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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
ansiedad y la experiencia familiar de Santiago a través del amor
y la reconciliación. Además, exploramos los roles de género y
la cultura nariñense que marcan nuestra cotidianidad. Santiago
aporta su perspectiva como abogado, deportista y amante de la
lectura, enriqueciendo así nuestro diálogo sobre estas complejas
realidades.
DANIEL: Santiago me ha acompañado desde la distancia;
ha habido un lazo que ha permanecido a través del tiempo,
permitiéndonos compartir este espacio para hablar sobre algo
que nos une profundamente: nuestra experiencia de vida trans
masculina. Santiago, ¿qué relación crees que tenemos con
nuestro pueblo? Los dos venimos de un lugar muy pequeño.
SANTIAGO D.: Gracias por la invitación. Mi nombre es
Santiago, soy un amante del deporte; me encanta ir al gimnasio,
correr, hacer natación, todo lo que implique movimiento.
Estudié leyes y soy abogado desde hace dos años, apoyando a
las empresas en su parte contractual con los clientes. También
disfruto de la lectura y me caracterizo por ser una persona
tranquila y amigable.
FERNANDA: Gracias, Santiago. Es un honor estar aquí
en este espacio tan íntimo. Mi rol es asegurarme de que
este mensaje llegue a las personas que necesitan y quieren
escucharlo.
DANIEL: Quiero comenzar esta conversación desde el
punto de origen que nos vio nacer y crecer: El Tambo, Nariño.
Es un pueblo condicionado no solo por su geografía, sino
también por su cultura, tradición y la forma en la que nos
relacionamos familiarmente y con los amigos. Santiago, ¿qué te
llevó a decidir, a los 17 años, irte del pueblo, migrar y atravesar
el país hasta Bogotá?
SANTIAGO D.: Quería buscar mayores oportunidades
afuera, ya que en un municipio las posibilidades son mucho más
restringidas. Deseaba crecer a nivel académico y profesional,
explorar otros horizontes y un contexto diferente al que se
vive en un lugar pequeño, conservador y muy arraigado a su
tradición. Buscaba huir de la incomodidad y el rechazo. Bogotá
es una ciudad más abierta; cada persona vive en su propio
mundo, es más libre y ofrece la oportunidad de empezar de
cero. Quería conocerme más, explorar otras cosas, conocer
personas y otra cultura.
FERNANDA: Gracias, Santiago, por compartir esto. Me
gustaría preguntarte qué significó para ti llegar a Bogotá y
presentarte como Santiago.
SANTIAGO D.: Salí de El Tambo a los 17 años, y en ese
momento aún usaba mis nombres anteriores. Así ingresé
directamente a la universidad; me conocían por mi nombre
femenino. Muchos de mis amigos, compañeros de clase y
profesores me conocían así, y el cambio no fue como esperaba.
No era el entorno de El Tambo el problema exacto, sino cómo
me sentía al estar en ese contexto. Realmente, cursé el primer
semestre así.
Después, cuando recién cumplí 18 años, pasé por una crisis
bastante profunda de ansiedad que me hizo replantearme muchas
cosas en mi vida. Regresé a El Tambo para recomponerme
y cambié mi nombre. Luego volví a Bogotá y comencé el
segundo semestre, esta vez con mi nuevo nombre. Hice todo
el cambio en la universidad y me presenté directamente como
Santiago a mis nuevos compañeros. Aunque ya eran otros
compañeros, hice amistad con algunos del primer semestre,
quienes comprendieron el cambio sin problemas. No estoy
seguro de lo que se comentaba a mis espaldas, pero nunca lo
supe directamente.
DANIEL: Puedo empatizar con el desafío de ser cuestionado
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