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Transitar en el sur
Transitar en el sur
Transitar en el sur
Transitar en el sur
Daniel Felipe Ordóñez Díaz
TRANSITAR EN EL SUR
Historias de siete hombres trans
del Nariño andino
COLECTIVO ANDINXS
Ilustración: “Hayas I”, “Hayas II”, “Hayas III”, “Hayas IV”, “Hayas
V”, “Hayas VI” y “Hayas VII”. Ilustración e intervención digital
© Santiago Agreda.
© Daniel Felipe Ordóñez Díaz
© COLECTIVO ANDINXS, 2024
Arte: Santiago Agreda.
Curaduría: Fernanda Rozo
Investigación: Daniel Felipe Ordóñez Díaz.
A nuestras familias y amigxs,
a los hombres trans que comparten
sus historias disruptivas en este
libro, y a lxs lectores que se suman a
esta ola de arte queer andino para
visibilizar identidades trans.
Colaboradores de TRANSITAR EN EL SUR:
Corrección de estilo y edición: Victoria Maldonado.
Edición de audio y sonido: PARS
Edición de video y cámara: Santiago Rozo
Fotografía: Jefferson Cifuentes. Artemis Media Fotografía.
Tema principal: PigHeaded
Instagram: @andinxs__
Podcast:
YouTube: @ColectivoAndinxs
Spotify:Transitar en el Sur: memorias de 7 hombres trans del
Nariño Andino (Colombia)
Bogotá D.C.
TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
ÍNDICE
A LA VALENTÍA DE LOS SIETE, Y A NUESTRA RED...........13
IDENTIDAD DOBLE: SER TRANS Y NACER EN EL SUR
GLOBAL................................................................................................17
PÁGINAS COMPARTIDAS: ENTRE MI EXPERIENCIA
Y LA DE LXS ALIADXS ...................................................................21
Nuestros objetivos: un proyecto disidente y rebelde.................23
Nuestra apuesta política y disidente.............................................24
LXS ANDINXS: DANIEL, SANTIAGO Y FERNANDA.............27
La investigación-acción: Estudios regionales,
y epistemología local, estudios género............................27
La creación: una propuesta de arte disidente desde
el Sur global........................................................................................29
Difundir: tomar el espacio público y las redes para ..................33
visibilizar nuestras historias y nuestros nombres......................33
DIABLOS DE CARNAVAL: ...............................................................35
Una mirada epistemológica andina para hablar de trans
masculinidades en Nariño...................................................35
Los 7 diablos de esta historia..........................................................40
TRANSITAR EN EL SUR..................................................................45
Entre la propuesta de Paul B. Preciado y
las epistemologías del Sur Global.....................................45
Micropolíticas king en Preciado....................................................50
Enfoque andino dual para reivindicar la experiencia
del Transitar en el Sur.....................................................................57
I. ESTEBAN PORTILLA....................................................................61
Bogotá, Música y Pasto: un recorrido sobre
nuestra identidad de género...............................................61
El misterio de nuestra identidad: la cirugía, los cambios
físicos, nuestra red de apoyo y la amistad cis/trans..................65
Amistad entre hombres cis y trans................................................68
Transición de género y duelo.........................................................72
La cultura nariñense: desde la pedagogía con la familia,
la música y la tradición.....................................................................73
Relación familiar, amor y tradición...............................................77
Migración de Nariño a Bogotá: una perspectiva
sobre el fortalecimiento de la identidad nariñense....................78
Final......................................................................................................82
II. ALEJANDRO MUTIZ...................................................................83
Masculinidad, música, amistad y disciplina: el hombre que
somos.......................................................................................83
La pregunta por el rol dual: hombres en la sociedad,
profesión, amistad y transfobia......................................................86
Un rol dual: la experiencia de ser visiblemente trans,
o elegir no serlo.................................................................................87
Hablemos de la transfobia. Hablar de transfobia, es hablar de
violencias que se invisibilizan. ¿Sientes que tu rol en la sociedad
te ha alejado de la transfobia?.........................................................90
La amistad entre hombres...............................................................91
Cultura, dualidad e identidad: una perspectiva sobre la migración
y el fortalecimiento de las raíces culturales nariñenses............95
¿Qué música escuchas?: El rock en español, Nariño y el hombre
nariñense..............................................................................................98
¿Qué es la masculinidad para ti?....................................................99
Un final temporal..............................................................................100
III. SANTIAGO ERAZO....................................................................101
Tradición nariñense y comunidad trans: un resumen sobre
la disforia y los retos de crecer en un pueblo..................101
Tradición nariñense y comunidad trans: un resumen sobre la
disforia y los retos de crecer en un pueblo...................................101
Los contextos tradicionales y nuestra labor para hacer pedagogía
sobre experiencias de vidas trans..................................................109
Una experiencia dual: nuestra construcción del rol como hombres
y nuestra sensibilidad.......................................................................111
10 11
TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
Comunidad y apoyo entre hombres trans....................................114
Disforia.................................................................................................115
IV. JERÓNIMO ARÉVALO................................................................117
Formas disidentes: lecturas por la cultura nariñense desde
el Carnaval, cuestiones sobre el binarismo, ....................117
sistema patriarcal y machismo...........................................117
Transitar en una sociedad binaria.................................................124
La perpetuación de la transfobia desde la institución familiar
128
El rol masculino y la disforia como antecedente del rechazo al
machismo y al patriarcado...............................................................128
Interludio: reconciliación e identidad...........................................130
Carta a un amor disidente: charlas sobre el concepto de dualidad
131
Cultura y Carnaval: un perspectiva epistemológica..................134
Cierre....................................................................................................137
V. SANTIAGO D..................................................................................139
Migración, ansiedad y reconciliación con la familia......139
Transición de género y roles de género.......................................147
La escucha frente a la actividad, los lugares de sociabilización y la
comunidad LGBT..............................................................................148
La cultura nariñense en nuestra cotidianidad.............................149
VI. SANTIAGO H................................................................................151
Un recorrido por la amistad, la testosterona .................151
y nuestras perspectivas........................................................151
Nariño: un escenario en el cual se gestan vínculos de solidaridad
entre hombres trans..........................................................................155
Nuestros modelos de masculinidad y de transición, la presión
desde la psiquiatría............................................................................160
Machismo en Nariño y transfobia.................................................162
Visibilidad como hombre trans......................................................164
Testosterona.......................................................................................165
Licor, cigarrillo y salud mental......................................................167
Nuestros nombres: una elección....................................................167
UN FINAL ABIERTO, .......................................................................169
UNA HISTORIA VIVA........................................................................169
BIBLIOGRAFÍA...................................................................................175
NOTAS...................................................................................................178
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
A LA VALENTÍA DE LOS SIETE,
Y A NUESTRA RED
Agradecimientos
Agradecemos profundamente al Ministerio de las Culturas,
las Artes y los Saberes por brindarnos la oportunidad de desarrollar
esta propuesta de creación, investigación y divulgación.
Este proyecto se ha convertido en un refugio donde exploramos
las historias de hombres trans desde una perspectiva
creativa, visibilizando no solo nuestra existencia, sino también
las vivencias y emociones que nos acompañan en el contexto
rural de Colombia. Hablar desde Nariño es, para nosotros, una
fuente inagotable de inspiración, un susurro del viento que nos
recuerda la riqueza de nuestras raíces.
Expresamos nuestro sincero agradecimiento a los hombres
trans que han compartido sus historias con nosotros. Su valentía
para abrirse y relatar sus vivencias ha sido un regalo
invaluable. Gracias por su tiempo, por el amor que han puesto
en este proyecto, y por la valentía de vivir auténticamente en
un mundo que a menudo no lo permite. Sus relatos son un testimonio
poderoso de la resiliencia y la capacidad de construir
una vida plena, incluso en medio de desafíos en la sociedad, la
familia, las instituciones educativas y el sistema médico. Cada
historia es un faro de luz que fomenta la solidaridad y el enten-
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
dimiento entre comunidades y amistades.
Nuestro agradecimiento se extiende al equipo que creyó en
este proyecto y decidió hacerlo suyo. La iniciativa de Fernanda
Rozo al involucrarse en esta convocatoria y explorar diversos
formatos para transmitir nuestras ideas ha sido fundamental.
Su creatividad y su pasión han infundido vida a nuestro trabajo.
Agradecemos su visión a gran escala, su entusiasmo contagioso
y su compromiso inquebrantable. Gracias a Santiago por su
propuesta de ilustración y plástica, por su paciencia constante,
y por siempre escuchar y aportar desde un enfoque decolonial,
andino, disruptivo y rebelde. Su habilidad para plasmar los símbolos
propios de los entrevistados en su arte queer ha enriquecido
nuestro trabajo de una manera que trasciende lo visual y
toca el alma.
Agradecemos también a quienes nos han brindado palabras
de aliento. Cada felicitación nos recuerda la importancia de lo
que hemos logrado juntos y nos llena de una emoción profunda.
Este reconocimiento no solo celebra nuestro esfuerzo, sino
que también nos impulsa a seguir adelante, recordándonos la
responsabilidad que tenemos de avanzar con este proyecto en
colaboración con el Ministerio de las Culturas, las Artes y los
Saberes.
Un agradecimiento especial a todas las personas que hicieron
posible este proyecto, comenzando por el equipo encargado
de la edición de audio, incluyendo a PARS, quien también colaboró
en la grabación de videos, y a PigHeaded. A nuestra editora
de estilo, Victoria Maldonado, cuya sensibilidad y sentido de
pertenencia han dejado una huella imborrable en estas páginas;
a nuestro fotógrafo, Jeferson Cifuentes; y a Santiago Rozo por
su apoyo en la grabación de videos. Su dedicación y esfuerzo
son la columna vertebral de este proyecto.
Agradecemos al Taller La Centralita en Teusaquillo por
proporcionarnos un espacio para socializar el Proyecto Transitar
en el Sur e integrarnos en sus actividades culturales y
artísticas. También queremos expresar nuestra gratitud a los
padres de Daniel: Dary Díaz, Carlos Ordóñez y Judith Botina,
por ayudarnos a conseguir elementos artesanales desde Nariño
que enriquecieron nuestro performance e instalación. Su generosidad
nos recuerda que la colaboración y el apoyo familiar
son esenciales en este camino.
Gracias a todos por resaltar la importancia histórica y cultural
de los diablos en el Carnaval y la música nariñense y andina,
elementos clave en la creación de esta obra profundamente
contextualizada en Nariño. Agradecemos al Volcán Galeras, al
municipio de El Tambo y al Sur; gracias a la comunidad por
recordarnos que este movimiento es una ola que trae consigo
identidades diversas, personalidades disruptivas, disidentes de
género, activistas y líderes sociales que destacan sus historias
para promover la visibilización.
Continuaremos luchando por nuestros espacios políticos
a través de la música, el arte, la ilustración, el performance,
la instalación, los eventos, la escritura, los podcasts, las redes
sociales y las publicaciones. Cada una de estas expresiones es
un grito de esperanza y un acto de amor por la diversidad, un
testimonio de que, juntos, podemos construir un futuro más
inclusivo y lleno de posibilidades.
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
IDENTIDAD DOBLE: SER TRANS Y NACER EN
EL SUR GLOBAL
Prólogo
Desde el año 2020, he utilizado mis herramientas como
historiador para explorar dos experiencias que me marcan
profundamente: ser nariñense y ser un hombre con experiencia
de vida trans. Durante este tiempo, he entrevistado a seis
hombres trans del Nariño andino que han compartido sus
reflexiones sobre la construcción de un rol masculino crítico
ligado a la cultura y tradición de Nariño. Hablamos desde el
Sur, el sur de Colombia, el Sur Global.
En este libro digital de memorias breves, Transitar en el Sur:
Memorias de trans masculinidades del Nariño Andino, se reúnen
entrevistas individuales realizadas a seis hombres trans del
Nariño andino. Estas entrevistas están organizadas en capítulos
que constituyen la base de nuestro proyecto como Colectivo
Andinxs: Transitar en el Sur. Nuestro propósito es retratar
diferentes experiencias que nos impactan dentro del vasto
demográfico colombiano, transformando nuestros desarrollos
individuales y presentando un pequeño trazo de lo que significa
ser, crecer y representarse en la sociedad nariñense colombiana.
A lo largo de este proceso, hemos explorado diversas formas
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
de hacer visible esta propuesta, y estas entrevistas han sido
el origen de muchas ideas creativas para visibilizar nuestras
historias a través de un enfoque multiformato, buscando
impactar a públicos amplios.
Esta es una obra amplia, trans y disidente que busca
entrelazar diferentes ámbitos inherentes a la experiencia
humana, ayudándonos a reflejarnos, tanto como individuos
como sociedad. Estos ámbitos incluyen lo artístico, lo político y
lo social, conectando la geografía, la historia y la epistemología
de los Andes desde una perspectiva diversa. Además, ha contado
con la colaboración de aliados dedicados al arte, la música y
la cultura regional, quienes han enriquecido esta creación
colectiva con sus voces y experiencias.
Junto a Fernanda Rozo y Santiago Agreda, fundamos
el Colectivo Andinxs, un colectivo artístico-cultural que
tiene como propósito crear, investigar y difundir proyectos
interdisciplinarios. Nuestro enfoque se centra en desarrollar
iniciativas que sean sensibles y comprometidas con la realidad
cultural, tejiendo conocimientos diversos para generar un
impacto significativo en nuestra comunidad. De igual manera,
la creación del proyecto Transitar en el Sur ha sido posible
gracias al apoyo financiero de la Convocatoria Jóvenes por el
Cambio, del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes,
que busca fomentar iniciativas culturales lideradas por jóvenes
en Colombia.
Por un lado, Santiago se encarga de crear una obra plástica
y gráfica basada en nuestras historias, relacionándolas con las
formas nariñenses y andinas. Por otro lado, Fernanda desarrolla
una estrategia de difusión para visibilizar estas historias y
nuestro contenido artístico e investigativo en el espacio público
de Bogotá, así como documentar y compartir en redes sociales
fragmentos de entrevistas, las etapas de nuestro proceso y la
obra creada por Santiago.
Esta propuesta busca reconocer el rol de los hombres
trans en la sociedad nariñense y colombiana, visibilizando los
prejuicios asociados a la transición de género. Su objetivo es
reivindicar estas experiencias como disruptivas frente a una
sociedad tradicional y conservadora, explorando cómo las
vivencias relatadas en este compilado están influenciadas por la
cultura y el arte de la región andina, así como por los patrones
de masculinidad transmitidos a través de la tradición.
A lo largo de la obra, se da un enfoque principal a la salud
mental, abordando temas como la ansiedad, la frustración y la
autoexigencia. Basado en los estudios de Paul B. Preciado y
enfoques decoloniales para escribir desde un lugar político que
enfrenta la transfobia y reconoce los desafíos de ser disidentes
del sistema cisgénero.
Transitar en el Sur: Memorias de trans masculinidades del Nariño
Andino está dirigido a todxs, pero especialmente a una audiencia
disidente del sistema sexo-género y a quienes brindan soporte
y entendimiento a los miembros de la comunidad trans. El libro
se presenta como un ejercicio político, ya que, al salirse del
sistema cisnormativo, la comunidad representa un “otro” dentro
del establecimiento de la sociedad tradicional. Por tanto, todas
las decisiones humanas que se toman desde el razonamiento del
ser, con efectos de menor a mayor escala dentro de esa misma
sociedad, deben considerarse como declaraciones políticas.
Por esta razón, se establecen los siguientes ejes para tener
en cuenta en el desarrollo del proyecto: 1) reconocer a los
hombres trans como una población marginada; 2) visibilizar las
luchas y experiencias; 3) contextualizar socioculturalmente las
vivencias; y 4) crear una obra artística con elementos regionales
andinos y proponer una divulgación a través del performance
de símbolos andinos en el espacio público de Bogotá, con un
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
enfoque punk e irreverente.
Las historias plasmadas en las siguientes páginas están
profundamente marcadas por la identidad de género, cuestionan
la naturaleza de lo masculino y la continuidad de la transición,
y se sostienen en la subjetividad política de los implicados.
De igual manera, el autor reflexiona sobre cómo construir el
hombre que desea ser, mientras él y las personas retratadas
en las entrevistas buscan penitencia y realización personal,
impactando factores como la salud mental y la cotidianidad.
Este esfuerzo ha fortalecido la comprensión de la realidad trans
masculina en Nariño y permite compartir estas experiencias
con el mundo.
Gracias a este proyecto, el autor ha tenido la oportunidad
de reconectar con amigos de su adolescencia en Nariño.
Esteban, Alejandro, Santiago Ortega, Santiago D., Jerónimo y
Santiago H. lo han acompañado con palabras de apoyo, gestos
de cariño y una amistad llena de amor. Sus enseñanzas han sido
fundamentales para forjar al hombre en el que se ha convertido,
y sus historias quedarán para siempre guardadas en su mente
y en esta obra.
PÁGINAS COMPARTIDAS: ENTRE
MI EXPERIENCIA Y LA DE LXS ALIADXS
Introducción
El proyecto Transitar en el Sur, es posible gracias al trabajo
del Colectivo Andinxs, formado en 2024. Nuestra propuesta
incluye el presente libro digital ilustrado, “Transitar en el
Sur: Memorias breves de siete hombres trans del Nariño
Andino”, acompañado del podcast “Transitar en el Sur” y de
la implementación de una estrategia de divulgación a través
de redes sociales. En el colectivo, cumplo el rol de investigador
y activista, y en estas páginas encontrarán mi labor a través
de la escritura. También podrán apreciar las ilustraciones
realizadas por el tambeño Santiago Agreda, quien ha reunido la
inspiración de nuestras historias para crear personajes basados
en símbolos andinos, conectándolos con su propia perspectiva
artística. Además, Fernanda Rozo propone una estrategia de
divulgación a través de redes sociales y del espacio público
en Bogotá D.C., gracias a la cual este libro está disponible de
manera digital y se ha distribuido para llegar a ti como lector.
Agradezco que seas parte de este viaje interno, ya que
es la primera vez que decido ser visible públicamente como
hombre trans; por supuesto, debía hacerlo a través de la
22 23
TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
escritura, con el ánimo de no desaprovechar esta oportunidad
para enviar mi mensaje lo más lejos posible. Este proceso ha
estado acompañado de una mezcla de emociones, sentimientos,
frustraciones y ansiedades por llevar adelante este proyecto
sobre mi vida personal, así como sobre mi identidad de género
y cultural, frente a una sociedad caracterizada por ser machista,
tradicional y patriarcal.
Este es el inicio de un camino que, con el tiempo, espero que
me sirva de apoyo para guiar mi trayectoria profesional. Mi
identidad cultural y de género han sido motores que impulsan
la exploración de las ciencias humanas, la investigación, el
liderazgo y el trabajo en equipo. En este rincón del mundo,
seis hombres trans, que son también mis amigos, comparten
sus historias conmigo, en un intento de llegar a quienes buscan
escuchar y comprender.
Es una voz de aliento en medio de la continua lucha, un
recordatorio de que los retos persisten, inquebrantables, para
todos nosotros. Nuestra meta es visibilizar nuestras narrativas;
y qué mejor manera de hacerlo que aferrándonos a nuestra
identidad. La geografía de Nariño, con sus paisajes entrelazados
de montañas y valles, ha tejido nuestros lazos de solidaridad y
apoyo; sin las dinámicas comunitarias de esta región, nuestra
amistad y colaboración habrían permanecido en el silencio.
En estas páginas se encuentra la esencia de las narrativas
andinas, donde no solo exploro la identidad de género, sino
también la identidad cultural. La obra invita a una reflexión
profunda sobre la identidad andina y su potencial como un
referente mundial de Patrimonio. Este esfuerzo ha sido, a su
vez, un viaje hacia el autoconocimiento, un proceso en el que
he utilizado las herramientas adquiridas en mi formación como
historiador, acompañado por un grupo de artistas, amigxs y una
comunidad en constante crecimiento, quienes han contribuido
a dar vida a este proyecto.
Nuestros objetivos: un proyecto disidente y rebelde
Como colectivo, hemos concentrado nuestros esfuerzos en
visibilizar las historias de las trans masculinidades. Uno
de nuestros objetivos es generar un impacto significativo
en quienes deciden leernos y escucharnos. Por ello, dentro
de nuestra propuesta de divulgación, hemos optado por el
multiformato, abriéndonos a un público amplio que incluye
a personas trans, sus redes de apoyo y a todos aquellos que
desean acercarse a una propuesta de investigación-creación
sobre siete hombres trans del Nariño andino, a través de los
estudios de la subjetividad política y la identidad de género.
Desde esta perspectiva, hemos lanzado la primera temporada
del podcast Transitar en el Sur, que recoge seis conversaciones
que extienden las páginas de este libro. En ellas, se plasman
nuestras emociones, sentimientos y recuerdos, frutos del
reencuentro, la fortaleza y la autenticidad. Este formato nos
permite compartir nuestras vivencias de manera íntima y
significativa.
Nuestro segundo objetivo es reflexionar sobre nuestra
identidad de género y cultural mediante un ejercicio
interdisciplinar, apoyados por las habilidades de los
profesionales involucrados en este proyecto, junto a un equipo
que contribuye en música, fotografía, edición del presente libro
y edición de sonido.
Así, trazamos un mapa de trabajo que articula tres áreas
fundamentales: investigación, creación y divulgación. En la
investigación, nos centramos en los estudios sobre la cultura, la
tradición y la historiografía del Carnaval de Negros y Blancos
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
(de aquí en adelante, simplemente “Carnaval”). El departamento
de Nariño es conocido por su riqueza en representaciones
musicales, plásticas y tradicionales, destacándose este Carnaval,
que fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por
la UNESCO en 2009.
En cuanto a la creación, nos inspiramos en el arte nariñense,
desarrollando una propuesta que busca impactar a través de lo
sensible. Finalmente, en la divulgación, empleamos estrategias
multiformato, con un énfasis particular en los medios digitales
y las redes sociales, integrando nuestra propuesta con el deseo
de llegar a un público amplio y documentar nuestro proceso.
Nuestra apuesta política y disidente
Hablamos desde el Sur, desde la periferia de Colombia y
desde una cuenca ontológica 1 . Nos identificamos como sujetos
disidentes que realizan un ejercicio político en respuesta
al sistema binario de género, el cual ha definido nuestras
experiencias como personas trans (personas que no son cis).
Este contexto nos otorga un lugar político, condicionado por
la sociedad cisnormativa.
Nuestra disidencia surge de una experiencia de transición
marcada por el modelo binario de género, que impone estándares
de masculinidad casi inalcanzables para ser reconocidos como
hombres en nuestras sociedades. Es común que muchas trans
masculinidades opten por no visibilizarse como un mecanismo
de defensa ante la violencia sistemática que enfrenta la población
trans. Al nombrarnos disidentes, enfatizamos los desafíos
impuestos por esta estructura binaria. Como se discutirá en
una de nuestras entrevistas, surge la pregunta: si el sistema de
género binario no estuviera implantado en nuestras sociedades,
¿existiríamos las personas trans?
Sin embargo, más allá del debate filosófico, generamos
conversaciones sobre nuestros retos y perspectivas como
disidentes. Buscamos iluminar lo que queremos comunicar
a través de nuestras historias de vida, enfocándonos en la
transición y el deseo de integrarnos a la sociedad con dignidad
y entusiasmo. Esto se realiza desde una reflexión crítica sobre
nuestra decisión de vivir como hombres y personas trans,
valorando nuestro pasado y fortaleciendo nuestro presente a
partir de nuestras experiencias.
Cada una de las siete historias se comprende de forma
crítica, cuestionando el sistema binario de sexo-género que
ha masificado los prototipos de masculinidad y feminidad
en nuestra sociedad. Nuestra postura es disruptiva, con el
propósito de contribuir a los estudios de género y el arte queer
en Colombia, partiendo de los elementos culturales de nuestra
región que forman nuestro lugar de enunciación.
Desde Andinxs, tomamos el concepto de transición de
género para deconstruir los estereotipos que a menudo se
utilizan para categorizar y generar prejuicios sobre nuestras
vidas. Transitar en el Sur busca reivindicar nuestras experiencias
como hombres trans en la sociedad nariñense, así como nuestra
identidad disidente del sistema cisgénero. Escribir, crear y
difundir estas historias es una necesidad urgente en nuestro
contexto, donde hemos sido históricamente marginados desde
múltiples perspectivas: políticas, estéticas y performáticas.
Este proyecto busca compartir quiénes somos, nuestro
pasado y nuestras vivencias, que han sido invisibilizadas
sistemáticamente, dejando huellas profundas en nuestras vidas.
26 27
TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
LXS ANDINXS: DANIEL, SANTIAGO
Y FERNANDA
La investigación-acción: Estudios regionales, y epistemología
local, estudios género
Como historiador nariñense y hombre trans, he tejido las
historias de seis amigos, compañeros de viaje en un mundo
donde las sombras a menudo ocultan la luz. Este texto no
es solo una recopilación; es un reflejo de nuestras luchas y
logros en la enigmática sociedad de Nariño, un lugar donde lo
cotidiano se entrelaza con lo extraordinario.
En el primer ensayo, me adentro en los laberintos de los
estudios de género, guiado por las ideas provocadoras de Paul
B. Preciado. Aquí, examino cómo los modelos médico y jurídico
regulan nuestras transiciones, un poco como un río que se ve
obligado a seguir un cauce predeterminado, perpetuando roles
de género que a menudo se sienten como una jaula. En esta
danza de poder, propongo una reflexión sobre la invisibilidad
de las experiencias trans y el surgimiento de una nueva
subjetividad política, una especie de despertar en medio de la
penumbra.
A medida que navego por este paisaje, distintas voces y
contextos se entrelazan como los hilos de un tapiz. Este proyecto,
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
en su forma multicolor, busca mantener una cohesión, como un
poema que se despliega en varios versos. Siguiendo las ideas
de Preciado, analizo cómo un “régimen farmacopornográfico”
ha moldeado nuestras realidades, utilizando hormonas y
medicamentos para regular no solo la reproducción, sino
también la esencia misma de quiénes somos. Las disidencias,
atrapadas en estas narrativas, luchamos por encontrar nuestro
lugar en un mundo que a menudo se siente hostil, donde las
experiencias trans masculinas se desvanecen en la niebla de la
transfobia.
El segundo ensayo me lleva a Nariño, al vibrante carnaval
que, como un espejo, refleja las complejidades de nuestra cultura
andina. Aquí, el Inti Raymi y símbolos como el Haya Huma—el
Diablo Huma—se convierten en hilos de una narración más
amplia, un canto a la conexión geográfica y cultural con otros
países andinos. En esta celebración, la música y las tradiciones
emergen como ecos de un pasado que aún resuena.
Además, se despliegan seis capítulos donde mis reflexiones
surgen de conversaciones con hombres trans. Cada capítulo es
un pequeño universo que explora la transfobia, la masculinidad,
la disforia, y la delicada amistad con hombres cis. A través de
estas vivencias, intento comunicar no solo mi experiencia,
sino también la esencia de un activismo que busca dar voz a
las narrativas invisibles. Así, reconozco nuestras historias
compartidas en tres municipios nariñenses: San Juan de Pasto,
El Tambo y Taminango, que, como el Carnaval, son un crisol
de la cultura andina, un lugar donde el ritmo de la vida nunca
se detiene.
A lo largo de este texto, se despliega un enfoque en el arte
y la epistemología andina, explorando cómo estos elementos
pueden desmantelar los rígidos discursos binarios de género
y contribuir a una comprensión más amplia de las identidades
trans. Mi intención es rastrear las diversas formas de transfobia
que nos afectan, visibilizando los retos que enfrentamos en una
sociedad que a menudo ignora nuestras realidades, mientras
reconozco, a su vez, los roles masculinos que desempeñamos
en este contexto.
Este análisis se complementa con una crítica a los sectores
ultraconservadores que perpetúan la concepción binaria
del género, generando así una violencia estructural hacia
las personas trans. Así, la presente obra busca desafiar los
discursos predominantes que imponen tradiciones culturales,
como el paradigma de los roles de género y las narrativas
excluyentes sobre el conocimiento sensible, especialmente en
el Nariño colombiano.
Finalmente, mi objetivo es reivindicar nuestro papel
mediante la comprensión de símbolos de la cultura andina, como
el Diablo Huma. Al hacerlo, desafío los discursos dominantes
que imponen reglas socioculturales sobre los roles de género
y las narrativas que excluyen a comunidades diversas. En esta
lucha, se revela también la clandestinidad en la que habitan
diferentes poblaciones en Nariño, una realidad que merece ser
visibilizada y transformada.
La creación: una propuesta de arte disidente desde el Sur
global
–Por Santiago Agreda España–
En Transitar en el Sur, propongo una obra ilustrada que
fusiona elementos gráficos y plásticos, inspirada en el Carnaval
de Nariño y en el simbolismo inca, como referentes históricos
de lo andino. Mi propósito es transcribir las diferentes
experiencias de los siete hombres trans involucrados en el
proyecto hacia lo visual, enfrentando lo sensitivo, humano,
30 31
TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
social y artístico con la sensibilidad subjetiva de lo expuesto y
lo creado.
En esta obra, entrelazo la identidad de género de estos
hombres trans con nuestras tradiciones artísticas, musicales
y culturales nariñenses, creando personajes que indagan
en conceptos vinculados al Carnaval, como el color, la
ancestralidad, la epistemología andina, el espíritu y la música.
Dentro de esta propuesta creativa, se incluye la elaboración
de una máscara en técnica mixta, así como la adquisición de
dos máscaras provenientes de diversos contextos del arte
andino: una máscara del Diablo Huma, originaria de Ecuador,
y otra realizada por un artista local de El Tambo, Nariño. Estas
máscaras buscan comparar la epistemología andina —desde su
visión del Diablo— y contrastarla con la perspectiva católica
del demonio. A través de una propuesta que integra ilustración
e intervención fotográfica, cada personaje se posiciona como
un espíritu andino, un diablo de Carnaval, en un juego visual
que invita a la reflexión y la celebración de nuestra identidad
compartida.
Incorporamos elementos del arte andino para desarrollar un
concepto vivo que da vida a personajes representados como seres
del Carnaval, todos caracterizados como figuras espirituales.
En las representaciones del Carnaval, es común encontrar
diablos, criaturas zoomorfas, duendes y espíritus adornados con
colmillos y cuernos, que evocan una conexión profunda con lo
sagrado y lo ancestral. Estos seres no solo son símbolos de la
festividad, sino también portadores de historias y significados
que entrelazan la tradición con la contemporaneidad, invitando
a la reflexión sobre nuestra identidad y cultura.
Al comparar el rol del diablo con el papel de los
hombres trans en la sociedad, subrayamos cómo han sido
sistemáticamente excluidos por un sistema binario global. Esta
comparación se fundamenta en nuestra perspectiva sobre la
exclusión de las identidades disidentes, contrastando con la
tradición judeocristiana, que tiende a rechazar lo desconocido
y subestimar otras entidades espirituales.
En este contexto, el rol de los hombres trans se enriquece
al explorar figuras andinas como el Diablo Huma y otros seres
del Carnaval, que encarnan una espiritualidad y simbolismo
fundamentales en la cultura andina. Estos símbolos
transmiten un discurso heredado de generación en generación,
proporcionando un sentido profundo de conexión con el
arte, la tradición y la cultura nariñenses. Así, en lugar de ser
rechazados, los hombres trans y sus historias se integran en
un legado cultural que celebra la diversidad y la riqueza de
nuestras identidades.
Es importante tener en cuenta que el concepto de Diablo no
proviene de la etimología andina, sino que es una traducción
española. Por ejemplo, el Diablo Huma deriva de Haya Huma,
una expresión en quechua utilizada en algunas comunidades
indígenas de los Andes, particularmente en Perú. Esta
expresión se traduce generalmente como “que haya vida” o
“que haya abundancia”, reflejando un deseo de prosperidad y
bienestar, y evocando un profundo sentido de conexión con la
naturaleza y la comunidad.
En mi obra, he creado siete personajes que narran una
historia fantástica; cada uno se asocia con un participante y
acompaña cada capítulo. Este efecto se logra al escuchar las
historias desde una perspectiva sensible, buscando develar su
experiencia más íntima a través del arte. Este enfoque se ha
plasmado en el presente libro de manera cuidadosa y reflexiva,
gracias a mi conexión con el arte andino y a la creación de
una propuesta propia que celebra la diversidad de nuestras
narrativas.
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
Así, estos personajes están profundamente influenciados por
sus perspectivas y sentimientos, así como por sus símbolos más
íntimos. Las fotografías recolectadas constituyen un trabajo
de archivo obtenido de las galerías personales de nuestros
entrevistados, integrando sus propias visiones a través del
lente de sus cámaras en esta producción sobre su experiencia.
Esta conexión permite que cada imagen cuente una historia
propia, un eco de sus vivencias.
El personaje principal es un diablo, representado tanto
en ilustraciones como en una máscara de técnica mixta.
Este diablo actúa como un hilo conductor que une a los
personajes, quienes, aunque se encuentran en espacios aislados,
son complementarios en su esencia. A pesar de su separación,
se conectan a través de sus experiencias compartidas y su
vínculo con un tercero, creando una narrativa que invita a
la reflexión sobre la identidad propia y la apreciación de los
símbolos andinos. Los personajes están interrelacionados por
un elemento simbólico: la mirada del diablo, que representa la
conexión con quien les escucha, en este caso, Daniel.
Las tres máscaras mencionadas formarán parte del evento
de presentación de Transitar en el Sur en octubre de 2024 y ya
han sido utilizadas en una estrategia performática en el espacio
público, un proceso documentado en nuestras redes sociales.
Así, cada una de estas máscaras no solo es un objeto, sino
un vehículo de comunicación y expresión, reflejando la rica
tradición andina en un contexto contemporáneo
Difundir: tomar el espacio público y las redes para
visibilizar nuestras historias y nuestros nombres.
–Por Fernanda Rozo Zapata–
¡Acompáñanos en este dramático
performance que llamamos vida!
Como parte de la estrategia para dar vida al proyecto Transitar
en el Sur, he trazado una propuesta en dos caminos.
Por un lado, lidero una iniciativa de divulgación en redes
sociales, con especial énfasis en la cuenta de Instagram
@andinxs__. También exploramos plataformas como Spotify
y YouTube Music, donde nuestro podcast «Transitar en el
Sur» ya encuentra su eco. En este vasto universo digital, mi
intención es conectar con organizaciones afines, entrelazando
fuerzas para visibilizar las realidades de la comunidad trans en
Colombia, Nariño y más allá.
Por otro lado, desarrollo una propuesta que se despliega en
el espacio público, a través del performance, para promover
nuestro proyecto y difundir el concepto de los diablos del
Carnaval en las calles de Bogotá. Esta intervención consiste
en pegar pósters en las paredes de la ciudad, donde un enlace
conduce a los canales del Colectivo Andinxs, acompañados de
la ilustración principal de Santiago Agreda. Un acto simple,
quizás, pero cargado de significado, que busca despertar la
curiosidad y la reflexión en el paso de quienes se cruzan con
estas imágenes.
Esta intervención se sostiene sobre un performance
que integra la moda circular, inspirado en la propuesta de
Santiago Agreda. Él transforma prendas de segunda mano en
personajes disidentes, evocando la esencia de los diablos del
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
Carnaval, aquellos que podrían ser excluidos de los contextos
sociopolíticos tradicionales de la ciudad, todo desde una estética
queer. Este enfoque remite al modelo de Vivienne Westwood,
la diseñadora británica pionera en la estética punk, quien se
erigió como una voz de rebeldía contra el sistema capitalista y
la sobreexplotación del planeta. Así, se entrelaza con nuestra
intención de cuestionar los modelos dominantes y abogar por
la protección de nuestro entorno.
El performance no solo se limita a la vestimenta; incluye una
producción visual que incorpora tres máscaras, piezas esenciales
de este proyecto, que dan vida a los tres personajes. Además,
dirigí la divulgación a través de redes sociales, enfocándome
en Instagram, donde documentamos el proceso del Colectivo y
compartimos contenido destinado a visibilizar las experiencias
de nuestros entrevistados y del colectivo, buscando impactar
a un público amplio. En Spotify y YouTube, las plataformas
elegidas para compartir la primera temporada de nuestro
podcast «Transitar en el Sur», reunimos las entrevistas
extendidas, colaborando con los artistas PARS en la edición
y la elección musical, así como con Pigheaded para forjar la
propuesta sonora propia del podcast.
Esta estrategia fusiona redes sociales y espacio público,
creando un impacto diverso y amplificado, visibilizando no
solo el arte andino, sino también las experiencias disruptivas
de género que recopilamos en este libro.
Finalmente, los diablos dentro de nuestra narrativa disidente
y trans emergen como símbolos de libertad y resistencia,
distantes del prejuicio occidental. En esta propuesta,
reivindicamos desde la epistemología andina que ser diablo no
es un signo de negatividad ni de otredad; es una manifestación
de las diferencias epistemológicas e identitarias que separan la
tradición judeocristiana de las sabidurías locales.
DIABLOS DE CARNAVAL:
Una mirada epistemológica andina
para hablar de trans masculinidades en Nariño
Inti Raymi en el Carnaval: su importancia en Nariño y los
países andinos
El Carnaval en Nariño se inscribe en una región marcada
por procesos históricos de dominación cultural, colonización y
mestizaje. Por un lado, se ve influenciado por la rica diversidad
cultural que emana del legado andino; por otro, la subregión
del Pacífico, que alberga al 22,6% de la población total del
departamento—de la cual el 79% es afrocolombiana 2 - ha
estado profundamente afectada por la segregación y el racismo
sistemático 3 . Además, la geografía de los Andes divide el
departamento en tres grandes regiones naturales: Andina,
Pacífica y Amazónica, lo que añade una capa de complejidad a
la identidad cultural y territorial de la región 4 .
Nariño se encuentra en la confluencia del Océano Pacífico y
el nudo de los Pastos, donde se bifurcan la Cordillera Occidental
y la Cordillera Centro-Oriental. Además, se sitúa en la frontera
con Ecuador, ocupando un punto clave en la selva del Putumayo.
Estas dimensiones del espacio no solo son esenciales para
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
comprender el contexto de las comunidades, sino que también
enriquecen el panorama y complican la definición identitaria
del individuo que se siente cohesionado en los límites políticos
como nariñense. 5 En este sentido, en Nariño coexisten múltiples
identidades culturales y territoriales, condicionadas tanto por
la geografía del territorio como por su historia.
Un hito importante en la historia del Carnaval fue su
inclusión en la Lista de Representantes de la UNESCO en 2009
como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este
logro es fruto de un esfuerzo investigativo liderado por Claudia
Afanador Hernández 6 , en colaboración con la Universidad de
Nariño y CORPOCARNAVAL, que documentó los actores,
orígenes, valores y objetivos del evento 7 . En mi investigación de
tesis en la Pontificia Universidad Javeriana, titulada «MÚSICA,
INSTRUMENTALIZACIÓN Y SEGREGACIÓN: (De)
construcción del discurso oficial sobre la identidad nariñense
desde el Carnaval de Negros y Blancos», analizo este documento,
proponiendo que existen discursos oficiales excluyentes en el
Carnaval y explorando cómo ciertas prácticas y actividades
culturales locales resisten dichas narrativas 8 .
En este libro, realizamos un análisis de la cultura regional
para argumentar que el Carnaval reúne símbolos, tradiciones y
prácticas andinas, transmitidos de generación en generación a
través de la geografía de los Andes, especialmente en el sur de
Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Nuestro Carnaval desafía el
paradigma de las fronteras nacionales al incorporar elementos
fundamentales de estos países. Es un motivo de gran orgullo
reconocer que abrazamos las epistemologías del Sur en nuestra
forma de participar en la cultura regional, entrelazando estas
ideas con nuestras propuestas artísticas y profesionales.
Un ejemplo de ello es la propuesta de Santiago Agreda, quien
ha creado una obra artística singular basada en la creación
de personajes que evocan las figuras del Carnaval: duendes,
diablos y seres extravagantes con colmillos y cuernos. Lejos de
generar miedo o rechazo, estas criaturas son esenciales para el
Carnaval, despertando admiración tanto entre los nariñenses
como entre los turistas que presencian nuestros desfiles, entre
los cuales destacan el Desfile Magno y el Desfile Canto a la
Tierra en San Juan de Pasto. También son apreciadas por los
artesanos que las producen cada año. La propuesta de Santiago
se fundamenta en la epistemología andina, posicionando a estos
seres desde una mirada de admiración y reconocimiento de su
belleza y valor cultural.
En este contexto, mi intención es resaltar el valor artístico
del Carnaval, su rica tradición y música, a través de un
acercamiento a la epistemología andina. Exploro los símbolos
nariñenses y andinos, integrando elementos artísticos e
investigativos basados en las epistemologías del Sur, como
lo son los símbolos incaicos e iconografía andina, y el uso de
historiografía nariñense y de Carnaval. Este enfoque no sólo
subraya el valor artístico del Carnaval, sino que también
permite una comparación crítica con las ideas judeocristianas
que tienden a rechazar lo desconocido. En nuestro entramado
cultural hay una invitación a redescubrir lo que hemos olvidado,
a abrazar la complejidad de nuestra identidad.
Al reconocer las epistemologías del Sur, puedo pensar
en mi experiencia como hombre trans, alejándome de las
imposiciones binarias de género occidentales. Al compararme
con el Diablo de Carnaval, una figura admirada por su belleza
y no rechazada, encuentro una metáfora que refleja una visión
liberadora, capaz de desafiar las normativas tradicionales y
celebrar la diversidad, tanto de género como cultural.
En esta propuesta, parto de dos prácticas fundamentales que
se pueden rastrear históricamente desde el mito y la tradición:
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
el Inti Raymi y el Diablo Huma, ambos comunes en países
como Ecuador, Perú y Bolivia. Empleo el término «Diablos de
Carnaval» para destacar las figuras recreadas cada año en el
Carnaval de Nariño, donde el arte celebra el valor cultural de
estos seres. Un ejemplo de la conexión andina entre Nariño y los
países vecinos es el uso del ritmo del sanjuanito en la música del
Nariño andino; este ritmo, una expresión musical característica
del Inti Raymi, permite a las comunidades indígenas presentar
sus manifestaciones culturales en Ecuador. Así, se evidencia
una conexión musical transnacional entre Ecuador y Nariño 9 ,
un hilo que une no solo territorios, sino también identidades.
En Nariño, el Inti Raymi no solo forma parte del discurso del
Carnaval, sino que también es un pilar de la identidad regional.
En eventos como el Desfile Canto a la Tierra, celebrado el 3
de enero 10 , se rinde homenaje al pasado indígena y se invoca
a la madre tierra a través del arte, reforzando una profunda
conexión con el simbolismo andino. Durante este desfile,
se reúnen aproximadamente 17 colectivos coreográficos,
integrados por cerca de 200 artistas que rinden tributo a la
Pachamama. En 2022, cerca de 2,000 artistas—músicos,
principalmente con instrumentos como la quena, la zampoña
y percusiones andinas, danzantes y zanqueros—se unieron en
esta celebración. Esta propuesta, que destaca por su color, sus
trajes y su música, lleva más de 20 años de tradición, rescatando
elementos andinos y del pasadoindígena 11 .
El Diablo Huma, conocido también como Haya Uma,
es una figura clave en países andinos como Ecuador, Perú y
Bolivia, y representa la energía protectora y espiritual que las
comunidades indígenas invocan al agradecer a la Pachamama
por las cosechas. Su función principal es restaurar el orden
cósmico, ahuyentando a los demonios que rondan los campos
y conectando el mundo terrenal con el espiritual 12 . En cada
danza, en cada nota, se entrelazan historias de resistencia y
agradecimiento.
A lo largo de la historia, este personaje fue denominado
«diablo» por los colonizadores españoles. Sin embargo, el
Diablo Huma no es una figura maligna; encarna poder y
sabiduría. Su máscara, vibrante y de dos caras, refleja la
dualidad del cosmos—día y noche, bien y mal—, mientras que
su atuendo incluye símbolos como un látigo, que representa la
autoridad, y un zamarro, una prenda elaborada con pieles de
animales. En algunas comunidades, el Diablo Huma también
toca instrumentos de viento, fusionando música y ritualidad 13
en una danza que evoca tanto la celebración como la reverencia.
Así, su figura se erige como un puente entre lo terrenal y lo
espiritual, recordándonos que la verdadera esencia de la vida
radica en la complejidad de sus opuestos.
El Inti Raymi simboliza «la bienvenida al solsticio de
verano» 14 , cuyas fechas clave abarcan del 21 al 24 de junio,
marcando el final y el inicio del año agrícola. En San Juan
de Pasto, esta celebración coincide con el onomástico de
la ciudad, que se conmemora el 24 de junio en honor a San
Juan Bautista, el patrón de Pasto. Este día se celebra con
conciertos religiosos y una misa de gran relevancia para los
feligreses, además de los desfiles de carnavales y fiestas, en los
cuales destaca la participación de colectivos coreográficos del
Desfile Canto a la Tierra. 15 En esta confluencia de tradiciones,
el espíritu comunitario se manifiesta en la música y en la danza,
recordándonos la profunda conexión entre la tierra, la cultura
y la identidad.
El Diablo Huma está estrechamente vinculado a la
celebración del Inti Raymi en los países andinos, especialmente
en Ecuador, donde forma parte de diversas leyendas y mitos.
Nos proponemos explorar esta figura debido a la presencia de
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
símbolos asociados al Inti Raymi en Nariño, como las festividades
indígenas del Pueblo Pasto 16 , que han elevado esta celebración
a la categoría de fiesta sagrada y las manifestaciones artísticas
en el Carnaval. Además, reconocemos cómo el folclor nariñense
se entrelaza con una rica tradición andina, manifestándose a
través del baile y la música.
Es fundamental revisar este antecedente histórico, ya que
en las representaciones culturales nariñenses, los diablos de
carnaval simbolizan la preservación de la tradición andina.
Esta conexión refuerza el sentido de pertenencia y la herencia
cultural de la región, recordándonos que cada danza y cada
nota musical son hilos que tejen la identidad colectiva de un
pueblo. En el Diablo Huma, encontramos no solo un símbolo,
sino un testimonio viviente de la resistencia y la celebración de
nuestras raíces.
Los 7 diablos de esta historia
Teniendo en cuenta la importancia discursiva del Diablo Huma
a lo largo de la historia andina y su representación en los eventos
culturales y festividades de Ecuador, Perú y Bolivia, así como
las criaturas que habitan el Carnaval en Nariño, proponemos la
inclusión de siete diablos de Carnaval en esta narrativa. Estas
figuras representan a los hombres trans nariñenses que han
compartido sus historias conmigo como investigador y a mí
mismo representando el primer diablo.
La propuesta de ilustración de Santiago Agreda refleja esta
diversidad; cada hombre es representado no solo a través de
sus símbolos personales, sino también desde la perspectiva
creativa queer del autor, que se nutre de elementos andinos
y del Carnaval. Así, estas ilustraciones se convierten en un
testimonio visual de la intersección entre identidad y tradición,
celebrando la riqueza de nuestras historias y la pluralidad del
ser que habita en el corazón del Carnaval. En cada diablo, se
entrelazan narrativas de resistencia y orgullo, ofreciendo un
espacio donde la diversidad es celebrada y honrada.
Valoramos a estos siete hombres como siete diablos del
Carnaval en Nariño, quienes, al formar parte de esta narrativa,
también evocan un pasado andino. Lo fascinante de esta
propuesta no solo radica en la cultura, sino en la importancia
del Carnaval en la sociedad nariñense. Reconocemos así que
existe una epistemología regional vinculada a lo andino que, a
diferencia de la tradición judeocristiana, donde el diablo es visto
como un adversario del bien y de la fe, presenta a los diablos
del Carnaval como una parte esencial del ejercicio artístico,
cultural y simbólico de la región. En este contexto, el Diablo
Huma no es solo un personaje; es un hilo que conecta pasado y
presente, tradición y modernidad, revelando la profundidad de
una identidad en constante transformación.
Analizamos la tradición judeocristiana desde su
representación del diablo como un ser que engaña y tienta,
así como desde el antecedente histórico que relegó a otras
entidades espirituales a un papel secundario, considerándolas
diablos y posicionando el monoteísmo sobre el politeísmo 17 .
Esta perspectiva nos invita a reconsiderar el término «diablo»
desde un enfoque que no nace en la tradición judeocristiana,
sino que proviene de un antecedente andino, donde Haya Huma
(Diablo Huma) juega un papel esencial en la narrativa en torno
al Inti Raymi.
En esta propuesta, destacamos a los diablos y seres de carnaval
como entidades espirituales fundamentales en el simbolismo de
Nariño, reflejando una resistencia cultural y simbólica frente
a los procesos de colonización y evangelización. Así mismo,
comparamos a los siete hombres de esta narrativa—quienes
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
han enfrentado la presión de las exigencias de una sociedad
binaria y tradicional para definir su masculinidad—con las
entidades que han sido reinterpretadas como diablos dentro de
la tradición judeocristiana. En este diálogo entre tradiciones,
se revela una lucha por la reivindicación de identidades que
desafían las categorías impuestas, un acto de resistencia que
resuena en el Carnaval.
Este paralelismo busca posicionar la experiencia trans de
los entrevistados—los diablos—frente a los obstáculos que
presenta nuestra sociedad tradicional, permitiéndoles construir
su identidad como sujetos políticos y ser socialmente activos.
Al hacerlo, no solo reivindicamos la figura del diablo en el
contexto andino, sino que también subrayamos el papel de los
hombres trans en un entorno que ha marginado a poblaciones
específicas. De este modo, la figura del diablo y la del hombre
trans comparten un trasfondo de resistencia ante distintos
sistemas.
Finalmente, presentamos esta propuesta investigativacreativa
como un medio para difundir la cultura nariñenseandina.
A través de los símbolos del Carnaval y las historias
de estos hombres trans nariñenses, buscamos resaltar no
solo relatos disidentes, sino también los lazos de solidaridad
forjados entre quienes forman parte de esta narrativa. Desde
la esquematización y la reflexión de nuestras conversaciones,
pasando por el performance y las ilustraciones de Santiago—
que reflejan una propuesta artística andina a través del uso
del color, los símbolos y la reivindicación del diablo—hasta el
uso de redes sociales y un podcast de divulgación, resaltamos
conscientemente nuestra identidad regional andina, guiándonos
por nuestra perspectiva como nariñenses.
Asimismo, reconocemos que esta conexión histórica con los
pueblos nativos de la región andina no solo enriquece nuestra
cultura, sino que también posiciona nuestros símbolos como
referentes de las epistemologías del Sur global. Esto ofrece una
respuesta crítica a los fenómenos de colonización, imperialismo
y las tensiones políticas tanto contemporáneas como históricas,
abriendo un espacio para la discusión histórica.
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
TRANSITAR EN EL SUR
Entre la propuesta de Paul B. Preciado y
las epistemologías del Sur Global.
Mi nombre es Daniel. Me identifico como hombre trans,
como king 18 y AFAN 19 . Soy nariñense, del sur, de un lugar
profundamente marcado por la presencia andina.
Mi vida ha estado entrelazada con el volcán, la historia
que palpita en las venas de esta región, la soberanía etílica,
las complejidades de la comunidad, el campo, y la abundancia
de comida, amor y tranquilidad. Crecí en San Juan de Pasto y
en El Tambo, Nariño, territorios que me ofrecieron el espacio
para explorar y reafirmar mi identidad de género, siempre
acompañado de amigxs, seres cercanos y, sobre todo, de mi
familia.
En medio de la tradición, la cultura y la religiosidad, me
definí como una disidencia de género: un cuerpo y una mente
en tránsito, un ser en búsqueda constante de su propio reflejo.
Era un sujeto navegando la dualidad de la naturaleza, dejando
atrás una parte de mí para abrazar otra. Una naturaleza distinta
a la originaria, pero también una manifestación extasiada de
mi ser: la misma esencia en un cuerpo transformado, en una
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
mentalidad renovada. Este viaje tendría consecuencias en mi
cuerpo más pronto de lo que anticipaba: la explosión de una
emocionalidad desbordante, una lucha constante contra la
depresión y la ansiedad, y una vulnerabilidad que se intensificaba
en momentos de cispassing incierto, cuando mi identidad de
género emergía con fuerza.
A lo largo de mi vida, he intervenido mi cuerpo, tanto
hormonal como quirúrgicamente, en mi decisión de transitar.
Este proceso ha traído consigo una serie de cambios mentales,
sociales y emocionales, que forman parte de lo que llamo mi
socialización como hombre. El uso de testosterona y la mastectomía
han sido elementos clave en este tránsito, transformando
no solo mi cuerpo, sino también moldeando mi subjetividad
política y dando vida a Daniel.
Al reflexionar sobre mi historia, mis ideales y mi identidad
de género, lo hago desde el Sur, un lugar donde mi narrativa
trans se inscribe en la vulnerabilidad política, pero que, a su
vez, me otorga una perspectiva única. Desde este espacio, me
conecto con la riqueza de la cultura andina, con el pasado
indígena y las huellas de la colonización en América.
Mi reflexión ha estado marcada por la necesidad de los
estudios decoloniales y afro, porque no solo la teoría queer
y el feminismo han influido en mi camino universitario, sino
también la posibilidad de repensar la historia, especialmente
esa historia localizada en el Sur Global. Encontré consuelo en
este proceso: buscar respuestas para mi experiencia a través de
una propuesta dual, donde se entrelazan los estudios culturales
y de género.
Es imperativo reivindicar las epistemologías andinas, esas
que han sido sistemáticamente invisibilizadas, y reconocer
las consecuencias históricas de la destrucción del tejido
comunitario de los pueblos originarios de América del Sur.
Esta historia exige que busquemos respuestas que nos han sido
negadas a lo largo del tiempo, un ejercicio de reconocimiento
de un pasado a menudo silenciado. En este camino, abrimos un
espacio para considerar otras formas de conocimiento, nuevas
maneras de relacionarnos con el otro, el cuidado de la naturaleza
y la comprensión de la dualidad. Todos ellos son elementos
fundamentales del pensamiento andino. Así, en los ritmos de
esta tierra, en sus creencias, símbolos e historias, hallamos las
respuestas que buscamos, ofreciendo una propuesta que desafía
lo que se nos ha forzado a borrar.
Con dicho enfoque, coloco en paralelo las epistemologías del
Sur y las propuestas que emergen de los estudios de género del
Norte Global; dos perspectivas de orígenes diversos que, en
ciertos momentos, se encuentran en tensión. Por un lado, los
estudios de género revelan un capitalismo que impone normas
rígidas sobre el género. Por otro, los estudios queer ofrecen
una respuesta liberadora: la posibilidad de posicionar las
disidencias de género dentro de un ámbito político, con nuevas
cartografías queer, nuevos tratados sobre el placer, el sexo y la
libertad.
urante mi transición y mi labor como historiador, me
he sumergido en los escritos de Paul B. Preciado, filósofo y
teórico cultural español, aclamado internacionalmente por sus
contribuciones a los estudios de género y la teoría queer. Su
trayectoria académica, que incluye un doctorado en Princeton,
ha dejado una huella notable en el arte contemporáneo, donde
ha colaborado con instituciones como el MACBA y el Reina
Sofía 20 . Preciado se ha convertido en una voz disidente que
desafía las narrativas tradicionales sobre género y sexualidad,
proponiendo un enfoque radical que cuestiona las estructuras
patriarcales y coloniales que han dominado la sociedad.
En mi lectura de Preciado, he hallado un análisis del sistema
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
capitalista contemporáneo como farmacopornográfico 21 , un
concepto que él desarrolla para explicar cómo la industria
farmacéutica y la pornografía influyen en las prácticas de
género. En su obra más influyente, Manifiesto contrasexual
(2002), establece las bases de su pensamiento crítico sobre la
construcción social del sexo y el género. A lo largo de su carrera,
ha explorado temas como la farmacopornografía, describiendo
cómo estas industrias moldean las identidades de género.
Preciado cuestiona el sistema binario de género y las
implicaciones de los roles, así como las prácticas disidentes
que suelen ser marginadas. Testo yonqui,«un libro radical en
fondo y forma, que en su publicación en 2008 supuso un aporte
mayúsculo al desarrollo de un pensamiento insurrecto que tira
del hilo de Foucault, Derrida, Deleuze y Guattari, Virginie
Despentes, Judith Butler y Annie Sprinkle, entre otros […]» 22 .
Un libro que ha sido mi compañero durante este año, y uno
de los principales insumos para la escritura de Transitar en
el Sur ya que relata la experiencia de Paul con la testosterona,
específicamente desde su primera dosis con parches de
testosterona en la piel–y las prácticas de género transgresoras
desde su sexualidad y corporalidad.
Este texto me ha ofrecido una explicación filosófica a mis
inquietudes sobre la identidad de género y la subjetividad
política. En sus páginas, Preciado crea un diálogo entre lo
personal y lo político, entrelazando su experiencia con la
testosterona y un análisis profundo de las dinámicas de poder
que nos configuran.
Explora identidades disidentes como king y AFAN,
utilizando la autobiografía y el ensayo filosófico para narrar
su proceso con la testosterona y su resistencia al sistema
cisheteropatriarcal. Su obra no solo abarca terminologías como
feminismo, sexualidad y tecnosexualidad, sino que también
plantea la necesidad de conectar teorías contemporáneas —
como el feminismo y la teoría queer— con disciplinas como la
filosofía, la política y la historia 23 .
Desde mi perspectiva, Preciado propone un manifiesto kingtransmasculino
o AFAN, abogando por la experimentación
colectiva y la práctica corporal como formas de desafiar el
sistema de género. Además, entiende el discurso como una
herramienta que sostiene la biopolítica y la producción de
subjetividades, regulando los cuerpos a través del sistema
binario de género y las prácticas médicas.
He elegido a Paul B. Preciado como un referente clave en
el paradigma contemporáneo, especialmente por sus ensayos
sobre el capitalismo farmacopornográfico. En ellos, ofrece
una crítica incisiva a la instrumentalización de las personas
LGBT+. Preciado sostiene que, en nuestra sociedad, estas
identidades han sido absorbidas y capitalizadas, perpetuando
así los mismos modelos y estructuras normativas que el sistema
dominante impone sobre la comprensión de la sexualidad y la
identidad de género.
Por otro lado, mi propuesta busca integrar una perspectiva
desde las epistemologías andinas, donde la dualidad se erige
como un valor fundamental. En estas tradiciones, las relaciones
entre pasado y presente, día y noche, sol y luna, vida y muerte,
masculino y femenino no se conciben como jerarquías, sino como
la expresión de un equilibrio esencial, un principio cósmico.
Desde el simbolismo andino, el mundo y la vida se entienden
no en términos de contradicción o conflicto, sino como un
constante juego de fuerzas opuestas pero complementarias. Es
precisamente este equilibrio entre los opuestos lo que asegura
la armonía universal, sin que uno deba prevalecer sobre el otro.
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
Micropolíticas king en Preciado
Preciado ilustra su crítica al sistema binario de género y su
control sobre el cuerpo de los disidentes con ejemplos históricos,
como el caso de Herculine Barbin, una persona intersexual del
siglo XIX. Las memorias de Barbin revelan la violencia médica
y social que enfrentó, un sufrimiento que, trágicamente, la
condujo al suicidio. A través de su historia, Preciado muestra
cómo las estructuras de poder pueden despojar a los individuos
de su humanidad, convirtiendo sus cuerpos en campos de
batalla donde se libran las guerras de normas y expectativas
impuestas. En este contexto, su relato resuena como un eco
de las luchas contemporáneas, recordándonos que el cuerpo,
lejos de ser un mero objeto, es un espacio de resistencia y
reivindicación.
La nueva episteme de la sexualidad que Foucault denuncia obligará
a Herculine Barbie a elegir una única identidad sexual y, por tanto,
a restablecer la coherencia de los órganos, la identidad de género
(masculino o femenino) y la identidad sexual (heterosexual o
perversa) 24 .
Esto me recuerda que mi transformación personal a través del
uso de testosterona no es simplemente física; es un viaje hacia
una nueva forma de ser en el mundo. Hoy comprendo que cada
paso en mi transición es también un acto político, un eco de las
luchas históricas de disidentes que han usado sus cuerpos como
medio de denuncia.
En la teoría de Paul B. Preciado, se sostiene que tanto la
masculinidad como la feminidad son construcciones culturales,
ficciones que, aunque artificiales, se convierten en realidades
tangibles dentro de la estructura política de la sociedad.
Paul propone que los disidentes de género transforman su
realidad política y su subjetividad a través de la intervención
performática de género, la creación de espacios políticos queer
y las prácticas de intervención hormonal, como las que se
retratan de manera autobiográfica en Testo yonqui.
Desde esta perspectiva, Preciado revela cómo los discursos
binarios de género han instituido y perpetuado la transfobia,
junto con una industria en crecimiento que busca construir
prototipos de lo masculino y lo femenino. Este fenómeno es
doble: por un lado, se institucionaliza el tránsito de género
como un proceso que debe ser normado y medido; por otro, se
invisibilizan y someten las experiencias disidentes, reforzando
el rechazo, la vulneración y la violencia contra las personas
trans. En esta danza de opuestos, el reconocimiento de nuestra
humanidad se convierte en un acto de resistencia esencial.
Como hemos mencionado, Preciado, en Testo yonqui,
denomina “principio autocobaya” al proceso de intervenir
molecularmente el cuerpo, a través, por ejemplo, del uso de
testosterona. Este proceso permite prácticas de transformación
política mediante la experimentación molecular, pero también
está sometido a la regulación del sistema binario de género,
donde las ficciones de lo femenino y lo masculino se convierten
en normas del deber ser.
Esta regulación sugiere que el sujeto disidente que anhela
ser reconocido socialmente como hombre o mujer debe
someterse a una serie de procedimientos institucionalizados
en Europa desde el siglo XIX, como el consumo de hormonas
o la realización de intervenciones quirúrgicas. En su análisis,
Preciado subraya que este modelo de transición no solo erradica
la subjetividad anterior, sino que la marginaliza, convirtiéndola
en algo que debe ser “borrado”, “curado” o “eliminado”. Esta
visión es ampliamente presente en los diagnósticos de disforia
de género y en el discurso del “cuerpo equivocado”, revelando
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así las profundas contradicciones y violencias que subyacen a
las narrativas de la identidad.
En Testo yonqui, Preciado entrelaza sus vivencias disruptivas
de género, tanto en lo colectivo como en lo individual. Participa
en talleres king, donde predominan las voces no binarias y de
transmasculinidades, espacios en los que el sexo, el género y
la sexualidad se desnudan como construcciones culturales y
políticas. A través del arte, el diálogo y la creación de refugios
seguros y solidarios, se sugiere que es posible llevar a cabo una
reconstrucción consciente de esta realidad política y cultural,
desafiando los roles y expectativas tradicionales.
Desidentificarse de las formas de feminidad preestablecidas
y adoptar un rol masculino se transforma, así, en una apuesta
no solo performática, sino también política y artística, un acto
liberador en su esencia. En su propio viaje, Preciado menciona
las prácticas king como parte integral de su cotidianidad,
narrando su experiencia con una prosa que resuena con la voz
de un disidente de género.
He sido asignada mujer, pero ese hecho no se aprecia en la imágen
parcial del espejo. Comienzo a afeitarme la cabeza, de adelante hacia
atrás, desde el centro hacia la izquierda y luego hacia la derecha. Me
inclino sobre la mesa que recoge el pelo mientras cae. Abro la bolsa
de plástico junto a la mesa y hago que el pelo cortado se deslice
hasta caer dentro. Apago la máquina y vuelvo a graduar las cuchillas
al cero. Coloco una hoja de papel blanco sobre la mesa. Vuelvo a
encender la máquina y la paso de nuevo por toda la cabeza. Sobre
el papel blanco cae una lluvia de pelos cortos, muy finos. Cuando
la cabeza está lisa, desenchufo la máquina. Forman una línea de
cocaína negra. Me hago una raya de pelo. Es casi el mismo high.
Abro el bote de cola y dibujo con el pincel húmedo un trazo sobre
mi labio superior. Cojo una línea de pelo entre los dedos y la coloco
sobre ese trazo hasta que queda perfectamente pegada a la piel de
mi cara. Bigote de marica. Me miro al espejo. Mi mismo ojo, con la
misma aureola en torno al iris, está enmarcado ahora por un bigote.
El mismo rostro, la misma piel. Idéntico e irreconocible. Miro a la
cámara, levanto el labio dejando mis dientes al descubierto como
hacías tu. Ese es tu gesto 25 .
Estas prácticas king no solo se inscriben en su cuerpo, sino
que también adquieren una significación cultural, política y
estética, entrelazándose con el travestismo y la figura del king.
Así, el ser transmasculino de Preciado emerge no solo de sus
características genéticas, sino de la posibilidad de intervenir su
propio cuerpo a nivel molecular a través del uso de testosterona.
En este contexto, sostengo que Preciado comprende su
masculinidad king como una expresión de un genuino interés
en la transformación política.
A través de esa primera experiencia accedo, sin apenas darme cuenta, a
una cultura de la resistencia a la normalización de género organizada
en torno a un conjunto de micropolíticas king que desde los años
ochenta han ido generando plataformas de creación y difusión de
saber y de producción de subjetividad. La cultura drag king emerge
en Nueva York y San Francisco a mediados de los ochenta, en los
talleres drag king [...] 26
Este proceso se inscribe en lo que Preciado denomina
micropolíticas king, espacios de creación y difusión de saberes
que sirven como plataformas para la producción de subjetividad.
A partir de experiencias transmasculinas, revela los códigos
performativos que configuran la masculinidad, incorporados y
aprendidos a través de vivencias de subjetivación. Este análisis
se sostiene en las ideas de Judith Butler sobre la repetición
coercitiva de las normas de género, las cuales pueden ser
ejecutadas por cualquier sujeto, sin importar susexo 27 .
En su narrativa, Preciado se atreve a proponer una
“narrativa posqueer”, explorando las disidencias de género
a través de los biocódigos performáticos, como el consumo
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de testosterona, que influyen en el deseo, el placer y el goce
político. Las repeticiones de comportamientos y performances
de género, sean masculinos o femeninos, abren nuevas vías para
la subjetivación, desafiando las fronteras tradicionales del sexo
y la identidad. En este viaje, el cuerpo se convierte en un lienzo
donde se pintan nuevas realidades; cada trazo se erige como un
acto de resistencia y liberación.
Este enfoque permite que las cartografías de la ciudad se
transformen en mapas donde se inscribe y se negocia el género 28 .
En nuestra propuesta, el enfoque territorial-cultural se destaca
por su relevancia, ya que evidencia los lazos de solidaridad
entre los hombres trans que participan en este libro, quienes
han sido moldeados por las dinámicas locales y regionales.
Finalmente, Preciado, al referirse a sus encuentros king
y a Pedro Lemebel, sugiere una red glocal. Desde nuestra
experiencia de género como disidentes—una experiencia
marcada por las huellas de una posición sociopolítica y
performática disruptiva—podemos evidenciar y criticar uno
de los núcleos del patriarcado: la violencia de género y la
vulneración de las experiencias trans.
En este sentido, Preciado realiza una crítica radical al
control que los dispositivos médicos y legales han ejercido
sobre nuestros cuerpos y sexualidades. Su ensayo filosófico
rastrea históricamente prácticas farmacéuticas que promueven
identidades políticas basadas en el género. Esto incluye la forma
en que se diagnostica la disforia de género y las soluciones
propuestas para los procesos de reafirmación de género, que
a menudo siguen patrones decimonónicos de masculinidad,
feminidad y heterosexualidad.
A partir de esta crítica, Preciado compara el reemplazo
hormonal con el consumo regulado de hormonas en personas
cis, como las pastillas anticonceptivas, señalando que ambas
prácticas se inscriben en ficciones biotecnológicas sobre
la identidad. Este argumento abre la discusión sobre las
herramientas biopolíticas de control del cuerpo y la sexualidad
a nivel global, así como sobre las micropolíticas vinculadas a
la tecnosexualidad, donde se reconstruye el valor del disidente
como sujeto excluido de los prototipos tradicionales de la
identidad de género.
En este entramado, cada experiencia se convierte en un acto
de resistencia, un destello de posibilidad en un mundo que a
menudo busca silenciar. Un ejemplo relevante en la narración
de Preciado es el de Agnes, quien se sometió a una cirugía
de reafirmación de género en 1959, «siguiendo el protocolo
Money con respecto al tratamiento de intersexuales, que
prevé la reasignación de sexo a trvés de técnicas hormonales
y quirírgicas, se le concede el derecho a obtener una vagnino
plastia terapéuica, es decir, la construcción quirúrgica de una
pagina a partir de su propio tejido genital, para restituir la
cojrencia entre su “identidad hormonal” y su “identidad fisica”
(Money y Exhardt, 1972)» 29 . A pesar de su posición social
privilegiada y su identidad como persona blanca, su caso es
crucial para posicionar la perspectiva de Paul sobre la tecnoresistencia.
Agnes produce una narración alternativa de su propio proceso de
transformación corporal en la que desafía y ridiculiza las técnicas
científicas de diagnóstico psiquiátrico y hormonal a las que deben
someterse los transexuales en las instituciones médico-legales
contemporáneas. Esta segunda narración presenta un modelo
relativamente modesto pero muy eficaz de bioterrorismo de género,
o, por decirlo de otro modo, muestra la manera en la que un tecnocordero
puede comerse a una manada de lobos farmapornográficos 30 .
En su conclusión, Preciado plantea que la experiencia trans
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implica una reapropiación colectiva de las tecnologías de género,
donde la intervención hormonal y el performance de género se
han convertido en elementos clave para la transformación de
la subjetividad política. A partir de esta premisa, se explora
cómo los siete hombres trans que comparten sus historias
han articulado esa nueva subjetividad al posicionarse como
hombres, enfrentando así la realidad social del rol de género en
Colombia y Nariño.
Asimismo, se analiza cómo han llevado a cabo un proceso
efectivo de lo que se denominará a lo largo del texto como
socialización como hombres, evidenciando no solo su
contexto sociocultural y familiar, sino también los desafíos en
su emocionalidad y las redes de apoyo que enfrentan. En la
mayoría de los casos, su rol en la sociedad no ha incluido la
visibilización de su identidad trans, sino que esta experiencia
se encuentra clandestinizadas en el ámbito local. A lo largo del
texto, se podrá evidenciar cómo el deseo de ocultar su identidad
se relaciona con el miedo a sufrir ataques transfóbicos o a
afectar las dinámicas en su vida personal, profesional y familiar.
Recordando a Preciado, para los fines de esta investigación,
los mecanismos de control asociados a las ficciones de “hombre”
y “mujer” vinculadas al “sexo asignado al nacer” perpetúan
la exclusión de las identidades disidentes. Estas ficciones
refuerzan el control sobre los cuerpos y los roles de género,
marginando a quienes disienten del sistema cisnormativo.
En este contexto, la experiencia trans se percibe como ajena
a la norma cis, colocándola en una posición vulnerable; ser trans
es a menudo visto como una identidad incompleta o inválida en
comparación con los prototipos cis de “hombre” y “mujer”.
A modo de cierre, es posible encontrar en las micropolíticas
king, desde la teoría de Preciado, la premisa de que estas
prácticas, además de ser irreverentes, surgen como consecuencia
de un cambio en la subjetividad política de los sujetos disidentes.
Veamos:
Y, de repente, lo veo emerger en el espejo mirando de reojo: ahí está
Bob. Sin misterio, es simplemente como yo, pero es un hombre. No
lo fabrico como un personaje teatral, simplemente emerge de quien
soy, de cómo me he visto siempre. La diferencia es que ahora resulta
visible para la mirada de los otros; no lo escondo detrás del nombre
que me ha sido dado, de la pesada suposición de que soy o debería
ser mujer 31 .
Además, Paul menciona que no reconocerse en el reflejo del
espejo es esencial para transformar nuestra realidad política.
Este no reconocimiento encarna la potencia política de transitar
entre los prototipos de género desde una práctica disidente.
Así, el desreconocimiento del cuerpo se convierte en un pilar
fundamental del proceso de transformación política, pues es
a través de esta ruptura con la propia imagen que se abre la
posibilidad de cuestionar y revisar profundamente los roles,
normas y expectativas que la sociedad impone.
Enfoque andino dual para reivindicar la experiencia del
Transitar en el Sur
A modo de conclusión, en el transcurso de esta trayectoria he
decidido iniciar una investigación en torno al paradigma de
género, vinculándome tanto desde mi rol en la sociedad como
hombre trans, como desde la posibilidad de establecer un diálogo
con seis amigos trans del Nariño andino. Ellos han sido parte
fundamental de mi red de apoyo durante la transición, y en
nuestras conversaciones hemos hallado experiencias comunes.
Estos encuentros se han consolidado como un ejercicio de
resistencia, en el que reflexionamos sobre nuestros tránsitos y
sus repercusiones en nuestra vida cotidiana, en nuestros planes
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de vida, en la forma en que nos relacionamos, y en nuestra
decisión de visibilizar o no nuestra identidad de género. Así, se
posiciona una micropolítica trans masculina (king, en términos
de Preciado) que surge desde Nariño, Colombia.
Así mismo, es fundamental para este texto reconocer y
adoptar un enfoque decolonial que nos permita conectar con
las epistemologías del sur y entender los procesos históricos
de la América andina. Esto incluye, en términos generales, un
pasado indígena ancestral fundamentado en la simbología dual
del mundo; las implicaciones de la colonización española desde
el siglo XVI hasta principios del XIX; la consolidación de los
Estados nación durante el siglo XIX, que desató una ola de
violencia y guerra; y la condición de periferia en la geopolítica
mundial contemporánea, creando un escenario histórico
complejo que se sitúa en el Sur Global.
En esta propuesta artística, reivindicamos la experiencia
trans masculina mediante el reconocimiento de saberes y
símbolos andinos. También consideramos la tensión entre
los discursos de la teoría queer, surgida en el Norte Global,
y el reconocimiento de las epistemologías del Sur Global.
Esta teoría queer es, en efecto, fruto de un pensamiento
contextualizado en una epistemología hegemónica, mientras
que las epistemologías del Sur se fundamentan en el pasado
andino, anterior a la colonización de América del Sur. Así, el
Sur se posiciona como un escenario y territorio donde nuestras
experiencias disidentes han encontrado su inscripción.
En Transitar en el Sur, se desarrolla un paralelo investigativo
en el que se posicionan, por una parte, los diablos—espíritus—
del Carnaval. Mientras que en la epistemología andina estos
brindan explicaciones sobre prácticas socioculturales y
espirituales, desde la tradición judeocristiana el diablo posee
una connotación negativa. Por otra parte, se encuentran los
hombres trans que forman parte de esta narrativa, a través de
lo que propongo como un espacio king andino. Este espacio
disidente se ve influenciado por la potencia política de la
epistemología del Sur y por el contexto tradicional andino, que
valora los lazos comunitarios, la conexión con el territorio y
nuestra condición de periferia en Colombia. Estos son aspectos
clave para comprender nuestro contexto local y regional desde
una perspectiva decolonial.
Finalmente, buscamos posicionar nuestra cultura regional
para visibilizar nuestras identidades trans masculinas,
reconociendo el contexto histórico y la rica tradición andina.
Este enfoque nos permite rendir homenaje al espíritu y la
simbología del Carnaval, donde la dualidad y los diablos cobran
vida. Desde esta epistemología del Sur, podemos reconocer
nuestra experiencia a través de dos ejes fundamentales:
En primer lugar, se trata de una reivindicación de nuestra
expresión de género en Nariño, enmarcada en la masculinidad,
el trabajo y las labores de cuidado. Aunque nuestro proceso
de socialización puede estar marcado por la exigencia, la
presión y los conflictos dentro de la cisnorma, hemos logrado
configurar una cartografía que, a pesar de la invisibilización de
nuestras identidades, ha dado lugar a micropolíticas de género
disruptivas—como la creación de este libro—fundadas en la
solidaridad, el compromiso y la disciplina.
En segundo lugar, es crucial visibilizar nuestras luchas
frente a la constante clandestinización de la experiencia trans
masculina en Nariño y Colombia. Esta situación ha derivado en
desafíos significativos que afectan no solo nuestra salud mental,
sino también nuestras relaciones con la familia, los amigos y el
ámbito amoroso. La lucha por ser vistos y aceptados no es solo
una cuestión de reconocimiento social y político de nuestra
identidad masculina; es un viaje profundo hacia la sanación, la
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libertad y la ampliación de nuestra red de apoyo. En cada paso,
hay una mezcla de temor y esperanza, de dolor y resiliencia,
que nos impulsa a seguir adelante.
I. ESTEBAN PORTILLA
Bogotá, Música y Pasto: un recorrido sobre nuestra
identidad de género
Cuando me reuní con Esteban, la idea de compartir un
momento se dibujaba en mi mente como un paisaje nostálgico.
Pero él, con su habitual peculiaridad, optó por una milhoja
acompañada de una Coca-Cola sin azúcar. Me sorprendió, pues
en mis recuerdos persistía la imagen de nosotros brindando
con cervezas, riendo, intercambiando historias de vidas pasadas
y sueños por cumplir. Como si el eco de esas noches se resistiera
a desvanecerse.
Sin embargo, entendí que su elección de nuestra reunión
sin alcohol no era casual. Había tomado una decisión clara, un
punto de inflexión marcado por su reciente mastectomía. Esta
intervención no solo representaba un cambio físico, sino una
transformación profunda. Necesitaba tener su cuerpo sano,
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desintoxicado y preparado para enfrentar el camino que se le
había presentado. La mastectomía, en su esencia, se convirtió
en un logro personal, en una victoria tras una larga lucha con
la EPS.
Recuerdo los días interminables en los que mis padres se
enfrentaban a la burocracia, con una determinación que parecía
sobrepasar la normalidad. Lucharon con fervor, utilizando
mecanismos judiciales como la tutela y el desacato. A veces,
me imaginaba a mi padre en la sala de espera de alguna oficina
de nuestra EPS, con su mirada fija y serena, como si estuviera
esperando una respuesta del universo mismo. Y así, después
de luchar contra ese sistema, ganamos una batalla: ser operado
por uno de los mejores cirujanos del país, el mastólogo Gilberto
Benítez. Además, no solo se logró la intervención quirúrgica,
sino también la obtención de la testosterona, un acto de
reclamación de mi propia identidad.
Ese camino fue tedioso, lleno de momentos de incertidumbre
y ansiedad. Sin embargo, supe que no estaba solo en este viaje;
mis padres eran mi ancla, mi luz en medio de la tormenta. Pero
también sabía que no todos tienen la misma fortuna. Muchos se
enfrentan a estas pruebas desde la independencia de la adultez,
cargando con un peso que puede resultar abrumador, un peso
que a veces se siente como una sombra constante.
Así, mientras Esteban y yo compartimos en aquel café, con
la milhoja desmoronándose lentamente entre sus dedos, me di
cuenta de que cada elección, cada decisión en nuestras vidas,
puede llevar consigo un significado más profundo. La vida está
tejida de momentos aparentemente insignificantes que, al final,
revelan conexiones ocultas, emociones y la lucha constante por
entender quiénes somos realmente.
Relacionado con el alcohol—y lo menciono a modo de
nota, ya que es un tema que me atraviesa tanto personal como
familiarmente—tuve la oportunidad de desintoxicarme en mis
veintes, específicamente a los veintidós años. Recuerdo esos
días como una lucha constante, un combate entre mis deseos
y las sombras del pasado. Enfrenté las secuelas del alcohol:
la violencia que arrastraba, el descuido que se apoderaba de
mí y la vulnerabilidad que me hacía sentir expuesto y frágil.
Para finales de 2022, logré dejar de abusar del alcohol de
manera definitiva, un pequeño triunfo que resonaba con ecos
de liberación en mi interior.
No obstante, aún guardo el alcohol en ciertos momentos
sociales. A veces, su presencia se siente como una antigua
melodía que se resiste a desvanecerse. Sin embargo, ahora me
siento desintoxicado. He aprendido a elegir; puedo tomar tres
cervezas y detenerme, sin necesidad de un alto nivel de alcohol
para perderme en la bruma de la ebriedad. Conociendo mi
historia familiar de alcoholismo, estas son, de verdad, buenas
noticias para mí y para mi familia, que ha sufrido el peso del
alcoholismo en sus relaciones más cercanas.
En mi conversación con Esteban, empecé a explorar
mis sentimientos en torno a la mastectomía. Fue un viaje
introspectivo necesario, especialmente porque nadie te prepara
para las emociones que surgen tras una intervención tan
profunda. Por un lado, la felicidad de sentirme más cómodo, libre
y con una autoestima renovada. Pero por otro, el cansancio, el
desgaste mental y la depresión que siguieron a la cirugía. Era
como si un mar de emociones se agitara en mi interior, y cada
ola traía consigo recuerdos de inseguridad y miedo. Fue una
decisión difícil, una que pesaba como una losa sobre mi pecho.
Afortunadamente, conté con el apoyo incondicional de mis
padres, de mi familia cercana y de mi ex pareja, quienes me
ayudaron a enfrentar esas circunstancias. Hubo momentos en
que sentí la tristeza apretar mi corazón, como si el peso del
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mundo se hubiera posado sobre mis hombros. Era un cuerpo
de diecinueve años enfrentándose a una decisión que cambiaría
mi vida para siempre. En ese instante, llegué al punto de no
retorno; asumí completamente las consecuencias de mi elección
sobre mi género.
Estaba feliz, pero a la vez experimentaba una confusión
profunda. Era como si, al alzarme sobre el estándar social
de lo masculino, me causara un malestar persistente, que me
perseguía constantemente. Esa confusión era la superficie de
mi desánimo, una lucha constante con las exigencias que, como
hombre transexual, enfrento para ser reconocido por lo que
soy. En esos momentos, la felicidad y la tristeza bailaban en
un delicado equilibrio, cada una reclamando su lugar en mi
corazón.
Cada día, al verme sin pecho, me acompaña una felicidad
que es agridulce. La cicatriz, un recordatorio de lo que no pude
permitirme vivir como mujer, o como un otro sujeto amado
por lo que es. De alguna forma, la cirugía se convierte en un
símbolo de resistencia, una victoria sobre el rechazo y la lucha
interna. Me recuerda el reto que ha sido convivir con mi cuerpo,
una travesía que me ha llevado a desafiar las expectativas de la
sociedad. Al decidir tomar el camino del tránsito, me acerco
un poco más a alcanzar mi rol, mi vida, mi hogar y mi carrera
soñados.
Son reflexiones que busco profundizar a través de estas
conversaciones, momentos compartidos que me permiten
desnudarlas de significado. He tenido la oportunidad de hablar
con mis amigos trans sobre estas experiencias . La cirugía de
afirmación de género es un proceso complejo, tanto física como
emocionalmente, que exige apoyo y aceptación. Pero al final,
este proceso permite a las personas trans alcanzar una mayor
comodidad y bienestar con su cuerpo y su identidad, un paso
hacia la libertad que tanto anhelamos. En cada cicatriz, en cada
decisión, hay una historia que contar, una lucha que celebrar.
El misterio de nuestra identidad: la cirugía, los cambios
físicos, nuestra red de apoyo y la amistad cis/trans
DANIEL: ¿Estás juicioso con el alcohol?
ESTEBAN: Sí, hace unos seis meses que no tomo trago.
Solo me he tomado una pola de vez en cuando. No recuerdo si
son seis u ocho meses. Estoy preparando todo para la cirugía.
DANIEL: ¡Eso son excelentes noticias! ¿Estás preparando
tu cuerpo?
ESTEBAN: La piel, todo, tomando vitaminas, colágeno y
esas cosas.
DANIEL: Qué buena nueva. ¿Para cuándo está programada?
ESTEBAN: Aún no tengo fecha. Solo tuve la consulta inicial.
Necesito ir a Psiquiatría porque se me embolató un reporte,
por ejemplo. Y, sobre todo, bajar de peso, que es algo que me
beneficiaría mucho para el resultado. En unos dos meses tengo
otra consulta; espero que me den fecha, o tal vez podría ser el
próximo año.
DANIEL: Siempre suelen cuadrar una fecha dependiendo
del trámite institucional. Eso siempre llega con sorpresa; de
repente es como, “señor…” -hago una pausa para reír -.
ESTEBAN: ¡Venga ya! -responde entre risas-.
DANIEL: Es un nuevo inicio, siento yo.
ESTEBAN: Sí, estoy tranquilo con la decisión, con todo,
con el proceso en general. Va bien, va bien.
DANIEL: Yo estaba muy enfocado en la cirugía, casi en
piloto automático. Después de la intervención, el primer
sentimiento fue como si me faltara algo, como si algo hubiera
cambiado radicalmente en mi vida. Sentí esa pérdida, como si
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algo estuviera mal, como si mi cerebro estuviera rechazando
la intervención de alguna forma. Recuerdo estar en la cama,
acostado, y levantarme, verme plano y decir: “me quiero
desmayar”.
DANIEL: Quiero preguntarte: ¿de qué manera podemos
reconocer con quiénes nos damos espacios para decir cómo
estamos o si algo nos abruma? Es verdad que disfrutamos
nuestra transición, tenemos retos y los superamos. Es un
estado de valentía constante - lo digo de forma sarcástica -.
Estamos en ese rush de hacer trámites, desempeñarnos en la
sociedad, ser pulcros, tener trabajos, tener vida. No sé en qué
momento expresamos lo que verdaderamente sentimos. Esto
es desgastante de alguna forma.
ESTEBAN: Últimamente lo que he podido analizar es que
desde mi experiencia, sobre todo ha sido muy importante el
hecho de tomarme las cosas con mucha calma y más bien, darle
prioridad a esa otra parte de «bueno hay que trabajar, hay que
ser pulcros, hay que ser un ser humano funcional» por mi propio
bienestar. La cirugía, los exámenes, el endocrino empezaron
hace un par de meses; tuve exámenes toda la semana, cita
tras cita. Ahora prefiero bajarle un toque, me siento abrumado:
el hecho de sacar la cita, la logística, la burocracia alrededor,
eso es lo más agotador. Yo pensaba, «¡qué no daría por tener
una persona que me dijera: ya le saqué su cita, tiene que ir tal
día! - ambos ríen -». No hay esos espacios, tienes toda la razón,
hace unos días dije «necesito retomar mi terapia» y en la EPS
está difícil, hay citas cada tres meses… en fin. Estaba buscando
otras alternativas y es complicado, hay algunas limitaciones.
Esos espacios faltan, debería implementarse un sistema de
acompañamiento.
DANIEL: Frente a esa ausencia, de la burocracia para
acompañarnos psicológicamente o con redes de apoyo, somos
nosotros quienes forjamos la red de apoyo a pulso.
Amigos y comunidad trans
DANIEL: Cuando pensé en hacer la Bitácora de Memorias
e incluir mi testimonio y mis formas de ver el mundo, lo más
interesante fue darme cuenta de que tengo seis amigos trans
como yo. Me parece fascinante porque sé que existen otras redes
de apoyo muy importantes, como la red de apoyo trans o la que
hay en el barrio Santa Fe. Sin embargo, nosotros nos hemos
encontrado en situaciones y espacios distintos, y nos hemos
acompañado durante muchos años. Es especial, porque para
mí, entablar relaciones siempre ha sido un reto. Siempre digo
que todo parte de mi experiencia como persona transexual; mis
relaciones están condicionadas por el género, y eso atraviesa
todo: espacios sociales, familiares, mis relaciones de pareja y
mis amigos cercanos. Siento que es una red de apoyo que se
forja a pulso y se mantiene con el tiempo.
Al relacionarme con amigos trans, he evidenciado otro tipo
de vínculos más íntimos que se construyen. Quiero decir que
deberíamos poder presentarnos como hombres transexuales
y que la sociedad lo acepte. Por el contrario, a menudo uno
evita presentarse así para que las cosas sean más “normales”.
Cuando uno dice que es transexual, algo cambia en el aire. En
cambio, cuando se puede afirmar “soy transexual” y la gente
lo toma bien, hay un recibimiento, hay una sensación de red de
apoyo que nos sostiene.
ESTEBAN: Creo que es un ejercicio valioso (realizar este
proyecto). El hecho de hacerlo en un espacio en el que te sientas
seguro es súper importante; desde ya me siento muy cómodo
aquí. No siempre uno tiene ese espacio para reflexionar sobre
estas cosas, y creo que es esencial. Gracias por el espacio.
DANIEL: Esto es algo que solo se puede discutir en grupos
cerrados. Estamos a la periferia del mundo, y tal vez pensar por
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COLECTIVO ANDINXS
qué estamos allí puede empoderarnos. Empoderarnos en esos
espacios seguros, como cuando estamos con nuestras parejas
o nuestros amigos más cercanos. Hay muchas preguntas que a
las personas les gustaría hacernos, pero también siento que hay
muchas otras que nosotros podríamos hacernos internamente
y responder también. Esas preguntas resultarían igual de
interesantes, o incluso más.
ESTEBAN: Totalmente. Porque la experiencia de cada uno
ha sido distinta, y este ejercicio puede ser muy terapéutico, ¿no?
Quizás algo me genere ansiedad, y tú, que ya pasaste por eso
o lo ves de otra manera, me puedes ofrecer un punto de vista
diferente para abordar lo que esté pasando. Eso es muy valioso.
Amistad entre hombres cis y trans
ESTEBAN: En cuanto a Bogotá, creo que con los hombres
cisgénero sentí una cierta protección. Nunca me discriminaron.
Pero tienes toda la razón, no hay ese espacio para hablar sobre
este tipo de cosas. En esos ambientes, me he enfrentado a la
masculinidad tóxica; es como volver a ser niños [se aceptan
comportamientos machistas]. Y en este punto de mi vida,
digo: no es divertido, amigo.
DANIEL: Sí, creo que también es un reto para mí. Estar
en un lugar cis es acomodarse. Ellos están en una posición
privilegiada en la sociedad. Estar con hombres es un espacio
donde no vas a sufrir discriminación por género. Siento que,
si eres aceptado por tus parceros, es un lugar cómodo. Son
lugares privilegiados a nivel de género.
Cuando llegas a ese espacio, construyes amistades
valiosas desde una posición segura, sin necesidad de que
sepan lo que realmente eres. Se da una especie de aceptación,
de cofradía, de genuinidad, y uno se vuelve muy cómodo,
casi como un niño. Empiezas a disfrutar de esos espacios que
ellos mismos han creado. Creo que, como hombres trans,
también podemos reivindicar estos espacios, ya que tenemos
amigos que nos quieren y eso aligera un poco el camino de
ser hombre. Es interesante empezar a sentir amor por los
hombres, especialmente si hubo rechazo o distancias en algún
momento. Te pregunto: ¿cómo ha sido para ti la amistad con
otros hombres en tu vida?
ESTEBAN: Creo que ha estado más presente y ha sido más
profunda la amistad con hombres que con mujeres. Si bien he
tenido amigas increíbles, con los hombres siempre he podido
relacionarme desde lo simple. Recuerdo que mi primer amigo
en el colegio fue un hombre; la pasamos muy bien y mantuvimos
esa relación, incluso después de separarnos de colegios,
apoyándonos a distancia. Siempre ha sido muy chévere.
En la universidad fue un reto mayor por la transición, hubo
varios cambios. Aún así, siento que quienes me han protegido
más han sido los hombres, porque han sido los primeros en
recibirme en distintos grupos, cuando hacíamos trabajos. Me
parece que esa relación ha sido más constante, más fluida y
relajada; siempre me han mostrado su recibimiento. Lo siento
así.
DANIEL: No sé si a ellos les pasa, pero llega un punto en
el que mi ser trans hace un acto de conciencia y se pregunta qué
estoy haciendo aquí, por esa misma comodidad. Mi ser trans es
consciente, en el sentido de que me gustaría resistir ante esa ola
tan cisheteronormativa en la que uno puede fácilmente encajar.
Como hombre trans, terminas cumpliendo roles muy asociados
al hombre. Y tal vez sí soy un hombre simple, pero me niego a
pensar que soy un hombre que nunca se cuestiona estas cosas.
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
Transición de género y duelo
DANIEL: Otra vez me asaltan esos ataques de conciencia
en los que me despierto a mitad de la noche, sintiendo como
si hubiera otro individuo dentro de mí. Esto ha sido una de
las partes más sensibles de la transición. No sé si yo soy el yin
y Loren es el yang —Loren es mi pasado como mujer en la
sociedad—, pero siento que Loren está cada vez más muerta.
Esa dualidad me frustra, porque no me gustaría que fuera así;
como si Loren se alejara de mí cada vez más, se desvaneciera,
y yo nunca más pudiera conectarme con ella. Es un duelo, pero
no es un duelo total.
ESTEBAN: Es un duelo.
DANIEL: Un duelo, pero es morir uno, ¿no?
ESTEBAN: Sí. Voy a llorar. -Lo dice de forma
sarcástica, aunque en realidad es algo que podría llevarnos
a las lágrimas -.
DANIEL: Sí, sí… -digo de manera comprensiva-.
ESTEBAN: Sí, sí, es un duelo. Pero al mismo tiempo, aunque
hay partes que mueren, el recuerdo reaparece y eso asusta, ¿no?
O al menos eso me pasa. Cuando me ataca la disforia, estoy
mal. En esos momentos de conciencia que mencionas, me
pasa sobre todo al interactuar con mi familia. Ellos me ven de
alguna manera o me dicen algo que detona mi infancia o algún
recuerdo antiguo que ni siquiera sabía que estaba guardado.
Es como si Aidé lo recordara, y de repente es como quitarme
la máscara, como si volviera a la superficie, y eso me da mucha
ansiedad.
DANIEL: Sí, y hay partes que mueren y no se recuperan.
ESTEBAN: Es un duelo constante.
DANIEL: Porque creo que siempre estamos con esa sombra.
Es una sombra, pero tan lejana... Para mí, es tan distante que ya
no me acuerdo de cómo pensaba Loren. A veces me pregunto:
“¿Qué haría Loren en esta situación?” Y me doy cuenta de
que no lo sé. Loren tiene 12 años. Ya no existe, no haría nada.
(Ambos nos reímos, y Esteban menciona lo difícil que puede
llegar a ser esto). Creo que en mi caso, Loren se fue pronto.
Desearía que estuviera aquí. No quiero hacer un comentario
transfóbico hacia mí mismo. No es que yo sea Loren, pero a
veces siento que soy Loren, y luego me miro al espejo y... no, no.
Es un dolor profundo. No sé en qué parte de mi cerebro buscar
eso. No sé.
ESTEBAN: Sí, sí, total.
DANIEL: ¿Lo sabremos?.
ESTEBAN: Creo que el trabajo está más bien en encontrar
ese agradecimiento, ¿no? Con esa persona que llegó hasta cierto
punto y dijo: “Bueno, ya te doy paso a ti, quien sea que estés ahí
adentro.” Creo que eso me ayuda a dormir mejor y a verme al
espejo con más tranquilidad. Me miro con agradecimiento y
digo: “Uff, parce, todo lo que vivió esa persona para traerme
hasta aquí es súper valioso.”
DANIEL: Es muy valioso y valiente. Eso es algo que nos
destaca. Creo que esa transfobia nos atormenta mucho, pero
cuando valoramos y reconocemos nuestra integridad frente
a ella, se siente muy satisfactorio. Sin nuestro pasado, no
podríamos reaccionar de la misma manera ante esa transfobia.
La cultura nariñense: desde la pedagogía con la familia, la
música y la tradición
ESTEBAN: Sobre la cultura y el género, creo que el
hecho de haber regresado a Pasto después de quince años
en Bogotá fue un choque cultural. Esta fue la primera vez
que pude interactuar con mi familia como hombre trans. He
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
experimentado un proceso de educación con ellos que ha
requerido mucha paciencia, y también he tenido que aceptar
que hay un machismo muy fuerte. A veces me siento percibido
aún como esa mujer/niña que ellos vieron crecer. Por eso, he
luchado dentro de mi propia familia para mostrar que no es así.
Al mismo tiempo, me enfrento a mis propios conflictos
internos, intentando no sentir que es inferior el hecho de
que me perciban como mujer. Es un machismo que llevo
dentro también. El año pasado, me hice una pregunta que me
chocó: ¿ser hombre trans implica también lidiar con tu propio
machismo interno? ¿Alguna vez sentí que ser mujer era ser
inferior? Y la respuesta es no. No quiero que eso sea así. En mi
casa, hay un matriarcado muy fuerte, y me he dicho: “Admiro
a estas mujeres con todo mi ser; ojalá pudiera ser tan fuerte y
servicial como ellas.” Poco a poco, he ido conciliando esa parte.
DANIEL: En tu carrera como maestro, ¿qué rol tiene Nariño
y su cultura para lo que tú haces en tu profesión?
ESTEBAN: Es un norte, podría decirlo; uno de los nortes.
De hecho, mi objetivo es mezclar la música del Carnaval y
llevarla a un escenario sinfónico clásico. Esa mezcla es parte de
mi identidad. Siempre he sentido que a los instrumentistas nos
falta ese sentido de apropiación de nuestra cultura. Mientras
que muchos musicólogos y compositores abordan el folclor de
otras regiones para incluirlo en lo sinfónico, creo que como
intérpretes nos falta curiosidad en ese sentido.
Al identificarme como nariñense, siento que hay ciertos
ritmos que me son más naturales, y que el oboe puede expresar
esa identidad. Se puede hablar de una escuela de oboe nariñense
o de oboe andino, gracias a la influencia y experiencia que cada
músico aporta al instrumento.
Siempre he admirado a los músicos que se van de aquí
y triunfan en Europa; eso me parece increíble. Sin embargo,
muchos de nosotros sufrimos porque se nos hace creer que ese
es el único camino. Si no llegas allá, sientes que has fracasado, y
por supuesto, eso no es cierto. El mundo es vasto, y la gente ama
la música latinoamericana. Es maravilloso tener la paciencia
y disciplina para tocar música del Carnaval, por ejemplo, un
concierto para oboe con comparsa de Carnaval. Es importante
para mí encontrar muchas posibilidades en mi identidad y mis
raíces. Por eso, regresar y ver que se ha abierto la posibilidad
de la orquesta ha sido maravilloso.
DANIEL: Siento que tengo una conexión espiritual con
Nariño. Tal vez no tengo claro si realmente eso de ser hombre
existe dentro de mí, pero lo que sí existe es que para mí es ser
nariñense. También siento que es un lugar presto a recibirte
en el momento que lo decidan los Dioses del carnaval. Me ha
pasado que voy a Nariño y no es el momento de estar allí y me
vuelvo siempre triste a Bogotá, a veces quiero ir a Nariño y
no puedo, entonces siento un malestar. Sin embargo, si estás
allá y Nariño te ha dado este recibimiento es porque estás
acompañado por el espíritu de la tierra, tus raíces; creo que eso
se puede ver en la energía de los músicos cuando interpretamos
música allá. Desempeñarse como músico profesional debe ser
una sensación de completitud porque ese espíritu musical de la
cultura nariñense siempre estará allí. ¿En qué orquesta estás
trabajando?
ESTEBAN: Es la Orquesta Sinfónica del Sur, la primera
orquesta sinfónica profesional de Nariño. Ha sido un proceso
hermosísimo, un sueño gestado hace veinticinco años con la
Red de Escuelas. La orquesta está conformada por el legado
de músicos que formamos parte de las primeras generaciones,
algunos de los cuales se han formado en Europa o en otras
partes del mundo, y otros en universidades del país. Ahora
hemos regresado aquí, con la misión de darle a Nariño su
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
primera orquesta sinfónica profesional.
Mi interpretación en el oboe, antes y después de la
transición, ha cambiado enormemente. Hablo de cuando me
identificaba como Loren y de cuando finalmente me sentí
cómodo y estable como Esteban. Mi forma de interpretar ahora
es mucho más libre. Desde mi perspectiva, no se trata de ser
hombre o mujer; es más una cuestión de estado de conciencia,
de estar presente, tanto física como mentalmente. Es una
libertad que se siente.
Físicamente, me es más fácil ahora. No entraré en debates,
pero tengo más fuerza. Me canso menos, con menos esfuerzo,
quizás. No sé si esto se deba a la comodidad o a una relajación
interna, pero todo fluye con más facilidad.
Creo que ser una persona trans y haber vivido la transición,
experimentar esas dos vidas —como Esteban y como Loren—
me ha enriquecido. Ahora tengo más vocabulario cuando toco
el oboe. Conecto con emociones como el dolor, el rechazo y la
frustración, y puedo hacerlo desde mi yo anterior a la transición,
porque esas experiencias y recuerdos permanecen en mí.
Así, cuando encuentro pasajes musicales que requieren
fuerza o virtuosismo, es entonces cuando los recuerdos de
Esteban surgen con intensidad. No sé, así lo siento; me
permiten conectar las dos partes de mi ser y fluir mejor. Son
herramientas valiosas que me acompañan en este viaje.
Relación familiar, amor y tradición
Mi abuela es mi persona favorita en el mundo
–Esteban
DANIEL: ¿Cuántos años tiene tu abuela?
ESTEBAN: 82.
DANIEL: ¿De que te gusta hablar con ella, cuál es su tema
favorito?
ESTEBAN: Lo que más disfruto es escuchar sus historias.
Tiene una manera de narrar que es casi mágica. Ella recuerda, y
yo imagino su tiempo, sus padres, sus familiares, lo que hacían,
cómo era Pasto en aquella época, cómo fue su llegada desde el
campo. Es como ver una película completa, cada escena con su
propio color. Tiene una capacidad impresionante para aceptar
y analizar nuevas ideas. Por eso, hablar con ella es tan fácil.
A pesar de sus creencias, siempre está abierta a experimentar
cosas diferentes.
DANIEL: Mi abuela siempre me habla con una ternura que
me hace sentir como si aún fuera un niño. Pero conozco a gente
que eleva la relación a un nivel más adulto. En tu caso, ¿hablar
con tu abuela es como conversar con una amiga? ¿Cómo logran
esa comunicación horizontal?
ESTEBAN: Puede ser ambas cosas. Por lo general, ella es
muy protectora. Pero entre nosotros existe esta dinámica en la
que nos hacemos preguntas que tal vez no le haríamos a nadie
más; es nuestro lugar seguro. A veces le pregunto qué piensa
sobre esto o aquello, y viceversa. Nuestra relación oscila entre
esa maternidad y conversaciones profundas. Sin embargo, creo
que en sus ojos siempre seré ese bebé. De hecho, ahora vivo solo
—antes vivía con ellos— y a mi abuela le ha costado mucho.
Estoy a solo cuatro cuadras, pero puedo sentir esas ganas de
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
tenerlos a todos juntos en el mismo espacio.
DANIEL: Eso es. Creo que es algo muy característico de
las familias pastusas: te enseñan que el verdadero valor reside
en la familia. Por eso, se establecen lazos distintos. Por ejemplo,
el vínculo que tienes con tu abuela —que compartimos con
nuestras abuelas— no es tan común, porque las familias
citadinas, siento yo, tienden a ser más distantes con miembros
ajenos a la familia nuclear
ESTEBAN: Claro, creo que también tiene que ver con el
tiempo, ¿no? En ese entonces, prácticamente pasaba todo el
día con mi abuela porque mi mamá trabajaba. Mi abuela me
crió, de alguna manera. Nuestra relación está muy ligada a la
maternidad y a esa ternura. Veo a mi mamá como una figura de
autoridad, por así decirlo. Esa dinámica crea un lazo especial;
cada una tiene su lugar en mi vida, pero mi abuela siempre ha
sido esa presencia constante y amorosa.
Migración de Nariño a Bogotá: una perspectiva sobre el
fortalecimiento de la identidad nariñense
DANIEL: ¿Podrías describir con una emoción tu infancia,
adolescencia, adultez y tu vida actual?
ESTEBAN: Creo que en Pasto se siente una curiosidad
inocente. Bogotá, en cambio, es pura adrenalina, como una
aceleración constante, no sé… - dice entre risas -.
DANIEL: Son conceptos, creo. - Lo dice para relajar la
conversación -.
ESTEBAN: Sí, en Bogotá, la emoción sería ansiedad, sin
duda. Estaba en modo automático - lo recuerda entre risas -.
En la infancia, podría decir que fue alegría, realmente alegre. Y
en la adolescencia, ese sentimiento se tornó en miedo.
DANIEL: Y hoy, ¿qué es Pasto para ti?
ESTEBAN: Pasto hoy por hoy es… aburrimiento.
DANIEL: Me gusta. La experiencia que has tenido en
Bogotá es significativa. Después de 15 años de relación, ¿cómo
describirías esa conexión? Es como una relación a distancia que
sigue viva. ¿Cómo se siente eso en ti hoy?
Hay algo que quiero tocar: los “señores del carnaval”.
Tengo que indagar si ustedes son mis amigos, esos “señores
del carnaval”. ¿Qué los convierte en señores del carnaval? Tú,
como nariñense, llevas ese título, pero también hay un toque de
“señor rolo” por esos años en Bogotá.
Hoy, ese Esteban bogotano, como hombre trans, tiene
un ritmo diferente. No sé cómo rastrearlo estéticamente o
políticamente, pero de alguna manera, eso otorga al hombre
bogotano un sentido especial.
ESTEBAN: Sobre el señor bogotano en mí, no quiero decir
que sea parco, porque no lo es; simplemente es más serio, tal vez
más acelerado. Es más formal, distante, un «sumercé», quizás.
Distante desde lo reservado, no desde lo antipático, sino desde
un respeto al espacio. Estéticamente, no me he encontrado ni
allá ni aquí. No sabría cómo describirlo.
Políticamente, me siento fuerte. Totalmente. Creo que
esto tiene mucho que ver con el shock cultural. Mi yo adulto
se formó en Bogotá, así que todavía me cuesta adaptarme a
muchas cosas de aquí, de Nariño. Es algo que incluso mi familia
ha tenido que aceptar; sentí la necesidad de tener mi propio
espacio —hago referencia a mi mudanza—. A pesar de haber
pasado tanto tiempo lejos de ellos, siento que mi yo rolo no
puede convivir mucho tiempo con ellos.
DANIEL: Tuviste una adultez muy citadina…
ESTEBAN: Sí. Mientras que mi familia es muy de «la familia,
la de estos son» —refiriéndome a los miembros de mi familia—
«los que siempre van a estar para la familia y la familia es
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COLECTIVO ANDINXS
primero». Y, o sea, sí, pero creo que la mejor manera de ayudar
a tu familia es ser independiente y, desde tu independencia,
poder aportar al grupo. Eso es muy, muy de ciudad. ¿No?
DANIEL: Sí, lo entiendo. Además, Bogotá recibió también
a tu yo de Carnaval, haciendo referencia a tu identidad como
nariñense, músico y actual residente de San Juan de Pasto. Si
consideras esas etapas iniciales en Bogotá, hablando de pasar
de una ciudad pequeña a una gran metrópoli, ¿podrías rastrear
allí a un «señor de carnaval»? Tal vez, un señor de carnaval
asombrado por Bogotá.
ESTEBAN: Claro, lo primero es darse cuenta de que, a pesar
de ser parte del mismo país, tenemos palabras tan distintas
que fue como aprender un nuevo idioma. No sé si lo sentiste
así, pero para mí sí lo fue. Pensé en algún momento: «¿Soy
extranjero en mi propio país? Increíble».
Estar en la universidad me permitió no enfrentarme
directamente a una Bogotá salvaje, inmensa, donde recorrer
distancias enormes solo para ir a trabajar se convirtió en la
norma. Eso llegó un poco después. Bogotá me recibió desde la
curiosidad, y esto también se debe al camino que han labrado
muchas personas que ya han estado allí y que vienen de
otras partes del país. Así que fue un recibimiento cargado de
expectativas.
Sentí a Bogotá como un ser gigante, transformándose
desde el ambiente universitario hasta expandirse al campo
laboral y al mundo de los músicos. Cuando hablas con quienes
solo visitan y no les gusta, dicen: «No, es que eso es muy grande.
Es que es muy rápido. Es que todo es tan feo». Yo no lo sentía
así, porque ya había ido varias veces antes, y mi experiencia de
vivir allí me permitió crecer en la ciudad.
Hay un recibimiento por parte de la gente de Nariño
o de Bogotá que te conoce. Creo que esperan que logres algo
o tienen una idea preconcebida de lo que han hecho otras
personas que salieron de aquí. Sí, sentía esa presión de llenar
algunas expectativas. Y, a modo de anotación, quiero decir que
Nariño es cómodo. La gente es amable y se ha modernizado
mucho. Hay ciertas cosas que no se extrañan. Bogotá es muy
conveniente, con servicios para todo, pero Nariño es más
tranquilo. Es un buen lugar para vivir, con climas agradables y
pueblitos encantadores.
DANIEL: En cuanto a las celebraciones en Nariño, en mi
pueblo El Tambo, hacemos reuniones familiares grandes y
quemamos el Año viejo con pólvora.
ESTEBAN: Este año hicieron el «Año Viejo», pero no me
gustan los ruidos fuertes. Prefiero quedarme en el apartamento
mientras explotan esos fuegos artificiales. Mi familia odia los
carnavales y se va a otro lugar. Yo solía quedarme por nostalgia,
valorando esas tradiciones. Ahora, cuando participo, lo hago
desde una posición más relajada.
DANIEL: Sí, se empieza a valorar esa distancia. Ahora tienes
la oportunidad de construir tu vida en Pasto a tu manera.
ESTEBAN: Totalmente. Recientemente volví a Bogotá y
experimenté un choque cultural inverso. Me sorprendió cuánto
tiempo se pierde en el transporte y cómo la gente parece triste.
No había notado eso antes.
En cuanto a Nariño, es hermoso redescubrir los paisajes
después de tanto tiempo. Volví a Nariño unas cinco veces en
los 15 años que viví en Bogotá. Me sorprende cada día y me
encanta ver las montañas y el volcán. Sentir que podría morir
en cualquier momento me hace sentir vivo. El verde aquí es
como un personaje más, y es muy lindo estar de nuevo aquí.
Así mismo, me gustaría disfrutar de Bogotá desde una
perspectiva más tranquila. Es increíble y es mi segunda casa,
pero también hace falta la tranquilidad, el amor y el buen aire
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
de Nariño.
Final
ESTEBAN: Creo que mi experiencia ha sido muy distinta
a la tuya en cuanto a nuestro «yo trans». He estado en piloto
automático, soy casi inconsciente de lo queer o de lo trans; de
alguna manera, no siempre está en mi mente, solo emerge en
ciertos momentos o experiencias. Prefiero no pensar en eso
como el aspecto más dominante de mi vida, algo que dirija mis
decisiones. Es solo una faceta más de mí, y saberlo me permite
estar más tranquilo, fluir con eso. En mi experiencia, no lo he
luchado
DANIEL: Sí, eres integral y claro con tus objetivos. Aportas
responsabilidad a lo que haces. Creo que cuando somos jóvenes,
pensamos que todos estamos en la misma sintonía, pero luego
empezamos a diversificarnos y a entender que cada uno tiene
su propio camino
ESTEBAN: Admiro mucho lo que haces, todo lo que
escribes… tu interés por la historia y por la literatura es súper
admirable.
DANIEL: Gracias por hablar conmigo, por estar presto.
ESTEBAN: Gracias por este espacio.
II. ALEJANDRO MUTIZ
Masculinidad, música, amistad y disciplina: el hombre
que somos
Esta parte del libro fue conmovedora, pues me reencontré con
Alejo, uno de mis mejores amigos de la adolescencia en El
Tambo. Comprendí que, a pesar de haber crecido juntos, de ser
trans y paisanos, hoy somos diferentes. Alejo y yo compartimos
una historia de amistad que ha sorteado los altibajos de la vida,
transformándose en una geografía propia, con sus valles, ríos
y montañas.
El Tambo, en Nariño, es un pueblo cobijado por la luz de
sus atardeceres y amaneceres, envuelto en una neblina que lo
oculta entre las montañas cuando cae el sol. Su nombre, que
en quechua 32 significa “Hospedaje del Sol”, evoca un refugio
donde el tiempo parece detenerse. Este lugar no solo rebosa
de cultura, color y música, sino que también está impregnado
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
de una profunda religiosidad, siendo hogar de Jesús Nazareno,
cuya historia resuena con fuerza en el corazón del catolicismo
regional.
El Santuario de Jesús Nazareno, ubicado en El Tambo, Nariño,
Colombia, es un lugar impresionante y lleno de significado para
los lugareños y visitantes por igual. Su magnífica arquitectura y
comodidades excepcionales hacen de este santuario un destino
turístico imperdible en la región. Además de su belleza física, este
lugar sagrado también es apreciado por su gente amable y hospitalaria.
Su importancia histórica y religiosa es palpable, convirtiéndolo en
un sitio de profunda devoción y fe. Al visitar este hermoso santuario,
los peregrinos y turistas tienen la oportunidad de conectarse con su
espiritualidad y disfrutar de la paz y tranquilidad que prevalecen en
este majestuoso lugar 33 .
Alejo y yo crecimos juntos, entrelazados por nuestro pueblo,
nuestra cultura local y los amigos que nos acompañaron en
la infancia. Desde esos lugares comunes, forjamos un vínculo
irrompible que ha atravesado el viento, las cordilleras y las
fronteras. Alejandro es, sin duda, una voz incondicional en mi
vida, un faro en momentos de oscuridad.
Este reencuentro evocó en mí una profunda reflexión sobre
la importancia del cariño, la amistad, el perdón y la solidaridad.
La conversación que compartimos, que se transcribe y organiza
en este capítulo, es un eco de ese momento íntimo que vivimos
en agosto de 2024. Se convirtió en el segundo episodio del
podcast Transitar en el Sur, disponible en Spotify y YouTube
a través de los canales de Colectivo Andinxs. Al escucharlo,
espero que sientan la calidez y la conexión que brotan de
nuestras palabras.
En esta conversación, reflexionamos sobre la ansiedad, el
estrés, la depresión, la ira y la frustración que han marcado
nuestras vidas. Hablamos abiertamente sobre estos temas, un
acto liberador que nos permite explorar nuestras emociones
y mirar en retrospectiva el camino recorrido. Al compartir
nuestros sentimientos desbordados, evocamos la manada de
lobos que somos, inseparables en nuestra vulnerabilidad.
Alejo me recuerda que la solidaridad entre amigos y los
vínculos afectivos, construidos desde la confianza y la tradición,
han sido pilares fundamentales en mi vida. En el entorno donde
crecimos, aprendí a valorar el trabajo comunitario, el cariño,
la bondad, el arte y la cultura que definen nuestra región.
Especialmente, nuestro querido El Tambo, que guarda en su
esencia el espíritu colaborativo de su gente.
El Tambo no solo se distingue por su belleza natural, sino
también por ser un lugar mágico, donde el tiempo parece
detenerse. Allí encontré un hogar que alberga a personas
talentosas, trabajadoras y orgullosas de su origen. Cada rincón
de El Tambo cuenta una historia, y allí también nace la mía,
entre risas y lágrimas, en medio de nuestras transiciones.
Mi conexión con Alejandro y nuestras raíces en El Tambo se
entrelazan con la red que he tejido en mi vida actual, formando
un tejido emocional de apoyo que nutre tanto mi vida personal
como mi carrera profesional. Cada vez que pienso en mi lugar
de origen, siento que mi hogar siempre estará allí, en mi casa,
rodeado de mis padres, abuelos, tías, primos y amigos que han
compartido mi viaje y han influido en quien soy hoy.
Jesús Nazareno siempre estará conmigo, en mi casa y en mi
llavero. Su presencia se siente en la casa de mis amigos en Bogotá,
donde cuelga de la pared, y también en mis pensamientos y
recuerdos. Esa conexión trasciende el tiempo, extendiéndose a
la memoria de Alejandro y de todos mis amigos más cercanos.
Este pensamiento religioso forma parte de la tradición local
del lugar donde pasé mi adolescencia, un espacio que siempre
tendrá un rincón especial en mi corazón.
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
Después de grabar nuestra conversación y abrir una puerta
al recuerdo de mi pueblo, me permito transcribir la introducción
que hice, junto con la redacción de nuestra charla:
Bienvenidos al segundo episodio de Transitar en el Sur. Hoy me encuentro con
Alejandro, uno de mis mejores amigos de la adolescencia; nos conocimos antes
de la transición. Así, compartimos una historia de amistad construida desde la
cercanía y la confianza. A pesar de haber crecido juntos, nuestras historias son
distintas. No solo somos conscientes de nuestras diferencias y discrepancias, sino
también de lo que nos une. Por eso, hoy nos reunimos aquí.
Hablamos sobre la amistad, la transfobia, la elección de ser visibles como hombres
trans, la migración desde Nariño hacia otras ciudades y nuestras preferencias.
Gracias, de nuevo, por ser parte de este viaje.
Entrevista realizada en Agosto de 2024:
DANIEL: Alejandro, eres una de las personas más especiales
que ha pasado por mi vida. Tu presencia me ha impactado
profundamente. Por supuesto, quiero que seas parte de este
proyecto e invitarte a hablar conmigo; hay tantas cosas que
decir.
ALEJANDRO: Mi nombre es Alejandro y estoy muy
agradecido por tu invitación. Como te mencioné antes, es muy
importante para mí abordar estos temas; hacía tiempo que no
los tocaba con nadie. La confianza que hemos construido a lo
largo de los años me permite abrirme.
La pregunta por el rol dual: hombres en la sociedad,
profesión, amistad y transfobia
ALEJANDRO: En este momento, estoy a punto de
terminar mi carrera y comenzar mis prácticas. Siempre he
valorado mucho la diversidad y espero poder trabajar con estas
poblaciones en el pueblo donde me encuentre. A futuro, mi
objetivo es ser cirujano plástico, porque quiero ayudar a chicos
trans a obtener sus cirugías de una manera más accesible. Ese
es mi principal objetivo. A veces siento que no he contribuido
mucho a la sociedad desde mi rol como chico trans.
DANIEL: Comprendo. A menudo ignoramos lo que nos
atraviesa —en este caso, ser hombres trans— pero, con el
tiempo, dejamos de hacerlo. Utilizamos muchas herramientas
para resignificar nuestra identidad. Gracias por compartir tus
expectativas profesionales. Quiero explorar estas experiencias
desde lo más profundo. Estoy aquí para hacerlo con la ayuda
de personas que han impactado mi vida. Estoy dispuesto a
experimentar y a reconocer mi identidad sintiendo el apoyo de
ustedes.
Un rol dual: la experiencia de ser visiblemente trans, o
elegir no serlo
ALEJANDRO: Podría dividir mi experiencia en dos
sociedades: la que conocí desde niño y la que llegué a habitar
siendo casi un adulto. En la primera, en el pueblo de El Tambo
(Nariño) donde nací, mi familia y mis amigos vivieron conmigo
mi transición al ritmo que yo elegí. De alguna manera, la viví
de esa forma porque quería que todos asumieran hasta donde
yo deseaba llegar. Ese círculo social está compuesto por mi
familia, mis amigos más cercanos del colegio y la gente que ha
intervenido en mi vida. Para ellos, claramente soy un hombre.
De hecho, desde que hice mi transición, absolutamente nadie
me ha preguntado nada sobre el tema, excepto mi familia,
porque hay ciertos espacios y momentos en los que es necesario
hablarlo. El ambiente de amistad era muy machista, y la verdad
es que mi proceso nunca chocó con eso. Actualmente, las
personas que están cerca de mí saben y reconocen mi pasado,
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
quién era yo cuando era un niño, y no han puesto en tela de
juicio lo que soy.
Respecto a la otra sociedad, la que conocí en 2018, después
de haber hecho mi transición, donde están mis amigos y círculo
actuales, no ha habido un momento para tratar el tema. Siento
que me enfoqué tanto en mi vida y en mi nuevo rol como hombre
que nunca me di el espacio de preguntarme: ¿qué piensan mis
amigos si les cuento esto? En una ocasión lo hice, en medio de
una borrachera, y al parecer no lo recuerdan, porque nunca me
preguntaron nada después.
Aquí en Manizales, mi círculo social está compuesto por
compañeros de la universidad que, en su mayoría, no lo saben;
tal vez lo sospechen, no lo sé. Pero son ese tipo de amigos a
quienes, tal vez, les da igual y lo que les importa es quién soy
en este momento. A las chicas que he conocido y con las que
he estado, llegó el momento en que tuve que expresar quién
era. De alguna manera, han respetado mucho el rol que ahora
ocupo en mi círculo social. Nunca me ha pasado que le cuente
a una chica sobre mi identidad y, si las cosas no se dan, ella lo
cuente a otras personas. No me he enterado de eso, o al menos
no lo sé. Tú sabes que Manizales es una ciudad pequeña y aquí
todo se sabe, pero nunca he recibido comentarios al respecto.
De hecho, te cuento una anécdota: han sido más las personas
que me han preguntado si soy gay, es decir, si soy un chico cisgay,
que las que me han preguntado si soy trans. La verdad
es que nunca nadie me lo ha preguntado, excepto un amigo
borracho en una ocasión. El resto de las personas parece pensar
que soy un chico gay más que un chico trans. Imagínate. (Se
genera una pausa intrigante.)
DANIEL: Comprendo lo que ha implicado tener esas dos
sociedades en nuestras vidas. Bogotá significó lo mismo para
mí, aunque no ha sido una experiencia igual a la tuya. Hubo
ocasiones en las que luché por ocultar mi identidad de género,
y mi entorno cercano se encargó de revelar mi identidad sin mi
consentimiento. Me han sacado del clóset como persona trans
a la fuerza.
Considero que tener este lugar seguro en El Tambo, en
Nariño, significa saber que los amigos de allá me aceptan
completamente. Eso me da más libertad, comodidad y confianza
con ellos, lo cual siento que es muy importante. Es cierto que
la sociedad puede mostrarse adversa y poner obstáculos, pero
sabes que los amigos de allá te reconocen como una persona
trans valiosa y activa en la sociedad.
Luego está este espacio distinto, la nueva sociedad que
conocemos —en mi caso, Bogotá—. Tener estas dos sociedades
me permite asumir dos roles, experimentar una dualidad social.
He decidido incluir este concepto, pensando en lo dual desde
mi antes y después: ser visible como hombre trans y pasar
desapercibido como hombre trans. Propongo que esta dualidad
ha sido un discurso recurrente y fundamental en nuestra
sociedad, en el marco de lo masculino y lo femenino, hombre y
mujer.
Te hago dos preguntas al respecto: ¿te hacen falta esos
amigos que conocen tu identidad de género en El Tambo? ¿Te
gustaría que las personas de tu vida pudieran saberlo? O ya
piensas que, si lo supieran o no, nada cambiaría.
ALEJANDRO:La verdad es que estoy acostumbrado a mi
vida aquí. Hay momentos en los que me siento mal, deprimido;
en ese sentido, soy un poco más sensible. Mi círculo de amigos
está compuesto por el típico hombre del sur, machista, para
quienes los sentimientos no son significativos. Sin embargo,
he logrado cambiar algunas cosas en ellos; ahora son un poco
más sensibles que cuando los conocí. Aun así, no son cosas que
pueda expresar tan fácilmente como lo haría con mis amigos de
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
El Tambo.
De todas maneras, como te digo, no he vuelto a tocar esos
temas con nadie, ni siquiera con mis amigos de El Tambo, a
pesar de que ellos reconocen quién soy, quién fui y todo lo que
ha pasado en mi vida. En realidad, con nadie hablo de esto,
excepto de pronto con mis parejas. ¿Me gustaría? Tal vez sí, tal
vez no. Estoy culminando mi carrera y no sé si eso realmente
cambiaría las cosas.
Hablemos de la transfobia. Hablar de transfobia, es hablar
de violencias que se invisibilizan. ¿Sientes que tu rol en la
sociedad te ha alejado de la transfobia?
ALEJANDRO: Seguramente sí, pero a lo largo de mi
transición, que no solo la viví en el pueblo, sino también en
Pasto, conocí a personas de otros lugares, como Putumayo. Eran
personas con una mentalidad bastante cerrada y me conocieron
en plena transición, cuando hice mi pre-ICFES en Pasto.
Curiosamente, nunca me sentí discriminado. Tenía amigos
que tendían a ser más homofóbicos que transfóbicos; para
ellos, yo era simplemente un amigo más. Hacían comentarios
homofóbicos, pero jamás se refirieron a mí de esa manera.
Así ha sido en muchos contextos de mi vida y con muchas
personas que he conocido. No sé si tiene que ver con lo que
mencionabas, quizás con mi personalidad y mi manera de
conectar con ellos. Eso creó una barrera entre quién soy en
este momento y el hecho de ser visiblemente trans. Quizás por
eso estas personas separaron ambas cosas y dejaron de lado
que soy un chico trans; en realidad, conocen a Alejandro tal
como soy ahora.
La amistad entre hombres
DANIEL: Alejandro tiene un rol de género muy fuerte en
la sociedad. Esa sensibilidad puede verse entrecortada por la
necesidad de corresponder a las expectativas sociales. Hay una
gran presión sobre cómo actuamos dentro del rol masculino.
Para mí, lidiar con el racismo resulta muy difícil; de igual
manera, me incomoda la transfobia. He sentido un afán por
salir del clóset, como si estuviera en un clóset social, donde
se me demanda alcanzar los estándares cisgéneros. Esta es mi
invitación para que podamos entender mejor la libre expresión
de género. Este tema puede ser delicado, pero también me lleva
a reflexionar sobre la amistad con mis amigos hombres. ¿Cómo
es esa amistad con ellos? ¿Qué actividades compartimos?
¿Cómo nos relacionamos?
ALEJANDRO: Mis amigos de El Tambo han sido
fundamentales en mi vida. De hecho, se lo comentaba a Santi
[Agreda]; con ellos he construido una amistad que se siente
como una hermandad. A pesar de mi transición y de los
momentos difíciles, como la depresión y la ansiedad durante mi
adolescencia, esa conexión con mis amigos del colegio nunca se
vio afectada. Después de graduarnos y al culminar mi transición,
los lazos de amistad se fortalecieron aún más. Puedo decir que
son uno de los pilares que sostuvieron mi vida y me llevaron
hasta aquí, ya que fueron incondicionales. Aunque no conocían
mucho sobre el tema trans en aquel entonces, se apropiaron de
mi experiencia y se convirtieron en algo fundamental en mi
vida, y todavía lo son.
Santiago me preguntaba sobre mi relación con Eddy, uno de
mis amigos del colegio. Él creció en un entorno muy machista,
influenciado por sus raíces familiares y el mundo en el que
trabajó. Sin embargo, nunca puso en duda quién era yo. Era
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COLECTIVO ANDINXS
uno de esos chicos del pueblo que nunca salió ni conoció otras
culturas, pero siempre me asumió como un hombre y sabía
quién era. Estas conexiones de la infancia nunca se rompieron
por ser un chico trans.
Con mis amigos actuales, la situación es diferente. Muchos
de ellos no conocen realmente quién fui o quién soy. A veces
me preguntan sobre mi pasado, pero he tratado de evitar el
tema porque estoy a punto de terminar mi carrera y no sé qué
impacto podría tener eso en mi vida. Si lo hubiera hecho en
medio de mi carrera, habría sido diferente, ya que sabría quién
se quedaría y quién no. En este momento, sería difícil. Me
gustaría, no te lo puedo negar, antes de graduarme, decirles
que soy un chico trans. Tal vez algunos ya lo sospechen, pero
tengo ese temor. La mayoría de mis amigos son hombres, y
aunque tengo compañeras, no tengo muchas amigas cercanas.
Mis amigos son muy machistas, aunque han cambiado algunas
cosas por mi influencia, ya que siempre trato de sensibilizarlos.
Ellos mismos reconocen que han cambiado mucho desde que
son mis amigos. No sé si realmente les sería fácil aceptarlo o si
se sentirían ofendidos por no haberles confiado mi identidad.
Uno de mis mayores miedos es lastimarlos y que no puedan
entender mi posición. Sin duda, ellos me han confiado todo,
porque soy quien los escucha, y yo nunca he pensado en hablar
sobre mi identidad de género.
Actualmente, mi rol es el de un chico normal. Salimos,
tomamos, y a veces me invitan a jugar micro, aunque realmente
no sé nada de eso. Ellos tratan de enseñarme, y les parece raro
que nunca haya aprendido. También me enseñan sobre motos
y me ayudan a arreglarlas si se dañan. En cuanto al amor, para
ellos es simple: si una relación se termina, buscan otra. Para mí,
no es así; somos más sentimentales, quizás por muchos temores.
A veces intentan inculcarme su forma de ver las cosas, pero han
chocado con mis perspectivas. En realidad, ellos han cambiado
más cosas que las que yo he tenido que adaptar para encajar
con ellos. Por eso, puedo decir que los considero mis amigos.
Cultura, dualidad e identidad: una perspectiva sobre la
migración y el fortalecimiento de las raíces culturales
nariñenses
DANIEL: Quiero preguntarte sobre tu cultura como
nariñense. Exploramos nuestro rol como hombres en la
sociedad a la que migramos, manteniendo una fuerte conexión
con nuestras raíces. Ser un hombre nariñense, por ejemplo,
significa extrañar a la familia que se encuentra en una zona
periférica y lejana, atravesada por toda la Cordillera. Si uno
está en una gran ciudad o muy lejos de Nariño, siempre siente
esa falta, ya que media vida permanece en el pueblo. A mí me
ha pasado en Bogotá, que es una ciudad muy diversa, donde
las festividades y eventos son mucho más citadinos. Los
festivales y el Carnaval son parte de nuestra identidad y nos
unen profundamente como cultura, pero eventos como esos no
existen aquí.
Siento que comunicarse y desplazarse se convierte en un
reto mayor cuando tu familia está tan lejos y el transporte es
complicado. Además, hay un deseo constante de volver. Existe
una conexión muy fuerte con las artes, la cultura y la tradición.
Entonces, ¿cómo llevas eso en tu vida?
ALEJANDRO: Es curioso, porque aquí en Manizales, la
mayoría de la población está rodeada de nariñenses. Cuando
ingresé a la Universidad, mis primeros amigos eran de Nariño,
y así sucesivamente, cada persona que conocía era de Nariño
o Putumayo. Por lo tanto, no me alejé mucho de esa cultura.
Mantenerla no ha sido tan difícil; reunirme con mis amigos
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TRANSITAR EN EL SUR
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y hacer cosas juntos siempre ha estado ligado a nuestras
tradiciones nariñenses. Por ejemplo, nos gusta reunirnos a
comer algo y hacer ají de maní, que es típico de Nariño. Estas
experiencias han hecho que no extrañe tanto el pueblo.
La música que he podido hacer también ha sido con
nariñenses, así que no he perdido ese vínculo. Respecto a mi
rol como nariñense en la sociedad en la que me muevo aquí,
creo que no soy el prototipo de hombre nariñense. De hecho,
siempre me preguntan si realmente soy de Nariño, porque
tengo un acento más neutro. La mayoría de la gente aquí es
de Taminango o La Unión, donde los acentos son más fuertes
y cantados. Aunque no hablo paisa, mi acento es más neutral.
Siempre me dicen que no soy como el típico nariñense, y
por eso me han preguntado si soy gay, ya que soy diferente a
los hombres nariñenses que llegan aquí y a los que están a mi
alrededor, quienes suelen ser más toscos en su forma de hablar
y tratar a los demás. Mientras que ellos a menudo no evitan
comentarios o acciones machistas, yo trato de mantenerme en
mi lugar, no porque quiera demostrar algo que no soy, sino
porque siempre he sido así y no estoy de acuerdo con fomentar
el machismo.
Siempre he sido más introvertido, lo que ha hecho que
muestre un lado diferente al de muchos hombres nariñenses.
Sin embargo, hay una característica que llevo conmigo y
que considero propia de los nariñenses: el romanticismo. La
manera de amar y de manifestar mis sentimientos es algo que
creo que todos compartimos, y eso sí lo llevo conmigo. El arte
y la música tampoco los he dejado de lado; siempre trato de
mantenerlos presentes, ya que son parte de nuestra identidad.
En este momento, quiero preguntarte sobre tu
cotidianidad. ¿Qué estás haciendo en tu día a día? ¿Cuáles
son tus actividades actuales? Me gustaría saber cómo es tu
rutina en este momento y qué planes tienes para el resto del
día.
ALEJANDRO: Mi vida cotidiana cambia cada mes, ya que
en medicina rotamos por diferentes materias. Por lo tanto,
mis horarios también varían. Si empiezo en las mañanas, me
despierto, hago mi desayuno y voy a mi sitio de práctica o a
mis clases, lo que me ocupa toda la mañana. Luego, me obligo
a ir al gimnasio, porque siento que los días en que no voy
son diferentes; me siento triste, aburrido y decepcionado. El
gimnasio es un aporte fundamental en mis días.
Entreno y preparo las comidas que necesito para el día.
Por las noches, estudio, a veces escucho un poco de música y
trato de dormirme lo más rápido posible. En este momento,
estoy saliendo de un período de ansiedad y algunos ataques
de ansiedad que tuve el mes pasado, así que estoy tratando de
equilibrar mi vida y alejarme de muchas cosas que exacerban
esos síntomas. Estoy tomando medicamentos, lo que ha hecho
que mi vida esté un poco más tranquila en este momento.
DANIEL: ¿Qué efectos tiene el alcohol en tu rutina con los
medicamentos?
ALEJANDRO: No, en realidad, ahí toca abandonar los
medicamentos - dice entre risa -. Pero sí, el efecto secundario de
tener ansiedad y tomar alcohol es complicado; al día siguiente,
con resaca, se vuelve muy difícil para mí porque los síntomas
de la ansiedad se exacerban muchísimo. La única manera que
he encontrado para apaciguar un poco eso es salir en la moto
a pueblear, a cualquier parte, con el dinero que tenga en el
bolsillo. Eso me ayuda mucho.
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Sin embargo, trato de alejarme del alcohol y de los vicios,
aunque a veces son cosas inevitables. Es un proceso complicado,
pero intento encontrar formas de manejar la ansiedad y
disfrutar de la vida al mismo tiempo.
¿Qué música escuchas?: El rock en español, Nariño y el
hombre nariñense
ALEJANDRO: Es una pregunta difícil, ya que mi música
favorita depende de las circunstancias de mi vida. Escucho de
todo y no podría decir que hay un solo género que me acompañe
a lo largo del día. Hay días en que me siento más melancólico o
triste, y entonces me encanta el pop en español, especialmente
las baladas de artistas como Ricardo Montaner o Laura Pausini,
aunque esa música no es muy recordada por los jóvenes.
Los fines de semana, me pongo un poco más dinámico
y disfruto del vallenato y la música popular. A veces, para
bañarme, pongo reggaetón. El rock en español no puede faltar
en mi día; lo escucho más por la noche, cuando estoy en bus o
caminando, y disfruto mucho del rock clásico en español. En
realidad, soy muy ecléctico en ese sentido; hasta merengue
escucho. Si tuviera que elegir lo que más he escuchado en mi
vida, probablemente sería música en español, pero mi playlist
es bastante variada y se adapta a mi estado de ánimo.
DANIEL: ¿Qué bandas de rock en español escuchas?
ALEJANDRO: Me encanta el rock en español, especialmente
artistas como Andrés Calamaro y Enanitos Verdes. También
disfruto de Airbag, que es una banda bastante tradicional. En
general, estos son algunos de los grupos que más escucho.
DANIEL: ¿En qué de tu vida fuiste influenciado por esta
música?
ALEJANDRO: El rock en español lo escucho desde niño.
Mi hermana escuchaba rock, así que desde pequeño me gustaba
mucho. Crecí bajo la influencia de mis hermanas, quienes me
ayudaron a construir mi personalidad. Creo que por eso soy
muy sensible en ciertos aspectos y me manejo de la manera en
la que lo hago.
La música que más me influenció a lo largo de mi vida fue
la de mi hermana Eliana, que es la del medio, con el rock, y
la de mi hermana Johana, con el vallenato. Cuando era niño,
si me preguntaban qué artista quería ser, decía que quería ser
como Andrés Calamaro o Jorge Celedón. Estos géneros se
han mantenido a lo largo de mi vida y han marcado diferentes
etapas.
Respecto al rock, hubo un tiempo que impactó mucho mi
vida, ya que estaba en una etapa difícil, siendo muy bohemio,
triste y deprimido. La música influenciaba mi manera de actuar
y de amar; el rock, siendo tan romántico, ha impactado mucho
mi vida desde niño.
¿Qué es la masculinidad para ti?
ALEJANDRO:Bueno, es una pregunta difícil porque siento
que mi perspectiva puede ser machista todavía. Para mí, ser
hombre es una mezcla de muchas cosas, entre ellas la protección.
No sé si eso sea muy tradicional, pero siento que el hombre
tiene un papel importante en la defensa, así como en la pasión,
el sentido de lucha y la fuerza. Siempre he tratado de mantener
estos aspectos en mi masculinidad.
No sé qué más podría decirte, ya que es algo a la vez objetivo y
subjetivo. Para mí, ser hombre ha sido como ser un líder. Quizás
eso también podría haber sido posible siendo mujer, pero ahora
soy un líder que muestra fortaleza, que protege a los suyos y
que daría su vida por las personas que están a su alrededor. Esa
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es la manera en la que he manejado mi masculinidad y cómo he
construido mis lazos con los demás.
Un final temporal
DANIEL: Es una alegría ver que ambos hemos compartido
tantas cosas a pesar de nuestras diferencias. La historia
demuestra que Alejo y yo hemos estado en lugares distintos,
pero ahora que estamos en el mismo lugar, podemos crear un
lazo, un puente, porque ese vínculo siempre ha estado. Gracias,
Alejito, por estar conmigo.
ALEJANDRO: Gracias a ustedes por invitarme
DANIEL: Sí, eres un invitado de los tres: Fer, Santiago y
yo. Ellos también están pendientes de ti.
ALEJANDRO: Hubiera sido muy chévere hacerlo en
persona, tomándonos unas cervezas y hablando más a fondo
sobre tantas cosas que aún quedan por discutir.
III. SANTIAGO ERAZO
Tradición nariñense y comunidad trans: un resumen
sobre la disforia y los retos de crecer en un pueblo
Tradición nariñense y comunidad trans: un resumen sobre
la disforia y los retos de crecer en un pueblo
En esta ocasión, me encuentro con Santiago Erazo, un amigo
entrañable que conocí en 2017 a través de las vastas redes
sociales, justo cuando comenzaba mi travesía en la ruidosa
Bogotá. Santiago, originario de Taminango, Nariño, ha sido
un faro de apoyo y amistad en mi vida, especialmente durante
mis primeros años en esta ciudad, a menudo descrita como
nocturna, caótica y peligrosa. Ver a Santiago de nuevo fue un
recordatorio constante de la calidez y generosidad que pueden
encontrarse en el lugar en que nací, marcado por el arte andino:
Nariño, el Sur.
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COLECTIVO ANDINXS
Al iniciar nuestra conversación, le ofrecí algo para
compartir, un gesto que aprendí aquí en Bogotá como símbolo
de hospitalidad y conexión . En esta vibrante ciudad, los
encuentros en cafeterías, hoteles, tiendas, bares y restaurantes
son casi rituales cotidianos. Sin embargo, Santiago, con su
sabiduría y sencillez innatas, me recordó que en nuestros
pueblos las dinámicas son distintas. Todo lo que podía ofrecerle,
él ya lo tenía; lo verdaderamente valioso era mi compañía y su
decisión de ser parte de este proyecto como entrevistado.
Santiago es dueño de su propia licorera, un espacio que
refleja su arduo trabajo y dedicación. Cuando insistí en ofrecerle
una merienda, prefirió decirme que no me preocupara, que se
encontraba muy bien así. Esta respuesta revela su carácter
auténtico: un hombre sencillo y trabajador. Su empatía y
compromiso brillan a través de sus acciones, haciendo evidente
que el verdadero valor de nuestra relación radica en la conexión
humana y el apoyo mutuo.
A sus 21 años, Santiago ha logrado construir una vida
rica en experiencias mientras navega por su realidad como
hombre trans. Su trayectoria es un testimonio de resiliencia
y autenticidad en un mundo donde las expectativas pueden
ser abrumadoras. Nuestra conversación revela una amistad
cultivada en la confianza y el respeto mutuo, creando un espacio
donde ambos podemos ser nosotros mismos.
Santiago despierta en mí el recuerdo de mi llegada a esta
ciudad y de mi primer año aquí. ¿Qué puedo recordar de ese
tiempo? La verdad, no mucho. Poco a poco, fui guardando esos
recuerdos en una caja negra en mi mente, a la que me negaba a
entrar, enterrando lo que siempre quise ocultar.
Sin embargo, al adentrarme en esos rincones oscuros de
mi memoria, me encuentro con lo que Santiago denomina “mi
verdad”. Esa verdad, que he evitado confrontar durante tanto
tiempo, emergió de repente, como un grito que resuena en lo
más profundo de mi ser. Este grito me recuerda las decisiones
que tomé sobre mi cuerpo y mente desde mi preadolescencia:
mi estética, mi sexualidad, mi forma de vivir y mis creencias.
Cada tatuaje y cada expresión artística son huellas indelebles
de un camino repleto de elecciones en el que he ido enterrando
mi verdad. Por ello, hoy decido explorar esos lugares, buscando
sanar las partes de mí que han estado relegadas.
Vivir en Bogotá ha sido un proceso transformador, una
travesía que me ha llevado a reflexionar sobre mi vida y los
lugares de la memoria que me niego a explorar, como el año
2017 y el inicio de mi vida en esta ciudad. En medio de este
ejercicio introspectivo, he tenido la oportunidad de reconectar
en los últimos años (2023-2024) con amigos que han estado
a mi lado desde siempre, como los hermanos Hurtado Díaz,
especialmente María y Cristian, a quienes conocí en mi escuela
de formación musical en El Tambo, así como Ángela y Marcela,
quienes llegaron cuando ya estaba en Bogotá.
Dado que también emigraron desde nuestro pueblo a la
capital, los hermanos Hurtado Díaz se convirtieron en mis
cómplices durante todo el año 2017. Cuando estaba fuera de la
universidad siempre fueron mi compañía, formando mi única
red de respaldo donde podía ser visiblemente trans. En su
compañía, descubrí un espacio seguro, un rincón donde podía
hablar abiertamente sobre los retos de ser hombre trans y
bisexual. Ellos me conocen desde siempre, y en su presencia
no siento la necesidad de ocultar mi identidad de género. No
es solo que sea imposible, ya que fueron mis amigos antes
de mi transición, sino que me brindan la comodidad y la paz
necesarias para ser un hombre auténtico.
Saber que ellos vivían aquí antes de que yo tomara la
decisión de migrar a la capital fue una motivación crucial para
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arriesgarme a hacerlo. A pesar de que fueron parte fundamental
de mi vida durante mis primeros años en Bogotá, me vi obligado
a alejarme por desacuerdos en nuestras visiones de la vida,
por mi miedo a enfrentar distintas opiniones, por una relación
tóxica que fragmentó mi emocionalidad y por mi desbordante
obsesión por la soledad, la libertad y las decisiones radicales.
Ahora, reconectar con ellos me ha llevado a reivindicar mi
pasado, sanando las heridas de un tiempo caótico en busca de
armonía en mi vida. La familia Hurtado Díaz sigue siendo
un pilar fundamental en este viaje de autodescubrimiento,
reconciliación y aceptación de mi historia.
Su presencia me recuerda, ahora y siempre, que a pesar de mi
constante miedo a la soledad y al rechazo, siempre hay personas
dispuestas a acompañarnos en el camino hacia la aceptación y
la libertad. Hay quienes, sin importar su origen, rechazan la
transfobia y valoran a las personas trans desde su dignidad.
En Bogotá, me convertí en adulto y dejé atrás al adolescente
que fui en 2017. La escritura de este libro y la recopilación de
estas historias desvelan una parte íntima de mi ser, sirviendo
como un cierre simbólico a esa etapa de mi vida en la que me vi
obligado a vivir en secreto. Hoy, puedo compartir ese secreto
en estas páginas, rodeado de compañeros como Fernanda Rozo
y Santiago Agreda, quienes han sido pilares fundamentales en
mi viaje.
A pesar de los cambios que experimenté en esta vibrante
y compleja ciudad, siempre encontré espacios donde podía ser
auténtico. En este entorno dinámico y lleno de posibilidades,
descubrí mi sexualidad y me transformé profundamente
mientras asumía mi transición. Cada rincón de Bogotá se
convirtió en un escenario donde podía explorar mi identidad
sin temor, un lugar donde las luces y sombras de la vida
urbana reflejaban mis propias luchas internas. A lo largo de mi
vida, he aprendido a reconocerme como un hombre aceptado
socialmente como heterosexual y cisgénero. Sin embargo,
detrás de esta fachada se oculta mi verdad: soy un hombre
trans, un king, un sujeto AFAN. Soy Loren, soy mi cuerpo, mis
cicatrices, mi experiencia y mi identidad.
Este libro me ofrece la oportunidad de reconectar no solo con
mis amigos trans, quienes siempre me llevan a reflexionar sobre
mi propia vida, sino también a entender mejor mi pasado. En
este proceso de autodescubrimiento, cada historia recopilada se
convierte en un hilo que teje el tapiz de mi experiencia. Nuestra
reflexión sobre las luchas constantes entre ser aceptados como
hombres cis y ocultar nuestra identidad trans me invita a
reconocer los lugares en los cuales aparenté ser la versión más
tradicional y patriarcal de mí mismo mientras ocultaba quién
soy realmente.
La amistad con Santiago ha sido fundamental en este proceso,
ya que él escuchó mi verdad en un espacio clandestino: las redes
sociales, donde forjamos una conexión que ha perdurado en el
tiempo como un lazo solidario entre hombres trans de Nariño.
Nuestra amistad solo pudo nacer a través de esos canales, y
hoy soy consciente de que esto se debe a que, a menudo, se nos
relega a un lugar marginal, como una población invisibilizada y
vulnerada constantemente. La información que llega a nosotros
nunca es suficiente, y los obstáculos siempre parecen repetirse
en el camino, sobre nuestros cuerpos y nuestra identidad.
Santiago y yo nos hemos brindado apoyo mutuo durante
nuestras transiciones, incluso manteniendo nuestra amistad
a distancia. Tuvimos la oportunidad de conocernos en Pasto
durante una marcha del Orgullo LGBT+; recuerdo ese
momento con claridad. Desde entonces, nuestro vínculo se ha
mantenido a lo largo del tiempo.
En la siguiente conversación, hablamos sobre disforia, los
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retos de ser hombres trans en un pueblo nariñense y nuestra
labor pedagógica sobre personas trans en contextos sociales
tradicionales. Esta es nuestra historia: una travesía llena
de resistencia y solidaridad entre hombres trans que buscan
visibilizar sus experiencias y construir un futuro más inclusivo.
SANTIAGO E.: Mi nombre es Santiago Erazo, tengo 21
años y soy del departamento de Nariño, específicamente del
municipio de Taminango. Soy un chico trans y actualmente
estoy radicado aquí.
DANIEL: Santiago y yo nos conocimos en Facebook.
Esto es muy interesante porque empezamos a hablar sobre la
transición y lo que queríamos lograr con ella. Eso fue lo que
nos unió; no nos conocimos por otra razón. Santi, ¿tú crees que
la transición te ha traído amigos, situaciones o regalos?
SANTIAGO E.: La vida me ha traído amigos que se han
vuelto verdaderas bendiciones. Cuando conocí a Daniel Felipe,
yo era un chico que no sabía lo que quería. Él me enseñó qué
era la transición y, junto a su papá, me mostraron cómo llevarla
a cabo. Tú me enseñaste a transicionar, y realmente lo logré.
DANIEL: No sé cómo llegaste a mi contacto, ¿podrías
contarme más sobre eso?
SANTIAGO E.: Llegué a ti por medio de una chica que
conocí en Facebook. Era de apellido Figueroa y me mencionó
a un chico único en El Tambo que empezó su transición desde
muy pequeño. Recuerdo que me dijo que transicionó desde los
doce años. Así que te busqué en Facebook y, un día, me animé a
enviarte un mensaje. Era un chico muy confundido; en realidad,
nunca había escuchado o visto a un chico trans, pero sentía que
era yo encerrado.
Los contextos tradicionales y nuestra labor para hacer
pedagogía sobre experiencias de vidas trans
DANIEL: Santiago sigue aquí, enfrentándose como hombre
a la sociedad. Es un hombre muy trabajador. ¿Sientes que
tus amigos de tu edad han crecido de manera más pausada,
mientras que a ti te ha tocado crecer más rápido? Algo así como,
si quieres ser hombre, tienes que asumir esa responsabilidad
desde pequeño. ¿Lo sientes un poco de esa manera?
SANTIAGO E.: Sí, lo sentí de esa manera porque, quizás
aquí en mi pueblo, era algo nuevo. Fui el primer chico trans
en todo mi municipio y animé a otros chicos, educando a mis
amigos. Les enseñé a tratarme en el colegio, mientras yo
mismo aprendía sobre el tema. Hoy soy lo que quiero ser; soy
ese chico que estaba encerrado, que no salía y que se frustraba
por desconocer, por no haber tenido información sobre el tema
o por haber crecido en una infancia en la que no se hablaba de
ello. Siempre fue un tabú.
DANIEL: Desde tu infancia y adolescencia, ¿hacías críticas
a los hombres cisgénero? En tu construcción como hombre,
pensabas: «yo esto no lo quiero replicar, pero esto sí me parece».
SANTIAGO E.: Si soy sincero, siempre he estado rodeado
de hombres cisheterosexuales. Pero ellos me enseñaron cómo
quería ser. Cambié lo patanes que eran, pero aprendí todo
gracias a ellos. Aprendí a jugar fútbol, a jugar Play, y me crié
con ellos. La verdad, sentí una adaptación muy chévere, porque
en ese entonces mi físico estaba cambiando; la voz, entré en
plena pubertad. Entonces cambié y me adapté. Desde ahí, sentí
tranquilidad de que podía vivir. Me sentía muy cómodo, tuve
una adolescencia en calma y compañía.
En el colegio, estaba muy enamorado; creo que fue por lo
que más sufrí. Al principio, tuve una relación de crítica desde
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las mujeres. Mi mamá presentó un derecho de petición y yo
pasé la mayor parte del colegio con solo uniforme de sudadera,
como el de física. Cuando estaba en once, mi mamá me dijo que
tenía que ponerme el pantalón y afrontar lo que yo era, pues
ya había cambiado mi tarjeta, ya tenía mi género masculino
y mi nombre. Un día, recuerdo que llegué al inicio de clases
muy contento con mi pantalón, mis tenis y muy elegante. Sin
embargo, una amiga íntima me dijo que me pusiera la falda. Eso
es lo único malo que recuerdo de las mujeres; fue una de las
pocas malas experiencias que tuve con ellas en la adolescencia.
DANIEL: Sí, creo que para mí, en mi experiencia personal,
fue como empezar a sentir discriminación en la universidad. En
el pueblo, la comunidad es muy fuerte; sea lo que sea, la gente
lo acoge. En las ciudades es distinto. En mi pueblo, por ejemplo,
todo el mundo sabía que uno era un hombre transexual, y todo
el mundo lo quería. No faltaban los comentarios, pero la gente
lo acogía y lo trataba más allá de ser transexual, como por su
ser, porque eras parte del pueblo, porque eras paisano. Eso creo
que es importante, ¿no?
SANTIAGO E.: Al inicio, pensé que encajaba como lesbiana.
Fui y me metí con una chica, pero no, eso no era lo mío. En mi
pueblo solo había gays y lesbianas, pero al mirar videos y otras
cosas, entendí que uno va descubriendo su rol. En el pueblo, lo
único que hacen es cuestionarlo. En mi caso, que fui el primer
chico trans aquí, era como si cada vez que una persona te
preguntaba 30 veces por qué lo eras, tenías que responderle.
DANIEL: Bogotá es una ciudad muy grande; siempre
cambio de espacios repentinamente y dejo personas atrás.
Cada espacio es una vida nueva, pero en el pueblo, más allá de
ser trans, a veces nos unimos tanto por ser paisanos y amigos
que empezamos a ignorar que somos hombres trans. En los
pueblos, es mucho más común encontrar personas genuinas,
auténticas y humildes.
SANTIAGO E.: Uno en su pueblo es un hombre más.
DANIEL: Creo que la gente también se adapta muy bien. Ha
sido muy bonito vivir en el pueblo. Cuando uno está empezando
a definir quién es y ya toma la decisión, la gente sí comenta y
te hiere con sus acciones. Sin embargo, al final del camino, es la
aceptación en nuestros contextos. También fui al colegio con
el pantalón de paño, ya que antes utilicé jeans, y recuerdo que
un día me sentí raro, como con el cuerpo extraño. No sé si a ti
te pasa…
SANTIAGO E.: Siento las miradas. Siento que me observan
como preguntándose: «¿qué le pasa? ¿tendrá más o menos
esto?» Siento esas miradas, pero a la vez sé que soy el hombre
que quiero ser. Sin embargo, esas miradas te hacen cuestionarte,
te ponen en duda: «¿qué tengo mal? ¿será que esto sí es eso?»
Una experiencia dual: nuestra construcción del rol como
hombres y nuestra sensibilidad
DANIEL: Me siento muy identificado. Creo que nosotros
aprendemos a ser hombres en la sociedad, especialmente con
el apoyo de nuestros amigos trans. Nadie nos enseña a ser
hombres trans, sino que somos el sostén de los otros. Tal vez
somos hombres más comprensivos, sin generalizar. Al haber
tenido infancias como niñxs trans o socializados como niñas,
cumpliendo ese rol en la sociedad, forjamos otros valores y nos
acercamos más a la empatía por otras mujeres. Un dato curioso
es que nos enamoramos más. ¿Cómo ves eso, Santi?
SANTIAGO E.: Creo que las situaciones nos han llevado a
ser mejores hombres. La vida y el contexto nos han impulsado
a superarnos. Esta ha sido nuestra lucha en la vida que nos
tocó.
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DANIEL: Creo que lo analizamos mucho; pensamos en
el hombre que queremos construir. Santi es trabajador, tiene
su propio negocio, y ha logrado muchas cosas a su edad.
Hemos resistido desde nuestra dedicación, enfoque, análisis y
autoexigencia. «Si voy a ser un hombre, ¿qué hombre voy a
llegar a ser?», es una pregunta recurrente, lo cual también me
parece una doble exigencia. ¿Qué crees tú?
SANTIAGO E.: Sí, exacto. Somos hombres que nos
formamos y nos idealizamos, aunque mantenemos las emociones
de nuestro pasado. Cuando nos enamoramos, nos perdemos.
Sin embargo, somos excelentes y mejores.
DANIEL: El amor, ¿cómo manejamos las emociones?
¿Escogemos a nuestras parejas?
SANTIAGO E.: Creo que somos seres que se entregan a
una sola persona, pero tal vez la persona que buscamos quiere
más. Sí, siempre nos pasa —generalizo— que entregamos el
corazón sin pensar en las consecuencias. Somos muy cursis en
todo el significado de la palabra.
DANIEL: No nos salvaguardamos, por supuesto. Hemos
cometido errores con quienes nos conocieron más idealistas
y conservadores. Aciertas en lo que dices: nos entregamos al
amor plenamente y encontramos buenas lecciones. Hemos
llorado lo que no se ha llorado, hemos entregado lo que no se ha
entregado y asumido las consecuencias del amor con la frente
en alto. Es una contradicción interna; todavía no tenemos la
respuesta. Quiero dejarlo claro.
SANTIAGO E.: Cambiamos el amor de nuestras vidas por
otra vida.
DANIEL: Cada vez que nos terminan, somos un hombre
nuevo. Nuestra vida está tan ligada a la de la pareja que, cuando
estamos solteros, tenemos que rehacer todo desde cero. No sé si
algún hombre trans se siente identificado con esto.
SANTIAGO E.: En todo mi recorrido, no conozco al primer
hombre trans que no sufra por amor. Nos entregamos más por
amor que al trabajo.
DANIEL: Son lecciones difíciles. A los hombres cis
se les enseña mucho sobre cómo estar con una persona, y
si no funciona, simplemente están con otra, porque no se
enamoran tanto. En cambio, nosotros llevamos esa carga de
conexión. Cuando conectamos con una mujer —no estamos
hablando de las orientaciones diversas, sino desde nuestro rol
heterosexual— esa conexión es tan especial que sentimos que
nunca más volveremos a conectar con otra persona. Tal vez eso
refleja una baja autoestima, que decidimos trabajar y mejorar
desde la niñez y adolescencia.
SANTIAGO E.: Sí, creo que es el miedo de encontrar a
alguien que te quiera por lo que eres. Alguien que entienda
que el amor es diferente para nosotros. Para nuestras parejas,
también implica que deben aprender sobre nuestra sexualidad,
descubrir y aprender a quererse a sí mismos mientras nos
quieren y valoran como hombres trans. Pero es así: a menudo
nos cerramos a la idea de encontrar a alguien más, y al final,
encontramos muchas cosas, pero creo que esas situaciones nos
marcan.
DANIEL: Sí, ya hemos pasado por ese camino. Santiago y
yo hemos hablado mucho sobre esto en nuestra amistad, y es
cierto. Luego nos damos cuenta de que sí podemos encontrar
personas que nos quieren, que se enamoran de nosotros, que les
gustamos. Pero ahí está el problema: el miedo a descubrirse. Es
algo muy nuestro, de los hombres trans, y cómo nos llegamos
a descubrir.
Porque nadie nos enseña a interactuar en la intimidad.
Esa intimidad, en todas sus esferas, es algo que empezamos a
construir. Puedo decir que he aprendido mucho de las personas
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que se han relacionado conmigo en la intimidad como parejas.
Desde allí, he aprendido a descubrirme, a elevar mi autoestima,
a sentirme querido. Pero luego, ¿qué pasa? Te terminan o
terminas tú, y sientes que caes de la nube en la que estabas.
Vuelves a perder tu autoestima. Pero bueno, uno se recupera.
Te quedas con la lección. Son lecciones muy fuertes las que
hemos aprendido, especialmente desde el amor.
Comunidad y apoyo entre hombres trans
SANTIAGO E.: Aparte del amor, me gusta salir, disfrutar
y conocer. Viajar, pasar tiempo con mi familia... la verdad,
soy de pocos amigos, pero intento aprovechar los momentos
agradables con ellos. Me encanta leer y la música. Disfruto
vivir cada instante y descubrir lo que trae cada persona, porque
cada uno nos deja una enseñanza.
DANIEL: Creo que nos abrimos a conocer a las personas
e interesarnos genuinamente en ellas. Santiago fue un gran
apoyo para acercarme a círculos de hombres trans en Nariño.
Dos amigos que se volvieron cercanos los conocí gracias a
Santi: Aarón y Jerónimo, quienes también aceptaron tener
conversaciones conmigo.
SANTIAGO E.: Así es. Tratamos de construir una
comunidad, aunque pequeña, de chicos trans. Pero siento que
entre todos nos brindamos apoyo, conocimiento y una amistad
que, aunque lejana, es sabia.
DANIEL: Es una amistad que, si acudes a un amigo trans,
siempre estará ahí para escucharte.
SANTIAGO E.: Sí, creo que cada amigo trans conoce a otro
amigo trans, y entre todos nos ayudamos a transicionar. Yo sé
algo que tú no sabes, y así nos apoyamos, creando una red, un
vínculo.
DANIEL: Un vínculo que no es fácil de romper, que
perdura. Por ejemplo, yo tuve un vínculo con Alejandro, quien
también estuvo en el podcast, durante muchos años. Pensé en
muchas ocasiones que iba a dejar de ser amigo de Alejandro,
pero nunca sucedió. Seguimos siendo amigos porque, más allá
de las circunstancias que la vida nos imponga, siento que si
dos hombres trans son amigos, esa amistad no se quiebra. Ese
vínculo es muy fuerte, y eso también es muy bonito, Santi.
Disforia
SANTIAGO E.: Puedes crear un vínculo, pero a medida
que lo haces, la disforia llega y te ataca. Vives tu vida en modo
hetero, sin contar nada, y la gente ni se da cuenta. Pero llega
un momento en que la disforia te toca, y tienes que aceptar
quién eres. Debes darte ese valor. Te estrellas, pero luego te
levantas y dices: «yo soy esto y no soy menos que nadie». Eso
me sucede casi siempre; sin embargo, siempre afirmo que no
soy menos que nadie, y eso me hace sentir bien. Digo: «si me
quieres, me quieres así». Hay momentos en que siento miedo
de ir solo a la discoteca. Eso lo interpreto como un momento de
disforia porque tienes que ser tú mismo. La disforia tiene algo
que decirte.
DANIEL: Santi, tú llevas tu verdad. Tú valoras tu verdad.
La reflexión de esta conversación para mí es: mi verdad es ser
hombre trans. Ser hombre trans marca mi historia, y desde allí
aprendo, comparto y sueño. Gracias por compartir todas esas
experiencias y por este momento conmigo.
SANTIAGO E.: Me gustaría añadir que cada uno debería
aprender a ser libre, a expresarse y a creer en su verdad.
Gracias a ti.
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
IV. JERÓNIMO ARÉVALO
Formas disidentes: lecturas por la cultura nariñense
desde el Carnaval, cuestiones sobre el binarismo,
sistema patriarcal y machismo
Cuando estuve en la Pontificia Universidad Javeriana, en
Bogotá D.C., mi proceso de reconocimiento de género se
intensificó de manera inesperada. Ni por un segundo imaginé
las consecuencias de asumir mi rol de género como hombre en
la sociedad. Decidí ser hombre, pero no desde la perspectiva
de una persona adulta, sino desde la mirada de mi yo
preadolescente, que pasó su adolescencia en El Tambo, Nariño,
y que fue visiblemente trans ante su familia y la comunidad
local.
Recuerdo que, en mis últimos años de colegio, mi identidad
como hombre trans era aceptada plenamente en la sociedad
que me rodeaba. Sin embargo, esta experiencia era doble:
por un lado, evocaba los momentos de acoso y violencia que
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
sufrí debido a mi condición de género como mujer; por otro,
disfrutaba de la aceptación en mi rol de género como hombre,
experimentando espacios libres de discriminación y siendo
visiblemente trans. Estos eran, de alguna forma, privilegios que
experimentaba al inscribirme en una comunidad local, aunque,
al final, decidí marcharme.
Cuando decidí irme de mi pueblo, lo hice impulsado por el
deseo de ocultar mi identidad de género y el sueño de estudiar
en una de las mejores universidades del país, que pertenece a
una de las redes más importantes de educación universitaria
en el mundo. Sin embargo, esa decisión trajo consigo una
sensación de dolor que se intensificó en mí, transformándose
en un vacío dejado por los años no vividos en mi región natal.
A medida que enfrentaba los desafíos en Bogotá, mi esperanza
de lograr un completo cispassing se fue difuminando poco a
poco. Y cuando finalmente lo logré, mis sueños cambiaron: ya
no me interesa ocultar mi identidad; busco espacios donde se
me valore por lo que soy.
De Nariño, lo que más extraño es, sobre todo, la casa de mis
padres, donde mi hermana y yo siempre disfrutamos del espacio
y sus comodidades. Recuerdo la huerta, las dos salas de estar,
los ventanales que dejaban entrar la luz del abundante sol en
El Tambo, y el olor del aire limpio. Los amplios espacios de la
casa ofrecían un refugio cómodo para descansar, leer, escuchar
música o estudiar. Nunca imaginé que todo eso se convertiría
en un eco nostálgico, resonando en mi memoria.
Mi perspectiva sobre Bogotá es la de una ciudad vasta y
misteriosa, un lugar que guarda símbolos de diversidad,
secretos y relatos entrelazados. De sus calles han surgido
cuentos, novelas e incluso crónicas del siglo XVI; un archivo
vivo que aún no he descubierto del todo, pero que he decidido
explorar en barrios como Venecia, Santa Rita, el Tintal, algunos
en Suba y Niza, así como Modelia, Usaquén, Cedritos, Prado
Veraniego, Spring, La Soledad, Palermo, Belalcázar, Galerías,
Pardo Rubio, Marly, Quesada, Acevedo Tejada, Chapinero
Alto, Nicolás de Federmán, Villas del Granada, 7 de Agosto,
La Perseverancia, Virrey, Alcalá, Tihuaque, y el Chicó; también
he recorrido lugares en Barrios Unidos, Los Mártires, Tercer
Milenio, La Candelaria, Puente Aranda y el 20 de Julio.
En este viaje, he encontrado no solo amistades y amores,
sino también conflictos, desesperación, ansiedad y frustración.
En algunos rincones de Bogotá, me he topado con encuentros
malintencionados que han desafiado mi resiliencia.
Fue aquí, en Bogotá, donde me convertí en un hombre adulto.
Sin embargo, el proceso fue retador; por las particularidades
de mi tránsito, esta ciudad se convirtió en un escenario donde
mi identidad de género se volvió más visible, expuesta a las
dinámicas sociales que me rodeaban. Esta experiencia fue a
menudo más triste y caótica, marcada por la pérdida de redes
de apoyo, traiciones sentimentales y violencia. Cada uno
de estos factores se sumó a la construcción de mi identidad
como hombre trans en el contexto bogotano, dejando huellas
indelebles en mi camino hacia el autoconocimiento.
A veces, me cuesta recordar esos momentos, pero son los
años más valiosos de mi experiencia como persona trans. Las
lecciones aprendidas en ese tiempo son la base sobre la cual
he construido mi adultez; eso es algo invaluable. Los años que
siguieron fueron diferentes, ya que, gracias al cispassing, pude
desempeñar el rol de un hombre cis en la sociedad durante un
tiempo. Sin embargo, este proceso desató diversas violencias y
conflictos en contextos específicos, especialmente cuando mi
identidad de género se sentía revelada.
La universidad trajo consigo conflictos con compañeros,
profesores y amigos cercanos; todos ellos eran parte integral
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
de esa comunidad universitaria. Esta situación me marcó
profundamente y quedó grabada en mí para siempre. Al
elegir estudiar Historia, decidí que, después de cinco años, me
convertiría en historiador; así fue. Tal vez me caracterizo por
tomar decisiones que parecen radicales para la sociedad: mi
transición, mis tatuajes, mi carrera y mi vida en Bogotá. Estas
elecciones fueron fundamentales para el inicio de mi adultez y
afectaron profundamente mi salud mental.
Con el tiempo, experimenté irritabilidad y violencia,
enfrentando espacios donde fui vulnerado y lastimado. También
las relaciones tóxicas y el alcohol formaron parte de etapas que
se llevaron mucho consigo cuando desaparecieron. A pesar de
haber superado estos obstáculos gracias a las duras lecciones
aprendidas en mis vagabundeos por Bogotá, los recuerdos
permanecen: la llaga del trauma, el silencio y la soledad siguen
siendo parte de mí.
Durante mis primeros años en Bogotá, ignoré mi identidad
de género como un mecanismo de defensa para seguir adelante,
pero esta alternativa solo intensificó mi ansiedad, depresión y
estrés generalizado. Estas consecuencias se vieron exacerbadas
por antecedentes familiares paternos relacionados con lo que
ellos llaman “nerviosismo”, que yo denominaría ansiedad, así
como por el alcoholismo presente entre los hombres de mi
familia.
A pesar de esto, debo reconocer el papel fundamental que jugó
la familia de mi madre, Dary Díaz, quien me brindó su apoyo y
me enseñó casi todas mis habilidades interpersonales. Ella ha
sido una voz de aliento constante. Gracias a su idiosincrasia
como personas tambeñas, criadas en un entorno sereno, pude
comprender que es posible vivir con mayor calma, alejándome
de la ansiedad y el estrés de la ciudad, de la universidad, de la
discriminación.
Después de hablar con Jerónimo por videollamada mientras
él estaba en Pasto, comparé mi rol como hombre en la sociedad
al inicio de mi vida en Bogotá con el proceso que vivió Jerónimo
al comenzar su carrera como abogado y cuando era deportista
en una escuela de artes mixtas. Durante nuestra conversación,
compartimos nuestras experiencias: su carrera en Derecho, su
relación con el alcohol y cómo todo esto lo vivió desde Pasto.
Revelamos las complejidades de esos momentos cruciales en
nuestras vidas y cómo el rol de género impactó nuestra salud
mental.
Discutimos cómo las dinámicas de nuestro rol como
hombres en la sociedad impactaron diversas áreas de nuestras
vidas, influyendo en nuestro bienestar emocional y mental. En
mi caso, esto ocurrió durante la universidad, donde profundicé
en temas de género, política y geografía, elementos que me
ayudaron a enfrentar y reconocer mi propio pasado.
Durante esos años, vivía atrapado en el día a día, sumido en
la depresión, el estrés y la ira. Me preguntaba constantemente
por qué me sentía así, por qué ignoraba mi pasado y vivía
en piloto automático. Ahora, siento que esa lucha ha sido un
constante hilo en mi vida, atravesando mis experiencias, mis
pensamientos y la forma en que me relaciono con los demás.
Reflexionar sobre mi identidad de género se convirtió en
una medusa que devoraba mi mente. Me sumergí en el deseo de
entender las razones detrás de mis emociones, enfrentándome
a un proceso doloroso y catártico de reconciliación con mi
identidad. Asumir mi cispassing en la sociedad, identificándome
como AFAN, como un “king” o como un anarquista del género,
también implicó un sentimiento de traición. Me sentía traidor
a la masculinidad por no cumplir con ciertos estándares de
virilidad y a la feminidad porque renuncié a ella, transformándola
a través de procesos corporales que impactaron mi ser.
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
Decidí frenar mi desarrollo como mujer mediante el uso de
hormonas que inhiben la acción de las hormonas femeninas en
mi cuerpo, aquellas responsables de la menstruación y de otros
efectos característicos de la feminidad: la distribución de la
grasa, la voz, la textura del cabello, la piel y la ausencia de bello
facial o corporal exuberante. Traicionar mi propia feminidad
fue una decisión consciente. Detuve ese proceso de crecimiento
porque sentía que era necesario dejar de ser percibido como
mujer lo más pronto posible.
Mi cuerpo nunca llegó a ser el de una mujer adulta. Las
únicas veces que menstrué fueron quizás durante uno o dos
años, momentos marcados por el sufrimiento y la incomodidad.
Después, decidí detenerlo de inmediato, sin contemplar las
consecuencias. Como resultado, la distribución de mi grasa no
se desarrolló como lo haría en una mujer adulta, en una Loren
que nunca fui y nunca seré, aquella que la sociedad esperaba
de mí. Someterme a esos tratamientos desde temprano fue mi
renuncia a la feminidad, el inicio de mi tránsito hacia lo que soy
hoy.
En esos años, mi mente se negaba a abordar el malestar que
surgía de la decisión de transitar, aunque eso no significaba que
quisiera dejar de ser trans. Si lo hiciera, ¿significaría que estaba
equivocado? ¿Que siempre lo estuve? ¿Que dejaría de ser trans?
Si no lo digo, ¿soy más cis? ¿Soy más hombre? No mencionarlo
me proporcionaba una sensación de seguridad y privacidad
en mi vida profesional, pero también me obligaba a revelar mi
verdadero ser solo en los espacios más íntimos. Temía que los
demás no comprendieran la totalidad de mi historia y que, en
lugar de encontrar apoyo, me enfrentara a la transfobia.
Ahora lo veo de manera diferente. He llegado a concluir que
hablar de mi historia no borrará mi experiencia como hombre,
sino que reconocerá mi historia como Loren, quien también
soy. Además, reconozco que he superado la transfobia, incluso
siendo más joven, vulnerable e inexperto, como en mis primeros
años en Bogotá. Estoy en un lugar diferente, donde puedo
decidir compartir mi experiencia para desahogarme y calmar
mi mente. Quiero recordar que ese viaje, que se intensificó en la
universidad, puede llevar menos peso, donde ya no importen las
preguntas sin respuesta y donde pueda hablar desde mi verdad.
Jerónimo es mi ejemplo y siempre lo ha sido. Lo llevo en
mi corazón como un hombre que ha desafiado el sistema,
compartiendo su vida con una esposa que también es una mujer
trans, rompiendo los roles de género en nuestra ciudad, Pasto.
Su amor, un amor trans, es una apuesta política que me ha
inspirado profundamente. Encontrar a Jerónimo en Nariño me
ha dado fuerzas ya que al compararlo con mi propia historia,
encuentro similitudes que me reconfortan. Por ello, tener
una conversación con él fue realmente conmovedor; aquí me
permito compartir nuestro diálogo, marcado por la emoción y
la reivindicación de nuestras experiencias.
Desde un lugar formal, Jerónimo es abogado especializado
en Derecho Penal y Derecho Constitucional, además de ser
activista. En nuestra conversación, hacemos una crítica al
sistema binario sexo-género y nos proponemos reflexionar
sobre el patriarcado y el machismo que nos rodean.
Nuestro interés por los Estudios de Género nos une, y
creemos firmemente en la importancia de posicionar las
epistemologías locales. Consideramos que la deconstrucción
de nuestro rol de género es esencial para proponer nuevas
perspectivas de masculinidad, especialmente en lo que respecta
a las masculinidades trans desde el Sur global. Esta búsqueda de
transformación no es solo una cuestión académica; es un viaje
emocional y personal que nos invita a cuestionar y reimaginar
nuestras identidades y el mundo en el que habitamos.
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
JERÓNIMO: Mi nombre es Jerónimo Arévalo. Soy un
hombre trans y tengo 26 años. Nací en Pasto y he vivido aquí
toda mi vida. Estudié en el Colegio Javeriano y me gradué
como abogado en la Universidad de Nariño hace un par de
años. Luego, realicé una especialización en Derecho Penal y
actualmente estoy finalizando una especialización en Derecho
Constitucional. Soy litigante y disfruto mucho del ejercicio del
derecho; también me apasiona la investigación académica en
estas áreas.
Como dato curioso, me gusta aprender idiomas como hobby.
También disfruto de pintar y dibujar. La música siempre ha
sido una parte importante de mi vida, aunque, por cuestiones
de tiempo, ya no la practico tanto como antes. Sin embargo,
sigo disfrutando de una amplia variedad de música.
Y aquí estoy. Estoy casado; me casé con una mujer trans hace
dos meses. Ella se llama Cristina y vivimos juntos en Pasto.
Compartimos nuestra vida con un montón de hijos peludos:
tenemos dos perros y cuatro gatos.
DANIEL:Tú dijiste: “Haré todo lo que me gusta, lograré
todos mis sueños”. Siento que es una forma de reivindicarnos,
y por supuesto, Jerónimo, eres un ejemplo vivo de vivir la lucha
en carne propia y decidirte por tus sueños. Hablando de sueños
cumplidos, siento que tienes una lista de logros a tus 26 años.
Es admirable, sin duda. ¿Cuáles han sido esos retos que has
enfrentado para llegar allí, alineados, por supuesto, con tu
identidad de género?
Transitar en una sociedad binaria
que cae en las ideas binarias de género. Al menos yo, cuando
comencé a transitar —hace aproximadamente nueve años— no
tenía la capacidad de pensar el género de otra manera, ¿sabes?
Pensaba: “Quiero ser, soy un hombre trans”, y me enfocaba
en el ideal de hombre trans que quería ser. Este ideal estaba
profundamente influenciado por el machismo patriarcal que
reina en nuestras sociedades, especialmente aquí en Pasto, en
Nariño, y en el mundo del Derecho, donde esto se acentúa aún
más.
Decidí hacer mi tránsito en la universidad. Fue un proceso
difícil, ya que ingresé a la universidad como Valentina a los 17
años, como una adolescente. Cuando terminé mi primer año y
tomé la decisión de transitar, fue un golpe muy duro para todos
en la Facultad. Hasta donde sé, era el primer hombre trans en
estudiar en la Facultad de Derecho y que había realizado su
transición durante sus estudios.
Inicié mi tratamiento hormonal mientras estaba allí. A
menudo me cuestionaban si realmente era un hombre, porque
en toda la Facultad me vieron transitar; sabían que antes era
Valentina y que ahora me llamaba Jerónimo. Me vi obligado
a defender mi nombre, mis pronombres y mi identidad ante
todos, incluyendo al personal administrativo. Así que el primer
reto que encontré para ser el hombre que quería ser —o al
menos para intentar alcanzar ese ideal, que ahora reconozco
como erróneo— fue la falta de reconocimiento de mi identidad.
A pesar de haber realizado mi tránsito, haberme sometido a
una mastectomía y tener una novia, seguían cuestionándome,
¿sabes?
JERÓNIMO: Algo que conversábamos tú y yo hace un tiempo
es que, en realidad, nadie pone en duda que somos hombres. Sin
embargo, definir qué significa ser hombre es complicado, ya
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
La perpetuación de la transfobia desde la institución
familiar
JERÓNIMO: Yo sufría mucho por eso. La transfobia nace
del desconocimiento y la ignorancia. La gente teme a lo que
no conoce, a lo que no entiende, a lo que no ha visto. Y eso era
yo en la Facultad, en mi familia y en la sociedad en general.
Para mí, lidiar con esta realidad fue extremadamente difícil.
Afortunadamente, logré cumplir con mis estudios y lo hice bien;
participé y gané varios concursos de litigio en la universidad.
Sin embargo, al mismo tiempo, sufría de disforia, ya que me
costaba mucho alcanzar ese ideal de hombre que se me imponía.
Recuerdo que, cuando le dije a mi papá que iba a transitar,
él, en un momento de resignación, me dijo: “Bueno, si vas a
hacer un hombre, tienes que ser un hombre de verdad”. Para
él, no solo iba a ser su hijo abogado, sino que ahora iba a ser
un hombre abogado. Mi papá me exigió que me comportara
de una manera que él considera apropiada para los hombres.
En ese momento, me dejé llevar por la imagen del macho
violento, del opresor. Sufría enormemente, porque, al final,
no somos hombres cisgénero y nunca lo seremos; ni tenemos
que pretender serlo ni esperar que nos reconozcan como tales,
porque simplemente no lo somos.
El rol masculino y la disforia como antecedente del rechazo
al machismo y al patriarcado
JERÓNIMO: Yo sufría mucha disforia, a pesar de llevar
dos o tres años en transición. Hacía muchísimo ejercicio y me
interesaban las artes marciales mixtas; creía que me gustaban,
pero en realidad estaba atrapado en una película. Me atraían
todos esos temas violentos que asociaba con lo que significaba
ser hombre.
Me involucraba en peleas con cualquiera afuera de los bares
o durante las clases de artes marciales. Era violento con mis
parejas y tenía muchas mujeres. Salía a beber cada fin de semana.
Tenía una pareja que también era abogada. Cumplía con todos
los estándares: era heterosexual, bebedor, violento y hacía
deporte para verme de una determinada manera. Finalmente,
fui reconocido como uno más del montón de hombres. Durante
los últimos dos o tres años de universidad, pasé desapercibido.
Nunca me sentí bien; siempre sufría por alguna razón,
no me sentía completo. Parecía que el día en que podría ser
realmente Jerónimo, el hombre que quería ser, nunca iba a
llegar. A diferencia de otros compañeros trans o masculinos,
nunca llegué a sentirme cómodo con los hombres cisgénero
heterosexuales. Para mí, era como ponerme un disfraz. Cuando
fui niña y crecí como adolescente, experimenté de manera
intensa la violencia hacia las mujeres: el acoso sexual, laboral
e incluso educativo. Sentía que las mujeres eran convertidas en
objetos de satisfacción, y que sus logros no eran valorados por
su mérito, sino por ser atractivas.
Cuando empecé a relacionarme con hombres cisgénero
heterosexuales, escuchaba cómo hablaban de las mujeres. Lo veía
desde adentro y comprendí cómo funcionan esas dinámicas de
género. No sé si tuve mala suerte al relacionarme con hombres
así, pero la mayoría lo era. Así que las conversaciones con
ellos me parecían aburridas y monótonas; siempre terminaban
cayendo en la misma cultura machista y patriarcal. Fingía estar
ahí porque nunca me sentí cómodo.
Todo esto fue parte de los retos que enfrenté para llegar
a ser lo que soy hoy: el no reconocimiento de mi identidad,
la transfobia y los estándares masculinos que dictaban cómo
debía caminar, hablar y participar en dinámicas violentas. Para
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
mí, fue muy difícil.
Interludio: reconciliación e identidad
DANIEL: Llegar a esa reflexión después de haber
experimentado todas esas posiciones no es algo que se
construya de la noche a la mañana; es el resultado de procesos
de deconstrucción que pueden durar años. Te agradezco por
darme la oportunidad de ver más allá de lo que se refleja en el
físico y en esos logros que, digamos, se miden a nivel superficial.
Me llama la atención lo que mencionas sobre esa
reconciliación con un yo que está más adentro, y que emerge
cuando se quita la máscara. Siento que esos pensamientos son
profundos y también son algo que quiero alcanzar en mi propio
camino. En mi caso, he estado en un ejercicio constante de
reconciliación con ese Daniel que reside en mi interior.
Hemos hablado en otras entrevistas sobre el duelo que se
vive con Loren. En cuanto a mi relación con los hombres, me
llevo muy bien con los hombres trans. Son personas que han
aportado mucho a mi vida, brindándome enseñanzas y apoyo
constante. Hoy, con este proyecto, me pregunto: ¿cómo han
empezado a aparecer los hombres en mi vida? Por supuesto,
están mi papá y mi familia, pero también esos hombres que he
conocido desde los 8 o 10 años, con un pico en la preadolescencia
y adolescencia a través del noviazgo o de amistades con
derechos.
Para mí, fue difícil gestionar eso, ya que fue una constante
en mi vida. Tener amistades con hombres fue un reto que
también me motivó a avanzar en mi transición. A los 13 años
tomé decisiones radicales sobre mi forma de relacionarme con
los hombres. Reconocí mi orientación como pansexual, aunque
solo mucho después, en la medida en que me sentía más cómodo
con mi identidad.
Crecí en un entorno donde los roles de género estaban
muy arraigados desde la infancia, y asumir las consecuencias
de ese paradigma en nuestra sociedad fue desalentador. Al
asumir la transición, tomé decisiones radicales que impactaron
mi cuerpo, mi mente y mi salud mental. Se requiere mucho
acompañamiento, y reconocer las consecuencias de nuestras
decisiones nunca es fácil.
Siguiendo tu comentario, asumir la violencia que viene con
esos roles requiere un trabajo interno significativo para sanar y
reconstruir nuestras vidas, a veces desde cero. La reconciliación
y la reivindicación del pasado han sido fundamentales para
mí. En mi experiencia personal, logré lo que quería hacer a
costa de mi salud mental, enfrentando la cultura heterosexual
y la repetida invisibilización de mi identidad como hombre
transexual.
Parte de este proceso ha sido reconectar con hombres trans
y empezar a ser visible. Deseo reivindicar esa parte de mí que
se esfumó mientras asumía mi rol heterosexual en las fiestas
con mis amigos hombres. Quisiera pensar que mi cuerpo y
mente siguen siendo los mismos, y si ha habido cambios en
ellos, Loren fue el origen.
Carta a un amor disidente: charlas sobre el concepto de
dualidad
JERÓNIMO: Cuando salí de la universidad y conocí a Darla,
todo cambió. Era como si un nuevo paisaje se desplegara ante
mí, y aunque algunos problemas nuevos emergieron, la disforia
que me había acompañado durante esos años académicos
comenzó a desvanecerse. Había sido un camino tortuoso, uno
que me exigió tiempo, esfuerzo y terapia para desmantelar las
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TRANSITAR EN EL SUR
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ideas de género que nos imponen.
Se dice que los hombres trans vivimos en medio del privilegio
de la masculinidad, pero la verdad es que esa masculinidad
puede ser cruel, especialmente con quienes nos reconocemos
como disidentes. Así que ahora soy un hombre trans, un
hombre, y, sin embargo, eso parece ser todo lo que hay en mí.
No puedo negar que pasé 17 años de mi vida como mujer; no
puedo desconocerlo. Hablar de esto hoy es el resultado de un
profundo proceso de reflexión sobre quién soy y qué quiero ser;
un proceso que me ha llevado a dejar de sufrir por lo que fui.
DANIEL: Esa dualidad que mencionas. ¿Crees que ser trans
acentúa esa dualidad en nosotros? ¿Podrías decir que todos los
seres humanos la experimentamos de alguna forma? Esto se
vuelve muy filosófico.
JERÓNIMO: Al comenzar mi transición, sentía que nunca
podría borrar a la persona que había sido. Valentina y Jerónimo
eran dos entidades separadas en mi mente. Cuando empecé mi
relación con Darla a los 21 años, descubrí que ella poseía una
habilidad especial para cuestionar los ideales de lo que se supone
que debemos ser como hombres y mujeres. En ese momento,
lidiaba con una disforia intensa y pensaba: “Debo caminar de
esta forma, comportarme así, ocultar mis gustos”. Sin embargo,
con Darla, la incomodidad se desvanecía.
No sé si alguna vez has estado en una relación con una
persona trans, pero es una experiencia extraordinaria. Ella
había atravesado situaciones similares a las mías, así que ya no
sentía la presión de cumplir con expectativas de género que
había experimentado en otras relaciones. Con Darla, podía ser
simplemente yo.
Hoy en día, me gustan muchas cosas consideradas femeninas,
y no me avergüenzo de ello. Por ejemplo, me encanta el lettering.
He llegado a la conclusión de que soy la misma persona; no
percibo a Valentina y a Jerónimo como individuos separados.
Para mí, es simplemente una transformación.
Recientemente, en una clase sobre género, me cuestioné
si, sin los roles de género tan marcados en la sociedad, las
personas trans existiríamos de la misma manera. No tengo una
respuesta clara. Antes, sostenía una postura firme contra lo
no binario, creyendo erróneamente que quienes se identifican
como no binarios no compartían nuestras luchas ni necesitaban
los mismos espacios que nos han costado tanto alcanzar.
JERÓNIMO: Las hormonas pueden parecer maravillosas
al principio, cuando comienzas a notar los cambios, pero
con el tiempo pueden afectar de muchas maneras. Los altos
estándares sociales que nos llevan a mutilar nuestros cuerpos
, e incluso a someternos a cirugías para combatir los efectos
negativos de la testosterona, junto con los cuestionamientos
hacia las experiencias de vida transmasculinas, representaron
grandes retos durante mi transición. Solía odiar a Valentina, a
la persona que fui antes, y eso me causaba un profundo dolor y
sufrimiento.
Hoy en día, pienso que no hay dos personas distintas en
mí. Valoro mi niñez y los 17 años que viví como Valentina.
No trato de ocultar, pelear o ignorar los roles que aprendí; los
integro en mi identidad. Vivo mi identidad de manera pacífica
y tranquila. Ya no me afectan los estereotipos o insultos que la
sociedad pueda dirigir hacia mi pareja.
Entiendo que, al asumir el rol masculino, esa niña que
creció y aún reside en mí puede parecer sepultada. Cuando
los profesionales de la salud mental nos dicen que debemos
reconciliarnos con nuestro niño interior, me pregunto cómo
hacen los hombres trans para reconciliarse con esa parte de sí
mismos. Hablar sobre la identidad de género en las infancias
trans es realmente complejo.
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
Las personas trans a menudo sufrimos mucho tratando de
encajar en un binarismo de género que debería ser revaluado,
ya que es un constructo social. En mi adolescencia, la relación
con los hombres no fue traumática. Me relacioné con varios
chicos, especialmente con hombres mayores, pero nunca sentí
una atracción afectiva hacia ellos; era más una admiración hacia
lo que quería ser.
Creo que las experiencias de vida de cada persona son muy
diferentes y están marcadas por el contexto social. También es
importante reconocer la diversidad de orientaciones dentro de
la población trans y deconstruir los prejuicios asociados con
la homofobia y la lesbofobia. Durante mi adolescencia, viví
intensamente mi rol como niña y adolescente, y al enfrentar
las exigencias del rol de género, pasé por una etapa profunda
de negación. Mi trauma social principal fue no cumplir con
el estándar de mujer que se esperaba de mí, a pesar de mis
esfuerzos.
Dejar de odiarme y aceptar a la persona que fui antes como
parte de mí ha sido liberador. Me veo como la misma persona:
la niña, la adolescente y la mujer que se transformó en quien
soy ahora.
Cultura y Carnaval: un perspectiva epistemológica
DANIEL: Hoy en día, las etiquetas que utilizamos son
grandes categorías que sostienen el sistema, y parece que no
hay escapatoria. A pesar de que tratamos de resistir y reafirmar
nuestras identidades mientras reconciliamos nuestro pasado,
esto puede no ser más que un pequeño ejercicio político. Tanto
el sistema médico como el jurídico han creado instituciones
que jerarquizan a la población según su sexo y género. Sin
embargo, al hablar desde el Sur Global, reconocemos otras
epistemologías. El Carnaval, las carrozas y los simbolismos
que se presentan me llevan a cuestionar mi identidad de género
más allá del binarismo. El Carnaval y el reconocimiento del
pasado indígena me permiten ver mi resistencia frente a los
grandes sistemas de colonización, como la implantación de
un núcleo binario en el capitalismo, el patriarcado y nuestro
sistema global.
Reconocer los contextos y epistemologías locales me
ayuda a auto-reconocerme como un sujeto disidente del
género, auténtico, con una fuerte cultura y un entendimiento
profundo de mi identidad. Me permito rechazar ser un hombre
hegemónico y aceptarme desde mi disidencia frente al sistema
sexo-género y mi contexto cultural como nariñense.
La sociedad cisheterosexual, sostenida por grandes
instituciones médicas, farmacéuticas y jurídicas, ha perpetuado
la transfobia, afectando la salud mental y física de las personas
trans. Enfrentar la necesidad de cumplir con una lista de tareas
para sentirme pleno en la sociedad es una consecuencia de
las dinámicas de nuestro sistema. Buscamos transiciones más
saludables.
Regresando al tema del Carnaval y de la identidad nariñense,
quisiera explorar cómo esta identidad cultural influye en
tu proceso de deconstrucción. Hemos hablado de cómo el
hombre tradicional nariñense es muy conservador, pero ¿crees
que tu identidad nariñense te ha permitido avanzar en esa
deconstrucción con tu familia, tu esposa y tu círculo cercano?
¿Te ha dado una libertad particular para expresar tu identidad?
Hablemos un poco de cómo ves esa influencia de tu identidad
nariñense, especialmente considerando la rica cultura y el arte
de Nariño.
JERÓNIMO: Considero que las personas con orientaciones
sexuales, identidades y expresiones de género diversas hemos
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
encontrado en el arte y la cultura una forma de sobrevivir y
resistir. La cultura y el arte han sido un refugio, mostrando una
mayor apertura hacia las personas diversas. En estos espacios,
a menudo no importa si alguien con un traje espectacular
y enormes diademas es trans o no; lo que priman son otros
aspectos.
El Carnaval, en particular, es un ejemplo de cómo estos
espacios culturales pueden ser inclusivos. A lo largo de mi
vida, he disfrutado del Carnaval y me encanta participar, ya
sea jugando, viendo los grupos o admirando las carrozas.
Durante varios años, la familia Castañeda organizó un desfile
que destacaba a personas trans y diversas. Darla Cristina, mi
esposa, cuando estuvo en la gobernación de Nariño, organizó
un desfile especial que, aunque no era parte del Carnaval,
se alineaba con su espíritu. En este desfile, las chicas trans,
históricamente relegadas a trabajos como la prostitución o
la peluquería, se vestían de damas antiguas, mientras que los
chicos trans se vestían de caballeros. Fue un ejercicio muy
bonito que recibió una gran acogida en Nariño, permitiendo a
muchos chicos trans disfrutar del Carnaval y sentirse cómodos.
El Carnaval es parte integral de nuestra cultura e
idiosincrasia, y también refleja nuestros tránsitos personales.
Es un espacio en el que puedes estar cómodo y ser aceptado,
sin importar quién eres, siempre que participes con entusiasmo
y sigas la coreografía. Históricamente, personas trans han
formado parte del Carnaval de Negros y Blancos, ya sea como
reinas de carrozas o como artistas en la creación de las figuras
del desfile.
Para los nariñenses que hemos crecido aquí, el Carnaval
es fundamental en nuestras vidas. Detrás de las máscaras del
Carnaval, puede haber cualquier persona, y las representaciones
que vemos, como tigres, animales y colibríes, son una
manifestación de esa diversidad.
Cierre
JERÓNIMO: Me parece fundamental reflexionar sobre
la memoria y la historia de los hombres trans, que a menudo
quedan al margen. Es una alegría ver que hoy estamos llevando
a cabo estos ejercicios para reivindicarnos y contar las historias
de los hombres trans de Nariño.
Cada uno de nosotros tiene historias valiosas que pueden
contribuir al movimiento transmasculino y ayudar a deconstruir
ideas preconcebidas. También podemos apoyar a los nuevos
chicos trans, para que experimenten tránsitos más tranquilos,
acompañados y serenos. En lugar de seguir un esquema rígido
de “cinco pasos para ser un hombre”, podemos fomentar la idea
de descubrirse a uno mismo y sentirse cómodo en el propio
camino, sin la necesidad de cumplir con expectativas tan
invasivas y emocionalmente intensas.
Es crucial que compartamos nuestras experiencias para
evitar que se repitan los sufrimientos y las imposiciones de
género que hemos enfrentado. Debemos luchar contra la
perpetuación de estas normas en nuestra sociedad. Liberarnos
de estas imposiciones de género es un proceso liberador que
nos permite disfrutar de muchas otras cosas. A veces, se
nos ha restringido explorar y experimentar con diferentes
orientaciones y cuerpos, y eso es algo que necesitamos cambiar.
He disfrutado mucho de esta reflexión y creo que es esencial
continuar hablando sobre estos temas para avanzar hacia una
mayor comprensión y aceptación.
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
V. SANTIAGO D
Migración, ansiedad y reconciliación con la familia
Santiago es un amigo de toda la vida; ambos crecimos en El
Tambo, Nariño, donde compartimos no solo el colegio, sino
también un círculo de amistades entrañables. Más tarde,
nos trasladamos a Bogotá para continuar nuestros estudios,
aunque en universidades diferentes. Durante esos años,
nuestra conexión se desvaneció, pero siempre mantuve en mi
memoria la imagen de Santiago: un hombre inteligente y un
tanto reservado. Hoy, ambos habitamos esta ácida Bogotá. En
nuestra conversación nos acompaña Fernanda, miembro del
colectivo Andinxs, cuya labor como diseñadora ha sido esencial
para nuestro proyecto. Su visión nos ha guiado a entender cómo
conectar con el público a través de diversos canales y formatos.
El evento migratorio que hemos experimentado es crucial
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
en nuestras vidas. Para mí, evoca el dolor de dejar atrás a mi
familia en El Tambo y la dificultad de mantener el contacto con
ellos. Asumir la responsabilidad de ser un hijo presente fue un
gran desafío, ya que implicaba desentrañar las complejidades
que la distancia introduce en nuestras relaciones. Santiago
comparte una experiencia similar; su decisión de migrar nació
del deseo de forjar una nueva vida lejos de su hogar, una ciudad
donde pudiera reinventarse y construir al hombre que es hoy.
Este distanciamiento acentuó su soledad y generó conflictos
con su familia. Sin embargo, también discutimos cómo la
distancia puede facilitar la reconciliación familiar; el regreso
temporal a casa puede, a veces, fortalecer esos vínculos.
Cuando Santiago regresó a El Tambo durante la pandemia,
tuvo la oportunidad de reafirmar su conexión con su familia.
Allí encontró una aceptación renovada como hombre trans y
rescató ese amor familiar que tanto valoramos como personas
LGBT+. Este amor y acompañamiento son, lamentablemente,
algo que muchas personas trans pierden al iniciar sus tránsitos.
Santiago también compartió su experiencia con las crisis
de ansiedad generalizada y los estados de paranoia que lo
acompañaron al comienzo de su transición. Enfrentar estas
circunstancias fue un desafío formidable, pero él resaltó el
valor del apoyo familiar y la comprensión de su círculo más
cercano, fruto de la dualidad entre distancia y reencuentro.
Esto me lleva a reflexionar: ¿qué tan difícil sería atravesar estas
experiencias en soledad? Hay muchas personas que enfrentan
estas realidades solas, y es fundamental reconocer sus luchas.
A través de nuestras conversaciones, esperamos brindar una
voz de aliento y reafirmar nuestra admiración y empatía hacia
los procesos de tránsito. La importancia del apoyo familiar y de
la comunidad se vuelve aún más evidente en estos contextos,
donde el amor y la comprensión pueden marcar una diferencia
significativa en la vida de quienes atraviesan situaciones
similares.
Santiago recuerda su deseo de no regresar a Bogotá
después de haber estado rodeado de su familia en El Tambo,
una experiencia que había fortalecido sus lazos afectivos. Mi
historia es paralela, especialmente en relación con mi padre,
Carlos, y mi madre biológica, Judith. Ambos han intentado
estar presentes en mi vida de distintas maneras, a pesar de los
desacuerdos entre ellos, lo que, paradójicamente, ha llevado a
un distanciamiento similar entre mí y cada uno de ellos.
En cuanto a mi padre, solo pude entenderlo y extrañarlo
tras haber estado distanciado y haber atravesado los retos
que me trajo Bogotá. Su forma de ver el mundo también ha
cambiado, influenciada por la vida misma, su estado de salud y
sus decisiones. Por otro lado, tuve la oportunidad de recuperar
mi vínculo con Judith, hallando en nuestra relación un espacio
de amistad y, sobre todo, el apoyo de ella a mis proyectos, así
como mi compañía a través de medios digitales.
Aún hay muchas dimensiones de mi vida que debo
recuperar, pero este es el primer paso. Tras estas primeras
cinco conversaciones, nos encontramos al borde de concluir
esta propuesta, llenos de preguntas y respuestas sobre disforia,
amistad con hombres cis, solidaridad entre hombres trans de
nuestra región, vida en la periferia, testosterona y críticas al
sistema binario sexo-género. Asimismo, incluimos nuestras
perspectivas sobre el Carnaval, nuestra cultura y el contexto
social regional. Este viaje es uno del cual me siento orgulloso
de haber comenzado. No solo estoy acompañado por mis
excepcionales compañeros Fernanda Rozo y Santiago Agreda,
sino también por un valiente grupo de hombres que comparten
experiencias similares a las mías.
En la siguiente conversación, abordamos temas como la
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
ansiedad y la experiencia familiar de Santiago a través del amor
y la reconciliación. Además, exploramos los roles de género y
la cultura nariñense que marcan nuestra cotidianidad. Santiago
aporta su perspectiva como abogado, deportista y amante de la
lectura, enriqueciendo así nuestro diálogo sobre estas complejas
realidades.
DANIEL: Santiago me ha acompañado desde la distancia;
ha habido un lazo que ha permanecido a través del tiempo,
permitiéndonos compartir este espacio para hablar sobre algo
que nos une profundamente: nuestra experiencia de vida trans
masculina. Santiago, ¿qué relación crees que tenemos con
nuestro pueblo? Los dos venimos de un lugar muy pequeño.
SANTIAGO D.: Gracias por la invitación. Mi nombre es
Santiago, soy un amante del deporte; me encanta ir al gimnasio,
correr, hacer natación, todo lo que implique movimiento.
Estudié leyes y soy abogado desde hace dos años, apoyando a
las empresas en su parte contractual con los clientes. También
disfruto de la lectura y me caracterizo por ser una persona
tranquila y amigable.
FERNANDA: Gracias, Santiago. Es un honor estar aquí
en este espacio tan íntimo. Mi rol es asegurarme de que
este mensaje llegue a las personas que necesitan y quieren
escucharlo.
DANIEL: Quiero comenzar esta conversación desde el
punto de origen que nos vio nacer y crecer: El Tambo, Nariño.
Es un pueblo condicionado no solo por su geografía, sino
también por su cultura, tradición y la forma en la que nos
relacionamos familiarmente y con los amigos. Santiago, ¿qué te
llevó a decidir, a los 17 años, irte del pueblo, migrar y atravesar
el país hasta Bogotá?
SANTIAGO D.: Quería buscar mayores oportunidades
afuera, ya que en un municipio las posibilidades son mucho más
restringidas. Deseaba crecer a nivel académico y profesional,
explorar otros horizontes y un contexto diferente al que se
vive en un lugar pequeño, conservador y muy arraigado a su
tradición. Buscaba huir de la incomodidad y el rechazo. Bogotá
es una ciudad más abierta; cada persona vive en su propio
mundo, es más libre y ofrece la oportunidad de empezar de
cero. Quería conocerme más, explorar otras cosas, conocer
personas y otra cultura.
FERNANDA: Gracias, Santiago, por compartir esto. Me
gustaría preguntarte qué significó para ti llegar a Bogotá y
presentarte como Santiago.
SANTIAGO D.: Salí de El Tambo a los 17 años, y en ese
momento aún usaba mis nombres anteriores. Así ingresé
directamente a la universidad; me conocían por mi nombre
femenino. Muchos de mis amigos, compañeros de clase y
profesores me conocían así, y el cambio no fue como esperaba.
No era el entorno de El Tambo el problema exacto, sino cómo
me sentía al estar en ese contexto. Realmente, cursé el primer
semestre así.
Después, cuando recién cumplí 18 años, pasé por una crisis
bastante profunda de ansiedad que me hizo replantearme muchas
cosas en mi vida. Regresé a El Tambo para recomponerme
y cambié mi nombre. Luego volví a Bogotá y comencé el
segundo semestre, esta vez con mi nuevo nombre. Hice todo
el cambio en la universidad y me presenté directamente como
Santiago a mis nuevos compañeros. Aunque ya eran otros
compañeros, hice amistad con algunos del primer semestre,
quienes comprendieron el cambio sin problemas. No estoy
seguro de lo que se comentaba a mis espaldas, pero nunca lo
supe directamente.
DANIEL: Puedo empatizar con el desafío de ser cuestionado
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
desde tu identidad, que es algo fundamental para mí. Me
interesa mucho el tema de huir y, al final, darse cuenta de que
no se puede huir de uno mismo. Cuéntanos sobre ese primer
regreso a El Tambo cuando ya estabas más libre y con la vida
más resuelta en términos de identidad, tu vida profesional,
tus amigos en la universidad, y tu familia, que también estaba
pasando por su propio proceso. ¿Cómo fue el recibimiento de
Santiago, ya más formado y maduro, en tu pueblo natal?
SANTIAGO D.: Quiero comenzar un poco antes del primer
recibimiento para comparar un antes y un después. Antes de
ir a la universidad, el contexto en el que estaba, tanto en mi
relación familiar como con la sociedad, era bastante negativo.
Aunque no experimenté transfobia directa, los comentarios y
actitudes hacia mí me afectaban profundamente. Sentía mucho
odio, tanto hacia las personas como hacia mí mismo, lo que
impactó negativamente en mi vida. Cuando me fui, realmente
no encontré lo que estaba buscando, porque el problema no era
simplemente mudarme a otro lugar.
El punto no era solo cambiar de escenario, sino recomponerme
desde adentro y desde afuera. Este proceso comenzó con la
crisis de ansiedad que experimenté. A partir de ese momento,
empecé a trabajar en mi interior y a reconstruir los lazos con
mi familia. Fue un proceso gradual, no de la noche a la mañana.
Aunque sigue siendo un proceso en desarrollo, especialmente
en los primeros tres años, la relación familiar, que antes no
valoraba tanto, se ha convertido en la más importante para mí
y ha mejorado con el tiempo.
Además, entre ir y venir, la pandemia también jugó un papel
crucial. Cuando volví a El Tambo durante la pandemia, los
lazos familiares y de amistad se volvieron más fuertes y unidos.
Cada vez que pasaba el tiempo, esos lazos se llenaban de amor
y aceptación. Después de terminar la universidad, regresé a
Bogotá, pero encontré un choque emocional. Había estado
reconectando con mi familia, sintiendo mucho amor y cariño, y
luego volví a Bogotá sintiendo que había perdido esa conexión.
Fue un choque emocional fuerte, y una de las razones por
las que decidí regresar al municipio por otros dos años. Me
cuestioné a mí mismo, pensando que quizás estaba cometiendo
un error. Aunque inicialmente quería irme lejos y empezar de
nuevo en un lugar donde nadie me conociera, todo cambió.
Me di cuenta de que los lazos internos y externos se habían
reparado, y ese no era realmente el problema.
Transición de género y roles de género
DANIEL: Para sanar los vínculos familiares, a veces la
distancia se convierte en un camino hacia la reconciliación y
la aceptación. Es fascinante el trayecto hacia la aceptación,
ya que el primer choque con nuestra identidad de género a
menudo proviene de quienes nos rodean. Desde mi experiencia,
el rechazo inicial es una sombra que muchos enfrentamos.
Recuerdo claramente el momento en que decidí cortar mi
cabello; en un pueblo pequeño, una mujer con el cabello corto
atrae miradas y murmullos. A los doce años, no sabía que esa
acción estaba relacionada con mi identidad, pero la incomodidad
me envolvía como un abrigo pesado. Fui a la peluquera de toda
la vida, esperé mi turno con el corazón en un puño. Cuando me
preguntó qué quería, busqué en la revista el primer corte que
vi en un hombre y, con una voz temblorosa, respondí: “Quiero
ese.”
SANTIAGO D.: Queramos o no, nuestra infancia y el
contexto que nos rodea son parte de nuestro ser. Estas
características que nos moldean a lo largo del crecimiento
son fragmentos de nuestra identidad. No lo llamaría fusión;
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
más bien, son matices que ya residen en nosotros, esperando
expandirse, modificarse o entrelazarse con otras cualidades.
DANIEL: En mi adolescencia, me sentí profundamente
identificado con el personaje de Dani. Escribía mi nombre
con una Y, y vivía mi identidad de género bajo la influencia
de una fuerte feminidad. ¿Qué fragmentos de esa feminidad,
de esos ecos más tempranos de Santiago, podrías compartir
hoy? Quizás algunas se han desvanecido, pero ¿qué rasgos
permanecen?
SANTIAGO D.: Por ejemplo, una de las cualidades que
aún conservo es mi empatía. Soy alguien que escucha, que se
esfuerza por entender a los demás; considero que es una virtud
esencial. Aunque algunos puedan asociarlo con lo femenino, esa
capacidad ha sido parte de mí desde la infancia. En contraste
con el rol masculino, que a menudo se expresa alzando la voz o
adoptando una postura autoritaria, mi habilidad para escuchar
y comprender sigue siendo un núcleo fundamental de mi
identidad.
La escucha frente a la actividad, los lugares de
sociabilización y la comunidad LGBT
SANTIAGO D.: En comparación con mis amigas y con
otros hombres, las conversaciones suelen ser más superficiales,
menos íntimas. Es raro que los hombres se abran de verdad
sobre lo que les sucede. Las charlas tienden a gravitar hacia
actividades compartidas: hacer deporte, jugar al fútbol, como
si esas interacciones pudieran sustituir la profundidad del
diálogo. A pesar de eso, debo admitir que disfruto del deporte;
hay algo especial en trotar o hacer senderismo en grupo. Esos
momentos de actividad conjunta son los que realmente me
conectan con los demás. También valoro el intercambio de
ideas en entornos académicos o laborales con amigos cercanos,
pero no encuentro mi lugar en las fiestas, en las discotecas.
Esos espacios me resultan ajenos, como si pertenecieran a otro
mundo donde las palabras flotan sin sentido.
DANIEL: ¿Existen lugares en tu vida que sean específicos
para la comunidad LGBT?
SANTIAGO D.: En realidad, nunca he visitado lugares
exclusivamente LGBT, ni siquiera he sentido la necesidad de
hacerlo. Mis amigos tienden a ser más conservadores; aunque
a veces discutimos temas relacionados con la comunidad, esos
espacios no forman parte de mi vida cotidiana.
DANIEL: Tu cultura nariñense es una parte fundamental
de quién eres, y también influye en otras facetas de tu vida.
Además de ser hombre y abogado, ¿qué papel juega tu
identidad nariñense? ¿Cómo impacta eso en tu identidad y en
tus experiencias?
La cultura nariñense en nuestra cotidianidad
SANTIAGO D.: Comparto muchas de mis experiencias
en Bogotá con quienes sienten curiosidad por la cultura de
Nariño. En Pasto, tenemos un carnaval hermosísimo, y para mí
es esencial dar a conocer nuestra danza, nuestro arte, nuestra
cultura del sur. A menudo, en Bogotá, me preguntan: “¿Dónde
queda Pasto? ¿Dónde queda Nariño? ¿Eso es de Colombia?”
Quiero que más personas se acerquen y descubran nuestra
riqueza cultural. Intento resaltar nuestras expresiones únicas
y nuestra forma de hablar, que a veces puede sonar curiosa
para quienes no están familiarizados. Es un rasgo distintivo de
nuestra identidad, una herencia que llevamos con orgullo en
nuestro día a día.
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TRANSITAR EN EL SUR
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FERNANDA: Como mencionábamos antes, he tenido un
gran aprecio por la cultura nariñense desde hace unos diez
años, cuando asistí por primera vez al carnaval. Me asombró
profundamente y transformó por completo mi perspectiva
sobre esa región del país y su arte. Aunque había oído hablar
del carnaval, no tenía idea de lo impresionante que era en vivo.
La experiencia me impactó, y mi admiración por el esfuerzo
que se dedica a prepararlo durante todo el año ha crecido
enormemente. La música andina también me atraviesa de una
manera especial, y espero seguir conociéndola cada vez más.
VI. SANTIAGO H
Un recorrido por la amistad, la testosterona
y nuestras perspectivas
¿Qué significa el nombre Aaron Santiago? Fue lo primero que
busqué en Google tras terminar nuestra conversación. Para mi
sorpresa, la descripción que encontré retrata con precisión lo
que Santiago Herrera representa para mí y lo que puedo ver
en él:
Aarón proviene del nombre hebreo ןֹרֲהַא (Aharon), cuyo
significado es «progenitor de mártires». También se ha
relacionado con el término egipcio «Aha Rw» (león guerrero).
Aarón significa el que sabe actuar en el momento oportuno
y encuentra lo que quiere. Respecto al hebreo, hay varios
significados, entre ellos: el que guía por el camino correcto,
el que instruye desde lo alto, el que hace crecer. El nombre
propio de Santiago tiene un origen religioso y se remonta
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
a la época del apóstol Santiago, uno de los discípulos más
cercanos a Jesús. El nombre proviene del hebreo «Yaakov», que
significa «suplantador» o «sustituto». El origen del nombre
propio Santiago proviene del hebreo y significa «Dios es mi
salvación». Santiago es un nombre propio que evoca fortaleza
y determinación. Las personas con este nombre suelen ser
valientes y audaces, dispuestas a enfrentar cualquier desafío
que se les presente. Son emprendedores y ambiciosos, siempre
buscando alcanzar sus metas y superar sus propios límites.
(Búsqueda informal en Google)
Esta es la última conversación del libro, y su final me
deslumbró. Santiago H. respondió a la pregunta sobre el origen
de su nombre, revelando que lo eligió por su significado. Cree
firmemente en los símbolos y ha forjado su esencia desde muy
temprano, cultivándola con dedicación y cuidado. Es un hombre
fuerte, emprendedor y valiente—un amigo, un hermano, un
hijo—desde siempre.
Me sorprende profundamente que Santiago H. sea trans y
elija hablar conmigo sobre ello, a pesar de la distancia que nos
separa y del poco tiempo que tenemos. Cada una de nuestras
conversaciones anteriores ha dejado una huella en mí que
nunca imaginé. La historia, la imagen y la mentalidad que mis
amigos trans han construido con tanto esfuerzo son auténticas
y admirables. Esta realidad siempre me impresiona, incluso
siendo yo también un hombre trans.
Comparten cualidades que parecen resonar en un eco
profundo: inteligencia, elocuencia, espíritu emprendedor,
disciplina, habilidades atléticas, solidaridad y profesionalismo.
En su presencia, el mundo se torna un poco más claro, y la vida,
un poco más intensa.
Es especialmente significativo, porque, incluso yo, que
he conectado con él en un círculo tan cerrado, no conocía a
Santiago H. antes de su transición. Su reserva sobre el pasado
ha hecho que nunca toquemos ese tema. De hecho, esta es una
de nuestras primeras conversaciones sobre personas trans. A
medida que hablamos, nos damos cuenta de que compartimos
un respeto genuino por las experiencias del otro. En este
diálogo, nos convertimos en espejos, reflejando la visión de
masculinidad que cada uno ha construido.
Durante nuestra conversación, nos atrevemos a explorar
nuestra identidad y a enfrentar preguntas difíciles. Santiago
H. se destaca, sin duda, por sus pensamientos organizados, su
pasión y su empeño. No tengo prejuicios sobre él ni sobre su
tránsito; su rol en la sociedad y la forma en que construye sus
relaciones han suscitado en mí una admiración constante. En su
mirada hay una profundidad que me invita a seguir indagando,
a no temer la complejidad de nuestras historias entrelazadas.
Santiago H. es un hombre de símbolos, y se enorgullece
de su signo zodiacal: Aries, un fuego intenso que representa
el origen, la primera llama y el inicio del cambio. Este signo
no solo refleja su personalidad, sino también el proceso de
transformación que ha vivido. Su transición es un símbolo
de la destrucción de viejas creencias y de la apertura hacia
nuevas posibilidades desde su propia autonomía. Así, nuestra
conversación se convierte en un espacio para explorar no
solo nuestras identidades, sino también las complejidades del
camino hacia la autenticidad.
Este diálogo se transforma en un lugar de conexión
profunda, donde indagamos no solo en nuestras historias,
sino también en las capas de significado que han acompañado
nuestro recorrido. A través de nuestra amistad, el diálogo y la
sensibilidad, descubrimos juntos la belleza de la vulnerabilidad
y la fortaleza que emana de ser fieles a nosotros mismos. En este
intercambio, el tiempo parece diluirse, y cada palabra resuena
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
con la profundidad de nuestras experiencias compartidas.
La curiosidad sobre el significado de su nombre me llevó a
investigar también el de los nuestros, con el deseo de recordar
la esencia que cada uno ha dejado en este libro. Así, decidí
esbozar una pequeña esquematización, a partir de mi propia
interpretación y de una breve búsqueda en la red.
Esteban: Coronado, desde la tradición griega. En la tradición
cristiana, se le asocia con San Esteban, el protomártir que
derramó su sangre por profesar su fe. Creativo. Carismático.
Victorioso.
En cada significado, un eco de lo que somos; en cada nombre,
una historia que aguarda ser contada.
Alejandro: Defensor, proyector, líder de gran magnetismo e
influencia; posee una notable capacidad de diálogo. Se relaciona
con la fortaleza y la perseverancia. Su origen griego significa
«el hombre que protege o defiende».
Santiago: Santiago significa «Santo lago» o «Santo Jacobo».
Se asocia con Santiago el Mayor, apóstol de Jesús. Es un líder
y guía, determinado, que inspira respeto. Curioso, amable,
abierto e intuitivo.
Jerónimo: De origen griego, significa «el que lleva un nombre
sagrado». Su nombre guarda misterio, y su carácter es abierto
y dinámico, dotado de capacidad resolutiva, lo que lo convierte
en un líder natural. Es leal, responsable y se compromete al
máximo.
Daniel Felipe: Daniel significa «justicia de Dios». Es generoso
y digno de confianza; sensible, busca aprobación y da más de lo
que recibe. Felipe es carismático, respetuoso y un líder sensato.
Su nombre evoca nobleza y respeto.
Cada nombre es un susurro de lo que llevamos dentro, una
narrativa entrelazada que define quienes somos en la vastedad
de nuestras experiencias.
Nariño: un escenario en el cual se gestan vínculos de
solidaridad entre hombres trans
SANTIAGO H.: Muchas gracias por invitarme a este espacio
y por la oportunidad de compartir un poco sobre mi experiencia.
Mi nombre es Santiago, tengo 24 años y actualmente resido
en Pasto. Estudio un técnico en gestión empresarial los
sábados. Además, tengo mi propia microempresa, dedicada
a la producción de sogas y lazos ganaderos. Me encantan
los animales, especialmente los perros. En fin, estoy muy
entusiasmado con lo que hago y con las oportunidades que se
presentan en mi camino.
DANIEL: Qué bueno oír eso, Santiago. ¿Siempre has vivido
en Pasto?
SANTIAGO H.: Sí, siempre he vivido aquí en Pasto.
En la sencillez de sus palabras, se percibe la profundidad
de una vida tejida con sueños y anhelos, donde cada día es una
nueva oportunidad
DANIEL: ¿Cómo ha sido la experiencia de vivir en Pasto y
estar rodeado de la tradición, la cultura y el arte? ¿Qué papel
juega la cultura y el arte nariñense en tu vida?
SANTIAGO H.: Me encanta la música nariñense. También
me fascina la parte cultural de los carnavales y su música.
Siempre ha sido algo que he disfrutado, como si formara parte
de mi esencia.
DANIEL: Santiago y yo nos conocemos desde hace ya
algunos años, ¿cierto?
SANTIAGO H.: Nos conocemos desde hace unos diez años.
Teníamos 15 o 16 años en aquel entonces.
DANIEL: ¿Te acuerdas cómo nos conocimos?
SANTIAGO H.: Recuerdo que, al principio, hablamos mucho
sobre música. Nos conocimos por chat durante la transición, y
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luego surgió la oportunidad de salir juntos en Halloween. Fue
genial; tomamos un poco y nos reímos mucho. La verdad, fue
una experiencia muy chévere.
DANIEL: Sí, siento que tenemos una gran conexión. Sin
embargo, no hemos tenido la oportunidad de estar juntos
durante períodos largos. Es un vínculo que se creó en un
momento específico y que ha perdurado con el tiempo.
SANTIAGO H.: Sí. Siempre ha habido un vínculo muy
chévere entre nosotros.
En cada palabra, resuena la historia de una amistad forjada
en risas y música, un lazo que, a pesar de la distancia, se
mantiene vivo como un eco en el tiempo.
DANIEL: Es un vínculo genuino, como si nos conociéramos
bien o tuviéramos mucha confianza, a pesar de que solo nos
hemos visto una vez..
SANTIAGO H.: Exacto. Pero sí, chateábamos bastante
al principio. Hablábamos mucho, especialmente de música.
Recuerdo que una vez me enviaste una canción de Superlitio.
Imagínate, tengo muchos recuerdos de eso.
DANIEL: Tú tienes buena memoria. Yo soy historiador y, a
veces, no me acuerdo bien de los sucesos de mi vida.
SANTIAGO H.: Ay, no, pero realmente eres muy inteligente,
muy “pepa”. Te admiro mucho, en todo el sentido de la palabra.
Gracias a ti, siento que ha sido un proceso más fácil crear este
proyecto y hablar sobre la transición en general. Siempre he
sentido que tengo una voz de aliento en mis amigos trans. Si
no tuviera su apoyo, si estuviera aislado, el peso del estrés, la
ansiedad y la tristeza sería mucho mayor. Pero los momentos
compartidos con mis amigos son tan reconfortantes que
perduran a lo largo de los años.
DANIEL: En Santiago, queremos conocer un poco sobre
esas experiencias en paz. Contextualizando, Pasto es una
ciudad pequeña, con muchos menos habitantes que Bogotá. La
tradición y la cultura crean una comunidad en Pasto, donde los
lazos son más fuertes y la gente tiende a conocerse mejor.
SANTIAGO H.: Exacto, sí. Aquí la ciudad es pequeña y
la gente suele hablar entre sí. A veces, incluso conocen a los
papás de uno. Imagínate, conforme pasa el tiempo, las familias
también se conocen. Así es, es una ciudad pequeña, hay amigos
en común y muchas conexiones.
En el entrelazado de sus palabras, se percibe la calidez de una
comunidad que, a pesar de su tamaño, resuena con la fuerza de
las relaciones auténticas, donde cada encuentro es una historia
que aguarda ser contada.
DANIEL: Asimismo, pasa con los hombres trans; casi todos
nos conocemos
SANTIAGO H.: Eso, eso también. Uno ya sabe cuántos
hombres trans hay, quiénes son y cómo se llaman. De los
que estamos aquí en Pasto y de los que tengo fuera, como tú.
Aunque no hablamos mucho, cuando compartimos momentos,
hay una buena conexión.
DANIEL: ¿Alguna vez has peleado, discutido o tenido algún
conflicto con un hombre trans?
SANTIAGO H.: Sí, pero no por formas de pensar. Más que
todo, ha sido por cuestiones de chicas.
En esas palabras se dibuja un paisaje de complicidad y
tensiones, donde las amistades se entrelazan con los matices
de la vida cotidiana, reflejando la complejidad de las relaciones
humanas en un mundo que, aunque pequeño, está lleno de
matices.
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
Nuestros modelos de masculinidad y de transición, la
presión desde la psiquiatría
DANIEL: Hablando sobre la infancia, ¿qué modelos
masculinos o de masculinidad llegaron a ti primero? ¿Cuáles
fueron esos referentes, ya sean cis o una masculinidad trans?
Para mí, tú eres un referente y lo has sido desde el inicio. Me
acerqué a ti porque fuiste el ejemplo del lugar al que quería
llegar en mi transición. Así que, si pudieras volver a tu infancia,
yo me acuerdo de que...
SANTIAGO H.: ¡Qué lindo saber eso!
DANIEL: Siento que tu transición se hizo con potencia,
impacto y valentía. Fue un proceso que iniciaste en tu
adolescencia, y por eso, fuiste un referente de masculinidad
trans para mí. Eso me ayudó mucho a creer en la posibilidad de
ser hombre trans.
SANTIAGO H.: Me hace feliz realmente. Respondiendo a
tu pregunta, cuando era pequeño, mi referente masculino fue
mi papá. Hablando de géneros, durante mi adolescencia, un
chico trans que me inspiró fue Aydian Dowling, de Estados
Unidos. Lo investigué porque me pareció interesante. Él fue
un referente; pensé que era chévere cómo se veía y la seguridad
que tenía. Eso fue al inicio de mi transición.
DANIEL: ¿Recuerdas cómo llegó esa información a ti?
SANTIAGO H.: Sí, buscaba bastante en YouTube porque
sabía que existía la transexualidad. Había un chico que era
novio de una ex, llamado Dani, y él era un chico trans. Entonces
pensé: “Ve, sí ha habido otros”. Imagínate, ni siquiera sabía
que podía hacer mi transición, pero gracias a eso lo descubrí
y comencé a investigar. Cuando vi a Aydian, dije: “Wow, qué
chévere verme así”. Así que empecé a hablar con mis papás. Con
mi mamá fue difícil; fue muy duro, pero al final lo aceptamos
DANIEL: Yosiento que cuando encuentras un referente, es
muy significativo. Recuerdo que el primer hombre trans que vi
fue en un documental por televisión. En ese momento, pensé:
“Yo soy eso”.
SANTIAGO H.: ¿Cierto? Es como, “mierda, me identifiqué,
sí soy”.
DANIEL: Pero en dos segundos, no pasó más. Vi y tomé la
decisión en ese momento. Me parece impactante que algo así no
se ponga en duda; fue tan rápido...
En sus palabras, hay una mezcla de nostalgia y
descubrimiento, un viaje que revela cómo los referentes pueden
iluminar caminos en medio de la confusión, convirtiendo
momentos efímeros en hitos que perduran en el tiempo.
SANTIAGO H.: Exacto, total. Es como lo que fue. Es como
lo que fue. Imagínate que te voy a compartir algo muy privado.
Tuve que pasar por psiquiatría tres veces para que me validaran,
especialmente por parte de la familia de mi mamá. Pero todos
los psiquiatras dijeron: “Sí, sí, sí lo es”.
DANIEL: Considero que cuando uno atraviesa esas
valoraciones psiquiátricas, no sé por qué, pero uno se reafirma
más. También creo que es una forma de presión, porque ahí
comienza una presión sobre la masculinidad. En mi caso, se
me metió en la cabeza que tenía que demostrar siempre ser la
versión más masculina de mí.
Las palabras fluyen como un río que arrastra dudas y
certezas, revelando el peso de la búsqueda de validación en un
mundo que a menudo exige un cumplimiento estricto de los
roles. En esta lucha interna, cada experiencia se convierte en
un peldaño hacia la autenticidad.
SANTIAGO H.: La vida, la sociedad o las circunstancias
te empujan a demostrar esos aspectos de ti, en este caso, la
masculinidad. Es como una presión social constante.
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COLECTIVO ANDINXS
DANIEL: Eso es lo que estábamos hablando hace un
momento: la presión social sobre la masculinidad que llevamos.
Espero que eso cambie para las futuras generaciones. Deseo
que las infancias trans puedan vivir su transición de una
forma más paulatina, tal vez con mucha más información y
acompañamiento. Necesitamos un apoyo que ayude a construir
masculinidades en espacios seguros, porque siento que tanto tu
experiencia como la mía han estado marcadas por la necesidad
de demostrar la masculinidad que tenemos, y eso también nos
ha afectado.
En sus voces resuena un anhelo compartido, el deseo de que
las generaciones venideras encuentren caminos menos cargados
de expectativas, donde la autenticidad pueda florecer sin las
cadenas de la presión social. Cada palabra es un paso hacia la
transformación de un futuro más comprensivo y compasivo.
Machismo en Nariño y transfobia
DANIEL: ¿Cuál es tu posición hoy frente al machismo tan
arraigado en nuestra sociedad? Y, en relación a Nariño, ¿cómo
crees que se expresa ese machismo o cómo lo has sentido tú en
la sociedad nariñense?
SANTIAGO H.: Hablando de Nariño, en las veredas y
pueblos donde trabajo, se observan muchas actitudes machistas.
No solo son experiencias directas, sino también el entorno que
puedes ver, analizar y escuchar. En los pueblos, y también aquí en
Pasto, hay personas de nuestra edad que tienen una mentalidad
más abierta y no están de acuerdo con esos comportamientos.
Sin embargo, están muy arraigados. Es difícil dar una respuesta
clara, pero podríamos decir que la situación en Pasto es como
un 50/50.
DANIEL: En tu círculo, ¿alguna vez has intervenido en
situaciones machistas, diciendo algo como “espera, eso es
machista”?
SANTIAGO H.: Sí, sí me ha pasado. He tenido compañeros
del técnico e incluso amistades de la comunidad LGBT+ aquí
en Pasto que son machistas. He escuchado y visto actitudes así.
Chicas lesbianas me han atacado a mí y a mis amistades, puesto
que no aceptaban la transexualidad y me hacían sentir mal por
eso.
Es doloroso, porque esas experiencias me han llevado a
alejarme de ciertas amistades. A veces, te alejas de personas
por sus formas de pensar. He conocido a personas en mi círculo
que actúan de manera machista y transfóbica, y eso te aísla.
Con respecto a las marchas, asistí un par de veces, pero
no volví. No quería encontrarme con esas personas que ya sé
cómo piensan y que me han atacado. Es una doble moral que
me molesta, así que prefiero no involucrarme.
DANIEL: Comprendo que son temas muy difíciles, porque
es una situación en la que la sociedad afecta a las personas trans.
Cuando hablamos de transfobia, es importante usar la palabra
con sentido, ya que debemos visibilizar que hay hombres
trans que sufren transfobia, incluso en etapas avanzadas de
su transición, donde han alcanzado una realización personal
y corporal. Aun así, el ataque transfóbico persiste, y muchas
personas lo están viviendo.
Desde nuestro espacio, enviamos apoyo a través de estos
canales para visibilizar este tipo de violencias desde nuestra
propia experiencia. También buscamos que este mensaje de “no
a la transfobia” llegue e impacte.
En el trasfondo de sus palabras, se revela la lucha constante
contra las corrientes sociales que buscan silenciar y oprimir, un
esfuerzo por construir puentes de empatía y visibilidad en un
mundo que a menudo ignora su dolor.
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
Visibilidad como hombre trans
DANIEL: Estaba pensando en hacerte una pregunta: ¿eres
visible en la sociedad como hombre trans? ¿Qué piensas sobre
la visibilidad trans desde tu perspectiva personal?
SANTIAGO H.: ¡Ahí está la pregunta! Sobre ser visible, sí,
lo fui durante mis dos primeros años, como te comentaba antes
de la entrevista. Sin embargo, después comencé a conocer a
más personas y decidí no hablar de ello. Simplemente me
presentaba sin tener que explicar nada. Hay quienes ni siquiera
sabían sobre mi identidad, y en mis redes sociales compartía
muy poco al respecto. Esto se debe a las experiencias que nos
forjan y nos transforman.
DANIEL: Para mí, ser visible como hombre trans es un reto,
pero también es una decisión que tomo desde el amor por mi
propia experiencia. Es una forma de reconciliarme conmigo
mismo, ya que he sufrido mucho tratando de esconderme. Este
es mi contexto, donde intenté ocultarme como hombre trans,
pero no pude hacerlo durante la universidad.
Con el tiempo, empecé a apropiarme del tema y, a partir de
la violencia que sufrí, pude resignificar mi experiencia. Tomé
la decisión de ser visible porque sentí que ya no tenía nada más
que perder.
En sus palabras, hay un eco de valentía y transformación,
un viaje hacia la aceptación que se despliega entre las sombras
de la inseguridad, revelando el poder de la visibilidad como
un acto de amor propio en un mundo que a menudo tiende a
silenciar.
SANTIAGO H.: Eso también es una parte muy linda
y admirable, la verdad. Para mí, es liberador compartir mi
experiencia con personas en quienes confío. Por ejemplo,
recientemente hablé con un profesor al que admiro mucho. A
pesar de su experiencia, había términos que no entendía, así
que se los expliqué.
Cuando veo que hay personas con las que puedo compartir
mi experiencia, lo hago. Sin embargo, para mí es un poco difícil
hacerlo en general, porque a veces la gente reacciona de manera
negativa.
DANIEL: Es importante que nuestra sociedad realice un
acto de conciencia y reparación hacia todas esas violencias
invisibilizadas que son muy valiosas. El hecho de que un
hombre trans decida no hacer visible su experiencia, incluso
cuando desea hacerlo, refleja una realidad compleja. A veces, lo
hace con gusto, pero también hay momentos en los que no es
posible.
SANTIAGO H.: Exacto, cuando decido no compartirlo, es
porque la persona no se presta para ello. Pero cuando encuentro
a alguien que realmente me aprecia, es como, “qué chévere,
pude soltar esta parte de mí”. Así lo veo.
Testosterona
DANIEL: ¿Crees que algún día podrías dejar de usar
testosterona?
SANTIAGO H.: No, no, no. La verdad es que no creo que
eso ocurra.
DANIEL: ¿Has considerado cambiar la testosterona por
testo gel, por ejemplo?
SANTIAGO H.: He investigado sobre el tema ¿cierto?, pero
prefiero seguir inyectándome la testosterona.
DANIEL: ¿Te la inyectas solo?
SANTIAGO H.: Me la inyecta Sol.
DANIEL: ¿Te duele?, yo siento que cada mes me duele más.
SANTIAGO H.: Yo pienso lo contrario. No me duele;
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simplemente, después de la inyección, hago unas 20 sentadillas
para que el líquido se distribuya mejor en el organismo. Creo que
es importante moverse un poco, ya sea caminando, corriendo o
trotando. He leído que si te acuestas, el líquido se retiene, así
que es mejor hacer algo de ejercicio después de inyectarte.
En sus intercambios, la conversación fluye como un río
que atraviesa paisajes de confianza y vulnerabilidad, donde la
experiencia se convierte en un puente hacia la conexión. La
risa y la seriedad se entrelazan, revelando la danza de la vida
cotidiana y los pequeños rituales que nos ayudan a navegar en
medio de la complejidad de ser quienes somos.
DANIEL: Creo que la testosterona ha tenido un impacto
significativo en mí. Hubo un momento en que sentía que
experimentaba mucha dopamina, como si esa energía me
llenara.
SANTIAGO H.: Y mucha energía, como si tuviera un
impulso enorme para hacer varias cosas. A mí me pasa eso;
siento que me inunda.
DANIEL: A mí no me apaga nadie, puedo hacer…
SANTIAGO H.: ¿Sí o no? Ejercicio, por ejemplo.
DANIEL: Puedo estar todo el día haciendo de todo: vueltas,
cosas y sigo sin parar.
SANTIAGO H.: Sí, te vuelves insaciable.
DANIEL: Creo que con los años uno empieza a controlar
más esa energía, ¿cierto?
SANTIAGO H.: Totalmente. También he notado que el
insomnio puede ser un efecto del exceso de energía. Pero, poco
a poco, voy aprendiendo a manejarlo.
En este diálogo, la energía se convierte en un hilo conductor,
un río que fluye entre ellos, llenando el espacio con un sentido
de vitalidad compartida. La risa y la reflexión se entrelazan,
creando un ambiente donde la lucha por el equilibrio se siente
como una danza constante.
Licor, cigarrillo y salud mental
DANIEL: ¿Cómo te va con el alcohol y el cigarrillo? ¿Has
podido dejarlos?
SANTIAGO H.: Sinceramente, el licor lo consumo de
forma muy ocasional, pero sigo fumando cigarrillos. Sé que
es perjudicial y, cuando se lo menciono a mi endocrinóloga,
siempre me regaña, diciendo que no debo fumar ni beber, que
tengo que ejercitarme. Pero el cigarrillo sigue siendo constante,
especialmente por la ansiedad. Así que sí, sigo fumando
DANIEL: ¿Crees que la ansiedad es resultado de vivir como
hombre trans? He notado que muchos aquí han mencionado
lidiar con la ansiedad, como si fuera un efecto secundario de
esa vivencia
SANTIAGO H.: Sí y sí, definitivamente tiene que ver. No
sé, pero parece que ser ansiosos es algo común entre nosotros.
En este intercambio, las palabras flotan en el aire como
humo, cada una cargada de experiencias y reflexiones. La
ansiedad, esa sombra persistente, se convierte en un tema de
conexión, revelando la fragilidad compartida en la búsqueda de
la paz interior en medio de las turbulencias de la vida.
Nuestros nombres: una elección
DANIEL: Porque hay que hacer un buen final, quiero
preguntar: ¿por qué decidiste llamarte Santiago?
SANTIAGO H.: Estuve pensando en el nombre de Aarón
Santiago. Me gustaba porque me parecía masculino y eso me
atraía. Leí un poco sobre el nombre y sentí que resonaba con mi
personalidad. Era importante para mí, ya que, como mencionas,
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buscaba esa parte de la masculinidad que se vive así. No sé,
siento que refleja una parte de mí.
DANIEL: Comprendo. También pensé en un nombre
masculino que pareciera que me lo puso mi mamá y no yo.
SANTIAGO H.: Ay, pero qué bonito.
DANIEL: Gracias por compartir todos tus pensamientos
con nosotros. Estaremos muy pendientes de hacer el mejor
trabajo posible con esto.
SANTIAGO H.: Gracias a todos por incluirme en este
proyecto y por escucharme. Espero que mi experiencia sirva
de ayuda.
DANIEL: Por supuesto, estoy seguro de que tu experiencia
y nuestra conversación llegarán a donde necesiten. También
espero que pueda ser escuchada. Ha sido todo un viaje, un
proceso hacia mí mismo, y me alegra haberlo compartido con
ustedes.
SANTIAGO H.: ¡Qué chévere!
DANIEL: Un hombre trans vive su subjetividad política
completamente; su transición permite un cambio en su realidad
social y política. Creo que cuando la sociedad decide ignorar
lo que hemos transitado, se generan violencias y se nos niega
la existencia. Cuando afirmamos que existimos, a menudo nos
ocultan nuevamente o nos lastiman. Hablar contigo es, por lo
tanto, un acto de resistencia frente a eso.
SANTIAGO H.: Qué lindo poder compartir esto contigo
y con ustedes. Para mí, realmente es muy valioso, y me alegra
poder verte también, amigo.
En este cierre, las palabras se entrelazan como los hilos de
una historia compartida, donde cada experiencia se convierte
en un testimonio de resistencia y esperanza. La conexión se
siente palpable, un puente entre dos realidades que buscan ser
vistas y comprendidas.
UN FINAL ABIERTO,
UNA HISTORIA VIVA
Conclusiones
A pesar de que nuestro proceso creativo e investigativo ha
llegado a una etapa de cierre, es fascinante destacar que aún
queda un camino por recorrer en la divulgación. Seguiremos
trabajando para difundir este libro, las piezas artísticas y
nuestro podcast, Transitar en el Sur. Nos entusiasma la idea
de buscar maneras creativas de presentar estos productos al
público, apoyándonos en el multiformato, las redes sociales y
los medios digitales. La apertura de esta puerta nos llena de
emoción.
Lo que comenzó como una simple iniciativa ha evolucionado
hasta convertirse en un proyecto investigativo sólido, con
elementos creativos que han encontrado su lugar en el espacio
público y digital.
En cuanto a la propuesta artística, las ilustraciones, ya sea de
forma individual o en conjunto, constituyen una obra coherente
capaz de representar una idea completa. Las ilustraciones de
Santiago son especialmente destacables por varias razones.
En primer lugar, forman una obra autónoma que puede ser
apreciada tanto junto al libro como de manera independiente.
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
Estas ilustraciones transmiten conceptos, sentimientos y
elementos del arte andino y queer, otorgándoles un profundo
sentido.
Además, contar con esta obra es un verdadero tesoro, fruto
de nuestra colaboración con un artista tan talentoso como
Santiago. Nos alegra enormemente que sea parte del colectivo,
pues su trabajo nos sorprende día tras día. Aunque sabemos
que es excepcional en lo que hace, sus ideas son innovadoras y
reflejan su esencia más profunda, aportando un arte propio que
desafía las convenciones, enraizado en lo andino y con un toque
disruptivo y queer.
Este viaje, lleno de descubrimientos y conexiones, se
convierte en un testimonio de lo que podemos lograr cuando
unimos nuestras voces y visiones. La historia continúa, y nos
emociona compartirla.
Diablos somos y seremos. Jugando a una vida
condenada por las especulaciones y los prejuicios
del mundo.
Seis lágrimas llora el diablo, solo una por cada
historia; al diablo se le ha condenado a no ver el
sol, a vivir dentro del Volcán.
Me pregunto: ¿soy yo el diablo o diabólicos son
los ojos que me ven?
Masacrado ante la Pacha se legitima mi muerte.
Me desangraba y ella no podía hacer nada por
mí, ni yo por ella.
Obligado a pasar desapercibido, me cuestiono:
¿por la luz de quién? Castigados por la
moralidad, ¿por la moralidad de quiénes?
Este proyecto también ha encontrado su camino en el
mundo de la divulgación, lo que nos ha permitido operar en
multiformato y alcanzar un público amplio y diverso. Un
ejemplo de ello es el podcast Transitar en el Sur, una reflexión
sobre la posibilidad de compartir nuestras ideas con los demás.
Gracias a los recursos disponibles durante la investigación,
logramos grabar las voces de estos hombres en cada
conversación. Esto nos permitió enriquecer nuestro equipo con
colaboradores que han aportado color y entusiasmo al proyecto.
Entre ellos se encuentran PARS y Pigheaded, encargados
de la edición de audio y de la creación del tema principal,
respectivamente, quienes han dado vida a nuestro podcast.
También contamos con el talento de Victoria Maldonado,
cuya habilidad en la redacción y corrección de estilo asegura
que nuestro mensaje llegue de manera clara y resonante al
lector. Jefferson Cifuentes se encargó de la fotografía del
evento de socialización que tendrá lugar en octubre de 2024,
y Santiago Rozo ha estado al frente de la grabación de video
y el acompañamiento en las actividades de socialización,
performance e instalación.
Deseamos utilizar nuestras herramientas profesionales como
colectivo para transmitir este mensaje de forma transparente,
con el apoyo de nuestros colaboradores. Queremos invitar al
público a interactuar con nuestro contenido a través de redes
sociales y plataformas digitales. La idea fue crear un producto
dinámico, accesible e inmediato, capaz de traspasar fronteras.
Nuestro objetivo es hacer un producto de calidad que impacte
desde la sensibilidad, el arte y la escritura.
Estamos muy felices de anunciar los resultados obtenidos
hasta ahora y confiamos en que nuestras bases nos permitirán
continuar con la divulgación en el futuro inmediato. La estrategia
de divulgación creada por Fernanda Rozo ha demostrado ser
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
efectiva, proporcionándonos nuevas herramientas, contenido y
recursos cada día para transmitir nuestras ideas y conectar con
el público. Contribuimos a erradicar la transfobia y visibilizar
identidades trans masculinas. Este proyecto puede servir como
insumo para discusiones e incluso ser utilizado de manera
pedagógica, gracias a las estrategias diseñadas por Fernanda
durante este viaje.
Así, seguimos caminando, creando puentes donde antes
había muros, y tejiendo una red de voces que resuenan en la
búsqueda de autenticidad y comprensión.
Así mismo, la escritura de este proyecto me ha llevado a una
profunda revisión interna, una odisea hacia mi interior donde
he podido conectar conmigo mismo a un nivel más profundo.
Cada encuentro con los hombres trans entrevistados—mis
amigos, paisanos, compañeros, colegas—me llevó a reflexionar
sobre diferentes partes de mí.
A pesar de mis esfuerzos por ofrecer lo mejor de mí para que
todo fluyera adecuadamente durante nuestras conversaciones
y en la logística del proyecto, me sorprendió gratamente
reconocer que ellos también dieron lo mejor de sí mismos.
En cada capítulo, fui sostenido emocionalmente por su ser
más genuino, vulnerable y auténtico. Los hallazgos de esta
investigación me han demostrado que el camino para contar
nuestras historias es extenso; sin embargo, nuestra comunidad
trans está dispuesta a compartir su experiencia cuando hay una
escucha genuina, contribuyendo a la sociedad con un mensaje o
reflexión que a menudo nace en soledad, desde espacios íntimos
o redes de apoyo reducidas.
Es fascinante considerar los conceptos incluidos en esta
investigación, especialmente desde la perspectiva geográfica.
Regresar a lugares donde puedo dialogar sobre la complejidad
local, regional, nacional y global es siempre un placer. Estas
dimensiones enriquecen el panorama investigativo, permitiendo
entender problemas complejos desde los entramados
socioculturales locales. Por ejemplo, Nariño, San Juan de
Pasto—con su imponente Volcán Galeras—y El Tambo son
escenarios cargados de simbolismo que se remontan a las
raíces andinas y se manifiestan en las sociedades actuales con
el espíritu del Sur.
Esta historiografía me permite evidenciar un mundo
establecido en Nariño a partir de los estudios regionales y
andinos, brindando diversas perspectivas sobre la realidad
nariñense. Quiero vincular esta propuesta a esa historiografía
regional para incluir también los estudios de género, resaltando
la epistemología del Sur para reivindicar estas historias y
su visibilización dentro del panorama académico regional y
nacional. Así, hemos podido rescatar propuestas investigativas
de otros autores para enriquecer este paisaje.
Finalmente, integramos conceptos como: Nariño, machismo,
visibilidad como hombre trans, testosterona, ansiedad, estrés,
transición, masculinidad disidente y dualidad. La apertura que
han mostrado estos hombres al hablar sobre su vida personal
tiene un valor simbólico significativo; estamos trabajando
desde sus experiencias vitales, nutriendo esta investigación con
sus relatos y perspectivas.
En este viaje, cada voz se convierte en un eco, resonando más
allá de nuestras historias individuales, y así, juntos, tejemos
una narrativa más rica y compleja que trasciende fronteras y
limitaciones.
En este sentido, ha sido fundamental para mí expresar
mi experiencia vital. A lo largo de “Transitar en el Sur”, me
comprometí a confrontar esas partes de mí que a menudo
relego al silencio. Escuché las historias de mis compañeros
con complicidad y profundo respeto, contextualizando nuestra
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
vivencia y dotándola de un soporte teórico que abarca tanto
los estudios de género como los culturales, permitiendo una
comprensión más rica de nuestras perspectivas territoriales y
locales.
En nuestras tertulias, resignificamos nuestra compañía como
individuos trans en este proceso colectivo. Esta travesía ha sido
una poderosa afirmación de nuestra identidad y resistencia;
hemos tejido un relato que no solo refleja nuestras luchas, sino
que también celebra nuestra diversidad y autenticidad.
Este es solo el comienzo. Cada historia compartida es una
semilla plantada en el terreno fértil de la comunidad, un eco que
resuena en el tiempo, abriendo caminos hacia un futuro donde
nuestras voces sean escuchadas y valoradas. La travesía que
emprendemos juntos nos invita a seguir explorando, a seguir
contando, porque en cada palabra hay un destello de esperanza
y en cada experiencia, un paso hacia la transformación.
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NOTAS
1. Preciado plantea que la “cuenca ontológica” es el espacio normativo
en el cual los cuerpos son disciplinados y clasificados, un campo en
el que no solo se moldean las identidades, sino que se define qué tipos
de existencia son posibles y cuáles son marginadas. Dentro de esta
“cuenca” coexisten fuerzas médicas, legales y sociales que buscan estabilizar
el género, la sexualidad, y las formas de vida en categorías
fijas, limitando la posibilidad de cambio y desviación. Para Preciado,
este marco es sostenido por un biopoder que actúa a través de instituciones
(medicina, psicología, religión, etc.) para gestionar y producir
cuerpos “normales,” limitando las subjetividades a cumplir roles
prescritos. Así, existe una desigualdad ontológica de las identidades,
donde las que son disidentes, se ven estigmatizadas. Véase: Ernesto
Castro. 2022. «Dysphoria Mundi En Madrid (Ft. Paul B. Preciado)».
https://www.youtube.com/watch?v=SomTT3n5hjQ.
2 Para revisar datos poblacionales en Nariño, véase: ODDR, Observatorio
de Procesos de Desarme, Desmovilización, «Caracterización
del departamento de Nariño», Bogotá: Universidad Nacional
de Colombia. UNICEF (2011). www.observatorioddr.unal.edu.co
(consultado 11 de febrero de 2021).
3 Sobre el racismo, y especialmente la clandestinización estructural
del pensamiento afro colombiano, véase: Ordóñez, D. F. (2021).
Música, instrumentalización y segregación : de (construcción) del
discurso oficial sobre identidad nariñense desde el Carnaval de
Negros y Blancos en Nariño. Recuperado de: http://hdl.handle.
net/10554/57626.
4 «Nariño se divide en tres zonas naturales: la Llanura del Pacifico,
que ocupa el 52% del departamento; la Región Andina, 46%;
la Vertiente Amazónica, 2%. (Villora de la Hoz, 2007)». Véase:
ODDR, Observatorio de Procesos de Desarme, Desmovilización,
«Caracterización del departamento de Nariño», 8.
5 Realizo un análisis sobre la identidad nariñense a partir de la historiografía
del Carnaval en mi investigación de Trabajo de Grado
para optar por el título de historiador, en ella utilizo categorías de
la geografía, la historia y la musicología para enfrentar la invisibilización
de las distintas identidades políticas, sociales, territoriales
y culturales dentro del departamento tomando como referencia
las distintas representaciones del Carnaval a nivel regional. Véase:
Ordóñez, D. F. (2021). Música, instrumentalización y segregación.
6 Antropóloga, Mg. en Etnoliteratura; Docente Asociada de la
Universidad de Nariño; directora Grupo de Investigación GRINE-
SETA, Integrante Junta Directiva y Comité de Cultura de CORPO-
CARNAVAL, secretaria técnica Qhapaq Ñan – Colombia
7 El documento a pesar de posicionar el Carnaval como Patrimonio
Inmaterial de la Humanidad no entra en discusiones sobre la identidad,
y podría incluso perpetuar discursos de exclusión o basados en
estereotipos sobre las distintas poblaciones en Nariño. Para ampliar
esta información, véase: Ordóñez, D. F. (2021). Música, instrumentalización
y segregación.
8 Ordóñez, D. F. (2021). Música, instrumentalización y segregación.
9 Es importante ubicar la categoría de transnacionalidad, para
poder analizar el entramado regional más allá de los límites del
Estado-nación, situando la región nariñense como una región que
se moviliza culturalmente en la frontera y recoge en su entramado
musical la influencia empírica de la cultura musical de Ecuador.
Para más información sobre transnacionalidad y música en Nariño,
véase: Luis Gabriel Mesa Martínez, «Del Cafetero, de Maruja Hinestrosa,
al Hombre macho, de Adán Guevara: género y transnacionalidad
entre Colombia y Costa Rica». Cuadernos de Música, Artes
Visuales y Artes Escénicas 13, n.º 2 (2018).
10 «Programación Oficial - Carnavaldepasto». 2023. Carnavaldepasto.
30 de diciembre de 2023. https://carnavaldepasto.org/programacion-oficial/.
Montilla, Angela María, y Angela María Montilla. s. f. «Canto A
la Tierra En el Carnaval de Negros y Blancos En Pasto». https://
www.radionacional.co/cultura/ferias-y-fiestas/canto-a-la-tierra-encarnaval-de-negros-y-blancos-pasto.
12 «[CAMPAÑA INTI RAYMI] Diablo Huma, la Conexión Con
el Cosmos, En la Fiesta del Sol – Ministerio de Turismo». s. f.
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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
https://www.turismo.gob.ec/diablo-huma-la-conexion-con-el-cosmos-en-la-fiesta-del-sol/.
13 «[CAMPAÑA INTI RAYMI] Diablo Huma, la Conexión Con
el Cosmos, En la Fiesta del Sol
14 Pulido, Ana Pinilla. 2018. «EL INTI RAYMI (FIESTA DEL
SOL). DE LA REVITALIZACIÓN A LA REIVINDICACION
DE LA COSMOVISION DE LOS PUEBLOS/NACIONES AN-
DINAS EN MADRID». 2018. https://www.redalyc.org/journal/148/14858409004/html/.
15 Uno de los eventos más representativos es la noche de tríos y
una gala musical con artistas nacionales e internacionales. Véase:
«Onomástico De San Juan De Pasto». s. f. SITUR NARIÑO.
Accedido 12 de octubre de 2024. https://situr.narino.gov.co/even-
tos/onomastico-de-san-juan-de-pasto#:~:text=La%20tradici%-
C3%B3n%20religiosa%20hace%20parte,celebra%20el%2024%20
de%20junio.
16 Villages, Sos Children’s. 2022. «Inti Raymi: Un Llamado de las
Familias En Nariño A Avivar Nuestras Raíces Para un Buen Vivir».
Aldeas Infantiles SOS Colombia, 11 de octubre de 2022. https://
www.aldeasinfantiles.org.co/noticias/2022/inti-raymi.
17 La propuesta de este libro contrasta con la producción judeocristiana
sobre el bien y el mal, que se basa en la tradición hebrea
analizada por Arturo Graf en su obra El Diablo. Según Graf, los
hebreos consideraban a las deidades de otros grupos como inferiores,
lo que les llevaba a subestimarlas y atribuirles características
malignas. En este contexto, Satanás se interpreta como una amalgama
de estas deidades invisibilizadas. Véase: El Diablo. 1991. 1.a ed.
España: Montesinos Editor. https://books.google.com.ni/books?id=R0NRGSXqqoAC&printsec=frontcover&source=gbs_ge_summary_r&hl=en#v=onepage&q&f=false.
18 El término “King” proviene de Drag King, una práctica en la
que se realiza un performance del género masculino, tradicionalmente
llevada a cabo por mujeres cisgénero con fines artísticos. En
este contexto, Paul B. Preciado propone ampliar el término para
incluir a personas no binarias o trans masculinas, que han sido
corregidas esquemáticamente por el sistema de género binario. Este
grupo es diverso e incluye también a mujeres con una expresión de
género masculina o disidente, hombres trans y personas no binarias,
especialmente aquellas identificadas como AFAN (Asignadas
Femeninas Al Nacer). Sin embargo, desde mi perspectiva, el concepto
no se limita solo a estas categorías de género y sexualidad. Según
Preciado, estas personas se distinguen por llevar a cabo prácticas
disruptivas del género. Además, Preciado utiliza el término “King”
al referirse a una comunidad en Chile, donde también resalta los
lazos de fraternidad entre sus miembros.
19 Concepto utilizado para visibilizar sobre todo identidades no
binarias y trans masculinas. Asignado Femenino al Nacer.
20 Colaboradores de Wikipedia. 2024. «Paul B. Preciado». Wikipedia,
la Enciclopedia Libre. 11 de septiembre de 2024. https://es.wikipedia.org/wiki/Paul_B._Preciado.
21 El término describe cómo el capitalismo actual entrelaza la
industria farmacéutica y la pornográfica para controlar cuerpos, deseos
e identidades. Este sistema funciona a través del uso de sustancias
químicas, como hormonas y antidepresivos, y la representación
de la sexualidad en los medios, como la pornografía y la cultura del
entretenimiento, creando nuevas formas de regular y moldear los
cuerpos. Preciado sostiene que, dentro de este marco, la vida, el género,
el placer y la salud se transforman en mercancías gestionadas
biopolíticamente. En lugar de reprimir, el poder impulsa el consumo
de tecnologías que controlan el cuerpo y el deseo.Véase: Preciado,
Paul. 2020. Testo yonqui. 4.a ed. España: ANAGRAMA.
22 «Testo Yonqui - Preciado, Paul B. - 978-84-339-6453-3 - Editorial
Anagrama». s. f. Editorial Anagrama. https://www.anagrama-ed.es/libro/argumentos/testo-yonqui/9788433964533/A_542.
23 Preciado, Testo yonqui. Contraportada.
24 Preciado, Testo yonqui, 286.
25 Preciado, Testo yonqui, 286.
26 Preciado, Testo yonqui, 269.
27 Preciado, Testo yonqui, 271-272.
28 Preciado, Testo yonqui, 273.
29 Preciado, Testo yonqui, 285.
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TRANSITAR EN EL SUR
30 Preciado, Testo yonqui, 287.
31 Preciado, Testo yonqui, 268.
32 El Tambo es un municipio colombiano ubicado en el departamento
de Nariño. El substantivo tambo —de donde se forma el topónimo
Tambo— viene del quechua tampu o tambu, que en español quiere
decir ‘hospicio, posada en el camino’. Se sitúa a 37 kilómetros de
San Juan de Pasto, la capital departamento. Véase: colaboradores de
Wikipedia. 2024a. «El Tambo (Nariño)». Wikipedia, la Enciclopedia
Libre. 21 de abril de 2024.
33 Horarios Misa. 2023. «Santuario de Jesús Nazareno - el Tambo
(Nariño) | Horarios de Misa». Los Horarios de Misa En Colombia.
8 de diciembre de 2023. https://horariomisa.co/narino/el-tambo/
santuario-de-jesus-nazareno/.
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