VOZ0808

2 La Voz | Agosto 8 del 2024
Opinión
LAS MUJERES SON AHORA LA CLASE
TRABAJADORA DE ESTADOS UNIDOS
Por Kathryn Anne Edwards
Economista laboral y consultora
de políticas independiente.
Es un año electoral, lo que signifi
ca que escucharemos a muchos
demócratas y republicanos
afi rmar que su partido es el
único y verdadero defensor de
la clase trabajadora estadounidense.
Claro, pero ¿qué signifi ca
ser parte de la clase trabajadora
en Estados Unidos hoy en día?
Signifi ca ser mujer.
Si hay una estadística que describe
a la “clase trabajadora”, es
ésta: de los 869.000 trabajadores
que reciben el salario mínimo
federal de 7,25 dólares la hora
o menos, el 69% son mujeres,
según la Ofi cina de Estadísticas
Laborales. Su defensor ideal es
aquel que lucha por una licencia
familiar remunerada, guarderías
infantiles, un salario mínimo más
alto, mejores regulaciones que
garanticen días de enfermedad
remunerados y una mejor aplicación
de las leyes laborales que
las protejan del robo de salarios y
el acoso sexual.
La empresa de encuestas Gallup
ha pedido sistemáticamente
a los estadounidenses que se
identifi quen en una clase: alta,
media alta, media, trabajadora
y baja. Según su categorización,
la clase trabajadora se encuentra
en algún punto entre pobre
y acomodada, evitando la pobreza,
pero careciendo de los
rasgos distintivos de la vida de
clase media, como la seguridad
de jubilación o la propiedad de
una vivienda. La clase trabajadora
tiene trabajo, pero está
sobreviviendo, no prosperando.
Y por más vaga que sea la noción
de “sobrevivir, no prosperar” entre
los trabajadores, las mujeres tienen
muchas más probabilidades
de cumplir con ese perfi l. Un poco
menos de la mitad, alrededor del
47%, de los trabajadores empleados
en los EE. UU. son mujeres,
pero son la mayoría de los trabajadores
mal pagados. Hay algunas
formas de pensar en esto. Una es
observar las ocupaciones peor
pagadas y determinar qué proporción
de los trabajadores son
mujeres. Efectivamente, entre las
20 ocupaciones peor pagadas, en
las que un trabajador puede esperar
ganar entre 30.000 y 35.000
dólares al año, las mujeres son
mayoría en 15 de ellas, según la
Ofi cina de Estadísticas Laborales.
En otras palabras, si se trata de
ocupaciones peor pagadas, las
mujeres estarán sobrerrepresentadas.
Teniendo esto en mente, las políticas
que deben promoverse
son las que mejoran las condiciones
laborales de las mujeres,
porque los empleos con
salarios bajos tienen menos
probabilidades de ofrecer tiempo
libre remunerado, benefi cios
de jubilación o seguro médico.
Además, es más probable que
esos empleos se encuentren en
industrias con altas infracciones
o en aquellas identifi cadas
por el Departamento de Trabajo
como las que tienen la mayor
incidencia de robo de salarios.
Para las mujeres trabajadoras,
existe el problema adicional del
acoso. Los datos de la Comisión
de Igualdad de Oportunidades en
el Empleo son difíciles de obtener,
pero históricamente la discriminación
por embarazo y el acoso
sexual son mucho más comunes
en las industrias con salarios bajos,
como el comercio minorista,
el alojamiento y los servicios de
comida. Además, está la carga
de las tareas de cuidado. Las
mujeres tienen más probabilidades
que los hombres de cuidar a
los niños y a los miembros de la
familia enfermos o ancianos. Por
lo tanto, un verdadero defensor
de la clase trabajadora también
lucharía por la aplicación de la
legislación laboral y la licencia
familiar remunerada.
La política de la clase trabajadora
ha ignorado en gran medida a las
mujeres porque han demostrado
ser menos interesantes como bloque
de votantes. En los últimos
40 años, los hombres blancos
sin título universitario cambiaron
de partido político. Se les apodó
“hombres blancos de clase trabajadora”.
Es un apodo político,
que no proviene de la demografía
real de la clase trabajadora, sino
una forma abreviada y conveniente
de describir a las personas
que no han ido a la universidad.
Eso no es lo mismo que ser realmente
de clase trabajadora. Por
ejemplo, defi nido de esa manera,
el 62% de los estadounidenses
pertenecería a la clase trabajadora,
lo cual es demasiado amplio.
Eso es más del doble de lo que
se identifi can como miembros
de la clase trabajadora en las
encuestas de Gallup, que se ha
mantenido en alrededor del 30%
desde 2000.
Por supuesto, muchos hombres
forman parte de la clase trabajadora,
pero no son representativos
del grupo en general porque, por
lo general, ganan demasiado.
Consideremos que los hombres
que no han terminado la escuela
secundaria ganan unos 6
dólares por hora más que sus
contrapartes femeninas. Visto de
otra manera, los hombres que no
terminaron la escuela secundaria
pueden esperar ganar aproximadamente
lo mismo que las mujeres
que sí la terminaron: 19 dólares
por hora. Los bajos salarios
de las mujeres son una de las
la Ley de Chips y Ciencia y la Ley
de Inversión en Infraestructura y
Empleo crearán más empleos no
universitarios con salarios más
altos en ocupaciones típicamen-
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te masculinas.
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razones por las que es más probable
que tengan al menos dos
empleos que los hombres.
Nada de esto pretende minimizar
a los hombres blancos sin
título universitario como grupo.
Tienen una historia económica
única que está profundamente
entrelazada con la caída del trabajo
manual. Los economistas
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estiman que los salarios de los
hombres de entre 25 y 54 años
sin título universitario cayeron
un 18% en términos reales entre
1973 y 2015. Pero hay que
tener en cuenta que, incluso
después de esa caída, siguen
ganando mucho más que las
mujeres trabajadoras con un nivel
educativo similar. Además, la
Ley de Reducción de la Infl ación,
La verdadera clase trabajadora
—las mujeres que sobreviven, no
las que prosperan, que reciben
salarios bajos y tienen empleos
sin benefi cios adicionales, sin
licencias, sin cuidados— merecen
un defensor, o al menos un
político que las reconozca por
lo que son.
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Consultora
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