Impreso viernes 11 octubre 2024
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El Nacional<br />
V i e r n es <strong>11</strong> de O ctu b re de <strong>2024</strong><br />
Opinión <strong>11</strong><br />
Hugo Ysalguez<br />
d r. h u goys a l gu ez @ h ot m a i l . co m<br />
Debido a la inacción de la comunidad<br />
internacional respecto<br />
a la profunda crisis que sacude<br />
Haití, el presidente Luis Abinader,<br />
ordenó la deportación masiva de 10 mil<br />
ilegales del vecino país cada semana, protegiendo<br />
así nuestro territorio y la soberanía<br />
nacional de intrusos que tienen<br />
una cultura, tradiciones y lengua distintas a<br />
los dominicanos, levantando ghettos en<br />
muchos lugares, y cometiendo crímenes y<br />
delitos que ocasionan inseguridad y desasosiego<br />
a familias dominicanas.<br />
La disposición del jefe de Estado, es un<br />
acto que lo enaltece y reafirma su vocación<br />
nacionalista, invocada en foros extranjeros,<br />
enarbolando el principio de que no habrá<br />
solución al caos y la anarquía de Haití,<br />
partiendo del uso de nuestro territorio, y en<br />
virtud de que sus clamores no fueron<br />
escuchados y no se tomó, aun tímidamente,<br />
una salida a la convulsión del país<br />
más pobre del continente americano, no le<br />
Fernando A. De León<br />
fe r n a n d o 2 6 . d e l e o n @ ya h o o. co m<br />
Ahora a los que vivimos en el<br />
exterior, nos llaman diáspora.<br />
Neologismo, metáfora, metonimia<br />
o como quiera llamársele, lo<br />
utilizan indistintamente, intelectuales, periodistas,<br />
funcionarios y otros sectores.<br />
El término en cuestión suena bien; nos<br />
gustan los vocablos sofisticados, y así como<br />
los gobiernos fantasean con proyectos improvisados<br />
y no bien planificados. Con<br />
cierta vanidadtratamos de aparentar que<br />
somos ilustrados; por ello siempre invent<br />
a m o s.<br />
En cuanto al uso de ciertas grafías nos<br />
gusta lo que es más sonoro y hasta cierto<br />
punto fácil de emplear, sin internarnos en<br />
el verdadero origen de lo que decimos. No<br />
investigamos ni acudimos al estudio de los<br />
diccionarios de dudas, en busca de la real<br />
etimología de las palabras que manejamos.<br />
Rafael Méndez<br />
r m e n d ez @ g m a i l . co m<br />
El desarrollo económico debe estar<br />
íntimamente ligado a la justicia<br />
social. No es suficiente que el<br />
mundo progrese en términos de<br />
crecimiento económico si ese crecimiento<br />
no se traduce en mejoras tangibles para los<br />
pueblos. En este punto se manifiesta una<br />
contradicción evidente: mientras algunas<br />
naciones acumulan riqueza, otras siguen<br />
atrapadas en la pobreza, enfrentando desigualdades<br />
cada vez más profundas.<br />
Para empujar al mundo en la dirección<br />
correcta, es imprescindible promover políticas<br />
globales que garanticen la distribución<br />
equitativa de los recursos, la igualdad<br />
en el acceso a la educación y la salud, y<br />
el respeto a los derechos laborales. Estas<br />
Abinader y la patria<br />
quedó otro camino que expulsar a los<br />
extranjeros que viven en forma irregular.<br />
Un grupo de haitianos agrupados en un<br />
movimiento denominado Desconocido,<br />
plantó una minúscula manifestación frente<br />
al Palacio Nacional, reclamando el otorgamiento<br />
de la nacionalidad dominicana,<br />
sin exhibir la bandera dominicana, faltando<br />
el respeto a la figura presidencial al pronunciar<br />
denuestos e improperios que caen<br />
en transgresiones a leyes del país, y por vía<br />
de consecuencia son pasibles de ser sometidos<br />
a la justicia.<br />
Muchas ONG y organismos internacionales<br />
salen en defensa de los haitianos<br />
ilegales, alegando que son apátridas y<br />
merecen ser registrados en las oficialías<br />
del Estado Civil, desconociendo que la<br />
Constitución de Haití establece con claridad<br />
precisa que los hijos de haitianos<br />
preservan la nacionalidad de su país en<br />
cualquier lugar que nazcan, tratando de<br />
ignorar que la falta de identidad se debe<br />
Diáspora y apátridas<br />
No somos Dominican York y mucho memos<br />
diáspora. Viajamos con regularidad a<br />
nuestro país y enviamos remesas. Tenemos<br />
un lar al que retornamos cuando queramos.<br />
Hemos huido en busca de idóneos horizontes<br />
y estamos dispersos, no por total abandono,<br />
sino porque las inequidades y exclusiones nos<br />
expulsaron .<br />
Pero hay más. Aunque somos neófitos<br />
en la materia entendemos que, en lo de<br />
diáspora, hay aristas similares con el<br />
apátrida. Sí, porque prácticamente tener<br />
patria tiene una relación biunívoca, es<br />
decir, la tengo y ella me protege; el estado<br />
me ampara y me otorga derechos. Si no se<br />
cumple con esto entonces, ¿Vale la pena<br />
tener patria y de modo chovinista considerarnos<br />
patriotas?<br />
Recordemos que patria viene a ser padre<br />
o protector. Se dice regularmente: la<br />
Justicia y desarrollo<br />
que no existe un registro civil en el vecino<br />
país, que los pueda dotar de una documentación.<br />
Todos sectores que inciden en la vida<br />
pública, principalmente los partidos políticos,<br />
apartándose del sectarismo, deben<br />
unirse y apoyar al presidente Abinader en<br />
esta jornada patriótica, cuyo único interés<br />
es salvaguardar a la República de funestos<br />
planes furtivos de fuerzas exógenas que<br />
viven conspirando contra nuestra soberanía,<br />
un legado de los patricios y de<br />
Gregorio Luperón.<br />
Hasta hoy se han deportado más de nueve<br />
mil haitianos en redadas a nivel nacional,<br />
donde participan los institutos castrenses y<br />
la dirección de Migración, en una tarea que<br />
llenará de gloria al presidente Abinader,<br />
que nunca ha aceptado los planes de instalar<br />
campos de refugiados, prohijados por<br />
la ONU y potencias mundiales ni tampoco<br />
ha accedido a negociar la nacionalidad<br />
dominicana.<br />
patria potestad. Cuando se elabora una<br />
obra en favor de los demás o de alguien,<br />
se considera que se hace patria. No por<br />
placer, la mayoría buscamos otros hor<br />
izontes.<br />
Creemos que la patria no solo es el terruño<br />
donde nacimos; las gentes y los encantos de<br />
la tierra que añoramos y amamos. Si el<br />
Estado y gobiernos nos excluyen, y tampoco<br />
recibimos la protección de las entidades<br />
profesionales a las que pertenecemos, para<br />
muchos de nosotros estimar que tenemos<br />
patria, es condicionarnos y ser ilusos.<br />
Ello es diferente a ser auténticamente<br />
nacionalista. Podremos decir que en cierto<br />
modo, hay apatridia. Y, si como “esca -<br />
p a m o s” de las desigualdades; hay afinidad<br />
con lo antes expuesto. Si cabe el término, si<br />
somos “diaspor izados”. De algún modo,<br />
también apátridas.<br />
acciones requieren desafiar un sistema económico<br />
que ha priorizado los intereses de<br />
unos pocos, a expensas del bienestar de la<br />
mayoría .<br />
En una conferencia magistral, el inte<br />
Llevar este mundo adelante por el camino<br />
correcto significa unirse en la defensa de<br />
principios universales: la paz, la justicia<br />
social, la equidad y la libertad de los pueblos<br />
para definir su destinolectual brasileño,<br />
Frei Betto, alertó sobre las dificultades<br />
que enfrentan los gobiernos progresistas,<br />
porque “cuando quieren establecer<br />
programas sociales en beneficio de<br />
la mayoría de la población, como la radicalización<br />
del hambre, mejorar la educación,<br />
la salud, distribuir de manera equitativa<br />
los recursos, de inmediato sufren las<br />
presiones de los países y los organismos<br />
económicos internacionales, empieza la<br />
volatilidad, la falta de recursos y todo ellos<br />
para que no se cumpla con las políticas<br />
p ú b l i c a s”.<br />
La autodeterminación de los pueblos y el<br />
respeto a la soberanía son otros pilares<br />
fundamentales en esta búsqueda. Las naciones<br />
y sus ciudadanos tienen el derecho<br />
inalienable de elegir su propio destino sin<br />
injerencias externas que limiten su independencia.<br />
En este contexto, la defensa<br />
de la autodeterminación se convierte en<br />
una denuncia contra las prácticas intervencionistas<br />
y hegemónicas que atentan<br />
contra la voluntad de los pueblos.<br />
VOCES Y ECOS<br />
Rafael Peralta Romero<br />
ra fa e l p e ra l ta r @ g m a i l . co m<br />
Una paz con<br />
disidencia<br />
La República Dominicana vive una<br />
atmósfera de paz que -afortunadamente-<br />
no es la llamada paz<br />
del cementerio ni la paz vivida<br />
durante la tenebrosa dictadura de los<br />
Trujillo, sino una paz con disidencia. La<br />
disidencia es equivalente al desacuerdo, y<br />
esto es muy propio de la democracia. No<br />
se concibe democracia sin disensión.<br />
Antes de que se discutiera en el Congreso<br />
Nacional el proyecto de ley que<br />
autorizaría una reforma a la Constitución,<br />
los líderes de la oposición externaron<br />
opiniones contrarias a la modificación del<br />
texto constitucional. La ley fue aprobada<br />
el primero de <strong>octubre</strong> con el rechazo de la<br />
oposición. Un rechazo con espíritu deportivo.<br />
Una vez aprobada, algunos diputados se<br />
ausentaron de la sala de sesiones reiterando<br />
su desaprobación al proyecto<br />
convertido en ley que declara la necesidad<br />
de una reforma constitucional. Se admite<br />
su derecho al retiro, como se admite el<br />
derecho de la mayoría a permanecer y<br />
votar favorablemente en una reunión<br />
convocada conforme a la ley.<br />
Instalada la Asamblea Nacional Revisora,<br />
para debatir las enmiendas, un vocero<br />
de la contrarreforma proclamó que<br />
allí no había consenso. Y lo bueno era que<br />
no hubiera consenso, pero ese representante<br />
de uno de los PLD ignoraba, o<br />
fingía ignorar, que él y su agrupación<br />
representaban el disenso. Por eso había<br />
c o n s e n s o.<br />
Donde no hay disenso, es válido dudar<br />
que funcione la democracia. La disensión<br />
guarda relación semántica con desacuerdo,<br />
discrepancia, desavenencia, divergencia,<br />
disconformidad, disentimiento, oposición.<br />
Todo eso ha concurrido en los<br />
debates en torno a la reforma. La democracia<br />
es tolerante.<br />
Sin demostrar el fundamento de su<br />
ponzoñoso rechazo a la propuesta de<br />
reforma a la Carta Magna sometida por el<br />
presidente Luis Abinader, los líderes políticos<br />
que en el pasado reciente introdujeron<br />
arreglos a la Constitución para<br />
satisfacer propósitos netamente personales,<br />
escenificaron acciones ridículas.<br />
Pero se le reconoce como derecho.<br />
En sesiones consecutivas efectuadas el<br />
lunes 7 y martes 8, la Asamblea Nacional<br />
sancionó en primera lectura los puntos<br />
señalados por la ley número 61-24, promulgada<br />
por el presidente Abinader el dos<br />
de <strong>octubre</strong>. Pese a la aprobación, los disidentes<br />
tienen otro chance de resonancia.<br />
La Asamblea deberá reunirse el lunes 14<br />
para una segunda lectura de la pieza.<br />
Quiero hacer notar que entre las disposiciones<br />
aprobadas está la que indica<br />
que “…el presidente de la República electo<br />
el tercer domingo de mayo del <strong>2024</strong>,<br />
nunca más podrá presentarse al mismo<br />
cargo ni a la vicepresidencia de la Rep<br />
ú b l i c a”. Se refiere a Luis Rodolfo Abinader,<br />
el mismo que lo propuso. Así es la<br />
democracia .