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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
desintoxicado y preparado para enfrentar el camino que se le
había presentado. La mastectomía, en su esencia, se convirtió
en un logro personal, en una victoria tras una larga lucha con
la EPS.
Recuerdo los días interminables en los que mis padres se
enfrentaban a la burocracia, con una determinación que parecía
sobrepasar la normalidad. Lucharon con fervor, utilizando
mecanismos judiciales como la tutela y el desacato. A veces,
me imaginaba a mi padre en la sala de espera de alguna oficina
de nuestra EPS, con su mirada fija y serena, como si estuviera
esperando una respuesta del universo mismo. Y así, después
de luchar contra ese sistema, ganamos una batalla: ser operado
por uno de los mejores cirujanos del país, el mastólogo Gilberto
Benítez. Además, no solo se logró la intervención quirúrgica,
sino también la obtención de la testosterona, un acto de
reclamación de mi propia identidad.
Ese camino fue tedioso, lleno de momentos de incertidumbre
y ansiedad. Sin embargo, supe que no estaba solo en este viaje;
mis padres eran mi ancla, mi luz en medio de la tormenta. Pero
también sabía que no todos tienen la misma fortuna. Muchos se
enfrentan a estas pruebas desde la independencia de la adultez,
cargando con un peso que puede resultar abrumador, un peso
que a veces se siente como una sombra constante.
Así, mientras Esteban y yo compartimos en aquel café, con
la milhoja desmoronándose lentamente entre sus dedos, me di
cuenta de que cada elección, cada decisión en nuestras vidas,
puede llevar consigo un significado más profundo. La vida está
tejida de momentos aparentemente insignificantes que, al final,
revelan conexiones ocultas, emociones y la lucha constante por
entender quiénes somos realmente.
Relacionado con el alcohol—y lo menciono a modo de
nota, ya que es un tema que me atraviesa tanto personal como
familiarmente—tuve la oportunidad de desintoxicarme en mis
veintes, específicamente a los veintidós años. Recuerdo esos
días como una lucha constante, un combate entre mis deseos
y las sombras del pasado. Enfrenté las secuelas del alcohol:
la violencia que arrastraba, el descuido que se apoderaba de
mí y la vulnerabilidad que me hacía sentir expuesto y frágil.
Para finales de 2022, logré dejar de abusar del alcohol de
manera definitiva, un pequeño triunfo que resonaba con ecos
de liberación en mi interior.
No obstante, aún guardo el alcohol en ciertos momentos
sociales. A veces, su presencia se siente como una antigua
melodía que se resiste a desvanecerse. Sin embargo, ahora me
siento desintoxicado. He aprendido a elegir; puedo tomar tres
cervezas y detenerme, sin necesidad de un alto nivel de alcohol
para perderme en la bruma de la ebriedad. Conociendo mi
historia familiar de alcoholismo, estas son, de verdad, buenas
noticias para mí y para mi familia, que ha sufrido el peso del
alcoholismo en sus relaciones más cercanas.
En mi conversación con Esteban, empecé a explorar
mis sentimientos en torno a la mastectomía. Fue un viaje
introspectivo necesario, especialmente porque nadie te prepara
para las emociones que surgen tras una intervención tan
profunda. Por un lado, la felicidad de sentirme más cómodo, libre
y con una autoestima renovada. Pero por otro, el cansancio, el
desgaste mental y la depresión que siguieron a la cirugía. Era
como si un mar de emociones se agitara en mi interior, y cada
ola traía consigo recuerdos de inseguridad y miedo. Fue una
decisión difícil, una que pesaba como una losa sobre mi pecho.
Afortunadamente, conté con el apoyo incondicional de mis
padres, de mi familia cercana y de mi ex pareja, quienes me
ayudaron a enfrentar esas circunstancias. Hubo momentos en
que sentí la tristeza apretar mi corazón, como si el peso del
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