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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
ideas de género que nos imponen.
Se dice que los hombres trans vivimos en medio del privilegio
de la masculinidad, pero la verdad es que esa masculinidad
puede ser cruel, especialmente con quienes nos reconocemos
como disidentes. Así que ahora soy un hombre trans, un
hombre, y, sin embargo, eso parece ser todo lo que hay en mí.
No puedo negar que pasé 17 años de mi vida como mujer; no
puedo desconocerlo. Hablar de esto hoy es el resultado de un
profundo proceso de reflexión sobre quién soy y qué quiero ser;
un proceso que me ha llevado a dejar de sufrir por lo que fui.
DANIEL: Esa dualidad que mencionas. ¿Crees que ser trans
acentúa esa dualidad en nosotros? ¿Podrías decir que todos los
seres humanos la experimentamos de alguna forma? Esto se
vuelve muy filosófico.
JERÓNIMO: Al comenzar mi transición, sentía que nunca
podría borrar a la persona que había sido. Valentina y Jerónimo
eran dos entidades separadas en mi mente. Cuando empecé mi
relación con Darla a los 21 años, descubrí que ella poseía una
habilidad especial para cuestionar los ideales de lo que se supone
que debemos ser como hombres y mujeres. En ese momento,
lidiaba con una disforia intensa y pensaba: “Debo caminar de
esta forma, comportarme así, ocultar mis gustos”. Sin embargo,
con Darla, la incomodidad se desvanecía.
No sé si alguna vez has estado en una relación con una
persona trans, pero es una experiencia extraordinaria. Ella
había atravesado situaciones similares a las mías, así que ya no
sentía la presión de cumplir con expectativas de género que
había experimentado en otras relaciones. Con Darla, podía ser
simplemente yo.
Hoy en día, me gustan muchas cosas consideradas femeninas,
y no me avergüenzo de ello. Por ejemplo, me encanta el lettering.
He llegado a la conclusión de que soy la misma persona; no
percibo a Valentina y a Jerónimo como individuos separados.
Para mí, es simplemente una transformación.
Recientemente, en una clase sobre género, me cuestioné
si, sin los roles de género tan marcados en la sociedad, las
personas trans existiríamos de la misma manera. No tengo una
respuesta clara. Antes, sostenía una postura firme contra lo
no binario, creyendo erróneamente que quienes se identifican
como no binarios no compartían nuestras luchas ni necesitaban
los mismos espacios que nos han costado tanto alcanzar.
JERÓNIMO: Las hormonas pueden parecer maravillosas
al principio, cuando comienzas a notar los cambios, pero
con el tiempo pueden afectar de muchas maneras. Los altos
estándares sociales que nos llevan a mutilar nuestros cuerpos
, e incluso a someternos a cirugías para combatir los efectos
negativos de la testosterona, junto con los cuestionamientos
hacia las experiencias de vida transmasculinas, representaron
grandes retos durante mi transición. Solía odiar a Valentina, a
la persona que fui antes, y eso me causaba un profundo dolor y
sufrimiento.
Hoy en día, pienso que no hay dos personas distintas en
mí. Valoro mi niñez y los 17 años que viví como Valentina.
No trato de ocultar, pelear o ignorar los roles que aprendí; los
integro en mi identidad. Vivo mi identidad de manera pacífica
y tranquila. Ya no me afectan los estereotipos o insultos que la
sociedad pueda dirigir hacia mi pareja.
Entiendo que, al asumir el rol masculino, esa niña que
creció y aún reside en mí puede parecer sepultada. Cuando
los profesionales de la salud mental nos dicen que debemos
reconciliarnos con nuestro niño interior, me pregunto cómo
hacen los hombres trans para reconciliarse con esa parte de sí
mismos. Hablar sobre la identidad de género en las infancias
trans es realmente complejo.
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