¡Convierta sus PDFs en revista en línea y aumente sus ingresos!
Optimice sus revistas en línea para SEO, use backlinks potentes y contenido multimedia para aumentar su visibilidad y ventas.
TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
retos de ser hombres trans en un pueblo nariñense y nuestra
labor pedagógica sobre personas trans en contextos sociales
tradicionales. Esta es nuestra historia: una travesía llena
de resistencia y solidaridad entre hombres trans que buscan
visibilizar sus experiencias y construir un futuro más inclusivo.
SANTIAGO E.: Mi nombre es Santiago Erazo, tengo 21
años y soy del departamento de Nariño, específicamente del
municipio de Taminango. Soy un chico trans y actualmente
estoy radicado aquí.
DANIEL: Santiago y yo nos conocimos en Facebook.
Esto es muy interesante porque empezamos a hablar sobre la
transición y lo que queríamos lograr con ella. Eso fue lo que
nos unió; no nos conocimos por otra razón. Santi, ¿tú crees que
la transición te ha traído amigos, situaciones o regalos?
SANTIAGO E.: La vida me ha traído amigos que se han
vuelto verdaderas bendiciones. Cuando conocí a Daniel Felipe,
yo era un chico que no sabía lo que quería. Él me enseñó qué
era la transición y, junto a su papá, me mostraron cómo llevarla
a cabo. Tú me enseñaste a transicionar, y realmente lo logré.
DANIEL: No sé cómo llegaste a mi contacto, ¿podrías
contarme más sobre eso?
SANTIAGO E.: Llegué a ti por medio de una chica que
conocí en Facebook. Era de apellido Figueroa y me mencionó
a un chico único en El Tambo que empezó su transición desde
muy pequeño. Recuerdo que me dijo que transicionó desde los
doce años. Así que te busqué en Facebook y, un día, me animé a
enviarte un mensaje. Era un chico muy confundido; en realidad,
nunca había escuchado o visto a un chico trans, pero sentía que
era yo encerrado.
Los contextos tradicionales y nuestra labor para hacer
pedagogía sobre experiencias de vidas trans
DANIEL: Santiago sigue aquí, enfrentándose como hombre
a la sociedad. Es un hombre muy trabajador. ¿Sientes que
tus amigos de tu edad han crecido de manera más pausada,
mientras que a ti te ha tocado crecer más rápido? Algo así como,
si quieres ser hombre, tienes que asumir esa responsabilidad
desde pequeño. ¿Lo sientes un poco de esa manera?
SANTIAGO E.: Sí, lo sentí de esa manera porque, quizás
aquí en mi pueblo, era algo nuevo. Fui el primer chico trans
en todo mi municipio y animé a otros chicos, educando a mis
amigos. Les enseñé a tratarme en el colegio, mientras yo
mismo aprendía sobre el tema. Hoy soy lo que quiero ser; soy
ese chico que estaba encerrado, que no salía y que se frustraba
por desconocer, por no haber tenido información sobre el tema
o por haber crecido en una infancia en la que no se hablaba de
ello. Siempre fue un tabú.
DANIEL: Desde tu infancia y adolescencia, ¿hacías críticas
a los hombres cisgénero? En tu construcción como hombre,
pensabas: «yo esto no lo quiero replicar, pero esto sí me parece».
SANTIAGO E.: Si soy sincero, siempre he estado rodeado
de hombres cisheterosexuales. Pero ellos me enseñaron cómo
quería ser. Cambié lo patanes que eran, pero aprendí todo
gracias a ellos. Aprendí a jugar fútbol, a jugar Play, y me crié
con ellos. La verdad, sentí una adaptación muy chévere, porque
en ese entonces mi físico estaba cambiando; la voz, entré en
plena pubertad. Entonces cambié y me adapté. Desde ahí, sentí
tranquilidad de que podía vivir. Me sentía muy cómodo, tuve
una adolescencia en calma y compañía.
En el colegio, estaba muy enamorado; creo que fue por lo
que más sufrí. Al principio, tuve una relación de crítica desde
110 111