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TRANSITAR EN EL SUR
COLECTIVO ANDINXS
mundo se hubiera posado sobre mis hombros. Era un cuerpo
de diecinueve años enfrentándose a una decisión que cambiaría
mi vida para siempre. En ese instante, llegué al punto de no
retorno; asumí completamente las consecuencias de mi elección
sobre mi género.
Estaba feliz, pero a la vez experimentaba una confusión
profunda. Era como si, al alzarme sobre el estándar social
de lo masculino, me causara un malestar persistente, que me
perseguía constantemente. Esa confusión era la superficie de
mi desánimo, una lucha constante con las exigencias que, como
hombre transexual, enfrento para ser reconocido por lo que
soy. En esos momentos, la felicidad y la tristeza bailaban en
un delicado equilibrio, cada una reclamando su lugar en mi
corazón.
Cada día, al verme sin pecho, me acompaña una felicidad
que es agridulce. La cicatriz, un recordatorio de lo que no pude
permitirme vivir como mujer, o como un otro sujeto amado
por lo que es. De alguna forma, la cirugía se convierte en un
símbolo de resistencia, una victoria sobre el rechazo y la lucha
interna. Me recuerda el reto que ha sido convivir con mi cuerpo,
una travesía que me ha llevado a desafiar las expectativas de la
sociedad. Al decidir tomar el camino del tránsito, me acerco
un poco más a alcanzar mi rol, mi vida, mi hogar y mi carrera
soñados.
Son reflexiones que busco profundizar a través de estas
conversaciones, momentos compartidos que me permiten
desnudarlas de significado. He tenido la oportunidad de hablar
con mis amigos trans sobre estas experiencias . La cirugía de
afirmación de género es un proceso complejo, tanto física como
emocionalmente, que exige apoyo y aceptación. Pero al final,
este proceso permite a las personas trans alcanzar una mayor
comodidad y bienestar con su cuerpo y su identidad, un paso
hacia la libertad que tanto anhelamos. En cada cicatriz, en cada
decisión, hay una historia que contar, una lucha que celebrar.
El misterio de nuestra identidad: la cirugía, los cambios
físicos, nuestra red de apoyo y la amistad cis/trans
DANIEL: ¿Estás juicioso con el alcohol?
ESTEBAN: Sí, hace unos seis meses que no tomo trago.
Solo me he tomado una pola de vez en cuando. No recuerdo si
son seis u ocho meses. Estoy preparando todo para la cirugía.
DANIEL: ¡Eso son excelentes noticias! ¿Estás preparando
tu cuerpo?
ESTEBAN: La piel, todo, tomando vitaminas, colágeno y
esas cosas.
DANIEL: Qué buena nueva. ¿Para cuándo está programada?
ESTEBAN: Aún no tengo fecha. Solo tuve la consulta inicial.
Necesito ir a Psiquiatría porque se me embolató un reporte,
por ejemplo. Y, sobre todo, bajar de peso, que es algo que me
beneficiaría mucho para el resultado. En unos dos meses tengo
otra consulta; espero que me den fecha, o tal vez podría ser el
próximo año.
DANIEL: Siempre suelen cuadrar una fecha dependiendo
del trámite institucional. Eso siempre llega con sorpresa; de
repente es como, “señor…” -hago una pausa para reír -.
ESTEBAN: ¡Venga ya! -responde entre risas-.
DANIEL: Es un nuevo inicio, siento yo.
ESTEBAN: Sí, estoy tranquilo con la decisión, con todo,
con el proceso en general. Va bien, va bien.
DANIEL: Yo estaba muy enfocado en la cirugía, casi en
piloto automático. Después de la intervención, el primer
sentimiento fue como si me faltara algo, como si algo hubiera
cambiado radicalmente en mi vida. Sentí esa pérdida, como si
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