucedió”, dijo lentamente. “La tía<br />
Trudy recibió por equivocación la batería —y ¡le gustó muchísimo!<br />
“¡No me digas que Scott recibió el rizador <strong>de</strong> cabello <strong>de</strong> la tía Trudy!”,<br />
exclamó Alfie.<br />
<strong>Una</strong> llamada a la madre <strong>de</strong> Scott reveló cuál había sido la siguiente<br />
confusión. La mamá <strong>de</strong> Scott dijo que Scott había estado toda la<br />
tar<strong>de</strong> encerrado en su habitación hablándole a su flamante loro.<br />
“¡Scott incluso se ha estado riendo!”, añadió la mamá <strong>de</strong> Scott.<br />
Mamá seguía molesta.<br />
“No hay <strong>de</strong> qué preocuparse”, la tranquilizó papá. “Tanto Trudy<br />
como Scott están fascinados con sus respectivos regalos”.<br />
“Me pregunto lo que Mildred y Eddie dirán<br />
acerca <strong>de</strong> los suyos”, murmuró mamá. Se<br />
llevó las manos a las sienes. “¡Me está<br />
dando un dolor <strong>de</strong> cabeza!”<br />
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39
Mamá corrió hacia el sofá y se escondió bajo<br />
una manta. No quiso contestar el teléfono<br />
más tar<strong>de</strong>, ni siquiera cuando Mildred la llamó para<br />
agra<strong>de</strong>cerle el rizador <strong>de</strong> cabello.<br />
Papá escuchó la <strong>de</strong>scripción emocionada <strong>de</strong> Mildred<br />
acerca <strong>de</strong> su nuevo peinado con bucles. “Mildred<br />
<strong>de</strong>cidió también cambiar el estilo <strong>de</strong> sus pinturas”,<br />
informó papá. “¡Dice que su próxima obra tendrá<br />
líneas onduladas!”.<br />
“Pero aún falta el tío Eddie. No me lo puedo imaginar<br />
contento con el abrigo <strong>de</strong> artista”, se quejó mamá<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la manta. “Por favor, llámalo”.<br />
40
Afortunadamente, mamá se equivocaba. El tío<br />
Eddie se estaba paseando muy orondo con su<br />
abrigo repleto <strong>de</strong> bolsillos. “He <strong>de</strong>bido comprarme un<br />
abrigo como este hace mucho tiempo”, le dijo a papá<br />
por teléfono. “¡Ya no volveré a per<strong>de</strong>r mis cosas!”.<br />
El tío Eddie tocó el bolsillo rojo don<strong>de</strong> había guardado<br />
sus binoculares. En cuanto <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> hablar con papá<br />
por teléfono, se fue a observar las aves en el come<strong>de</strong>ro.<br />
41
El día antes <strong>de</strong> Nochebuena fue complicado. Las<br />
luces navi<strong>de</strong>ñas que papá había instalado en la<br />
calle habían empezado a fallar. Mamá estaba en cama<br />
con una compresa fría sobre la frente.<br />
“Esto no es como yo lo planeé”, se quejó. “¡Se suponía<br />
que estas Navida<strong>de</strong>s iban a ser perfectas!”<br />
42
Los niños notaron que sus padres se estaban molestando mucho. “Es hora <strong>de</strong><br />
que nosotros nos hagamos cargo <strong>de</strong> la situación”, le dijo Ava a Alfie.<br />
Alfie asintió. “¡Hagámoslo!”<br />
Los niños corrieron hacia la cocina y revisaron los estantes y la nevera. Había<br />
suficiente comida, sin duda, pero ellos no sabían cómo preparar una cena <strong>de</strong><br />
Nochebuena.<br />
“Me gustaría saber cómo se prepara un pavo navi<strong>de</strong>ño”, dijo Alfie. Ava <strong>de</strong>cidió<br />
llamar por teléfono a Mildred y a la tía Trudy. Esperaba que alguna <strong>de</strong> ellas<br />
pudiera ayudarlos.<br />
43
La mañana <strong>de</strong>l 24 <strong>de</strong> diciembre, Alfie y Ava se <strong>de</strong>spertaron antes<br />
que sus padres. Estaban emocionados porque en la noche<br />
recibirían sus regalos, pero eso tendría que esperar. Primero tenían<br />
que ocuparse <strong>de</strong> unas cuantas cosas.<br />
Oyeron ruidos <strong>de</strong> cal<strong>de</strong>ros provenientes <strong>de</strong> la planta baja. Pasaron<br />
sin hacer ruido frente al dormitorio <strong>de</strong> sus padres y llegaron hasta<br />
la cocina. Su plan había funcionado a la perfección. El aroma a<br />
pavo ya inundaba la habitación, haciendo que a uno se le hiciera la<br />
boca agua.<br />
44
La tía Trudy les sonrió. “El pavo ya está en el horno”, dijo Trudy.<br />
“Estará listo para la cena”.<br />
“También horneamos rosquillas”, dijo Mildred, mostrándoles una<br />
cesta.<br />
“¿Cómo po<strong>de</strong>mos ayudar?”, preguntó Alfie.<br />
Mildred y la tía Trudy les dieron a los niños algunas instrucciones<br />
rápidas. Pronto también ellos estaban ocupados pelando vegetales,<br />
puliendo la cubertería y poniendo la mesa <strong>de</strong> Nochebuena.<br />
45
Más tar<strong>de</strong>, todavía en bata <strong>de</strong> dormir,<br />
mamá entró <strong>de</strong> puntillas a la cocina. Se<br />
le iluminó el rostro cuando vio el milagro que<br />
sus ayudantes habían logrado hacer.<br />
46
47
Esa noche, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que todos<br />
hubieron disfrutado <strong>de</strong> una <strong>de</strong>liciosa<br />
cena <strong>de</strong> <strong>Navidad</strong> y hubieron abierto<br />
sus regalos, los niños les pidieron a los<br />
presentes que se acercaran a mirar por<br />
la ventana. Les tenían preparada una<br />
<strong>sorpresa</strong> <strong>de</strong> <strong>Navidad</strong>: había linternas<br />
<strong>de</strong> nieve <strong>de</strong> diferentes tamaños<br />
que iluminaban los árboles y los<br />
arbustos <strong>de</strong>l jardín.<br />
“¡Qué hermoso!”, dijo mamá.<br />
“¡Sorpren<strong>de</strong>nte!”, coincidió papá<br />
mientras los abrazaba.<br />
Mamá comenzó a entonar<br />
en voz baja un villancico <strong>de</strong><br />
<strong>Navidad</strong>, y pronto los <strong>de</strong>más<br />
se le unieron a coro.<br />
No importaba en absoluto<br />
que las luces <strong>de</strong> <strong>Navidad</strong><br />
<strong>de</strong> papá todavía estuvieran<br />
fallando. Había tenido<br />
lugar otra <strong>Navidad</strong> perfecta<br />
en casa <strong>de</strong> los Perksons.<br />
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Los Perksons adoran la <strong>Navidad</strong> — especialmente mamá, que<br />
comienza a preparar la “<strong>Navidad</strong> perfecta” <strong>de</strong>s<strong>de</strong> principios<br />
<strong>de</strong> otoño. Pero, a veces, los planes <strong>de</strong> mamá son tan ambiciosos,<br />
que se queda sin fuerzas incluso antes <strong>de</strong> que empiece la <strong>Navidad</strong>.<br />
En cambio, para papá lo más importante es que el jardín esté<br />
adornado con miles <strong>de</strong> luces para alegrar las Pascuas. ¡Lástima<br />
que los fusibles casi siempre se fundan cada vez que se le ocurre<br />
hacer un nuevo arreglo <strong>de</strong> luces!<br />
Este año, los Perksons logran comprar los últimos regalos justo<br />
a tiempo. Pero al final las cosas no salen exactamente tal<br />
como las planearon. ¿Tendrán los Perksons una <strong>Navidad</strong><br />
feliz aunque los preparativos no sean <strong>de</strong>l todo perfectos?<br />
wickwick.fi